RESUMEN
A diferencia de las nulidades del acto jurídico tratadas en el Código Civil, en las
que el acto nulo no puede ser validado mediante su confirmación, las nulidades
procesales son actos viciados que pueden ser subsanados mediante su
convalidación, expresa o tácita. No obstante, hay autores que consideran que
ciertos actos procesales son absolutamente nulos y no pueden ser convalidados,
por lo que deben ser anulados por el juez ex officio, posición con la que no
convengo totalmente.
ABSTRACT
Unlike the nullities of the legal act dealt with in the Civil Code, in which the null
act can not be validated by its confirmation, the procedural nullities are flawed
acts that can be corrected through their validation, express or implied. However,
there are authors who consider that certain procedural acts are absolutely null
and can not be validated, so they must be annulled by the judge ex officio, a
position with which I do not fully agree.
Al revés de lo que indica el título voy a empezar por referirme a las nulidades del
Código Civil que, como es sabido, tornan en ineficaz el acto jurídico viciado de
nulidad; estos actos así viciados son actos ineficaces en sentido restringido (son
actos inválidos), puesto que existen dos tipos o categorías de ineficacia total del
acto jurídico: uno de ineficacia estructural (que abarca los conceptos de nulidad
y anulabilidad y que invalidan el acto por completo, aunque con distintos efectos)
por un lado, y otro de ineficacia funcional (que abarca los conceptos de
rescisión y resolución del acto y hacen cesar los efectos que éste venía
produciendo). Existen también los actos llamados “inoponibles, o relativamente
ineficaces, porque siendo eficaces para una generalidad de sujetos, no lo son
respecto de alguno o algunos.
2. 1 A diferencia de las nulidades del acto jurídico, que invalidan el acto por la
existencia de defectos estructurales al tiempo de su creación, y que en el caso
de los actos nulos los hace inconfirmables (el equivalente a insubsanables), las
nulidades procesales cumplen una finalidad diferente, pues no existe nulidad
procesal que no pueda ser subsanada, a pesar de lo que establece el CPC en la
parte final del art. 176 que dice: “…los Jueces solo declararán de oficio las
nulidades insubsanables mediante resolución motivada, reponiendo el proceso
al estado que corresponda”. Este es un error de concepto grave, pues pretende
establecer la existencia de actos procesales insubsanables, cuando por
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definición toda nulidad de orden procesal es subsanable; la prueba está en la
misma redacción del artículo, según la cual el juez anula los actos viciados y
repone la causa al estado anterior; luego, los actos viciados se renuevan y la
causa prosigue libre de vicios. Hay una confusión entre lo que es la convalidación
del acto procesal viciado y lo que es la nulidad insubsanable, porque si bien hay
actos procesales que no pueden convalidarse, eso no significa que haya
nulidades insubsanables sino solo actos procesales no convalidables, que es
cosa muy distinta.
2. 2 Al tratar sobre la nulidad del acto jurídico, dije que un acto jurídico inválido
(sea nulo o simplemente anulable) es aquél que tiene un defecto en su estructura
desde el momento mismo de su formación, y ese defecto viene siempre señalado
por la ley, de manera tal que todos los casos de ineficacia estructural provienen
de previsiones legales (por el “principio de legalidad”: pas de nullité sans loi): la
invalidez no puede ser jamás consecuencia de la voluntad de las partes del
negocio jurídico (ni aún en el caso en que la inobservancia de la formalidad
pactada por las partes sea causal de nulidad del acto, pues la sanción viene de
la ley).
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A diferencia de las nulidades del acto jurídico, gobernadas por el principio de
legalidad según el cual no hay nulidad sin ley, lo que hace imposible que existan
otras nulidades que las que la ley señala, las nulidades procesales nacen de la
ocurrencia de un vicio de actividad que afecta al acto procesal al punto que lo
hace anulable, ya sea que se trate de actos procesales no contenidos en
resoluciones o de actos contenidos en resoluciones. A las nulidades procesales
no las informa el principio el principio “pas de nullité sans loi” sino el principio
“pas de nullité sans grief”, esto es, no hay nulidad sin agravio. No obstante lo que
acabo de señalar, el art. 171 del CPC parece acoger el principio que no hay
nulidad sin ley o texto legal que lo declare (“pas de nullité sans texte”), como
cuando dice que “La nulidad se sanciona sólo por causa establecida en la ley.
Sin embargo, puede declararse cuando el ato procesal careciera de los requisitos
indispensables para la obtención de su finalidad”. Es en esta última oración
donde queda claro que al margen de los casos en que la ley establece cuando
un acto procesal es nulo, hay muchos otros casos en que la nulidad no nace de
la ley, cosa que es impensable en las nulidades del acto jurídico reguladas por
el Código Civil.
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“…la defensa que no pudo realizar como consecuencia del acto procesal
cuestionado” como también establece el mismo artículo.
Como una suerte de escudo, el acto procesal está protegido por ciertas reglas
de interpretación, mal llamados principios, que se resumen en dos reglas. La
primera es la de “conservación del acto”, según la cual en caso de duda debe
mantenerse la validez del acto procesal, porque se tiende a dar continuidad al
proceso y no a impedir su avance. Así el acto procesal, como ya señalamos
arriba, será válido aun siendo irregular o defectuoso, si ha logrado el fin al que
estaba destinado.
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lo que fuera, le concede el recurso con efecto suspensivo, cuando tal efecto solo
está previsto en ese tipo de proceso cuando ha mediado contradicción, conforme
al art. 691; en esta situación ¿debe el abogado del recurrente hacerle ver al juez
su error o dejarlo pasar, ya que esto último es lo que más conviene a su
patrocinado? ¿Falta a su deber de probidad por no hacerlo? Téngase en cuenta
que el abogado, a diferencia del juez, que tiene el deber de ser imparcial, está
parcializado con su cliente, de manera que exigirle eso es hacerle faltar a su
deber de lealtad para con aquél. En fin, el tema da para mucho más, pero la
digresión ya fue suficiente.
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3. 1 La convalidación puede ser expresa o tácita; en ambos supuestos es el
elemento que sanea los actos procesales afectados por un vicio de nulidad. La
convalidación tácita puede asumir dos formas: puede ser voluntaria o
involuntaria. La convalidación voluntaria es, en último término, dejar pasar, no
impugnar el acto procesal viciado que, por tal razón, pudo ser materia de
cuestionamiento.
3. 2 La convalidación tácita resulta en los supuestos de los tres primeros
párrafos del art. 172 del CPC., que pueden resumirse así: 1) los vicios de la
notificación se convalidan si el litigante actúa de manera tal que se da por
noticiado del acto; 2) cuando el acto procesal, careciendo de algún requisito de
forma, cumple la finalidad para la que estaba destinado; y 3) cuando el facultado
para pedir la nulidad no lo hace en tiempo oportuno; a esta última forma de
convalidación se le conoce como convalidación por conformidad, pues la
pasividad del afectado con el acto, que no lo impugna, se interpreta como
aceptación del acto irregular.
3. 3 No todos los actos viciados requieren ser subsanados; en efecto, el art, 172
del CPC estable en su cuarto párrafo que: "No hay nulidad si la subsanación del
vicio no ha de influir en el sentido de la resolución o en las consecuencias del
acto procesal". Es el caso del acto procesal que presenta un vicio irrelevante y
que, por lo mismo, no influye en el sentido de la resolución o las consecuencias
del acto, como, por ejemplo, el clásico error en la fecha de la resolución..
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dispongan para apelarla, de oficio o a pedido de parte, el juez puede integrarla
cuando haya omitido pronunciamiento sobre algún punto principal o accesorio…”
El quinto párrafo dice: "El juez superior puede integrar la resolución recurrida
cuando concurran los supuestos del párrafo anterior. "
Ya se ha visto que en el ámbito de las nulidades del acto jurídico solo existen
dos clases actos inválidos: el acto nulo y el anulable. El acto inexistente es una
categoría jurídica no receptada en nuestro Código Civil de manera independiente
del acto nulo, confundiéndose con este último (lo que, sin duda es un error, pues
el acto inexistente, a diferencia del nulo, no requiere ser declarado como tal para
inexistir).
4. 1 El acto jurídico nulo del derecho civil existe hasta que se declare su invalidez;
sin embargo, es inválido desde su nacimiento; mientras el acto nulo no puede
ser confirmado (el equivalente a la convalidación en el acto procesal) pero
necesita ser invalidado (declarado como tal), el acto anulable sí puede ser
confirmado, en cuyo caso es válido desde su origen; la nulidad relativa o
anulabilidad implica que el acto se reputa válido mientras no sea anulado y, en
tal caso, una vez anulado, es nulo desde su origen.
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autores, requiere ser declarada a petición de parte o, en todo caso, que encaje
dentro de alguno de los supuestos de los tres primeros párrafos del art. 172 del
código. En todo caso, tanto el acto nulo como el anulable requieren de una
declaración judicial en ese sentido y, mientras tanto, producen los efectos que le
son propios.
4. 3 Arriba, en el primer párrafo del punto 2. sostuve que, por definición, toda
nulidad de orden procesal es subsanable; la prueba está en la misma redacción
del artículo 171 del CPC, según la cual el juez anula los actos viciados y repone
la causa al estado anterior; luego, los actos viciados se renuevan y la causa
prosigue libre de vicios.
Lo que ciertamente existe son actos procesales que pueden ser convalidados y
actos procesales que deben ser anulados de todas formas, porque el vicio que
los afecta es tal que el juez de oficio está obligado a anularlos, tal como lo
establece el tan mentado art. 171 del CPC. Los otros actos, es decir aquellos
que pueden ser convalidados, caen dentro de alguno de los supuestos de hecho
de los tres primeros párrafos del art. 172, que también establece las formas en
que pueden ser convalidados.
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traslado por tres días; en el segundo, la Sala Civil resuelve oyendo a la otra parte
en auto de especial pronunciamiento o al absolver el grado.
Esto, desde luego, deberá ser materia de apreciación judicial en cada caso,
tomando en cuenta los motivos que pueda alegar el perjudicado para no haber
impugnado el acto viciado en la primera oportunidad que tuvo para ello. Además,
el juez está amparado por lo que manda el art. IX del TP del CPC (Principio de
vinculación y formalidad), según el cual el juez debe adecuar su exigencia (de
las formalidades) al logro de los fines de proceso. Esto, desde luego, respetando
el principio de preclusión, cuando deba observarlo por sobre toda otra
consideración.
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