Anda di halaman 1dari 10

Filosofía del Derecho y ciencias jurídicas

No hay interpretación abstracta de las normas jurídicas, sino en función con el estudio de las
realidades concretas a las cuales se aplican y en conexión con las valoraciones que inspiran el orden
jurídico positivo.

Luis Recasens Siches (N del E) nos trata la relación de ambos conceptos, destaca las operaciones o
tareas que realiza el jurista dentro de las ciencias jurídicas y observa que dichas operaciones son
importantes pero advierte que sus tareas son más complicadas. ¿Hay casos fáciles? Para Luis
Recasens Siches no parece haber caso fácil. Veamos como describe y analiza la labor del jurista.

1. Contraste de los temas de la filosofía del Derecho con los propios de la ciencia jurídica

La misión de la filosofía del Derecho consiste en examinar la validez de los postulados con los cuales
se desenvuelven las ciencias jurídicas.

Función que desempeña el jurista

¿Qué hace el jurista?

Pensemos en los asuntos a que está dedicado el jurista práctico (abogado, juez que tiene que enfocar
y resolver problemas concretos de convivencia y de colaboración que plantea la vida real en las
relaciones sociales) y el teórico (tratadista o el profesor de una rama del Derecho positivo, quien
trabaja con situaciones imaginarias, típicas, que supone que puedan presentarse en algún momento).

a. El jurista indaga la norma o regla de Derecho vigente aplicable al caso que se le presenta (pedazo
de vida social), una vez la halla debe entenderla e interpretarla

Como la norma no está suelta o inconexa, sino integrada con otras formando una institución (v. gr.,
la hipoteca, el hábeas corpus, etc.), entonces:

b. El jurista debe articular la norma con otra serie de preceptos, es decir, construir la institución.

Ahí no acaba, la institución no está aislada, como por ejemplo la sucesión intestada se halla ligada a
otras instituciones del Derecho de familia y del Derecho fiscal o tributario, concernientes a la
transmisión de bienes, entonces:

c. El jurista debe proceder a la sistematización de todos los componentes del ordenamiento jurídico
en vigor.

Tómese en cuenta que esas funciones no son una independiente de las otras, sino que están en
recíproca solidaridad. Por ejemplo, la función de hallar la norma se realiza en función de la
interpretación de otras normas como las que señalan las fuentes y competencias jurídicas.Tampoco
termina ahí, entonces:

d. El jurista debe, además, zanjar las contradicciones que se den, a veces entre dos o más preceptos
que tienen la pretensión de estar igualmente en vigor; llenar las lagunas, suplir los vacíos que
encuentre en el conjunto de las normas formuladas. Esta tarea la lleva a cabo mediante su método
de interpretación, construcción y sistematización.
Esta tarea se debe a que las leyes y códigos albergan contradicciones a pesar de la destreza técnica
que sirvieron para su elaboración y el jurista debe zanjarlas, eliminarlas. No sólo albergan
contradicciones, también presentan lagunas, vacíos. Entonces:e. El jurista “debe hallar la norma
inexpresada para resolver esos casos no previstos en las normas formuladas antes”.

f. Finalmente, la tarea del jurista requiere una constante reelaboración a medida que transcurre el
tiempo, por causa de los cambios que se verifican en la realidad social” (Recasens Siches, Luis:
3:1970). Esto es, la máquina legislativa se para, pero la jurisprudencia se mueve al compás de la vida.
La norma puede que no cambie, pero las situaciones a las que ésta se debe aplicar sí; entonces, que
el jurista deberá extraer nuevos sentidos y consecuencias inéditas de la misma norma.

Complicación de las tareas del jurista

Después de haber conocido la tarea del jurista, ¿podemos decir que hay casos fáciles? ¿Puede haber
un caso que no esté sometido a una parte o todo aquel procedimiento planteado por Luis Recasens
Sichés?

Las operaciones del jurista son más complicadas de lo que a primera vista puede parecer,
especialmente por los vínculos recíprocos de solidaridad entre las operaciones mencionadas.

La tarea de hallar la norma se complica con la obligación de percatarse de su sentido y alcance del
caso al cual es aplicable y más complicada aún es la indagación de la norma “en función de los
efectos o consecuencias que la aplicación de la norma haya de producir” (Recasens: 3:1970), los
cuales están conectados con la finalidad de la norma y que sus creadores consideran justos,
convenientes al bienestar general, promotores del orden, de la paz y de la seguridad.

Lo complicado aquí es lo más interesante y consiste en que el jurista “no debe pensar su caso ‘in
abstracto’ y lanzarse después a la búsqueda de la norma aplicable a dicho caso”. Así que el jurista
debe inspirar la indagatoria de la norma en el fin o fines de la misma.

Interpretación de la norma, operación nada simple

La interpretación no es esclarecer el sentido de la norma y/o entenderla, es más que esto, es un


enjambre de operaciones mentales recíprocas entrelazadas de modo solidario o inescindible.

No hay interpretación abstracta de las normas jurídicas, sino en función con el estudio de las
realidades concretas a las cuales se aplican y en conexión con las valoraciones que inspiran el orden
jurídico positivo.

La interpretación no empieza con el examen de la norma, sino con la averiguación de cuál sea la
norma aplicable al caso planteado y, en este proceso, el jurista debe manejar las valoraciones
inherentes como se ha dicho.

Indivisibilidad de la interpretación

Las normas jurídicas “no constituyen productos listos para operar directamente de un modo
automático sobre las realidades sociales”, razón por la cual para “operar sobre la vida necesitan
indispensablemente ser interpretadas” y esta “interpretación abarca una serie de actos mentales
cuyo conjunto forma una figura, la cual, aunque muy complicada, constituye una totalidad, un
sentido indivisible” (Recasens: 4:1970).

Diferencia entre la función del jurista y las funciones del filósofo del Derecho

Para destacar esas diferencias, vamos a poner de manifiesto los ingredientes con los cuales trabaja el
jurista y el modo y alcance con que los maneja.

Ingredientes con los cuales trabaja

a. Las realidades humanas sociales a cuya regulación normativa se refiere el Derecho;

b. Las normas vigentes, por ejemplo, las leyes, los reglamentos, las costumbres, las sentencias de los
tribunales, las resoluciones administrativas, las cláusulas de los negocios jurídicos, las cuales obtiene
de las fuentes del ordenamiento en vigor;

c. Una serie de conceptos formales, generales, básicos, verbigracia: las nociones de precepto jurídico,
derecho subjetivo (facultad, pretensión), deber jurídico, relación jurídica, persona, objeto, supuesto,
consecuencia, etc.; concepto que aplica para la captación y la organización de las normas del
Derecho positivo.

Las realidades humanas sociales

No son meros hechos, son hechos que han sido contemplados por el orden jurídico en vigor, por las
normas de éste.

Las normas vigentes

El jurista las recibe de un modo dogmático, no puede evadirse, las debe acatar. “El Derecho positivo,
que es un medio para realizar la justicia reclama esencialmente el monopolio de declarar y aplicar lo
que él entiende por justicia” (Recasens: 5:1970).

Las posibilidades que las ciencias jurídicas procesales otorgan a los ciudadanos de poder atacar una
ley, reglamento, decreto o resolución cuando es contraria a la constitución, hacen posible que no
siempre estemos encerrados en las normas vigentes sin que debamos cuestionarlas.

¿Podemos hacer lo mismo con la Constitución? También podemos hacer lo mismo a través de otro
procedimiento especial que las constituciones suelen prever.

La función del legislador consiste en formular las normas generales después de interpretar qué es lo
que la justicia exige con respecto a ciertos tipos de problemas y de situaciones sociales, mientras el
jurista las aplica en el orden jurídico positivo.

La aplicación de la norma jurídica no es mecánica, comprende una serie de juicios de valor


recíprocamente encadenados entre sí, mediante los cuales el jurista conjuga los principios de las
normas generales con el sentido particular de los casos concreto.

Las normas generales de la legalidad positiva constituyen la expresión de las valoraciones


establecidas por el legislador y no son todas las valoraciones, sino una parte, hay otras
complementarias no contenidas en la ley que son de diversos tipos. Un tipo de valoración son los
criterios axiológicos contenidos en las convicciones que de hecho predominan y actúan
efectivamente en la colectividad, en una determinada situación histórica.

Otro tipo son los conceptos que la ley maneja, pero que no los define (v. gr., suma para la rendición
de cuentas, de colmena de abejas, de electricidad, etc.), los cuales son delimitados por las ciencias
que los tratan. Una valoración más es la que hace el juez por sí mismo cuando no existe una
convicción colectiva congruente.

Las valoraciones o juicios de valor de que está empapada la interpretación y la estructura de finalidad
de la norma (valoración positiva) están regidas por una lógica especial que juega un papel decisivo en
la interpretación (Recasens: 7:1970).

Hasta aquí conseguimos demostrar la siguiente afirmación: la labor de interpretación que realiza el
jurista (abogado o juez) contiene juicios de valor, estimaciones, y que, por lo tanto, el jurista está en
tratos con las exigencias de la justicia, si bien sólo a través de las mallas del Derecho positivo, y con
las restricciones que este le imponga.

2. Diferencia entre la tarea del jurista en sentido estricto y la función de orientar la legislación y la
reforma del derecho positivo

Estrictamente como jurista, éste debe acomodar el resultado de su tarea a las exigencias de la
justicia comprendida en las valoraciones del legislador, en tanto que al jurista no le es lícito sustituir
la norma vigente por un criterio suyo personal, “siempre se halla infranqueablemente restringido por
los límites clara y taxativamente establecidos por las normas positivas”.

El jurista es algo más que jurista, y no es estrictamente jurista, cuando se plantea la crítica de las
normas vigentes y medita sobre las directrices para su reelaboración progresiva, aquí es un
orientador de la legislación futura y es el más indicado para esta tarea. Aquí su labor crítica y
orientadora se basa en otros puntos de vista, a saber: en puntos de vista propiamente filosóficos.

3. ¿Por qué debemos filosofar?

¿La filosofía es necesaria a los juristas?

La época anterior a los presocráticos, e incluso en la previa a Sócrates, no había Filosofía del Derecho.
También en la segunda mitad del siglo XIX había desaparecido, desterrada en la mayor parte de los
estudios jurídicos.

Motivos que indujeron la meditación de la Filosofía del Derecho

Los tipos de gente que actuó en la restauración y renovación fueron: a) Algunos científicos del
Derecho; b) Algunos juristas prácticos y c) Casi todos los grandes filósofos.

Científicos y prácticos del Derecho

Éstos contribuyeron en el siglo XIX y sobre todo en el XX al renacimiento de la Filosofía del Derecho,
después del eclipse que sufrió en los tres primeros decenios de la segunda mitad del siglo XIX, por
obra del positivismo y también del materialismo y del evolucionismo.
El tipo de necesidades mentales y prácticas que los motivaron, son las dos limitaciones que sufre la
ciencia jurídica: 1) Ésta no puede por sí misma explicar ni su supuestos básicos sobre los cuales ella se
asienta y 2) No puede aclarar tampoco las ideas de valor que dan sentido al Derecho (Recasens:
11:1970).

Tales limitaciones fueron advertidas por ellos: la ciencia jurídica no es por sí sola capaz de explicar los
cimientos que están más acá de ella, ni tampoco las ideas que están más allá de ella, que son
precisamente las que le dan sentido.

La profesión jurídica –del jurista práctico y del teórico– se apoya en supuestos generales que son
previos a su labor, la funda y la posibilita.

Por su parte, los preceptos del Derecho positivo son estudiados por el jurista, hay quienes se dedican
al derecho penal, laboral, etc., es un conocimiento fragmentado. Cada área tiene un objeto
seccionado por abstracción del resto de las cosas.

Pues, ese Derecho positivo es dependiente de aquellos supuestos. Entre estos figura, en primer
lugar, el concepto universal del Derecho, su esencia común a todas sus ramas.

La filosofía y no la ciencia jurídica –en sentido estricto– es la facultad para esclarecer ese concepto
universal, sin límites de lugar ni de tiempo, es decir, da una definición para todos los derechos,
ramas, especificaciones históricas (Recasens: 11:1970).

Hay otra serie de nociones, supuestos fundamentales de toda ciencia del Derecho. Tales son Derecho
subjetivo, deber jurídico, persona, objeto, relación jurídica, supuesto jurídico, consecuencia jurídica.
Si queremos conocer la estructura esencial de toda norma jurídica debemos estudiar esa serie de
nociones que no son exclusivas de determinados ordenamientos, sino enteramente comunes a todos
ellos. Otra cosa que podemos decir es que esas nociones son conceptos puros, ajenos a la
experiencia, necesarios en toda realidad jurídica histórica o posible, condicionantes de todo
pensamiento jurídico.

Ya sabemos que la aclaración suficiente y rigurosa de esas nociones no es tarea de las ciencias
jurídicas particulares (del Derecho Constitucional, del civil, del mercantil, del administrativo, del
procesal, etcétera). Esas nociones son el entresijo de toda realidad jurídica, más importante aún es
que constituyen los instrumentos necesarios de todo conocimiento científico sobre el Derecho.

Una penuria de las ciencias jurídicas es que no pueden explicar dichos conceptos sobre los cuales se
basan y se edifican. La limitación de la que hablamos es común a todas las ciencias particulares, y no
exclusiva de la disciplina jurídica. Todo conocimiento científico particular es fatalmente limitado,
dependiente y fragmentario.

4. El papel del pensamiento jurídico en el progreso del Derecho

Otras razones hay que han estimulado a los juristas a reflexionar filosóficamente sobre lo jurídico, las
cuales coinciden con aquellas que determinaron el nacimiento y el desarrollo del Derecho.

Mediante el derecho las personas tratan de conseguir una situación justa de certeza y de seguridad,
o bien, de orden y de paz en sus relaciones sociales o, por el contrario, que descarte sus caprichos y
la irrupción fortuita de la fuerza
Las personas que se preocupan por una situación así se formulan filosóficamente la pregunta de
cómo se puede conseguir mejor un orden social firme, seguro, estable y a la vez justo.

Precisamente, aquella pregunta implica el planteamiento de los temas principales de la Filosofía del
Derecho, especialmente de la estimativa.

Suscita dicha preocupación –la de conseguir un orden social firme, seguro, estable y justo– el peligro
que se corre por la promoción de cambios en la ordenación jurídica por efecto del desarrollo y la
transformación de las circunstancias históricas y de las estructuras sociales.

Las meditaciones filosóficas ejercieron un poderoso influjo directamente sobre la formación de las
leyes y sobre la práctica de los tribunales.

Hay tres ejemplos sobre esa influencia: 1) la labor de los jurisconsultos en la formación y el
desenvolvimiento del Derecho romano, su función interpretativa se inspiraba en la idea del Derecho
natural y la ratio legis. 2) la influencia del Derecho natural en el Derecho positivo (XVIII) y la
estimulación del Derecho natural en la codificación (XIX); 3) Las diferentes doctrinas de filosofía
social y política del siglo XIX y también del XX contribuyeron a la reforma del Derecho positivo.

La escuela de la judicatura y la tarea de los jueces

Según la escuela de la judicatura, la estructuración de la sentencia se realiza a través de cinco planos:


axiológico, regulatorio, fáctico, lingüístico y lógico. Estos cinco planos destacan la idea de que el
entendimiento humano procede en forma lenta y gradual. En mi opinión, los planos axiológicos y
lógico comprenden a los demás.

Entendemos que cuando son mencionados los otros tres es para fortalecer el deber de los jueces de
asegurar la inevitable función de cuidar los hechos, la ley y las expresiones del lenguaje. ¿Por qué
estos tres están dentro de los otros dos? La lógica formal se vale de formas simples que son el
concepto, el juicio y el razonamiento. El plano fáctico será comprendido a través de conceptos,
algunos corresponderán a los conceptos jurídicos que es la ley y cuando el jurista expresa los hechos
lo hace a través del lenguaje.

La filosofía y la Constitución

Una inquietud que no puede realizarse con los sentidos y cuya respuesta requiere un procedimiento
no sólo científico, sino también filosófico, es ésta: ¿se puede realizar dentro de un sistema capitalista
el equilibrio ecológico y los demás principios? ¿Cuál es el equilibrio y jerarquía que debe haber entre
los principios señalados por la Constitución? ¿La libertad de empresa está por encima del equilibrio
ecológico?

Link:

http://www.la-razon.com/la_gaceta_juridica/Filosofia-Derecho-ciencias-
juridicas_0_1840616002.html
Filosofía del Derecho y ciencias jurídicas fáctico-sistemáticas

La Filosofía del Derecho se diferencia de los demás saberes jurídico-sistemáticos por su peculiar
enfoque (perspectiva), y no por su objeto. Con respecto a todos esos saberes, se halla en una
relación de complementariedad- superación: complementariedad, porque se complementan
recíprocamente; y superación, porque el enfoque filosófico no se asimila al científico, sino que lo
trasciende críticamente.

Filosofía del Derecho y ciencias jurídicas fáctico-sistemáticas

Bajo este denominador común se engloban cuatro ciencias, la Sociología, la Historia, la Antropología
y la Psicología jurídicas. En sus enfoques, sustancialmente diferentes, encontramos una nota común:
todas ellas se enfrentan a su objeto, los fenómenos jurídicos, desde una perspectiva fáctica
(estudiándolos como hechos y no como normas). Sin embargo, sólo las dos primeras han alcanzado
un desarrollo suficiente en sus elaboraciones teóricas como para poder equiparar su papel con el de
las ciencias dogmáticas.

Caracterización

En estas ciencias prima el elemento fáctico sobre el jurídico, pues el objeto de las mismas son
siempre fenómenos, datos, hechos (sociológicos, históricos, psicológicos, antropológicos). Son
ciencias jurídicas porque acotan, dentro de sus campos respectivos, aquellos fenómenos que se
refieren específicamente a normas jurídicas. Por tanto, se trata de estudios sectoriales. Estos
fenómenos se estudian de una forma no intrajurídica (no dogmática). El investigador que se enfrenta
a los fenómenos jurídicos analizándolos desde cualquiera de estas cuatro perspectivas, no actúa
desde un punto de vista interior al sistema jurídico, pues las normas no son estudiadas por él como
mandatos imperativos vigentes.

Relación con la Filosofía del Derecho

Estas ciencias se hallan con la Filosofía del Derecho en una relación de complementariedad-
superación.

A) COMPLEMENTARIEDAD: la Filosofía del derecho debe ser complementada con el saber que nos
proporciona este tipo de ciencias. Una Filosofía del Derecho que quiera constituirse como algo más
que una reflexión cerrada sobre sí misma, debe considerar perspectivas como las representadas por
las citadas ciencias; perspectivas en sí no filosóficas, pero sí susceptibles de reflexión filosófica. Un
ejemplo de utilidad práctica, es la utilización de la Sociología Jurídica en los estudios que tienden a
mejorar el funcionamiento de las instituciones, o a calibrar el rechazo social hacia ciertas normas.
Pero es su utilidad teórica la que nos importa y ésta viene dada por su relación de
complementariedad con la Filosofía del Derecho. Así, por ejemplo, la Sociología Jurídica puede
proporcionar reflexiones sobre lo jurídico en su relación con el marco de lo social y sobre los valores
jurídicos vigentes en la sociedad en un momento determinado.

Igualmente, los estudios históricos sobre sistemas jurídicos (o prejurídicos) y las investigaciones
antropológicas sobre el “pensamiento salvaje” y sus formas simbólicas pueden constituir un punto
de referencia valioso para elaborar el concepto universal de Derecho que busca la Teoría
Fundamental del Derecho. Existen perspectivas filosófico-jurídicas B) SUPERACIÓN: La perspectiva
filosófica del Derecho debe ir más allá de la meramente fáctica, esto es, de la explicación de hechos
de cualquier tipo. La pretensión de conseguir una explicación global, característica de la Filosofía
Jurídica, es ajena a las proporcionadas por las ciencias jurídicas fáctico-sistemáticas, que trabajan
sobre materiales ya dados sin poder trascenderlos. Resulta absurdo imaginar a un sociólogo del
Derecho tratando de buscar un concepto universal de Derecho, o las notas esenciales del Derecho
Justo. Si el científico del Derecho que las desarrolla, da ese paso, trasciende su condición de
historiador, sociólogo, etc.… , para actuar como un filósofo del Derecho preocupado por los temas
históricos, sociológicos, etc. Esto es posible y lícito; de hecho, una parte considerable de la filosofía
jurídica está hecha o sugerida por historiadores y sociólogos del Derecho.

Estas ciencias sólo comparten con la Filosofía del Derecho su superación de la perspectiva dogmática,
siendo su propósito y alcance muy distintos.

Filosofía del Derecho y ciencias jurídicas dogmático-sistemáticas

Estas ciencias se refieren al sistema jurídico desde una perspectiva interna. Su objeto son las normas
jurídicas, el Derecho positivo. Se denominan “dogmáticas” porque el jurista que estudia las normas
jurídicas de un determinado sistema (p. ej., el profesor de Derecho Penal), o el operador jurídico que
trabaja con ellas (p. ej., el juez), lo hacen siendo conscientes de su carácter de mandatos imperativos
vigentes. Su punto de vista es intrasistemático. En este sentido se habla de dogmática: las normas
vigentes son para el operador jurídico un dogma. Los operadores sujetos al punto de vista dogmático
trabajan con materiales dados (las normas jurídicas), sin poder trascenderlos, y así:

No enfocan las normas desde el punto de vista de lo que deberían ser (como el filósofo del Derecho),
sino de lo que son.

Tampoco estudian los cuerpos normativos que fueron Derecho vigente y hoy ya no lo son (como el
historiador del Derecho).

Su tarea se diferencia de la del sociólogo del Derecho, pues aunque ambos estudian el Derecho
vigente, el sociólogo contempla ante todo la realidad social subyacente a las normas, mientras que el
jurista dogmático atiende sobre todo al contenido de éstas, su inserción en el sistema jurídico y su
condición de instrumento para resolver problemas.

Bajo el término dogmático, se engloban las disciplinas en las que se diversifica el Derecho: Civil,
Mercantil, Constitucional, Administrativo… Aún así, es posible buscar estructuras comunes a los
distintos ámbitos, que permiten englobarlos en un sistema: conceptos contenidos en las normas,
relaciones de coordinación y subordinación… En este camino hacia la abstracción (mediante la
comparación entre sistemas y ramas del Derecho), dichas estructuras comunes se desvinculan de las
normas concretas que las “encadenan” a un ordenamiento jurídico determinado (criterio territorial)
y a una rama del Derecho (criterio funcional). El resultado es la Teoría General del Derecho, que
representa la máxima abstracción en el campo de las ciencias dogmático-sistemáticas y es la
culminación de la perspectiva dogmática.

La relación de estas ciencias con la Filosofía del Derecho viene dada, sobre todo, en el nivel
representado por la Teoría General. Unas y otras comparten su objeto: el Derecho, aunque lo
enfocan de manera muy diferente. La Filosofía del Derecho opera con categorías jurídicas
universalmente válidas; por el contrario, el dogmático, cuya finalidad es esencialmente práctica,
opera con categorías sectoriales (parte general del Derecho civil, del Derecho penal, etc.) o
regionales (Teoría General del Derecho continental, o del anglosajón), o con categorías obtenidas
mediante el “cruce” de las anteriores.

La Filosofía del Derecho no se distingue de las ciencias dogmático-sistemáticas únicamente por su


mayor abstracción. Por ejemplo, no es competencia de la Teoría General del Derecho el problema del
Derecho Justo. ¿Quiere esto decir que existe un objeto específico de la Filosofía del Derecho, frente
al de las ciencias jurídicas dogmático- sistemáticas? No, pues siguiendo el ejemplo, la Justicia no es
un objeto, sino una categoría filosófica y filosófico- jurídica. No es algo “distinto” del ordenamiento
jurídico, sino algo que se predica de él; pues todos los ordenamientos la contienen en mayor o
menor medida. Pero los conceptos jurídico-dogmáticos no bastan para configurar y estructurar el
discurso sobre la Justicia, porque ésta es un valor y el punto de vista dogmático presupone la no
discusión global sobre los valores consagrados por el ordenamiento jurídico. Los conceptos de la
Teoría General del Derecho son tan “dogmáticos” como las normas positivas de las que proceden, y
el discurso sobre la Justicia, como el discurso de los valores en general no es un discurso dogmático.

Ello no impide que la relación entre Filosofía del Derecho y ciencias jurídicas dogmático-sistemáticas
sea privilegiada. El Derecho consiste fundamentalmente en normas; aunque no exclusivamente. Por
ello, podemos aplicar aquí el esquema complementariedad-superación:

A) COMPLEMENTARIEDAD: porque el punto de vista dogmático es el que mayor cantidad de


materiales puede aportar para el filósofo del Derecho, por su inseparable y necesaria conexión con el
ordenamiento jurídico vigente. La Filosofía del Derecho no es una ciencia jurídica, pero no puede
concebirse sin la aportación de las ciencias jurídicas dogmáticas. Es imprescindible comprender el
sistema jurídico para evitar una “Filosofía del Derecho sin Derecho”.

Filosofía del Derecho y ciencias jurídicas lógico-sistemáticas

La Lógica utiliza un lenguaje formalizado de términos con significado unívoco, cuyo objetivo es fijar
las reglas del uso correcto del lenguaje. Se habla a veces de un Lógica Jurídica (aunque algunos lo
discuten), y ello porque halla numerosas aplicaciones a la tarea de los operadores jurídicos (ej. el
problema de las antonimias –conflictos entre normas coexistentes- o de la plenitud del
ordenamiento, o el uso de la analogía por los jueces… ). Por lo tanto, la Lógica tiene una importancia
decisiva en la interpretación de las normas y en la integración del sistema jurídico. Esta doble vía de
aplicación al área jurídica configura dos campos de estudios específicos: el metodológico, que se
ocupa de la búsqueda del método de interpretación más adecuado, y el lógico-sistemático, que
utiliza la Lógica deóntica: es aquí donde se puede hablar de una Lógica específicamente jurídica. La
lógica tiene, en definitiva, relación con la Filosofía del Derecho.

Conceptos como “sistema jurídico”, de gran importancia en la Filosofía del Derecho, no son
exclusivamente lógicos, pero resultan difíciles de comprender sin la ayuda de la Lógica. Asimismo, la
Metodología (disciplina filosófico-jurídica) no puede concebirse sin el concurso de su aparato lógico.

Link:

http://derecho.isipedia.com/cuarto/filosofia-del-derecho/licenciatura/21-filosofia-del-derecho-y-
ciencias-juridicas-factico-sistematicas
DIFERENCIAS ENTRE LA FILOSOFIA DEL DERECHO Y LA TEORIA GENERAL DEL DERECHO

La ruptura entre estos dos temas, considero que comenzó en el siglo XX entre los años de 1912 y
1926 cuando los estudiosos del derecho comienzan aplicar los primeros libros con la expresión de
“TEORÍA DEL DERECHO”, pero debemos de tener en consideración, que los juristas de aquel entonces
no tenían intención alguna de separarlas, pero Kelsen en 1926, crea la revista internacional de la
teoría del derecho y uno de sus objetivos era la de oponerse a la filosofía del derecho, donde la
primera edición de la teoría pura del derecho de Kelsen lleva el subtítulo de “introducción a la ciencia
del derecho”, a continuación mencionaremos las diferencias entre la filosofía del derecho y la teoría
general de derecho planteadas por diferentes juristas, y son:

Link:

https://es.scribd.com/document/290890906/Diferencia-Entre-La-Filosofia-Del-Derecho-y-La-Teoria-
General-Del-Derecho

Anda mungkin juga menyukai