Esta norma señalaba también que el dueño o responsable del proyecto debería
elaborar previamente el dema, con una evaluación de los factores de deterioro
ambiental que se pudieran presentar. Esto significaba que no se realizaba una
evaluación ambiental previa, ni valoración de los posibles impactos del proyecto
por parte de la autoridad ambiental. De esta forma, como lo planteó el mismo
Consejo de Estado al declarar su nulidad, se estaba violando tanto la Constitución
Política de Colombia como la Ley 99 de 199310. Según la Contraloría General de
la República “es evidente y preciso indicar que, durante la vigencia de los decretos
mencionados, una importante cantidad de proyectos y actividades obtuvieron la
licencia ambiental, con solo el registro de los planes de manejo ante las
autoridades ambientales competentes y sin que tuvieran un proceso objetivo
riguroso de evaluación y licenciamiento. Sobre esta base, es evidente la falta de
una política de Estado frente al licenciamiento ambiental, reflejada en el hecho de
que la normatividad expedida carece de la realización de estudios técnicos
rigurosos que analicen, evalúen y justifiquen las modificaciones y los ajustes
realizados en cada decreto y cada resolución expedida”.
BIBLIOGRAFIA
http://library.fes.de/pdf-files/bueros/kolumbien/08360.pdf