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Presentación .

Breve Historia de la Medicina Psicobiológica

La MP (Medicina Psicobiológica), es un aporte epistemológico a la medicina. Se fundamenta en


las Cinco leyes Biológicas descubiertas por el Dr. Geer Hamer, que encuentran aplicación en
cada caso en particular de enfermedad, de forma rigurosamente científica. No precisa de
dogmas, tampoco de hipótesis o de las denominadas probabilidades estadísticas. Es una
disciplina clara y lógica, fácilmente comprensible y comprobable por cualquier individuo.

Desde distintas disciplinas, hemos tratado de agregar a las 5 Leyes de Hamer nuestras propias
concepciones sobre el origen de los conflictos y nuestra forma de abordarlos y tratarlos.

A través de cursos y seminarios hemos difundido las bases de la Nueva Medicina y de la


Medicina Psicobiológica desde el año 1995 a nivel nacional e internacional, siendo de inestimable
apoyo las visitas realizadas a nuestro país, por invitación nuestra, de los Dres. Johannes
Beckmann y Vicente Herrera.

Creamos la Asociación Argentina de Medicina Psicobiológica (AAMEPSI) con la intención de


aunar esfuerzos en la difusión y el conocimiento de importantes descubrimientos en el campo de
la salud y la enfermedad.

El libro que publicamos ("No es posible curarse sin aprender a vivir") es el resumen de todos
estos años de investigación. Luego publicamos un nuevo aporte "La lupa de la Nueva Medicina"
que intenta descifrar los propios misterios que la Nueva Medicina genera.

Nuestro deseo es introducir poco a poco todos estos conocimientos en los ámbitos necesarios.

Llamamos a un esfuerzo compartido con todos aquellos que conociendo o no las leyes del Dr.
Hamer continúen preguntándose sobre el sentido de la enfermedad.

A ustedes están dirigidas estas páginas para que juntos sigamos evolucionando y construyendo
la idea que "es posible curarse si se aprende a vivir".

:::. Historia de la MP .:::

Presentación . A quiénes está dirigido este nuevo espacio médico


La Medicina Psicobiologica se funda por un lado, en la relación psique-cerebro-órgano,
que plantea la Nueva Medicina y además en los aportes que desde distintas disciplinas (la
física, la biología y la psicología, entre otras) hemos realizado distintos investigadores.

Su historia, es la historia del ser humano. Con sus deseos y sus imposibilidades. Con una
trama que se remonta al mismo origen de la vida sobre el planeta y que se ha expresado
tanto en la salud como en la enfermedad.

Intentamos , a través de este sitio, explorar las expresiones de la conducta humana unidas
a las demás manifestaciones de la vida sobre la tierra. Los animales, las fuerzas de la
Naturaleza, la evolución y el misterio de los distintos sentidos que los hechos arrojan
sobre el futuro de la humanidad.

A través de artículos propios y de autores invitados, trataremos que su visita sea el


comienzo de su propia investigación sobre las causas de nuestra enfermedad y sobre como
encontrar los instrumentos para una verdadera curación.

A la vez, presentamos testimonios de aquellos pacientes que se han animado a bucear en


los entretelones de la vida para "salir de la trampa".

Fruto de nuestro trabajo, son los libros que presentamos para acceder, a través de su
lectura, a las bases fundamentales de la Nueva Medicina y de la Medicina Psicobiologica.

Los invitamos a recorrer este camino, que esperamos cambie sus vidas, tanto como lo ha hecho
con las nuestras propias y las de nuestros amados pacientes.

:::. Audiencia .:::

Nuestro sitio . Director de AAMEPSI

 El Dr. Fernando Callejón, nació en Rosario, Argentina, en 1955. Se


graduó de médico en la Universidad Nacional de Rosario en el año
1980. Cursó estudios de Psicoanálisis y Antropología Filosófica.

En 1995, asistió a los seminarios dictados por el Dr Geer Hamer.


Fue presidente del primer curso de Nueva Medicina en la
Argentina en el mismo año.
Dicta cursos y conferencias sobre Medicina Psicobiológica a nivel nacional e
internacional

email: fcallejon@aamepsi.com.ar

Artículos de Fernando Callejón . El milagro de curarnos

El milagro de curarnos.
En algún momento de nuestra vida, quizás no todos, pero sí la mayoría, sufrimos una
enfermedad. El concepto que tenemos sobre ella no es un pensamiento más. Es una
creencia, la de estar poseídos por una fuerza que no nos pertenece y que nos ataca. Si bien
esta creencia es universal, no todos la vivimos de la misma forma. En occidente, ha sido
reforzada por la presencia de un sistema médico que ha obtenido un gran poder que lo ha
legalizado colectivamente.
Podemos decir que la enfermedad es un invento. Como la luz eléctrica. La luz siempre
existió pero lo que hizo el hombre fue poder manejarla y eso le dio poder. El malestar
orgánico o emocional siempre existió pero lo que hizo la medicina fue clasificarlo y eso le
dio poder. La creencia sobre la enfermedad no solo es la de una fuerza que nos ataca sino
que a partir de esa clasificación, es la de una fuerza que un grupo de personas (los
científicos-médicos) puede dominar. O por lo menos ostenta un saber sobre ella y puede
ejercer influencia sobre su evolución.
Esta influencia ha crecido desproporcionadamente en relación al saber. Actualmente las
llamadas enfermedades son desmesuradamente influenciadas por la acción médica sin que
haya un saber que sustente lógicamente esa influencia. Se actúa sobre ellas sabiendo muy
poco sobre el origen de la enfermedad y mucho menos sobre el sentido de la misma.
Pensemos en un simple resfriado. Se atribuye a un virus pero no se lo combate a él sino al
resfriado. Se lo trata de abortar. Se usan antihistamínicos para que las secreciones
disminuyan y muchas veces antibióticos porque se habla de alergias bacterianas o
complicaciones infecciosas imposibles de comprobar. Esta metodología que influencia el
curso de la enfermedad se basa en la misma teoría que sostiene que el sol gira alrededor
de la tierra; la observación superficial de un fenómeno sin preguntar nada sobre las
características del objeto sobre el cual el fenómeno actúa. Si la física dependiera de los
médicos, hoy seguiríamos creyendo que a la mañana el sol está en el este porque a la tarde
giró alrededor nuestro.
Pensemos en un tumor. Un pedazo de carne que sobra. Los métodos médicos que
influencian su destino se basan en la misma teoría de observación superficial y de
ausencia de preguntas sobre las características del sujeto enfermo. El pedazo de carne está
de más y hay que eliminarlo. Si no se puede con cirugía, se arrasa con drogas o
radiaciones. Los físicos no manejan la medicina y los médicos terminan por creer que una
resonancia magnética es una observación profunda. Se sigue observando el fenómeno y
no la naturaleza ni el sentido del fenómeno.
Es así que ahora hay dos creencias: el malestar es una fuerza que viene de afuera y se
puede influenciar sobre esa fuerza con un saber que se llama científico.
Volvamos al resfriado. Pensemos que quizás no es un virus el que lo produce (la fuerza
externa) sino que es una de las formas que tiene el organismo de descargarse de una
tensión que lleva demasiado tiempo acumulada. No hay fuerza externa. Los virus ya
estaban y uno no se contagia de nadie sino que son ellos los que comandan esta forma de
descargarse. Esto no significa que no haya virus extraños al organismo y éste intente
rechazarlos porque no los reconoce. Los virus son cadenas de información y si traen una
información extraña e irreconocible, el organismo se niega a aceptarla y se produce el
rechazo de la misma. Pero esto no es lo que ocurre en un resfriado común. Allí hay
problemas territoriales y las mucosas se inflaman para obstruir las narinas y no respirar el
mismo aire que el enemigo. Los bronquios expulsan moco para escupir al invasor. Los
músculos duelen para retirarse de la lucha. Y allí los virus son excelentes colaboradores
para generar este estado inflamatorio que si bien es molesto, logra que el ser vivo se aísle
y recupere su bienestar. La medicina en lugar de entender esto, ataca los síntomas para
que el sujeto vuelva a la cadena de producción lo más pronto posible. Los médicos se
comportan como aliados de un poder que exige productividad sin interesarse por la
verdadera recuperación del cuerpo enfermo. El paradigma del agente externo como causa
siempre presente de la enfermedad sirve a los mismos fines. Si hay un agente externo
debe haber un poder que lo pueda combatir. Y ese poder es la científica medicina.
Quizás si esto hubiera quedado allí, tendríamos esperanzas de salir de esa trampa. Pero
lamentablemente, la influencia de la acción médica sin un saber lógico que la sustente,
generó tantos nuevos saberes vacíos, que estamos atrapados en una red que se
retroalimenta de otras disciplinas y de otros saberes. La religión, la filosofía, la psicología,
aportan nuevos saberes a esta interminable creencia de la enfermedad como fuerza externa
y a la existencia de un grupo que tiene un saber sobre ella.
Escuchamos conceptos que parecen valiosos: -Debemos aceptar la enfermedad si vamos a
luchar contra ella.- -La enfermedad es poderosa pero más poderosa es la salud-. -La salud
es el silencio de los órganos-. -La enfermedad es un mal que debemos saber combatir-.
¿Quién podría negar el valor de esas frases?. Sin embargo, no sirven de nada. Son saberes
que se basan en una creencia vacía. Y no porque no se pueda defender esa creencia. Sino
porque ya no sirve más.

En este contexto, nos han quitado la libertad de elegir. En la historia de la humanidad,


siempre hubo bandos, romanos y griegos, árabes y españoles, buenos y malos, perversos y
normales, nazis y judíos. El ser humano podía optar, aún cuando esa opción fuera
equivocada. Ahora es imposible elegir ya que se trata de nosotros o los virus, enemigos
invisibles que destruyen a todos, sin excepción. Las organizaciones mundiales encargadas
de la salud avisan que futuras pandemias son inevitables y elaboran mapas con colores
cada vez más intensos y tenebrosos. La humanidad toda enfrenta al enemigo invisible y no
hay opción. Por primera vez, en cientos de años, se está tomando conciencia que no es la
tierra la que está en peligro sino esta especie que se ha creído excepcional y que ahora
viene a enterarse que su desaparición es posible. La génesis de Adán y Eva ya no calma
los temores de una especie que ha inventado el concepto de enfermedad y ahora el
concepto en sí mismo la está arrasando. La fuerza externa que nos viene a destruir supera
ampliamente el saber autorizado del grupo de personas que la combate. El concepto se
escapó de las manos y tiene vida propia. La gente ya no se muere de la enfermedad sino
del miedo que el concepto inventado le genera. El miedo no da tiempo a que la
enfermedad actúe y nos mate ya que crea por sí mismo una realidad mortal. Así lo relata
el cuento sufí:
-Un sabio sentado en la cumbre de una montaña, ve pasar una sombra y pregunta: ¿Quién
eres?. La sombra le contesta -Soy la peste-. ¿Adonde te diriges? -A matar mil personas de
ese poblado-. Bueno, ve y mata. A los pocos días, el sabio se encuentra con un hombre y
le pregunta ¿De donde vienes? - Huyo de aquel poblado que ha sido atacado por la peste y
ha matado treinta mil personas- Bueno, ve y huye. A las pocas horas, vuelve a pasar la
sombra y el sabio lo detiene. Oye tú, me has engañado, dijiste que matarías mil personas y
has matado treinta mil. ¿Porqué?. La peste le responde- No es cierto, yo solo maté mil
personas, el resto-.murió de miedo.--
Como médico he presenciado muchas veces el fenómeno de una persona que en pleno
estado de salud y por hallazgos casuales (pruebas de rutina o un médico demasiado
inquisidor) ha sido diagnosticada de un tumor en hígado, pulmón o mama. A los pocos
días de ese hallazgo, el estado de salud había empeorado dramáticamente. He visto a
algunas personas morir en poco tiempo luego del diagnóstico. Eso es miedo, no es cáncer.
Ese es el concepto que se le ha escapado de las manos al grupo de científicos que ostenta
el supuesto saber de la enfermedad. Y ese concepto se ha desbordado y ha creado una
realidad autónoma entre otras cosas, porque se ha colectivizado. Se ha vuelto un saber
popular. ¿Quien no ha escuchado alguna de las siguientes frases?: -El cáncer de páncreas,
cuando te lo diagnostican ya es demasiado tarde-; -la quimioterapia te mata las células
malas pero también las buenas-; -yo sé que me voy a morir, lo que no quiero es sufrir-; -
nunca conocí a nadie que se salvara-; -la enfermedad avanza-; -hay que hacer algo- y
tantas otras. El saber colectivo sobre la enfermedad no se diferencia mucho del saber de
los médicos, muchos de los cuales jamás se harían (y lo dicen públicamente) el
tratamiento que le indican a los pacientes.
Actualmente se escuchan muchas voces que cuestionan este concepto de la enfermedad
pero la mayor parte de las veces son ignoradas, reprimidas o tergiversadas.
Es en este contexto que debemos dejar de pensar en nuevos instrumentos contra la
enfermedad para comenzar a pensar en un nuevo concepto de la enfermedad. Se gastan
miles de millones de dólares en investigar y producir drogas cada vez más nocivas para la
salud de la humanidad y no cesan de aparecer variantes de la misma enfermedad que no
responden a esas drogas o las llamadas nuevas enfermedades sobre las que ni siquiera se
tiene alguna droga con la que experimentar.
La ciencia se nota perdida y actúa sin lógica. Solo intenta sacarse de encima un problema
inmediato sin pensar en las implicancia futuras de su proceder. No interactúa con el resto
de la sociedad que mira azorada la injusticia del poder del que participa. El gobierno que
invierte doscientos mil millones de dólares anuales en productos farmacéuticos es el
mismo que gasta tres millones de dólares por minuto en armas, mientras deja morir quince
niños de hambre en esa misma cantidad de tiempo. La ciencia médica usa el mismo
presupuesto manchado de sangre e injusticia. Y en esa confusión trata a los virus con la
misma filosofía del gobierno que la sustenta: usa armas mortales.
Es justamente ese nuevo concepto de la enfermedad, el que nos va a permitir salir del
atolladero en el que el viejo concepto nos ha metido. Si luchamos contra la enfermedad,
luchamos contra el mensaje que pretende curarnos. Cuando una mujer se nota un bulto en
la mama, debe parar toda actividad y preguntarse qué le viene a decir ese bulto. Y si no lo
sabe, debe recurrir a alguien que la ayude a interpretar ese mensaje. No debe salir
corriendo en busca de ese personaje que detenta un saber sobre la enfermedad porque eso
la cristaliza en el viejo concepto. Y a partir de allí, solo puede esperar que se instale una
guerra en su cuerpo. Y el bulto no vino a declarar la guerra sino a evitarla. Y no es que no
debe hacer nada o curarse psicológicamente. Debe instalar la paz en su vida porque el
bulto así se lo está exigiendo. Y eso no es poco pero es mucho más de lo que la medicina
pretende con su viejo concepto de instalar una guerra entre el cuerpo de esa mujer y-.el
cuerpo de esa mujer.
Los poseedores del saber sobre la enfermedad se escandalizarán ante semejante propuesta.
-¡No hay tiempo que perder!; ¡Si no actuamos ahora, su vida corre peligro!- Y
comenzarán a citar estadísticas no solo fraudulentas sino aterradoras. Algunos optarán por
hablar de los adelantos de la ciencia y nos citarán con absoluta seriedad, los anticuerpos
monoclonales, los hibridomas y la fusión entre los linfocitos B y los tumores. Suenan
orgullosos de saber tanto. Y es un saber vacío porque es eficaz contra el único mensaje
que pretende curarnos. Pero además es un saber corrupto, montado en la sangre de
millones de seres humanos, que en lugar de salvar sus vidas, la pierden definitivamente.
No es una lucha entre los que saben y los que no sabemos. Es una lucha entre dos
conceptos; el de una humanidad que se destruye a sí misma y el de una humanidad que
pretende sobrevivir.
La mujer del bulto en la mama deberá elegir y optar por quimioterapia, radioterapia y
cirugía y así seguir avivando el viejo concepto que nos está destruyendo o podrá hacer un
verdadero cambio en su vida y dejar de sufrir por su hija que la ignora o por su esposo al
que no ama. En ese cambio, habrá entendido el mensaje de ese bulto que viene a decirle: -
¡No pongas más el pecho!; ¡Deja de ser madre y acepta ser mujer!; ¡Libérate de ese
hombre al que no amas!-
-¿Pero quien me da las garantías de que el bulto no crecerá o que sus células se irán a mi
cerebro o a mis huesos?-, dirá la mujer envuelta en las informaciones científicas pero a la
vez en la realidad de conocer a tanta gente que sigue ese camino. -Nadie-se le responde-
absolutamente nadie-. Desde el viejo concepto (la enfermedad como fuerza que nos
destruye), se le citarán estadísticas sobre lo que le podría pasar si no hace lo que el grupo
que sabe le dice que haga. Desde el nuevo concepto (la enfermedad como mensaje para
sobrevivir), se le pedirá confianza en que si hace los cambios que debe hacer, se curará.
No parece ser muy interesante la opción.
Es así que la mayor parte de la gente opta por intentar hacer las dos cosas o parte de ellas
o casi ninguna de ellas. O lo que sucede con frecuencia, opta por el viejo concepto y
cuando ya no obtiene respuesta de él, se vuelca al nuevo concepto. ¡Cuánto miedo!
Filosóficamente, cualquiera de estas opciones viola uno de los principios en los que se
funda la realidad, el de la no contradicción: -Una cosa no puede ser y no ser a la vez-.
Llamativamente, buena parte de los médicos del viejo concepto están apoyando estas
opciones como si con ello colaboraran con la salud del paciente.
Sin embargo, esa es la realidad. El psicoterapeuta Mario Litmanovich dice claramente -
¡Necesitamos médicos sin miedo!; esa es la única manera de salir del atolladero-. Creo
también que necesitamos pacientes sin miedo.
Es desde este lugar que proponemos el milagro de la curación. Milagro viene del latín y su
origen es asombrarse. Curación proviene de cuidado. De eso se trata. El asombro de
cuidarnos. De protegernos, de no quedarnos solos y sentir miedo. Allí aparece el asombro.
Todos estamos entrelazados y somos la humanidad. No somos el paciente enfermo.
Somos la humanidad enferma. Y entonces aparece el cuidado. La necesidad de tratarnos
comos almas, no como cáscaras.
El médico alemán Hamer repetía en sus seminarios una presentación que siempre
culminaba con un frase: -Necesitamos médicos de manos calientes que hagan de la
medicina un acto sagrado-. Allí estaba el centro de su propuesta. Sagrado siempre es
citado como originado en sacrificar pero el sacre es un ave de rapiña. Y así se llamaba al
halcón en épocas antiguas. Un ave sagrada cuyas uñas retorcidas le permiten sobrevivir
hasta que madura y se vuelven inútiles. Allí debe tomar la decisión de arrancárselas con el
pico si pretende sobrevivir. Si lo hace, vive una nueva vida, una nueva oportunidad de ser
joven y sagrado.
El milagro de curarnos es eso. Volver a nacer fuera de nuestros roles y percibirnos como
almas que se relacionan con almas. Dejar de ser hijos, esposos, madres, padres, médicos,
abogados, exitosos, fracasados o perversos. Y renacer como almas con cuerpos que son
usados, no descuidados.
Para ello, estamos acá. No para descubrir vacunas sino para tomar conciencia.
De lo que somos y hacia donde vamos.

:::. El milagro de curarnos .:::

La trampa

La trampa.
Lo que más nos cuesta aprender es justamente lo que venimos a aprender.
Pareciera que hay algunas personas que aparecen en nuestra vida, que tienen la extraña
capacidad de hacernos ver lo que no queremos ver. Esas personas nos molestan, nos
fastidian. Nos hacen sentir que no queremos volver a verlas.
Llamativamente, las enfermedades actúan de la misma manera. No son precisamente
presencias agradables. No las entendemos. Hay quienes nos las explican y sin embargo,
seguimos sin comprender lo que quieren decir. Y si lo hacemos, igualmente queremos que
nos la quiten sin ahondar más en ellas. Sin seguir el camino de la verdad que vienen a
presentar.
Tanto las personas como las enfermedades son maestros. Que nos marcan nuestra
profunda ignorancia en aspectos que no queremos ni enfrentar ni que nos obliguen a
enfrentar.
Quizás una frase de Albert Einstein, exprese esto de manera brillante: -Todos somos
ignorantes, pero no todos ignoramos las mismas cosas-.
En este sentido, en algunas oportunidades aparecen en la profesión del médico, algunos
pacientes que los confrontan con esos aspectos que ese médico no puede ni quiere
confrontar. Funcionan como una enfermedad. Llamativamente esos pacientes tienen por
lógica una enfermedad, que los confronta justamente con algo que tampoco pueden ver.
Pero el médico funciona allí como un aliado no del paciente sino de la enfermedad. Ese
médico va a reforzar el mecanismo que la enfermedad viene a presentar. Va a funcionar
de la misma manera que lo hace la enfermedad; es decir, como una presencia que no hace
lo que el paciente quiere que haga.
Es así que los médicos nos hemos constituido en aliados de la enfermedad, no de la salud.
Aunque parezca un exceso, no podemos dejar de preguntarnos porqué apareció en la vida
de ese médico ese paciente que lo viene a cuestionar. Aquí se nos aparece la magia de la
vida. Nos encontramos los que tenemos cuentas pendientes. Y las reclamamos.
Al principio, todo parece demasiado pesado. -¿Porqué este paciente viene a decirme estas
cosas?- -¿Si no le gusta lo que hago, porqué no busca otro médico?-. Y por el lado del
paciente; -¿Porqué este médico no toma conciencia de lo que yo necesito de él?-. -¿Porqué
me sigue diciendo cosas que en lugar de ayudarme, me alejan de la curación?-.
Ser conciente de uno de estos encuentros no es fácil. Lo más fácil, es evitarlo o crear un
sentimiento tal como el enojo, el orgullo o el cansancio y alejarse de ese encuentro. Es lo
que habitualmente hacemos. Sin embargo, algo nos está diciendo ese paciente y nosotros
no lo queremos escuchar. La verdad que nos trae, entre otras, es que hablar de nuestros
conflictos no es algo que lleguemos a sentir como una ayuda. Sin embargo, eso es lo que
nosotros hacemos con ellos. Y además, postulamos que si se desnudan por completo,
mayor ayuda recibirán.
Las terapias psicológicas, emocionales o de abordaje de los conflictos, tienen esta visión.
Hay que confesar todo. Si el paciente no se cura, es porque algo guarda. La terapia en sí se
ha convertido en una espera de que deje las corazas que le impiden abordar sus secretos
más íntimos. Y esa espera se matiza con estrategias para que pueda acceder a esos lugares
donde nunca ha podido acceder.
Como todo lo que sucede en la vida, aquí también hay algo de verdad y algo de mentira.

Los refuerzos.
Una de las verdades es que si no sabemos con qué relacionar la enfermedad, no sabremos
nunca qué hacer con ella. Es como tener frente nuestro una computadora y no saber que
botón tocar para prenderla o para apagarla. O desconocer la nomenclatura del teclado e ir
tocando cada una de las teclas en una actitud de prueba. Podemos decir que muchos
abordajes hacen esto.
Lo que sucede es que el ser humano no es una máquina. Y cada tecla que se toca, no
implica un futuro -dellete- que asegura que lo escrito se borre.
Así muchos terapeutas, refuerzan mecanismos de sufrimiento con su intento de -exprimir-
al paciente. Se encuentra el conflicto, se habla de él, se lo explica pero el paciente no se
cura.
El médico se termina enojando con el paciente porque seguramente no quiere decir toda la
verdad. O, en una actitud más condescendiente, lo deriva al psicoanalista, porque
seguramente hay traumas infantiles que deben ser trabajados.
No venimos a negar nada de esto. Lo que venimos a decir es que así no vamos a curar a
nadie.
Es como si conociéramos todo el mecanismo interior de la computadora pero
desconocemos la lectura del teclado. Podremos hablar horas sobre el funcionamiento de la
máquina pero no la pondremos jamás en marcha.
La medicina funcionó siempre en base a personajes que sabían apretar las teclas. Los
actuales chamanes y sanadores, curan más gente que los médicos. Ellos aún conservan el
arte que los médicos de antaño tenían. Se hacen cargo de la enfermedad del paciente. La
negocian en su territorio. La desarman con sus instrumentos. Hacen magia.
Los médicos hacemos lo que el paciente ya sabe que vamos a hacer. No hay territorio
sagrado del lado del médico. En las enfermedades comunes, un farmacéutico puede
sustituir perfectamente a un médico. En las enfermedades crónicas y complejas, el
paciente lee en Internet lo que el médico le va a decir. Hasta sabe más que algunos
profesionales. Viene con el diagnóstico hecho y el tratamiento propuesto para que el
médico lo legalice.
Así de tanto en tanto, aparecen algunos médicos que se oponen a repetir este papel de
títere del sistema y explotan con una propuesta distinta.
Cuando Hamer dice que la causa de las enfermedades es un conflicto biológico, toda la
teoría científica de la medicina tambalea. Y los médicos que no saben tocar las teclas,
tiemblan.
Los linfocitos siguen existiendo, al igual que las úlceras y los tumores. Pero el sentido, la
dirección, es decir, la presión de las teclas, cambia.
Lo que hagamos con lo que dice Hamer dependerá de nosotros. Una vía puede ser que
tomemos toda su teoría y dictemos cursos. Mostremos los focos que se ven en la
tomografía y repitamos que las metástasis no existen. Digamos que la enfermedad se
curará si se soluciona el conflicto biológico y demos instrucciones sobre embriología para
entender el mecanismo.
Esa vía lleva a las teorías de Hamer a dormir el sueño de los justos. Después de treinta
años, Hamer a nivel internacional sigue siendo desconocido. La mayor parte de los que
dictan cursos, no tratan pacientes y los que escuchan esos cursos, son habitualmente
terapeutas aficionados.
Mientras tanto, cada médico en su quinta. Haciendo pruebas de teclado que no terminan
de producir en el monitor el efecto esperado.
Hay una negación absoluta de la medicina a estudiar lo que los otros hacen. Solo se
estudia lo que tiene que ver con uno. Lo que hace el otro no sirve o no interesa. A los
oncólogos, no les importa lo que dice Hamer. A los inmunólogos no les importa lo que
dicen los oncólogos y a Hamer no le importa ni lo que dicen los inmunólogos ni los
oncólogos. Se presentan teorías realmente interesantes de todos lados pero no se las coteja
con lo que dice el otro lado. Solo se las coteja con lo que dice su propio lado.
Veamos un ejemplo.
Desde la inmunología, se escuchan algunas voces que dicen que ciertas enfermedades que
la medicina no puede curar (ELA, cánceres metastáticos) pueden tener un origen viral y
una respuesta inmunológica alterada. Algunos oncólogos (Simoncini) hablan de una
proliferación de hongos en algunos tipos de cánceres y otras enfermedades) que
responden adecuadamente al tratamiento antimicótico. Hamer ha desarrollado un mapa
cerebral en donde las lesiones de la corteza (como el ELA o el cáncer de mama) tienen
que ver con una respuesta de virus que actúan como generadores de inflamación para
destruir el cáncer. En las lesiones del tronco y mesodermo, serán los hongos los que hacen
este trabajo y en las de mesodermo, las bacterias.
No sería menos que interesante tocar las tres teclas y trabajar con los conceptos de la
inmunología, la oncología y los de Hamer. Por lo pronto, sabríamos cuando usar
inmunomoduladores de virus, de bacterias y de hongos. Estaríamos guiados desde la
tomografía cerebral en la evolución del tratamiento. Pidiendo una subpoblación
linfocitaria, nos guiaría la cuantificación de los linfocitos B para utilizar
inmunomoduladores virales. Pero sigamos pensando.
Si trabajáramos con una técnica del trauma de las que se usan actualmente con tanta
eficacia, en pacientes con enfermedades complejas, podríamos observar que el paciente
mejora su enfermedad física pero comienza con transtornos llamados psíquicos. Si
conociéramos las teorías de Hamer, sabríamos que estamos produciendo una constelación
interhemisférica y que en el caso de un paciente con cáncer de pulmón veríamos que
comienza con sensaciones de levitación y en el caso de un sarcoma, hará un cuadro de
megalomanía. Y sabremos como manejarlo ya que lo que buscamos es la supervivencia
del paciente. Podremos crear adrede un estado depresivo para sacarlo de una enfermedad
que lo lleva a la muerte.
Y esto lo podríamos hacer si nos comenzamos a preocupar por lo que estudian los otros.
Mientras tanto, seguimos tocando la única tecla en la que creemos.

La investigación.
Hay tantos ejemplos de lo que podríamos avanzar si nos animamos a investigar juntos,
que solo pensarlo nos abruma.
Un grupo de oncólogos ha utilizado algunas drogas clásicas de la quimioterapia pero en la
décima parte de la dosis que se aplica convencionalmente, logrando resultados
terapéuticos sin efectos adversos. Por supuesto que esos trabajos no se dan a conocer.
Algunos inmunólogos usan desde hace mucho tiempo un pool de bacterias clásicamente
utilizadas para prevenir las rinitis, en casos de cáncer de pulmón. Logran con ello,
modular la respuesta bacteriana que se hará siempre presente en la evolución de un miedo
a la muerte de otro que genera el cáncer de pulmón.
Los homeópatas usan desde hace decenas de años, los llamados nosodes de tejido
canceroso. Son tejidos de tumor sometidos a un proceso de dilución y dinamización que
permite una reacción curativa de parte del propio organismo. Lo que sucede es que esa
reacción debe ir acompañada de una inmunomodulación ya que lo que va a generar es una
respuesta bacteriana. Si conocieran las leyes de Hamer, la homeopatía podría ayudar
mucho más de lo que ayuda.
El extracto de timo, con derivados tales como la timomodulina y la timosona, es en estos
casos un excelente inmunomodulador, pero muchas veces debe ser usado con otros más
específicos del micro organismo que está en juego en la enfermedad.
El uso de antibióticos, corticoides, quimioterapia, homeopatía, hierbas medicinales, daría
un fruto mucho más adecuado si se conociera la teoría de Hamer.
Sin embargo, los seguidores -oficiales- de Hamer siguen diciendo que la enfermedad se
cura si se resuelve el conflicto biológico.
Es por eso, que nos vimos en la obligación de hablar de los mandatos familiares y los
sociales para entender porque no es tan fácil, que al solucionar un conflicto biológico, se
cure una enfermedad. Porque nosotros, aunque no sepamos lo que pasa en el otro lado,
somos permanentemente influenciados por el otro lado.
Es para eso que nace la medicina psicobiológica. No para presentar una nueva teoría sobre
la enfermedad, sino para permitirnos pensar juntos. Para darnos cuenta que todos tenemos
que ver con todos. Y que la salida de nuestro gran problema actual, no es descubrir un
nuevo medicamento sino empezar a aceptarnos globalmente.
No podremos curar a nadie si seguimos pensando que solo desde nuestra teoría alguien
puede curarse. Debemos aprender a pedir ayuda y enseñar a pedir ayuda.
Hamer tiró la piedra pero la piedra se puede hundir. Debemos sacarla del agua y seguir
tirándola. Alguien la tiene que recoger.

:::. La trampa .:::

Entrevista al Dr. Fernando Callejón

Entrevista al Dr. Fernando Callejón.

El Dr. Fernando Callejón es autor de un reciente libro, llamado -La lupa de la Nueva
Medicina-. El es argentino, tiene 48 años y es médico y psicoanalista. En la contratapa de
su libro, podemos leer: -.no podemos seguir siendo peces que en medio del océano se
mueren de sed. Es hora de tomar nuestra reptil cola evolutiva y hacer con ella y con todo
lo que cargamos, una historia posible con un destino y un sentido que es nuestra
responsabilidad asumir. La lupa de la Nueva Medicina no es otra cosa que la mirada del
sujeto que ha quedado fuera de la medicina. Desde allí reclama volver a entrar en un
territorio del que ha sido desalojado durante demasiado tiempo--
-Fernando, explícanos de qué se trata esta lupa.
Yo siempre les cuento a mis alumnos la siguiente historia. Estoy con un paciente en el
consultorio y sorpresivamente veo sentado en la camilla a un hombre que habla un idioma
desconocido. Me altera su presencia y le exijo que se calle y se retire. Como no lo hace y
además sigue hablando, tomo la drástica decisión de arrojarle ácido en su cara. El hombre
parece callarse un instante pero luego vuelve a hablar. Mi paciente se molesta también con
él y saca un arma de su cartera y le dispara. El hombre, herido, no cesa de expresar su
palabrería indescifrable. Es allí que decido -cortar por lo sano- y tomo un hacha y le
amputo la pierna. El hombre ya muy desgastado por nuestras agresiones se retuerce en el
suelo-pero sigue hablando. De pronto, se abre la puerta de mi consultorio y entra un
amigo que es traductor. Cuando ve el espectáculo macabro que ofrece el hombre en el
suelo, nos mira con asombro y nos pregunta ¿Qué han hecho? Nosotros le explicamos que
ese hombre se metió en nuestra vida sin permiso y solo gritaba una jeringoza
incomprensible. Pero es que no se han dado cuenta-dice mi amigo-que este hombre
hablaen dialecto guaraní? Un poco avergonzados, le preguntamos ¿Qué dice? Mi amigo
lo escucha, a pesar de que ya casi no puede articular palabra y luego nos traduce: -Yo solo
quiero vivir-. Eso dice.
La mayor parte de las veces, la medicina trata a ese indio guaraní (que no es otra cosa que
la enfermedad) con tanta crueldad como los protagonistas de esa historia. Solo hacía falta
un traductor de lo que realmente pasa en la enfermedad. Creo que ese traductor es el Dr.
Rike Geer Hamer y él nos ha venido a decir lo que quiere expresar el cuerpo cuando se
enferma y cómo debemos tratarlo.

-Lo que quieres decir es que los tratamientos convencionales de la enfermedad solo
quieren eliminarla sin comprenderla y al hacerlo también destruyen al
hombreenfermo.
Es así. Hamer, el creador de la teoría de la -Nueva Medicina-, propone cinco leyes para
entender el desarrollo de la enfermedad. En la primera ley, dice que toda enfermedad es
producida por un conflicto biológico. Una persona se enferma cuando ocurren hechos que
amenazan su vida. Le van a rematar su casa, su esposa se va con otro hombre, su hijo cae
enfermo. No todas las personas se enferman ante éstas u otras situaciones. El hecho debe
ser sorpresivo y vivido en soledad. La situación vivida anula cualquier interpretación que
el sujeto le pueda dar. Es un -callejón sin salida-, un atolladero. Recuerdo un paciente que
me consultó por un cáncer de colon. Le había prestado a su mejor amigo una cifra muy
considerable de dinero y luego de obtenerla, el amigo desaparece sin dejar rastros. Le
pregunto qué sintió ante la actitud del amigo y me responde sin titubear: -¿y qué quiere
que sienta?, ¡que me cagó!-. Es el órgano el que asume la respuesta, porque él se queda
sin respuestas.

-Pero también puede sentir rabia, tristeza, desesperación. ¿Porqué un cáncer?


Claro que siente rabia. Pero no alcanza. Hay algo en esa persona que anula la posibilidad
de sostener esa situación con sus sentimientos. Yo he llamado a esa situación, el -discurso
del cáncer-. Una posición que tiene que ver con su historia personal y familiar. Sus
propios límites para resolver los problemas que la vida le plantea. Hay un koan que
resume este discurso. Un maestro le dice a su discípulo: -Tengo un palo en la mano y te lo
voy a romper en la cabeza; me tienes que contestar si es real o no. Si me dices que es real,
te rompo el palo en la cabeza; si me dices que no es real, te rompo el palo en la cabeza; si
no me dices nada o me das cualquier otra respuesta, te rompo el palo en la cabeza.
Contéstame ya-. La única posibilidad que tiene el discípulo de salvar su cabeza (de no
enfermarse) es tomar el palo de manos del maestro (la amenaza a su vida), romperlo y
seguir su camino. Las personas que se enferman (sea de gastritis, cáncer o sida) no pueden
hacer esto. Hamer propone tres orígenes de esta imposibilidad. El primero es que el
suceso (que él llama DHS, es decir, síndrome Dirk Hamer, en recuerdo de su hijo Dirk
fallecido) es sorpresivo; no está preparado para vivirlo. El segundo que lo vive en soledad,
es decir que no lo puede verbalizar. El tercero que es subjetivamente dramático, o sea que
lo vive como imposible de ser resuelto. Esto es algo tan real en el origen de la enfermedad
que llama la atención (como el mismo Hamer dice) que nadie lo haya propuesto antes.

-¿Existe alguna evidencia de que estos hechos significativos puedan realmente


producir una enfermedad?
Hamer, quien es médico radiólogo entre otras especialidades, descubre que las personas
que viven estos conflictos, los reproducen en ciertas imágenes que pueden verse en un
tipo especial de radiografía que se llama tomografía computada de cerebro. Estas
imágenes le han permitido desarrollar un mapa cerebral en donde localiza en cada región
un tipo especial de conflicto y una enfermedad que corresponde a ese conflicto. Así una
imagen circular en la corteza temporal del hemisferio cerebral derecho está marcando un
conflicto de amenaza en el territorio y una lesión en el pulmón. Una imagen edematosa en
la corteza parietal derecha nos habla de la resolución de un conflicto de pérdida de
territorio y un infarto de miocardio a desarrollarse en los diez días posteriores a tal
resolución. La visión de estas imágenes necesita de una profunda preparación médica y de
una verdadera comprensión del sistema que plantea Hamer.
De todos modos, la evidencia la sigue dando, como siempre en la medicina, la clínica.
Ella nos habla de la existencia de este discurso del cáncer y de los sucesos previos que
desencadenan la enfermedad. A la vez, de cómo cuando el sujeto logra salirse de ese
discurso y supera el atolladero que lo lleva a enfermarse, comienza su proceso de
curación.

-Hamer habla de cinco leyes. ¿Podrías decirnos algo sobre ellas?


Sí, claro. La segunda ley se refiere a las dos fases de la enfermedad. Una fría y una
caliente. Las llamadas inflamaciones no son más que la fase de solución de una
enfermedad previa. Las neumonías intentan solucionar un conflicto de territorio; las
cistitis tratan de resolver un cuestionamiento a la propia identidad; las otitis intentar
limpiar aquello que no se debió escuchar.
La tercera ley nos habla de cómo las células de los distintos órganos se organizan para
sobrevivir. Así, las del aparato digestivo se multiplican formando tumores cuando se
produce un conflicto -indigerible- (traición, injusticia, mala jugada); las de la dermis
también se multiplican pero formando lesiones más chatas llamadas melanomas ante la
humillación y el mancillamiento. Las células de los conductos de los órganos se ulceran,
tal como vemos en los conductos galactóferos de las mamas cuando ocurre un conflicto de
separación. Los tejidos de sostén como los huesos se descalcifican ante conflictos de
desvalorización. Todos estos comportamientos tienen un sentido que Hamer resume en su
quinta ley y que no es otro que favorecer la supervivencia del órgano. Así, los tumores del
aparato digestivo producirán más elementos digestivos que permitirán que lo -indigerible-
pueda digerirse. Las tumoraciones de la dermis formarán corazas que permitirán
defenderse mejor de la agresión. Los conductos se ulceran para abrirse más y generar
espacio para que circule lo que se necesita (la leche en el caso del cáncer de mama). Los
tejidos de sostén pierden su consistencia para que aparezca un nuevo tejido más fuerte y
duro (los sarcomas en el caso del hueso).
La cuarta ley habla de la coexistencia con los microbios y como ellos nos ayudan a
resolver las lesiones como verdaderos barrenderos que ablandan tumores y rellenan
úlceras.

-Por lo que se ve, estas cinco leyes hablan de un sistema en que la enfermedad no
sería un ataque que viene de afuera sino una programación del propio cuerpo ante
situaciones extremas.
Exactamente. Hamer lo llama -programa biológico de supervivencia-. Es algo que el
cuerpo aprendió durante los millones de años en los que fue evolucionando. En esta
escala, nosotros somos mamíferos que es el punto más alto de los vertebrados.
Comenzamos como peces, luego anfibios y reptiles, aves y por fin mamíferos. Cuando
éramos peces sacábamos el oxígeno del agua. Al escasear los nutrientes, algunos peces
subieron a la tierra y comenzaron a alimentarse de las plantas. Al no poder captar el
oxígeno del aire, se enfrentaron a una verdadera crisis de supervivencia y su respuesta fue
adaptarse a ella. Lo hicieron creando una célula capaz de captar oxígeno del aire.
Tardaron millones de años y al fin pudieron generar la célula del pulmón. La enfermedad
(en este caso, el cáncer de pulmón), es la rememoración de ese momento evolutivo ante
una crisis de supervivencia en la que el sujeto se queda -sin aire-. Donal Klein refiere que
los ataques de pánico ocurren por un mecanismo similar en donde la presión de oxígeno
cae bruscamente. Es así que podríamos rememorar la respuesta que cada órgano necesitó
para sobrevivir ante las continuas amenazas en el curso de la evolución. Así veríamos
cómo en la enfermedad se rememora este momento en un intento de solución que en la
actualidad ha dejado de ser útil.

-¿Es decir, que se rememora como solución ante el conflicto algo que actualmente es
la misma enfermedad?
Sí, la enfermedad es una paradoja. Y lo dramático de la situación es que la medicina
quiere resolver la paradoja desde el mismo lugar en que se la plantea. Como en el caso del
koan que contábamos quiere crear respuestas que cada vez nos meten más en el problema.
En 1992, un experto en bioestadística de la Universidad alemana de Heildelber, el Dr.
Ulrich Abel, publicó un libro de 92 páginas cuyo título es -Quimioterapia para cánceres
epiteliales avanzados-, que constituyen el 80% de las muertes por cáncer (colon, mama,
pulmón, próstata). En ese libro puede leerse: -No hay evidencias de que el tratamiento con
las drogas usadas actualmente produzcan resultados positivos en los pacientes con
enfermedad avanzada, ya sea en expectativa o calidad de vida-. Además agrega: -Las
opiniones personales de muchos oncólogos parecen contrastar de manera llamativa con lo
que comunican a sus pacientes, ya que ellos afirman que no utilizarían quimioterapia si
tuvieran cáncer-.
Las estadísticas de supervivencia inducen a confusiones. En las estadísticas oficiales se
habla permanentemente de un aumento en la supervivencia a cinco años en los pacientes
tratados con -métodos de eficacia comprobada-. Sin embargo, en esas estadísticas no se
respetan los más mínimos criterios de control, que sí se exigen a los llamados métodos
alternativos. La Sociedad Americana del Cáncer (SAC) emitió una lista de
aproximadamente cien terapéuticas alternativas que se usan contra el cáncer. Las llamó -
métodos no demostrados- y todos aquellos que fueron incluidos en esta -lista negra-
dejaron de recibir subsidios. Una investigación realizada por el Dr. Ralph Moss demostró
que el 44% de las terapias condenadas no habían recibido ningún tipo de investigación por
la SAC ni por ninguna otra agencia. El 16% fue investigado con resultados terapéuticos
positivos. El 11% con resultados negativos. El 29% restante fue catalogado de ineficaz
tomando solo en cuenta informaciones de revistas y asociaciones médicas extranjeras.

-Parece una manipulación con fines determinados.


El mercado del tratamiento del cáncer mueve en Estados Unidos (solo en medicamentos)
una cifra cercana a los 200 mil millones de dólares anuales, con un incremento del 10%
anual en forma sostenida.
Durante décadas las agencias de noticias han venido dirigiendo la opinión pública en
temas como el tratamiento y la investigación del cáncer. El Dr. Hamer ha sido objeto de
una persecución descarada por ciertos medios de difusión que se preocupan por ignorar su
teoría. Yo mismo he relatado algunos sucesos que me ha tocado vivir en mi país en el
libro que he publicado.
Sin embargo, hay voces disonantes. El Dr Linus Pauling, ganador dos veces del premio
Nobel, ha dicho: -todos debemos saber que la llamada guerra contra el cáncer es un gran
fraude-. El Dr. Alan Lewin, de la Facultad de Medicina de la Universidad de California
afirmó: -La quimioterapia no elimina el cáncer. Este hecho ha sido documentado durante
décadas-. El Dr. John Cairns de la Escuela de Salud Pública de Harvard dice: -Solo el 3%
de los pacientes tratados con quimioterapia son curados-. Y también agrega: -No se puede
curar el cáncer con radioterapia porque las dosis de radio necesarias para destruir a todas
las células del cáncer son las mismas que destruirían todas las células del paciente-. El Dr
Hardin Jones, Profesor de Física Médica en la Universidad de California, analizó 25 años
de estadísticas y llegó a la conclusión -que los pacientes tratados con métodos de -
reconocida eficacia- no viven más que aquellos que no reciben estos tratamientos-.

-Ante esta situación, ¿qué propone la Nueva Medicina?


Antes que nada, crear una conciencia colectiva que deje de buscar la respuesta en la
destrucción de la enfermedad y empiece a buscarla en la recuperación de la salud. Lo
primero que pierde un enfermo es su autoridad. Pasa a ser un objeto en manos de sujetos
que supuestamente saben.
. El sujeto se pregunta ¿porqué a mí? Habitualmente, se le responde con otras preguntas
¿porqué no a mí? ¿y si en lugar de porqué te preguntas para qué? Sin ánimo de
descalificar tales intervenciones, el sujeto ha hecho una pregunta que en la dimensión que
la ha hecho no parece tener respuesta posible. El analiza su situación y observa que no
fuma, que su alimentación es bastante simple, que hace deportes y se mantiene en línea,
que no hay factores determinantes para la aparición de este cáncer en el pulmón. En su
visita al médico le ha preguntado cual es la causa y el médico le ha hablado de factores
genéticos (siempre hay un abuelo que se murió de cáncer) que no terminan de
convencerlo. Ni qué hablar cuando se trata de un niño.
Algunos malentendidos sobre los factores emocionales dejan aún un sabor más amargo
ante esta pregunta ya que algunos tratan de imponer una suerte de terrorismo psicológico
en donde todas las enfermedades ocurren porque somos unos inmaduros emocionales y
con el cáncer rendimos una prueba para alcanzar la madurez. Con esta posición han
creado un pánico semejante al originado por ciertos psicoanalistas con respecto a los
traumas infantiles producidos por los padres.
Todos estos factores, moleculares, genéticos, psicológicos, olvidan el elemento
fundamental en la aparición y en la curación de una enfermedad: el amor.
Hace pocos años, se hizo una experiencia con conejos con cáncer en donde a un grupo se
le daban los medicamentos oncológicos indicados y se los acariciaba y cuidaba con
afecto. A un segundo grupo, se les daba placebos pero el mismo cuidado afectivo. A un
tercer grupo se les daba placebos y no se los cuidaba. A un cuarto grupo se les
administraba los medicamentos oncológicos sin trato afectivo. Los dos primeros grupos
tuvieron una recuperación del 60%. Los dos últimos solo llegaron a recuperarse en un
10%.
¿Qué es el amor en términos neuroinmunológicos? ¿Porqué hay tantas experiencias con
ratas y conejos con cáncer tratados con afecto y tan pocas con seres humanos? ¿Por qué se
sigue creyendo que el sistema inmunológico es un ejército y los glóbulos blancos soldados
dispuestos a destruir al enemigo?
Hemos creado una medicina bélica y hasta los libros que abordan la enfermedad desde el
punto de vista psicológico no dejan de utilizar el esquema de batallas autoinmunes, de
invasión de gérmenes y de defensa ante el enemigo. Ni que hablar de las células asesinas.
Pareciera que la vida misma es una gran guerra, semejantes a las de los piqueteros de mi
país que establecen luchas entre pobres. La concepción médica de la enfermedad es la de
luchar hasta vencer o morir. No se piensa en el mundo como un paraíso sino como un
infierno. Un lugar poblado de microbios agazapados dispuestos a destruirnos. De cánceres
que habitan en todo lo que ingerimos. De grupos de poder que actúan en las sombras y
que dominan el mundo.
La vida se ha convertido en una despareja lucha por sobrevivir y nosotros lo hemos
aceptado. Creemos en esta concepción y estamos dispuestos a ser buenos soldados. La
enfermedad es una prueba de ello. Caemos en la batalla.
Pasemos a decir que el mundo es perfecto y que todo concurre a esa perfección. Que los
microbios son acompañantes naturales de nuestra vida para ayudarnos a crecer (¿acaso
alguien olvida que después de una eruptiva uno crecía?). Que el cáncer es un programa
biológico (¡pero no el único!) manejado por un grupo de genes egoístas que buscan su
supervivencia a cualquier costo y que no es una prueba de excelencia sino de dificultad en
el crecimiento de la conciencia.
La medicina eligió a Pasteur y no a Bechamps. Ahora puede elegir la ingeniería genética o
la visión del nuevo hombre. Siempre son opciones pero nuestro futuro depende de esta
elección.
Pasteur no era biólogo y vino a decir lo que la sociedad esperaba que se dijera. Que había
elementos que venían de afuera y que nos atacaban. Había que destruirlos y en ello estaba
la solución. Bechamps decía todo lo contrario. Las microzimas que habitan nuestro cuerpo
y el de todas las sustancias vivas, si había enfermedad, eran capaces de cambiar sus
formas y producir bacterias o virus. No había que destruirlas sino volverlas a sus formas
naturales que siempre co- existieron con nosotros. La sociedad no podía aceptar esto y
Bechamps pasó al olvido.
La Nueva Medicina viene a decir que la enfermedad es un programa biológico de
supervivencia que está en nosotros pero que está en nuestra capacidad cambiar ese
programa por una extensión de nuestra conciencia que supere los determinismos
biológicos y acompañe los planes de la vida.

-Para finalizar, ¿Cómo podrías resumir a la enfermedad?


La enfermedad es un intento desesperado de buscar amor. La célula ama la vida y hace lo
imposible por sobrevivir. No es con palabras ni con medicamentos que le vamos a enseñar
a la célula cual es el camino para sobrevivir. Es ella la que nos enseña a nosotros. Con su
esfuerzo y su adaptación a las peores circunstancias. ¿Cómo hemos podido ser tan necios,
negándonos durante siglos a aprender de ella? Tenemos todo para superar los frágiles
obstáculos que la vida nos impone, pero nos falta humildad para aceptar lo que somos.
Nos negamos a aprender de la sabiduría animal porque nos creemos superiores a ellos.
Confiamos más en los poderosos instrumentos técnicos que en el saber de millones de
años que poseemos en nuestro cerebro, al que con soberbia, llamamos -primitivo-.
Estamos en un atolladero. En un -callejón sin salida-. Estamos enfermos. Debemos
aprender a curarnos. Debemos aprender a vivir. Que cada uno tome su lupa y comience a
trabajar. Hay un contrato que cumplir.

:::. Entrevista al Dr. Fernando Callejón .:::


Las tres puertas

Las tres puertas.


Cuando un paciente me consulta, imagino tres puertas. Cada una de ellas tiene una llave y
entre ambos, debemos aprender a abrirlas.
La primera puerta la llamo -la actitud de curación-. En ella el camino a desarrollar es
lograr aprender la actitud que necesita el paciente para curarse. Allí, estarán los pilares de
la confianza, el reposo, la dedicación y la paciencia.
La segunda puerta la llamo -la del lenguaje para curarse-. Allí, deberemos recorrer el
lenguaje que describe la realidad y aquel que crea la realidad. Las afirmaciones y las
declaraciones. Estos pilares serán los desplazamientos de sentido y las condensaciones
que hacemos con las palabras. Conoceremos el discurso de la enfermedad y el discurso
del cáncer. También abordaremos los tres mandatos de la enfermedad.
La tercera puerta la llamo -los instrumentos de curación-. Allí se desplegará la dimensión
de lo mensurable. Aquello que el sujeto necesita como la materia que lo cura. Eso que
llamaremos medicamento, tomografías, marcadores. Serán los testigos y los protagonistas
objetivos de la curación.
Las tres puertas deben ser abiertas. El compromiso que ambos asumimos es no depositar
en una de ellas el motivo de la cura. El trabajo terapéutico será el recorrido de los tres
caminos que confluyen en un espacio que llamaremos el estado posible para vivir.
Comenzaremos a olvidar la idealización que hemos hecho de la salud. La salida de la
enfermedad no será la recuperación de un estado anterior sino el aprender a convivir con
lo que la enfermedad nos ha dejado. Sus marcas, sus aprendizajes y sus imposibilidades.
Veamos una por una esas puertas y sepamos que hay detrás de ellas.

La actitud de curación.
Esta puerta es muy difícil de abrir. Cuando alguien está enfermo, lo único que quiere es
dejar de estarlo. La propuesta de tener una actitud determinada suele ser rechazada de
plano. Es por eso que la llave es hacerle entender que él conoce esa actitud y que solo
necesita recordarla. Siempre le proponemos el ejemplo del animal herido en la selva. Allí,
sin que nadie se lo haya enseñado, el animal buscará un lugar que lo oculte de los
predadores ya que herido es una presa fácil. Se arrastrará hasta un árbol porque el rocío de
la noche sobre las hojas le permitirá beber algo de agua. No se preocupará por comer ni
por escapar. Solo descansa y espera. Nosotros, conocemos esa actitud. Nuestro saber
colectivo la ha utilizado millones de veces pero quizás el ejemplo más claro sea el dolor.
Si alguien tiene dolor, se queda quieto. Es natural que lo haga. Si se rompe un hueso, solo
se unirá con reposo. No hay drogas ni técnicas que superen o reemplacen a la quietud.
Es necesario entender la quietud no solo como descanso sino como confianza absoluta en
que los mecanismos reparadores del cuerpo harán su trabajo. Nadie desconfía del poder
del hueso en repararse. Nadie confía del poder del órgano en curar un cáncer. Debemos
recuperar esa confianza. No poner obstáculos a los mecanismos reparadores naturales. El
animal herido en la selva no lo hace. Nosotros, lo hacemos permanentemente.
Es claro que el período de reparación puede tener obstáculos. Y es maravilloso que la
medicina haya logrado superar esos obstáculos con medicamentos y cirugías. Jamás
renegaremos de ellos. Pero no debe confundirse la superación de un obstáculo con la
curación de una enfermedad. Cuando un intestino obstruido, es operado se salva a la
persona de un grave obstáculo. Pero no se la cura. Algunas veces, esa misma cirugía, en
su afán de curación, va más allá de lo que debería y crea futuros problemas. Otras veces,
las masas presentes son tan grandes que operarlas es matar a la persona o dejarla con
complicaciones irreversibles. Es aquí que la paciencia y la confianza deben actuar. ¿Qué
sentido puede tener operar a una persona que tenga una masa alrededor del recto que toca
su columna? Allí sería más prudente manejar el dolor y esperar. Y buscar las tres llaves
para lograr la superación del problema.
Es así que la confianza se convierte en un aliado fundamental en el camino que abre esta
puerta. No es la confianza en el médico ni en un medicamento. Es la confianza en la
capacidad reparativa de la naturaleza que se ha puesto a prueba durante millones de años.
Poner en actividad esa capacidad es parte del reposo. Pero el reposo no debe ser entendido
solo como descanso. Es sobre todo, la idea de no confrontar, de no pelear ni con la
enfermedad ni con la causa de la enfermedad. Esta actitud es quizás la más importante ya
que se trata de una profunda aceptación de lo que pasa sin querer cambiarlo. Es evitar
crear -el conflicto que trata de solucionar el conflicto-. Una persona enferma debe usar
todas sus fuerzas en curarse y no puede gastarlas intentando transformar la realidad de los
otros.
Aquí aparece la dedicación. Es una actitud especial en que el ser vivo se retira de la lucha
y solo se dedica a curarse. Dormirá mucho más tiempo del habitual, se alimentará en
forma liviana, no generará discusiones ni desencuentros. No los aceptará. Está dedicado a
curarse. Como hace cualquier animalito enfermo. Solo se queda quieto, toma agua y
recibe cariño. No intenta manipular a nadie con esa actitud. Su único objetivo es permitir
la reparación del organismo.
Esta puerta a la que imaginamos una vez abierta como una serie de caminos que se
enlazan con los caminos de las otras puertas, debe ser comprendida y respetada. Muchas
personas creen que pueden no recorrer ese camino porque tienen aptitudes especiales que
no los obligan a hacerlo. Sin embargo, todos deben entender que esas actitudes son las que
ha creado la naturaleza para reparar los cuerpos exigidos más allá de su capacidad. Si se
ha llegado al momento que la medicina llama enfermedad nadie puede dejar de sostenerse
en esa reparación. Nadie está exento de tener que cumplir con esta obligación. Deberá
retirarse de su trabajo habitual, de su rutina aprendida y de sus presiones en los vínculos.
Deberá suspender compromisos y por sobre todas las cosas, deberá dejar de luchar aún
para sanarse. Esta lucha por la curación, que mucha gente confunde con la dedicación
como actitud curativa, debe ser reemplazada por la mansa espera (aún en medio de los
obstáculos) acompañada por la presencia del médico que lo guiará para no cometer
errores.
Reposo, confianza, paciencia y dedicación son los cuatro caminos que se deben recorrer
tras abrir la puerta de las actitudes para la curación.

El lenguaje de la curación.
Esta segunda puerta tiene al abrirla, más que caminos, laberintos que se abren y se cierran.
Veamos como se desarrollan.
1) la estructura del lenguaje. Aquí deberemos aprender que el lenguaje no es
inocente. Que si bien existe un caminito florido que usa el lenguaje para describir
la realidad, existe un laberinto tortuoso que crea realidades a través del lenguaje.
Ni los pacientes ni los médicos toman conciencia de que juntos vienen creando
realidades más que describiéndolas. El sociólogo Rafael Echeverría hace una
interesante clasificación. Al lenguaje que describe la realidad objetiva lo llama
lenguaje afirmativo. -Esto es un árbol- es verdadero y -ahora es de día- es falso. En
la descripción de una realidad que colectivamente se ha aceptado, se mueven los
conceptos objetivos de verdadero y falso. En cambio, cuando se usa el lenguaje
para proponer una realidad, ya no para describirla, esta realidad se acepta o se
rechaza. Este tipo de lenguaje se llama declarativo y ya no describe objetivamente
lo que es verdad o falsedad sino lo que es válido o inválido. Lo determinante de
este lenguaje es la autoridad que tiene quien lo utiliza. Inicialmente existirían seis
tipos de declaraciones: sí, no, no se, gracias, perdón y te quiero. Todas ellas
generan una realidad que hasta ese momento no existía. La declaración que mas
nos interesa recorrer es la que la medicina, o mejor dicho, la autoridad del médico
propone al que lo consulta. -Usted señora, tiene cáncer-. -Aquí hay que investigar
porque algo está pasando-. -Usted se sentirá bien, pero los análisis dicen lo
contrario-. Estas declaraciones que se parecen al discurso de la histeria, son
capaces de generar una realidad cuya consistencia es la enfermedad. Un ser
humano que se siente igual que siempre, es diagnosticado con una masa en el
pulmón por un hallazgo casual y a partir de allí, su realidad cambia. Mucho más
común, un hombre cuya vida no tiene sobresaltos, se le exige un control de un
marcador de próstata y al evaluarlo elevado, se le punza el órgano y se lo lleva a
una realidad cercana a la catástrofe. La declaración de enfermedad no parece ser
de la dimensión de la verdad sino de la aceptación del discurso médico. Uno se
pregunta si la realidad de la enfermedad puede crearse, si no existía ya antes de la
aparición del diagnóstico y de la declaración del médico. Lo que se crea, no es la
masa tumoral, el dolor en las manos o la dificultad para quedar embarazada. Se
crea un lenguaje sobre esos hechos que los convierten en sucesos de una realidad
dramática. Pensemos en lo que dice Hamer. La masa tumoral, el dolor en las
manos o la dificultad para quedar embarazada, son hechos que expresan
dificultades biológicas o como él lo llama, programas especiales de la naturaleza.
A partir de conocer el mecanismo de estos programas (existencia de un conflicto,
puesta en marcha de las conductas celulares para solucionarlo, alternancia de la
simpaticotonía con la vagotonía y crisis epileptoidea de solución, presencia de
micro organismos barrenderos y sentido de superación del conflicto), Hamer crea
una realidad que no ignora ni la masa tumoral, ni el dolor ni la esterilidad. Por el
contrario, las entiende de manera biológica y les propone una salida biológica. La
realidad que crea el discurso médico es de presencia enemiga. Necesidad de
destrucción y vuelta al estado anterior pero jamás dejar que el enemigo siga en el
organismo. La realidad que crea Hamer es la comprensión de esa presencia y la
ayuda de su desarrollo para que luego de su superación la vida no sea la misma,
sino que evolucione naturalmente. Tanto el discurso médico como el de Hamer
declaran dos realidades distintas. Quienes le damos autoridad a Hamer, vivimos la
enfermedad como un campo de aprendizaje. Quienes le dan autoridad al discurso
médico, la viven como un campo de guerra. En un momento dado, lo que Hamer
dice puede llegar a convertirse en verdad y a partir de allí en realidad. Hasta ahora,
los fundamentos no son considerados suficientes para aceptarlos. Es cuestión de
tiempo. Pero mientras tanto, proponemos recorrer este camino de la estructura del
lenguaje para ir desenredando las trampas que propone.
2) Los discursos de la enfermedad. Así hemos llamado en nuestra teoría a la
anulación o suspensión de los distintos significados que la relación entre un hecho
y la respuesta a ese hecho genera. Un ejemplo será la vivencia que cualquier
persona puede tener de un robo. Hay multitud de sentidos que ese hecho puede
despertar. Sentirse despojado, burlado, quedarse sin nada, querer agredir al ladrón,
denunciar al sistema que lo permite, sentir el abandono de la sociedad, quedarse
paralizado, gritar, correr y muchos más. Todos ellos son vivencias, actos,
respuestas posibles ante un hecho. Para que exista enfermedad, se tienen que
suspender absolutamente todas esas respuestas posibles y emerger como única
presencia la respuesta que el órgano produce, es decir la respuesta biológica. La
intensidad del hecho hace imposible una respuesta analítica, discriminativa de mi
psiquis. Toda la tensión del hecho se deposita en un órgano que se encarga de
interpretar el hecho con su pensamiento biológico. Ese órgano puede ser el pulmón
que vivencia la falta de aire y elabora células propias para lograr captar más aire.
O el hígado, que vivencia que se queda sin reservas y genera células para depositar
la mayor cantidad de alimentos. O puede ser el estómago que vivencia que está
entrando una realidad desagradable y se cierra. O cualquier órgano que tenga una
especial sensibilidad por causas hereditarias o por sucesos previos. El discurso de
la enfermedad es el desplazamiento del significado de convivencia al significado
de supervivencia. En lugar de enojarme, agredir o correr, dejo que mi órgano lo
haga por mi. El discurso de la enfermedad es el reemplazo de mi habitual lenguaje
por el lenguaje del órgano. Sin que existan sucesos tan dramáticos este
desplazamiento ocurre frecuentemente por el uso del lenguaje orgánico. -Esa
mujer me destrozó el corazón-. -Este chico me va a traer un dolor de cabeza-. -No
lo puedo digerir-. -Me cortaron la carrera-. -De esta situación no puedo escapar-. -
No doy más-. El desplazamiento del sentido es lo que define el discurso de la
enfermedad. Recorrer este camino es aprender a no usar declaraciones que se
conviertan en afirmaciones.
3) Los tres mandatos. En nuestra teoría, los tres mandatos son tres lenguajes. Ellos
son:
a) el de los órganos o mandato biológico: cada órgano o tejido, de acuerdo a su
origen embrionario tiene determinadas exigencias que cumplir. El pulmón respirar,
el intestino digerir y el páncreas elaborar jugos e insulina. Si se les exige más de lo
que pueden hacer, lo denuncian a través de una conducta que va desde la
inflamación hasta la degeneración celular. Esa conducta es el lenguaje que
debemos aprender a escuchar para discernir la actitud curativa que se necesita. Si
el pulmón se cierra, es que necesita aire puro y en el discurso de la enfermedad el
aire puro se desplaza a todos los sentidos que se le puedan dar: no ver a
determinada gente, no concurrir al trabajo, no sentir que otra persona lo asfixia.
Conocer el lenguaje del órgano es transitar el camino del acto necesario para
calmar la queja del órgano.
b) El de la familia o mandato familiar: es el lenguaje con el que ha sido recibido el
ser vivo dentro de su clan. Esa recepción genera una respuesta adaptativa que se
une al lenguaje del órgano y se expresan juntos. Una persona que sufre de tiroides
habrá sido recibido por su clan con un lenguaje: no llegas a tiempo; no podrás ser
primero en la vida. La respuesta de esa persona ante esa recepción será adaptarse a
ella para compensarse y tratará de apurarse y arremeter en todos los actos de su
vida. Eso se expresará en hipotiroidismo ya que el lenguaje del órgano tiroides es
apurar el metabolismo. Conocer el lenguaje familiar será desarmarlo parta no
verse obligado a exigir a un órgano.
c) El generacional o mandato social: son los valores universales que se trasladan
de generación a generación para sostener la continuidad de la vida humana. En el
caso de la tiroides, el mandato social es -los anteriores tienen más derecho que los
posteriores- y se refiere a la necesidad de proteger a los viejos para que no sean
eliminados por los jóvenes y así puedan transmitir los valores y las instituciones
que se consideran útiles. Este lenguaje junto con el familiar y el social, construyen
un discurso que al conocerlo, nos permitirá contestarlo adecuadamente para no
exigir una función y provocar lo que aún llamamos enfermedad. En el caso de la
tiroides, el discurso será: -debo apurarme + mis hijos no me ayudan-. La vivencia
de impotencia construye una frase que exige al órgano a dar más y elabora
nódulos. Habrá que aprender a contestar esa frase con otra; por ejemplo: -debo
aceptar el tiempo de los demás sin exigir que cambien-.

Como vemos, la puerta del lenguaje de la curación es compleja pero fascinante. Hay
mucho que decir sobre ella y mucho que trabajar.

Los instrumentos.
Esta tercera puerta a recorrer es la de los instrumentos. Al entrar en ella, veremos
desplegada multitud de caminos, algunos muy angostos y otros muy amplios. Aquí el
papel del que la recorre no es pasivo. Podría pensarse que el paciente solo tiene que tomar
el medicamento o someterse a la cirugía. Que todo depende del médico y que uno solo
puede prestar su cuerpo a lo que el médico decide que hacer.
Sin embargo, nos olvidamos de algo. Cuando alguien está enfermo debe pensar a quien le
va a pedir ayuda. Si va al cirujano, no puede pretender otra cosa que una cirugía. Si va al
homeópata, que no espere un examen médico minucioso de sus órganos. La elección del
médico no es inocente. Uno no puede escudarse solamente en lo que el sistema ofrece.
Hasta cuando va a comprar carne, se esfuerza en hacer un recorrido de distintas
carnicerías (vale la comparación) pero en cuanto a la elección de un médico parece que
todo pasa por los que figuran en la cartilla. Ni es así ni debe ser así. La sociedad debe
pedir y exigir la posibilidad de las distintas alternativas. Al fin de cuentas se trata de una
elección de vida. No es inocente. Además el paciente debe aprender a informarse como lo
hace en todos los niveles de su vida. Como lo hace al irse de vacaciones o elegir un
diputado. Si no lo hace, su responsabilidad queda reducida a cero.
Los instrumentos médicos se refieren a la elección que hace el paciente de que elementos
lo ayudarán a su recuperación. No es lo único que importa pero es lo mensurable, lo
objetivo. Aquello a lo que el sistema atribuye la curación. Es nuestro objetivo hacer tomar
conciencia que el medicamento o la cirugía muy pocas veces son curativos. Casi siempre
son paliativos ya que si no se recorren las tres puertas juntas, la enfermedad retorna
invariablemente.
Esa conciencia será la que ayude a crear nuevos instrumentos que no sean tan cruentos
como muchos de los actuales.

Las tres puertas nos invitan a abrirlas y recorrerlas. Lo que siempre se consideró una
desdichada situación pasa a ser una fascinante posibilidad de conocerse y transformarse.
Está en nosotros elegir cualquiera de las dos opciones.

:::. Las tres puertas .:::

Los tres factores de la curación

Los tres factores de la curación.

Toda persona que cursa una enfermedad debe tener en cuenta tres factores que lo
ayudarán a curarse:
1- Autoridad: éste término deriva de autor, que es el que crea, el que hace progresar.
Lo primero que pierde un ser humano enfermo es la autoridad. No solo sobre su
cuerpo, ya que parte de su cuerpo se independiza de su voluntad y la enfermedad -
no le obedece-, sino hasta en las más pequeñas decisiones sobre su vida (ya no
puede hacer lo que quiere y si no hace lo que le dicen, su vida corre peligro). La
probable curación se ofrece a un precio muy alto. La autoridad se pierde cada vez
más hasta el extremo de ser considerado un niño que solo debe obedecer si quiere
lograr sanarse. Recuperar la autoridad sobre sí mismo y sobre un supuesto saber
que no admite cuestionamientos es algo que un sujeto enfermo (o que padezca una
crisis en su vida) debe plantearse y que cualquier tratamiento debe proponerlo
claramente.

2- Inclusión: este término significa poner una parte dentro de otra o contener una
parte en el todo. En la enfermedad, la persona pierde la pertenencia a su grupo que
ya no lo reconoce como una de sus partes. Se toma -licencia- y deja de ser quien
era. Cae en una soledad que es propia de los exiliados. Puede estar acompañado de
mucha gente pero ya no se siente uno de ellos. Tampoco se siente como sus
iguales, los enfermos, ya que su dolor es único y no lo puede compartir. Estar
enfermo es salirse de esa normativa que llamamos salud, pero estar gravemente
enfermo es quedar excluido de esa normativa que llamamos sociedad. Los
enfermos graves son excluidos de la sociedad (cáncer, sida, Althzeimer) con
eufemismos tales como internación, curas de salud o aislamiento por bajas
defensas.

3- -Amor: deriva del latín -a- (fuera) y -mort- (muerte). Aquí nos limitaremos a
referirnos a las dificultades que surgen en tratar a los enfermos con muestras de
afecto, escucharlos y tomarse el tiempo suficiente para hablar de sus necesidades y
preguntas. No es habitual que esto ocurra en los pacientes con diagnósticos graves.
Nos referimos al trato dispensado por los médicos, quienes son la tabla de
esperanza fundamental de estos pacientes. Los tratamientos médicos no deben ser
un calvario agregado al paciente sino una fuente permanente de aliento y de estar
comprometidos en la cura de la enfermedad.

Podemos decir entonces: 1- Nadie se cura sin autoridad.


2- Nadie se cura solo.
3- Nadie se cura sin amor.

Veamos algunas digresiones sobre estos tres factores.


Todos lo que han escrito sobre el papel del amor en la curación, han afirmado que es el
factor más importante en la cura. No tenemos dudas sobre ello, pero es necesario aclarar
que el concepto y la vivencia que cada uno tiene del amor son tan inherentes al proceso de
la cura que es imposible recetar fórmulas magistrales. Hay personas que se han curado por
una palabra y otras que se han enfermado casi por la misma palabra. De ahí que sea tan
importante conocer la historia de esa persona y el estilo que ha tenido en tratar de resolver
los problemas del amor. Porque el amor trae problemas y muchas veces de lo que se trata
no es de tener o no tener amor sino de cómo sobrevivir ante tal presencia o tal ausencia.
Es aquí que debemos entender que el amor sin la inclusión y la autoridad no es relevante
como factor de curación. Ellos tres forman una unidad.
El sujeto enfermo puede rechazar el amor y lo vive como un problema cuando su
inclusión a su grupo de pertenencia se ve amenazada. El llamado enfermo terminal queda
excluido de cualquier referencia al -grupo de los vivos-. Ya no puede hacer proyectos ni
tener identidad humana porque su muerte es una certeza para muchos. Esta es la manera
en que los vivos tratan a los muertos; ya perdieron su oportunidad y no pertenecen más a
los proyectos de la vida. Es la exclusión más espantosa que un ser humano puede vivir, ya
que ni siquiera tiene pertenencia al grupo de los muertos. Son -desaparecidos-. Aquí el
amor (fuera la muerte) está excluido y es habitual que se reaccione con franco rechazo
frente a las muestras de afecto de aquellos que las proponen. (Hay un ejemplo muy
provocativo en la película Pach Adams, sobre como el humor sí puede lo que no puede el
amor)
Otras veces, la demostración de cariño es lo único que permite la inclusión de una persona
y es la confirmación de una pertenencia que solo se percibe con tales muestras. Podríamos
decir que ésta es una actitud femenina, al contrario de la anterior que sería típicamente
masculina. Recordemos que el hombre vive la inclusión con un sentido dominante de -
esto es mío y me pertenece-; la mujer lo hace con un sentido de identidad o de -aquí
pertenezco-. Estos comportamientos dependen en realidad del carácter de cada sujeto y no
se refiere a su elección sexual sino a su naturaleza masculina o femenina. Hay muchos
hombres con conductas naturalmente femeninas y muchas mujeres con conductas
naturalmente masculinas.
El amor y la inclusión generan una verdadera autoridad. Hellinger dice que tener
autoridad es tener lo que el otro necesita. Se trata de crear un ámbito en donde el amor y
la inclusión sean posibles. El progreso de tales conceptos necesita de la autoridad. El amor
sin autoridad es sometimiento. La inclusión sin autoridad es obsecuencia.
Los tres factores deben estar unidos para curar y para curarse. La autoridad sin inclusión
es anarquismo. La autoridad sin amor es autoritarismo.
El orden médico es un orden sin amor ni inclusión. La asepsia de la medicina no incluye
ningún otro factor que no sea la autoridad y ésta ha demostrado ser ineficaz sin los otros
dos factores.
El amor sin inclusión es aislamiento. La leucemización de la medicina nos convierte en
glóbulos blancos inmaduros y tan ineficaces que se nos excluye y se nos resta autoridad.
La inclusión sin amor es masificación. Somos un ejército de elementos inmunes
anárquicos y autoritarios. Las enfermedades autoinmunes son la expresión de la falta de
unidad de los factores de curación.
Debemos entender que el sistema médico está incluido sin amor en el sistema de la
autoridad mundial. Su masificación sirve a los intereses de la autoridad mundial y no
como algún desprevenido pueda creer, a los intereses del sujeto enfermo o de la sociedad
enferma. Esta creencia de la medicina occidental como la única medicina creíble ha
generado reacciones de defensa de lo que nosotros llamamos cuerpo biológico, que son
similares a las reacciones defensivas que se han creado ante la masificación de los
gobiernos opresores de parte de lo que nosotros llamamos el cuerpo social. Las reacciones
biológicas las venimos conociendo como cáncer, sida, enfermedades degenerativas. Las
reacciones del cuerpo social las hemos conocido como terrorismo, drogadicción,
economicismo inhumano.
Esto es necesario entenderlo. La medicina está incluida pero sin amor. Es por eso que la
autoridad que surge de su visión del mundo es normativa pero no efectiva. Tal
inefectividad surge de la ausencia de uno de los tres factores de la cura y de la
masificación que presupone la inclusión sin amor.
Esta posición extrapolada a la enfermedad del sujeto nos permite avizorar el papel de la
medicina en las reacciones del cuerpo biológico a la normativa que propone, es decir, al
concepto de salud. Como los gobiernos opresores arrasan con el terrorismo, la medicina
reprime a estas reacciones de la masificación de la salud en el cuerpo. A estas represiones
las llama quimioterapia, retrovirales, inmunosupresión.
La orden de destrucción que los gobiernos occidentales han dado sobre el cáncer y el sida
(aún no entienden lo suficientemente el camino de aniquilación de las enfermedades
autoinmunes) está llevando a la peor masacre sobre generaciones enteras a escala
mundial. Ya se están leyendo estadísticas sobre la presencia de cáncer en 1 de cada 4
personas y se presume que serán 1 de cada 2 personas en diez años.
No se entiende el papel acelerador de la -aniquilación- en las reacciones cada vez más
desmesuradas del cuerpo biológico. Esto sigue generando nuevas y peores enfermedades.
La inclusión sin amor nos está llevando a lo que ni siquiera la exclusión ha logrado
llevarnos: a no darnos cuenta que el aislamiento y el anarquismo (propias de la exclusión)
ha generado mínimas cadenas informativas (virus, oncogenes) en relación a las máximas
cadenas informativas que está creando esta masificación de la falsa inclusión.

:::. Los tres factores de la curación .:::

Los cruzamientos
Pensemos en una gacela que descansa en un pastizal. Es pleno día y a lo lejos entre unas rocas
observa la figura de un temible predador: el león.

A partir de ese momento, la gacela activa los mecanismos de defensa que están programados en
su cerebro y así se prepara para un posible ataque. Esta preparación genera una redistribución de
la sangre hacia los órganos más importantes para la defensa (músculos, corazón, cerebro),
quitándole sangre a la superficie del cuerpo. Las pupilas se dilatan para ampliar el campo de
visión, puede haber eliminación de líquidos (diarreas, orina, transpiración) para aligerar el cuerpo,
los músculos se contraen dispuestos al ataque, el corazón late más rápido para dar más oxígeno a
los tejidos.

Todo esto no es pensado por la gacela ni es un acto de voluntad o de estrategia. Es la evolución la


que se encarga de poner en actividad estos mecanismos defensivos. Podríamos decir que "la
evolución piensa por la gacela" que solo se convierte en el receptáculo de ese pensamiento.

Durante millones de años la evolución buscó la mejor respuesta para enfrentar al león.
Seguramente habrá intentado innumerables conductas alternativas hasta encontrar la mejor para
asegurar una buena defensa. En ese tránsito se habran cometido todo tipo de errores pero un
buen número habrá conseguido una estrategia posible. Los que sobrevivieron incorporaron esas
conductas en sus cerebros a través de los genes y las han transmitido a las sucesivas
generaciones.

Es por eso que la gacela que ha observado al león obedece a su cuerpo y esta obediencia no es
fruto de una elección.

Ella carga con esa respuesta y podrá luego elegir diversas conductas : retirarse, luchar, someterse.
Eso dependerá de la "calidad" de la transmisión de aquel mensaje evolutivo. Habrá gacelas
cobardes o valientes. Algunas suicidas y otra libres.

Ahí tenemos un punto de inflexión en el determinismo biológico cuyo desarrollo es


asombrosamente más amplio en las conductas humanas, pero su base y sus límites tienen que ver
con ese programa cerebral de respuesta condicionada ante la amenaza a la supervivencia. Sin ella
no podemos entender ese punto de inflexión.

Este quizás sea el punto básico para llegar a comprender los cruzamientos entre lo físico y lo no
físico. Cuando un ser vivo está sometido a este punto de inflexión y sus mecanismos
condicionados se desbordan aparece lo que llamamos enfermedad.

Creemos que sin ésta comprensión es imposible abordar cualquier terapéutica. Aquí se desarrolla
el cruce entre respuestas físicas elaboradas en millones de años y realidades no locales que
responden a una lógica distinta.

Esta lógica de lo no local (no físico) no responde a los lineamientos de tiempo y espacio de la
biológica y es por eso que necesitamos crear nuevos conceptos que permitan la referencia a ella
en sus cruzamientos con la realidad física.

Un cruzamiento que habitualmente es negado o interpretado con ideas que se refieren a la lógica
física. Creer que la enfermedad tiene su origen solo en alteraciones moleculares, bioquímicas o
genéticas es desconocer ese cruzamiento e impedir que un nuevo nivel de realidad se haga
posible en el origen de la enfermedad.
Al no percibir esto, el refugio es combatir ciegamente lo que se ve y lo que se considera real. Se
ignora que el cuerpo está expresando esos cruzamientos con lógicas que no responden ni a la
destrucción ni a la mutilación.

La gacela que ve amenazada su supervivencia también podrá enfermarse. Podrá hacer un cáncer
de pulmón ante la persistencia del león por perseguirla. Podrá sufrir un glaucoma por el miedo que
la acecha o de insuficiencia renal por quedar desarraigada de su entorno al huir. Sus
enfermedades expresarán la respuesta biológica de su cerebro emocional ante la lucha por la
supervivencia. La Naturaleza da muestras permanentes de esta linealidad.

Pero el ser humano se ha salido de esta linealidad. Aunque paradojalmente permanece en ella. Se
ha producido un cruzamiento que exige pensar una nueva física que llamaremos "física del
cruzamiento".

Los focos de Hamer.

Como toda etapa nueva es difícil aceptarla. Los conocimientos que posee la humanidad justifican
un nivel de realidad al que se califica de "única verdad". Es muy duro para aquellos que han
comenzado a percibir otros niveles de realidad, poder expresarlo sin entrar en profundas
contradicciones con los principios básicos de la lógica.

Cuando estudiamos la historia de la medicina, nos asombran las explicaciones que se ofrecían en
aquellos momentos sobre el origen de la enfermedad. Los demonios, los miasmas, la influencia
telúrica, el aire que corría por las arterias, el útero que subía hasta el cuello eran considerados
basamentos científicos que satisfacían los principios de la lógica. (recordemos uno de ellos, el
principio del tercero excluido: "toda cosa es verdadera o falsa, no habiendo tercera posibilidad").
Ellos consideraban todos esos orígenes verdaderos.

Aquellos que observaban otros niveles de realidad que contradecían los pensamientos de la
época, eran herejes que querían destruir un sistema que daba certezas. Y estas siempre fueron
necesarias para la medicina. Aunque se podría escribir una historia del disparate con las certezas
de aquella época (y con muchas de las actuales).

Los que veían algo distinto se sentían obligados a callar o a tener comportamientos francamente
agresivos para ser escuchados. Paracelso refutaba la teoría de Galeno sobre la circulación del aire
en las arterias (algo que ahora nos parece absurdo) y llegó a quemar en la plaza pública todos los
libros de este médico que era considerado la máxima autoridad de la época.

Hoy también nos enfrentamos a similares dificultades. El Dr. Hamer, quien rebate con argumentos
justos y posibles los fundamentos de la medicina actual, es encarcelado y obligado a callar. Una
verdadera caza de brujas se instala sobre aquellos que siguen sus teorías. Los colegios médicos,
obligan a abjurar a todos sus colegiados de toda práctica basada en la Nueva Medicina, bajo
apercibimiento de cancelarles su matrícula profesional.

Revivimos en nuestro inaugurado siglo, las peripecias de aquellos que pueden (al igual que
Paracelso) percibir niveles de realidad que las doctrinas establecidas aun no pueden considerar.

Sabemos que en algunos años más esta nueva medicina será considerada, mejorada y aplicada.
Mientras tanto la transición nos obliga a fundar instrumentos que permitan crear la "masa crítica"
que despertará el cambio.
Creemos que la idea de los cruzamientos entre la realidad física- local y la realidad no física- no
local, puede actuar como cuña de este despertar.
Uno de los representantes de este cruzamiento son las imágenes captadas por Hamer en las
tomografías cerebrales. Sus mapas pueden ser estudiados por todos los médicos y analizados
desde el conocimiento previo de las imágenes normales. La respuesta actual de "los que aun no
pueden ver" va desde la indiferencia ante esas imágenes hasta la negación absoluta ya que según
ellos son "artificios técnicos provocados por la interfase entre un tejido cerebral y otro". Lo llamativo
es que estas imágenes (llamadas focos de Hamer: FH) siempre estén en un mismo lugar del
cerebro cuando se trata de un tipo de enfermedad pero en otro lugar específico cuando se trata de
una enfermedad distinta. También es llamativo que cuando la enfermedad se supera, aparezca
siempre acumulación de líquido (edema) en el lugar del FH.

El teorema de Bell.

Los FH se convierten así en representantes de estos cruzamientos entre una realidad física (la
enfermedad) y una no física (los sucesos conflictivos). Un cerebro que muestra imágenes cuyas
características necesitan una percepción no habitual. Los que lo ven no pueden entender que lo
que está no se vea. Los que no lo ven, se indignan que algunos vean algo que no está.

Pero el desafío es aún mayor ya que los que estudian los FH comienzan a verlos por todos lados.
¡Y muchos de ellos son realmente artificios técnicos!

Esto nos hace recordar el comportamiento humano ante las epidemias. Primero se las niega, luego
se aceptan casos aislados y por último se termina quemando a cualquier sospechoso.

De todas maneras, los FH están ahí. Son imágenes en forma circular, como dianas concéntricas
que aparecen en el mismo momento en que se produce un acontecimiento que el ser humano vive
como una amenaza a su vida, a la de sus seres queridos o a lo que considera su territorio o
identidad.

La aparición sincrónica de un hecho físico con un hecho no físico es un cruzamiento entre dos
niveles de realidad que se ven mutuamente afectados, traspasados en un instante por una
percepción que origina cambios.

Psiquis-Cerebro-Órgano. Un sistema filogenéticamente unido. Si conocemos la enfermedad física,


buscaremos la repercusión cerebral y el tipo de conflicto y allí estará. Si conocemos la TAC
cerebral, buscaremos la repercusión física y el tipo de conflicto y allí estarán. Si conocemos el tipo
de conflicto, buscaremos la imagen cerebral y la repercusión orgánica y allí estarán.

¿Qué es lo que sucede para que tres sistemas con lógicas propias reaccionen sincrónicamente?

La lógica del órgano es la que describe Hamer en la llamada tercera ley de la Nueva Medicina. La
del cerebro es la del aprendizaje condicionado . La psiquis sigue la lógica de las leyes del lenguaje.

Tres percepciones de la realidad que se activan sincrónicamente en un cruzamiento que hace


reaccionar a las partes como un todo.

Una de las paradojas mas llamativas de la física cuántica es la conocida como la de Einstein-
Podolsky-Rosen y que ocurre cuando un electrón y un positrón se encuentran y se destruyen . Allí
dos fotones A y B parten en direcciones opuestas. A partir de allí e independientemente de la
distancia que los separe, reaccionarán siempre en forma sincrónica. Si A cambia su carga, B
también lo hace. Lo que Einstein y sus colegas interpretaron como una paradoja que debía ser
explicada racionalmente en algún momento, el físico J. Bell lo demostró científicamente en 1965.
"Ninguna variable local oculta puede explicar las correlaciones que se dan en la paradoja EPR, lo
que deja abierta la posibilidad, aun cuando las separen años luz de que las partículas
permanezcan conectadas por un nivel subcuántico no local que nadie conoce."

Bell en su teorema demuestra que mientras la separación en el tiempo o en el espacio son "reales"
en ciertos contextos, dicha separación es "irreal" o carece de importancia en la mecánica cuántica.

Para Bell, la paradoja EPR sugiere que la información cuántica puede transferirse
instantáneamente desde una parte del universo hacia otra sin violar la teoría de la relatividad ya
que lo que se transfiere no es energía sino información.

Un cerebro que recibe información de una fuente que forma parte del Universo (un conflicto real o
simbólico) y responde sincrónicamente a esa información a la que está unida por ser parte del
todo.

Esta maravillosa demostración de unidad no es comprendida por la medicina de la


"especialización", que rechaza esta cosmogonía y propone tratamientos que corrompen esta
unidad sin dejarle posibilidad de expresarse.

La Nueva Medicina introduce esta cosmogonía para comenzar a entender que la polaridad A y B
son una unidad en busca de su integración. La comprensión que se hace de la enfermedad permite
continuar esa búsqueda.

:::. Los cruzamientos .:::

¿Qué es la enfermedad?

Concebimos a la enfermedad como un programa creado por la Naturaleza, que surge de la


interacción de todos los seres vivos y que tiene un claro sentido biológico, cual es la superación
de un obstáculo a la supervivencia.
En este concepto, debemos separar tres partes:
1) Es un programa creado por la Naturaleza: la enfermedad de ninguna manera es
algo casual o un error. La Naturaleza nunca se equivoca. Las manifestaciones físicas y mentales,
han sido creadas en el curso de la evolución e inscriptas en el cerebro para ser usadas ante
situaciones especiales. Muchas de ellas han sido muy útiles en determinados períodos de la
evolución de los seres vivos y se reactivan solamente cuando existe un conflicto biológico.
2) Surge de la interacción de todos los seres vivos: la vida es una sola. Se manifiesta
en el ser humano y en los demás animales; en los árboles y en el cosmos; en todo aquello que
Dios ha creado para que exista. Cuando entendemos esto, comenzamos a advertir que la
posición egocéntrica del ser humano es una de las principales causas de la enfermedad. La
experimentación con animales, la destrucción de los bosques, la contaminación del aire, además
de ser una deshonra que pesa sobre toda la humanidad, manifiesta un absoluto desconocimiento
de las Leyes que la naturaleza ha impuesto y que son transgredidas continuamente por el gran
predador del planeta: el hombre.
3) Tiene un claro sentido biológico cual es la superación de un obstáculo a la
supervivencia: es necesario repetir que la Naturaleza nunca comete errores. Todo lo que hace,
tiene sentido. Aunque aún no lo entendamos o aunque ese sentido nos parezca contrario a
nuestra lógica humana. La enfermedad surge en el ser vivo, cuando su supervivencia se ve
amenazada y se crea una situación que hace imposible una solución a esa amenaza.
Los tres operadores fundamentales.
Antes de profundizar en estos conceptos, debemos conocer tres operadores que nos permitirán
un mejor acercamiento.
El primero de ellos, es el que vamos a llamar Ley biológica y que se expresa de la siguiente
manera: "Toda tensión celular que no se descarga adecuadamente, vuelve a su fuente y se
descarga allí".
Las células son fuente de tensión permanente desde la formación del huevo fecundado.
Embriológicamente, la única forma que tiene la célula de descargar esa tensión, es la
diferenciación, es decir su crecimiento y especialización en las distintas funciones de cada tejido
y órgano. Cualquier obstáculo a ello, genera aumento en la tensión de la célula que imposibilitada
en diferenciarse, seguirá creciendo indiferenciadamente; es decir, se mantendrá primitiva y sin
especialización.
Cuando se supera la etapa embriológica, la tensión celular que no se descargue, tendrá otra
salida, cual es la descarga psíquica. Si ella viese obstaculizada su función, el mecanismo
embriológico se reactiva y solo es posible la descarga somática (el crecimiento indiferenciado).
El segundo operador que proponemos es una Ley psicológica, que se expresa así: "Todo ser
vivo está obligado a buscar incesantemente, sin conseguirlo plenamente, lo que desea ser
y a la vez está condenado a vivir constantemente lo que rechaza ser".
Podemos decir que esta ley está emparentada con la anterior, ya que todo lo que se rechaza (lo
que no se descarga) obliga a la célula a actuar ese rechazo.
La enfermedad, según esta segunda ley, seria un intento dramático de rescatar del olvido las
contradicciones fundamentales del ser humano y ponerlas a su consideración.
El tercer operador para abordar la enfermedad, es la llamada Ley Férrea del cancer o primera
ley de la Nueva Medicina. Ella se expresa así: "Toda enfermedad es producida por un
conflicto biológico". Aquí hay tres criterios a considerar: Primer criterio: toda enfermedad es
producida por un DHS, es decir un suceso sorpresivo, subjetivamente dramático y vivido en
soledad. Este DHS o hecho desencadenante es el que va a activar los programas cerebrales de
enfermedad El hecho en si, no produce la enfermedad, sino que es capaz de activar traumas
irrepresentables que permanecen inconcientes para el sujeto. Son estos traumas o significantes
pre-verbales los que si pueden actuar sobre las células cuya lógica de la realidad comparten.
En el segundo criterio, Hamer dice: "en el momento del DHS se instala sincrónicamente una
alteración celular en un órgano y una modificación cerebral que puede observarse a través de
una TAC cerebral". El suceso (DHS) que no puede ser verbalizado, activa fenotipos latentes cuyo
sentido es superar un obstáculo a la supervivencia.

El conflicto biológico.
La insatisfacción de una necesidad biológica, cuyo sentido se traslada a las conductas humanas,
es lo que llamamos conflicto biológico.
Las necesidades biológicas fundamentales ,es decir lo que la Naturaleza la exige a los seres
vivos que aprendan a superar en el curso de la evolución, son cinco: Nutrición, Reproducción,
Defensa, Sostén y Comunicación.
Tomemos una de ellas para entender el concepto de conflicto biológico. La necesidad de nutrirse
implica detectar a la presa (verla, olerla, oírla) y luego cazarla. Una vez muerta, tragarla, digerirla
y eliminarla (luego de aprovechar sus nutrientes). Cuando hay un obstáculo a algunos de estos
pasos y ello amenaza la supervivencia del animal, se activa un programa de supervivencia para
superar ese obstáculo.
Como estamos hablando del tubo digestivo la zona del cerebro que se activará es el tronco.
Desde allí, surgirán precisas órdenes a las células del tubo digestivo. Si no se consigue (caza) la
presa, serán las células del hígado las que crecerán para aprovechar al máximo el escaso
alimento que existe. Si la presa se ha tragado pero es demasiado grande, serán la células del
esófago o del estómago las que crecerán, para poder utilizar una gran cantidad de enzimas para
facilitar su paso. Si la presa se ha digerido pero no se puede eliminar, serán las células del
intestino grueso las que crecerán para poder cumplir con esa función.
Como vemos, la única respuesta posible de todo el tubo digestivo ante la insatisfacción de
nutrirse, será la proliferación celular que si se mantiene un tiempo generara una formación que
llamamos tumor.

La metáfora psicobiologica
Lo que acabamos de describir es una respuesta biológica a una necesidad insatisfecha.
Pertenece a una lógica somática que guarda relación con el período evolutivo en el cual esos
órganos tuvieron origen.
En esos período la única forma que tenían era un largo tubo que se fue diferenciando en
funciones específicas, hecho que sigue ocurriendo en el período humano de cualquier feto
humano.
Las células fueron diferenciándose para asumir funciones que los requerimientos de la naturaleza
le imponía. No existía el cerebro moderno ni el lenguaje. El soma se expresaba a través del
cerebro antiguo que respondía a una lógica de percepción del estímulo de una determinada zona
cerebral y luego (por repetición o inhibición) creaba una asociación (estímulo- zona cerebral-
órgano) que generó los primitivos mapas cerebrales que continúan aún actuando en nuestros
cerebros.
Al aparecer el cerebro moderno y el lenguaje se recategorizaron estos antiguos mapas, a la vez
que aparecieron otros nuevos, que establecieron contacto con los antiguos mapas cerebrales.
Esta relación" primitivo- moderno" o "señal- símbolo" es la que permitió el traslado del significado
de las necesidades biológicas a las típicas conductas humanas, generando una metáfora que
comenzamos a llamar conflicto psicobiológico.
Así, los antiguos conflictos de nutrición, pasaron a convertirse (a través del lenguaje) en conflictos
de poder, de insaciabilidad, de indigeribilidad, de suciedad. La proliferación del hígado podrá
aparecer ante deudas económicas que la propia persona vive como una amenaza a su
supervivencia, aun cuando exista suficiente alimento para comer. La proliferación de las células
del esófago, se producirá ante situaciones familiares o laborales que la persona "no puede
tragar". Las lesiones del intestino grueso, se generarán ante hechos por los cuales el paciente "se
sienta cagado".
Toda una respuesta cualitativamente humana ante un hecho que deja de tener el monopolio
psicológico y que solo desde la biología, podremos interpretar, diagnosticar y tratar.

:::. ¿Que es la enfermedad? .:::

Sobre la Nueva Medicina

Se llama Nueva Medicina a una serie de conceptos descriptos por un médico alemán, el Dr. Rike
Hamer, a comienzos de la década del 80, que nos permiten una evaluación distinta del origen y
del proceso de la enfermedad y que nos propone un profundo cuestionamiento a la relación entre
el enfermo y el médico.

En éste breve artículo, sólo tomaremos una parte de los conceptos de Hamer para tener un
acercamiento a ésta propuesta que muchos definen como la medicina del futuro.

Hamer describe una triple relación entre: 1) ciertas zonas cerebrales (sólo visibles en una
tomografía de cráneo); 2) determinados conflictos que tienen que ver con las crisis de
supervivencia (llamados conflictos biológicos) y 3) los órganos comandados por las zonas
cerebrales descriptas.
Es a partir de ésta triple relación, que puede hacerse con una tomografía de cráneo sin contraste
(y muchas veces sin recurrir a biopsias o estudios cruentos) un diagnóstico del órgano enfermo,
el tipo celular involucrado, su evolución (en algunos casos, puede prevenirse hasta con 15 días
de anticipación un infarto), su antigüedad, el colorido del conflicto que ha producido la
enfermedad (lo que orienta al tipo de terapéutica a realizar a ése nivel) y otro tipo de
informaciones que ayudan a la evaluación y a la elección del tratamiento.

A pesar de lo atractiva de ésta posibilidad, no es éste el punto crucial de la Nueva Medicina, sino
entre otros, lo que Hamer llama la quinta Ley sobre el sentido biológico de cada enfermedad.
Entender la historia de los llamados conflictos biológicos, apoyados en una comprobación técnica
cual es la tomografía cerebral, es de una ayuda inestimable en un momento evolutivo en el cual
el paradigma científico sigue siendo necesario.

Veamos un poco más.

La conciencia ha sido definida como la capacidad que tiene un ser vivo de percibir información,
analizarla y emitir una respuesta adecuada. En los llamados animales inferiores( la escala
evolutiva de los vertebrados comienza en los peces, sigue con los anfibios, reptiles, aves y
mamíferos, entre los cuales estamos), la conciencia les permite dar respuesta a necesidades
básicas como la alimentación y la reproducción. A medida que la evolución avanza, las
respuestas se hacen cada vez más complejas. Con la adquisición del lenguaje, la cultura y el
aprendizaje se adquieren conductas muy elaboradas. Cuando un animal se ha atragantado con
un trozo de carne que no puede digerir ni expulsar, se enfrenta a una crisis de supervivencia (se
ahoga). Su cerebro ordena producir mayor cantidad de células en el tubo digestivo que a su vez
elaboran mayor cantidad de jugos que permitan digerir el trozo de carne. Es una conducta
programada en el cerebro ante una crisis de supervivencia. Si el proceso se mantiene, el órgano
se enferma (esofagitis, gastritis, cáncer de estómago).

El cerebro no distingue entre lo concreto y lo simbólico. En el ser humano, el trozo de carne


atragantado que es capaz de activar un programa de supervivencia(que no es otra cosa que la
enfermedad) es sustituido por la traición de un amigo, los conflictos familiares o laborales o
cualquier otro que sea indigerible. La civilización actual es una fuente inagotable de conflictos
biológicos y las respuestas para adaptarse a éstas nuevas situaciones son francamente escasas.

Para que la traición de un amigo se convierta en un conflicto biológico y no en el usual conflicto


psicológico que vivimos cotidianamente, debe tener ciertas características que Hamer ha
desarrollado en sus trabajos.

En el caso de una madre que va paseando con su hijo y éste se suelta imprevistamente de su
mano, la vivencia que predomina en el hecho, podrá afectar distintos órganos. Si lo vive como
una pérdida que tiene que ver con la preservación de la especie, afectará el ovario (quistes,
tumores). Si lo que predomina es la vivencia del ataque al territorio arcaico (el nido), se enfermará
la glándula mamaria izquierda (si la mujer es diestra). Si afecta su valoración como madre,
producirá descalcificación en la cabeza del húmero izquierdo.

El miedo frontal producirá agrandamiento de los ganglios del mediastino. El miedo amenazante
que viene por detrás producirá glaucoma.

Los conflictos de ataque a la propia integridad, tendrán que ver con las lesiones de la dermis
(melanomas). La resistencia a una situación con la diabetes. La suma de un conflicto de
frustración con otro de separación o de invasión de territorio, generarán una sintomatología
depresiva.
La profundidad de los estudios de Hamer hacen que el acto médico sea un hecho científico y no
una moda fundada en estadísticas. Una enfermedad (cualquier enfermedad) puede ser curada si
realmente se sabe qué es. Si no se sabe qué es, sólo se la intenta eliminar. La raíz latina de curar
es todo lo contrario. Curar es hacerse entero.

El hombre moderno se ve enfrentado a nuevas enfermedades. Las respuestas que vienen desde
la medicina no alcanzan para entenderlas ni superarlas. Los conceptos que trae la Nueva
Medicina, permiten sospechar que el orden médico reinante tiene serias deficiencias en su
concepción de la enfermedad, que haría imposible afirmarse como terapeuta en los nuevos
tiempos. El cáncer y el sida son llamados de atención que hablan de la dificultad de entender lo
que la propia naturaleza del hombre produce.

Y necesitamos hablar del cuerpo, del alma y del espíritu. Hamer hace un llamado a los médicos
"de manos calientes" para ejercer una verdadera medicina sagrada. De ésto, seguiremos
hablando.

:::. Sobre la Nueva Medicina .:::

La naturaleza humana

La naturaleza humana.
Este es un tema determinante para la medicina psicobiológica. Y lo es porque
no solo nos importa el sentido de la enfermedad, es decir, el objetivo
biológico que persigue la célula y el órgano cuando hace un tumor, una
úlcera o una parálisis, sino que trataremos de aclarar desde que necesidades
básicas se desarrolla la existencia. Es claro que una naturaleza violenta
orientada por el instinto de muerte no puede tener las mismas necesidades ni
los mismos objetivos en su vida que una naturaleza cooperativa y armónica.
Si bien todos los seres humanos no somos iguales, debemos coincidir en que
nuestra naturaleza debe ser similar o por lo menos que un aspecto de esa
naturaleza ha predominado en los últimos diez mil años ya que en aquella
época los grupos humanos no convivían en número mayor de treinta y
actualmente logran hacerlo por millones. Si lo han logrado es porque una
supuesta violencia innata no los ha hecho eliminar entre sí y lo que ha
prevalecido es la convivencia.
Pero lo que es más importante aún es el mensaje que desde la unidad de vida,
es decir, desde la propia célula, recibimos desde hace millones de años.
Leamos lo que dice A. Montagú: -La fuente de la sociabilidad de todas las
criaturas vivientes, se origina en el organismo vivo. Todas las
células provienen de otras células. No pueden nacer de otra manera. Se logre
por división asexual o por conjugación sexual, el proceso es de
interdependencia entre las células-.Todos los tejidos de cada organismo -
recuerdan- siempre esta situación de interdependencia.-
Esto se sabe desde hace mucho tiempo. Ya en 1894, el embriólogo Wilheim
Roux, separó las células de un huevo de rana y colocó las células separadas
en agua a una cierta distancia entre ellas. Las células fueron acercándose
espontáneamente hasta establecer contacto entre sí.
Las palabras de Montagú nos remiten inmediatamente a Hamer, en donde los
órganos -recuerdan- las amenazas a la supervivencia que vivieron hace
millones de años y actúan como lo hicieron en ese momento, reproduciendo
células que intentarán superar esa amenaza.
La experiencia de Roux nos recuerda el conmovedor dilema que se le planteó
a Einstein cuando no pudo explicar que dos fotones nacidos juntos y luego
separados, siempre buscaran unirse aún a kilómetros de distancia.
Debemos entender que lo que sucede en la vida, siempre guarda relación con
las características de la vida misma. La enfermedad, que es algo que sucede
frecuentemente en la vida, tiene que ver con la naturaleza humana, que tiene
la misma esencia que la naturaleza de la vida. Y este es el propósito de este
capítulo. Demostrar que lo que llamamos enfermedad, y que muchas veces,
nos lleva a la muerte, no es la expresión de la lucha por la supervivencia (que
es lo que dice Hamer) sino el accionar frecuente y en todos los ámbitos de la
vida con procederes que van en contra de la naturaleza humana. Que ha sido
el apartarnos de nuestra naturaleza lo que nos ha llevado a un mundo lleno de
enfermedades. Y que solo recuperando nuestra naturaleza, podremos abordar
la enfermedad con la absoluta certeza de estar en el camino correcto.

La supervivencia.
Hay suficientes pruebas que demuestran que la cooperación o lo que
Emerson llama la facilitación biosocial es el factor determinante para mejorar
la supervivencia de la mayor cantidad de especies. Lo que se ha dado en
llamar -la lucha por la supervivencia- o la -selección del más apto- debe ser
reemplazado por la -cooperación para sobrevivir- y las -selecciones de los
aptos-.
Hamer parte del supuesto de que la enfermedad surge de la insatisfacción de
las necesidades biológicas fundamentales. Creemos que para ser coherentes
con su teoría debemos agregar varias necesidades más que no están
contempladas. Una de ellas es la dependencia de la madre durante el
desarrollo del ser vivo. Esta necesidad biológica es la que más secuelas deja
cuando no ha sido satisfecha adecuadamente. Otra necesidad que debemos
contemplar es la de descarga de la tensión celular que espontáneamente se
produce por la naturaleza de la célula. Y a esa descarga la llamamos juego. Y
una tercera necesidad que queremos agregar es el descanso, en donde el
sueño ocupa un lugar reparador fundamental.
Es así que las necesidades biológicas y sus insatisfacciones quedarían
agrupadas así:
1) Necesidad de nutrición. Se refiere a la comida, al líquido y al aire. Los
tres son presas que si no se consiguen amenazan la vida. Su
metabolismo interno y su eliminación están incluidas en esta necesidad
y cuando son interferidas también amenazan la vida.
2) Necesidad de reproducción. Se refiere a la procreación y en nuestro
caso, la sexualidad amenazada también queda incluida.
3) Necesidad de defensa del territorio primitivo. Es el propio cuerpo y la
cría. Cuando sufren ofensas o ataques, son fuente de enfermedad.
4) Necesidad de estructura. Es la afirmación del organismo y de lo que lo
sostiene. La autovaloración queda incluida.
5) Necesidad de agrupamiento. Aquí Hamer hace una clara diferencia
entre el hombre con su necesidad de poseer un territorio y la mujer con
su necesidad de pertenecer a un territorio.
6) Necesidad de dependencia. Desde la gestación hasta el nacimiento y
desde allí hasta la interdependencia.
7) Necesidad de juego. Es la descarga de la tensión celular para que no
supere los umbrales tolerados que provocarán descargas atípicas.
8) Necesidad de descanso. Aquí se incluye el dormir y la relajación del
organismo del estado de vigilancia.

A partir de estas ocho necesidades podemos abordar el concepto de


supervivencia desde otro lugar. El solo hecho de introducir el descanso, el
juego y la dependencia como absolutos biológicos nos hace entrar en un
terreno distinto al planteado por Hamer. La teoría de la nueva medicina
reposa en el concepto de lucha por la supervivencia y selección del más apto.
La teoría de la medicina psicobiológica descansa en la cooperación para vivir
y en la responsabilidad que tenemos todos por nuestros enfermos. En este
sentido, es una medicina universalista, en donde todos tenemos que cambiar
si pretendemos curar la enfermedad.
La supervivencia ya no depende de una lucha feroz por ganar una carrera en
donde la vida es conflicto y el trofeo es la posibilidad de sobrevivir. No
creemos en ese modelo de vida ni de ser humano. Son modelos falsos y que
los sistemas de poder se empeñan en introducir a cualquier precio.
La supervivencia depende de lo que hizo la humanidad antes que nosotros y
de lo que estamos haciendo nosotros. No es por un suceso traumático que nos
enfermamos sino por como esos sucesos inciden sobre lo que somos. Y lo
que somos depende no solo de nosotros sino de lo que nos dejaron ser en esa
absoluta dependencia filogenética y ontogenética en la que vivimos.
Una célula madre se divide en dos células hijas en un proceso maravilloso
impregnado de detalles que la medicina ha marginado de sus intereses. En el
capítulo -La mítica de la mitosis- hemos hablado de ellos. Hemos observado
como la célula aumenta su masa hasta lograr el volumen adecuado para
albergar a dos células hijas. Como se inspecciona que todo marche bien para
realizar el proceso con rigurosidad. Como se copia la información que se va a
trasladar con una fidelidad absoluta y como al fin se realiza la división con la
autoridad que da el poder de tener lo que se necesita para hacerlo.
La división celular (que es el nacimiento de la vida) es un proceso de
cooperación que marca el destino de aquellos que así nacemos.
Nuestra naturaleza es darnos vida. Ayudarnos a crecer. Transmitirnos lo
aprendido. Cuando Hamer habla de un conflicto con nuestras necesidades
debemos resituar ese conflicto no en una lucha por la supervivencia personal
sino en un fracaso de la responsabilidad de todos. Cuando hay un conflicto
indigerible, la enfermedad no aparece solo para satisfacer la necesidad de
nutrición, sino por el fracaso en el cumplimiento de la necesidad de
dependencia, que es lo que provoca la activación del mandato generacional
de inmediata reparación de tal incumplimiento. Y esto ocurre así porque en
nuestra biología está escrita la dependencia con el otro y si aparece una
insatisfacción en la nutrición, aparece inmediatamente otra insatisfacción en
la relación que nos une a los otros. No hubiésemos nacido a la vida sin el
otro y esto nuestros tejidos y órganos lo recuerdan como dice Montagú. Ellos
necesitan del otro y cuando una necesidad biológica es insatisfecha, esta
necesidad del otro se impone aún más que la anterior necesidad.
Lo que propone la medicina psicobiológica es ir más allá de la idea de
conflicto con el medio e introducirnos en la concepción de la vida como un
fenómeno que nos incluye a todos. La necesidad biológica de dependencia es
la necesidad fundamental que propone la vida como relación creativa y no
como conflicto de supervivencia. Debemos aprender a abandonar la
concepción de lucha por la vida, porque estamos capacitados para crecer
como humanidad. La enfermedad es el producto de la concepción beligerante
de la supervivencia que trae como resultado la aniquilación de aquellos que
esta concepción considera débiles. Pero esta presunta debilidad no es otra
cosa que la necesidad de dependencia que ha sido tergiversada por los
sistemas de poder y convertida en un individualismo alejado de la realidad
biológica de crecimiento mutuo y cooperativo.
Para un sistema como el que vivimos, la bondad, la cooperación, la ayuda
mutua son signos de debilidad y no tienen valor de supervivencia habiendo
sido reemplazados por el egoísmo, la envidia y la destrucción de los otros. A
estas últimas personas se las llama fuertes y triunfadoras. Hemos observado
que ellas enferman frecuentemente de las llamadas enfermedades comunes,
tales como gastritis, sinusitis y neurosis. Pero cuando se trata de las llamadas
enfermedades mortales, tales como el cáncer, el sida o las autoinmunes, son
las llamadas personas débiles las que sufren en mayor número.
Indudablemente no hay estadísticas sobre esto y solo lo nombramos como un
dato de observación. Hasta puede parecer una observación ingenua pero
debería ser tenido en cuenta. Niños que parecen ángeles, hombres y mujeres
con un gran sentido de su familia, ancianos sacrificados y pacientes. Ellos
parecen ser las víctimas elegidas por un sistema egoísta e individualista para
sufrir las enfermedades sobre las cuales extrañamente, la ciencia no descubre
un tratamiento curativo.
El momento evolutivo actual es una encrucijada en donde la humanidad
puede optar por reforzar el sistema de la lucha por la supervivencia o por el
contrario, modificar este sistema y reencontrarse con su naturaleza de
cooperación por la supervivencia.

Un nuevo horizonte.
Nuestra colaboración en este reencuentro es la teoría de la posición biológica
del enfermo por un lado y por el otro, la elaboración de la metonimia del
cáncer a partir del lenguaje de los órganos y de los mandatos generacionales.
Creemos que con ellos, estamos facilitando la conciencia de lo que somos en
nuestra relación con la historia y con la de nuestro organismo.
Si nuestra psiquis se forma a partir de un Ideal que lo aporta el otro (el Ideal
del Yo), nuestro organismo se forma a partir de otro Ideal que hemos
llamado Ideal de supervivencia. Cada órgano tiene una historia, en donde las
células se organizaron y cooperaron para adaptarse a los cambios que
proponía un medio pero que también era determinado por el propio
organismo en su búsqueda de mayor cooperación con el resto de lo
organismos. La tensión celular es el producto de los distintos mecanismos
que mantienen la vida. El uso de los alimentos y del oxígeno crea energía
que es usada e inteligentemente reservada. Nuestras células no están muertas.
Están vivas. Se intercambian elementos, se inhiben, se estimulan, se
transmiten información. Somos una fábrica en permanente actividad. Si
tocamos un cuerpo que está en actividad física, observaremos que sus
músculos están tensos. El organismo en actividad está en tensión. La
actividad de la vida ha sido la fuente de la necesidad de la descarga de la
tensión que esa misma actividad produce. Y el organismo ha cooperado
produciendo una mayor complejidad. Una de las mayores fuentes de tal
complejidad ha sido la división celular. Esta se ha producido toda vez que la
tensión acumulada ha necesitado descargarse tal como ocurre en las amibas.
Esto puede considerarse un acto de amor; en lugar de destruirse por el exceso
de tensión, se divide para dar lo que tiene a estas nuevas células. Pero esta
división producto del amor no es anárquica o descontrolada. Por el contrario,
hay un riguroso orden para que las nuevas células reciban toda la
información que necesitan y continúen con las capacidades de sus células
madres. En el cáncer, este orden y estas capacidades se pierden y si
observamos adecuadamente a estas nuevas células lo que predomina es el
aislamiento, la pérdida de cohesión y de intercambio y la estrategia de
supervivencia individualista. La naturaleza humana, cooperativa y armónica
se reemplaza por una naturaleza que parece anterior a la célula tal como la
conocemos actualmente. Una célula en crisis de supervivencia y que la busca
desesperadamente pero sin el sentido que encontró luego de millones de años
de haberlo intentado y luego de innumerables fracasos. Una crisis biológica.
Hamer ve en esta crisis un sentido de resolución que nosotros no observamos
en el cáncer. Sí observamos ese sentido en las llamadas enfermedades
comunes en donde la respuesta es siempre con células maduras. Pero cuando
se ponen en juego células no maduras, el sentido no puede ser maduro.
Creemos que las células del cáncer no buscan solucionar la crisis de
supervivencia sino que (por lo menos en primera instancia) la denuncian. Y
lo que están denunciando no solo forma parte de la historia personal de quien
la sufre, sino que incluye esa historia en una crisis de supervivencia de toda
la humanidad. Y las células del cáncer se vuelven individualistas porque
expresan la ausencia de contención biológica, es decir, la exclusión de un
cuerpo social sin el cual no hay posibilidad de supervivencia.
Aquí comenzamos a percibir un nuevo horizonte, que es ni más ni menos que
la reconstrucción de una naturaleza que recupere los valores fundamentales
de la vida. El ser humano ha perdido la conexión con esos valores que
descansan en la cooperación y en la búsqueda de la armonía. La unidad de
vida que es la célula así actúa. Nosotros que somos miles de miles de
millones de células actuamos como si fuéramos un organismo hecho de
ideales ajenos a esta naturaleza. Nuestros -yoes- parecen haber triunfado
sobre nuestras células y quieren enseñarnos lo que somos y lo que debemos
ser. El Ideal del Yo ha terminado siendo un cuerpo lleno de agujeros. Un
cuerpo que no lo es. No hay naturaleza en ese cuerpo. No es un cuerpo
biológico. Es un cuerpo imaginario.
Y el cáncer y todas las enfermedades que llamamos arquetípicas vienen a
denunciar ese ultraje a la naturaleza que la humanidad viene cometiendo
desde hace muchos años. Y esas injusticias cometidas han dejado marcas en
nuestros genes hechos para la cooperación y la armonía. Esas marcas (que la
medicina cataloga de genes del cáncer) las tenemos todos pero solo algunos
(aunque cada vez más) las activan en sus organismos dando nacimiento a la
enfermedad. Lo que Hellinger llama un error inútil basado en el amor y lo
que Hamer considera un intento de solución de una crisis de supervivencia,
yo pienso que es la necesidad biológica de interdependencia. Es ella la que
está en el comienzo de la denuncia biológica de la crisis. Las células no
toleran más tamaña injusticia. Cada ser humano es para la humanidad como
una célula y ese cuerpo que llamamos humanidad observa azorado las
necrosis de sus células, su ausencia de cooperación, su independencia y
aislamiento. No hay conciencia de cuerpo. Ni en la persona, ni en la familia,
ni en el país, ni en la sociedad humana. La sexta necesidad, la que nace con
la vida, la interdependencia -que recuerdan todos los tejidos- no es satisfecha
y no hay cuerpo social. Las enfermedades por insatisfacción de la sexta
necesidad son las que activan las células inmaduras.

:::. La naturaleza humana .:::

Las fuentes de la Medicina Psicobiológica

Las fuentes de la Nueva Medicina Psicobiológica.


Creemos necesario nombrar las bases teóricas de las que nos hemos
nutrido para pensar la enfermedad. Ellas son:
1) La nueva medicina de Hamer.
2) La psicosomática psicoanalítica.
3) La teoría sistémica de Hellinger.
4) Los trabajos gelstalticos sobre la enfermedad orgánica.
5) El enfoque antropológico del mito.
6) La filosofía homeopática.
7) La biología evolutiva.
Es a partir de estos siete aportes que hemos ido construyendo una
teoría inclusiva en donde las células tienen su propia mitología y
los órganos son dirigidos por arquetipos de conducta desarrollando
un texto que es la historia del cuerpo. Pero esta historia está
contenida en una red que no permite exclusiones. Esto es
determinante para que la lectura del cuerpo que nosotros hacemos
no se convierta en la lectura de un individuo sino en la de la
historia de la evolución en ese individuo. Es a partir de allí que la
homeopatía nos ayuda a acompañar la inscripción de lo psi en lo
biológico.
Esta integración no es una combinación de teorías sino la
conclusión necesaria de un conocimiento con sentido. El
atravesamiento de lo real (ese grito biológico sin objeto
predeterminado) por un conocimiento que aporta un significado a
lo que es imposible significar desde el lugar que la medicina le ha
asignado. Eso que conocemos como enfermedad.
Hemos querido llamar nueva medicina psicobiológica a este
atravesamiento porque el aporte de Hamer nos parece fundacional.
Pero no le vamos a exigir al médico alemán que además de
semejante aporte nos de la llave para la integración que
pretendemos. Lo que sí vamos a exigir es que se nos permita pensar
sin ser descalificados por no pensar como él. No es esto una lucha
territorial por saber quien es el dueño de la verdad, sino un trabajo
cuya fuente principal no es ni Hamer ni Hellinger sino el dolor de
nuestros pacientes y el desafío de escucharlos para aprender de su
palabra y de la historia en la que están inmersos. Ese es nuestro
compromiso.
Por eso ahora describiremos las siete fuentes de la nueva medicina
psicobiológica para poder entender adecuadamente nuestros
propios aportes (la sexta ley, la exclusión de los requerimientos
generacionales, la metonimia del cáncer, la metonimia de curación,
etc.) y abordar luego las distintas enfermedades y el tratamiento de
las mismas.
:::. Las fuentes de la Medicina Psicobiológica .:::

La próstata

La próstata es un órgano que está presente solo en el varón, impar, con forma de
castaña y está situada en la pelvis, detrás del pubis, anterior a la ampolla rectal y rodeando
la uretra proximal. Esta situación y su relación de vecindad con la vejiga urinaria y el
recto, explicará muchos de los síntomas presentes en las distintas patologías de la próstata
La próstata, junto a las vesículas seminales, las glándulas bulbouretrales de Cowper y las
glándulas periuretrales de Littré constituyen las glándulas sexuales que contribuyen a la
formación del líquido seminal. Está rodeada por una falsa cápsula fibromuscular,
denominada cápsula propia. Esta pseudocápsula está considerada el límite de los procesos
localizados y teóricamente con los estadios del cáncer curable. Atravesando la próstata en
su mitad y en dirección cráneo-caudal está situada la porción prostática de la uretra, que
comienza en la cara vesical de la próstata y sale de la misma por el ápex prostático. La
próstata, como glándula, está constituida por tejido adenomatoso y fibroso. El 30 por
ciento de su peso es fibro-muscular y el resto son elementos glandulares. Se han descrito
varios modelos anatómicos para el estudio de la próstata (el de Lowsley, el de Franks,
etc.), pero el más aceptado es el modelo zonal de McNeal, el cual distingue cuatro zonas
diferentes que son asiento de distintas patologías. Estas cuatro zonas son: - Zona anterior,
de constitución fibromuscular y sin estructuras glandulares. - Zona central, que contiene
los conductos eyaculadores y representa el 25 por ciento del volumen prostático. En esta
zona se originan los procesos inflamatorios y se asientan el 8 por ciento de los cánceres de
próstata. - Zona de transición, que representa entre un 5 y un 10 por ciento del total del
volumen prostático. Esta es la zona de desarrollo de la hipertrofia benigna de próstata y
del 25 por ciento de los adenocarcinomas de próstata. - Zona periférica, que constituye la
porción postero-inferior de la próstata. Es el origen del 67 por ciento de las
neoformaciones prostáticas y representa el 70 por ciento del volumen prostático.
CAMBIOS ESTRUCTURALES DEBIDOS A LA EDAD La próstata es muy pequeña
durante la infancia, estimándose su peso hasta los 10 años de edad sobre 1,4 gr. Durante la
pubertad se produce una hiperplasia del epitelio ductal, llegando a pesar la glándula entre
10 y 14 gr a los 20 años. Entre los 35 a 40 años consigue su desarrollo final a expensas del
componente glandular, alcanzando para entonces un peso medio de unos 20 gramos. A
partir de esta edad comienza a desarrollarse una involución prostática a la vez que puede
aparecer una Hiperplasia Benigna de Próstata alrededor de la uretra prostática (zona
transicional) o en la zona central (lóbulo medio prostático). HISTOLOGÍA
Histológicamente, el 95 por ciento de los tumores primarios de próstata son
adenocarcinomas de tipo acinar. Otras formas de presentación son el adenocarcinoma
ductal, carcinoma endometroide, carcinoma neuroendocrino, adenocarcinoma mucinoso,
carcinoma de células pequeñas, carcinoma transicional, carcinomal escamoso y tumores
no epiteliales como el rabdomiosarcoma y sarcoma del adulto. FISIOLOGÍA DE LA
GLÁNDULA PROSTÁTICA La próstata es una glándula exocrina. Su función principal
es la secreción del líquido prostático, que junto a las secreciones de las vesículas
seminales, glándulas de Cowper y Littre, y el testículo, constituye el semen. Otras
funciones menos relevantes son servir de sostén a la base vesical, aportar resistencia a la
uretra en el papel de la continencia en la micción y participar en la fase de emisión de la
eyaculación al contraer su musculatura lisa y vaciar su secreción en la uretra. Un aspecto
importante dentro del crecimiento y desarrollo de la próstata es la influencia que sobre
ella tienen los andrógenos. La testosterona se produce fundamentalmente en el testículo
(90-95 por ciento) y en un 5 por ciento a nivel renal. Actúa sobre los receptores
androgénicos situados en las células epiteliales y estromales prostáticas. La testosterona
pasa a dihidrotestosterona por medio de la 5-alfa-reductasa y regula la función celular de
las células prostáticas. Por último, debe saberse que los estrógenos segregados por los
testículos actúan sinérgicamente con los andrógenos y que la prolactina potencia la acción
de los andrógenos sobre las células prostáticas. Aspectos simbólicos de la próstata. Desde
el punto de vista de la anatomía rescatamos su forma y su ubicación. En cuanto a la forma,
algunos la comparan con una castaña y otros con una nuez. Lo cierto es que es redondeada
y cuando se agranda parece una pelota (la sensación que refieren algunos es justamente
esa: -siento como una pelota en el piso de la pelvis-). Le sirve de base a la vejiga y esto (lo
mismo que su ubicación con respecto a la uretra) hace que provoque al agrandarse
síntomas tales como retraso en el comienzo de la micción, chorro de orina corto, goteo
post miccional y necesidad de vaciar la vejiga con frecuencia. También puede producir
compresión sobre el recto con dificultad en la defecación. Su papel en la formación del
semen y su relación con la eyaculación, hacen que aparezcan dificultades sexuales. Es un
órgano de origen endodérmico formado fundamentalmente por glándulas. Próstata deriva
del latín y significa -hacer público- o -echar hacia fuera-. Cuando la próstata es extirpada
no se produce más la eyaculación (es decir, no se echa más hacia fuera). Con estos
aspectos podemos decir que la próstata tiene que ver con la marcación del territorio (por
su efecto sobre la vejiga) y con la terminación sexual. Hamer relaciona las enfermedades
de la próstata con conflictos sexuales de connotación sucia y también con dificultades en
el territorio en hombres que por disminución de los niveles hormonales ya no reaccionan
con otros órganos más territoriales (pulmón o coronarias). El adenoma de próstata es
una enfermedad común (no arquetípica) y su metáfora psicobiológica es la expansión, es
decir la ampliación de sus funciones territoriales y sexuales. En el orden territorial es -
marcar territorio con más frecuencia- (por la amenaza de la pérdida) -marcar menos
territorio- (chorro corto), -dejar recuerdos de la marcación- (goteo). Todas conductas
típicas de un hombre que va perdiendo naturalmente (por el paso de los años) su jefatura
territorial. La próstata ayuda a expandir simbólicamente en el plano biológico la
percepción de lo que considera su territorio. En el orden de la sexualidad, la próstata
simbólicamente es terminar (eyacular) con algo pero también es la creatividad (el
alimento y el vehículo de los espermatozoides) en todos los planos de la vida. Al
expandirse (adenoma) logra biológicamente sustituir la falta de creatividad y la dificultad
en terminar una etapa de la vida. Tener la próstata agrandada es -estar viejo y orinarse
encima-; -tener urgencia en eliminar lo que ya no sirve-; -ser menos hombre- (orinar
sentado); -no poder estar en el mismo lugar por mucho tiempo- (por la necesidad de ir a
orinar)-; -mancharse y ser mirado-. También es -dificultad para terminar algo-; -no
engendrar más-. Los abordajes terapéuticos para trabajar estas metáforas serán recuperar
la creatividad en algún aspecto de la vida (afectivo, laboral, profesional), poder completar
naturalmente las etapas de la vida aceptando las limitaciones de los años. También será
aprender a defender el territorio sin la explosividad de los años anteriores, aceptar el
empequeñecimiento territorial en algún aspecto para ampliarlo en otros; vivir la
sexualidad en todos sus aspectos y no solo en lo genital; sustituir el crecimiento material
por el espiritual. Cuando se trate de un cáncer de próstata estamos en presencia de una
enfermedad arquetípica y si bien deben trabajarse todos estos aspectos, es necesario
recurrir a los requerimientos generacionales excluidos y abordar actos arquetípicos
teniendo en cuenta las figuras retóricas y los arquetipos que actúan. El cáncer de próstata
es fundamentalmente glandular y produce una alteración de esta función. Es por eso que
el arquetipo dominante es el saboteador. La metáfora del órgano (el significado próximo
de la función del órgano) tiene que ver con que es un órgano de función sexual para afuera
(no forma los espermatozoides sino que les sirve de vehículo para llevarlos afuera) pero
que cuando se agranda se mete en una función que le es ajena pero que le es vecina ya que
la vejiga y la uretra son sus vecinos. Actúa indirectamente pero por su posición es natural
que lo haga. Sabemos que la metáfora del órgano en un cáncer es aquella que exprese
mejor la destrucción de las formas actuales. Así lo que pretende el grupo de células
rebeldes con el endurecimiento prostático es abandonar la creatividad y no terminar con
algo. La actual sexualidad (para ese grupo rebelde) no sirve. Lo obliga a volverse más
femenino (a orinar sentado). Le impide estar mucho tiempo en un mismo lugar porque hay
algo urgente que hacer (orinar). La próstata deja de ser una humilde colaboradora de la
sexualidad hacia fuera para convertirse en una molesta glándula que se endurece y grita.
Hay un abandono de la creatividad para concentrarse en temas de territorio. Conociendo
ya los instrumentos del acto arquetípico, decimos: 1) Metáfora del órgano: abandonar
la creatividad. No terminar con algo. Concentrar el territorio. 2) Metáfora de la célula
prostática: desentendimiento con la propia historia (al ser endodérmica). Infidelidad (por
el abundante tejido conectivo). 3) Metonimia del cáncer de próstata: me exilio de la
vida y no puedo dar lo que recibí. Surge de la simbiosis de la metáfora del órgano
(achicamiento y abandono) con la metáfora de la célula (negación y mentira). Es el caso
de un médico de 65 años que es obligado a jubilarse sintiendo que no tiene respaldo de la
corporación médica. Al contarme sus sensaciones hace dos preguntas -¿es que no soy más
médico?-; -¿qué hago con todo lo que sé?-. Aquí se ve la infidelidad como imposibilidad
de seguir transmitiendo un saber. El desentendimiento con la propia historia es la
obligación de jubilarse y de -convertirme en un curandero-. Para continuar siendo médico
debe -achicarse- y ya no atender más por obra social. A la vez, se siente obligado a
terminar algo que él no quiere terminar (su profesión) y debe mentir para no ser
descubierto por su Colegio de médicos (su infidelidad). 4) Metonimia de curación: el
acto arquetípico es una respuesta a la metonimia del cáncer de próstata (me exilio de la
vida y no puedo dar lo que recibí). En el caso de este profesional, decidió seguir
atendiendo y -facturar- a través de otro colega. (creatividad y fidelidad). También ingresó
a una carrera universitaria distinta a la médica y fue un alumno más (expandir el
territorio). Los actos arquetípicos deben considerar cada uno de los elementos de las
metáforas de órgano y celular y la metonimia resultante de su simbiosis. Todo aquello que
permita expandir el territorio y aumentar la creatividad podrá ser utilizado pero por sobre
todo la necesidad de sentirse partícipe de la vida y de poder expresar lo que sabe. Eso
podrá hacerse con pequeños actos o grandes decisiones. Lo importante es contestar a la
metonimia del cáncer que congela el sentido en la destrucción con hechos que abran las
puertas a respuestas a cada una de las metáforas del órgano y de la célula.

:::. La próstata .:::


Abordaje de un paciente 1

Abordaje de un paciente desde la psicobiología.


Abordar un paciente desde el punto de vista de la medicina psicobiológica, significa
escucharlo, guiarlo y acompañarlo. Desde este lugar, se construye una historia que es
pasible de ser resignificada no solo en la interpretación de sus dolencias sino en los
propios hechos que el paciente describe. Durante este abordaje, los hechos se transmutan
en significantes psicobiológicos con un sentido que se anuda a la evolución y a la
supervivencia. Es decir, la misma construcción de la historia es un acto médico con
sentido terapéutico. Las palabras del paciente, su historia, sus gestos, sueños y recuerdos,
sus mitos familiares, sus propias dolencias, son transmutadas por el terapeuta en un
argumento en donde los órganos expresan un lenguaje que tiene que ver con la evolución
encontrada con la propia historia humana, personal y colectiva. Y es en esa articulación
en donde los órganos (cuya forma y función están fijadas por lo biológico) se pueden
extender más allá de un cuerpo (impregnado por las operaciones simbólicas que provienen
del campo del lenguaje).
Este abordaje contiene los siguientes elementos que pasaremos a describir:
1) Psicobiografía. Es la toma de la historia clínica.
2) El conocimiento del órgano enfermo. Aquí se le presentan pedagógicamente dos
ficciones (la evolutiva y la animista) que ayudarán a resignificar la enfermedad.
3) La posición de Hamer. Se aborda el tipo de conflicto biológico que sufre la persona, el
suceso desencadenante de la enfermedad y la repercusión del sistema nervioso.
4) La posición proveedora o territorial del paciente y de la enfermedad. Se determina si la
enfermedad tiene una conducta predadora (enfermedades diseminadas) o territorial
(enfermedades localizadas) y la conducta histórica del sujeto. (proveedor o territorial)
5) Los mandatos generacionales. Se determina el discurso generacional en que está
atrapado. Se aborda el Ideal de supervivencia del cuerpo.
6) Los actos curativos. Se proponen las conductas de apaciguamiento, sometimiento,
ataque o huída. Se elaboran estrategias en base a los mandatos generacionales en juego.
1) Psicobiografía: es el primer momento del encuentro con el paciente. Siempre está
habitado de miedos, dudas y tremendas expectativas. El terapeuta psicobiológico debe
saber que el paciente necesita ayuda y no todos tienen la misma forma de pedirla. Hay
quienes llegan desesperados dispuestos a aceptar lo que se les ofrezca como una panacea
y hay otros que vienen casi obligados por algún familiar y con la desconfianza de los que
ni siquiera saben quienes somos y que hacemos. Pero ambos son hermanos nuestros a los
que debemos tratar como lo haríamos con algún amado familiar enfermo. Jamás debemos
tener miedo de ellos. Aún cuando ostenten títulos o saberes que cuestionen los nuestros.
Ellos están allí para recibir ayuda y eso es lo que les debemos dar.
La psicobiografía comienza entonces con un afectuoso y sentido saludo. Yo abrazo y beso
a mis pacientes dándoles la bienvenida porque ellos entran a mi casa y yo entraré a la
suya. Los datos personales del paciente deben ser anotados por el médico y no por una
secretaria porque importa cada dato y la forma de expresarlo. Sus nombres completos, su
empleo, si es casado, si tiene hijos, son datos que hablan mucho de quien es esa persona.
La psicobiografía tiene varias partes: a) Motivo de consulta: allí se le pide al paciente
que describa con sus palabras y sin hacer aún uso de los exámenes complementarios que
trae, el motivo de su consulta. Habitualmente yo les pregunto -en qué los puedo ayudar-.
Algunas personas se descolocan ante una pregunta tan simple y este no es un dato menor,
ya que ellos vienen a pedir ayuda y esta pregunta les plantea tal situación. Muchos
pacientes me miran a los ojos y dicen con un tono sombrío -yo tengo cáncer-. La sonrisa
con los que yo los he recibido nunca se borra pero agrego un gesto de afecto que trata de
transmitir mi sincera intención de ayudarlo. Trato de respetar el silencio que pueda
producirse porque estos primeros momentos son una oportunidad para entablar una buena
relación. El interés por lo que dice el paciente debe ser real. Uno debe prestar atención a
cada palabra que dice porque cada palabra deberá ser resignificada desde la psicobiología.
Cuando él dice -tengo un cáncer de intestino con metástasis en el hígado-, nosotros vamos
a usar esa frase así como él la dice para encontrarle un significado a cada palabra. Qué
significa tener? Qué significa cáncer? Qué significa intestino? Que significa hígado?;
b) La enfermedad actual: aquí el paciente debe describir la historia de su enfermedad.
En qué fecha comenzó, cuales fueron los síntomas sobresalientes y los acompañantes.
Que tratamientos se instruyeron y como fue su reacción ante ellos. Se leen los estudios
que el paciente trae con mucha atención ya que a ellos nuestro paciente les da un valor de
documento de su dolencia. Cualquier comentario que haga el paciente sobre los médicos
tratantes no debe provocar en nosotros ningún comentario adverso. Para nosotros es muy
importante no hablar contra ningún colega y considerarlo siempre una autoridad que debe
respetarse. Ellos deben aprender, al igual que nosotros, que todos debemos hacer lo mejor
y juntar esfuerzos por recuperar la salud del paciente; c) Antecedentes de la enfermedad
actual: aquí preguntamos por todas las enfermedades que ha tenido (inclusive las
eruptivas) y por las enfermedades y causas de muerte (si las hubiera) de los familiares
cercanos. Nunca se debe preguntar, por ejemplo, a una paciente con hemorragias de útero,
si su madre falleció de cáncer. No se debe anticipar el diagnóstico sino solo preguntar la
causa. Los antecedentes familiares son importantes porque existen comportamientos
biológicos que se repiten. Aquí le damos valor a las fechas en que ocurrieron ya que
muchos pacientes se enferman a la misma edad que sus padres murieron o en una fecha
que recuerda algún acontecimiento importante en la familia. Esta filiación que se conoce
como -síndrome aniversario- debe ser relacionada en la resignificación que vamos a
realizar. Además de estos antecedentes, se le pregunta si él relaciona su enfermedad con
algo que le ocurrió en algún momento de su vida. Este es el primer acercamiento a lo que
Hamer llama DHS pero no debe ir más allá de esta simple pregunta ya que aún no
tenemos los operadores necesarios para que esos sucesos tengan significación para el
paciente. No se debe insistir en esto; d) Descripción del carácter del paciente: esta es
otra parte que muchos consultantes encuentran sorpresiva. Se debe abordar con mucha
cautela y esperar que el paciente haga su propia descripción. Si la incomodidad es
manifiesta, se lo ayuda con preguntas generales. Si es ordenado, afectuoso, caluroso,
temeroso, impulsivo. La forma en que se describe es un dato de valiosa ayuda para uno de
los elementos fundamentales del abordaje psicobiológico cual es la determinación del
perfil predador o territorial de la persona y de su enfermedad. e) Examen físico: aquí se
revisa minuciosamente al paciente no solo en la región enferma sino que se hace un
examen en todo el cuerpo en donde al tocarlo le daremos un apoyo físico que muchas
veces ni los propios familiares le dan. A muchos pacientes con cáncer no los tocan, como
si fueran contagiosos. Yo acaricio sus panzas llenas de líquido y sus ganglios hinchados.
Escucho su corazón porque lo tiene aún cuando su enfermedad sea del hígado. Es
importante informarle de los resultados de ese examen que siempre fue determinante en la
práctica médica y que ha sido lamentablemente reemplazado por costosos y crueles
estudios que no dicen mucho más que la confirmación (la mayor parte de las veces
innecesaria) de lo que un buen médico puede captar con sus sentidos.
f) Relato escrito de un sueño, un cuento y una película. Se le pide al paciente que para la
próxima entrevista traiga escrito un sueño que recuerde, algún relato de la infancia y una
película que le haya impactado mucho. En estos relatos escritos surge habitualmente la
dificultad fundamental con la que biológicamente está enfrentado el sujeto.
Luego que hemos construido esta historia clínica que llamamos psicobiografía,
desarrollamos el segundo elemento del abordaje psicobiológico que llamamos:

2) Conocimiento del órgano enfermo.


a) Ficción evolutiva. Aquí le preguntamos al paciente qué sabe él de su enfermedad y
de su órgano enfermo. Por ejemplo, si consulta por una artritis reumatoidea le
preguntamos que sabe él de la artritis, su origen, su evolución y cual cree que es la
función en el cuerpo de los huesos y de las articulaciones. Si consulta por un cáncer de
recto, le preguntamos qué cree que es el cáncer y como podría describir la forma y la
función del recto. Para que sirve, como es su forma y si lo puede dibujar. En esta
descripción anatómica el paciente puede demostrar un absoluto desconocimiento de lo que
le está pasando o por el contrario mostrar un exceso de conocimiento con la utilización de
términos médicos en su descripción. Esto nos ayudará a entender porqué le damos tanta
importancia a la necesidad de resignificar el saber del enfermo. Lo que él sabe no le ha
permitido la curación y si continúa con los mismos significados, éstos no tendrán eficacia
para salir de la enfermedad. Es aquí cuando nosotros les damos los primeros elementos
para resignificar su órgano enfermo o su enfermedad. Allí le decimos que ese órgano
nació hace millones de años con el objetivo de superar una amenaza a la supervivencia.
Por ejemplo, los alvéolos pulmonares nacieron hace 400 millones de años porque el
vertebrado pasó del agua a la tierra al no tener ya más alimentos que le permitieran
sobrevivir en el agua. Allí encontró las plantas acuáticas y logró alimentarse pero al haber
vivido en el agua, tenía el cuerpo capacitado para sacar el oxígeno del agua y no del aire y
entonces millones de seres murieron al no poder superar ese obstáculo. En el curso de
otros millones de años, algunos seres lograron elaborar células que estaban capacitadas
para captar el oxígeno del aire y ya no del agua y pudieron transmitir esa mutación
genética a sus descendientes, logrando así crear un nuevo órgano que se llamó pulmón y
anulando el viejo órgano que se llamaba branquias. Esos animales fueron los anfibios que
luego se convirtieron en reptiles y luego en aves y por último en mamíferos que es lo que
somos actualmente. El narrarle esta ficción biológica es la primera intervención del
terapeuta y debe ser realizada con capacidad de transmitir la relación que va a empezar a
existir entre su enfermedad y el origen embriológico de este órgano. Se debe dejar claro
de entrada que este origen (la amenaza a su supervivencia por no captar oxígeno) está
ligado a la respuesta actual del pulmón. Esta primera relación que le propone el terapeuta
al enfermo lo ubica en una manera distinta de entender lo que le pasa. Poco a poco le irá
dando sentido a cada suceso de su cuerpo y de su vida. Y es este sentido el que le
permitirá darse cuenta de que está envuelto en una situación que nada tiene que ver con lo
que el conocimiento médico le propone. Que esa situación tiene una lógica que él puede
resolver si le ayudan a entender las leyes que sostienen esa lógica.
b) Ficción animista. Aquí se le propone al paciente ante una silla vacía o ante un dibujo
que le diga al órgano enfermo lo que él siente por su presencia. Que le exprese
abiertamente sus sentimientos. El terapeuta debe ser capaz de escuchar lo que dice el
paciente poniéndose en el lugar del órgano para luego establecer un dialogo. Este lugar es
el de la función biológica, es decir de lo que el órgano está capacitado para hacer. Por
ejemplo a un paciente con hepatitis C se le pide que le diga a su hígado lo que él siente
por él. Comienza diciendo -Me haces mal. No tiene sentido que te inflames y te llenes de
cicatrices. Debes curarte así podemos sentirnos bien los dos.- El terapeuta debe conocer la
función del hígado y al escuchar al paciente debe contestarle desde la lógica de esa
función. Una respuesta posible sería: -Porque no piensas lo que dices? Yo trabajo todo el
día tratando de depositar cada alimento y bebida que incorporas. Y lo hago para que
tengas reservas y las puedas usar cuando las necesites. También fabrico bilis para que
puedas digerir mejor lo que te tienes que tragar. Todo lo que es tóxico pasa por mí y lo
convierto en algo que pueda convivir contigo. Vivo valorando lo que te puede o no servir
aunque a ti eso no te interese. ¿Por qué no te preguntas por tus excesos? Y no te hablo de
la alimentación. Piensa en tus ideas. Tienes tantas que he tenido que agrandarme para
guardarlas!-
Lo que propone el terapeuta en esta respuesta es que el paciente empiece a conocer la voz
de la biología ya que a él nunca le ha preocupado. Solo ha estado interesado por sus
propias necesidades sin tener en cuenta que el órgano ha sido descuidado. El paciente ha
ignorado el sentido biológico de su organismo. Ha creído hasta el momento de enfermarse
que sus órganos son independientes de su vida y que él puede hacer cualquier cosa que
nunca va a repercutir en su cuerpo. El terapeuta le propone una segunda relación en el
conocimiento del órgano enfermo. Si la primera fue la ficción embriológica (la
enfermedad como rememoración de un momento histórico en que el órgano tuvo que
crear un tipo distinto de célula), la segunda relación es una ficción animista en donde el
órgano es un ser vivo que se queja del uso que el paciente le ha dado a lo que él puede
hacer. Aquí se le proponen todas las metáforas que como seres vivos los órganos pueden
representar.
Es a partir de estas dos ficciones, la embriológica (o evolutiva) y la animista (o de
denuncia biológica) que comienza la resignificación de la enfermedad. Y es aquí que el
aporte de Hamer se hace necesario.
3) La posición de Hamer. En este momento del abordaje se trabajan tres elementos: a) el
conflicto biológico; b) la dimensión del DHS y c) la repercusión del sistema nervioso.
Cada uno de estos elementos configura por sí mismo una nueva relación con la
enfermedad.
El conflicto biológico.
Para la nueva medicina, la enfermedad es siempre originada por lo que Hamer llama
conflicto biológico; es decir, la no satisfacción de una necesidad biológica. Habitualmente
el paciente llega a nuestra consulta con el diagnóstico médico ya realizado. Nuestra
preocupación diagnóstica está dirigida a conocer qué necesidad biológica está cuestionada
en la enfermedad. Para ello contamos con el órgano enfermo, la hoja embrionaria a la que
pertenece y las necesidades biológicas esenciales para la supervivencia. Si el que nos
consulta viene con el diagnóstico de un sarcoma en la pierna, los tres elementos que
aparecen rápidamente son el músculo, la marcha y la desvalorización. Es como si el
diagnóstico médico ya nos permite ver en un pantallazo lo que debemos trabajar. El
sarcoma es un tumor del músculo y de los tejidos blandos, por lo cual sabemos que el
conflicto se refiere a esa estructura del cuerpo. Los músculos son las capas de tejido que
cubren en este caso a los huesos de la pierna y los defienden de la agresión directa. Ellos
desarrollan la fuerza, la potencia que expresará la pierna en el movimiento. Lo hacen a
través de un juego dual de tensión y relajación manifestando así una flexibilidad que les
permite el desplazamiento. Así ante un sarcoma de la pierna ya aparecieron en primera
instancia temas fundamentales como el desplazamiento, la fuerza, la defensa y la
polaridad. Inmediatamente agregamos a esta primera evaluación, la hoja embrionaria a la
que pertenece el tejido afectado. En este caso, el músculo nace en la hoja embrionaria
mesodérmica proceso que hace nacer a todos los tejidos de sostén, es decir, los músculos,
los huesos, los cartílagos, las arterias, los ganglios, el tejido conectivo. La palabra -sostén-
comienza a tomar un sentido importante junto a todas las otras palabras que ya hemos ido
nombrando. Se está generando un nuevo lenguaje de la enfermedad. Ya no es un sarcoma
de tejidos blandos ahora es una masa que habla del sostén de la persona, de su
flexibilidad, de su capacidad de defensa, de su movimiento o inercia en la vida. Y ahora
agregamos el tercer elemento que es la necesidad biológica cuestionada, que en este caso,
según la quinta ley de Hamer es la de -estructura o autovaloración-, es decir la necesidad
biológica que apareció en la historia de los seres vivos cuado éstos se hicieron bípedos. Al
pararse toda su estructura vertebral se modificó para lograr una ventaja en el camino de la
supervivencia. Sus miembros anteriores se hicieron superiores y ya no fue necesario ser
arborícola (desplazarse entre los árboles) sino terrestres y esto condicionó una nueva
forma de existencia que determinó entre otras cosas que los miembros inferiores
cumplieran la función de sostener el resto del cuerpo. Hubo huesos que se hicieron más
pequeños, otros más finos y otros más curvos. El desarrollo muscular acompañó este
proceso y los músculos se hacen más potentes desde lo distal a lo proximal marcando la
nueva arquitectura de la bipedestación. Es estar bien parado, bien firme. Pero también es
sostener el resto de los órganos o en el caso de las arterias ser el continente o en el caso de
los ganglios, ser el filtro. Todas funciones que demuestran una capacidad de estructura
con objetivos y no de superposición simple de funciones. La necesidad biológica presenta
un objetivo que siempre es sobrevivir y cuando esta necesidad biológica está cuestionada
es la estructura misma de la persona la que está en peligro.
Es así que cuando abordamos el conflicto biológico ya estamos proponiendo al paciente
un sistema de signos a los que habrá que significar y que en el caso del sarcoma de la
pierna planteamos así:
Tejido afectado: potencia, movimiento, defensa, polaridad
Hoja embrionaria en juego: sostén
Necesidad biológica cuestionada: estructura.
El conflicto biológico implica resignificar cada uno de estos operadores del lenguaje. No
se trata de decirle al paciente -Usted tiene un problema en defenderse y entonces su
estructura se desmorona-. No porque no sea cierto sino porque esa es una verdad que no le
alcanza para curarse. Hemos hablado de construir una ficción hecha de conocimientos y
eso es lo que vamos a hacer.

La dimensión del DHS


Hamer llama DHS (Síndrome Dirk Hamer) al suceso desencadenante del conflicto
biológico. Sus características fundamentales pasan por ser hechos sorpresivos, no
verbalizados y subjetivamente dramáticos. En el abordaje psicobiológico lo que nos
interesa no es recordarlo sino re significarlo. Estos sucesos los hemos estudiado y los
hemos descrito como holofrases, es decir como aglutinación de significantes sin espacio
entre ellos para que surja un significado. También los hemos visto como cargas
pulsionales cuyo polo somático queda desarticulado del polo psíquico y al no tener
representación no logran descargarse adecuadamente. Lo cierto es que el impacto es tan
fuerte que el sujeto no tiene palabra para descargarse de él. Puede hablar y nombrar el
suceso pero nunca se desprende de su ausencia de significado. Algo de él no participa de
la coherencia con su mundo interno ni con su consistencia lograda hasta ese momento.
Podríamos decir que el DHS desnuda su falta de consistencia.
Los hechos no producen la enfermedad. Es la recepción de los hechos lo que determina la
serie de reacciones entre las que participa el cuerpo. Podríamos decir que el órgano
reacciona y el cuerpo está ausente y es esa ausencia de cuerpo lo que no neutraliza la
reacción del órgano.
En esta dimensión del DHS no hay nada que tenga que ver con lo representacional. La
psiquis no está. Pero justamente ésta psiquis ausente es la que Hamer llama psiquis. No
hay representación. No hay fantasma. No hay sobredeterminación inconsciente. Es la
psiquis de Hamer. Una psiquis biológica que deja una marca en el cerebro y otra en el
órgano. Es por eso que Hamer hace repetir muchas veces la historia a sus pacientes y si es
posible delante de mucha gente. No para darle un significado, sino para convertirla en un
hecho del que el grupo se haga cargo y el animal enfermo pueda descansar. Tal como
ocurre con los pueblos primitivos de Papúa que cuando alguien enferma gravemente el
jefe de la tribu convoca a todos y en presencia del enfermo pregunta a toda la comunidad
quién ha cometido una injusticia. Ellos saben que si la injusticia se repara el enfermo sana
y eso ocurre desde hace miles de años como ley natural.
Esta psiquis biológica que seguramente está habitada de fantasmas no los ha convertido a
ellos en la causa de la enfermedad. Por el contrario esta psiquis se basa en un principio de
reparación inmediata de las injusticias como fundamento de un concepto de salud que
implica superar los obstáculos a la supervivencia y no ignorarlos o pretender sustituirlos
con conceptos que destruyen las reglas básicas de esta supervivencia.
Es por eso que el DHS es un suceso que el sujeto no puede integrar con alguna
representación que le permita mantener su consistencia como ser vivo. Algunos lo
recordarán pero no lo que les pasó sino lo que les sucedió. Su percepción del hecho no
está integrada.
Es así que al DHS lo podríamos evaluar desde tres lugares: a) un impacto significante sin
significado (holofrase). Es como si recibiera un pelotazo en el pecho y la parte de la pelota
que lo golpea está llena de pinchos (éstos son los significantes); la parte de la pelota que
no lo golpea tiene incrustados como en las galletitas de la suerte papelitos con los distintos
significados de cada pincho, que el sujeto no va a conocer por la conmoción que le
producen los pinchazos; b) la imposibilidad de la representación psíquica y la descarga
exclusiva en los somático (desarticulación del polo psíquico); el pelotazo lo recibe en la
cabeza y la pelota es de rugby, es decir que el polo que lo golpea es el único que va a
sentir (éste es el polo somático); el polo posterior de la pelota que no lo golpea es la
representación psíquica que nunca se produce; c) injusticia biológica que no es reparada
demostrando la ausencia de un cuerpo (la falla del Ideal). Como vimos en el ejemplo de
los pueblos originarios de Papúa, la enfermedad se produce por las injusticias individuales
que no son reparadas por la comunidad que también es un cuerpo (el cuerpo social). Es
necesario recurrir a la contención de ese cuerpo para que el órgano individual no denuncie
a través de la enfermedad la razgadura, la falla que ese cuerpo tiene. La intervención de la
comunidad inmediata y del colectivo social aquí es fundamental.
Las tres evaluaciones nos sirven y de cada una de ellas podremos sacar frutos. De la
holofrase nos importa poder ir anudando significados cada vez que lo verbalice; es decir
que cada vez que cuente el DHS se interviene como testigo comprensivo que le aporta un
sentido posible para ese sujeto. De la descarga en lo somático nos interesa trabajar ese
exceso de tensión celular con las técnicas del trauma. De la ausencia de un cuerpo ideal o
social nos importa ir creándolo con el compromiso con el paciente. Recordemos que ese
cuerpo (que no es el órgano) se construye a partir de un Ideal de supervivencia que tiene
grietas. Esas grietas son colectivas y deben ser abordadas.

La repercusión del sistema nervioso.


Cuando la persona enferma, todo su sistema nervioso reacciona según lo explica en su
segunda ley el Dr. Hamer. En esta reacción hay que considerar: a) el cerebro como
ordenador de todo lo que sucede en el organismo y en la percepción del entorno y b) el
sistema nervioso autónomo que actúa independientemente de la voluntad del individuo
provocando cambios en el funcionamiento de los órganos, que según Hamer son los que
permiten o impiden las lesiones celulares que observamos en la enfermedad.
El cerebro como ordenador.
Este es uno de los temas más controvertidos de la nueva medicina. Creemos que si Hamer
no hubiese abordado la cuestión cerebral, hubiese sido aceptado por los estamentos
médicos casi sin problemas. Sin embargo, lo que propone Hamer es necesario abordarlo
porque no puede negarse la monumental obra del médico alemán por estar o no de
acuerdo con uno de sus temas.
Aquí hay que considerar los siguientes elementos: a) la topografía de los órganos en el
cerebro; b) las imágenes que aparecen acompañando a la enfermedad en el cerebro; c) los
tumores cerebrales secundarios también llamados metástasis cerebrales.
La topografía cerebral.
Hamer descubre que cada órgano y región del cuerpo tienen una representación en el
cerebro. Esto no es nuevo y ya se han hecho varios mapas a lo largo de los siglos. Sin
embargo, el trabajo de Hamer es producto de lo que ningún científico debe dejar de lado,
la observación. Es de allí que él logra plasmar un mapa absolutamente coherente con su
teoría en donde el tejido endodérmico (tubo digestivo) se refleja en el tronco cerebral, el
tejido mesodérmico antiguo (mamas, dermis) en el cerebelo, el tejido mesodérmico
moderno (huesos, músculos) en la sustancia blanca que rodea a los ventrículos y el tejido
ectodérmico (piel, conductos) en la corteza cerebral. Estos mapas surgen de relacionar las
distintas enfermedades con la repercusión cerebral que puede observarse en las imágenes
que se toman del cerebro. Es un trabajo de muchos años y que nos permite abordar al
paciente desde lugares que nos ayudarán a entender lo que le sucede. Al mirar una
tomografía, podemos detenernos en observar si está trabajando con su hemisferio
dominante o si tiene constelaciones inter hemisféricas que le impiden hacerlo. Leer una
tomografía es un trabajo muy delicado pero si se tienen algunos datos de orientación, nos
puede ayudar a saber que debemos hacer.
Las imágenes cerebrales.
Si los mapas de Hamer son poco aceptados, las imágenes que él describe son rechazadas
de plano. Ellas son descriptas como focos en actividad o en latencia y focos de
cicatrización. Los expertos en imágenes las describen como interfases entre un tejido y
otro pero no podemos dejar de decir que muchas de ellas se encuentran en la zona del
cerebro que representa al órgano enfermo. Hemos visto miles de tomografías y muchas
veces sin el diagnóstico conocido hemos podido observar qué órgano es el afectado y si el
foco está activo o no. Pero debemos confesar que eso no lo hemos podido repetir en el
cien por ciento de los casos. La posibilidad de la mala técnica no la descartamos. Lo cierto
es que muchas veces la observación de los llamados focos de Hamer nos ha servido para
evaluar el resultado de los tratamientos y esto no es un dato menor. Creemos que es un
registro que no debe tomarse como el fundamento de la Nueva Medicina pero sí como un
dato más de los tantos que Hamer nos ha dado.
Los tumores cerebrales.
Aquí hay bastante confusión ya que muchos pacientes llegan con lesiones de cerebro
avanzadas creyendo que son focos de Hamer cicatrizados y que se curan solos. Digamos
primero que Hamer jamás ha dicho que los tumores primarios de cerebro no existan. Los
gliomas, los tumores de hipófisis y los meningiomas siempre han existido y muchas veces
traen complicaciones. Lo que Hamer dice es que la neurona no puede hacer cáncer porque
es una célula que es incapaz de reproducirse y que muchos tumores que aparecen en el
cerebro son reproducciones de la glía por la reparación que sucede luego de la fase de
conflictolisis. Como teoría esto es mucho más aceptable que la teoría de las metástasis
como célula de un tejido primario (mama por ejemplo) que entra al cerebro y se reproduce
como célula mamaria allí. No debemos descartar la posibilidad de que cadenas de
información (de ARN) lleguen a ciertas zonas del cerebro con afinidad con el tejido
neoplásico primario (las zonas que Hamer describe) y allí reproduzcan células afines al
tumor primario. Esta posibilidad une a las dos teorías y explica por un lado porque las
llamadas metástasis aparecen en las zonas que Hamer indica como representante del
órgano pero por otro lado da respuesta a la positividad de las reacciones
inmunohistoquímicas que relacionan el tejido primario con la llamada metástasis cerebral.
Lo cierto es que sean metástasis, reacciones de fibrosis o información, las lesiones si son
grandes y con importante edema comprometen la vida del paciente en la mayor parte de
los casos.
En la teoría de Hamer el destino de esas lesiones depende de la no reactivación del
conflicto y del volumen del mismo (masa conflictual) ya que si se reactiva o la masa es
muy grande, el destino es continuar creciendo y comportarse como un tumor invasivo. Si
en cambio, el conflicto ya se solucionó y la masa o la ubicación de la lesión no es
peligrosa, este foco no va a traer complicaciones y solo hay que esperar.
Para la teoría de las metástasis, el tumor que aparece en el cerebro y no es primario,
siempre es destructivo e invasor (ya que son células de crecimiento rápido) y solo se
puede paliar esa situación por un breve tiempo. Así se usa la quimioterapia, la cirugía y la
radiación con estos fines. Si la célula llegó al cerebro ya puede estar en cualquier otro lado
y el fin es cercano.
Nosotros adherimos a una teoría que concilia ambas posibilidades. Los focos de
cicatrización existen y es importante no reactivar el conflicto con
tratamientos invasivos. La posibilidad de que sean células similares a las originarias
transmitidas por información nos aboca por un lado a no descuidar el conflicto primitivo
aún cuando la lesión en ese órgano ya no sea preocupante. Y es necesario detener esa
información.
El sistema nervioso autónomo.
El no descuidar el accionar del sistema nervioso autónomo en el desarrollo de la
enfermedad es una de las etapas más importantes en el abordaje psicobiológico de un
paciente. Recordemos que en su segunda ley, Hamer expresa que cuando un conflicto
biológico está activo, es la rama simpática del SNA quien domina las funciones del
organismo, es decir que éste se encuentra en estado de alerta y el cortisol aumenta en la
sangre determinando que la circulación se retire de la periferia. Este estado que se conoce
como de simpaticotonía, activa según Hamer, los programas cerebrales de supervivencia y
allí se producen las respuestas celulares en los órganos que buscan solucionar el conflicto
biológico. Este estado orgánico es acompañado de emociones y percepciones de la
realidad que surgen de la amenaza a la supervivencia y que son la expresión del miedo
que ésta provoca. La persona no duerme, no se alimenta y se obsesiona con la idea de la
muerte y del sufrimiento.
Debemos entender que la simpaticotonía surge de la percepción que tiene la persona de
que su supervivencia está amenazada. Y esta percepción, la definimos anteriormente
como una holofrase (es decir, como un exceso de estímulos sin significado posible) y
también como la ausencia de contención de un cuerpo social. Si el ser vivo sigue
percibiendo su supervivencia amenazada, los programas cerebrales seguirán activos y la
simpaticotonía permitirá que los órganos desarrollen actividades celulares (proliferación,
úlceras) de ataque o de huída que podrán dejar secuelas que la medicina llama
enfermedad.
Es necesario detener la percepción de la amenaza a la supervivencia con una gran
contención del enfermo y permitiendo la descarga de los excesos de tensión acumuladas.
La contención del enfermo.
Un paciente enfermo es un hermano que necesita ayuda. Esto no debe convertirse en una
frase atractiva sino en un hecho que conmueva las raíces mismas de la atención en salud.
Debemos convertirnos en soportes capaces de encauzar la desarticulación entre los
órganos y la voluntad del paciente. Para ello hay que partir de dos elementos
fundamentales: respetar al otro y desear lo mejor para su vida. No somos los dueños de la
vida de nadie ni tenemos la verdad absoluta sobre nada. Somos profesionales de la salud
que poseemos algunos instrumentos que pueden ayudar a algunos y no siempre a todos.
Contener al enfermo es darle seguridad y esperanza. Es enseñarle a resonar con nuestra
intención de ayudarlo, es decir, nosotros debemos partir de que el encuentro con el
paciente tiene un primer objetivo que es ayudarlo a salir de su sufrimiento. Esa debe ser
siempre la actitud del médico y nunca la debe reemplazar ni con promesas de curación ni
con la indiferencia de los que no quieren comprometerse con el dolor del otro. La
seguridad del paciente surge de la seguridad del médico (primer pilar de la eficacia del
sistema médico) y si éste no la tiene, no puede esperarse que la tenga el paciente. Esta
seguridad es fruto no solo del saber del médico sino de la creencia en su saber y ante
enfermedades en las que la medicina fracasa frecuentemente (el cáncer por ejemplo) es
difícil mantener esa creencia. Es por eso que la propuesta médica siempre debe partir de la
humildad y no de la soberbia de creer que aporta una curación que muchas veces no
ocurre. La ayuda siempre puede ocurrir y muchas veces es el primer paso de la curación.
Al entender desde la psicobiología que la enfermedad es una expresión del organismo en
donde se juegan historias de generaciones anteriores y sucesos actuales que se encuentran
con esas historias, está claro que es el propio paciente quien debe aprender a articular esos
encuentros y por ende la acción del médico, de los medicamentos y de la tecnología
médica es exclusivamente una ayuda y nunca lo determinante de una curación. Pero esa
ayuda es fundamental para que el enfermo encuentre el cauce necesario que lo haga salir
del miedo al fenómeno (el cáncer) y le permita ver el poder que tiene sobre los
determinantes de ese fenómeno.
A veces es necesario ofrecer mucho tiempo en explicar lo que ha originado el cáncer. Allí
aparece el segundo pilar de la eficacia de la medicina psicobiológica, que es la creencia
del paciente en el saber del médico. Esta surge de la relación que se construye en las
sucesivas entrevistas y es por eso que cada etapa de las que vimos anteriormente debe ser
elaborada con el cuidado de un artesano que está construyendo su obra. Cada paciente es
una obra para el médico y de acuerdo a como se construya así serán las implicancias de
esa obra. Se debe escuchar con el respeto que su sufrimiento merece y no se debe apurar
ninguna respuesta que pueda generar dudas o miedos. Cada palabra del médico es un
acorde perfecto y cada entrevista debe ser trascendente para ambos. Para el paciente debe
significar más seguridad y más serenidad. Para el médico, mayor humildad y comprensión
sobre los misteriosos caminos que la vida ofrece.
La descarga de la tensión.
Vimos que el DHS que desencadena la enfermedad genera un exceso de tensión en el
órgano que no puede descargarse ni por la representación psíquica ni por la contención
social. Es necesario integrar esas descargas en el abordaje del paciente.

:::. Abordaje de un paciente 1 .:::

El páncreas

Páncreas
El páncreas es un órgano que comparte junto a la vesícula la función de ayudar a la
digestión de los alimentos pero sin que el órgano tome contacto con ellos. Para esto,
produce aproximadamente 1 litro y medio por día de los llamados jugos pancreáticos que
llegan al estómago y al intestino. Estos jugos, a diferencia del ácido del estómago, son
alcalinos y no se ocupan de los grandes trozos de alimentos (como el estómago) sino de
los pequeños ayudando al desmenuzamiento. Una pequeña porción del páncreas (el 2%)
se ocupa de la elaboración de insulina.
Lo llamativo de este órgano es su ubicación (detrás del estómago) y su forma reptiliana
(tiene cabeza, cuerpo y cola).
Es un órgano que trabaja mucho pero que lo hace como una especie de oficina por fuera
de la fábrica (podríamos decir escondido).
En la descripción que hacen los pacientes de su función, llama la atención la excesiva
importancia que se le da a la insulina y a su necesaria relación con la dulzura, ternura o al
empalago (asco) y la resistencia a retenerla. Muy pocos hablan de la tremenda
importancia que tiene en la digestión. En cuanto a su forma, la mayor parte lo asemeja a
un espermatozoide.
El origen embriológico del páncreas es endodérmico pero luego se le agregaron capas
meso y ectodérmicas. Como en todos los órganos es poco probables detectar un único
conflicto embriológico. Lo cierto es que como órgano comenzó a delinearse hace 400
millones de años junto a la mama, la dermis y los riñones. Esto nos recuerda su
comportamiento primitivo y "poco amigo de las palabras".
Los tumores de páncreas nacen guiados por el arquetipo de célula madre nutritiva. El
arquetipo de función es el niño herido (dependencia, ingenuidad, rabia).
Hamer lo ubica en su tabla como un órgano que reacciona frente a contrariedades
familiares y a veces, a cuestiones de herencias.
Un caso que me tocó ver junto al mismo Hamer fue el de una mujer que sufrió una
profunda decepción por no recibir de parte de un familiar un regalo que había esperado
mucho tiempo.
Personalmente he visto decenas de casos y todos se relacionan con disgustos familiares.
Siempre el elemento característico es la sorpresa, lo inesperado. Recuerdo haber atendido
a quien fuera una importante figura del gobierno, quien no dudaba de que su cáncer
guardaba relación con la "traición" sufrida de parte del presidente de la Nación habiéndolo
desplazado de su cargo. En política, "la traición" es algo tan común, que yo no lo podía
ver como la causa. Siguiendo esa labor detectivesca que Hamer me enseñó, averigüé que
1 mes antes de aparecer el tumor, él iba en un auto con su amante y frenó en una bocacalle
para no chocar con otro auto. Ambos conductores se miraron y este buen señor, observó
que quien lo miraba desde el otro auto (a él y a su amante) era ....su esposa. Demás está
decir, que eso me lo contó mucho tiempo después y siguió sin darle importancia. Lo cierto
es que eso desencadenó una ruptura con su esposa, a quien amaba, y un desmoronamiento
en sus actividades sociales. Pero él seguía diciendo, lleno de cólera, que la traición del
presidente lo había enfermado.
Un caso que me conmovió mucho, no fue precisamente de un paciente sino de un hombre
a quien admiro desde mi juventud. Me refiero a Jiddu Krishnamurti. Me impactó saber
que alguien tan sabio había muerto de cáncer de páncreas. Traté de averiguar y descubrí
que en sus últimos meses había detectado sorpresivamente manejos oscuros en quienes
quedaban a cargo de sus escuelas.

La metáfora del páncreas al hacer una enfermedad es un corrimiento de su sentido


biológico.
Cuando lo que aparece es un cáncer es porque un grupo de células se vuelven rebeldes y
"aprovechan" el momento biológico que crea la sorpresa (no hay que olvidarse de eso, la
sorpresa) para desarrollar una "acción biológica". Esta acción se funda en el corrimiento
del sentido biológico. El páncreas es un órgano que no toca la comida pero que actúa
sobre ella. Podríamos decir que hace síntoma sobre ella. Son esas células (las que no son
tocadas por la comida) las que hacen la enfermedad. El sentido biológico es -no tocar más
la comida-. Ni siquiera indirectamente. Hay tal disgusto con todo lo que sea -
incorporación- que la deja entrar (no se enferma el estómago) pero no la toca. Es la
estrategia del páncreas. El estómago lo puede expulsar para arriba y el intestino para
abajo. Pero el páncreas solo puede ayudar. Es un órgano secundario. Sumamente
trabajador pero no decide. Tanto que la gente ignora su función.
Ese grupo de células rebeldes es solo parte del páncreas (aunque es la cabeza) y el resto
sigue trabajando en forma anónima. Pero esa pequeña parte de rebeldes logra su objetivo.
Que solo se ocupen de lo que ellos quieren.
El sentido biológico, dice Hamer, no se da en esta fase de rebeldía y tumor sino en la fase
de solución, en donde hay encapsulamiento o caseificación.
Si la estrategia del tumor es no actuar más sobre la comida, el hígado va a reaccionar
tratando de juntar lo que más pueda. Y allí pueden aparecer focos de células de reserva
que erróneamente son calificadas como metástasis. Y si no se digiere más, se corre riesgo
de morir y el pulmón colabora con lo suyo.
¿Cómo enfrentar esta estrategia del páncreas?
El tema no es rechazar la comida sino aceptarla pero no digerirla. Es una situación de
aceptación a disgusto. Es una posición frente a los sucesos de la vida. -Me los trago pero
no los digiero-. La metáfora del cáncer de páncreas es -oculto detrás de la aceptación, no
colaboro más-. Con el avance de la enfermedad esta posición se agrava y directamente (al
comprimir al estómago) no permite la aceptación. El tejido pancreático es tanto
endodérmico como ectodérmico por lo que las metáforas celulares son las de -
desentendimiento con la propia historia- y las de -omnipotencia-. A partir de estas tres
metáforas, debemos llegar a la metonimia del cáncer que es la simbiosis de ellas. Es
sabido por todos los oncólogos que el comportamiento del cáncer de páncreas es
silencioso y que muchas veces cuando se descubre ha invadido tejidos vecinos y es
inoperable. Esta conducta habla de la metáfora del órgano (oculto detrás de la aceptación,
no colaboro más) pero también de su comportamiento celular, más allá de cualquier límite
(ley o autoridad); es decir, de su omnipotencia. El silencio de la omnipotencia si se une al
desentendimiento con la propia historia nos conduce a la metonimia del cáncer de
páncreas. Se parece mucho a la actitud de un padre que en su juventud hizo toda clase de
tropelías y que ya grande tiene una hija que se parece bastante a él. Su actitud es echarla e
insultarla por su indecencia y su estupidez. ¿Cómo llamaríamos a esto? -Rechazo una
parte de mi vida pero la rechazo en el otro-. Esa es la metonimia del cáncer de páncreas.
La vimos en el funcionario de gobierno que en lugar de rechazar su -traición- a la esposa
rechazaba la -traición- del presidente hacia él.
La metonimia de curación del cáncer de páncreas es la que permite abrir el sentido que se
congeló en la metonimia del cáncer. Para llegar a ella tenemos varios operadores: el
silencio, la falta de colaboración, la negación de la propia historia, el poder avasallante, la
proyección de la propia sombra en el otro. Con cada uno de estos elementos podemos
elaborar un acto arquetípico o metonimia de curación. Si tomamos -el silencio- como
soporte, será necesario hablar en público y exponerse a la mirada de los otros en
referencia a las acciones propias que han sido negadas (escribir una carta no basta). El
acto de confesión pública cierra el ocultamiento que ha aprovechado el grupo rebelde de
células para manifestarse; abre nuevamente la posibilidad de -descongelar el sentido-.
Si partimos de -la falta de colaboración- habrá que elaborar un acto arquetípico que abra
el sentido congelado de -no ayudar más a la incorporación-. Una acción biológica correcta
desde lo -somatopsíquico- sería la dieta de los bocados (comer un bocado de algo
fácilmente digerible cada media hora). Desde lo -psicobiológico- usar el poder de la
metáfora. Desde este lugar, Hellinger ha enseñado algunas cosas. Jodorovsky también.
Pero son singulares. Personales. El páncreas es un órgano anónimo. Da sin recibir. Vive
trabajando. ¿Alguien se imagina lo que es elaborar todos los días 1 litro y medio de jugos
para dárselo a otros órganos?
Las células del páncreas que se han rebelado piden atención. Se hacen notar. No dan nada.
Viven del resto de las células. Como metonimia de curación posible está la posibilidad de
recuperar la función de dar pero ahora recibiendo. Recuperar la dignidad del trabajo.
Con respecto a la negación de la propia historia, es necesario resignificarla e inclusive
generar transacciones posibles tales como la desinhibición sexual o la apertura a
relaciones con vínculos siempre rechazados.
El -poder avasallante- tiene relaciones con la ilegalidad y a la vez con la injusticia que no
siempre van juntas. Como metonimia que conteste la omnipotencia, se puede indicar un
acto de renuncia o de humildad que comprometa realmente a la persona enferma.
Con respecto al mecanismo de -la proyección de la propia sombra- se tendrá en cuenta la
posibilidad de la confrontación a través de la dramatización o se le pedirá al paciente que
vaya de rodillas desde su casa hasta la casa de quien él cree que lo ha dañado y allí
entierre una moneda.
Los actos arquetípicos deben apuntar a la metonimia en juego. Muchas veces pueden ser
tan dramáticos que el paciente se niegue a hacerlos. Pero nunca debe perderse el eje de
que son respuestas que abren por contagio el sentido congelado en el cáncer. Es
importante conocer las distintas metáforas en juego y si se considera necesario,
intercambiarlas hasta que se produzca la suspensión del intento destructivo de las células
rebeldes.

:::. El páncreas .:::

La solución de los conflictos

La solución de los conflictos.

Cuando hemos aprendido a manejar todas las teorías que nos pueden servir para solucionar
los conflictos, debemos dar el paso fundamental que es....dejar de lado todas esas teorías.
No es esto una broma sino un principio fundamental para acceder al camino de la curación.
Cuando a Picasso le preguntó un periodista como había logrado pintar esos cuadros que
dejaban de lado toda la historia de la pintura e inauguraban una nueva forma de pintar, él
contestó; -He tenido que estudiar durante toda mi vida todas las escuelas de pintura-. Con
esta frase pudo expresar una verdad irrefutable; para ir más allá de donde todos han ido,
primero hay que ir a donde todos han ido.
Uno puede saber mucho de teorías sobre la enfermedad y la salud pero cuando llegue el
momento de curarse, debe desprenderse de esas teorías ligadas a su análisis, capacidad de
cálculo y organización lógica.
Mucha gente se ha acercado a Hamer por su maravillosa lógica. La organización de las
enfermedades que él hace desde el punto de vista embrionario, el cálculo del sentido
biológico que tienen y el análisis del origen filogenético nos ha deslumbrado a todos
aquellos que apreciamos el esfuerzo de aquellos investigadores que van mas allá de lo que
piensa la mayoría erudita.
Lo mismo sucede con Hellinger que ha tenido la astucia de introducir ciertas leyes, siempre
llamadas esotéricas, en la psicología clínica. Su fenomenología, insuficiente desde el punto
de vista filosófico es harto elocuente en una práctica que se acerca con cierto exceso al
espiritismo pero que permite a aquellos investigadores de la curación sorprenderse de los
resultados.
También la teoría y la clínica de la Gelstat han aportado con su lenguaje simbólico nuevas
derivaciones para comprender las situaciones conflictivas y la expresión del cuerpo ante
ellas.
Y la filosofía y el psicoanálisis y la sociología y tantos otros aportes han enriquecido la
comprensión de lo que nos pasa como humanos y como humanidad.
Y qué decir de la física y la etología. Y del misticismo.
Sabemos tanto y sin embargo no abundan los Picasso. De todas las teorías y escuelas que
hemos nombrado, ¿Cuántos seres humanos las conocen? ¿Y cuántos de los que las conocen
las comprenden? ¿Y cuantos de los que las comprenden las llevan a la práctica?
¿Cuál es el tipo de conocimiento que lleva a la sabiduría de solucionar los grandes
conflictos de nuestra existencia? Porque uno puede conocer a la perfección toda la teoría de
Hamer y hacer un cáncer luego de una pérdida afectiva o una profunda desvalorización.
También uno puede manejar la teoría de Hellinger y haber hecho su constelación pero sufrir
de artritis reumatoidea. O conocer todas las otras escuelas y haberlas practicado pero ante la
crisis profunda, actuar como casi todos los seres humanos actúan, con dolor y furia.
Se hablará enseguida de la naturaleza humana y de su conformación neurológica. Pero si
esto fuera absolutamente cierto, ¿para qué seguir elaborando teorías sobre la evolución
psíquica y espiritual del hombre? Es que todo es una farsa y nos seguimos enfermando de
las mismas enfermedades que se enfermaban cuando no se conocían todas estas teorías? Y
aún peor, nos morimos con nuevas enfermedades además de seguir teniendo las de antes.
Pensemos esto. Los órganos se siguen enfermando de la misma manera que hace millones
de años. Los procesos descriptos por la medicina de inflamación, necrosis, reparación,
neoplasia, etc. no han cambiado en su expresión desde el origen de los vertebrados. Se
repiten como hace millones de años sin ningún tipo de cambio. Que sepamos como se
llaman algunos elementos que antes no conocíamos no significa que ellos no existían. Solo
que la ciencia los fue describiendo.
El estómago hace úlceras y tumores desde siempre. Espasmos y atonías. En el cerebro se
rompen los mismos vasos que se rompieron siempre. El riñón se vuelve insuficiente como
cuando nació. No ha habido evolución orgánica en el Homo Sapiens. Pero se supone que ha
habido evolución psíquica. Tanto es así que la ciencia ha debido separar a la psiquis del
cuerpo ya que no se podía entender que la psiquis evolucionara tanto y los órganos nada.
¿Qué tal si todo esto es una mentira? ¿Una fábula creada por una humanidad en base a un
atributo propio de la especie que es la palabra?
Somos lo mismo que desde siempre y así lo atestiguan nuestros órganos. Ellos siguen
haciendo lo mismo que desde su origen. Sin embargo, hemos creado estímulos artificiales
para los cuales los órganos no tienen codificación cerebral y reaccionan por -aproximación-
. Esto ha generado lo que podríamos llamar -equivocaciones orgánicas- en donde estos
estímulos artificiales provocan reacciones que están programadas solo para determinadas
situaciones naturales. El hecho de tener que reprimir la agresividad hacia otra persona por
cuestiones culturales es un ejemplo de la incorporación de un estímulo artificial que la
palabra ha definido como -tragarse todo y no explotar-. La codificación cerebral está
inscripta para que el órgano reaccione cuando hay un trozo de alimento demasiado grande y
no lo pueda expulsar. Esta situación natural provoca la respuesta de activar este código
cerebral que ordena al órgano producir gran cantidad de células que secreten jugos
digestivos para que ese trozo sea finalmente digerido. Esto dependerá de la magnitud del
trozo atascado ya que si es muy grande, el órgano necesitará mucho tiempo para elaborar
las nuevas células e incluso existe la posibilidad que la reacción no alcance y se forme un
gran proceso inflamatorio que solo podrá terminar en una infección que intentará con los
microbios barrer el trozo atascado. Este proceso suele ocurrir con alguna frecuencia en
personas ancianas que no mastican bien el alimento y el trozo tragado no alcanza a
progresar.
Ahora bien, esto no es lo que ocurre cuando el estímulo es artificial, es decir, hay una
situación que se vive como una injusticia y la persona -se la debe tragar-. En todo caso,
podríamos decir, que no es lo que siempre ocurre.
Por ejemplo, en el tema de la obesidad ésta es una codificación cerebral para que los
animales tengan una reserva de alimentos en su propio cuerpo. Es el caso de los osos que
invernan y no comen por varios meses o de otros animales que por sus condiciones físicas,
les conviene ser pesados para atemorizar a posibles predadores. En los humanos esta
condición se ve también por la aproximación que hace el cerebro con semejantes hechos
naturales. En el caso de la reserva de alimentos para tiempos mejores, la metáfora de este
hecho es la vivencia de la escasez pero no necesariamente de alimentos. Aquí cambia el
significado de -reserva-. Puede referirse a la ausencia de afecto, de oportunidades, de
objetivos. Aquí hay un corrimiento del sentido. Cuando lo que se corre es el concepto
(recordemos las áreas de concepto de las que habla Edelman) la metonimia que provoca la
activación del programa cerebral de acumulación se refiere al concepto -reserva-. Aquí lo
que cambia es la palabra, no el significado. Así las metonimias serán la acumulación, el
consumismo, la codicia, etc.
En el caso de la obesidad para tener peso y defenderse mejor, veremos la metáfora en las
situaciones importantes para esa persona y que le preocupan (por el peso que tienen) y a la
metonimia en el estar -hinchado-, grande, excedido en ciertas cosas.
En todas estas situaciones se debe advertir el sentido biológico del programa cerebral ante
el conflicto de la naturaleza y a la vez como se realiza el corrimiento que hace que el
cerebro active por -aproximación- dicho programa.
Es por ello que en cada órgano o sistema debemos clasificar los programas cerebrales ante
los conflictos biológicos naturales y luego categorizar la metáfora por corrimiento de
sentido y la metonimia por corrimiento de concepto. Una vez hecho esto, debemos
diferenciar las enfermedades comunes y las arquetípicas.

Los nuevos mapas.


Tratemos de integrar conceptos. Por un lado iremos haciendo una cartografía por orden
alfabético, nombrando en primer lugar la función biológica del órgano. Luego,
los programas cerebrales que se activan en relación a este órgano y su sentido biológico.
En tercer lugar la metáfora psicobiológica, es decir, el corrimiento de significado de esa
función. En cuarto lugar, veremos las metonimias, es decir, los significados negativos que
con la enfermedad el órgano quiere expresar. Una vez hecho este recorrido, hablaremos de
algunas patologías en particular pero introduciendo la diferencia entre enfermedades
comunes y arquetípicas, observando los arquetipos que intervienen.
A partir de esta nueva cartografía, iremos mencionando el abordaje terapéutico.

Amígdalas.
En el campo de la anatomía, una amígdala es un órgano con forma de almendra y
etimológicamente significa eso: almendra. Se denomina amígdala a cualquier órgano
constituido por un retículo que contiene folículos linfáticos. Según la localización en la que
se encuentran en la faringe se llaman:
Amígdala faríngea, situada en el techo o bóveda de la faringe. En los niños suelen estar
hipertrofiadas y se llaman adenoides. Cuando provocan insuficiencia respiratoria nasal y
deformación facial (vegetaciones) suelen extirparse.
Amígdala tubárica: También se llama amígdala de Luschka o de Gerlach y se encuentra
rodeando al extremo faríngeo de la trompa de Eustaquio.
Amígdala palatina. También se llama tonsila. Está situada a ambos lados del istmo de las
fauces, en la entrada de la orofaringe, entre los pilares del velo del paladar. Son las
típicas anginas que cuando se inflaman e infectan se denomina amigdalitis.
Amígdala lingual. Es el conjunto de tejido linfoide más voluminoso de la faringe y está
situado en la base de la lengua.
El parénquima de las amígdalas está formado por nódulos linfoides con algunos centros
germinales y su superficie es epitelio estratificado (faringea y lingual) y plano (palatina).
Los nódulos linfoides son tejido conectivo especial con abundantes linfocitos.

Los programas cerebrales que se activan en las amígdalas provocan hiperplasia, neoplasia e
infección. Dado que su origen embriológico es de la capa mesodérmica antigua, su forma
de reaccionar es con proliferación celular en la etapa activa del conflicto (sea hiperplasia o
neoplasia) y con caseificación bacteriana o bacilar en la etapa de conflictolisis. Al tener
tejido epitelial plano reacciona también con úlceras en conflicto activo.
El conflicto biológico que activa estos comportamientos es la perdida de la presa recién
atrapada. En palabras de Hamer -la presa es arrebatada en el último momento-.
Al ser tejido linfoide su función biológica es la defensa y el filtro de la entrada a las
cavidades internas. Su agrandamiento es un modo biológico de no permitir que sigan
entrando elementos del exterior. El sentido biológico de este comportamiento se da, según
Hamer, en la fase de solución, al permitir la entrada de nuevas presas. Es claro que la
reacción de agrandamiento impide el paso de nuevas presas, por lo que la fase activa (de
proliferación celular) es biológicamente perjudicial.
Aquí debemos preguntarnos porqué el cerebro ha creado un programa biológicamente
perjudicial cuando el animal pierde la presa. Lo de -biológicamente perjudicial- lo decimos
ya que el animal no solo ha perdido su presa sino que ahora no puede tragar otra porque se
cierra la entrada al aparato digestivo. Si esto no se soluciona, su supervivencia está en
peligro. Podríamos decir que es una enseñanza para aprender a retener la presa. Y que las
amigdalitis crónicas serían intentos fallidos de este aprendizaje. El animal debe aprender ya
que si no lo hace, no sobrevive. El conflicto activo (la imposibilidad de retener la presa)
pone de manifiesto una dificultad.
Es interesante la diferencia que hace Hamer del sentido biológico y su presentación en CL
en las capas endodérmicas y en CA en las capas ectodérmicas. Por de pronto digamos que
Hamer ubica a las amígdalas en los órganos de origen endodérmico pero por su estructura
anatómica deberían ubicarse en el mesodermo. Al estar revestidos de tejido epitelial
también tienen origen ectodérmico y el conflicto guarda relación con temas modernos como
la territorialidad. No es solo no tragar la presa sino también no poder hablar o comunicarse
adecuadamente.
La metáfora psicobiológica que propone el agrandamiento de las amígdalas es -el de tener
hinchada la garganta-. Esto trae dificultades en la alimentación (comer duele) y en la
comunicación (hablar duele). Si la función biológica de las amígdalas es servir de filtro de
los elementos que pasan de afuera hacia adentro, el corrimiento simbólico de este sentido es
-no dejar pasar más nada-. Los filtros han sido superados por situaciones -del afuera-:
problemas de convivencia, económicos, laborales. Los filtros están hinchados y si no se les
da descanso, la entrada -del afuera- los desbordará (habitualmente hacia el aparato
digestivo).
Tener amigdalitis es -estar hinchado hasta acá- (haciendo el gesto de tener los testículos
allí); es tener -anginas- (apretado el cuello), es decir estar ahogado; es dolerle todo lo que
sea incorporación; es no poder beber algo frío (no poder aliviarse del calor); es no poder
masticar bien (analizar la situación); es no querer hablar de algo (hablar duele).
Como se ve en este abordaje nos alejamos de la visión de Hamer y encontramos en las
amígdalas un conflicto moderno de comunicación unido a un desborde de los elementos del
-afuera- sobre el -adentro-. Las comunes amigdalitis de los niños tienen que ver con su
posición de no poder absorber tantos hechos del -afuera- con su aún inmadura estructura
mental. En los adultos, la causa de las amigdalitis tiene que ver más con las dificultades en
la comunicación. (Aislarse)
La diferencia fundamental entre las enfermedades comunes y las arquetípicas es que en
éstas, se establece un grupo de células rebeldes a la anatomía y fisiología normal generando
comportamientos celulares primitivos. En las enfermedades comunes (amigdalitis,
hiperplasia) no existe este comportamiento rebelde sino un claro sentido biológico de
desborde de los mecanismos naturales de defensa. La hiperplasia, la inflamación, las
úlceras, las necrosis, son actividades con sentido biológico de defensa. Las proliferaciones
y las úlceras neoplásicas no tienen ese sentido sino como lo hemos explicitado en la sexta
ley, el de destrucción de las formas maduras y actuales para la instalación en ese órgano de
formas antiguas. Es por ello que cuando hay cáncer, el corrimiento del significado no es lo
preponderante sino que lo que guía el proceso es el tropos traslativo (la metonimia) ya que
lo que intenta la instalación de las formas antiguas es expresar la activación de un mandato
generacional que tiene que ver con el lenguaje de ese órgano.
En un cáncer de amígdalas lo que importa no son los significados simbólicos de la función
del órgano (filtrar el afuera) sino la metonimia del cáncer que es la simbiosis entre la
metáfora del órgano en su sentido biológico con la negación de ese sentido.
De la clase de metonimia que hablamos es (recordando a Frazer) de una especie de magia
de contagio que se produce entre algún elemento de la historia de un sujeto y el cáncer de
uno de sus órganos. Alguno de los múltiples significados de la amígdala contagia a un
grupo rebelde de células que no buscan lo mismo que la amigdalitis (solucionar un
conflicto) sino lograr que alguna de esas expresiones (hinchado, incomunicado, obstruido)
de cuenta de algo más que lo que Hamer llama conflicto biológico. Ese algo más no tiene
que ver con el significado de la lesión de la amígdala sino con una historia que habita al
sujeto. Aquí, el poder de la metonimia es activar esa historia biológicamente, es decir, con
células primitivas que solo quieren escenificar esa historia y no (como en el caso de las
enfermedades comunes) solucionar un
obstáculo.
Esto lo quiero dejar bien claro: el cáncer no busca solucionar ningún conflicto. Ninguna de
las enfermedades arquetípicas busca ese objetivo. El cáncer es una metonimia que expresa
con un lenguaje figurado algún significado que el significante que el órgano propone (en el
caso de la amígdala puede ser filtro, incomunicación, aislamiento, etc.) halla próximo. Es
por eso que recordamos a Frazer y a su magia de contacto. El órgano se enferma porque
hay algo que insiste en la historia del sujeto y que encuentra en el órgano la posibilidad de
expresarse en una metonimia.
Es por eso que es tan difícil entender el cáncer. Porque estamos hablando con un cuerpo
que se expresa con sentido figurado. Al borde de la poesía. Es así que al sentido biológico
del órgano debemos agregar el sentido figurado generacional de las enfermedades
arquetípicas. La metonimia es eso; un tipo especial de metáfora donde con una expresión se
habla de otras cosas.
Encontrar el significante que la enfermedad nombra es un acto poético. Nunca puede ser
como propone Hamer, solo un hecho concreto. Siempre deberá ser un acto simbólico.
No se debe buscar el conflicto sino las palabras del paciente y por sobre todo las palabras
que nombran su historia. Alguna de ellas nombra ese significante que denuncia la
metonimia. Encontrar esa palabra es la labor del terapeuta. Y hay palabras claves y hay
palabras trampa.
Pero no estamos abandonados solamente a escuchar. El lenguaje del órgano nos guía. Los
arquetipos nos guían. Ellos son invalorables maestros a la hora de leer la metonimia.
En el cáncer, la metonimia es el cáncer. No hay que ir a buscar desde allí, como propone
Hamer, una solución concreta que inactive el sentido biológico de la enfermedad. En el
caso de las enfermedades comunes, la metáfora psicobiológica nos propone soluciones. Si
se trata de filtrar el -afuera-, la solución pasará por dejar de tener que defenderse
permanentemente; se le propondrá al paciente una actitud menos -incorporativa- del
exterior y que aprenda a trabajar su interior. Si lo que indica en la metáfora la hiperplasia o
la úlcera de las amígdalas, es no decir lo que duele, se guiará al paciente a poder hablar sin
dolor y sin ira. Si el paciente esta -hinchado hasta ahí-, se le ayudará a no acumular tanta
presión. Para todo esto, se trabajará con técnicas que van desde la explicación de lo que le
pasa hasta ejercicios respiratorios, técnicas energéticas y medicación homeopática. Se le
dará un lugar a la expresión simbólica de lo que le sucede a través de dibujos y
dramatizaciones. La idea de tratar las enfermedades comunes desde la psicobiología es
curarse aprendiendo a no enfermarse nuevamente.
En el cáncer, esto no alcanza. Y eso ocurre porque el órgano no se enferma (como en las
enfermedades comunes) para expresar lo que pasa actualmente. Aquí, el órgano es víctima
de un traslado que pertenece a la historia del sujeto y no a su actualidad. El cáncer no es
producto de un conflicto biológico sino metabiológico. Aquí lo que importa es el sentido
ausente del órgano y también de la célula. En sus orígenes está ese sentido. Ellas se hacen
indiferenciadas, no específicas, para denunciar la excesiva presión a la que están
sometidas. El cáncer se asemeja a la magia por contagio, es decir, a la noción de que dos
cosas que estuvieron juntas siguen juntas. En ese tipo de magia, si se actúa sobre un objeto
que perteneció a una persona, se está actuando también sobre la persona. Esto es
verdaderamente una metonimia.
La propuesta terapéutica sobre el cáncer es actuar sobre algún significado de ese
órgano enfermo que por contagio o contigüidad o metonimia actuará sobre el cáncer.
Esto es lo que llamamos -acto arquetípico- y se trata de tomar una de las metáforas del
órgano (no cualquiera) y trabajar con un acto simbólico por contagio.
Este es un tema tan delicado que es imposible abordarlo de forma general. Es necesario
conocer la persona, su historia y desde allí leer la metonimia que el cáncer expresa.

:::. La solución de los conflictos .:::

El sentido de estar enfermos

El sentido de estar enfermo.


Muchas veces me he preguntado qué significa estar enfermo. Las respuestas no se han
hecho esperar. Hay tan diversas teorías sobre la enfermedad que no es una pregunta difícil
de contestar.
Sin embargo ninguna de esas teorías me permite encontrar en ella una salida a la
enfermedad. Puedo encontrar causas y desarrollos pero no puedo detener la enfermedad
con el conocimiento de ellas. Necesito buscar a quien conoce y es a través de este sujeto
que supuestamente sabe, que puedo curarme. No es mi saber el que me cura sino el saber
del otro.
No importa que recurra a medicamentos, al psicoanálisis o al esoterismo. Es siempre a
través del otro que puedo detener la enfermedad.
Es en este punto en donde estar enfermo significa algo distinto a tener una dolencia y
preguntarse el significado de la misma. Ahora estar enfermo es necesariamente
relacionarse con un saber que es de otro. Sentirse obligado a aceptar la intromisión de otro
en nuestras vidas. Percatarse de que los otros tienen poder sobre nosotros.
Estar enfermo es una exposición de nuestras fallas. Una publicación en escrito y con
imágenes de la pérdida de nuestra consistencia. A partir del diagnóstico ya no podremos
convivir con la fantasía de estar enteros y de ser únicos. Estaremos agujereados y
ocupados por otros.
Pero si bien éste aspecto de la enfermedad (la pérdida de la consistencia) es muy
importante, el primer abordaje de la medicina no es ése precisamente. Es muy poco
probable que el médico se ocupe del sufrimiento del paciente por haber perdido su unidad
y su firmeza. En realidad, ese detalle pasa desapercibido para la mayoría de los médicos.
Ellos se proponen investigar qué puede haber detrás de todo ese sufrimiento. Así se
imponen con todo tipo de análisis y estudios de baja o alta complejidad para estudiar el
sistema que está afectado. En lugar de trabajar sobre el sufrimiento con el bagaje de
conocimientos que tiene, deja de lado todo ello y pasa a investigar lo que el paciente
jamás va a decir. El tamaño del corazón, los tumores pequeños que aún no dan síntomas,
los marcadores que indican lesiones iniciales, y todo aquello que si el paciente no hubiese
tenido un sufrimiento que lo llevara al médico, jamás hubiese investigado.
Hay mucha gente que huye de los médicos y se niega a hacerse estudios de rutina aún
cuando padezcan determinados síntomas que según el sistema médico deberían estudiarse.
Alguno de ellos, cuando ese síntoma (dolor, mareos, agitación) se hace persistente,
declinan de su pensamiento y consultan al médico. Llamativamente no hay una rápida
respuesta al motivo de su consulta sino la elaboración detallada de una serie de análisis y
estudios con la promesa de que pronto se llegará a un diagnóstico y se dará un tratamiento
eficaz.
Es alarmante la cantidad de veces que nunca se llega a ese diagnóstico pero es mucho más
alarmante la cantidad de pacientes a los que nunca se trata del sufrimiento que motivó su
consulta y que son -atrapados- por el sistema médico en diagnósticos imprecisos y
estudios infinitos, porque se -descubre- en ellos otra patología que nada tenía que ver con
el motivo de consulta.
Mentes desprevenidas e inocentes podrán decir que eso fue una fortuna para el paciente ya
que le -descubrieron- enfermedades que hubiesen avanzado y tienen la oportunidad de ser
tratados -a tiempo-. Nada es más incierto que esto.
Si entendiéramos el sentido de la enfermedad, jamás permitiríamos que nos -investiguen-
nuestro cuerpo ni -descubran- nuestras enfermedades.
Lo que nosotros conocemos como enfermedad no es otra cosa que un lenguaje. Del
órgano afectado, de sus células, de todo el cuerpo y del colectivo social en la que nace.
Un lenguaje no se destruye, ni se bloquea su expresión. Se escucha y se entiende. Lo que
hagamos con esa escucha luego será una acción de absoluta libertad que favorecerá la
convivencia con el órgano que habla o planteará una lucha territorial entre el ser habitado
por ese órgano y éste.
Nuestro organismo es un colectivo social tal como la ciudad o el país en el que vivimos.
Con su historia y sus habitantes. Cada órgano tiene una función que muchas veces el resto
de los órganos no conoce. En las comunidades humanas esto también ocurría así. No
había gran conocimiento de lo que acontecía en lugares lejanos o en jerarquías
determinadas. Tal como ocurre actualmente en este aspecto en la sociedad, la tremenda
exacerbación de la información ha hecho que nos enteremos de todo y de todos
cotidianamente. Lo mismo ha ocurrido en el organismo. Hay demasiada información
sobre lo que hace mal o sobre los efectos nocivos de determinadas conductas,
alimentación o forma de vida. Esto ha provocado que determinados conocimientos (la
manteca engorda, por ejemplo) hayan alcanzado un umbral de aceptación que ha
convertido ésta relación de conocimiento en una realidad. Lo llamativo es que esta
relación de conocimiento antes de haber alcanzado ese umbral, no era real (la manteca no
engordaba).
El descubrimiento de la enfermedad ha seguido este camino. Relaciones de conocimiento
que han alcanzado umbrales de aceptación. Cuando éramos niños comíamos pan con
manteca dos veces al día todos los días y éramos delgaditos y sanos. Hoy abundan los
niños obesos y todos consumen yogurt descremado y flancitos dietéticos. Que se atribuya
esto a la falta de gimnasia es una ingenuidad. El mismo camino ha provocado que se
descubran nuevas enfermedades y que todos estemos más o menos enfermos. El
conocimiento ha sido usado no para liberar al hombre sino para esclavizarlo y uno de los
instrumentos más avanzados del poder esclavizante es la medicina.
El otro que nos descubre puede ser un otro enriquecedor y maravilloso. En cambio de ello,
este otro que nos diagnostica es el más peligroso aliado del sometimiento y la pérdida de
autoridad.
El sentido de la enfermedad es encontrar otro que nos libere. Aquel que sepa interpretar el
lenguaje del malestar y nos de los elementos para entender aquello que no nos deja ser
libres.
Descubrir enfermedades para la concepción actual, es aceptar relaciones de conocimiento
que fundan realidades que si no responden a los tratamientos creados para estas
realidades, llevan a la muerte y la destrucción. Un nódulo en una mama debe ser tratado
como el lenguaje de esa mama que intenta nutrir a un hijo en peligro. O como la
desesperada puesta en acción de una de las corazas más antiguas del cuerpo. O como la
necesidad de atraer a alguien que se fue. Ese lenguaje debe ser escuchado. En lugar de
ello, se punzan los nódulos y se activan comportamientos celulares de defensa que harán
exigible la amputación de la mama por la reacción que ésta genera.
La relación de conocimiento es apabullante. Son células que se han vuelto locas y nos
intentan destruir. Esta relación ha creado una realidad que obliga a creer en ella o morir. Y
la muerte ocurre. Porque la ficción del poder triunfa sobre la naturaleza humana basada en
la cooperación y la armonía.
Descubrir una enfermedad es trabajar para el poder esclavizante. Escuchar el lenguaje del
cuerpo es fluir con la naturaleza humana.
Una vez que la persona escucha y entiende, se puede optar. Se medica, se elimina lo que
ya dio su mensaje y queda como secuela. Se hace lo que favorece la continuidad de la
vida. Aquí los avances de la medicina son esclarecedores. Pero usarlos sin escuchar es
destruir sin sentido. Porque el cuerpo seguirá hablando.

:::. El sentido de estar enfermos .:::

Primera Clase Curso 2004

Conceptos fundamentales. Dr. Fernando Callejón.


Hablar de los conceptos fundamentales de la NM, nos obliga a dirigir la atención a
campos no usualmente visitados ni por los médicos ni por la llamada medicina científica.
Existe actualmente una tendencia a hablar de una medicina basada en la evidencia, que no
es otra cosa que seguir remarcando los hechos que el paradigma médico cataloga como
tales. Entran en el terreno de las evidencias solo aquellas que responden al origen siempre
externo de la enfermedad y al concepto de cura como desaparición de los síntomas
manifiestos.
Es por eso que es necesario redefinir el concepto de salud y de enfermedad
Quizás tengamos que plantearnos que no debemos buscar siempre más de lo mismo. Que
habrá que buscar nuevas direcciones, nuevas miradas hacia antiguos hechos.
Hay suficientes datos para aceptar que la medicina tal como se ha planteado hasta ahora,
ha ayudado sustancialmente (con la ayuda de la higiene y de la técnica) a resolver
problemas agudos que hubiesen llevado a la muerte a mucha gente, pero a la vez se ha
mostrado siempre inepta para solucionar los problemas de salud no agudos tales como el
cáncer, los problemas mentales, etc.
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Es por eso que hay investigadores que han dirigido su mirada a otros campos. Y eso no
significa negar o suprimir las miradas anteriores sino revaluarlas para utilizarlas mejor.
Una de estas miradas, entre tantas es la de Hamer. ¿Y adonde apunta esa mirada? A la
evolución. A la relación que existe entre todos los seres vivos que han existido y nosotros.
Es decir no solo a nuestra historia sino también a nuestra pre-historia. A la forma en que
esa evolución ha quedado registrada en nuestro cerebro, nuestros órganos y nuestra
psiquis.
No puede ser menos que interesante comenzar a pensar el sentido de la enfermedad en
conexión con todas las manifestaciones de la vida desde su origen. Entender la forma y el
motivo por el cual un ser unicelular pasó a ser multicelular; un ser que vivía en el agua
necesitó vivir en la tierra o un cerebro primitivo se convirtió en un cerebro moderno.
Entender sus formas y motivos es acercarnos a la dinámica de la conversión de una célula
-normal- en una célula -anormal-. Es también comenzar a entender porque un moderno ser
humano puede a veces comportarse como un reptil, un pájaro, un niño o un predador de la
jungla.

Hamer propone para entender esto, lo que él llama cinco leyes de la Nueva Medicina.
Ellas son:
1- Primera ley
Ley Férrea del cáncer

2- Segunda ley
Ley del carácter bifásico de las enfermedades que presentan solución de conflicto

3- Tercera ley
Sistema ontogénico de tumores y enfermedades análogas

4- Cuarta ley
Sistema ontogénico de los microbios

5- Quinta ley
Ley del sentido biológico de las enfermedades especialmente programado por la evolución

En estas leyes podemos observar tres conceptos que llamamos fundacionales, es decir que
nos van a permitir pensar la lógica de la Nueva Medicina. Ellos son: la evolución, la
inclusión y la búsqueda de sentido.
La evolución es la serie de adaptaciones, es decir, de cambios en el material genético, que
el ser vivo ha tenido que realizar en el curso del tiempo para sobrevivir ante las continuas
amenazas a su subsistencia. La enfermedad se enlaza a la evolución, considerándola
Hamer una rememoración de ese pasado evolutivo.
La evolución no es otra cosa, que la relación que nos une a todos los seres vivos. Esa
relación está registrada en nuestros órganos pero también en nuestros cerebros y nuestra
psiquis. Este es el concepto que más nos interesa. Todos estamos unidos. Un ser humano
puede comportarse como un reptil o como un pájaro por esta unidad evolutiva. Estamos
atados a esa unidad.
Anticipemos que Hamer dice que la enfermedad es la rememoración de ese pasado
evolutivo. Si un estómago se enferma, es porque rememora a un antepasado suyo, lo que
podríamos llamar un protoestómago. Asume el rol de un familiar lejano. Recordemos
esto.
Cuando Hamer incluye a la evolución en la interpretación de la enfermedad, lo hace con
una frase contundente: -Nosotros creemos que pensamos pero la evolución piensa por
nosotros-.

La inclusión es la incorporación en la interpretación de la enfermedad, de los hechos


fundamentales de la existencia del individuo: su historia, su pre-historia y la insatisfacción
de los requerimientos biológicos que la naturaleza le ha impuesto. Esto nos lleva a
redefinir el concepto de salud, ya que no puede estar sano un sujeto que aunque no tenga
síntomas no esté cumpliendo con los desafíos que la vida le propone. Quien está incluido
aquí es el sujeto y no ese objeto llamado enfermedad reducido a una sustancia química,
una reacción de laboratorio o una descripción interpretativa de tejidos o células.
Nos habla de guiones biológicos que él llama -programas especiales de la naturaleza- que
se activan justamente cuando la persona ya no piensa sino que es pensada por la
evolución.

El tercer concepto fundacional es la búsqueda de sentido. El sujeto enfermo marca una


dirección, un para qué de lo que le sucede. Una búsqueda que se remonta a su pasado
evolutivo que está incluido en su historia como individuo.
Es necesario entender que cuando se activa ese programa especial, es porque se busca una
solución a un problema. Lo que sucede es que quien busca esa solución no es el moderno
sujeto sino la vieja evolución. Y lo hace a su manera.
El problema en sí parece ser atribuido por Hamer (en una primera mirada) a la necesaria
desaparición del menos apto para la supervivencia.
Nosotros creemos que el problema es la dimensión mágica en la que se mueve la
evolución; algo así como una infancia evolutiva que debe ser trascendida por una adultez
evolutiva que aún no comprendemos.
A partir de estos conceptos fundacionales, nos podemos acercar a los conceptos básicos
de la NM.
El primero de ellos es el llamado DHS, que significa Sindrome Dirk Hamer y que según
su autor es el suceso que desencadena la enfermedad. Allí el sujeto se encuentra en un
atolladero, en un callejón sin salida, en una paradoja. Teniendo en cuenta la evolución,
este momento es la repetición de un cruce evolutivo que se desarrolló en millones de años
y que ahora exige se resuelva en un instante. Al hablar de la primera ley, lo veremos en
toda su dimensión.
Desde el punto de vista de la inclusión, el DHS es un hecho que tiene relación con la
historia del individuo y con la insatisfacción de sus requerimientos biológicos básicos. No
cualquiera hace un DHS.
Desde la búsqueda del sentido, el suceso que desencadena la enfermedad pone de
manifiesto un obstáculo que no siempre está en la historia del sujeto y que puede
enlazarse a generaciones anteriores.
Según Hamer es el suceso que desencadena la enfermedad. Recordemos que debe ser
sorpresivo, vivido en soledad y subjetivamente dramático. Ante un hecho así, la persona
no puede responder con furia o tristeza, es decir, con dolor psíquico, sino que responde
desde otro plano, desde la célula, el soma.
Es una respuesta paradojal como la que vimos con el ejemplo del maestro y de su
amenaza con el bastón.
Decimos que el DHS es un suceso que tiene la capacidad de no poder evitar ser
respondido pero que la respuesta es imposible en el plano en que se la propone.
Como si tuviera que ver con otra cosa que no se ve.

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Otro de los conceptos fundamentales de la NM es lo que Hamer llama conflicto
biológico(CB). Con él se refiere al cruce entre una necesidad biológica y su
insatisfacción. Es precisamente este cruce lo que permite la rememoración de un
programa biológico de adaptación a este obstáculo. De este conflicto surgen
comportamientos celulares tales como la proliferación (el tumor), la úlcera, la necrosis,
etc.
Si lo vemos desde el concepto fundacional evolutivo, el CB, es el registro físico que se
produjo en los distintos tiempos de la evolución cuando el ser vivo se enfrentó a una
amenaza a su supervivencia. Así cuando pasó del agua a la tierra, se encontró con el
obstáculo de no poder captar el oxígeno del aire. Tenía branquias que eran capaces de
tomar oxígeno del agua pero no del aire. Eso es un conflicto biológico y lo resolvió en
millones de años con miles de intentos fallidos hasta formar una célula específica y
diferente. Así se formó el sistema respiratorio.
Evolutivamente el CB es la rememoración de esa etapa primitiva llevada a un tiempo
humano. Se generan células primitivas, indiferenciadas, no específicas para captar
oxígeno repitiéndose una búsqueda humana en un espacio aún no humano.
Si vemos el CB desde el segundo concepto fundacional (la inclusión) hay una tendencia
de ese sujeto (marcada por su historia y por su vivencia de insatisfacción) a que se
afecten determinados órganos y funciones y no otros. A esto, la medicina lo llama -
predisposición genética- y las disciplinas orientales -tendencia kármica-. Nosotros en la
medicina psicobiológica lo llamamos -automatismos de repetición biológica-. Ellos
tienen que ver con dos leyes que luego estudiaremos. La primera es la -ley biológica de
descarga- y la segunda es la -ley existencial de la polaridad-.
Si vemos el conflicto biológico desde el tercer concepto fundacional, nos acercamos a
dos aperturas que hemos introducido recientemente y que son los -arquetipos celulares- y
-el contrato prenatal-.
Ellos ocuparán parte de este curso y los analizaremos profundamente. Por ahora digamos
que existen guías biológicos que son las formas que las células han conocido de sí mismas
durante los distintos tiempos evolutivos. Son formas arquetípicas que pueden expresarse
en cualquier momento de la vida del sujeto. Son dos: 1) el arquetipo de la célula
madre en sus expresiones toti, multi, pluri y uni potencial. Allí encontraremos el sentido
del CB a través de dos metáforas: la célula madre nutritiva que dará origen a los tumores y
la célula madre protectora que dará origen a las úlceras; 2) el arquetipo suicida o de la
célula en apoptosis que dará origen a las necrosis y a las parálisis.
Ambos conceptos nos ayudarán a entender lo biológico desde lo humano.
Hamer dice que el conflicto biológico surge de una necesidad biológica que no es
satisfecha. La respiración, la nutrición, la sexualidad. Esto determina una respuesta
automática que repite lo que la evolución ha impuesto en millones de años. Esos proto
comportamientos son nombrados por la medicina, -enfermedad-.
Pero si observamos con la atención centrada, el conflicto no es entre la necesidad y su
satisfacción sino entre una respuesta lógica (me quitan el espacio y me enojo) y una
respuesta mágica (me quitan el espacio y la célula del pulmón crece para captar más
oxígeno). Hamer habla del primer conflicto pero no deja claro que lo que desencadena la
enfermedad es el segundo conflicto: la respuesta mágica de una célula que se atribuye la
capacidad de solucionar el problema -infantilmente-.

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Otro concepto que debemos abordar es la relación entre el terapeuta y el paciente. Esta
deja de ser la relación entre un amo, que supuestamente lo sabe todo, y un esclavo sin
deseos ni esperanzas, que se somete ciegamente a lo que el médico le dice.
Así como el único objeto de estudio de la medicina es la enfermedad y no el enfermo, en
la NM el sujeto queda incluido con su historia, con lo no dicho de su información
transgeneracional y con sus códigos biológicos arquetípicos.
Esta inclusión hace que el terapeuta forme parte de un modelo en el que se confronte el
código biológico en el que se expresa el paciente (tumor, úlcera, disfunción, etc.) con una
respuesta de adaptación a concluir (ataque, huída, sometimiento), llegando a un momento
de conclusión del conflicto biológico (CB). Esto lo comenzaremos a entender cuando
luego veamos los códigos pre verbales que el ser vivo en su evolución fue creando para
dejar de luchar y sobrevivir.
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Otro concepto importante en la NM es el llamado foco de Hamer (FH). Este es un registro
que se visualiza a través de una TAC (tomografía axial computada) de cerebro, que nos
permite evaluar el origen del CB, el tipo de lesión, su intensidad y su estado actual.
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Otro concepto que debemos nombrar es el de los requerimientos que la vida ha ido
creando en el curso de la evolución, planteándole conflictos de supervivencia al ser vivo y
que este ha tenido que superar para adaptarse a nuevas formas de existencia.
Hamer habla de cinco necesidades biológicas básicas, que desde lo más primario a lo
más complejo son: nutrición, reproducción, defensa, estructura de sostén y formación
de grupos.
Estos requerimientos a través del lenguaje y de las recategorizaciones que los cambios
cerebrales han permitido, han dejado de ser solo necesidades biológicas y han pasado a
ser demandas socioculturales. La nutrición se ha convertido en insaciabilidad, la
reproducción en el autosacrificio, la defensa en el acorazamiento, la estructura en la
autovaloración y la formación de grupos en crisis territoriales.
Todos ellos se incluyen en el origen de la enfermedad y el valor de aprendizaje de su
análisis y su resolución forma parte (no exclusiva) del nuevo modelo terapéutico que
propone la Medicina Psicobiológica (MPS).
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También debemos mencionar que el ser humano hace entrar permanentemente a
la naturaleza en conflictos de supervivencia a través del uso indiscriminado de las
fuentes de vida sobre el planeta. No solo nos referimos a la contaminación del aire y del
agua, a la manipulación genética, a la destrucción de los bosques, a la matanza de grupos
de animales, etc., sino también a los conflictos colectivos que los grupos humanos
generan con la injusticia, la crueldad, la falta de identidad como especie, la exclusión de
semejantes y la dominación cultural. Esto genera campos de resonancia que alcanzada una
masa crítica, producen respuestas de las fuerzas de la naturaleza por la violación de las
leyes de supervivencia.
El comportamiento ambiguo del ser humano, que luego estudiaremos, ha generado
conflictos colectivos en toda la historia de la humanidad y de ellos han surgido el cáncer,
el sida, las pestes, etc.
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Otro concepto que hemos aportado desde la MPS es el de -discurso del cáncer-. Con el
nos referimos al congelamiento de todos los significados posibles del incidente
crítico(DHS) para que emerja un único sentido posible: el biológico. Este congelamiento
es el que produce el CB y quien lo determina es el arquetipo celular. A esto lo
llamamos opción crítica.
Un tumor de estómago crecerá no solo por un DHS (la traición de un amigo) sino porque
el arquetipo de la célula madre nutritiva es el automatismo biológico de repetición que en
la historia de ese sujeto lo piensa a él. (en este caso, la búsqueda de la presa)
Así el discurso del cáncer, es el modo en que el sujeto es pensado en su historia. Esto nos
ayudará a entender un nuevo modelo terapéutico en donde todos estamos inmersos en
repeticiones transgeneracionales, en lealtades familiares invisibles, en secretos de familia,
en sincronías, en síndromes de aniversario, etc.
Si el sujeto es pensado por la evolución, esto significa que él no piensa.; es decir que el
pensamiento lógico queda excluido.
Si sabemos que la evolución une a todos los seres vivos de todos los tiempos, el discurso
del cáncer (que lo hemos definido como el congelamiento de todos los sentidos posibles
para que emerja un único sentido biológico) expresa el intento de inclusión de algo que
pertenece al pasado evolutivo. En el discurso de esa persona, vamos a encontrar la
exigencia de un pasado de excluir cualquier otra alternativa que no sea la evolutiva
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Otro de los aspectos fundamentales que surgen de la MPS, es diferenciar los síntomas de
sus causas y también de sus fuentes. Para la NM, todas las enfermedades tal como la
medicina académica las nombra son síntomas. Las causas están en el desequilibrio del
SNA, que veremos en la segunda ley. Pero las fuentes de la enfermedad son tres y vamos
a verlas un poco más en detalle.
La primera fuente de la enfermedad es lo que Edelman llama las áreas de concepto.
En los primeros tiempos se generó una asociación de ciertos estímulos con
determinadaszonas cerebrales, por ejemplo la zona del aparato digestivo con el tronco
cerebral. A partir del reforzamiento de estas zonas perceptivas, se seleccionaron zonas del
cerebro que dieron origen a una memoria primitiva o filogenética. La relación de
regiones del cuerpo con zonas cerebrales y la memoria de esta relación pasaron a ordenar
los comportamientos biológicos básicos: nutrición, reproducción, defensa, etc. Estas áreas
que Edelman llama -de concepto- son el fundamento de las pautas de conducta orgánicas
y cerebrales que existieron antes de la palabra. Son los primitivos mapas cerebrales que
siguen existiendo en todos nosotros y que se activan ante la percepción del estímulo del
área. Luego aparecieron los módulos cerebrales modernos con su capacidad analítica y
discriminativa, que no reemplazaron a los anteriores sino que se superpusieron a ellos. El
lenguaje, con sus leyes, vino a recategorizar esas áreas de concepto. Sin embargo, ellas
siguen existiendo. Son percepciones con su propio sentido del tiempo y del espacio y con
su propia memoria. A ellas, McDougall las ha llamado -el territorio de lo Imposible-. Sus
recuerdos son las expresiones orgánicas y cerebrales que llamamos enfermedad.
La segunda fuente de la enfermedad es la estructura psíquica de la persona, a través
de la cual, el sujeto percibe los hechos y los interpreta. Aquí se establece una relación
entre las áreas de concepto y la palabra y entre la memoria filogenética y la memoria
moderna.
Lo que nos interesa por ahora, de destacar en estas dos fuentes, es su capacidad de
percibir un hecho como una amenaza a la supervivencia y de convertir esa percepción en
una respuesta biológica de adaptación.
La tercera fuente es la relación que existe entre la primera y la segunda y que llamamos -
la alienación-. Nuestra subjetividad nace con el otro y si bien nos funda como sujetos
deseantes, nos somete al deseo del otro. Somos seres escindidos, obligados a buscar lo
que deseamos y condenados a vivir lo que rechazamos.
El concepto de las tres fuentes de la enfermedad, nos ayuda para abrir paso a un nuevo
modelo terapéutico que entienda que estamos trabajando con registros físicos muy
primitivos que necesitan comprenderse en su dimensión y no en la nuestra. Las áreas de
concepto deben ser abordadas con instrumentos biológicos, pero la relación entre la
memoria filogenética y la memoria moderna debe hacerse desde la figura de los
arquetipos de supervivencia, que son los guías de esa relación.
Es por eso, que la MPS si bien atiende los síntomas y las causas, también atiende las
fuentes proponiendo una epistemología que más que la verdad busca el sentido y una
salida al atolladero o paradoja que la enfermedad está marcando.
Todo lo que la medicina llama enfermedad es síntoma. Las causas según Hamer son los
conflictos biológicos. Ellos se dirimen en regiones del cuerpo ordenadas por el cerebro
creando mapas que se activan a través de la percepción del DHS. Es decir que existe el
cerebro con sus mapas, los órganos con su lenguaje y la psiquis con sus representaciones.
Todos ellos se fundan en el otro. En su material genético y en la transmisión pulsional. Al
estar fundados en el otro, estamos sometidos a su deseo; estamos alienados. Es este
sometimiento lo que llamamos la repetición de un pasado. Este pasado se ha ordenado en
nuestros cuerpos. Es ese orden lo que está en juego cuando se trata la enfermedad. Es un
orden natural. Es lo que la evolución nos ha dejado. No está ni bien ni mal. No hay moral
en la enfermedad. Tampoco hay desorden. No es el sentido humano. Es el sentido de la
evolución.
Es así que en el modelo Hameriano abordamos lo siguiente:
1) la enfermedad es la rememoración de un pasado evolutivo; es decir se asume un
rol de un antepasado.
2) Los guiones biológicos que Hamer llama programas especiales de la naturaleza,
son activados porque el sujeto ya no piensa sino que es pensado por la evolución.
3) El sentido de la enfermedad no está en la prueba de supervivencia del más apto
sino en la dimensión mágica de una infancia evolutiva que no abre paso a nuestra
dimensión lógica.
4) El DHS es un suceso que no puede evitar ser respondido pero que paradojalmente
no puede ser respondido en la dimensión en la que se plantea.
5) El conflicto biológico es el conflicto entre la dimensión mágica de la célula y la
dimensión lógica humana.
6) En el discurso del cáncer se expresa un pasado que exige ser incluido.
7) Estamos atados a ese pasado y al orden que propone. Solo conociendo ese orden
podemos liberarnos de la repetición compulsiva de los programas biológicos.

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-- ¿Cómo comenzamos? Lo hacemos con el registro en un documento que llamamos
historia clínica. En ella, escribimos lo que el paciente, al decir, cree que sabe y lo que el
terapeuta, al escuchar, cree que no sabe.
Se comienza con el motivo de consulta (su dolor, su tristeza, su enfermedad) y se continúa
con la historia de la persona y de la enfermedad actual. Se registran su carácter, sus
miedos, su forma de reaccionar, en la búsqueda de un modo de ser en el mundo.
En este encuentro, el terapeuta debe registrar lo que el paciente no habla pero está
comunicando a través de un lenguaje no verbal. Como ejemplo de ello, observamos: 1) la
respiración: si es torácica y la persona ingresa poco aire viéndose obligada a espirar
profundamente (solo puede dar y no sabe recibir); o si la inspiración es abdominal, pero
apenas espira debe nuevamente ingresar aire (no puede entregarse, teme perder el
control), 2) la ocupación territorial: si es proveedor (no le gusta hablar de sí mismo, se
aleja del escritorio) o territorial (trae la silla de su costado a su cuerpo, -invade- el
escritorio); 3) la gestualidad: hay algunos gestos que hasta nos describen el problema
(posturas, chasquidos, inexpresividad).
A todos estos signos los llamamos significantes, porque no solo describen la relación del
sujeto con el terapeuta, sino consigo mismo y con los demás.
Es necesario escuchar al paciente con la atención centrada en él y en su contexto. Cuando
él habla de su familia o la dibuja o la actúa, se puede percibir, si usamos esa atención, que
alguien falta y orientarnos decididamente hacia la solución del problema. Esto lo debemos
hacer con cariño y respeto por el semejante que nos pide ayuda. Si no estamos en
condiciones de hacerlo así, es conveniente citar al paciente para otra oportunidad.
Debemos entender lo importante que puede ser para esa persona este encuentro y no
desviar la atención en nada que no sea la solución de su problema. Si no encontramos la
ayuda que él necesita, hay que decirlo y utilizar la fuerza que genera ese encuentro -
fallido-. No somos infalibles ni tenemos todas las respuestas pero nuestra actitud igual
puede servir a la curación de esa persona.
Cuando le preguntamos sobre el DHS, observamos el recuerdo de los hechos de los
últimos meses o años y luego dirigimos su atención a la forma de reaccionar ante los
hechos. Aquí, lo estudiado por Hamer adquiere una dimensión muy valiosa en cuanto al
lenguaje de los órganos y nos permite orientar nuestra búsqueda en relación a lo que el
órgano expresa.
Algunos pacientes vienen a la consulta con el DHS detectado, interpretado y solucionado.
Pero igual de enfermos. Es por eso que atravesamos el modelo de Hamer con los otros
modelos para poder abordar lo que el paciente nunca podría abordar solo. No se trata de
decirle que se separe del marido o que cambie de trabajo. Esa no es una solución. Ni
siquiera ese es el problema......
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:::. Primera Clase Curso 2004 .:::

Clase Introducción curso 2004

Introducción.
El acto médico y el amor. Dr. Fernando Callejón
El sánscrito, la base de la mayoría de las lenguas de la India, tiene 96 términos para designar al amor. El
español tiene 3 (apego, estima, cariño) según el diccionario de la Universidad de Oviedo; el inglés solo uno
(love). Es indudable que la cantidad de términos usados para designar el amor, implica la necesidad de
aclarar la relación que estos pueblos tienen con el concepto del amor. La lengua esquimal tiene 30 palabras
para nombrar a la nieve. Esto habla de la necesidad de los esquimales de aclarar su relación con la nieve.
Cuando estemos tan interesados en el amor como los esquimales en la nieve, desarrollaremos un lenguaje
adecuado a esta dimensión.
No recuerdo una sola vez que se haya usado la palabra -amor- en toda mi formación médica académica.
Pareciera que allí el amor no tiene lugar. Como si se tratara de un concepto sin valor en la preparación de
aquel que se va a ocupar de la salud de sus semejantes.
Creemos, sin embargo que en el origen de la enfermedad siempre está involucrado el amor. Hay un
conflicto con él. Podríamos decir que el sujeto tiene dificultades en amar, en ser amado o en amarse.
Niklas Lhuman define el amor como un código de comunicación, con cuyas reglas se expresan, se forman o
se simulan, determinados sentimientos. O se somete uno a dichas reglas o las niega. Este concepto de ver al
amor como un código de comunicación me parece interesante para relacionar esa expresión en código
somático que es la enfermedad con esta dificultad que gira en torno al amor. Los códigos amorosos se han
expresado siempre de acuerdo a las estructuras sociales de su tiempo; desde el amor cortés del medioevo al
amor pasional del siglo 17 y al amor romántico del siglo18, y estos códigos se pueden reconocer en las
expresiones culturales. La medicina forma parte de esa cultura. No olvidemos que la cultura es también un
código de comunicación. Desde el punto de vista etnográfico (el estudio de los pueblos), cultura es el
conjunto de hábitos y aptitudes que ha adquirido el hombre como miembro de la sociedad.
Desde la NM, vemos el amor como un impulso hacia la unión, la no separación, la integridad. Recordemos
que curarse viene de -curare-, que significa hacerse integro. O como dice el Dr. Rozenholc, pasar de la
exclusión a la inclusión que no es otra cosa que formar parte de un todo.
Aquí hay una relación, en donde tanto el paciente como el médico, se involucran en darse lo mejor y lo más
sincero de cada uno. Esto se parece mucho a la gratitud que nace en una persona, cuando recibe algo que
necesita de la otra. Hay una necesidad de devolver algo de lo recibido para no quedar en deuda. De esta
gratitud surge una verdadera relación que impide la indiferencia. Esta dinámica funda un compromiso que
solo puede ser resuelto en la libertad de los que participan. Curar con amor no es solo tratar afectivamente al
paciente sino ser un facilitador de la libertad y del compromiso que propone la curación.
El acto médico debe apuntar en esa dirección y no hacia lo que presupone es la curación ya que el impulso
natural de la vida es la curación. Así lo demuestran los fenómenos físicos cotidianos que todos vivimos
como la inflamación, la reparación de heridas, la diferenciación celular, la producción de células nuevas,
etc. ¿Acaso no es amor este impulso hacia la integridad?
El acto médico debe ordenarse con el impulso de la Naturaleza y no en contra de él. El médico es un
instrumento de este impulso natural y como todo instrumento debe estar afinado, es decir, en armonía con
las notas fundamentales de ese arte que es el compromiso con la vida.
Esta afinación se parece mucho a la autoridad, es decir a la capacidad que tiene una persona (en este caso el
médico) de darle al otro (en este caso el paciente) lo que éste necesita. Si el terapeuta no tiene esta
autoridad, no puede abordar el verdadero objetivo de la medicina, que es preservar y restablecer la salud.
Hay actualmente dos medicinas claramente diferenciadas. La primera es la medicina de la enfermedad; ella
se ocupa de combatir los síntomas y las llamadas enfermedades. La segunda es la medicina de la salud; ella
se ocupa del equilibrio de la energía vital, para que esta se ocupe de los síntomas y las enfermedades. Es
indudable que actualmente solo se ejerce la medicina de la enfermedad aún cuando ésta solo sea un síntoma.
No proponemos abandonar esta medicina, sino complementarla hasta entender que cuando alguien no sabe
que es lo mejor debería juiciosamente no obstinarse en hacer lo peor. El sistema médico actual es un
ejemplo de esta obstinación.
Hace algunos años se publicó un estudio sobre la alimentación en los conejos. Se sometió a una
alimentación rica en grasas a tres grupos de conejos y se hizo el estudio a doble ciego. Luego de un tiempo
se midieron los valores de las grasas en la sangre y se constató que dos de los tres grupos aumentaban los
niveles de grasa en sangre. Sin embargo, el tercer grupo aún cuando se le daba la misma alimentación
permanecía en valores normales. Se investigaron las probables causas y no se pudo detectar ninguna
alteración que explicara esto. Se decidió investigar a las personas que les daban de comer y se descubrió que
el joven que alimentaba al grupo que no había aumentado los niveles de grasa, tenía la costumbre de llevar a
los conejos contra su pecho y acariciarlos mientras los alimentaba. Semejante respuesta inmunológica
desencadenada -solamente- por una caricia. ¡Cuan poco se estima tamaño poder!
Amor deriva de dos raíces que expresan un profundo significado. -A- que es -fuera- y -Mor- que es -muerte-
. Ni el médico ni el paciente pueden echar fuera a la muerte pero si pueden entender que si reconocen al ser
que hay en cada expresión de la vida, este jamás va a morir.
Todas las investigaciones recientes han demostrado la relación entre las actividades intangibles que se
tienen sobre el enfermo y que llamamos -cuidar con amor- y los factores tangibles que se pueden medir
como la disminución de las infecciones o la recuperación de los tejidos dañados. Sin embargo, el sistema
médico se obstina en hacer desaparecer síntomas sin convertir a la relación terapéutica en el nudo del
tratamiento. Esta relación es la verdadera medicina preventiva. Cuando era niño, visitaba mi casa un viejo
médico pediatra que atendía a los tres hermanos bajo la atenta mirada de mi madre. Nunca puedo olvidar los
momentos previos a su llegada, en donde todos debíamos estar presentes aún cuando solo uno fuese el
enfermo de fiebre, varicela o sarampión. Era un ritual en donde mi madre preparaba unas toallas que se
usaban exclusivamente para cuando ocurría la visita y sobre las cuales este viejo médico apoyaba su cabeza
sobre nuestras espaldas. También había una cuchara envuelta en una servilleta y una fuente con agua y
jabón para lavarse las manos. Todos éramos atendidos o por lo menos saludados y mirados. Era un
momento muy especial y cuando el médico se retiraba todos estábamos curados.
En un reportaje que le hacían a Federico Fellini hace algunos años, éste decía que él había tenido la
esperanza de que lo que iba a ocurrir en su vida siempre era para su bien. Y que con el tiempo, se había
dado cuenta que no era lo que realmente ocurría lo que le hacía bien sino la espera de lo que iba a ocurrir. El
decía -no importa el mensaje sino la espera del mensaje-.
En ciertas regiones de Europa a la NM se la conoce como la -medicina de la esperanza-. Es decir, que el
médico resuena con la esperanza del paciente. La intención de la conciencia observadora, determina
una percepción que no es falsa sino que es una opción planificada. Descubre la intención positiva que
se oculta detrás de la enfermedad y se combina con eso que se desea transformar.
Estamos hablando de una posición chamánica del médico que es su compromiso con el amor. Ver lo que la
célula ve y poder transmitirlo.
Es difícil encontrar palabras para esto que sucede...pero sucede.
Una de las tantas experiencias crueles que ha hecho la humanidad con los animales me ha hecho pensar que
la palabra que más se acerca a lo que propone la NM es la esperanza. Ciertos investigadores pusieron una
rata en un barril lleno de agua y con sus paredes lisas para que se resbalara si quería escapar. La observaron
nadar durante quince minutos y luego, la rata, exhausta, se hundió. Pusieron otra rata en las mismas
condiciones y la dejaron nadar cinco minutos. Luego le pusieron una madera para que se subiera a ella y
flotara. La dejaron así durante tres horas y luego la sumergieron nuevamente. Le retiraron la madera. La
rata, a diferencia de la anterior, nadó sin parar setenta horas antes de hundirse. Esta experiencia que cita el
etólogo alemán Droscher en su libro -Sobrevivir- habla de la espera de lo bueno y del aumento increíble de
la resistencia a los obstáculos cuando precisamente se espera lo bueno.
No es fácil hablar de este tema.
Por eso luego vamos a hablar del lenguaje del cuerpo, para comenzar a entender que está diciendo desde
hace millones de años con su comportamiento y con su evolución.
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La Nueva Medicina es un cuerpo teórico de un valor excepcional pero con grietas que han terminado por
desmoronar a muchos de sus seguidores. Vamos a respetar ese cuerpo teórico en la medida que nos permita
analizar esas fisuras. Y en ese análisis, discutiremos los que a nuestro juicio son errores que no permiten
evolucionar a la Nueva Medicina.
No vamos a tratar a los oncólogos de asesinos ni vamos a aplaudir a los pacientes que tienen leucemia. No
vamos a descalificar a la medicina académica ni saldremos a gritar que las metástasis no existen ni que los
tumores cerebrales son inofensivas cicatrices. Somos médicos que hace más de veinte años venimos
trabajando con seres humanos dolientes y hemos visto morir a muchos de ellos para cometer la hipocresía
de sostener ideas tan beligerantes.
Pero si algo nos ha permitido la Nueva Medicina, es atrevernos a pensar. Y por eso vamos a cuestionar las
falsas metástasis, muchas veces provocadas por el pánico que engendran diagnósticos crueles y
devastadores. Y no dejaremos de analizar las imágenes cerebrales cuya irradiación o extirpación es una
ofensa al cerebro que pugna por sobrevivir. O de repensar las consecuencias de la supuesta ausencia de
regeneración neuronal o la presencia de melanina en el cerebro de los pacientes con melanoma sistémico.
No vamos a condenar a los pacientes con la carga agregada de solucionar el conflicto que produce la
enfermedad bajo la amenaza de morir si no lo hace. Porque eso pertenece a la medicina del pánico que dice:
-Si usted no hace lo que yo le indico, se muere-. No vaya a ocurrir que terminemos siendo peores que
aquellos a quienes criticamos. Lo que si vamos a hacer es acompañar con el abordaje necesario, la
confrontación necesaria con los problemas fundamentales de la existencia del sujeto.
Veremos a través de todo el curso, que la solución de un conflicto no pasa por abandonar un trabajo,
divorciarse o alejarse de algo o de alguien, como ciertos seguidores de Hamer proponen graciosamente.
Porque lo biológico tiene en la enfermedad mucho mas peso que lo psíquico o lo social. Si algunos creen
que hacen Nueva Medicina porque aconsejan no hacer quimioterapia y le piden al paciente un -salto
cuántico-, les decimos que eso no es Nueva Medicina y que se están exponiendo a un grave peligro de
generar un discurso sectario.
Vamos a hablar de nueva Medicina, pero también la vamos a criticar. Porque nuestro compromiso no es con
Hamer ni con ningún dogma sino con nosotros mismos y con nuestros pacientes.

La NM, no es por lo tanto una medicina alternativa. Es una visión del hombre y de su búsqueda de sentido,
que nos permite acceder a la enfermedad desde nuestros propios orígenes y desde nuestro destino. Es por
eso que en este curso, además de medicina, hablaremos de filosofía, espiritualidad, antropología, etología,
sistemas jurídicos, económicos, etc. También de técnicas terapéuticas propias y ajenas, pero que responden
a los conceptos fundacionales de la NM.
A partir de ahora, veremos la historia de Hamer que es la historia de la NM. Analizaremos sus leyes para
comprenderlas y utilizarlas. Veremos el lenguaje del cuerpo y de los órganos. Conoceremos las tablas de
Hamer para entender cada enfermedad y como abordarla.
Hablaremos de conceptos nuevos que tratan de enriquecer a la NM.
Para trabajar con todo esto, habrá que abandonar temporalmente algunas creencias que se consideran
irrefutables (después de todo, hasta hace unos pocos centenares de años, la tierra se consideraba plana). Así
accederemos a las dimensiones físicas, emocionales, psíquicas y espirituales de la vida humana. Este
modelo produce una clínica desde su propia teoría pero también puede integrarse a cualquier otro sistema
terapéutico o filosófico (alopatía, homeopatía, terapias vibracionales, trabajo corporal, psicoterapia, etc.)
Todos pueden tener acceso a la teoría y práctica de este modelo y lo adaptarán a lo que mejor estén
capacitados para hacer, recategorizando muchas de las enseñanzas de sus propias escuelas. No tienen porqué
abandonar lo que saben, sino enriquecerlo.
Muchas de las personas que buscan desarrollarse en el campo de la salud, sintieron desde el inicio una
vocación humanitaria que los volcó a ello. Pero la orientación materialista de la formación pudo haber
alejado su motivación original. Este modelo les servirá para reconciliarse con su misión original.
Los invito a comenzar este encuentro con la esperanza de abrir el corazón de cada uno de ustedes. No
venimos a traer ninguna panacea sino el fruto de un trabajo hecho con amor y mucho esfuerzo.
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:::. Clase Introducción Curso 2004 .:::

El cáncer

El cáncer. (extraído del libro inédito -Mas allá de Hamer- de Fernando Callejón)
Hay una interesante teoría de un físico y matemático español, Antonio Bru, que considera
a los tumores estructuras fractales, es decir, estructuras geométricas que permiten
describir procesos que aparentemente son impredecibles pero que responden a un orden
oculto. Ya en la medicina se han desarrollado modelos fractales para las dendritas de las
neuronas y los capilares pulmonares, pero no así para los tumores. El propone que los
contornos de los tumores son de naturaleza fractal y eso le permite usar el análisis
matemático para describir la dinámica de su crecimiento. Según sus estudios, la mayor
proliferación celular de un tumor se desarrolla en sus bordes existiendo un mecanismo de
inhibición celular en el centro, tal como se puede observar en las células normales a través
de la inhibición por contacto. Las nuevas células que se han dividido en el tumor, se
mueven por él hasta encontrar una posición cóncava y así lograr estar rodeadas por mayor
número de células (difusión superficial).
Lo que le llamó la atención a este investigador es observar que las células normales se
dividían en plazos cortos (24 a 72 horas) pero las células tumorales se toman hasta 100
días para dividirse. La explicación que encontró es que el tumor no crece en su totalidad
sino solo en su borde. Y esto le permitió pensar que la llamada malignidad de las
metástasis se debe a que son células del borde del tumor y por lo tanto de crecimiento más
rápido. Lo que más nos atrae de esta teoría es la búsqueda de las células del borde tumoral
de espacios cóncavos ya que la lógica hace pensar que están más alejados de los capilares
sanguíneos que le llevan nutrientes y siempre se aceptó que la angiogénesis (la producción
de nuevos capilares) era el mecanismo de crecimiento tumoral. Sin embargo, la célula
tumoral busca un espacio alejado de los capilares, es decir, un ambiente más hostil. Bru
explica esta aparente contradicción deduciendo que este ambiente a su vez, las mantiene
alejadas de la respuesta inmune que desarrolla ante el tumor el organismo y de la presión
que el tejido normal provoca ante la proliferación de las células. Es por ello que los
tumores primero destruyen el tejido huésped y luego lo invaden. Este dato es importante;
primero ocupan y luego se extienden. Las células tumorales generan gran cantidad de
ácidos que corroen las estructuras extracelulares y van ocupando el espacio. Es decir, que
la ventaja que logran evitando la respuesta inmune bien vale el sacrificio del alejamiento
de los capilares sanguíneos.
Bru explica el fracaso de la quimioterapia en los tumores grandes porque ella destruye a la
primera capa de células del borde, y esa capa proliferativa es muy pequeña
porcentualmente en relación a la totalidad del tumor. Al quitarla (como si fuera una
cáscara), la capa que estaba por debajo y se encontraba inactiva, se vuelve proliferativa
(ya que se convierte en tejido del borde y no sufre la inhibición por contacto) y se difunde
por la superficie. En cambio en los tumores no sólidos no existe esa competencia por el
espacio y la quimioterapia puede ser más efectiva (leucemias).
La célula tumoral busca una caverna. Jerarquiza el espacio a su nutrición. No se le ocurre
comer cuando su vida está en peligro. Si crea el espacio necesario, después podrá comer.
Un claro comportamiento de supervivencia. Una inteligencia evolutiva. Las hordas
asesinas envían las postas para ir ocupando espacio. La lucha ya ha comenzado.

La diferencia entre reparación y solución.


Si llevemos esta interesante teoría a la mitología celular (ver el capítulo -El cubo de
Neckel-), observamos que la falla en la supresión de la mitosis en el punto M (en el
alineamiento de los cromosomas) es la puesta en actividad de un intento reparativo. En
ese momento, en el que naturalmente las células fallan en su orden (es lógico que así
ocurra en las millones de veces en que esta mitosis se realiza) en lugar de producirse la
supresión del proceso, se le permite continuar. Es este momento el nacimiento de una
respuesta biológica que en lugar de suprimir el proceso intentará repararlo. Recordemos el
segundo criterio de la sexta ley: "las enfermedades arquetípicas activan el mecanismo
adaptativo de la evolución: la destrucción de las formas actuales que ya no son útiles y la
instalación de formas primitivas que buscan nuevas formas. Aquí se observa el
mecanismo destructivo de la reparación y la supervivencia de los genes más primitivos".
Lo que se produce en este momento es una lucha entre el mecanismo celular de la
reparación y el de la supresión. El primero intentará que la vida continúe (que siga la
mitosis) y el segundo intentará que la vida cese (se instala la apoptosis) Es una lucha entre
la vida eterna y la vida mortal. La paradoja que se instala es que la vida eterna es
francamente destructiva para el organismo individual y en cambio, la muerte celular
programada (la apoptosis) permite que se anule esa destrucción.
Es por eso que Bru propone una salida terapéutica francamente conmovedora; no matar
(con quimioterapia por ejemplo) a las células del borde (ya que si no crecerán las de
abajo) sino encapsularlas en las cavernas donde están acurrucadas, dispuestas a
destruir....para reparar.
No es difícil entender que estén dispuestas a destruir para reparar. El sentido biológico es
siempre reparativo. Recordemos el cuarto criterio de la sexta ley: "no se trata de
solucionar la injusticia (o exclusión) sino de repararla". Esta diferencia es fundamental
para entender porqué la célula se vuelve arquetipo de célula madre; la reparación implica
el sacrificio de las formas actuales. Este es el mecanismo evolutivo y es la evolución la
que está haciendo justicia, y es claro que el sentido de justicia de la evolución nada tiene
que ver con el sentido de justicia humano. En aquel, lo que importa es la desaparición de
las formas celulares actuales que no han sido capaces de satisfacer el requerimiento
biológico (en el caso del cáncer, un requerimiento que va más allá de la propia vida del
individuo y que se liga a constelaciones de sus antecesores; algo que la medicina llama
predisposición genética) para instalar formas que buscarán una nueva adaptación.
Lo que propone Bru es un ritual de apaciguamiento como los que hemos visto al analizar
el comportamiento de lucha entre animales. Elevar la cantidad de neutrófilos circulantes
para que inmovilicen a las células del borde. "Cualquier proceso inflamatorio
suficientemente importante será capaz de esto", dice Bru. Las células del borde del tumor
crean espacio y Bru se propone ocuparle ese espacio. Una franca lucha territorial.
El sexto criterio de la sexta ley concluye: "el abordaje terapéutico necesita una
convivencia entre las formas celulares primitivas y las formas celulares actuales; para que
esta convivencia ocurra, se necesita de un código de comunicación entre ambas hasta que
cese el intento de reparación".
Lo que dice Bru es bastante parecido: "los neutrófilos ocupan el espacio que la célula del
borde tumoral ha creado y ejercen una competencia en este espacio; es decir, un efecto
mecánico". Un encapsulamiento a la espera de que el sistema inmune destruya todo el
tumor.
Hamer hace 25 años lo decía así: "la solución del conflicto biológico genera un estado de
vagotonía con proliferación de microbios que actúan como barrenderos". Al fin de
cuentas, donde hay microbios, hay neutrófilos.
Lo que Bru propone hacer con el factor de estimulación de colonias granulocíticas (llevar
los neutrófilos al borde del tumor) Hamer lo propone con la solución del conflicto
biológico (que el sistema nervioso, el órgano y la psiquis entren en vagotonía y los
microbios actúen como barrenderos). Ambas propuestas son valiosas pero hemos visto
que tanto la inflamación que propone Bru como la vagotonía que propone Hamer genera
en buena cantidad de pacientes, el apresuramiento de su muerte (obstrucciones locales,
accidentes cerebrovasculares, infecciones graves, etc.). Muchos pacientes, logran
sobrevivir pero si la masa del conflicto (volviendo a Hamer) es muy intensa, tanto la
vagotonía como el intento de encapsulación serán mortales. Es por eso que planteamos en
el sexto criterio de la sexta ley un código de comunicación entre las células primitivas y
las células normales hasta que cese el intento reparativo, es decir, que ni la inflamación ni
la vagotonía deben convertirse en la anulación del intento reparativo (en términos de
Hamer, la solución del conflicto) sino en su suspensión (en términos de Hamer, la
constelación del conflicto).
Lo que hemos dado en llamar las metáforas biopsíquicas serían un importante aporte a
este movimiento de lucha biológica. Ya no hablaríamos de curación del cáncer sino de
suspensión del cáncer. La jerarquización de la supervivencia (que es lo que nos ha
enseñado la evolución) implica dejar de lado muchas veces, la solución del conflicto. Las
conductas animales que hemos observado en sus luchas territoriales y en la obtención de
la presa nos ayudan a comprender estas metáforas biopsíquicas que establecerían el
código de comunicación adecuado para sobrevivir hasta que cese la lucha.

La metáfora biopsíquica.
Podemos decir que el cáncer es la proliferación de células en mitosis anaplásica, es decir
que se dividen en forma descontrolada. La lógica de la fisiología celular es que esa
mitosis (división descontrolada) sea detenida por un mecanismo llamado apoptosis (este
es un concepto oficial, no mío), es decir por la destrucción de esa división descontrolada.
En el cáncer hay una información que impide esa lógica. La célula es atravesada por otra
lógica que anula el efecto apoptótico (también conocido como suicidio celular) y prestigia
el efecto anaplásico. (división descontrolada)
Veamos las características de ese comportamiento para entender cual es el fundamento de
esa lógica.

Las características de la célula anaplásica, si las observamos en el microscopio son las


siguientes:
1) Menor dependencia de los factores de crecimiento que provee el medio. (no responden
a las ayudas que el entorno les provee)
2) Potencial ilimitado para dividirse (se multiplican incesantemente).
3) Maduración incompleta o ausente (no alcanzan las formas adultas y especializadas; por
ello se dice de ellas que son indiferenciadas).
4) Pérdida de la inhibición de contacto (es decir, la limitación al crecimiento, que provoca
el contacto con otra célula).
5) Alteraciones en la permeabilidad de la membrana (las sustancias que entran y salen de
la célula, no pueden hacerlo).

Según estas características y propiciando un modelo de la inclusión del sentido,


(mitologizando el saber lógico de la medicina) debemos proponer ciertas conductas que
inhiban la mitosis mítica. Esto quiere decir que podemos usar las conductas biológicas de
las células del cáncer para abordar estrategias humanas en el tratamiento de esas células.
Nos apoyamos en los dos paradigmas del mito:
1- el animismo: todas las cosas tienen vida.
2- la hipersignificación: todas las cosas tienen múltiples sentidos.
Es así que trasladamos las conductas biológicas a las conductas psíquicas. A esto lo
llamamos metáfora biopsíquica. No es casual que lo hagamos. Creemos que esta metáfora
es lo que viene haciendo la enfermedad pero en sentido contrario, es decir, que expresa
biológicamente en sus células muchas de las conductas psíquicas del ser vivo. Cuando
alguien no se traga una injusticia, esta conducta puede ser usada por el cuerpo para
desarrollar una hinchazón de las partes digestivas más altas. A esto Hamer lo llama
sentido biológico, es decir, que el cuerpo obstruye con su hinchazón esa parte alta del tubo
digestivo con el objetivo de no seguir tragando. Es así que soluciona a su manera
biológica un conflicto que la persona no solucionó en su relación con el otro. Esta
metáfora psicobiológica es algo conocido por todos. Lo que proponemos es usar este
mismo mecanismo pero al revés. Al igual que la psicología debió estudiar las conductas
humanas para entender la metáfora psicobiológica, nosotros debemos estudiar las
conductas biológicas para entender esta metáfora biopsíquica. Creemos que es un campo
de acción que nos permite ordenarnos con la naturaleza y no ir en contra de ella.
Veamos cada una de las características de la célula anaplásica y como podemos extraer de
ella su metáfora biopsíquica.
1) Menor dependencia de la ayuda que le provee el medio.
Proponemos como metáfora biopsíquica de esto, una conducta tendiente a lograr una
mayor dependencia de los otros. En el abordaje se deberá enseñar un comportamiento
territorial cooperativo y no francamente proveedor. Este factor de la dependencia del
entorno es crucial en el tratamiento del cáncer. La célula anaplásica es una célula
proveedora, es decir, que su objetivo es la obtención de la presa, su cualidad es el
tener y su carácter es la acción. Podemos decir, que en el cáncer debemos aprender a
ser más territoriales que proveedores. Ya no es la búsqueda del tener sino del ser, ya
no es obtener la presa sino el reconocimiento del otro. Ya no es la acción directa sino
la prudencia del que se sabe amenazado. A través de la metáfora biopsíquica,
lograríamos una conducta de clara confrontación con el accionar biológico. Si la
célula nos indica una conducta proveedora, debemos enseñarle a ser territorial.
Aprender a recibir ayuda y actuar en forma cooperativa con el entorno. Trabajar la
impulsividad de la acción directa. Permitirse ser atendido y no vivir para proveer a los
demás. Desprenderse de la responsabilidad de las posesiones. Ahondar en el
conocimiento de sí mismo. Todas estas conductas, basadas en la dualidad -proveedor-
territorial- (ver el capítulo -El lenguaje animal-), son metáforas que confrontan esta
conducta de la célula del cáncer.
No es fácil hacer generalizaciones pero esta primera metáfora biopsíquica ya
nos invita a reflexionar sobre una base menos azarosa que la usada habitualmente,
sobre la intervención terapéutica en un paciente con cáncer. No se trata ni de llorar
con él ni de ignorarlo como persona. Se trata de responder a la conducta de la célula
con una clara confrontación desde una dimensión no biológica. Es la posibilidad de
responder a la paradoja que instala la enfermedad. Si respondemos en el plano
biológico el fracaso es seguro y es lo que viene sucediendo en el tratamiento habitual
del cáncer.

2) Potencial ilimitado para dividirse.


Ante esta conducta proponemos como metáfora biopsíquica, una clara posición de
sometimiento a la autoridad ya que creemos que esta división ignora el límite
necesario que impone la autoridad. Recordemos que en la lucha entre animales
semejantes existen una serie de señales que el cerebro ha creado en el curso de la
evolución y que el animal vencido envía al animal vencedor para que éste detenga su
agresión. Esto lo hace con el objetivo de sobrevivir ya que si continuara la lucha, las
heridas serían mortales. Aquí las metáforas biopsíquicas necesitan de las cartas de
navegación que Hamer propone ya que estas cartas hablan del sentido biológico, es
decir, del -para que- las células tienen semejante conducta en la enfermedad. Un
sarcoma en la pierna es un endurecimiento del miembro de la marcha pero a la vez,
está diciendo que se han perdido los límites en esa marcha. Es necesario enviar una
señal a la célula del sarcoma de la pierna para que esta detenga su agresión. Aquí la
autoridad la tiene el sarcoma, no el sujeto ni la medicina (la mayor parte de los
sarcomas que se extirpan quirúrgicamente reaparecen). Lo que no llegamos a entender
es que el sarcoma no es la enfermedad, sino que es un programa biológico de solución.
Es por eso que debemos sujetarnos a la autoridad de la solución. En el caso del
sarcoma es fundamental la actitud pacifista del paciente con respecto a su enfermedad.
La docilidad, la humildad, el abandono a la autoridad del otro. Esto es fundamental
entenderlo en las lesiones del mesodermo cerebral. La confianza en que si nos
quedamos quietos, el otro no me va a matar. En estas lesiones, quien introduce esta
desconfianza es el propio médico y los familiares del enfermo, aportando nuevos
conflictos que cuestionan la autoridad del intento reparativo.
En las lesiones del endodermo y del mesodermo cerebeloso, la autoridad no puede quedar
en manos del tumor porque aquí la reparación que se intenta es justamente la que hay que
suspender. Las células se reproducen ilimitadamente porque no reconocen ninguna
autoridad. Esto lo vemos frecuentemente en los tumores del aparato digestivo, en donde se
crean engrosamientos (por ejemplo, del intestino) que impiden el paso de los gases o de la
materia fecal. Este comportamiento celular está indicando la absoluta rebeldía ante
cualquier autoridad y en este caso propone algo imposible: -no cagar más-; apartarse de la
suciedad de un mundo injusto y cruel. Los intentos curativos de estos tumores son
acompañados de tremendas diarreas en donde el sujeto -se ensucia todo- y vuelve a
convivir con un mundo sucio pero posible.
Las metáforas biopsíquicas de la conducta de crecimiento sin límites siempre deben
apuntar a volver a creer en la autoridad. Pueden ser acciones imitativas de la conducta
animal: a) inmovilización, tales como -el retiro del mundo- (dejar el trabajo o la relación
asfixiante), b) encogimiento (la relajación, la meditación, la contemplación) o c) bajar la
mirada (humildad, docilidad, aceptación con confianza). Recordemos que a las acciones
de apaciguamiento del agresor (inmovilización, encogimiento, bajar la mirada) pueden
seguir, si la agresión es mayor, las conductas de sometimiento. Este tema es muy
complejo y solo vamos a dar el ejemplo de la pseudocópula que los animales vencidos
ofrecen a los vencedores. Aquí, ciertas conductas sexuales (homosexualidad, relaciones
pseudoincestuosas) pueden actuar como metáforas biopsíquicas de sometimiento y
detener el crecimiento de un tumor (ver el capítulo -La transgresión y las enfermedades
autoinmunes-). Sin dejar de recordar que cada sujeto es una historia y una prehistoria
singular, estas conductas deben ser evaluadas en el abordaje terapéutico de esta
característica celular de crecimiento ilimitado.

3) Incapacidad de alcanzar la madurez, siendo por ello células primitivas.


La metáfora biopsíquica que proponemos a esta característica es la misma que haríamos
ante cualquier ser:
a) inmaduro: no generar riesgos hasta la maduración (campana terapéutica)
b) primitivo: defenderse del avance rudimentario y evolutivamente antiguo de la célula.
Es decir que aquí hay dos características que surgen una de otra pero que no son similares.
Por un lado, la célula no llega a la madurez a la que estaba destinada pero por esa misma
razón, actúa como un ser no evolucionado y no posee las funciones propias de la madurez.
En el primer aspecto (inmadurez), la célula es una niña. En el segundo aspecto (primitiva)
está herida. Por ello decimos que la célula cancerosa actúa como una niña (o niño) herido.
Las metáforas biopsíquicas que proponemos son: a) cuidar a este niño de nuevos ataques
en lo que llamamos la campana terapéutica. Es fundamental que el paciente no entre en
pánico y que logre una contención permanente del entorno y de sus médicos. Todo lo que
se diga al respecto es poco. La principal causa de muerte en el cáncer es el miedo que
sufre este niño. No importa quien sea el paciente; igual tiene miedo. Puede dar una
imagen de suficiencia y de manejo de la situación que asombre. Nosotros tenemos que
saber que todo ser vivo sufre de miedo ante la inminencia de la muerte y que cualquier
acto que estimule ese miedo puede desencadenar una crisis de pánico con lesiones nuevas
en pulmón y en riñón habitualmente. El discurso de la familia, de los médicos y de los
amigos debe ser coherente y se lo debe proteger de cualquier opinión ajena a esa
coherencia. b) es necesario sobrevivir a los estragos que puede causar la herida. La
característica fundamental del ser primitivo es que no hay elementos anteriores a él y por
lo tanto no conoce los mejores caminos para sobrevivir. Es por ello que actúa de forma
tosca. Es necesario dirigirse a esa tosquedad con elementos también primitivos ya que el
lenguaje moderno no es el adecuado para entablar una relación. Es aquí que el mito
cumple un papel esencial. Hemos elaborado el mito del contrato prenatal con ese
objetivo.
El test del contrato.
En un ambiente relajado y de confianza le proponemos al paciente una serie de preguntas
a las cuales debe contestar sin pensar demasiado y tratando de decir lo primero que venga
a la mente. Anotamos las respuestas en una hoja. -Si tuviera la oportunidad de vivir una
nueva vida y pudiera elegir qué ser, que elegiría ser, exceptuando humano?-. La idea es
que el paciente pueda elegir algún mineral, vegetal, animal u objeto con el que no
identifique concientemente su conflicto. Un ejemplo es que el paciente diga -árbol-.
Entonces se le pregunta que características tiene, según él, un árbol. Se anota lo que dice
literalmente. Luego se le pregunta -qué le parece es lo más opuesto a un árbol-.
Imaginemos que contesta -rana-. Se le pide que enumere las características de una rana y
se anotan. Aquí tenemos ya dos figuras contrapuestas (árbol y rana) que serán tomadas
como representantes de las figuras arquetípicas que se están poniendo en juego en esa
persona. En el caso de un tumor, serán el -niño herido- (la rana) y el -niño mágico- (el
árbol). Las características de la rana y el árbol serán las que usaremos para trabajar con los
dos arquetipos. Tenemos que agregar que en el caso de la rana, ésta sería la representante
de las dificultades internas del individuo. Por ahora digamos esto y seguimos con el test.
Se le pregunta ahora -si tuviera la oportunidad de vivir una nueva vida y pudiera elegir
qué no ser, qué elegiría no ser, siempre exceptuando humano-. Imaginemos que contesta
serpiente. Le preguntamos entonces las características de la serpiente y las escribimos.
Luego preguntamos que es lo más opuesto a una serpiente. Imaginemos que dice pájaro.
Le preguntamos las características de un pájaro y las anotamos.
Ahora tenemos varios elementos más para trabajar con las figuras arquetípicas. Podríamos
llamar a estas últimas -arquetipos secundarios-, es decir, figuras que junto al niño herido y
al mágico son utilizadas por los arquetipos celulares en juego (-madre y suicida-).
Tenemos que agregar que en el caso de la serpiente ésta sería la representante de las
dificultades externas del individuo. Para completar el test, tomamos una de las
características de la serpiente y le pedimos que al escucharla diga lo primero que se le
ocurre. Le decimos por ejemplo, -traidora- y el paciente puede contestar -niñez-. Le
preguntamos que es la niñez y lo anotamos. Luego hacemos lo mismo con una de las
características del pájaro. Tomamos la palabra que nos parece más representativa de las
que nombró. Le decimos -libertad- y él contesta -felicidad-. Con esta última parte del test
vamos a observar la relación que se juega entre los arquetipos primarios (niño herido y
mágico) y los arquetipos secundarios (víctima y guía; saboteador y pionero o prostituta y
redentor).
Tenemos finalizado el test y es hora de trabajar con todos estos elementos en la búsqueda
del lenguaje simbólico con el que el cuerpo habla y con el cual podemos salir de la trampa
que la relación entre el soma y la psiquis han instalado. Veremos esto en un paciente para
poder observar como actúa. El trabajo con este test es un emergente de la llamada -
primera ley biológica-. Recordemos lo que ella dice. -Toda persona está obligado a buscar
durante toda su vida, lo que desea ser pero a la vez está condenada a vivir lo que rechaza
ser-.
Nosotros intentaremos expresar de lo que surga en este test el conflicto fundamental del
individuo y lo enlazaremos a lo biológico. La función del terapeuta es hacer trabajar con
todos los sentidos este lazo a través de un lenguaje primitivo que hemos dado en llamar -
acto arquetípico-......... (ver el capítulo -La sexta ley y el acto arquetípico-).

1) Pérdida del freno al crecimiento que se produce cuando dos células se ponen
en contacto.
La metáfora biopsíquica que proponemos es el restablecimiento de ese freno. Aquí es
importante rescatar la teoría de Bru. Parece ser que lo que impide este freno no es una
enzima sino la propiedad de la célula anaplásica de esconderse en una rugosidad y
evitar el contacto. Así no solo no es alcanzada por el sistema inmune que la destruiría
sino que evita la inhibición por contacto. Una estrategia primitiva pero eficaz.
Recordemos que Bru propone ocuparle el espacio y competir por él. La estrategia
biopsíquica sería no quedar excluido de los espacios fundamentales de la vida de un
ser humano. Y aquí volvemos a los mapas de Hamer y al sentido biológico de los
órganos. En el cáncer de hígado hay una tremenda invasión de territorio acompañada
de ira que no se expresa. Expresar esa ira, como algunos creen, no es la solución. La
estrategia es encapsular la invasión. Aquí no hay medias tintas. Si hay una invasión de
territorio, hay que defenderse, pero no atacando ya que la guerra se desarrolla en
nuestro propio cuerpo. La encapsulación de la invasión es lo que propone Bru con su
terapia de estimulación de colonias granulocíticas. Agredir es crear más conflicto. En
el plano biopsíquico, muchas veces solucionar el conflicto implica una carga de
agresividad que puede ser perjudicial. La mayor parte de las veces, la persona enferma
debe dejar de tomar contacto con su fuente de agresión. La encapsulación sería
justamente una separación del borde del tumor con el tejido sano. Esta situación la
vemos todos los días en la práctica. Las personas no pueden aislar a su fuente de
agresión y muchas veces no lo hacen porque no valoran el daño que se está
provocando. Esto puede ocurrir porque crean que el amor los une a esa fuente o
porque no tienen la claridad mental para dar por terminada una relación. En ambos
casos, subsiste la creencia de que algo va a ocurrir y que todo se va a solucionar. La
persona no crece, lo que crece es el tumor. Aquí es fundamental la solidaridad del
entorno ya que la solución, como antes dijimos, implica una carga de agresividad que
muchas veces reactiva la enfermedad. La inclusión en un grupo (familia, amigos, etc.)
que lo ayude a encapsular la fuente de la agresión es indispensable. Nadie se cura solo.
Es por eso que el terapeuta debe conocer la dinámica de ese grupo al proponer
resoluciones de conflictos. ¿Puede irse del trabajo y no caer en la miseria? ¿Puede
separarse de su familia y encontrar la contención necesaria para no desesperarse?
¿Puede pagar una deuda impagable por si mismo? Parecen preguntas ingenuas pero
son las que fundan la posibilidad de seguir viviendo ya que si nada de eso es posible,
lo que se le está pidiendo al sujeto enfermo es que cargue, además de su enfermedad,
con un acto heroico que lo lleve al precipicio.

1) Alteración en la permeablidad de su membrana impidiendo que los


elementos que se intercambian con el exterior vean obstaculizada su entrada
y su salida.
La metáfora biopsíquica que proponemos a esta impermeabilidad de la membrana la
hemos sugerido en la sexta ley.
Aquí hay cosas que no se han solucionado nunca (no han salido fuera de la membrana).
Hay historias que nos actúan y que hemos recibido como herencia en nuestros genes.
Ellos son como microprocesadores con una información que insiste en realizarse en el
monitor de la computadora. ¿Cómo hacer para modificar esa información? Nosotros
hemos propuesto una mitología de la mitosis de la que podrían sacarse algunas
conclusiones sobre esta posibilidad. En ella hay tres momentos que señalamos con poder
simbólico y de las cuales hemos sacado algunas conclusiones con valor en el abordaje
terapéutico.
A) El punto Reflexión.
Este ocurre en la fase G1 de la mitosis cuando la célula aumenta su tamaño dispuesta a
dividirse. Aquí ocurre una revisión de que tanto el volumen como las condiciones de
nutrición sean las adecuadas y si esto no es así se aborta el proceso de división celular.
Todo este momento depende de la cantidad de fosfatos que una proteína (la CDK)
transfiera de afuera hacia adentro de la célula. Si la cantidad es escasa, el proceso se
detiene. Si la cantidad transferida es excesiva, el proceso continúa pero en condiciones
inadecuadas. Podríamos decir que el punto R falla cuando hay mucha transferencia.
Nosotros hemos llamado al punto R -momento de reflexión- ya que la célula (míticamente
hablando) parece estar reflexionando sobre si es conveniente de acuerdo a las condiciones
observables, continuar o no el proceso. En un giro del lenguaje, decimos que un exceso de
carga impide una óptima reflexión. Esta carga suele llamarse la predisposición genética,
pero a nosotros nos gustaría llamarla el peso de nuestra historia (los secretos familiares,
las lealtades ocultas, los síndromes aniversario, etc.)
Volviendo al punto R (de restricción o de reflexión), decíamos que si falla la transferencia
de fosfatos, falla el ciclo. Se nos ocurren las siguientes preguntas: a) ¿Deberemos
aprender a meditar el momento óptimo de continuar con nuestro legado?; b) ¿Tendremos
que seguir siendo dominados por nuestros determinismos biológicos, por lo que hemos
nombrado como nuestras neuromatrices? (incluyendo los programas biológicos de
supervivencia que Hamer llama enfermedad); c) ¿Habrá técnicas, abordajes,
medicamentos que nos ayuden a modificar la carga que este punto R sostiene?
B) El punto Gracias Madre.
Ocurre en la fase G2 de la mitosis en el que la célula debe comprobar dos condiciones
antes de tomar la decisión de continuar con la división: a) que ha duplicado la masa para
albergar a dos células hijas y b) que la replicación se ha completado y solo se ha hecho
una vez.
El punto "Gracias Madre" implica fundamentalmente que la copia se haga una sola vez.
Es en esta fase donde ocurren las aberraciones cromosómicas.
Aquí hacemos las siguientes preguntas: a) es necesario convertir los secretos familiares en
actos biológicos?; b) la lealtad a mi historia, implica la repetición de esa historia?

C) El punto Marcial.
Es el encargado de observar si los cromosomas están alineados; en fila. Esto me hace
recordar cuando en el ejército nos hacían formar filas para luego...romperlas. El punto M
es el punto Marcial. Se trata de la disciplina y de la autoridad de las decisiones. Aquí (al
igual que en el ejército) no hay motivos. Se trata de terminar algo para poder empezar de
nuevo.
El punto marcial es la protección de la autoridad. En un giro del lenguaje, diría que es el
punto "Gracias Padre", la Ley.
Aquí hacemos las siguientes preguntas: a) no estaré obedeciendo una ley equivocada?; b)
qué no dejo salir definitivamente de mi vida?
Las metáforas biopsíquicas se convierten así en la introducción necesaria a la sexta ley, es
decir al abordaje de los actos que nos permiten sobrevivir. Creemos que es todo un
desafío poder entender paso a paso, la relación entre el comportamiento de la evolución y
esta mítica respuesta biológica que llamamos enfermedad.
Pero antes de continuar veamos las metáforas biopsíquicas de otro de los mecanismos
celulares que participa en el cáncer y en las enfermedades autoinmunes: la apoptosis o
suicidio celular.....

:::. El cáncer .:::

Las técnicas

LAS TÉCNICAS. Una de las objeciones más frecuentes que se le hacen a Hamer es que
en sus escritos él dice qué conflictos tienen que curarse pero no dice cómo. Los
seguidores de la NMG responden que eso no es así y apuntan a dos hechos fundamentales
para entender cómo debe hacerse la terapéutica. El primero, conocer la teoría, ya que ese
solo conocimiento aporta los instrumentos necesarios para curarse. El segundo, que los
cambios introducidos en la vida del paciente deben ser concretos, no alcanzando para
curar las comprensiones logradas en la psicoterapia o en las terapias simbólicas, es decir,
que los cambios deben ser biológicos y no psicológicos. Estoy de acuerdo con esta última
posición. Creo que la terapéutica que propone Hamer, además de aquella que acompaña
los estados extremos de la simpaticotonía y la vagotonía, con las medidas médicas que se
requieren, es válida. Sin embargo, esta propuesta para la medicina psicobiológica no
alcanza. Desde ella, surgen cinco áreas que exigen operadores para producir un verdadero
acto terapéutico. La historia dirá si la terapia propuesta por Hamer es válida en todos los
casos o solo en algunos, como propone la medicina psicobiológica. NO TODO ES
SUPERVIVENCIA. La división que hacemos de las manifestaciones del organismo en
enfermedades comunes y arquetípicas nos lleva a plantear actos terapéuticos
absolutamente diferenciados, ya que en las enfermedades comunes hay una exigencia a
cumplir con los mandatos biológicos y familiares. En este caso, la terapéutica debe
acompañar los programas cerebrales de supervivencia que son activados ante esa
exigencia. Solucionar el conflicto es aquí, moderar la exigencia o ayudar a cumplirla. En
cambio, en las enfermedades arquetípicas, planteamos que las conductas celulares no
responden a programas de supervivencia sino a la imposibilidad de cumplir con los
mandatos biológicos, familiares y generacionales. La terapéutica aquí debe apuntar a
inactivar estas conductas celulares y ya no acompañarlas porque si hace eso, solo estamos
reforzando la imposibilidad de resolver los tres mandatos, incluyendo el biológico.
Pensemos en un espasmo del estómago. La persona se ha tragado demasiadas injusticias,
o demasiada comida. Esa persona, luego de haberse exigido durante bastante tiempo a
soportar lo tragado, hace ayuno o deja de tomar contacto con su jefe que lo maltrata. El
programa de supervivencia que se activó para resistir esa exigencia, entra en vagotonía y
hace su crisis epileptoidea con espasmos de estómago. Luego, si la exigencia no es
nuevamente activada, vuelve a la normotonía y se calma. La terapéutica allí será la que
recomienda Hamer. Informar a la persona lo que le está sucediendo y que conozca la
causa de su actual dolor. Que coma menos, que se aleje de su jefe y que si es necesario,
tome un calmante para su dolor. No difiere mucho de lo que haría cualquier médico de
campo. En cambio, un médico de ciudad, le indicará una videoscopía, con biopsia incluida
y le recetará de por vida inhibidores de la bomba de protones para neutralizar la acidez,
además de asustarlo con que esto que él tiene ahora, puede derivar en un cáncer. Allí es
indudable que la teoría de Hamer es francamente útil. La persona aprende a saber qué es
lo que le produce su dolor y lo manejará de otra manera, fundamentalmente, no tendrá
miedo a lo desconocido y sabrá como activar su curación. Ahora imaginemos que esa
persona llega al consultorio con imposibilidad de comer, anemia y adelgazamiento
extremo. Se le hacen los estudios que se deben hacer y se diagnostica un cáncer de
estómago que le ocupa buena parte del órgano. Aquí no se han puesto en marcha las
conductas celulares típicas de los programas de supervivencia que el cerebro tan bien
conoce. Inflamación, cicatrización, proliferación celular, hipofunción, hiperfunción, etc.
Todas conductas que persiguen el fin de cumplir con el mandato biológico; producir más
o exigirse más en su función. Aquí se han activado conductas celulares tales como la
impermeabilidad de la membrana, la pérdida de la inhibición por contacto, la inmadurez
permanente, la potencialidad de crecimiento ilimitado o la formación de vasos sanguíneos
propios. Cada una de esas conductas tiene un sentido biológico que no es de supervivencia
sino de negación a cumplir con un mandato, ya sea biológico, familiar o generacional. El
cerebro que da esa orden sabe que si sigue activando el crecimiento celular, el órgano va a
ser obstruido. Y que eso lo va a llevar a la muerte por inanición. Pretender decir que sigue
con el programa de supervivencia para solucionar biológicamente el conflicto, es una
ingenuidad. Es como decir que el cerebro produce más células para solucionar el conflicto
de lo que no se puede tragar, pero desconoce que esa cantidad de células termina
formando una masa que hará imposible tragar algo, sea material o simbólico. Creemos
que el cerebro sabe muy bien lo que hace y sabe que esa proliferación lo lleva a la muerte.
Este es un dato que no se tiene en cuenta. Y se interpreta que si se soluciona el conflicto
biológico, el estómago se cura. Creemos que la solución biológica el cerebro la percibe
como imposible y eso ocurre porque hay mandatos familiares y generacionales que lo
llevan a esta percepción. Y si la solución es imposible, por más que la persona abandone
el trabajo que lo asfixia o la pareja que lo está degradando, no se cura. Hay que abordar la
imposibilidad que percibe el cerebro y que lo obliga a activar conductas celulares que no
son de supervivencia sino de imposibilidad de seguir viviendo. Estos criterios de
imposibilidad son biológicos, familiares y generacionales. No vamos a hablar aquí de
ellos pero esto debe quedar claro. En un cáncer o en una enfermedad autoinmune, el
cerebro no activa programas de supervivencia sino criterios de imposibilidad. Y ese
criterio, si no se modifica, hace imposible la curación. LOS CRITERIOS DE
IMPOSIBILIDAD. Siempre son cuatro, porque todo nuestro trabajo está basado en la
teoría de Hamer del sistema ontogénico de los tumores que corresponden a cuatro hojas
embrionarias. En el plano biológico son: no poder alcanzar, digerir o eliminar la presa
(endodermo), no poder proteger el territorio primitivo (mesodermo antiguo); no poder
sostener, ser continente o filtro del entorno (mesodermo moderno) y no poder hacer
contacto con algo o defender el territorio moderno (ectodermo). En el plano familiar son:
no llegar a tiempo, ser postergado (endodermo); no poder defender los valores que se le
han dado (mesodermo antiguo); no poder ser el garante del bienestar del otro (mesodermo
moderno) y no poder ser quien el otro espera que sea (ectodermo). En el plano
generacional son: ser cuestionado por un posterior o cuestionar a un anterior (endodermo);
no poder pagar las deudas o culpas (mesodermo antiguo); no poder continuar con lo
pactado (mesodermo moderno) y no tener autoridad (ectodermo). En las enfermedades
arquetípicas, los criterios de imposibilidad son percepciones cerebrales que generan
conductas celulares que responden a esa imposibilidad. Ellas son: inmadurez permanente
(endodermo); pérdida de la inhibición por contacto (mesodermo antiguo); potencial
ilimitado para crecer (mesodermo moderno) e impermeabilidad de la membrana
(ectodermo). Dejemos en claro que estas conductas son propias del cáncer y no de todas
las enfermedades arquetípicas. A su vez, estos criterios de imposibilidad son dirigidos por
conductas que llamamos arquetípicas y que son: la del niño herido (endodermo); la de la
víctima (mesodermo antiguo); la del saboteador (mesodermo moderno) y la de la
prostituta (ectodermo). Así tenemos las cinco áreas (biológica, familiar, generacional,
celular y de conducta) que generan criterios de imposibilidad y que son las que si no se
abordan, producen un estado de negación en todos los planos que llamamos enfermedad
arquetípica. Si observamos cada una de estas áreas, comenzaremos a tomar conciencia de
la dificultad de abordar la enfermedad solo tratando el conflicto biológico. Desconocer las
otras áreas es ignorar la historia de la humanidad, las formas de organización social y el
poder que ha generado la palabra. Nuestra propuesta fue describir con estas cinco áreas,
un fraseo que conduce a la enfermedad. Algo que inicialmente llamamos discurso del
cáncer. No es una frase previamente construida, que se le comunica al consultante sino
que estos operadores nos sirven para construirla con la propia historia que escuchamos.
Uno siempre escucha en base a lo que ya sabe. Si no lo puede referenciar, no escucha. Es
por eso, que escuchar es oír más interpretar. Pero escuchar no es contestar, sino permitirse
seguir escuchando hasta que aparezca el sentido. Y ese sentido está oculto en las palabras
que uno escucha y se acompaña de movimientos físicos, lapsus y emocionalidad en lo que
se dice. Es a partir de esa escucha que se construyen las frases de la enfermedad y las
frases que le responden, luego de la escucha, llamadas frases de curación. CRITERIOS
DE IMPOSIBILIDAD DEL ENDODERMO. Imaginemos que estamos escuchando a un
consultante que manifiesta tener una enfermedad de endodermo (cáncer de pulmón por
ejemplo). Con las cinco áreas, tendremos estas cartas de navegación: sus criterios de
imposibilidad son: no poder captar, digerir o eliminar una presa (lo biológico); no poder
seguir arremetiendo para ganar su lugar (lo familiar); ser cuestionado por un posterior (lo
generacional); tener una profunda dependencia y rabia con alguien (niño herido) y seguir
con una actitud de lucha que ya no coincide con su edad (conducta celular de eterna
juventud). La escucharemos sin contestar. Dejaremos que el sentido se abra, articulándose
para él, no para nosotros. En ese escuchar surge una contradicción que es la presa que él
no sabe captar. Esa presa es importante ubicarla en la coyuntura. No apurarnos a ir al
pasado o a las generaciones anteriores. Para él, la historia es hoy y si no lo resuelve, ir al
pasado es escapar. Su historia y sus ancestros nos importan para entender esa presa que no
puede captar hoy, no para resolverla pretéritamente. Y si tenemos los cinco operadores, no
solo partimos de saber que hay una presa que se le escapa (mandato biológico), sino de
que eso le produce rabia porque depende de esa presa (niño herido). Y sabemos que hay
algo que le impide arremeter como siempre lo ha hecho, que se siente impotente (mandato
familiar)y que eso tiene que ver con un cuestionamiento que le está haciendo un posterior
(un hijo por ejemplo) o un cuestionamiento que él hace a un anterior (una madre por
ejemplo) (mandato generacional). Y un último detalle; hay un diálogo interno en donde él
cree que siempre habrá tiempo, que ya hará lo que tenga que hacer, porque no toma
conciencia del paso del tiempo (conducta celular de eterna inmadurez). Escuchar con
estos cinco operadores nos permite hacer preguntas e intervenciones que le hagan
descubrir el sentido de la profunda contradicción que lo habita. Esa contradicción se da
entre su pensamiento externo y su pensamiento interno. Pero no es una cuestión psíquica
sino que está en juego su emocionalidad y las acciones que surgen en su vida cotidiana a
partir de la triple contradicción entre lo que piensa explícitamente, lo que pone en marcha
sus emociones y lo que hace todos los días. Esa persona puede tener claro todo. Sabe que
la presa que no puede captar está en el ámbito laboral, por ejemplo (lo biológico). En
nuestros tiempos, la presa es lo que nos da de comer aunque también es todo aquello que
nos hace sentir que estamos vivos, nuestra profesión, nuestro saber o nuestras reservas
financieras o afectivas. También sabe que no tiene todos los elementos para luchar,
porque ha tenido pérdidas o porque los demás lo dejan solo (mandato familiar). Conoce su
rabia guardada por lo que ha vivido, aunque diga que ya lo ha superado (niño herido).
Sabe de su hijo que ha tomado un camino equivocado o de su madre que no ha confiado
en él (mandato generacional). Y también se da cuenta de que los años han pasado y ya no
hay tanto tiempo como antes (conducta celular). Pero con todo ese conocimiento está el
“pero” que anula todo lo anterior. Las reservas se terminan (biológico), la soledad es real
(familiar), el sufrimiento existe (el niño herido), su hijo o su madre están lejos
(generacional) o ya no están, y el tiempo será mañana o después (lo celular). Esta
contradicción la ha establecido el lenguaje y de ella nadie puede escapar. Solo hay que
enfrentarse a ella y trascenderla. El lenguaje ha instalado la contradicción y si no se la
trasciende con una dialéctica que permita resolverla, uno se queda en la foto de lo que
puede ser, en la mentira de lo que ya será. Es ahí cuando uno entiende a Hamer y su
propuesta de soluciones biológicas y concretas. Aunque no nos de los operadores que
necesitamos para abordarlas. Lo que propone la medicina psicobiológica es transformar
estos criterios de imposibilidad en criterios de acción. Es negar la negación. Que no
ignore la contradicción que lo habita y que lleva al cerebro a responder a esa
contradicción con conductas celulares. Construir la frase de la enfermedad es acceder a lo
que le está pasando a esa persona, no a comprar su historia de que ya tiene todo claro y no
sabe porqué sigue enfermo. Para eso es necesario seguir escuchando hasta que surja en
forma clara y manifiesta la contradicción. En nuestro imaginario consultante por cáncer de
pulmón, abordamos las siguientes contradicciones: En lo biológico: mi fuente de ingresos
estuvo amenazada pero ahora está estable. La incoherencia aparece en la siguiente frase:
si no estoy atento puedo perder todo. En lo familiar: tuve momentos de impotencia pero
ya estoy bajo control. La incoherencia aparece en la frase: si no me exijo, puedo volver a
sentir la impotencia. En lo generacional: mi hijo está descarriado pero ahora logró cierta
estabilidad. La incoherencia aparece en la frase: si no tiene tratamiento, volverá a caer. En
la conducta: tuve mucha ira por quien me hizo poner en peligro pero ya se me ha pasado.
La incoherencia aparece en la frase: en cualquier momento reaparece la dependencia con
esa persona. En lo celular: me di cuenta que el tiempo se terminaba pero ahora sé que lo
voy a hacer. La incoherencia aparece en la frase: lo haré cuando esté mejor. En todas las
áreas, el lenguaje propone la solución pero amenaza con el problema. Esta situación la
vemos siempre en aquellos consultantes que han optado por no hacer los tratamientos
convencionales por considerarlos ineficaces y nos vienen a ver con la presión del entorno
que cree que la única solución es el tratamiento convencional. Allí la frase es: sé que voy
a curarme pero mi familia no cree en lo que yo hago. La incoherencia aparece en la frase:
si fallo, ellos ya no confiarán en mí. Y es esto lo que activa todas las otras incoherencias.
La presencia de estas contradicciones es lo que impide el movimiento que el cuerpo exige
para salir de ese proceso que llamamos enfermedad. Abordar estas contradicciones es lo
que hacemos con las técnicas de la medicina psicobiológica.

:::. Las técnicas .:::

Conceptos de MPB (Medicina Psicobiológica) . Los 5 enunciados.

El primer enunciado de la MPB:

Enunciado: Las enfermedades pueden activar formas celulares con sentido


de supervivencia o no hacerlo. Si lo hacen, las llamamos enfermedades
comunes. Si no lo hacen, las llamamos enfermedades arquetípicas.

Primer criterio: las enfermedades comunes se producen por un DHS, que activa
un conflicto biológico y las células con su forma y conducta expresan el intento
de solución de ese conflicto.
Las enfermedades arquetípicas (que activan formas biológicas llamadas célula
madre o célula suicida) se producen por la activación de un mandato
generacional (AMG) y las células expresan con sus formas y su conducta la
denuncia del incumplimiento de ese mandato.

Segundo criterio: los mandatos generacionales son sucesos hereditarios


dirigidos por un Ideal de supervivencia que exige el cumplimiento de la
interrelación justa entre todos los seres vivos. Podríamos verlos como DHS
ancestrales que se transmiten de generación en generación y que se activan no
para solucionar un conflicto individual y actual de supervivencia sino para
denunciar una falla en la justicia colectiva.

Tercer criterio: las enfermedades comunes activan las formas celulares que
expresan el desequilibrio neurovegetativo; la simpaticotonía en la fase activa y la
vagotonía en la fase de solución.
Las enfermedades arquetípicas activan el mecanismo adaptativo de la evolución;
la destrucción de las formas actuales que no son útiles y la búsqueda de formas
y acciones que sean útiles para cumplir las exigencias del Ideal de supervivencia.
Cuarto criterio: en las enfermedades comunes el abordaje terapéutico implica la
solución del conflicto actual y la restauración del equilibrio vegetativo con sus
funciones específicas. Si no hay solución no hay curación.
En las enfermedades arquetípicas, el abordaje terapéutico implica la convivencia
de las dos formas celulares (arquetípica y actual) a través de un código de
comunicación hasta que se suspenda la activación del mandato generacional
(AMG) y se permita la inclusión. Sin inclusión no hay curación.

Lo que nos ha impulsado a escribir este primer enunciado es la comprensión que


muchas enfermedades (que aquí llamamos arquetípicas) no expresan sentido de
supervivencia sino por el contrario un comportamiento destructivo que la
medicina ha nombrado como anárquico e indiferenciado. Esta ausencia de
sentido de supervivencia se nos presenta en la teoría de Hamer como un
jeroglífico que es necesario aprender a leer. Hay en estas enfermedades
conductas celulares y orgánicas que expresan condensaciones de sentido o
desplazamiento de los mismos que aún no se han comprendido.
Adelantemos que con este enunciado abrimos la posibilidad de pensar en todas
las formas de vida que en el curso de millones de años de evolución no lograron
sobrevivir. Ellas, han quedado inscriptas en los genes como denuncias de su
imposibilidad. Allí accedemos a lo real de la realidad. A la falta de sentido de
supervivencia.
Esta falta de sentido de supervivencia en la EA (enfermedades arquetípicas) nos
permite entender porqué un tumor cerebral puede ser un foco de Hamer en
curación pero también puede ser un cáncer devastador.
La esperanza que nos provee este enunciado es aprender a convivir con aquello
que aún no tiene sentido. Pero a la vez, convertir esa ausencia de sentido, ese
jeroglífico (signos que evocan palabras pero que no lo son) en un acceso a
escenarios que deben aprender a expresarse de una manera distinta a como lo
vienen haciendo. Estas enfermedades arquetípicas son de grupos celulares o
trozos de tejidos y no de aquello que hemos llamado cuerpo. Su origen está en
marcas anteriores al cuerpo que nosotros hemos llamado mandatos
generacionales. Ellos hablan de otros que ya no están y que de alguna manera
persisten en estos cuerpos robados que sí están.

Segundo enunciado de la MPS. Sistema biológico territorial-predador.

Enunciado: el proceso que llamamos enfermedad, forma parte de un sistema


biológico donde sus componentes (células, micro organismos) han perdido su
naturaleza de cooperación y armonía, generando luchas entre sí.
Primer criterio: estas luchas pueden ser de territorio o de caza de la presa.
Cuando son luchas territoriales, los mecanismos que se utilizan son los mismos
que usan los animales semejantes en sus luchas por jerarquías territoriales.
Cuando son luchas de caza de la presa, los mecanismos que se utilizan no
admiten la supervivencia del grupo celular atacado.

Segundo criterio: las enfermedades se clasifican en territoriales (se desarrollan


en un solo órgano) y predadoras (se desarrollan en varios órganos).

Tercer criterio: el abordaje terapéutico difiere totalmente en ambas y se basa en


la posibilidad de sometimiento que existe en las luchas territoriales y en la
necesidad de huir que se presenta en la caza de la presa.

Esta primera clasificación nos va a permitir abordajes terapéuticos absolutamente


singulares a cada rol biológico (como veremos, también hemos clasificado a los
seres vivos en territoriales y predadores) y a cada enfermedad.

Esta clasificación no solo la pensamos en cuanto a conductas animales sino en


su proyección a la conducta celular. Pensemos que en un centímetro cúbico de
tejido hay aproximadamente 1000 millones de células. El organismo es un
espacio que podemos concebir como múltiples territorios, los cuales deben
aprender a convivir en armonía y solidaridad. Esto lo vienen haciendo desde
hace miles de años en los humanos y millones de años en otros organismos
vivos. La enfermedad desde la MPB es el producto de los comportamientos
territoriales y predadores de grupos celulares que intentan resolver cuestiones de
convivencia entre semejantes o como en el caso de las enfermedades
arquetípicas, grupos que dejan de tratar al resto de las células como semejantes.
También hay grupos celulares que se comportan como machos o hembras
primarias o secundarias provocando respuestas celulares de dominación o
sometimiento. También hay respuestas celulares homosexuales como
transacciones de supervivencia y eso lo veremos en el cuarto enunciado.

Tercer enunciado de la MPB. Teoría de los arquetipos.

Enunciado: en las enfermedades comunes se activan formas celulares


específicas para solucionar un conflicto biológico. En las enfermedades
arquetípicas se activan formas celulares evolutivamente antiguas que no buscan
solucionar un conflicto sino reparar una injusticia.

Primer criterio: las formas celulares arquetípicas son la de célula madre y la de


célula suicida, generando conductas que niegan el sentido biológico que lograron
en el curso de la evolución.
Segundo criterio: tanto en las enfermedades arquetípicas como en las
comunes, existen activadores de conducta que responden a figuras arquetípicas.
Ellas nos ayudan a entender como se origina en el plano simbólico una
enfermedad y como se la puede desactivar.

Tercer criterio: la teoría de los arquetipos nos ayuda a elaborar una estrategia
fundamental en la terapéutica de la MPB, que llamamos acto arquetípico.

Este tercer enunciado lo hemos construido a partir de que entendimos que lo que
intenta la enfermedad arquetípica es denunciar hechos individuales y colectivos
que la historia no ha reparado. Asesinatos, suicidios, traiciones, abandonos, han
quedado grabados en la célula o en registros en los que la ciencia ni siquiera
puede pensar. Y esos hechos que no han sido reparados crean una tensión
insostenible. Los instrumentos que se activan para ejecutar esta reparación son
las células arquetípicas, de las que hemos estudiado hasta ahora solo dos: la
célula madre y la célula suicida.
Tales células son la faceta simbólica de las células que en la biología se conocen
con ese nombre. De parte de lo que la ciencia ha estudiado de ellas,
proyectamos funciones que nos permiten entender porqué se activan y para qué
lo hacen. La teoría de los arquetipos es una ficción que trata de explicar
realidades pero con argumentos de la misma realidad.
Los arquetipos de conducta, son modelos de conducta habitual en los seres
humanos. Han sido descriptos desde tiempo inmemorial y aquellos que hemos
elegido son los que a nuestro juicio, pueden ayudarnos a entender porqué, como
y para qué nos enfermamos.
La construcción de la teoría de los arquetipos se enlaza a la teoría de Hamer de
tal forma que cada hoja embrionaria y cada órgano puede ser estudiado en base
a estos arquetipos permitiendo una extensión del modelo de Hamer a lo
simbólico.
La estrategia terapéutica que denominamos acto arquetípico surge de esta teoría
como un logro de objetivos inesperados al desplazar los significados de la
enfermedad arquetípica a la enfermedad común.

Cuarto enunciado de la MPB. Sistema metabiológico de la enfermedad.

Enunciado: las enfermedades comunes afectan a las células de los órganos y a


sus representaciones psíquicas y simbólicas (cuerpo). Las enfermedades
arquetípicas afectan a los trozos de tejidos o grupos celulares llamados pedazos.

Primer criterio: los pedazos son los grupos celulares que cargan con los
mandatos generacionales. Cuando se activan, se desentienden tanto de la orden
genética de los órganos como del sentido simbólico del cuerpo.
Segundo criterio: su activación se hace a través del funcionamiento de las
células arquetípicas, denunciando el incumplimiento del mandato
correspondiente a la hoja embrionaria.

Tercer criterio: la acción de los pedazos y de las células arquetípicas permite el


regreso a estados imposibles para los órganos y para el cuerpo. A estos estados
imposibles, los conocemos como -lo rial-.

El cuarto enunciado nos acerca a la posibilidad de distinguir las enfermedades de


los órganos, las del cuerpo y las de una tercera tópica que llamamos pedazos.
Allí están los mandatos que el Ideal de supervivencia cuida que se cumplan. Allí
se desencadena el intento de reparar injusticias generacionales a través de
comportamientos celulares que la medicina llama anárquicos y sin sentido. Sin
embargo, este cuarto enunciado nos ofrece un sentido: el regreso a estados
actualmente imposibles.
El concepto de rial surge de dos fonemas: lo real y el riel. Es la fusión de dos
términos que hablan de aquello que no es conciente para el sujeto pero sí para
los pedazos que lo habitan y que reaccionan ante ellos.
La existencia de los pedazos llevando los estandartes de los mandatos
generacionales y la incidencia del rial como aquello que actúa sin ser conocido,
es lo que nos permite pensar a las enfermedades arquetípicas de una manera
tan distinta a la de Hamer. Ya no como una reacción lineal ante los sucesos de la
vida sino como el atravesamiento de distintas realidades y distintos tiempos en
una misma persona.

Quinto enunciado de la MPB: Teoría de los mandatos generacionales.

Enunciado: las llamadas enfermedades arquetípicas son originadas por la


activación de un mandato generacional.

Primer criterio: los mandatos generacionales son DHS ancestrales que pasan
de generación en generación y que se expresan en las células demostrando la
existencia de un ideal de justicia colectiva.

Segundo criterio: el sentido del mandato generacional se expresa a través de la


negación del sentido de supervivencia o de cualquier desplazamiento o
condensación de este sentido. A esto lo hemos llamado metonimia del cáncer.

Tercer criterio: una vez activado el mandato generacional, se convierte en un


discurso del cáncer que solo puede ser detenido contestando con otro discurso
que hemos llamado metonimia de curación o acto arquetípico.

La teoría de los mandatos generacionales nos permite ver en la enfermedad la


íntima relación entre todos los seres vivos de todos los tiempos. Estamos unidos
a nuestros ancestros no solo por la carga genética sino por lo que ellos sufrieron,
gozaron y no pudieron cumplir. De la vida y la muerte de todos ellos quedaron
registros que viven en lo que llamamos pedazos. Nuestras tensiones celulares y
su forma de descargarse, están enlazadas a estos registros.
La enfermedad arquetípica es la denuncia de estos registros. En esta teoría,
surge la denuncia como la negación de la supervivencia y la imposición del
mandato a través de un discurso que hemos llamado discurso del cáncer.
A la vez, esta teoría nos permite el acceso a entender ese lenguaje anárquico y
sin sentido generando nuevos discursos que nos permitan salir de la trampa
generacional que hemos creado.
El quinto enunciado es una apuesta a crear un cuerpo social que nos proteja de
aquello que ya no se puede solucionar a través de nuevas formas de vivir y de
contemplar la vida.

:::. Los 5 enunciados. .:::

Las enfermedades arquetípicas

Las enfermedades arquetípicas.

Definimos como enfermedades arquetípicas aquellas que no activan


comportamientos celulares de supervivencia. Recordemos que según la teoría de
Hamer, todas las enfermedades activan comportamientos celulares de
supervivencia a través de los programas cerebrales. Nosotros decimos que esto
no es así y que existen muchas enfermedades que no lo hacen. A ellas las
llamamos arquetípicas.
Este concepto es solo aproximativo ya que lo que también nos interesa destacar
de estas enfermedades es que en la mayor parte de ellas observamos conductas
de destrucción en donde las llamadas células enfermas no tratan a las llamadas
células normales como semejantes sino como presas. Actúan con conductas
predadoras en donde no se plantea la posibilidad de una convivencia en el
mismo territorio.
Las enfermedades arquetípicas más importantes son el cáncer, las
enfermedades autoinmunes, las infecciones no autolimitadas y el compilado de
múltiples enfermedades que ha construido recientemente la medicina y que ha
llamado sida.

La célula como animal predador.


Hemos observado que cuando las células llamadas enfermas activan conductas
que buscan superar conflictos de supervivencia, se comportan como los animales
semejantes en la lucha territorial. Utilizan las estrategias típicas para sobrevivir y
seguir conviviendo. La inflamación, la necrosis, la reparación, son
comportamientos celulares que no tienen como objetivo biológico la muerte del
resto de las células. Sin embargo, esta posibilidad existe si no se activan a
tiempo los programas de apaciguamiento o sometimiento que la evolución ha
inscripto en el cerebro de todos los mamíferos.
Por el contrario, en las llamadas enfermedades arquetípicas, se observa la
conducta predadora del animal proveedor y el objetivo biológico es la muerte del
tejido que se usa como presa. Las células no buscan superar obstáculos a la
supervivencia recurriendo a las soluciones territoriales sino que solo pretenden
destruir para alimentarse. Aquí, no se puede recurrir a los ritos de
apaciguamiento ya que el comportamiento celular es matar a la presa.
Esta diferencia es el aporte mas importante que podemos dar desde la medicina
psicobiológica a los abordajes terapéuticos ya que si no se la tiene en cuenta,
podemos cometer graves errores.

Los cinco elementos.


Desde la concepción biológica de Hamer, la linealidad que él establece entre
conflicto y enfermedad le hace suponer que la solución del conflicto genera la
cura. Al no tener en cuenta la división de las enfermedades entre comunes y
arquetípicas, expone al paciente a soluciones que no son biológicamente
correctas y que pueden llevar a la muerte de la -presa- o a la exacerbación de la
agresividad del -proveedor-.
Desde la concepción psicológica, el no tener en cuenta esta diferencia, hace que
muchas enfermedades arquetípicas sean tratadas de la misma manera que las
enfermedades comunes, en donde no hay sentido de muerte y de destrucción
sino de superación de obstáculos a la supervivencia.
En las enfermedades arquetípicas se deben considerar cinco elementos
fundamentales:
1) activan formas celulares que no aceptan las normas de convivencia.
2) Destruyen las formas actuales.
3) No se activan por un conflicto biológico sino por un mandato familiar.
4) Conviven con las células normales pero no les obedecen.
5) Se comportan habitualmente como animales predadores (solo se detienen
si consiguen la presa).

Está claro porqué el sistema médico actual aborda estas enfermedades con
métodos que son de una agresividad que bien puede compararse a la
aniquilación de los enemigos. Si observamos los cinco elementos nombrados, es
de esperar que el sistema médico caiga en semejante confusión a partir del
desconocimiento de las verdaderas causas de la enfermedad.

El consenso universal.
Pero hay un detalle que no podemos dejar pasar: el fracaso de estos métodos
agresivos sobre las enfermedades arquetípicas. Y cuando hablo de fracaso
quiero acotar esa expresión al consenso universal de que no es así como vamos
a superar el cáncer. Hay un saber colectivo que la quimioterapia es tan agresiva
como el cáncer. Y ese saber no fue impuesto por agentes de noticias o
campañas publicitarias. La historia del tratamiento del cáncer es una historia de
brutalidades y el presente no se aleja demasiado de esa historia.
Pero también fracasan los intentos de las llamadas -medicinas blandas-. No
significa esto que no sirvan. Estadísticamente los tratamientos convencionales y
las medicinas blandas tienen resultados similares. Me refiero siempre al mismo
consenso universal. Una vez que uno tiene cáncer, la muerte es segura, un poco
más tarde o más temprano. Lo único que se plantea el paciente es no sufrir
demasiado. No creo que sea valioso decir que la quimioterapia cura el 50% de
los cánceres porque esas estadísticas están manipuladas por los laboratorios y
cualquier médico que se preocupe por diferenciar los beneficios absolutos de la
quimioterapia de sus beneficios relativos, sabe que no son ciertas. Tampoco creo
importante exponer que si se soluciona el conflicto, como dice Hamer, el 97% de
los pacientes se curan. Porque si el conflicto (el mismo Hamer lo dice) ha sido
muy intenso o muy largo, es muy probable que la fase epileptoide lo lleve a la
muerte. No es un método lo que va a curar a un paciente de cáncer.
Si no entendemos qué significa una enfermedad arquetípica, no podremos
entender que cualquier linealidad (Por ejemplo: Conflicto = Cáncer) no pueda
servirnos para dejar de estar atravesados por el cáncer (o cualquier otra
enfermedad arquetípica).

La adaptación.
Las funciones de los órganos de nuestro cuerpo, se lograron en el curso de
millones de años de evolución. Recordemos que las primeras células que
existieron en nuestro planeta no necesitaban oxígeno pero cuando un grupo de
ellas, a través de un proceso de reducción, liberó una molécula de oxígeno, las
que no se adaptaron a su presencia desaparecieron. Así comenzó una verdadera
masacre, en la que desaparecieron todos los que no se adaptaron.
¿Qué es adaptarse? Es modificar una programación que se transmite de
generación en generación a través de una información escrita en los genes. Esa
modificación busca producir un cambio en la forma y en la función de un grupo
celular que sea capaz de superar el obstáculo que amenaza la supervivencia.
Hay que provocar una verdadera mutación genética para cambiar esa
información. La biología nos enseña que esta mutación solo se produce si hay
una verdadera amenaza a la supervivencia; nunca por otro motivo.
Estas mutaciones se vienen dando en el curso de los millones de años de
evolución en forma constante pero con una lentitud que provoca que mientras no
se instale definitivamente, la información celular no cambie y la adaptación no se
produzca, lo que significa que la célula muera ante la imposibilidad de sobrevivir
ante la nueva instancia biológica (en este caso, la aparición del oxígeno).
Es como si a una persona que solo habla castellano, se le pida que traduzca un
texto de 400 páginas del alemán al inglés y en un plazo máximo similar al que
necesita para leer el texto. Son demasiadas funciones las que debe aprender y
mientras lo va leyendo lo debería escuchar alguien que sepa alemán y repetirlo a
alguien que sepa alemán e inglés. Algo parecido se debe producir en una
adaptación genética. La célula inicial (la que solo habla español) habla un alemán
muy malo pero ese alemán (una nueva información que la célula necesita para
sobrevivir) es tomado por alguien que sabe alemán (la conformación del ADN) y
es inscripta por otro experto en ambos idiomas (la transcripción en el ADN). Es
indudable que el conocimiento de la célula en un proceso de semejante magnitud
pasa inadvertido por los sujetos que son habitados por esos genes. Pero allí
está.

Lo que saben las células.


Las células saben toda nuestra historia. La de nuestros abuelos, tatarabuelos y -
arquiparientes- de hace millones de años. Impresiona saberlo pero hay que
aceptarlo.
Inicialmente debemos considerar dos elementos:
1) la mutación solo se produce si hay una amenaza a la supervivencia;
2) la transcripción de la información que lleva a la mutación es un proceso lento.
Sin embargo, en las enfermedades arquetípicas ninguna de estas dos
características se presentan. La mutación se produce sin amenaza real a la
supervivencia y en un lapso de tiempo ínfimo en relación a los tiempos
evolutivos. El ejemplo de la traducción del texto nos puede ayudar a entender
porqué y como.
Lo que hace la célula en la enfermedad arquetípica es:
1) no mutar porque se presente una amenaza a la supervivencia sino porque se
rememora una amenaza de supervivencia;
2) utilizar una información que ya conoce (porque se ha producido en tiempos
evolutivos anteriores) usando traductores que rápidamente transcriben esa
información. (virus o cadenas de información).

Estos dos elementos son los que determinan la diferencia entre una enfermedad
común y una arquetípica: la rememoración de una amenaza pasada y no actual y
el uso de traductores que conocen la respuesta evolutiva a esa amenaza. En
cambio, en las enfermedades comunes (gastritis, resfrío, quistes), no hay
mutación porque se trata de una situación en la que no se rememora una
amenaza anterior y en donde no hay información que exige ser transcripta.
El elemento fundamental que diferencia a las enfermedades arquetípicas de las
comunes es la presencia de un requerimiento biológico que viene siendo
insatisfecho en varias generaciones y exige ser reparado. No es necesario, como
piensa Hellinger, encontrar el origen de esa injusticia o insatisfacción biológica
(en la dimensión de Hamer) sino suspender el intento de reparación.
Por ahora, creo conveniente quedarnos acá. Saber que existen enfermedades
que buscan solucionar conflictos de supervivencia y que nosotros comenzamos a
llamar enfermedades comunes . Son aquellas que Hamer ha descrito con lucidez
en su búsqueda de sentido de superación de obstáculos. Y ahora comenzamos a
saber que hay enfermedades que no buscan superar ningún obstáculo sino que
por el contrario ponen realmente la vida en peligro ya que sus células solo
buscan destruir sin respetar las normas de convivencia. A estas enfermedades
las comenzamos a llamar arquetípicas ya que como veremos, se expresan a
través de células que también llamamos arquetípicas.
Pero una de las características de estas enfermedades es que obedecen a
mandatos familiares y ahora será necesario hablar de ellos.
:::. Las enfermedades arquetípicas .:::

Lo que debemos cambiar

Lo que debemos cambiar.


Cuando alguien acude a nosotros en busca de alivio a su sufrimiento, debemos
saber leer lo que dice, lo que no dice y lo que sus órganos, su cuerpo y sus
pedazos gritan. Solo esa lectura nos permite saber qué es lo que le pasa y qué
necesita. Los terapeutas somos traductores de lenguas imposibles de escuchar
por el que sufre. Pero una vez leído, es necesario transmitirlo de tal forma que
sea aprehendido ya que si no solo le agregamos un nuevo discurso.
Actualmente existe una exuberancia de información que hace que la mayor parte
de las personas que sufren ya sepan lo que les pasa y porqué están enfermos.
Lo saben desde el punto de vista biológico, psicológico y espiritual. Todos saben.
Llamativamente tal cúmulo de información no ha logrado solucionar el sufrimiento
sino por el contrario lo está acrecentando ya que aporta una nueva fuente de
expresión que es el conocimiento. Este se ha transformado en un saber vacío ya
que se aprende y se olvida tan pronto como se aprendió. Libros, videos,
conferencias, Internet, canales de televisión dedicados a estos temas y sin
embargo, nada cambia.
Pensemos en una persona que sufre de gastritis. Vive quejándose de su dolor de
estómago, de su dificultad para comer nada que no sea blando y liviano. A la vez,
trabaja con personas a las que siente como enemigos y su vida es una
permanente defensa de la hostilidad que siente de parte de ellos. Tiene que
cerrar cualquier entrada enemiga y lo hace estando hiper vigilante y observando
los movimientos hostiles en forma constante. Pero él cree que su gastritis es
porque el estómago está enfermo. Le pide a su órgano que haga lo que él no
hace jamás: dejar entrar la vida en todas sus manifestaciones y digerirla con
tranquilidad. El pretende que el estómago lo haga pero ni se le ocurre por un
segundo que ese estómago es parte de él.
Mientras lee por las noches artículos de psicología y de auto ayuda y le envía
mensajes de salud al órgano. A la mañana siguiente sigue su rutina diaria
creyendo que su estómago irá curando a través de esos mensajes de sanación.
Así vivimos. Como si compartiéramos nuestra vida con una persona que se
opone a todo lo que pensamos, deseamos o hagamos. Vamos a tomar agua y
esa persona nos grita -¿No lo hagas, el agua es nociva!. Salimos a caminar y esa
persona nos retiene llorando: ¿No te vayas, me dejas solo!-. Nos concentramos
en un paisaje hermoso y mientras se dibuja una sonrisa en nuestra cara, esa
persona nos susurra: -Eso que haces es una pavada-.
¿Quién es esa persona?. Nuestra vida cotidiana. No es ningún monstruo oculto
sino lo que hacemos todos los días, hasta cuando dormimos.
Nuestros órganos, nuestro cuerpo y nuestros pedazos lo viven. Todos los días. Y
nosotros lo queremos arreglar con diez días de vacaciones. No alcanza. Es
nuestra vida la que debemos modificar. Y para hacerlo, es indispensable
modificar la forma que tenemos de percibir la vida. Y los terapeutas podemos
ayudar en la medida en que seamos capaces de saber transmitir lo que el otro
debe conocer desde (y únicamente desde allí) sus órganos, su cuerpo y sus
pedazos. Es por eso que la medicina psicobiológica no tiene leyes ni reglas, sino
enunciados aplicables singularmente a lo que dice, siente y expresa cada
persona.
El objetivo de nuestra terapia es cambiar. Pero lo que Hamer propone es cambiar
lo externo. Llama a eso, cambios concretos. Separarse, mudarse, cambiar de
trabajo. Lo que proponemos nosotros es cambiar nuestra forma de percibir, sentir
y expresar la realidad. Los otros cambios, los concretos, pueden acompañar o no
a estos cambios pero ello será un fruto y no una orden desesperada que nunca
se está preparado para cumplir.

¿Cómo cambio?
Esta es una pregunta que los terapeutas escuchamos apenas proponemos algún
plan de tratamiento. Habitualmente nos dicen: -Yo entiendo lo que usted me dice
pero no sé como hacerlo-.
Aquí hay una trampa y es fácil caer en ella. Técnicas hay muchas pero ninguna
nos asegura que la persona cambie. Usualmente proponemos un trabajo en
donde el esfuerzo, el conocimiento y el aprendizaje, rindan sus frutos al cabo de
un tiempo.
Luego de cientos de miles de años en que la humanidad a pesar de estos
esfuerzos y estos métodos, no ha cambiado sino que ha profundizado su
alejamiento del bienestar y la salud, todos nos preguntamos si este modelo de
cambio es acertado.
Hay un creador llamado Krishnamurti que desarrolló este problema durante
decenas de años. Veamos lo que fue diciendo: -Como estáis descontentos,
insatisfechos con las cosas, con vuestras relaciones, con la ideas, buscáis algo
que esté más allá y acudís a un maestro que creéis que tiene esa cualidad.
Queréis aprender la manera de llegar a tan extraordinaria integración de la
conciencia humana. ¿Se puede enseñar a tener percepción directa? ¿Puede
haber claridad de percepción a través del conocimiento, por medio del
aprendizaje?. En la mayoría de nosotros, aprender es adquirir una nueva técnica
sustituyendo lo viejo por lo nuevo-.
Un paciente estará esperando eso de un terapeuta, el acceso a una claridad que
él por sí solo no logra. Y lo espera a través de un conocimiento que cree que el
terapeuta le dará. Con ello, podrá superar su malestar. Un conocimiento también
puede ser un medicamento.
Sigamos escuchando a Krishnamurti: -El método implica tiempo. Cuando lo
practican, tienen que tener tiempo para llenar la brecha entre lo que es y lo que
debería ser. Toda nuestra ideología se basa en este sentido de la realización a
través del tiempo y así empezamos a aprender y a confiar en el instructor porque
él va a ayudarnos a llegar-.
Aquí se plantean dos temas: el tiempo que se necesita para aprender y la
confianza en quien nos va a enseñar. Y lo que se dice es que toda nuestra
estructura se basa en ello; en el esfuerzo repetido y en la confianza en aquellos
que supuestamente saben.
-Hemos dado por sentado que el tiempo es necesario. Esto es, si soy violento,
debo tener tiempo para practicar la no violencia, para controlar y disciplinar.
Hemos aceptado esta idea y ella puede ser una ilusión totalmente falsa. En
realidad, solo hay percepción cuando no existe la experiencia que se basa en el
conocimiento-.
Según estas palabras toda nuestra búsqueda está basada en una equivocación.
Y solo sería posible realizar el cambio si dejamos afuera al conocimiento. Solo en
la experiencia podemos cambiar pero en la experiencia sin conocimiento.
Sigue diciendo: -Pueden vivenciar lo que aprenden pero tal experiencia está
condicionada por lo que han aprendido antes. Pueden aprender algo y luego
experimentarlo pero esto no es más que la reacción de una mente condicionada.-
Cuando nosotros le decimos a un paciente, que tiene que cambiar de trabajo si
quiere curarse y le explicamos el mecanismo de la solución del conflicto, el
paciente lo escucha pero también lo siente con su cuerpo y lo que siente es
miedo a dejar el trabajo y a no conseguir otro y quizás ni siquiera curarse. Esas
sensaciones no las puede disociar de la idea de cambio. Y si aún así deja el
trabajo, al aparecer los primeros obstáculos por su ausencia de trabajo, sus
sensaciones le provocarán lo mismo que lo llevó a enfermarse. Es por eso que
antes decíamos que es imprescindible el cambio de modelo mental, más que el
cambio externo. Si no, todo es gatopardismo: que algo cambie para que todo
siga igual.
Sigamos leyendo: -Decís que Dios está dentro de nosotros, y el comunista, que
ha sido instruido de otra manera desde la niñez, dice que no hay Dios en
absoluto. Vosotros estáis condicionado de una manera y él de otra, pero ambos
son lo mismo. Puede uno practicar la autodisciplina, sacrificarse, meditar; pero
esto jamás conducirá a la percepción directa, que solo puede tener lugar en la
libertad y no en el control; y solo puede haber libertad cuando la mente se da
cuenta de su condicionamiento-.
Nadie que lea esto, puede no conmoverse, ya sea por estar de acuerdo o por no
estarlo. Sobre todo porque la historia que nos modela es fruto del sacrificio y del
control. Y porque la libertad la hemos visto siempre como un fruto que emerge
luego de ese control. Krishnamurti dice lo contrario; no puede haber libertad si
hay control. Y lo que habitualmente pedimos a nuestros pacientes es eso, control
y disciplina. En su alimentación, en sus vivencias, en sus decisiones. El -debe
hacer para curarse- es no solo la base de la medicina convencional sino de
muchas terapias que aparentan una filosofía de libertad que en la práctica no se
desarrolla. Pero volvamos a Krishnamurti y a como cambiar:
-¿Cómo voy a cambiar?. Fíjense bien en esto. La pregunta misma implica
tiempo. En el momento en que preguntan -cómo- introducen el problema del
tiempo (tiempo para llegar a eso que se quiere lograr) y por lo tanto se hace
imposible llegar-. Y sigue diciendo: -Me doy cuenta que soy ambicioso, cruel,
estúpido y acepto que por medio de un lento y gradual proceso de esfuerzo,
trascenderé lo que soy y llegaré a algo que está más allá. Si planteo el esfuerzo,
vuelvo al condicionamiento. Si todo es casualidad, cambiar carece de sentido. Lo
que planteo es si podemos simplemente dejar de ser todo eso y ser lo otro, sin
pasar por las enormes complicaciones de tratar de llegar a ser algo y sin debatir
si el que percibe está separado del objeto percibido.-
Cuando una persona está enferma se enfrenta a todo esto. Es una cosmogonía
en la que queda atrapado. No es simple estar enfermo. El enfermo busca un
método para sanarse y lo que plantea Krishnamurti (siempre que la curación sea
vista desde la medicina psicobiológica) es que el método no le servirá. Es esto
una cuestión semántica o práctica? Y qué hacemos si no empleamos un
método?
Seguimos leyendo: -Cuando contemplamos el odio, decimos -como voy a
liberarme de él?- Más si podemos mirar el odio sin el -como-, entonces lo que
percibimos generará una reacción totalmente diferente. No me interesa como
librarnos de él. Hay métodos tan trillados! En cuanto nos preguntamos como nos
vamos a librar ya surge el proceso gradual del tiempo y el esfuerzo para lograr un
resultado. Y además la dependencia de alguien que nos enseñe como hacerlo.
Estas son todas actividades egocéntricas que también son una forma de odio-.
Esta última frase introduce la diferencia entre la emoción y los sentimientos. Odio
y amor serían lo mismo. Ilusiones. Estar en un conflicto y resolverlo también
serían lo mismo. No cambia la forma de percibirlo y no cambia nada. Aquí la
PNL nos ayuda a entenderlo. Usamos varios canales de entrada de la
información en forma simultánea. Vemos algo pero a la vez lo sentimos.
Escuchamos algo pero también lo sentimos. No sabemos ver y seguir viendo.
Escuchar y seguir escuchando.
Sigue Krishnamurti: -Si alguien está diciéndome algo y yo quiero descubrir lo que
trata de transmitirme, tengo que escucharlo. No puedo pensar para mis adentros
que está hablando de un tema que ya conozco o que es antipático o que ya es
hora de irme. Tengo que prestar completa atención a lo que dice y no poner
ninguna barrera ni verbal ni de ninguna clase en mi mente.-
Es claro que nuestro autor está hablando del cambio de actitud frente a las
circunstancias que nos llevan al sufrimiento. No está hablando del aprendizaje
necesario para leer o conocer una técnica. Y lo hemos tomado porque todos las
veces que escuchamos que para curarnos debemos resolver un conflicto, hemos
pensado en lo que él propone. Tener la percepción clara es ver, escuchar y sentir
lo que ocurre sin los prejuicios que habitualmente condicionan esas
percepciones.

:::. Lo que debemos cambiar .:::

El objetivo en las enfermedades arquetípicas


El objetivo en las enfermedades arquetípicas.
Así como en las enfermedades comunes, el arte del médico se va a expresar en
acompañar el proceso biológico de curación que propone el órgano, en las
enfermedades arquetípicas el objetivo es otro. Al no existir en el órgano la
intención de solución sino de denuncia de un incumplimiento (el del mandato
generacional), la función del terapeuta es ayudar a desarticular esa denuncia que
las células instalan. Y esta denuncia siempre está relacionada (y es por eso que
allí se va a desarrollar la enfermedad y no en otro órgano) a lo que ese tejido
puede hacer desde su función. Por lo tanto, en las EA (enfermedades
arquetípicas), hay que plantear dos tipos de ayuda:

1) escuchar la denuncia del mandato generacional que está siendo


cuestionado.
2) Leer la conducta de las células y del órgano de acuerdo a la función
natural que ellos tienen.

Sobre el mandato generacional, éste debe ser entendido desde la hoja


embrionaria de la que nace y escucharlo significa entender que actitud o rol nos
está llevando a cuestionar ese mandato. Si tenemos una enfermedad de un
órgano endodérmico, debemos recordar que el mandato es aceptar con amor y
por lo tanto lo que estamos cuestionando es la aceptación de lo que hemos
recibido. Pero debemos ser amplios en la comprensión del mandato. Es todo
aquello que guarda relación con la aceptación lo que está siendo cuestionado.
Algo en nuestra vida nos marca con una dificultad para aceptar. Un
adenocarcinoma aparece cuando esto ocurre. La persona no puede aceptar su
legado o lo que va a legar; a sus padres o a uno de sus hijos. No puede aceptar
el amor o el odio del otro. Hay un rechazo de la vida tal como se le presenta. Hay
un disgusto sobre lo que tiene o lo que es. No es necesario ir a la historia sino a
la percepción que la persona tiene sobre lo que le pasa. No hace falta encontrar
un abuelo asesinado, sino las actitudes cotidianas que lo marcan como
rechazando lo que ha recibido. Esto es escuchar la denuncia del mandato
generacional.
También dijimos que hay que escuchar desde la lectura del órgano enfermo ya
que su función y su anatomía son las que están realizando esa denuncia. Un
adenocarcinoma de estómago se lee desde la función del estómago, que es
recibir el alimento, aceptarlo y atacarlo para comenzar la absorción del mismo. Y
el estómago es un órgano con una función bi polar; acepta pero luego ataca con
sus ácidos y enzimas. Y un adenocarcinoma es un tumor, por lo tanto la célula
arquetípica que participa es la de madre nutritiva. Si fuera una úlcera, el
arquetipo es el de madre protectora y la conducta sería de huída. Por lo tanto la
conducta que prima es la de avanzar y no la de huir. Prevalece el ataque sobre la
aceptación, la agresividad sobre la pasividad. Y el arquetipo de conducta que
dirige este proceso es el de niño herido, es decir, prevalece la dependencia y la
rabia sobre la huída y la proyección. Así vamos construyendo una lógica de la
enfermedad arquetípica. No es solo aprender a aceptar sino buscar una
estrategia para detener la acción del mandato activado.
Hamer propone ante un adenocarcinoma la cura biológica. Solucionar el conflicto
y dejar que los microbios licúen la lesión. Si el conflicto es de indigeribilidad por
haber vivido una situación catastrófica, alejarse de esa situación o darle una
solución si es posible. Creo que esta salida que propone Hamer siempre es
transitoria. Muchas veces, el paciente logrará alivio ya que alejarse del problema
o solucionarlo lo llevará a una fase de vagotonía que permitirá la recuperación en
su alimentación, en su sueño y hasta un mayor aporte de neutrófilos a la zona del
tumor. Pero la orden generacional no se inactiva y luego de pocas semanas o
meses, el tumor volverá a crecer. Las células del adenocarcinoma no están
intentando solucionar ningún conflicto sino denunciar un exceso de tensión que
solo puede calmarse transitoriamente si no es abordado. Lo que importa saber es
que intuitivamente muchas veces se lo está abordando sin saberlo. Muchas
decisiones y acciones terapéuticas abordan el mandato generacional pero
desconocen que lo hacen, logrando curaciones definitivas que no han sido
teorizadas correctamente. Cuando Hamer le pide a un paciente que acepte que
no se va a curar (situación real que me ha tocado vivir) está trabajando sobre la
actitud que ha activado el mandato del endodermo, aprender a aceptar lo
recibido. Además lo está confrontando violentamente con su capacidad de
sobrevivir y lo está retando a que active su sentido de supervivencia, que ha
quedado congelado ante la aparición de la enfermedad arquetípica.

La exclusión.
El objetivo terapéutico siempre es la inclusión. En la enfermedad arquetípica, la
exclusión es dramática. No solo han quedado fuera la multitud de sentidos que el
lenguaje ha aportado a la función y a la anatomía del órgano (sentidos de
convivencia o simbólicos), sino que hasta el mismísimo sentido biológico de
supervivencia ha quedado excluido. La EA es la minimalización del órgano-
cuerpo reducido al pedazo. Solo hay denuncia del incumplimiento del mandato
pero con el lenguaje de lo aún no simbolizado, de la célula en su estadio
evolutivo. Pero esa denuncia no es subjetiva, es estatuaria.
Lo que proponemos con las EA es claro. O se re encuentra el sentido de
supervivencia o se detiene la denuncia. No hay más que hacer. O se plantea una
situación tal que el sentido de supervivencia excluido se reintegra o se hace todo
lo posible para detener los gritos de denuncia de los pedazos.
En las denuncias habituales (por ejemplo, un acto de corrupción) debe intervenir
un juez que escucha a las partes y luego de una investigación de las pruebas,
determina la absolución o la condena. Se busca la verdad a partir de pruebas.
Este planteo es el que hace Hamer. En la MPB no hay juez, no hay verdad ni hay
pruebas. En lugar de jueces hay semejantes que ayudan. En lugar de verdad hay
una realidad que cambiar. En lugar de pruebas, hay un proceso en evolución que
la enfermedad ha convertido en un hecho cristalizado.
Detener los gritos de denuncia solo es posible con cambios colectivos. Creo que
el objetivo principal de la MPB es producir esos cambios. Aprender a respetar a
los que estuvieron antes que nosotros, saber defender lo que nos dieron,
continuar y trascender sus objetivos y desarrollar un crecimiento que llamamos
autoridad. Son profundos cambios sociales que debemos entender ya que son
propuestos por un Ideal colectivo que asegura la vida. Todos debemos trabajar
con ese objetivo. Desde la MPB proponemos actos simbólicos que hemos
llamado arquetípicos que sostienen estos ideales desde un lugar posible para
que cese la denuncia a gritos de los grupos celulares que defienden los
mandatos generacionales. Pero estos actos simbólicos no pueden realizarse sin
el consenso colectivo que los legaliza. Sin ese consenso solo son pequeños
actos de magia.
Un consenso colectivo es un cambio en el modelo de pensamiento de una
sociedad. Hasta ahora, ese modelo es de una linealidad individualista que no
acepta la responsabilidad social de la enfermedad. Si alguien se enferma es
porque hay una agresión externa (modelo de la responsabilidad del enemigo) o
porque le pasó algo que no supo resolver (modelo de la responsabilidad
individual). El modelo de la responsabilidad social parece quedar reducido a las
quejas ecologistas o a las prédicas religiosas. A nadie se le ocurre proponer que
un niño que muere de leucemia es el resultado de una sociedad injusta. Y sin
embargo ese niño está expresando cargas ancestrales que la medicina no niega
pero que no se atreve a teorizar. En la medida que la sociedad vaya ampliando
su modelo de pensamiento irá dándose cuenta de que lo que hace uno afecta a
los otros y lo que hacen los otros afecta a cada uno. Yo puedo hacer algo para
curar a un semejante. No es un poder; es un efecto de un cambio de modelo de
pensamiento, reemplazando el -yo no tengo nada que ver- por el -todos somos
uno-.
Somos concientes que la MPB es un proceso en evolución y así ha pasado con
todos los cambios de modelo. No es reemplazar la causa genética o viral por una
causa psíquica, sino ampliar la responsabilidad de la salud y de la enfermedad a
la conducta de todos y no solo a la nuestra.
Es por eso que los actos arquetípicos no pueden convertirse en chamanismo de
consultorio. Es por eso que les he atribuido un nombre tan literario como
metonimias de curación. Eso son pero en la medida que el modelo de
pensamiento se amplíe. Si no ocurre esto, son giros lingüísticos sin valor real.
Trasladar el significado de lo generacional desde ese grupo de células
denunciantes hacia esa unidad de representaciones que llamamos cuerpo. Eso
es una metonimia de curación.

El traslado al cuerpo.
Si logramos trasladar el significado de los mandatos generacionales de los
pedazos al cuerpo, logramos la curación. Esta es la propuesta básica de la
MPB.Incluir en el sistema del lenguaje aquello que solo se expresa con
denuncias celulares. Convertir a la célula en cuerpo.
La célula tiene un solo significado, el biológico. Los millones de células que
forman un órgano o un sistema trascienden el significado de sus células por la
complejidad que han logrado en el curso de la evolución. El estómago como
órgano tiene varias funciones que superan la que tiene una de sus células. Sin
embargo, esa función o significado sigue siendo biológica, es decir, superar los
obstáculos para sobrevivir. Esto lo ha entendido Hamer y su teoría se basa en
esa singularidad de las células y de los órganos. Pero cuando las células y los
órganos son atravesados por el sistema lingüístico, son atrapadas por la multitud
de sentidos que ese sistema genera. Así se va modelando un cuerpo que es
como un texto con registros de procesos y de acontecimientos. Un cuerpo que
además se va inscribiendo en otros cuerpos y que ya no es de uno sino de otros.
La consistencia de este cuerpo ya no la da ni las células ni los órganos sino los
otros.
En las EA (enfermedades arquetípicas), un grupo de células, un trozo de órgano
se resiste a ser cuerpo. Carga con un saber que no permite la articulación con
ningún significante del sistema lingüístico. Trae su propio sistema, que no es el
programa de supervivencia que plantea Hamer sino de un arquetípico Ideal que
plantea órdenes a las células de las distintas capas embrionarias. Esos
mandatos generacionales deben cumplirse. La relación de esos mandatos es
solo con las células y con los órganos, no con el cuerpo. Es por eso que no es
necesario un suceso del cuerpo, algo del orden lingüístico para que aparezca la
EA.Podríamos decir que el cuerpo está ausente. La tensión celular no logra
descargarse en el cuerpo.
En la EA, el gran excluido es el cuerpo. Pero si sabemos que el cuerpo de uno
está hecho de los otros, también sabemos que para que aparezca la EA, los
otros también están excluidos.
Es por eso que el gran objetivo terapéutico en las EA es recuperar el cuerpo.
Obligar a que la denuncia de los mandatos sea contenida por ese gran cuerpo
del que el nuestro solo es una pequeña parte.
Si las células y los órganos lograron hacerse cuerpo alguna vez, los pedazos
(células y trozos de órganos que no se han hecho cuerpo) lo pueden lograr de la
misma manera. Un cáncer se puede convertir en parte del cuerpo. Así como un
bebé logra convertirse en un sujeto, un cáncer logrará convertirse en cuerpo.
Para ambos es indispensable, la presencia de los otros. La humanidad aprendió
a convertir un bebé en un sujeto pero aún no sabe convertir un cáncer (o
cualquier EA) en cuerpo. Los sujetos de la humanidad son sujetos a enfermedad.
Los cánceres de la humanidad no son sujetos. Lo que proponemos es
convertirlos en sujetos.

:::. El objetivo en las enfermedades arquetípicas .:::

Organos, cuerpos, pedazos.

Órganos, cuerpos, pedazos.


Cuando nacemos tenemos órganos que ya tienen la suficiente información
genética para desempeñarse en sus funciones y tener la forma adecuada.
Algunos necesitarán tiempo para madurar pero en ellos está todo lo que
necesitan para enfrentar los obstáculos que la vida les impone. El estómago, el
intestino, los pulmones, conocen qué deben hacer ante situaciones de
supervivencia. Es por eso, que los programas que Hamer describe son atinentes
a los órganos. El estómago si recibe demasiado alimento, irá creando nuevos
espacios para poder contenerlos. Esta solución tiene sentido de supervivencia y
es lo que da origen a una úlcera de estómago.
A medida que el estómago junto al ser vivo que habita va creciendo, aumenta su
relación con el otro. Esta relación ya está predeterminada a través de un orden
simbólico que precede la existencia del bebé. En ese orden, juega un papel
fundamental el lenguaje ya que es a través del mismo que se desarrolla esa
relación entre el bebé y los otros. El lenguaje incluye a la palabra pero también a
la estructura sobre la que se crea, es decir, la referencia a algo que no está. Al
nombrar la silla se la trae a la atención aunque la silla no esté a la vista. Esta
estructura de nombrar ausentes es fundamental en el lenguaje ya que los gestos,
los silencios, las miradas, serán componentes del lenguaje tanto como la
palabra.
El órgano, en este caso el estómago, irá inscribiendo su lugar en ese lenguaje y
ya no solo será comida el elemento con el cual se relacione sino todo aquello que
con el lenguaje se refiera a la incorporación. Todo aquello que el niño se trague,
no pueda digerir (decepciones, frustraciones, ausencias) hará del estómago no
solo un órgano sino una imagen escrita de palabras que llamamos cuerpo. Esta
dimensión del órgano hecho cuerpo es la dimensión simbólica de la que se ha
ocupado cierta franja de la psicología y de la medicina psicosomática. Una
persona se enfermará del estómago ya no porque le entra demasiada comida
sino porque es el estómago la parte del cuerpo en donde todo aquello que
guarde relación con los significados de tragar, digerir, incorporar, son tratados
por el cuerpo como si del órgano se tratara. Aquí, los programas biológicos de
Hamer reaccionan al igual que lo hacen en conflictos de supervivencia biológica.
Esta traslación del sentido biológico al sentido simbólico no es tratada con
profundidad por el médico alemán pero se da por sentado en sus escritos. Sin
embargo, es indudable que le falta consistencia en la elaboración de esta
traslación ya que persiste en tratar como biológico lo que ha dejado de serlo y no
hace esta diferencia entre dos órdenes que si bien conviven no tienen el mismo
registro de percepción.
Lo que hemos hecho desde la medicina psicobiológica es agregar a estas dos
dimensiones, una tercera que no es órgano ni es cuerpo. Son grupos celulares
que asientan en los órganos pero que además de poseer la orden genética que
les da forma y función se resisten al orden simbólico ya que tienen otra orden
que hemos llamado generacional. Son áreas ocupadas por órdenes que se
trasladan de generación en generación como mandatos que solo se activarán si
alcanzan un grado de tensión suficiente (interna o externa).
Hemos observado que familias enteras se enferman no solo de la misma
enfermedad sino en el mismo lugar del órgano. Si bien esto ya ha sido objeto de
estudio por la psicogenealogía en los llamados síndromes aniversario (personas
que se enferman en fechas que se enfermaron o murieron ancestros), lo que
proponemos en la teoría de los mandatos generacionales es una estructura para
entenderlos y para abordarlos terapéuticamente.
Es por eso que en la medicina psicobiológica no vamos a la búsqueda o a la
investigación de los hechos que ocurrieron en los ancestros y que pudieron dar
origen a la enfermedad. Hemos elaborado una teoría en la que cada hoja
embrionaria posee un mandato y es allí donde se van a expresar la activación de
esos mandatos. Esto ha surgido del comportamiento de la célula en la mitosis y
de la relación de cada hoja embrionaria con cada etapa de la mitosis. Es así que
se forman cuatro mandatos que cuando son activados lo hacen a partir de ese
grupo celular ocupado por el mandato, eso que hemos llamado -pedazos-. Estos
grupos celulares son los que van a generar lo que hemos llamado enfermedades
arquetípicas.
Por ahora, debemos tener en claro esta división:
1) Órgano: es la carne, el soma, lo biológico. Actúan los programas de
supervivencia.
2) Cuerpo: es la inscripción del soma en el orden del lenguaje. Actúan los
programas de supervivencia.
3) Pedazos: son grupos celulares ocupados por ordenes generacionales que
buscan la denuncia de injusticias. No actúan programas de supervivencia.

:::. Organos, cuerpos, pedazos. .:::

El objetivo en las enfermedades comunes

El objetivo en las enfermedades comunes.


Imaginemos que hemos encontrado la probable causa de la enfermedad. Si es
una enfermedad común, el DHS. Si es una enfermedad arquetípica, la denuncia
del incumplimiento del mandato. En la primera encontramos el sentido de
supervivencia de la enfermedad. En la segunda no existe tal sentido, sino la
denuncia de las células de una injusticia.
A partir de allí, en las enfermedades comunes le proponemos al paciente,
acompañar el sentido de supervivencia que encontramos con actos claros de
superación del conflicto biológico. Esto lo hacemos para que el programa de
supervivencia se detenga y se desarrolle la reparación de la fase de vagotonía o
fase de solución. Si alguien tiene una gastritis, ésta debe ser entendida (y así lo
expresa Hamer) como la reparación biológica de un conflicto indigerible en el
territorio. La gastritis es la reparación, no la expresión de la fase de conflicto, sino
la expresión de la fase de reparación. Los órganos, en las enfermedades
comunes son silenciosos durante la fase de conflicto y gritan en la fase de
solución ya que ésta va acompañada de inflamación para reparar. Es por eso
que en las enfermedades comunes, habitualmente solo hay que acompañar la
reparación que la biología ha instalado. Lo que sí se debe hacer es trabajar sobre
los rieles secundarios que llevarán nuevamente a la fase de conflicto activo (lo
indigerible en el territorio) y que una vez superado, puede volver a activarse. (ver
-El trabajo sobre los rieles-).
Lo que queremos decir es que en las enfermedades comunes, es decir aquellas
en que el sentido de supervivencia lo expresa el órgano, muy poco ha de hacerse
ya que todo lo hace la biología. La medicina de Hamer sería una medicina
preventiva para no volver a caer en la fase de conflicto activo. Conocer el
mecanismo de la enfermedad nos ayuda a esperar los acontecimientos que la
biología va a desarrollar, habitualmente en la fase de curación y si éstos son muy
violentos, morigerarlos con todos los instrumentos que no interrumpan esa fase
sino que solo la alivien.
Estos conceptos, los viene desarrollando la medicina naturista, la homeopática,
la ayurvédica, la china y tantas otras, que habría que remitirse a ellas. Lo nuevo
de Hamer es la exactitud de sus leyes en cuanto a las hojas embrionarias y los
tiempos de curación. Además la claridad con que lo ha expresado.
Es así que si conocemos que la persona enferma ha vivido un DHS que lo ha
llevado a un conflicto biológico, es porque su cuerpo ya no ordena las
reacciones. Se ha activado un programa cerebral que ordena al órgano, ya no a
un cuerpo que ha nacido de la psiquis, sino a un órgano. Este tiene millones de
años de evolución y se va a manifestar como siempre lo ha hecho frente a una
amenaza a la supervivencia. Va a ulcerarse, necrosarse, cicatrizar, inflamarse,
con células maravillosamente diseñadas para tales efectos. Y lo va a hacer en
dos fases, la primera cuando el cerebro da la orden de entrar en simpaticotonía y
libera corticoides y adrenalina para ponerse en alerta. La segunda, cuando el
cerebro dictamina que ha pasado el peligro y entra en vagotonía para reparar las
alteraciones celulares con sentido de supervivencia que la primera fase ha
desarrollado.
Todo esto lo dice Hamer y lo dice maravillosamente. Lo que no dice es que los
cánceres, las enfermedades autoinmunes, las infecciones no autolimitadas no
tienen nada que ver con este proceso. Allí no hay dos fases ni simpaticotonía ni
mucho menos sentido de supervivencia. Allí hay puesta en actividad de células
arquetípicas que no tienen ninguna intención de solucionar ningún conflicto sino
que aparecen para denunciar injusticias manifiestas de órdenes que esas
mismas células cargan.

Pero no nos apuremos. Preguntémonos primero qué hacemos frente a las


enfermedades comunes. Ellas que expresan una amenaza a la supervivencia. El
cerebro no permite que esto lo resuelva el cuerpo con sus representantes
psíquicos y pasa a resolverlo él mismo a través de los órganos con sus antiguos
programas de supervivencia. Aquí estamos frente a una prueba. Si el cerebro
deja de activar el programa con sentido biológico, es que esa prueba ha sido
ganada por el cuerpo. Entender la diferencia entre órgano y cuerpo es necesario
para entender éstos conceptos. Podríamos decir, que cuando el cuerpo no
permite que los órganos sean activados por programas cerebrales de
supervivencia es porque no se deja atrapar por las leyes de los órganos. El
cuerpo, con su lenguaje y sus símbolos enfrenta al potencial DHS y lo soluciona
a su manera. Con expresiones psíquicas pero ya no biológicas. El triunfo de la
civilización sobre la naturaleza. Ante la pérdida de un ser querido, no será el
órgano ovario quien se exprese sino que será la metáfora de los gritos de dolor o
la metonimia de la tristeza. El arte, la magia, la contención del otro, el amor,
serán la respuesta ante las situaciones dramáticas y sorpresivas pero ya no
vividas en soledad. No habrá posibilidad de un conflicto biológico. El ser humano
habrá aprendido a manejar las situaciones conflictivas con las posibilidades que
descarguen semejante tensión. Hablar, compartir, ser contenido, confiar, aceptar.
Aquellas situaciones que aún no puede manejar será su grupo social quien las
contenga y todos estarán atentos a no permitir que la persona entre en conflicto
biológico.
Todos seguimos siendo niños en algún aspecto y debemos tener acompañantes
en la vida que nos ayuden a sostenernos en aquello que aún provoca en
nosotros una fragilidad que nos cuesta superar. Los médicos somos guías en ese
sentido y debemos captar cual es esa fragilidad y mientras la persona aprende a
superarla, generar un cuidado familiar y social sobre ese aspecto. Como
colectivo social, aún no nos damos cuenta que debemos aprender a protegernos
entre nosotros y que si no lo hacemos, estamos en peligro, ya que nuestro futuro
depende de ello. Si un chico tiene alergias respiratorias, es necesario abordar
esta fragilidad personal que ha puesto en marcha un mecanismo de alejarse de
los otros por una percepción exagerada o equivocada de peligro. Es natural que
el médico use medicamentos durante el proceso de curación pero éstos no
deben impedir la actividad del programa de supervivencia ya que si eso ocurre
(con corticoides por ejemplo) el cerebro reaccionará con un programa que solo
se activaría en caso de un peligro mayor y desarrollará asma. El médico debe
acompañar este proceso con medicamentos que alivien la alergia pero que no la
supriman. Lo que se debe tratar es que el niño aprenda a superar la percepción
de una realidad peligrosa y de esa manera no active el programa cerebral ante
dicha percepción.
En este sentido, hemos expuesto en el llamado segundo enunciado de la MPB, la
necesidad de clasificar a las enfermedades en territoriales y predadoras y de
evaluar las características personales del sujeto enfermo como territorial y
proveedor. A partir de esta clasificación y del conflicto biológico en juego es que
se desarrolla el objetivo terapéutico.
No todas las enfermedades comunes son siempre territoriales. Un estado gripal
es una enfermedad común pero con características predadoras ya que afecta
varios órganos: músculos, periostio, nariz, bronquios, amígdalas, sistema
nervioso central, aparato digestivo. Y sigue siendo una enfermedad común
porque el cerebro activa un programa de supervivencia frente a un conflicto
biológico de separación o territorial. Pero recordemos que lo que llamamos gripe
no es otra cosa que la fase de solución de esos conflictos. El organismo entra en
una profunda vagotonía con cansancio que obliga a ir a la cama, rinitis que
impide el contacto obligatorio con el aire de los otros, dolores musculares que
retiran a la persona de la vida laboral o social, tos que espanta a los que lo
rodean y toda serie de manifestaciones con un claro sentido de supervivencia:
huir de un estado imposible de sostener. Es por eso que tiene sentido de
supervivencia. Los órganos hacen lo que el sujeto no hace con decisiones
personales de retiro y descanso. Sabemos que ante las enfermedades
predadoras solo se puede huir o atacar y el organismo decide huir. La actitud de
la medicina es tratar de sacarlo de la vagotonía-huída en que el cerebro lo ha
puesto y usa adrenérgicos tales como la seudoefedrina, antihistamínicos y
antibióticos, que no tienen más sentido que ser simpaticotónicos ya que no hay
ninguna bacteria que combatir. Si hay fiebre se la combate. Desde otras
medicinas más inteligentes, no se hace esto sino que se alivian los síntomas
pero sin intentar suprimirlos y mucho menos la fiebre que es la reacción del
organismo que generará la definitiva salida de la vagotonía. Entendamos que
siempre la solución es biológica. Aunque nosotros llamemos enfermedad a la
solución.
Es por esto que la medicina de Hamer en las enfermedades comunes, solo
propone conocer esta evolución y las reacciones del organismo y no mucho mas.
Porque si las conocemos, no haremos nada que impida la curación. Sin
embargo, toda la medicina llama enfermedad a la fase de solución de los
conflictos biológicos y se lanza a un intento desesperado de tratar justamente lo
que el organismo ya ha tratado.
A nadie le gusta tener fiebre ni dolor en todo el cuerpo ni una tos que le impida
respirar bien. Y es por eso que han nacido propuestas desde todas las épocas
para aliviar esos síntomas. Algunas con mayor eficacia que otras. Pero desde el
origen de los grandes laboratorios, se han tomado estos síntomas livianos como
grandes enemigos que hay que erradicar con químicos que no solo dañan a las
células sino que suprimen la conducta de supervivencia generando otras
reacciones cerebrales cada vez mayores. La muy conocida tríada eczema- rinitis-
asma es un claro ejemplo de cómo una pequeña reacción de contacto (eczema)
se convierte en una descarga mayor (rinitis) que si también es suprimida genera
una respuesta aún mayor (asma).
En este sentido, la medicina de Hamer es pedagógica y también preventiva.
Conocer el mecanismo de las reacciones de los órganos para no ir
convirtiéndolos en enfermedades cada vez más profundas. Ya la homeopatía ha
aclarado esto a través de su propia teoría.
Es por eso que cuando alguien pregunta como trata la NM una gripe, está
haciendo una pregunta desde el desconocimiento de la teoría ya que una gripe
es la curación de un conflicto biológico. Como médicos sabremos aliviar el
sufrimiento pero no podemos alentar el uso de fármacos químicos que impidan la
expresión de esa curación. Al hacerlo estamos programando una nueva
enfermedad o una cronificación sin demasiada salida.
Esto debe ser claro. Estamos hablando de enfermedades comunes, es decir, de
aquellas en las que el organismo enfrenta una amenaza a la supervivencia y la
resuelve biológicamente con instrumentos maduros que llevan al
restablecimiento del enfermo. La biología hace lo que el sujeto no puede hacer y
solo se debe conocer este proceso, verificarlo y acompañarlo adecuadamente
para aliviarlo pero nunca suprimirlo.
Si esto no lo tenemos en claro, jamás entenderemos la diferencia entre las
enfermedades comunes y las arquetípicas.
Dentro de las enfermedades comunes se encuentran los quistes de mama y de
ovario, los adenomas de próstata y de colon, los tumores cerebrales
consecuencia de fases de curación de enfermedades comunes (los llamados FH)
y muchísimas otras enfermedades de clasificación actual que son la expresión de
programas cerebrales de supervivencia.
Ante ellas, el objetivo terapéutico es siempre dejar desarrollar la fase de
reparación lo más naturalmente posible sin suprimirla y acompañar los molestos
síntomas con medidas terapéuticas que alivien sin intoxicar ni bloquear la
respuesta biológica de curación. Aquí los médicos cumplimos un papel
fundamental que es acompañar y dar seguridad reconfortando y aliviando. No es
poco pero es mucho más de lo que la mayoría hace usando medicamentos que
impiden la natural curación de la persona. Es cierto que los médicos no
trabajamos con seres vírgenes de medicina y que la mayor parte llega a nosotros
luego de muchos tratamientos alopáticos supresores. Allí se expresará el arte de
curar con su sabiduría para equilibrar entre lo que tolera actualmente el paciente
y lo que pretendemos como objetivo: que se cumplan las leyes naturales para
que la biología pueda expresarse en su totalidad.
Algunos médicos usarán medicamentos homeopáticos, otros antroposóficos y
otros ayurvédicos. Se aliviará con la acupuntura o las hierbas medicinales. Se
trabajará con la alimentación y con los ejercicios de respiración. También con
visualizaciones y uso de la energía. Todos aportarán su saber para mejoría del
sufrimiento. Pero todos sabrán lo que están haciendo: dejar que la biología
repare lo que el sujeto no pudo reparar, ya sea por incompetencia, por excesos o
por situaciones dramáticas.
Cuando entendemos esto, nos damos cuenta de lo inapropiado de hablar de la
terapia Hamer. No hay terapia Hamer. Hay un conocimiento que acompaña a la
biología que usa su propia terapia, la que ha usado durante millones de años de
evolución y lo hace con células maduras y específicas que siempre buscan la
supervivencia del individuo.
Ahora bien, cuando se trata de un cáncer invasivo, la teoría de Hamer tiene
límites que el maestro alemán no ha sabido reconocer. Y esos límites los hemos
llamado enfermedades arquetípicas.

:::. El objetivo en las enfermedades comunes .:::

El consenso colectivo.
El consenso colectivo.
En el trabajo sobre los rieles secundarios, hemos visto que se trabaja sobre la
existencia que percibe el paciente pero también sobre la que no alcanza a
percibir y sin embargo actúa como factor desencadenante. Si bien tomar
conciencia de aquello que hace nacer la conducta que llamamos enfermedad, es
determinante para la curación, ésta no ocurre solo porque esa conciencia se
provoque.
El conocimiento de los hechos nos puede llevar a solucionarlos. Este es el
principio básico que ha dado origen a la filosofía que busca la verdad y a la
ciencia que busca la realidad. Ambas han pasado y siguen pasando por distintas
etapas en las que muchas de las conclusiones a la que han llegado se
contradicen o se niegan.
Algo parecido ocurre con el conocimiento de la enfermedad. Actualmente se la
entiende como un proceso que surge de una falla o de una agresión y que
inexorablemente no guarda más sentido que ser una víctima de esos eventos. Es
claro que nadie quiere estar enfermo pero también debe ser claro que lo que
llamamos enfermedad tiene sentidos que van más allá de haber caído en
desgracia. Y si no los entendemos y solo queremos sacarnos de encima la
enfermedad, estamos expuestos a cometer muchos errores y sobre todo a caer
en la dependencia absoluta de los que detentan el supuesto saber sobre la
curación.
Hamer patea el tablero y dice con pruebas concluyentes, que la enfermedad
siempre es el intento de superar un obstáculo en la supervivencia. Creemos que
gran cantidad de enfermedades responden a este mecanismo. Sin embargo,
otras enfermedades no son el intento de solución sino que denuncian injusticias
personales, familiares o colectivas. Y si bien estas denuncias también buscan
una solución, el mecanismo de la enfermedad no es la solución sino la denuncia.
A esas enfermedades las hemos llamado arquetípicas y creemos que deben
abordarse de distinta manera que las otras llamadas comunes.
Sin embargo, transitamos un momento de la historia que está dejando de
sostener el concepto de enfermedad como falla o agresión pero que aún no
sostiene el concepto de enfermedad como intento de solución o denuncia. Es un
momento en donde no hay consenso colectivo que permita moverse con facilidad
en ninguno de los dos conceptos.
Es así que se ha generado una suerte de disputa entre dos medicinas, una
pretendidamente científica y otra en la que caen todas las posturas que no
coinciden con la anterior.
La medicina pretendidamente científica la llamamos medicina de la enfermedad.
Es aquella que basándose en el concepto de que la enfermedad es producto de
una falla o una agresión, la combate con el objetivo de eliminarla. Los microbios
son enemigos y los antibióticos los aniquilan. Las inflamaciones son ataques y
los corticoides y antiflogósicos las persiguen. Los cánceres son equivocaciones
celulares y la quimioterapia y la radioterapia los exterminan.
A las otras medicinas las llamamos medicinas de la salud. Habitualmente
carecen de una filosofía que la mente occidental pueda sostener y son ignoradas
o descalificadas. Allí están la acupuntura con su efectividad de más de cinco mil
años y la homeopatía con la clara ayuda que ha aportado en los últimos
doscientos años. Hay muchas más. Todas buscan equilibrar, integrar los
órganos, los pensamientos, las emociones y hasta la espiritualidad. No apuntan a
destruir a los enemigos porque en su incomprensible (para la mente actual)
visión de la enfermedad, ella no es el enemigo.
Ninguna ha logrado consenso colectivo. Se toma de ellas el uso del instrumento
pero solo para adaptarlo al concepto de la enfermedad como falla o como
ataque. La acupuntura es buena pero nadie sabe porqué. La homeopatía es útil -
pero puede haber mucho de efecto placebo-. Al cáncer hay que destruirlo antes
que nos destruya a nosotros porque la célula se volvió loca.
Los médicos que nos dedicamos desde hace mucho a alguna de las medicinas
de la salud, nos encontramos muy frecuentemente con el dilema de saber que un
paciente se está curando y sin embargo tener que aceptar que se suspenda esa
curación por la presión familiar o del propio sistema médico.
Muchas veces la presión es tan grande que ya no se trata de un problema
filosófico sino de una cuestión lindante con la mala praxis. Y lo paradójico de ello
es que realmente es mala praxis. Porque un médico que deja sufrir a un paciente
está haciendo mala praxis. De eso no hay que tener dudas. Ninguna filosofía
debe ser privilegiada ante el dolor de un semejante.
Y esto ocurre porque estamos en un momento de la humanidad en donde ni la
verdad ni la realidad son consistentes.
No podemos negar que muchos de los pacientes que se curaron con la
propuesta de Hamer en la década del noventa, murieron luego que la presión
social terminara con Hamer en la cárcel. Decir que la curación fue producto de la
sugestión es ignorar el poder del consenso colectivo en la salud o en la
enfermedad.
Este tema ya lo hemos abordado al trabajar el complejo chamánico. Lo que
pretendemos aclarar aquí es la necesidad que tenemos los médicos de aprender
a movernos en este difícil momento de la humanidad. Nadie cree ya en la
medicina de la enfermedad. Hay demasiadas muertes y mutilaciones para seguir
creyendo en su triunfo. Pero son muy pocos los que creemos en la medicina de
la salud. Cuando -las papas queman- todos buscan el agua fría.
Es por eso que hasta que no se logre el suficiente consenso colectivo (la masa
crítica que instale una nueva conducta social) sobre lo que estamos llamando la
medicina de la salud, debemos ser prudentes y concientes de lo que hacemos y
en qué momento lo estamos haciendo.
Esto significa que además del trabajo sobre los conflictos, el desequilibrio
energético o los mandatos generacionales, debemos estar atentos a todo lo que
hemos abordado en el trabajo sobre los rieles pero específicamente a los
siguientes puntos:
1) la capacidad del terapeuta de transmitir seguridad en los objetivos del
tratamiento.
2) La capacidad del paciente de reconocer esos objetivos.
3) La tolerancia del paciente y de su entorno a los obstáculos que aparecen
en todo proceso curativo.
4) La existencia de un equipo de profesionales que puedan actuar
adecuadamente en la emergencia de esos obstáculos sin perder los
objetivos del tratamiento (cirujanos, clínicos, bioquímicos, kinesiólogos,
neurólogos, psicólogos).
5) El ejercicio de la acción adecuada en el momento en que -las papas
queman-. Realizar estudios que tranquilicen o que aseguren el adecuado
tratamiento. Interconsultas con los profesionales del equipo.
6) La atención sobre los hechos actuales que hemos llamado rieles
secundarios. El médico no vive al lado del paciente y éste sigue viviendo
cotidianamente hechos que lo afectan. Debe haber comunicación
frecuente o el paciente o su familia deben asistir al médico con la
información sobre estos hechos.
7) El asistencialismo médico. Jamás debemos olvidar que el paciente acude
a nosotros para que lo curemos, no para que le expliquemos una teoría.
Su nutrición e hidratación, sus signos vitales, su sueño, sus síntomas
deben ser controlados y asistidos medicamente. Si no, somos
especialistas en conflictos y le debemos aclarar al paciente que solo
hacemos eso.
8) Nuestra propia tolerancia a los obstáculos y al enfrentamiento con la
medicina de la enfermedad. Debemos ser concientes de nuestra propia
fragilidad ante los fracasos y de nuestra seguridad en lo que hacemos.
9) La utilización de todo lo que ayude a aliviar y mejorar el sufrimiento del
paciente. En esta larga lista entran los medicamentos alopáticos y
homeopáticos. La quimioterapia en los implantes o pequeños tumores y en
dosis menores a las usadas habitualmente y acompañadas por los
nosodes correspondientes. La radioterapia en las masas que obstruyen.
La cirugía no mutiladora. Todo ello como complemento de nuestro trabajo
curativo. Si el paciente sobrevive podemos curarlo. Si no, jamás lo
haremos.
10) Los imponderables. Hay muchas cosas que desconocemos. Le
pondremos nombres y haremos teorías sobre ellas pero seguimos sin
poder evitarlas. El misterio de la vida y de la muerte siempre estará
presente y debemos ser lo suficientemente humildes para aceptarlos y
seguir trabajando con nuestras limitaciones.

:::. El consenso colectivo. .:::

El pulmón desde la MPB

Capítulo XXll
El pulmón.
1) Se ocupa de la incorporación del oxígeno a través del aire en el mecanismo
de la respiración. Nace como una adaptación que hacen los seres vivos cuando
deben enfrentar el paso del agua a la tierra. Allí se enfrentan con el obstáculo de
no poder sacar el oxígeno del aire porque sus branquias lo sacan del agua. Esa
adaptación ocurre en millones de años y millones de seres vivos mueren por no
adaptarse. Este suceso evolutivo queda registrado en el cerebro, en lo que hoy
conocemos como el tronco cerebral. Cualquier hecho que el cerebro interprete
como dificultad en respirar puede generar la activación de ese registro que dará
la orden de producir células que traten de captar el oxígeno. Este sería el motivo
del cáncer de pulmón, según la teoría de Hamer. Una rememoración de un hecho
evolutivo. El sentido es biológico, es decir, intenta superar con ese
comportamiento una amenaza a la supervivencia (no poder captar el suficiente
oxígeno).
A partir de que el pulmón entra en el registro del lenguaje, este sentido biológico
aceptará multitud de otros sentidos que se relacionen con la no captación de aire.
No tener suficiente espacio; el miedo que deja sin aire; la ocupación del territorio
en que uno respira; el sentir que le quitan lo que le pertenece; la sorpresa de lo
inesperado; no poder alejarse de aquello que nos agota. Todos estos sucesos
pueden guardar relación con el pulmón y ser capaces de generar respuestas
para solucionar el problema adaptativo. Cuando lo que buscan las células es
justamente la solución de la amenaza a través de conductas maduras y
específicas del pulmón (toser para que el otro se vaya; escupirlo y alejarlo;
guardar el aire para tener reserva; cerrar el paso del aire para no respirar el
mismo aire que el otro; no poder hablar y no compartir más), estamos frente a
una enfermedad común (aquí, las células buscan con su conducta, solucionar un
conflicto biológico) y hay que aportarle al paciente las estrategias necesarias
para resolver la situación e impedir que el órgano siga intentando resolverla por
su cuenta. Cuando el comportamiento de las células no busca la solución, sino
solo la denuncia de un hecho y en esta denuncia pone en marcha mecanismos
evolutivos de células arquetípicas (anaplasia, autoagresión) estamos frente a
una enfermedad arquetípica y nuestro abordaje terapéutico será suspender esa
denuncia por los mecanismos que la MPB aporta.

2) por pertenecer el pulmón en su origen a la hoja embrionaria endodérmica,


todas sus manifestaciones guardan relación con el concepto de presa. Al ser
la presa el aire, este concepto no es tan material como en el aparato
digestivo. Por las características de su función, sus expresiones se
relacionan con la inmediatez (es imposible no respirar demasiado tiempo),
con el ritmo (inspiración-espiración) y con la pasividad (depende de los
músculos respiratorios). Los sucesos que afectan al pulmón también guardan
relación con la comunicación ya que todo el epitelio endobronquial tiene
origen embrionario ectodérmico. Toda la hostilidad hablada, faltar a la
palabra, todo aquello que se relaciona con la pérdida de aquello que se
hablaba (lo que la persona enferma nombraba como suyo) se relaciona con el
pulmón. Perder la presa o el territorio es lo que generalmente afecta a los
pulmones.

3) En la historia personal del paciente que sufre de los pulmones, tenemos


que aprender a relacionar el tipo de enfermedad con las características de
esa historia. Una enfermedad común (bronquitis, asma) busca solucionar
un obstáculo y se manifiesta como enfermedad territorial. En esa historia
vamos a rastrear una búsqueda de reconocimiento pero teñida de la
inmediatez (todo tiene que ser ya) y de la oscilación entre acercarse y
alejarse. Las pérdidas y los obstáculos son vividos como pruebas que hay
que rendir ante los otros. La imposibilidad de actuar como filtro del pulmón
se expresará en una conducta de la persona incapaz de filtrar los hechos
que lo perturban (toserlos) convirtiéndolos en sujetos -asfixiados- por esos
hechos. La dependencia de los músculos respiratorios los marcan como
personas que no pueden liberarse de la presión de los otros. En una
enfermedad arquetípica (cáncer, infecciones no autolimitadas, lesiones
autoinmunes) no solo tendremos que rastrear la historia personal sino la
familiar en la búsqueda de sucesos que impliquen exigencias de
adaptación a nuevos territorios, relaciones asfixiantes, robos, muertes
prematuras. Tanto la historia personal como la familiar nos ayudan a
entender la conducta de denuncia de incumplimientos que se expresan en
el sujeto enfermo. En estas enfermedades, la conducta celular denuncia
desde la función del pulmón (captar la presa de aire) el no cumplimiento
de los mandatos generacionales de aceptar con amor y ejercer con
autoridad.
4) Los sucesos previos a la enfermedad siempre son valiosos para entender
la respuesta en juego. Quedarse sin trabajo, mudarse, perder un ser
amado, ser víctima de un robo o cualquiera de las situaciones traumáticas
que pueden haber sido vividas, son mojones que no producen siempre la
enfermedad pero que muchas veces encontramos. Estos hechos son
capaces de aumentar la tensión celular hasta el extremo que haga
indispensable una descarga usando respuestas fisiológicas (enfermedad
común) o evolutivas (enfermedad arquetípica). Los sucesos previos en las
enfermedades de pulmón guardan relación con el concepto de presa
inmaterial (tener que dar algo que se quiere mucho pero sufrir no por lo
material que se presta sino por el valor que tiene para la vida de esa
persona), territorio moderno (el juicio de los otros que forman el grupo que
la persona valora) y situaciones de disbalance (una gran alegría o una
gran tristeza que se suceden una de otra). También con aquello que no se
pudo filtrar y con un exceso de actividad que contradice la función pasiva
del pulmón. Todos estos hechos guardan relación con el concepto
neurofisiológico de miedo (disminución de la presión de oxígeno en la
sangre).
5) Los arquetipos celulares que actúan en pulmón dependen de la
enfermedad. En el adenocarcinoma de pulmón actúa el arquetipo de
madre nutritiva. En el carcinoma bronquial el de madre protectora. En la
suelta de globos que se observa en las llamadas metástasis, el arquetipo
de madre devoradora. En las enfermedades autoinmunes que afectan el
pulmón, actúa el arquetipo de célula suicida. La madre nutritiva intenta
proliferar atacando al resto de las células. La madre protectora se hunde
entre las células ulcerando los tejidos. La madre devoradora arrasa
destruyendo todo lo que encuentra. La suicida denuncia la anomia del
pedazo enfermo y la falta de límites del tejido enfermo. Los arquetipos
celulares solo actúan en las enfermedades arquetípicas y es por ello que
solo denuncian, no solucionan. Las neumonías atípicas de los
inmunodeprimidos (lo que se llama VIH) son un ejemplo de la acción de
los arquetipos celulares. Son infecciones no autolimitadas porque
intervienen arquetipos de célula suicida que denuncian incumplimientos de
mandatos generacionales de autoridad.
6) Los arquetipos de conducta que intervienen en las enfermedades del
pulmón son los de niño herido y de prostituta. En el asma, actúa el
arquetipo de saboteador. La rabia, ingenuidad y dependencia unidos a la
culpa y la desvalorización. Ellos se presentan tanto en las enfermedades
comunes como en las arquetípicas porque todos vivimos con ellos. La
búsqueda de la presa desde la ingenuidad y una cierta falta de sentido de
la realidad típicas del niño herido pueden unirse a la culpa de la prostituta
y generar un terreno muy propicio para las enfermedades de pulmón.
Entender la visión de la realidad desde estos arquetipos nos ayuda a
entender porqué se enferman algunas personas y otras no.
7) Los arquetipos de confrontación que intervienen en las enfermedades de
pulmón son los de niño mágico y de rescatador. Ellos son los que
aportarán la solución en las enfermedades comunes y el cese de la
denuncia en las arquetípicas. El niño mágico aportará un orden distinto
que conmocione la ingenuidad del niño herido. El rescatador liberará con
su autoridad absoluta.
8) Los mandatos generacionales en las enfermedades del pulmón son los de
aceptar con amor y los de ejercer la autoridad. Las enfermedades en
donde los mandatos no son cumplidos se llaman enfermedades
arquetípicas. El cáncer de pulmón, las infecciones no autolimitadas y las
agresiones al pulmón de las enfermedades autoinmunes. El acto
arquetípico o acto de curación en el pulmón es un acto de profunda
aceptación del ritmo de las presas y a la vez un acto de absoluta autoridad
sobre el territorio y el rol que en él se ejerce.
9) Como en todas las enfermedades comunes y arquetípicas, el rol biológico
de la persona enferma y de la propia enfermedad son esenciales para el
abordaje terapéutico. Las enfermedades sistémicas con repercusión en el
pulmón (MTS, VIH, lupus) son enfermedades predadoras. Los cánceres
de pulmón sin MTS, las infecciones comunes, son territoriales. A las
enfermedades predadoras hay que tratarlas huyendo o atacando, como
haría cualquier presa. A las enfermedades territoriales se las puede
apaciguar con actos de inmovilidad (reposo), lateralidad (congelar el
conflicto), agachamiento (humildad, retiro) o hasta someterse a ellas como
estrategia de supervivencia con actos de alimentación (ayunos), aseo
(sacrificios por el otro) y sexuales (relaciones de sometimiento). Los roles
biológicos de los enfermos deben ser conocidos para el abordaje
adecuado. Un predador no aceptará un acto de apaciguamiento. Un
territorial no debe alejarse de su territorio para realizar el tratamiento
(puede ser fatal internar a un territorial).
10) Las dos conductas celulares predominantes son la falta de especificidad y
la impermeabilidad de la membrana. En el pulmón debemos aprender a
relacionar estas conductas con la denuncia de un exceso de función
madura (búsqueda de la presa inmediata, contacto con los demás,
defensa de lo que se siente propio) y de un exceso de permeabilidad (dar
todo, rodearse de muchos, no saber poner límites). En la realización de los
actos arquetípicos, estas conductas nos guían para elaborar las
estrategias de apaciguamiento-sometimiento o ataque-huida.

:::. El pulmón desde la MPB .:::

El trabajo sobre los rieles I

El trabajo sobre los rieles.


Hamer llama rieles a todos aquellos sucesos que son capaces de despertar un
conflicto biológico sin ser un DHS. Se trata de la asociación que el cerebro hace
entre el DHS original y cualquier hecho, recuerdo, palabra o lugar que ha
quedado adherido como causa secundaria. En realidad, es el fenómeno de
desplazamiento o de condensación. También lo hemos trabajado como
metáforas o metonimias y también como magia de contagio o por imitación. Se
trata de los significantes que se articulan entre sí formando una frase que lleva a
la enfermedad. Hamer da el ejemplo de la persona que es descubierta con su
pareja en el heno y que a partir de allí desencadena una rinitis alérgica cada vez
que se pone en contacto con el heno. El DHS fue el haber sido descubierto pero
el olor a heno estaba allí y queda como desencadenante de una enfermedad.
Quizás esto sea más complejo si se hace intervenir las leyes de lo inconciente
pero como ejemplo es lícito citarlo.
Por lo visto, trabajar los rieles no es solo trabajar las causas reales o probables
que desencadenaron la enfermedad sino abordar aquellos aspectos que
acompañan a la realidad y que no son hechos causales pero a los que llamamos
significantes. Todos estos significantes tienen que ver con los dos mecanismos
estudiados por el psicoanálisis de desplazamiento y condensación. Si los
abordamos desde la lingüística tendrán que ver con la metáfora y la metonimia. Y
si lo hacemos desde la antropología, serán trabajados desde la magia por
imitación o por contacto.
De lo que se trata es de entender que además de los sucesos de la realidad,
debemos admitir para abordar la enfermedad, la dimensión de lo simbólico, es
decir de todo aquello que represente a la realidad sin serlo. El lenguaje es lo
que permite ese orden simbólico. La palabra tristeza es un símbolo de una
situación de la realidad pero no es la realidad. Sin embargo, si hablamos de la
tristeza, inmediatamente borraremos la sonrisa y nos pondremos serios; es decir,
llamaremos a la realidad a partir de un símbolo (la palabra tristeza). Los rieles
son símbolos de la realidad y llaman a la realidad. Debemos conocer el poder de
lo simbólico si pretendemos construir una teoría de la enfermedad ya que es
inimaginable sustentar una teoría en donde una palabra puede generar una
enfermedad. O como dice Hamer, un sueño, un olor, una frase pueden reactivar
un cáncer. Una teoría semejante no solo es frágil sino peligrosa.
El orden simbólico puede llamar a la realidad pero en nuestra teoría de la
enfermedad debemos construir otro orden que sea capaz de inhibir ese llamado.
Aquello que pone límite al desplazamiento y a la condensación, a la metáfora y a
la metonimia y a la magia por contacto o imitación, es lo que llamamos el
consenso colectivo, la ley. Sin este consenso viviríamos permanentemente en la
ausencia de límites y todo sería un riel secundario.
Una palabra originaría un cáncer y un recuerdo una enfermedad motriz.
Es aquí que debemos introducir otra dimensión que es la que viola el consenso
colectivo y a la que llamamos lo real de la realidad, aquello que se escapa a la
imagen de la realidad, a lo conocido, a lo aprendido. Ese real, en nuestra teoría
lo asimilamos a los mandatos generacionales, a los pedazos de tejido, a las
células que denuncian.
En el trabajo sobre los rieles tendremos entonces los siguientes elementos:
1) las causas probables de la realidad.
2) Las causas simbólicas ordenadas por el lenguaje.
3) Las causas que solo la célula conoce.

Sobre estos tres elementos debemos aprender a trabajar si queremos desarmar


el montaje biológico, simbólico y ancestral de la enfermedad.

l. 1. Las causas probables de la realidad.


Desde el punto de vista de la filosofía, la realidad es todo lo que existe, sea
percibido o no. Lacan, un psicoanalista, introdujo el concepto de Lo Real como
aquella parte de la realidad que no es percibida. En la MPB, la realidad es la
existencia que se percibe a través de representantes psíquicos que quedan
registrados formando un texto que llamamos cuerpo.
Cuando Hamer dice que la enfermedad es producida por un suceso sorpresivo,
dramático y vivido en soledad, (DHS) está describiendo la acción de la realidad y
de lo real ya que éste suceso no es verbalizable. Al no serlo, no hay
representación psíquica del mismo en el cuerpo. Lo que responde es el órgano,
quedando congelados los sentidos que no son biológicos. Pero hay partes de
este suceso que son de la realidad y son esas partes las que la persona
recuerda. La traición del amigo, el telegrama de despido, el momento del robo.
Hay algo de ese suceso que no se puede recordar porque no tuvo representación
psíquica. No fue percibida como hecho de la realidad. Esa parte pertenece a la
dimensión de lo no existente, de lo real. Lo sorpresivo y dramático es lo que
determinó que no fuera representada.
Es por eso que cuando trabajemos sobre las causas de la realidad, debemos
trabajar también sobre aquello que no fue representado y que sin embargo actuó.
Porque si le pedimos a una persona que perdió a su esposa en forma tan
sorpresiva y dramática que no le permitió representar parte de lo que sucedió,
que resuelva el conflicto consiguiendo otra mujer, no estamos haciendo nada
más que trabajar sobre una parte de la realidad y solo esa parte quedará
resuelta. La otra parte, seguirá actuando como lo hizo al generar la enfermedad.
La MPB propone trabajar sobre la realidad y sobre lo real.

l. 2. Sobre la realidad.
Sabemos, a través de las leyes de Hamer, que cuando la persona sufre un DHS
entra en fase de simpaticotonía. En ella, habrá síntomas y signos que debemos
conocer para intervenir adecuadamente.

Ahora bien, ¿qué es intervenir en la fase de simpaticotonía? Aquí debemos


trabajar varios aspectos:
1) Reconocer que la persona está en fase de alerta.
2) Observar qué grado de conciencia tiene el paciente sobre su vivencia de
hipervigilancia.
3) Buscar las causas de la realidad por las cuales se activó un programa de
supervivencia sabiendo discernir qué características del paciente son las
que le llevaron a tener esa vivencia de alerta.
4) Poder detectar qué características del entorno del paciente (familia,
trabajo, grupo social) actúan para llevarlo a esa vivencia.
5) Abordar el sentido biológico de ese estado de alerta para poder
desarmarlo.

l. 3. Reconocer que la persona está en fase de alerta.


La fase de simpaticotonía es la fase de conflicto activo. Allí se ha desencadenado
un estado general de vigilancia extrema en donde todos los órganos actúan
como siempre lo hacen ante la existencia de un peligro que amenaza la
supervivencia. Este tema lo hemos desarrollado ampliamente en los libros
anteriores y solo recordaremos que desde la clínica lo que vamos a observar es
que la persona está ocupando la atención sobre un determinado hecho;
absorbida por un tema recurrente que no sabe como resolver. Por supuesto que
esto es muy subjetivo y cada uno lo hará a su manera por lo cual debemos
buscar signos objetivos de ese estado. Ellos son la frialdad de las manos, la
sequedad de las mucosas, la dilatación de la pupila, el aumento de la frecuencia
del pulso y ocasionalmente de la presión arterial, la pérdida del apetito, la
disminución del sueño y todos aquellos datos que nos refieren al aumento del
tono vegetativo. Recordemos que un estado de simpaticotonía no puede
mantenerse demasiado tiempo y es frecuente encontrar signos de vagotonía
intermitentes (diarreas, hipotensión) que son la respuesta orgánica a la falta de
conclusión del estado de alerta.
El médico debe reconocer el estado de vigilancia extrema de un paciente aún
cuando éste lo consulte por un certificado. Es una oportunidad para detenerlo e
impedir que dañe el organismo en exceso.
Recordemos que el estado de conflicto activo forma parte de la vida y que lo que
buscamos no es abandonar las situaciones naturales de la vida sino aprender a
convivir con ellas. De todas maneras, pensemos que hay situaciones que no
podrán evitarse: muerte de seres queridos, accidentes, crecimiento personal.
Todas ellas y muchas más son causas de conflicto entre nuestras necesidades y
nuestras posibilidades. Cuando éstas últimas no puedan resolver las primeras,
estamos frente a la posibilidad de que el conflicto limitado a lo que vivimos
cotidianamente, ya no pueda ser manejado con los instrumentos que usamos
permanentemente y se active un programa para ocasiones especiales.
El estado de alerta permanente forma parte de este programa especial de
supervivencia pero esto no significa que toda persona que está en vigilancia
extrema, haya activado ese programa. Tener las manos frías no es sinónimo de
estar en conflicto biológico sino en fase de simpaticotonía. El programa tiene un
comienzo, un desarrollo y un fin y es necesario entender que una persona puede
estar en vigilancia extrema, es decir en simpaticotonía y no haber activado el
programa especial de supervivencia.
Lo que nosotros debemos aprender es a reconocer el estado de alerta. Cuando
lo hagamos, tendremos puestos los sentidos en detectar un probable conflicto
biológico pero para que éste se produzca, se necesitan varios elementos
interrecurrentes que ya hemos analizado.

l. 4. Grado de conciencia.
Muchas veces vamos a encontrar pacientes que no son concientes de su estado
de alerta permanente. Cuando se trata de niños, ni siquiera los padres son
concientes de ello. Es necesario reconocer la hipervigilancia si queremos
abordarla. La observación de las funciones corporales es algo simple de hacer y
nos ayuda a que el propio paciente se permita dar cuenta de lo que su organismo
está haciendo.
A partir de esta observación, se va a lograr además aprender a reconocer el
lenguaje de los órganos y el objetivo que persiguen. Si las manos están frías es
porque la circulación se retiró de la periferia al centro para proteger a los órganos
internos. Tratar de calentar las manos a partir de la concentración en la
circulación es un ejercicio que nos puede ayudar. Lo mismo podemos decir sobre
disminuir la frecuencia respiratoria y cardíaca. Si prestamos atención y dirigimos
nuestra mente a estos objetivos, podemos colaborar sin demasiado esfuerzo a
corregirlos. En cuanto a la sequedad de las mucosas, tomar líquido a sorbos es
también una ayuda que por simple que parezca debe ser tenida en cuenta.
Es cierto que lo central es salir del estado que origina la hipervigilancia pero
inicialmente y hasta que lo logremos, la concentración en las manifestaciones
físicas es una gran ayuda.

l. 5. Buscar las causas.


Un animal en la selva sabe porqué se pone en alerta. Hay una situación que
amenaza su estado actual. Puede ser la presencia de un predador o una invasión
de territorio. También puede ocurrir que haya signos que el animal asocie a éstos
hechos u otros en los que se sienta en peligro.
Un ser humano puede ponerse en estado de alerta por multitud de causas. Las
mismas de los animales y otras de las que éstos jamás se percatarían. Un papel
con un escrito que un animal no entiende, para un ser humano puede ser
cuestión de vida o muerte. Una citación judicial, una carta de amor o de
despedida. Todo aquello que en la vida actual se quiere lograr o se teme perder
pasa a ser una fuente de amenaza. Los recuerdos, los sueños, la intervención de
los medios de comunicación, los horarios, las medidas políticas, los ataques
terroristas o las elecciones de dirigentes. Enumerar causas probables que nos
amenacen sería objeto de otro libro.
Lo que es cierto es que hay personas que poseen una estructura psíquica que en
sí misma es una amenaza. Cualquier cambio a su delicada situación en el mundo
les provoca tal incertidumbre que los puede llevar a sentirse una gacela frente al
más poderoso león. Hay personas que hacen de cualquier cambio un DHS y
entonces más que causas reales que los hayan llevado a la enfermedad,
debemos buscar el tipo de percepción que poseen de la realidad y ocuparnos de
ello.
En cualquiera de los dos casos, es imprescindible que la persona aprenda a
relacionar ciertos hechos con las reacciones físicas que llamamos de
hipervigilancia. Si cada vez que va al trabajo tiene diarrea, eso no debe pasar
inadvertido. Si la mayor parte de las veces que ve una persona, tiene taquicardia,
tampoco. Si en presencia de su jefe, sus manos se ponen frías. Si su respiración
se acelera cuando maneja. Esto no debe interpretarse como algo patológico sino
como una reacción excesiva ante situaciones que debe aprender a manejar de
otra manera.

l. 6. El entorno.
Muchas veces, vamos a encontrar una estructura psíquica saludable en un
entorno francamente enfermizo. Padres posesivos, parejas destructivas, trabajos
inseguros, son ejemplos de situaciones que debemos aprender a detectar para
cambiar. No le podemos pedir a una persona que cambie todo su entorno ni le
podemos exigir que se adapte sacrificando su salud. Es necesario hacer un
estudio de ese entorno y de la capacidad del paciente de poder salir de él o de
mejorarlo. No se trata de pedirle que se separe o abandone un trabajo a alguien
que se ha mimetizado de tal forma con su entorno que hacer eso signifique un
acto de autodestrucción.
Es imposible en una primera entrevista hacer esto y aquellos que lo hacen
exponen al paciente a una situación que puede empeorar su estado. Es
necesario saber lo que el paciente puede hacer en ese momento de su vida y no
dejarse guiar por supuestos consejos prácticos que surgen de una teoría y no de
lo que en realidad le sucede a esa persona.
Lo que es claro, es que si no se modifican algunas actitudes del entorno se
seguirán repitiendo, situaciones que lo hacen entrar en alerta, pudiendo alguna
de ellas desencadenar un conflicto biológico.
l. 7. El sentido biológico.
Entrar en simpaticotonía tiene el sentido de prepararnos para enfrentar
adecuadamente una situación de peligro. Si la circulación no se retirara de la
periferia, nuestros órganos no tendrían el suficiente aporte de oxígeno que
necesitarían para huir o atacar. La respiración rápida ya nos prepara para ello, al
igual que el aumento de la frecuencia cardíaca. El sentido biológico del estado de
alerta es estar aptos para enfrentar el peligro. Si conocemos esto y el paciente
aprende a detectarlo, irá advirtiendo que su organismo entra en estado de
simpaticotonía sin aparentes motivos para hacerlo. Tendrá la capacidad que le
da su conciencia (el estado neurológico que nos permite recibir un estímulo,
analizarlo y emitir una respuesta adecuada) de detener esa respuesta orgánica
ante la ausencia de desencadenantes.
A la vez, si ya ha aprendido a reconocer las causas externas, las del entorno y
hasta las de sus características personales que desencadenan estas respuestas,
podrá estar atento a las mismas para prevenirlas antes que actúen o para
desarmarlas cuando ya actuaron.
Imaginemos que una persona cada vez que su jefe lo llama para preguntarle
algo, desencadena una respuesta de simpaticotonía. Conoce la causa de la
realidad (el llamado de su jefe), las características suyas (su fragilidad frente a la
autoridad) y las de su entorno (su familia le dice que tiene que soportar el asedio
para mantenerlos). Aprende el sentido biológico (prepararse para no agredir al
jefe o salir corriendo) de su estado. Allí hay mucho trabajo por hacer. Debe
reconocer que en el llamado de su jefe hay algo que tiene que ver con el
examen, la puesta a prueba, la comprobación de su honestidad o capacidad,
que están en juego por su respuesta, pero que en el llamado en sí no hay nada
de esto. Que la supuesta causa de la realidad oculta otra causa, que hemos
llamado lo real de la realidad y que tiene que ver no con el llamado de su jefe
sino con sus características personales o las de su entorno. El pone en marcha
un mecanismo de defensa frente a un ataque que solo existe para él. Otra
persona a quien su jefe llame podrá ponerse inquieto pero jamás desencadenará
un estado orgánico como el que el paciente sufre. En algún momento, el llamado
podrá ser tan sorpresivo que comenzará a tener características de DHS y el
órgano no soportará tanta tensión.
Una vez reconocido que la causa de la realidad solo oculta una causa que tiene
que ver con él o su entorno, deberá aprender a modificar la percepción de esa
causa. Ligará el llamado de su jefe a su fragilidad frente a la autoridad o a la
exigencia de su familia de que siga soportando y el llamado en sí perderá el
poder de causa. Será como ir iluminando una escena en donde las sombras de
las sillas parecían ladrones y las de los cintos, víboras. Cuando la persona
reconozca su fragilidad frente a la autoridad, dejará de proyectar en su jefe la
causa de todos sus males y se ocupará de modificar su fragilidad. Podrá hablar
de ello y no de la maldad de su jefe y eso le permitirá ir encontrando salidas
mucho más saludables a su problema. Por ejemplo, si es capaz de superar su
fragilidad o si debe buscar un trabajo distinto. Hay personas que han anulado
toda su creatividad por no hacer ninguna de las dos cosas y quedarse luchando
contra el otro. Pierden toda su energía en esa lucha que oculta un aspecto que
nunca se animaron a trabajar. Cuando entienden el sentido de ataque o huida
que sus órganos le están marcando cada vez que su jefe lo llama, comienzan a
trabajar el para qué la vida los ha puesto en esa encrucijada. En el sentido de
aprendizaje de las situaciones que nos tocan vivir. En la necesidad que tenemos
de superar esas situaciones para recuperar lo que somos y para qué vivimos.
Cuando estemos frente a alguien que desencadena esa hipervigilancia que no lo
deja ser feliz, preguntémosle cual es el sentido de su vida. Qué piensa él sobre el
motivo por el cual debería vivir. Es llamativo como las personas pierden el rumbo
de su existencia en la lucha por la supervivencia diaria.

:::. El trabajo sobre los rieles I .:::

El trabajo sobre los rieles II

l. 8. Las intervenciones sobre lo real.


Sabemos ya que las causas probables de la realidad tienen mucho de ella pero
algo de lo real, es decir, de aquello que el paciente no ha percibido y sin embargo
actúa. Intervenir sobre la realidad implica poder actuar sobre aquello que el
paciente percibe que le pasa y también sobre aquello que no percibe pero que lo
afecta.
Podemos decir sobre dos etapas:
1) Aquella parte de la realidad que el sujeto percibe: la conciencia de su
estado de alerta y las causas probables que él relata.
2) Aquella parte de la realidad que aún no percibe: las características de su
personalidad que convierte los hechos en situaciones desencadenantes,
las actitudes de su entorno que favorecen lo anterior y el sentido biológico
de la simpaticotonía.

Sobre cada uno de estos elementos, debemos intervenir para ayudar a curar.

l. 9. La conciencia.
El trabajo que proponemos lo llamamos la lectura de los órganos. Se trata de
enseñarle a reconocer la forma y la función de cada órgano y a detectar cuado y
porqué se altera. Habitualmente si la persona consulta por una enfermedad de
determinado órgano se comienza con ese órgano. Tomemos el ejemplo de un
paciente que consulta por nódulos en el hígado. Se le pide que dibuje el órgano y
además que lo ubique en otro dibujo que hace de su esqueleto. La lectura de ese
dibujo nos ayuda a ir reconociendo qué conciencia tiene él de su órgano
enfermo. Si lo dibuja chico o grande, si le da color, si lo ubica en su lugar o se
equivoca. Todo ello nos habla de un conocimiento con errores o inclusive un total
desconocimiento que es necesario abordar. Luego se le pide que relate la
función del hígado. Muchas veces, los pacientes no tienen idea de para qué sirve
su órgano enfermo y si pretendemos que la curación sea producto del mismo
paciente esto no es un dato menor. Una vez escuchado lo que dice sobre la
función de su órgano, se le explica la función biológica a partir de lo que hemos
llamado la ficción biológica, es decir, como nació el órgano y en qué
circunstancias se necesitó su presencia. Al hablar del hígado, rescataremos su
función de reserva de alimentos y energía pero también su capacidad de
convertir en algo útil aquello que se incorpora. Todos estos datos son aportados
para que el paciente vaya tomando conciencia de la lógica a la que su órgano
enfermo responde cuando hace nódulos. Se le explica qué es un nódulo y su
natural evolución. Si esto no se hace, podemos poner toda la biología en contra
del hígado ya que los demás órganos responderán al miedo a morir o a no
curarse.
Inmediatamente a esto, es necesario abordar la lógica de la simpaticotonía y
aprender a reconocerla, tanto en el hígado como en el resto del organismo.
Como la función del hígado es interna, se recurre a un ejercicio de visualización
dirigida, en donde se le pide que imagine al órgano (que ya fue dibujado y
descrito) rodeado con cercas que impiden la llegada de los alimentos a través de
la sangre. Solo pocos de ellos pueden saltar la cerca. Le pedimos que observe
como las células del hígado intentan aprovechar ese escaso alimento al máximo
y se reproducen, se hinchan y se ramifican. En esta primera etapa de la
visualización le hacemos tomar conciencia del comienzo de la formación de los
nódulos. Luego le pedimos que se abran puertas en las cercas para que la
sangre llena de alimentos vuelva a pasar y que observe cómo esos nódulos se
van secando, deshinchando y volviendo a sus lugares. Le pedimos luego que
dibuje la visualización, escriba algo sobre ella o haga una canción que la
describa. Esto y decenas de técnicas distintas, es solo para tomar conciencia del
estado de alerta de su órgano. No pretendemos que se produzca la curación con
la visualización. Solo la toma de conciencia de qué es lo que está pasando.
Se trabaja además con los signos generales de la simpaticotonía para que el
paciente los conozca. Manos frías, dilatación de la pupila, taquicardia, taquipnea.
Esos cuatro signos se aprenden a reconocer y a estar atentos a ellos ya que
describen que el paciente está en alerta. La atención y la observación sin
intención de modificarlos los corrigen espontáneamente. Debemos aprender a
observar sin crítica. Solo observar. Si se pone la atención suficiente y no se la
interrumpe con intenciones, lo biológico se corrige espontáneamente.

l. 10. Las causas probables.


Cuando un estado orgánico aparece poco tiempo de sufrir una crisis, es lógico
relacionar ese estado a esa crisis. Esto es lo que llamamos relación temporal. Si
una mujer joven y diestra tiene un cáncer de mama derecho y tres meses antes
de ser diagnosticada, sufrió el engaño de su esposo, todos, hasta ella misma
relacionarán ese hecho con la aparición del cáncer. Distinto es el caso de un niño
de nueve años al que se le diagnostica un sarcoma en el cerebro y tanto él como
los padres no advierten ningún hecho que puedan relacionarlo. Pero ese es un
tema que veremos más adelante. Por ahora nos quedamos en la intervención
sobre aquellos sucesos que el paciente ha percibido y va a relatar. Es cierto que
muchas veces ocurre que solo un buen interrogatorio hará surgir alguno de sus
hechos. No todos los pacientes tienen un grado suficiente de análisis para
relacionar su estado con algún hecho. Y muchos hay que lo relacionan con los
hechos equivocados. En este sentido, el terapeuta solo puede abordar lo que
dice el paciente. Ya veremos que las causas pueden inventarse. Pero aquí
estamos hablando de las causas que el paciente percibe. Los llamados hechos.
Hamer le da un valor fundamental a descubrirlos. En la MPB, le damos valor
anecdótico ya que fijamos nuestra atención en la percepción que el paciente
tiene de estos hechos y en los elementos no percibidos de la realidad (aquello
que llamamos lo real de la realidad).
Esto no significa que no escuchemos la teoría del paciente. Pero sepamos que
en general es un discurso sobre la verdad y de él debemos escuchar lo que no
dice y lo que no sabe.
Cuando abordemos las causas probables de una enfermedad, debemos saber
que el paciente ya puede tener una historia sobre ello o por el contrario, no tener
la más mínima idea de ninguna relación. Por eso, al preguntar si ha habido
situaciones o hechos desencadenantes, lo haremos sabiendo que las primeras
respuestas pueden estar influenciadas por la sorpresa de la pregunta o por la
propia teoría del paciente. También ocurre que los acompañantes del paciente
suelen tener sus propias teorías motivadas muchas veces por la propia relación
que tienen con la persona enferma.
Lo cierto es que si logramos detectar causas probables de la enfermedad, es
necesario actuar sobre ellas. Una de las formas de hacerlo es enseñar al
paciente a relacionar esos hechos con su enfermedad. Este aprendizaje no es
teórico sino condicionante. Así como existe el aprendizaje condicionado existe el
des acondicionamiento de un aprendizaje. El primero lo ha realizado la biología
durante millones de años, asociando una respuesta biológica a una amenaza a la
supervivencia. El segundo lo puede realizar cada ser humano, inactivando una
respuesta biológica aprendida a través de la supresión de la amenaza y
activando un nuevo condicionamiento. Lo que trabajamos es el aprendizaje de
formas saludables de reaccionar ante las situaciones que activaron amenazas a
la supervivencia. Las llamamos saludables porque son las que van a permitir
desactivar los programas biológicos, es decir lo que llamamos enfermedad.

l. 11. Las características de la personalidad.


Cuando hablamos de las causas probables, estamos hablando de la realidad
externa. Cuando hablamos de las características de la personalidad del paciente
que percibe la realidad, hablamos de una realidad interna. En la MPB hemos
clasificado, en base a los trabajos sobre la amenaza a la supervivencia, esa
forma de percibir la realidad en cuatro estilos:
1) El ataque. Todo lo que percibe como amenazante lo lleva a atacar.
2) La huida. Todo lo que percibe como amenazante lo lleva a huir.
3) La inmovilidad. Todo lo que percibe como amenazante lo lleva a quedarse
quieto.
4) El sometimiento. Todo lo que percibe como amenazante lo obliga a
sentirse sometido.
Estas cuatro características las unimos a los roles biológicos que ya hemos visto
(territorial, proveedor, macho dominante, hembra dominante, macho secundario,
hembra asistente, homosexual masculino y homosexual femenino).
A partir de estos estilos y roles que surgen de la psicobiografía y del trabajo en
las entrevistas, aparecen las características biológicas de la personalidad. Es
esto lo que nos interesa para poder desarmar la forma en que se armó la
enfermedad.
1) territorial que ataca, que huye, que se inmoviliza o que se somete.
2) proveedor que ataca o que huye.
3) macho dominante que ataca o que huye.
4) macho secundario que ataca, huye, se inmoviliza o se somete.
5) hembra dominante que huye o ataca.
6) hembra asistente que huye, ataca, se inmoviliza o se somete.
7) homosexual masculino que ataca, huye, se inmoviliza o se somete.
8) homosexual femenino que ataca, huye, se inmoviliza o se somete.

Territorial: su característica es el reconocimiento del otro. La enfermedad es


localizada.
Proveedor: su característica es la posesión del otro. La enfermedad es sistémica
o invasiva.
Macho dominante: su característica es ser el primero. La enfermedad puede ser
localizada o invasiva.
Macho secundario: su característica es no aceptar ser el primero. La enfermedad
puede ser localizada o sistémica.
Hembra dominante: su característica es ser la primera. La enfermedad puede ser
localizada o invasiva.
Hembra asistente: su característica es no aceptar ser la primera. La enfermedad
puede ser localizada o sistémica.
Homosexual masculino: su característica es no aceptar la ley. La enfermedad es
sistémica.
Homosexual femenino: su característica es no aceptar el instrumento de la ley.
La enfermedad es localizada.

Ataque: inflamación, nódulo canceroso.


Huída: necrosis, úlcera cancerosa.
Inmovilidad: parálisis.
Sometimiento: quistes, enfermedades mentales.

Todas estas características nos van acercando a esa realidad interna que
percibe los sucesos y que nos permite entender desde la psicobiología como se
arma un riel secundario que activa una enfermedad. Si nos quedáramos con que
una palabra, un olor o un sueño lo pueden hacer, poco podremos trabajar sobre
ello. Al entender este modo de percibir y actuar sobre la realidad, estamos
construyendo una forma distinta de abordaje.
A todos estos elementos, debemos sumarle el trabajo con los arquetipos
celulares y de conducta que ya nos acercan al sentido biológico y a las causas
simbólicas.

Arquetipo de célula madre nutritiva: su característica es dar sin recibir. La


enfermedad es proliferativa.
Arquetipo de célula madre protectora: su característica es recibir y guardar. La
enfermedad es ulcerada.
Arquetipo devoradora: su característica es destruir. La enfermedad es invasiva.
Arquetipo de célula suicida anómica: su característica es haber perdido las
normas. La enfermedad es mental.
Arquetipo de célula suicida egoísta: su característica es la omnipotencia. La
enfermedad es la autoagresión.
Arquetipo de célula suicida altruista: su característica es el abandono. Las
enfermedades son la disfunción y la parálisis.

Arquetipo de niño herido: su característica es la rabia, la dependencia y la


ingenuidad. Se relaciona con el arquetipo de célula madre nutritiva y devoradora.
Arquetipo de víctima: su característica es la sensación de abandono y el reclamo.
Se relaciona con la célula madre protectora.
Arquetipo de saboteador: su característica es la dificultad ante los cambios y la
creación de trampas para no hacerlo. Se relaciona con la célula suicida altruista.
Arquetipo de prostituta: sus características son la necesidad de agradar y la
servidumbre. Se relaciona con la célula suicida anómica y con la egoísta.

El último elemento que hemos registrado para acceder a la realidad interna


capaz de generar un riel secundario, es el mandato generacional. Cada hoja
embrionaria es habitada por un mandato.
Endodermo: aceptar a los anteriores con amor.
Mesodermo antiguo: defender lo recibido.
Mesodermo moderno: continuar la historia.
Ectodermo: ejercer la autoridad.

Todos estos temas los hemos abordado a lo largo del libro y al exponerlos juntos
aquí pretendemos esquematizarlos para entender qué es un riel secundario.
Recordemos que para abordarlo aún nos falta describir junto a las características
de la personalidad, las actitudes del entorno, el sentido biológico del estado de
alerta, las causas simbólicas y las causas que solo la célula conoce.
Por ahora digamos que estas características psicobiológicas nos posicionan
rápidamente sobre lo que podemos ir haciendo. Imaginemos que consulta una
persona adulta, varón y con diagnóstico de tumor en intestino grueso. Si
utilizamos los esquemas anteriores construímos un rápido posicionamiento que
nos ayudará a buscar la armadura de su enfermedad.
El comportamiento biológico es de ataque (las células van hacia delante) usando
probablemente el arquetipo de madre nutritiva (dan sin recibir). Su arquetipo de
conducta es el niño herido (dependiente, ingenuo y con mucha rabia) y el
mandato generacional que no ha sido cumplido es el de aceptar con amor lo
anterior. Con estos elementos vamos armando la psicobiología de la
enfermedad. Nos hace falta saber si es un territorial o un proveedor ( si la
enfermedad está localizada es territorial) y si es un macho dominante o
secundario.
Todas estas conductas psicobiológicas deben ser tenidas en cuenta para ir
desarmando las características de la personalidad que arman la enfermedad. El
abordaje contempla el trabajo sobre cada una de ellas. Al niño herido se lo
confrontará con el niño mágico. Al ataque con la inmovilidad. A la célula madre
nutritiva con la protectora. Al mandato no cumplido con el acto arquetípico que lo
cumple. Todo ello es trabajar sobre los rieles secundarios.

l. 12. Las actitudes del entorno.


Desde la MPB el entorno que rodea al paciente es fundamental para su curación.
Y lo es porque no solo nos importa el sentido de la enfermedad, es decir, el
objetivo biológico que persigue la célula y el órgano cuando hace un tumor, una
úlcera o una parálisis, sino que trataremos de aclarar desde que relaciones
básicas se desarrolla la existencia. Es claro que una relación violenta orientada
por el instinto de muerte no puede tener las mismas necesidades ni los mismos
objetivos en su vida que una relación cooperativa y armónica.
Si bien todos los seres humanos no somos iguales, debemos coincidir en que
nuestra naturaleza debe ser similar o por lo menos que un aspecto de esa
naturaleza ha predominado en los últimos diez mil años ya que en aquella época
los grupos humanos no convivían en número mayor de treinta y actualmente
logran hacerlo por millones. Si lo han logrado es porque una supuesta violencia
innata no los ha hecho eliminar entre sí y lo que ha prevalecido es la convivencia.
Pero lo que es más importante aún es el mensaje que desde la unidad de vida,
es decir, desde la propia célula, recibimos desde hace millones de años. Leamos
lo que dice A. Montagú: -La fuente de la sociabilidad de todas las criaturas
vivientes, se origina en el organismo vivo. Todas las células provienen de otras
células. No pueden nacer de otra manera. Se logre por división asexual o por
conjugación sexual, el proceso es de interdependencia entre las células-.Todos
los tejidos de cada organismo -recuerdan- siempre esta situación de
interdependencia.-
Esto se sabe desde hace mucho tiempo. Ya en 1894, el embriólogo Wilheim
Roux, separó las células de un huevo de rana y colocó las células separadas en
agua a una cierta distancia entre ellas. Las células fueron acercándose
espontáneamente hasta establecer contacto entre sí.
Las palabras de Montagú nos remiten inmediatamente a Hamer, en donde los
órganos -recuerdan- las amenazas a la supervivencia que vivieron hace millones
de años y actúan como lo hicieron en ese momento, reproduciendo células que
intentarán superar esa amenaza.
La experiencia de Roux nos recuerda el conmovedor dilema que se le planteó a
Einstein cuando no pudo explicar que dos fotones nacidos juntos y luego
separados, siempre buscaran unirse aún a kilómetros de distancia.
Debemos entender que lo que sucede en la vida, siempre guarda relación con las
características de la vida misma. La enfermedad, que es algo que sucede
frecuentemente en la vida, tiene que ver con la naturaleza humana, que tiene la
misma esencia que la naturaleza de la vida. Y este es el propósito de demostrar
que lo que llamamos enfermedad, y que muchas veces, nos lleva a la muerte, no
es siempre la expresión de la lucha por la supervivencia (que es lo que dice
Hamer). Es el accionar frecuente y en todos los ámbitos de la vida de relaciones
que van en contra de la naturaleza humana. Que ha sido el apartarnos de
nuestra naturaleza lo que nos ha llevado a un mundo lleno de enfermedades. Y
que solo recuperando nuestra naturaleza, podremos abordar la enfermedad con
la absoluta certeza de estar en el camino correcto.

:::. El trabajo sobre los rieles II .:::

El trabajo sobre los rieles V

ll. 1. El trabajo con el sentido biológico.


Este quizás sea uno de los temas más importantes para entender el concepto de
riel secundario.
Cuando aparece una enfermedad, todo el trabajo anterior es valioso pero si no
entendemos el concepto de sentido biológico, nada servirá.
Nosotros hemos dicho que en las enfermedades comunes el sentido es de
supervivencia y en las enfermedades arquetípicas, este sentido no existe,
predominando la denuncia del órgano y de la célula por sufrir un incumplimiento
de los mandatos generacionales.
Este incumplimiento puede ser de la persona, de sus ancestros o inclusive de
alguien muy querido a quien se sustituye en la enfermedad.
Lo importante es entender que este sentido de solucionar una amenaza a la
supervivencia o de denunciar un incumplimiento, se va a realizar con
instrumentos de la historia que sirvan para ese objetivo.
Las tres preguntas básicas que deben hacerse son:
1) qué soluciono con el síntoma que genera la enfermedad.
2) Que denuncio con el lenguaje de la célula.
3) A quien se lo soluciono o a quien estoy denunciando.

Veamos un ejemplo sobre esto. Un niño hace un sarcoma en la cara. Lo primero


que debo preguntarme como terapeuta de la MPB es si ese sarcoma está
solucionando o denunciando algo del niño o de sus padres. Un sarcoma es un
endurecimiento pero sobre todo un agrandamiento, un tumor. Si está en la cara,
lo que va a provocar es llamar la atención por el agrandamiento y la deformidad
de la misma pero también va a evitar que esa cara sea tocada, golpeada.
Muchas veces, los mismos médicos se niegan a hacer punciones por el peligro
de -despertar- el tumor. Tenemos que detectar si con esa conducta biológica está
solucionando algo (que no le peguen más allí) o si está denunciando algo (que
alguien le pegó allí). Pero también tenemos que detectar si esa solución o
denuncia se refiere a él mismo o a uno de sus seres más queridos. Si aceptamos
la propuesta de Hamer (que toda enfermedad intenta la solución) solo habrá que
esperar. Si aceptamos la propuesta de la MPB (que se está denunciando un
incumplimiento) si no trabajamos sobre ese incumplimiento no habrá curación.
En el caso de que esté denunciando algo que no es de él, tenemos que indagar
si alguno de los padres fue golpeado en la cara, en la zona en donde se
encuentra el tumor ya que si así fuera, el niño estaría haciendo una denuncia de
un hecho que no es de él. Esto es importante porque si no se trabaja sobre el
padre golpeado, el niño no se curará. Es el padre o la madre quien debe registrar
la relación entre el sarcoma de su hijo y el golpe que recibió. Si no se separa de
la persona que la golpeó, el niño seguirá haciendo el sarcoma.
En una gastritis (enfermedad común) el sentido es de supervivencia, es decir de
solucionar algo. Pero al igual que en una enfermedad arquetípica puede tener
que ver con él, sus ancestros o sus seres queridos. Lo único que lo diferencia es
que aquí siempre se busca una solución. El dolor lo hace doblar y se somete. El
espasmo del estómago impide que entre más comida y adelgaza, volviéndose
más liviano. El ardor sube y le impide hablar. Se cierra así a la comunicación y a
la incorporación que lo daña. Se inmoviliza. Se somete. Todo para no seguir
dañándose.
El dato fundamental para saber si la solución o la denuncia se refieren al
paciente o a un semejante es el grado de conciencia que tiene el enfermo sobre
el sentido de sus síntomas. Si lo desconoce, es muy probable que el conflicto no
le pertenezca aún cuando relate hechos desencadenantes concretos.

ll. 2. Las causas simbólicas.


Cuando hablamos de causas simbólicas hablamos de asociaciones con otros
hechos, palabras, lugares, olores, recuerdos. Es el mecanismo del deslazamiento
del significado de lo que ocurre (metáfora) o del significante que lo transporta
(metonimia).
En un libro que publicamos en el año 2000, hablábamos de los trabajos de un
psicólogo americano llamado Le Shan. Allí se exponían las estadísticas
realizadas por este investigador sobre el origen del cáncer. Ellos concluían en la
existencia de una pérdida primaria en los primeros años de vida y la presencia de
un hecho desencadenante que rememoraba esta pérdida, activando la
enfermedad.
Hamer no suele hablar de los conflictos primarios. Tampoco de los ancestrales.
Le da una gran importancia a lo que él llama DHS que son los sucesos
desencadenantes.
En la MPB, los conflictos primarios tienen un valor significante. Creemos que en
los primeros siete años de vida se desarrollan la mayoría de estos conflictos pero
los ocurridos luego de esa edad también pueden ser importantes.
Los conflictos primarios no son biológicos ni psicológicos. No son biológicos
porque no han desencadenado programas cerebrales de supervivencia
(enfermedades orgánicas). No son psicológicos porque la estructura psíquica aún
no está completa. Pero a la vez, tienen características de ambos; intentan
solucionar o denunciar algo y lo hacen con un aumento de la tensión psíquica.
Estos conflictos primarios pueden ocurrir en la gestación, durante el parto, en los
primeros años de vida o en cualquier momento de la existencia.
Se relacionan en general con los períodos de la vida en los que se produce una
pérdida o frustración.
Una mujer con diagnóstico de cáncer de mama derecha me consulta
contándome con pormenorizados detalles la causa de su cáncer. Según ella
todo giraba en relación a una pareja que la había maltratado. Ella tenía muy en
claro que su cáncer había sido originado por la relación con esta pareja de la que
se había separado seis años antes de la aparición del bulto en la mama. El
tiempo transcurrido entre la separación y la detección del bulto era demasiado.
En general las lesiones ductales aparecen entre los seis a doce meses de la
separación.
Buscamos el conflicto desencadenante que tenía que haber sucedido en los
meses previos. Ella cuenta que luego de la separación se va a vivir con una
amiga y allí se siente protegida. Pero hace ocho meses decide ir a vivir sola en
un departamento. Refiere que esa época la vivió con mucha tristeza y sensación
de desamparo. Hubo varios hechos de llamadas telefónicas que se cortan y
timbrazos en su casa a la madrugada. Todo lo relaciona con su ex pareja.
También relata un intento de robo en plena calle.
Allí estaban los hechos desencadenantes, que no eran ni las peleas con el novio
ni la separación de él como hecho de solución biológica, sino la vuelta
permanente a sentirse amenazada, lo que la hacía entrar y salir del conflicto de
desprotección.
Aquí debemos hacer tres relaciones.
Significante- significante.
Significado- significado.
Relación- relación.

ll. 3. Significante-significante.
Cuando tenemos un órgano enfermo (mama) a ese órgano lo llamamos
significante. Debemos encontrar el otro significante que siempre es una mama.
Podríamos decir una mama primaria. (o el lugar que luego va a ocupar la mama).
Le preguntamos al paciente si recuerda durante sus primeros años de vida algún
hecho en donde la mama jugó algún papel. Habitualmente aquí se produce una
especie de iluminación en el paciente porque toma conciencia de que algo le
pasó en la mama alguna vez y que eso puede tener relación con lo que le está
pasando ahora. Nuestra paciente recordó dos hechos. El primero a los siete años
Un tío le acariciaba el pecho y ella lo recuerda como un abuso. Allí aparece un
conflicto primario que como dijimos ni es un conflicto biológico ni es un conflicto
psicológico. Es una marca. Una aumento de tensión celular que no logra
descargarse y que se acumula allí como tensión en espera. Cuando aparece un
desencadenante, éste puede no ser tan brutal como dice Hamer, ya que aquí lo
que hizo nacer el cáncer fue la repetición de recuerdos de amenaza cuando ella
vivió sola. La relación es entre el significante mama de los siete años y el
significante mama de los treinta dos años que estaban en juego a partir de la
escena del tío abusador. La mama como coraza.

ll. 4. Significado-significado.
Para entender la anterior relación, es necesario conocer el lenguaje de los
órganos. En el caso de la mama, ella tiene tres discursos:
1) el de la nutrición: produce leche para alimentar a la cría o a quien lo
necesite, incluso ella misma.
2) El de la protección: es una coraza y la mujer debe poner el pecho para
defenderse.
3) El de la atracción: se muestra, se oculta. Acerca a los otros pero a la vez,
puede poner distancia.

Volvemos al conflicto primario. Debemos aprender a relacionar los sucesos


actuales con los de aquel conflicto primario en donde en ambos algo pasó en
relación a la nutrición, a la protección o a la atracción. Le pedimos a la paciente
que recuerde vivencias negativas de cada uno de estos discursos. Con respecto
a la nutrición, pensó en la mala leche. Con respecto a la protección pensó en el
padre (pensemos que el padre siempre tiene que ver con la mama derecha de la
mujer) y en los golpes que le daba de niña. Con respecto a la atracción, trajo a su
recuerdo la vergüenza.
Todos estos elementos son primarios y son aquellos que se van a relacionar con
los mismos significados de la persona adulta que se enferma. En la relación con
su ex pareja aparecieron todos estos significados y en el año que vivó sola todos
ellos se reactivaron por la desprotección que sentía.

ll. 5. Relación- relación.


Aquí aparecen todos los hechos que estaban presentes cuando se establecieron
las dos relaciones anteriores entre significantes y significados. El abuso, la
vergüenza, el silencio, la leche, el endurecimiento, la distancia, los golpes y todo
aquello que en el relato del paciente se debe ir anotando para ir construyendo
esta delicada relación entre los factores desencadenantes y los conflictos
primarios.
Allí aparecen también los padres, los abuelos, los hijos, los hermanos. Aquellos
seres por los cuales la paciente puede estar haciendo esa enfermedad para
solucionarles algo a ellos y no a sí misma.
Allí apareció la madre (la mama) que era golpeada por el padre en el tórax y ella
estaba haciendo ese endurecimiento para que su madre pudiera defenderse
mejor. No era el pecho de su madre quien se endurecía sino el de ella. Es que en
esta dimensión de la relación- relación se juega un aspecto que hemos llamado
mimetismo y es donde la paciente toma el órgano de un ser querido y lo hace
suyo.
Allí aparece lo que en psicoanálisis se llama goce. La paciente establece una
relación con un órgano robado a un ser amado. Y establece en ese órgano lo que
la medicina llama enfermedad pero que nosotros ya sabemos es el intento
desesperado de solucionar o denunciar lo que al portador original de ese órgano
le pasa. Aquí está en juego el sacrificio. -Mejor que me pase a mí y no a ti-. La
mama robada a la mamá es la solución que la hija encuentra.

:::. El trabajo sobre los rieles V .:::

El trabajo sobre los rieles VI

lll. 1. Las causas que solo la célula conoce.


Aquí entramos en el terreno de lo real de la realidad. Eso está en las células.
Los hemos llamado mandatos generacionales. Ordenes que se transmiten de
generación en generación resguardando la continuidad de los principios de la
naturaleza humana.
Los consideramos en el trabajo sobre los rieles secundarios ya que se puede
actuar sobre ellos como elementos que inciden en la evolución de lo que se llama
habitualmente enfermedad.
En este trabajo deben considerarse dos aportes:
1) la íntima relación entre los mandatos y las hojas embrionarias.
2) La acción celular que representa a la hoja embrionaria.

lll. 2. La relación con la embriología.


Cada mandato trabaja sobre una hoja embrionaria y por lo tanto sobre cada uno
de los órganos que de ésta derivan. El Ideal de supervivencia hace que todos los
tejidos derivados del endodermo se relacionen con el mandato de aceptar con
amor a los anteriores. Esto no es casual sino que obedece a las leyes de
incorporación, asimilación y eliminación que son la función de los órganos
endodérmicos. Todos estos órganos tendrán que ser trabajados desde la
aceptación de lo anterior:
Alvéolos pulmonares.
Amígdalas.
Apéndice y ciego.
Boca (submucosa).
Colon.
Duodeno (excepto el bulbo).
Epiplon.
Esófago (tercio inferior).
Estómago (curvatura mayor).
Faringe.
Hígado (parénquima).
Hipófisis.
Intestino delgado.
Glándulas lacrimales.
Oído medio.
Ombligo.
Ovarios.
Paladar.
Páncreas (parénquima).
Paratiroides (parénquima)
Parótida.
Recto superior.
Sigmoides.
Sublinguales.
Testículos.
Tiroides (parénquima)
Trompas de Eustaquio.
Trompas uterinas.
Tubos colectores de riñón.
Útero (mucosa del cuerpo).
Vegetaciones adenoideas.
Vejiga (mucosa).

Los siguientes órganos tendrán relación con el mandato de defender lo que se le


ha dado (el organismo y la cría) y todo aquello que de estos derivan. Se trata de
los órganos mesodérmicos antiguos que son aquellos que nos protegen de los
ataques externos. Son los siguientes:
Dermis.
Pleura.
Peritoneo.
Pericardio.
Glándulas mamarias.
Meninges.
Escroto.

Los órganos que derivan del mesodermo moderno guardarán una íntima relación
con el mandato generacional de ser fiel a la propia historia. Se refiere a los
tejidos de sostén que justamente son los que permiten la estructura para
continuar. Son los siguientes:
Arterias.
Articulaciones.
Bazo.
Corazón.
Corteza suprarrenal.
Dientes.
Ganglios linfáticos.
Gónadas (intersticios).
Hipodermis.
Huesos.
Músculos lisos.
Músculos estriados.
Riñón (parénquima).
Sangre.
Tejido cartilaginoso.
Tejido conjuntivo y adiposo.
Tendones.
Útero (músculo liso).
Vasos linfáticos.
Venas.

El cuarto mandato generacional es debes ejercer con autoridad lo que tienes y lo


que eres. Ordena a los órganos derivados del ectodermo que son aquellos que
se relacionan con el exterior y marcan el territorio. Son los siguientes:
Arterias coronarias.
Boca (mucosa).
Bronquios.
Bulbo duodenal y píloro.
Cabellos y uñas.
Conductos biliares.
Conductos galactóferos de la mama.
Córnea.
Dientes (esmalte).
Epidermis.
Esófago (parte alta).
Estómago (curvatura menor).
Lacrimales (conductos).
Laringe.
Nariz (mucosa).
Nervios (vaina).
Oído interno.
Olfato.
Páncreas (células alfa y beta).
Parótida (conducto excretor).
Párpados.
Placa neuromotriz.
Recto inferior.
Retina.
Riñón (cálices).
Senos nasales.
Sublingual (conductos).
Tálamo.
Tiroides (canales excretores).
Uréter.agina.
Vejiga (mucosa).
Venas coronarias.
Útero (cuello y orificio).
Vagina.
Vesícula seminal.

lll. 3. La acción celular.


Si bien hemos trabajado las conductas celulares de distintas enfermedades, aquí
solo describimos las del cáncer. Ellas son:
1) falta de maduración o en lograr su función específica. Es la función que
más hay que trabajar en las enfermedades de los órganos endodérmicos.
Está denunciando el exceso de especificidad en que se han visto los
órganos. Incorporar, asimilar, eliminar. El trabajo consiste en abrir el
horizonte y lograr una apertura a otras funciones que hagan descansar a
los órganos. Lo que se ha cuestionado es el mandato de la aceptación.
2) Pérdida de la inhibición por contacto. Se refiere al comportamiento celular
de no aceptar el freno que le propone la célula semejante. Es la función
que más hay que trabajar en los órganos mesodérmicos antiguos. Está
denunciando el exceso de límites a partir de la función de coraza de éstos
órganos. Hay que trabajar el concepto de huída y de lugar seguro. Lo que
ha sido cuestionado es el mandato de la protección.
3) Potencial ilimitado para dividirse. Son células que pueden seguir
creciendo permanentemente pero justamente porque no maduran. Son
eternamente jóvenes. Están denunciando el exceso de responsabilidad y
de cargar con los errores de los otros. Es la función que más hay que
trabajar en los órganos mesodérmicos modernos en donde asienta la
estructura, el sostén pero también la posibilidad de continuar. Lo que ha
sido cuestionado es el mandato de la fidelidad.
4) Impermeabilidad de la membrana. No hay comunicación con el entorno.
Se aíslan. Es la función que más hay que trabajar en los órganos
derivados del ectodermo, que es la hoja embrionaria de la comunicación.
Lo que ha sido cuestionado es el mandato de la autoridad.

:::. El trabajo sobre los rieles VI .:::

Esquema de abordaje terapéutico

Esquema de abordaje terapéutico.


1) Ficción evolutiva.
2) Descripción de la función del órgano.
3) Ficción animista.
4) Características personales.
5) Sucesos previos.

6) Arquetipos celulares y de conducta.


7) Mandatos generacionales.
8) Actos arquetipos.
9) La acción médica sobre la lesión.

Ficción evolutiva.
Se trata de entender en qué momento y para solucionar qué situación nació el órgano
enfermo. Se aborda también la función general de la hoja embrionaria de la que nace.
Los ejemplos que vamos a dar siempre se referirán a pulmón. Aquí aportamos su origen a
partir de la necesidad biológica de captar oxígeno del aire al salir del agua por falta de
alimentos. La función general de la hoja embrionaria de la que deriva (el endodermo) es la
búsqueda, incorporación, asimilación y eliminación de la presa (ya sea aire o alimento). Si
no se produce la incorporación de oxígeno, el ser vivo muere. Esta ficción concluye con el
concepto de la enfermedad como repetición de ese momento evolutivo; la dificultad en la
incorporación del aire (de forma sorpresiva, dramática y en soledad) activa un programa
cerebral para resolver esa dificultad en la supervivencia.

Descripción de la función del órgano.


Se le da la información general al paciente sobre la función del órgano e inmediatamente
se le pregunta qué otras funciones cree que ese órgano tiene. Aquí observamos los errores
y las omisiones en el habla del paciente.
En el pulmón: captar el aire. Intercambiar el oxígeno en el tercio inferior con el bióxido
que viene de las venas. Hacerlo a través de un mecanismo de respiración que es alternado
con entradas y salidas. Ser un órgano pasivo que depende de la función de los músculos
respiratorios. No tolerar la espera de esa función (si no se respira, se muere). Trabajar con
un elemento inmaterial (el aire). No poder filtrar lo que entra. Establecer una permanente
comunicación con el medio. Desechar lo usado. Se detectará lo que no sabe el paciente y
aquello en lo que se equivoca (puede decir que es un filtro o que es un motor). Puede
olvidarse de decir, que si falta oxígeno hay asfixia y desesperación. Estos equívocos nos
van marcando qué aspectos de la función del órgano tienen que ver con el desarrollo de la
enfermedad.

Ficción animista.
Aquí se presenta el traslado de todas estas funciones descriptas a la dimensión de los
significados que aporta el lenguaje. No solo se hace uso de las llamadas metáforas sino
también de las metonimias, o sea el juego con los fonemas.
En el pulmón: el miedo brutal (quedarse sin aire) la impaciencia, todo tiene que ser ya
(inmediatez). Las pérdidas, lo que se desecha (el ritmo de entrar y salir). La dependencia,
la espera de la ayuda de los otros (pasividad). El contacto con lo espiritual (la
inmaterialidad). La incapacidad de absorber alguna información (el no tener filtros). La
relación con el pasado (el intercambio con lo que ya se usó). La comunicación con el
entorno (la entrada del mismo aire que usan todos). La invasión del espacio o territorio
propio (asfixia). En esta ficción animista se rescata la descripción que hace el paciente. Si
dijo que es un filtro, se da énfasis a este error en relación a la exigencia que se le está
dando a un órgano que no es capaz de filtrar. Si dijo que es un motor, se menciona la
exigencia de una actividad que no tiene. Los distintos significados del órgano enfermo
que el lenguaje aporta, son utilizados para entender el desarrollo psicobiológico de la
enfermedad.
Características personales.
Aquí se vuelcan todos los datos anteriores, a la personalidad y al carácter del paciente.
Como vive las urgencias y las esperas (inmediatez), las pérdidas (espiración), la
dependencia o el exceso de actividad (pasividad), la espiritualidad o la sutileza del
pensamiento (inmaterialidad). Como se relaciona con el filtro de la información. Se usan
todos los elementos psicobiológicos pero se los relaciona con las características precisas
del paciente. Si es miedoso. Impaciente. Aquí, en las características de la personalidad del
paciente, se aborda el rol biológico que describe la MPB. Si es territorial (busca el
reconocimiento para lograr consistencia) o si es proveedor (busca tener para lograr su
consistencia). También se trabaja su rol primario o secundario. Al ser el pulmón un
órgano donde se dirimen cuestiones territoriales, se observa la recurrencia de las
enfermedades del pulmón en el rol biológico territorial. En esta etapa del abordaje se
desarrolla la esencia del pensamiento psicobiológico.

Sucesos previos.
Se le pide al paciente que describa los hechos previos a la enfermedad que él pueda creer
que guardan alguna relación con ella y luego se van hilando todos los elementos
psicobiológicos con lo que dice el paciente. Sucesos en donde esperara que algo ocurriera
desde hace mucho tiempo (inmediatez). Alternancias muy bruscas de la tristeza a la
alegría (respiración). Perder algo en forma abstracta (inmaterialidad).
Sentirse asfixiado por falta de espacio. Hamer le da mucha importancia a un suceso de
miedo muy intenso, muchas veces relacionado a diagnósticos brutales.
Siempre se buscarán sucesos de ese tipo pero no se dejará de ver lo relacionado a lo
psicobiológico. Habiendo expuesto ya el rol biológico del paciente se apuntará a los
hechos que le hagan perder consistencia en su rol. La pérdida de trabajo no afectará a un
territorial de la manera que afectaría a un proveedor (este último se queda vacío). La
amenaza de no ser reconocido solo afectará al territorial. Un macho primario reaccionará
a la invasión con ataque. Un secundario con huida. En esta etapa se trabaja la reacción
biológica de ataque-huída-inmovilidad frente a los sucesos desencadenantes de una
enfermedad.

Los arquetipos celulares y de conducta.


El uso de los arquetipos sirve para comprender las conductas psicobiológicas que van más
allá de lo psíquico y de lo biológico. Sus acciones apuntan a una función celular
determinada y a una conducta que la acompaña. Es una guía para ofrecer nuevas acciones
que detengan tanto la acción celular como la conducta.
En el ejemplo del pulmón, veremos en una enfermedad común, solo la acción de los
arquetipos de conducta ya que los celulares se activan exclusivamente en las
enfermedades arquetípicas.
El arquetipo celular de madre nutritiva, se activa en los tumores (adenocarcinoma) y su
objetivo es dar para solucionar. El arquetipo celular de madre protectora, se activa en los
carcinomas bronquiales y su objetivo es albergar, cuidar. El arquetipo celular de madre
devoradora se activa en las lesiones miliares de pulmón (suelta de globos) y su objetivo es
dominar y destruir. Aquí ya no solo se toma conciencia de lo que está ocurriendo sino que
se preparan las acciones que podrán detener la enfermedad. Si sabemos que el objetivo de
la célula madre nutritiva es dar, habrá que desarticular esa posición sacrificial para
acceder a una posición cooperativa. Si sabemos que el objetivo de la célula madre
protectora es cuidar posesivamente, habrá que acceder a una posición responsable. Si
sabemos que el objetivo de la célula madre devoradora es dominar destructivamente habrá
que acceder a una posición de poder creativo, es decir, constructivo.
En cuanto a los arquetipos de conducta, nos abocamos a la tarea de buscar las figuras de
confrontación que enseñan a superar la enfermedad. En los procesos respiratorios crónicos
de pulmón, los arquetipos de víctima (huída de los conflictos y sensación de abandono) y
de prostituta (sometimiento) deben encontrarse con los arquetipos de guía (señalar y
desaparecer) y de redentor (incluir y amar). En los tumores de pulmón, el niño herido
(rabia, dependencia, ingenuidad) debe encontrarse con el niño mágico (la conciencia de
hacer posible lo imposible) a través de los llamados actos arquetípicos.

Los mandatos generacionales.


Este tema forma parte de las ficciones que ha creado la MPB para crear un modelo que
nos permita actuar sobre la realidad que se percibe y sobre lo real que no se deja asir. Los
mandatos están unidos a las hojas embrionarias porque ellos nacen desde la función
biológica pero con el objetivo de perpetuar no solo la vida sino la naturaleza de la misma.
Cuando no son cumplidos, los grupos celulares que poseen esos mandatos, denuncian tal
incumplimiento con acciones que en el lenguaje celular deben ser leídas. Cuando se ha
activado un mandato familiar, las células ya no buscan solucionar ningún conflicto y se
apartan del sentido biológico. Cuando esto ocurre, estamos en presencia de una
enfermedad arquetípica (cáncer, autoinmunes, infecciones no autolimitadas, distrofias)
que solo se detendrá ante el sometimiento (si es territorial) o ante el ataque o la huida (si
es predadora).
En el pulmón, debemos abordar dos mandatos: aceptar con amor a los anteriores y ejercer
con autoridad lo que se es.
La teoría de los mandatos generacionales es el inicio de la estrategia terapéutica.

Los actos arquetípicos.


Cuando se ha trabajado con un paciente desde todos los puntos anteriores y se ha hecho su
psicopatografía (ver Capítulo IV), estamos en posición de abordar cambios profundos en
la vida del paciente. A estos cambios los hemos llamado actos arquetípicos y son la
manera que describimos para convertir las actividades celulares que se observan en la
enfermedad, en símbolos (palabras, hechos, rituales). El acto arquetípico es una
metonimia, es decir, trasladar el significado que aparece en los grupos celulares
denunciantes desde los pedazos en los que habitan a otro lugar que llamamos cuerpo.
Lo que pretendemos con el acto arquetípico es convertir lo que no acepta ni la función del
órgano ni el lenguaje del cuerpo en un tipo de lenguaje. Los grupos celulares enfermos
tienen su propio lenguaje que surge de la conducta celular que desarrollan en la
enfermedad y de los mandatos cuyo incumplimiento denuncian con esa conducta. Es a
este lenguaje al que llamamos significado y es a este significado que intentamos trasladar
desde los pedazos enfermos a otro lugar. Este lugar es algo a construir y lo vamos a hacer
desde la función del órgano enfermo y sus metáforas. El acto arquetípico es este traslado.
En el caso del pulmón, los lenguajes celulares que surgen de su origen embrionario son la
impermeabilidad de la membrana de la célula tumoral (ectodermo) y la falta de
maduración de la misma (endodermo). Los mandatos no cumplidos son la pérdida de
autoridad (ectodermo) y la falta de aceptación de lo anterior (endodermo). Las funciones
biológicas negadas son la entrada de aire y la comunicación. Las metáforas que expresa el
cuerpo son la asfixia, el aislamiento, el exceso de actividad, la falta de ritmo, la negación
de la espiritualidad.
La construcción desde estos elementos (los ladrillos) se hace con las estrategias que
surgen de la concepción territorial o predadora del enfermo y de la enfermedad (el
cemento). Si la enfermedad es predadora, se recurre al ataque (cuestionar frontalmente el
mandato y la conducta celular, en general a través de un nuevo DHS que desplaza el
mandato) o a la huída (la construcción de un lugar seguro en donde el predador (los
mandatos y los lenguajes celulares) no pueden llegar.
Si la enfermedad es territorial, se recurre a las estrategias de apaciguamiento
(inmovilidad, lateralidad, agachamiento) o sometimiento (códigos de aseo, alimentación y
sexuales).

La acción médica.
Este trabajo es siempre complementario pero la mayor parte de las veces, imprescindible.
Sin los instrumentos médicos habitualmente (ver -El consenso colectivo-) no logramos
detener la enfermedad.
Desde la teoría de la MPB, todos los instrumentos deben ser coherentes con lo que
venimos desarrollando. El sistema médico actual hace esta tarea francamente difícil. Un
derrame pleural que produce una muy mala calidad de vida puede ser punzado por este
motivo, pero ese acto debe hacerse en un servicio convencional y esto de por sí es una
grave complicación. La presión de los médicos actuantes puede determinar un grave
conflicto de diagnóstico que agrava el cuadro. Tratamos en todos estos años de trabajo de
desarrollar un acompañamiento del paciente en estas situaciones pero no siempre esto
puede lograrse.
Específicamente usamos la homeopatía como medicamento que nos permite ayudar a
equilibrar el sufrimiento del paciente y acompañar los síntomas sin bloquearlos ni
profundizarlos.
Una segunda herramienta es el trabajo con nosodes de los propios medicamentos
quimioterápicos que la medicina convencional utiliza. Esto nos ha permitido evitar
muchos de los efectos colaterales cuando ya se está realizando la quimioterapia.
Un tercer instrumento es el uso de medicaciones naturales capaces de aumentar el nivel de
neutrófilos circulantes que permitan la acción de competencia territorial con las células
enfermas sin destruirlas. Solo evitando su crecimiento.
Un cuarto instrumento es la hipertermia que junto a la medicina ortomolecular son aliados
fundamentales para lograr el drenaje natural de la enfermedad.
La acción médica también utiliza medicamentos convencionales cuando éstos son
necesarios y los médicos deben tener la suficiente formación para trabajar en forma
conjunta con los oncólogos y radiólogos.

:::. Esquema de abordaje terapéutico .:::

La mítica de la mitosis
La mítica de la mitosis.

Este es un dibujo bidimensional trazado con tinta sobre papel que al mirarlo unos
segundos se convierte en una figura tridimensional transparente. Si lo seguimos mirando,
vuelve a ser el cubo original. Pareciera que el cerebro altera caprichosamente ambas
figuras.
Creo que la contribución más importante de un investigador no es construir nuevas teorías
o descubrir un nuevo hecho, sino descubrir una nueva manera de mirar las viejas teorías y
los viejos hechos. Esta nueva mirada induce espontáneamente un clima general de
creatividad, que luego sí puede producir nuevas teorías y poner al descubierto hechos que
hasta allí ni siquiera eran imaginados.
No podemos llamar a este proceso un cambio de vista. Se trata de una verdadera
transfiguración.
Recordemos para entender este proceso el relato de la transfiguración de Jesús. El elige a
tres de sus discípulos para ir a orar al monte. Una vez allí, Jesús se aleja un poco y ellos se
quedan dormidos. Cuando abren sus ojos ven a Jesús transfigurado. Sus vestimentas
emiten rayos de luz y su cara tiene un aspecto distinto. Está conversando con dos personas
en las cuales los discípulos reconocen a dos figuras de hace miles de años: Moisés y Elías.
Uno de los discípulos se acerca y les pregunta si quieren que les prepare las carpas para
dormir. Ellos no contestan porque los discípulos no han entendido nada. Una nube los
envuelve y se escucha la palabra de Dios que dice "Este es mi hijo más amado, el
elegido". Ellos vuelven a dormirse y al despertar ven a Jesús solo y en su aspecto habitual,
que les dice "No temáis, pero no cuenten nada de lo que han visto".
Lo llamativo de este pasaje del evangelio es por un lado la posibilidad de Jesús de hablar
con personas de otros tiempos y a la vez, los cambios físicos que en él se producen. Por
otro lado, la imposibilidad de los discípulos de entender lo que ocurría aún cuando lo
estaban viendo; inclusive la percepción de Jesús del temor de ellos a los cuales les
recomienda no hablar.
Creo que esta transfiguración forma parte del proceso que estamos viviendo y que algunos
se quedan en una de las figuras del cubo y otros en la siguiente, sin entender que no es el
cubo el que cambia sino nuestra mirada.
La propuesta de la Medicina Psicobiológica pasa necesariamente por esta transfiguración.

El ciclo celular.
Transmitir un conocimiento que siempre ha sido divulgado en la literatura científica e
intentar hacerlo para que todos lo escuchen, requiere del uso de giros lingüísticos y
metáforas que provoquen una captación inmediata.
Vamos a intentar hacer esto desde uno de los conceptos fundamentales para comprender
la expresión de la vida.
La proliferación celular es la base de la vida y también de muchos de los procesos que nos
llevan a la muerte. La célula se divide siguiendo reglas que hace que esta división solo se
produzca en el tiempo adecuado y la cantidad de veces necesaria.
Hay células que se dividen con frecuencia y otras que solo rara vez lo hacen. De acuerdo a
ello, existe una clasificación de tres tipos celulares:
1) Células en división continua o lábil: proliferan durante toda la vida del organismo,
sustituyendo a otras, que a la vez, se destruyen continuamente. Lo hacen a través de las
llamadas células madre, que tienen una gran capacidad de división. Las células lábiles se
encuentran en: el epitelio estratificado de la piel, en la mucosa de la boca, el cuello uterino
y la vagina; en la mucosa que reviste todos los conductos excretores; en el epitelio
cilíndrico del aparato digestivo y el útero; en el epitelio de transición del aparato urinario
y en las células de la médula ósea y el aparato hematopoyético.
2) Células estables o quiescentes: habitualmente tienen un índice de replicación bajo
pero sometidas a diversos estímulos pueden reproducirse rápidamente. Ellas se
encuentran en el parénquima de los órganos glandulares del cuerpo (hígado, riñón,
páncreas), en las células del músculo liso; en el endotelio vascular y en los fibroblastos,
condrocitos y osteocitos. Lo determinante para que estas células puedan proliferar es que
su membrana basal esté íntegra.
3) Células permanentes o indivisibles: se dice de ellas que han abandonado el ciclo
celular y no pueden sufrir una división en la vida post natal. Son las células nerviosas, las
musculoesqueléticas y las cardíacas. Sobre las primeras actualmente se piensa que
también podrían reproducirse.

Así vemos que hay células que siempre pueden dividirse, otras que solo lo pueden hacer
bajo ciertas características y otras que supuestamente nunca lo hacen.
Veamos la intimidad de este proceso.
Las distintas fases.
El proceso y el tiempo en el cual una célula da origen a dos células hijas, se llama ciclo
celular. Tiene cuatro fases (G1- S- G2- M) y dura 24 horas.
La fase G1 (del inglés gap = intervalo) es el tiempo previo a la replicación del ADN
(donde se encuentra la información que pasará de una célula a otra). Ella dura de 6 a 12
horas. En esta fase, la célula dobla su tamaño y su masa.
Lo que más nos interesa rescatar de esta fase es el momento en que la célula hace una
comprobación o inspección de calidad en dos aspectos: a) que ya no se necesite más masa
para replicar ADN y b) que las condiciones ambientales (temperatura, sales nutritivas,
factores de crecimiento) son óptimas. Este momento lleva el nombre de -Punto de
restricción- (punto R).
Meditemos un momento sobre este punto de restricción. La célula aumenta su tamaño y se
prepara para el siguiente paso pero se toma un tiempo para observar las condiciones en
que esto se va a hacer. Solo va a seguir si las condiciones propias y del ambiente son
adecuadas. Si no, no sigue. Saben lo que hacen. A este punto R se me ocurre llamarlo -
Momento de Reflexión-.
Si algo caracteriza a la inmadurez, es la falta de reflexión. Hacer las cosas sin evaluarlas.
Observemos que la célula se toma casi la mitad de lo que dura el ciclo en este punto de
control. Haciendo una metáfora sobre este hecho, es como si nosotros nos tomáramos
cuarenta años de nuestra vida en reflexionar si seguimos o no tal como estamos.
El punto R está mediado por una proteína llamada -quinasa dependiente de ciclina-
(CDK), cuya función es transferir grupos fosfatos. Cuando la célula ha recibido pocos
fosfatos (está hipofosforilada), un gen llamado -supresor- bloquea la progresión del ciclo
celular. Si en cambio, la célula está hiperfosforilada (tiene muchos fosfatos), el punto de
control R se pierde (falla) y el ciclo celular continúa en condiciones inadecuadas.
Podríamos decir que el punto R falla cuando hay mucha transferencia. En un giro del
lenguaje, decimos que un exceso de carga impide una óptima reflexión. Esta carga suele
llamarse la predisposición genética, pero a nosotros nos gustaría llamarla el peso de
nuestra historia (los secretos familiares, las lealtades ocultas, las injusticias
generacionales)

El punto R y el cubo.
R. Dawkins dice que no podemos seguir creyendo que lo que nos ordenan nuestros genes
es fijo e inamovible. Que existen otras formas de transmisión de información.
El cita un trabajo de Jenkins al describir el canto de un pájaro del orden de los
paseriformes que vive en unas islas frente a Nueva Zelanda. En la isla que él trabajó había
un repertorio total de nueve cantos distintos. Cualquier macho determinado entonaba
solamente uno o dos de esos cantos. Los machos pudieron ser clasificados en grupos
según los dialectos.
Comprobando las canciones de los padres y los hijos, Jenkins demostró que los modelos
de canciones no eran heredados genéticamente. Cada joven macho podía adoptar
canciones de sus vecinos por imitación, de una manera análoga al lenguaje humano. En
ciertas ocasiones, Jenkis tuvo el privilegio de presenciar el "invento" de una nueva
canción, que ocurría al cometerse una equivocación al imitar una antigua.
Lo describe así: "Se ha demostrado que surgen nuevas formas de canciones ya sea por el
cambio de tono de una nota, por repetición de una nota, omisión de notas y combinación
de partes de otras canciones existentes....La aparición de la nueva forma se producía
abruptamente y el producto era bastante estable durante un período de años. Más adelante,
en cierto número de casos, la variante era transmitida con precisión en su nueva forma a
jóvenes reclutas, de manera que se desarrollaba un grupo coherente y reconocible de
cantores". Jenkis se refiere a los orígenes de nuevas canciones como "mutaciones
culturales".
Dawkins llama a estas mutaciones culturales "memes" (o nemes) y son replicadores que
parasitan el cerebro y tienen las mismas leyes que los genes. Hay memes positivos: el
lenguaje, la misericordia, la aritmética. Hay memes negativos: el odio racial, el desprecio
por los pobres, etc.
Volviendo al punto R (de restricción o de reflexión), decíamos que si falla la transferencia
de fosfatos, falla el ciclo. Se nos ocurren las siguientes preguntas: a) ¿Deberemos
aprender a meditar el momento óptimo de seguir?; b) ¿Tendremos que seguir siendo
dominados por nuestros determinismos biológicos, por lo que hemos nombrado como
nuestras neuromatrices? (incluyendo los programas biológicos de supervivencia que
Hamer llama enfermedad); c) ¿Habrá técnicas, abordajes, medicamentos que nos ayuden a
cumplir este punto R?

La segunda fase.
Aquí se produce la síntesis (fase S) de ADN. Dura 6 a 8 horas y es el momento en el que
el ADN se replica separando su doble hélice y permitiendo que cada una de las cadenas
sirva como molde para la síntesis de una nueva cadena complementaria.
Aquí no existen puntos de control.

La tercera fase.
Se llama G2 y es el período que transcurre entre la finalización de la replicación y el
comienzo de la división celular. Dura 3 a 4 horas.
La célula madre se prepara para dividirse en dos células hijas.
Aquí hay un segundo punto de control llamado G2-M (intervalo2-mitosis) en el que la
célula debe comprobar dos condiciones antes de tomar la decisión de continuar con la
división: a) que ha duplicado la masa para albergar a dos células hijas y b) que la
replicación se ha completado y solo se ha hecho una vez.
Volvamos al cubo. Ya se tomó la decisión de copiar la información. Se reflexionó, se
restringió y se cedió la información.
A este punto de control G2-M lo llamaremos (haciendo una metáfora significante)
"Gracias Madre". Acá si se comprueba falta de espacio o fallas en la replicación, se
procede a parar el ciclo.
El punto "Gracias Madre" es el que va a permitir o no la creación de una nueva vida. Aquí
está el misterio de la creatividad. El permiso para albergar una nueva vida. La posibilidad
de usar respuestas que nadie ha usado antes y no seguir practicando las respuestas
biológicas de siempre. ¿Acaso no es eso extender la conciencia? Transfigurarse.
Es en esta fase donde ocurren las aberraciones cromosómicas. Podemos decir que no
existe control de la aptitud de ese ser, en ese momento, para extender su conciencia. Una
madre es un albergue y es una transferencia. La célula madre transfiere ese albergue a las
células hijas.
Recuerdo un caso que contó Hamer en un seminario, de una niña de 14 años que queda
embarazada habiendo tenido relaciones sexuales sin penetración. En todo su embarazo
solo decía "no me rompió...no me rompió". Cuenta Hamer que el bebé nació con el ano
imperforado.

Aquí hacemos las siguientes preguntas: a) ¿Qué es extender la conciencia?, b) ¿Qué tiene
que ver la capacidad y la información con ello?; c) ¿Se puede evitar una aberración
congénita?

La última fase
La fase final se llama M (mitosis) y dura solo 1 hora. Como vemos, todo el tiempo se va
en preparativos.
Primero desaparece la membrana nuclear (profase) y luego se forma la placa ecuatorial
(metafase). Es aquí donde ocurre el último punto de control que se llama punto M y es el
que permite seguir adelante si los cromosomas estás alineados. Si es así, las cromátides
hermanas se separan yendo cada una hacia un polo de la célula (anafase) y cuando llegan
a los extremos (telofase) se escinden por la zona media dando origen a dos células hijas
(citocinesis) idénticas a la madre.
El punto de control M es el encargado de observar si los cromosomas están alineados; en
fila. Esto me hace recordar cuando en el ejército nos hacían formar filas para
luego...romperlas. El punto M es el punto Marcial. Se trata de la disciplina y de la
autoridad de las decisiones. Aquí (al igual que en el ejército) no hay motivos. Se trata de
terminar algo para poder empezar de nuevo.
El punto marcial es la protección de la autoridad. En un giro del lenguaje, diría que es el
punto "Gracias Padre", la Ley.
Aquí hacemos las siguientes preguntas: a) ¿Qué relación tiene la pérdida de los valores
humanos con el punto M?; b) ¿Se puede formar un nuevo lineamiento, un nuevo meme en
lo que respecta a la enfermedad?

¿Cuál es el objetivo?
Las cuatro fases de la proliferación celular y los tres puntos de control vistos con la
mirada del cubo, nos permiten pensar el proceso de la vida y la enfermedad desde un lugar
creativo: ¿qué se proponen estas fases y estos controles?
Actualmente se habla de oncogenes, de genes supresores de tumores y de genes de
reparación de ADN. Todos ellos son elementos que interactúan en el ciclo de división
celular en una especie de rivalidad por el territorio que nos llevaría a un análisis
exhaustivo de este tema. Por ahora digamos que de esa rivalidad surge la vida y surge,
entre otras cosas, el cáncer.
Si podemos ver lo que ocurre y transfigurarlo, tendríamos la oportunidad que ninguna otra
especie ha tenido y que es la de modificar el comportamiento de estas fases y estos puntos
de control. Analizando las preguntas que hemos hecho en las distintas fases, queremos
proponer un clima de creatividad ya no en la enfermedad sino en lo cotidiano de nuestras
existencias. Aprender a observar, poder extender nuestra conciencia y tener la autoridad
de terminar para empezar de nuevo. Son los desafíos que propone este modelo.
Se nos dice que estas fases y estos controles son patrimonio de la ingeniería genética. No
dudamos que ella abrirá muchas puertas pero estamos convencidos de que hay otros
caminos que no saltan a la ciencia sino que la transfiguran.
Apostamos a ello.

:::. La mítica de la mitosis .:::

Testimonios . Testimonio de Bárbara


Carta de Bárbara.

Soy bárbara. Hoy tengo 19 años y estoy por empezar el segundo año de mi carrera como
profesora de sordos.

Vivo con mi mamá, mi papá Fer y mi hermanita. Trabajo y tengo novio al cual amo y tengo lo más
grande de todo el mundo: a Dios en mi corazón.

Mi vida es normal hoy pero hace seis años no lo era.

Vivía de médico en médico, veía poco a mis amigos, casi todos los días lloraba por algo y lo peor
de todo, tenía el cáncer más maligno, si se lo puede llamar así, que pudiera haber tenido.

Fue una etapa de mi vida de la que muy pocas veces me acuerdo y si lo hago, es para sentir el
sufrimiento que mucha gente hoy pasa con sus enfermedades. El sufrimiento de sentirse
observado, discriminado y convertirme sin habérmelo propuesto, en un gran problema para todos
los que me querían.

Hoy, a seis años de mi enfermedad, siento que todo pasó con un propósito, el cual estoy viviendo
hoy día: servir a los planes de Dios. También puedo decir que me sirvió para confiar en mí misma,
en que realmente puedo lograr algo si me lo propongo y por sobre todas las cosas, aprendí que
puedo sentir el amor de los demás sin necesidad de enfermarme tan brutalmente.

Algo quisiera corregir en mi tratamiento. La manera que tienen algunos médicos de tratar a sus
pacientes. Sé que algunos solo piensan en ganar plata y que la mayor parte trata la enfermedad
sin pensar lo que siente el que la sufre. Pero creo que si el médico, solo cambiara su mirada fría
por una sonrisa, el enfermo sanaría. Quizás no, pero hasta el último momento, sabría que valió la
pena luchar.

Esto que escribo, va dedicado a toda esa gente enferma que cree que no tiene salida. Les pido
que confíen porque yo sé que hay salida.

Y a ustedes, los médicos, que aprendan que en una sonrisa puede estar la vida.

Dios los bendiga.

Barbi. Primavera de 2000.

Bárbara fue diagnosticada en Julio de 1994 con un sarcoma de Ewing en la mandíbula derecha. La
evolución del tumor era tan tórpida (ver foto) que se le pronosticó pocos meses de vida. Se le
propusieron quimioterapias agresivas y cirugías muy cruentas.

Fue a partir de Barbi que conocí al Dr. Hamer.

Hoy, ya terminada su carrera de sordos, ha comenzado a estudiar canto lírico y día a día sigo
aprendiendo de su angelical sabiduría, junto a su mamá y su hermana Flor.
Las deformaciones de su mandíbula fueron reintegradas por nuestra Madre Naturaleza (ver foto
actual) y su testimonio es un canto a la vida y a la esperanza.

Dr. Fernando Callejón.


:::. Bárbara .:::
Testimonio de Lilian
El principio de mi lucha contra el cáncer, se inicia en el año 1982. Durante una consulta con mi
ginecólogo y mediante los chequeos de rutina, descubre que en ambos ovarios aparecen
tumores, que luego la biopsia revela, que se trataban de carcinomas.

A los seis meses de la primera cirugía, vuelven a operarme para comprobar que todo estuviera
bien. Todo salió bien y no necesité de ningún tratamiento, salvo los controles de rutina. En ese
momento, tenía 41 años. Siempre me trataron los cirujanos y oncólogos tradicionales, que eran
médicos muy conocidos en la ciudad donde vivo. A ellos, les pregunto si la aparición de mi
cáncer, tendría algo que ver con un conflicto muy grave que acababa de vivir, porque yo estaba
convencida de que era eso lo que me había enfermado. Todos me negaron cualquier relación
entre ambos hechos.

Continué con mi vida aparentemente normal, pero dentro mío estaba instalado un miedo que me
paralizaba y que había cambiado mi vida interior, la que nunca volvió a ser como antes.

Pasaron los años y a fines de 1998, también mediante un chequeo de rutina, encuentran un
pólipo en la vejiga. Si bien el impacto fue tremendo, no me tomó de sorpresa, ya que siempre
tuve mucho miedo que me volviera a ocurrir.

En esta oportunidad, fue mucho más duro lo que tuve que enfrentar, ya que hubo varias cirugías,
casi todas con complicaciones y feas consecuencias. También recibí quimioterapia. Lo que me
pareció insólito, es que la biopsia reveló que el origen de este nuevo cáncer era ovárico
(recordemos que habían pasado 17 años de aquel cáncer). Esto nunca me lo pude explicar.

Solo puedo decir que el año 1999, fue totalmente dedicado a pasar por penosas experiencias.
Creo que la cordura y la fortaleza que mantuve, fue debido a la gran contención afectiva de mis
seres queridos.

En marzo del año 2000, por recomendación de una persona conocida, conozco al Dr. C., quien
practicaba la Medicina Psicobiologica. Yo desconocía de que se trataba esta medicina, pero
comienzo a concurrir a su consultorio y a partir de ahí, empiezo a entender y a conocer, muchas
de las cosas que me habían pasado o porqué me habían pasado. Leo libros donde hay
testimonios de personas que habían vivido lo mismo que yo, que la habían peleado y que
seguramente para ayudar a otros, lo exponían en esos libros.

En diciembre del 2000 y por tercera vez a raíz de un chequeo de rutina, aparece mediante una
ecografía, una masa al lado del recto que mide 5cm.

En ese momento y sin dejar de concurrir al Dr C., consulto con mi oncólogo, quien indica
inmediatamente una cirugía a cielo abierto y me advierte -que seguramente habrá que hacer
rayos o quimioterapia-.

Tomé la decisión de no hacer nada (lo que irritó sobremanera al oncólogo), hasta estar
convencida de lo que tenía que hacer.

Yo estaba tan convencida que era mi última etapa que comencé a prepararme para mi muerte.
Hablé con mis hijos y les hice prometer que cuando yo muriera, me tenían que cremar. Organicé
todo para ser atendida por gente entrenada y les pedí que siguieran con su vida normal, con sus
trabajos y familia; que por mi enfermedad no descuidaran sus cosas.

Tomé la decisión de no repetir ningún tratamiento realizado anteriormente, porque quería morir
con dignidad, aclarando que me dieran morfina cuando la necesitara porque no quería sufrir.
Todo esto se desarrolla a comienzos del año 2001. El impacto me había paralizado. No sabía que
hacer ni por donde empezar.

Con el Dr. C., nos abocamos de lleno a trabajar mis actitudes ante los conflictos a través de
visualizaciones, trabajo con símbolos, medicamentos vibracionales y otros abordajes. Entre ellos,
algo que me permitió descubrir una espiritualidad a la que nunca había tenido acceso: la oración.

Comencé a visitar dos veces por semana al Dr. C. y nos dedicamos a trabajar.

Recuerdo que en una oportunidad, le dije que esta medicina no cruenta ni traumática, era mucho
mas fácil de realizar. El me dijo: -No se confunda; lo que le hicieron anteriormente fue muy duro,
pero se lo hicieron los otros y cuando terminó, usted siguió haciendo su vida normal. Lo que
nosotros estamos haciendo ahora depende de usted, de sus ganas, de su actitud. Va a tener que
encarar la vida de otra manera para no volver a enfermarse y ese trabajo no es nada fácil. Pero
se puede lograr-.

Por sugerencia suya, visité un cirujano que resultó ser una persona cálida y comprensiva. El me
indicó punzar esa masa al lado del recto, cosa que hizo en forma ambulatoria. El resultado de la
biopsia fue un quiste hemático, totalmente inofensivo, que se vació en el mismo acto de la
punción y que no tenía relación con cáncer alguno.

Toda experiencia, por mala que esta sea, deja un saldo positivo. En mi caso sucedió que
encontré algo que yo no tenía y desconocía. La plenitud espiritual que me acompañó en los
peores momentos; ese sentimiento que me llenó de gozo y por el cual aprendí a conocer y a
sentir de verdad la presencia de Dios.

También aprendí que la palabra cáncer no es sinónimo de muerte. Que todos tenemos la
posibilidad de curarnos. Que las peores situaciones se pueden revertir. Yo estoy convencida que
es eso lo que ocurrió en esta oportunidad.

Esto que relaté lo viví yo y es mi deseo que sirva para ayudar a alguien, que al igual que yo,
necesitó tanto de todos.

:::. Lilian .:::

Un sueño

Un sueño.

Tengo un sueño que quiero compartir.


Sueño que el sistema médico ha cambiado su estrechez mental

Y se le ha abierto el corazón

Y ha tomado conciencia que cada semejante que llega enfermo

Es un hermano que necesita ser abrazado

Comprendido. Protegido.

Sueño que los hospitales y sanatorios son reemplazados

Por hermosas casas con jardín y patio

Donde corren las mascotas. Donde los amigos se pasean.

Donde se encuentra la paz y la alegría.

Sueño que las viejas creencias sobre la enfermedad

Son reemplazadas por una cosmología de la salud.

El viento, los árboles, los animales,

Los pensamientos, las emociones, la historia, las esperanzas.

Todos cruzando y jugando. Sin pánico. Sin opresión.

Sueño que los médicos no se sientes superiores a los enfermos.

Sino que de ellos aprenden . Para ser mejores. Para conocerse.

Para darse cuenta que lo que les pasa a sus hermanos

Les va a pasar a ellos. Tarde o temprano.


Sueño que los deslumbrantes adelantos técnicos son usados con respeto

Sin idolatrías ni admiraciones vanas

Advirtiendo al fin la maravillosa naturaleza del ser humano

Que es creación perfecta. Y que no lo sabemos.

Sueño que las causas de la enfermedad son comprendidas.

Los miedos y los alejamientos. Las pérdidas y las injusticias.

La falta de identidad.

Los ataques a la integridad de la persona humana.

Sueño que los agentes de salud trabajan con los gobiernos.

No para oprimir a los enfermos como hacen ellos

Sino para ponerse al frente de las luchas

Contra la pobreza, contra la desocupación

Contra todo lo que provoca enfermedad.

Sueño que se abandona una medicina tóxica, cruel y mutiladora.

Fruto de una ideología triunfalista y sin alma.

Sueño que todos nos hacemos responsables de nuestra salud


Y no abandonamos ese profundo compromiso con la vida

En manos de personas que ni siquiera se atreven a conocer

Nuestros deseos, nuestros miedos, nuestras preguntas.

Sueño, al fin, que los médicos no olvidamos que si no servimos para ayudar

No servimos para nada.

Fernando Callejón

:::. Un sueño .:::


El caso Olivia

El caso -Olivia-

La ignorancia y la falta de conocimiento en asuntos


médicos de los más importantes hombres del estado
y magistrados de todos los países es realmente asombrosa,
si tenemos en cuenta que todos sin excepción se dejan
rebajar por la publicidad hasta convertirse
en instrumentos sin voluntad.

Dr. Adolf Voegeli, médico y homeópata


En el caso de la pequeña Olivia podemos ver con claridad con qué irresponsabilidad e
impunidad actúa el sindicato y la -mafia del cáncer- sobre determinados derechos
humanos y la gran coordinación de la -prensa libre- y la televisión. No podemos olvidarnos
del caso -Olivia-, porque con su ayuda se consiguió desacreditar la -Nueva Medicina- en
los ojos de mucha gente y situar al Dr. Hamer como un -curandero- y un -charlatán-. Esto
no puede quedar así.
En los últimos años la medicina oficial tiende a imponer sus -beneficios-, incluso con
violencia. Dado que en los adultos el derecho humano de la libertad de terapia en cierto
modo aún sigue respetándose (exceptuando las vacunas), atentan contra los niños. Aquí
el poder del estado se utiliza como palanca, que se deja encandilar por la aparición de
arrogantes oncólogos y se deja instrumentalizar de forma complaciente.
Así podemos leer en la revista -Time- del 22/12/1980, que dos años antes una joven pareja
de Massachussets había huido con su hijo de tres años a Méjico, porque querían
obligarles a que su hijo siguiera con quimioterapias.
En 1991 causó escándalo en Alemania el caso de la niña de tres años Katharina Scharpf:
En la prensa se pudo leer que a los padres les habían quitado la custodia de su hija,
enferma de leucemia, al negarse a que siguiera con la quimioterapia. El padre voló a
América para tratarla allí. En realidad las cosas eran distintas: Después de que en mayo
de 1990 se detectase en la pequeña Katharina una leucemia, fue tratada con
quimioterapia durante tres meses en la clínica de Ulm. Cuando los padres ya no podían
soportar el sufrimiento de la niña, se negaron a seguir con otras dos fases de tratamiento.
Acto seguido el médico jefe profesor Dr. Gaedicke puso en marcha los juicios y la
administración juvenil, que se encargó de quitarle la custodia a los padres. Estos dejaron
que el Dr. Hamer constituyera un dictamen para el juez responsable, quien llamó al Dr.
Hamer y le preguntó cómo podía descubrir quién tenía la razón. El Dr. Hamer propuso
citar a los oncólogos y al médico oficial a un juicio oral que seguramente aceptarían.
Después de esta promesa el juez tendría que asegurar, que también iba a venir el Dr.
Hamer para discutir la quimioterapia. Este dijo de antemano que por este motivo los
profesores no iban a acudir, porque sabían perfectamente, que en el fondo no tenían
ningún argumento contra la -Nueva Medicina-. El profesor Beck explica lo que pasó
después:
-Mientras tanto se implicó gente de la alta esfera, que causó gran furor en toda la
República. Y enseguida se produjeron cosas curiosas y poco usuales:
1) De todos los periodistas y equipos de radio y televisión que se pasaban la pelota unos
a otros, ninguno pudo mencionar al Dr. Hamer o su Nueva Medicina. Y eso que la señora
Scharpf había hecho para todos una copia de la carta, que el Dr. Hamer le había escrito
al juez el 29/10/91. Además dijo de forma clara que su decisión y la de su marido la habían
tomado a raíz de la Nueva Medicina. Era bastante inusual que en determinados medios
de comunicación sólo se desatinara sobre la -Nueva Medicina-. Jamás se pudo mencionar
el libro -El legado de la Nueva Medicina-, a pesar de ser la base argumentativa de los
padres.
2) De repente, una persona rica y desconocida dio dinero para que el padre del niño
pudiera volar a América, pretendiendo que el niño fuera tratado en la clínica Mayo. Los
padres no tuvieron más remedio que aceptar la oferta, sin saber que sólo se dio para
retirar del juego a la Nueva Medicina y crear la impresión de que los padres habían
desestimado a los profesores con un truco corrupto, en vez de con argumentos. En
realidad la decisión del juez Dr. Goeppner se basó en la constatación, de que los padres
habían tomado concienzudamente la mejor decisión para su hija. A los padres no se les
puede pedir más.-
El 20/12/91 la madre escribió una carta al Dr. Hamer, en la que le dio las gracias por su
ayuda. Ella dijo:
-Con la esperanza de que su método encontrará ahora más atención, le hemos dado
copias de su carta al juez y de la regla de hierro del cáncer a muchos periódicos y
reporteros de radio y televisión. Lamentablemente no hemos leído, visto ni oído nada
sobre esto en ningún periódico ni en ninguna televisión.-
Katharina murió tres años después de la quimioterapia. Pero no de cáncer, sino de un fallo
cardíaco - un típico efecto a largo plazo de la quimioterapia. La fiscalía confiscó el cadáver
y le hizo la autopsia, en contra de la voluntad de los padres, mientras en el juicio aún se
discutía la protesta de los padres. Al parecer querían descubrir -culpas ajenas- (pero no
funcionó). Probablemente se quería quitar cualquier indicación de los efectos de la
quimioterapia en el músculo del corazón. El editor de -raum&zeit- opinó: -Si la muerte de
la pequeña Katharina tiene que tener algún sentido, entonces que se ponga fin a las
fechorías de los médicos jefes.-
Por lo tanto, el caso de la pequeña Olivia no es el primero de este tipo. Aunque es bastante
instructivo, al ser un ejemplo base en asuntos de manipulación de la opinión pública. Se
puede ver cómo a lo largo de la historia, los médicos, los juicios, el estado y sobre todo
los medios de comunicación cada vez colaboran mejor entre sí para evitar que Olivia sea
tratada y curada por la -Nueva Medicina-. A pesar de que los padres rechazaran
definitivamente la quimioterapia, les obligaron a seguir con ello. Para esto fue necesario
confundir la simpatía pública a través del jaleo de los medios de comunicación y
desinformación y convertir el hecho en una conspiración contra los padres y el Dr. Hamer.
Al principio la prensa publicó cosas muy positivas sobre el Dr. Hamer, antes de que los
reporteros fueran mandados desde arriba. Dos ejemplos: -Cuando lo podemos ver -en
vivo- nos asombra su tranquilidad y su sensatez, así como la objetividad de su discurso.
Incluso la crítica a la medicina oficial suena objetiva y nada polémica. Naturalmente los
médicos del colegio no opinan lo mismo.-
El periodista Dr. Peter Schmidsberger escribió en la revista -Bunte- (41/1992): -La
pequeña Katharina le debe su vida a un hombre excepcional: Dr. Geerd Hamer. En
círculos de la medicina oficial es el médico de cáncer más temido y atacado. Además hay
que saber que el Dr. Hamer ha desarrollado una nueva teoría sobre el origen del cáncer.
Si tiene razón, los libros de texto editados hasta ahora sólo son papel reciclado y algunos
métodos terapéuticos sólo torturas.-
Cinco semanas más tarde el mismo doctor escribió otra vez en -Bunte-:
-... las cartas de enfermos de cáncer curados guardan especial interés. En los últimos
tiempos he recibido varios de esos informes de pacientes, que afirman que su salud se la
deben al Dr. Geerd Hamer... Con sus conocimientos el Dr. Hamer también ha turbado la
propia comprensión de los médicos de cáncer. Y por la historia sabemos lo sensibles que
son los poderes del gremio si se trata de sus profesores y de su prestigio. Esto también lo
pudo comprobar el Dr. Hamer con toda su fuerza.-
También el Dr. Schmidsberger lo pudo percibir con toda su fuerza: Fue amenazado y
despedido de -Bunte-. Entretanto, la prensa se puso -al tanto- y el caso Olivia jugó un
papel principal. Lo que a la mayoría le quedó en la memoria fue que los padres se llevaron
un chasco con el -curandero- y que tras una dramática huida la niña fue -salvada- por los
médicos del hospital. Aquí es otra vez cierto todo lo contrario. Pero vemos los sucesos de
forma cronológica:
Erika y Helmut y sus tres hijos Alexander, Olivia y Elisabeth formaban una familia austriaca
completamente normal. El padre Helmut es ingeniero y trabajó en una empresa de
ordenadores. Como querían construir una casa, Erika trabajó de educadora desde que su
hija más pequeña, Elisabeth, cumplió los cuatro años de edad. Por el día los niños tenían
que estar con su abuela. Olivia, al ser la más sensible era la que más sufría. Se quejaba
a menudo de dolores de estómago, y cuando estos se hicieron más fuertes, decidieron
analizar a Olivia en la clínica de los niños de Viena Neustadt. El diagnostico resulto ser un
tumor (-tumor de Wilms-) de -estadio II- en el riñón derecho, así como una sombra poco
clara (en una radiografía) en el hígado. Enseguida la ingresaron en el hospital Santa Anna,
donde iban a empezar con la quimioterapia y más tarde la iban a operar, las probabilidades
de sobrevivir se nombraban entre un 70-80%. Los padres quedaron impresionados
cuando vieron a los niños tratados con quimioterapia y cómo sufrían y entonces decidieron
llevarse a Olivia a su casa.
Empezaron a buscar alternativas, pero los terapeutas seleccionados no eran convincentes
o tenían miedo de tratar sin quimioterapia. En Viena conocieron a un medico que utilizaba
la -Nueva Medicina-. Este realizó una TAC, aunque recomendó consultar personalmente
al Dr. Hamer. Dado que los padres no tuvieron nada que objetar, decidieron ir con Olivia
a visitar al Dr. Hamer en Colonia.
En la TAC éste pudo diagnosticar un quiste de riñón en fase curativa, a causa de un -
conflicto de agua-. Olivia había sufrido realmente uno cuando se encontraba en un lago,
navegando en un bote neumático con su hermano y su tía, cuando esta última entró en
un estado de pánico por una válvula abierta, a pesar de que no existía directamente peligro
de muerte. Tenía un gran miedo por los niños. El conflicto se estaba solucionando y el
quiste se endurecía al cabo de los 9 meses. Además resultaba inofensivo, incluso produce
orina, tal y como mostraban los buenos valores de laboratorio de Olivia. Mas adelante
podemos decidir, si lo dejamos en el cuerpo o si lo extirpamos, por ser demasiado grande
y molesto. Esta operación es muy sencilla, dado que el quiste se encapsula. Sin embargo,
si la operación se realiza antes, el quiste todavía esta muy unido al tejido del riñón vecino,
pudiendo dañarlo. Existen muchos casos similares que prueban, que el proceso de
curación funciona de esa manera.
Sin embargo, el Dr. Hamer también vio un segundo conflicto activo en la TAC, un -conflicto
de hambre- con cáncer de hígado. Este surgió, porque la comida la hacia la abuela, algo
que Olivia rehusaba (-¡Vaya un asco de comida!-), a veces tenían que obligarla a comer.
En ese aspecto era muy sensible y solo quería comer la comida que le preparaba su
madre, que era una buena cocinera. Este conflicto solo se podía resolver, si la madre
renunciaba al trabajo y se quedaba en casa. Los padres estaban totalmente de acuerdo.
En la fase de curación había que contar con sudores nocturnos que pueden ser llamados
de tuberculosis, algo completamente normal, así como una fuerte inflamación del hígado.
A muchos médicos del colegio les hizo gracia este -conflicto de muerte de hambre-, porque
no son capaces de adentrarse en los problemas de un niño (ni tampoco lo intentan). El Dr.
Hamer comenta sobre esto: -¿Realmente es tan difícil imaginarse que los pensamientos,
esperanzas, deseos o temores de una niña pequeña no se centran en un coche o una
casa, sino en si la madre ya ha vuelto a casa y puede cocinar?-
Los padres estaban muy satisfechos con el diagnostico del Dr. Hamer. No quería aceptar
dinero, así que le compraron algunos libros. Pero de vuelta a Austria comenzaron las
complicaciones.
En el hospital de Sta. Anna querían que volviera Olivia. Aunque al principio los Pilhar no
mencionaron al Dr. Hamer (sólo dijeron, que Olivia tiene tratamiento médico), sospecharon
enseguida de la -Nueva Medicina-. El padre, Helmut fue citado a una conversación con el
profesor O.A. Juergenssen, que en este asunto juega un papel principal. Amenazó con ir
a juicio, si los padres no le decían el nombre del médico que trató a su hija. Al mismo
tiempo intentó convencerle para practicar la quimioterapia. Las probabilidades de curación
aumentaron a -más de 90%-; en caso de una operación sin quimioterapia a un 40-50%.
Sin tratamiento la niña iba a morir en 6-12 meses.
El creyó que en este caso el -derecho bíblico de los padres sobre los hijos- no contaba
para nada (ahora parece que el derecho lo tienen los médicos). A partir de ese momento
los padres fueron sometidos a una presión continua.
Helmut Pilhar escribió en su diario:
-El profesor Juergenssen se opuso al silencio de los médicos. Aparte de la presión que
algunos médicos ejercían sobre nosotros, era sorprendente que todos creían como
antagonista al Dr. Hamer. ¿Cómo habían llegado a esa conclusión? ¿Realmente había
oncólogos que conocían la -Nueva Medicina- del Dr. Hamer, y si era así, cómo se podía
explicar su comportamiento? Nosotros teníamos la impresión de que el Dr. Hamer
personificaba la mala conciencia de estos oncólogos. Entonces, ¿en caso de un
diagnóstico de cáncer los padres pierden automáticamente cualquier derecho a decidir
sobre la terapia de sus hijos? ¿Tienen que dejar los padres, que sus hijos sean sometidos
a la terapia más actual según la medicina oficial e incluso corroborarlo con su firma,
aunque no estén convencidos de ello? ¿Es suficiente que el médico diga que se trata de
un asunto de vida o muerte y que por ello los padres pierden todo el derecho sobre sus
hijos?
¿Vivimos en un estado en el que la medicina tiene un derecho dictatorial? ¿No corremos
el riesgo de doblar la voluntad de las personas que al estado le son incómodas a través
de sus hijos? ¿Al final los padres también tienen que ceder sus hijos a la medicina oficial,
para que esta realice con ellos experimentos, diciendo que van a tener éxito?-
Lamentablemente, los siguientes acontecimientos confirmaron estas preguntas. Helmut
sigue preguntando:
-Qué derechos tienen los padres de los hijos que reciben una terapia oncológica? ¿Por
qué tenemos que convencer a las autoridades? ¿Tiene la medicina del colegio un
monopolio sobre la curación?
Si pudieran remitir un 100% de éxito todo estaría claro y no habría ninguna discusión.
Naturalmente se elegiría entonces a la medicina oficial. Pero ese no es el caso.
Y a nosotros como padres no nos importa lo más mínimo el -conflicto de creencia- entre
la medicina oficial y la Nueva. Ya que la medicina oficial no respeta la opinión de los
padres, creemos que estamos en nuestro derecho de elegir cualquier camino medico que
podamos justificar como padres.-
Más tarde mencionó, que de toda la gente que ha conocido y que se ha sometido a
quimioterapia, 15 murieron por culpa de la -terapia- y solo uno sobrevivió. Los padres
tomaron una decisión responsable y comprensible. De todas formas el profesor
Juergenssen les quito a los padres la custodia de sus hijos a través de la administración
juvenil. ¿Por qué estos métodos? Hay que saber que el profesor Juergenssen fundó el -
proyecto austríaco de los tumores de Wilms-, se le considera el -corifeo- de los tumores
de Wilms. Pero en Austria solo hay unos diez casos al año de estos tumores. En su
investigación depende de cada uno de los pacientes. No fue la primera vez que buscó
ayuda en el poder del estado. Más tarde los Pilhar conocieron a una mujer, que también
había tenido una mala experiencia con ese hombre: En 1990 el profesor Juergenssen
diagnosticó en la niña de tres meses de edad, Margaret B., una -anemia de célula de bola-
, presuntamente un preestadio de la leucemia. Enseguida quiso extirpar el bazo. La madre
se opuso y fue a un medico naturalista. El profesor Juergenssen la denunció en la
administración juventud, que decidió ponerla bajo vigilancia. La madre tuvo razón, el niño
se curo y después de cinco años aún sigue conservando su bazo.
En esta discusión Helmut Pilhar decidió contactar con la prensa. Un gran error, como se
descubrió más tarde. El caso causó gran revuelo y en un principio la opinión pública estuvo
a favor de la familia Pilhar. Sin embargo, para la -mafia del cáncer- la cosa se había
convertido en un asunto de prestigio, ya no se podía permitir que Olivia se curara gracias
a la -Nueva Medicina- delante de todo el mundo. Así que se empezaron a tocar todos los
registros, aunque durara algún tiempo, hasta que el aparato empezara a funcionar. El
intento de buscar en Austria algún médico que tratara a Olivia con la -Nueva Medicina-
fracasó.
-Al parecer no había ningún médico que pudiera expresar su convencimiento
abiertamente. ¿Qué presión tuvieron que recibir los médicos, para que ante el miedo a
sanciones disciplinarias del colegio de médicos, no trataran a pacientes según su mejor
conocimiento y conciencia, en contra de su juramento hipocrático?-
Mientras tanto, los Pilhar, adelantándose a los acontecimientos, traspasaron la frontera
hacia Alemania, donde se encontraron otra vez con el Dr. Hamer. La enfermedad de Olivia
se desarrolló tal y como había pronosticado. El -conflicto de muerte de hambre- se había
solucionado, ya que su madre estaba continuamente a su alrededor. El edema de curación
del hígado causó hinchazón del vientre, que crecía cada vez más. Algunos días sufría
dolores, por lo demás comía bien, hacía sus necesidades con regularidad y los valores de
la orina, verificados con indicadores de papel, eran óptimos. Sin embargo, la situación de
huida en la que se encontraba la familia, no beneficiaba en nada lo que exigía la fase de
curación, es decir, tranquilidad, nada de agitación y poco movimiento. El Dr. Hamer
aconsejó volar a Málaga (España), porque en la Clínica Universitaria de esa ciudad había
médicos que estaban a favor de la -Nueva Medicina-, y porque allí se podían confirmar los
descubrimientos del Dr. Hamer con dictámenes para evitar la preocupación y darle a Olivia
la tranquilidad que necesitaba. La huida tuvo lugar a través de Zurcí, a pesar de que ya
había sido avisada la INTERPOL.
Mientras tanto, la -niña de cáncer Olivia-, era el tema número uno en Austria y pronto
también en Alemania. Era mitad de julio y los medios de comunicación estaban contentos
de tener un tema interesante. El debate era acalorado y el contenido de la prensa cambió
de rumbo, en contra de los padres y del Dr. Hamer. Esto ya lo notó Helmut Pilhar en
Alemania. Le invitaron a participar por teléfono en una discusión de televisión en directo
pero no le dejaron hablar. Pero el papel más lamentable con diferencia lo jugo la revista -
Spiegel- y el -Spiegel-TV-. Un redactor llamado Czogalla mostró interés por Olivia y fue
con su equipo a grabar la pensión Baviera, en la que vivía la familia. Sin embargo, lo que
más tarde se emitió fue una tergiversación de las afirmaciones de Pilhar: "¡Esa emisión
fue terrible! ¡De toda la entrevista solamente se emitió una única frase, el resto fue
deformado de tal forma que me empecé a sentir mal! Erika se mostró como una madre
que tomaba la enfermedad de cáncer de su hija como algo insignificante. Cuando encima
el Dr. Hamer fue presentado como un charlatán y un tonto, me desmoralicé por completo.
¿Cómo me pude haber equivocado tanto con este equipo? El señor Czogalla parecía
mostrar tanta iniciativa y comprensión por la discusión médica en la que nos
encontrábamos. ¡Pero ahora se hicieron patentes sus verdaderas intenciones! ¿Por qué
un descubridor de ese prestigio puede ser difamado de tal forma? ¿Por qué no se
comprueban de una vez sus afirmaciones? Porque detrás había algún poder, que no temía
a ningún medio para mostrar a la población como tontos. Esta emisión fue muy polémica,
y se crearon emociones para suprimir el pensamiento de los telespectadores. ¿Por qué
se puede ser tan inhumanamente cruel? ¡Y el espectador soliviantado e imparcial no sabía
siquiera, que en este caso se trataba de su interés personal que estaba siendo pisoteado
en la inmundicia!-
¡El paciente se mantiene -menor de edad- y -estúpido-!
En Austria, el partido verde estaba a favor de la familia Pilhar. Ya había presentado cuatro
interpelaciones parlamentarias de la -Nueva Medicina- y había exigido su comprobación,
sin éxito. Sin embargo, el 11/07/1995 se distanció sin causa aparente. Helmut Pilhar: -Un
partido entero bajo tanta presión. ¿Quién tiene tanto poder?
El 10/07, el Dr. Hamer dejó realizar un dictamen contrario en España, a raíz de los
resultados y las radiografías del profesor Rius, el jefe de radiología de la clínica
universitaria de Barcelona. Este confirmó las evaluaciones de Hamer, incluido el
vehemente desmentido cáncer de hígado. Esto fue especialmente importante, porque a
los pacientes con cáncer de riñón y -metástasis de hígado- por regla general se les deja
morir sin quimioterapia, sin dejarles ninguna oportunidad. Por lo tanto no hubiese habido
ninguna justificación para la quimioterapia, si se hubiese confesado el cáncer de hígado.
Este fue confirmado una vez más por radiólogos de la Clínica Universitaria de Málaga el
19/07, cuando Olivia se encontraba allí durante una revisión.
Mientras tanto, la prensa había descubierto dónde vivía la familia, desapareciendo
enseguida la tranquilidad. Se desató una tormenta, por una parte se produjeron salvajes
persecuciones y coacciones por parte de los reporteros. Destacó sobre todo el -Spiegel-
TV-:
-En el hall del hotel este pseudo-equipo de televisión tampoco se cortó un pelo. ¡Nos
persiguieron continuamente! Czogalla volvió a gritarle al Dr. Hamer -¡Señor Dr. Hamer!
¿Qué va a hacer cuando Olivia muera pasado mañana?- Por aquel entonces el Dr. Hamer
todavía cogía de la mano a Olivia. Seguramente habría escuchado esos pregones de
magia negra de este terrible periodista.- Acto seguido el Dr. Hamer perdió la paciencia e
insultó y condenó con dureza a Czogalla delante de las cámaras. Tal y como informó el
Dr. Hamer más tarde, Olivia se había quedado blanca y le miró con miedo. En su ausencia
dijo, que esa era la clásica situación para un DHS con conflicto de muerte. Una semana
después realmente se podían ver en las radiografías manchas en el pulmón. Como
siempre, se llamaron -metástasis-. -Cuando más tarde se emitieron esas escenas, el
procedimiento de esas emisoras fue claramente reconocible. En la pantalla de la televisión
no se mostró el cruel ataque de los periodistas, sino la reacción de enfado del Dr. Hamer.
Al consumidor de televisión que no sabia nada al respecto, le enseñaron imágenes
seleccionadas, acompañadas por palabras polémicas del moderador, convenciéndoles de
una versión de los hechos totalmente errónea. Y en la totalidad del reportaje nuestro caso
no fue ninguna excepción.
Entrevistas enteras realizadas delante de las cámaras, fueron cortadas y destrozadas y
se emitieron con el contenido totalmente cambiado y con algunos comentarios de los
moderadores. ¡Este es el procedimiento usual de nuestra prensa libre!
Yo no me enteré de esa situación tan lamentable hasta mucho más tarde, a partir de
entonces intenté aceptar solamente las emisiones en directo. Porque sólo es una cuestión
de suerte. Se trata básicamente de la impresión que puedo transmitirles yo y mis vecinos
de enfrente...
¡De tanto aburrimiento, o simplemente porque tenían que suministrar tanto material, los
periodistas acabaron entrevistándose mutuamente! ¡Y todo lo que sabía contar! En
realidad sólo habíamos buscado resguardo de los periodistas feroces a unos mil metros
de nuestro apartamento. Por la noche, Itziar (directora del centro de nueva medicina en
Madrid) informó sobre un acontecimiento increíble. Czogalla y su equipo de terror las
habían perseguido por toda la ciudad con dos coches. Finalmente se refugió en una
gasolinera, donde enseguida su coche fue rodeado por los otros dos. Ella pidió ayuda a
amigos y a la policía y gracias a la unión de todas las fuerzas consiguió dar esquinazo a
los dos coches, que la perseguían. Al parecer Czogalla necesitaba más material para su
emisión de las 22.00hs. El procedimiento del -Spiegel-TV- fue realmente indescriptible. Se
hizo comprensible que con estos periodistas la editorial Spiegel conseguía más
información que una agencia secreta. Estos agentes siempre estaban en primer plano y
filmaban absolutamente todo lo que permitían sus cámaras. Sin embargo, sólo se llegaba
a emitir una fracción, el resto iba a parar al archivo, inalcanzable para la población.-
El reportaje trajo consigo que incluso empezaran a dudar del procedimiento los amigos de
la familia. En los medios de comunicación se encargaron del lavado de cerebro de la
población con el mensaje: -Olivia va a morir, si no ingresa pronto en el hospital, los padres
están obcecados.- Helmut lo notó en su amigo Sepp:
-A Sepp se le notaba que estaba bastante preocupado y que no confiaba en el Dr. Hamer.
¿Qué debía hacer? Las reacciones de la gente que no estaba preparada y que se veía
influenciada por los medios de comunicación era comprensible. ¿Cómo podían llegar al
trasfondo de la información de la que disponíamos nosotros? La televisión seguro que no
iba a aclarar el asunto, ni tampoco el periódico. Solo podía sospechar el ambiente que
había en Austria.-
Mientras tanto, y para regocijo de los medios de comunicación, los padres fueron
detenidos dos veces por la INTERPOL y les volvieron a dejar en libertad. A pesar de que
la parte oficial de Austria desmintió que existiera una orden de detención. Los Pilhar
escribieron una carta al presidente de la republica federal Klestil y exigieron además asilo
en España para que Olivia pudiese recuperar tranquilamente. Las autoridades austriacas
reaccionaron: Mandaron un avión especial a Málaga con un oncólogo del hospital Sta.
Anna y la doctora Marcovich con el avión de ambulancia para tratar con los Pilhar y
convencerlos para que regresaran (confirmó además que -no había ninguna necesidad de
medicina intensiva u otras medidas de medicina aguda-). También intervino el cónsul
austriaco en Málaga. El escándalo se hizo inaguantable.
-Nosotros estábamos cada vez mas convencidos de que ningún medico oficial, ninguna
autoridad, ningún periodista quería proporcionarle a la niña un tratamiento óptimo, sino
más bien que no podía ser, lo que no debía ser...
Naturalmente, para Olivia los continuos viajes eran una gran carga. El Dr. Hamer siempre
había intentado que sus pacientes estuvieran protegidos y tranquilos. En su antigua clínica
los había envuelto en mantas, los había puesto en el balcón, a coger aire fresco y les
estaban sirviendo continuamente. ¿De qué otra forma se puede curar un paciente con
dolores en los miembros, con gigantescas hinchazones en el hígado y similares?
Estábamos en una situación terrible. Desde el principio sabíamos que Olivia necesitaba
tranquilidad y cuidado continuo por parte de la madre. ¿Por qué no podíamos curarla en
su casa? ¿Por qué se nos perseguía por media Europa?-
Finalmente la familia decidió acabar con esta situación inaguantable y regresar bajo
determinadas condiciones. Se llegó al siguiente acuerdo por escrito: -La señora Dra.
Marcovich, como encargada del gobierno austriaco asegura, que no se hará nada en
contra de la voluntad de los padres, es decir, nada de quimioterapia ni estancia en un
hospital.- Firmado por la Dra. Marcovich y el cónsul Esten. Esta aseveración fue
confirmada a través de un faz por el Dr. Zimper, el tutor oficial de Olivia, quien prometió
en nombre del equipo principal del distrito, que en caso de que los Pilhar regresaran les
devolverían la custodia de su hija y no tomarían medidas de presión. Con estas garantías
del estado los Pilhar llegaron a Viena el 24/07, donde en primer lugar los enviaron a casa.
Sin embargo, les iba a esperar una desagradable sorpresa tras otra. En primer lugar no
se volvió a mencionar la devolución de la custodia a los padres, que en Málaga poseía el
cónsul Esten, como representante del estado. La devolución de la custodia por parte del
cónsul fue declarada inválida, el apoyo por parte del presidente de la provincia
simplemente no tuvo lugar.
A los padres se les ofreció cuidar a Olivia en el hospital de Tulln (al oeste de Viena) bajo
la supervisión del medico oficial Stangl (aquel, que había jugado una mala partida) y otro
medico, mas, pero sin quimioterapia y con el derecho de los padres a tomar cualquier
medida. Los padres estaban de acuerdo, ya que en el hospital Olivia podía tener mejores
cuidados.
-Nosotros creíamos que por fin habíamos encontrado un lugar, en el que podía recibir todo
lo que habían recibido los pacientes de la Nueva Medicina - un continuo control medico.
Por aquel entonces todavía no sabíamos de la existencia de una ley médica que prescribe
que en hospitales públicos solamente es posible el tratamiento de la medicina oficial. Fe
una de las muchas trampas, a la que nos guiaron.-
Al día siguiente los padres trajeron a Olivia a Tulln. La madre Erika debía de estar con
Olivia y cocinar para ella, ya que Olivia seguramente iba a rechazar la comida del hospital.
Ella se quedó directamente allí y Helmut se fue a su casa. Volvió a la mañana siguiente.
-¡Cuando llegué a Tulln casi me da un ataque! Había reporteros por todos los sitios, el
balcón hacia la puerta de Olivia fue flaqueado por la policía, el balcón se cerró y a través
de la ventana pude ver que Olivia tenía puesto un suero. Corrí por el pasillo central... y me
encontré a Erika totalmente destrozada.-
¿Qué había sucedido? A Olivia le estaban administrando analgésicos y estaba siendo
alimentada de forma artificial en contra de la voluntad de los padres. El Dr. Stangl
simplemente se limitó a asentir con la cabeza. La puerta a la habitación estaba cerrada y
vigilada, si Erika quería salir tenía que golpear en la puerta.
-Entonces vi el alcance del error de haber traído a Olivia hasta aquí. Estaba fuera de mí.
¿Cómo es posible que nos persigan con tanta crueldad? Furioso, llamé al Dr. Heinz
Zimper. Este me explicó que ya no tenía absolutamente nada que decir. Entonces empecé
a llorar y tuve que sentarme en el jardín para no caerme. Estaba como paralizado. Nos
habían atraído a Austria desde España con promesas y afirmaciones por escrito. Me
convencieron para llevar a Olivia a Tulln. ¡Yo personalmente la llevé de buena fe a Tulln!
¡Y ahora estaban practicándole la terapia de la que tanto miedo teníamos y contra la que
habíamos hecho todos estos esfuerzos! ¡Olivia no debía de curarse según las reglas de
la Nueva Medicina! ¡Porque eso hubiese contradicho la oncología de la medicina oficial!
¡La medicina oficial no debía de permitirlo!
La situación cada vez fue peor. Los médicos no respetaron a Olivia, comentando delante
de ella que iba a morir, si no le administraban pronto la quimioterapia. A los padres les
exigieron firmar de nuevo la aprobación para la quimioterapia, algo que desecharon.
Entretanto, el Dr. Hamer había descubierto tres clínicas dispuestas a tratar a Olivia:
Heidelberg, Madrid y Barcelona. Finalmente los padres apostaron por Barcelona y el -
avión-ambulancia austríaco-, así como la señora Dra. Marcovich estuvieron dispuestos a
hacerse cargo del vuelo. Sin embargo esto fue desestimado por los médicos y la tutela del
juicio, ya que según ellos Olivia -ya no era transportable-.
-¿Qué Olivia ya no era transportable?- Esa me pareció la mayor mentira de todas. Olivia
incluso podía ir al baño, nosotros paseamos varias veces con ella por la habitación ¿y
ahora resulta que ya no era transportable?
¿Entonces qué pasa con la gente mal herida en los accidentes de tráfico?
¿Qué personas son realmente transportables?-
Entretanto, el juzgado de Viena Neustadt consiguió una orden de detención contra el Dr.
Hamer por -sospecha de tortura o negligencia de personas menores de edad o
indefensas-. Ya no podía volver a Austria; su contrato de alquiler de su centro en Burgau
concluyó por orden del Partido Socialista local.
El ministro de medio ambiente austriaco Martín Bartenstein se unió a la discusión. En la
televisión abogó por una quimioterapia obligatoria de Olivia, incluso en contra de la
voluntad de los padres. Sin embargo, a los espectadores no se les dijo una cosa: Era
gerente de las siguientes empresas farmacéuticas: -Bartenstein GmbH-, -Pharmavit
GmbH-, -Genericon GmbH- y -Medicamentos Lannacher GmbH-. Esta ultima - ¡qué
casualidad! - fabrica -Doxorubicina-, una sustancia tóxica contra los tumores de Wilms.
Sobre todo, este hombre es el presidente de la ayuda de cáncer de niños austriaca y de
la asociación -Ayuda para niños enfermos de cáncer-. Más tarde fue hecho ministro de
familia. En una entrevista con una revista en 1992 dijo de la industria farmacéutica que
era una -importante rama industrial, que se ocupa de mis beneficios-. Parece que aquí el
aprendiz se convierte en maestro. Lamentablemente se produce más bien la regla, que la
excepción.
El 29/07 Olivia debía ser trasladada al hospital general de Viena. De repente sí era
transportable. Helmut aconsejó a su esposa aprovechar la última posibilidad para evitarlo:
Los médicos habían acentuado varias veces, que sin la compañía de su madre apenas
iba a tener la posibilidad de superar la quimioterapia. Así que querían obligarla a colaborar.
Erika se negó a viajar a Viena con la esperanza de que no se atreverían a separar a la
niña de su madre. -pero no se mostró ninguna compasión. La niña le fue arrebatada en
contra de la voluntad de la madre. Tuvo que haber sido horrible. Olivia gritó y Erika lloró.-
En la prensa escribieron que la -madre desnaturalizada- había abandonado a su hija.
Ya en su encuentro en Alemania el Dr. Hamer había descubierto en Olivia otros dos
conflictos: -un carcinoma de tubo de unión- en el riñón secundario (conflicto del fugitivo) y
un cáncer de huesos en la 2º vértebra de la espalda. Allí sufrió una caída de la autoestima
por su riñón enfermo (-allí ya no valgo nada-).
-¿Qué posibilidades le da la medicina oficial a un niño, que tiene un quiste en el riñón, un
carcinoma secundario, un cáncer de hígado y cáncer de hueso en una vértebra y que
además es sometido a una terapia obligatoria sin la presencia de sus padres?-
Lo que sucedió a partir de entonces lo descubrieron los padres dos años después, ya que
no se les permitió ver las actas de los enfermos. El -voto de silencio- de los médicos se
practicó de tal forma, que a los padres y a la opinión publica les ocultaron detalles
importantes, mientras que a los medios de comunicación les otorgaban simples mentiras,
algo que sólo se pudo descubrir dos años después en las actas. Pero para entonces el
tema ya había concluido.
Olivia recibió la primera quimioterapia al llegar al AKH. Después de la primera infusión
murió: ¡Paro respiratorio y cardiaco! Pero consiguieron reanimarla, rompiéndole casi todas
las costillas durante el masaje cardíaco (fractura de costillas en ambos lados con el
resultante neumotórax en la parte derecha) y también dos dientes durante la intubación.
Todo eso se mantuvo en secreto.
Después de que Olivia se recuperara un poco, siguieron adelante con la quimioterapia ¡y
esta vez directamente al corazón a través de la aorta! Además la metieron bajo el cañón
de radiación. Normalmente esto habría supuesto su final, sin embargo Olivia tuvo suerte
en su desdicha: Dado que los médicos sabían perfectamente, que no iba a sobrevivir a la
quimioterapia usual, sólo le dieron una dosis relativamente floja después del -SIOP estadio
II-, a pesar de que el diagnostico oficial, con el que también se efectuó la operación
posterior era de -estadio IV-. Bajo los ojos de la opinión pública no podían permitirse que
Olivia muriera en el hospital. La madre podía estar con Olivia día y noche, algo que
normalmente les prohíben a los niños con cáncer. Además renunciaron a la morfina y a
los opiáceos, pese a los dolores, tal y como recomendó Hamer. Al parecer conocen la -
Nueva Medicina- mejor de lo que dicen.
A los medios de comunicación se les contó que el -tumor de riñón- de Olivia pesó 6kg. Y
tenía el tamaño de un balón de fútbol. Y que gracias a la quimioterapia había disminuido
a la décima parte. En las radiografías que se mostraron dos años después, se podía ver
que el Dr. Hamer y los demás médicos tenían razón: ¡Era cáncer de hígado, era la
hinchazón del hígado la que provocó que se hinchara el vientre y no el quiste del riñón!
Un diagnóstico fallido de este tipo no tiene por qué tener necesariamente propósitos
engañosos, existen bastantes casos similares, en los que se malinterpretan quistes del
riñón. La -Nueva Medicina- permite un diagnostico más exacto por medio de la TAC. El
día 4 de agosto se confirmo el cáncer de hígado oficialmente; como siempre se llamó -
metástasis-.
-El punto clave es que es muy probable una mala interpretación con los limitados
conocimientos de la medicina oficial. No hace falta condenar a los médicos por haber
intentado extirparle a mi hija el carcinoma del hígado. Basta con saber su limitada
capacidad de diagnóstico y su falta de seguridad en los aciertos para huir de ellos como
de la peste.-
A su padre le fue prohibida la visita durante las seis semanas de quimioterapia de Olivia.
A veces lo dejaban estar a su lado un cuarto de hora, otras veces solo cinco minutos y
muchas veces nada. Los días que lo dejaban visitarla era registrado por los funcionarios,
como si se tratara de un criminal - pura vejación. Esa fue la venganza de los hospitales
por haber seguido dando su opinión a los medios de comunicación. Una vez los padres
hicieron una foto de su hija, enseguida les quitaron la cámara y echaron a Helmut del
hospital. También el médico de confianza de la familia aceptado oficialmente, el Dr.
Langer, fue alejado de la paciente. Le tenían prohibida la visita, no le permitieron analizarla
bajo ninguna circunstancia. No se querían dar a conocer resultados médicos que se
contradijeran con la versión oficial. Por este mismo motivo no se realizaron radiografías ni
TAC durante más de medio año, ni del cerebro, ni del vientre, a pesar de que era algo
usual en el desarrollo de los controles. Porque entonces la -Nueva Medicina- hubiese
recibido aun más pruebas a su favor.
En este periodo Olivia se encontraba muy mal. Los primeros días tuvo que mantenerse
artificialmente en un sueño profundo y recibir respiración asistida. Parecía estar muerta,
solo los reflejos pupilares indicaban que aun seguía con vía. Fue alimentada artificialmente
y recibió gran cantidad de antibióticos por infusión. A la semana siguiente se recuperó un
poco, aunque seguía -enchufada- a cables y tubos. Al cabo de dos semanas pudo
abandonar la estación intensiva. Olivia sufrió bastante por los efectos de la quimioterapia
y experimentó fuertes dolores. La mucosa de su boca se infectó a causa del veneno, le
dolía cada vez que masticaba. Para los médicos era otra razón más para alimentarla
artificialmente. Su vientre se hizo más pequeño, ya que la quimioterapia interrumpió la
fase de curación del hígado. Eso se interpretó como una -reducción del tumor-. En la
prensa solamente se dieron noticias de júbilo para la medicina oficial.
-Se reconoció el típico procedimiento de los medios de comunicación. En Alemania y en
España se dijo que el estado de Olivia era muy grave. Los padres fueron maldecidos por
haber dejado a la niña sufrir tanto. Ahora los medios de comunicación y los médicos
siempre lo disimulaban. Los dolores en una curación natural se describían como
inhumanos, en cambio, los dolores durante la terapia toxica de la medicina oficial parecían
ser aceptados por todos. ¡Era perverso!... Fue una terrible carga psíquica. Nos exigían
estar al lado de nuestra hija, viendo como la torturaban.-
El 18 de septiembre Olivia fue operada durante tres horas, se le extirpó el riñón derecho,
el quiste pesó 450 gr. Seguramente ya nunca podrá tener hijos. Después de la operación
siguieron con la quimioterapia.
Entretanto, las mentiras siguieron rondando en los medios de comunicación. Cada época
tiene sus temas emocionantes para acabar con alguien públicamente. Hoy en día hay tres:
nazis, sectas y abusos a menores. Dado que para el último no existía ninguna sospecha,
se intentó desacreditar al Dr. Hamer, diciendo que era un -gurú- y un -líder de sectas-.
Pero también se mencionó el tema de los nazis. Este calificativo no se podía atribuir ni al
Dr. Hamer ni a los Pilhar, pero sí a otros defensores de la -Nueva Medicina-como Kari
Nowak, que fundó una -cámara de pacientes- contra la cámara de médicos, asistida por
los Pilhar. En el trasfondo estaba el hecho de que en las llamadas -comisiones de ética-
sólo estaban los representantes del sindicato, pero ningún representante de los pacientes.
Helmut escribe sobre la emisión ORF -Report- del 22/08/1995 lo siguiente:
-Esta emisión fue una desfachatez. De nuevo me di cuenta de la escrupulosidad que se
seguía aquí: Kari Nowak... recibió el atributo de neonazi, también la doctora Rostovski
(medico de la -Nueva Medicina-). ¡Un diseño realmente escrupuloso y aventurero!...El
programa emitido fue un claro intento de plasmar al Sr. Nowak en primer lugar como un
ultraderechista y en segundo lugar ponerle como peón del Dr. Hamer. ¿En qué orden
social vivimos realmente? ¿Por que se intenta difamar públicamente y de forma tan masiva
a los críticos con imputaciones falsas? Pero ante todo ¿qué estructura tiene que poseer
un sistema que utiliza el término de -ultraderecha- como cajón para los críticos? Par mí
este procedimiento es bastante dudoso. - El juez prohibió a Helmut Pilhar el contacto con
Kari Nowak! ¿Existe realmente la -libertad-? ¿O la democracia?
El periódico -Kurier- de Viena exigió internar al Dr. Hamer y le obligó a someterse a una
terapia con el permiso expreso del -consejo de prensa austriaco-.
Cuando más tarde Erika Pilhar esperaba su cuarto hijo se podía leer la noticia: -¿Esta
mujer puede seguir teniendo niños?-
Resulta curioso, cómo de repente todos los medios de comunicación coinciden en lo
mismo. Un redactor jefe de TV que quiso permanecer en el anonimato dijo durante una
conversación con el Dr. Hamer:
-¿Creen de verdad que en general los periodistas son tan infinitamente tontos, como
tuvieron que aparentar en el último medio año? Hace tiempo que se dieron cuenta, de que
la Nueva Medicina es correcta, saben que las 5 leyes de la naturaleza, que se dejan
reproducir todos los días en cualquier caso, tienen que ser más correctas que 5000
hipótesis de la medicina colegiada. ¡Pero si alguien escribe esto entonces se le despide!-
Pero las peores calumnias del caso Olivia llegaron - seguro que ya no le sorprenderá a
nadie - del -Spiegel-. En la edición 32/1995 se publica una polémica que asemeja un
linchamiento periodístico. Para explicarlo citaré una carta de un lector que no se publico
en el -Spiegel-, pero sí se pudo leer en el -raum&zeit- 80/1996 (hemos impreso la carta en
la letra normal para destacar las citas del -Spiegel-):

-Lo que destaca - también para las condiciones del -Spiegel- es la agudeza de la polémica.
No encontramos el usual sermoneo por parte de la posición segura y establecida, sino un
afán tipo religioso. Solo puedo sospechar que alguien se siente afectado y que teme la -
Nueva Medicina- de Hamer más de lo que aparenta. Sería deseable... en lo que se refiere
al carisma de Hamer, que el reportero sólo pudiera sustraerse de ella con dificultad.
El confirma la unión de corazón y conocimiento-... una mezcla de proximidad calurosa y
carisma frío, que- - algo malo tiene que tener - -recuerda a la amenazante fuerza de
radiación de los líderes sectas.- No sé qué tiene que ver esto con la secta -Fiat Lux- (que
pertenece a la sección de -desorden grave-). Se despiertan asociaciones que se quedan
enganchadas. En un par de líneas el reportero se las arregla con el verdadero concepto
de la -Nueva Medicina- de forma superficial. No hace falta decir, que con una temática tan
compleja no podemos ser justos, aunque nuestra intención sea buena. Pero eso tampoco
se desea, ya que de todas formas está claro que todo eso tiene que ser una tontería.
-Hamer refleja hábilmente los puntos débiles de la medicina del estado-, estas debilidades
se confiesan y se disculpan en el mismo momento por ser inmensas, dado que los médicos
se esfuerzan según la interpretación de los autores. Resulta absolutamente inimaginable,
que alguien por sí solo solucione este gran embrollo. De acuerdo - ¡eso es un poco fuerte!
Dado que no se produce una discusión objetiva (según una opinión tampoco tiene por qué
suceder), se inclinan por desacreditarlo. En este caso es bienvenida como fuente incluso
el periódico -Bild-, que llamó a Hamer un -curandero fanático- - ellos tienen que saberlo.
Un pequeño extracto de los muchos atributos que le quedan al -Spiegel- para el Dr. Hamer:
-un sanador de cáncer enajenado-, -medico de cáncer nombrado a sí mismo-, -doctor
milagroso-, -medico tronado-, -Gurú del cáncer-, -excéntrico doctor milagroso del tumor-,
-Fuego fatuo, médico con una mirada flameante-, etc.
Por otro lado, sus adversarios establecidos están en contra: -El especialista de cáncer con
mas experiencia de Austria-, -caballero blanco de la medicina oficial-, -un especialista de
cáncer infantil muy experimentado-, -el adecuado-, -pediatra con estudios oncológicos-, -
la primera dirección en Austria para niños enfermos de cáncer-, el -prestigioso especialista
de cáncer de Kassel- y sus métodos son las -bendiciones del arte de curación establecido-
, -la marcha triunfal de los venenos de las células- con -posibilidades de curación bastante
rentables- (en los tumores de Wilms), -lo médicamente necesario-, -tubos que pueden
salvar la vida-, -tratamiento de primera necesidad-, -posición científica-, -médicos y
enfermeros que trabajan con un gran riesgo-. Todo eso son palabras mayores, que aquí
se han conferido sin estar comprobadas. Tampoco están comprobados los atributos de la
-Nueva Medicina-, es decir, los -caminos errados hacia lo irracional-, -tesis de cáncer
obtusas-, -escritos crespos-, -simples promesas de curación-, -tonterías de Hamer-, -
fracasos esperados-, -sistema de ilusión cerrado-.
¿Serían necesarias cañones tan fuertes, si el sistema fuese realmente tan absurdo? Los
padres de Olivia tampoco reciben compasión. El padre -fantasea- con una -obvia pérdida
de la realidad-, -enseña... durante horas- con una -sonrisa presumida-, -herético-. Además
posee un -teléfono móvil, que le pone en comunicación con el venerado doctor alemán y
sus seguidores-. Debe tratarse de un modelo especial. Al menos, el autor sabe lo -frágil
que se ha vuelto la medicina oficial-, de tal forma que los -enfermos buscan protección en
sanadores milagrosos-, por supuesto -de forma poco critica-. De momento, en el cáncer y
en el SIDA la -medicina oficial lucha con armas sin filo-. Ni siquiera se mencionan otras
armas. La terapia estándar tampoco es brutal, no es una -tortura despiadada-, sino que
actúa sobre -profanos simpatizantes- (de todas formas estos son incompetentes). Además
existe una -situación paradójica, porque cuando más avanzados están los científicos,
consorcios farmacéuticos y médicos técnicos en la curación medica, mas parecen temerla
los pacientes-. ¡Lo han adivinado! - aunque lo que aquí tomamos por paradójico sólo lo
sabe alguien que adquiere su conocimiento por medio de los folletos de estos consorcios
farmacéuticos. Para compensar una atrofia de confianza en la medicina oficial no se les
ocurre nada mejor que el marketing. -Médicos alemanes a toda máquina.- ¿Habrán
aprendido cosas nuevas? No - quieren crear un -nuevo tipo de paciente para que no huyan
aún más pacientes a los sanadores-, o al Dr. Hamer. No esperaba tanta sinceridad. Para
todo lo que no encaja en el concepto, es válido lo mismo que antes: -la efectividad no está
o no está del todo demostrada-. Y tampoco puede estarlo, porque - y existen pruebas de
ello - en varios lugares se prohibió probar las tesis de Hamer... Dado que uno no está
acostumbrado, ni retórica ni técnicamente a la -Nueva Medicina-, se intenta desacreditarla.
Por ello una pobre niña y su bonus de compasión fueron ideales. Toda la situación me
parece una puesta en escena inteligente con vistas a la opinión pública. Al -sistema
Hamer- se le echa en cara algo que la medicina del colegio practica desde hace tiempo: -
Si la cosa funciona, es mérito suyo, si va mal, los culpables son los demás.- El propio
método se desfigura en tantos fragmentos, que tiene que parecer absurdo...
Pero el colmo del descaro es la suposición de que el Dr. Hamer -espera el fallecimiento
de Olivia. De que toma la muerte de Olivia como una victoria.- Tanto cinismo es incluso
demasiado para el -Spiegel- y confirma mi apreciación: descrédito de la peor calaña.-

Hasta aquí la carta del lector al -Spiegel-. La redacción de -raum&zeit- añadió además:
-El odio del Spiegel contra el Dr. Hamer es sólo un ejemplo de la creación de opiniones
de los llamados noticiarios. Entretanto, el Spiegel personaliza el más complaciente
periodismo del poder dominante, camuflado por noticiarios.-
Creo que el ministro de la propaganda nazi, Goebbels, estaría satisfecho con las
publicaciones del -Spiegel-. ¿El -Spiegel- como órgano oficial de la medicina? ¡Así parece!

Lo que siguió
Después de haber cambiado correspondientemente la opinión publica, empezó a atacar
el sindicato. Siempre se volvió a intentar internar a los padres en un psiquiátrico (sobre
todo a Helmut). Dado que las leyes austriacas no permiten una psiquiatrización obligatoria
y los dos ni siquiera fueron a las -charlas-, se crearon -dictámenes lejanos- del material
de televisión sobre los Pilhar, pero con ello no se consiguió nada.
En 1996, Erika y Helmut Pilhar, que hasta ahora no habían tenido nada que ver con la
justicia, fueron presentados ante el tribunal por rapto y tortura de Olivia y condenados
cada uno a ocho meses de cárcel con libertad condicional. La sentencia fue confirmada
en última instancia en 1997. Pero es ahora, tras acabar los hechos, cuando los padres
recibieron toda el acta de la enfermedad de su hija. El hospital cobró para este servicio de
los Pilhar 1.500.
El juicio trataba de sí los padres le habían quitado su hija al estado de forma maliciosa o
si la preocupación sobre la salud de su hija estaba justificada. Pero dado que esta
pregunta está muy unida a la de la validez de la -Nueva Medicina- la sentencia no era muy
difícil de predecir. Para justificar esta sentencia formalmente a los padres y a sus
abogados no se les permitió:
 Remitir las actas de enfermedad de Olivia.
 Un contradictamen sobre los efectos secundarios de la quimioterapia.
 Un contradictamen sobre la -Nueva Medicina-
 Una toma de declaración del Dr. Hamer como testigo
 Una toma de declaración de otros testigos actuales.
 La declaración de los curados de la -Nueva Medicina-
En Internet, donde la familia Pilhar publicó los trasfondos ignorados por la prensa,
escribieron: -Se colocaron treinta (!) policías armados, como si se tratara de un proceso
de criminales peligrosos. Funcionarios vestidos de paisano -aseguraron- el parque
colindante. El juez trató al publico, que en su mayor parte estaba formado por gente curada
por Hamer y gente interesada en Hamer, como si fueran personas de segunda categoría.
Inmediatamente después del -testimonio- de la defensa el juez pronunció la sentencia,
apreciándose de esta forma, que la sentencia ya estaba fijada con anterioridad.
En el periodo del proceso nos proporcionaron una carta de participación. Era una carta de
un empleado del gobierno austriaco, que no conocía al Dr. Hamer. El escribió: -Esto es un
proceso de sistemas totalitarios contra disidentes, es un proceso de alta traición. -De
forma similar nos lo confirmó el experto en psiquiatría. -Nosotros también lo percibimos de
forma similar-.
-Casualmente-, un mes mas tarde se cambio el párrafo correspondiente, en el que se
podía leer que en el futuro próximo un medico puede quitarle a los padres sus hijos aun
con mas facilidad, -si tiene razón para creer, que sin su proceder el bien corporal o
espiritual de la persona menor de 16 años puede estar seriamente dañado-.
El proceso muestra con claridad que no existe una libre elección de la terapia, si se ven
involucrados menores de edad. Esto se contradice con los derechos básicos, pero da
igual, porque el sistema tiene que asegurarse. Los padres Pilhar no solamente han creado
su propia opinión al respecto sobre lo que puede ser mejor para su hija, sino que además
se negaron a conceder la custodia de su hija a una institución anónima, de la que no se
fiaban por una buena razón. Helmut escribió: -Vivimos en una época, en la que metemos
a nuestros niños en la guardería, porque molestan. Si se ponen enfermos los metemos en
los hospitales. Nos deshacemos de ellos y dejamos la responsabilidad a las instituciones.
Y estas son reclamadas por el estado. El estado reclama este desplazamiento de la
responsabilidad, reclama la -irresponsabilidad- del pueblo.-
Olivia pudo regresar a su casa medio año después, aunque tenía que seguir yendo al
hospital para someterse a quimioterapia - durante dos años. Su pasaporte fue requisado
y a los padres se le prohibió cambiar de domicilio. Olivia se ve afectada por lo que le
sucedió: cada noche tiene pesadillas por los sucesos del hospital y depende más de la
madre. De lo que debería. Come poco y su peso esta por debajo de la media. El riñón
restante también parece estar dañado, al igual que el riñón secundario. El hígado, cuya
curación se vio interrumpido por la quimioterapia, amenaza con volverse cirrótico. Pero el
órgano más afectado es el corazón, dado que el veneno se inyectó directamente del
cartílago al corazón. A pesar de ello el estado de su corazón no se controla médicamente
desde hace 10 meses, para no proporcionar datos que puedan documentar las
consecuencias de la quimioterapia.
¿Por qué tuvo que ser precisamente Olivia, la victima de las campañas de los medios de
comunicación contra la -Nueva Medicina-? La respuesta parece algo cruel, pero es
evidente:
A una persona adulta no se la puede obligar a someterse a una terapia. En cambio, el
niño es una excepción, al ser obligado -por su bien- contra su voluntad y la de sus padres.
Pero un procedimiento así tiene que hacerse plausible. Para ello, en nuestro mundo de
imágenes de televisión solamente es apropiado un tumor visible, todo lo demás es
demasiado teorético. El espectador no puede juzgar si la hinchazón del vientre se debe
realmente al tumor. Entonces sólo hay que crear una situación y enseguida todos sienten
compasión por la pobre niña, cuyo -tumor- parece que está a punto de -explotar-. Los -
caballeros blancos de la medicina oficial- vienen para salvar a la niña, curándola con sus
métodos -científicamente reconocidos-. Ya no hace falta demostrar, que en caso contrario
hubiese muerto (y tampoco se puede). Dado que después está -sana- (por lo menos en la
prensa), lógicamente el Dr. Hamer tenia que haber fallado. La cosa estuvo a punto de salir
mal, dado que los padres eran extraordinariamente constantes (por lo que además fueron
castigados). Si se hubiesen quedado en Málaga y Olivia se hubiese convalecido allí, se
tendrían que haber inventado otra cosa.
Helmut Pilhar, que durante los tiempos difíciles tuvo que dejar su trabajo, para tener
tiempo para su hija y todas las adversidades, ya no encontró trabajo. Desde hace un año
y medio ya no recibe dinero del paro ni apoyo social. La situación de la familia es precaria
y viven de donativos y regalos de amigos. A pesar de todas las dificultades la familia sigue
estando convencida del efecto de la -Nueva Medicina-. Con sus publicaciones intentan
animar a la gente, para que la muerte por quimioterapia se acabe de una vez por todas.
La madre, Erika escribió como epígrafe del diario de Helmut:
-Algo así no debe repetirse nunca más. ¡Una familia no debe sufrir nunca más un dolor
semejante!

:::. El caso Olivia .:::

Biografía de Hamer

Reseña Biográfica
El Dr. Ryke Geerd Hamer nació en 1935 en Frisia
(Alemania), estudió medicina y teología en la Universidad
de Tübingen. A la edad de 22 años, completó su título de
maestro en teología y cuatro años después, recibió su
licencia profesional de doctor en medicina. Los años
siguientes ejerció en diferentes clínicas universitarias en
Alemania.

En 1972 el Dr. Hamer completó su especialización en


medicina interna y comenzó a trabajar en la Clínica
Universitaria de Tübingen como internista a cargo de
pacientes con cáncer. Al mismo tiempo, ejerció
práctica médica privada con su esposa la Dra. Sigrid Hamer,
a quien había conocido durante sus estudios en Tübingen.
Él también mostró un extraordinario talento para inventar
equipos médicos.

Entre otros, le pertenece la patente de un escalpelo no


traumático (Escalpelo-Hamer) que corta 20 veces más fino
que una navaja de rasurar, una sierra especial para hueso
en cirugía plástica, y una mesa de masaje que se ajusta
automáticamente a los contornos del cuerpo.

Sus inventos proveyeron los medios financieros al Dr.


Hamer y a su familia para irse a Italia, donde él hizo su plan
para tratar a los enfermos de los barrios pobres de Roma sin
costo alguno. En Agosto 18 de 1978, estando en Roma, los
Hamer recibieron la traumática noticia de que su hijo Dirk
había sido accidentalmente herido de bala por el Príncipe
Italiano Víctor Emmanuel de Saboya. El 7 de Diciembre de
1978, Dirk sucumbió a las heridas y murió en los brazos de
su padre.

Poco tiempo después de la muerte de Dirk, el Dr. Hamer fue


diagnosticado de cáncer testicular. Debido a que él nunca
había estado seriamente enfermo, postuló que el desarrollo
de su cáncer podría estar directamente relacionado con la
pérdida inesperada de su hijo. De hecho, eventualmente él
llamó a este choque inesperado un SDH ó -Síndrome de Dirk
Hamer- en honor a su hijo Dirk.

La muerte de Dirk y su propia experiencia con el cáncer


llevaron al Dr. Hamer a un viaje científico extraordinario. En
aquel tiempo siendo internista en jefe de una clínica
oncológica en la Universidad de Munich, comenzó a
investigar las historias de sus pacientes con cáncer y pronto
aprendió que, como él, todos ellos habían experimentado un
choque inesperado de algún tipo. Pero llevó su investigación
mucho más lejos. Siguiendo la hipótesis de que todos los
procesos corporales soncontrolados desde el cerebro, él
analizó los escáneres cerebrales de sus pacientes y los
comparó con los registros médicos y psicológicos
correspondientes. Para su asombro, encontró una clara
correlación entre ciertos -choques de conflicto-, cómo se
manifiestan estos choques en el órgano y cómo todos estos
procesos están conectados al cerebro. Hasta entonces,
ningún estudio había investigado el origen de la enfermedad
en el cerebro ni el papel del cerebro como mediador entre la
psique y el órgano enfermo.

El Dr. Hamer descubrió que cada enfermedad se origina por


un choque ó trauma que nos toma completamente por
sorpresa. En el momento que el conflicto inesperado ocurre,
el choque impacta un área específica en el cerebro causando
una lesión (más tarde llamada Foco de Hamer), visible en un
escáner cerebral como un grupo de anillos concéntricos
nítidos. Las células cerebrales que reciben el impacto envían
una señal bioquímica a las células del cuerpo
correspondientes provocando el crecimiento de un tumor, la
necrosis de un tejido o la pérdida funcional, dependiendo
qué capa del cerebro recibe el choque. La razón de porque
conflictos específicos están irrefutablemente unidos a áreas
específicas del cerebro es que, a través de
nuestra evolución histórica, cada área del cerebro fue
programada para responder de manera instantánea a
conflictos que pudieran amenazar nuestra supervivencia.
Mientras el tallo cerebral (la parte más antigua de nuestro
cerebro) esta programada con cuestiones básicas de
supervivencia como respiración, reproducción y
alimentación, el cerebro (la parte más nueva) está más
relacionada con temas de tipo social y territorial. El Dr.
Hamer también descubrió que cada enfermedad progresa a
través de dos fases: primero, unafase activa del conflicto,
caracterizada por estrés emocional, extremidades frías,
falta de apetito, falta de sueño, y posteriormente, en caso
de resolver el conflicto, una fase de curación. Este es el
periodo en el que la psique, el cerebro y el órgano
correspondiente entran en la fase de recuperación,
frecuentemente un proceso difícil, marcado por fatiga,
fiebre, inflamación, infección, y dolor.

El Dr. Hamer llamó a sus descubrimientos -Las Cinco Leyes


Biológicas de la Nueva Medicina-, ya que su investigación esta
completamente acorde a las leyes naturales de
laEmbriología y a la lógica de la evolución. A través de los
años, el Dr. Hamer ha sido capaz de confirmar sus
descubrimientos con más de 40,000 estudios de caso. El
resultado de este trabajo científico es la creación de un
diagrama -Psique-Cerebro-Órgano- que señala la
enfermedad, el contenido del conflicto biológico que la causa,
el sitio en el escáner cerebral donde la lesión
correspondiente puede ser observada, cómo se manifiesta
esa enfermedad en la fase activa del conflicto, y qué se debe
esperar en la fase de curación (publicaciones).

La investigación del Dr. Hamer cambia radicalmente las


muchas teorías existentes de la medicina convencional. Su
explicación de la enfermedad como una interacción
significativa entre la psique, el cerebro y el órgano
correspondiente refuta la visión de que la enfermedad
ocurre por azar o como resultado de un error de la
Naturaleza. Basado en criterios científicos probados, la
Nueva Medicina Germánica rompe con los mitos de las células
cancerígenas malignas o de los microbiosdestructivos e
identifica a las "enfermedades infecciosas" así como a los
tumores cancerosos como medidas naturales de emergencia
biológica practicadas por millones de años y diseñadas para
salvar al organismo, y no para destruirlo como nos fue
enseñado. Enfermedades tales como el cáncer pierden su
imagen amenazadora y son reconocidas como programas
especiales significativos de supervivencia biológica con los que
cada ser humano nace.

En Octubre de 1981, el Dr. Hamer presentó su investigación


a la Universidad de Tübingen como tesis pos-doctoral. El
objetivo era tener probados sus descubrimientos en casos
equivalentes para que la Nueva Medicina Germánica pudiera
ser enseñada a todos los estudiantes de medicina y
los pacientes pudieran beneficiarse de los descubrimientos lo
antes posible. Para su gran sorpresa, el comité de la
Universidad rechazó su trabajo y rehusó evaluar su tesis, un
caso sin precedentes en la historia de las universidades. Más
aún había otra sorpresa. Poco después de haber entregado
su tesis, al Dr. Hamer le fue dado un ultimátum, renegar de
sus descubrimientos o no ver renovado su contrato. Fue
extremadamente difícil para él entender por qué estaba
siendo expulsado de la clínica al presentar descubrimientos
científicos bien fundamentados. Después de darle de baja,
se retiró a su práctica privada donde continuó la
investigación. Varios intentos de abrir una clínica privada
fallaron debido a esfuerzos concertados para oponérsele.
Cartas de los pacientes del Dr. Hamer dirigidas a las
autoridades de salud permanecieron sin respuesta o fueron
regresadas con el comentario: -¡No aplicable!-.

En 1985, después de 29 años de matrimonio y de ver por


cuatro niños, Sigrid Hamer fallece. Ella nunca se recuperó
del pesar por la muerte de su hijo y de la persistente
intimidación de la familia de Saboya.

El hostigamiento al Dr. Hamer culminó in 1986, cuando una


sentencia de la corte le prohibió continuar la practica de la
medicina. A pesar del hecho de que su trabajo científico
nunca fue desaprobado, perdió su licencia médica a la edad
de 51 años, debido a que se rehusó a renunciar a sus
descubrimientos sobre el origen del cáncer y a regirse por
los principios de la medicina oficial. Privado de una licencia
médica, el Dr. Hamer dependía ahora de otros doctores para
obtener escáneres cerebrales y registros médicos de
pacientes. Pero estaba determinado a continuar su trabajo.
Para 1987 ya había analizado más de 10,000 casos y fue
capaz de expandir su descubrimiento de las Cinco Leyes
Biológicas de la Nueva Medicina Germánica a prácticamente
todas las enfermedades conocidas en la medicina. Mientras
tanto la prensa y la medicina establecida no pararon de
atacar su trabajo. Periodistas y médicos -expertos-
retrataban al Dr. Hamer como charlatán, sanador milagroso
autoproclamado, líder de culto, o criminal demente quien
negaba a los pacientes con cáncer los tratamientos
convencionales -salva vidas-. Hubo aún, solicitudes para
evaluar su condición mental por parte de psiquiatras
elegidos por la corte.

En 1997 el Dr. Hamer fue arrestado y sentenciado a 19


meses en prisión por haber proporcionado a tres personas
información médica sin tener licencia médica. En contraste,
trece años después de haber asesinado a Dirk Hamer, en
1991 Víctor Emmanuel de Saboya había sido sentenciado a
solo 6 meses de audiencias por la posesión ilegal de un
arma. Cuando el Dr. Hamer fue arrestado, la policía buscó
sus archivos de pacientes. Subsecuentemente, un fiscal se
vio forzado a admitir durante el juicio que, después de 5
años, 6,000 de 6,500 pacientes casi todos con cáncer -
terminal- estaban aún vivos. Y así, irónicamente, fueron sus
oponentes los que proveyeron las estadísticas actuales
probando el notable índice de éxito de la Nueva Medicina
Germánica. Todavía, hasta hoy en día, la Universidad de
Tübingen rehúsa probar el trabajo científico del Dr. Hamer a
pesar de dos órdenes de la corte en 1986 y 1994. De igual
manera, la medicina oficial rehúsa aprobar la Nueva
Medicina Germánica a pesar de las
numerosas verificaciones tanto por parte de médicos como
de asociaciones profesionales (verificaciones).
El 9 de Septiembre del 2004 el Dr. Hamer fue arrestado en su
casa en España-. y después de un año y medio en la prisión
francesa de Fleury Merogis, el Dr. Hamer fue
finalmente liberado en Febrero del 2006.

Fuente:http://germannewmedicine.ca

:::. Biografía de Hamer .:::

Manifiesto

Manifiesto.
Debo confesarlo. Estoy preocupado.
Los médicos estamos perdidos.
No sabemos qué es lo mejor para nuestros pacientes.
Pero eso no es lo que me preocupa.
Es que ante esa ignorancia, no dudamos en hacer lo peor.
Somos hipócritas. Somos necios.
Somos poco serios con la gente que nos pide ayuda.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.


Los médicos no debemos seguir luchando entre nosotros.
Expresando delante de los pacientes críticas a nuestros colegas.
Diciendo que los que no hacen lo que nosotros hacemos.
Son comerciantes. Ignorantes. Peligrosos.
Cuando la ignorancia es criticar sin conocer.
Cuando el peligro es comerciar sin dar nada valioso a cambio.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.


Los médicos no somos sabios.
No leemos a los grandes maestros.
No investigamos nuestro propio corazón.
Solo repetimos ciertas modas calificadas de ciencia.
Interpretamos estadísticas como verdades reveladas.
Trabajamos con nuestros semejantes como si no tuvieran alma.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.


Los médicos no amamos a nuestros pacientes.
Nos molesta su pregunta, su deseo, su miedo.
Queremos que sean piedras sin luz propia.
Ansiamos que no nos llamen ni interrumpan nuestro descanso.
Los convertimos en enemigos si no se curan.
Nos liberamos si se van de nuestras vidas.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.


Los médicos vamos por mal camino.
Porque no somos médicos para anotar en planillas.
Lo somos para ayudar y guiar al que sufre.
Y nos hemos convertido en tecnócratas de la salud.
En dueños de un poder que no duda en sacrificar a los otros.
En jueces que tratan a sus pacientes como reos.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.


Los médicos creemos ser poderosos.
Hablamos por los medios sin humildad.
Damos respuesta a todo sin siquiera escuchar la pregunta.
Vociferamos el peor de los infiernos si no se hace lo que decimos.
Ignoramos el saber popular.
Nos olvidamos de Dios creyéndonos dios.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.


Los médicos nos encontramos.
Al no saber hacer lo mejor siempre elegimos no hacer lo peor.
Recuperamos nuestra capacidad de pensar.
Jamás hacemos a los otros lo que no haríamos con nosotros.
Somos hermanos de nuestros pacientes.
Los escuchamos con respeto. Con ganas de ayudarlo.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.


Los médicos reconocemos en un colega a un hermano.
Lo respaldamos. Lo cuidamos. Lo aconsejamos.
No actuamos corporativamente y denunciamos a los que no respetan a sus pacientes.
Nos damos cuenta que el valor de un médico es el amor que tiene por sus pacientes.
Alentamos a los que estudian lo que la Universidad aún se niega a enseñar.
Nos abrimos al saber de los pueblos.
Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.
Los médicos nos acercamos a la sabiduría y no solo al conocimiento.
Aprendemos de los grandes maestros
Abrimos nuestro corazón a nuestras propias dudas.
No confiamos ciegamente en lo que nos dicen los grupos de poder
Nos jugamos por el dolor del semejante
Que es nuestro dolor y el de los que ya no están.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.


Nuestros pacientes son nuestros hermanos
Y los tratamos como haríamos con nuestra madre, con nuestro hijo.
Los miramos con afecto, les sonreímos, nos preocupamos por ellos.
Son lo más importante en nuestro camino. Aprendemos de ellos.
Los ayudamos a no sufrir, los contenemos, los protegemos.
Oramos por ellos. Rogamos que nada malo les pase.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.


Los médicos nos damos cuenta que Dios también nos ha creado.
Tomamos conciencia de la responsabilidad que tenemos.
No para temerle a nuestros pacientes sino para ponernos de su lado
No tenemos en nuestras manos su vida sino sus esperanzas.
Colaboramos con la luz, no con el poder que los esclaviza.
Somos humildes instrumentos de Dios y no poderosos jueces de la muerte.

Debo confesarlo. A veces tengo esperanzas.


Y me levanto con la ilusión de poder ayudar a mis pacientes.
Después el día apacigua mis ilusiones.
Porque el dolor es muy grande y los medios tan pocos.
Pero no pierdo las esperanzas y reincido cada mañana.
Al fin de cuentas, los médicos no estamos solos.
Al fin de cuentas, alguien o muchos nos están mirando.
Habría que saberlo.

Fernando Callejón
Invierno 2007.

:::. Manifiesto .:::


Autores invitados . Hamer 1

Prólogo. (del libro del Dr Hamer, Fundamentos de una Nueva


Medicina)

Este libro es el legado de mi hijo DIRK. Yo lo transmito como el


administrador de su herencia. Nunca deberá ser escatimado a quien
lo necesite para sobrevivir. Pero nadie debe enseñarlo sin mi permiso
expreso. Los actuales pseudo maestros de la medicina han
combatido este legado durante años por motivos egoístas y extra
médicos. No son dignos de enseñar este legado.
Para ustedes, mis pacientes, será este tomo del legado de mi
DIRK la base de su esperanza. La mayoría de ustedes podrán sanar
si comprenden y siguen correctamente el sistema, y si les es dado por
los médicos formados por mí con manos cálidas y un corazón caliente
y solidario, quienes los ayudarán en el trance. Este sistema de la
NUEVA MEDICINA será denominado alguna vez la mayor bendición
de toda la medicina.
Todo lo que fue escrito hasta ahora ha sido expresado de
acuerdo con el mejor conocimiento y verdad y sólo se ha modificado
donde la esfera íntima del paciente así lo requería. Les pido que
brinden consideración a las personas y sus destinos descriptos aquí.
Y si por casualidad creyeran saber de quién se trata, guarden
discreción! Los relatos de ejemplos no están para entretener sino para
servirles de ayuda a quienes están enfermos también.
Ninguna persona puede decir que no se puede equivocar. Esto
vale también para mí. Deseo expresamente que no me -crean- sino
que sean convencidos por el sistema mismo, lo que con alta
probabilidad es comprobable y comprobado.
El boicot contra la Nueva Medicina fue proporcional en
dramaticidad e infamia al significado de este descubrimiento de las
relaciones de la aparición del cáncer. Yo mismo enfermé en 1978 de
cáncer de testículos, cuando mi hijo DIRK fue baleado mortalmente
mientras dormía por un príncipe que quería matar a un médico romano,
y murió en mis brazos casi 4 meses después. Eso fue el DHS, el DIRK-
HAMER-SINDROME, que me había atacado. Un suceso tan dramático
puede ser comprendido por las personas que nos rodean como shock
vivencial. Pero la mayoría de tales o similares shocks vivenciales
ocurren desapercibidos del entorno sólo en el interior del paciente. No
es por eso menos dramático ni menos efectivo para el organismo del
paciente, para quien sólo es importante lo que el paciente experimentó
o experimenta. En general no puede hablar de ello con nadie, si bien
no habría nada que haría con más gusto que -sacar su conflicto del
alma-.
El DIRK-HAMER-SINDROME (-DHS-) es el punto de inflexión y
angular de toda la NUEVA MEDICINA y de la comprensión total del
cáncer y hoy entretanto de toda la generación de enfermedad. No
muchos conflictos producen lentamente cáncer (como -factores de
riesgo-) o grandes conflictos, que veríamos venir, producen cáncer,
sino sólo el conflicto shockeante inesperado, que nos -sorprende
desprevenidos- nos produce DHS. Ni cien tiros al arco de fútbol hacen
un gol, sino sólo el desprevenido que -sorprende- al arquero, ése entra
imparable en el arco. Ese es el -conflicto biológico- al que me refiero y
el que tenemos en común con los mamíferos e incluso las plantas.
El descubrimiento de las relaciones del cáncer fue para nosotros
los vivos demasiado pesado evidentemente. Las había descubierto un
muerto. Yo les transmito su legado.
Pero él no sólo dio a través de su muerte las bases para el
descubrimiento de estas relaciones sino que aún después de su
muerte - creo yo - profundizó más en este descubrimiento que lo que
se pudo esperar hasta ahora.
Esto sucedió así:
Cuando en setiembre de 1981 creí haber encontrado por primera
vez un sistema en la génesis del cáncer, a saber el DIRK-HAMER-
SINDROME, entonces me -temblaron las rodillas-, como quien dice.
Este descubrimiento me pareció demasiado violento como para
atreverme a creerlo. Por la noche tuve un sueño: mi hijo DIRK, con
quien sueño a menudo y a quien consulto en el sueño, se me apareció
en el sueño, sonrió su sonrisa bonachona, como solía hacerlo, y dijo:
Lo que encontraste, Geerd, es correcto, es totalmente correcto. Te lo
puedo decir, porque ahora sé más que tú. Tú lo descubriste
inteligentemente. Desatará una revolución en la medicina. Pero tú
debes continuar investigando, todavía no lo encontraste todo. Aún te
faltan dos cosas importantes.
Desperté y recordé cada palabra de nuestra conversación. Me
había tranquilizado y convencido desde entonces firmemente de que
el DIRK-HAMER-SINDROME era atinado. Hasta ese momento había
examinado unos 170 pacientes. Llamé al Sr. Oldenburg de la televisión
de Baviera, quien ya había transmitido un breve reportaje del escalpelo
de Hamer en mayo de 1978 en el Congreso de Cirujanos en Munich.
El vino a Oberaudorf y realizó una pequeña película, que fue enviada
a Baviera el 4.10.81, al mismo tiempo se transmitió el evento en la
televisión italiana RAI en un reportaje. Entonces me aboqué como
embriagado a examinar otros casos. Sabía exactamente que en poco
tiempo me iban a impedir en la clínica que continuara haciéndolo ya
que mis resultados eran contrarios a la medicina académica.
Dado que había ido coleccionando no sólo cada vez más casos
sino tabulados según un objetivo, pude hacer una comprobación
violenta: siempre había p. ej. en el cáncer de cuello de útero un
contenido conflictivo muy especial, a saber uno sexual, en cambio en
el cáncer de mamas uno humano general, la mayoría de las veces
incluso un conflicto madre/hijo, el cáncer de ovarios un conflicto de
pérdida o un conflicto genital-anal, etc. Al mismo tiempo comprobé que
cada tipo especial de cáncer tenía un tiempo de manifestación
especial, hasta que la paciente pudiera notar su cáncer. El cáncer de
cuello de útero unos 12 meses, cáncer de mama 2 a 3 meses, cáncer
de ovario 5 a 8 meses.
Estos descubrimientos me parecieron por un lado lógicos y
razonables, por otro lado demasiado razonables como para que
pudiera creerlos, porque no sólo contradecían la medicina académica
sino que ponían de cabeza a toda la medicina. Pues no significaba otra
cosa como que la psiquis definía donde producir el cáncer. Ahí me
volvieron a -temblar las rodillas-. Todo el asunto me parecía tres talles
grande para mí. La noche siguiente volví a soñar y a hablar en sueños
con mi hijo DIRK. El me elogiaba y dijo: -Caramba, Geerd, qué rápido
lo descubriste, lo hiciste muy bien-. Entonces sonrió otra vez con su
sonrisa incomparable y dijo: -Ahora sólo te falta una cosa, entonces lo
habrás descubierto todo. Aún no debes detenerte, debes continuar
investigando, pero seguro lo encontrarás-.
Volvía a despertar, me convencí de la corrección de mis
descubrimientos y vuelvo a investigar febrilmente lo que pudo haber
querido decir DIRK con -último-. Cada caso siguiente lo examinaba
ahora siempre con los criterios que había conocido hasta entonces y
comprobaba que se volvían a dar en cada caso. DIRK tenía razón
entonces.
No sólo investigué todos los casos que quedaban, de cada uno
de los cuales completé un protocolo, al derecho y al revés, sino
también especialmente los casos de carcinoma -dormidos- y los casos
siguientes. Se convirtió en una carrera por horas. Sabía exactamente
que enseguida me prohibirían examinar a los pacientes. En mi última
guardia de fin de semana examiné por eso casi día y noche. Pero
entonces se me iluminó de pronto un reconocimiento impresionante:
en los casos en que los pacientes habían sobrevivido siempre se había
resuelto el conflicto, por otro lado el conflicto no se había resuelto en
los casos en que habían muerto o la enfermedad progresaba. Ya me
había acostumbrado a tener por cierto algo que los colegas con los que
trataba de hablar de ello consideraban una tontería, de la que no
querían saber nada. Pero este descubrimiento ya me quedaba diez
talles grande, no sólo tres. Estaba totalmente extasiado y volvía tener
literalmente rodillas de manteca. En este estado ya no podía esperar
la noche siguiente para presentarle mis tareas a mi maestro DIRK.
Otra vez soñé con mi DIRK tan claramente como las veces
anteriores. Esta vez estaba lleno de admiración, sonrió con aprobación
y dijo: -No hubiera creído posible que lo encuentres tan rápido. Sí, lo
que encontraste es correcto, totalmente correcto. Ahora lo tienes todo.
No te falta nada. Así exactamente sucede. Ahora puedes publicar todo
junto bajo mi responsabilidad. Te prometo que no vas a hacer el
ridículo porque es la verdad!-.
Cuando desperté en la mañana y recordé el sueño, se habían
borrado mis últimas dudas. Siempre había podido creer en mi DIRK y
ahora que estaba muerto más todavía.

(Extraído del libro CANCER - ENFERMEDAD DEL ALMA, cortocircuito


en el cerebro, la computadora de nuestro organismo, la regla de hierro
del cáncer, Febrero de 1984 en Ediciones -Amici di Dirk-, Colonia.)

Muchas personas en los últimos años consideraron -no científico- el


pasaje precedente. Tampoco reivindica la pretensión de ser -científico-
, sino sólo ajustado a la verdad.
Además esto depende, según mi opinión, de que los eventos y
descubrimientos, que por ser lógicos y empíricos son siempre
reproducibles, sean comprobados en cuanto a su corrección o
falsedad. Pero cuando los eventos y descubrimientos son correctos,
entonces no importa dónde, cómo, cuándo y por quién fueron
descubiertos. Tampoco sirve perseguir a la persona del descubridor
con todos los medios posibles del terror y el descrédito, para eliminar
el descubrimiento y evitar sus consecuencias. Con ello la culpa sólo
crece al infinito. Y esto es lo que ha sucedido aquí en los últimos 17
años.
La medicina académica que gobierna actualmente no es una
ciencia en el sentido estricto, aunque -actúe- como científica. Tiene
miles de hipótesis y dogmas que hay que creer, pero que son falsos
porque se basan en las mencionadas hipótesis no demostradas. (P. ej.
dogma de las metástasis, enfermedad como -falla de la naturaleza-,
dogma de la -célula enloquecida-, dogma de las -metástasis
cerebrales-, dogma de los microbios como -impulsores- de
enfermedades, etc.)
Existe un chiste académico:
Tres estudiantes deben aprender de memoria una guía
telefónica, un estudiante de física, un estudiante de biología y un
estudiante de medicina. El estudiante de física pregunta si hay
algún sistema en la guía telefónica. Se le contesta que fuera del
ordenamiento alfabético no hay ningún sistema. El se niega, -yo
no aprendo de memoria tal tontería-. El estudiante de biología
pregunta si hay algún desarrollo o evolución en la guía
telefónica. La misma respuesta - ningún desarrollo, sólo
aprenderlo de memoria. El se niega a aprender de memoria tal
imbecilidad. El estudiante de medicina también es solicitado
para aprender de memoria la guía telefónica y sólo pregunta: -
¿para cuándo?-

Nosotros los médicos tuvimos que repetir de memoria en principio en


el examen estatal los asientos de la guía telefónica. No los
comprendía bien ni el estudiante ni el profesor. La calificación
correspondía al número de páginas de la guía telefónica aprendidos
de memoria.
Si se observan los dogmas de la -medicina académica-, se
comprueba que provienen en realidad del pensamiento polarizado, el
-pensamiento bueno-malo- de nuestras grandes religiones (judía -
cristiana - mahometana), que proviene, a su vez, de la visión del
mundo zoroástrica de los antiguos persas. Todo se divide lógicamente
en -benigno- o -maligno-. De aquí deriva lógicamente también la -
mentalidad de exterminio- marcial de los modernos -guerreros de la
medicina-, pero que en realidad no es otra cosa que pura edad media:
el que no crea en los dogmas sacrosantos será quemado.
Malignas eran, p. ej. todas las células cancerosas y microbios,
todas las -reacciones enfermizas- del organismo, además de las
enfermedades del espíritu y del ánimo. La malignidad residiría en que
la madre naturaleza comete errores constantemente, desviaciones,
fallas, que producen cáncer, así se pensaba, un crecimiento -
descontrolado-, -invasivo- a los órganos vecinos, si bien se sabía
también que los -límites orgánicos- (p. ej. entre matriz y cuello del
útero) existen.
Lo de la -malignidad- era una tontería según el conocimiento
actual de las relaciones intrínsecas. Pues la madre naturaleza no
comete -errores-. Nosotros mismos éramos los ignorantes. Detrás de
esto está simplemente el defecto de apostrofar como -malo- lo que no
se comprende y se quiere eliminar en consecuencia. Recién cuando
se ha comprendido, y eso lo podemos hacer ahora con las 5 leyes
biológicas de la naturaleza, ya no es necesario que destruyamos sino
que podemos comprender, ordenar e integrar los hechos en una
relación general biológica y cósmica.

En la Nueva Medicina hay sólo 5 leyes biológicas de la naturaleza


siempre demostrables científicamente. Deben ser exactas en el
sentido de las ciencias naturales en cada caso individual y para cada
síntoma individual también de la enfermedad secundaria (que en la
medicina académica se denomina todavía erróneamente -metástasis-
).
Lo fascinante de la Nueva Medicina es que debemos reconocer
que todos estos supuestos errores y fallas -malignas- de la naturaleza
eran en realidad programas biológicos especiales significativos (SBS -
Sinnvolle Biologische Sonderprogramme-), que por desconocimiento
habíamos malinterpretado. O sea que todo lo que llamábamos -
enfermedad- era en realidad siempre parte de tal programa especial
(SBS). Incluso los microbios, que también considerábamos malignos y
combatibles, eran nuestros fieles colaboradores p. ej. para eliminar el
cáncer en la fase de curación (micobacterias y bacterias) y para la
reposición de necrosis y úlceras (bacterias y virus) igualmente en la
fase de curación.

:::. Hamer 1 .:::

Hamer 2
Qué significa la resolución -biológica- de un conflicto?

Continuamente recibo ofrecimientos para el trabajo conjunto con


psicólogos, -terapeutas- por hipnosis, gente de la PNL o gente de la
bioresonancia, que no puedo aceptar. Esta gente, que generalmente
no tiene experiencia clínica, cree que se puede resolver conflictos -
resolver conflictos biológicos - con -métodos de golpe - tirón-.
Aparte de que un psicólogo con su método igualmente falsificado
también pueda alguna vez chocar con un conflicto actual y en la
conversación con el paciente sobre el mismo lograr una solución,
generalmente se trata de un conflicto que justamente no se puede
resolver - desde el punto de vista biológico. Esta psico - gente
innecesaria en la Nueva Medicina no sabe qué es un conflicto biológico
y su correspondiente SBS.
También los -terapeutas- con hipnosis pueden a veces resolver
un conflicto, que son incapaces de clasificar biológicamente. La
hipnosis profunda tiene además la gran desventaja que a menudo
impone un nuevo DHS del que no se sabe si a continuación volverá a
desaparecer, como siempre se espera.
Conozco a ambos bastante bien de la época en que trabajaba en
la psiquiatría, ambos son peligrosos por su ignorancia. A la PNL y a la
bioresonancia las considero una gran tontería para la resolución de
conflictos biológicos y programas especiales biológicos significativos.
Todos los métodos parten de la base de que los SBS son malos,
-malignos-, a todos los conflictos (también los biológicos) hay que -
extirparlos-.
La realidad de la resolución de los conflictos biológicos - allí
donde se los pueda resolver - es mucho más sencilla y - mucho más
difícil.
Estamos tan involucrados en el error de la medicina de los
últimos 2000 años, en los que la medicina estaba organizada en
esencia según el antiguo testamento, que la mayoría no puede alejarse
de ella ni con un gran impulso. Una madre siente el conflicto biológico
de su hijo, aún sin todos esos -métodos-, también cualquier madre
animal.
Estas madres encuentran instintivamente la causa, encuentran
el medio correcto, el momento correcto, las palabras de consuelo o de
consejo correctas, hacen normalmente todo de manera biológicamente
correcta - así de fácil es.
El tonto intelectual, que quiere hacerlo -con método-, hace todo
mal. Lo mejor que podría hacer es sacar las manos de ahí. La Nueva
Medicina es - contrariamente a la medicina que cree en 5000 hipótesis,
que se denomina medicina académica u oficial - una ciencia exacta sin
ninguna hipótesis. Seguramente sabe más por eso que la vieja
medicina oficial. A pesar de eso no son consultados por nuestra Nueva
Medicina los idiotas especializados intelectuales con anteojos
niquelados. No hay una psique-iatría, ni una cerebro-iatría o una
órgano-iatría, sino sólo una iatría.

El iatros en la Nueva Medicina debería saber todo lo que se pueda


saber, pero debe en primera línea ser un amigo cálido del paciente con
una sana comprensión humana, que sea para el -paciente jefe- un
buen consejero.
Tal buen consejero y tal buen consejo necesita el paciente
también en la solución de su conflicto biológico, en la medida en que
éste deba, o no todavía, ser resuelto.

Siempre hay que decir como importante que el programa biológico


especial significativo es justamente algo significativo, no -maligno-,
tampoco en el cáncer y que 95 a 98% sobreviven, también en el
cáncer.
Con estos porcentajes de supervivencia ya no se anuncia el
pánico.
La elevada mortalidad que había puesto en pánico a todos
nuestros pobres pacientes, provenía sólo del desconocimiento o no
empleo premeditado de los descubrimientos de la Nueva Medicina en
la medicina académica.

Si en la Nueva Medicina sabemos, como ya hemos dicho, que todos


los procesos que antes llamábamos -malignos- tienen su sentido
biológico, también la resolución del conflicto y lo que p. ej. sobreviene
en el conflicto de pérdida de la autoestima, p. ej. una leucemia,
entonces el paciente ya no se asusta cuando aparecen - como
anunciados.
Tomemos nuestro ejemplo tantas veces citado: una madre
padeció un DHS, cuando su bebé se accidentó frente a sus ojos. Ahora
está en el hospital - y en ella crece un cáncer de pecho. El sentido
biológico sería que mediante este cáncer de pecho ella produce más
leche para el bebé, para que éste pueda equilibrar el retraso de su
desarrollo con la mayor oferta de leche.
No resulta posible una resolución de antemano, mientras el niño
permanezca en el hospital. Aún cuando el niño salga del hospital
(normalmente resolución del conflicto) y siga teniendo secuelas del
accidente por un tiempo, no es significativa todavía la resolución del
conflicto biológico. El niño necesita todavía la mayor oferta de leche.
El programa biológico tiene lugar también cuando la madre (civilizada)
ya no amamanta. Por eso debemos explicar con cuidado las relaciones
a esta madre incluso las de la caseificación espontánea del cáncer de
pecho, siempre que tenga mico bacterias (tuberculosis), lo que se
puede descubrir normalmente preguntándole a la paciente si ha tenido
frecuentemente fases de sudores nocturnos en ocasiones anteriores.
También debe saber que un tumor no desintegrado en el pecho en
ausencia de mico bacterias, o sea un tumor encapsulado, carece
completamente de peligro, algo que si bien es biológicamente
innecesario, no amenaza para nada su vida. Como tales pacientes no
son más tontos que nosotros, y se trata de su propio cuerpo,
comprenden normalmente muy rápido, más rápido de lo que creemos.

Quiero describirles brevemente dos casos que en parte se encuentran


en otro lugar del libro, sólo para mostrar que la resolución biológica de
un conflicto con SBS en los 3 planos no es psíquica sino precisamente
biológica.

Ejemplo: Resolución biológica del conflicto mediante carcinoma


de testículo intersticial

Este caso de un joven médico que llegó a mí porque después de


extirparle el testículo izquierdo que estaba hinchado al tamaño de un
huevo de ganso (quiste testicular) en abril del 98, le habían dicho en
un control de TC ventral (el 27.10.98) que las células malignas del
testículo ya habían hecho metástasis en el vientre. Finalmente (junio
del 99) el vientre estaría lleno de metástasis, no habría nada más que
hacer.

El correspondiente conflicto de líquidos se aclaró rápidamente: el


paciente había tratado de reanimar en la ambulancia de emergencias
de un primitivo sanatorio extranjero en el que trabajaba, a una niña de
5 años ahogada. Por el deficiente equipamiento de la clínica, pero del
que él mismo se sentía en parte responsable, murió la criatura que
tenía la edad de la suya propia. Esto -lo caló hondo- como informó.
Sufrió un conflicto de líquidos, pero que pudo resolver recién medio
año después. El quiste renal, que para este momento ya estaba en
gran parte indurado, fue descubierto por primera vez en octubre del 98
y entendido erróneamente como nódulos linfáticos, y mal
diagnosticado en junio del 99 como enorme conglomerado de
metástasis.
Pero otra cosa fue mucho más importante para los dos en cuanto el
joven médico comenzó a comprender bien el asunto:
Cuando se realiza una extirpación de testículo en la fase de
curación del SBS, como también se hizo conmigo, entonces el SBS
continúa igual hacia su objetivo - o sea a pesar de la extracción del -
órgano de choque-. Se incorporan la hipófisis y la corteza de las
cápsulas suprarrenales y causan que se produzca más testosterona
que al comienzo del SBS. No sabemos con exactitud todavía si la
producción de la testosterona adicional tiene lugar en la corteza de las
cápsulas suprarrenales o en el testículo restante. De todos modos
queda alto el nivel de testosterona. Así la esposa de este paciente
zurdo, quien se describe a sí mismo como -softie- en el pasado, le dijo
hace poco que se ha vuelto más masculino en el último tiempo, lo que
no era antes de la extirpación del testículo. El mismo se siente más
masculino. A la mujer no le gustó, lo prefería como era antes. Casi las
mismas palabras me dijo mi mujer un año después de la muerte de mi
hijo Dirk, o sea de la extirpación del testículo.

Pero el conflicto de pérdida se aclaró pronto: a comienzos de 1998 se


mudó la familia de Alemania a Sudamérica, el lugar natal de la esposa.
El paciente creyó no volver a ver con vida a sus padres, especialmente
a su amada madre. Pero al volver a Alemania 3 meses después y no
parecer el éxodo a Sudamérica tan definitivo, pudo resolver en
principio este conflicto de pérdida. Inmediatamente después de esto
se comenzó a hinchar el testículo izquierdo. El izquierdo porque (en él
como zurdo el lado de la pareja) veneraba a su madre (-una mujer muy
bella pero severa-) siempre en exceso de una manera edípica como
pareja.
Pero todo comenzó verdaderamente cuando estudiamos juntos
su TC cerebral (siempre hago una TC cerebral como requisito): resultó
que tiene un gran edema de resolución en el campo de dominio
derecho, como se ve fácilmente. Debe haber sufrido pues un infarto
cardíaco. El podía recordarlo - 1998 con arritmia de cámara y dolores
cardíacos. Fue un leve infarto cardíaco izquierdo, pues el lado derecho
sólo podía estar activo en constelación esquizofrénica. El conflicto era
que su esposa lo había engañado hacía 12 años con un amante.
Desde entonces tenía un conflicto activo -pendiente- del lado derecho
del cerebro periinsular.
Pero el 1º conflicto lo tenía que sufrir el hombre zurdo en la
izquierda del cerebro. Y éste ya lo padeció, como él sabe muy bien, a
los 4 años: conflicto de miedo por el dominio, de dominio y enojo por
el dominio - hace 34 años.
Sus padres habían ido a una fiesta, creyendo que el paciente que
entonces tenía 4 años y su hermano menor dormirían. Pero ellos se
despertaron y dieron vuelta la casa en pánico creyendo que sus padres
habían desaparecido para siempre. El sufrió un conflicto de dominio
del lado izquierdo del cerebro que está activo todavía. Desde entonces,
él así lo sabe, fue maníaco maquinador, a los 26 se volvió maníaco
depresivo, cuando sufrió el segundo conflicto de dominio al descubrir
a su mujer in flagranti con un amante.

Para nosotros surgieron las siguientes preguntas:

1. ¿Se resolvió el conflicto de dominio a la derecha del cerebro por


resolución del conflicto o -biológicamente- por aumento del nivel de
testosterona?
2. El 2º conflicto había estado exclusivamente en constelación
esquizofrénica, o sea que no había tenido masa conflictiva. A éste,
el paciente lo resolvió y pudo resolverlo sin peligro de morir con el
infarto cardíaco izquierdo. La pregunta era, si, de haber tenido lugar
la -resolución biológica-, también estaría en peligro de resolverse
biológicamente -de manera forzada- el conflicto de dominio en la
izquierda del cerebro. Esto era peligroso pues el conflicto de
dominio a la izquierda del cerebro (zurdo) había estado activo -solo-
durante 22 años. Una resolución sería muy posiblemente mortal.
Resultado: Parece ser que con el aumento del nivel de testosterona
solo se resuelven biológicamente de manera forzada los conflictos de
dominio a la derecha del cerebro, cuando el conflicto de pérdida tiene
masa suficiente.
El paciente vive y le va bien. Como el -órgano de choque-
(testículo izquierdo) fue amputado, no pudo notar la nueva resolución
de la recidiva del conflicto de pérdida excepto por el nivel de
testosterona y el renovado sentimiento de mayor masculinidad. Ya no
está maníaco depresivo, sino sólo maníaco, lo que en nuestra
sociedad se confunde frecuentemente con -dinamismo-.
Aquí la cosa salió bien sólo porque el paciente era zurdo. Un caso
similar en un hombre diestro termina casi forzosamente de manera
trágica.

La pareja de este caso - aunque no en constelación


esquizofrénica - es una paciente de 82 años, que estuvo amenorreica
durante 50 años después de una violación por los soldados rusos en
la guerra, es decir, su período quedó suspendido inmediatamente
después, no volvió nunca más y la paciente reaccionó desde entonces
-masculinamente-.
Este conflicto sexual - esta dama nunca fue al ginecólogo - se
resolvió biológicamente de manera forzosa después de 50 años de
actividad, cuando se formó un gran quiste ovárico como fase de
curación de un conflicto de pérdida (semi-genital, desagradable).
Desde el estadio en que el quiste se induró y dejó elevarse fuertemente
el nivel de estrógeno, la anciana volvió a menstruar regularmente
(durante 3 meses hasta su muerte) y - fue otra vez totalmente -
femenina-.
La familia y yo supimos semanas antes que la anciana muy
probablemente no sobreviviría esta resolución biológica del antiguo
conflicto en la fase epileptoide. Esta crisis epileptoide sobrevino, en
lugar de las 3 a 6 semanas habituales, recién después de 3 meses en
forma de infarto cardíaco derecho con embolia pulmonar. La familia ya
había decidido antes que la madre no fuera puesta en terapia intensiva
dado que allí las posibilidades hubieran sido nulas, sino que tuviera
una muerte digna. Se durmió silenciosa y pacíficamente.

La Sara del Antiguo Testamento, la mujer de Abraham, también debe


haber tenido un tal quiste ovárico indurado, de modo que volvió a
ovular y se embarazó. Pero no tuvo un conflicto sexual adicional.

Sin un conflicto sexual activo previo, el quiste ovárico es lo mejor que


le puede pasar a una mujer: se ve a menudo de 10 a 20 años más
joven de lo que es. Entonces dicen los que la rodean: -Oh, se ha
mantenido muy juvenil!-.

Ustedes comprenderán ahora, quizás, queridos lectores, por qué no


hablo nunca de una resolución psíquica de los conflictos, sino de una
-biológica-. La así llamada resolución psíquica de un conflicto biológico
(SBS) también es -biológica-.
Y ahora comprenderán quizás también por qué un iatros debe
saber mucho antes de poder atreverse a proponer una resolución de
su conflicto a un paciente, que en manos de un ignorante puede
terminar fácilmente con la muerte.
Y allí tengo la opinión algo anticuada pero que concuerda bien
con la consciencia, de que con los pacientes nunca hay que hacer otra
cosa que lo que se haría con uno mismo y sus familiares más cercanos.
Y si los médicos oncólogos en jefe o presidentes intentaran tratarse a
sí mismos y a sus propios parientes con la Nueva Medicina, para
aprovechar el porcentaje de 95 a 98% de supervivencia, en lugar de
dejarse matar con 95 a 98% de probabilidad con la quimioterapia por
ellos propugnada, entonces no puede ya comprender ninguna persona
honrada, cómo estos corifeos de la medicina oficial vuelven a propagar
su quimioterapia para sus pobres -pacientes ajenos-.
Una pequeña curiosidad: Cuando la mujer engañó al marido con un
amante, mientras él estaba en Alemania y lo supo, se volvió sin
avisarle a su mujer. La descubrió -in flagranti-, lo que le causó su 2º
conflicto de dominio periinsular a la derecha en 1987 (ahora en
curación pendiente por la mayor cantidad de testosterona).
La mujer sufrió un conflicto de -no haber recibido el trozo de
información (su regreso)- (oído medio derecho, ingreso del trozo a la
derecha). Como se encuentra frecuentemente con el amante en la
ciudad, la inflamación crónica del oído medio permanece en curación
pendiente. Siempre que el paciente dormía con su mujer, lo asqueaba
el olor (TBC) de la oreja izquierda de su mujer. La diabetes
correspondiente no fue diagnosticada afortunadamente. Entretanto se
resolvió el conflicto.

:::. Hamer 2 .:::

Hamer3

Definición del concepto -conflicto- en la REGLA DE HIERRO DEL

CANCER (ERK)
Un conflicto debe definirse siempre de tal manera que en principio
pueda tener validez semejante para todos los seres vivos. Yo defino la
palabra conflicto conceptualmente como -conflicto biológico-. Un
profesor de psiquiatría de una universidad fue interrogado por el juez,
como ya se dijo, sobre cómo definía en su lenguaje, por ejemplo, un
conflicto sexual, al que el Dr. Hamer encontraba en un proceso
conflictivo en que la mujer descubría a su marido -in flagranti- y
entonces padecía un -foco de Hamer- en la oreja izquierda. Respuesta:
-Yo la llamaría una enfermedad narcisista-. Mi contrapregunta: -¿Le
atribuiría también a mi perra la misma calidad de definición del conflicto
psíquico?- - Ya no hubo respuesta.
Allí está el quid de la cuestión: Nuestras definiciones de conflicto
son definidas por la medicina establecida siempre en primera línea
religiosa - filosófica - psicoanalíticamente, es decir de manera
dogmática.
Para mí no hay dogmas que puedan estrechar la ciencia. Cuando
observo que el hombre y el animal enferman por el mismo tipo de
conflicto biológico y se observan los mismos procesos y cambios
psíquicos, cerebrales y orgánicos, entonces habrá que orientar las
conclusiones, reglas o leyes por los hechos y no al revés.
El conflicto no debe entenderse pues en el sistema conceptual
de la Nueva Medicina en el sentido del psicoanálisis como construcción
por décadas de una -constelación conflictiva-, sino como un conflicto
biológico. Este conflicto biológico, que en el DHS impacta como un
rayo en el hombre y en el animal, y genera el foco de Hamer en el
cerebro, al igual que introduce el programa biológico especial para todo
el organismo, es la constelación de un segundo. Por supuesto que toda
la personalidad entra también en un conflicto biológico. Pero esto no
es generalmente lo decisivo. Una pelea violenta con la suegra por los
hijos puede convertirse por ejemplo en DHS por una sola palabra: -
¡Cerdo!-. En ese segundo se define el contenido del conflicto en el
entendimiento del paciente. Se enferma, por ejemplo, de un conflicto
de marcación del dominio, un foco de Hamer (FH) periinsular a la
derecha y orgánicamente de un carcinoma de úlcera vesicular. Desde
ahí continúa la lucha de este conflicto biológico por este -carril de
contenido de conflicto-. La suegra también podría haber gritado: -
Miserable!- Entonces el paciente podría haber sufrido un conflicto de
pérdida de autoestima y la lucha hubiera girado según el entendimiento
del paciente siempre alrededor de su autoestima, si era miserable o
no. Hubiera sido un -carril de contenido conflictivo- muy diferente.
El conflicto biológico se decide en el segundo del DHS, es decir,
se decide en el segundo del contenido conflictivo en cuyo carril se
desarrolla a su vez el subsiguiente conflicto biológico. Una mujer, p.
ej., que descubre a su marido -in flagranti-, no debe sufrir
obligatoriamente un conflicto biológico sexual. En realidad no debe
sufrir un conflicto biológico obligatoriamente, sino que sólo sufrirá un
conflicto, si fue confrontada con la situación en uno o más sentidos de
manera inesperada. Pero aún si llega al DHS, hay una serie de
contenidos conflictivos posibles:

1ª posibilidad: La paciente experimenta en el DHS


la situación como conflicto biológico sexual de no-
ser-copulada. Cerebralmente, sufriría un FH
periinsular a la izquierda, orgánicamente un
carcinoma de cuello de útero (si es diestra), además
úlcera en las venas coronarias del corazón.
2ª posibilidad: La paciente tiene quizás ella misma un amigo íntimo,
ya no ama a su marido. Experimenta la situación en
el momento del DHS como afrenta y traición personal,
que el marido la ponga en ridículo frente a todos los
vecinos. Sufre en el momento del DHS un conflicto
general de pareja, cerebralmente un FH en el
cerebelo izquierdo y orgánicamente un cáncer del
pecho derecho. (Siempre que sea diestra).
3ª posibilidad: La paciente experimenta a la joven y bonita rival en el
momento del DHS como un conflicto propio de
pérdida de autoestima. -Le pudo brindar lo que yo ya
no le puedo brindar-. La paciente sufriría en este caso
en el momento del DHS un conflicto biológico de
pérdida de autoestima, un FH en el asiento medular
occipital y un cáncer de huesos en la zona de la
pelvis.
4ª posibilidad: La paciente está quizás ya en la menopausia y
reacciona masculinamente. Entonces podría
experimentar la misma situación en el momento del
DHS como conflicto de dominio con un FH periinsular
a la derecha y un Ca de úlcera coronaria, Ca
intrabronquial o si se trató de un -conflicto de
marcación de dominio- con el atributo -qué
chanchada-, un Ca de vesícula. (Siempre que sea
diestra.)
5ª posibilidad: Frecuentemente sería también un Ca de ovario, como
conflicto de pérdida -semigenital feo- con FH en la
región occipital paramediana.

Vemos pues que uno y el mismo asunto o situación no es sin


embargo la misma situación. Solo lo que se siente en el momento del
DHS decide el contenido del conflicto y con ello el -carril- por el cual
transcurre el conflicto biológico.
Estas relaciones conducen también al absurdo las eternas
propuestas ignorantes de los estudios -prospectivos-. La -no
convertibilidad- de un sistema no es una debilidad científica, sino que
es la conclusión obligada de que es casi imposible para un examinador
predecir con alguna seguridad en qué dirección o en qué -carril-
experimentará o sufrirá el paciente un conflicto prospectivo. Incluso los
parientes más cercanos quedan asombrados cuando han indagado p.
ej., cuál conflicto pudo haber provocado un cáncer diagnosticado en el
paciente. Dicen entonces a menudo: -Solo pudo haber sido esto y
esto.- Se le pregunta entonces al paciente delante de sus parientes, y
contesta frecuentemente: -No, eso no me provocó nada-. Y lo que
realmente provocó el conflicto y el DHS es lo que a menudo deja a
todos asombrados en principio. Más tarde, cuando han comprendido
el asunto, suelen decir: -Sí, naturalmente, eso debió ser así.- Un buen
ejemplo de esto fue un paciente de la Clínica Universitaria de Erlangen,
al que pude examinar en su habitación. Había sufrido un infarto
cardíaco agudo. O sea que debe haber padecido un conflicto de
dominio con DHS. Pregúntese solo cuál fue el conflicto de dominio. En
presencia del médico del servicio le pregunté pues cuándo y qué
conflicto de dominio había sufrido. Respuesta: ninguno. El era un
hotelero exitoso, las personas más honorables del pueblo serían sus
huéspedes, tenía dos hijos sanos, una buena mujer, ninguna
preocupación monetaria, todo estaría en orden, no se podría hablar de
ningún conflicto de dominio. Entonces le pregunté desde cuándo había
aumentado de peso. Respuesta: desde hacía 6 semanas. En el ECG
pude observar que el infarto cardíaco no pudo haber sido muy fuerte.
Calculé: Hace unas 6 semanas debió haberse producido la
conflictolisis, el conflicto pudo haber durado a lo sumo 3 a 4 meses. Le
dije: -Hace unos 6 meses debe haber pasado algo grave, que le causó
muchas noches de insomnio. Y hace 6 u 8 semanas el asunto se
terminó-. - Sí, Doctor, si usted lo pregunta así, pero no, no me puedo
imaginar que de algo así pueda venir un infarto-. Sucedió lo siguiente:
El orgullo del paciente era una pajarera con pájaros exóticos.
Todos sus huéspedes amigos podían admirar estos pájaros. No había
escatimado dinero, incluso había especies raras. Ya se cruzaba antes
del desayuno y miraba sus pájaros, que ya eran unos 30.
Una mañana, se acerca como de costumbre - queda con la boca
abierta: Todos los pájaros habían desaparecido con excepción de un
pequeño gorrión. -Ladrones-, fue su primer pensamiento y estampó su
DHS. Los ladrones entraron en mi dominio. Vinieron los vecinos, se
examinó toda la pajarera. Finalmente se encontró un pequeño agujero
escarbado debajo de la pajarera. Un lugareño experimentado dijo una
sola palabra: -comadreja-. Desde entonces el paciente tuvo un solo
pensamiento en la cabeza: atrapar a la comadreja. Logró después de
algunos intentos fallidos atrapar a la comadreja en una trampa. Recién
entonces pudo ocuparse de reconstruir la pajarera -a prueba de
comadrejas-, y comprar nuevos pájaros. Después de unos 3 meses y
medio volvía a estar todo en orden y el conflicto definitivamente
resuelto. Al reflexionar sobre el asunto retrospectivamente, él estaba
tan orgulloso (en el tiempo conflicto - activo) de haber bajado un par
de kilos. Pero desde hacía 6 semanas había vuelto a subir todos y
algunos kilos más.
El médico del servicio acompañó la conversación asombrado.
Ahora se levantó y dijo: -Sr. Hamer, no lo puedo creer. Quizá sea
equivocado todo lo que hacemos aquí. Pero su demostración me
superó-.
Incluso el paciente dijo: -Ahora que lo pienso después de nuestra
conversación, no sé con qué me podrían haber afectado más que al
robarme mis pájaros.-
Esto no tiene nada que ver con el psicoanálisis y los conflictos en
el sentido psicológico de hasta ahora. En el conflicto biológico no se
trata de si el conflicto aún parece significativo más tarde, cuando ya
todo está -en orden-. En el momento del DHS, el paciente sintió así y
eso fue decisivo. Después el conflicto desarrolló una dinámica propia.
Alguien, aunque solo fuera una pequeña comadreja, había entrado en
el dominio del paciente. El podría haber comenzado enseguida con la
renovación de su pajarera. No. Como dice el vulgo, no tuvo paz. Recién
cuando derrotó al enemigo pudo reconstruir su pajarera -en paz-. Se
siente formalmente la dramaticidad biológica de este conflicto de
dominio.

:::. Hamer 3 .:::

La sanación, un proceso creativo

El Dr. Sergio Rozenholc es médico homeópata. Miembro Fundador de la Asociación


Argentina de la Nueva Medicina. Director del periódico El Homeopático. Disertante
internacional.

La sanación, un proceso creativo


Desde hace algunos años, los médicos estamos preocupados por comprender al enfermo y
el sentido de su enfermedad. Para lograr colaborar con nuestros pacientes en la cura de sus
sufrimientos, los acompañamos en un trayecto desde fuera hacia dentro del ser y a este
recorrido, si resulta exitoso, se lo denomina curación.
Cuando la delicada situación por la que atraviesa una persona no le permite realizar este
tránsito, se le propone a mi entender, algo mucho más comprometido que es desandar el
camino de cómo fueron produciéndose sus desencuentros con la vida y sus encuentros con
la enfermedad, mediante el uso de la inteligencia de la naturaleza, que es el camino de
la sanación (camino de la homeopatía). Nuevo tramo que ahora se gesta desde el interior
del ser humano hacia el exterior, para producir un cambio radical en la vida del sujeto.
Me gustaría contarles un cuento que se titula El veredicto, que data de la Edad Media, del
cual desconozco el autor, para poner un poco de luz a este difícil problema de las
enfermedades graves y crónicas.
Cuenta una antigua leyenda de la Edad Media, que un hombre muy virtuoso fue
injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor del
delito era una persona muy influyente del reino y por eso, desde el primer momento se
procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio, ya conociendo que tendría escasas o nulas chances de
escapar al terrible veredicto: la horca.
El juez también complotado, cuidó de dar todo el aspecto de un juicio justo; por ello dijo
al acusado: -Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar en
manos de Él, tu destino-. Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable
e inocente. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.
Por supuesto, que el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda -
culpable- y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta de que el sistema
propuesto era una trampa. No había escapatoria.
El juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Este respiró con los ojos
cerrados, y cuando la sala comenzaba a impacientarse abrió los ojos y con una extraña
sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.
Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente: -Pero... ¿Qué hizo?
Y Ahora... ¿Cómo vamos a saber el veredicto?-
-Es muy sencillo-, respondió el hombre. -Es cuestión de leer el papel que queda y
sabremos lo que decía el que me tragué.-
Con rezongos y bronca mal disimulada, debieron liberar al acusado y jamás volvieron a
molestarlo.
De este hermoso cuento podemos sacar un importante aprendizaje, ya que la situación sin
salida que nos presenta el acusado es muy similar al momento donde a un ser humano se
le produce una enfermedad. Es algo inesperado, que a uno lo toma por sorpresa y es
vivido en soledad, sin poder dar una respuesta verbal a tal situación.
La respuesta a esta situación de atolladero es operada por el cuerpo, en este caso es el que
habla. Uno cree que piensa, pero en realidad es la vieja evolución la que piensa por uno.
Podríamos llamar a esto un conflicto biológico, un conflicto de subsistencia.
Hay un autor a quien el prestigio del mundo científico se le ha rendido a sus pies. Él es el
Dr. Antonio Damasio, al que hace algunos meses se le otorgó en España el premio
Príncipe de Asturias por su último libro -En Busca de Spinoza-.
Nos va a decir que las emociones se expresan en el teatro del cuerpo, mientras que los
sentimientos lo hacen en el teatro de la mente, a la manera de imágenes mentales. Este
autor es el que deja sentada la base científica acerca de que en una enfermedad crónica o
grave siempre hay una emoción atrapada.
Volviendo a nuestra historia, vemos que la salida es un proceso creativo, se suspende la
ejecución del acusado; pero también es una trampa a la trampa, el individuo se traga el
papel. En las enfermedades crónicas o graves, muchas veces pasan cosas similares.
Cuando hablamos de cambio de vida, pareciera ser que la historia anterior tiene que ser
desactivada para poner en marcha este nuevo proceso, debe ser tragada parte de la historia
del sujeto, creo que esta es la verdadera descripción de la trampa.
En realidad este es el camino de la sanación, que nos lleva a desandar la trampa, que nos
tiende la historia de la enfermedad.
Lo creativo y el desandar de la trampa a la que hago alusión son los dos elementos
necesarios para producir lo que llamo la suspensión del proceso de la enfermedad, y
generalmente uno va de la mano del otro. Bien sabemos los médicos, que en las
enfermedades crónicas y/o graves necesariamente el sujeto tiene que hacer un viraje de
180 grados en su vida, premisa básica para producir una sanación profunda y duradera.
Este cuento es de una gran enseñanza que consiste en comprender que tender, una
trampa a la trampa, es la única salida del atolladero y se hace posible gracias a un
proceso creativo. Como dice Einstein, -en momentos de crisis, solo la imaginación es más
importante que el conocimiento

Dr. Sergio Rozenholc

:::. La sanación, un proceso creativo. .:::

Nueva Medicina, Ciencia y Sociedad

Es conveniente aclarar que el presente trabajo es una breve síntesis de una conferencia
realizada por el sociólogo español Juan Javier Sánchez Carrión, profesor de Sociología de
la Universidad Complutense de Madrid, a quien rendimos este homenaje ya que su
intervención aclara mucho el contenido y las bases de esta nueva forma de ver la
medicina. La conferencia se realizó en una Escuela Taller de Medicina Bio-Psico-
Somática en Madrid, españa, en el año 1997.

Agradecemos la autorización del autor para la publicación en ésta WEB.

En esta intervención voy a tratar de dar una explicación sociológica sobre la situación por la que
pasa la Nueva Medicina (en adelante la NM). Se trata de reproducir la serie de reflexiones e
investigaciones llevadas a cabo desde el momento en el que conozco la NM, veo su interés y
compruebo que, contrariamente a lo que yo podría esperar, no solo no se produce un
reconocimiento de lo que yo entiendo son sus méritos sino que se inicia una durísima
persecución, que la lleva a las catacumbas.

Una primera explicación siempre es buscar una teoría conspirativa: son los médicos (la clase
médica), quienes en defensa de sus intereses profesionales se ponen a la defensiva ante otra
gente que quiere vender un producto diferente, y ésta yo creo que es parte de la explicación de lo
que ocurre con la NM, pero solo una parte, porque no toda la sociedad son médicos. La sociedad
es más que los médicos-quizás está mal hablar de los médicos, puesto que a su vez solamente
son una parte, a la que habría que unir hospitales, laboratorios, etc., de todo el entramado de la
salud-. Los médicos, laboratorios, etc., tienen unos intereses, tan legítimos como los de otra
gente (incluida la que se dedica a la NM), pero que si no tuviesen algún tipo de consonancia con
los intereses del resto de la sociedad no serían aceptados; yo puedo querer algo, y quererlo muy
vivamente y tratar de conseguirlo, pero alguna sintonía tiene que haber entre mis intereses y los
intereses más amplios para que pueda hacer mi deseo realidad.

En este sentido de ver el problema con una perspectiva de ver el problema un poquito más
amplia que la simplemente conspirativa, primero haré una reflexión para tratar de mostrar los
supuestos de tipo social (formas de vida, de organizar la sociedad, las profesiones, etc.) que
subyacen a cualquier forma de medicina, y mas en general de concepción científica. Después
entraré en problemas más concretos, que muestran parte de los intereses que hay en juego en
toda la disputa contra la NM.

Las escisiones.

A mí me gustaría hablar al principio de lo que yo llamo las escisiones. Yo pienso que la NM


pretende ser una reconstrucción de las escisiones básicas sobre las que funciona la medicina
actual-pensándolo mejor, no sé si se trata de una pretensión conciente, pero lo cierto es que
objetivamente la NM produce esta reconstrucción. Y estas escisiones sobre las que yo entiendo
que funciona la medicina tradicional, se producen por igual en la visión oficial de las diferentes
ciencias, solo que con manifestaciones distintas en cada campo del saber.

Primera:

La primera es una escisión entre un objeto y un sujeto del saber. En el caso de la medicina,
donde el objeto es el paciente y el sujeto es el médico, se trata de un objeto que no se cura solo
sino que tiene que ser curado por parte del sujeto médico.

Esta escisión funciona en otros ámbitos como por ejemplo, en la enseñanza: Hay un alumno
que espera ser enseñado por un profesor; el alumno es el objeto del profesor que de alguna
manera le va marcando y le va enseñando. Y no digamos el caso de la investigación social:
siempre hay un objeto (por ejemplo, los jóvenes) que tienen que ser investigados por unos
sujetos (los investigadores sociales) que saben mucho más que ellos sobre sí mismos. Lo que
digo es que ésta es una escisión que no sólo funciona en el campo de la medicina convencional,
sino que es extensible al resto de los saberes científicos.

Segunda:

La segunda escisión se da entre cuerpo y mente, entendidos como dos entidades con entidad
propia y autónoma: el cuerpo visto como una máquina, que se lo repartirán los ingenieros del
cuerpo, que serían los médicos, y la mente, que sería algo más etéreo, que se la repartirán otro
tipo de científicos, que serían los científicos de la mente (los psiquiatras, los psicólogos, etc.).

Tercera:

Hay una tercera escisión entre la salud y la enfermedad: la salud que es lo bueno y la
enfermedad que es lo malo.

Estas son tres escisiones básicas, y ahora veremos sus implicancias de tipo social y las
repercusiones que tiene un tipo de conocimiento que trate de romperlas, para unir lo que está
escindido y bien escindido.

Escisión sujeto-objeto

Las escisiones anteriores, reformuladas en términos un poco más clásicos de lo que es la


ciencia, serían los postulados del positivismo. El positivismo, como una forma de entender el
conocimiento, parte básicamente de que hay una realidad exterior (en nuestro caso podría ser el
objeto paciente) que es susceptible de ser conocida e investigada por una persona exterior (en
nuestro caso el médico), que tiene una capacidad especial para acercarse a ella, tomarla, dejarla
intacta (o modificarla, cuando así lo desea) y decir -aquí está lo que he descubierto-. Y es un
postulado que funciona en general en el ámbito de la ciencia.

Entonces, frente a las escisiones anteriores, la NM dice que el objeto-paciente no lo cura el


sujeto- médico, que no hay un objeto susceptible de ser curado por un agente, por un sujeto que
tiene unas capacidades, sino que es el propio objeto el que se convierte en sujeto de su curación
(en general de su conocimiento), con lo cual rompe esa escisión sobre la que está montado todo
el conocimiento de nuestra sociedad; la existencia de un objeto que es conocido por unos sujetos
especialmente enseñados, adiestrados para ellos.

En el campo de la enseñanza, que es donde yo me muevo todos los días, ¿en qué se traduce
esto? Pues en que no hay unos alumnos que son enseñados por los profesores; son los alumnos
quienes aprenden y el profesor les ayuda marcándoles camino: -bueno, puedes ir por aquí,
puedes ir por allí-. Pero yo estoy harto de dar clases a alumnos que están sentados esperando a
que les caiga el conocimiento del cielo, y tú les repites día tras día una cosa y cuando les
preguntas no han entendido nada, no se han -curado-, porque no han hecho el esfuerzo de ser
ellos el sujeto de su aprendizaje. Romper la escisión objeto-sujeto significaría en mi campo
romper el sistema de enseñanza, no confiar en que hay un profesor que les ayuda a ver
problemas que los alumnos resuelven: -pues hacedlo vosotros y si tenéis necesidad de mí os
hecho una mano-.

Pero esta escisión, no solo se produce aquí, sino que se da también en la ciencia. Por
ejemplo, en las ciencias sociales, que son las que conozco, cuando uno investiga, parte siempre
de la existencia de unos objetos que no se conocen a sí mismos, que alguien ha de investigar
para orientarlos sobre sus problemas, sus intereses, sus necesidades y darles una salida.

Y esta escisión, digamos, es una escisión que no es real, no existe algo exterior independiente
de nosotros mismos. Estoy contando todo esto y luego vamos a la NM para que se vea que el
problema con el que se encuentra, desde mi punto de vista, es el problema con el que se
enfrentan todos los científicos que tratan de trascender este tipo de pensamiento dominante en el
ámbito científico; con el agravante, como veremos, de que en otros campos es más fácil de
trascender el problema, dado que la medicina ha quedado un poquito como el -último reducto de
los mohicanos-. Pasa igual con el campo de las partículas, poniendo un ejemplo de la física:
cuando uno trata de ver la posición de una partícula, el propio acto de observarla modifica su
posición. Digamos que no es que esté ahí y uno puede captarla sin modificarla. Siempre que uno
toca algo lo modifica, en este caso veremos que el médico también modifica al individuo con el
que pretende trabajar.

El médico al diagnosticar la enfermedad del enfermo está contribuyendo a la construcción de


esa misma enfermedad. ¿De acuerdo? Entonces, esta escisión yo creo que es una escisión
fundamental y que la NM trata de superarla: no hay na relación entre un objeto enfermo y un
sujeto curador, sino que es el objeto el que recobra el status de sujeto de su propia curación y se
cura con la ayuda de un médico.

Luego, si hay tiempo comentamos un libro que trata de mostrar la entidad cambiante de los
objetos médicos, que se modifican con el paso del tiempo, y como interviene en su definición-
construcción aquello que pretende explicarlos-descubrirlos.

Es el caso de la sífilis, que lejos de ser una enfermedad única, a lo largo del tiempo ha ido
evolucionando. Desde la Edad Media, cuando aparecen las primeras referencias a esta
enfermedad, hasta nuestros días, la sífilis pasó de ser una enfermedad venérea (junto a la sífilis
actual se incluía la gonorrea, el chancro blando y el linfogranuloma inguinal) producto de la
conjunción de Saturno y Júpiter, el 25 de noviembre de 1484, en la Casa de Marte y bajo el signo
de Escorpión (al que están sometidas las partes sexuales), a una enfermedad causada por un
agente microbiano (una espiroqueta llamada espiroqueta pálida), pasando por las teorías del
mercurio (propia de los médicos empiristas) y de los humores-sangre (la idea de la existencia de
la sangre sifilítica surgió de la teoría general de la mezcla de los humores).

Tampoco han faltado a lo largo de este período, médicos que negaron la existencia de la
sífilis. Josef Hermann, médico jefe y director del departamento de sífilis del Hospital Imperial de
Wieden, en Viena, hacia 1890 escribía: -No hay sífilis constitucional, por el contrario todos los
síntomas generales, esa compleja multitud de manifestaciones patológicas que tan fuertemente
arraigan en la vida social de la humanidad e incluso en la de una generación entera, no son en
absoluto sífilis, sino exclusivamente el producto del tratamiento con mercurio o de otras
discrasias-.

Puesto que según Hermann , -la existencia de sangre sifilítica es un principio dogmático, del
que no se ha proporcionado la más mínima prueba-, no se podía hablar de una enfermedad
sifilítica. Según Flek, -Hermann apoyaba su teoría en el hecho de que había encontrado mercurio
en las secreciones de pacientes diagnosticados por otros de sífilis constitucional y en los obreros
fabricantes de espejos que sufrían de envenenamiento mercurial y que manifestaban síntomas
generales diversos, en parte muy parecidos a los de los pacientes sifilíticos-.

Cada una de las explicaciones anteriores de la sífilis era consonante con el estilo de
pensamiento de la época: desde la astrología, dominante en el siglo XV, que fija el carácter
venéreo de la enfermedad, y la religión, que la presenta como un castigo por el placer
pecaminoso (-algunos atribuyen la causa de esta enfermedad a Dios, que ha enviado la
enfermedad porque quiere que los hombres eviten los pecados de la fornicación-. Flek), a la
teoría del agente causal como explicación de la enfermedad a partir de finales del siglo XIX
(teoría que domina en la actualidad).

¿Qué repercusiones tiene este intento de suturar la escisión entre objeto y sujeto?

Pues tiene repercusiones grandísimas. En términos profesionales tiene grandes


consecuencias porque cuestiona el papel de los expertos, que son los sujetos que curan, los que
enseñan, los que defienden ante el juez, etc.; expertos que siempre están por encima de un
objeto, al cual le tienen que dar la solución. Pretender romper esa escisión, sobre la que se funda
nuestra cultura, entre un objeto -tonto- que necesita ser curado, enseñado, defendido, etc., y un
sujeto -listo- que le hace todas esas cosas es enormemente complicado.

Pero además de la reflexión anterior, que, digamos, cargaría con las tintas sobre el experto-
sería en este caso la crítica al médico que tiene que -curar- casi hasta la fuerza, aunque el
paciente no lo desee-, está la parte del objeto, nosotros los alumnos, los pacientes, que estamos
educados a ser objetos porque es el estilo de nuestra cultura. La ruptura de la escisión supone
asumir la responsabilidad de ser uno mismo el que va a aprender, el que se va a curar, el que se
va a defender, y no confiar en que hay ese sujeto que es mucho mas inteligente, mucho mas
cualificado, ese experto que nos va a dar las soluciones a nuestro problema.

Entonces, al menos por estas dos razones, se me ocurre a mí que las repercusiones de una
eventual ruptura de la escisión objeto-sujeto son grandes por el lado de los profesionales por la
división en la que se funda toda nuestra sociedad, que atribuye un papel excepcional a los
expertos; y por el lado de las personas, porque todos en el fondo, ante la angustia que nos
provoca la enfermedad, el desconocimiento en el caso de la enseñanza, etc, necesitamos
proyectar en otras personas que tienen la capacidad de curarnos, la capacidad de enseñarnos, la
capacidad de todas estas cosas

Por ello, si alguien nos dijera:--Usted tiene que curarse-, lo mas normal es que
respondiéramos:--Oiga, yo no tengo que curarme, yo vengo a que usted me cure-.

Me parece todo un poquito complicado. El problema de la Nueva Medicina no solo es un


problema de expertos malos y malvados, sino de una cultura que nos inunda a todos y que nos
deja en la mejor posición para asumir las escisiones como lógicas, en oposición al intento de
sutura que plantea la NM.

Esta lucha, que en la NM está costando tanto, en el campo de la ciencia, con nombres
distintos (constructivismo, reflexividad, auto-organización, auto-observación, etc.), es el pan
nuestro de cada día, solo que no nos pretenden meter en la cárcel a los científicos disidentes de
cada disciplina. Es decir que hay muchas corrientes científicas de campos diversos que se las
tienen que ver con la misma problemática: dar protagonismo a los objetos de su conocimiento
para que accedan al status de sujeto. Pero en el campo de la medicina cuesta mucho mas que se
pueda suturar esta escisión.

Escisión cuerpo-mente:

La segunda escisión es la que se produce entre el cuerpo y la mente. El intento de romper


con la escisión entre el cuerpo y la mente lo que hace es cuestionar las especialidades, unos que
se dedican a cuidar el cuerpo y otros que se dedican a cuidar la mente; y eso también provoca
una redefinición de los campos del saber, lo cual no es fácil conseguir. Si no hay enfermedades
orgánicas u enfermedades mentales, pues hay que redefinir.

Escisión salud-enfermedad:

La tercera escisión se produce entre la salud y la enfermedad, entre el bien y el mal. Se trata
de una escisión lógica en unas sociedades dominadas por las grandes religiones monoteístas,
fundadas sobre la existencia de lo bueno y lo malo. Frente a esta escisión que considera la
enfermedad como algo malo y distinto a la salud, la NM ve ambos estados como
complementarios: la enfermedad no es sino la estrategia que utiliza la biología de los individuos
para resolver los conflictos que se les presentan en la vida. Lejos de ser mala, la enfermedad es
un instrumento más del que dispone el individuo para adaptarse al hecho de vivir. Negar la
escisión salud-enfermedad tiene una repercusión muy grande porque cuestiona la progresiva
medicalización de la sociedad, que hace que todo se convierta en enfermedad susceptible de ser
tratada como tal. Entonces el planteamiento de la NM va en contra de un proceso gradual y
acelerado de medicalizar todos los procesos por los que pasa el individuo, desde el momento en
que nace hasta que muere.

La medicalización de la sociedad

El otro día, al tiempo que estaba preparando esta intervención, leí un chiste en el diario El
País, firmado por -el Roto-, que me llamó mucho la atención. Un hijo se dirige a su madre para
decirle algo así: -que no madre, que no tengo depresión, que lo que tengo es un trabajo de asco
con un sueldo de mierda-. Enfrentados a situaciones como la descrita en el chiste es más fácil
decir que alguien tiene una depresión (un problema personal) que decir -que tiene un trabajo de
asco con un sueldo de mierda- (un problema social). Por lo tanto, tratar de contravenir esta
tendencia realmente tiene su dificultad. Medicalizarlo todo es muy cómodo, porque quita todo tipo
de responsabilidades: el problema de la depresión, una vez diagnosticado como tal, es un
problema personal, del que la sociedad no tiene ninguna responsabilidad. Todo queda muy
aséptico, casi como si el problema fuera atribuible al azar: el individuo en cuestión pasaba por la
calle y de repente le cayó una depresión, como le podía haber caído un cáncer o se podría haber
roto una pierna. Ni la sociedad, ni el individuo, ni la familia, etc., nadie es responsable de un
hecho una vez que se ha etiquetado como puramente médico.

Yo creo que para que se mantenga esta situación se tienen que dar varias circunstancias.
Mientras que todos estos planteamientos, estos supuestos sobre los que subyace el uso de la
medicina, son cuestionados en muchas áreas de la ciencia, el cuestionamiento es más difícil que
llegue a este campo; como decía anteriormente, el campo de la salud es como un reducto en el
que permanecen las escisiones que estamos comentando. A mí se me ocurre que hay varias
razones para ello:

Una primera razón es que la medicina va progresivamente cumpliendo el papel de la religión;


uno puede dudar de todo pero tiene que tener fe en algo. Y al final la fe se va depositando, en
una sociedad cada vez más laica, donde la religión formal tiene un papel menor, en la medicina,
ante la cual nadie quiere hacerse preguntas-lo mismo que no se hacen en la religión por el
carácter revelado de sus dogmas. En general, la población no quiere (no puede) saber de ciertos
temas, especialmente relacionados con la vida y la muerte, y acepta su status de enfermo
pensando que alguien tiene la capacidad de curarlo; la persona no quiere preguntarse si
realmente el médico tiene esa capacidad y prefiere pensar que la tiene para evitarse el mal trago
de quedarse sola ante la realidad de que a lo mejor se tiene que morir, o que se va a quedar
ciega, etc., porque puede que no exista esa tercera persona que le pueda curar.

Yo, al respecto del tema que hablo, recuerdo siempre la angustia que me creó un amigo
médico, buen internista, ante una enfermedad de un familiar muy próximo, para la que existían
tratamientos alternativos, y ninguno definitivo.

Le pregunto:-qué hay que hacer?

Y me dice:-Toma.

Me pasó un ejemplar del New England Journal of Medicine donde se hacía una valoración de
los diversos tratamientos (quirúrgico o con medicamentos) que había para el problema de mi
familiar (estrechamiento de la carótida interna).

-Esto es lo que yo sé; y por si te falta información toma el manual de medicina que yo
utilizo (el libro de Harrison) y te lo lees.

Y dije:-Cómo?, ¿yo puedo leer todo lo que se sabe del tema? Y si después de leerlo no
encuentro la respuesta definitiva, ¿tú tampoco tienes esa respuesta?, ¿no hay nada?, ¿no hay
ningún conocimiento mas allá de lo que me das a leer?

Dice:-No, decide tú.

A lo que respondí:- ¡No me jorobes! ¿Cómo que tengo que decidir yo?

El hecho fue muy importante porque rompió una especie de encantamiento acerca de las
posibilidades de los médicos, que les atribuye unas capacidades que normalmente no se quiere
saber ni hasta donde llegan ni donde las han adquirido-bien es cierto que aquellas personas que
quieren indagar sobre su enfermedad y las capacidades de la persona que las va a tratar no
suelen encontrar facilidades en sus médicos. Es algo así como decir: -es mágico, pero me
pueden curar-.

Entonces cuando te pasan el manual y lo lees, dices:-ante esto que tiene mi familiar, primero
no hay una solución definitiva, segundo hay varias alternativas posibles; es decir, tengo que
decidir yo-. En este caso el médico era amigo, por lo que la situación es excepcional. Lo normal
es que el médico se quede con su bata y con su rol de sujeto curador, y tú te quedas con el de
objeto que tiene que ser curado en base a un acto de fe, que en última instancia, convierte el acto
médico en una especie de hecho religioso. Ese carácter religioso del acto médico yo creo que es
un factor que impide el éxito tanto de la NM como de todas las tendencias del campo de la salud
que tratan de suturar todas las escisiones que vengo comentando.

Luego hay otra segunda razón, que tiene que ver con los intereses económicos que hay en
juego (de médicos, de hospitales, de laboratorios, etc.).

Tengo aquí algunos datos. En Estados Unidos se gasta anualmente un 6% del presupuesto de
salud en diagnóstico y tratamiento de cáncer, que son como 13.000 millones de dólares; y el
gasto en investigación y prevención se lleva otros 2300 millones (datos tomados de E. Richards,
1988). Es decir, hablamos de cifras muy importantes como para que de repente se cuestione el
procedimiento que se sigue en temas de salud.

A casi todos nos es más cómodo medicalizar las cosas y de esa manera quitarnos
responsabilidades, sin tener que entrar en explicaciones sociales de los procesos llamados
enfermedad. Cualquier proceso desagradable, si es posible lo convertimos en un acto médico y -
aquí paz y gloria-. Con esto queremos decir que hay una sintonía entre los intereses de unos
profesionales y una forma de funcionar en la sociedad.

Los mitos sobre la salud

Y luego hay una cuarta circunstancia, que facilita la sintonía de intereses médicos-sociedad,
que es la existencia de una serie de mitos sobre la salud - los mitos no son patrimonios de los
llamados pueblos primitivos; cada ciudad tiene lo suyo propio. Al final del material entregado he
incluido unos cuadros con datos epidemiológicos.

La primera tabla contiene datos epidemiológicos en los que se muestra que el descubrimiento
de las vacunas, o sea la teoría de los gérmenes, no ha sido el factor decisivo en la llamada
curación de todas las enfermedades llamadas infecciosas. ¿Y por qué digo que hay una serie de
mitos? Porque el mito que existe, y del cual yo siempre he participado, es que si ahora no hay
enfermedades infecciosas es porque gracias a las vacunas y los antibióticos se han erradicado.
Si nos fijamos en estos cuadros vemos que no es cierto.

Estos son datos de Inglaterra y Gales, tengo otros para Estado Unidos y para otros sitios y
todos coinciden. Si nos fijamos en el caso de la tuberculosis vemos que cuando se identifica el
bacilo de Koch la tendencia de la tuberculosis ya esta bajando; sigue bajando y, cuando por fin en
el cuarenta y tantos aparece la estreptomicina y más tarde se desarrolla la BCG, ya no existe
esta enfermedad en los países estudiados. Luego, no han sido la vacuna BCG ni la
estreptomicina las que han eliminado esta enfermedad, sino que han tenido que ser otros
factores, de los que luego hablaremos.

En el caso de la tos ferina (tos convulsa) pasa tres cuarto de lo mismo: cuando aparece la
generalización de la inmunización ya no existe esta enfermedad, ya ha desaparecido el problema.
Igual ocurre en los años cincuenta con el sarampión o la escarlatina. Es por ello que hablamos de
las vacunas como de un mito. Entonces lo que parece ha ocurrido es que progresivamente han
ido cambiando las condiciones de vida (salubridad y alimentación, principalmente) en las que
vivía la población occidental. Con la industrialización se mete a casi toda la población del país en
la ciudad y, progresivamente, para que este sana y pueda trabajar, ya no para sí mismos sino
para los empresarios hay que tenerla más -boyante-, se eliminaron las aguas residuales con las
alcantarillas, cambiaron las condiciones de alimentación, cambiaron también las cosechas con los
nuevos métodos agrícolas, etc.

Y todo eso es lo que va provocando, según los autores a los que sigo, el descenso de la
mortalidad. Luego es un mito atribuido a la medicina de quimioterapia el éxito de ese proceso-
caso distinto el papel jugado por los médicos higienistas.

Pero si miramos el cuadrito de la esperanza de vida, se rompe otro de los mitos, según el cual
la esperanza de vida que nosotros tenemos hoy en día es también producto de la medicina. No
es completamente cierto; el cuadro muestra que la esperanza de vida de una persona que habría
cumplido los 45 años en 1972 era poco distinta a la que hubiera tenido en 1900: el que llegaba a
los 45 años vivía prácticamente lo mismo que el que llega hoy en día a esa misma edad.

A mi es una cosa que siempre me llamaba la atención. Yo siempre había visto, cuando leía las
biografías de personas famosas, de Platón y muchos otros personajes históricos, que más o
menos vivían los mismos años que nosotros; los que no vivían eran los esclavos, pero los que no
eran esclavos gozaban de muchas más posibilidades de supervivencia. Y probablemente, no lo
se, con una calidad de vida en sus últimos años mejor que la que ahora tienen las personas
mayores.

Lo que ha cambiado radicalmente desde entonces aquí ha sido la esperanza de vida al nacer,
que es la línea que se ve que sube. Y ¿por qué ha cambiado eso? Porque ha descendido
enormemente la mortalidad infantil. Y aquí de nuevo hay causas médicas y hay otras causas muy
importantes, tanto de tipo económico como cultural. Hay algunos trabajos de epidemiología,
donde se estudia la influencia de los factores culturales, básicamente la relación que establece la
madre con sus hijos, como la explicación de porque baja la mortalidad a lo largo de este siglo.
Dicho un poco -a lo bruto-, las mujeres tienen menos hijos, a los que cuidan mejor (según
criterios actuales) que cuando tenían muchos más - es sabido que las especies establecen
estrategias diferentes de reproducción: las hay que ponen miles de huevos y las hay que tienen
una sola cría a la que sus padre prestan toda su atención. Bueno, entonces éste sería otro de los
mitos sobre la medicina actual.

El último mito al que haré referencia tiene que ver con el supuesto éxito atribuido a los
tratamientos médicos actuales contra la enfermedad, en particular en la lucha contra el cáncer.
Los medios de comunicación transmiten diariamente una imagen exitosa (desde hace años se
propaga el mensaje de que lo que no se ha conseguido -todavía- - siempre esta palabra se usa
en toda referencia a los desconocimientos médicos - está a punto de conseguirse) que en nada
se corresponde con la realidad. Se incluyen datos del Ministerio de Sanidad y Consumos,
relativos al período 1975 - 1992, donde se muestra el incremento de la mortalidad por tumores
malignos:

- en los varones, la mortalidad por cáncer de bronquios, tráquea y pulmón ha subido


espectacularmente en estos 17 años.

- Si miramos el cáncer de mama en la mujer, también ha crecido.

- Y si tomamos la mortalidad por todo tipo de tumores malignos, en el caso de las mujeres
parece que se ha estabilizado, pero en el caso de los hombres también ha subido.

Las mismas tendencias ascendentes se dan en los Estados Unidos, en especial desde que en
los años setenta el presidente Nixon declara la guerra contra el cáncer de 1975 a 1993, frente a
un 0,1 % de incremento durante el período 1950 - 1970.

Estos datos tratan de mostrar el espectro mitológico de la medicina, que refuerza esa unión de
intereses entre unos profesionales médicos y una población que piensa que le debe a la medicina
éxitos que no le pertenecen. Ello, unido a una cultura que posibilita todas las escisiones a las que
he aludido, hace muy difícil un cambio en la orientación que tiene la medicina en la
actualidad.

El desencuentro con la medicina oficial

El punto siguiente que quiero tratar es el desencuentro de la NM con la medicina oficial.


Contemplando por n lado el panorama actual, en particular el informe elaborado conjuntamente
por la OMS y la escuela de Salud de la Universidad de Harvard, según el cual se pronostica un
aumento espectacular de la mortalidad por diferentes enfermedades, pareciera lógico que se
produjera algún tipo de encuentro de la medicina convencional, incapaz de atajar esa situación, a
la cual según mi punto de vista contribuye con sus actuaciones, con otras personas que tienen
opiniones complementarias o alternativas sobre como paliar estos problemas, ¿no? Y claro,
parecería que habría que evaluar todo tipo de conocimientos para ver su bondad. Sin embargo,
ocurre todo lo contrario: no solo no se evalúa sino que se procede a su persecución. En el caso
de la NM no se ha producido la evaluación pública-oficial de sus propuestas, y por el contrario se
han establecido campañas de propaganda durísima contra ellas, al tiempo que se sanciona a los
médicos que la practican, sin que se justifique la maldad de su comportamiento. Por ejemplo, en
nota reciente de la Comisión deontológico, Derecho Médico y Visado (CD) de la Organización
Médica Colegial (OMC) se denuncia a la NM con los argumentos de que -entra en contradicción
con la calidad humana y científica que debe poseer hoy la atención médica-, por su -declarada
incompatibilidad con la medicina convencional--todos los cambios científicos importantes que se
han producido a lo largo de la historia no solo no se ajustaban a lo establecido sino que, además,
hubo un momento en el que eran propugnados por grupos minoritarios que se enfrentaban al
orden establecido (Roy Wallis y Jhon Pickstone, tienen un par de libros donde se reflexiona sobre
los avatares sufridos por los nuevos planteamientos que han ido surgiendo en el campo de la
salud)-y por no -establecer una relación más o menos subordinada y respetuosa con la medicina
convencional- (Boletín de la OMC, de mayo de 1997). Pero lo más sorprendente detodo es que
para llegar a estas conclusiones sobre la maldad de la NM, la CD no la ha verificado, pues como
reconoce en la nota que comentamos, -su carencia de base científica no tolera que pueda
aprobarse nunca un ensayo clínico para evaluar su eficacia-. ¿Quizás se refiera la OMC a uno de
esos ensayos clínicos que se utilizan para evaluar la bondad de los tratamientos que conducirán
al mundo previsto por la OMS y la Universidad de Harvard?

Richards utiliza el caso de la evaluación de la vitamina C como anticancerígeno, por parte de


las autoridades sanitarias de los Estados Unidos, como un ejemplo de la dificultad que existe
para que un nuevo método sea evaluado, y mucho más según sus propias reglas y no la de los
métodos tradicionales (1988).

Linus Paulin, que era un premio Nobel en Química, y un cirujano escocés llamado Cameron,
durante un tiempo trataron de que se reconociese la bondad de la vitamina C para el tratamiento
del cáncer. Después de diversos experimentos propios, por fin consiguieron una evaluación
oficial, gracias a la presión de Paulin, que hasta llegó a lograr el apoyo del mismísimo presidente
Carter. Ellos habían hecho sus propios experimentos con cantidades de pacientes en los que
mostraban que el uso de la vitamina C tenía una incidencia positiva contra el cáncer, en el
sentido de que prolongaba la vida de los pacientes con esta enfermedad, al tiempo que les
facilitaba una mejor calidad de vida. Su filosofía era distinta a la quimioterapia, que pretende
reducir la proliferación celular en breve tiempo. Su tratamiento no lo planteaban como un
enfrentamiento contra las células sino como una especie de negociación: -vamos a llevarnos
todos bien y que la cosa dure lo más posible y en las mejores condiciones-.

Esa era la alternativa que ellos planteaban con la vitamina C. bueno, pues después de
conseguir que se evaluase su tratamiento y de que fuera rechazado, se comprobó que se había
rechazado porque nunca se había evaluado en los términos que ellos lo planteaban. Se había
evaluado dos veces, primero dando la vitamina C al mismo tiempo que la quimioterapia, con lo
cual el tratamiento no funcionaba; cuando consiguieron hacer un segundo experimento en el que
ya no se daba quimioterapia, la deontología médica hizo que, transcurrido un cierto tiempo-el
aconsejable según el protocolo de la quimioterapia y no el propio método evaluado-, el
tratamiento con vitamina C se suprimía porque no había dado los resultados esperados
(reducción significativa de la proliferación celular). Como resultado de la supresión brusca del
tratamiento con vitamina C, además se producía un rebrote de la enfermedad.

Es decir, no solo es difícil que se evalúe un tratamiento alternativo sino que además es
prácticamente imposible que se haga en los propios términos propuestos por el tratamiento y no
en los de los evaluadores oficiales. Y en el caso de la vitamina C, que es el único que yo conozco
que haya sido sometido a evaluación experimental por la comunidad médica, además luego se
comprobó que los grupos de control no habían funcionado. El experimento consistía en que el
grupo tratamiento tomara vitamina C, y el grupo control no. Con el fin de saber el efecto de esta
vitamina C una gran parte de ellos también tomaba esta vitamina, porque se les suministraba por
otras circunstancias ajenas al experimento, sin que aquellos que lo habían diseñado se hubieran
dado cuenta. Con lo cual era difícil de ver el efecto del tratamiento con vitamina C si, por un lado,
no se respetaban las normas de Paulin y Cameron para ver su efectividad y, además, tampoco se
respetaba una condición que debe tener un experimento con grupo control (que el grupo control
sea de verdad). Cuando Paulin y Cameron trataron de protestar se les negó la publicación en la
misma revista donde se había publicado la inefectividad de su tratamiento, y ahí quedó todo. En
el caso de la NM estaríamos en presencia de un tratamiento que ni siquiera se evalúa, a pesar de
ser públicamente rechazado.

Lo que está ocurriendo con la NM confirma el resultado de investigaciones de otros colegas


(Richards,1988. 1991; Geehan y Freirech, 1974; Moss, 1980).

1) La dificultad que existe para que un método no convencional sea evaluado por la
comunidad médica (Moss, 1980, descubrió que de los 58 métodos o tratamientos no
convencionales listados por la American Cancer Society....ninguno había sido evaluado
vía diseño experimental; que sobre 24 tratamientos no se había realizado investigación
alguna y que 7 de los evaluados habían dado resultados positivos).

2) Los distintos criterios de evaluación que se utilizan según la -oficialidad- del tratamiento
(más rígido cuanto menos oficial es), además de la utilización de las propias perspectivas
teóricas y profesionales de los evaluadores a la hora de verificar la bondad de un
tratamiento no convencional y, como consecuencia de todo ello:

3) La necesidad de una investigación social en el proceso de evaluación, que contrarreste el


papel exclusivo de los expertos en salud, que como es lógico tienen sus propios intereses.

De todo ello se desprende la necesidad de contemplar la evaluación como proceso social y no


metodológico, susceptible de mejorar con el avance de las metodologías (la metodología ideal de
la evaluación es el diseño experimental con un grupo control y tipo doble ciego). Como escribe
Richards, -la evaluación terapéutica es inherentemente un proceso social y político, y la idea de
evaluación neutral es un mito--uno más de los que funciona en torno a la medicia. -El experto
médico debe ser visto como un participante partidario en un debate político, no como un árbitro
apolítico de la verdad médica, lo que implica una revisión radical del papel de los expertos en la
evaluación terapéutica. También abre la puerta para un papel activo y reconocido de los no
expertos, los pacientes y el público en general, en el proceso de evaluación y en la toma de
decisiones-(Richards, 1988).

Resumiendo:

Sucintamente, queremos dejar claras tres ideas:

1- La complejidad que hay para introducir cualquier invento en la sociedad, no solo porque
haya intereses, y los hay y muy poderosos, sino porque esos intereses han logrado
establecer una sintonía con el conjunto de la sociedad, vendiéndoles los suyos como
propios.

2- En el caso de la medicina esa sintonía se establece en base a la elaboración de una


mitología, que en este caso es la bondad de su trabajo, de su -actuación eficaz para
beneficio de la sociedad-.

3- La otra idea sería que es necesaria una intervención social para participar en la
evaluación y en la verificación de lo que a la sociedad le interesa, no dejando esta
evaluación en manos de -expertos- que no son tales (en el sentido que se suele
entender), sino que son -expertos partidarios en aquello en lo que están investigando-.

Hay toda una tradición muy amplia de sociología de la ciencia (en esta sesión he hablado de
un par de trabajos interesantes) donde se estudia qué ocurrió con la astrología y la medicina, qué
ocurrió con la hipnosis, con la introducción de medidas asépticas en los quirófanos, etc., etc.,
mostrando cómo en cada momento el éxito o el fracaso de cualquiera de las propuestas dependió
del papel político que tenían en ese momento en la sociedad tanto los inventores como sus
detractores, del respaldo social que tenía cada uno de ellos, y no de la bondad intrínseca-algo
que yo creo que no existe- del descubrimiento.

Juan Javier Sánchez Carrión

:::. Nueva Medicina, Ciencia y Sociedad .:::

Conferencia Moriano

LA NUEVA MEDICINA
Conferencia dada en España por el Dr. Fermín Moriano (1995)
El Dr. Moriano fue uno de los principales discípulos del Dr. Hamer durante los primeros
años del movimiento de la Nueva Medicina en España.

Buenos días a todos. Mi madre cuando conoció esta medicina me hizo un comentario: -Ahora
entiendo por qué hay tantas enfermedades y tanto cáncer, es porque se está perdiendo el
confesionario. Por eso antes había menos-.
Parece una bobada pero cuando les explique qué es la Nueva Medicina lo van a entender mucho
mejor.
Por primera vez en la historia podemos trabajar con leyes de la naturaleza. Es decir, los médicos
hasta ahora veníamos trabajando con hipótesis, con axiomas no contrastados, con mucha
especulación. Esto hacía que pacientes sometidos a un mismo tratamiento dieran diferentes
resultados. La medicina clásica es una maraña de interpretaciones, una maraña de especulaciones
pero es la única ciencia por llamarla de alguna manera que trabaja sin leyes. Y así como los físicos
y los matemáticos pueden hacerlo los químicos. La medicina entra en la Academia de Ciencias
francesas a finales de 1800, es considerada ciencia pero realmente los médicos que hemos hecho
medicina clásica no la hemos visto como ciencia sino como un arte especulativo y además
aproximativo y de ningún modo veíamos resultados de causa-efecto.
Por primera vez en la historia, un médico alemán Ryke Geer Hamer, catedrático de medicina (no
era un inculto en medicina), especialista en medicina interna, especialista en siquiatría,
especialista en radiología (aparte de eso cursó la carrera de Teología) enuncia leyes de la
medicina. Hamer estudió estas especialidades con todo rigor, tres años por especialidad. Ejerció
durante quince años como jefe de diversos servicios hospitalarios en varios hospitales de
Alemania. En la década de los 70 llevaba ya un tiempo dándose cuenta de que la medicina era
muy especulativa, que no encajaba entre las otras ciencias. Se dio cuenta que faltaba algo, que
no había orden ni concierto. La muerte de un hijo suyo, que fue un hecho famoso porque fue a
causa de un disparo que le dio Victor Manuel de Saboya, príncipe heredero de la casa de Saboya,
fue un hecho determinante. El ya había desarrollado algo sobre la Nueva Medicina y se reprocha a
sí mismo no haber tenido el coraje de sacar a su hijo de los tratamientos de la medicina clásica y
tratarlo como él quería. De resultas de esta muerte Hamer se descubre un cáncer de testículo y
su mujer que es médico oncólogo, desarrolla un cáncer de mama izquierda.
La pregunta de Hamer es como es posible que dos personas sanas, relativamente jóvenes
todavía, desarrollen ambos un cáncer y lo relaciona con el hecho traumático de la muerte del hijo.
En ese momento Hamer era el jefe de los servicios de radiología, oncología y de medicina interna
de modo que estaba en condiciones muy especiales para realizar su tarea de investigación.
El protocolo oficial para el cáncer es cirugía, quimioterapia y radioterapia y se sabe cuál es el
resultado para el 95% de los casos. Hamer se subleva ante esa posibilidad y sobre todo animado
por el hecho de ver que hay una incidencia altamente dramática en la vida de los dos que pudiera
estar relacionado con la aparición de la enfermedad. En el hospital universitario donde trabaja
empieza a hacer una cosa que hasta ese momento la medicina no había hecho nunca. En realidad
sí se había hecho pero tan antiguamente que ya ni se recuerda en los libros de medicina:
preguntarle al paciente por qué cree que está enfermo. Una pregunta que no figura en nuestros
manuales. Entonces les empieza a preguntar a los enfermos de cáncer del hospital si ha vivido
alguna historia o algún incidente altamente traumático en su vida, anterior a la aparición del
cáncer. Para su sorpresa encuentra que absolutamente todos refieren una historia altamente
dramática en un tiempo anterior al de la aparición de la enfermedad. En un principio lo que
constata es que todos, absolutamente todos tienen ese hecho dramático. Luego empieza a
analizar por descarte, por tipo de enfermedad. Pregunta por ejemplo a 100 mujeres diestras con
cáncer de mama izquierda para tratar de encontrar un denominador común. Es así que va
encontrando enfermedad por enfermedad un denominador común de esa enfermedad. Las 100
mujeres con ese cáncer intraductal de mama izquierda tienen un mismo incidente en su vida, un
mismo hecho traumático con un mismo colorido. Pero cuando analiza 100 casos de cáncer de
riñón encuentra exactamente lo mismo. Cuando analiza los casos de cáncer de pulmón encuentra
lo mismo: un denominador común distinto del de mama y de riñón. En principio lo que encuentra
es la relación entre la siquis, es decir las vivencias de las personas y el órgano lesionado.
Relaciona por lo tanto la siquis con el órgano.
La sorpresa más grande que se lleva es darse cuenta que no es una relación del 90 o 95% que ya
sería como para tener en cuenta sino que es del 100%. Empieza a darse cuenta que está tocando
leyes de la naturaleza. Las leyes de la naturaleza, como todos sabéis, dicen que este objeto se
caería un millón de veces si yo lo soltara puesto que se ejerce sobre él la fuerza de la gravedad
que es una ley de la naturaleza y no cabe la más remota posibilidad de que al soltarlo se quede
suspendido en el aire.
Pues lo que ha descubierto Hamer es de esta índole. Yo sé que parece muy duro, muy difícil de
creer, imaginaros lo que puede suponer para nuestra clase médica, que por primera vez le
pongan por delante cinco leyes de la naturaleza que se cumplen en el 100 por ciento de los casos.
Cuando él se da cuenta de esa relación, lógicamente piensa que el ser humano no es
solamente una rodilla, no es solamente un codo, no es solamente un pecho. La medicina
clásica en su súper especialización continua, nos obliga a especializarnos cada día más. Es
habitual que si a una persona le duele una rodilla va a un traumatólogo pero a su vez ese
traumatólogo le deriva a un compañero que es a la vez traumatólogo pero más especialista
que él en la rodilla con lo cual el traumatólogo especializado en rodilla sólo sabe de rodilla. Se
está perdiendo la visión de conjunto, tratamos el cuerpo humano por piezas, por partes
separadas del todo y Hamer lo que sí tiene muy claro es la unidad del ser humano. Se da
cuenta que el ser humano tiene sique (si queréis alma), cerebro y órganos. Está encontrando
la relación entre sique y órgano. ¿Qué está pasando mientras tanto en el cerebro?
El es radiólogo y está harto de hacer scanners (tomografía computada) y nunca ha visto en el
cerebro una señal de nada. Todo sabemos que el cerebro dirige todas las funciones del cuerpo,
sin embargo esto no es tenido en cuenta por la medicina clásica, lo olvida sistemáticamente.
Todos sabemos que el cerebro controla las funciones de todos los órganos, de todos los tejidos y
que está conectado con todas las células. Es más, la medicina clásica admite que una célula, sólo
una célula, es capaz de recibir un orden de 55.000 estímulos bioquímicos simultáneos a través
de neurotransmisores. Sin embargo la medicina clásica sólo conoce un orden de 20. Pero en
cuanto a estímulos bioeléctricos es incalculable la posibilidad que tiene una célula de recibir
información simultánea. Sin embargo no tenemos en cuenta este flujo de información y seguimos
investigando sobre la celulita, que si los oncogenes, que si la célula hace, que si la célula deshace
como si la célula fuera un ente aislado del resto del organismo que llevara su propia vida y se
mantuviera completamente ajena a las órdenes cerebrales. Hamer sabe que eso es incierto y que
hay cantidad de ejemplos cotidianos que avalan su principio de relación sique-cerebro-órgano.
Todos sabemos que un estudiante a la hora de presentarse a examen puede tener una colitis.
Todo médico diría que es normal y que es producto de su estado de ánimo. Si nos damos un
susto nos aumenta la frecuencia cardiaca, también eso es normal. Ante una situación que nos
repele se nos ponen los pelos de punta. La úlcera se llama ya úlcera de stress dando por hecho
que el stress es la causa de las úlceras de duodeno. Se habla también del infarto de miocardio en
las personas de riesgo que trabajan mucho.
Hasta ahí a la medicina no le queda más remedio que asumir, que admitir, y entra dentro de su
lógica esa posibilidad, pero cuando hablamos de enfermedades mayores la medicina deja de lado
estos supuestos. Dice: las enfermedades de las que hemos hablado hasta ahora son
enfermedades sicosomáticas y que las trate el médico de cabecera, el médico de pueblo o el
siquiatra pero dejen para nosotros los cánceres y las enfermedades graves que son asunto de los
entendidos de la materia. Somos superespecialistas, hemos perdido la visión de conjunto y sin
embargo nos arrogamos el derecho de tratarlas porque conocemos más de ellas que nadie. La
equivocación es manifiesta y el sentido de la investigación va por un camino totalmente
equivocado como Hamer demuestra.
Hamer, ante la posibilidad de que el cerebro pueda dar alguna señal de lo que está pasando a
nivel síquico y a nivel orgánico, se sienta un día ante un scanner cerebral que tiene en el hospital
en el que es jefe del servicio y empieza a hacer un scanner cerebral, cosa que hasta ahora no se
había hecho nunca, de aquellos pacientes que tienen una patología no neurológica, no cerebral,
por ejemplo un cáncer hepático.
Todos sabemos que en la radiología hay unas imágenes que la medicina nunca ha sabido explicar.
Son un tipo de circulitos dispersos por el scanner cerebral que aparecen en lugares diversos y
como la medicina nunca pudo darles explicación son considerados todavía como -artefactos-,
productos de la máquina, problemas de la máquina. Hamer se sentó por primera vez en un
scanner para ver si esos artefactos tenían algo especial que decirle en la relación causa-efecto. Y
para su sorpresa comprueba que esas cien mujeres que tenían un cáncer intraductal de mama
tenían un redondelito de esos, un artefacto en la misma zona del cerebro que paradójicamente es
la zona del cerebro que rige la mama izquierda. Pero si analiza los pacientes que tienen un
problema de riñón encuentra que todos, absolutamente todos, tienen un artefacto en una zona
del cerebro que paradójicamente es la zona del cerebro que rige el riñón. Tanto es así que
descubre una cartografía, añade una cartografía nueva al conocimiento médico. Comprueba que
eso que se llamaban artefactos no son artefactos sino la señal cerebral de lo que está ocurriendo
a nivel síquico y a nivel orgánico.
El me contaba un día que cuando descubrió eso se quedó durante tres horas sentado delante de
un scanner porque no daba crédito a lo que acababa de descubrir imaginando lo que venía
detrás, lo que iba a venir. Era demasiado fuerte para que una clase médica sumamente
establecida pudiera asumir semejante descubrimiento. Pero como no podía ser él el único que
diera vueltas sobre este asunto se fue a la Siemes que es en Alemania la empresa más grande
que produce scanners y todo tipo de aparatos de radiología. Al entrevistarse con el jefe de
ingenieros de la Siemens y plantearse lo que acababa de descubrir, éste le dice: Pues mire no
está Ud. muy alejado de lo que nosotros pensamos porque nunca hemos creído que esas
imágenes fueran artefactos, la máquina no puede producirlos. Pero como la clase médica no
puede explicarlos y nosotros tampoco se sigue sosteniendo que lo son. Pero podemos salir de
dudas, podemos crear un protocolo y durante seis meses vamos a estudiar con dos máquinas
diferentes para ver si son realmente artefactos o están en la cabeza del individuo. El protocolo es
muy sencillo y la manera de investigarlo es tremendamente fácil y hoy puede hacerse en
cualquier servicio de radiología. Si el artefacto lo está produciendo la máquina y la máquina lo
produce en una determinada dirección en relación a la cabeza del paciente giremos la cabeza del
paciente. Si la imagen se produce ahora en el mismo lugar anterior estaríamos frente a un
artefacto. Si la imagen se mueve junto con la cabeza del paciente es porque el objeto está en la
cabeza y no es producto de la máquina. Si repetimos la experiencia con otra máquina diferente y
ocurre lo mismo habremos llegado al resultado buscado. Lo que se había planeado como un
protocolo para seis meses en dos meses quedó resuelto.
La conclusión es que esas imágenes estaban en las cabezas de los pacientes y eran la señal de las
enfermedades orgánicas.
Es cuando Hamer postula su primera ley: La Ley Férrea del Cáncer, la ley de hierro del cáncer
porque se cumple en el cien por ciento de los casos. Y no solamente vale para el cáncer. La ley se
llama ley de hierro del cáncer y enfermedades similares al cáncer. La palabra cáncer en la
medicina que nosotros trabajamos ha perdido toda su fuerza y tragedia.
La primera vez que la formula, Hamer dice: todo shock síquico, altamente traumático que nos
toma por sorpresa y es vivido en aislamiento produce una ruptura de campo electrofisiológico en
un área concreta del cerebro y a partir de ese momento se lesiona el órgano que gobierna esa
parte del cerebro. Por primera vez se hace el triángulo. Por primera vez se pueden valorar los tres
polos del ser humano: la sique, el cerebro y el órgano.
Todo shock síquico, altamente traumático, hiperagudo que te pilla a contra pie, es decir
inesperado, produce estos efectos. Hamer lo compara con el penal en un partido de fútbol, el
arquero se tira hacia un lado y la pelota va para el otro, de esta manera se hace el gol. Si la
persona espera el golpe no hay gol. -Que te pilla a contra pie y vivido en aislamiento-: esto es
tremendo, es importantísimo y condición sine qua non para que se produzca el cortocircuito
cerebral. La persona se lo tiene que tragar. La idea por ende le está dando vuelta continuamente,
lo vive en soledad, en aislamiento, no lo comunica. Mientras dura esa situación conflictiva se
produce un cortocircuito a nivel cerebral y desde allí se manda un error de codificación al órgano.
De este modo aparece la enfermedad en el órgano. Esta primera ley se cumple en el cien por
ciento de las enfermedades excluyendo tres tipos de enfermedades: los traumatismos, los
envenenamientos y las que ya se nace con ellas. Todas las demás, absolutamente todas se rigen
por esta ley.
Esta es la primera ley de Hamer. Pero Hamer sigue adelante investigando y además a una
velocidad tremenda y descubre que la enfermedad es un proceso bifásico. Hasta ahora la
enfermedad solamente se tiene en cuenta al momento de dar su primera sintomatología o cuando
es descubierta por una prueba radiológica o por una prueba fortuita en el hospital pero nada más.
El proceso empieza en el momento en que aparece el primer síntoma de la enfermedad y hasta
que la enfermedad termina. Hamer se da cuenta que esto no es cierto. ¿Por qué ? Porque lo
primero que debe hacerse es un scanner cerebral (él a partir de ese momento y todos nosotros
ahora trabajamos con scanner cerebral) que es una prueba científica irrefutable. Con un scanner
cerebral sin saber la historia del paciente se puede diagnosticar todo lo que tiene, lo que ha
tenido, en qué fase se encuentra y qué lo ha producido. Esto es una prueba científica, no es una
especulación, no es medicina alternativa ni es una medicina especulativa. Esto es: -señor mío,
aquí tenemos un scanner y vamos a ver si es verdad o mentira lo que yo digo comparándolo
después con la historia clínica del paciente. Esto es lo más tremendo que Hamer ha aportado a la
medicina.
Además, al seguir investigando descubre que el -artefacto- puede ser de dos formas: si hay 100
personas con un problema de riñón, 50 tienen por ejemplo un artefacto en forma de -diana-, es
decir un círculo con un punto en el medio y los otros 50 lo tienen en forma de mancha, es un
círculo con una mancha negra, un edema cerebral. Entonces Hamer se da cuenta que los que lo
tienen -en diana- tienen el conflicto activo, están viviendo el conflicto en ese momento. Si se le
pregunta al paciente sobre el contenido del conflicto el paciente responde cosas del tipo: sí,
todavía estoy enojado con mi hermano o yo todavía estoy pendiente de la herencia de mi tía.
Pero sin embargo aquellos que tienen la mancha, han tenido el conflicto pero lo han resuelto. Y
esto en el 100 por ciento de los casos: no hay un individuo con una imagen -en diana- que
diga yo ya he resuelto el conflicto y tampoco hay un individuo con esa imagen en forma de
mancha que diga yo no he tenido nunca ese conflicto. Ocurre siempre en el 100 por ciento de los
casos.
Además paradójicamente, a nivel orgánico existe una sintomatología de -conflicto activo- y una
sintomatología de -conflicto en solución-. De este modo Hamer descubre la segunda ley que es la
ley del carácter bifásico de las enfermedades: toda enfermedad es un proceso bifásico en tanto y
en cuanto la persona resuelva el conflicto. Es decir que hay una primera fase de enfermedad que
es la fase del conflicto activo y hay una segunda fase que se desencadena siempre que la persona
resuelve su conflicto. Y en ese momento la solución ocurre, lo mismo que en la fase activa, en los
tres niveles: a nivel síquico esa persona ha resuelto el conflicto, a nivel cerebral lo que antes era
una diana ahora es una mancha y en el nivel orgánico lo que antes era enfermedad, ahora
comienza la fase de curación orgánica. El cerebro da la orden de restitución del daño causado.
Esta explicación terapéutica está a años luz de lo que hasta ahora conocíamos. Lo más
impresionante, vuelvo a repetirlo, es que la ley de la naturaleza, se cumple en el 100 por ciento
de los casos.
Sin embargo encuentra un muro impresionante. Muchas veces está el conflicto en solución con su
imagen cerebral en forma de mancha, a nivel síquico, hablando con el paciente, el paciente relata
que tuvo el conflicto pero que ya lo ha resuelto y en ese momento empiezan a aparecer los
síntomas a nivel orgánico. Y eso no encaja. A veces no existe relación entre el estado emocional
del paciente, su estado cerebral y algunas enfermedades. En la fase activa no han dado señal, sin
embargo en la fase de solución empiezan a dar señales, empiezan a dar sintomatología. Hamer
empieza a investigar sobre embriología.
Embriología es la parte de la medicina que estudia desde el momento de la fecundación hasta el
momento del parto, es decir la evolución del embrión, cómo se va formando. Pero todos los
médicos sabemos (y esto ocurre en todas las facultades) de embriología lo que aprendemos en el
primer trimestre del primer año de medicina en Anatomía I. Una vez aprobado ese trimestre se
sigue adelante y no se vuelve a estudiar embriología en el resto de la carrera. Por lo tanto, la
bibliografía que hay sobre embriología es simplemente descriptiva, de cómo se va formando el
feto. Parecería ser que la Naturaleza no tiene mayor intención en esa formación. Es un hecho
como puramente casual: de alguna manera se tenía que formar, ya hemos descubierto cómo, así
que cerramos el capítulo. Es por eso que Hamer se ve obligado a investigar solo qué importancia
tiene que un órgano esté formado por un tejido o por otro. Todos sabemos en medicina que todo
el organismo está formado por solamente tres tejidos, tres hojas blastodérmicas: el ectodermo, el
mesodermo y el endodermo. Bien, Hamer se pone a estudiar qué importancia tiene que un
órgano esté formado por mesodermo o endodermo y es en este punto cuando descubre su
tercera ley que es la confirmación de la segunda. Descubre cómo funciona cada tejido del
organismo en conflicto activo y en conflicto en recuperación y se encuentra con que el 80% de las
enfermedades actualmente diagnosticadas como enfermedades son en realidad la fase de
curación de los conflictos. Es decir por ejemplo si un cáncer intraductal de mama en una mujer,
al ser un ectodermo, un ectodermo en fase activa del conflicto pierde sustancia, se hacen úlceras
en los conductos galactóforos de la mama pero la mujer y el médico no lo notan porque ese
proceso no da sintomatología. Sin embargo a nivel cerebral tendría la imagen en diana y a nivel
síquico esa mujer tendría el problema activo. Pero si la mujer resuelve el conflicto inmediatamente
viene la orden cerebral de curación del daño causado.
Yo siempre pongo un ejemplo que vais a entender rápidamente porque supongo que esto es
demasiado espeso para los que no son médicos: un día a uno cortando jamón se le va el cuchillo
y se lleva un trozo de carne, no un corte sino un trozo. Todos sabemos lo que ocurre al día
siguiente, la medicina lo ve normal y lo deja evolucionar. Al día siguiente lo que ocurre es que se
inflama la zona de alrededor de la úlcera y se van a empezar a reproducir los tejidos del borde
con la intención de cerrar el agujero, de restaurar el daño, de tapar el boquete. Durante ese
tiempo la zona va estar más o menos enrojecida e inflamada. El cerebro ha dado inmediatamente
la orden de reparar el daño. A nadie se le ocurriría ir a un oncólogo a que le hiciera una biopsia
de esa herida. Pobre de él si se le ocurriese ir y más si el oncólogo le hace caso, lo que es difícil, y
le saca una muestra del borde de la herida y se la manda al patólogo. Sin decirle nada al patólogo
porque si le dice algo el patólogo ya sabe lo que tiene que decir. Pero si no le dice nada el
patólogo va a firmar un informe que dice que eso es un epitelioma, un cáncer de piel. Pero lo que
en realidad se está produciendo es el relleno de un agujero. Bien, en la mama de la que
hablábamos antes nadie ha visto la primera fase de la enfermedad, la fase del conflicto activo.
Sólo se ve la fase de solución que es la aparición de un edema alrededor de las úlceras de los
canales galactóforos de la mama y una proliferación celular en los bordes de las úlceras que
intenta rellenarlas. Pero claro como da inflamación y molestias, la mujer sale corriendo al
ginecólogo, el ginecólogo ve eso anormal, fuera de lugar, le hará una biopsia y el diagnóstico será
cáncer intraductal de mama. Y esa señora se estaba curando. Esa señora no tenía cáncer ya. Esto
que digo sé que es brutal porque hoy por hoy es la causa de muerte más importante en las
mujeres. Sin embargo el cáncer de mama se diagnostica siempre en fase de curación.
Ahora veamos qué haríamos nosotros: tranquila señora Ud. no tiene ningún problema, ni biopsia
ni nada. Déjelo y lo mismo que a los quince días terminaba el proceso de cicatrización del cuchillo
del jamón, el edema se retira y la zona queda cicatrizada, exactamente lo mismo hace el
organismo en la mama. Y al cabo de un tiempo eso se retira y no pasa absolutamente nada.
Esta es la tercera ley. Hay tres tejidos. De este que hemos hablado es el ectodermo. Pero otro
tipo de tejido es el endodermo que es el tipo de tejido que forma fundamentalmente el tubo
digestivo que funciona completamente al revés. En vez de perder sustancia en fase activa lo que
hace es proliferar sustancia en fase activa y necrosarse en solución.
Por ejemplo un señor vive un conflicto del tipo que nosotros llamamos de guarrada. Le han hecho
una guarrada muy grande. Concretamente un señor que es socio de su cuñado, un día, yendo a
la escribanía después de muchos años de sociedad descubre que el cuñado ha puesto todo a su
nombre y prácticamente lo ha dejado en la calle. Vive la situación no solamente desde el punto de
vista económico sino también por aquello de que -mi cuñado me ha hecho una guarrada-. El
colorido del conflicto es el que determina el área concreta del cerebro que se va a lesionar y por
lo tanto el órgano afectado. Por eso es que en 100 casos de mama, las 100 mujeres tienen un
conflicto con el mismo colorido. Sin son diestras y la mama es la izquierda sería un conflicto de
madre-hijo. Conflicto de separación de un hijo. Si la mama es la derecha sería un conflicto general
y especialmente de pareja.
Pero volviendo al ejemplo anterior, al vivir el conflicto como guarrada, no como pérdida
económica sino como guarrada, el señor lesiona la zona cerebral que rige el colon y mientras está
viviendo el conflicto activo, en el colon se está produciendo un tumor, es un carcinoma de colon,
es un tumor en la luz del colon. Si ese tumor crece y no llega a un tamaño suficiente, no afecta al
tránsito intestinal y la persona no tiene sintomatología. Pongamos que al cabo de uno o dos
meses se decide y le cuenta a su mujer y habla con su cuñado. El cuñado reconoce su error y
llegan a un acuerdo, van a la escribanía y arreglan todo. El señor resuelve su conflicto. Pero al
cabo de unos días comienza a sangrar por el recto. ¿Por qué sangra ? Es un endodermo y en
fase de solución tiene que necrosarse el tumor. Este es el primer síntoma que tiene este señor,
una proctorragia. Nadie está acostumbrado a deponer heces con sangre. Sale corriendo a ver al
médico. El médico le hace una rectoscopía y se encuentra con el tumor. Diagnostica carcinoma de
colon y desencadena lo que ya sabéis. Ese señor ya estaba curado.
Muchos os plantearéis: ¿por qué la gente dejándose a su libre albedrío en casa no se cura? Es la
pregunta que se hace casi todo el mundo puesto que en 80 o 90 % de los casos podríamos
dejarlos puesto que aparece la sintomatología en fase de curación. Hay una teoría y además esto
tiene para mí un particular interés personal que es la teoría de la metástasis. Si alguno de
vosotros habéis visto los programas de televisión que hemos hecho, en el segundo programa yo
hablo precisamente de las metástasis. No me quería venir de Barcelona sin hablar de eso porque
tiene una importancia tremenda. Toda la oncología se basa en dos hechos fundamentales. El
primer hecho es el diagnóstico del patólogo, del anatomo patólogo, el que analiza las células.
Toda la clase médica piensa que el patólogo hace siempre diagnóstico de certeza. El patólogo
como dice Hamer es siempre como una tirada de dados. Esto es muy duro. Tengo amigos
patólogos y algunos que trabajan con nosotros que están de acuerdo concretamente en esta
expresión, que es una tirada de dados. Es triste decirlo pero el patólogo no es nunca capaz de
diferenciar una proliferación celular que se ha formado en un callo de fractura de una
proliferación celular con la que se ha formado un osteosarcoma si no se le dice de dónde procede
la muestra. Es decir no son capaces de diferenciar una proliferación celular proveniente de una
cicatriz de una proliferación celular que ha formado un cáncer. El diagnóstico lo da en medicina la
concurrencia de tres servicios: anatomía patológica, oncología clínica y radiología. Pero ninguno
por sí mismo puede hacer diagnóstico certero en oncología. Ahora unidos los tres... Si esta
muestra que le mando al patólogo es de un señor que ha sido atropellado por un auto hace
quince días, con la imagen radiológica que muestra el corte en el fémur, está clarísimo que la
muestra corresponde a un callo de fractura. Otro caso. Un señor que tenía un cáncer de hígado
hace dos años y por regla general hace una metástasis generalizada por todo el cuerpo entonces
se trata de cáncer.
Y no es cierto. En anatomía patológica en el diagnóstico celular se tienen que dar 10 pasos y en
cada uno de esos pasos hay 10 variables. Hay montones de trabajos en medicina clásica que
demuestran que una muestra de tejido mandada a 25 patólogos distintos sin decirles de dónde
procede daría 25 resultados diferentes. Y eso es la base fundamental de la oncología. A tal
extremo que en la calle se dice que un patólogo es capaz de diferenciar una formación celular
benigna de una formación celular maligna, de si esto es un cáncer de grado tal. Esto es
totalmente falso.
La espina dorsal de la oncología es la creencia en la teoría de la metástasis. La teoría de la
metástasis está viva desde hace nada menos que 119 años y la postuló un médico alemán que se
llamaba Virchow. Esta teoría dice que un cáncer originario puede dar metástasis, es decir otro
tumor en otra zona del organismo mediante diseminaciones patógenas. Es decir que una célula
cancerígena se separa del tumor originario y la metástasis se implanta luego en el nuevo territorio
y allí se reproduce y da por lo tanto un segundo cáncer. Hay un hecho que es indudable, que
todos lo vemos y es que un cáncer se puede diseminar por todo el organismo. Un cáncer que hoy
lo tenemos localizado aquí, dentro de seis meses puede estar en cinco partes más. De alguna
manera había que explicar este hecho incuestionable. Sin embargo las teorías siguen vivas hasta
que alguien demuestra que son falsas o se encuentra otra teoría que sea más creíble que la
anterior. Esta teoría de la metástasis estuvo vigente hasta los años mil novecientos sesenta y
poco. Si por ejemplo, tenemos un cáncer de hueso en la rodilla y luego aparece en el pulmón
todos pensaríamos que una célula de la rodilla, caminando por la sangre llega al pulmón y forma
un cáncer óseo en el pulmón. Sin embargo el avance en la electrónica y en los microscopios
demuestra que las células del pulmón son siempre células pulmonares. Por lo tanto esa célula
ósea que ha venido viajando por la sangre, al llegar al pulmón tendría que formar un cáncer óseo
y sin embargo en el pulmón no encontramos un cáncer óseo. Y en el hígado un cáncer que no sea
hepático. Y en hueso un cáncer que no sea óseo. Por lo tanto hay que reforzar esta teoría y hay
que decir que esa célula que por otra parte y esto quiero recalcarlo que nunca jamás se ha
encontrado en la sangre, esa célula en su camino por la sangre sufre una metamorfosis y se
convierte en el tipo de célula que corresponde al órgano que va. Esta es la espina dorsal de toda
la oncología y la que desencadena todo el proceso terapéutico oncológico de quimioterapia y
radioterapia. Como dije en el programa de televisión es inaudito que con el avance tecnológico y
de laboratorio que tenemos hoy no hayamos podido encontrar una célula viajando por la sangre
cuando somos capaces de encontrar otro tipo de células y todos los subproductos de una célula
(las transaminasas, enzimas). Tenemos la forma de encontrarlos y medirlos. Sin embargo no
somos capaces de encontrar una célula entera en la sangre. Los japoneses están marcando
células tumorales con radioisótopos radioactivos tratando de determinar si esas células viajan por
el torrente sanguíneo y hasta ahora no se ha podido ver que alguna célula se ha salido de su
tejido y se haya implantado en otra parte. ¿Por qué ? Porque esa teoría es falsa.
Hasta que llega Hamer y demuestra el por qué de las metástasis. Hamer va a un congreso y dice
miren, lo que ustedes están contando es lo siguiente: que una célula cancerígena que es tal
porque se ha vuelto loca, que no sabe lo que hace, se separa de su tumor original, pierde su
conexión con el cerebro pero eso no importa, es autónoma, se pone a viajar por la sangre aunque
nunca se la ha visto. Es tanto como decir que un canadiense rubio de ojos azules que está loco se
hecha a nadar al mar pero como nadie lo ha visto no sabemos a qué mar se ha tirado. Y en su
caminar, cuando está nadando sufre una metamorfosis, según parece además de loco es
superinteligente porque se da cuenta que va a China y cuando llega a China ya se ha convertido
en chino. Miren hasta ahí hasta podría creerlo. Pero lo que no puedo admitir es que un oncólogo
entre mil millones de chinos pueda afirmar que uno determinado es el canadiense.
Esta es la teoría de las metástasis: como a una persona se le encuentra un tipo de cáncer en una
pierna todo lo que aparezca a partir de ese momento aunque no se parezca ni en pintura viene de
la pierna. Entonces cuál es el tratamiento de la medicina clásica, el tratamiento de la medicina
clásica es acabar con esa hipotética célula que está solamente en la mente de los médicos porque
nunca se ha encontrado en el cuerpo. Acabar con ella como sea, empleando quimioterapia.
Es el caso de una señora a la que se le ha diagnosticado un carcinoma intraductal de mama. Hay
que quitarle la mama mediante cirugía. Es un bultito que mide un centímetro y está detrás del
pezón, está muy alejado de la parrilla costal, sin embargo se le quita toda la mama. Le hacemos
una mastectomía total. Pero como pensamos en esa maldita célula que se puede haber escapado
vamos a irradiar toda la zona porque de ese modo vamos a achicharrar no solamente las propias
sino también las extrañas. Y después por si las moscas le vamos a dar quimioterapia lo cual la
persona, que es mucho más fuerte que lo que la medicina se cree, aguanta. Y al cabo de cinco
años, revisión periódica tras revisión periódica cada seis meses, le aparece una osteolisis. Una
descalcificación de una vértebra o una descalcificación de la cabeza del fémur derecho. Se le hace
una gama grafía ósea y esto basta para diagnosticar una metástasis de hueso. La pregunta sigue
siendo la misma: ¿dónde ha estado esa célula durante cinco años ? Estamos hablando de una
célula que salió hace cinco años de la mama y que ha aguantado cirugía, radioterapia y
quimioterapia (estaría en el fondo del mar, metida en un cofre, aguantando todas estas historias)
y al final, después de cinco años aparece en el hueso de la cadera y hace decir al oncólogo que la
señora tiene una metástasis ósea.
O después de 22 años como tengo yo un caso. A los 22 años le aparece una metástasis.
¡Santo Dios! ¿Alguien conoce una célula que viva 22 años? Sin embargo esto que lo conocen
todos los médicos no es para ni siquiera pensarlo. Solamente las neuronas viven desde el
momento en que nacemos hasta el momento de morir. Precisamente el único sitio donde no se
dan cánceres, en las neuronas. Lo que pasa es que al no saber, la oncología está dando tumbos
de un lado para otro. Hamer demuestra que esto es totalmente falso.
¿Y qué es lo que dice Hamer? En un proceso oncológico, cuando se tiene un cáncer, hay un
momento en que se produce un shock altamente traumático hiperagudo que te pilla a contra pie y
que es vivido en aislamiento. Es el propio diagnóstico y el proceso oncológico el que va
desarrollando metástasis. Así encontramos una mujer que hace miedo a morir porque tiene 32
años y le han diagnosticado cáncer. Al hacer el miedo a morir lesiona a nivel cerebral la zona que
corresponde al pulmón y al cabo de dos meses tendrá una suelta de globos en el pulmón. Y el
médico le dirá ¿ves como era verdad que lo que tenías en el pecho era un cáncer? Y no tiene una
metástasis pulmonar proveniente de la mama. Porque además el intraductal de mama es un
ectodermo y el pulmón es un endodermo, es un adenocarcinoma. Pero puede que esa mujer no
haga miedo a la muerte y entonces no le sale nada en el pulmón. De allí el hecho de que las
metástasis son imprevisibles. A esa señora de 32 años no le preocupa la muerte, lo que le
preocupa es que tiene dos hijos pequeños en este mundo y que si ella se muere, sus hijos van a
quedar abandonados y hace un miedo a dejar a sus hijos en la indigencia y esa mujer tendrá una
metástasis hepática en el plazo de seis meses a un año. Pero puede que no tenga hijos y que
aguante toda esta historia y que no haga metástasis en ningún lado. Le dirán entonces -lo hemos
tomado a tiempo, quédate tranquila, no va a pasar nada. Te vamos a dar quimio y radio para
nada, no se puede haber escapado una célula-. Pero a esa mujer la someten a un tratamiento de
quimioterapia y además antiestrógenos que le van a quitar la libido. Esa señora va a perder su
apetito sexual y tiene 32 años y un marido joven y entonces esa mujer al cabo de un tiempo sufre
una tremenda desvalorización de sí misma en el terreno sexual. Y esa desvalorización sexual
afecta a la pelvis y como está en fase activa del conflicto y es un mesodermo perderá sustancia,
es decir se harán agujeritos en los huesos. Al cabo de dos años a un médico se le ocurre hacer
una gamagrafía ósea y encuentra esos agujeritos y le dice -tienes una metástasis ósea-. Eso ha
ocurrido a los cinco años del cáncer de mama. La señora recibe el segundo diagnóstico como
diciendo -ya no tengo escapatoria, si después de cinco años de estar luchando contra él me
vuelve, aparecer ahora ya no tengo escapatoria-. Ahora es cuando hace miedo a la muerte y
aparece la metástasis pulmonar. Lo más maravilloso de todo es que esto se puede demostrar en
el 100 por 100 de los casos.

La cuestión es que no son las situaciones en sí las que crean los problemas sino cómo uno las
vive. Uno es responsable de su propia enfermedad y lo que descubre Hamer es que la
enfermedad no es un error de la madre naturaleza, que la enfermedad no es un fallo del
cuerpo humano, del modelo, incluso que la enfermedad no es un castigo por nuestros pecados
ni es una forma de penitencia. La enfermedad es un programa inteligente de la madre
naturaleza encaminada a decirle a las personas -esta situación que estás viviendo no te
conviene-. Hamer descubre nada más y nada menos que la Naturaleza quiere que seamos
felices y que cuando vivimos y nos empeñamos en vivir una situación que va en contra de
nuestra propia esencia, que va en contra de nuestra coherencia interior, se desencadena un
programa a nivel cerebral que mediante la lesión de un órgano nos pone en aviso.
Hamer ha llegado a encontrar la relación causa-efecto de prácticamente el 90 % de las
enfermedades. Figuran en una tabla de varias columnas, tipo de enfermedad, el conflicto que la
produce, cómo evoluciona a nivel orgánico en fase activa del conflicto y cómo evoluciona a nivel
orgánico en fase de solución y el foco de Hamer en el cerebro. Esta tabla es una máquina de
hacer medicina.
Somos nosotros los causantes de nuestra propia enfermedad, no podemos echarle la culpa a otro.
Se acabó eso de decir la naturaleza ha fallado en mí, la mala suerte, el castigo divino y ahora voy
al médico para que me cure haciendo abandono de nuestra propia responsabilidad. En la medida
que se resuelva el conflicto la enfermedad se cura y no hay tu tía, y cualquier cosa que haga el
médico no podrá curar si el conflicto está activo. Se acabó eso de ir al médico para que el médico
resuelva el problema.
Ahora el médico podrá dar las cartas de navegación. Dirá -la enfermedad viene por aquí-, lo que
está tratando de decir es -cuando una persona está viviendo una situación indigesta está
haciendo un cáncer de estómago y en este momento en la curvatura mayor del estómago se está
desarrollando una masa tumoral en base a células hiperproductoras de ácido clorhídrico que se
necesitan para digerir-. Mientras no se resuelva el problema y no deje de indigestarse con la
situación ya se podrá quitar el estómago o cualquier otra cosa, pero la enfermedad seguirá
adelante.
En los scanners cerebrales nos encontramos por ejemplo con conflictos de pérdida. Un conflicto
de pérdida de un ser querido afecta en mujer a ovarios y en varón a testículos, con conflictos de
territorio que afecta a arterias coronarias, con conflictos de frustraciones de tipo sexual, con
conflictos de desvalorización. Hay un completo mapa cerebral con los diferentes conflictos.
Nos encontramos con que si agrupáramos todos los tipos de conflicto del mapa cerebral nos
encontraríamos con dos grandes tipos de conflicto. Los demás son matices de ellos. Dependiendo
del matiz es el órgano que se ve afectado. Estos dos tipos de conflicto en los que cae el ser
humano son conflicto de apego y conflicto de desamor. Y no hay más.
En el caso del apego por ejemplo un señor que tiene una fábrica y la fábrica se le viene abajo:
contrariedad indigesta, contrariedad en el territorio, pérdida económica, se me viene todo abajo,
ya no puedo más, ¿qué va ser de mis hijos ?, guarradas, pérdida de amigos-
En el caso de desamor nos encontramos muy a menudo con el conflicto de desvalorización. La
desvalorización es un conflicto de desamor con uno mismo. Un conflicto de desvalorización
intelectual afecta las vértebras cervicales y en fase activa del conflicto perderá sustancia
(descalcificación) y en fase de recuperación habrá recalcificación y allí es cuando duele. Sólo
duele en fase de solución. Para recalcificar el hueso se tiene que distender el periostio y eso es lo
que produce el dolor.
La desvalorización siempre se relaciona con los huesos y tiene múltiples matices. Si uno retoma la
Biblia, allí se nos dice que somos templo del Espíritu Santo pero no lo hemos creído. ¿Y quién
mantiene el templo levantado? Las columnas. Y cuando uno no se cree que es templo del Espíritu
Santo se dice que es una porquería, que no vale para nada, que no soy capaz, que a mí Dios no
me quiere, etc. Se está atentando contra las columnas del templo. Y como esta es una situación
en la que entramos y salimos con mucha facilidad se genera una artrosis. La artrosis es un
conflicto activado y desactivado. Cada vez que desactivamos recalcificamos, cada vez que
activamos descalcificamos. Es durante la recalcificación (desactivación del conflicto) cuando se
produce el dolor.
La columna dorsal es afectada por un conflicto de desvalorización de la personalidad, Y así
seguiríamos: el hombro derecho por la pareja, el hombro izquierdo por los hijos, la cadera
derecha es no poder con una situación. Y todo esto se cumple en el 100% de los casos.
La desvalorización afecta a huesos, músculos y ganglios. Del matiz de la desvalorización depende
la zona del cuerpo en la que va a aparecer el conflicto. Los ganglios linfáticos son conflictos de
leve desvalorización de sí mismo. Los músculos se ven afectados por una moderada
desvalorización de sí mismo y los huesos por una gran desvalorización de sí mismo.
Los ganglios linfáticos son un mesodermo que en fase activa del conflicto pierden sustancia y
entonces tenemos una persona que tiene una leve desvalorización de sí mismo por ejemplo un
conflicto de territorio (su casa, sus posesiones, su trabajo, incluso su territorio afectivo). Al perder
sustancia se hacen agujeritos en el interior del ganglio, se convierte en un queso gruyère. Esta
situación no da sintomatología ni puede detectarse por radiografía y no vamos a ir al médico a
que me saque algunos ganglios para verificar esto. La fase activa del conflicto pasa desapercibida.
Al producirse una revalorización comienza la etapa de solución. La orden cerebral ante el conflicto
resuelto es que se rellenen los agujeros. La única manera de rellenar estos agujeros es generar
material extra y se produce un edema. Vamos al médico que decide sacar un ganglio y se
encuentra con células en reproducción y el diagnóstico es linfoma de Hodkin. Justo cuando se
estaba curando. El médico dice que como estas células en reproducción son malignas hay que
sacarlas y por lo tanto establece un tratamiento con quimioterapia. Pero el cerebro siempre gana.
¿Cómo codifica el cerebro esta agresión? La codifica como agresión: -no me dejan curar-. El
cerebro no sabe en qué facultad estudió el médico, no sabe de las buenas intenciones del médico.
El cerebro codifica los hechos: -si estoy mandando una orden de rellenar agujeros y un gracioso
me mete quimio para evitar que las células se multipliquen debo dar una orden de aumentar la
producción de células-. De ese modo estamos jugando al ratón y al gato. ¿Qué hacemos un
linfoma de Hodkin ? Pues nada, tranquilos. Después de seis meses ya habrá pasado todo.
Yo pido perdón por estar fumando. Desde que me enteré que no produce cáncer ya no lo
dejo.

Tengo que aclararlo porque el tabaco es malo. Es un tóxico y ya hemos dicho que las leyes de
Hamer no se cumplen en estos casos. Aquí no hay conflicto de Hamer. La nicotina y el alquitrán
son tóxicos directos sobre los bronquios y eso más tarde o más temprano termina en una
bronquitis crónica obstructiva. Lo que nunca puede producir es cáncer. Pero sin embargo este
paquete de cigarrillos, puede producir cáncer de pulmón. Tiene un texto que dice -Las
autoridades sanitarias advierten que el tabaco puede afectar seriamente la salud- y en otros dice -
las autoridades sanitarias advierten: fumar provoca cáncer-.
Esto es mentira. Pero en la consulta tengo casos reales. A un señor padre de cinco hijos le están
diciendo continuamente -papá no fumes, papá no fumes...- Una mañana se levanta y como tiene
una bronquitis obstructiva y las secreciones pulmonares se remansan por la noche ya que los
cilios de los bronquios no pueden moverse libremente por acción del tabaco, tiene que provocar la
tos matutina del fumador para expectorar. Pero como tiene una irritación continua de la faringe
por culpa del tabaco tiene las venillas a flor de piel y un día al expectorar explota una venilla y cae
en el lavabo un esputo con sangre. Entonces el hombre dice: -zás, ya está aquí, me lo pillé-. Es
un shock síquico, altamente traumático, que lo pilla a contrapie y lo vive en aislamiento por que
se asusta y calla. -No voy a ir al médico, para qué, mira que me lo han dicho veces...- y está
noche y día dándole vueltas al tema y tiene la mala suerte que a los tres días se repite el esputo
con sangre. Tarda tres meses en ir al médico. Tres meses que vive con una angustia de muerte.
Cuando va al médico tiene ya un nódulo pulmonar, un adenocarcinoma de pulmón. Si hubiera ido
el primer día no le hubieran encontrado nada. Fue el miedo lo que le causó el cáncer de pulmón.
Hoy está por la calle claro.

El moderador invita a hacer preguntas.

Pregunta: Me diagnosticaron un cáncer de ganglios inguinales. Me hicieron cirugía,


quimioterapia y radioterapia. Cuando estaba en el hospital mi señora contactó con un colega suyo
y le explicó lo que me habían hecho y la sintomatología que tenía. Ese médico le dijo que no nos
preocupáramos que ya estaba curado. De hecho eso es lo que a mí me ha resucitado He pasado
por la quimioterapia y por la radioterapia, me han arrasado toda la ingle, los testículos... He
pasado todo eso y ahora estoy perfectamente bien.
Moriano: Usted estará conmigo en que el estado de ánimo que provoca el diagnóstico de cáncer
y el estado de ánimo que provoca la utilización de terapias agresivas y mutilantes son los
verdaderos responsables de las metástasis y significa que ha ocurrido un nuevo conflicto. Si usted
ha entendido todo esto sabrá que a partir de ahora podrá seguir estando igual que como está
ahora. El problema es que como pasamos cada cierto tiempo por revisiones, no faltará un
gracioso que encuentre un nodulito y propondrá realizar otra vez terapéuticas agresivas. Yo les
recomiendo a mis pacientes que no pasen más por la medicina clásica. No porque tengan malas
intenciones. Yo soy un médico clásico, yo vengo también de la física médica, no vengo de las
medicinas alternativas y he hecho eso antes y he trabajado del mismo modo que ellos. No tienen
malas intenciones pero tienen un desconocimiento total. Hoy día la pregunta que me hago es ¿se
puede hacer un buen diagnóstico sin conocer las leyes de Hamer? ¿Se puede hacer un buen
diagnóstico sin conocer como se comporta un tejido en fase activa y en fase de solución? ¿No
sabiendo que detrás de eso hay un conflicto? ¿No sabiendo que hay que resolver el conflicto? Que
hay que hallarlo y luego resolverlo. La respuesta es no. Y si no se puede hacer un buen
diagnóstico no se puede hacer un buen tratamiento. Debemos considerar los resultados. El 95%
de todos los tipos de cáncer se curan.
Pregunta: ¿El tratamiento consiste en sugestionar al paciente para que viva más contento o
existe algún tipo de terapéutica más agresiva?
Moriano: Verá. Existe como decíamos antes un diagnóstico. Cuando el paciente llega a la
consulta el diagnóstico es fundamental y el diagnostico cubre los tres niveles: el síquico, el
cerebral y el orgánico porque tiene que ser simultáneo. Es decir si una persona está curada lo
está a los tres niveles y si está enferma lo está a los tres niveles. Si síquicamente está viviendo el
conflicto tiene la imagen en diana a nivel cerebral y a nivel orgánico tiene los síntomas de la fase
activa del conflicto. Puede ser que en un momento no tenga ninguna sintomatología porque el
órgano afectado no da sintomatología en la fase activa aunque esté la lesión. Es el caso de los
ganglios como lo comprobó Hamer haciendo biopsia de ganglios de una persona en conflicto
activo.
Todo esto es alucinante. Esta medicina está a años luz y es una ciencia matemática. Se llega al
diagnostico desde cualquiera de los vértices. Dime que sintomatología tienes en el órgano y yo ya
sé si es sintomatología activa o de solución. Sabiendo el órgano sé el tipo de conflicto y sé el tipo
de imagen que voy a encontrar en el cerebro. Dadme un scanner cerebral y digo que órgano está
afectado, en qué fase se encuentra la enfermedad, si en fase activa o de solución y cuál es el
conflicto que la está produciendo. Dime que conflicto tienes y te diré qué órgano se está
lesionando y que está apareciendo en el scanner cerebral. Con estas tres herramientas el
diagnóstico es prácticamente infalible.
El tratamiento: Ante un conflicto sólo quedan dos soluciones: o se deja de vivir conflictualmente la
situación o se separa uno de ello. Tenemos un paciente con un carcinoma gástrico porque tiene
una situación totalmente indigesta con su jefe. Son cinco trabajadores que trabajan bajo un
mismo jefe, el jefe se comporta del mismo modo con todos y solamente uno vive esa situación de
manera conflictual. La jugada es o deja, como los demás, de vivir conflictualmente esa situación o
se separa del grupo, se cambia de trabajo e inmediatamente se desencadena la fase de curación.
El conflicto hay que resolverlo emocionalmente. Hay matrimonios que viven su relación
conflictualmente. Pues o dejan de vivirla conflictualmente o se separan porque sino la naturaleza
se encarga de separarlos. La cuestión no es administrar fármacos. Nuestro trabajo consiste en
darle al paciente las cartas de navegación. Decirle: Tu problema es este, te viene por esto y esto
es lo que tienes que resolver. Lo que la naturaleza te está tratando de decir es que aquí estás
viviendo una situación que no te conviene, o dejas de vivirla o te separas de ella. El trabajo de la
Nueva Medicina consiste en utilizar todas las terapias que están disponibles tendientes a aliviar la
sintomatología de la fase de solución y por supuesto a resolver el conflicto. Es decir el tratamiento
de los síntomas de curación en la medida en que podamos aliviarlos siempre y cuando con
nuestra actuación no cortemos la orden cerebral de curación o nos arriesguemos a generar un
nuevo conflicto. Es decir que nuestro tratamiento es muy sencillo y al mismo tiempo muy
complicado. El dolor en el hueso es la fase de curación y esa persona será pautada
inmediatamente en el hospital con morfina. Pero con la morfina cortamos la orden cerebral. El
enfermo se muere, muy tranquilo pero se muere.
Pregunta: Quisiera que hablara sobre el cáncer en niños, especialmente la leucemia.
Moriano: Primera barbaridad. La leucemia no es un cáncer. La leucemia es una mala
interpretación total y absoluta de la oncología. La leucemia no es un cáncer. Es la fase de
recuperación de un cáncer de hueso, de médula ósea. La leucemia solo puede aparecer cuando la
persona se está curando. Como en el caso del cáncer de mama la fase activa de la enfermedad es
la pérdida de sustancia. En el caso de médula, la pérdida de médula. En la fase de curación llega
una orden de hematopoyesis, de producción masiva de células sanguíneas. Al no haber la
suficiente médula ósea para producirlas, produce inmaduros. Es la aparición de blastos. Nunca
jamás un exceso de blastos en sangre ha matado a alguien. Sin embargo se los considera como
enemigos y se da quimioterapia. ¿Por qué aparece en los niños ? Es la fase de curación de un
conflicto tremendo de desvalorización de sí mismo. Es muy difícil pensar que un niño de un año se
sienta desvalorizado. En este punto Hamer da un bombazo a todo esto de la ingeniería genética.
Hamer se dedicó algún tiempo a hacer scanners de niños recién nacidos. Con el scanner cerebral
del niño se le puede contar todo el embarazo a la madre. Hamer comprueba que el niño, en el
vientre de su madre tiene plena conciencia de todas las vivencias de su madre y que vive los
conflictos en el claustro materno y que cuando se separa de ella puede provocar la fase de
solución. El 90 % de los cánceres en críos menores de tres años son fases de solución, calificadas
como cáncer pero no son cáncer, son la fase de solución de los conflictos vividos en el vientre de
la madre.
Viendo un scanner de un niño recién nacido se le puede contar a la madre todo el embarazo. Esa
estúpida idea de que el niño en el vientre de la madre no se entera de nada es una auténtica
payasada que se puede tirar por tierra científicamente.
Hamer nos ofrece esta Nueva Medicina. Ha encontrado el cáncer donde no pensábamos que
estuviera. Ha encontrado la solución donde no esperábamos que estuviera. Ya no está en el
médico sino en uno mismo. Y ahora resulta que una úlcera de estómago provocada por un jefe
que es un bandido machacador con los que están debajo de él, con el tiempo podría convertirse
nada más ni nada menos que en una enfermedad laboral. Esta Nueva Medicina dice que tenemos
que ser coherentes con nosotros mismos, no con el vecino. Es nuestra vivencia personal, nuestra
incoherencia la que crea el problema, probablemente porque creamos una escala de valores que
no va con nosotros mismos.
Se acabó aquello de que mi niño tiene que ser ingeniero porque yo soy ingeniero. Mi niño tiene
que ser lo que sea coherente con él. Cuántos hay que tienen conflictos porque fueron obligados a
ser lo que no querían ser o porque han elegido ser lo que no debían ser.
El niño de tres años se cura de leucemia sin quimioterapia. Esperando. Porque en 8 semanas los
blastos empiezan a bajar y suben los hematíes. Y mientras tanto hay un solo tratamiento posible
en niños o en adultos, si tiene anemia habrá que transfundir hematíes, si tiene bajos los
leucocitos habrá que administrarle antibióticos para evitar las infecciones y si tiene bajas las
plaquetas habrá que transfundirle plaquetas para evitar las hemorragias. A diferencia de la
medicina clásica se deja reproducir las células y no se las mata con quimioterapia.
Pregunta: En relación con esto el tema de las malformaciones congénitas y de las deficiencias
físicas o síquicas consecuentes.
Moriano: Ya he dicho antes que hay tres cosas que no cumplen las leyes de Hamer, los
traumatismos, los envenenamientos y las enfermedades congénitas.

:::. Conferencia Moriano .:::


Deudas y conflictos

Deudas y conflictos
Dr. Reynaldo Oscar Ojeda.
El Dr. Ojeda es médico, nacido en Villa Mercedes, San Luis, Argentina. Miembro fundador
de la Asociación Argentina de la Nueva Medicina.

Realizaré una resumida aproximación desde el punto de vista existencial de la situación


psicobiológica que vive el deudor.-

El ser humano, unidad indisoluble de materia, sentimientos, pensamientos y


espíritu (cuerpo, sentimientos, pensamientos y alma) va construyendo su - yo existencial - o -
territorio- con sus ilusiones, causas de vidas, creencias, trabajo, familia, bienes materiales, bienes
culturales, herencias, formas y modos de percibir la realidad. En resumen lo que hemos ido
adquiriendo a lo largo de la vida o heredado y otros que han llegado a nosotros sin buscarlo.-

Concomitantemente y entrelazado con el - yo existencial- o -territorio- formamos


nuestros -lazos afectivos- o -refugios- o -nidos- sentimentales y/ o espirituales.-

La persona se relaciona consigo mismo, con los otros, con la naturaleza, la divinidad con
su yo existencial (territorio + nido). Cuando saluda, da la mano a otro, comercia, va una fiesta o
reunión, trabaja, compra, pasea se sienta en una plaza, etc., lo hace con toda su personalidad.-

Nuestras relaciones personales son con todas nuestras facetas o caras y así nos
tenemos que asumir.-

Si bien el ser humano tiene o debería tener el control de sus instintos y automatismos
como signo diferenciador de los animales, generalmente no nos comportamos de esta forma y
asumimos comportamientos de los seres vivos inferiores.-

Esto se debe a que el proceso evolutivo de la especie está grabado en nuestra


naturaleza y hace que nos comportemos ante los conflictos psicobiológicos en forma similar a los
animales que viven en manadas u otra organización, además nuestra biología reacciona
automáticamente repitiendo algún mecanismo que la evolución de las especies usó en un
momento crítico de su adaptación a nuevas formas de vida, o cuando tuvo que superar algún
proceso adaptativo.-

La enfermedad por lo tanto es un mecanismo defensivo de la naturaleza que nos avisa


que estamos ante una situación biológica que no sabemos o no podemos o nos negamos a
resolver.-

La Medicina Psicobiológica define como conflicto psicobiológico: al cruce entre una


necesidad biológica (alimentación, reproducción, defensa del territorio, valorización, la
comunicación, la identidad, la pertenencia, etc.) y su insatisfacción.-
Es por eso que vamos a ver los mismos conflictos en el hombre y en los animales. La
vaca a la que se le quita un ternero puede desarrollar cáncer de mama izquierda al igual que la
mujer cuyo hijo se accidenta. Un ciervo cuyo territorio es violado por otro ciervo vecino, hará una
lesión de recto o vejiga, al igual que un hombre que siente que el contenido de su territorio es
constantemente cuestionado (mala reputación por deudas o por dudas de sus ideas) etc.-

La enfermedad por grave que sea puede y debe ser curada, con la resolución del
conflicto psicobiológico. La resolución es existencial, positiva y creativamente una nueva
situación biológica; no una adaptación conformista, si no una auto creación personal superadora
y vitalizadora.-
Un ciervo que es desplazado de su territorio por otro mas joven en una lucha, si no muere por las
lesiones, se refugia en una laguna o aguada, se llena de barro y espera aislado su curación. Si no
es cazado por un depredador en este estado, se recupera y sale en busca de una nueva manada
como la que tenía.-

Aislado, solo y con un objetivo casi imposible, termina con una muerte - natural-, brusca o
cazado por un depredador.-

Los pocos que se salvan son los que encuentran y se adaptan a una nueva situación
biológica distinta a la que tenían.-

Son los que encuentran un numero chico de hembras perdidas y solas, igual que el, y
aceptan hacerse cargo de ellas.-

La contracultura materialista ha impuesto valores individualistas, consumistas, donde el


poseer está por encima del hacer y del ser, valores que fueron asumidos por nosotros en distintos
grados y fijados en nuestro yo existencial o territorio.-

La estafa premeditada del sistema financiero usurario instaló la ilusión de un vivir


materialista en la que el trabajo productivo quedó relegado y sometido a una dictadura de la
rentabilidad, el éxito, la modernización, la figuración o estampa.-
Ilusión instalada y estafa lograda; resultado: endeudamiento usurario de los particulares y de la
nación.-

El deudor estafado sometido a la tortura de la usura, es expulsado del mundo fantasioso,


su -yo existencial- o -territorio- se resquebraja, sus necesidades vitales (reales o imaginarias) no
pueden ser satisfechas generando en él un conflicto psicobiológico.-

Territorio perdido, afectos (nido) amenazado. ( -Viejo dicho criollo que dice: cuando la
miseria entra por debajo de la puerta el amor sale por la ventana.-) ¡El deudor ha experimentado
un conflicto psicobiológico!

Ante una situación de crisis biológica la naturaleza toma las siguientes actitudes 1) ataca
enfrentando el problema (desarrollo de crecimientos celulares). 2°) Escapa (dejando ulceras). 3°)
Se paraliza (inmovilizaciones). 4°) Se somete (disfunciones).-

La actitud biológica natural del deudor es: A) aislar el problema (huye), niega su realidad
o la oculta. B) se somete; de la deuda no se habla ni se muestra, no se la toca socialmente,
continúa aceptando las reglas - sociales y económicas - impuestas por la globalización; aún a
cuesta de su autoestima, de su verdadero yo.-

Queda paralizado con condicionamientos psicológicos, materiales, emocionales y


sociales, que no le permiten usar su libertad y responsabilidad.-
Viene a la consulta con la necesidad de encontrar la forma de volver a su anterior
situación, le cuesta entender que ha sido estafado.-

Se enferma, su territorio existencial ha sido afectado y continúa amenazado por un


enemigo sin piedad y voraz, - la usura institucionalizada -.-

También nos hace entender por que una vez resuelta una situación financiera, se aleja
(escapa) de la institución ( animal que vuelve al bosque a su auto defensa) para seguir en su
individualismo y autosuficiencia, esperando mágicamente que quien lo expulsó de su esquema
vital lo devuelva a la fantasía contracultural.-

Paralizado, sometido o escapando no tiene solución.-

En este proceder equivocado su destino es irse desprendiendo de los bienes


lentamente y llegar a una muerte existencial en soledad, por no encontrar una razón por la cual
vivir por estar abroquelado y encasillado en un esquema vital suicida.-

El reuma, la hipertensión, la diabetes, las cataratas en los ojos, la depresión, el cáncer


(de intestino o estómago, pulmón, próstata o vejiga) serán también nuevos compañeros de ruta y
a veces el suicidio.-

El acompañamiento y la contención emocional que tanto hemos hecho, nos hace decir
que quizás hemos salvado más vidas que deudas.-

Pero falta lo esencial de acuerdo a mi punto de vista, es la resolución real del conflicto
psicobiológico del deudor.-

Para que el hombre pueda reencontrar libremente su libertad debe desprenderse de los
condicionamientos que se lo impiden.-

El asumir la realidad tal cual es, permite resolverla.-

La estafa cultural ha sido ejecutada; unas de las victimas de la misma somos los
deudores.-

Recomponer la cultura del trabajo no solo debe ser una auto creación individual si no
interpersonal.-

Saber que el encontrar las posibilidades productivas que hay en cada uno hace renacer
la autoestima viéndonos en el espejo real y no en el de la ficción contracultural.-

¿Qué es verse en el espejo real? No es otra cosa que saber que hemos sido victimas
¿de quien? De la estafa contracultural de la mal llamada globalización.-

Pero que no nos quedamos en este concepto de victimizado por el cual debemos pasar;
si no que salgamos junto a otros hermanos en busca de nuevos esquemas productivos.-

Saber que aprendimos a trabajar, que lo sabemos hacer, que debemos salvar la mayor
cantidad de bienes para que estén en manos de los argentinos productores, que el deudor es otro
excluido que con solidaridad está forjando el surgimiento de valores creativos, luego de haber
pasado o estar pasando por el dolor.-
El participar activamente en la esperanza real de una nueva economía que nos incluya
dignamente, junto a los otros argentinos estafados, ultrajados y excluidos nos permite resolver el
conflicto psicobiológico en que estamos.-

:::. Deudas y conflictos .:::

Filosofía de la medicina Psicobiológica

Filosofía de la Medicina Psicobiológica. Dr. Reynaldo Oscar Ojeda

La Medicina Psicobiológica afirma que un médico no puede hacer


algo que contradice sus propios principios, valores y conocimientos. Tampoco
puede hacer algo que vaya en contra de lo que el paciente cree y quiere para su
vida.-
Se enfrenta con el claro conflicto de desvalorización de los pacientes.-
Cuestionamos la pérdida de identidad de los mismos, cuando Don Carlos deja de
ser tal para pasar a ser el número de cama o historia clínica o el de la patología
tal o cual.-
La invasión y desprecio de la intimidad en los exámenes manuales o
instrumentales que mancillan el pudor están cargados de connotaciones de
suciedad, de rechazo y asco.-
La inseguridad y miedo que generan los estudios y diagnósticos que parecen
instrumentos de manipulación y sometimiento al -saber - poder - médico.-
La transculturalización que generan ciertas indicaciones higiénico dietéticos que
valoran mas sus -verdades- que las consecuencias que ellas generan, como por
ejemplo prohibir el tomar mate por que la yerba mate puede tener efecto irritante
y acidificante, sin considerar lo que puede favorecer a una persona el hecho de
compartir un momento de amor con su pareja a través del mate.-
El concepto de amor ha desaparecido de los actos médicos.-
El crecimiento personal pasa por tener mas de lo mismo, se cree que vivir
muchos años es vivir mas, no se aceptan las leyes de la vida, ni estamos
dispuestos a aprender la misión que tenemos.-
Debemos recuperar la función chamánica de trasmisores de las fuerzas de la
naturaleza, conviniendo a que el enfermo debe hacerse cargo de su estado y de
la situación que le toca vivir. La curación se produce cuando se trasciende el
conflicto.
La misión chamánica del médico debe ser de compromiso con el enfermo, de
jugarse por el, aceptándolo tal cual es para ayudarlo a comprender lo que le está
pasando y que lo pueda resolver.
Hay que trabajar la estructura del sujeto, sus arquetipos generacionales que lo
vienen modelando, como los del entorno en el que se desarrolla.-
Sin la vivencia personal de estos compromisos y la asunción en la propia
existencia, el médico no puede ayudar a encontrar el sentido de la enfermedad a
su paciente.-
El medicamento es un instrumento posterior pero no el fundamento de la
terapéutica que planteamos-
El sentido no es tan complicado pero tiene sus complejidades.
Un instrumento que podemos usar para entenderlo es el -Mito del Contrato
Prenatal- donde nos daremos cuenta que todo lo que nos pasa en cierta medida
ha sido ideado o favorecido por nosotros mismos, y si lo sabemos usar nos
vamos a encontrar con lo que verdaderamente somos, y que lo que hacemos
debemos realizarlo para mejorar nuestra evolución y no perjudicar a nuestros
semejantes.
Decimos junto a Vicente Herrera que entender la enfermedad es comprender la
vida.
Pero también es necesario entender lo que somos y lo que siempre fuimos y
vamos a ser.-
Un principio de la lógica es el de no contradicción: -Una cosa no puede ser y no
ser a la vez-
El segundo pilar de la filosofía nuestra es el cuestionamiento al sistema de
conocimiento actual.-
La idea constructivista de las verdades alejadas de la realidad y las leyes de la
naturaleza, es lo que prima en las ciencias de hoy.-
Lógicamente que estas ideas constructivas de las -verdades- preñadas de
relativismos y subjetivismos están al servicio de estructuras que usufructúan con
ellas.-
La medicina esta invadida lógicamente por estos criterios que tienen el apoyo de
los medios de comunicación y estructuración social que crearon todas estas -
verdades-
No buscamos el escepticismo estéril y sin formas.
Reconocemos que la frontera de lo humano es inestable y pretendemos un
nuevo vínculo que la redefina. Se trata de interrogar lo que somos y de encontrar
un hilo conductor que nos incluya en la misma actividad de construir la realidad.-
Buscamos zanjar la distancia planteando que el sistema médico debe basarse
en una ETICA de la búsqueda del sentido y no de la verdad.-
Nosotros asumimos y planteamos desde este modelo: -que debemos
buscar el sentido de la enfermedad y de la vida.--
LA ENFERMEDAD:
¿Qué es?
Concebimos a la enfermedad como un programa creado por
la naturaleza, que surge de la interacción de todos los seres vivos y que tiene
un claro sentido biológico, cual es la superación de un obstáculo a la
supervivencia.
La enfermedad no es otra cosa que la rememoración de
esas repuestas adaptativas que se ponen en marcha (al igual que hace millones
de años) por la presencia de un conflicto biológico de supervivencia.-
Desarrollando esta idea decimos primero, que es un
programa creado por la naturaleza, de ninguna manera es casual o un error.-
Surge de la interacción de todos los seres vivos, dado que
la vida es una sola, por lo que se manifiesta en el ser humano y en los demás
animales, en los árboles y en todo aquello que Dios ha creado para que exista.-
Tiene un claro sentido biológico que es la superación de un
obstáculo a la supervivencia, o sea debe superar un conflicto biológico.-
¿Cómo es?
Vemos que los cuatro operadores que aparecen son.;
A) el biológico, en el que se expresa la -Ley Biológica-
que expresa -Toda tensión celular que no se descarga adecuadamente, vuelve a
su fuente y se descarga allí-
Se ponen en marcha las áreas de concepto de Edelman
con la memoria filogenética o primitiva, y sus mapas cerebrales, como el lenguaje
pre verbal que está en los órganos y cerebro. Es la lucha primaria contra un
peligro irrepresentable, en el campo de lo imposible.-
B) El operador psicológico-
Se ve cómo percibe el sujeto los hechos y los
interpreta de acuerdo a sus criterios, pautas culturales heredadas,
condicionamientos sociales etc, se realiza una sumatoria de lo que percibe la
memoria filogenética o primaria y la moderna o verbal que se suman para juzgar
a la situación como un claro peligro.
C) El operador de alienación:
Nos realizamos en el tu, en
el nosotros y en El Tu (Divinidad), y los necesitamos también, pero esto nos
somete y nos hace seres escindidos -obligados a buscar incesantemente, sin
conseguirlo plenamente, lo que deseamos ser, y a la vez condenados a vivir
constantemente lo que rechazamos ser-
D) El conflicto biológico:
Toda enfermedad es producida
por un conflicto biológico. El conflicto biológico es un cruce entre el surgimiento
de una necesidad biológica y su insatisfacción.-
¿Para que surge?
Para la supervivencia, adaptación y superación del
conflicto biológico, rememorando mecanismos usados en la lucha de la
evolución ante situaciones similares; pero sin el lenguaje de lo sucesivo con el
cual la evolución lo hizo en millones de años.-
Para manifestar un estado existencial de tensión, que
debe ser resuelto reencontrando el sentido de la vida y si no se resuelve, saber
que con la patología también se puede vivir.-

El surgimiento del lenguaje por una necesidad evolutiva, re categorizó el


significante de todos los conceptos a través de simbolismo fonéticos.- Esta
recategorización lingüística dio también nuevos significantes mentales que
permitió el nombramiento de las cosas y de lo que hacía con ellas; se pudo dar
órdenes mas precisas en las incursiones de cazas colectivas, se agruparon y
organizaron los clanes por similitud de lenguaje, creándose las naciones, con sus
intereses y creencias comunes.-
Se amplió el significado de cada objeto y obra realizada, se abrió el horizonte de
la supervivencia, ya que se comunicaba las experiencias anteriores a través de
éste, lo que se aprende no se trasmite genéticamente pero si por el leguaje.-
Las herramientas creadas fueron extendiendo los brazos, los ojos, las piernas,
todos los sentidos y órganos del hombre.-
Podemos decir casi sin equivocarnos que estamos en un momento de involución
biológica cuando las condiciones de supervivencia pueden ser óptimas por los
adelantos en la satisfacción de las necesidades básicas.-
El lenguaje permitió significar también la pulsión de la presencia ignorada o
inconsciente, de lo divino que tiene el hombre.-
Esta dimensión tan abstracta, como real puede ser comprendida con una
vivencia interior. Es la forma de -usarla- en los procesos terapéuticos.
Desde afuera es una cosa mas a estudiar, dialogar, analizar, filosofar, describir,
historiar , aceptar , rechazar, manipular, guerrear, matar, discriminar, ganar poder
o dinero, etc.-
La dimensión espiritual está mas allá de lo fáctico, de lo biológico y psicológico
que nos hace trascender y descubrir en una situación un valor.
Max Scheler define el valor como algo que es independiente de lo apetecible, y
de lo subjetivo, que tiene polaridad ( son positivos o negativos) también
jerarquías, son superiores o inferiores, dentro de ella pone: utilitarios, vitales ,
estéticos , éticos morales , religiosos y jurídicos . Tienen materia o un contenido
peculiar, preservativos e irreductibles, son realidades objetivas, se descubren o
no, se ven o no, se estiman o no.-
Cuado los estimamos nos configuramos, nos construimos con ellos formando
nuestro presente y comprometiendo nuestro futuro y nuestras relaciones con el
tu, con el mundo, el nosotros y el Tu. Nos dan la posibilidad de generar
una nueva inclusión en la vida y elegir un destino a pesar de lo que tengamos,
salud, dinero, cáncer o cuadriplejia.-

El lenguaje generó simbolismos y significantes.


La metáfora psicobiológica es una figura por medio de la cual se transporta el
significado de una palabra u otro que lo compara mentalmente.-
Vemos: a) la necesidad biológica b) el conflicto que surge ante su insatisfacción
c) la metáfora psicobiológica y d) las palabras - transporte.-
Vemos que hay dos vertientes 1) el sujeto 2) el órgano.-
Estas dos vertientes no son estandarizadas, por lo tanto las metáforas
psicobiológicas que activa cada individuo ante un DHS son variadísimas y
debemos estar atentos para descubrirlas, para poder actuar sobre ellas o con
ellas. Pasa lo mismo con las metonimias psíquicas.-
La metonimia es una figura por medio de la cual se coloca una palabra en lugar
de otra, cuyo significado da a entender, acá mas que un traslado de significado
hay un desplazamiento del significante.-
La metonimia psíquica es un intento de compensación de la metáfora
psicobiológica.-
Por ej.
Metáfora psicobiológica del conflicto de nutrición: Insaciabilidad
Metonimia psíquica: Delirio de pobreza
------------------------------------------------------------------------------------------------------------
----
PARADOJAS:
Es un método terapéutico que debemos usar para confrontar la
enfermedad en su nivel. Psíquico, orgánico y cerebral
Paradoja (Gr. Pará, contra y doxa opinión) Asunto extraño u
opuesto a la opinión común.- En Fil. Proposición que siendo verdadera y debido
a la forma en que se anuncia, parece inverosímil.-.-
La enfermedad es una confrontación paradójica y es por ello
que la solución que plantea el cuerpo se vive como imposible.-
En la enfermedad ocurre un atolladero, un callejón sin salida.
Se produce el hecho dramático, sorpresivo, dramático y vivido en soledad en el
cual la persona queda sin respuesta, todos los sentidos callan y habla solo el
biológico con su lógica en el ámbito de lo imposible, respondiendo a la
confrontación planteada.-
El hecho se produce, -te doy una cachetada en la cara -, y la
respuesta desde el ámbito de lo imposible se produce: el hueso que se agujerea
intentando huir de una nueva agresión.-
Esta confrontación paradójica hay que resolverla.
Las propuestas somatopsíquicas: estas son
una serie de acciones con contenido simbólico que se realizan con el objetivo de
informar a la célula y al arquetipo activado que el conflicto está solucionado.-

CLINICA:
Debe ser coherente con la filosofía y el cuerpo teórico en la que se
sustenta.-
El abordaje del paciente debe estar acompañado con la compresión
de su estado y la satisfacción de sus necesidades, indudablemente que nosotros
necesitamos la recolección de numerosos datos que no suelen ser factibles de
encontrar o abordarlos en una sola consulta,
Desde los datos personales a:
Motivo de consulta
Enfermedad actual con todas sus características
Carácter del paciente.-
Test del aplauso para determinar la dominancia cerebral
Pedido y lectura de la TAC, sin hacer de esto un instrumento mágico.
Examen clínico y pedido de estudios complementarios
Historia de la persona: para rastrear la causa/s desencadenantes y
evitar apresuramientos de rápidas hipótesis.-
Rieles secundarios.
Historia familiar: para determinar pautas conductuales, mitos y
mandatos familiares.-
Creencias: que pueden estar relacionadas con la enfermedad.-
Determinación de los arquetipos que se han puesto en juego.
Los capítulos del cuerpo: el cuerpo es un libro, hay que aprenderlo a
leer en cada una de sus páginas, deben ser estudiados desde los arquetipos que
se está expresando la célula.
Determinación clara del o de los DHS.-
Diagnóstico Psicobiológico
Estado neurovegetativo actual
Tratamiento.-

EL MEDICO: debe Ayudar, servir y guiar.-


La misión del médico debe ser la de reintegrar al paciente a un nuevo
destino.-
Curarse es hacerse integro, es integrarse.
Sin un médico que viva los valores y la filosofía de la integración y se
construya y comprometa con los mismos no hay posibilidades de curar.
La curación es un encuentro terapéutico, no una mera consulta o
contacto entre una persona que demanda y un sabelotodo que tiene un
supermercado de posibilidades mágicas para cada necesidad.-
La curación es un compromiso de cambio, de asunción, de búsqueda
de sentidos, de intercambio de conocimientos y vivencias, de entrega.-
Es un pase del amor de la naturaleza y la creación.-
El médico es un instrumento para ayudar que se comprenda el
sentido.- Es un servidor de los valores que ha asumido y los pone en acción en
un ser concreto. Es guía del paciente y de las fuerzas sanadoras que operan en
la persona que el destino le puso a su paso.-

:::. Filosofía de la Medicina Psicobiológica .:::

Historias abiertas

HISTORIAS ABIERTAS

Ramón Guerra

Aclaración: agradecemos profundamente la participación del DR. Vicente Herrera, quien nos ha
enviado el prólogo de uno de sus libros para su publicación en nuestra página.
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PROLOGO
Cuando Ramón Guerra me entregó estas narraciones para efectuar este prologo, mi primera
reacción fue estrictamente emocional, ya que un torrente de neuromediadores que trasmiten los
buenos sentimientos se desparramó por todas las redes cerebrales de mi sistema nervioso
central, periférico y autónomo. Y en efecto, al leerlas, toda una cascada de dopamina, serotonina,
adrenalina...etc. se fue precipitando por los circuitos del bienestar que tejen las neuronas y sus
redes dendriticas, situados en los diferentes lugares y espacios que ocupan en la cavidad
craneal, y que se mantienen bien protegidos por las meninges, y a salvo de golpes e injurias por
un extraordinario sistema de amortiguación que son los ventrículos cerebrales o espacios llenos
de liquido cefalorraquídeo.

Su lectura me fue despertando todo un conjunto de sensaciones que afloraban a mi conciencia,


una tras otra, y que tan bien sintonizaban con mis propios fantasmas, obsesiones, fobias y
filias...y que me ha permitido relacionarlas con mis síntomas, ya que Ramón Guerra ha sabido
captar - y estoy completamente de acuerdo con él- la relación que existe entre las situaciones
personales y la enfermedad. Sabido es que esta conexión apenas es tenida en cuenta por la
medicina que más consenso tiene hoy día. Si acaso, es esbozada por ciertas teorías que
consideran alguna participación psicosomática en aquellas dolencias que consideran el estrés o
los estados depresivos como factores que facilitan los síntomas físicos en los órganos más
débiles, y los psíquicos en personalidades más vulnerables. Procesos cuya aparición se explica
por un sistema inmunológico alterado y por una caracterología individual más susceptible a los
influjos del medio ambiente.

La cinco historias, abiertas a la reflexión, dan paso a muchas cuestiones que espero tengan el
interés que en mi han despertado, y que me han provocado, también, madurar algunos aspectos
sobre la vida y la muerte, la relación de la física y la conciencia y el espinoso tema de la violencia,
y que, también, expongo en este prologo, tras enumerar someramente de que tratan estas
narraciones:

1.- Primiguerra: No empezamos desde una "tabla rasa". Los patrones de conducta están
presentes. Generación tras generación heredamos pautas de comportamiento.

2.- Si una hormiga fuera...: La lucha por romper una aparente evidencia científica. Y la
constatación de nuestra conexión con la Naturaleza. Para comprender el sentido del
síntoma buceemos en la conciencia de las hormigas. Allí encontraremos respuestas.

3.- Horror vacui: La natural confusión en los asuntos del amor (afectos) de un varón
contemporáneo. La dicotomía entre el vinculo y la libertad y la propuesta de nuevas formas de
relación interpersonal.

4.- Viaje de Vuelta: Un ensueño post-mortem y el encuentro con dos naturalezas femeninas para
llegar al final de la era de Piscis.

5.- Una clonación muy especial: la posibilidad que la conciencia modifique estructuras esta dada
en la historia natural de la vida. Por mucho estudio del genoma y sus intrincados mecanismos,
por si mismo no alcanzaremos la comprensión de los cambios en la naturaleza.

Mi experiencia en acompañar a personas, que han pasado y están pasando por enfermedades
graves, me ha producido una sincera reflexión sobre la muerte. En general, ante este tipo de
diagnósticos y pronósticos como el cáncer, SIDA y dolencias degenerativas, las personas ponen
en marcha todos los resortes para la supervivencia: en el impacto inicial que nos provoca un gran
estremecimiento siempre aparece el miedo a la muerte y al sufrimiento que no es más que un
sucedáneo de la misma; luego es posible que en algunos casos se pase al escepticismo, en otros
a sentir rabia o aparecer la depresión, para terminar con la aceptación del hecho o la negación
definitiva del mismo. Ante esto la ciencia dispone de muchos tratamientos, pruebas, controles,
marcadores, revisiones, más pruebas, más marcadores, pronósticos, comparaciones con otros
casos y estadísticas con porcentajes de supervivencia con uno u otro tratamiento, y otros
recursos: la mejor quimioterapia, el procedimiento quirúrgico de la clínica más famosa del mundo;
e incluso curanderos y curanderas. Todo sirve con el fin de que ese tumor, esa enfermedad
irreversible desaparezca, se pare y nos deje vivir, vivir...

Sin embargo hay personas que, ante esta eventualidad dramática en su vida, toman otra
dirección. Personalmente he tenido la suerte de conocer a algunas de ellas que en esta vía han
superado incluso el pronostico de su enfermedad y continúan vivas, y otras que no lo pudieron
exceder. Pero en todas ellas -que murieron y renacieron en esta vida y en esta muerte- se
produjo un cambio que sanó su persona. Y esto significa que el ultimo acto democrático de cada
uno de los seres vivos que habitan nuestro planeta Tierra incluye las diferentes muertes y
renacimientos que suceden en el trascurso de nuestra existencia. Es decir la acción de estos dos
verbos se aplica de forma sucesiva, tanto en el trascurso de esta vida como en la propia muerte,
cualquiera que sea su pertenencia a una u otra especie.

Los seres humanos se sirven del arquetipo Muerte y renacimiento o resurrección desde los
albores de su historia y protohistoria y muchas religiones lo utilizan para alcanzar la
trascendencia como radical transformación a un estado nuevo y distinto en un intento de acceder
a la vida eterna. Este objetivo se accede a través de la resurrección en las tradiciones
monoteístas judeocristianasmusulmanas o en las sucesivas reencarnaciones en las religiones
panteístas de origen oriental. Pero este propósito no solo se intenta en el marco de estas
religiones ya que dentro del ámbito de las vías ateístas -que no contemplan a Dios- se busca un
sentido permanente a toda la vida y destino. La búsqueda de algún tipo de respuesta al
interrogante sobre qué pasa después de esta vida impregna y ha impregnado las mentes de los
seres racionales que forman la especie humana.

Cómo abordamos este interrogante y que tipo de soluciones le damos como legitima aspiración
individual y colectiva constituye la piedra de toque de toda una concepción que, sin duda, afecta
no solo a como afrontamos la muerte, sino a como enfocamos nuestra vida en este devenir hacia
el fin irremediable del ultimo transito. Y esto determina todo un conjunto de ideas que marcan el
camino de nuestra conducta. Así encontramos un ejemplo muy significativo en las religiones
monoteístas, que explotan el miedo a la muerte de una manera desaforada hasta convertirlo en el
eje de la "conversión" a estos cultos que, independientemente de su contenido, han contribuido a
establecer todo un sistema de creencias que domina a la civilización occidental y que alcanzan a
prácticamente todos los ámbitos de actuación.

Por otra parte, acercarse a comprender este encuentro con la eternidad no es nada fácil sea cual
sea el sistema de análisis que se utilice, ya que ni los métodos para evaluar los fenómenos
basados en corrientes filosóficas materialistas ni las tendencias más mentalistas, consideradas
unilateralmente, consiguen explicarlo satisfactoriamente: los primeros por utilizar el recurso del
epifenómeno en todo lo que no sea cuantificable y medible, y las segundas por no tomar en
consideración la existencia del componente físico -biológico- del fenómeno y recurrir en sus
argumentaciones a auténticos "actos de fe".

Las concepciones materialistas explican este tipo de manifestaciones como contenidos de la


conciencia producidos por una serie de interacciones en el sistema nervioso: el substrato físico,
que constituye el engranaje de neuronas y sus conexiones, elabora contenidos en forma de
pensamientos y emociones que denominamos conciencia desde el momento que se agrupan y se
mueven en una especie de memoria individual y colectiva en la que el lenguaje juega un papel
decisivo en los seres humanos. Las mentalistas recorren el camino contrario: el conjunto de
apriorismos o patrones pre-establecidos en una especie de conciencia universal determina el
substrato y, así, los contenidos o específicos de la conciencia ocupan un espacio que a la vez es
autónomo y determinante de la distribución y funcionamiento de los órganos de nuestro cuerpo y
del psiquismo.

Sin duda es el dualismo alma-cuerpo lo que subyace en el análisis que estos enfoques utilizan, y
no tenemos que considerar este hecho en su concepción más clásica apelando a Descartes, sino
en sus manifestaciones más actuales como, por ejemplo, la discusión en la física moderna de
donde procede y cómo esta formada la materia, o bien partícula, o bien onda o acaso de las
cuerdas o supercuerdas en un modelo vibracional. El dualismo entre cuerpo y alma nos provoca
la entrada en una especie de bucle argumental y nos dificulta la comprensión del tema que nos
interesa aquí y ahora. En efecto, este tipo de fenómenos que tratamos de analizar es cierto que
necesitan el substrato biofísico con su soporte molecular, bioquímico y anatómico, pero es
pertinente preguntarse por el contenido de la información que transportan, sobre su naturaleza y
significado. Sin duda se hace necesario encontrar algún tipo de explicación que nos responda de
manera satisfactoria a estas cuestiones en apariencia contrapuestas.

Por este motivo se hace imprescindible tomar en consideración otras herramientas de análisis.
Para ello y teniendo en cuenta el objeto de este prologo se consideran dos aspectos
interrelacionados entre si que nos parecen fundamentales para comprender no solo la cuestión
de vida mas allá de la muerte sino también el hecho de la enfermedad.

- La existencia de una unidad psico-somática en el hombre que hace que ante un estado de
conciencia subyazca un proceso psico-físico. De manera que el cuerpo y el alma siempre se dan
a un mismo tiempo, lo cual nos convoca a considerar el cuerpo animado o el alma
corporizada como el escenario donde suceden tanto los diferentes cambios de conciencia en el
desarrollo de esta vida -intrauterina, nacimiento, primera infancia, infancia, adolescencia,
juventud, madurez y senectud-, como en la radical transformación al estado nuevo de conciencia
que es la vida eterna. En el primer caso los cambios ocurren en una estructura molecular y el
segundo en un cuerpo que ha perdido sus limites y se ha absorbido en lo transpersonal.

- Considerar que el comportamiento, surgido en el contacto corporal del hombre con su entorno,
reúne la experiencia que se va elaborando en el espacio entre el ser y no ser de nuestro propio
devenir y llena de contenido nuestra conciencia, en cada uno de los estados de desarrollo
anteriormente señalados y en el balance final de nuestros días de existencia.

De esta manera, para entender en sus justos términos esta unidad psicosomática hay que tener
en cuenta los diferentes comportamientos y su interconexión con la dimensión biológica que
subyace en el ámbito psico-fisico del ser. Y este es el aspecto crucial del escenario de las
sucesivas "muertes" y "renacimientos", ya que morimos y renacemos continuamente: el ser
humano, como resultado en curso de una evolución muere y renace en un continuum hasta el
final de un proceso de envejecimiento que es cuando "se retira" para dar paso a nuevas
generaciones de seres vivos -tal como sucede en los seres pluricelulares-

Durante el desarrollo de la vida se requiere una satisfacción de las necesidades biológicas que en
el ser humano alcanzan una dimensión psicobiologica: todas aquellas circunstancias que ponen
en juego nuestros requerimientos y su satisfacción - sobretodo las que inciden en los periodos de
cambio de los estados de conciencia- forman un "caldo de cultivo", que subyace en las
respuestas psicofisicas que hemos convenido en denominar enfermedad.

Los síntomas suceden en la dimensión biológica de la unidad psicosomatica y se presentan, en


general, en correlación con las edades correspondientes a los diferentes estadios evolutivos en la
historia personal de los individuos. Así encontramos, por ejemplo, enfermedades propias de la
infancia y propias del adulto; las primeras vinculadas con separaciones adaptativas, y las
segundas relacionadas con el mantenimiento y conservación del "territorio" o espacio vital para
alimentar a uno mismo y a su familia.

En algunas ocasiones -cada vez con mas frecuencia en los últimos años- aparecen
enfermedades graves que provocan en un alto porcentaje una muerte prematura y esta se
produce en medio de la vida de un ser humano, antes de llegar al punto final de la existencia
biológica; ¿cómo interpretar este hecho tan doloroso?

Cuando sucede esta situación -sea en nosotros o en alguno de nuestros familiares o personas
queridas- se pone en marcha, antes que ocurra el desenlace, todo un arsenal de medidas que
propone la ciencia medica. Independientemente de la libertad individual para efectuar tal tipo de
procedimientos terapéuticos y sus resultados prácticos, se ha de considerar lo siguiente: se
muere porque "matamos al prójimo" ya sea por defecto como por exceso. En el primer caso
porque no se considera la repercusión de nuestros actos en la unidad psicosomatica de nuestro
ser, ya que no se tiene en cuenta que en ciertas circunstancias se produce un desajuste entre la
conciencia y su correlato psicofisico. En el segundo caso -por exceso- porque sobrevalolaramos
nuestras capacidades como humanos y vivimos con la ilusión de dominar la ciencia, y esto nos
provoca una posición megalómana ante la sabiduría de la propia naturaleza.

En la medida que continuemos con la misma actitud y conducta ante la enfermedad, se seguirá
actuando sobre la punta del iceberg, obviando todo el conjunto de interacciones entre nuestro
comportamiento y la base psico-fisica del ser humano. Y también, en la medida que
comprendamos esta relación y pongamos en marcha esta sucesión de los hechos -para renacer
hay que morir-, nos movilizaremos hacia el sábado de gloria donde encontramos los manantiales
de la leche y de la miel: el alimento que nos nutre y la dulzura que llena las sintonías de nuestra
nueva vida. Y este proceso tanto sucede en la misma vida -sin perderla- como en la autentica
muerte en que abandonamos el ropaje que cubre nuestro cuerpo y nuestra mente y que nos
oprime y nos ocasiona sufrimiento.

Desde hace unas tres décadas se estudia el origen del universo en una teoría, que los físicos y
matemáticos consideran elegante, ya que unifica los principios, inicialmente contrapuestos, de la
ley de la relatividad general en el ámbito del macrocosmos y la mecánica cuántica en el ámbito
microcósmico o el mundo de las partículas elementales que generan la materia y la luz. Hasta la
aparición de esta teoría de las cuerdas la explicación de lo observado en relación con el
comportamiento de la velocidad y situación de los cuerpos celestes y las partículas elementales
necesitaba de sendas teorías, lo cual incomodaba a lo teóricos de la física: de hecho son
fenómenos que cabe esperar un mismo comportamiento, pero las grandes fluctuaciones que se
observan en los espacios infenitesimales de la formación de la materia contradecían las suaves
ondulaciones de la gravitación en el universo.

La teoría de las cuerdas, basada en un modelo vibracional situado en el inicio de la formación de


la materia, en su ultima versión propuesta por J. Khoury de la Universidad de Priceton, se parece
mas a una descripción esotérica que a un texto científico tal como estamos acostumbrados a
encontrar por la extensa literatura cientifical:" la teoría pone en escena dos universos; el visible o
nuestro y otro invisible y paralelo, separados por un volumen dotado de una cuarta dimensión en
cuyo interior flota libremente una 3-brana. Nuestra materia y luz surgiría de una colisión de esta
brana con la nuestra en principio fría e inmóvil".

La pregunta, que me surge es si una teoría unificada como ésta, que trata sobre la formación del
universo, pudiera en alguna medida explicar en sus premisas la génesis de la enfermedad. El
alcance de esta interpretación estaría delimitado, evidentemente, por su capacidad explicativa y
la de prever los fenómenos clínicos que se observan en la enfermedad. Pero se ha de tener en
cuenta que si se consigue alguna conclusión coherente y satisfactoria, esta se situaría mas allá (
o más acá, según se mire) de los mecanismos moleculares a los que nos tienen acostumbrados
los grandes científicos de la medicina actual. Y tal como sucede con los físicos y matemáticos
con la teoría de las cuerdas, en este articulo se propone un marco teórico que unifique de una
vez y de manera correcta, la conexión mente-cuerpo y se explique el mecanismo de enfermar sin
caer en el reduccionismo de la presencia de una "noxa" externa y/o el fallos de los mecanismos
de regulación de nuestro cuerpo.

Brian Greene; profesor de física y Matemáticas de la Universidad de Colombia en E.E.U.U. y gran


experto en la teoría de las cuerdas contestaría que la respuesta a esta cuestión es negativa (
poniéndose las manos en la cabeza al escuchar la pregunta). Él, recientemente, ha expresado su
duda del interés de estudiar lo que ocurre en el cerebro mirando el movimiento de las cuerdas si
tal cosa fuera posible. Bastante tienen los físicos y los matemáticos - debe pensar y también
pienso yo- en perfeccionar esta teoría en sus aspectos modelicos y en su aplicación al estudio de
las nuevas partículas elementales en los futuros grandes aceleradores, para introducirse en los
vericuetos y complejidad de la medicina, en definitiva en el fenómeno de la vida.

Sin embargo, la afirmación que hace Greene sobre sus dudas me ha provocado el movimiento
necesario en mi propia sustancia gris cerebral para iniciar una aproximación al estudio que
enuncio en este prologo: comprobar si la teoría de las cuerdas puede aportar algún tipo de
información útil para comprender en ultima instancia los mecanismos de enfermar. Si esto es así,
bien seguro que, lo conseguido se ha de situar en un nivel biofísico sin excluir lo que se observa
en el mundo molecular y bioquímico. Debido a esto, la primera actividad que mi mente ha
barruntado ha sido situar en su sitio la materia de esta aproximación que no es otra que
considerar las complicadas interacciones entre neuronas y circuitos cerebrales, aun sabiendo que
estas apenas son explicadas por la mecánica cuántica, y una vez instalados en este nivel, tener
en cuenta que existe una conexión entre estas relaciones cerebrales y la enfermedad.

Precisamente por este motivo, para adentrarme en esta cuestión tan delicada propongo un
escenario que considere, por una parte, la existencia de una conexión del llamado mundo mental
y la física, y por otra parte considerar la enfermedad como una expresión sintomática (en la
psique y en el cuerpo), en determinadas circunstancias, de esta conexión.

Definir el "mundo mental" no es tarea fácil, pero para comprender lo que queremos decir aquí
utilicemos la observación de lo que pasa en el crecimiento y desarrollo de un embrión a partir de
dos células reproductivas procedentes de dos individuos de diferente sexo. Este complejo
proceso se justifica por la presencia de un programa genético que incluye las ordenes necesarias
que hacen, por ejemplo, que un embrión de pollo se convierta en un pollo y un embrión de ser
humano en un ser humano.

Sin embargo el programa genético, aun describiendo estos hechos, no nos aclara qué pasa en la
intimidad del fenómeno -en ultima instancia- y sobretodo el por qué sucede. Para resolver esta
cuestión observamos dos macro-explicaciones antagónicas: la primera busca la solución en
apelar a un cierto espiritismo: lo primero es el patrón o el modelo preestablecido por
un creador, situado en una especie de conciencia universal que se cristaliza a causa de un
impulso evolutivo; la segunda se sitúa en el extremo materialista -propio del método científico
convencional- que no efectúa este tipo de preguntas e insiste en el como sucede, tal como
aconsejó hace mas de 100 años Santiago Ramón y Cajal: en este caso los genes contienen la
información, y cualquier consideración marginal es pura especulación.

Rupert Sheldrake trata de resolver estas posturas contrapuestas con su hipótesis de la causación
formativa, y trata de comprender, de paso, el fenómeno de la telepatía y las actitudes y aptitudes
de los animales en una memoria de especie -no individual ni local-. Sus "campos mórficos" son
regiones de influencia en el espacio-tiempo, localizados en y alrededor de los sistemas que
organizan. Estas regiones organizan pautas espaciotemporales de actividad vibratoria; contienen
una memoria incorporada dada por la autorresonancia con el pasado de una unidad mórfica y por
la resonancia mórfica de todos los sistemas similares previos.

Bien mirado Sheldrake toma elementos de uno y otro bando explicativo para argumentar
su causación: por una parte ¿qué significa su "autorresonancia con una unidad mórfica", y por
otra parte ¿qué quiere decir con su "resonancia de todos los sistemas similares previos"?, sino un
patrón inicial y un proceso evolutivo a partir de una estructura previa, respectivamente. Al
reflexionar sobre estas propuestas no puedo dejar de pensar que probablemente esto nos ayuda
a entender la conexión entre el mundo mental -regiones de influencia en el espacio-tiempo como
"patrones de resonancia"- y los sistemas que organizan -concreciones o solidificaciones en la
materia-. Pero todo esto me conduce a considerar que es el cerebro o Sistema Nervioso quien
actúa de interconector en esta relación. Por lo que es necesario detenerse en su observación.

Al estudiar el cerebro hendido (decomisurado en el cuerpo calloso) se observan fenómenos muy


sugestivos en la línea de aceptar la teoría del funcionamiento modular del cerebro, ya que se
localizan y confirman en su caso áreas especificas que controlan diferentes funciones mentales,
como, por ejemplo, el habla en el hemisferio izquierdo, y la capacidad espacio-temporal en el
hemisferio derecho. Además, ante situaciones cotidianas que tiene que resolver el individuo, el
hemisferio derecho responde con una mayor capacidad de holismo o "visión global", y el
izquierdo con una respuesta más analítica o "evaluación de detalles".

Por otra parte la construcción de funciones cada vez mas complejas en el desarrollo evolutivo se
fundamenta sobre sistemas ya establecidos previamente. Por este motivo se explican dos
características observadas en este proceso: la plasticidad de la reparación de las lesiones
cerebrales en que otras áreas cercanas se organizan para dar la respuesta dañada, y la
representación arcaica de estas funciones en zonas del cerebro más antiguo situado en el tronco
y protuberancia cerebral.

Otra cosa es explicar funciones mentales más complejas que se pueden incorporar en lo que se
ha llamado la conciencia o consciencia que, al parecer, necesita un funcionamiento global del
cerebro. Este es un punto de gran confusión, tanto por su uso indiscriminado como por sus
diferentes significados. Si nos fijamos en el funcionamiento armonico del cerebro- con su
correspondiente correlato mental de bienestar o el sentirse bien- en que un registro electro-
magneto-encéfalografico muestra unas ondas sincronizadas, deduciremos que es todo el cerebro
quien reacciona, y no una parte del mismo. (Utilizando el símil del mar: las olas que brotan
uniformes, pueden ser mas o menos intensas, pero todas llevan una misma dirección) En caso de
tormenta mental las ondas cerebrales se cruzan, se potencian... y provocan la perdida de la
armonía cerebral y el comportamiento consiguiente dependerá de varios factores, pero en todo
caso las "olas" surgen de distintos hemisferios del cerebro...)

La enfermedad contenida en los patrones de resonancia surgidos en el proceso evolutivo nos


sitúa en el campo de este análisis: los signos y síntomas vienen precedidos de una información
que se somatiza en el cuerpo siguiendo un mecanismo psicobiologico. Los estímulos del entorno,
en un diálogo con los individuos de las diferentes especies en un contexto social en el más
amplio sentido de la palabra, provocan cambios postadaptativos que se insertan en el genoma de
las células somáticas, y que acaban incorporándose a las células reproductoras o gametos. En
este tránsito - de las células somáticas a las reproductoras- los cambios se pueden expresar ante
estímulos que rememoran los que se produjeron en el proceso evolutivo y este es, precisamente,
el mecanismo que subyace en la etiopatogenésis de los procesos que hemos convenido
considerar como patológicos.

La violencia se ha convenido hasta ahora que tanto en el ámbito individual como colectivo es una
expresión errónea de la naturaleza intrínseca de quien la realiza, cuya erradicación se ha de
efectuar con métodos represivos y sintomáticos Esta forma convencional de abordar la violencia
se extiende a otros ámbitos de actuación. El ejemplo del cáncer es muy demostrativo, ya que se
considera como una violencia individual sobre nuestro cuerpo y se ataja con procedimientos
expeditivos que barren las células que se han individualizado del resto del organismo tratando de
reestablecer el orden previo. El tumor es un error y el error se corrige con la pena capital. Ante
esto considero que los fenómenos violentos son el resultado del dialogo que se establece entre
todo ser vivo y su entorno con relación a su necesidad de sobrevivencia. Necesidad que es
sentida según el desarrollo propio de la conciencia, y que en el ser humano alcanza la aspiración
de la inmortalidad. Esta aproximación al problema trata de proporcionar otros elementos para su
solución. La reciente destrucción de las torres gemelas de Manhatann en Nueva York, aparte de
la lógica condena, ha generado un mayor interés en conocer que hay en el fondo. ¿Qué motivos
subyacen en ciertas mentalidades que pueden llegar a autoinmolarse matando gente inocente en
nombre de un objetivo?.

Para el análisis de la violencia en el individuo y en el grupo (asesinatos aislados, grupales,


acciones terroristas, guerras, torturas...), se tienen en cuenta tres escenarios que, entrelazados
entre si, constituyen el marco donde tanto el individuo como el grupo han ordenado unas
relaciones con su entorno que le procuran la satisfacción de sus necesidades, y estas se asocian
a unas pautas de comportamiento. El desarrollo de estas relaciones han trascurrido en una
evolución de la conciencia, resultado de una transmisión de información de ida y vuelta
(dinámica) con sus atributos contenidos en la memoria individual y colectiva.

La violencia es una expresión del conflicto entre la lucha objetiva por el espacio propio y la
pertenencia subjetiva al mismo. Se consideran en este análisis tres escenarios, en donde se
efectúan las relaciones que, en determinadas circunstancias, se expresan en formas de violencia:
estos escenarios suceden en los deseos, el cuerpo y la trascendencia.

El mundo de los deseos se inicia con la aparición de la vida. Esta, como elemento separado de
un entorno con principios fisicoquimicos que tienden a una mayor entropía, se auto-genera y
construye su propio orden para su mantenimiento, re-producción y seguridad: el mantenimiento
se efectúa con el uso y consumo de energía y se consigue con la absorción y eliminación de
moléculas pre-energéticas; la reproducción con la división y la especialización en sexos y la
seguridad en un marco de intercambio con los otros seres vivos Los deseos aparecen como
pautas de acción que satisfacen estas necesidades básicas.

El cuerpo proporciona la estructura para la realización de los deseos, siendo el cerebro quien
contiene holo y específicamente estos intercambios. Estos tres componentes formados por el
cuerpo, cerebro y pautas de comportamiento se convierten en el marco de las somatizaciones y
psicologizaciones; las primeras como concreciones en la estructura física y las segundas como
liberaciones de la respuesta comportamental. El punto de inflexión de donde surgen estas
expresiones es la conciencia del conflicto. Si este esta presente aparece el síntoma. En la medida
que el escenario de los deseos no sintonice con la conciencia de la acción aparece el síntoma: el
objeto se escinde del sujeto.

En el escenario de la trascendencia trascurre la dualidad que se encuentra en el polo opuesto de


la deriva de la sombra de los deseos sin conciencia de conflicto - el mito de Fausto-. El fuego de
los dioses desciende - via Prometeo- a los seres humanos. Estos, medio bestias medio dioses, se
convierten en prófugos de sus deseos y buscadores de la trascendencia. De esta tensión surge la
lucha por el fuego divino y el logro de la inmortalidad.

Vicente Herrera Adell

vherrera@wol.es
:::. Historias abiertas .:::

Quimioterapia

Quimioterapia: otras voces


compilado por Axel Makaroff

Historia de la quimioterapia
En diciembre de 1945, un barco de guerra norteamericano fue atacado en el puerto de
Bari, Italia. Llevaba 100 toneladas de gas mostaza, un arma química. Fue un gran
desastre. El gas mostaza fue liberado, y murieron muchas personas. Los oficiales médicos
notaron que los sobrevivientes sufrieron una profunda depresión de la médula y una gran
disminución del número de glóbulos blancos. Surgió así la idea de administrar este tipo de
sustancias químicas a pacientes oncológicos. Estas sustancias matan a todas las células de
división rápida del cuerpo, al momento de la adminstración del medicamento. Como las
células cancerosas se dividen rápidamente, según la teoría, la quimioterapia las destruye,
mientras que preserva las células de división más lenta.
Luego de la 2° Guerra Mundial, se eligió a Cornelius Rhoads, que había sido Jefe del
Servicio de Armas Químicas del ejército de los EE.UU., como nuevo director de
investigaciones del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering (el centro de
tratamiento e investigación oncológica más importante y famoso del mundo). Bajo su
dirección, se emprendió la investigación de 1.500 tipos de gas mostaza nitrogenado como
tratamiento para el cáncer.
En 1971, el presidente Nixon declaró la -guerra contra el cáncer-, en la que se invirtieron
decenas de miles de millones de dólares durante varias décadas, en investigación y
tratamiento con quimioterapia. Se creía que con suficiente inversión, se podría erradicar el
cáncer.

Científicos críticos
Si bien se cree que la quimioterapia ha contribuído sustancialmente en el tratamiento del
cáncer, a mediados de la década del ´80 empezaron a publicarse artículos científicos que
ponían en duda tal creencia. En 1985, el Dr. John Cairns, de la Escuela de Salud Pública
de Harvard, publicó un artículo sobre la guerra contra el cáncer, en el que mostró que la
quimioterapia salvaba las vidas de solamente entre el 2% y el 4% de las pacientes. Según
él, a pesar de la inmensa inversión en investigación, este tratamiento no era capaz de
vencer a ninguno de los cánceres más comunes.
Al año siguiente, el Dr. John C. Bailar III (Ph.D.) publicó un estudio muy importante. El
Dr. Bailar tenía un altísimo prestigio en la comunidad médica, había sido editor de la
Revista del Instituto Nacional del Cáncer, y pertenecía al Departamento de Bioestadísticas
de la Escuela de Salud Pública de Harvard. Luego de evaluar cuidadosamente las
estadísticas, perdió la fe en la quimioterapia y también en la guerra contra el cáncer. En
sus palabras, -los intentos crecientes e intensos de mejorar el tratamiento del cáncer,
durante los últimos 35 años, han tenido muy poco efecto sobre el parámetro más
fundamental de resultado clínico: la muerte. A grandes rasgos, los efuerzos para controlar
el cáncer han fracasado".
En 1990, el Dr. Ulrich Abel, experto en bioestadística oncológica de la Universidad de
Heidelberg, Alemania, publicó el estudio más abarcativo jamás realizado sobre la
quimioterapia. Su inquietud fue creciendo durante -diez años de trabajo en el área de
estadística en oncología clínica-. Dice el Dr Abel: -Un análisis sobrio y desprejuiciado de
la literatura revela que los regímenes (de medicamentos) en cuestión raramente tienen
algún beneficio terapéutico... Para la gran mayoría de los cánceres epiteliales avanzados,
no hay evidencia de que el tratamiento con estas drogas extienda o mejore la vida-. Esta
afirmación es asombrosa viniendo de un miembro del establishment del cáncer. En
Alemania, le valieron un importante artículo, mayormente favorable, en Der Spiegel, el
equivalente alemán de la revista Time. En otros países, no se le dio a su trabajo la
importancia que tiene. Al decir -epitelial-, el Dr. Abel se refiere a las formas más
frecuentes de adenocarcinoma - pulmón, mama, próstata, colon, etc. Estos constituyen por
lo menos el 80% de las muertes de cáncer en los países industriales avanzados. Cada vez
con mayor frecuencia, se utiliza quimioterapia en casos avanzados de cáncer. En todo el
mundo, mueren más de un millón de personas a causa de estos tipos de cáncer, y la
mayoría -recibe alguna forma de terapia citotóxica sistémica antes de morir-.
Mientras escribía su monografía, el Dr. Abel realizó una encuesta entre cientos de
oncólogos. -Las opiniones personales de muchos oncólogos-, nos informa, -parecen
contrastar de manera significativa con lo que se comunica al público-. De hecho, el Dr.
Abel cita estudios en los que muchos oncólogos sostienen que no utilizarían quimioterapia
si tuvieran cáncer. El establishment atribuye el supuesto aumento histórico en la tasa de
supervivencia a 5 años de las últimas décadas a los efectos beneficiosos de la
quimioterapia. -Los expertos modernos en metodología están de acuerdo en que la única
manera de obtener información confiable sobre el valor relativo de dos terapias es realizar
comparaciones aleatorias-. Es sorprendente que casi nunca se lleven a cabo tales
comparaciones en el caso de las terapias ortodoxas. La supervivencia a 5 años puede ser
mejor hoy que años atrás debido a mejoras en la detección temprana y/o a mejoras en los
cuidados paliativos.
Si la realidad de la quimioterapia es tan poco alentadora como dice el Dr. Abel, ¿cómo
surgió la idea de utilizarla para los tipos principales de cáncer? Uno de los motivos es que
a menudo las drogas sí logran algo: reducen los tumores. Pero en contra de lo que
comúnmente se cree, la -reducción de la masa del tumor no alarga la vida-. De hecho, en
ocasiones, el cáncer regresa más agresivamente, porque matar al 99% de las células
cancerosas alienta el crecimiento de cepas de células malignas resistentes a las drogas.
¿Al menos la quimioterapia no mejora la calidad de vida del paciente? Probablemente
otorga un alivio psicológico al pensar que se está haciendo -algo- contra la enfermedad
(sin embargo, como acabamos de ver, esto puede no ser cierto en la mayoría de los casos).
Es valioso si alivia los síntomas, como en el cáncer en la cabeza o en el cuello. Pero como
señala el Dr. Abel, -hasta ahora no han habido estudios aleatorios que brinden una clara
evidencia de que la quimioterapia mejora la calidad de vida-. De hecho, la mayoría de
estas drogas son tan tóxicas que pueden disminuir mucho la calidad de vida.
¿Y qué hay de la infrecuente y afortunada persona cuyo carcinoma avanzado parece
curarse por el tratamiento con drogas? Hay que evaluar el beneficio de esta persona contra
el costo total de todos aquellos que reciben el tratamiento y no se benefician, la totalidad
del riesgo versus el beneficio, de lo contrario el argumento adquiere -la misma lógica que
una recomendación de apostar- basada en -las ganancias de los ganadores".
En resumen, según el Dr. Ulrich Abel, -la oncología no ha sido capaz de proporcionar
bases científicas sólidas para la terapia citotóxica tal como se la usa actualmente-. Sin
embargo, la -tesis de la eficacia de la quimioterapia- ha tomado -el carácter de un dogma-.
De hecho, tanto en Alemania como en los EE.UU., -no es ético-. no brindarle estos
tratamientos tóxicos a un creciente número de pacientes. Por lo tanto, la oncología clínica
se ha vuelto -prisionera de su propio dogma-.
Uno de los pocos estudios que comparó pacientes que recibían tratamiento oncológico
convencional con pacientes que no recibían ningún tratamiento fue dirigido por el Dr.
Hardin Jones, profesor de física y fisiología médicas en la Universidad de California. Ante
un panel de la Sociedad Norteamericana del Cáncer, dijo: "Mis estudios han demostrado
de manera concluyente que los pacientes que no reciben ningún tratamiento viven de
hecho hasta cuatro veces más que los que sí lo reciben. Para un tipo típico de cáncer, las
personas que no aceptaron el tratamiento vivieron un promedio de 12 años y medio.
Aquellos que aceptaron la cirugía y otros tratamientos vivieron de promedio sólo 3 años.-

Más sobre la reducción de los tumores


Quienes tienen cáncer suelen preguntar -¿Qué chances tengo con la quimioterapia?-. A
menudo los médicos dicen que la -respuesta- puede ser del 60% o 75%. Para el paciente
esto suena muy alentador, y entonces acepta la quimioterapia, por más que implique un
gran sufrimiento, creyendo que los beneficios serán mayores que los efectos negativos.
Pero tal como lo señala Ralph Moss, Ph.D., en su libro -Cuestionando la quimioterapia-
(1995), -el médico dice -índice de respuesta- pero el paciente oye -cura-. Estos pacientes y
sus familias pueden ponerse furiosos al darse cuenta de que por lo general la -respuesta-
no significa más tiempo de vida ni una mejor calidad de vida-. Aunque la creencia de que
la reducción del tumor extiende la vida -se acepta casi universalmente, esta creencia es
falsa. Algunos oncólogos tienen bien claro que esto es así... saben que la reducción del
tumor no dice nada sobre las expectativas de vida del paciente... la reducción del tumor es
el principal parámetro de efectividad de la quimioterapia. Esto tiene mucha importancia,
porque los médicos rutinariamente buscan lograr tal -respuesta-, y le dicen a sus pacientes
que es un objetivo muy deseado en el tratamiento (basados en esta creencia falsa) [...] Esta
es una de las ilusiones primarias de la oncología-.
En 1988, un científico del Instituto Nacional del Cáncer (EE.UU.) publicó estadísticas en
el prestigioso Cecil´s Textbook of Medicine indicando que para muchos tipos de cáncer
(cáncer de mama, estómago, próstata, cabeza y cuello, vegija y otros) la tasa de respuesta
a la quimioterapia era de 75%. Sin embargo, para estos mismos cánceres, casi no había
casos de sobrevida prolongada libre de enfermedad.
¿Cuán tóxica es la quimioterapia? En los manuales modernos sobre el tema, se
recomienda a las enfermeras usar batas de manga larga, gafas, protección para los zapatos,
y guantes extra gruesos, que deben cambiarse cada media hora. Se les instruye que nunca
coman, beban, fumen o se apliquen cosméticos en el área de preparación de las drogas. Se
les advierte que la mera manipulación de las drogas tiene -riesgos significativos-, tales
como anormalidades reproductivas, lesiones hepáticas y de los cromosomas, y problemas
hematológicos.
Si estos son los riesgos de manipular las drogas, ¿cuál es el riesgo de introducirlas en el
cuerpo de una persona enferma? Las drogas quimioterapéuticas son una de las sustancias
más tóxicas que se introducen intencionalmente en el cuerpo humano.

Conclusión
En vista de esta información, ¿por qué la quimioterapia sigue siendo uno de los
tratamientos stándard para el cáncer en todo el mundo? Según diversos expertos
independientes en el tema, el motivo principal es económico. El tratamiento con
quimioterapia cuesta muy caro. Los mejores tratamientos holísticos para el cáncer que
existen cuestan en general muchísimo menos. Y algunos ni siquiera pueden patentarse.

El material de este artículo fue tomado, con permiso, del libro "Reclaiming Our Health",
de John Robbins (H.J. Kramer, Tiburon, California, 1996), y de "Se derrumba el "Muro
de Berlín" de la quimioterapia", de Ralph Moss.

:::. Quimioterapia .:::

Diego Paillole

Diabetes y medicina psicobiológica. Durante la carrera de medicina, nos dicen que la


máxima fundamental para un médico es la que plantea Hipócrates, que dice “no hay
enfermedades, hay enfermos”. Luego durante toda nuestra carrera y profesión, solo vemos
modelos de enfermedades, y la destreza medica consistirá en encuadrar a las personas
dentro de estos modelos. Mientras más modelos conocemos, mejores resultados vamos a
tener en nuestra práctica. Eso provocara que concurran más personas con ciertas
características, que necesariamente se deben ajustar a nuestro conocimiento. Lógicamente
que tenemos modelos para todos y todas, desde lo que se puede medir y ver (con los
análisis, diagnósticos por imágenes, anatomía patológica), hasta lo que no podemos medir
todavía (aún no se logró medir la tristemia, la alegremia, la amoremia). De éstas últimas
diremos que son multi causales o producidas por situaciones emocionales. Lo que
intentaremos en este trabajo es poder ampliar la manera de abordar a un paciente con un
diagnostico de diabetes tipo dos, con el objetivo de brindarle más variables, aparte de la
medicación, para que pueda decidir qué hacer con su vida. Una historia. Primeramente
vamos a conocer la historia de R. y luego veremos el modelo de DBT. R. tiene 60 años, es
diestro, hijo mayor de familia descendientes de Italianos que llegaron al país en la última
inmigración, a fines del siglo XIX, momento en que en parte de Europa se vivía una crisis
muy grande, donde las clases sociales más marginadas, para poder sobrevivir al hambre,
tenían que emigrar, dejando familias partidas, con historias de mucha tristeza. Al llegar al
“nuevo mundo”, lo esperaba un país con una estructura de producción feudal, donde estas
familias también fueron explotadas. Lo que relata de su infancia, es que era una familia de
trabajadores, siempre en relación de dependencia, donde tanto la madre como el padre le
generaban una sensación de exigencia, no recordando manifestaciones de afecto, sino, en
cambio, una tensión permanente. Logra terminar los estudios secundarios y por razones
económicas, no puede acceder al nivel terciario. Se queda en su pueblo de características
rurales, donde no hay industrias. Aprende un oficio de carpintero, se casa y tiene 3 hijos.
Su mujer trabaja en la casa en las tareas domesticas. Logran con mucho esfuerzo criar
bien a los hijos, pasan por muchas crisis económicas, la ultima que fue en el 2001-2002,
donde en el país luego de una crisis inflacionaria, se devalúa fuertemente la moneda, en
beneficio de un grupo minoritario, siendo perjudicada notablemente la economía y la vida
de su familia. Durante ese tiempo, donde pierde parte de su trabajo, empieza a tener
síntomas como, insomnio, fatiga, adelgazamiento, poliuria, polidpsia y concurre al
hospital. Mediante análisis bioquímicos, le detectan niveles de glicemia superior a lo
normal (para población normal) y le diagnostican diabetes tipo dos insulino resistente,
medicándolo con hipoglucemiantes orales. Un abuelo paterno parecía haber tenido
diabetes. Tiene que vender algunos bienes para salir de deudas y logra alquilar una
carpintería, donde empieza a trabajar con sus hijos. Hay un aumento en la producción,
pero los márgenes de ganancia disminuyen año tras año. El hijo mayor, que tampoco pudo
acceder a la universidad, ya con 24 años, decide “probar suerte” en otro lugar del país, y
consigue un trabajo en una empresa multinacional a 1000km de distancia. A partir del
momento de la noticia, ya hace 6 meses, comienza nuevamente con insomnio, pérdida de
peso, dolores en ambas piernas, pérdida de la visión y fatiga. En los análisis vuelven a
subirle los valores de glicemia. Acude a la consulta para tratar la diabetes, ya que no
puede dejar de trabajar por ser el único sostén de familia y quiere seguir siéndolo. Cuando
le pregunto qué sabe de la diabetes, me dice que es una enfermedad “jodida”, con
complicaciones en la vista, las piernas, los riñones, el corazón, demostrando estar muy
bien informado sobre lo que es el modelo de enfermedad y sobre todo, conociendo sus
peligros y complicaciones. Me hiso recordar lo que debíamos decir cuando rendíamos
exámenes en la facultad. Luego de la tercera consulta, volvemos al momento en que
empieza nuevamente con los síntomas y me habla del hijo que se fue. En ese momento se
le llenan los ojos de lagrimas, y dice que es “lo mejor para él”, que en este pueblo no hay
futuro, los políticos no generan trabajo para que los jóvenes se queden y el cierre de
algunas industrias hacen que su trabajo se restrinja, que tenga que trabajar en serie para
otra fábrica. Esto hace que tenga que trabajar más y ganar menos siendo ya un trabajo
totalmente automatizado. El hijo más chico esta por egresar del secundario, y la
costumbre del lugar es hacer grandes fiestas, de trajes largo y viajes de egresados
costosos. Todo esto incrementa la necesidad de sostener una costumbre, pero a un precio
muy alto para este momento, dice él, “pero no puedo quitarle la ilusión”. El modelo de la
diabetes. Bueno, hasta acá una breve historia de R. Ahora vamos a conocer el modelo de
DBT tipo 2 y nos vamos a basar en libros de estudios de la universidad. Uno de los libros
de anatomía patología que se estudian obligatoriamente, nos enseña que el páncreas
endócrino tiene cerca de 1 millón de células, que forman lo que se conoce como islotes de
Langerhans, embriológicamente deriva del endodermo y aparece entre la 9 y 11 semana
de gestación. Se pueden distinguir distintos tipos de células pero destacamos las Beta que
producen insulina y las alfa que producen glucacón. Podríamos comprender una estrategia
evolutiva para regular la glicemia dentro de ciertos valores, según la necesidad.
Recordemos que la glucosa y el oxígeno son los ingredientes que necesita la célula para
generar ATP, es decir, la energía que mantiene la vida. A nivel celular, existen organelas
como la mitocondria que mediante el ciclo de Krebbs obtienen glucosa a partir de hidratos
complejos, lípidos y proteínas. Si bien cada célula sabe cómo hacerlo, evolutivamente
generó otra estructura para asegurar tener disponible la glucosa. Toda una estrategia
evolutiva, que llevo muchos miles de años diseñarla, en función de una necesidad; la
obtención de sustrato para mantener el movimiento de la vida. De aquí podríamos
interpretar la importancia de obtener la glucosa para vivir. Tenemos sensores o sentidos
dentro del organismo que reconocen el déficit o exceso de glucosa y desencadenan
sensaciones, como el apetito, el llanto del bebe o la palabra para solicitar nuestra
necesidad, llegando a la furia como los leones, si no logramos obtenerla siendo capaces de
comportarnos como humanos si lo logramos o como animales si no. Todo un aprendizaje
para sobrevivir. El mismo libro nos dice que la DBT es un trastorno crónico del
metabolismo de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas. Del modelo a la acción.
Desde la MPB podríamos interpretarlo: 1-como un trastorno en la manera de conseguir o
procesar y convertir lo conseguido en fuente de energía, conservándola. 2- como un
trastorno en la manera de utilizar lo conservado. 3.-como un trastorno en la exigencia de
seguir teniendo que conseguir esa reserva permanentemente. Este sistema, entendemos,
aparece en la evolución ante la contradicción carencia/abundancia y logra resolverlo con
la especialización de células que producen sustancias como la insulina o el glucagon y
logran continuar adaptándonos. En la DBT tipo 2 hay una resistencia a la insulina, no
generándose suficientes reservas intracelulares. Ni el sistema ni la persona pueden
resolver la contradicción CARENCIA/ABUNDANCIA. Y no logra pasar a otro nivel de
conflicto. La pregunta que hacemos es: ¿carencia y abundancia de qué? La evolución
encontró una manera de salir. La medicina lo llama diabetes. Ahora debemos saber cuál es
la manera de salir de las personas. Con la DBT, la persona no sale de esta contradicción.
Y tal vez no podamos salir solos, por eso la MPB la considera una enfermedad
arquetípica, que busca denunciar para que pueda haber una salida colectiva. Y en el caso
de los pacientes que presentan estas denuncias, ¿buscan salidas colectivas? ¿O solo
desarrollan una posición estoica tratando de resistir soportando dicha contradicción? En el
sistema histórico cultural en el que vivimos cuando una persona se encuentra con una
sintomatología, acude a la autoridad médica en busca de información. Y es esta
información que posee el médico, la que mide variables y las compara con alguien normal
(estadísticamente) la que rotula a la persona con un diagnostico y un pronóstico. Esto se
interpreta como “alteración” propia e independiente del resto de su vida. Por lo tanto, el
consultante sigue sin poder encontrar una salida a dicha contradicción. El sistema médico
trata de que esté dentro de los parámetros establecidos y con eso “cumple su función” de
cuidar y proteger a cualquiera que salga de los parámetros. Ahora bien, la pregunta es
¿ésta persona para poder mantener parámetros bioquímicos normales, vive en una
sociedad que le ayuda o no a mantener dichos parámetros? Creemos que no, y
consideramos fundamental para poder entender a esta persona, evaluar su funcionamiento
bioquímico en el medio en el que vive y produce. La contradicción. Las neurociencias, y
en principal Edelman, nos enseña que la conciencia primaria, que podríamos interpretarla
como lo conocido que genera una respuesta ante una necesidad, siempre maneja variables
conocidas. En este caso, la variable conocida, seria la falta o abundancia de glucosa en la
dieta. Y también nos enseña que en la conciencia superior, donde entrarían los humanos,
una de las cosas fundamentales es que es un sistema abierto, donde permanentemente
aparecen variables nuevas teniendo que adaptarse y muchas veces usando mecanismos de
la conciencia primaria. Sería una manera de entender como ante situaciones nuevas,
donde no encontramos soluciones nuevas, dentro de las posibilidades humanas, que se
expresen en aéreas de la conciencia superior, recurrimos a mecanismos de la conciencia
primaria que expresan dichas contradicciones. Si la carencia o abundancia de alimentos,
(para la cual fue desarrollado dicho sistema) sería la contradicción, la misma se resolvería
comiendo más o comiendo menos, para que no se exprese el conflicto. Cuando la carencia
o abundancia pasa por la interpretación que hago de la realidad, como puede ser la
carencia o abundancia de dinero, o afectos, o una posición laboral que me asegure un
presente y futuro, o un reconocimiento que me ayudará durante mi vida, o la seguridad
que me da tener a mi familia cerca mío y no tenerlos separados o lejos, todo esto que entra
en la esfera humana, no se resuelve solo con los alimentos. Es allí, que nuestro sistema no
lineal, abierto y complejo, debe recurrir a mecanismos anteriores, que sí podían resolver
esa contradicción. Es “como si” se planteara una contradicción más simple, menos
compleja y hasta podríamos decir, más lineal. El emergente de la contradicción carencia-
abundancia, que llamamos diabetes, vuelve a meter a la persona en un nuevo conflicto de
carencia-abundancia, pero en este caso no relacionado con su condiciones concretas de
vida y producción, sino en una contradicción construida por el sistema, donde las
variables ya no son la relación con sus hijos o la producción , sino con las posibles
complicaciones de una “enfermedad” atribuibles a causas en la cual la persona queda en
una posición pasiva ante dicho mal (genético, microbiano o el destino). Lo único activo en
la persona va a ser auto controlarse, generando mayores niveles de resistencias. Y es
donde habrá que conocer la “realidad objetiva”, a través de la escucha con esa persona y
darle información para que pueda resolver su contradicción en función de sus necesidades.
Podemos decir que la glucosa es objetiva, ya que la podemos medir, tendremos que
entender que lo que siento, es tan objetivo como la glucosa, solo que no hay instrumento
para medirlo. Como el espíritu está en la glucosa, ésta se encuentra en el espíritu.
Pregunta: ¿cuál es la salida? Porque si es una interpretación subjetiva y la realidad no es
tal, uno puede ayudar a que interprete distinto y resuelva dicha contradicción, pero si es
objetiva, como puede ser la falta de alimento, medidos en kilocalorías o en condiciones
vinculares con los otros, donde la única manera será aportarle alimento, ¿cómo podemos
ayudar? Lo primero es haciendo un diagnostico, pero desde la complejidad y entendiendo
que somos sistemas no lineales, abiertos, donde lo que vemos es la emergencia de dicha
complejidad, no solo un diagnostico bioquímico que muestra algunas variables. Con este
diagnostico y toma de conciencia, iremos construyendo con la persona distintas
posibilidades en función de su realidad. Creo que pasando de la denuncia a la acción
podría ser una manera. No hay una salida escrita para cada contradicción, creemos que
cada historia nos mostrará las posibilidades de resolución. Así fue como apareció el
páncreas endocrino, no siempre existió, fue solo a partir de la necesidad que se fueron
creando estructuras nuevas que no estaban previamente. Ya no es una posición pasiva en
el control de sus variables, como el nivel de glicemia, sino que es una posición activa que
permita a través del trabajo, y con él, la palabra, poder ser el motor de su propia
transformación y adaptación. Pregunta: ¿de que están formadas las dos fases de esta
contradicción carencia-abundancia? De la fisiología a la psicobiología. Volvamos a los
libros, veamos la patogenia y la función de la insulina: La homeostasis de la glucosa está
regulada por una serie de procesos relacionado entre sí, y son: la producción de glucosa
por el hígado, la captación y la utilización de la glucosa por los tejidos periféricos y la
producción de insulina. Dentro de los procesos con alteraciones metabólicas, vemos que
en la DBT lo que se altera no es la célula, sino su entorno, el espacio extracelular. Es aquí
donde se generan las condiciones para que cada célula pueda convivir con el resto y es
donde se llevan a cabo los procesos inflamatorios, las comunicaciones, etc. En todo
proceso complejo y adaptativo como es lo biológico, entender el movimiento, la
incorporación de información, el procesamiento y el cambio de lo viejo a lo nuevo, o de lo
simple a lo complejo es fundamental. Cuando estos procesos no pueden seguir la
trasformación o adaptación a lo nuevo, emerge una cara de la contradicción, que es lo
viejo (pero que también es nuevo si lo relacionamos con otro momento evolutivo). Si
pensamos en una contradicción entre lo celular y el medio claramente vemos que la
expresión (el aumento de la glicemia) es a nivel extracelular. Así mismo, si extrapolamos
esta contradicción a la dualidad afuera adentro, lo colectivo y lo individual, vemos que lo
que se asemeja a lo extracelular es el afuera, lo colectivo y lo social. Si no trabajamos el
aumento de la glicemia que se da en el espacio extra celular, y no se puede incorporar
glucosa a la célula, se agotan las reservas energéticas y la contradicción pasa al interior, a
lo celular generando nuevos emergentes, muchas veces conocidos como las
complicaciones de dicha enfermedad (ceguera, polineuritis, claudicación). Pregunta:
¿donde ponemos los médicos el problema principal a estudiar en la diabetes de una
persona? Esta pregunta, nada inocente, hace referencia a la importancia de la información
que aporta el médico, generando con ella nuevos conflictos que no hacen otra cosa que
afirmar el propio conflicto biológico. Volviendo sobre los mecanismos involucrados,
vemos que el hígado al aumentar la producción de glucosa, hace participar a su parte
endodérmica, que proyectada a su manera de comportarse ante un conflicto, implica el
aumento de la producción de lo que se necesita. Si sabemos que la resultante del conflicto
biológico de carencia abundancia es que haya más glucosa (abundancia en el medio extra
celular), podemos interpretar que: a) el estimulo está relacionado con el opuesto
(carencia), de alimentos o sus relacionados psicobiológicos (sueños, amor,
reconocimientos). b) a conducta del diabético se expresa en no poder incorporar la
abundancia que la insulina le ofrece. Eso se llama resistencia a la insulina a la que
asemejamos a quien distribuye esa abundancia. Quien se encarga de esa distribución es
una hormona llamada insulina y las células del diabético se niegan a su presencia. c) la
insulina es un representante del patriarcado. Es la estructura, el deber ser .Las células del
diabético se resisten a ese patriarcado, que evolutivamente apareció a posteriori de las
comunidades intracelulares. d) Desde la MPB nos hacemos la pregunta de si esta
resistencia es un mecanismo de supervivencia individual o puede leerse como una
denuncia de esta misma célula a la injusta distribución de esa abundancia. Las células se
declaran en huelga de hambre. e) En un primer momento, las células estoicamente se
esfuerzan por aumentar la glucosa en el afuera para que toda la comunidad de células la
aproveche y sobrevivan ante la amenaza de carencia. f) al continuar este esfuerzo ante la
persistencia de la injusta distribución, es la propia insulina, es decir, la encargada de
distribuir la abundancia, la que es rechazada por las comunidades celulares. Se produce
una Insu-lina-rección. g) Nosotros como médicos, deberíamos ampliar la visión a los dos
polos de la contradicción, ayudando en el polo intracelular a aprovechar la glucosa con los
medicamentos habituales. Además deberíamos trabajar sobre el otro polo, planteando lo
que está haciendo el organismo y tratando de entenderlo ya no desde un problema de
carencia o abundancia sino de distribución y del encargado de la misma. Desde la MPB
pensamos que si no se resuelve esta contradicción hacia una nueva manera de distribuir la
abundancia, “socialmente” producida, seguirán emergiendo programas biológicos, que se
desarrollaron en el trascurso de la evolución y que denuncian la imposibilidad social de
resolver dichas contradicciones. Ya no en lo individual y muchos menos en un plano
molecular-genético como quieren que discutamos y centremos la atención en nuestros
pacientes. En nuestra tarea como médicos tenemos que tratar de escuchar cuales son las
contradicciones que emergen junto con los síntomas, para poder ayudar a la persona y a su
entorno a encontrar una salida en función de sus posibilidades. Ampliar la escucha, a lo
complejo, a las interacciones que forman a ese ser bio-psico-socio-historico-cultural para
poder construir una estrategia que le permita trascender lo ya hecho. Ante los resultados
actuales, creemos necesario un abordaje integral y complejo para ayudarle a encontrar una
salida a la problemática planteada de ese ser integrado a su entorno. Tendremos que
ampliar el diagnostico, ya no solo a la expresión anatomo patológica, sino también al
entorno socio-historico-cultural. Pensemos en el diagnostico de la diabetes, tal vez diría
“se observa una hemoglobina glicosilada aumentada en un paciente jefe de familia, a un
mes de perder el trabajo, por una empresa que fugo capitales y el estado le cobra en
conceptos de impuestos el 50% de lo produce y ante el desempleo, no le asegura la
indemnización, sin cobertura social y sin seguro por desempleo”. Diego Paillole.

:::. Diabetes y Medicina Psicobiologica .:::

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