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Jesús es tu Camino

Señor Jesús, ahora que empezamos a estudiar esta clase que tú has inspirado para enseñarnos
como el gran Maestro que eres, te pedimos que nos llenes de tu sabiduría para entender las
palabras inspiradas del curso y con tu presencia en nosotros provoques la actitud correcta para
poner en práctica los conocimientos y disfrutemos de la relación perfecta en la que Jesús nos ha
puesto contigo y con el Espíritu Santo. Nos ponemos en tus manos en el nombre de Jesús,
empoderados por el Espíritu Santo, amén.

Recordemos esta semana la Escritura de Juan 15:5 que dice: "Yo soy la vid y ustedes son las ramas,
el que permanece unido a mí y yo unido a él da mucho fruto, pues sin mí no pueden ustedes hacer
nada" (DHH)

Por la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, todos nosotros hemos sido sumergidos en
una relación perfecta de amor, la relación que viven Papá, Jesús y el Espíritu Santo. Este es un
privilegio digno de agradarse y disfrutarse, sin embargo, dentro de nuestro corazón y nuestra
mente debe llevarse a cabo una transformación, la cual está siendo llevada a cabo por el Espíritu
Santo, quien sólo exige de nosotros que nos dejemos transformar sin oponer resistencia. Papá nos
ama tanto que no escatimó nada para que podamos disfrutar de su amor eterno y que cada día
podamos conocerlo más, empapados de la vida eterna.

Si queremos ser las ramas de la vida y permanecer unidos al tallo que es Jesús, debemos
despojarnos de todo orgullo y vanidad y de querer controlar nuestras vidas discerniendo el bien el
mal a nuestra manera. Si hemos de llamar a Jesús Señor, debemos ponernos a sus pies, en sus
manos, entregándole el control total de nuestras vidas y alimentarnos únicamente de su propio
alimento. No se nos olvide que las ramas se alimentan de la misma savia del tallo. Estamos seguros
que los frutos que produciremos en abundancia serán de lo mejor, porque son los frutos de
nuestro mismo Dios Trino: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza.

Para llegar a la meta necesitamos seguir una ruta, esta ruta es el Señor Jesús, nuestro Maestro.
Recordemos que él es el Camino y ese Camino debemos seguir. Nuestra guía es la Palabra de Dios,
la Biblia y el Espíritu Santo que nos dispone a aprender y transformar nuestras vidas. Debemos
dejarnos transformar en el amor pleno de nuestro Dios Trino siguiendo el patrón de la
organización AA, un día a la vez. A través de nuestro camino será un paso a la vez. Si estamos
dispuestos a ello, entonces pongámonos en las manos de quien nos ama hasta la eternidad.

Amoroso Padre, en este momento tú ves nuestras vidas y conoces nuestro corazón y nuestra
mente, te das cuenta también de que nuestra voluntad es ponernos en tus manos para que se
haga lo que Tú ya has decidido en tu corazón para nosotros, es que caminemos en Jesús seguros y
confiados de que al final llegaremos a la meta, porque no hay otro camino que el nuestro Señor.
Llénanos de tu gran amor y de tu sabiduría para caminar un paso a la vez en esta vida de amor
Trino, gozosos y confiados en el gran fruto que podemos dar y sentirnos realizados en tu
presencia. Por Jesús nuestro Salvador, transformados por el Espíritu Santo, amén.

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