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ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO VEINTE

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(5)

Lectura bíblica: Ex. 28:4-14; 39:1-7

LAS PIEDRAS DE ONICE

Exodo 28:9-10 dice: “Y tomarás dos piedras de ónice, grabarás en ellas los nombres de
los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra
piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos”. Estas dos piedras de ónice nos
representan a nosotros, los creyentes.

Adán fue creado del polvo de la tierra. Luego de que Dios creara a Adán, lo puso frente
al árbol de la vida, del cual fluía el río. En el fluir del río estaban las piedras de ónice. Si
Adán se paraba a la orilla del río se podía ver a sí mismo y las piedras de ónice. Adán
estaba totalmente compuesto de polvo, no de piedra de ónice. La piedra de ónice
representa la transformación. En nuestra vida natural somos de polvo. Pero por medio
de la regeneración hemos llegado a ser piedras. Ahora estamos en el proceso de ser
transformados de gloria en gloria a la imagen del Señor. La piedra de ónice representa
esta transformación.

Exodo 28:12 dice: “Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras
memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová
sobre sus dos hombros por memorial”. Lo que el sumo sacerdote llevaba sobre sus
hombros no eran dos pilas de polvo. Por el contrario, eran dos piedras de ónice. Esto
indica que lo que Cristo sostiene, como el Sumo Sacerdote, no es polvo; sino que El
sostiene a los santos transformados, tipificados por las piedras de ónice en las
hombreras del efod que se ponía el sumo sacerdote.

Cuando algunos santos escuchan esto, tal vez se desanimen, al pensar que ellos no han
sido transformados. Tal vez digan: “Si Cristo sólo sostiene las piedras de ónice, y no al
polvo, entonces estoy perdido, no tendré la experiencia de ser sostenido por Cristo.
Estoy desanimado ya que aun no he sido transformado en piedra de ónice”. En realidad
usted si tiene la experiencia de ser sostenido por Cristo. Además, usted tiene alguna
cantidad de piedra de ónice. A menudo puede que usted sienta que se está alejando del
Señor. Pero es el polvo y no usted. En ocasiones el Señor prepara un ambiente que nos
sacude. Tal vez tengamos miedo de caer. Sin embargo, sólo el polvo es sacudido.
Nosotros, como aquellos que han sido regenerados, nunca seremos removidos, ya que
las piedras de ónice en nosotros nunca se caerán. Las piedras de ónice permanecen
sobre los engastes de oro gloriosos y hermosos.

AJUSTADOS Y TRANSFORMADOS

Yo admito que carezco de las palabras apropiadas para el poder que ajusta de la gloria
divina y de la hermosura humana de Cristo. Si tuviera más experiencia y mejores
palabras, trataría de dar más ejemplos. Pero debido a que no tengo la experiencia
adecuada, es difícil describir el poder de Cristo que sostiene, representado por el efod.

El efod junto con el pectoral y las hombreras representan al poder de Cristo que ajusta
por medio de Su gloria divina y hermosura humana. Como ya mencionamos, cuando
leemos los cuatro evangelios, podemos ver al Señor con Su gloria divina entretejida con
la hermosura humana. También podemos ver lo celestial y lo reinante que El es, y Su
obra redentora. En otras palabras, todos los aspectos tipificados por los materiales y los
colores del efod están revelados en los evangelios.

A medida que miramos al Señor en Su gloria y hermosura, somos espontáneamente


sostenidos, ajustados. Ser ajustado es ser transformado. Mientras más somos
transformados, más somos ajustados. El polvo se está cayendo, y la parte transformada
de nosotros permanece ajustada a Cristo y sobre El. Como resultado, disfrutamos de El y
lo experimentamos a El con Su poder que ajusta. No sólo somos sostenidos sobre los
hombros de Cristo, sino también estamos sobre Su pecho. Esto quiere decir que estamos
ajustados por Su amor y también por Su poder. Los hombros representan el poder y el
pecho representa al amor.

UN MEMORIAL ANTE DIOS

Según 28:12, Aarón llevaba los nombres de los hijos de Israel delante el Señor sobre sus
hombros por memorial. Un memorial es un asunto de gozo. Cuando Cristo nos lleva
sobre sus hombros, El le lleva gozo a Dios. Cuando Dios mira a Cristo, El ve a Sus
redimidos, los que han sido transformados en piedras de ónice sostenidas por engastes
de oro. Al final el ónice llega a ser una belleza que ha sido añadida a Cristo. Entonces es
un memorial delante de Dios y una belleza adicional para Cristo. Cuando miramos este
cuadro, vemos la gloria y la hermosura. Este cuadro va más allá de lo que podrían
explicar la palabras humanas.

EL PECTORAL
El efod probablemente tenía un orificio para la cabeza y otros dos para los brazos.
También se usaba para ceñir al sumo sacerdote. El punto focal del efod era el pectoral.
Esta es la razón por la cual el pectoral se menciona primero entre todas las vestiduras
sacerdotales (v. 4). Esto indica que el propósito de las vestiduras sacerdotales estaba
relacionado con el pectoral. Es decir, que el sumo sacerdote se las ponía a fin de poder
llevar el pectoral.

Como veremos en los próximos mensajes, el pectoral representa la edificación de los


redimidos de Dios sobre Cristo. Había doce piedras preciosas sobre el pectoral. Estas
piedras, las cuales representan a todo el pueblo redimido de Dios, estaban edificadas
sobre el pectoral. Por lo tanto, éste era un modelo a escala de la edificación del pueblo de
Dios. Esto quiere decir que el pectoral representa a la edificación. Como veremos, este
pectoral se usaba para expresar la voluntad de Dios para Su pueblo. Antes del tiempo de
los profetas, Dios hacía conocer Su voluntad por medio del pectoral. Este era el
instrumento y el canal por el cual Dios hablaba.

UNA HERMOSURA MUTUA

Ya mencionamos que las hombreras eran una belleza adicional para Cristo. El efod era
en sí hermoso, pero las piedras de ónice ajustadas a los hombros del efod añadían más
belleza. De igual modo, los creyentes transformados añaden una belleza adicional a
Cristo.

Las piedras de ónice estaban colocadas sobre oro trenzado, o sea, oro adornado. Tal
engaste añadía algo de belleza a las piedras de ónice. Estos engastes de oro adornado
representan la naturaleza divina de Cristo. La manera en que los engastes estaban
hechos representan una obra fina del Espíritu Santo con la naturaleza divina. Las
palabras trenzado y adornado indican que el engaste era el resultado de una obra
primorosa. La montura añadía belleza a las piedras preciosas, del mismo modo que la
montura apropiada de un anillo le añade belleza a un diamante. Por un lado, el
diamante es la belleza del anillo; por otro, el engaste fino trenzado le añade belleza al
diamante.

Las piedras de ónice colocadas sobre el oro adornado nos presentan un cuadro fino de la
obra del Espíritu Santo al añadir la belleza de Cristo a los creyentes como las piedras
preciosas. Pero a su vez estas piedras vendrán a ser una belleza añadida a Cristo. Por lo
tanto, Cristo es nuestra belleza, y nosotros llegamos a ser Su belleza. Esta belleza mutua
es un memorial delante de Dios. Cristo y Sus miembros están juntamente ajustados, y
esto llega a ser un memorial delante de Dios. Cuando Dios mira a Cristo con Sus
miembros, está feliz, complacido y satisfecho.
UN CUADRO DE LA MEZCLA

Al estudiar el cuadro del efod con el pectoral y las piedras de ónice en Exodo 28, vemos
como Cristo y Sus miembros están ajustados por Su gloria divina y Su hermosura
humana. Además, en el efod también vemos un cuadro de la mezcla. El oro, el azul, el
púrpura, y el carmesí están tejidos al lino fino. Esto quiere decir que están mezclados
con el lino. Esta mezcla, sin embargo, no cambia la naturaleza de los materiales que lo
componen. El oro sigue siendo el oro, y el lino sigue siendo el lino. Pero por medio de la
mezcla del oro y el lino, obtenemos una vestidura que se compone de los dos materiales.

Yo creo que el azul, el púrpura y el carmesí eran hilos de diferentes colores. Ya vimos
que el azul simboliza lo celestial que El es, el púrpura representa Su realeza y
majestuosidad, y que el carmesí representa la obra redentora. Pienso que todos estos
hilos eran de fibra de lino. Por lo tanto, aunque eran de diferente color, todos estaban
hechos de lino. Esto indica que los materiales básicos del efod eran el oro y el lino. Aquí
el oro representa la divinidad de Cristo, y el lino representa Su humanidad. El tejido del
oro con el lino formando así una sola pieza de ropa representa la mezcla de la divinidad
con la humanidad. Esta mezcla llega a ser la fuerza que ajusta y el poder que une, el cual
nos agarra de Cristo.

El efod era la pieza de las vestiduras que se usaba para ajustar. El pueblo redimido de
Dios está ajustado a Cristo por medio del ser procesado de Cristo. La naturaleza divina,
representada por el oro, está entretejida con el lino. El oro en forma de hilo indica un
proceso. Primero se golpeaba el oro hasta hacerlo muy delgado, y luego se cortaba en
tiras muy finas. Después se entretejía con el lino, el cual representa la naturaleza
humana.

El efod estaba hecho de hilos de oro, azul, púrpura y carmesí. Estos hilos se entretejían
con el lino fino torcido. Este no sólo estaba hecho de hilo, sino también de una cuerda
torcida. Tal vez eran varios hilos que se habían torcido en conjunto para formar las
cuerdas. Esto aseguraba que el efod era lo suficientemente fuerte para soportar el peso
de las piedras de ónice y el pectoral con los engastes de oro. Se necesitaba que el efod
fuera de un material que tuviese la fuerza para ajustar a fin de que las hombreras y el
pectoral pudieran estar agarrados del mismo.

Mientras más estudiamos el cuadro detallado del efod, más lo consideramos como un
cuadro de Cristo. Aun cuando el Nuevo Testamento revela a Cristo de una manera
completa, no nos da la visión de Cristo que nos representa el efod en Exodo 28. Sin
embargo, todos los elementos del efod están implícitos en la revelación del Nuevo
Testamento en cuanto a Cristo.
ADHERIDOS A CRISTO

Si solamente tuviéramos las palabras del Nuevo Testamento sin el cuadro del efod, no
podríamos ver como la divinidad de Cristo entretejida con Su humanidad llega a ser el
poder que nos ajusta a El. Además, no veríamos con claridad como somos ajustados a
Cristo. En 2 Corintios 1:21 Pablo dice que estamos adheridos a Cristo, el ungido. Aquí
vemos la unción; sin embargo, no vemos que estamos adheridos a Cristo por medio de
Su gloria divina y hermosura humana. Aún más, no vemos que los santos que están
adheridos a Cristo son una belleza adicional para El. Según el tipo presentado por el
efod en Exodo 28, estamos atados a Cristo junto con Su naturaleza divina procesada.

Mientras más vemos en cuanto al efod, más atados estamos de Cristo en nuestra
experiencia y mas seguros estaremos. Esto está relacionado con la transformación.
Aunque no tenemos las palabras adecuadas para expresarlo, muy dentro de nosotros
atesoramos y apreciamos al Señor. Esta es una señal que tenemos de que estamos
ajustados a Cristo, atados a El. Esto incluye la transformación. No sólo esto, esto
representa la edificación, ya que en el pectoral estamos atados a otros. Esto significa que
al final la edificación está incluida en la gloria divina de Cristo que está entretejida con
Su hermosura humana.

Si sólo tenemos nuestras virtudes naturales, permaneceremos separados e individuales.


Pero por medio de la gloria divina de Cristo y Su hermosura humana somos juntamente
edificados, ajustados, y unidos.

El efod también es una faja, que nos ciñe a todos con Cristo. Debido a que estamos
ceñidos de El, no podemos separarnos de El. Gracias al Señor por este cuadro del efod,
el cual nos muestra que estamos ajustados a Cristo, agarrados de El y juntamente
ceñidos con El.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTE Y UNO

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(6)

Lectura bíblica: Ex. 28:6-14; 39:2-9

Atesoro lo que el Señor nos ha mostrado a través del libro de Exodo. Este libro está lleno
de la experiencia de las riquezas de Cristo. Algunos de los puntos presentados en Exodo
acerca de Cristo van más allá de la habilidad para expresarlo con palabras. Ni en inglés,
ni siquiera en mi lengua materna tengo las palabras adecuadas para expresar lo que he
visto de Cristo en este libro.

En el Nuevo Testamento las palabras son muy sencillas en cuanto a Cristo, nuestra
experiencia de Cristo, y la iglesia.Incluso hay una palabra muy clara acerca de la
preciosidad de Cristo y en cuanto nuestro valor a los ojos de Dios. Sin embargo, en el
Nuevo Testamento no tenemos todos los detalles acerca de estos asuntos. Muchos de
estos se encuentran en el Antiguo Testamento. Por la gracia del Señor, en este mensaje
trataré de mencionar algunos de los maravillosos detalles acerca de la preciosidad de
Cristo y de los santos a los ojos de Dios. Estos no se pueden ver en el Nuevo Testamento;
pero se encuentran en el cuadro de Exodo 28.

LOS MATERIALES PARA EL EFOD Y SUS COLORES

La parte principal de las vestiduras sacerdotales era el manto, tan largo que hasta tocaba
el suelo. Sobre este, el sumo sacerdote llevaba puesta una túnica y sobre esta, un efod.
Exodo 28:6 dice: “Y harán el efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra
primorosa”. Al leer este versículo conocemos los materiales que se usaban para hacer el
efod y los colores del mismo. Los materiales eran el oro y el lino. El oro es un mineral, y
el lino es una substancia que se obtiene de las plantas. El azul, el púrpura y el carmesí se
refieren a los colores y no a los materiales. Sin embargo, podemos decir que el oro y el
lino también tenían un color. El oro, claro está, es dorado, y el lino es blanco. Por lo
tanto, el efod estaba hecho de dos materiales y tenía cinco colores. No creo que en los
miles de años de la historia de la humanidad haya habido otra tela que estuviese
compuesta de hilo de oro entretejido con lino. ¿Escuchó alguna vez de una vestidura que
estuviese hecha de este modo? En lo que refiere al material, con toda seguridad el efod
era una pieza de vestir muy rara. En la actualidad alguna ropa está hecha de dacrón,
algodón y otras de lana y poliéster. ¿Pero dónde se ha visto una hecha de oro y lino?
Seguramente consideraríamos extraño que alguien tuviese una chaqueta hecha de oro y
lino y que fuera dorada, blanca, azul, púrpura y carmesí. Estoy seguro de que ninguno
de nosotros ha visto algo como esto. No obstante, ésta es la descripción del efod que el
sumo sacerdote se ponía.

El efod estaba hecho de hilo de lino y de oro y tenía cinco colores: dorado, amarillo,
blanco puro, azul, púrpura y carmesí. Pero no tenía ni el negro ni el gris. Debido a que
estaba hecho de esa manera, el efod tenía una apariencia extraordinaria. Si usted lo
hubiese visto, ¿de qué color diría que es?, ¿dorado?, ¿azul?, ¿púrpura o carmesí? Ya que
era una mezcla de diferentes colores, es muy difícil describir el color con una sola
palabra. Cualquiera que mirara el efod con detenimiento vería los cinco colores. Sin
embargo, no tendría una palabra para describir todo el color de esta pieza.
UNA MEZCLA DE LA DIVINIDAD CON LA HUMANIDAD

El Nuevo Testamento nos dice que el Señor Jesús es una persona con dos naturalezas: la
divinidad y la humanidad. En el efod la divinidad de Cristo es tipificada por el oro, y la
humanidad por el lino. El oro y el lino del efod no están ligados o unidos. Por el
contrario, estaban entretejidos. Este tejido tipifica la mezcla de la divinidad con la
humanidad en Cristo.

Se nos ha considerado herejes debido a que usamos la palabra mezclar en relación con
las naturalezas divina y humana de Cristo. Hasta algunos declaran falsamente que
decimos que en Cristo las dos naturalezas, la divina y la humana, están mezcladas a fin
de producir una tercera, una que no es ni divina por completo, ni humana por completo.
Yo nunca he dicho que la mezcla de la divinidad y humanidad de Cristo produzca una
tercera naturaleza. Las fibras de oro y el hilo de lino usados para hacer el efod, no se
tejían para producir una tercera naturaleza, algo que no fuese ni oro ni lino. No, ni el oro
ni el lino perdían su naturaleza particular cuando se usaban en el efod. El oro seguía
siendo oro, un mineral, y el lino seguía siendo lino, una substancia que se obtenía de las
plantas. Las naturalezas de estos dos materiales seguían igual, a pesar de que se tejían o
se mezclaban. Esto también es cierto en relación con la divinidad y la humanidad de
Cristo. Estas no se mezclan para producir una tercera naturaleza. Además, en Cristo, ni
la divinidad ni la humanidad pierden su propia naturaleza.

Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era
Dios”. Según Juan 1:14: “El Verbo se hizo carne”. Podemos decir que el Verbo, quien es
Dios, es de oro; y que la carne en Juan 1:14 es el lino. Por lo tanto, cuando Dios se
encarnó, el oro y el lino, la divinidad y la humanidad, estaban entretejidas, mezcladas.

ESCUELAS DE CRISTOLOGIA

Desde los tiempos de Pablo y Juan en el primer siglo, han habido muchas enseñanzas
acerca de la persona de Cristo. En la teología, se usa un termino especial que significa el
estudio de la persona de Cristo. Esto es Cristología. Así como la teología es el estudio de
Dios, la cristología es el de Cristo. Durante muchos siglos se ha debatido en cuanto a la
persona de Cristo. La mayoría de los maestros reconoce que Cristo tiene dos
naturalezas, la divina y la humana. Sin embargo, han habido muchas enseñanzas
erróneas en cuanto a las dos naturalezas de Cristo. Esto ha provocado muchas
discusiones.

En nuestro libro que se titula Concerning the Person of Christ [Acerca de la persona de
Cristo] se mencionan siete diferentes escuelas de pensamiento relacionadas con la
persona de Cristo. De las siete escuelas seis son herejes y una está de acuerdo con las
Escrituras. Los animo a que lean ese libro. Las seis escuelas herejes son las enseñanzas
erróneas de los docetas, los que dicen que Cristo tenía sólo la divinidad; la herejía de los
ebionitas, quienes enseñaban que Cristo sólo tenía la humanidad; la enseñanza errónea
de los arianos, quienes decían que la divinidad de Cristo no está completa y que El
simplemente era la criatura más alta de todas; la enseñanza absurda de los apolinarios,
quienes dicen que la humanidad de Cristo no estaba completa; la falsa doctrina de los
nestorianos, quienes sostienen que la divinidad y la humanidad de Cristo estaban
separadas; y la enseñanza errónea de los eutiquianos, quienes niegan la diferencia y la
existencia mutua de la divinidad y la humanidad de Cristo y defendían que las dos
naturalezas se habían unido para formar una sola. La enseñanza apropiada y bíblica es
que Cristo tiene tanto la divinidad como la humanidad y que ambas están completas y
unidas en el cuerpo de una persona. Repudiamos las seis escuelas heréticas y estamos de
acuerdo con la escuela que se basa en la Biblia.

EL DIOS-HOMBRE

En el Nuevo Testamento podemos ver fácilmente que el Señor Jesucristo es Dios y es


hombre. Ya que El es Dios y es hombre, El es el Dios-hombre. Sin embargo, se nos acusa
falsamente de herejía debido a que enseñamos esto acerca de Cristo. No obstante, un
gran número de maestros de la Biblia admiten que Cristo es un Dios-hombre. Algunos
hasta lo han escrito. Por ejemplo, Ruth Paxson en su libro que se titula Life on the
Highest Plane [La vida en el nivel más alto] publicado por la Casa impresora Moody
dice: “Tal Mediador debe ser aceptado y tener la confianza de ambas partes, debe poseer
tanto la naturaleza de Dios como la naturaleza del hombre... Un verdadero mediador
debe ser un Dios-hombre. El Salvador de los hombres debe ser un Dios-hombre. Cristo
Jesús, el Mediador, es el Dios-hombre. El no es un hombre-Dios. El no es un hombre
que llegó a ser a Dios, sino Dios que se hizo hombre” (p. 101). En la página 112 del
mismo libro Ruth Paxson continua diciendo: “En el Dios-hombre, Dios llevó a cabo una
nueva unión con la raza humana”. Además, una de las notas de Juan 1:14 en la Biblia
para estudio de Ryrie, la cual también fue publicada por la casa impresora Moody, dice:
“Jesucristo fue único, ya que El era Dios desde la eternidad y de igual modo se unió por
medio de la encarnación con la humanidad pecaminosa. El Dios-hombre posee todos los
atributos de la deidad (Fil. 2:6) y los atributos comunes de la humanidad (excepto el
pecado), y El existirá para siempre como el Dios-hombre en Su cuerpo resucitado (Hch.
1:11; Ap. 5:6). Solamente el Dios-hombre puede ser el Salvador apropiado...” Al leer el
Nuevo Testamento llegamos a saber que el Señor es Dios y hombre. Por lo tanto, es
totalmente correcto llamarlo el Dios-hombre.

LA DIVINIDAD Y LA HUMANIDAD ENTRETEJIDAS


Aunque el Nuevo Testamento revela que Cristo es el Dios-hombre, no podemos
encontrar un versículo que diga que Cristo tenía las dos naturalezas entretejidas. Pero el
tejido de la divinidad con la humanidad en Cristo se presenta en el tipo del efod. El oro y
el lino no estaban puestos uno sobre el otro, atados o simplemente unidos. Más bien
estaban entretejidos. Sin embargo, muchos cristianos tienen el concepto de que la
naturaleza divina de Cristo se le añadió a Su naturaleza humana así como se envuelve un
pedazo de oro en lino. Tal vez no lo expresen de esta manera, pero inconscientemente
éste es su entendimiento.

¿Cual era su entendimiento acerca de las naturalezas de Cristo antes? ¿cual era su
concepto de como éstas estaban unidas? ¿pensaba que las dos naturalezas de Cristo
estaban unidas de algún modo? Sin duda alguna usted creía que Cristo era Dios y
hombre, pero ¿alguna vez pensó en como éstas estaban unidas? ¿acaso estaban una
junto a la otra dentro de El o la divinidad de Cristo estaba sobre Su humanidad? ¿acaso
la naturaleza humana rodeaba la divinidad o Su humanidad cubría Su divinidad? La
Biblia contiene un cuadro que nos muestra como las dos naturalezas del Señor estaban
juntas. No era por medio de añadir o de unir; sino por medio de tejer la divinidad con la
humanidad.

La naturaleza divina de Cristo ha sido procesada, tal como el oro que se usaba para
hacer el efod. En primer lugar se refinaba el oro a fin de purificarlo. Luego se golpeaba
hasta formar unas placas delgadas, las cuales se cortaban en pequeños hilos, que se
torcían y se tejían junto con el lino. Este cuadro indica que Cristo se hizo un hombre por
medio de pasar por un proceso. El no llegó a a ser un hombre descendiendo
repentinamente del cielo. No, El, como Dios, fue concebido en el vientre de una virgen.
Por nueve meses se desarrolló en ese vientre. Luego nació en un pesebre en Belén.
Cuando el rey Herodes supo del nacimiento del Señor, trató de matarlo. Por lo tanto,
bajo la dirección del Señor, José llevó al niño a Egipto. Después de la muerte de
Herodes, José regresó con El a Israel, pero no se atrevió a quedarse en Judea. Así que, se
fue al norte a una región despreciada conocida como Galilea. Como resultado de esto, el
Señor Jesús creció en una villa pobre y pequeña de Nazaret. El Señor creció en una
familia pobre. En la antigüedad un carpintero, como José, no ganaba mucho dinero. Por
muchos años, el Señor experimentó sufrimientos en Su vida humana. Su proceso junto
con todos los sufrimientos son representados por el oro que llegaba a ser un hilo tejido
con el lino.

Como Dios, nuestro Señor pasó por un proceso para llegar a ser uno con la humanidad.
Sin este proceso, ¿cómo podría ser uno con el hombre? Si El no hubiese experimentado
este proceso, la tela que se necesitaba para hacer el efod no se hubiese producido. Por
medio de esto vemos un aspecto del Cristo precioso que no se revela tan claramente en
el Nuevo Testamento.

En el cuadro del efod vemos como la humanidad de Cristo ha sido infundida en Su


divinidad. Esto también incluye un proceso. Antes de ser un hilo torcido que se pueda
usar para hacer el efod, el lino pasa por un proceso. Exodo 28:6 habla acerca del lino
fino torcido. Este está hecho de hilos que han sido tejidos. Cuando las cuerdas de lino
son torcidas, forman un hilo que se usa para tejer. Para que el lino llegue a ser un hilo
tejido debe pasar por un proceso. Al final, los dos tipos de hilo, el oro y el lino torcido,
son tejidos para hacer el efod.

Aunque no podemos explicar adecuadamente como es que la divinidad de Cristo y Su


humanidad han sido entretejidas, si observamos el cuadro de la tela extraordinaria con
la cual se hacía el efod y comprendemos que éste es un tipo de Cristo, diremos: “Señor
Jesús, te alabo. Tu estás representado por el oro y el lino del efod. Tu divinidad ha
pasado por un proceso, y Tu humanidad ha pasado por otro proceso distinto. A fin de
que la divinidad y la humanidad sean tejidas como en una tela. Señor Jesús esto nos
muestra Tu persona. ¡Cuán maravilloso eres!”

Muchos cristianos se ocupan demasiado por el sistema teológico y no pueden aceptar la


revelación relacionada con el Señor en la Palabra. Además, se oponen a que enseñemos
que la divinidad y humanidad de Cristo han sido mezcladas, entretejidas. Pero no
importa cuanta oposición haya y lo que digan de nosotros los demás, no puedo negar lo
que el Señor nos ha mostrado en la palabra pura de Dios. Nunca cambiaría lo que he
llegado a ver en cuanto a la persona de Cristo. He visto el cuadro de los tipos que se
encuentran en el Antiguo Testamento relacionados con que clase de persona es el Señor
Jesús. Nunca podría decir que no he visto este cuadro del Señor. ¡Alabado sea el Señor
por este cuadro en el libro de Exodo! En el mismo vemos los detalles preciosos que no
podemos encontrar en las simples palabras del Nuevo Testamento.

LO CELESTIAL Y LA REALEZA QUE CRISTO ES Y SU OBRA REDENTORA

Luego de ver como el oro y el lino son entretejidos por medio del proceso que incluye el
sufrimiento, pasaremos a analizar los colores del efod. El color azul representa lo
celestial que Cristo es. El marrón, en contraste es el color para las cosas terrenales y del
polvo. En Cristo no hay nada que sea color marrón. En El todo es azul, o sea, celestial.

El púrpura representa la realeza de Cristo. En todo lo que El llevó a cabo, el Señor Jesús
era como un rey. Hasta al crecer como un niño de la casa de un carpintero, El se
comportaba como un rey. Si lee la narración de la manera en que El le habló a Sus
padres cuando tenía doce años, se dará cuenta de que lo hizo tal como lo haría un rey.
Aún siendo un niño de doce años, El actuó y habló de una manera reinante (Lucas 2:46-
52). Si lee los evangelios de nuevo, verá que todo lo que el Señor dijo lo dijo como un
rey. El no asumió el reinado; sino que fue manifestado por El espontáneamente.

Nosotros en nuestra vida natural no somos ni celestiales ni reinantes. En lugar de


expresar lo azul, expresamos el marrón, el color del polvo. Además, en lugar de
comportarnos como reyes, actuamos de una manera muy baja. Cuando perdemos el
temperamento, puede que seamos “escorpiones”. Hasta cuando estamos felices, puede
que no lo estemos de la manera reinante del Señor. Pero cuando el Señor Jesús se enojó
con los que estaban en el templo e hizo cuerdas de látigos para sacarlos de allí, El estaba
enojado de una manera reinante (Juan 2:15-16). Aún mas, cuando El lloró en la tumba
de Lázaro, lo hizo de una manera reinante (Juan 11:35). Aún en su llanto, la realeza del
Señor se manifestó. El carmesí representa la redención. A través de su vida en la tierra,
el Señor Jesús actuó de una manera redentora. Por ejemplo, El manifestó el color rojo,
el de la redención, cuando le dijo a los discípulos acerca de la multitud: “Dadles vosotros
de comer” (Mt. 14:16). El Señor no quería que la gente tuviera hambre; esto implica la
redención. También, cuando el Señor sanó a la mujer que había tenido un espíritu de
enfermedad por dieciocho años y estaba atada por Satanás, El estaba actuando de una
manera redentora (Lucas 13:11-16). A los que lo criticaron en cuanto a esto, El les dijo
que no quería que la mujer siguiera atada por Satanás.

Junto con los colores azul, púrpura y carmesí, tenemos el color amarillo dorado y el
blanco puro. El amarillo dorado representa la expresión de Dios. Cuando el Señor Jesús
alimentó a los cinco mil con dos pedazos de pan y cinco pescados, Dios fue manifestado.
El manifestaba el color amarillo dorado. También, cuando se enojó y limpió el templo,
El manifestó lo celestial y el amarillo dorado de Su divinidad. Además, en esa ocasión
también se podía ver el lino puro, el cual representa la expresión de la humanidad de
Cristo.

Tanto Dios como el hombre, la divinidad y la humanidad, estaban manifestadas en la


vida del Señor Jesús en la tierra. En el vivir de este Hombre podemos ver lo celestial, lo
reinante y que El es la redención. Podemos ver el brillo divino y también la humanidad
pura. En el vivir del Señor Jesús vemos todos los colores.

ATESORANDO EL CUADRO DE CRISTO

¿Podría usted mencionar algún capítulo del Nuevo Testamento que presente al Señor
Jesús de la manera en que lo presenta el efod? No hay un capítulo como ese en todo el
Nuevo Testamento, ya que este tipo de descripción no se puede decir con palabras.
Solamente puede ser presentado por un cuadro.

¿Se podría describir con palabras de una manera adecuada el rostro de una persona?
Ciertamente no. Podría usar miles de palabras para describir la nariz o la oreja de
alguien, y de todos modos su descripción no estaría completa. Pero una foto es mejor
que mil palabras. Esta es la razón por la cual yo atesoro el cuadro de Cristo que se
presenta en Exodo 28.

Es muy triste que por siglos los cristianos, incluyendo a aquellos que aman al Señor y le
buscan, no le han prestado la atención adecuada al cuadro de Cristo que se presenta en
Exodo 28. Como resultado, su apreciación por el Señor no lo ha sido suficiente. Yo
puedo testificar que por medio de considerar este cuadro, aprecio mucho mas al Señor,
por mi apreciación le he dado nuevas alabanzas. Le he dicho: “Señor, te veo en este
cuadro, y te aprecio. Pero no puedo expresar con palabras lo que veo y aprecio. Señor,
Aquí en Exodo 28 te veo. Gracias, Señor por este cuadro de Ti mismo. Tu eres el efod
tejido con oro y lino. Tu divinidad y humanidad están juntas en Tu persona, sin
embargo, la naturaleza divina y la humana permanecen. Estas no se pierden. ¡Señor, te
alabo por la maravillosa persona que eres!”

Agradecemos al Señor por el cuadro maravilloso del efod con todos los colores. Estos
colores, los del arco iris, son los más bonitos del universo. ¿Cuáles colores son más
bonitos que los cinco colores del efod? No creo que pueda encontrar algunos más
bonitos que estos, ya que éstos están en una tela que representa la expresión de la
persona del Señor.

No he interpretado el cuadro de Exodo 28 según mi inteligencia natural. Además, yo no


fui el que pintó este cuadro. Más bien, he recibido la misericordia del Señor para
entenderlo hasta cierto grado. Aquí en Exodo 28 tenemos un cuadro que demuestra que
hay una tela en el universo tejida con hilos de oro y de lino y que contiene cinco colores:
el amarillo dorado, el blanco puro, el azul, el púrpura y el carmesí. Este es el efod que el
Señor Jesús tiene puesto en la actualidad. El todavía está vestido con las vestiduras
hechas de oro y de lino y con los cinco hermosos colores que expresan Su divinidad, Su
humanidad, lo celestial y reinante que El es y la redención. ¡Qué maravilloso!

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTIDOS

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(7)
Lectura bíblica: Ex. 28:6-14; 39:2-9

Exodo 28:9 y 10 dicen: “Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres
de los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la
otra piedra, conforme al orden de nacimiento”. En el versículo 12 el relato continua: “Y
pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras memoriales a los
hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos
hombros por memorial”. Las dos piedras de ónice deben haber sido muy parecidas al
tamaño del hombro de un hombre. Esto es muy posible ya que se ponían sobre las
hombreras del efod. Creo que estas dos piedras de ónice eran planas y tal vez de forma
oblonga o rectangular. Cada una de ellas debió haber sido lo suficientemente grande
para que seis de los nombres de los hijos de Israel fueran grabados en ellas.

Las hombreras se encontraban justo en el lugar donde la parte delantera del efod se unía
con la parte de atrás, donde estas se unían en el hombro. Esta parte del efod debió haber
sido mas gruesa y fuerte que cualquier otra parte. Además, debido a que las hombreras
eran una sola pieza con el efod, no se debían considerar como separadas del efod. Estas
piezas eran una con el efod como un todo y las dos partes juntas eran lo suficientemente
fuertes para sostener las piedras de ónice. A fin de que el efod pudiera llevar estas
piedras pesadas, era necesario que las hombreras fueran gruesas y fuertes.

Hemos visto que el efod tipifica a Cristo con Sus dos naturalezas, la divinidad y la
humanidad. Las dos naturalezas de Cristo están mezcladas para llevar la expresión de
Dios, representada por el oro, y la expresión del hombre, representada por el lino. Cristo
también, lleva la expresión de lo celestial y reinante que El es, y de la redención
tipificados respectivamente por el azul, el púrpura y le carmesí. Esta expresión llega a
ser el material que sostiene la piedra de ónice.

LAS PIEDRAS DE ONICE REPRESENTAN A LOS CREYENTES

¿Qué representan las dos piedras de ónice que estaban sobre los hombros del sumo
sacerdote? Estas representan a los creyentes, incluyéndonos a nosotros. Cuando algunos
escuchan esto, tal vez digan: “Es posible que usted, un hermano mayor en el Señor, sea
representado por la piedra de ónice. Pero con toda seguridad yo no. Yo fui salvo hace
muy poco. Yo no tengo la apariencia de una piedra de ónice. Por el contrario, yo tengo la
apariencia de barro y polvo”. Tal vez esta sea su situación. Sin embargo, una vez ha sido
regenerado, hay aunque sea una pequeña cantidad de piedra de ónice en usted. Si usted
no tuviera el elemento de la piedra de ónice en su ser no tendría interés en leer este tipo
de mensaje. El simple hecho de que usted ama al Señor, que busca de El y que quiere
escuchar este tipo de hablar es una gran indicación de que por lo menos hay algo de
piedra de ónice en usted. Finalmente, todo el barro será transformado en piedra de
ónice.

En nuestro ser natural hay dos aspectos: el aspecto de la creación de Dios y el de la


caída. Una parte de nuestro ser es la creación de Dios, la otra forma parte de la caída del
hombre. Lo que pertenece a la caída será desechado, y lo que viene de la creación de
Dios permanecerá con nosotros y será transformada. Por lo tanto, la obra de Dios en
nosotros logra dos cosas. Por un lado, está sacudiendo, removiendo, el aspecto caído;
por otro está elevando y transformando el aspecto de nuestro ser que se relaciona con la
creación de Dios para llegar a ser una piedra preciosa. Es claro, que toma tiempo para
que el elemento caído sea removido y el elemento creado sea transformado y elevado.
No obstante, muchos de los que han estado en la iglesia por varios años han tenido esta
experiencia. El resultado es que estos santos tienen más peso de Cristo en la actualidad
que en los pasados años. Algo del elemento caído ha sido removido, y una buena
cantidad del elemento creado por Dios ha sido elevado y transformado en piedra
preciosa.

No debemos dudar el hecho de que seamos representados por las piedras de ónice que
estaban sobre los hombros del efod. Algún día seremos completamente transformados
en piedras de ónice. Yo estoy seguro de que seremos las piedras de ónice de una manera
pura y completa, tanto yo como todos los santos. En la Nueva Jerusalén en el cielo
nuevo y la tierra nueva, todos los creyentes en Cristo serán piedras preciosas.

TRENZADOS CON ENGASTES DE ORO

No obstante el punto principal de este mensaje no es la transformación. Sino de como


las piedras de ónice son colocadas sobre las hombreras. ¿Cómo estaban unidas a las
hombreras las piedras de ónice? Exodo 28:11 dice: “De obra de grabador en piedra,
como grabados de sello, harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de
Israel; les harán alrededor engastes de oro”. Ya vimos que en hebreo las palabras
traducidas “engastes de oro” también se refieren a un trabajo trenzado de oro, engastes
de oro trenzado. El oro en el cual se incrustaban las piedras de ónice no tenía una forma
sencilla. Más bien, tenía un hermoso diseño filigrana de oro. No debemos pensar que
estos engastes son simples basas de oro con la intención de sostener las piedras
preciosas. No, el oro había sido trenzado para formar un engaste de filigrana.

Estos engastes de filigrana de oro demuestran como somos unidos, agarrados y


sostenidos del Señor Jesús. Estos engastes representan la divinidad del Señor después
de ser procesada y haber pasado por muchos sufrimientos. Los sufrimientos
experimentados por el Señor Jesús hicieron que tomara la forma de un hermoso engaste
para sostenernos como las piedras preciosas.

Si no tuviésemos el cuadro que nos proporciona el tipo del efod con los engastes de
filigrana, no habría manera de que conociéramos, por medio de las simples palabras del
Nuevo Testamento, que somos sostenidos por el Señor Jesús. El Nuevo Testamento nos
dice que somos sostenidos por el poder del Señor. La Biblia dice esto y nosotros lo
creemos. Pero, ¿alguna vez se imaginó que el Señor Jesús lo está sosteniendo en
hermosos engastes de filigrana de oro? Nosotros somos sostenidos por El de una
manera muy hermosa.

Debemos emplear tiempo en orar-leer estos versículos de Exodo 28 y tener comunión


con otros acerca de los mismos. Esto nos ayudará a apreciar más al Señor. Cuanto más
observemos la belleza del Señor y la apreciemos, más fuertemente estaremos agarrados
de El y por El.

CORDONES DE ORO

Vimos que las piedras de ónice estaban colocadas en hermosos engastes de filigrana de
oro. Ahora debemos pasar a ver como estos engastes hermosos estaban conectados con
las hombreras del efod. Exodo 28:13 y 14 dicen: “Harás, pues, los engastes de oro, y dos
cordones de oro fino, los cuales harás en forma de trenza; y fijarás los cordones de forma
de trenza en los engastes”. Estos versículos demuestran que los engastes estaban unidos
a las hombreras unos cordones de oro. Estos cordones dorados tenían la forma de
trenzas. Estos sostenían las piedras de ónice a los engastes de oro y a las hombreras.
Aquí tenemos tres cosas: las hombreras, las piedras de ónice en los engastes de oro y los
cordones de oro que se usaban para sostener los engastes y las hombreras. Esto nos
presenta la divinidad del Señor llegando a ser un cordón de oro para sostener. Repito,
era necesario que la divinidad de Cristo pasara por un proceso a fin de llegar a ser este
cordón de oro.

Por medio de leer el Nuevo Testamento no podemos ver la belleza, el filigrana, de la


fuerza y el poder de sostener que tiene el Señor. Pero podemos verlo por medio de
estudiar el cuadro del efod junto con las hombreras, los engastes y los cordones de oro
en Exodo 28. Cuando las piedras de ónice estaban agarradas de las hombreras, éstas
formaban lo que se podría llamar unas placas para los hombros. Ya mencionamos que
las hombreras eran parte del efod y por ende estaban hechas del mismo material.

AGARRADOS DEL SEÑOR MEDIANTE SU EXPRESION


El Señor Jesús tiene la fuerza para sostenernos como las piedras de ónice. Esta fuerza
viene de Su divinidad mezclada con Su humanidad y por medio de expresar a Dios, al
hombre y lo celestial y reinante que es y la redención. Estamos agarrados del Señor por
medio de esa expresión maravillosa. Si no hubiese tal expresión en el universo, no
habría nada que nos pudiera sostener o agarrar de Cristo. La única cosa en el universo
que nos puede sostener y agarrarnos de Cristo es la expresión de Cristo la cual es
presentada por el efod que está hecho de oro, lino, azul, púrpura y carmesí. Quiero hacer
hincapié en el hecho de que ésta es la expresión de Cristo como Dios y como hombre con
lo celestial y reinante junto con la redención.

Día a día ingerimos alimentos y nutridos. Sin embargo, la mayoría de nosotros no


sabemos cuales son las riquezas contenidas en éstos que nos nutren, nos fortalecen y
nos suplen con lo que necesitamos, y hasta matan los gérmenes que tenemos en
nosotros. Solamente sabemos que se necesita la comida para mantener la vida. Por lo
tanto, lo comemos y lo disfrutamos. Sin embargo, los nutricionistas han llevado a cabo
estudios científicos de la comida y conocen sus ingredientes. Ellos no sólo lo comen y lo
disfrutan; sino también entienden algo acerca de sus constituyentes. Podemos usar esto
como un ejemplo sencillo de nuestra la experiencia de estar agarrados de Cristo y ser
sostenidos por El sin darnos cuenta de lo que está dentro de Su fuerza y Su poder para
sostener.

¿Qué es lo que constituye la fuerza de Cristo a fin de sostenernos a El, para sostenernos
y levantarnos? Por medio de estudiar el cuadro que se encuentra en Exodo 28
encontramos la respuesta a esta pregunta. Según la tipología del efod, la fuerza de
agarrar, el poder para llevarnos y la habilidad para unirnos a Cristo se derivan de Su
expresión como Dios y hombre junto con lo celestial y reinante que El es y la redención.
Así como los materiales que se usaban para hacer el efod eran tejidos, también están
mezclados estos aspectos de la expresión de Cristo. Están entretejidos para formar una
vestidura fuerte que puede llevar las dos piedras de ónice y agarrarlas a las hombreras
del efod que el sumo sacerdote usaba.

Muy dentro de mi tengo la carga en cuanto el significado del efod junto con las
hombreras, las piedras de ónice, los engastes y los cordones de oro. Sin embargo,
simplemente no tengo las palabras para expresarlo. No existen las palabras adecuadas
para describir el cuadro del efod que se encuentra en Exodo 28. Pero pienso que si
estudiamos este cuadro, especialmente, si oramos-leemos los versículos y tenemos
comunión acerca de ellos, podremos ver algo que va más allá de nuestra habilidad para
describirlo con palabras. Veremos un cuadro maravilloso del Señor Jesús. Luego
diremos: “Oh Señor Jesús, Tu eres tan bello y precioso. Señor, ¡qué gran tesoro eres! Tu
eres Dios y hombre de verdad que han sido entretejidos juntamente. Señor Jesús, Tu
eres celestial, eres reinante y eres el Redentor. Señor, yo estoy agarrado de Ti y Tu me
sostienes. ¡Cuanto te alabo, Señor!”

UN EMBELLECIMIENTO MUTUO

Cuando estamos unidos al Señor así como las piedras están unidas al efod, llegamos a
ser una belleza que se le añade al Señor para Su expresión, y ésta llega a ser nuestra
belleza de la cual nos sostenemos. Observe las vestiduras que llevaba el sumo sacerdote.
Si se le quitaban las piedras de ónice, la belleza del efod disminuía. Aquí tenemos un
mutuo embellecimiento: el Señor es nuestra belleza, y nosotros somos una belleza que
se le añade a El para Su expresión. Si nos diéramos cuenta de esto, le agradeceríamos al
Señor por poder formar parte de la belleza de Su expresión.

Además, si las piedras de ónice sólo estuvieran agarradas del efod sin estar colocadas
sobre los hermosos engastes de oro, éstas serían menos lindas. Esto indica que los
engastes de filigrana de oro llegan a ser la belleza para las piedras de ónice. Por lo tanto,
aquí tenemos el mutuo embellecimiento. Las piedras de ónice llegan a ser la belleza del
efod, y éste junto con los engastes de oro llegan a ser la belleza de las piedras de ónice.
Esto quiere decir que las piedras y el efod se embellecen uno al otro.

UN MEMORIAL ETERNO

Al hablar de las piedras de ónice sobre las cuales estaban escritos las nombres de los
hijos de Israel, 28:12 dice: “Y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre
sus dos hombros por memorial”. Esto indica que las piedras de ónice eran un memorial
delante de Dios. ¿De qué eran memorial estas piedras? De que la iglesia está sobre
Cristo, memorial de que Cristo sostiene a la iglesia, el pueblo redimido de Dios. Este
memorial durará por toda la eternidad. Debemos estar agarrados a Cristo, y El nos
sostendrá en la presencia de Dios como un memorial eterno. Esto lo podemos
experimentar y disfrutar ahora.

No tengo las palabras para decir mucho más acerca de estos asuntos. Confío en que el
Espíritu Santo les hablará a ustedes acerca de esto. Que todos seamos animados para
estudiar esta porción de la Palabra mediante el orar-leer y la comunión.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTITRES

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(8)
Lectura bíblica: Ex. 28:15-21; 39:8-14

En este mensaje hablaremos del pectoral. Exodo 28:15 y 16 dicen: “Harás asimismo el
pectoral del juicio de obra primorosa, lo harás conforme a la obra del efod, de oro, azul,
púrpura, carmesí y lino torcido. Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo
de ancho”. ¿Ha pensado que el pectoral es una revelación muy fina, tal vez sea la más
fina, en cuanto a la iglesia? El efod se refiere a Cristo, y el pectoral a la iglesia. Esto
quiere decir que el efod junto con el pectoral nos proporcionan un cuadro muy fino de
Cristo junto con la iglesia. No estoy hablando aquí de Cristo y la iglesia, sino de Cristo
con la iglesia, ya que lo que tenemos no es el efod y el pectoral, sino el efod con el
pectoral. Si habláramos de forma general, podríamos hablar del efod y del pectoral. Pero
de hecho lo que tenemos aquí no son dos cosas iguales, más bien, una cosa, el efod, que
es básica, y la otra cosa, el pectoral, que está subordinada. Como cosa subordinada, el
pectoral pertenece al efod.

Mencionamos que el efod representa o da un cuadro de Cristo. Sobre Cristo, quien es


representado por el efod, está el pectoral, que a su vez representa a la iglesia.

ES LA PIEZA CENTRAL
DE LAS VESTIDURAS SACERDOTALES

Según Exodo 28 el pectoral es la pieza central de las vestiduras sacerdotales, no el efod.


Claro está que la pieza central pertenece al efod. El pectoral es la primera cosa que se
menciona en la descripción de las vestiduras sacerdotales.

Vimos que las vestiduras sacerdotales no eran simplemente para cubrir la desnudez o
para conservar la salud de alguien, sino tenían como propósito dar gloria y hermosura.
Ahora necesitamos ver que éstas tenían como propósito primordial llevar el pectoral.
¿Por qué Dios quería que los sacerdotes llevaran unas vestiduras particulares? En
especial, ¿por qué era necesario que el sumo sacerdote usara unas vestiduras especiales?
El propósito de las diferentes vestiduras sacerdotales era para poder llevar el pectoral.

LA DIRECCION DEL SEÑOR

¿Cual era la función del pectoral? Según el versículo 15, el pectoral era llamado el
pectoral del juicio. Sabemos que la palabra juicio se relaciona con juzgar. Además, el
juicio por lo regular enfatiza la diferencia entre lo que está bien o mal. Sin embargo, aquí
el juicio no tiene como propósito determinar principalmente lo que está bien o mal, lo
que es justo o injusto. Más bien, era para que el pueblo de Dios conociera cual era Su
dirección. Por ende, el pectoral del juicio era en realidad el pectoral de la dirección.
Entonces, ¿por qué el versículo 15 utiliza al palabra juicio en relación con el pectoral?
En el próximo mensaje veremos que el pectoral del juicio en realidad funcionaba como
una maquina de escribir celestial. Si usted usa una maquina de escribir mientras redacta
una carta usted usará las teclas a fin de imprimir las letras en el papel. Con todas las
letras del teclado usted puede redactar cualquier palabra que desee. El pectoral
funcionaba como una maquina de escribir celestial, divina y espiritual. Dieciocho de la
veintidós letras del alfabeto hebreo se encontraban en los nombres de las doce tribus
que estaban grabados en las piedras del pectoral. Las otras cuatro letras se encontraban
en el Tumin que estaba ajustado al pectoral. Por lo tanto, en el pectoral se encontraban
todas las letras del alfabeto hebreo. Esto facilitaba la función del pectoral como una
maquina de escribir divina. Como veremos, se podía obtener la dirección del Señor por
medio del pectoral junto con el Urín y el Tumin así como se obtienen palabras,
oraciones y hasta redactar una carta utilizando una maquina de escribir.

Vemos que la función del pectoral dependía de la claridad en que las piedras brillaban
con la luz. Sin embargo, si alguna de las doce piedras estaban opacas o las letras que
estaban grabadas sobre las mismas no estaban muy claras, el pectoral no funcionaba
apropiadamente. Siempre que sucedía esto, se debía limpiar lo que estaba opacando la
visibilidad. Por lo tanto, primero se necesitaba el juicio y luego la limpieza. Entonces se
podía obtener una decisión en cuanto a la dirección de Dios de manera positiva.

Estrictamente hablando, las vestiduras sacerdotales no eran simplemente para cubrir la


desnudez, para cuidar la salud o para dar honra y hermosura. El propósito principal de
éstas era para recibir la dirección del Señor. Luego de que se construyó el tabernáculo y
se hicieron las vestiduras sacerdotales, los hijos de Israel viajaron por el desierto
siguiendo la dirección de Dios. Después de la muerte de Moisés, el sumo sacerdote
recibía esta dirección por medio del pectoral.

El sacerdote se ponía las vestiduras sacerdotales junto con el pectoral y entraba al


tabernáculo. De esta manera, los hijos de Israel podían actuar siguiendo la dirección que
recibían por medio del pectoral. El hablar entre los cristianos en la actualidad no es
correcto en cuanto a la dirección del Señor, hasta cierto punto no tiene sentido. Muchos
hablan acerca de la dirección sin tener la menor idea de lo que están hablando. En
Romanos 8:14 Pablo dice que todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos
son hijos de Dios. En Romanos 8 encontramos la realidad del pectoral. ¿Alguna vez ha
pensado que el pectoral se puede ver en Romanos 8?

En tipología el pectoral se relaciona con la dirección del Señor. Puede que algunas
personas eaccionen abruptamente: “Usted no está siendo consistente. Primero dice que
el pectoral tipifica a la iglesia. Ahora dice que el pectoral es un asunto de la dirección de
Dios. ¿Qué tiene que ver la iglesia con la dirección del Dios?” Yo les contestaría que si no
conocemos la iglesia, no podemos conocer cual es la dirección de Dios. De hecho, la
dirección de Dios y la iglesia son una misma cosa.

Dudo que durante los pasados años otros cristianos hayan hablado acerca de la iglesia
tanto como nosotros. Hasta me han dado un mal nombre por hablar acerca de la iglesia.
Pero aunque hemos dado tantos mensajes acerca de la iglesia y hemos publicado
muchos libros en cuanto a la misma, en este mensaje tenemos algo nuevo que decir.
Cubriremos un aspecto de la iglesia que es tipificado por el pectoral.

El pectoral no es sólo la primera pieza de las vestiduras sacerdotales; es también el


objeto central de todas estas. En primer lugar el sumo sacerdote llevaba un manto largo
que le cubría todo el cuerpo. Sobre el manto llevaba una túnica. Tal vez ésta le llegaba
hasta las rodillas. Sobre ésta el sumo sacerdote se ponía el efod. Como mencionamos se
puede entender fácilmente lo que son el manto y la túnica, pero el efod es único. No hay
nada como esto en nuestra cultura, y por lo tanto no tenemos una palabra que lo
describa. Por esta razón, los traductores de la Biblia han encontrado difícil traducir la
palabra hebrea para el efod. Por ende, ellos simplemente la han transliterado. El efod se
colocaba sobre la túnica, y ésta se ponía sobre el manto. En los mensajes anteriores
mencionamos que el efod tenía dos hombreras, dos piedras de ónice, con grabados de
los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel. Finalmente, el sumo sacerdote
llevaba el pectoral que contenía doce piedras preciosas, cada una tenía grabado uno de
los nombres de las doce tribus. Vimos que el pectoral de juicio funcionaba como una
maquina de escribir celestial, divina y espiritual para dar a conocer la dirección de Dios.
Esta maquina de escribir celestial es el centro de las vestiduras sacerdotales.

Vimos que el pectoral tipifica a la iglesia, y el efod tipifica a Cristo. Por lo tanto, el
pectoral que estaba sobre el efod representa a Cristo quien lleva a la iglesia sobre Su
seno. Además, el hecho de que la dirección de Dios se daba a conocer por medio del
pectoral indica que hoy Dios revela lo que debemos hacer por medio de la iglesia y con la
iglesia. La iglesia es la dirección de Dios, ya que la iglesia lleva el alfabeto divino por el
cual Dios da a conocer Su dirección. Vemos una vez más que los tipos del Antiguo
Testamento revelan detalles que no se encuentran en el Nuevo Testamento. Puedo
testificar que he llegado a conocer a Dios, a Cristo, a la iglesia y la dirección de Dios por
medio de los tipos que se encuentran en el Antiguo Testamento y no sólo por medio de
lo que se revela en el Nuevo.

LA FORMACION DE LA IGLESIA Y LO QUE LA CONSTITUYE

La obra y el material del pectoral eran los mismos del efod. El versículo 15 lo indica:
“Harás asimismo el pectoral del juicio de obra primorosa; lo harás conforme a la obra
del efod, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido”. ¿Cuál es el significado de la obra
y del material del pectoral sean iguales a los del efod? Es importante que interpretemos
y entendamos esto correctamente. Si podemos contestar esta pregunta de manera
acertada, esto mostrará que entendemos este tipo.

Creo que la mejor contestación a esta pregunta es que la formación de la iglesia y lo que
la constituye son los mismos de Cristo. La frase: “obra primorosa” representa la manera
en que se forma la iglesia, a saber, la formación de la iglesia. Los materiales del efod y
del pectoral representan lo que constituye la iglesia, de lo que la iglesia está constituida.
La iglesia en su formación y constitución es exactamente igual a Cristo. La iglesia se
forma en la manera en que se forma Cristo, y la iglesia se constituye de los mismos
elementos de los que Cristo está constituido.

Este entendimiento de la obra y el material del pectoral es muy abarcador. Con toda
seguridad nos ayuda a conocer la iglesia. El pectoral no es el efod, pero es igual al efod
en los materiales y en la obra. Esto indica que la iglesia no es Cristo como tal. No
obstante, en su formación y lo que la constituye es exactamente igual a Cristo. De otro
modo esta no podría ser Su complemento. Así como Eva complementaba a Adán ya que
era igual a él en su formación y constitución, la iglesia puede complementar a Cristo
debido a que es igual a Cristo en formación y constitución.

UN TESTIMONIO PERFECTO

Según el versículo 16 el pectoral era cuadrado y doble. Este versículo dice: “Será
cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho”. Cuadrado significa que
no tenía defecto. El pectoral era un testimonio perfecto. La palabra doble implica algo
que es dos veces, o sea, un testimonio, ya que el dos es el número que representa el
testimonio. Por lo tanto, cuadrado y doble representa un testimonio perfecto.

EL CUIDADO ILIMITADO DE CRISTO HACIA LA IGLESIA

Según el versículo 16 el pectoral medía un palmo de largo y de ancho. ¿Cuál es el


significado de esto? ¿por qué el relato habla de palmo y no de codos? Un palmo
representa algo que se encuentra dentro de los límites de la mano de una persona, algo
que no sobrepasa la capacidad y habilidad de la mano. Cualquier cosa que es más
pequeña que una mano puede ser agarrada fácilmente. Esto indica que está a nuestro
alcance tomar cuidado de eso. El significado de que el pectoral tenga un palmo de largo
y de ancho es que la iglesia se encuentra completamente dentro del límite de la mano de
Cristo. La mano de Cristo es suficiente para tomar cuidado de la iglesia. Como lo
representa el pectoral, la iglesia es un testimonio perfecto dentro de la capacidad del
cuidado de Cristo.

En Exodo 28 tenemos un cuadro de la iglesia que está dentro del palmo de la mano de
Cristo, dentro de la capacidad del cuidado que el Señor le brinda a la iglesia. Claro está
que en el Nuevo Testamento, vemos el cuidado del Señor, pero no se presenta como en
Exodo 28. En este capítulo tenemos un cuadro que muestra que la iglesia se encuentra
totalmente dentro de la medida de la mano de Cristo. De hecho, el cuidado del Señor y
Su capacidad son ilimitados, ya que El es ilimitado. Debido a esto, Su cuidado por la
iglesia es ilimitado. Por lo tanto, la necesidad de la iglesia nunca excede la medida de la
mano de Cristo. Nunca puede ir más allá del cuidado ilimitado de Cristo.

Ya que el cuidado de Cristo es ilimitado, no debemos excusarnos por fallar en tener un


testimonio perfecto. La iglesia no tiene excusa de fallar en ser tal testimonio. Pero a
menudo los cristianos se excusan. Tal vez algunos digan: “El Señor sabe que somos
débiles y que esta edad moderna es pecaminosa y mundana. Con toda seguridad, El no
pondrá atención a nuestros fracasos. Al final iremos al cielo, pero ahora estamos en un
lugar muy pecaminoso. Es imposible que enfrentemos las tentaciones. Pero el Señor
conoce nuestra debilidad y nos entiende”. Esto es excusar nuestras debilidades. Ya que
el palmo del Señor no tiene medida y Su cuidado es ilimitado, no debemos poner
excusas. La mano del Señor es más grande que cualquier otra cosa maligna en la tierra.
No importa donde vivamos, hasta en una ciudad inmoral, la mano del Señor es lo
suficientemente ancha para preservarnos, lo suficientemente grande para mantenernos
en Su cuidado. No debemos contaminarnos con nada maligno. Aunque trabaje en un
ambiente lleno de tentaciones y cosas pecaminosas, no debe tratar de excusar sus
debilidades o fracasos. Recuerde, usted está todavía bajo el cuidado del Señor. No
piense que debido a que vive o trabaja en un ambiente maligno, es imposible que sea
santo. Si usted piensa que la santidad es imposible en tal situación, esto indica que usted
no cree que la mano del Señor es más grande que cualquier situación.

El palmo de Su mano es ilimitado. El dijo claramente que nadie puede arrebatar a Sus
creyentes de Su mano: “Y Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de Mi mano” (Juan 10:28). La maldad de esta edad no es más grande que la
mano del Señor. De hecho, cuanto más maligna sea el ambiente, más fácil se nos hace
ser el testimonio de Jesús. Debido a que la mano de Aquel que nos cuida es ancha,
fuerte, y capaz, podemos ser un testimonio perfecto del Señor en cualquier situación.
Que el pectoral mida un palmo de largo y de ancho indica que la medida del cuidado de
Cristo por la iglesia es ilimitado.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTICUATRO

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(9)

Lectura bíblica: Ex. 28:15-21; 39:8-14

Vimos que el pectoral tenía la misma obra y materiales que el efod y que era cuadrado y
doble. El pectoral representa a la iglesia que tiene la misma formación y constitución de
Cristo y es un testimonio perfecto sostenido por la mano de Cristo. Ahora debemos
estudiar las doce piedras que estaban sobre el pectoral.

UNA ENTIDAD COMPUESTA DE DOCE PIEDRAS

El versículo 21 dice: “Y las piedras serán según los doce nombres de los hijos de Israel,
doce según sus nombres; como grabados de sello cada una con su nombre, serán según
las doce tribus”. Los nombres de las doce tribus de Israel grabados sobre las doce
piedras representan a todo el pueblo redimido de Dios. Estas doce piedras no
representan a los redimidos de Dios de manera separada o individual, sino
corporativamente. Las piedras son piezas separadas, pero no están divididas. Por el
contrario, están incorporadas, o sea, unidas. Usando los términos del Nuevo
Testamento, las piedras estaban edificadas conjuntamente. Las doce piedras estaban
edificadas para formar una entidad, y el nombre de la misma es el pectoral.

El Señor nos sostiene corporativamente y de manera incorporada. El Señor Jesús nos ha


edificado; El nos ha incorporado en una sola entidad. El pectoral era una entidad
compuesta de doce piedras separadas e individuales. Esto indica que los creyentes son
individuos diferentes pero no están divididos. Somos piezas diferentes, pero no somos
piezas individuales o separadas. Sin embargo, en la actualidad los cristianos están
separados y divididos. Conforme al entendimiento que ellos tienen, el Señor los sostiene
a cada uno de forma individual. Si ésta fuese la situación, entonces cuando el Señor
sostiene a un creyente no tendría nada que ver con otro creyente. No obstante, el Señor
no nos sostiene de forma individual. Por el contrario, El sostiene una entidad, a saber, la
iglesia quien es Su Cuerpo.

Si hemos recibido la luz del Señor, nos lamentaremos de la situación existente entre los
cristianos hoy. Nos debe doler ver la división que existe entre el pueblo de Dios.

Sabemos que había doce tribus de los hijos de Israel. Cada tribu estaba representada por
una de las piedras del pectoral. Pero todas estas piedras estaban edificadas juntamente
para componer una entidad. Por lo tanto, el pectoral era en realidad la edificación de las
piedras preciosas sobre los engastes de oro. El oro era el elemento que propiciaba que
las doce piedras llegaran a ser edificadas.

REPRESENTA LA TRANSFORMACION

Las doce piedras del pectoral eran piedras preciosas. Estas representan la
transformación de la naturaleza humana por y con la naturaleza divina. ¿Cómo sabemos
esto? Por medio del hecho de que eran piedras preciosas. Las piedras preciosas no son
algo creado por Dios originalmente. Por el contrario, éstas se forman por medio de un
proceso de transformación. A través de este proceso el barro o cualquier otro tipo de
material se transforma en piedras preciosas.

Un ejemplo de este proceso de transformación lo vemos en la forma en que la madera se


convierte en madera petrificada. Luego de un periodo de tiempo el agua satura la
madera, echando a un lado su elemento natural y reemplazándolo con otro tipo de
elemento. Al final, la madera se transforma en piedra.

La vida cristiana conlleva un proceso de transformación diario. La Biblia dice que el


hombre fue creado del polvo de la tierra: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del
polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”
(Gn. 2:7). Un día el fluir divino con el mineral divino entró en nuestro ser. Este mineral
divino es la naturaleza divina (2 P. 1:4), y el agua es la vida divina, el Espíritu divino.
Una vez que el agua viva entró en nosotros, comenzó a lavarnos de nuestra vida natural
y a añadir más del elemento divino en nuestro ser. Esto es la transformación. Día a día
estamos viviendo una vida de transformación. Todos estamos bajo la obra
transformadora de Dios.

En el recobro del Señor hemos prestado mucha atención al asunto de la transformación.


Sin embargo, no muchos han escrito acerca de la importancia de la transformación. No
obstante, es un hecho que todos los creyentes serán transformados. Si el proceso de
transformación no se puede completar en esta era, Dios tendrá la manera de
completarlo en la era venidera. En la Nueva Jerusalén todos los creyentes serán
transformados en piedras preciosas. Babel fue construida con ladrillos, pero en la Nueva
Jerusalén no habrán ladrillos. Esta ciudad será construida con material transformado;
esto es, estará constituida del pueblo redimido y transformado de Dios. ¿Cuáles
cristianos participarán del milenio? Aquellos que hayan sido transformados en su vida.
Pero en la eternidad en la Nueva Jerusalén todo el pueblo de Dios estará allí como los
que han sido transformados. La vida cristiana es una vida de transformación. Dios desea
transformarnos a diario.
Esta es la transformación de la naturaleza humana por medio y con la naturaleza divina.
Esto quiere decir que se nos está añadiendo un material mejor. Como resultado, aunque
estamos hechos de polvo, estamos siendo transformados en algo precioso y
transparente. Esto es por medio de ser saturados con mejores materiales, con los
materiales celestiales.

Puedo testificar que todavía necesito transformación. Yo se que no soy perfecto y que el
proceso de transformación no ha sido completado. Pero, puedo testificar que soy muy
diferente de lo que era hace algunos años. Cuando era un joven cristiano, era un hombre
de barro. Pero a través de los años he tenido muchas experiencias de la transformación
del Espíritu. Por lo tanto, puedo testificar que verdaderamente hoy estoy más
transformado que hace años. Muchos creyentes pueden dar este tipo de testimonio, ya
que todos estamos viviendo una vida de transformación.

Las doce piedras estaban colocadas sobre las monturas de oro (vs. 17, 20). Esto significa
que los creyentes son mantenidos en la naturaleza divina de Cristo.

CUATRO HILERAS DE PIEDRAS

Las doce piedras estaban organizadas en cuatro hileras. Una vez más el número cuatro
aquí representa a las criaturas.

Exodo 28:17-20 dice: “Y lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera
de una piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; la segunda hilera, una esmeralda, un
zafiro y un diamante; la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; la cuarta
hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro”. A
raíz de esto vemos que había tres piedras en cada una de las cuatro hileras. Puede que
nos preguntemos porque las doce piedras estaban colocadas de esta manera,
considerando que había otras maneras, patrones y formas de hacerlo. La manera de
Dios, sin embargo, es la más sencilla, aparentemente sin belleza artística, pero llena de
significado espiritual.

Las cuatro hileras con tres piedras cada una representan al Dios Triuno en resurrección.
El número cuatro representa a las criaturas, y el tres no sólo representa al Dios Triuno,
sino al Dios Triuno en resurrección. A fin de estar en resurrección, el Dios Triuno debía
ser procesado. Hoy el Dios que disfrutamos es el Dios Triuno procesado para estar en la
resurrección. Ahora este Dios Triuno es el Espíritu todo-inclusivo que mora en nuestro
espíritu como el material superior, que trabaja en nosotros para saturar nuestro ser a fin
de que seamos transformados. De esta manera nuestro ser humano natural es
transformado con los minerales divinos. Este es el significado de que las doce piedras
estén organizadas en cuatro grupos de tres piedras cada hilera. Esta no es mi
interpretación. Esta es la manera en que Dios lo planificó, y concuerda con la revelación
completa de la Biblia.

En el pectoral tenemos un total de doce piedras. Aquí el número doce se compone de


tres por cuatro. Las doce piedras representan la mezcla de Dios con el hombre para la
consumación del propósito eterno de Dios y la administración gubernamental de Dios.
En el libro de Apocalipsis se utiliza a menudo el número siete, especialmente en los
primeros capítulos. Leemos acerca de siete candeleros, siete estrellas, siete iglesias, siete
Espíritus, siete sellos, siete trompetas y siete copas. Pero al final de Apocalipsis, en la
descripción de la Nueva Jerusalén, se utiliza el número doce: doce puertas, doce ángeles,
doce fundamentos, doce apóstoles del Cordero, doce perlas y doce frutos. El número
siete representa al Dios Triuno (tres) más la criatura, el hombre (cuatro). Esto es
simplemente un asunto de unión o suma; no es un asunto de mezcla o de multiplicación.
Pero el doce se compone de tres por cuatro, que representa una mezcla, multiplicación.

Se me ha llamado hereje por enseñar la mezcla de Dios con el hombre. La mayoría de los
cristianos hablan acerca de la unión de Dios con el hombre. Pero la Biblia no sólo revela
la unión, sino también la mezcla. En la Palabra encontramos tanto la multiplicación
como la suma. Tres más cuatro es la suma y tres por cuatro es la multiplicación. Al final,
en la eternidad, no seremos el número siete. Finalmente seremos el número doce.

Ciertamente no es accidental que encontremos el número doce en el pectoral y en la


Nueva Jerusalén. Seguramente esto está de acuerdo a lo que Dios planificó en la
eternidad. El plan de Dios es que el número doce represente algo, a saber, la mezcla del
Dios Triuno con Sus criaturas. A los ojos del hombre, las iglesias actualmente son
representadas por el número siete. Pero a los ojos de Dios y conforme a la visión eterna,
las iglesias son representadas con el número doce.

Para Dios no existe el tiempo, ya que El mira todo de eternidad a eternidad. En los cielos
Dios no tiene reloj. Sólo existe la eternidad. Por ende, conforme con la visión de Dios, la
iglesia es representada por el número doce. Además, según el significado del pectoral,
que el Señor lleva sobre Su corazón la iglesia eterna no es temporal. La iglesia que Cristo
sostiene es una mezcla de la divinidad con la humanidad.

En la actualidad algunos se oponen a la revelación de la mezcla de Dios con el hombre.


Tarde o temprano, los que se oponen y sean creyentes genuinos en el Señor aceptarán
esto y disfrutarán de esto. Creo que llegará el momento en que admitirán que según la
Biblia es absolutamente correcto decir que la iglesia eterna, la iglesia que Cristo sostiene
en Su corazón es una mezcla del Dios Triuno con la humanidad redimida. Entonces
estos queridos santos disfrutarán de lo que se oponían.

En el Nuevo Testamento hay catorce epístolas escritas por Pablo. Estas tratan
mayormente de la iglesia. Pero ni aún en éstas podemos encontrar los detalles acerca de
la iglesia que se presentan en el pectoral en Exodo 28. Por esta razón, los animo a orar-
leer 28:15-21. Sería útil que usen este mensaje junto con su orar-leer. Si emplean el
tiempo adecuado en estos versículos, creo que alabarán al Señor y le dirán: “Señor, te
alabo. Estos versículos me muestran algunos detalles preciosos de la iglesia”.

Así como el pectoral se llevaba sobre el pecho del sumo sacerdote, también la iglesia
tipificada por el pectoral está sobre el corazón de Cristo. La palabra seno en estos
versículos en realidad significa el corazón, el corazón amoroso y cuidadoso de Cristo. La
iglesia está sobre el corazón de Cristo y está en el palmo de Su cuidado. ¡Aleluya,
estamos siendo mezclados con la vida divina y la naturaleza divina, y estamos pasando
por un proceso de transformación! Mientras somos transformados y mezclados con El,
espontáneamente llegamos a ser parte del alfabeto celestial representado por las piedras
del pectoral. Entonces llevamos las letras que constituyen el idioma divino que revela la
voluntad de Dios.

Es muy fácil leer de una manera natural los versículos acerca del pectoral y no
interesarnos mucho por ellos. Si ésta es la situación, entonces no nos importará emplear
algún tiempo en esta porción de la Palabra. Pero si leemos estos versículos según la
revelación del Señor y de acuerdo con la visión divina, los amaremos y desearemos
leerlos una y otra vez, ya que veremos en ellos una visión de algunos de los detalles más
finos de la iglesia.

Los puntos que hemos cubierto en este mensaje y en el mensaje anterior acerca de la
iglesia son muy profundos. El pectoral con las doce piedras representan la iglesia. Vimos
que estas piedras se producen por medio de un proceso de transformación. Esto
significa que la iglesia es algo que se produce por medio de la transformación; es
transformada de algo natural a algo divino. Las piedras preciosas no son creadas por
Dios directamente. Más bien estas son producidas a través de la transformación de otros
materiales creados por El. El deseo del Señor hoy es tener un grupo de personas
transformadas, un grupo de creyentes representado por las doce piedras preciosas que
están sobre el pectoral. Es difícil para cualquier traductor de la Biblia decir con exactitud
cuales son los materiales preciosos que se indican con las palabras en hebreo usadas
para denominar las diferentes piedras del pectoral. Sin duda alguna, en los tiempos de
Moisés cada palabra y cada piedra tenía algún significado. Pero ahora, miles de años
más tarde, nos es difícil explicar de forma definida el significado de cada una de estas
palabras hebreas. Sin embargo, es seguro que todas estas doce piedras eran piedras
preciosas transformadas. También sabemos que éstas representan a los creyentes, el
pueblo redimido de Dios. Las piedras preciosas no representan a los creyentes según las
diferentes nacionalidades o culturas. No, éstas se refieren a un grupo de personas
transformadas, los que han sido transformados de algo natural a algo divino. Además, el
hecho de que las doce piedras estuviesen organizadas en cuatro hileras de tres piedras
cada una indica que los creyentes no sólo son transformados, sino también mezclados
con el Dios Triuno. Estos creyentes transformados y mezclados se encuentran sobre
engastes de oro, la naturaleza divina de Cristo, y por ende están edificados para formar
una entidad. Estas personas, representadas por el número doce, completan el propósito
eterno de Dios y llegan a ser la administración del gobierno divino en el universo. El
asunto de la administración del gobierno de Dios se indica también por el número doce.
Tal iglesia se encuentra en el corazón de Cristo y en Su mano.

Debido a que el tipo del pectoral presenta los aspectos de la iglesia que no son cubiertos
en el Nuevo Testamento, les animo a que presten atención a este asunto. Debemos tener
la visión de la iglesia que nos presenta el pectoral y, luego de obtener esta visión,
debemos ser fieles a la misma.

REPRODUCCION EN VIDA

Nuestro interés en el recobro del Señor no deben ser los números o la extensión externa
del trabajo. Esta es la manera del Señor. Su manera es crear a Adán y luego llenar la
tierra por medio de la reproducción y la multiplicación en vida. De la vida de un
hombre, Adán, han llegado a existir billones de seres humanos. Esta es la forma en que
Dios pobló la tierra. Adán no formó una misión, y no tenía ningún plan, ni programa, ni
itinerario para llevar a cabo su obra. Simplemente vivió y produjo hijos. Como resultado,
la tierra se llenó de gente.

Nosotros pensamos que la manera de reproducir en vida es lenta. Muchos cristianos hoy
adoptan la manera de trabajo, programas, organizaciones e itinerarios. Pero ésta no es
la manera de vida. Les suplico que sean fieles a lo que el Señor nos ha mostrado y que
vivan de acuerdo a ello. Si tenemos esta visión y vivimos de acuerdo a ella, el recobro se
esparcirá y cubrirá la tierra.

Gracias al Señor somos cristianos genuinos. Que el Señor tenga misericordia de


nosotros para que no sólo seamos genuinos sino también valiosos, piedras preciosas,
transformadas, mezcladas con Dios y edificadas para ser Su testimonio. Esto es lo que el
Señor desea hoy.
ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTICINCO

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(10)

Lectura bíblica: Ex. 28:22-30; 39:15-21

Ya vimos que arriba del efod que el sumo sacerdote usaba sobre el manto había dos
hombreras. Sobre éstas había dos placas con seis de los nombres de los hijos de Israel
grabados sobre cada una. Al frente del efod el sumo sacerdote llevaba el pectoral
compuesto de doce piedras preciosas montadas en oro. Sobre cada piedra estaba
grabado el nombre de uno de los hijos de Jacob. Por lo tanto, tenemos el manto, el efod,
las hombreras y el pectoral.

CRISTO CON LA IGLESIA

El efod representa la expresión de Cristo. Presenta a Cristo expresado en Su divinidad y


humanidad con Sus atributos y virtudes. Luego sobre el efod, sobre la expresión de
Cristo, está la iglesia. Las hombreras y el pectoral simbolizan la iglesia. En primer lugar,
la iglesia está simbolizada como el testimonio del Señor Jesús. Esta es la función de las
dos hombreras, ya que el dos representa un testimonio. Por lo tanto, las dos placas sobre
los hombros del efod representan a la iglesia como el testimonio de Cristo. El pectoral
compuesto de doce piedras montadas en oro simbolizan a los santos como las piedras
preciosas transformadas edificadas juntamente en la naturaleza divina de Cristo para
formar una entidad. Esto es edificar la iglesia. Por ende, el efod junto a todo lo que
conlleva, o sea, las tres placas, es en realidad un cuadro de Cristo y la iglesia. Esto es un
asunto de mucha importancia.

¿Qué es el efod junto a todo lo que conlleva? Es Cristo con la iglesia. Así como las tres
placas pertenecen al efod, la iglesia le pertenece a Cristo. Sin éstas, el efod seguiría
siendo el efod, pero no sería tan bonito. ¡Cuanta belleza hay en el efod junto a todo lo
que éste conlleva! Las tres placas son simplemente una belleza adicional del efod. Si
éstas fueran removidas, el efod seguiría siendo lindo. Pero cuando se le añadían las
placas al efod, obtenía mucha más belleza. Todo el efod con las hombreras y el pectoral
es un cuadro de Cristo y Su iglesia.

Al estudiar Exodo 28, debemos agarrarnos de este cuadro de una manera todo-inclusiva.
Esto quiere decir que en estos mensajes acerca del efod estamos hablando acerca de
Cristo con lo que El lleva, o sea, Cristo con la iglesia.
Estudiar los tipos del Antiguo Testamento no es un asunto fácil. En especial estudiar la
tipología del tabernáculo, de las vestiduras sacerdotales y de las ofrendas es una tarea
difícil. Los Hermanos eran expertos en las áreas de la tipología y la profecía. Si alguna
vez estudiara los escritos de ellos, vería que prestaban mucha atención a éstas dos áreas.
Le agradezco al Señor por los años que estuve con ellos y por lo que aprendí con ellos.
Sin embargo, nunca se me dijo que en tipología, el efod junto con todo lo que conlleva
representa a Cristo con la iglesia.

El efod no es simplemente un tipo de la gloria de Cristo o de algunas de Sus virtudes. Si,


el efod por sí mismo representa a Cristo. Pero lo que se lleva sobre el efod, las
hombreras y el pectoral, representan al pueblo redimido de Dios, ya que sobre éstos
estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel. Estos nombres representan al
pueblo redimido de Dios. Por esta razón, el efod junto a todo lo que conlleva representa
a Cristo con la iglesia.

LAS TRENZAS DE ORO

Exodo 28:22 dice: “Harás también en el pectoral cordones de hechura de trenzas de oro
fino”. Estas trenzas de oro representan la naturaleza divina de Cristo como el elemento
que conecta, En tipología el oro representa la naturaleza divina. Las trenzas, sin duda
alguna, tenían el propósito de conectar, unir. Por lo tanto, estas dos trenzas de oro
tipifican a la naturaleza divina de Cristo como el elemento que conecta.

Los versículos del 22 al 27, no son fáciles de entender. Según el versículo 23, se ponían
dos anillos de oro a los dos extremos del pectoral. Estos dos extremos estaban por
encima y se conectaban con las hombreras. Luego las dos cintas hechas de lino, no de
oro, se adherían a los extremos inferiores del pectoral y se ataban al pectoral del efod.
Por lo tanto, el versículo 28 dice: “Y juntarán el pectoral por sus anillos a los dos anillos
del efod con un cordón de azul, para que esté sobre el cinto del efod, y no se separe el
pectoral del efod”.

El versículo 22 menciona las dos trenzas de oro que estaban conectadas a los dos
extremos superiores del pectoral y a los dos extremos inferiores de las hombreras. Estas
trenzas estaban hechas de cordones de oro. La palabra trenzas representa el pasar por
sufrimientos. Esto indica que la divinidad de Cristo, luego de haber pasado por los
sufrimientos, ha llegado a ser el elemento que conecta. Si las trenzas no estuvieran
hechas con cordones de oro, ningún elemento las conectaría. No habría nada que uniera
el pectoral con las hombreras. Este es necesario elemento que conecta es la divinidad de
Cristo. La naturaleza divina de Cristo es lo que nos une a todos.
Mencionamos que la palabra “trenzas” representa pasar por los sufrimientos. Cristo en
Su naturaleza divina fue trenzado; es decir, El pasó por los sufrimientos. Cuando El
vivió en la tierra por treinta y tres años y medio, la naturaleza divina dentro de El fue
trenzada. Pasó por mucho sufrimientos, por mucho trenzado.

LOS ANILLOS DE ORO

El versículo 23 dice: “Y harás en el pectoral dos anillos de oro, los cuales pondrás a los
dos extremos del pectoral”. Los dos anillos de oro a los dos extremos inferiores del
pectoral representan al Espíritu de Cristo como el elemento que sostiene. En tipología
los anillos representan al Espíritu. Ahora tenemos las trenzas que representan la
divinidad de Cristo, y los anillos que representan al Espíritu de Cristo. Tal vez se
pregunte cual es la diferencia entre la divinidad de Cristo y el Espíritu de Cristo. Aunque
son muy cercanos, hay algunas diferencias entre éstos. Cristo tiene la divinidad, la
naturaleza divina. El también tiene Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, el cual es Cristo
mismo. Romanos 8 habla acerca de Cristo y también del Espíritu de Cristo. Aunque es
correcto decir que el Espíritu de Cristo es Cristo mismo aún existe una diferencia entre
Cristo y el Espíritu de Cristo. Sin embargo, se nos hace difícil explicar cual es la
diferencia.

En el cuadro del efod tenemos las trenzas y los anillos. Si tuviésemos las trenzas sin los
anillos, no podríamos tener la conección completa. Las trenzas son el elemento que
conecta, pero los anillos son el elemento que sostiene. Cuando tenemos ambos
elementos, el que conecta y el que sostiene, tenemos la unión apropiada. Si considera su
experiencia cuidadosamente de forma fina y detallada, se dará cuenta de que, por un
lado, la naturaleza divina de Cristo dentro de usted es el elemento que conecta y que,
por otro, el Espíritu de Cristo dentro de usted es el elemento que sostiene. Debido a que
tenemos la divinidad de Cristo y el Espíritu de Cristo, tenemos la unión completa.

El versículo 24 dice como sigue: “Y fijarás los dos cordones de oro en los dos anillos a los
extremos del pectoral”. Las dos trenzas de oro que se ponían en los anillos a los
extremos del pectoral representan la naturaleza divina de Cristo con el Espíritu de
Cristo como el poder que conecta.

MANTENIDOS Y SOSTENIDOS

El versículo 25 dice: “Y pondrás los dos extremos de los dos cordones sobre los dos
engastes, y los fijarás a las hombreras del efod en su parte delantera”. Uno de los
extremos de las trenzas se ponían a los extremos del pectoral, y por otro, en los anillos
que estaban sobre las hombreras. Las dos trenzas que estaban colocadas sobre las
hombreras representan la naturaleza divina de Cristo que sostiene al pueblo redimido
de Dios, mantenidos, en Su amor, de la fuerza de Cristo que sostiene. El pueblo
redimido de Dios se mantiene en el corazón de Cristo por Su amor. Ellos también se
mantienen en Sus hombros, sostenidos por Su fuerza. Si el pectoral no tiene las
hombreras indica que Cristo nos mantiene, pero que no somos sostenidos por El. O sea
que somos mantenidos por el amor, pero que no somos sostenidos por la fuerza de
Cristo. Por medio de este cuadro podemos ver que nosotros, el pueblo redimido de Dios,
se mantiene en amor y es sostenido por la fuerza de Cristo. Su corazón nos mantiene, y
Sus hombros nos sostienen.

El mantener es un asunto de amor, y el sostener es un asunto de fortaleza. A menudo un


hermano quiere hacer algo especial para su esposa, originado por el amor que siente
hacia ella. Sin embargo, puede que no tenga la fuerza, la habilidad, para hacerlo. Por
ejemplo, puede ser que desee comprar algo valioso para ella, pero tal vez no tenga
suficiente dinero para comprarlo. Tal vez tenga el corazón, pero no la manera de
hacerlo. De igual modo, debido a que nosotros, los padres amamos a nuestros hijos, tal
vez tengamos el deseo de hacer muchas cosas por ellos. Pero puede que no tengamos la
manera o la habilidad para hacer todo lo que queremos. Tenemos el amor que mantiene,
pero tal vez carecemos de la fortaleza que sostiene. Sin embargo, Cristo tiene el amor en
Su corazón y la fuerza sobre Sus hombros. ¡Aleluya, somos mantenidos en Su amor y
sostenidos por Su fuerza!

LOS CORDONES DE LINO

El versículo 28 dice: “Y juntarán el pectoral por sus anillos a los dos anillos del efod con
un cordón de azul, para que esté sobre el cinto del efod, y no se separe el pectoral del
efod”. Las dos trenzas de oro se refieren a la divinidad de Cristo, pero los dos cordones
de lino se refieren a Su humanidad. En la parte superior del pectoral la divinidad es el
elemento que conecta. Pero en la parte inferior, el elemento que conecta es la
humanidad de Cristo, representada por los dos cordones de lino. Por lo tanto, en un
sentido la iglesia está conectada a Cristo por Su divinidad, y por otro está conectada a
Cristo por Su humanidad. Tanto Su divinidad como Su humanidad son elementos que
conectan. El color azul de los cordones representa lo celestial. Cristo vivió Su
humanidad en la tierra; sin embargo, Su humanidad era celestial. Cristo es un hombre,
pero es un hombre celestial. Su humanidad tiene el color azul.

Los versículo 26 y 27 dicen: “Harás también dos anillos de oro, los cuales pondrás a los
dos extremos del pectoral, en su orilla que está al lado del efod hacia adentro. Harás
asimismo los dos anillos de oro, los cuales fijaras en la parte delantera de las dos
hombreras del efod, hacia abajo, delante de su juntura sobre el cinto del efod”. Los dos
anillos de oro que estaban sobre los dos extremos inferiores del pectoral y los dos anillos
sobre las hombreras del efod representan al Espíritu de Cristo como el elemento que
mantiene.

Según el versículo 28, por medio de los anillos el pectoral se ataba a los cordones del
efod. Esto representa la unión de la iglesia a la expresión de Cristo por medio de Su
Espíritu junto con Su humanidad. El cordón se usaba para atar los dos anillos de oro.
Aquí tenemos cuatro cosas: los anillos de oro, los cordones de lino, el pectoral y el efod.
Todo esto representa la unión de la iglesia (el pectoral) a la expresión de Cristo (el efod)
por medio de Su Espíritu (los anillos) junto con Su naturaleza humana (los cordones).

UN CUADRO PRECIOSO

Yo atesoro los escritos de Pablo, pero ni siquiera en éstos tenemos los detalles acerca de
la iglesia que encontramos en Exodo 28. Si no tuviésemos este cuadro, no podríamos ver
tantos detalles acerca de la relación de la iglesia con Cristo. ¡Cuan precioso es este
cuadro, y cuan importante es que veamos esto!

Al estudiar este cuadro, vemos que estamos en el corazón de Cristo, mantenidos por Su
divinidad y por Su divinidad. También somos sostenidos sobre Sus hombros por medio
de Su fuerza que sostiene. Ahora sabemos donde está la iglesia: en el corazón de Cristo y
sobre Sus hombros. En Juan 10 vemos que somos mantenidos por al mano del Señor
Jesús y por al mano del Padre también. Aunque esto nos da un sentido de amor y de
fuerza, la impresión no es la misma como la que nos proporciona el cuadro que
encontramos en Exodo 28.

UN MEMORIAL ANTE DIOS

El versículo 30 dice: “Y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel cuando
entre delante de Jehová”. Aquí vemos que Aarón llevaba el pectoral sobre su corazón
delante del Señor. Esto significa que toda la iglesia como una entidad edificada es
llevaba sobre el corazón amoroso de Cristo delante de Dios. ¡Cuanto nos conforta esto!
Muchos entre nosotros tienen dificultades y contratiempos. Tal vez tengamos problemas
en el trabajo o en el hogar. La vida humana no es fácil. Sin embargo, si estudiamos el
cuadro del pectoral que Aarón llevaba sobre su corazón, nos daremos cuenta que no
estamos en nuestras dificultades, contratiempos o problemas; estamos delante de Dios
en el corazón de Dios. Cuando el enemigo viene a contrariarnos, debemos declarar:
“Satanás, ahora mismo me encuentro delante de Dios en el corazón de Cristo”.

Exodo 28:29 dice: “Y llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del
juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, por memorial delante de Jehová
continuamente”. Esto significa que Cristo está llevando a la iglesia delante de Dios por
memorial, como un recordatorio delante de Dios. A menudo un memorial es algo
agradable y bueno. La iglesia delante de Dios llevada sobre el corazón de Cristo es sin
duda algo agradable para Dios. Todos los días y hasta en todo momento, Dios tiene un
memorial. Este memorial es la iglesia sobre el corazón de Cristo.

Todos debemos comprender que la iglesia es llevada como un memorial, un


recordatorio, delante de Dios. Esto nos animará cuando venga el tiempo en que el
testimonio del Señor se encuentre bajo ataque o enfrente oposición. Por un lado, puede
que seamos contrariados por las críticas y rumores que se divulguen de nosotros. Pero
por otro, sabremos que las iglesias están delante de Dios, sobre el corazón de Cristo.
Esto es muy agradable para El. Cuando Dios mira Su recobro junto con todas las
iglesias, El está contento. Está complacido con ese recordatorio. Puede que a los ojos de
los hombres las iglesia sean menospreciadas, pero para Dios son totalmente agradables.
Podemos tener la certeza de que somos un memorial que complace a Dios.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTISEIS

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(11)

Lectura bíblica: Ex. 28:22-30; 39:15-21; Nm. 27:21; Dt. 33:8a, 10a

EL HABLAR DE DIOS
POR MEDIO DEL URIM Y EL TUMIM

Exodo 28:30 dice: “Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén
sobre el corazón de Aarón cuando entre delante de Jehová”. En el libro de David Baron
titulado The Ancient Scriptures and the Modern Jew (Las antiguas escrituras y el judío
moderno) hay un apéndice que contiene un articulo acerca del Urim y el Tumim. Según
este articulo, los doce nombres que estaban sobre el pectoral incluían dieciocho de las
veintidós letras del alfabeto hebreo. Las otras cuatro letras estaban puestas en lo que se
llamaba el Tumim. La palabra hebrea para Tumim significa perfeccionadores o los que
completan. Por lo tanto, en el pectoral con esta pieza adicional llamada el Tumim se
encontraban las veintidós letras del alfabeto hebreo. Así como en el teclado de una
maquina de escribir se pueden usar la veintiséis letras americano para escribir una
palabra, una frase, una oración o un párrafo, también se podían usar las veintidós letras
del alfabeto hebreo que estaban sobre el pectoral y el Tumim para deletrear palabras y
oraciones.
Además, según este articulo, el Urim era un iluminador insertado dentro del pectoral
por debajo de las doce piedras. En hebreo la palabra Urim significa luces. Este articulo
en el libro de David Baron dice que el Urim podía contener aceite para quemar y que el
fuego que se usaba para quemar este aceite provenía del altar. Los escolásticos hebreos
responsables de este articulo también dijeron que este Urim tenía doce iluminadores,
uno para iluminar cada una de las piedras del pectoral. Entonces las piedras
transparentes pueden brillar con la luz.

Cuando Dios llevó a Su pueblo al desierto, El les habló a través de Moisés. Dios le
hablaba a Moisés cara a cara. Pero después de la muerte de Moisés, Josué no recibía la
guianza de Dios directamente de la forma en que El le hablaba a Moisés, sino por medio
del Urim y el Tumim que estaban sobre el pectoral que el sumo sacerdote llevaba. Por lo
tanto, siempre que Josué necesitaba la guianza relacionada con el viaje del pueblo, el
tenía que ir donde el sumo sacerdote quien entonces recibía la guianza de Dios por
medio del Urim y el Tumim. Por ende, Dios hablaba a través del Urim y el Tumim.

El escritor de este articulo dio un ejemplo de la función del Urim y el Tumim


refiriéndose al caso de Josué y Acán. Los hijos de Israel fueron derrotados en Hai debido
al pecado de Acán (Jos. 7). ¿Cómo se descubrió el pecado de Acán? Según este articulo,
un representante de las doce tribus fue al tabernáculo y se paró frente al sumo
sacerdote, quien tenía puesto el pectoral. De repente, una de las doce piezas del pectoral
dejó de brillar. Esta era la piedra que representaba a la tribu de Judá. De este forma se
separó la tribu de Judá. Josué 7:16-18 dice: “Y fue tomada la tribu de Judá. Y haciendo
acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar
a la familia de los Zera por los varones, fue tomado Zabdi. Hizo acercar su casa por los
varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de
Judá”. La familia y la persona fueron descubiertas por medio de que otras piedras del
pectoral se apagaban también. En esta situación el pectoral funcionaba como una
maquina de escribir espiritual que deletreó el nombre de Acán.

Este articulo cita otras ocasiones en las que se usaba el Urim y el Tumim. Dice que Josué
repartió la tierra a las tribus a través del Urim y el Tumim (Jos. 18:6-10), y que también
paleaba contra los enemigos de acuerdo a la guianza que recibía por medio de estos
(Jue. 1:1-12; 20:18, 27; véase Nm. 27:21). Además, cuando el rey Saúl fue infiel a Dios,
Dios no le contestaba por medio del Urim y el Tumim (1 S. 28:6). Cuando Saúl mataba a
los sacerdotes, uno de los hijos escapó y fue donde David, y éste hizo lo que el Señor le
dijo por medio del Urim y el Tumim.

Mencionamos que al pectoral se le llamaba el pectoral del juicio. Deuteronomio 33:8 y


10 dice: “A Leví dijo: tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso ... Ellos enseñarán
tus juicios a Jacob, y tu ley a Israel” Debido a que el Urim y el Tumim estaban con los
levitas, los sacerdotes ellos podían enseñar al pueblo no sólo la ley de Dios, sino también
Sus juicios.

Lo que hemos abarcado hasta este momento acerca del Urim y el Tumim son algunos de
los datos históricos según la escolástica. Aún no hemos visto nada según la aplicación
espiritual del Urim y del Tumim. Mi carga en este mensaje no es hablar acerca de datos
históricos; más bien, es mostrarles la aplicación espiritual.

LEYENDO A LOS SANTOS

El pectoral representa a la iglesia donde todos los creyentes están edificados como una
entidad. Todos los creyentes transformados que son edificados llegan a ser una entidad
que se conoce como el Cuerpo de Cristo, la iglesia, y son cartas para que Dios nos hable.
Esto quiere decir que hoy, en la era del Nuevo Testamento, Dios le habla a la iglesia a
través de todos los santos. Esto lo podemos ver en la manera en que las epístolas de
Pablo estaban escritas. Al escribirle a alguna iglesia, Pablo tomaba en consideración los
santos de esa iglesia local. En otras palabras, el consideraba la condición y la situación
de los santos como letras del alfabeto espiritual para redactar una epístola. Pablo no
escribió ninguna de las epístolas de manera abstracta con pensamientos vanos. No, sus
epístolas siempre tenían como base la condición y la situación de los santos en dicha
localidad. Por lo tanto, esos santos llegaban a ser las letras que Pablo usaba en el
formato espiritual al escribir una epístola.

¿Qué significa esto para nosotros hoy día? Simplemente que en las iglesias locales los
hermanos responsables necesitan buscar la guianza del Señor por medio de leer la
situación y condición presente de los santos. Por ejemplo, supongamos que los
hermanos responsables están considerando si la iglesia debe tener una reunión de
evangelización. Antes de tomar la decisión, ellos deben tomar en consideración los
santos en esa localidad, y preguntarse en que condición se encuentran. Luego a raíz de
leer la condición y situación en que se encuentran, ellos tendrán la guianza del Señor.
Esto les hará saber si deben tener tal reunión en ese momento o no.

Los hijos de Israel iban siguiendo la guianza que recibían cuando sumo sacerdote leer el
pectoral con el Urim y el Tumim en la presencia de Dios. Hoy es importante que todos
los hermanos responsables lean la condición y situación de los santos en su localidad.
Haciendo esto recibirán la guianza del Señor para que la iglesia vaya adelante.

Para nosotros en la actualidad, el pectoral es la iglesia, y las piedras del pectoral son los
santos. Cada santo lleva algunas letras. Por lo tanto, con los santos tenemos las letras del
alfabeto celestial y espiritual. Además, por medio de leer la condición y la situación de
los santos, podemos obtener algunas “palabras”. Cuando estas palabras se juntan
tenemos oraciones completas, pensamientos completos. Este es el hablar de Dios a
través de Sus santos redimidos como las letras. Es de esta manera que la congregación
del Señor sabe como conducirse.

LAS CONDICIONES PARA TENER EL URIM Y EL TUMIM

Basándose en lo que era el pectoral se le añadían el Urim y Tumim. Se necesitaban


ciertas cosas para poder añadir el Urim y el Tumim al pectoral. Debían haber doce
piedras, las grabaduras de los nombres de las tribus sobre cada una, la edificación de las
piedras como una sola entidad, la conección y unión de las trenzas, los cordones y los
anillos, y el efod con las hombreras. Por lo tanto, el que se añadieran el Urim y el Tumim
dependía de todos estos asuntos básicos. Esto significa que lo que Cristo es, lo que la
iglesia es, y como la iglesia es adherida a Cristo son la base para que se añada el Urim y
el Tumim. Si nosotros como el pueblo redimido de Dios no estamos transformados, si
no tenemos a Cristo inscritos en nuestro ser, si no estamos edificados como una entidad,
y si la divinidad y humanidad de Cristo no nos conectan para tener Su expresión,
entonces no tenemos la base para tener el Urim y el Tumim. Si nuestra condición es
pobre, como la de muchos cristianos, no tenemos el terreno, la base, para tener el Urim
y el Tumim. Por lo tanto, es crucial que veamos que los asuntos básicos relacionados con
el pectoral que cubrimos en estos mensajes son la condición para que tengamos el Urim
y el Tumim.

En Romanos 8:14 Pablo dice: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios”. La guianza del Espíritu se basa en muchas de las cosas que se
cubren en los primeros trece versículos de Romanos 8. Cuando se juntan todos estos
asuntos básicos, virtualmente equivalen a la guianza del Espíritu. Esto se puede
comparar con la matemáticas, donde los números se suman para dar un total. La
guianza de Romanos 8:14 es el total de muchos de los puntos espirituales que se cubren
en Romanos 8:1-13. El principio es el mismo en cuanto al pectoral y al Urim y al Tumim.
El que se añada el Urim y el Tumim depende del pectoral, las doce piedras, las
grabaduras, las trenzas, los cordones, y los anillos. Sin todos estos, sería inútil tratar de
adherir el Urim y el Tumim.

TRANSFORMADOS, TRANSPARENTES,
GRABADOS Y ALUMBRADOS

Según el apéndice del libro de David Baron, el Urim y el Tumim tenía doce iluminadores
que alumbraban las doce piedras preciosas transparentes. Pero supongamos que
ninguna de las piedras hubiese tenido grabados los nombres en ellas. ¿Qué se habría
mostrado por medio del brillo de las luces a través de las piedras? No se hubiese
demostrado nada, ya que no había letras sobre las piedras que fueran iluminadas. Aun si
las piedras hubiesen sido alumbradas por los iluminadores y por resultado brillará la
luz, no hubiese tenido ningún contenido. El contenido depende de las letras grabadas
sobre las piedras.

El principio es el mismo con las letras vivas de Cristo en 2 de Corintios 3. Solamente


cuando Cristo está grabado en nuestro ser llegamos a ser las letras vivas. Así como no
podía hablar por medio del pectoral a menos de que las piedras tuviesen las letras
grabadas, tampoco puede hablar a través de Su pueblo redimido sino tienen a Cristo
grabado en ellos. Si, el Señor habla a través de Su pueblo redimido. Sin embargo, en
realidad El habla por medio de Cristo quien ha sido grabado en ellos. Esto quiere decir
que necesitamos el contenido de Cristo grabado como letras dentro de nuestro ser. De lo
contrario, Dios no tendrá la manera de hablar a través de nosotros, ya que no tendremos
las letras grabadas dentro de nosotros.

¿Cuántos de los cristianos en la actualidad tienen a Cristo grabado dentro de ellos? La


respuesta es que muy pocos han sido grabados con Cristo realmente. Y con estos pocos,
la cantidad de Cristo grabada en ellos no es mucha. Aun más, muchos de los cristianos
no son transparentes. ¿Cómo puede el Señor hablar a través de aquellos que no han sido
grabados con Cristo y no son transparentes? Esto es imposible. Si las piedras del
pectoral hubiesen sido opacas, entonces los iluminadores del Urim no hubiesen podido
alumbrarlas, no hubiesen podido brillar a través de tales piedras opacas. De igual modo,
debido a que muchos cristianos son opacos, Cristo no tiene la manera de brillar a través
de ellos. Necesitamos ser transformados, ser transparentes, y tener a Cristo grabado
dentro de nosotros. Entonces cuando la luz brille a través de nosotros, otros podrán leer
las letras, el contenido de Cristo, grabado dentro de nosotros. Pero si no somos
transformados y ni transparentes y no tenemos a Cristo grabado, sino que simplemente
somos piedras opacas sin ninguna letra grabada dentro de nosotros, Dios no podrá
hablar a través de nosotros.

EDIFICADOS COMO UNA ENTIDAD

Otro asunto básico relacionado con el pectoral junto con el Urim y el Tumim es que las
doce piedras no estaban divididas, sino que estaban edificadas como una sola entidad.
Esto representa la edificación del pueblo redimido de Dios en una entidad, la iglesia. Sin
embargo, los cristianos hoy están esparcidos, separados y divididos. Además, no existe
la edificación. Carecen de la unidad que el pectoral representa.
Debemos recordar que las doce piedras del pectoral estaban agrupadas en tres hileras de
cuatro piedras cada una, lo cual representa la humanidad mezclada con la divinidad
para formar una unidad completa para una expresión cabal de Dios y Su gobierno
eterno. Este es el significado del número doce, y también es una de las condiciones
básicas para obtener el Urim y el Tumim.

A menudo los cristianos hablan acerca de la guianza de Dios y de la dirección que


reciben del Señor. En realidad, la mayor parte de ellos no posee el terreno para recibir la
dirección del Señor. Lo que ellos tienen no es en realidad la guianza o la dirección del
Señor. Es, más bien, algo de sus propia imaginación y actos. ¿Cómo es posible tener la
dirección del Señor si no tenemos las condiciones básicas representadas por el pectoral?
No es posible tener la dirección del Señor en tal situación. Los puntos que hemos
cubiertos relacionados con el pectoral son básicos y necesarios para obtener la dirección
del Señor. Si no tenemos estas cosas básicas, no podemos tener la dirección del Señor.

Quisiera hacerles notar una vez más la manera en que aparece, el relato del Urim y del
Tumim en Exodo 28:30. Estos versículos dicen: “Y pondrás en el pectoral del juicio
Urim y Tumim”. Esto indica que el Urim y el Tumim se añadían a algo que ya había sido
preparado. Primero se preparaba el pectoral. Luego se le ponían las otras dos piezas, el
Urim y el Tumim. Sin el pectoral no estaba listo no hubiese habido la manera de añadir
el Urim y el Tumim. De hecho, el Urim y el Tumim representan el hablar del Señor. El
que no se pudieran añadir al pectoral hasta que éste no estaba listo, indica que si no
tenemos el pectoral hoy, el Señor no tiene la manera de hablarnos. El hablar del Señor
resulta por medio de que el pectoral esté listo.

LOS JUICIOS Y LA DIRECCION DE DIOS

Según 28:29 y 30, el pectoral no sólo era un memorial delante del Señor, sino también
era una placa de juicio. Después de que se le añadían al pectoral el Urim y el Tumim,
éste llegaba a ser el pectoral del juicio. Los versículos 29 y 30 hablan acerca del juicio,
no acerca de la dirección o de la guianza. Los juicios que se mencionan en Deuteronomio
33:10 se relacionan con el Urim y el Tumim en 33:8, donde se nos dice que los
sacerdotes, los levitas, tendrían el Urim y el Tumim. Los juicios en Deuteronomio 33:10
se refieren a los juicios de Exodo 28:29 y 30. En ambas porciones de la Palabra el juicio
se relaciona con el Urim y el Tumim.

Juicio puede significar la acción de juzgar o la decisión de juzgar. Pero éste no es un


entendimiento preciso de la palabra juicio como se usa en estos versículos. En
Deuteronomio 33:10 los juicios son parte de la ley de Dios, la cual está totalmente
relacionada con las regulaciones de Dios. Por lo regular cuando pensamos acerca de la
ley de Dios, pensamos en los Diez Mandamientos. Como vimos, los Diez Mandamientos
que se mencionan en Exodo 20 son complementados por las ordenanzas y las reglas que
aparecen en los capítulos veintiuno al veintitrés. Todos estos reglamentos son juicios.
Por lo tanto, la ley no solamente incluye los Diez Mandamientos, sino también los
reglamentos y ordenanzas. Algunas de estas ordenanzas se relaciona con castigos a
causa oprimir a otros, y otras se relacionan con recompensar a causa de daños a la
propiedad ajena. Todos estos reglamentos son juicios.

La palabra que se utiliza en Deuteronomio 33:10 y en Exodo 28:29 y 30 puede ser mal
interpretada. Se puede entender como la acción de juzgar y hasta como una opinión, ya
que nuestro juicio se puede referir a nuestra opinión. Además, el juicio también puede
conllevar una evaluación. Pero éste no es el significado del juicio relacionado con el
pectoral del juicio. La palabra juicio en estos versículos indica que Dios ejerce una
regulación en todo lo relacionado con Su pueblo. Todas las regulaciones tienen como
resultado un juicio, y estos juicios llegan a ser la guianza de Dios. Por lo tanto, la guianza
de Dios proviene de Sus juicios, los cuales tienen como base Sus regulaciones.

Cuando estábamos en Exodo 21 al 23, mencionamos que estos capítulos


complementaban los Diez Mandamientos. Primero Dios dio los Diez Mandamientos.
Luego El dio muchas regulaciones y ordenanzas para complementar estos
mandamientos. Los Diez Mandamientos son los principios de las regulaciones de Dios,
pero los suplementos que aparecen en Exodo 21 al 23 proporcionan unos detalles de
estas regulaciones. En estas regulaciones detalladas tenemos el juicio de Dios. Este nos
lleva a algunas decisiones. Y como resultado, tenemos la guianza de Dios.

Las regulaciones de Dios siempre incluyen Su juicio. Por esta razón, si queremos recibir
la guianza de Dios, muchas cosas en nosotros deben ser juzgadas por Dios. Nuestra
carne, nuestros errores y nuestra vida natural deben ser juzgados por El. Las
regulaciones de Dios requieren que todas estas cosas queden a un lado. Lo que
verdaderamente debe quedar al final es Dios. De este modo llegamos a conocer la
guianza de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTISIETE

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(12)

Lectura bíblica: Ex. 28:30; Lv. 8:8; Nm. 27:21; Dt. 33:8-10; Esd. 2:63; 1 S. 23:6, 9-12;
28:6
En este mensaje continuaremos nuestro estudio del Urim y del Tumim. Exodo 28:30
dice: “Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén sobre el corazón
de Aarón cuando entre delante de Jehová; y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos
de Israel sobre su corazón delante de Jehová”. Creo que el Urim y el Tumim son los
objetos más misteriosos de todas las vestiduras que se ponía el sumo sacerdote. Si
queremos entender el Urim y el Tumim, debemos estudiar el Antiguo Testamento y
también analizar nuestra experiencia espiritual.

LOS TIPOS DE CRISTO

Al estudiar el Urim y el Tumim, debemos seguir el principio de que se presentan en


Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio son tipos de Cristo. En estos libros existen
tipos de Cristo de manera individual y también del Cristo corporativo, o sea, la iglesia.
Esto quiere decir que en el Pentateuco se encuentran tipos de Cristo solo y de El junto
con la iglesia. Por ejemplo, tenemos el arca, la cual tipifica a Cristo, y el tabernáculo,
hecho con cuarenta y ocho tablas, el cual tipifica a la iglesia. Además, en las vestiduras
sacerdotales tenemos tipos de Cristo y la iglesia. El efod tipifica la expresión de Cristo, y
el pectoral que llevaba el sumo sacerdote tipifica a la iglesia. Por lo tanto, el pectoral que
se ponía sobre el efod es un tipo de la iglesia siendo llevaba por Cristo.

Animo a los santos a que empleen el tiempo necesario para estudiar los tipos de Cristo
junto con la iglesia que aparecen en el Pentateuco. Yo le estoy muy agradecido al Señor
de que durante los años en que estuve con Los Hermanos aprendí acerca de la tipología
bíblica. Muchos de los tipos no son algo nuevo para mi. Sin embargo, entender la
aplicación de estos tipos en nuestra experiencia requiere de un estudio más profundo.
En este mensaje vamos a estudiar el Urim y el Tumim de acuerdo con el Antiguo
Testamento y también trataremos de aplicar este tipo a nuestra experiencia según la
necesidad actual.

LA APLICACION DEL URIM Y EL TUMIM EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

En el Antiguo Testamento, además de 28:30, hay otras referencias al Urim y al Tumim.


Levítico 8:8 dice: “Luego le puso por encima el pectoral, y puso dentro del mismo el
Urim y Tumim”. Según Números 27:21, el Señor le dijo a Moisés en cuanto a Josué: “El
se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de
Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de
Israel con él, y toda la congregación”. Esdras 2:63 y Nehemías 7:65 hablan acerca del
Urim y del Tumim en relación con el mismo suceso histórico. Esdras 2:63 dice: “Y el
gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese
sacerdote para consultar el Urim y Tumim”. El Urim y Tumim también se menciona el
Deuteronomio 33:8-10 y en 1 Samuel 23:6, 9-12 y 28:6.

En cuanto al Urim y Tumim, nos ha ayudado el apéndice que se encuentra el libro de


David Baron The Ancient Scriptures and the Modern Jew (Las antiguas escrituras y el
judío moderno). El Urim y el Tumim eran dos piezas que se colocaban en el pectoral
además de las doce piedras preciosas. En hebreo la palabra Urim significa luces,
iluminadores y Tumim significa los que completan o perfeccionadores. Cuando se
colocaban el Urim y el Tumim en el pectoral, éste llegaba a ser el pectoral del juicio.

Aarón

Según la historia en el Antiguo Testamento, varias personas se pusieron el Urim y el


Tumim. El primero fue Aarón (Lv. 8:8). Aunque Aarón llevaba el pectoral con el Urim y
el Tumim, hay duda de si alguna vez utilizó el Urim y el Tumim. Mientras Aarón fue el
sumo sacerdote, Moisés todavía vivía. Moisés fue una persona extraordinaria, y la Biblia
nos dice que Dios le hablaba directamente, sin usar medios, ni instrumentos ni
intermediario. Exodo 33:11 dice: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla
cualquiera a su compañero”. Números 12:8 indica que el Señor habló con Moisés “cara a
cara, y claramente, y no por figuras” Debido a que el Señor habló con Moisés de esta
forma tan directa e íntima, durante su existencia no había la necesidad de que el Señor
diera a conocer Su voluntad a Aarón por medio del Urim y del Tumim. Aarón murió
antes que Moisés. Por lo tanto, aunque Aarón llevaba el pectoral junto el Urim y el
Tumim, no los usó. En otras palabras, durante el sacerdocio de Aarón, Dios no le habló a
Su pueblo a través del Urim y del Tumim, ya que había una persona, Moisés, con quien
hablaba cara a cara.

Eleazar quien sirvió a Josué

El Urim y el Tumim se pusieron luego, sobre Eleazar, el hijo de Aarón. Luego de que
Aarón y Moisés murieron, Josué optó la posición de dirigir a los hijos de Israel. Sin
embargo, Dios no le habló a él como lo hacía con Moisés. En lugar de esto, Dios mandó a
que Moisés le dijera a Josué que si quería conocer la voluntad o la dirección de Dios,
debía ir donde el sacerdote (Nm. 27:21). Para ese tiempo el sumo sacerdote era Eleazar.
Por lo tanto, Josué debía ir donde Eleazar para recibir la revelación de la voluntad de
Dios por medio del Urim y el Tumim.

Según el apéndice del libro de David Baron, por medio del Urim y del Tumim se
descubrió que Acán había cometido el pecado que causó la derrota de los hijos de Israel
en Hai. Esto se narra en Josué 7:16-21. A través del Urim y el Tumim se separaba la
tribu, la familia y el individuo.

Los sacerdotes de Leví


que servían al pueblo de Israel

Luego de Eleazar, se le puso el Urim y el Tumim a cada uno de los sacerdotes de Leví
que sirvieron a Israel (Dt. 33:8-10; Esd. 2:63; Neh. 7:65). En Deuteronomio 33:8-10
vemos que tipo de persona estaba calificada para recibir la revelación a través del Urim y
el Tumim. Esta persona no sólo debe ser santa sino también piadosa. Ser piadoso es
exhibir santidad, a saber, ser uno con Dios. Alguien que es simplemente santo puede ser
para Dios, pero alguien que es piadoso es uno con Dios. Deuteronomio 33:8 y 9 dice: “ A
Leví dijo: tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso, a quien probaste en Masah,
con quien contendiste en las aguas de Meriba, quien dijo de su padre y de su madre:
nunca los he visto; y no reconoció a sus hermanos, ni a sus hijos conoció; pues ellos
guardaron tus palabras, y cumplieron tu pacto” (lit.). El versículo 9 indica que entre
estos hombres piadosos y Dios no había ninguna separación. Ni aun los miembros de
sus familias los separaban de Dios. Esto es muy parecido a lo que el Señor Jesús dice en
los evangelios: “El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que
ama a hijo a hija más que a Mí, no es digno de Mí” (Mt. 10:37) El Señor Jesús también
dijo: “Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, y mujer, e hijos, y
hermanos, y hermanas, y aun la vida de su alma, no puede ser Mi discípulo” (Lc. 14:26).
Aun en los tiempos del Antiguo Testamento Moisés enseñó algo siguiendo este mismo
principio que enseñó el Señor Jesús: ni aún nuestra relación familiar debe separarnos
del Señor.

Deuteronomio 33:10 continua diciendo: “Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, y tu ley a
Israel; pondrán el incienso delante de ti, y el holocausto sobre tu altar”. Según este
versículo, aquellos que están calificados para usar el Urim y el Tumim son también
aquellos que hacen holocaustos e incienso. Tanto el holocausto como el incienso eran un
olor grato al Señor. En tipología sólo dos cosas producen tal olor grato para Dios. Dios
olía la fragancia del holocausto, y le era especialmente agradable el aroma del incienso
dentro del tabernáculo. Ambos son tipos de Cristo. Por lo tanto, los piadosos ofrecen
Cristo a Dios como el holocausto y como el dulce incienso. Si de verdad somos uno con
Dios debemos ofrecer el holocausto y el incienso, a fin de que El disfrute de la dulce
fragancia.

Ahora podemos ver lo que calificaba a los sacerdotes, aquellos que tienen la función de
usar el Urim y el Tumim para que Dios le hable a Su pueblo. Los sacerdotes eran
piadosos, ellos mantenían una relación directa con Dios, y ofrecían el holocausto y el
incienso a Dios. Esto les permitía utilizar el Urim y el Tumim.

Abiatar que servía a David

En el libro de 1 Samuel vemos que la situación entre el pueblo de Dios había llegado a
ser anormal. La mayoría de los sacerdotes fueron destruidos por el rey Saúl, y el
sacerdote Abiatar huyó hacía David. Primera Samuel 23:6 dice: “Y aconteció que cuando
Abiatar hijo de Ahimelec huyó siguiendo a David a Keila, descendió con el efod en su
mano”. Sin duda alguna que el Urim y el Tumim estaban juntos con el efod. Los
versículos del 9 al 12 de 1 Samuel 23 indican que Abiatar usó el Urim y el Tumim para
revelar las respuestas que el Señor daba a las preguntas de David acerca de Saúl. Luego
de decirle al sacerdote Abiatar que trajera el efod, David dijo: “Jehová Dios de Israel, tu
siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra Keila, a destruir la ciudad por
causa mía. ¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿descenderá Saúl, como
ha oído de tu siervo? Jehová Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo” (vs. 10-
11). Por medio del Urim y el Tumim el Señor le dijo a David que Saúl vendría y que los
hombres de Keila lo entregarían en sus manos. Por lo tanto, David recibió las respuestas
a dos preguntas prácticas por medio del Urim y el Tumim que el sacerdote Abiatar
usaba. David recibió una respuesta clara a través de la máquina de escribir celestial del
Urim y el Tumim.

Saúl no lo recibió

Debido a que David era una persona piadosa, el Señor le respondió a través del Urim y el
Tumim. Sin embargo, el rey Saúl, no era piadoso, y el no podía recibir ninguna
respuesta por medio del Urim y el Tumim. Por tanto, el Urim y el Tumim le sirvió a
David pero no a Saúl. David era un hombre piadoso, pero Saúl no. De hecho, llegó hasta
al punto en que Dios no quería tener nada que ver con él. Primera Samuel 28:6 dice: “Y
consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños ni por Urim ni por
profetas”. Este versículo indica que ni el Urim ni el Tumim estaban disponibles para
Saúl.

Primera Samuel 28:6 nos presenta tres maneras en las que Dios revela las cosas: en
sueños, por el Urim y los profetas. ¿Cuál de estas usted prefiere? A mi no me gusta por
medio de sueños. Yo preferiría que Dios me hablara directamente y no por medio de
sueños. (Sin embargo, la experiencia me ha enseñado que algunos sueños son de Dios y
que El revela algunas cosas por medio de estos) ¿Prefiere usted que Dios le hable por
medio de un profeta? Debido a que los sacerdotes y los reyes le fallaron a Dios los
profetas fueron establecidos. Dios los estableció, ya que no podía continuar con los
sacerdotes y los reyes. Por esta razón en el Antiguo Testamento tenemos primero los
sacerdotes, luego los reyes y después los profetas. No obstante, a algunos cristianos les
gusta escuchar personas que hablan como los profetas del Antiguo Testamento y dicen:
“Así ha dicho el Señor”. Si usted disfruta de este tipo de hablar y prefiere que Dios hable
por medio de profetas, esto puede indicar que usted está alejado del Señor. Si usted está
íntimamente relacionado con el Señor, usted será un sacerdote que posee el Urim y el
Tumim. Debemos preferir el hablar de Dios por medio del Urim y el Tumim a los sueños
o los profetas. No somos soñadores ni profetas; somos sacerdotes con el Urim y el
Tumim.

CRISTO COMO EL TESTIGO E ILUMINADOR

El Urim y el Tumim son tipos de Cristo. Es muy significativo que se añadieran dos cosas
al pectoral y no una ni tres. El dos es el número que representa un testimonio, y estas
dos cosas, el Urim y el Tumim, indican que Cristo es el testigo, el testimonio. El es tanto
el Urim como el Tumim. Cristo, como el testimonio, es el medio que Dios usa para
hablarnos. El es un testigo viviente. En Apocalipsis 3:14, El se refiere a Sí mismo como el
testigo fiel y verdadero. Por medio de nuestra experiencia sabemos y comprendemos
que Cristo es verdaderamente el testigo, el testimonio de Dios.

El Urim tipifica a Cristo como las luces o iluminadores. Sin duda alguna, Cristo es la luz,
y también es el iluminador verdadero. Esto es fácil de entender, ya que en el Nuevo
Testamento Cristo dice: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12). Además, Pablo declara
que Cristo brilla sobre nosotros y nos alumbra: “Por lo cual dice: Despiertate, tu que
duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo” (Ef. 5:14).

CRISTO BRILLA POR MEDIO DEL ESPIRITU


Y A TRAVES DE LA CRUZ.

El apéndice en The Ancient Scriptures and the Modern Jew (Las antiguas escrituras y el
judío moderno) dice que el Urim contenía aceite del que se usaba para el fuego del altar.
Este fuego provenía de Dios. Por lo tanto, era un fuego divino, un fuego celestial, el cual
quemaba el aceite que estaba en el Urim a fin de alumbrar. Esto es muy significativo. El
aceite tipifica al Espíritu, y el fuego viene del altar, que tipifica la cruz. Como un
iluminador, seguramente Cristo tiene el aceite, el Espíritu. Este Espíritu arde por medio
de la cruz. Hoy Cristo, el iluminador está brillando a través del Espíritu que arde.

Les pido que consideren el significado del Urim conforme a su experiencia espiritual.
Aunque su experiencia puede ser limitada, con seguridad usted ha tenido alguna
experiencia de Cristo brillando en usted. ¿Acaso no se da cuenta de que el Cristo que
brilla trabaja a través del Espíritu y por medio de la cruz? Tal vez no tengamos las
palabras para explicar esto, pero en nuestra experiencia sabemos que a medida que Dios
brilla dentro de nosotros, el Espíritu vivificante está ardiendo y la cruz está obrando. En
nuestra experiencia de Cristo como el iluminador, tenemos la cruz, el Espíritu y a Cristo
mismo.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTIOCHO

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(13)

Lectura bíblica: Ex. 28:30; Lv. 8:8; Nm. 27:21; Dt. 33:8-10; Esd. 2:63; 1 S. 23:6, 9-12;
28:6

En el pasado mensaje mencionamos que el Urim y el Tumim se añadían al pectoral para


hacerlo el pectoral del juicio. También estudiamos las cualidades de aquellos que usan el
pectoral y varias personas que lo usaron en el Antiguo Testamento. Además, vimos que
el Urim tipifica a Cristo como el iluminador. Ahora continuaremos estudiando el
significado del Tumim y como el Urim y el Tumim pueden ser aplicados a nuestra
experiencia hoy.

CRISTO COMO EL QUE COMPLETA Y PERFECCIONA

Según un apéndice acerca del Urim y el Tumim en el libro de David Baron titulado The
Ancient Scriptures and the Modern Jew (Las antiguas escrituras y el judío moderno), el
Tumim contiene las cuatro letras del alfabeto hebreo que no se usaban en los nombres
de las doce tribus y que por lo tanto, no se encontraban grabados en las doce piedras
preciosas del pectoral. La palabra hebrea Tumim significa los que completan,
perfeccionadores, y tipifica a Cristo como el que completa y perfecciona. No sabemos
como se añadía el Urim y el Tumim al pectoral. Sin embargo, sabemos que ambos
tipifican a Cristo y que el pectoral tipifica a la iglesia. Por lo tanto, el Urim y el Tumim
adheridos al pectoral tipifican a Cristo adherido a la iglesia.

Las doce piedras preciosas del pectoral tipifican a los creyentes, los que constituyen la
iglesia, grabados con Cristo como las letras del alfabeto espiritual. Según el libro de
Apocalipsis, Cristo es el Alfa y el Omega. Ya que El es la primera y la última letra, sin
duda es también todas las otras letras. Esto quiere decir que Cristo es el alfabeto
utilizado para escribir palabras, oraciones, párrafos, capítulos y libros. Las letras
grabadas sobre las doce piedras del pectoral tipifican a Cristo como las letras del
alfabeto celestial.
Según el apéndice del libro de David Baron, cuatro de las letras del alfabeto hebreo no
estaban grabadas en las piedras del pectoral. Por lo tanto, a fin de tener todo el alfabeto
completo, era necesario que se proporcionaran las letras que faltaban. También dice que
estas cuatro letras se encontraban en el Tumim. Entonces, el Tumim era algo que
completaba, perfeccionaba las letras en el pectoral. Esto indica que no importa cuanto
Cristo esté grabado en nosotros, nunca estaremos completos. Nos faltan algunas letras,
o sea nos falta Cristo. Necesitamos el Cristo que completa, Aquel que proporciona las
letras que faltan.

LA NECESIDAD DE QUE CRISTO SEA AÑADIDO A NOSOTROS

El Urim adherido al pectoral hacía que las piedras preciosas brillaran. Si faltaban
algunas piedras, había un espacio oscuro en el pectoral, lo cual indicaba que faltaba algo
de Cristo. Pero el punto importante aquí es que aunque se tuvieran todas las piedras con
las letras grabadas, las cuales representan a los creyentes que tienen a Cristo grabado en
ellos, todavía faltaba algo. Esto quiere decir que aunque la iglesia esté completa, sea
perfecta, le falta algo de Cristo. Por lo tanto, existe la necesidad de que Cristo, tipificado
por el Tumim, sea añadido a la iglesia, a saber, al pectoral.

A menudo los hermanos encargados en la iglesia se dan cuenta de que no importa


cuanto los santos en su localidad experimenten a Cristo o cuanto Cristo sea grabado en
ellos, siempre falta algo de Cristo. Todos los creyentes necesitan algo adicional de Cristo.
Aunque los santos experimenten a Cristo y lo tenga grabado en su ser, todavía carecen
de Cristo. Solamente Cristo mismo puede suplirnos de lo que nos falta. Por lo tanto,
necesitamos que Cristo nos complete. Además, no importa cuanto hemos
experimentado a Cristo y lo tengamos grabado en nosotros, si dependemos de nosotros
mismos permaneceremos en tinieblas. Necesitamos que Cristo sea añadido a la iglesia
como la luz, o sea el Urim. Aún cuando las piedras preciosas del pectoral han sido
grabadas con los nombres de las doce tribus, todavía faltan algunas letras. De igual
forma, aunque tengamos muchas experiencias de Cristo, todavía nos falta algo de El y
sólo El lo puede llenar. No debemos pensar que podemos agotar todo lo que Cristo es. El
es inagotable. Aún después de experimentarlo por un largo período de tiempo, tenemos
que admitir que todavía nos falta algo de Cristo. Por lo tanto, necesitamos que Cristo se
añada más a nosotros. Cuando esta porción de Cristo se añade, estamos completos y
tenemos el brillo.

CRISTO COMO EL ALFABETO PARA EL GRABADO Y LA CONSUMACION

Cristo es el alfabeto espiritual para el grabado y la consumación. El Cristo que


experimentamos es aquel que se graba en nosotros. Pero aunque tengamos bastante de
Cristo grabado dentro de nosotros, todavía nos falta algo de El. Cuando nos damos
cuenta de esto, podemos decir: “No puedo estar completo por mi mismo, pero si por
medio de la iglesia”. Sin embargo, si trata de alcanzar esta consumación en la iglesia, no
tendrá éxito. La iglesia también necesita esta consumación. Por ende, aún si tiene la
iglesia, todavía necesitará a Cristo como su consumación.

El hecho de que Cristo sea el alfabeto para la grabación y para completar indica que El
es inagotable. Tal vez lo tengamos como las letras para grabar, pero todavía lo
necesitemos como las letras para estar completos. Nunca podremos agotar a Cristo, ya
que aunque disfrutemos de Su grabación, siempre hay algo más de El que necesitamos.

Por la misericordia y gracia del Señor, he experimentado a Cristo por muchos años. La
primera vez que fui a Shanghai, me ayudaron a experimentar a Cristo de una manera
nueva para mi. Después de esa visita, regresé al norte, donde di conferencias y mensajes
acerca de Cristo. Aprendí que no importa cual haya sido mi experiencia de Cristo,
mientras compartía estos mensajes me di cuenta de que había experimentado muy poco
de Cristo. En cuanto a la experiencia de Cristo, traté de recibir ayuda por parte de los
santos y de la iglesia. Sin embargo, me di cuenta de que los otros eran más pobres que
yo al experimentar a Cristo. Pensaba que había experimentado mucho de Cristo en
Shanghai. Pero cuando regresé al norte y pronuncié mensajes acerca de Cristo, me di
cuenta de que no había tenido tantas experiencias de El. Fue entonces cuando descubrí
cuanta carencia existe entre nosotros de la experiencia de Cristo. Algunos santos tenían
muy pocas experiencias y otros no tenían ninguna.

LA CARENCIA DEL GRABADO DE CRISTO

Si analiza con cuidado la situación de los cristianos actualmente, se dará cuenta de la


pobreza en que se encuentran en cuanto al grabado de Cristo. Tal vez algún creyente sea
muy bueno, pero todavía está opaco, le falta ser transformado y ser grabado con Cristo.
Aunque tal creyente sea salvo en realidad, aún no ha sido grabado con Cristo.

Un día el hermano Nee me preguntó si yo pensaba que ciertas personas habían sido
regeneradas. Yo los conocía muy bien y le dije que me parecía que habían sido salvas. El
hermano Nee, en tono de broma, me respondió: “Tal vez hayan sido salvos, pero no
regenerados”. Cuando le pregunté como era posible que una persona fuera salva pero no
regenerada, me contestó: “En la doctrina, no existe tal cosa como un persona que sea
salva, pero no regenerada. Sin embargo, de acuerdo con al experiencia real, tal parece
que algunas personas han sido salvas sin ser regeneradas. No hay duda de que han sido
redimidas con la sangre, pero aunque los conocemos por años, nunca hemos conocido
su espíritu regenerado. No tenemos duda acerca de que hayan sido redimidos por la
sangre de Cristo, pero el Espíritu no nos indica que su espíritu haya sido regenerado.
Simplemente no ejercitan su espíritu”. El caso es que en éstos, Cristo no ha sido
grabado.

Tal vez algún santo en particular sea un buen hermano o una hermana agradable, pero,
¿cuánto de Cristo está grabado en ellos? Tal vez tenga que admitir que tiene muy poco
de Cristo grabado en su ser. Debido a que ésta es la situación para muchos santos, en
estos años mi carga se hecho cada vez más pesada. Es posible que tengamos miles de
iglesias locales con cientos de miles de hermanos, con muy poca experiencia de Cristo.
¿Cuánto de Cristo han experimentado los santos en su localidad? ¿cuánto de Cristo ha
sido grabado en ellos? Si analizamos la situación de esta manera estaremos un poco
defraudados.

Ahora le voy a decir algo a los que viven en las casas para hermanos o para hermanas.
¿Cuánto de Cristo ha sido grabado en aquellos con los que usted vive? Vimos que cada
una de las doce piedras preciosas del pectoral tenía grabado uno de los nombres de las
tribus de Israel. Sin embargo, si considera aquellos con los que usted vive en estas casas,
tal vez no encuentre ni uno que tenga una palabra completa grabada en ellos. En
algunos casos, se ha grabado sólo parte de una palabra. Puede que las hermanas y los
hermanos sean muy buenos, pero es difícil ver en ellos el grabado claro y definitivo de
Cristo. Una cosa es ser un buen hermano o una hermana agradable, y otra muy diferente
tener la experiencia definitiva de Cristo.

LA EXPERIENCIA ADECUADA DE CRISTO

Analicemos una vez más las piedras preciosas del pectoral. Cada una era transparente, y
había sido grabada de forma definida y adecuadamente. Por ejemplo, el nombre de la
tribu de Judá había sido grabado sobre una de ellas. Pero, muchos de los santos en la
actualidad carecen del grabado claro y definitivo de Cristo. No obstante, en algunos
santos encontramos algunas experiencias definitivas de Cristo, y Su grabado claro. Estos
santos han experimentado a Cristo como el alfabeto espiritual.

La situación actual en la mayoría de los cristianos no está al nivel de lo que Dios desea.
Los cristianos han descuidado casi por completo la experiencia de Cristo a través de los
siglos. Muchos han sido edificados, pero pocos tienen a Cristo grabado dentro de ellos.
Antes de que viniera a la vida de iglesia, tal vez haya sido edificado de alguna forma,
pero ¿cuánto del grabado de Cristo tenía? Tiene que admitir que, aunque había sido
salvo y regenerado, no tenía nada de Cristo grabado dentro de usted. Algunos entre
nosotros eran misioneros antes de llegar al recobro del Señor. Pero aunque habían
estado en el campo misionero por años, todavía no tenían experiencias claras y
definitivas de Cristo. Más bien, su experiencia no era definitiva y un poco nebulosa.

Antes de que fui a Shanghai en 1933, estuve por más de siete años en la Asamblea de los
Hermanos, de quienes aprendí mucho acerca de la tipología y de la profecía. Pero luego
de estar una semanas en Shanghai, me di cuenta de que en esos años tuve muy pocas
experiencias de Cristo. Muchos de nosotros hemos estado en situaciones parecidas.
Hemos obtenido mucho conocimiento acerca de la Biblia, pero tenemos muy poco de
Cristo grabado dentro de nosotros. Es por esto que me preocupa mucho que los santos
en todas las iglesias tengan las experiencias adecuadas de Cristo.

Aunque seamos como las doce piedras preciosas del pectoral: transformados,
transparentes y grabados, aún no estamos completos ni perfectos. Por lo tanto, debemos
humillarnos y decir: “Señor Jesús, aún no estamos completos. Debido a que somos
imperfectos, Señor, necesitamos que te añadas a nosotros y nos completes. Señor, como
un miembro individual de la iglesia, te necesito. No sólo esto, Señor, toda la iglesia te
necesita. Aunque como la iglesia podamos ser ricos en experiencias de Ti, nos falta algo.
Señor, necesitamos que te añadas más a nosotros”.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO VEINTINUEVE

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(14)

Lectura bíblica: Ex. 28:30; Lv. 8:8; Nm. 27:21; Dt. 33:8-10; Esd. 2:63; 1 S. 23:6, 9-12;
28:6

En el mensaje pasado mencionamos que el Urim es un tipo de Cristo como el


iluminador que arde con el fuego (el Espíritu), del altar (la cruz). También vimos que el
Tumim tipifica a Cristo como el perfeccionador. Como el Tumim, Cristo es el alfabeto
que se usa para grabar y completar. Muchos cristianos en la actualidad no tienen a
Cristo grabado dentro de ellos de una forma clara y definitiva. Pero aun cuando
tengamos la experiencia de Cristo definida y el grabado claro de Cristo, todavía estamos
incompletos. Por lo tanto, necesitamos que Cristo se añada a nosotros para que nos
complete. En este mensaje veremos más acerca de la aplicación actual del Urim y del
Tumim.

LA APLICACION ACTUAL
Las doce piedras transparentes del pectoral indican que los santos deben ser
transparentes a fin de que Cristo brille a través de ellos para que la voluntad de Dios sea
manifestada. Supongamos que las doce piedras del pectoral estaban opacas en vez de
transparentes. Además, supongamos que no había nada grabado sobre ninguna de estas
piedras y que la luz no estaba brillando. Entonces las piedras hubiesen sido opacas, sin
grabado y sin el brillo de la luz. En tal caso sería imposible utilizar el pectoral para
conocer la voluntad de Dios, Su dirección. Esta es la situación en la mayoría de los
grupos cristianos hoy. No existe la transparencia, ni el grabado, ni la luz. Es muy posible
que ésta sea la condición de algunas de las iglesias locales.

Hace muchos años en la China continental visité algunas de las llamadas iglesias. Me
pareció que todos en estos grupos estaban opacos, y les faltaba la transformación y la
transparencia. Además, tenían muy poco de Cristo grabado dentro de ellos. Tal parecía
que tenían a Cristo sólo de nombre, pero carecían de la experiencia de El. Aún más, no
existía la luz entre ellos. Necesitaban una ayuda muy básica y elemental. La voluntad de
Dios no se daba a conocer por medio de ellos.

Si considera la situación de la mayoría de los cristianos hoy en relación con lo que


hemos abarcado en estos mensajes, se dará cuenta de que muchos de ellos son opacos
en lugar de transparentes. No tienen nada del grabado de Cristo. En vez de tener la luz
brillando, tienen tinieblas.

Si como iglesia local queremos ser usados por Dios como el pectoral, debemos ser
transparentes, y debemos tener a Cristo grabado dentro de nosotros. Esto quiere decir
que debemos tener experiencias definitivas de Cristo como las letras del alfabeto
espiritual de Dios. Nuestra experiencia de Cristo no debe ser nebulosa. Más bien, debe
ser clara y definitiva. Sin embargo, la situación entre la mayoría de los cristianos,
incluyéndonos a nosotros, es muy diferente a ésta.

Si el Señor nos ha alumbrado y si llevamos la carga por los intereses del Señor, seremos
contrariados con la situación del pueblo de Dios. Cuanto más analizamos la situación y
condición tanto de los santos como de las iglesias, más nos preocupamos. Debemos
estar muy preocupados en cuanto a la carencia de la transparencia, del grabado y de la
luz.

AL RECIBIR LA DIRECCION DEL SEÑOR


PARA LA IGLESIA

La aplicación actual del pectoral con Urim y el Tumim también requiere que los
hermanos encargados llevan a los santos y a Cristo en sus corazones para que puedan
conocer la condición en que se encuentran y lo completo de Cristo para recibir la
dirección de Dios. En todas las iglesias locales debe haber un grupo de hermanos
dirigentes que lleven a los santos y a Cristo en sus corazones. Estos hermanos necesitan
ver el alumbrar del Señor y leer a los santos. Entonces podrán recibir la dirección de
Dios relacionada con la iglesia en su localidad.

LA MANERA EN QUE DIOS HABLA

El hablar de Dios a través del pectoral con el Urim y el Tumim, es diferente a lo que
esperaríamos. Dios no habla por medio de las piedras que estaban brillando, sino por
medio de las piedras que se oscurecían. Esto quiere decir que Dios habla en medio de
situaciones negativas. Normalmente las doce piedras del pectoral se encontraban bajo el
brillo del Urim. De repente una de las piezas grabadas con alguno de los nombres se
oscurecía. El oscurecer de una de las piedras era el hablar instantáneo de Dios. Nuestro
concepto natural sería que el hablar de Dios por medio del pectoral provenía de las
piedras que brillaban. En realidad, EL hablaba por medio de las piedras que se
oscurecían.

Las epístolas de Pablo y también en las siete epístolas del Señor Jesús a las siete iglesias
en Asia estaban escritas conforme a este principio. Fueron escritas de acuerdo a la
situación negativa de las iglesias. Tomemos, por ejemplo, la primera epístola de Pablo a
los corintios. Si no hubiese habido cosas negativas en la iglesia en Corinto, dudo que se
hubiese escrito 1 Corintios. Pablo escribió esta epístola de acuerdo con su lectura de la
situación negativa que había en Corinto. Al considerar esa situación, el supo que
escribir. Aunque sus escritos se basaban en las cosas negativas, en esta epístola el
ministró cosas positivas: las riquezas de Cristo, la iglesia.

El problema existente entre los cristianos hoy se debe a que hay tantas tinieblas y no hay
la manera para que Dios lo exponga. Cuando todo está tinieblas, es difícil demostrar
algo en ellas. Supongamos que en un salón hay muchas filas de luces en el techo. Si
todas están brillando, sera fácil encontrar alguna que esté fundida. Esto demuestra
como Dios hablaba por medio del pectoral. El oscurecer de alguna piedra era el hablar
instantáneo de Dios.

La situación actual de los cristianos es anormal. En lugar de luz, están en tinieblas.


Como resultado, Dios no tiene la manera de hablar. A fin de que se den a conocer las
tinieblas se debe tener la luz primero. Si no hay luz en un salón, no hay forma de
demostrar las tinieblas. Pero cuando todas las luces están brillando, inmediatamente
podemos notar cuando una de las luces se oscurece. Esta oscuridad indica que algo anda
mal. Si en una iglesia se descubren fácilmente las cosas que están mal, esta es una iglesia
normal. Pero si este no es el caso, esto indica que esta iglesia se encuentra en tinieblas.
Cuando las tinieblas prevalecen, los asuntos negativos no pueden ser expuestos. Para
esto se necesita la luz. Lo que es expuesto bajo el brillo de la luz es el hablar de Dios.
Dios habla cuando las cosas se pongan negativas. Este tipo de situación negativa indica
que hay una carencia de Cristo. Al leer las situaciones negativas de esta manera,
llegamos a conocer la dirección de Dios. Entonces en nuestra localidad conocemos lo
que Dios quiere que hagamos, y debemos seguir Su dirección.

EL JUICIO Y EL SUMINISTRO

La guianza que se obtiene a través del pectoral siempre conlleva un juicio. Esto quiere
decir que el hablar del Señor a través del pectoral es en medio de las situaciones
negativas. Si este hablar sucediera sólo en situaciones positivas, no habría necesidad de
juicio, ya que todo sería positivo y justo. Pero debido a que el hablar del Señor se lleva a
cabo en medio de las situaciones negativas, éste es un juicio. El apóstol Pablo estaba
verdaderamente brillando. Bajo el brillo de Pablo, las tinieblas eran expuestas. Pablo
escribió algunas epístolas conforme a la oscuridad, o sea, a la condición negativa, de los
santos en las iglesias. Debido a que Pablo vio algunas áreas oscuras en la iglesia en
Corinto, áreas que eran las letras del juicio de Dios, escribió Corintios como un libro de
juicio. Pero junto con todo el juicio que esta epístola contiene, hay muchas cosas
positivas: las riquezas de Cristo ministradas en los creyentes de Corinto. Esta es la forma
en que Dios habla. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, el hablar de Dios
depende de la situación negativa, pero incluye las riquezas de Cristo como el suministro
para Su pueblo.

LA NECESIDAD DE TENER
UNA EXPERIENCIA ADECUADA DE CRISTO

Si nosotros como la iglesia queremos ser el pectoral del juicio, debemos satisfacer
ciertos requisitos. En primer lugar, necesitamos ser transformados y transparentes.
Luego Cristo como las letras del alfabeto espiritual debe estar grabado dentro de
nosotros de forma clara y definitiva. Esto es tener una experiencia adecuada de Cristo.

Recientemente un hermano testificaba que cuando los hermanos encargados le hablan a


los nuevos creyentes o a los jóvenes acerca de la experiencia de Cristo, se dan cuenta de
ellos mismos no tienen una experiencia de Cristo clara y definitiva. Si no tratamos de
ministrar Cristo a otros, no nos daremos cuenta de cuanto carecemos en cuanto a la
experiencia de Cristo. Cuando tratamos de hablarle a otros acerca de esto, tal vez
encontramos que nosotros mismos estamos muy carentes de experiencia. Tal vez
tengamos muy poco que ministrar a otros en cuanto a la verdadera experiencia de
Cristo. Como aquellos que quieren pastorear a los santos, necesitamos la experiencia de
Cristo. De lo contrario no tendremos el vocabulario espiritual adecuado que se requiere
para ministrar a Cristo. Tal vez queramos ministrar Cristo en otros, pero ¿qué
experiencia de Cristo tenemos? Hasta cierto punto, podemos enseñar acerca de la Biblia,
ya que la hemos leido y estudiado por años, pero cuando se trata de ministrar a Cristo,
estamos carentes. No tenemos lo suficiente de El grabado dentro de nuestro ser. Tal vez
sólo tengamos parte de una letra grabada. Esta es la situación de muchos cristianos en la
actualidad. Por lo tanto, es muy difícil conocer la dirección del Señor por medio del
pectoral.

Debido a que estamos faltos de la transformación, la transparencia y el alumbrar,


necesitamos orar para que lleguemos a ser transparentes, tengamos más de Cristo
grabado dentro de nosotros y experimentemos más del alumbrar. Entonces nos daremos
cuenta de que aún si estamos llenos de Cristo, todavía nos falta algo, ya que nos falta
algo de las riquezas de Cristo. Esto es lo que indica el cuadro maravilloso del pectoral
con el Urim y el Tumim.

RECONOCER NUESTRA NECESIDAD


DE MAS EXPERIENCIA

En el pectoral con el Urim y el Tumim vemos dos tipos de alfabetos. Uno es para el
grabado y el otro es el que completa. Si no estamos llenos de Cristo todavía, lo que
necesitamos es el grabado. Cristo debe ser grabado en nosotros hasta que estemos llenos
de El. Cuando estamos llenos de El nos damos cuenta de que necesitamos ser
completados. Por ende, si no estamos llenos de Cristo, lo necesitamos como el alfabeto
para el grabado. Pero cuando estamos llenos de El, lo necesitamos como el alfabeto que
completa. Los creyentes como el apóstol Pablo, que están llenos de Cristo se dan cuenta
de que aún necesitan de El. Sin embargo, los que están faltos de Cristo no sienten esta
necesidad. Muchos de los cristianos tibios no se dan cuenta de cuanto necesitan a Cristo.
Es cuando tenemos a Cristo grabado dentro de nosotros que nos damos cuenta de que
todavía estamos faltos de El. Entonces buscamos de El para que nos complete.

Indudablemente es la misericordia del Señor que podamos hablar acerca de Cristo


grabado dentro de nosotros y completándonos. No es fácil encontrar cristianos que
hablen acerca de esto. Lo que necesitamos ahora es más experiencia. Solamente por
medio de la experiencia podemos entender lo que es tener a Cristo grabado dentro de
nosotros y que nos complete. Por lo tanto, todos debemos orar en relación con estas
cosas. Espero que toda iglesia local llegue a ser un pectoral conforme al cuadro que
Exodo 28 presenta.
ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(15)

Lectura bíblica: Ex. 28:31-38; 39:22-26; 30-31; Is. 6:1; Sal. 133:2; Ap. 1:13; Ef. 1:23

En tipología las vestiduras representan una expresión. Esto es cierto particularmente en


relación con las vestiduras sacerdotales, las cuales proporcionaban honra y hermosura.
La hermosura y la honra son la expresión. En el mensaje anterior mencionamos que
humanamente hablando, las vestiduras sirven para cubrir, abrigar y embellecer. Pero en
el relato acerca de las vestiduras se enfatiza la hermosura y la honra. La hermosura se
relaciona con la humanidad, y la honra con lo divino. Por lo tanto, las vestiduras
sacerdotales son la expresión de la hermosura humana y la honra la expresión divina de
Cristo.

Las vestiduras que el sumo sacerdote usaba no eran comunes. En primer lugar, tenía un
manto, que le llegaba hasta los tobillos. Sobre éste, llevaba una túnica, que le llegaba
hasta los pies, y sobre ésta se ponía el efod. Sobre el efod estaba el pectoral y las
hombreras. Todas estas piezas contienen aspectos significativos de la tipología acerca de
Cristo con la iglesia.

LA EXPRESION DE DIOS

Cristo es la expresión de Dios. El Cristo encarnado es la corporificación de Dios, y ésta


es una expresión. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, le ha dado a conocer (Jn.
1:18). Esta manifestación de Dios en Cristo es la expresión de Dios. Esto quiere decir que
Cristo es la expresión del Dios misterioso e invisible. Como la expresión de Dios, Cristo
hace a Dios visible y práctico. Cuando tenemos contacto con Cristo, tenemos contacto
con el Dios visible y práctico. Ahora Dios no es solamente misterioso e invisible; en
Cristo, El es práctico y visible. Cristo como la expresión de Dios, lo hace visible y
práctico.

La expresión de Dios es tanto individual como corporativa. Como la expresión de Dios,


Cristo no sólo es individual, sino también corporativo. Cuando Cristo estaba en la tierra,
El era la expresión individual de Dios. Pero después de Su muerte y resurrección, esta
expresión llegó a ser corporativa. En los cuatro evangelios vemos al Cristo individual.
Pero en los Hechos, las epístolas y Apocalipsis, ya no es simplemente individual, sino
que vemos al Cristo corporativo.
LA PLENITUD DE CRISTO

En este mensaje estudiaremos el manto que el sumo sacerdote llevaba. ¿Qué representa
este manto en la tipología? Para hallar la respuesta, vayamos a Isaías 6:1 : “En el año
que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas
llenaban el templo”. Según este versículo, Isaías tuvo una visión del Señor sentado en el
trono. La palabra “faldas” se refiere al manto largo del Señor. Isaías no nos dice cuan
largas eran estas faldas, pero si nos dice que llenaban el templo. Nunca se ha visto una
novia cuyo traje llene todo el lugar en donde se esté casando. Ninguna novia tiene tal
plenitud. Pero debido a que el Señor es tan completo, Sus faldas llenan el templo, Su
morada.

¿Qué representan estas faldas largas? Representan la expresión de las virtudes de Cristo
(Véase Juan 12:41). La plenitud del Señor se demuestra en todas Sus virtudes.
Supongamos que estuviese carente de virtudes. En tal caso El no podría expresarse por
medio de las faldas largas que llenaban el templo, ya que El no tendría la plenitud. Si
alguien se pusiera una vestidura que no cubre su cuerpo apropiadamente, esto indicaría
que esta persona carece de virtud. Pero si se encuentra cubierta apropiadamente, esto
demuestra que está lleno de virtud. El Señor está llena de virtud. Por lo tanto, cuando El
se sienta en Su morada, Sus faldas largas llenan el templo. Esto quiere decir que la
morada del Señor está llena de Su virtud.

Salmos 133 también hace referencia a este manto largo del sumo sacerdote. Cuando se
vertía el aceite divino de la unción sobre Aarón, el sumo sacerdote, éste bajaba desde su
cabeza pasaba por la barba hasta las faldas de sus vestiduras, Además, en Apocalipsis
1:13, el Señor Jesús tenía unas vestiduras que le llegaban a los pies. Esta es la señal de
que las virtudes del Señor son tan amplias que llegan a ser Su plenitud.

Nunca debemos pensar que el manto largo del Señor no tiene significado. Basándose en
uso bíblico, éstas con toda seguridad representaban las virtudes de Cristo, y a su vez son
Su expresión. Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, El expresaba a Dios en las
virtudes divinas. Si Su vivir humano hubiese carecido de estas virtudes, no hubiese
podido expresar a Dios. Cuando caminaba en la tierra, lo hacía lleno de virtud. Sin duda
Su expresión tenía una faldas largas. Por ejemplo, cuando estuvo en una pequeña casa
en Betania, Sus faldas llenaron el cuarto. De igual modo, mientras caminaba en las
calles de Jerusalén, Sus virtudes llenaban la ciudad. Esta era la expresión de Dios. Por lo
tanto, en la Biblia la vestidura larga con una falda larga representa la plenitud de las
virtudes de aquel que está vestido con éstas.
En este universo, ¿qué es la plenitud de Cristo? Efesios 1:23 dice que la iglesia es la
plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. ¡Cuán grande es Cristo! El es todo-inclusivo
y lo abarca todo, lo llena todo en todo. Debido a Su grandeza, inclusividad y extensión,
seguramente necesita una plenitud que exprese lo que El es. Esta plenitud es la iglesia.

LA TIERRA ESTA CUBIERTA


CON LA EXPRESION DE LAS VIRTUDES DE CRISTO

Las faldas de Cristo cubren toda la tierra. Primero estas faldas estaban en los cielos.
Luego descendieron de Jerusalén a través de Antioquía, Filipo, Corinto y Roma.
Finalmente, se expandieron por Asia y todo el hemisferio occidental. Ahora las faldas
largas de Cristo arropan todo el globo terrestre. La tierra es muy pequeña comparada
con estas faldas y está cubierta por la iglesia. Aunque la iglesia se ha degradado, no se
puede negar que nada es más prospero o de mayor alcance que ésta en toda la historia
de la humanidad.

Cuando salí de la China continental hace treinta y tres años, no había allí más de cuatro
millones de cristianos. Recientemente leí un articulo en el periódico que decía que ahora
hay cuarenta millones de creyentes en China. Además, sabemos que tan sólo en un
condado de una provincia hay ciento cuarenta mil creyentes orando-leyendo e
invocando el nombre del Señor Jesús. Esto comprueba que Dios es viviente y que Cristo
es poderoso. Los países comunistas son conocidos por ser ateos y por restringir las
actividades de los cristianos. Pero luego de treinta y tres años, la cantidad de creyentes
en China desde el 1949 ha aumentado diez veces. Este es el estirar, el expandir del
manto de Cristo. Sus faldas no se pueden romper. Cuanto más persecución hay contra
los cristianos, más se extiende Su largo manto.

También leí que en Rusia hoy el número de personas que asisten a servicios religiosos es
cinco veces mayor que en Inglaterra. Esto me recuerda un articulo que leí en 1944.
Stalin pidió ayuda a los Estados Unidos. El presidente Roosevelt le dijo que debido a que
tantos estadounidenses que pagaban impuestos eran cristianos, Rusia tendría que abrir
las iglesias de nuevo antes de que se le pudiera brindar la ayuda. Roosevelt mencionó
que su gente no podía ayudar a alguien que perseguía a los cristianos. Stalin pensó que
como las iglesias habían estado cerradas por años, probablemente no habrían muchos
cristianos. Por lo tanto, le prometió a Roosevelt que abriría las iglesias. Para su gran
sorpresa, en la Pascua, de 1944 multitudes de cristianos se reunieron en los edificios de
las iglesias para la alabanza de la Pascua.

Cristo el Señor está lleno de los atributos divinos y de las virtudes humanas. En la
historia nunca ha habido otra persona con tantos atributos y virtudes. La expresión de
Sus atributos y virtudes producen unas faldas largas que cubren toda la tierra. Estas
faldas son la iglesia, la plenitud de Cristo. ¡Alabado sea Cristo porque formamos parte de
Sus faldas!

CRISTO JUNTO CON LA IGLESIA

La túnica, el manto largo, el efod, el pectoral y las hombreras tipifican a Cristo junto con
la iglesia. Al considerar estas vestiduras como un todo, representan a Cristo expresando
a Dios. Este es el significado básico de las vestiduras sacerdotales. Sin embargo, sobre el
pectoral estaban grabados los nombres de los redimidos de Dios. Sin duda esto
representa a la iglesia. Esto quiere decir que sobre Cristo, representado por las
vestiduras, tenemos a la iglesia, representada por el pectoral con las hombreras.
Además, el pectoral y las hombreras estaban colocados sobre el efod. Esto indica que la
iglesia se encuentra en Cristo. Cristo tiene Su plenitud, y ésta es la iglesia. El pectoral,
las hombreras y las faldas largas tipifican la iglesia.

Al estudiar las vestiduras del sumo sacerdote, vemos que la parte más preciosa y bonita
era el pectoral y las hombreras y que la más larga era la falda. Estas partes tipifican a la
iglesia. Si éstas se le quitaban a las vestiduras sacerdotales, se quedarían sin plenitud ni
belleza. Esto indica que sin la iglesia, la expresión de Cristo estaría falta de plenitud y
belleza. En la actualidad la belleza y plenitud de Cristo son la iglesia y la iglesia es la
plenitud de Cristo.

El cuadro de las vestiduras sacerdotales demuestra claramente que la belleza y plenitud


de las mismas consisten del pectoral, las hombreras y la falda larga. El significado de
esto es que hoy la belleza y plenitud de Cristo son la iglesia. Tal vez de acuerdo con
nuestro punto de vista, la iglesia está degradada y miserable. Pero según el punto de
vista de Dios, la iglesia es adorable. El no está disgustado. Lo que Satanás ha hecho se
puede comparar con las maldades de un niño travieso. Un día Jesús le va a decir:
“Satanás, ¿hay algo más que quieras hacer? Si no, vete al lago de fuego. Ahora yo vengo
a aclarar la situación”. A los ojos del Señor, la iglesia es maravillosa. Esto es así aún en la
actualidad. ¡Aleluya por el cuadro claro de Cristo junto con la iglesia que nos presentan
las vestiduras del sumo sacerdote!

Los elementos principales de las vestiduras sacerdotales son el lino, el oro, y las piedras
preciosas. El lino representa a la humanidad, el oro a la divinidad y las piedras preciosas
la transformación. También, hay varios colores: el azul, representa lo celestial, el
púrpura, lo reinante, y el carmesí, la redención. Al estudiar las vestiduras del sumo
sacerdote, verdaderamente vemos un cuadro de Cristo junto con la iglesia.
SOSTENIDOS, SUSTENTADOS Y UNIDOS

De acuerdo con este cuadro de las vestiduras sacerdotales Cristo sostiene y sustenta a la
iglesia. El pectoral estaba sostenido del efod, y las hombreras estaban apoyadas del
mismo. Ahora debemos ver que las faldas largas representan a la iglesia unida a Cristo.
A raíz de esto nos damos cuenta de la posición de la iglesia. La iglesia se encuentra en
Cristo, en Su seno; la iglesia está sobre Cristo, sobre Sus hombros; y la iglesia está unida
a Cristo.

Al manto se le llama, el manto del efod debido a que se usaba principalmente para el
efod. En el efod vemos a Cristo junto con la iglesia. Por lo tanto, el manto largo es para
Cristo junto con la iglesia. La interpretación básica de este manto largo es que
representa al Cristo individual y corporativo como la expresión completa de Dios. En
esta expresión tenemos a Cristo y también a la iglesia unida a El.

LAS CARACTERISTICAS DEL MANTO

De color azul

Según 28:31, el manto largo del efod era azul. Esto indica que la iglesia es celestial. El
Nuevo Testamento nos da esta revelación acerca de la iglesia. La iglesia no está en el
cielo, pero es celestial. En naturaleza y posición la iglesia no es terrenal sino celestial.
Juan 3:7 indica que hemos nacido de lo alto. Esto revela que el cielo, no la tierra, es
nuestro origen. Por lo tanto, aunque estamos en la tierra, hemos nacido de lo alto, del
cielo, y tenemos una vida celestial con una naturaleza celestial. Aún nuestra posición es
celestial.

Su abertura

Exodo 28:32 dice: “Y en medio de él por arriba habrá una abertura, la cual tendrá un
borde alrededor de obra tejida, como el cuello de un coselete, para que no se rompa”.
Este versículo indica que el manto largo estaba tejido de tal forma que consistía de una
sola pieza. En la parte de arriba tenía una abertura tejida muy fuerte, como la de un
coselete. El que se haga referencia a este coselete en el versículo 32 indica que el servicio
sacerdotal era una batalla (Nm. 4:23, al margen “pelear la batalla”). Mientras servimos
como sacerdotes, estamos peleando como guerreros. Nuestro manto es una vestidura
sacerdotal, pero la abertura es como la de un coselete. El versículo 32 dice que era de
esta manera “para que no se rompa”. Esto quiere decir que algo podría suceder que
dañaría la vestidura.
En la actualidad estamos aquí como el testimonio del Señor. Sin embargo, no podemos
evitar la batalla. No queremos pelear, pero muchas veces somos atacados por otros. Por
lo tanto, nuestra vestidura sacerdotal debe tener este tipo de abertura lo cual indica que
nuestro ministerio es una batalla.

Las granadas y las campanillas

Los versículos 33 y 34 dicen: “Y en sus orlas harás granadas de azul, púrpura y carmesí
alrededor, y entre ellas campanillas de oro alrededor. Una campanilla de oro y una
granada, otra campanilla de oro y otra granada, en toda la orla del manto alrededor”. El
versículo 33 habla acerca de las granadas y las campanillas, y el versículo 34 de “una
campanilla de oro y una granada”. A medida que se hacía la vestidura, se ponían las
granadas antes que las campanillas. Pero en cuanto a la función, las campanillas van
antes que las granadas.

Como ya mencionamos, las faldas son un símbolo de la plenitud de Cristo y ésta es la


iglesia. Por lo tanto, las granadas y las campanillas de las faldas deben ser los asuntos
relacionados con la iglesia. Estas piezas no eran parte de la túnica, la cual no representa
a la iglesia. Estas eran la parte de abajo del manto, que si representa a la iglesia. Esto
quiere decir que debemos considerar que las granadas y las campanillas están
relacionadas con la iglesia.

Las granadas estaban hechas de lino, el cual representa la humanidad, y las campanas
eran de oro, el cual representa la divinidad. Con las granadas tenemos la humanidad y
con las campanas la divinidad. En la vida de iglesia siempre tenemos la humanidad y la
divinidad. La humanidad se relaciona con las granadas, y la divinidad con las campanas.

Si observamos una granada madura con sus semillas, tendremos la impresión de que
está llena de vida. En la Biblia las granadas representan la plenitud de la vida. La iglesia
debe estar llena de vida en su humanidad. Este es el significado de que las granadas
estuviesen hechas de lino.

La iglesia es diferente a Cristo en el hecho de que El nunca comete errores, pero la


iglesia si. Usted y yo a menudo cometemos errores, especialmente cuando actuamos
muy apresuradamente. Por esta razón, necesitamos las campanas de oro para
advertirnos de no caminar tan rápida o licenciosamente. La plenitud de la vida se
expresa en la humanidad de la iglesia, pero la voz de alerta se expresa en la divinidad,
como la representan las campanas de oro. El hablar adecuado de la iglesia siempre
proviene de la divinidad de la iglesia. Si en la iglesia hablamos desde nosotros mismos,
esto es penoso. Necesitamos aprender a ser campanitas cuyo sonido se origina de la
divinidad, no de la humanidad. Este sonido es agradable y delicado, ya que no proviene
de una campana de metal sino de oro. La iglesia no necesita campanas grandes, sino
muchas campanitas.

Yo puedo testificar que durante años en la vida de iglesia, he sido advertido en varias
ocasiones por parte del hablar de los jóvenes. A veces se levantan y hablan en la reunión
y esto resulta en una advertencia para mi. Tal parece que escucho una campanita
resonante que me advierte de no caminar tan licenciosamente. Esta es una descripción
de un aspecto especifico de la vida de iglesia: la iglesia habla a raíz de la divinidad,
basándose en la plenitud de la vida en la humanidad.

Cuando todos expresamos la plenitud de Cristo como vida en nuestra humanidad, hay
entre nosotros muchas campanitas de oro. Entonces habrá el hablar de Dios, la voz de
Dios expresada por medio de la divinidad de la iglesia. En cada uno de nosotros hay una
cantidad de divinidad. A raíz de este elemento divino se obtiene un sonido a pequeña
escala, como el repicar de una campanita. En primer lugar tenemos la expresión de la
plenitud de la vida y luego el repicar de las campanas de oro, es decir, el hablar desde la
divinidad de la iglesia. La iglesia tiene la humanidad para la expresión de la plenitud de
la vida y también tiene la humanidad para la divinidad para el repicar de las campanas
de oro. Primero tenemos la plenitud de la vida, las granadas. A raíz de esto tenemos el
repicar de las campanas. Sin embargo, es difícil determinar cual va primero, si el repicar
de las campanas o la expresión de la plenitud de la vida. Ambos están en la iglesia como
las faldas largas de Cristo.

En las iglesias locales tenemos las granadas y las campanas. Sin embargo, si visita al
cristianismo degradado, no los encontrará. No importa lo que diga o como camine, no
podrá escuchar los sonidos de advertencia. Pero en las iglesias tenemos muchas voces de
advertencia, que provienen de la plenitud de la vida.

En la iglesia no estamos bajo el control humano. Sin duda nadie controla nuestro modo
de pensar. Yo puedo testificar que no controlo a los ancianos de la iglesia en Anaheim y
ellos no me controlan a mi. Sin embargo, todos somos controlados por las granadas y las
campanas. ¿Conoce las señales de una vida de iglesia apropiada? Estas son las granadas
y las campanas.

Según 28:34, las granadas y las campanas estaban colocadas alternadamente, una
campana y una granada. Esto indica que la voz divina es correlativo con la vida divina.
Dios no le mandó a Moisés que sólo hubiesen campanas en las faldas del manto. Si en la
vida de iglesia tenemos las campanas sin las granadas, habrán chismes y criticas, en
lugar del repicar de las campanas de oro. Pero si las granadas se encuentran
alternadamente con las campanas, los chismes y las criticas desaparecerán, y en lugar de
esto habrá un sonido apropiado y divino.

A fin de que las granadas se encuentren alternadamente con las campanas en la vida de
iglesia, debemos crecer en la vida y finalmente florecer en ella. Entonces llegaremos a
ser las granadas. Además, este crecimiento en la vida influirá a otros y hará que los
chismes y las criticas sean reemplazadas por el repicar apropiado de las campanitas de
oro. Si esta es la experiencia de un hermano, puede que venga a la reunión y testifique
como ha sido disciplinado por el Señor en un asunto especifico. A través de su hablar
otros podrán ser advertidos, ya que escucharan el repicar de las campanas de oro
alternado con las granadas.

Si la iglesia es apropiada y verdaderamente expresa la plenitud de Cristo, o sea, Sus


faldas, entonces sobre ellas estarán las granadas y las campanas. En la iglesia habrá la
expresión de la vida y el repicar divino. He aprendido esto por medio de la experiencia y
al observar la vida de iglesia.

Solamente por la experiencia podemos entender el significado de la tipología del manto


largo con las granadas y las campanas. Primero vemos que las granadas y las campanas
estaban agarradas de las faldas del manto largo. Esto indica que éstas se relacionan con
la vida de iglesia. Además, las granadas representan la plenitud de la vida, y las
campanas dan su repicar. Este repicar no tiene un origen humano; sino divino, aun Su
divinidad, según lo indica el hecho de que las campanas sean de oro. Todo lo que
hablemos en la iglesia debe tener un origen divino, de la fuente divina. Al mismo
tiempo, necesitamos la plenitud de la vida que el lino expresa en la humanidad. Por lo
tanto, en la iglesia tenemos la hermosura de la vida expresada en nuestra humanidad y
el repicar divino de las campanas de oro. Estas son señales de la vida de iglesia
adecuada.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA Y UNO

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(16)

Lectura bíblica: Ex. 28:36-43; 39:27-31

Hasta este punto hemos cubierto las vestiduras que solamente usaba el sumo sacerdote:
el efod, las hombreras, el pectoral, y el manto largo con las granadas y las campanas de
oro. El pectoral y las hombreras estaban agarrados del efod, y éste se ponía sobre el
manto. Debajo del manto largo estaba la túnica, la cual era igual a la que llevaban los
otros sacerdotes.

CINCO COSAS MAS

Exodo 28:36 dice: “Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como
grabado de sello, SANTIDAD A JEHOVA”. Exodo 39:30 se refiere a esta lámina como
“la lámina de la diadema santa de oro puro”. Levítico 8:9 también habla acerca de “la
lámina de oro, la diadema santa”. La palabra hebrea traducida como lámina en 28:36
también se puede traducir como retoño (flor). Esta lámina es un retoño (flor), y ésta es
una diadema santa. Esta lámina o diadema, se colocaba sobre la mitra (28:37).

La mitra que llevaba el sumo sacerdote era una especie de sombrero o tocado. El sumo
sacerdote llevaba sobre su cabeza este tipo de cubierta hecha de lino. La lámina de oro
puro se colocaba sobre la mitra, o sea la cubierta de la cabeza hecha de lino. Por lo tanto,
la lámina y la mitra van juntas.

Según 28:40, las túnicas se hacían para Aarón y sus hijos. Esto indica que éstas eran
tanto para el sumo sacerdote como para los otros sacerdotes. La túnica era un manto
largo, posiblemente un poco más corto que el manto que usaba el sumo sacerdote. Para
el sumo sacerdote esta túnica era un manto interno. Pero para los otros sacerdotes, era
el externo, ya que no llevaban un manto largo sobre ésta.

Los versículos 39 y 40 también indican que el sumo sacerdote y los otros sacerdotes
usaban cintos. El versículo 39 habla acerca de “un cinto de obra de recamador”. El
versículo 40 dice que se harían cintos para los hijos de Aarón. Los versículos 42 y 43
hablan acerca de los calzoncillos que usaban Aarón y sus hijos: “Y les harás calzoncillos
de lino para cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta los muslos. Y estarán sobre
Aarón y sobre sus hijos cuando entren en el tabernáculo de reunión, o cuando se
acerquen al altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado y mueran. Es
estatuto perpetuo para él, y para su descendencia después de él”. Estos calzoncillos de
lino eran unos pantalones cortos, que les llegaban hasta la rodilla, a fin de cubrir su
desnudez desde los lomos hasta los muslos. Por lo tanto, representan a Cristo quien
cubre la desnudez de la carne caída. El hecho de que los usaran cada vez que servían
indica que necesitamos que Cristo nos cubra cada vez que servimos como sacerdotes.

En 28:36 tenemos cinco cosas: la lámina, la mitra, la túnica, el cinto y los calzoncillos. El
sumo sacerdote era el único que usaba la lámina de oro puro, pero todos los otros
sacerdotes usaban las otras cuatro cosas. El sumo sacerdote usaba una túnica, el manto
largo con las granadas y las campanillas, el efod, las hombreras, el pectoral y la diadema.
Todos los otros sacerdotes usaban una túnica, una mitra, un cinto y los calzoncillos. En
mensajes anteriores, estudiamos el significado del efod, las hombreras, el pectoral, y el
manto con las granadas y las campanillas de oro. Todavía nos falta ver el significado de
la lámina de oro que estaba sobre la mitra de lino. Además, necesitamos conocer el
significado de las ropas que usaban los sacerdotes: la mitra de lino, el cinto, y los
calzoncillos.

SANTIDAD Y JUSTICIA

Si queremos entender el significado de todos los diferentes aspectos de las vestiduras


sacerdotales, necesitamos ver el principio de que todas estas tienen como propósito de
una expresión. Estas son señales, símbolos y expresiones. A medida que leemos
cuidadosamente el relato acerca de las vestiduras sacerdotales y lo estudiamos, vemos
que éstas son señales. Su único propósito no es la hermosura y la gloria, sino que
significan, expresan y simbolizan algo más. Además, es importante que nos demos
cuenta que 28:36-43 es la palabra final en cuanto a las vestiduras sacerdotales. Por lo
general la palabra de conclusión nos da el significado exacto de alguna cosa. Cuando
comenzamos a hablar acerca de algo, nuestro hablar tal vez no sea muy claro. Este
principio se aplica a la descripción de las vestiduras sacerdotales en Exodo.

La conclusión del relato de las vestiduras sacerdotales incluye la santidad y la justicia.


La santidad está claramente representada por la lámina de oro con la inscripción que
dice: “SANTIDAD A JEHOVA”. Suponga que frente a usted se presentara un sacerdote
con todas sus vestiduras. Vería el manto, el efod, las hombreras, el pectoral, y la mitra.
Sobre la mitra tendría una lámina de oro con un grabado: “SANTIDAD A JEHOVA”.
Seguramente se impresionaría con el asunto de la santidad. La santidad era la marca de
las vestiduras del sumo sacerdote, hasta estaba grabado sobre la lámina de oro. Por lo
tanto, la impresión de las vestiduras del sumo sacerdote era la santidad de Dios.

Segundo, la mitra, la túnica, el cinto, y los calzoncillos estaban hechos de lino. Conforme
a la tipología de la Biblia, el lino representa la justicia. Por ejemplo, Apocalipsis 19:8
dice que el lino fino es la justicia de los santos, Por ende, la lámina de oro es una señal
de santidad, y la mitra, la túnica, el cinto y los calzoncillos, todos hechos de lino, son una
señal de justicia.

A medida que estudiamos las vestiduras que usaba el sumo sacerdote, vemos el oro en
las hombreras, en el pectoral y en la lámina de la cabeza. El oro es el elemento principal
de las hombreras y del pectoral. Pero es mucho más significativo que la lámina de la
cabeza estuviese hecha completamente de oro. Otro elemento principal en las vestiduras
sacerdotales era el lino. Como mencionamos, el oro representa la divinidad, y el lino
representa la humanidad. Con la divinidad recibimos la impresión de la santidad, y con
la humanidad, la de la justicia. La santidad no es un asunto de perfección sin pecado. Es
más bien, la naturaleza divina. Por ende, la santidad siempre está relacionada con la
divinidad. La justicia, sin embargo, es una virtud de la humanidad. La virtud humana
más importante, la cual incluye todas las demás, es la justicia. Si usted no es una
persona justa, no tiene ninguna otra virtud. Pero si es justo, su justicia incluirá otras
virtudes. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, se enfatiza la santidad y la
justicia.

El Señor Jesucristo tiene dos naturalezas, la divinidad y la humanidad. Nosotros los que
creemos en El también tenemos dos naturalezas, la humana y la divina. Tanto el Señor
como nosotros tenemos la naturaleza divina para la santidad y la humana para la
justicia. Por lo tanto, somos santos y justos, divinos y humanos. La santidad es el
principal atributo divino, y la justicia es la principal virtud humana. En Efesios 4:24
Pablo dice que el nuevo hombre, la iglesia, es creado en justicia y en santidad de la
realidad. Por un lado, somos santos en la naturaleza divina; por el otro, debemos ser
justos en nuestra humanidad.

PERSONAS NORMALES Y APROPIADAS

Luego de cubrir los asuntos de la santidad y la justicia, debemos continuar hablando


acerca de los sacerdotes como tal. Los sacerdotes eran las personas más normales y
apropiadas. Si como ser humano usted no es un sacerdote sirviendo a Dios, no es
normal. Un ser humano apropiado es uno que es un sacerdote, uno que sirve a Dios. Si
un abogado o un profesor no le sirve a Dios, no es una persona apropiada Si no somos
sacerdotes que le sirven a Dios, somos anormales. Puede que se considere muy bueno,
tal vez hasta excelente. Pero no importa cuan buenos podamos ser, sino somos
sacerdotes somos impropios y anormales. ¡Alabado sea el Señor porque podemos
declarar que somos los sacerdotes servidores de Dios! Esto significa que somos personas
normales y apropiadas.

A fin de ser sacerdotes, debemos ser santos y justos. Esto quiere decir que debemos
tener las virtudes de la santidad hacia Dios y la justicia hacia los hombres. Esta santidad
y justicia están representadas por las vestiduras sacerdotales. Debemos preguntarnos a
nosotros mismos que tipo de vestiduras estamos usando. Si somos sacerdotes, aquellos
que son normales y apropiados, estamos usando la santidad y la justicia como nuestras
vestiduras. Nuestras vestiduras sacerdotales son la santidad y la justicia.

La palabra de conclusión en la sección acerca de las vestiduras sacerdotales es que éstas


son la expresión de la santidad y la justicia. Este es el significado de las vestiduras
sacerdotales, y ésta es la expresión de una persona normal y apropiada, alguien que es
un sacerdote sirviendo a Dios. Un sacerdote siempre usa la santidad y la justicia como
sus vestiduras, la santidad en la naturaleza divina y la justicia en la humanidad.

LA LAMINA DE ORO

Estudiemos ahora en más detalles la lámina que estaba sobre la mitra, la túnica, el cinto
y los calzoncillos. La lámina de oro era una corona, una diadema santa. Esta era de oro
puro; es decir, era de la naturaleza divina pura. La inscripción “SANTIDAD A JEHOVA”
indica que todo el sacerdocio está santificado para el Señor. Por lo tanto, las vestiduras
sacerdotales representan la santidad en la naturaleza divina. Los sacerdotes estaban
separados para el Señor de todo lo que no fuera Dios. Este es el significado del grabado
“SANTIDAD A JEHOVA”. Como ya mencionamos, ésta santidad es la expresión de la
naturaleza divina. No obstante, debido a que les falta la revelación, muchos cristianos
tienen un entendimiento diferente de la santidad, uno que está muy lejos de ser bíblico.

El versículo 37 dice: “Y la pondrás con un cordón de azul, y estará sobre la mitra; por la
parte delantera de la mitra estará”. El hecho de que la lámina de oro se colocaba sobre el
cordón de azul indica que estaba sostenida por una fuerza celestial. Una fuerza celestial
sostiene la lámina de la mitra. Esto indica que la santidad genuina se relaciona con lo
celestial. Cualquier cosa terrenal no es santa. Pero si algo es santo, debe ser celestial, ya
que la santidad se relaciona con lo celestial.

El versículo 37 nos dice que la lámina de oro se ponía frente de la mitra. Esto significa
una declaración. La lámina sobre la mitra que usaba el sumo sacerdote declaraba que el
era santo para el Señor. Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, sobre su frente había
una declaración a todos los ángeles, demonios, y al universo entero de que El es santo
para Dios.

CUATRO NIVELES DE SANTIDAD

El versículo 38 dice: “Y estará sobre la frente de Aarón, y llevará Aarón las faltas
cometidas en todas las cosas santas, que los hijos de Israel hubieren consagrado en
todas sus santas ofrendas; y sobre su frente estará continuamente, para que obtengan
gracia delante de Jehová”. Este versículo indica que Aarón llevaba la responsabilidad de
santificar las ofrendas santas de los hijos de Israel a fin de que fueran aceptadas delante
del Señor. Esto es difícil de entender.

Todos los hijos de Israel trabajaban la buena tierra y eventualmente cosechaban algún
producto. La mejor decima parte del producto se llevaba a las fiestas y se ofrecía a Dios
como ofrenda santa. El versículo 38 habla acerca de las ofrendas santas y no de
sacrificios santos. Un sacrificio conlleva la redención y la remisión del pecado. Pero esto
no es así con las ofrendas. Por ejemplo, si alguien le da un regalo, esto no quiere decir
que éste lo haya ofendido y le quiera dar algo a fin de ser perdonado. No, una ofrenda o
regalo tiene el propósito de comunión y es señal de una relación íntima.

Durante las fiestas, los hijos de Israel daban ofrendas por el pecado y por la
transgresión. Pero de los cinco tipos de ofrendas principales, sólo dos estaban
relacionadas con la redención o la remisión del pecado. Las otras tres: el holocausto, la
ofrenda de harina, y la ofrenda de paz, eran para tener comunión con Dios. La ofrenda
de paz hacía la paz con Dios, la de harina debía ser disfrutada y comida con Dios, y el
holocausto era para la comunión completa con Dios. El término “santas ofrendas”
significa paz, comunión y disfrute con Dios. En el momento de las fiestas, los hijos de
Israel llevaban el mejor producto de la tierra para ofrecerlo a Dios a fin de de tener paz,
disfrute y comunión con El. Estas eran las santas ofrendas.

Una porción de las santas ofrendas dadas a Dios se separaba para Su disfrute, y el resto
era para el pueblo. Primero el pueblo trabajaba la tierra y recogían la cosecha. Luego
llevaban la mejor decima parte del producto a la fiesta y la ofrecían a Dios para hacer la
paz, tener disfrute y tener comunión con El. Parte de lo que se ofrecía se separaba para
Dios; el resto era para la gente. La parte separada para Dios debía ser guardada
completamente para El. No podía ser usada por nadie más, a excepción de ciertas partes
designadas para los sacerdotes. Sólo los sacerdotes tenían el derecho a disfrutar de esta
porción. Esta ordenanza, esta regulación debía ser cumplida estrictamente. Era la
responsabilidad de Aarón, como el sumo sacerdote, atender este asunto. Si esa porción
era tocada por cualquier otra persona que no fuera sacerdote, esto hubiese sido una
transgresión seria. Hubiera sido una ofensa grande a los ojos de Dios, y el sumo
sacerdote sería responsable de tal iniquidad.

Ahora podemos entender con más claridad el significado de las palabras “SANTIDAD A
JEHOVA”. Aquí tenemos una santidad cuádruple. En primer lugar la gente trabajaba la
tierra santa. Segundo, como resultado de su labor, cosechaban el producto santo.
Tercero, se ofrecía un diezmo de este producto santo a Dios. Esto significa que el diezmo
también era santo. Cuarto, la mejor decima porción se separaba para Dios: era santa
para El. Los que no sirven a Dios como sacerdotes no pueden tocarla. Una parte de esto,
se quemaba sobre el altar y se ofrecía a Dios para Su satisfacción; el resto era disfrutado
por los sacerdotes. Los que no eran sacerdotes no podían disfrutar de esta porción, ya
que era totalmente para el Señor. Esto es santidad absoluta, y este es el significado de
“SANTIDAD A JEHOVA”.
¿Pueden ver estas cuatro etapas de santidad? Estas incluyen la tierra santa, el producto
santo, el diezmo santo y la porción santa separada para Dios y Sus sacerdotes. Esta era
la parte más santa. Por lo tanto, vamos desde el primer nivel de santidad, la tierra, al
segundo, el producto santo; del segundo al tercero, el diezmo santo; y del tercero al
cuarto, la porción separada para el Señor. El sumo sacerdote era responsable por esa
parte más santa. Esa era absolutamente para Dios y para Sus sacerdotes. Cualquier otra
persona que la tocara quebrantaría la ordenanza de la santidad de Dios. Dios hizo a
Aarón responsable de tal quebrantamiento. Esto quiere decir que el sumo sacerdote
debía guardar esa parte santa sólo para el Señor. Por esto, el usaba la lámina de oro que
declaraba “SANTIDAD A JEHOVA”.

Como aquellos que han creído en Cristo, todos somos santos, los santos. Sin embargo,
debemos preguntarnos en que etapa, o nivel de santidad estamos. ¿Es usted santo en el
primer nivel o es santo en el segundo, tercero o cuarto nivel? ¿Tiene usted una santidad
cuádruple o sencilla, doble o triple? ¿Se podría comparar su santidad con la tierra santa,
el producto santo, o las ofrendas santas? Ya vimos que las ofrendas santas eran
separadas para ser ofrecidas a Dios en las fiestas. En el momento de las fiestas, el pueblo
de Dios disfrutaba de estas ofrendas santas. De estas la mejor porción se separaba para
Dios y Sus sacerdotes. Ni siquiera todos los levitas podían participar de éstas. A medida
que estudiamos los niveles de santidad, debemos darnos cuenta de dónde estamos hoy.
Si, somos santos. Pero, ¿somos santos en la tierra santa? ¿con el producto santo? ¿con
las ofrendas santas? o ¿con la mejor porción de las ofrendas separada absolutamente
para Dios? Estas ofrendas santas están completamente bajo la responsabilidad de
Cristo, nuestro Sumo Sacerdote. Debe haber la porción de santidad para el disfrute de
Dios.

Cristo, como nuestro Sumo Sacerdote, lleva una grande responsabilidad. El es


responsable de atender el nivel más alto de santidad. Vimos que las vestiduras
sacerdotales en primer lugar representan la santidad en la naturaleza divina. Ahora esta
santidad debe llegar al nivel más alto, es decir, debe progresar de la tierra santa, el
producto santo, y las ofrendas santas a la ofrenda santa más elevada. Esta es la santidad
más elevada siendo atendida por Cristo. Por lo tanto, El usa la lámina de oro que declara
“SANTIDAD A JEHOVA”. El lleva la responsabilidad de hacernos santos no solamente
en el primer, segundo o tercer nivel, sino en el cuarto también. El lleva la
responsabilidad de llevarnos a una santidad cuádruple.

LA TUNICA, EL CINTO Y LA MITRA

Exodo 28:39 dice: “Y bordarás una túnica de lino, y harás una mitra de lino; harás
también un cinto de obra de recamador”. Aquí tenemos la túnica, la mitra y el cinto. La
túnica de lino fino bordada representa la cubierta perfecta de la justicia en una
humanidad que ha sido disciplinada. La mitra de lino fino representa la gloria de la
justicia perfecta. El cinto de obra de recamador representa la fuerza de la obra de
constitución efectuada por el Espíritu.

Los versículos 40 al 43 hablan acerca de las vestiduras de los sacerdotes. Los versículos
40 y 41 dicen: “Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les
harás tiaras para gloria y hermosura. Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a los
hijos con él; y los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes”
(heb.). Las túnicas representan a Cristo experimentado como la hermosura; los cintos a
Cristo experimentado como la fuerza; y las tiaras, a Cristo expresado como la gloria.

CUBIERTOS CON CRISTO COMO LA JUSTICIA

El versículo 42 dice en cuanto a los hijos de Aarón: “Y les harás calzoncillos de lino para
cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta los muslos”. Estos versículos hablan
acerca de la desnudez, en particular la parte del cuerpo de los lomos a los muslos. Esta
puede ser considerada la parte más inmunda del cuerpo humano. La palabra “desnudez”
denota a los seres humanos caídos, pecaminosos, e inmundos. Como pecadores,
estamos desnudos. La palabra desnudos nos debe recordar la experiencia de Adán y Eva
en el jardín del Edén. Luego de que pecaron, ellos vieron su desnudez. Conociendo que
estaban desnudos “cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales” (Gn. 3:7). Pero
Dios vino para hacerles unas cubiertas: “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer
túnicas de pieles, y los vistió” (Gn. 3:21). Según la Biblia, la desnudez denota a los seres
humanos que han llegado a ser pecaminosos a los ojos de Dios.

La mitra, la túnica, el cinto y los calzoncillos tienen relación con cubrir el ser caído de un
sacerdote. La mitra cubre su cabeza, y la túnica cubre todo su cuerpo. El cinto servía
para reforzar su cubierta. Aunque la túnica cubría los lomos y los muslos, los
calzoncillos servían de doble cubierta para ésta parte del cuerpo. Los hombros y el pecho
no necesitan de esta doble cubierta. Pero debido a que el área de los lomos y los muslos
es tan inmunda, necesita ser cubierta de doble manera. Estas cubiertas de lino
representan a Cristo como nuestra justicia para cubrir todo nuestro ser caído a fin de
que podamos ser sacerdotes. Un sacerdote es una persona cubierta por Cristo
completamente como su justicia.

La aspiración de Pablo era ser encontrado en Cristo, no teniendo su propia justicia que
es por la ley, sino la que es por medio de la fe en Cristo, la justicia procedente de Dios
basada en la fe (Fil. 3:9). Pablo no quería ser encontrado en ninguna otra cosa que no
fuera Cristo como su justicia. Cristo era la mitra, la túnica, el cinto y los calzoncillos de
Pablo. Cristo cubría la parte más inmunda de su ser caído.

El versículo 43 dice: “Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos cuando entren en el
tabernáculo de reunión, o cuando se acerquen al altar para servir en el santuario, para
que no lleven el pecado y mueran. Es estatuto perpetuo para él, y para su descendencia
después de él”. Si un sacerdote no estaba vestido apropiadamente, llevaría pecado y
moriría. El no llevar la vestimenta apropiada conlleva la muerte. El sacerdocio, por
consiguiente, siempre debe mantenerse en la esfera de la vida. Debemos mantenernos
alejados del ámbito de la muerte y ser guardados en una atmosfera de vida. Siempre que
no estamos totalmente cubiertos completamente con Cristo, llevamos muerte.

Como seres humanos caídos necesitamos estar cubiertos. La desnudez significa que
necesitamos a Cristo como la justicia para cubrirnos. No estoy de acuerdo con la práctica
religiosa de que los ministros y los pastores usen mantos largos. Pero en un sentido
espiritual estoy de acuerdo en tener todo nuestro ser cubierto con Cristo. Un sacerdote
está cubierto completamente por Cristo y con El. Cristo es su mitra, túnica, su cinto y
sus calzoncillos. Cristo es todo lo que necesitamos para cubrir todo nuestro ser.

Además, el Cristo que nos cubre también debe ser nuestro Sumo Sacerdote, nuestra
marca, nuestro sello, y nuestra declaración de que somos santos para el Señor. En
nuestra experiencia, el debe ser El que lleva la responsabilidad de hacernos santos de
manera cuádruple y de guardarnos en santidad, sin ser tocados por ninguna otra cosa
que no sea Dios. Con tal santidad en la divinidad y justicia en la humanidad, tenemos la
expresión apropiada de una persona que vive ante Dios y le sirve. Todos debemos ser
tales personas. Debemos ser sacerdotes vestidos con santidad y justicia.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA Y DOS

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


(17)

Lectura bíblica: Ex. 28:36-43; 39:27-31

Al hablar de la lámina de oro grabada con las palabras “SANTIDAD A JEHOVA”, Exodo
28:38 dice: “Y estará en la frente de Aarón, y llevará Aarón las faltas cometidas en todas
las cosas santas, que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas sus ofrendas
santas; y sobre su frente estará continuamente, para que obtengan gracia delante de
Jehová”. Si entendemos este versículo adecuaadamente, veremos que, en tipología, éste
indica que Cristo lleva la responsabilidad de hacernos santos y conservar para Dios la
santidad que está en nosotros.

Cristo conserva, protege y cuida de la santidad que Dios ha obtenido entre nosotros.
Como señalamos, esto incluye la santidad cuádruple, una serie de cuatro pasos en los
cuales llegamos a ser cada vez más santos. Puede que estemos en la tierra santa
produciendo una cosecha santa. Sin embargo, es posible que nuestra experiencia de la
santidad no sea muy definitiva. Por lo tanto, no entendemos mucho acerca de separar
un diezmo, la mejor porción, del producto santo. No es fácil entender completamente
que es esta decima parte que se separa para Dios y Sus sacerdotes. Podemos hablar
acerca de estos asuntos, pero no es fácil describirlos desde el punto de vista de nuestra
experiencia, debido a que es limitada. Sabemos que según la tipología, Cristo, nuestro
Sumo Sacerdote hoy, está guardando la santidad que Dios tiene entre nosotros. Pero es
difícil proseguir para explicar como podemos tener en nuestra experiencia cada vez un
grado más alto de santidad.

LOS CONCEPTOS DE SANTIDAD

A través de los siglos, diferentes doctrinas cristianas se han formado como sistemas de
la teología. El entendimiento de muchos creyentes está totalmente ocupado con los
conceptos de la teología sistemática. Como resultado, en ellos no hay espacio para el
entendimiento apropiado de las cosas divinas. Esto es cierto especialmente en cuanto al
asunto de la santidad.

Desde joven he estudiado este asunto. Aún en los escritos chinos clásicos existe una
palabra para la santidad, y Confucio es llamado un santo. Conforme al entendimiento
tradicional chino, ser santo es simplemente ser recto; es estar bien con otros en todos
los aspectos. Un chino educado solía decir que era posible que hasta un santo como
Confucio estuviese equivocado. Esto indica que su entendimiento de la santidad está
relacionado con la rectitud. Cuando aquellos que tienen tal entendimiento leen las
palabras santo o santidad en la Biblia, espontáneamente piensan en ser recto.
Finalmente, comencé a preguntarme si esto en realidad era lo que la Biblia quería decir
por santidad.

Algunas denominaciones dan énfasis a un concepto particular de santidad. Entre estos


grupos se encuentran la Iglesia del Nazareno, la Iglesia de Dios, y algunos grupos
Pentecostales. Estos son conocidos como las iglesias de santidad y tienen regulaciones
en cuanto a la vestimenta, el peinado, y su comportamiento. Según su entendimiento,
los creyentes son santos si obedecen estas regulaciones.
Otro concepto de santidad se relaciona con lo que se conoce como perfección sin pecado.
John Wesley y los que estaban con el desarrollaron ciertos métodos para controlar su
comportamiento, y enseñaban que la santidad era un asunto de perfección sin pecado.
No obstante, los Hermanos, quienes fueron establecidos hace ciento sesenta años,
señalaron que en la Biblia la santidad no se refiere a la perfección sin pecado. Ellos
mencionaron que la palabra griega para santidad denota algo separado para Dios.
Hacían referencia a la palabra del Señor en Mateo 23:17 y 19 en cuanto al templo
santificando el oro y el altar santificando la ofrenda. Ellos demostraron que esto era
hacer el oro santo en cuanto a la posición por medio de cambiarlo de un lugar común a
uno santo. De igual modo, la ofrenda se hacía santa en posición debido a un cambio en
localización de uno común a uno santo. Hasta decían que la santificación no tiene nada
que ver con el pecado. ¿Cómo podría el oro cometer un pecado? Así tampoco una oveja,
un buey, o un ave que se presentaba sobre el altar y era santificado. Por lo tanto, estos
maestros de los Hermanos concluyeron, que la santidad no es un asunto de no tener
pecado, sino de separación. El oro en el mercado es común, es del mundo. Pero el oro en
el templo estaba separado, santo. Así también en cuanto al ganado en el rebaño es
común mientras que los ofrecidos sobre el altar son santos. Dándome cuenta de que esta
enseñanza acerca de la santidad era de acuerdo a la Biblia, la acepté. Sin embargo, en mi
lectura del Nuevo Testamento llegué a ver que la santidad incluye más que separación.
Por ejemplo, 2 Tesalonicenses 2:13 habla acerca de la santificación del Espíritu. Hebreos
12:10 dice que Dios nos disciplina a fin de que participemos de Su santidad. Versículos
como éstos con toda seguridad indican algo mas profundo que una simple separación
posicional. Además, Romanos 6:22 habla acerca de “vuestro fruto la santificación”. Esto
también indica que la santidad o santificación incluye algo más profundo que la
separación posicional.

DOS ASPECTOS DE LA SANTIFICACION

En cuanto al entendimiento apropiado de la santidad, he sido ayudado por los escritos


del hermano Nee. Hace más de cincuenta años, leí un folleto de él donde decía que la
justicia es la manera en la que Dios hace las cosas, la santidad es la naturaleza de Dios, y
el amor es el corazón de Dios. Esta palabra en cuanto a la santidad como la naturaleza
de Dios me llevo dentro de un nuevo campo de exploración en la Palabra. Durante los
pasados cincuenta años he explorado el campo bíblico de la santidad.

Ahora veo que la santidad, la santificación, tiene un aspecto posicional y en la manera de


ser. Los Hermanos daban énfasis a la santificación posicional como se demuestra con el
oro en el templo y la ofrenda sobre el altar. En este tipo de santificación, ni el oro ni la
ofrenda tienen un cambio en naturaleza; es solamente un cambio en posición. Los
Hermanos, sin embargo, no vieron acerca del aspecto de la santificación que se lleva
acabo en nuestra manera de ser, en nuestro ser. Conforme a la Biblia, la santificación es
un asunto tanto de posición como de manera de ser. Por ende, necesitamos la
santificación posicional y la de nuestra manera de ser también.

Los libros de 1 y 2 Tesalonicenses se concentran en una vida santa para la vida de iglesia.
En 1 Tesalonicenses 3:13 Pablo dice: “Para firmar vuestros corazones irreprensibles en
santidad delante de nuestro Dios y Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos
Sus santos”. ¿Qué quiere decir que nuestros corazones sean afirmados irreprensibles en
santidad? Cuando leemos acerca de esto en 1 Tesalonicenses, puede que no le demos
mucha importancia y pensemos que lo entendemos. No debemos pensar que hemos
entendido este asunto. Indudablemente para que nuestros corazones sean afirmados
irreprensibles en santidad requiere de una santificación en la manera de ser. No es
simplemente una separación posicional o una perfección sin pecado.

En 1 Tesalonicenses 4:3 Pablo dice que la voluntad de Dios es nuestra santificación, y en


el versículo 7, que Dios nos ha llamado en santificación. Esta es la continuación de su
hablar en cuanto a la santificación en 1 Tesalonicenses 3. Al final de 1 Tesalonicenses, en
el capítulo cinco, versículo 23, Pablo dice: “Y el mismo Dios de paz os santifique por
completo; y vuestro espíritu y vuestra alma y vuestro cuerpo, sean guardados perfectos e
irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Sin duda éste es un
desarrollo progresivo en cuanto a la santidad o la santificación.

LA OBRA DEL DIOS TRIUNO Y SUS RESULTADOS

Primera de Pedro 1:2 dice: “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación
del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo”. Aquí tenemos la
presciencia del Padre, la santificación del Espíritu y el ser rociados con la sangre de
Jesucristo. Este versículo produce una importante pregunta doctrinal: ¿Cómo es que la
santificación por parte del Espíritu se menciona antes del ser rociados con la sangre de
Cristo? Hablando conforme a la teología, el rocío de la sangre debe ser antes de la
santificación del Espíritu. Pero en este versículo se invierte el orden. Según el primer
capítulo de 1 Pedro, la sangre de Cristo no nos redime del pecado, sino de nuestra vana
manera de vivir que recibimos de la tradición (v. 18).

Recientemente, a medida que he estudiado a 1 Pedro, me he dado cuenta de que éste


capítulo está relacionado con el obrar del Dios Triuno en Sus elegidos a fin de que
participen de la obra salvadora completa que El efectúa. En 1 Pedro 1:2 vemos al Dios
Triuno, ya que este versículo habla acerca de la elección del Padre según Su presciencia,
la santificación del Espíritu y el rociar con la sangre del Jesucristo. Este es el obrar del
Dios Triuno.
Desde el versículo 3 hasta el 12, Pedro da una larga bendición, habla bien acerca del
Padre quien nos ha regenerado para una esperanza viva. Aquí tenemos el obrar del
Padre. Este capítulo continua hablando acerca de la sangre de Jesucristo que nos
redime. Este es el obrar del Hijo. Además, también habla acerca de ser purificados por
medio del Espíritu (v. 22). Este es el obrar del Espíritu. La redención, y el rociar con la
sangre del Cristo son aplicados a nosotros por el Espíritu Santo. Aún más, según 1 Pedro
1:12, el evangelio es predicado por medio del Espíritu. Por lo tanto, en éste capítulo
indudablemente vemos al Dios Triuno operando en Sus elegidos, Su pueblo escogido, a
fin de que participen en la obra salvadora completa que El efectúa.

Este obrar del Dios Triuno que se revela en 1 Pedro 1 tiene dos resultados. En primer
lugar, tiene como resultado una vida santa. El versículo 15 dice: “Sino, que así como el
Santo, quien os llamó, sed bien también vosotros santos...” Esto es la santificación. Esto
se relaciona con la purificación de nuestras almas. “Puesto que habéis purificado
vuestras almas por la obediencia a la verdad, para el amor fraternal no fingido, amaos
unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 P. 1:22). La purificación de nuestras
almas incluye la santificación de nuestro ser. Este es el primer resultado del obrar del
Dios Triuno en Sus elegidos. El segundo resultado, es el amor fraternal no fingido. Por
consiguiente, el resultado del obrar del Dios Triuno a fin de que participemos en Su
salvación es que vivamos una vida santa y amemos a los hermanos.

DIOS FORJADO EN NOSOTROS

Ahora podemos brindar una definición de la santidad. La santidad es Dios forjado en


nosotros. Ya vimos que la santidad se refiere a la naturaleza de Dios. Por lo tanto, es un
asunto de tener la naturaleza divina forjada dentro de nuestro ser a fin de hacernos
divinos. Cuando llegamos a ser divinos de este modo, somos santos. Sólo Dios es santo.
Todo lo demás es común. Debido a esto, para que nosotros lleguemos a ser santos se
necesita que Dios sea forjado en nosotros. Por ende, la santidad es el Dios Triuno
forjado en nuestro ser.

LA SANTIDAD EN LA DIVINIDAD,
LA JUSTICIA EN LA HUMANIDAD

Ya mencionamos que la conclusión en Exodo acerca de las vestiduras sacerdotales está


relacionada con la santidad y la justicia. La lámina de oro puro que estaba sobre la mitra
que usaba el sumo sacerdote tenía grabadas las palabras: “SANTIDAD A JEHOVA”. Esta
declaración, este sello, estaba sobre la frente del sumo sacerdote. Se encontraba sobre la
diadema, el retoño y por consiguiente podemos decir que la santidad era exaltada. Esto
indica que la santidad en la divinidad es exaltada para la gloria. Además, el sumo
sacerdote estaba cubierto de lino: una mitra de lino, una túnica de lino, un cinto de lino,
y unos calzoncillos de lino. El lino que cubría al sumo sacerdote representa la justicia. La
justicia, que se relaciona con la humanidad, es expresada como la hermosura. La
santidad en la divinidad es exaltada como la gloria, y la justicia en la humanidad es
expresada por la hermosura. Por ende. la santidad de hoy es nuestra gloria, y la justicia
es nuestra hermosura.

SANTIDAD ABSOLUTA

Como nuestro sumo sacerdote, Cristo está operando para llevarnos completamente
desde la primera etapa de la santidad hasta la cuarta. Dios atesora esta santidad, y Dios
la está protegiendo.

En el Antiguo Testamento Dios dio la buena tierra, la tierra santa, a Su pueblo. El les
ordenó que trabajaran la tierra a fin de que cosecharan el producto santo. Dios también
ordenó que se llevara la mejor porción de éste producto a Su morada y que se le
ofreciera sobre el altar. Además, de esta porción, Dios ordenó que una parte fuera
separada por completo para El.Las partes especificas de las ofrendas eran para Dios.
Estas no se consideraban como sacrificios, sino como ofrendas santas. La ofrenda por el
pecado,. y la de la transgresión, eran sacrificios, pero las ofrendas de harina, de paz y el
holocausto eran ofrendas santas para Dios. Dios guardaba parte de éstas para Sí mismo,
y el resto era para los sacerdotes. Según Exodo 28:38, el sumo sacerdote debía llevar las
faltas cometidas en cuanto a esto. Así que si alguna persona que no estaba calificada,
participaba de éstas, Aarón era considerado responsable. Esto indica que el sumo
sacerdote cuidaba del cuarto nivel de la santidad. Dios atesora la santidad que es
absolutamente para El, y Cristo opera para protegerla.

La buena tierra no es totalmente santa. Decimos esto porque el producto de ésta ni la


mejor porción, no eran para Dios de forma absoluta. Solamente la parte que era
separada para Dios era absoluta para El. Debido a que Dios atesora ésto, El le ordena a
Cristo que la proteja y la guarde. Esto significa que Cristo como el Sumo Sacerdote está
protegiendo una porción de la santidad para la satisfacción de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA Y TRES

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(1)
Lectura bíblica: Ex. 29:1-14; 40:12-15; Lv. 8:1-9, 12-17

Comenzamos otra sección del libro de Exodo, ya hemos cubierto el tabernáculo con su
mobiliario y las vestiduras sacerdotales. Cuando el pueblo de Dios se reunió en el monte
Sinaí, Moisés recibió la revelación del modelo del tabernáculo y el diseño de los
muebles. Los hijos de Israel debían edificar una casa, un santuario, para que el Señor
morara en medio de ellos y para que Su pueblo le sirviera a El. Luego de esto, el libro de
Exodo relata la descripción de las vestiduras sacerdotales.

En la Biblia las vestiduras representan nuestro vivir, comportamiento, conducta y


carácter. Esto indica que, con relación a los sacerdotes, los sirvientes de Dios, Exodo
primero se ocupa de su conducta externa, representada por las vestiduras sacerdotales.
Ahora en el capítulo veintinueve tenemos la sección que trata de la santificación de
Aarón y de sus hijos para ser sacerdotes.

LLENAR NUESTRAS MANOS VACIAS

Al leer Exodo 29 somos fácilmente impresionados con la consagración de los sacerdotes.


Tal parece que este capítulo se trata de la consagración, ya que vemos que los sacerdotes
y sus vestiduras estaban listos y debían ser consagrados. Algunas versiones utilizan la
palabra ordenación en lugar de consagración. Esta traducción de la Biblia se basa en la
práctica de la ordenación religiosa tradicional. En realidad no hay ninguna base para tal
traducción. El versículo 9 dice: “Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las
tiaras, y tendrán el sacerdocio por derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus
hijos”. La palabra hebrea traducida consagrar literalmente significa “llenar sus manos”.
Ni la palabra consagrar, ni ordenar son precisas. Por lo tanto, yo prefiero no usar la
palabra consagrar en el versículo 9. Este versículo está hablando de llenar las manos de
los sacerdotes. Debido a que sus manos estaban vacías, necesitaban ser llenadas. Esto
indica que no podemos servir a Dios con las manos vacías. Si le queremos servir,
nuestras manos deben estar llenas de Cristo. Por ende, consagrar a los sacerdotes,
ordenarlos (si queremos usar esa palabra), significa llenar sus manos. Las manos de los
que sirven al Señor deben estar llenas con Cristo.

En 29:1 dice: “Esto es lo que harás para consagrarlos, para que sean mis sacerdotes:
Toma un becerro de la vacada, y dos carneros sin defecto”. Algunas versiones utilizan
aquí la palabra santificar. Santificar algo es totalmente diferente a ordenar o consagrar,
pues significa separar algo. Por ejemplo. pueden haber muchas vacas en la manada,
pero se separa una. Como resultado, ese animal es santificado. Además, cuando se
separa un animal de la manada o del rebaño, a veces se usa una marca para señalar que
éste ha sido separado. Por ende, santificar significa separar algo con una marca.
Antes estábamos con todos los pecadores del mundo. Pero un día el Señor nos separó.
La salvación es un asunto todo-inclusivo, e incluye separación. Un día el Señor Jesús
vino a separarnos, es decir, a salvarnos. El nos separó de los pecadores. Ser salvo y
separado de esta forma es ser santificado.

La santificación del Señor siempre nos marca. Llevamos una marca que indica que
hemos sido salvados, santificados y separados para Dios. ¿Cuál es la marca que nos
separa? Es Cristo mismo.

Cuando estábamos entre los pecadores, estábamos vacíos. No solamente nuestras


manos estaban vacías, sino todo nuestro ser. Cuando fuimos salvos, Cristo entró en
nosotros y llegó a ser la marca que nos separa de los pecadores vacíos. Desde ese
momento, hemos tenido algo dentro de nosotros, en nuestra mano, con lo cual servir a
Dios. Sin embargo, pocos cristianos se dan cuenta de esto. Nadie les dijo que tienen a
Cristo para llenar sus manos. no obstante, desde el momento en que fuimos salvos,
hemos tenido a Cristo.

Ya que tenemos a Cristo, no debemos venir a Dios con las manos vacías. Más bien,
debemos venir a El, siempre con Cristo. Esta es la razón por la cual oramos y nos
reunimos en el nombre del Señor Jesús. Reunirse en el nombre del Señor es reunirse
con El. Aquellos, como los judíos, que oran a Dios sin orar en el nombre del Señor Jesús,
lo hacen como si tuvieran las manos vacías. Pero nuestro orar en el nombre del Señor
Jesús es diferente debido a que estamos orando a Dios con nuestras manos llenas.

Ahora entendemos que la consagración en Exodo 29 significa llenar nuestras manos. La


consagración genuina es el llenar de nuestro vacío con Cristo. Esto también es la
santificación. Siempre que venimos a la reunión, debemos tener algo de Cristo que
ofrecer a Dios. No debemos venir a la reunión con las manos vacías. Esto nos condena.
Debemos ser los sacerdotes que tienen las manos llenas con Cristo.

LA OFRENDA POR EL PECADO

Aarón, el sumo sacerdote, tuvo la experiencia de la Pascua en Egipto. En cuanto al llenar


de las manos de Aarón, la del pecado fue la primera ofrenda que se le presentó a Dios.
¿No fue esto una repetición de la Pascua? ¿No estaba incluida la ofrenda por el pecado
en la Pascua? Estas preguntas son difíciles de contestar. Todos experimentamos la
Pascua cuando fuimos salvos. ¿Por qué, entonces, necesitamos la ofrenda por el pecado?
¿Por qué al llenar las manos de los sacerdotes había la necesidad de la ofrenda por el
pecado? Cuando fuimos salvos y experimentamos la Pascua, nuestros pecados fueron
perdonados. No obstante, cuando venimos al Señor, todavía necesitamos la ofrenda por
el pecado. No importa por cuanto tiempo hemos sido salvos, siempre que vamos a servir
a Dios, necesitamos la ofrenda por el pecado, ya que todavía estamos en la carne, en la
vieja creación. Para servir a Dios como sacerdotes se requiere de la ofrenda por el
pecado. Hasta para entrar en contacto con el Señor en la mañana se requiere de ésta.
Servirle al Señor como un sacerdote es un gran asunto, y tener contacto con El en la
mañana es comparativamente pequeño, pero en ambos casos necesitamos la ofrenda
por el pecado y la de la transgresión.

LA MARCA DE SEPARACION

Consagrar a alguien para ser un sacerdote de Dios es santificarlo, y separarlo. A fin de


ser separado para servir a Dios como un sacerdote, sus manos deben ser llenadas. Este
llenar de las manos llega a ser la marca que lo separa de todo lo que es común. Si tengo
algo de Cristo llenando mis manos, eso indica que he sido separado. Todo aquel que
tenga a Cristo en sus manos para llenar su vacío, está separado, santificado.

No es preciso ni apropiado usar la palabra consagrar en el versículo 9, ya que esto limita


el entendimiento correcto de lo que se relata en este capítulo. Cuando leemos la palabra
consagrar, automáticamente pensamos en dedicarnos al Señor. Pero, el significado de
esto es tener a Cristo llenando nuestro vacío. En nosotros tenemos las manos vacías.
Necesitamos que nuestras manos estén llenas de Cristo. Tener nuestras manos llenas no
es un asunto de consagración; es santificarnos, separarnos, hacernos diferentes a los
demás.

Si nuestras manos están llenas de Cristo, nuestros familiares, vecinos y compañeros de


trabajo se darán cuenta de que somos diferentes. Pero si somos comunes, si no hay
ninguna diferencia entre nosotros y los no creyentes, no somos sacerdotes. Lo que nos
hace diferentes a los demás es que tenemos a Cristo llenando nuestras manos. Donde
quiera que estemos, en la escuela, en el trabajo o en el hogar, necesitamos tener nuestras
manos llenas de Cristo. Estar llenos de Cristo será una marca que nos separará de la
gente común. Otros reconocerán que somos diferentes. Ellos tienen las manos vacías,
pero nuestras manos están llenas de Cristo. Tener las manos llenas con Cristo es ser
santificado para ser un sacerdote.

SEPARADOS PARA SERVIRLE A DIOS


COMO SACERDOTES

Cuando era joven, aprendí acerca del sacerdocio universal de los maestros de los
Hermanos. Los Hermanos se oponen al sistema de cleros y laicos. Antes de que ellos se
establecieran, hace ciento sesenta años, éste sistema era muy prevaleciente entre los
cristianos. Entonces ellos comenzaron su oposición y a testificar de que estaba mal.
Decían que, según el Nuevo Testamento, todos los creyentes son sacerdotes. Debido a
que esta enseñanza es cierta, la acepté y la enseñé a otros. Sin embargo, no sabía como
el pueblo de Dios puede ser santificado para servir como sacerdotes.

Aunque Aarón y sus hijos eran parte del pueblo de Dios, necesitaban ser santificados. Lo
que hizo con ellos en Exodo 29 no se le hacía a los incrédulos, o sea, los egipcios. Ya que
pertenecían al pueblo de Dios, Aarón y sus hijos habían experimentado la Pascua,
cuando estaban en Egipto. Pero ellos necesitaban ser separados, santificados, a fin de
servir a Dios como sacerdotes. Según el versículo 9, el sacerdocio era un estatuto
perpetuo para ellos. ¿Qué era lo que santificaba a Aarón y a sus hijos y los hacía
diferentes a los demás? Lo que los hacía diferente y los separaba del resto de los hijos de
Israel era que sus manos estaban llenas de todas las ricas ofrendas. Este llenar los
santificaba, los separaba y llegaba a ser una marca de separación y santificación. Si,
todos hemos sido salvos, pero debemos preguntarnos si nuestras manos están llenas con
Cristo

Por mucho tiempo yo no sabía como ser un sacerdote. Durante muchos años de
búsqueda, poco a poco llegué a entender que servir a Dios como un sacerdote requiere
que nuestras manos estén llenas de Cristo. ¡Alabado sea el Señor que mi búsqueda cesó!
Ahora he visto que cuando nuestras manos estén llenas con Cristo somos separados
para servir a Dios como Sus sacerdotes.

Todos necesitamos ser animados a ejercer nuestra función en las reuniones. Pero la
pregunta es como funcionar. Tal vez algunos simplemente lo hagan al decir: “¡Alabado
sea el Señor!” Sin embargo, si alguien funciona de esta manera por mucho tiempo,
dejará de tener un sabor agradable cuando lo declare en las reuniones. Lo mismo
sucederá al decir: “Oh Señor, Amén, Aleluya”. Para funcionar de manera apropiada en
las reuniones, todos necesitamos tener nuestras manos llenas de Cristo.

Debemos ver qué significa ser santificado para servir a Dios como un sacerdote. Este
asunto de estar separado, no se lleva a cabo por medio de acciones o actividades de
nuestra parte; sino por medio de tener nuestras manos llenas de Cristo como las
ofrendas. Este llenar de nuestras manos con Cristo es nuestra santificación, y ésta nos
separa para ser los sacerdotes de Dios.

¿Quién nos separa para esto? Cristo es el que nos separa para ser los sacerdotes que le
sirven a Dios. Sin embargo, este Cristo no es una simple doctrina; sino el Cristo que
experimentamos como las ofrendas que llenan nuestras manos. Si entendemos esto,
tenemos la base apropiada para considerar los detalles de la santificación de Aarón y sus
hijos para ser los sacerdotes.
NECESITAMOS SER LIMPIADOS

A fin de tener nuestras manos llenas de Cristo, necesitamos ser lavados. Exodo 29:4
dice: “Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los
lavarás con agua”. Si no estamos limpios nuestras manos no pueden ser llenadas. Por lo
tanto, necesitamos ser limpiados y lavados. Alguien que está sucio no puede servir a
Dios. Por esta razón, Aarón y sus hijos necesitaban ser llevados a la puerta del
tabernáculo de reunión y ser lavados con agua.

El lavamiento de Aarón y de sus hijos con agua representa el lavamiento de toda la


corrupción del contacto terrenal, con el agua de la palabra (He. 10:22; Jn. 15:3; véase Ef.
5:26). En Juan 15:3, el Señor Jesús dice: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que
os he hablado”. En Efesios 5:26 Pablo dice: “Para santificarla, purificándola por el
lavamiento del agua en la palabra”. El agua que nos limpia es la palabra de Dios. En los
capítulos catorce, quince y dieciséis de Juan vemos la santificación de los sacerdotes. En
estos capítulos el Señor Jesús estaba santificando a Sus discípulos para ser sacerdotes.
Esta santificación comienza con el lavamiento de la palabra, el Señor les dijo que ellos
estaban limpios por Su palabra. Esto también es cierto en cuanto a Efesios 5:26. Es por
medio del agua en la palabra que somos santificados y limpiados.

VESTIDOS CON LAS VESTIDURAS SACERDOTALES

Los versículos de Exodo del 5 al 9 indican que luego de que Aarón y sus hijos eran
lavados, se les ponían las vestiduras sacerdotales. Primero Aarón era vestido con la
túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral. Luego se le ceñía con el cinto. Después de
eso, se le ponía la mitra sobre la cabeza y sobre ésta la diadema santa, la lámina de oro.
Una vez Aarón se vestía de esta manera, sus vestiduras se convertían en una expresión
completa y perfecta llena de gloria y hermosura.

LA NECESIDAD VITAL DE ALIMENTO

Si Aarón hubiese estado parado cerca del tabernáculo de reunión con sus vestiduras
sacerdotales por mucho tiempo, tal vez hubiese dicho: “Tengo hambre. Estoy vestido de
manera adecuada externamente. Mi desnudez está cubierta, y tengo ropas de gloria y
hermosura. Pero necesito algo que me alimente y que satisfaga mi hambre”. Esto quiere
decir que los sacerdotes necesitaban las ofrendas además de las vestiduras. Las ofrendas
eran la comida de los sacerdotes. Además de ser lavados y vestidos, los sacerdotes
necesitaban de la nutrición, la fortaleza interna.

A medida que estudiamos el cuadro del lavamiento y vestimenta de los sacerdotes,


vemos la necesidad vital del alimento. En mensajes anteriores vimos que las vestiduras
sacerdotales tipifican a Cristo. Estudiar las mismas es una manera excelente de estudiar
la persona de Cristo. Ni siquiera en el Nuevo Testamento tenemos un relato tan claro,
rico y profundo de los detalles de la persona de Cristo como el de las vestiduras
sacerdotales en Exodo. Pero éstas eran sólo una expresión externa de la hermosura. No
satisfacían la necesidad interna de alimento.

La historia del hijo pródigo y su regreso a casa nos da un ejemplo de la necesidad de


vestido y comida. El decidió regresar a su casa porque tenía hambre y no tenía nada que
comer. El no regresó para recibir un vestido para una expresión externa de hermosura.
Sin embargo, antes de alimentarlo, el padre lo vistió. Según Lucas 15:22, el padre le dijo
a sus sirvientes: “Sacad pronto el mejor vestido, y vestidle”. Mientras se le ponía el
vestido, el hijo pródigo tal vez decía: “Todavía tengo hambre. Tal vez el vestido sea muy
importante para mi padre, pero no para mi. Yo regresé porque necesitaba algo de
comer”. Luego de decirle a los sirvientes que le pusieran el mejor vestido, el padre dijo:
“Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y regocijémonos” (Lc. 15:23). Lo que
hizo feliz al hambriento no fue la vestimenta, sino el becerro gordo.

Si Aarón hubiese sido vestido y no alimentado, indudablemente continuaría su hambre.


Tal vez hubiera dicho: “Externamente todo está bien, bonito y glorioso. Pero ¿y mi
hambre? Todavía estoy vacío internamente”. Este cuadro nos indica que necesitamos a
Cristo como nuestra expresión externa y gloria, pero aún más como nuestra nutrición
interna y fortaleza. ¡Necesitamos que El sea nuestra comida! Por esta razón, en Exodo
28 tenemos la vestimenta de los sacerdotes y en el veintinueve tenemos la comida para
ellos. Si, como hijos de Dios, queremos ser santificados para ser los sacerdotes que le
sirven a El, necesitamos la vestimenta externa y el alimento interno. Estas cosas llenan
nuestro vacío.

NUESTRO VACIO ES LLENADO CON CRISTO

Ahora podemos entender lo que quiere decir que nuestro vacío es llenado con Cristo.
Existen dos clases de vacío: interno y uno externo. El vacío externo es un asunto de
desnudez, y el interno es un asunto de hambre. Para poder existir debemos resolver
estos dos asuntos. Por lo tanto, para la conservación de la vida humana, la comida y la
vestimenta son absolutamente vitales. Estas necesidades, junto con la vivienda y la
transportación, son aspectos básicos de nuestro vivir. Ganarse el sustento significa
ganar lo necesario para garantizar que se tenga vestimenta, comida, vivienda y
transporte. En la Biblia el énfasis no es la vivienda o el transporte; sino en la vestimenta
y en la comida. Cuando Cristo es nuestra vestidura, también es nuestra vivienda, ya que
éstas son lo mismo. Además, podemos decir que el Espíritu es nuestro transportne. En
este mensaje, nos concentramos en la vestimenta y en la comida. Externamente
necesitamos la vestimenta e internamente la comida.

La ropa y la comida que necesitamos es Cristo. Esto también lo demuestra la parábola


del hijo pródigo en Lucas 15. El mejor vestido es Cristo, y el becerro gordo también. El
mejor vestido es Cristo como nuestra vestidura y el becerro es Cristo como nuestra
comida. ¡Alabado sea el Señor que cuando usamos el mejor vestido y comemos del
becerro gordo, somos llenados y santificados! Somos santificados por Dios el Padre para
ser los sacerdotes con Cristo como la marca de nuestra santificación. El Cristo que llena
nuestro vacío es quien nos separa, de lo común. ¡Aleluya, nuestro vacío es
completamente llenado con Cristo! Ya no estamos desnudos externamente, ni con
hambre internamente. Hemos sido satisfechos con Cristo como nuestra vestidura y
como nuestra comida.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA Y CUATRO

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(2)

Lectura bíblica: Ex. 29:1-14; 40:12-15; Lv. 8:1-9, 12-17

Ya vimos que los sacerdotes necesitaban ponerse las vestiduras sacerdotales


exteriormente y ser llenados internamente con el alimento. Ambas cosas representan
aspectos diferentes de Cristo.

Exodo 29:1, y 10 al 14 habla acerca del becerro que se ofrecía como la ofrenda por el
pecado de los sacerdotes. Esta ofrenda es Cristo buscando la manera de llenar nuestro
vacío. Este vacío es un asunto de hambre interna. Si tenemos hambre estamos vacíos
por dentro. Las vestiduras sacerdotales representan a Cristo cubriendo nuestra
desnudez. Cuando lo tenemos a El como nuestras vestiduras sacerdotales, ya no estamos
desnudos. Por el contrario, tenemos una expresión de gloria y hermosura. Esto quiere
decir que externamente tenemos a Cristo cubriendo nuestra desnudez. Pero aún
necesitamos que Cristo nos llene por dentro. A fin de llenar nuestro vacío por dentro,
Cristo debe ser nuestra ofrenda por el pecado.

DOS TIPOS DE QUEMADO


La ofrenda por el pecado no era alimento para los sacerdotes. Esta se quemaba
completamente. Exodo 29:13-14 dice: “Tomarás también toda la grosura que cubre los
intestinos, la grosura de sobre el hígado, los dos riñones, y la grosura que está sobre
ellos, y lo quemarás sobre el altar. Pero la carne del becerro, y su piel y su estiércol, los
quemarás a fuego fuera del campamento; es ofrenda por el pecado”. Estos versículos nos
hablan de dos quemados diferentes. El primero, que se describe en el versículo 13, es el
quemado de la grosura del hígado y de los riñones sobre el altar. Esto produce un olor
fragante que subía a Dios para Su satisfacción. Era como cuando se quemaba el
incienso, el cual no era para juicio ni purificación, sino para el disfrute de Dios. La
palabra hebrea que se traduce “quemar” en el versículo 13 es el término que se usa para
quemar el incienso (véase los versículos 18 y 25). Los sacerdotes quemaban el incienso
como olor agradable para satisfacer a Dios. Dios disfrutaba del aroma del incienso. En
cuanto a la ofrenda por el pecado, la grosura interna y algunas otras partes se quemaban
para el disfrute de Dios.

Este quemar satisfacía los requisitos de Dios, los cuales se dividen en tres categorías
principales: Su justicia, santidad y gloria. Dios es justo, es santo y está lleno de gloria.
Por lo tanto, Su justicia, santidad y gloria exigen algo de nosotros. Si carecemos de la
gloria de Dios y no correspondemos a Su justicia y santidad, fallamos en cumplir con
Sus requisitos y por ende somos condenados.

La grosura de la ofrenda por el pecado satisfacía los requisitos de Dios. La grosura del
becerro proviene de la riqueza del mismo. Esto tipifica lo dulce y rico de la perfección de
Cristo y satisface los requisitos de la justicia, santidad y gloria de Dios. Quemar la
grosura y las otras visceras produce un olor grato para la satisfacción de Dios; El es
completamente satisfecho con esto. Por tanto, el primer tipo de quemado se refiere a
que la ofrenda por el pecado satisfacía a Dios completamente.

El segundo tipo de quemado, se describe en el versículo 14, era el de la carne, la piel, y el


estiércol fuera del campamento. Estas partes de la ofrenda eran quemadas con el fuego
del juicio. Por cierto, esté era un quemado para el juicio. No se hacía sobre el altar, sino
fuera del campamento, lo cual representa abandono y juicio. Por un lado, Cristo era
aceptado como olor grato a Dios, para satisfacer todos Sus requisitos; por el otro, Cristo
era abandonado, condenado, juzgado y quemado fuera del campamento, fuera de la
morada de Dios y lejos del pueblo de Dios.

CRISTO COMO LA OFRENDA POR EL PECADO

La ofrenda por la transgresión se encarga de nuestros pecados, pero la ofrenda por el


pecado se encarga de nuestro pecado, a saber, nuestra naturaleza pecaminosa. Si
queremos ser los sacerdotes que sirven a Dios, debemos darnos cuenta de que, aunque
hemos sido salvos, aún tenemos la naturaleza pecaminosa.

Esta naturaleza existirá en nuestro cuerpo hasta que sea transfigurado. Puedo testificar
que no importa cuanto tiempo hemos sido salvos, nuestra naturaleza pecaminosa no
cambia. Yo he sido salvo por mas de cincuenta y cinco años. Sin embargo, debo testificar
que todavía tengo esta naturaleza. Nunca debemos creer en la doctrina de la
erradicaciónla cual plantea que la naturaleza pecaminosa es erradicada de una persona
cuando cree en Cristo. No, nuestra naturaleza todavía existe. Por lo tanto, siempre que
vamos a servirle a Dios como sacerdotes, debemos recordar que tenemos esta naturaleza
y que necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado para que El se encargue
de ésta.

Cristo ha cumplido con todos los requisitos de Dios para satisfacerlo, y ha llevado el
juicio de Dios por nosotros. Nuestra naturaleza pecaminosa ha sido juzgada en El.
Siempre que tomamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, nos juzgamos
pecadores, incluso el pecado como tal. Necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el
pecado y ser juzgados una y otra vez. En Romanos 8:3, Pablo se refiere a Cristo como la
ofrenda por el pecado cuando dice que Dios envió a Su Hijo en semejanza de la carne de
pecado y en cuanto al pecado, condenó al pecado en la carne.

Exodo 29:10-11 dice en cuanto a la ofrenda por el pecado: “Después llevarás el becerro
delante del tabernáculo de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la
cabeza del becerro. Y matarás el becerro delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo
de reunión”. Hoy nosotros debemos poner las manos sobre Cristo e identificarnos
completamente con El.

Si queremos servir a Dios como los sacerdotes, debemos darnos cuenta que todavía
tenemos la naturaleza pecaminosa y que necesitamos experimentar a Cristo como
nuestra ofrenda por el pecado. Nuestro ser es pecaminoso. Somos pecadores, aún el
pecado mismo. ¡Cuanto necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado! Esta
es la razón por la cual Pablo dice en 2 Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros viniésemos a ser justicia de Dios en El”.

La dulzura y riqueza de la perfección de Cristo satisface a Dios, al subir a El al ser


ofrecido para Su satisfacción. Como la ofrenda por el pecado, Cristo fue abandonado por
Dios y juzgado en nuestro lugar. El lavamiento de la palabra, acaba con nuestra
corrupción externa. La ofrenda por el pecado se encarga de la naturaleza pecaminosa
que tenemos por dentro. Para ser un sacerdote, no es suficiente confesar que hemos sido
corrompidos por el trafico terrenal y que necesitamos ser lavados. Debemos tener en
cuenta que nosotros, los sacerdotes, aun tenemos la naturaleza pecaminosa y somos
pecadores. Por lo tanto, necesitamos que Cristo sea nuestra ofrenda por el pecado. Lo
necesitamos con toda su perfección para ser quemado y satisfacer a Dios. También para
llevar el juicio por nosotros.

TENEMOS UNA NATURALEZA PECAMINOSA

Si vemos que tenemos una naturaleza pecaminosa y ponemos nuestras manos sobre
Cristo para identificarnos totalmente con El, estaremos protegidos y, según la tipología,
preparados para disfrutar de la comida de los sacerdotes. Si queremos ser los sacerdotes
que sirven a Dios, necesitamos el lavamiento externo de la palabra, y también ponernos
a Cristo como nuestra vestidura. Además, necesitamos la alimentación y el llenar
interno. Esta alimentación requiere de una limpieza más profunda, llevada a cabo por
Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Esta limpieza se encarga de nuestra
naturaleza pecaminosa. Siempre que va a servir a Dios como un sacerdote, debe
confesar que su naturaleza todavía es pecaminosa. Si no se presta atención a esto, no
podrá disfrutar el Cristo que es tipificado por los carneros, los panes, las tortas y las
hojaldres, todos sin levadura. No podemos disfrutar a Cristo adecuadamente si no
reconocemos que tenemos la naturaleza pecaminosa y que lo necesitamos como nuestra
ofrenda por el pecado.

Hace cincuenta y cinco años, comencé a ver esto. Hoy, sin embargo, estoy mucho más
convencido. Después de muchos años de experiencia, tengo la certeza de que nací
pecaminoso, que nací pecador con la naturaleza pecaminosa. De hecho, nací pecado.
Esta naturaleza no ha cambiado en todos estos años que he estado en el Señor. Cuanta
más cuenta me doy de esto, más tomo a Cristo como mi ofrenda por el pecado. Por un
lado, reconocer que tengo tal naturaleza y tomar a Cristo como mi ofrenda por el pecado
me lleva a ser juzgado y sumiso. Por otro, me preserva, pues me quita toda la confianza
en mi mismo. Me recuerda una y otra vez que en mi carne no soy otra cosa que pecado.

A veces los creyentes se preguntan como un hermano que es espiritual y tiene


experiencia puede caer en pecados serios. Debemos saber que todos somos capaces de
tal pecado. Fíjese en David por ejemplo. David, por supuesto, era un santo del Antiguo
Testamento. Realmente eran santificado y escribió muchos himnos espirituales. Pero
¿estaba erradicada la naturaleza de David? Ciertamente, no. Por satisfacer su lujuria,
hizo matar un hombre, y luego tomó a su esposa. Hasta alguien santificado como David
era completamente capaz de tal pecado. David no llegó a ser santo luego de este pecado;
el ya lo era. No obstante, de igual modo cayó en pecado.
Suponga que cuando David fue tentado a pecar, hubiese recordado que era pecaminoso
y le hubiese ofrecido una ofrenda por el pecado a Dios. En ese caso, pienso que no
habría cometido el pecado. Es posible que David cometió el pecado porque
temporalmente olvidó cuan pecaminoso era. El perdió la noción de su naturaleza
pecaminosa. Debemos aprender de esta experiencia a que no debemos tener la más
mínima confianza en nosotros mismos.

En otra ocasión mencioné que un hermano y una hermana no deben tener una larga
conversación en privado. Hacer esto indica que no estamos conscientes de que
necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Si nos recordamos
continuamenet de esta necesidad, no nos envolveremos en largas conversaciones con
miembros del sexo opuesto en privado. Además, en otras circunstancias, no confiaremos
en nosotros mismos, ya que sabremos que somos pecadores.

Todos los días necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Después de
levantarnos en la mañana, necesitamos recordar y aceptar una vez más, que somos
pecaminosos por naturaleza, que nacimos siendo pecadores, y que necesitamos a Cristo
como nuestra ofrenda por el pecado. Si, hemos sido regenerados, pero nuestra
naturaleza pecaminosa continua con nosotros. Tenemos el Espíritu Santo en nuestro
espíritu, pero nuestra naturaleza todavía es pecaminosa. Por lo tanto, si queremos
disfrutar a Cristo como el carnero, el hojaldre, las tortas y el pan, debemos aplicarlo
como nuestra ofrenda por el pecado. Esto nos preparará para disfrutarlo más a El.

La ofrenda por el pecado no debe ser una doctrina. Todos necesitamos tener más
experiencia de Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Que seamos animados a
experimentar a Cristo de esta manera más y más.

DETALLES DE LA OFRENDA POR EL PECADO

Según 29:1, la ofrenda por el pecado que se usaba para santificar a Aarón y a sus hijos
para ser sacerdotes era un becerro. Este tipifica a Cristo siendo fuerte y rico en vida.
Vimos que Aarón y sus hijos ponían sus manos sobre la cabeza del becerro, lo cual
representa a los creyentes siendo identificados con Cristo. Según el versículo 11, Moisés
debía matar al becerro delante del Señor a la puerta del tabernáculo de reunión. Esto
significa que Cristo fue inmolado por Dios, representado por Moisés, delante de Dios
frente a Su pueblo (Is. 53:10).

El versículo 12 dice: “Y de la sangre del becerro tomarás y pondrás sobre los cuernos del
altar con tu dedo; y derramarás toda la demás sangre al pie del altar”. Esto representa la
poderosa poderosa efectuada por Cristo con una base fuerte.
Ya mencionamos, que quemar de la grosura que cubría las visceras, el hígado y los dos
riñones representa las riquezas y la dulzura del ser interno de Cristo ofrecido a Dios
para Su satisfacción. Quemar la carne del becerro con su piel y estiércol fuera del
campamento representa el ser externo de Cristo siendo sacrificado por los creyentes en
la tierra para su redención.

NECESITAMOS SER LLENADOS CON CRISTO

Un punto importante que hemos cubierto hasta este punto es que para ser sacerdotes
necesitamos ser llenados con Cristo. Todos debemos darnos cuenta de esto, sin Cristo,
estamos totalmente vacíos, y no tenemos nada que satisfaga a Dios ni a nosotros. Antes
de ser salvos, estábamos absolutamente vacíos. No teníamos nada que nos llenara ni nos
calificar para servir a Dios. Pero la intención de Dios es santificarnos, separarnos para
que seamos Sus sacerdotes. Para esto, El necesita llenar nuestro vacío para que
podamos satisfacerlo a El. Externamente, estamos vestidos con Cristo como la túnica, el
manto, el efod, y el pectoral. Todas estas vestiduras tipifican diferentes aspectos de
Cristo cubriendo nuestra desnudez. Ahora que estamos cubiertos con El, ya no estamos
desnudos.Cristo como nuestra vestimenta nos califica para servir como sacerdotes.

La vestimenta de los sacerdotes los calificaba para servirle a Dios. Sus vestiduras
sacerdotales se pueden comparar con un uniforme. En muchos empleos, las personas
deben usar un uniforme para estar calificados para trabajar. Por ejemplo un policía y
una enfermera deben llevar el uniforme apropiado. Esto es así también para un juez y
un medico. Cuando vestimos a Cristo, El viene a ser la vestimenta que nos califica para
servir a Dios como sacerdotes. El es la cubierta de nuestra desnudez.

Internamente, Cristo es nuestro alimento y fuerza. El llena el vacío que tenemos dentro
de nuestro ser.

Para llenar nuestro vacío interno, Cristo tiene que resolver el problema básico con Dios,
el problema de nuestra naturaleza pecaminosa. En nuestra carne somos pecadores. En
realidad, somos pecado. Según Romanos 7, nada bueno mora en nosotros, a saber, en
nuestra carne, ya que no somos otra cosa que pecado. Por lo tanto, Cristo ha llegado a
ser nuestra ofrenda por el pecado para resolver nuestro problema básico con Dios y ser
llenados internamente.

PREPARANDONOS PARA DISFRUTAR A CRISTO

Un segundo punto crucial relacionado con servir a Dios como sacerdotes es que;
siempre que vayamos a servirle, debemos confesar que tenemos una naturaleza
pecaminosa. Cada mañana necesitamos ofrecer la ofrenda por el pecado. Esto es tener
en cuenta de que en nuestra carne no hay nada más que pecado.

Si prestáramos atención a que tenemos tal naturaleza ¿sería posible que discutiéramos
con otros o peleáramos con ellos? Por supuesto que no. Ya que somos pecaminosos,
¿qué derecho tenemos a discutir con otros? ¿qué razón tenemos para ser orgullosos o
pensar que somos superiores a otros? La razón por que hacemos tales cosas es que
pensamos que somos mejores que los demás. Esta actitud demuestra que hemos
olvidado lo que somos, que somos pecaminosos. Si recordáramos que somos
pecaminosos por naturaleza, hasta el pecado mismo, no seríamos orgullosos.

Ofrecer a Cristo como la ofrenda por el pecado prepara la manera para que lo
disfrutemos a El. Si usted ofrece Cristo como su ofrenda por el pecado en la mañana,
seguramente durante el día lo disfrutará, tal vez como un carnero, como el pan, las
tortas o las hojaldre. Si no se acuerda de esta ofrenda, no tendrá la base para disfrutar a
Cristo. Es muy probable que carezca del disfrute de El durante ese día. Como resultado
de no tener tal disfrute, estará vacío. ¿Cómo puede usted, entonces ser satisfecho
internamente para servir a Dios como un sacerdote? Usted será sacerdote de nombre y
de posición, pero no de verdad. Todos los creyentes son sacerdotes, pero en realidad la
mayoría de ellos no tienen la base para servir como tales.

LA MANERA DE ALIMENTARSE DE CRISTO

Mi carga en cuanto a Exodo 29 no es presentarles una doctrina, tal como, poner la


sangre sobre los cuernos del altar, o derramar de la sangre al pie del altar. Mi carga es
demostrar cuanto necesitamos ser llenos con Cristo y alimentarnos de El. El capítulo
veintinueve de Exodo nos presenta la manera. Sin embargo, ésta no es muy común. Aún
el darnos cuenta de lo que nos revela este capítulo es maravilloso. Muchos han leído este
capítulo muchas veces sin darse cuenta de esto. Tal vez veamos las ofrendas, el
lavamiento y la aplicación de la sangre, pero no el alimentarnos de Cristo.

PRESTAR ATENCION A LA EXPERIENCIA DE VIDA

Dudo que hayan libros que hablen acerca de lo que Exodo 29 revela. La mayoría de los
cristianos no ven este asunto debido a que no están en la línea de la vida. Esta es la
razón por la cual llamamos a nuestro estudio de la Biblia un estudio-vida. Esto también
se aplica a nuestro estudio de Exodo 29. Por medio de este capítulo vemos que
necesitamos ser llenados con Cristo. Lo que necesitamos es la experiencia de vida.
Siempre que hablo acerca de un asunto de vida en un capítulo de la Biblia, me ocupo de
ello solamente y no me baso en los puntos doctrinales.
Algunos maestros de la Biblia tienen mucho que decir acerca de la ofrenda por el
pecado. Su argumento puede ser muy interesante de una manera doctrinal. Puede ser
muy atractivo, pero al fin y al cabo lo distraerá de la vida y lo llevará a un entendimiento
mental de la enseñanzas doctrinales de la tipología. Nosotros hablamos acerca de Exodo
29 desde otra perspectiva. Es por esto que debemos ofrecer la ofrenda por el pecado a
fin de ser preparados para disfrutar a Cristo.

Que todos veamos la necesidad de ser llenados con Cristo y nos demos cuenta de que
todavía tenemos una naturaleza pecaminosa y que a diario, temprano en la mañana,
necesitamos ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Esta naturaleza
merece ser condenada, quemada, como lo fue la ofrenda por el pecado fuera del
campamento. Si ofrecemos a Cristo como tal con este entendimiento, seremos
preservados, y tendremos la manera de disfrutar más a Cristo.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA Y CINCO

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(3)

Lectura bíblica: Ex. 29:15-28; 40:14-15

Me parece que el Señor quiere hablarnos de manera muy clara acerca del capítulo
veintinueve de Exodo. Sin embargo, esta porción de la Biblia no es fácil de entender.
Conforme leemos este capítulo, debemos ejercitar nuestra mente. De otro modo, nos
perderíamos. Para entender este capítulo debemos tener calma y ser muy sobrios.

Hace más de cincuenta años, algunos maestros de la Biblia me enseñaron, que según el
Nuevo Testamento; todos los creyentes somos sacerdotes, ya sean mayores o jóvenes,
con experiencia o sin ella. Yo estaba contento de escuchar este hablar acerca del
sacerdocio universal. Aunque hice lo más que pude por practicar el sacerdocio, no
encontré la manera. En 1953, estaba estudiando el Pentateuco con los santos en Taiwán
en 1953, y comencé a ver cómo podemos servir a Dios como sacerdotes.

Podemos leer el Nuevo Testamento docenas de veces sin encontrar la manera de servir
como sacerdotes. Pero, la encontramos por medio del estudio de la tipología del Antiguo
Testamento. Nunca debemos despreciar el valor de esto. Algunos tipos son tan valiosos
como lo estipulado en el Nuevo Testamento.
Primera de Pedro 2:5 dice que somos un sacerdocio santo ofreciendo sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. En el versículo 9 de ese capítulo
se nos describe como un real sacerdocio. Además, Apocalipsis 1:6 y 5:10 dicen que
somos sacerdotes. Somos un real sacerdocio y santo. Somos sacerdotes, y podemos
servir a Dios como tales. Por tanto, no somos el clero ni los laicos, sino el sacerdocio.

El sistema de cleros y laicos tiene su origen en el diablo; y definitivamente no está de


acuerdo con la Biblia. La Biblia revela que todos los creyentes son sacerdotes. Pero el
sistema de cleros y laicos mata y anula el ejercicio del sacerdocio. Es nuestro derecho
por nacimiento servirle a Dios. Pero el sistema tradicional nos lo ha quitado. Por esta
razón, digo con determinación que el diablo es el origen de este sistema y no la Biblia.

Aunque el Nuevo Testamento nos dice que somos sacerdotes, no nos dice cómo serlo.
Por el Nuevo Testamento conocemos que hemos sido salvos, lavados con la sangre de
Cristo, regenerados por el Espíritu, y recibimos ciertos dones. Pero necesitamos más
ayuda para conocer cómo servir a Dios como sacerdotes. Cuando estudié la tipología del
Antiguo Testamento con los santos en 1953 obtuve luz con respecto a Exodo 29 para
revelar la manera de servir como un sacerdote.

NO SON ORDENADOS NI CONSAGRADOS,


SINO SANTIFICADOS

Exodo 29 habla acerca de la santificación de Aarón y de sus hijos para ser sacerdotes.
Por tanto, no se refiere a la santificación de pecadores, que no son creyentes ni salvos. El
versículo 1 dice: “Esto es lo que harás para santificarlos, para que sean mis sacerdotes”
(heb.). En este versículo no se habla de consagrar a Aarón y a sus hijos ni de ordenarlos.
En lo que se refiere a este capítulo, vamos a evitar usar la palabra consagración y hablar
de santificación.

La palabra “consagrar” es muy tradicional. Bajo su influencia, podemos obtener un


concepto equivocado en cuanto a la santificación de los que son salvos por Dios para ser
Sus sacerdotes. Por lo tanto, quiero dar énfasis al hecho de que aquí no se nos
encomienda a consagrar a Aarón ni a sus hijos, sino de santificarlos. La palabra
apropiada que describe lo que se resalta en este capítulo es “santificar”. Aarón y sus
hijos fueron santificados para ser sacerdotes que sirven a Dios.

Existe una gran diferencia entre consagración y santificación, y mucha más entre
santificación y ordenación. Cuando una persona se ordena algunos del clero ponen sus
manos sobre él y oran por él. La consagración, según el uso común y ordinario, significa
presentarnos a nosotros mismos para Dios. Pero lo que Exodo 29 describe no es
ordenación ni tampoco consagración, sino un caso de santificación.

Supongamos que en lugar de ser santificado como lo describe el capítulo veintinueve,


Aarón hubiese sido ordenado de forma religiosa y tradicional. En ese caso, otros
hubieran puestos sus manos sobre él y orado por él. Si ese fuera el caso, Aarón se
hubiese quedado con las manos vacías. Antes y después de su ordenación, continuaría
con sus manos vacías. A fin de ser un sacerdote para Dios y servirle como tal, el
necesitaba algo con que servirle.

Ahora supongamos que en lugar de ser ordenado hubiese sido simplemente consagrado
al Señor, ofrecido y presentado. Aún siendo consagrado de esta forma, Aarón habría
continuado vacío y no hubiese tenido nada con servir a Dios. La santificación de Aarón y
sus hijos para servir como sacerdotes es muy diferente a la ordenación y a la
consagración.

SOMOS SANTIFICADOS
CUANDO NUESTRAS MANOS SON LLENADAS

Según lo que se revela en el capítulo veintinueve de Exodo, las manos de los sacerdotes
debían ser llenadas a fin de servir a Dios. Sus manos debían estar llenas con la grosura
del carnero, para la ofrenda de paz, el pan, las tortas y las hojaldres. Cuando un
sacerdote tiene sus manos llenas con la dulzura y las riquezas de Cristo, es diferente a
otros. Los demás tienen las manos vacías, pero las suyas están llenas. Como resultado,
está santificado, separado, de la gente común. Además, tiene las riquezas de Cristo con
las cuales sirve a Dios como un sacerdote.

La manera de santificar un santo para que sirva como sacerdotes es llenando sus manos
con las riquezas de Cristo. Antes de que un creyente es santificado de este modo, el ya es
un santo. Piense acerca de la situación de Aarón. El ya había tenido la experiencia de la
Pascua, había sido salvado del juicio de Dios, y había sido liberado de la tiranía del
faraón y de la usurpación del mundo. Además, había cruzado el Mar Rojo, disfrutado de
la comida celestial y del agua viva, y había recibido una educación divina en el Monte
Sinaí. También había tenido muchas experiencias en el desierto. El era verdaderamente
un santo, alguien que era salvo y sacado de Egipto, experimentado las cosas de Dios en
el desierto. Esto era cierto no sólo en cuanto a Aarón, sino también para todos los hijos
de Israel. Estos habían sido sacados de Egipto y llevados al monte de Dios para ser
adiestrados por El. Entonces el Señor le dijo a Moisés algunos en el pueblo de Dios
debían ser santificados para ser sacerdotes. Esto indica que no es suficiente ser un
santo. Después de ser santo, debemos ser santificados para que podamos servir a Dios
como un sacerdote.

Ser santificados para servir como sacerdotes es diferente a disfrutar a Cristo como la
Pascua o como el maná. Tampoco es lo mismo que disfrutar el Espíritu de Cristo como
el agua viva. Esta santificación incluye más que todas estas preciosas experiencias. Esto
quiere decir que es algo más que la Pascua, el maná y el agua viva. Como mencionamos,
no es una ordenación ni consagración, sino el llenar de nuestras manos con las riquezas
de Cristo. Es muy importante que veamos que a fin de servir como sacerdotes,
necesitamos algo además que el disfrute de Cristo como la Pascua, el maná y el agua
viva. ¡Qué veamos todo esto!

Cuando vi este asunto en Exodo 29, me puse muy contento. Realmente fue una gran luz.
No tengo palabras para expresar cuan contento estaba cuando esto sucedió. Durante los
primeros veinticinco años de mi experiencia cristiana, sabía que los creyentes éramos
sacerdotes, pero no sabía como servir a Dios como tal de manera práctica. Pero por
medio de estudiar este capítulo bajo la luz del Señor, comencé a ver la manera. ¡Cuán
contento estaba! ¡Cuánto me regocijé en la misericordia del Señor al mostrarme la
manera de servir como sacerdote! Esta es, por medio de tener experiencias adicionales
de Cristo, adicionales a la Pascua, el maná y el fluir del agua viva.

Cuando era un joven cristiano, escuché que Cristo es la Pascua y el maná. Aprendí que
El es la roca que fue golpeada para que fluyera el agua viva. Pero nunca me dijeron que,
según Exodo 29, necesitamos experiencias adicionales de Cristo a fin de servir como
sacerdotes. Este capítulo revela que podemos experimentar a Cristo como el becerro, los
carneros, las tortas y las hojaldres. Por medio de experimentar de Cristo como se
presenta en este capítulo, llegamos a ser los sacerdotes de manera practica.

Es verdaderamente sorprendente que entre los millones de cristianos muy pocos le


sirven a Dios como sacerdotes. ¿Cuánto le servía como sacerdote, usted antes? Antes de
que recibiera esta luz por medio de Exodo 29, yo pensaba que le servía a Dios como
sacerdote cuando visitaba a un santo en su hogar o cuando ayudaba a limpiar el local de
reunión. Finalmente, me di cuenta que tal visitación y limpieza son el servicio levítico,
no sacerdotal. El servicio sacerdotal es un asunto de ofrecer Cristo a Dios en detalles. Lo
precioso del capítulo veintinueve de Exodo consiste en que revela la manera en la que
podemos ser sacerdotes.

LAVADOS Y VESTIDOS
El primer paso en la santificación de Aarón y sus hijos fue lavarlos. Exodo 29:4 dice: “Y
llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con
agua”.

Después de que Aarón y sus hijos fueron lavados, se pusieron las vestiduras
sacerdotales. Los versículos 5 y 6 dicen, en cuanto a Aarón: “Y tomarás las vestiduras, y
vestirás a Aarón la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y le ceñirás con el
cinto del efod y pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema
santa”. Los versículos ocho y nueve también hablan acerca de la vestimenta de los
sacerdotes: “Y harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas. Les ceñirás el
cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por derecho
perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos”. Estas vestiduras cubrían su desnudez.

La desnudez representa la exposición de nuestro ser natural. ¿Sabe lo que es desnudez


espiritual? Es pecaminoso y una expresión desagradable de nuestro ser natural. Aunque
seamos buenos por naturaleza, debido a que somos descendientes de Adán, nuestro ser
natural está desnudo delante de Dios. Esto es totalmente desagradable y abominable
para El. Después de que Adán y Eva cayeron, ellos se dieron cuenta de que estaban
desnudos y trataron de cubrirse con hojas de higos. Se dieron cuenta de que su desnudez
necesitaba ser cubierta. La vestimenta de Aarón y de sus hijos en Exodo veintinueve nos
muestra el cubrir de nuestro ser natural.

REDENCION Y GENERACION

Los versículos del uno al tres dicen: “Toma un becerro de la vacada, y dos carneros sin
defecto; y panes sin levadura y tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin
levadura untadas con aceite; las harás de flor de harina de trigo. Y las pondrás en un
canastillo, y en el canastillo las ofrecerás, con el becerro y los dos carneros”. Aquí
tenemos tres animales, un becerro y dos carneros perfectos. También tenemos el pan,
las tortas y las hojaldres. Aunque el pan puede haber sido un poco grueso, el idioma
hebrea indica que las tortas no sólo eran delgadas, sino que estaban perforadas y por
ende eran fáciles de comer.

El pan, las tortas y las hojaldres, claro está, provienen de la vida vegetal, en contraste
con la vida animal presentada por el becerro y los carneros. En tipología la vida animal
representa la vida que redime, una vida que tiene sangre para ser derramada por la
redención. Por su parte la vida vegetal denota un generar, una vida que produce. El pan,
las tortas y las hojaldres estaban hechas de harina de trigo. Según Juan 12:24, un grano
de trigo cae en la tierra y produce muchos granos. Esta es la vida vegetal una vida que
genera.
Cristo tiene la vida que redime y la que genera, una vida que produce. El evangelio de
Juan revela ambos aspectos de la vida de Cristo. Juan 1:29 dice: “¡He aquel el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo!” Esta es la vida animal que redime. En Juan
12:24 el Señor Jesús dice: “De cierto de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en
la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Esta es la vida vegetal
que genera, o sea produce. La santificación de aquellos que van a servir a Dios como
sacerdotes abarca la vida animal para la redención y la vegetal para la generación.

REDIMIDOS DE NUESTRA NATURALEZA PECAMINOSA

Conforme a 29:10-14, el becerro era una ofrenda por el pecado. Este se llevaba al
tabernáculo de reunión, Aarón y sus hijos ponían sus manos sobre la cabeza del mismo,
y luego se sacrificaba delante del Señor. Un poco de la sangre se ponía sobre los cuernos
del altar, y el resto se vertía al pie del altar. Las partes tiernas, dulces del becerro se
quemaban sobre el altar, y el resto, la carne, la piel y el estiércol se quemaban fuera del
campamento. Este es el cuadro de la ofrenda por el pecado.

Esta ofrenda siempre debe recordarnos nuestra naturaleza pecaminosa. Aunque no


hayamos cometido pecado, pero como somos descendientes de Adán, tenemos la
naturaleza pecaminosa. No sólo eso, es pecado como tal. Esto significa que en nuestra
carne sólo somos pecado. Por lo tanto, a fin de servir de manera práctica, primero
debemos experimentar a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Todos los días,
temprano en la mañana, debemos ofrecer Cristo a Dios como tal ofrenda.
Espontáneamente esto nos recordará que somos pecadores, hasta el pecado como tal.
Nuestra naturaleza es pecaminosa, y somos una totalidad del pecado.

Día a día empleamos parte de nuestro tiempo pensando en nosotros mismos. Cuando
hacemos esto, no pensemos que somos pecaminosos. Por el contrario, pensamos que
somos muy buenos. Sin embargo, pensar de esta manera puede causarnos problemas en
cuanto al sacerdocio. ¿Cómo podemos servir a Dios como sacerdotes de manera práctica
mientras seguimos pensando que somos buenos? ¡Es por esto que tenemos dificultad al
colaborar con otros! Tenemos problemas con los demás al laborar juntos principalmente
porque pensamos que somos mejor que ellos. Por lo tanto, debemos recordar que somos
pecaminosos por naturaleza y ofrecer Cristo a Dios como nuestra ofrenda por el pecado.

Si la experiencia de Cristo como la ofrenda por el pecado nos recuerda de nuestra


naturaleza, ¿cómo es que podemos discutir con otros? ¿Podría un hermano pelear con
su esposa? Claro que no. Si un hermano recordara continuamente que tiene una
naturaleza pecaminosa, se controlaría al discutir con su esposa.
Es muy importante que veamos para ser sacerdotes de manera práctica, debemos
experimentar a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Nosotros quienes queremos
ser los sacerdotes de Dios debemos tener presente en nosotros que somos pecado. Si
tenemos tal entendimiento y realización, nos discutiremos con los demás. Conocer que
tenemos una naturaleza pecaminosa y ofrecer Cristo a Dios como nuestra ofrenda por el
pecado nos protegerá y nos preservará a fin de que podamos servir a Dios como Sus
sacerdotes.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA Y SEIS

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(4)

Lectura bíblica: Ex. 29:15-28; 40:14-15

Ya mencionamos que el recordar que tenemos una naturaleza pecaminosa y ofrecer a


Cristo como nuestra ofrenda por el pecado nos protegerá y preservará para servir a Dios
como sacerdotes. La ofrenda por el pecado era un aspecto básico en la santificación de
Aarón y de sus hijos para ser sacerdotes. Ahora vamos a estudiar otros aspectos.

SER UNO CON EL HOLOCAUSTO

La santificación de Aarón y de sus hijos para servir a Dios como sacerdotes requería de
dos carneros, además del becerro de la ofrenda por el pecado. En cuanto al primer
carnero, 29:15-18 dice: “Asimismo tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos
pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. Y matarás el carnero, y con su sangre
rociarás sobre el altar alrededor. Cortarás el carnero en pedazos, y lavarás sus intestinos
y sus piernas, y las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza. Y quemarás todo el
carnero sobre el altar; es holocausto de olor grato para Jehová, es ofrenda quemada a
Jehová”. Según estos versículos, el primer carnero era matado y cortado en pedazos.
Esto, sin duda, se refiere a Cristo, quien fue muerto y cortado en pedazos. Sin embargo,
nosotros también estamos incluidos en esto, ya que nos identificamos con Cristo. Esta
identificación con Cristo es demostrada mediante Aarón y sus hijos al poner sus manos
sobre la cabeza del carnero (v. 15).

Apreciamos mucho este asunto de la identificación con Cristo. Pero ¿se ha dado cuenta
de que en Cristo, con El y por medio de El , usted necesita ser muerto y cortado en
pedazos? ¿Quién entre los creyentes está dispuesto a ser muerto y cortado en pedazos?
Es dudoso que alguien desee tal cosa. Pero a fin de ser sacerdotes, necesitamos pasar
por esto. Claro está, no nos matamos a nosotros mismos, sino Dios nos matará en
Cristo. La Biblia dice que cualquiera que desee servir a Dios como un sacerdote será
muerto y cortado en pedazos por El.

Cuando algunos oigan acerca de esto, tal vez protesten y digan: “No, no estamos de
acuerdo con esto. ¿No son los becerro y los carneros tipos de Cristo? Cristo es el que fue
muerto y cortado en pedazos. Esto no es algo que nos suceda a nosotros. En cuanto a
esto Cristo es nuestro sustituto; El nos ha reemplazado en esto”. Si este es su concepto,
usted está calificado sólo para ser salvo; pero no para ser un sacerdote. Si, Cristo fue
crucificado como nuestro sustituto. El nos reemplazó en llevar nuestros pecados cuando
murió en la cruz. Sin embargo, a fin de servir a Dios como sacerdotes, debemos
identificarnos con la muerte y el Cristo que fue cortado en pedazos por Dios.

Después de que el carnero del holocausto fuese muerto y cortado, sus intestinos y
piernas eran lavados, y luego se quemaba todo el carnero sobre el altar como olor grato
para el Señor. Esto indica después de ser muertos y cortados, necesitamos ser lavados y
quemados. Según 29:4-5, Aarón y sus hijos eran lavados con agua y vestidos con las
vestiduras sacerdotales. Este era el lavado inicial. Luego de esto, los sacerdotes debían
ser uno con el carnero que había sido matado, cortado en pedazos, lavado y quemado.

LA COMIDA DE DIOS

El versículo 18 dice que todo el carnero debía ser quemado sobre el altar como una
ofrenda quemada al Señor, un olor grato para El. La palabra hebrea para holocausto en
realidad significa sacrificio que sube. Cuando se quemaba esta ofrenda sobre el altar,
llegaba a ser un olor grato que subía a Dios para Su disfrute. Esta es la razón por la cual
en Números 28:2 y 3 se habla acerca del holocausto como la comida de Dios. La cual lo
satisfacía.

En el holocausto, Cristo es el que es quemado para alimentar a Dios y satisfacerlo. Sin


embargo, necesitamos poner nuestras manos sobre Cristo; esto es, necesitamos ser uno
con El, identificarnos con El. Esto quiere decir que todo lo que somos y hacemos debe
ser muerto y cortado en pedazos, lavado y quemado sobre el altar, la cruz,
completamente para el disfrute y satisfacción de Dios. Sólo entonces llegará a ser la
comida de Dios.

LA SANGRE Y LA FRAGANCIA

En Exodo 29 vemos dos asuntos importantes en cuanto al holocausto. El primero es la


sangre que se rociaba alrededor del altar. Esta era para nuestra paz y satisfacción. El
segundo era el olor grato que subía al cielo para la satisfacción de Dios. La sangre
redentora se rociaba sobre el altar en la tierra y el olor grato subía al cielo para satisfacer
a Dios. Cristo derramó Su sangre para nuestra paz, El mismo fue quemado para
satisfacer a Dios como el holocausto para santificarnos como sacerdotes.

El primer carnero era para el holocausto, pero el segundo era para la ofrenda de paz.
Esta es un poco más complicada. El holocausto es sencillo: se mataba, se cortaba en
pedazos, se lavaba y se quemaba. Se obtenía un doble resultado: el rociar de la sangre
sobre el altar y el olor grato que subía a Dios. La sangre es para que nosotros la
miremos, y el olor grato es para que Dios lo disfrute. Seguramente la sangre satisface a
Dios, pero ésta es para nuestra conciencia y paz.

¿Por qué ofrecemos a Cristo como el primer carnero, el del holocausto? Lo ofrecemos
porque sabemos que hemos sido para Dios, sino para nosotros mismos. Además, en vez
de ser la comida de Dios, lo hemos sido sólo para nosotros. Debido a que somos
pecaminosos, necesitamos que Cristo nos redima. El fue inmolado por nosotros, cortado
en pedazos, y Su sangre fue derramada por nuestra redención. Ahora cuando miramos
la sangre, tenemos paz, al saber que hemos sido redimidos. También el olor grato sube a
Dios para Su disfrute y satisfacción. Como resultado, nuestro problema está resuelto y el
hambre de Dios satisfecha. Por ende, tenemos paz, y podemos disfrutar más de Cristo y
experimentar más de El. Podemos experimentarlo como el segundo carnero, como la
ofrenda de paz.

LA SANGRE DE LA OFRENDA DE PAZ

Veamos ahora, en un breve esquema, el significado del segundo carnero. En 29:20 nos
dice que éste también fue inmolado. Sin embargo, éste no se cortaba en pedazos. La
sangre del primer carnero se rociaba sobre el altar, pero con la sangre del segundo se
hacía algo diferente. El versículo 20 dice: “Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre
y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de
sus hijos, sobre el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo pulgar de
los pies derechos de ellos, y rociarás la sangre sobre el altar alrededor”. Fijese que la
sangre se ponía sobre el lóbulo de la oreja, sobre el pulgar derecho, y sobre el pulgar del
pie derecho. La sangre sobre la oreja indica que si queremos ser sacerdotes, necesitamos
un oído que escucha a Dios. No debemos hablar demasiado. Tal vez pensemos que era
mejor que se le dijera a Moisés que pusiera la sangre sobre los labios o la lengua de
Aarón. Ser un sacerdote requiere que escuchemos, no que hablemos. El pulgar de la
mano representa trabajo, y el del pie, caminar. Por lo tanto, como sacerdotes debemos
escuchar, trabajar y caminar apropiadamente. Esto también forma parte de la
santificación de los sacerdotes. Nuestras orejas y pulgares necesitan de la sangre
redentora. La sangre nos santifica, nos hace diferente a otros. Los que no tienen la
sangre sobre sus oreja ni sus pulgares no han sido santificados para Dios. Después de
que Aarón y sus hijos habían sido lavados con la sangre de esta forma, estaban
santificados para servirle a Dios como sacerdotes.

Según el versículo 20, la sangre del segundo carnero no sólo se ponía sobre la oreja y los
pulgares, sino que también se rociaba sobre el altar. Este es un segundo tipo de
aplicación de la sangre de la ofrenda de paz.

El versículo 21 dice: “Y con la sangre que estará sobre el altar, y el aceite de la unción,
rociarás sobre Aarón, sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de
éstos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las vestiduras de sus hijos con
él”. Aquí vemos el tercer aspecto de la sangre de la ofrenda de paz. Moisés tomó una
porción de la sangre y del aceite de la unción y lo roció sobre las vestiduras de Aarón y
de sus hijos. Con esto Aarón y sus hijos estaban totalmente santificados, ya que las
vestiduras que cubrían sus cuerpos habían sido lavadas y ungidas.

DOS TIPOS DE UNCION

En Exodo 29 el aceite de la unción se menciona por primera vez en el versículo 7 y luego


en el 21. El versículo 7 dice: “Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre
su cabeza, y le ungirás”. Esto se refiere a la unción de Aarón antes de matar las ofrendas.
En primer lugar Aarón mismo era ungido sin la sangre. Esto es un tipo de la unción de
Cristo que se menciona en el Salmo 133. En este salmo el ungüento se derramaba sobre
la cabeza de Aarón y bajaba hasta las faldas de sus vestiduras. Esto representa la unción
de Cristo de parte de Dios aparte de la redención. La unción de Cristo, claro está, no
requería el derramamiento de sangre.

Aarón no sólo fue ungido como un tipo de Cristo, sino también como una persona
pecaminosa quien estaba siendo santificada para servir a Dios como un sacerdote.
Debido a que Aarón y sus hijos eran pecaminosos, se necesitaba una segunda unción,
una unción con el aceite de la unción y con la sangre redentora. En cuanto a esta unción
la sangre se menciona primero. Esto indica que debemos tener primero la sangre
redentora y después podemos participar de la unción del Espíritu.

La sangre de la ofrenda de paz es un poco compleja. Como ya vimos, hay tres pasos, tres
aplicaciones: la sangre se aplicaba a la oreja, y al pulgar de la mano y del pie de los
sacerdotes; luego se rociaba la sangre sobre el altar; y tercero, la sangre junto con el
aceite de la unción se rociaba sobre las vestiduras de los sacerdotes.
OTROS ASPECTOS DE LA OFRENDA DE PAZ

Los versículos 22 y 23 dicen: “Luego tomarás del carnero la grosura, y la cola, y la


grosura que cubre los intestinos, y la grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura
que está sobre ellos, y la espaldilla derecha; porque es carnero que llena la mano;
también una torta grande de pan, y una torta de pan de aceite, y una hojaldre del
canastillo de los panes sin levadura presentado a Jehová”. Las partes del carnero que se
mencionan aquí son las más exquisitas y dulces. Según los versículos 24 y 25 estas
partes, junto con el pan de aceite y la hojaldre del canastillo del pan sin levadura debía
ser quemado “sobre el altar, sobre el holocausto, por olor grato delante de Jehová” Las
partes internas y la grosura se quemaban completamente como comida para Dios. Esto
se confirma en Levítico 3:11 y 16.

Las partes principales del segundo carnero eran el pecho y los hombros. La espaldilla
derecha, los intestinos y la grosura se quemaban, junto con las tres tortas. El pecho
derecho se mecía delante de Dios. Esta era la ofrenda mecida, un tipo de Cristo en
resurrección y no se quemaba; sino que, se le daba a Moisés como su porción. El pecho
izquierdo y la espaldilla izquierda eran la porción designada para Aarón y sus hijos. Los
hombros eran elevados, exaltados. Esta ofrenda elevada tipifica a Cristo en ascensión.
Cristo resucitado es la ofrenda mecida, y Cristo ascendido es la ofrenda elevada.

El pecho de la ofrenda de paz representa el amor, y los hombros la fuerza. Cristo


resucitado tiene que ver con el amor y el ascendido con la fuerza. En el Nuevo
Testamento la ascensión representa la fuerza y el poder. Cristo ascendido es un Cristo de
poder y fortaleza.

Repetimos, la espadilla derecha era quemada para Dios, y el pecho derecho se mecía
primero delante de El y después se le daba a Moisés como su porción. La espaldilla
izquierda y el pecho izquierdo eran elevados delante de Dios y luego eran entregados a
Aarón y sus hijos como su porción. En los siguientes mensajes abarcaremos estos
asuntos en más detalle.

Ya vimos que necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, como el carnero
del holocausto para la satisfacción de Dios y nuestra ofrenda de paz con todos sus
aspectos. Una parte de esta ofrenda sirve de satisfacción para Dios, y la otra para
ministrar a los sacerdotes. Como sacerdotes, podemos disfrutar nuestra parte de la
ofrenda de paz junto con el pan.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA Y SIETE

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(5)

Lectura bíblica: Ex. 29:15-28; 40:14-15

Conforme al Nuevo Testamento, la meta de la salvación que Dios efectúa es hacer, de


todos los creyentes en Cristo, sacerdotes para Dios. Por lo tanto , si una persona es salva,
pero fracasa en llegar a ser un sacerdote que sirve a Dios, no podrá cumplir el propósito
de Dios ni satisfacer Su deseo. En el último libro del Nuevo Testamento, Apocalipsis,
vemos que todos los redimidos son sacerdotes de Dios. En Apocalipsis 1:5 y 6 se nos dice
que Jesucristo nos liberó de nuestros pecados con Su sangre e “hizo de nosotros un
reino, sacerdotes para Su Dios y Padre”. Así también Apocalipsis 5:10 dice que hemos
sido hechos “para nuestro Dios un reino y sacerdotes”.

La tipología del Antiguo Testamento nos muestra que en primer lugar Dios redimió a Su
pueblo, luego los salvó, y después los educó. Estos tres asuntos se revelan en el libro de
Exodo. Primero Dios redimió al pueblo de Israel, luego los rescató y los liberó, y después
de eso los educó. Mientras estaban en Egipto, fueron redimidos, y luego fueron
rescatados de allí. En el desierto disfrutaron de la provisión de Dios. Finalmente,
llegaron al monte Sinaí, donde recibieron una educación divina. Allí Dios vino a
santificar a algunos de ellos para ser Sus sacerdotes.

UN SACERDOCIO UNIVERSAL

Si estudiamos seriamente la revelación que se encuentra en las Escrituras, veremos que


la intención de Dios no era santificar sólo un número de Sus redimidos para ser
sacerdotes. No, la intención de Dios era santificar a todo Su pueblo redimido. Esto
quiere decir que Dios quería que todo el pueblo fuera un reino de sacerdotes. Exodo 19:6
dice: “Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa”. Sin embargo, debido a
la degradación del pueblo, once tribus cayeron. Por lo tanto, Dios escogió una de las
doce, la tribu de Leví, para que fuesen Sus sacerdotes.

No debemos pensar que Dios sólo quiere santificar como sacerdotes a algunos de entre
Su pueblo. Por el contrario, Dios santifica a todos los creyentes de Cristo para ser Sus
sacerdotes. Por esta razón, algunos maestros cristianos hablan se refieren al sacerdocio
neotestamentario como el sacerdocio universal. Puesto que el sacerdocio es universal,
no debe haber designación entre sacerdotes y laicos. No debe existir ningún sistema de
cleros y laicos entre los creyentes neotestamentarios. Todos lo que creen en Cristo, todos
los redimidos y salvos, deben ser educados y santificados para ser los sacerdotes de
Dios. Como se revela en el Nuevo Testamento, el deseo de Dios es que todos los
redimidos en Cristo sean Sus sacerdotes. No sólo se habla de esto en Apocalipsis, sino
también en 1 Pedro. Primera de Pedro 2:5 dice: “Vosotros también, como piedras vivas,
sois edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Además, 1 Pedro 2:9
dice que los creyentes son real sacerdocio. Esto revela que la economía
neotestamentaria de Dios es que todo Su pueblo redimido ejerza Su sacerdocio.

UNA DESCRIPCION DETALLADA


DE LA SANTIFICACION

Aunque el Nuevo Testamento revela claramente que todos los redimidos deben ser los
sacerdotes de Dios, éste no provee un descripción de como podemos ser sacerdotes que
sirven a Dios de manera práctica. En el Nuevo Testamento no hay un relato detallado de
como podemos realmente ser santificados para servir a Dios como sacerdotes, sólo nos
dice que Dios quiere que seamos sacerdotes, pero no nos muestra como llegar a serlo.
Sin embargo, en el Antiguo Testamento, en el libro de Exodo, hay un capítulo que nos da
un descripción detallada de la santificación de los sacerdotes de Dios. Este capítulo es
Exodo veintinueve. Este un capítulo precioso. Puedo testificar que amo mucho este
capítulo.

Para amar cualquier cosa se necesita tener la apreciación adecuada de ello. Por ejemplo,
en mi provincia natal en China hay una montaña que produce cristales con los cuales se
fabrican anteojos. Las piedras que contiene estos cristales son feas y ásperas por fuera.
Pero cuando se cortan, se puede ver la calidad del cristal que tienen dentro. Es
solamente cuando tenemos la apreciación adecuada de estas piedras que podemos
valorarlas. Siguiendo el mismo principio, si queremos amar el capítulo veintinueve de
Exodo, debemos apreciarlo primero. Creo que si empleara el tiempo adecuado en esta
porción de la palabra, también llegaría a amarla. Tal vez después de todos estos
mensajes acerca de este capítulo, usted pueda amarlo como yo.

¿Por qué es tan precioso el capítulo 29 de Exodo? La preciosidad de éste consiste en su


descripción detallada de como el pueblo redimido por Dios puede ser santificado para
servirle como los sacerdotes. Como ya mencionamos, lo que se describe en este capítulo
no es una ordenación o una simple consagración, sino una santificación. El primer
versículo de este capítulo dice: “Esto es lo que harás para consagrarlos, para que sean
mis sacerdotes”. Dios le ordenó a Moisés que santificara a Aarón y a sus hijos para que
fueran Sus sacerdotes.
Los cristianos de hoy conocen acerca de las palabras santificar y santificación. Si
tenemos un corazón que desea una santificación completa en nuestra experiencia,
debemos estudiar este capítulo. No sólo se trata del sacerdocio, sino particularmente,
trata de la santificación.

La santificación es un tema importante en la teología. Quizá tanto como la justificación.


Entre los creyentes existen diferentes enseñanzas acerca de la santificación. Se necesita
un entendimiento como se describe en Exodo veintinueve. En estos mensajes daremos
una breve explicación de la santificación de los sacerdotes como se presenta en este
capítulo.

UNA LIMPIEZA CABAL

Cuando Aarón y sus hijos estaban siendo santificados para ser los sacerdotes de Dios, lo
primero que debían conocer era que eran inmundos, que estaban sucios y necesitaban
ser limpiados. No es muy agradable reconocer que estamos sucios y que necesitamos
una limpieza cabal. Hablando desde el punto de vista físico, la inmundicia puede
provenir de dos fuentes: desde adentro o desde afuera. Por un lado, podemos asociarnos
con tantas cosas que nos ensucian y por otro, por nuestro propio sudor debemos
bañarnos a diario. Por lo tanto, nos ensuciamos, con nuestro sudor y asociándonos con
cosas terrenales. De hecho, no necesitamos tocar nada para ensuciarnos, ya que cosas en
la atmósfera nos pueden ensuciar.

Yo uso la limpieza física como ejemplo de la limpieza que forma parte del proceso de
santificación de los sacerdotes de Dios. ¿Desea ser un sacerdote que le sirve a Dios? Si es
así, debe reconocer que está sucio y que necesita una limpieza. Por esta razón en el
capítulo veintinueve la santificación de Aarón y de sus hijos comienza con la limpieza,
con un lavar. Exodo 29:4 dice: “Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del
tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua”. Debemos limpiarnos de la inmundicia
causada por el sudor y la que proviene del contacto con las cosas de este mundo.

VESTIDOS CON LAS VESTIDURAS SACERDOTALES

Luego de que Aarón y sus hijos eran lavados con el agua, debían ser vestidos con las
vestiduras sacerdotales. A fin de servir a Dios como sacerdotes, necesitaban estar
vestidos apropiadamente. Estas vestiduras se pueden comparar con unos uniformes, un
vestido oficial, usado con un propósito especifico. Las vestiduras sacerdotales no sólo
cubrían la desnudez de Aarón y de sus hijos; éstas los calificaban para llevar a cabo el
oficio de sacerdote. Exodo 29:5 y 6 dicen: “Y tomarás las vestiduras, y vestirás a Aarón la
túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod; y
pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa”. Los
versículos 8 y 9 continúan así: “Y harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las
túnicas. Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrás el
sacerdocio por derecho perpetuo”. Estos versículos nos dicen claramente que a fin de
servir como sacerdotes, Aarón y sus hijos necesitaban estar vestidos con las vestiduras
sacerdotales.

Aarón, como el sumo sacerdote, llevaba varias capas de vestiduras. La primera eran los
calzoncillos, que le cubría desde los lomos hasta las rodillas, la parte más inmunda del
cuerpo. Después Aarón se ponía la túnica, la cual podríamos llamar el manto interior.
Sobre ésta, se ponía el manto exterior, el manto del efod. Luego se ponía el efod y el
pectoral. Así que tenemos cinco capas: los calzoncillos, la túnica, el manto, el efod y el
pectoral. Además, Aarón se cubría la cabeza. Como los sacerdotes, los hijos de Aarón
usaban calzoncillos, una túnica y una pieza para la cabeza. Por medio de esto vemos que
para servir como sacerdotes, primero debemos limpiarnos de nuestra inmundicia, y
luego necesitamos cubrir nuestra desnudez con las vestiduras sacerdotales. Es
importante darnos cuenta de esto, como seres humanos caídos, somos inmundos y
también estamos desnudos a los ojos de Dios. Por ende, para ser sacerdotes de Dios
necesitamos ser lavados y vestidos.

LA REDENCION ES NECESARIA

Aquellos que quieren servir a Dios como sacerdotes deben reconocer que son inmundos
y que necesitan ser lavados, y que también están desnudos y necesitan ser vestidos.
Además, todos debemos ver que mediante nuestro nacimiento natural somos pecado.
Debido a que nacimos en pecado, tenemos la naturaleza de pecado. Por nacimiento
somos pecadores, constituidos de pecado. Por lo tanto, aunque hemos sido lavados y
vestidos y hemos resuelto el problema de nuestra inmundicia y desnudez, ¿qué hacemos
con nuestra naturaleza? Ya que somos pecado por naturaleza, necesitamos ser
redimidos.

Los cristianos usan comunmente las palabras redención y redimido. Sin embargo, pocos
creyentes reconocen de manera adecuada que a los ojos de Dios la redención incluye
tres cosas. En primer lugar, incluye una terminación. Debido a que somos pecadores,
necesitamos ser terminados. Luego de que somos terminados, necesitamos ser
redimidos, y lo que ha sido redimido, necesita ser restaurado. Por lo tanto, tenemos la
terminación, la redención misma, y la restauración. ¿Cómo se puede llevar a cabo todo
esto? Por esto, necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado.
En Exodo veintinueve se menciona la ofrenda por el pecado. Según este capítulo, la
ofrenda por el pecado se mataba, era terminada y luego se cortaba en pedazos y se
quemaba. Por ende, ésta hacía cenizas. Los intestinos de esta ofrenda se quemaban
sobre el altar; lo que sobraba se quemaba fuera del campamento.

La ofrenda por el pecado aquí tipifica a Cristo. Cristo se unió a nosotros y ahora
nosotros nos unimos a El. Esta unión es representada por Aarón y sus hijos al poner sus
manos sobre la cabeza del becerro que se usaba como ofrenda. De esta manera ellos se
identificaban completamente con la misma. Estro quiere decir que al identificarse con la
ofrenda ellos también eran matados, cortados en pedazos y quemados. En Cristo hemos
sido terminados y hechos cenizas. A los ojos de Dios, nuestra vieja naturaleza se ha
hecho cenizas. Hemos sido totalmente terminados.

Aarón y sus hijos estaban sucios y necesitaban ser lavados. Estaban desnudos a los ojos
de Dios y necesitaban ser vestidos. Ellos eran pecaminosos por naturaleza y necesitaban
ser redimidos ¿Desea usted ser un sacerdote que sirve a Dios? Si es así, necesita ser
lavado, vestido y redimido.

Cristo efectúa la redención por medio de la ofrenda por el pecado. Esta redención
implica una terminación. Dios no redimirá nada que sea pecaminoso a menos de que
esté terminado. Por lo tanto, en Cristo hemos sido terminados. Ya no queda nada de
nuestra vieja naturaleza, sólo un montón de cenizas.

EL HOLOCAUSTO

En este capítulo no sólo tenemos el becerro de la ofrenda por el pecado, también


tenemos dos carneros, uno para el holocausto y otro para la ofrenda de paz. El
holocausto es diferente a la ofrenda por el pecado. La ofrenda por el pecado puede ser
considerada como un sacrificio, pero el holocausto, puede ser considerado como un
regalo. La ofrenda por el pecado tiene como propósito la redención, mientras que el
holocausto es para tener comunión. La ofrenda de paz es para disfrute y satisfacción.
Por un lado, nos hemos identificados con el Cristo crucificado como nuestra ofrenda por
el pecado. Por otro, también estamos identificados con el Cristo resucitado. El becerro
tipifica al Cristo crucificado; los dos carneros representan a al Cristo resucitado. El
Cristo resucitado se ofrece a Dios primero como el holocausto y luego como la ofrenda
de paz. Como aquellos que están siendo santificados para servir a Dios como sacerdotes,
no sólo tenemos a Cristo como la ofrenda por el pecado, sino también lo tenemos como
el holocausto y la ofrenda de paz. El es el becerro en crucifixión, y los carneros en
resurrección.
Las ofrendas para la santificación de los sacerdotes tienen dos categorías principales. La
primera es de la vida animal; y la segunda de la vida vegetal. En cuanto a la de la vida
animal, tenemos al becerro y a los carneros. En cuanto a la vida vegetal, tenemos el pan,
las tortas y las hojaldres. En cada categoría hay tres cosas. Hablando figurativamente, el
número tres representa la resurrección. Mientras Cristo estaba en la cruz se ofreció a Sí
mismo en resurrección.

Cristo es el crucificado y el resucitado. Como tal, no sólo nos representa, sino que
también nos incluye. Estamos incluidos en El. Por lo tanto, cuando El fue crucificado,
nosotros fuimos crucificados con El. Cuando resucito y se presentó ante Dios, nosotros
estábamos con El.

El Cristo resucitado es el holocausto. Este era ofrecido a Dios para Su satisfacción


completa. Todo el holocausto se quemaba sobre el altar como olor grato a Dios. Esto es
difícil de explicar. Por experiencia sabemos que cuando estamos identificados con Cristo
en Su muerte, reconocemos que somos un montón de cenizas. Entonces,
espontáneamente, estamos en resurrección. En resurrección, Cristo es nuestra porción,
es un carnero ofrecido a Dios como nuestro holocausto que satisface a Dios plenamente.
Por lo tanto, a fin de ser los sacerdotes, necesitamos ser lavados, vestidos y redimidos.
Además, necesitamos a Cristo como el resucitado para ofrecerlo a Dios para Su
satisfacción.

LA OFRENDA DE PAZ

El último paso de la santificación de los sacerdotes es ofrecer el segundo carnero, el de la


ofrenda de paz. El primer paso es ser lavado; el segundo es ser vestido; el tercer es
presentar el becerro como la ofrenda por el pecado; el cuarto es presentar el primer
carnero como el holocausto; y el quinto, el último, es presentar el segundo carnero como
la ofrenda de paz.

La última parte del versículo 29:9 dice: “Así consagrarás a Aarón y a sus hijos”.
Literalmente, la palabra hebrea traducida consagrar quiere decir “llenar sus manos”.
Este también es el significado en los versículos 29, 33 y 35. Por lo tanto, santificar a los
redimidos de Dios para que sean Sus sacerdotes requiere que sus manos sean llenadas.

Pocas versiones traducen de manera literal la palabra hebrea que significa llenar sus
manos. Algunas traducciones usan consagrar; otras hasta usan la palabra ordenar. En
realidad, lo que se nos presenta aquí no es una consagración ni una ordenación; es el
llenar de las manos de los santificados. Hasta este punto, Aarón y sus hijos han sido
lavados, vestidos y redimidos. Estos los primeros tres pasos de la santificación. También
han presentado a Cristo como el holocausto para la plena satisfacción de Dios. Por lo
tanto, su inmundicia ha sido eliminada, su desnudez ha sido cubierta, su naturaleza
pecaminosa terminada, y han ofrecido a Dios, Cristo, para Su satisfacción. Sin embargo,
sus manos todavía están vacías. A pesar de estos cuatro pasos, todavía tienen las manos
vacías. ¿Cómo le pueden servir a Dios como sacerdotes si todavía tienen las manos
vacías? A fin de ser los sacerdotes que sirven a Dios de manera práctica, necesitan tener
sus manos llenas.

Vimos que el ser lavados, vestidos y presentar el becerro como la ofrenda por el pecado
resuelve tres problemas. El lavado resuelve el problema de la inmundicia, ser vestidos
resuelve el problema de la desnudez, y el presentar la ofrenda por el pecado resuelve el
problema de nuestra naturaleza pecaminosa. Además, vimos que presentar el
holocausto satisface a Dios y lo hace feliz. Cuando Dios huele el aroma del holocausto, el
puede decir: “Estoy satisfecho y contento”. Sin embargo, los sacerdotes, que tienen las
manos vacías, tal vez digan: “ Oh Dios, Tu estás contento, pero nosotros todavía
tenemos hambre. Señor, no tenemos nada que llene nuestras manos ni nuestro
estómago. Si, hemos sido lavados, y cubiertos. Nuestro pecado ha sido quitado, y Tu
estás satisfecho. Pero, Señor, nosotros tenemos hambre todavía”. Debido a esta
necesidad mostraremos el último paso de la santificación de los sacerdotes: ofrecer el
segundo carnero.

¡Aleluya por Cristo como el segundo carnero! Este no es la ofrenda por el pecado que
resuelve el problemas del pecado; tampoco es el holocausto que satisface a Dios. Este
carnero es de la ofrenda de paz. La ofrenda de paz permite que los sacerdotes disfruten a
Cristo con Dios. O sea, tener la ofrenda de paz es estar preparado para el banquete con
Dios. La ofrenda de paz es para nuestro festín con Dios. En el siguiente mensaje
estudiaremos esta ofrenda más detalladamente.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO TREINTA Y OCHO

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(6)

Lectura bíblica: Ex. 29:15-28; 40:14-15

LA REDENCION Y LA GERMINACION
Debemos comenzar este mensaje examinando algunos detalles de la ofrenda de paz que
se describen en Exodo 29. Los versículos 19 y 20 dicen: “Tomarás luego el otro carnero,
y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. Y matarás el
carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de
Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre el dedo pulgar de las manos
derechas de ellos, y el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y rociarás la sangre
sobre el altar alrededor”. Aquí vemos que la sangre del carnero se ponía sobre las orejas,
el dedo pulgar de la mano y del pie de los sacerdotes. Esto indica que los órganos para
escuchar, trabajar, y caminar deben estar limpios. Los que desean ser sacerdotes de Dios
deben aprender a escucharle a El. Entonces podrán trabajar y caminar en conformidad
con lo que El les dice. Como los sacerdotes, debemos tener orejas, manos y pies que han
sido lavados con la sangre redentora. Debemos aprender a escuchar a nuestro Maestro,
a nuestro Dios, aprender a hacer lo necesario para servirle, y como caminar según Su
manera de servir.

La mayoría de la sangre, según el versículo 20, se rociaba sobre el altar. Rociar la sangre
sin duda indica la redención. El derramamiento de sangre requiere la muerte de un ser
viviente. Aquí rociar indica que una criatura, un carnero, había sido matado. En cuanto
a rociar la sangre y el aceite de la unción, el versículo 21 dice: “Y con la sangre que estará
sobre el altar, y el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus vestiduras, sobre
sus hijos, y sobre las vestiduras de éstos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus
hijos, y las vestiduras de sus hijos con él”. La sangre y el aceite de la unción se rociaban
sobre las vestiduras sacerdotales. La sangre implica terminación y redención, y el aceite
de la unción implica la germinación, un nuevo comienzo. Todo lo que es terminado y
redimido por medio de la sangre, germina por medio del aceite de la unción. Los
sacerdotes puesto que han sido terminados, redimidos y germinados pueden tener un
nuevo comienzo. Como resultado de este nuevo comienzo, ellos pueden ser los
sacerdotes que le sirven a Dios.

LA PORCION PARA DIOS DE LA OFRENDA DE PAZ

Aún después de que Aarón y sus hijos habían sido terminados, redimidos y germinados,
tenían las manos vacías. habían recibido un nuevo comienzo, ahora podían servir a Dios.
Sin embargo, no tenían con que servirle. Todos debemos ser impresionados con este
asunto tan importante. En esa situación Dios le dio a Moisés las instrucciones detalladas
en cuanto al segundo carnero. Los versículos 22 y 23 dicen: “Luego tomarás del carnero
la grosura, y la cola, y la grosura que cubre los intestinos, y la grosura del hígado, y los
dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y la espaldilla derecha; porque es carnero
de consagración. También una torta grande de pan, y una torta de pan de aceite, y una
hojaldre del canastillo de los panes sin levadura presentado a Jehová”. Aquí leemos
acerca de los intestinos, de la espaldilla derecha y del pan, las tortas y la hojaldre. Si
leemos con detenimiento los versículos 22 al 28 veremos que habían dos espaldillas, la
derecha y la izquierda, y dos pechos por igual. Los pechos y las espaldillas son las cuatro
partes principales del segundo carnero, además de los intestinos, que se ofrecían en la
ofrenda de paz.

Los versículos 24 y 25 dicen: “Y lo pondrás todo en las manos de Aarón, y en las manos
de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Jehová. Después lo tomarás
de sus manos y lo harás arder en el altar, sobre el holocausto, por olor grato delante de
Jehová. Es ofrenda encendida a Jehová”. Ahora los sacerdotes tenían algo en las manos,
algo que ofrecer a Dios. Estas partes de la ofrenda de paz se quemaban sobre el altar
como olor grato para el Señor. Esta proporcionaba una satisfacción adicional para Dios.
Ya vimos que todo el carnero del holocausto se quemaba para satisfacer a Dios. Ahora
una parte de la ofrenda de paz también se quemaba con este propósito. Como veremos,
esto indica que Dios come y disfruta de Cristo junto con Sus sacerdotes.

LA OFRENDA MECIDA Y LA OFRENDA ELEVADA

Aunque los sacerdotes tenían algo que ofrecer a Dios, no tenían nada que comer.
Todavía tenían hambre, estaban vacíos por dentro. En el versículo 26 el Señor le dijo a
Moisés: “Y tomarás el pecho del carnero de las consagraciones que es de Aarón y lo
mecerás por ofrenda mecida delante de Jehová; y será porción tuya”. Aquí la palabra
“mecida” indica un movimiento. Esto tipifica a Cristo moviéndose en resurrección. En
otras palabras, la ofrenda mecida es un tipo de Cristo en resurrección. Ya que el pecho
representa el amor, mecer del pecho como la ofrenda mecida representa al Cristo
resucitado en amor.

Según los evangelios y la primera parte de Hechos, Cristo, quien ahora está en
resurrección, regresó a Sus discípulos en amor. Su aparición después de la resurrección
fue en una atmósfera de amor. Cuando el Señor Jesús se le apareció a Sus discípulos en
Juan 20, El les dijo: “Paz a vosotros”. Esto lo dijo en una atmósfera de amor. El Cristo
resucitado viene a nosotros en amor. Esta ofrenda mecida, la cual tipifica al Cristo
resucitado en amor, era la porción de Moisés.

Aún quedaban dos partes del carnero de la ofrenda de paz: el pecho y la espaldilla
izquierdos. Los versículos 27 y 28 dicen: “y apartarás el pecho de la ofrenda mecida, y la
espaldilla de la ofrenda elevada, lo que fue mecido y lo que fue elevado del carnero de las
consagraciones de Aarón y de sus hijos, y será para Aarón y para sus hijos como estatuto
perpetuo para los hijos de Israel, porque es ofrenda elevada; y será una ofrenda elevada
de los hijos de Israel, de sus sacrificios de paz, porción de ellos elevada en ofrenda a
Jehová”. La ofrenda elevada representa a Cristo exaltado, a Cristo en resurrección. Por
lo tanto, la ofrenda mecida representa a Cristo en resurrección, y la ofrenda elevada a
Cristo en exaltación, en resurrección. Además de que el pecho simboliza al amor, la
espaldilla representa fuerza, poder. Cristo en resurrección tiene que ver con el amor, y
Cristo en ascensión con el poder. Después de que ascendió a los cielos, Cristo derramó
poder sobre Sus discípulos. La porción de los sacerdotes es el pecho mecido y la
espaldilla elevada. Esto quiere decir que disfrutan a Cristo en resurrección con amor y
en ascensión con poder. Esta porción es su alimento.

Dios tenía algo para comer, también Moisés y todos los sacerdotes. La porción de Dios
era la espaldilla derecha, los intestinos, la grosura, el pan, la torta y el hojaldre. La
porción de Moisés, el que ministraba, era el pecho derecho. La porción de los sacerdotes
era el pecho izquierdo como la ofrenda mecida y la espaldilla derecha como la ofrenda
elevada. Esto indica que todos: Dios, Moisés, y los sacerdotes, tomaban parte en este
festín. Cuando se lleva a cabo este tipo de festín todos están satisfechos. Dios es
satisfecho, Moisés es satisfecho y todos los sacerdotes también, ya que todos disfrutan
de Cristo, el todo-inclusivo. ¡Alabado sea el Señor por este cuadro!

Si nuestras manos están llenas de Cristo conforme a este cuadro de Exodo 29, podremos
decir: “Nuestras manos están llenas de Cristo, y nuestro ser interno también está lleno
de El”. Esto es tener nuestras manos, y la verdadera santificación.

SANTIFICADOS COMPLETAMENTE

Ahora podemos ver que los sacerdotes eran santificados completamente. Estaban
separados para Dios de su inmundicia, desnudez y de su naturaleza pecaminosa.
Además, ya no tenían las manos vacías ni estaban vacíos por dentro. Ellos tenían todos
los aspectos del rico Cristo, lo cual los marcaba para su santificación. Ahora llevaban
una marca que los separaba para Dios lo cual indicaba que habían sido santificados de
su inmundicia, desnudez, pecado, de sus manos vacías y del hambre. Ya no tenían
problema en cuanto a esto. Más bien, ahora tenían a Cristo como su vestido y comida.
Ahora eran los sacerdotes santificados y calificados.

La santificación que se menciona en las Escrituras implica muchas cosas. Incluye el


lavarnos de nuestra inmundicia, cubrir nuestra desnudez con la vestimenta apropiada,
ser redimidos de nuestra naturaleza pecaminosa y llenarnos con Cristo. Los que han
sido santificados de este modo están verdaderamente marcados, separados de lo que es
común.
Cuando Aarón y sus hijos fueron santificados para servir como sacerdotes, fueron
separados de la inmundicia, de la desnudez, de la naturaleza pecaminosa, de sus manos
vacías y de su hambre. Ellos llevaban al Cristo todo-inclusivo como señal de su
santificación. Ellos podían satisfacer a Dios y El los podía satisfacer a ellos. Por lo tanto,
ellos tenían un disfrute mutuo de Cristo con Dios. En este disfrute tenían gozo y
satisfacción. Esto es llenar las manos de los sacerdotes, y esta es la santificación de los
redimidos para que sean sacerdotes de Dios.

La porción para Dios del segundo carnero incluía la espaldilla derecha. La espaldilla y el
pecho izquierdos eran para los sacerdotes que ministraban, y el pecho derecho era la
porción de Moisés. Sólo Dios disfrutaba del pan, las tortas y el hojaldre. Además, los
intestinos y la grosura eran absolutamente para el disfrute de Dios. Estos representan lo
que Cristo es en Su ser. En Su ser interior Cristo es completamente dulce. En El
encontramos la rica grosura. La riqueza y la dulzura de Cristo no son exteriores, más
bien, éstas están dentro de El. A los ojos de Dios, lo interno de Cristo es rico y dulce. Los
intestinos y la grosura de la ofrenda de paz sin duda eran las ofrendas santas más
importantes.

En el mensaje anterior hablamos acerca de la santidad cuádruple: la tierra santa, el


producto santo, el diezmo santo y la parte más santa ofrecida completamente a Dios
para Su disfrute y satisfacción. Los intestinos y la grosura del segundo carnero eran lo
más santo de todas las cosas santas. Además, el pan, la torta y el hojaldre eran algunas
de las cosas mas santas. La porción más santa de todas era el ser interno de Cristo. El
pan, la torta y el hojaldre representan el comportamiento externo de Cristo. Lo que
Cristo es internamente es para la satisfacción completa de Dios, y Su conducta y
comportamiento externos también son una porción santa para la satisfacción de Dios.

Lo que he presentado hasta el momento es simplemente una explicación muy breve de


la experiencia y el disfrute de Cristo. Estoy seguro de que si usted es fiel y busca tener la
experiencia de Cristo, se dará cuenta de que el ser interno de El es rico y dulce y que Su
conducta y comportamiento externos son preciosos. Pero estas porciones santas eran
disfrutadas sólo por Dios; completamente para Su satisfacción. Según Exodo 29, estas
porciones eran ofrecidas por aquellos que habían sido santificados para servir a Dios
como sacerdotes. Luego del proceso de santificación, podemos presentar esta porción a
Dios.

Vimos que la santificación incluye ser lavados y vestidos, ser redimidos, ofrecer el
primer carnero como holocausto, y el segundo como la ofrenda de paz. ¡Aleluya por tal
santificación! Después de que hemos sido santificados de esta manera, somos llenados
con Cristo y calificados para servirle a Dios como los sacerdotes. Estamos cubiertos con
Cristo externamente y llenos de El por dentro. Por lo tanto, llenamos los requisitos para
servirle a Dios como Sus sacerdotes. Aun más, tenemos algo en nuestras manos con que
servirle: el Cristo todo-inclusivo como la porción más santa para la satisfacción de Dios.
También hay una porción de Cristo para nosotros. Todo esto incluye la ofrenda de paz,
En el servicio sacerdotal tenemos un disfrute apacible de Cristo con Dios.

DISFRUTE DE CRISTO

En Exodo 29 tenemos un cuadro negativo de lo que somos sin Cristo y fuera de El. Sin
Cristo somos inmundos, estamos desnudos y no tenemos nada que satisfaga a Dios ni a
nosotros mismos. Aunque muchos cristianos han sido salvos no conocen la meta de su
salvación debido a que se encuentran bajo la influencia de una predicación y enseñanza
superficiales. En Exodo 29 vemos que hemos sido salvos a fin de ser santificados para
servir a Dios como sacerdotes. Como se revela en este capítulo, la santificación incluye el
ser lavados y vestidos. También incluye la redención, la cual resuelve el problema de
nuestra naturaleza pecaminosa y llena nuestras manos con algo que satisface a Dios y a
nosotros mismos. Este último aspecto de la santificación: disfrutar a Cristo, incluye la
saturación y la transformación. Finalmente, somos saturados por lo que comemos y
transformados por ello. Los sacerdotes no comen cualquier cosa. Más bien ellos tienen
una dieta sacerdotal y una comida sacerdotal. Su comida, como lo tipifican las ofrendas,
es Cristo. Como consecuencia, los sacerdotes estaban constituidos de la comida que
ingerían, ya que somos lo que comemos.

Cuando yo era un niño, mis abuelos maternos vivían cerca de mar, y comían mucho
pescado. Recuerdo que al visitarlos me sorprendía de su fuerte olor a pescado. Cuando
le pregunté a mi mamá, me regaño y dijo: “¿No sabes acaso que ellos comen pescado
todos los días? Ellos huelen así porque comen pescado tres veces al día”. Este es un
ejemplo de que comer es un asunto de saturación y transformación. Nosotros somos
saturados y transformados por lo comemos.

Debido a que los sacerdotes comían las ofrendas, no sólo eran santificados en su
posición, sino también internamente. Estaban separados en posición y transformados
en su carácter.

Antes de que fueran santificados, los sacerdotes no estaban limpios. Por lo tanto,
necesitaban ser lavados por Cristo con Su palabra representada por el agua viva. Ya que
estaban desnudos a los ojos de Dios, necesitaban ser cubiertos por Cristo como sus
vestiduras. En estas vestiduras vemos la honra en la divinidad y la hermosura en la
humanidad. Los sacerdotes, por tanto, estaban exquisitamente vestidos con Cristo en
todas Sus riquezas. Vestidos de esa manera, se cubría su desnudez. Además, aunque
eran pecaminosos por naturaleza, su naturaleza caída era terminada en Cristo como su
ofrenda por el pecado. Por ende, se acababa con tres problemas: la inmundicia, la
desnudez y el pecado. Sin embargo, los sacerdotes todavía estaban vacíos, no tenían
nada que satisficiera a Dios ni a ellos mismos.

Por el lado positivo, los sacerdotes tenían al Cristo resucitado tipificado por los dos
carneros. El primer carnero era un holocausto completamente para la satisfacción de
Dios. Para con Dios ahora eran ricos, ya que tenían a Cristo en resurrección como el
holocausto que subía a El y lo satisfacía. También tenían a Cristo en resurrección como
la ofrenda mecida y en ascensión como la ofrenda elevada que los satisface tanto a ellos
como a Dios. Por lo tanto, mediante la ofrenda de paz había una satisfacción mutua. Los
sacerdotes podían disfrutar paz y encontrar satisfacción. Ahora tenían las manos llenas
de Cristo. Tenían algo que podía satisfacer a Dios y a ellos mismos. Ellos podían ser
satisfechos con Cristo en resurrección como la ofrenda mecida de amor y con Cristo en
ascensión como la ofrenda elevada de poder. Como resultado, los sacerdotes eran
fortalecidos y calificados para servir a Dios. Esto es la santificación. Todos los creyentes
en Cristo deben ser santificados de esta manera.

UN VISION COMPLETA DE LA SANTIFICACION

Si entendemos Exodo 29, tendremos un entendimiento apropiado del significado de la


santificación en el Nuevo Testamento. En Exodo 29 tenemos el cuadro de la
santificación de la cual se habla en el Nuevo Testamento. Ahora cuando leemos acerca
de esto en el Nuevo Testamento, debemos tener frente a nosotros la visión que aparece
en Exodo 29 y entender la santificación neotestamentaria según la misma.

La santificación significa que somos lavados, vestidos, redimidos y llenados. Somos


llenados con Cristo internamente de manera que somos saturados y transformados.
Como resultado, nuestra inmundicia es quitada, nuestra desnudez es cubierta, nuestro
pecado es acabado y nuestro vacío es llenado. Externamente tenemos algo de Cristo para
satisfacer a Dios, e internamente tenemos algo de El que nos satisface a nosotros. Lo que
comemos de Cristo finalmente nos satura y nos transforma. De este modo somos
completamente santificados, equipados y fortalecidos para servir a Dios como Sus
sacerdotes. Este el amplio significado de la santificación en las Escrituras.

Todos necesitamos una visión más rica y amplia de la santificación. Nunca desprecie el
valor de tener una visión apropiada de algún asunto. La visión nos cambia; afecta todo
nuestro ser. Esto es cierto tanto en el ámbito físico como en el espiritual. Yo aprecio
Exodo 29 debido a la visión maravillosa que nos da de la santificación de los sacerdotes.
Aarón no tenía nada cuando se paró delante de Moisés, en primera instancia. Sin
embargo, Moisés debía santificarlo, es decir, equiparlo, calificarlo y fortalecerlo para
servir a Dios como un sacerdote. En primer lugar, Aarón fue lavado con agua. Esta agua
representa a Cristo con Su palabra. Luego era vestido con las vestiduras sacerdotales.
Esto representa los diferentes aspectos de Cristo para la honra y la hermosura. Después
de eso, fue redimido por Cristo como la ofrenda por el pecado. Mediante esto, Aarón era
terminado, traído de vuelta a Dios y restablecido. A fin de que esto sucediera, el debía
identificarse con Cristo, ser uno con El, como lo indica la imposición de manos que se
hace en la ofrenda por el pecado. Luego Aarón tenía a Cristo en resurrección como el
holocausto que subía para la satisfacción de Dios. También tenía a Cristo como la
ofrenda de paz, el segundo carnero con el pan, la torta y el hojaldre, una ofrenda que
satisfacía a Dios. Dios es satisfecho con tal Cristo, y nosotros también. No sólo
satisfechos, sino saturados con El y transformados por El.

El holocausto tipifica al Cristo objetivo que asciende a Dios para Su satisfacción. La


ofrenda de paz representa al Cristo subjetivo quien viene a nosotros para satisfacernos,
saturarnos y transformarnos, y haciendo así de nosotros otro tipo de persona, que ya no
es inmunda, ni está desnuda, vacía ni natural, sino que tiene algo en sus manos que
satisface a Dios, quien está lleno por dentro de Cristo y quien ha sido transformado por
El. Esto es ser santificados para servir a Dios como los sacerdotes. Esta santificación no
era sólo para Aarón y sus hijos; sino también para todo el pueblo salvado y redimido de
Dios. Todos debemos ser santificados de esta manera para servir a Dios como
sacerdotes.

Un asunto que debemos ver en particular es la saturación y la transformación. Por


medio de comer a Cristo como la ofrenda de paz somos saturados con El y
transformados por el y por ende ya no somos naturales. Cuando ingerimos el pecho de la
ofrenda mecida y la espaldilla de la ofrenda elevada somos saturados y transformados.
Cuando Cristo como el carnero de la ofrenda de paz entra en nosotros de este modo,
somos constituidos de El y llegamos a ser un carnero.

Exodo 29 es único en cuanto al cuadro que nos presenta. Aquí vemos que la espaldilla
derecha de la ofrenda de paz era dada a Dios, que el pecho derecho se le daba a Moisés,
y que el pecho y la espaldilla izquierdos eran dados a los sacerdotes. Los intestinos y la
grosura de la ofrenda por el pecado junto con el pan, la torta y el hojaldre de la ofrenda
de paz era la porción para Dios. Esto indica que Dios disfruta del ser interno de Cristo y
de Su comportamiento externo. Estas eran las cosas más santas de lo que se ofrecía a
Dios. Entonces tenemos la tierra santa, el producto santo y el diezmo santo como la
parte más santa de lo que se ofrecía a Dios, como la mejor porción para el disfrute de
Dios. Si servimos como sacerdotes, disfrutamos de Cristo con Dios. este disfrute es
representado por la ofrenda de paz. En la paz existe un disfrute y satisfacción mutuos
para Dios y Sus sacerdotes. Este es un cuadro de la vida de iglesia, en especial de las
reuniones de la iglesia. En las reuniones de la iglesia todos los sacerdotes se reúnen con
Dios y disfrutan de Cristo con El.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO TREINTA Y NUEVE

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(7)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46

CONCLUSION

Exodo 29:29-46 en realidad es la conclusión de los capítulos veintiocho y veintinueve. El


capítulo veintiocho habla acerca de las vestiduras sacerdotales y el veintinueve
principalmente de la comida de los sacerdotes. Los sacerdotes eran calificados por
medio de su vestimenta y comida. Estos versículos no sólo nos dan una conclusión de
estos capítulos; también nos presentan un breve diseño de las vestiduras sacerdotales, la
comida de los sacerdotes y la comida de Dios. Desde el versículo 29 hasta la primera
parte del versículo 42 vemos los estatutos en cuanto a las vestiduras santas para el sumo
sacerdote (vs. 29-30), la comida santa para los sacerdotes (vs. 31-34), y las ofrendas
diarias que llenaban las manos de los sacerdotes (vs. 35-42a). Por lo tanto, después de la
revelación en cuanto a las vestiduras de los sacerdotes, su comida y la de Dios, Moisés
nos presenta en breve los estatutos relacionados con estos. Nos debe impresionar que
estos estatutos se relacionan con tres asuntos: la vestimenta y comida sacerdotal y la
comida de Dios.

Del versículo 42b al 46 vemos el resultado, de estas cosas. El resultado es que Dios viene
a reunirse con los sacerdotes, para hablar con ellos y hasta para morar en medio de ellos
y entre los hijos de Israel. El versículo 42 habla acerca de la puerta del tabernáculo de
reunión donde el Señor se reune con nosotros para hablarnos. Los versículos que le
siguen dicen: “Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi
gloria. Y santificaré el tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a
sus hijos, para que sean mis sacerdotes. Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su
Dios. Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para
habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios”. Conforme a estos versículos, el resultado
de ponerse las vestiduras sacerdotales, de comer la comida sacerdotal y de ofrecer la
comida a Dios como lo sacerdotes es que Dios se reúne con nosotros, nos habla y mora
con nosotros.

Si no prestamos la atención adecuada a este breve diseño, no podremos entender estos


versículos. De hecho, mientras más leemos esta porción de la Palabra, menos la
entenderemos. Esta fue mi experiencia al leer estos versículos en el pasado. Si tratamos
de leer y estudiar esta porción sin el diseño ni el conocimiento e su conclusión,
tendremos dificultad con la misma. No es fácil ver el verdadero significado de estos
versículos.

Supongamos que sus padres le envían una carta muy larga, de muchas páginas. Tal vez
se le haga difícil entender cual es el énfasis o el punto central de la carta. Puede que la
lea varias veces y nunca encuentre el punto principal. Este es un ejemplo de la dificultad
que enfrentamos al tratar de entender Exodo 28 y 29. Tal vez leamos estos capítulos
hasta veinte veces sin ser capaces de expresar en breves palabras lo que se revela en los
mismos. Claro está que muchos pueden hablar acerca de estos capítulos conforme a las
letras en blanco y negro. Tal vez diga correctamente que el capítulo veintiocho habla
acerca de la vestimenta de los sacerdotes y que el capítulo veintinueve nos habla acerca
de la necesidad de Aarón y de sus hijos de ser santificados a fin de servir como
sacerdotes. Sin embargo, ¿cómo fueron santificados con este propósito? ¿Podría
explicarlo clara y definitivamente?

La santificación de Aarón y de sus hijos para que fueran sacerdotes ocurrió en varios
pasos: el lavamiento de la inmundicia, el cubrir la desnudez por medio de las vestiduras
sacerdotales, terminar con la naturaleza pecaminosa mediante la ofrenda por el pecado
y llenar su vacío. En primer lugar Aarón y sus hijos necesitaban ser lavados y vestidos.
Luego necesitaban reconocer que habían nacido en pecado, que tenían una naturaleza
pecaminosa, y que necesitaban dar una ofrenda por el pecado a fin de resolver este
problema. Pero aún después de todo esto estaban vacíos. No tenían nada que satisficiera
a Dios o a sí mismos. Por lo tanto, no sólo necesitaban que sus manos fuesen llenadas
externamente, sino también su estómago debía ser llenado internamente. Para ser
santificados necesitaban completar cuatro pasos: el lavar, el vestir, terminar con la
naturaleza pecaminosa y ser llenados externa e internamente.

Antes de que se dieran estos mensajes acerca de Exodo 28 y 29 ¿había visto los cuatro
pasos de la santificación de los sacerdotes? Dudo de alguno de nosotros estaba claro
acerca de este asunto. Además, tal vez algunos de nosotros después de leer estos
mensajes no podemos recordar estos cuatro puntos. Por lo tanto, les exhorto que
recuerden los cuatro pasos cruciales para la santificación de Aarón y sus hijos para ser
los sacerdotes de Dios: el lavar de la inmundicia, el cubrir de su desnudez, el terminar
con la naturaleza pecaminosa, y el llenar de su vacío.

EL DESEO DE DIOS ES MORAR ENTRE NOSOTROS

En este mensaje llegamos a 29:29-46, la conclusión de los capítulos veintiocho y


veintinueve. Aunque ahora podamos entender los pasos de la santificación de Aarón y
sus hijos para ser los sacerdotes, tal vez no sepamos como aplicarlos a la conclusión. Es
decir, es posible que no nos demos cuenta de que estos capítulos tienen una meta. Cuál
es la meta de los capítulos 28 y 29 de Exodo? Tal vez algunos piensen que la meta es
santificar a los redimidos de Dios para que lleguen a ser Sus sacerdotes. Sin embargo,
esta santificación es un procedimiento; no la meta.

Yo reconozco que no es fácil entender la meta de estos capítulos. No sólo encontrar


difícil comprender el significado de algunas partes de la Biblia; es también difícil leer
algunos libros espirituales o hasta algunas cartas. Recientemente, recibí una carta de
parte de un creyente que me decía que había sido muy ayudado por medio de La
economía de Dios. También me dijo que se había devorado algunos de libros publicados
por el “Living Stream Ministry” y había sido nutrido y ayudado por ellos. Sin embargo,
esta carta nos indica que en realidad el no tiene el entendimiento adecuado de lo que
había leído. Este es un ejemplo de la dificultad que tenemos al entender los asuntos
espirituales.

Por esta razón, a menudo mi hablar suena como una repetición. Necesitamos que se nos
repitan algunas cosas muchas veces. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento se nos repite
varias veces que debemos creer en el Jesucristo. ¿Cuántas veces se menciona esto en el
Nuevo Testamento? No cabe duda que se repite muchas veces. La razón de esto es que
tenemos oídos torpes y necios. Escuchamos, pero casi nunca entendemos.

Permítanme preguntarles una vez más, ¿cuál es la meta de los capítulos veintiocho y
veintinueve de Exodo? Como mencionamos, la meta se encuentra en 29:42b-46. Esta es
que Dios venga y nos hable, que se reúna y more con nosotros. Dios no está interesado
en sólo darnos una visita; Su deseo es morar entre nosotros. El versículo 42 dice que el
Señor se reuniría y hablaría con nosotros En los versículos 45 y 46 el Señor dice que el
moraría entre los hijos de Israel. En primer lugar Dios dice que se reunirá con nosotros,
luego dice que hablará con nosotros y finalmente que morará entre nosotros. Esto indica
que el que Dios more entre nosotros depende de Su hablar hacia nosotros y de nosotros
a El. Es decir, depende de la conversación entre nosotros y Dios. Nuestro hablar puede
alejarlo o animarlo a que viva con nosotros.
Tal parece que Dios estuviese diciendo en estos versículos: “Yo quiero morar con
ustedes, no sólo visitarlos por un tiempo. Mi intención es vivir con ustedes. Por lo tanto,
quiero venir y hablar con ustedes y ver como y donde están. Mi deseo es tener en medio
de ustedes un tabernáculo de reunión. Las tiendas en las que ustedes moran no son para
reunión, pero Mi tabernáculo si. La meta de ponerse las vestiduras sacerdotales, comer
la comida sacerdotal y hasta de ofrecerme comida es que me pueda reunir con ustedes y
morar con ustedes”.

INVITAR A DIOS PARA COMER

Quisiera usar un ejemplo de nuestro diario vivir para impresionarlos en cuanto al


significado de la meta que aparece en 29:42b-46 para Exodo 28 y 29. Estos capítulos en
realidad nos dicen como invitar a Dios para comer. basado en nuestra experiencia al ser
invitados a comer, podemos entender algo de lo que implica invitar a Dios a comer. A
menudo los santos me piden que tenga comunión con ellos. En muchas ocasiones les
digo que no tengo el tiempo. La estrategia que adoptan es invitarme a cenar a su casa.
De hecho, su genuina intención no era invitarme a comer sino aprovechar para hablar
conmigo. Ellos sabían que si me invitaban a comer obtendrían el tiempo que deseaban.
Por lo tanto, su invitación era la estrategia para obtener un tiempo conmigo. El punto
aquí es que por medio de invitar a alguien a su casa para comer, le da la oportunidad a
esa persona de conversar y tener comunión con usted.

En cuanto al asunto de invitar a Dios a comer, no hay necesidad de estrategias. Dios está
muy dispuesto a aceptar su invitación. De hecho, El mismo nos ha propuesto que lo
invitemos. Los capítulos veintiocho y veintinueve de Exodo revelan que Dios quiere que
lo invitamos a comer y que El quiere venir a comer con nosotros. Sin embargo, a fin de
que El venga, debemos hacer lo necesario para prepararnos.

Un ejemplo de la preparación para comer con Dios puede ser la preparación según la
costumbre china para recibir un invitado de honor. En primer lugar el anfitrión debe
bañarse, si es necesario, recortarse el pelo, y ponerse sus mejores vestidos. La casa
también debe estar completamente limpia y el patio barrido. Si esto no se hace, los
anfitriones despreciarían al invitado de honor. Cuanto más distinguido sea el invitado,
mayor y más extensa debe ser la preparación. Hasta puede que sea necesario que pinten
algunas partes de la casa. Por supuesto, después de esto, se prepara la mejor comida.
Esta preparación debe incluir una variedad de alimentos: frutas, vegetales, pescado,
aves y carne. Deben haber pescados de agua salada y de agua dulce. Además. deben
haber algunos alimentos importados, comidas conocidas de lugares lejanos, hasta de
otros países. Todos esto alimentos se deben preparar como un festín para el invitado de
honor.
El anfitrión tiene una meta al ofrecer tal invitación al invitado de honor y llevar a cabo
todas las preparaciones. Esta es, que mientras el invitado de honor disfruta del
banquete, éste se sentirá a gusto para hablar con libertad con el anfitrión y su familia. Si
el invitado de honor entabla una conversación de esta manera, el anfitrión estará
contento, al considerar que valió la pena emplear tanto tiempo y dinero para tal ocasión.
El habrá obtenido su propósito al invitarlo a su casa para comer.

Este ejemplo nos ayuda a ver a entender Exodo 28 y 29. En estos capítulos los
sacerdotes son los anfitriones, los que invitan al invitado de honor, Ellos son
santificados a fin de recibirlo para comer. Aarón, el sumo sacerdote, es como si fuera el
padre de la familia que invita, y sus hijos, los sacerdotes, se pueden comparar con los
hijos de esa familia. Todos juntos le sirven al Señor como su invitado de honor. Todos
los pasos de su santificación tienen como propósito que el Señor venga a comer.

En este país puede que algunos de los que invitan a alguien a comer no estén listos
completamente cuando llega el momento de recibir a sus invitados. Por ejemplo, tal vez
no tengan los zapatos apropiados. Pero conforme a Exodo 28 y 29 y el ejemplo que
dimos, debemos estar limpios y cubiertos apropiadamente.

Uso este ejemplo para demostrar que estos dos capítulos revelan la manera apropiada
de invitar a Dios a vivir con nosotros. Su venida, Su hablar y morada están relacionadas
con nuestro comer con El. Cuando las personas comparten una comida, a menudo
conversan de manera amorosa e íntima. Esto se aplica a cuando Dios se reúne con
nosotros.

DIOS BEBE

Recientemente se me ocurrió que según la Biblia, Dios bebe. Hasta he esta pensando en
que necesitamos un volante que se titule “Dios bebe”. Exodo 29:40 y 41 mencionan la
libación. Esta libación no era par a los sacerdotes. Más bien, era complemente para
Dios. Por lo tanto, debido a que esta era derramada para Dios, podemos decir con todo
derecho que Dios bebe. Dios no sólo come, sino que también bebe! Según Exodo 29, no
sólo debemos darle alimento a Dios, sino también algo de tomar. Debemos verter la
libación par que El beba. Finalmente, debemos servirle tanto con comida como el vino
de la libación.

LA META DE LA SANTIFICACION

Alguna vez se ha imaginado que Exodo 28 y 29 revelan la manera apropiada de invitar a


Dios a comer? Estos capítulos revelan lo que debemos hacer para que Dios se reúna con
nosotros, nos hable, y finalmente, more con nosotros. Esta es la meta de la santificación
de Aarón y sus hijos a fin de ser los sacerdotes.

Suponga que una familia china se está preparando para recibir un invitado de honor
para comer. Mientras están ocupados limpiando la casa, barriendo el patio y cocinando
la comida, puede que otros le pregunten que están haciendo. Con toda seguridad, los
miembros de la familia no dirán que todo esas preparación es la meta. No, la meta de la
limpieza no es la limpieza, ni la meta de cocinar es cocinar. La razón de toda esta
preparación es que vendrá un invitado de honor. Tal vez digan: “No saben por qué
estamos tan ocupados limpiando, barriendo y cocinando? La razón es que el alcalde va a
venir a cenar esta noche”. La meta de toda esta preparación es recibir a este invitado de
honor.

Igualmente, tenemos una meta al ser lavados, y vestidos. Nuestra meta es recibir a Dios
para comer. Por qué debemos ser santificados para servir a Dios como sacerdotes?
Necesitamos todos los pasos de la santificación debido a que Dios va a venir a comer, y
debemos estar listos para servirle. Además, comeremos con El.

Cuando tenemos un invitado en nuestra casa, por un lado, le servimos, y por otro,
comemos con el. Primero, le damos al invitado la mejor porción de la comida, y luego
disfrutamos de la comida junto con el. También le damos al invitado de honor algo de
beber. Nuestra meta es que nuestro invitado, el Señor mismo, se abra a nosotros, nos
hable con libertad, y luego decida quedarse y morar con nosotros. No es esta una
exposición maravillosa de Exodo 28 y 29? Si vemos esta meta, la razón para todos los
pasos de la santificación de los sacerdotes, entenderemos lo que se revela en estos
capítulos.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(8)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46

Ya mencionamos que en 29:29-46 encontramos un breve resumen de los capítulos


veintiocho y veintinueve de Exodo. El primer aspecto que vemos en este resumen son
los estatutos relacionados con las vestiduras santas de los sumos sacerdotes. Los
versículos 29 y 30 dicen: “Y las vestiduras santas, que son de Aarón, serán de sus hijos
después de él, para ser ungidos en ellas, y ”sus manos fueran llenadas" en ellas. Por siete
días las vestirá el que de sus hijos tome su lugar como sacerdote, cuando venga al
tabernáculo de reunión para servir en el santuario" (lit.). Estos versículos hablan acerca
de las vestiduras que usaba el sumo sacerdote, primero Aarón y después sus hijos, sus
descendientes. Eso se aplicaba para todas las generaciones por venir. Primero aplicaba a
Aarón, luego a su hijo, y después su nieto. Claro está que solo podía haber un sumo
sacerdote a la vez. Cuando Aarón murió su hijo Eleazar tomó su lugar como sumo
sacerdote.

UNGIDO EN LAS VESTIDURAS SACERDOTALES

En cuanto a las vestiduras santas, el versículo 29 dice que Aarón y sus hijos debían ser
ungidos y “llenar sus manos” en ellas. La expresión “en ellas” significa en las vestiduras
sacerdotales. A fin de ser ungidos y llenar sus manos, el sumo sacerdote debía estar
vestido con las vestiduras santas. Es decir, sin no estaba vestido apropiadamente, no
estaría calificado para ser ungido.

Dios no puede ungir a alguien que esté desnudo. Tampoco puede llenar las manos de tal
persona. Esta es la razón por la cual, como ya hemos visto, que en la santificación de los
sacerdotes en primer lugar tenemos el lavamiento y luego el cubrir de la desnudez. Si a
los ojos de Dios estamos desnudos espiritualmente El se mantendrá alejado de nosotros.
Cualquier persona que no estuviese vestido apropiadamente no podía entrar al Lugar
Santísimo para estar ante Dios. El que entraba a la morada de Dios debía estar
completamente cubierto. Ahora vemos que a fin de que el sumo sacerdote fuese ungido y
se llenaran sus manos, primeramente debía estar vestido con las vestiduras santas.

Este principio también se aplica a nosotros como los sacerdotes en la vida de iglesia
actualmente. ¿Desea usted servir como sacerdote en la iglesia? Si esta es su intención,
necesita ser ungido y ser llenado. Sin embargo, usted debe ser ungido y llenado en las
vestiduras sacerdotales. En este momento debemos recordar que estas vestiduras
tipifican los diferentes aspectos de Cristo. Por lo tanto, estar vestido con las vestiduras
sacerdotales es estar cubierto de Cristo y con El. Una vez somos cubiertos por Cristo,
estamos calificados para ser ungidos.

En la actualidad muchos cristianos menosprecian al Espíritu Santo o se refieren a El de


forma extraña. Es por esta razón que no estamos de acuerdo con el Pentecostalismo de
hoy. Pocos pentecostales experimentan una unción genuina, debido a que no están
cubiertos con Cristo apropiadamente. En realidad no tenemos necesidad de orar por el
bautismo del Espíritu Santo. Si estamos cubiertos con Cristo de la manera apropiada, la
unción es nuestra. Nos viene automáticamente. Mi experiencia me permite testificar de
esto. Hace muchos años practiqué por un tiempo el hablar en lenguas, pero después de
más de un año, lo dejé de hacer. Puedo testificar que tengo más poder espiritual ahora
que cuando hablaba en lenguas. Sin embargo muchos de los que dicen tener el poder del
Espíritu en realidad no tienen mas que una falacia. Su experiencia y obra no son
duraderas.

Los sumos sacerdotes no solo eran ungidos en las vestiduras santas, sino también
debían ser vestidos con estas vestiduras a fin de que sus manos fuesen llenadas. Esto
indica que necesitamos ser cubiertos con Cristo, y entonces podremos tener nuestras
manos llenas de El.

LLEVAR LAS VESTIDURAS SACERDOTALES


POR SIETE DIAS

El versículo 30 dice que el sumo sacerdote que servía en lugar de Aarón debía vestir las
vestiduras santas durante siete días cuando venía al tabernáculo de reunión para
ministrar en el lugar santo. He empleado mucho tiempo para entender el significado de
este versículo. Este significa que siempre que tocamos el servicio de Dios, hasta por un
solo día, debemos vestir las vestiduras sacerdotales durante siete días. Siete días
representan un período de tiempo completo. Por lo tanto, cuando tocamos el servicio de
Dios, debemos vestir a Cristo en diferentes aspectos por un tiempo.

Apliquemos este asunto de una manera práctica. Particularmente, apliquemos esto a las
reuniones de la iglesia. Cuando venimos a la reunión de la iglesia, por ejemplo en el día
del Señor, tal vez tengamos el deseo de servir como sacerdotes. Sin embargo, si
queremos ser lo sacerdotes apropiados que le sirven a Dios, no lo podemos hacer
simplemente por medio de ponernos a Cristo de manera instantánea. Por el contrario,
debemos vestir a Cristo como las vestiduras sacerdotales por un periodo de tiempo
completo. Esto es vivir Cristo día a día por siete días, es decir, por un período de tiempo
completo.

El servicio de Dios no es simplemente por un día; es por toda nuestra vida cristiana.
Toda nuestra vida cristiana, desde el momento en que fuimos salvos hasta la venida del
Señor, es el período de tiempo completo representado por los siete días del versículo 30.
Por lo tanto, necesitamos vestir a Cristo todo el tiempo que vivamos en la tierra.

Algunos de los que estén leyendo esta palabra recordarán que en otra ocasión dije que,
por medio de aplicar la sangre del Señor a nuestra situación, podemos funcionar en las
reuniones de la iglesia, aún si durante el día le hemos fallado al Señor, por ejemplo por
medio de perder el control. Si, yo mencioné que por medio de lavarnos con la sangre de
Cristo podemos tener nuestra conciencia en paz para alabar al Señor en las reuniones.
Pero tal servicio pertenece a otra categoría de servicio sacerdotal. Si vivimos a Cristo día
a día, vistiéndole en sus diferentes aspectos durante el curso de nuestra vida cristiana, y
luego venimos a la reunión para funcionar como los sacerdotes, es un tipo de servicio.
Pero si sólo aplicamos la sangre justo antes de venir a la reunión para lavar nuestras
faltas y debilidades, podremos servir a Dios, pero en una categoría diferente de servicio
sacerdotal.

El Señor conoce cual es la base de nuestro de servicio en la vida de iglesia. El puede


discernir nuestra situación. Además, los santos con experiencia también conocen la base
de nuestro servicio. ¿Es la base de nuestro servicio un vestir constante de Cristo, una
vida vestidos de El todo el tiempo, o es una de vestir de El al último momento? Claro
está que es mejor vestirlo de este modo que no vestir de El en lo absoluto. Pero es
mucho mejor vestir de El todo el tiempo.

El ponernos a Cristo al último momento para la mesa del Señor se puede comparar con
una persona que se pone su traje, abrigo y corbata a la ligera para una ocasión especial.
Pero el llevar a Cristo constantemente es como una persona que lleva su abrigo y corbata
todo el día. En el segundo caso, el llevar estas piezas de ropa es parte de su vivir.
Aquellos que visten de Cristo constantemente y luego vienen a las reuniones de la iglesia
para servir su hablar es profundo, de peso y llenos de riquezas.

Exodo 29: 31-42a trata acerca de la comida santa para los sacerdotes (vs. 31-34) y de las
ofrendas diarias para llenar las manos de los sacerdotes (vs. 35-42a). En el capítulo
veintinueve lo primero que se describe es la comida para Dios. Lo primero que se
menciona es el holocausto, la espaldilla derecha del carnero de la ofrenda de paz, y el
pan, la torta y la hojaldre, los cuales se quemaban para ser la comida de Dios. Luego el
capítulo continua hablando de la comida para los sacerdotes. En la conclusión, sin
embargo, la comida para los sacerdotes se menciona primero. Esto es debido a que la
conclusiones más práctica. En la práctica, debemos vestirnos y luego somos satisfechos.
No podemos servirle a Dios con el estómago vacío. Primero debemos alimentarnos.
Luego le servimos a Dios, no a raíz de un vacío, sino porque estamos llenos. Por lo tanto,
esta parte de Exodo 29 se encarga primero de la comida para los sacerdotes y luego se
encarga de la comida para Dios.

El versículo 31 dice: “Y tomarás el carnero de las consagraciones, y cocerás su carne en


lugar santo”. Este carnero no es el primero, o sea, el que se ofrecía en holocausto, sino el
segundo carnero, él de la ofrenda de paz. El primer carnero se quemaba completamente
para la satisfacción de Dios. Nada de ello era para los sacerdotes. Del segundo carnero,
para llenar las manos de los sacerdotes, la espaldilla derecha se quemaba para Dios y el
pecho derecho se le daba a Moisés como su porción. Los sacerdotes, Aarón y sus hijos,
recibían el pecho y espaldilla izquierdos. El pecho izquierdo era la ofrenda mecida, y la
espaldilla izquierda era la ofrenda elevada. En el versículo 31 se usa la palabra carne al
hacer referencia a las partes del segundo carnero que se daban a Moisés y a los
sacerdotes.

DISFRUTAR A CRISTO EN EL LUGAR SANTO

Según el versículo 31, la carne de este carnero se cocía en un lugar santo. La porción de
Dios no se cocía; sino que se quemaba. Recuerde que el cordero pascual debía ser
quemado, no cocido. ¿Qué diferencia hay en nuestra experiencia espiritual entre el cocer
y el quemar? El quemar implica el juicio de Dios. Cualquier cosa que se ofrece a Dios
para Su disfrute debe ser juzgado por El; es decir, debe ser quemado por Su fuego santo.
Aunque la comida de Dios debía ser quemada; la comida de los sacerdotes era cocida.
No era necesario que su comida fuera juzgada. El quemar implica juicio, pero el cocer
no. Por lo tanto, el pecho y la espaldilla del segundo carnero, que se le daba a los
sacerdotes como comida, era cocido.

La porción del segundo carnero que le correspondía a los sacerdotes era cocida en un
lugar santo, el cual debió haber estado en el atrio del tabernáculo; y el tabernáculo, la
tienda de reunión, es un tipo de la iglesia. Los hijos de Israel disfrutaban el producto de
la buena tierra primeramente por medio de labrar la tierra. Luego segaban la cosecha
abundante. Se les permitía disfrutar en cualquier lugar la mayoría de la misma. La tierra
santa es un tipo de Cristo, y la cosecha es un tipo de Sus riquezas. Por lo tanto, el que los
hijos de Israel disfrutaban de ésta en cualquier lugar indica que los hijos de Dios pueden
disfrutar de las riquezas de Cristo de igual modo. Sin embargo, los hijos de Israel no
tenían el derecho a disfrutar la mejor décima parte de la cosecha donde quisieran. Esta
porción, el diezmo, debía ser separada y guardada para las fiestas. En el momento de las
fiestas, debían llevar esta decima porción, o sea, el diezmo, a Sión. Una parte de este
diezmo se ofrecía a Dios. Entre lo que se ofrecía a Dios estaban los dos carneros. Uno era
para la comida de Dios, y parte del otro era para los sacerdotes. Este segundo carnero no
sólo debía ser comido en Sión; sino que también debía ser comido en el atrio santo. Esto
significa que esta porción de Cristo debe ser disfrutada en la vida de iglesia.

Este carnero era la mejor porción del diezmo de la cosecha producida en la tierra santa.
El diezmo era la mejor parte de la cosecha, y una parte de éste se le daba a los
sacerdotes. Números 18:26 dice que del diezmo que los hijos de Israel ofrecían de la
cosecha, una décima parte se separaba para los sacerdotes. De esto vemos que la comida
de los sacerdotes era la mejor parte de la décima parte.
Efectivamente, usted puede disfrutar a Cristo en todo lugar. Sin embargo, el Cristo que
usted disfruta en otros lugares no es tan rico como el que disfruta en la reunión de la
iglesia. Algunos dicen: “¿Por qué debemos ir a las reuniones de la iglesia a fin de
disfrutar a Cristo? Este concepto es muy limitado. ¿Acaso no podemos reunirnos en la
casa y disfrutar al Señor?” Ciertamente usted puede disfrutar a Cristo en su sala con
algunos creyentes. Pero este disfrute es diferente del que recibe en la reunión de la mesa
del Señor en la iglesia. Disfrutar a Cristo en la reunión de la iglesia es disfrutarlo en el
Lugar Santo.

La tierra santa es en sí misma un lugar santo. Sin embargo, con los creyentes hay una
variación en el nivel. La tierra santa, el monte santo en Sión y el atrio santo del
tabernáculo son todos lugares santos. No obstante, el nivel de santidad es diferente. ¿En
qué tipo de lugar santo está usted? ¿Está usted en la tierra santa, en el monte santo o en
el atrio santo?

El Señor Jesús prometió que si dos o tes se reunían en Su nombre, El estaría en medio
de ellos (Mt. 18:20). Por lo tanto, tal vez algunos digan: “En nuestra sala hay más de dos
o tres reunidos. ¿No está Cristo entre nosotros?” Si, Cristo está en su sala con ustedes.
Pero es Cristo en la tierra santa, no en el monte santo y mucho menos en el atrio santo.

Permítame darle más ejemplos. Tal vez usted esté en un lugar mundano y y aún tener
algún disfrute de Cristo. Además, tal vez asista a una campaña evangelista llevada a cabo
por un grupo de cristianos y disfrutar de Cristo. También puede ir a la reunión de la
mesa del Señor en la iglesia y disfrutar a Cristo. Aquí tenemos tres tipos diferentes de
disfrute de Cristo: en un sitio mundano, en una campaña evangelista y en la mesa del
Señor. ¿Son estos disfrutes iguales? No. La comida santa para los sacerdotes debía ser
hervida e ingerida en un lugar santo. Este lugar santo no era simplemente la tierra santa
ni el monte santo; era en el atrio santo de la tabernáculo de reunión. Por lo tanto, la
reunión de la iglesia es el lugar donde tenemos el disfrute máximo de Cristo. En las
reuniones disfrutamos de la mejor porción de Cristo. Así que Exodo 29:32 dice: “Y
Aarón y sus hijos comerán la carne del carnero, y el pan que estará en el canastillo, a la
puerta del tabernáculo de reunión”.

El versículo 33 dice: “Y comerán aquellas cosas con las cuales se hizo expiación, para
llenar sus manos para consagrarlos; mas el extraño no las comerá, porque son santas”.
La comida santa era solo para los sacerdotes, y no para los extraños. Esta debía ser
ingerida por el pueblo santo en el lugar santo.

EXPERIMENTAR A CRISTO
ANTES DE SU SEGUNDA VENIDA
En cuanto a la comida santa el versículo 34 concluye: “Y si sobrare hasta la mañana algo
de la carne de las consagraciones y del pan, quemarás el fuego lo que hubiere sobrado;
no se comerá, porque es cosa santa”. ¿Qué significa en tipología que la carne y el pan
debían ser comidos antes de la mañana? Esto quiere decir que debemos experimentar a
Cristo antes de Su segunda venida. No debemos decir: “No me voy a preocupar por el
disfrute de Cristo hoy. Seguramente le disfrutaré cuando regrese”. El hacer esto es
guardar la carne del segundo carnero para la mañana. En tipología la mañana es la
segunda venida del Señor.

Esto también indica que no debemos tener a Cristo como un disfrute en el futuro. No
trate de abrir cuentas de ahorro a fin de guardar el disfrute de Cristo para más tarde. En
lugar de esto debemos usar todo lo que tenemos de El. No guarde a Cristo para el futuro.
No permita que la carne del segundo carnero se quede hasta la mañana. Según el
versículo 34, la carne que se queda debe ser quemada, aunque haya sido hervida. Esto
quiere decir que se convertía en un disfrute para Dios. Si tratamos de guardar a Cristo,
Dios dirá: “En lugar de guardar esa porción de Cristo, ofrécemela a Mi y dejame
comerla. Si tu no disfrutas a Cristo, permíteme disfrutarlo por ti. Deja que lo que sobre
llegue a ser Mi porción”. Este es el significado de la carne y el pan que sobran hasta la
mañana y que son quemados.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y UNO

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(9)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46

Ya vimos un cuadro claro de los pasos que tomaron Aarón y sus hijos para ser
santificados a fin de servir a Dios como sacerdotes. Primero fueron lavados, luego
fueron vestidos y después de eso eran satisfechos mediante del llenar de su vacío. Ellos
eran lavados con agua, vestidos con las vestiduras sacerdotales y fueron satisfechos con
la comida santa. Todas estas categorías de cosas: el agua, las vestiduras y la comida, a
saber, las ofrendas son tipos de Cristo. Después de que Aarón y sus hijos fueron lavados,
vestidos y satisfechos estaban listos para servir a Dios. En otras palabras, estaban listos
para ministrar la comida a El. Podemos decir que los sacerdotes eran mozos que le
llevaban la comida a Dios y le servían. Ellos no le ofrecían a Dios otra cosa que no fuera
la comida apropiada para El.
MINISTRANDOLE LA COMIDA A DIOS

La santificación que se describe en Exodo 29 en realidad se compone de cuatro pasos.


Los primeros tres pasos, o sea, el lavar, el vestir y el satisfacer, se encargaban de la
necesidad de los sacerdotes. El cuarto paso, el de ministrar Cristo a Dios como la comida
que lo satisfacía, estaba relacionado con la necesidad de Dios. Ser un sacerdote es servir
a Dios, es ministrarle Cristo para Su satisfacción. Por lo tanto, ser un sacerdote incluye
tres pasos relacionados con los sacerdotes y otro paso relacionado con la satisfacción de
Dios. Esto quiere decir que después de que Aarón y sus hijos habían sido lavados,
vestidos y satisfechos, todavía no estaban calificados para servir como los sacerdotes.
Ellos aún necesitaban las ofrendas con las cuales servirían a Dios, las cuales serían como
comida para Dios. Solamente cuando se da este paso la santificación es completada.

Como el pueblo de Dios, todos hemos sido redimidos. Sin embargo, esto no es suficiente
para calificarnos para servir a Dios como sacerdotes. Lo más que puede hacer la
redención es darnos el derecho y la posición para ser santificados para servir a Dios
como sacerdotes. Por tanto, después de la redención, necesitamos la santificación. Esta
santificación se compone de cuatro pasos: ser lavados, ser vestidos, ser satisfechos y
servirle la comida a Dios. En este mensaje estudiaremos el cuarto paso, o sea, el último.

El asunto más difícil de comprender en el capítulo veintinueve de Exodo es el de los


sacerdotes sirviéndole la comida a Dios para Su satisfacción. Por el contrario es muy
fácil comprender el que los sacerdotes sean lavados, vestidos y satisfechos. Como
mencionamos, el pecho y la espaldilla izquierdos del segundo carnero era la porción que
los sacerdotes disfrutaban. Junto con esto los sacerdotes también recibían pan de la
cesta donde se encontraba el pan de la comida de Dios. Por lo tanto, los sacerdotes
disfrutaban de la carne y del pan. Esto se puede comparar con la ocasión en que el Señor
Jesús alimentó a la multitud con cinco panes y dos peces. En ambos casos la gente fue
alimentada con carne y pan. Por ende la dieta de los sacerdotes era muy simple.

El punto de ministrar la comida a Dios es mucho más complicado. Debido a que Dios no
es sencillo, tampoco lo es servirle el alimento. Por ejemplo: para una madre es muy fácil
prepararle la comida a su hijo. Sin embargo, si el gobernador del estado viniera a comer
a su casa, la preparación de la comida sería mucho más complicada. Sin duda alguna
ella no le daría lo mismo que le daría al niño. Siguiendo el mismo principio, el alimentar
a Dios es mucho más complicado que alimentar a los sacerdotes.

LA COMIDA DE DIOS
Nos deben llamar la atención “los platos” que se le servían a Dios como Su comida. El
primer plato era un becerro para la ofrenda por el pecado. Luego le seguían dos becerros
de un año, frescos, jóvenes, vigorosos y llenos de fuerza. Después una décima parte de
una efa de flor de harina mezclada con aceite. La cantidad de aceite era una cuarta parte
de un hin, aproximadamente un cuartillo. Además, “para la libación, la cuarta parte de
un hin de vino” (v. 40). La cantidad de vino era la misma que de aceite, una cuarta parte
de un hin. Aquí vemos tres cosas que pertenecen a la vida animal: el becerro y los dos
corderos, y otras tres que pertenecen a la vida vegetal: la harina fina, el aceite y el vino.
Estos seis se pueden dividir en dos grupos: el primer grupo consiste del becerro y los
corderos, y el segundo de la harina, el aceite y el vino. Todos estos eran los “víveres” que
se usaban para “cocinarle” la comida a Dios. Para poder alimentarlo necesitamos un
becerro, dos corderos, harina, aceite y vino.

Hace años, se me hacía difícil recordar todas estas cosas, todos estos víveres. No podía
entender porque Moisés escribió esta sección de la Palabra de forma tan confusa. Tal vez
necesite leer este capítulo varias veces antes de que vea todo muy claro. Según este
capítulo, la comida de Dios incluía un becerro, dos corderos, harina, aceite y vino. La
cantidad de harina fina era una décima parte de una efa. Una efa es lo mismo que diez
gómeres. Por lo tanto, una décima parte de una efa era un gomer. Conforme a Exodo 16,
cada persona debía recoger un gomer de maná. Por ende, la cantidad de la comida de
Dios era un becerro, dos corderos, una décima parte de una efa de harina fina y una
cuarta parte de un hin de aceite y de vino.

El becerro se ofrecía como la ofrenda por el pecado, los dos corderos que se ofrecían con
la harina, el aceite y el vino eran el holocausto. En tipología, el holocausto es la comida
para Dios. Esta ofrenda era para la satisfacción de Dios. Sin embargo, a fin de que Dios
se coma el holocausto que le presentamos, primero debemos ofrecerle la ofrenda por el
pecado. La ofrenda por el pecado no es la comida de Dios, aunque las entrañas y la
grosura eran quemadas para Su satisfacción. Por lo tanto, no podemos decir que esta
ofrenda se consideraba a los ojos de Dios como comida, pero sabemos que algunas
partes de la ofrenda por el pecado eran para la satisfacción de Dios.

LA OFRENDA POR EL PECADO ERA NECESARIA

En el mensaje anterior mencionamos que, según Exodo 28 y 29, Dios quiere que lo
invitemos a comer. Sin embargo, nosotros, los anfitriones, los que lo invitan a comer,
somos pecadores. Por lo tanto, antes de que Dios pueda venir a comer con nosotros,
nuestra naturaleza pecaminosa debe ser acabada. Esta es la razón por la cual Exodo 29
no habla de la ofrenda por la transgresión, sino de la ofrenda por el pecado. ¿Entiende
usted con claridad la diferencia entre la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la
transgresión? Es importante que conozcamos la diferencia.

EL PECADO Y LOS PECADOS

En el Nuevo Testamento la palabra pecado es usada de dos formas en singular (pecado)


y en plural (pecados). El Nuevo Testamento dice que Cristo murió en la cruz tanto por
nuestro pecado como por nuestros pecados. Juan 1:29 dice: “¡He aquí el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo!”. En 1 Corintios 15:3 Pablo dice: “Porque
primeramente os he transmitido lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros
pecados, conforme a las Escrituras”. Pedro también nos dice que Cristo murió por
nuestros pecados: “Quien llevó El mismo nuestros pecados en Su cuerpo sobre el
madero, a fin de que nosotros, habiendo muerto a los pecados, vivamos a la justicia” (1
P. 2:24)- En 1 Pedro 3:18 continua diciendo: “Porque también Cristo padeció haciendo
el bien una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevaros a Dios”. El
capítulo nueve de Hebreos habla del pecado y de los pecados. A cerca de Cristo, el
versículo 26 dice: “Ha sido manifestado para quitar el pecado por el sacrificio de Sí
mismo”. El versículo 28 dice: “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar
los pecados de muchos; y por segunda vez, ya sin relación con el pecado, aparecerá para
salvación”. Por lo tanto, en el Nuevo Testamento, existe una distinción entre el pecado y
los pecados.

¿Qué es el pecado? El pecado denota nuestra naturaleza caída. Como seres caídos,
nuestra naturaleza es pecaminosa. A los ojos de Dios, en realidad nuestra naturaleza es
el pecado mismo. Una mesa que esté hecha de madera es la madera misma. De igual
forma, no solo somos pecaminosos; sino que somos pecado. Todos necesitamos darnos
cuenta de que somos la constitución del pecado. Según lo que Pablo dijo en Romanos
5:19, fuimos constituidos pecadores. Por lo tanto, el pecado está relacionado con nuestra
naturaleza pecaminosa, con nuestro ser natural.

Los pecados son un asunto de las obras, actos y conducta. Un bebé tiene una naturaleza
pecaminosa de nacimiento, y a medida que va creciendo cometerá pecados. El pecado se
refiere a la naturaleza, y los pecados a los actos. Por fuera tenemos los actos de pecado; y
por dentro tenemos la naturaleza de pecado. Por lo tanto, necesitamos a un Redentor,
un Substituto. Y este es el Señor Jesús. El murió en la cruz por nuestros pecados y
también por nuestro pecado.

Como aquellos que invitan a Dios a comer, debemos confesar que hemos pecado y que
somos pecado. Sin embargo, la mayoría de las personas que creen en el Señor Jesucristo
en una reunión del evangelio sólo se dan cuenta de que son pecaminosos en sus actos.
En mi ministerio nunca he conocido a alguien que al momento de arrepentirse se de
cuenta de que es pecado, de que era pecaminoso por naturaleza. Pero nosotros debemos
darnos cuenta de esto si queremos invitar a Dios a comer.

Muchos chinos que piensan que Confucio no estaba equivocado en lo absoluta, lo


honran, lo respetan altamente y lo consideran un santo. Pero aún si Confucio no hubiese
hecho nada malo externamente, su naturaleza era igual a la de un ladrón. Por ejemplo:
un árbol de durazno que da fruto y otro árbol de durazno que no da fruto poseen la
misma naturaleza. De igual forma, no importa cuan bueno Confucio haya sido
externamente, de todo modos era un pecador por naturaleza, tal como todos los demás.

Gracias al Señor que mediante Su misericordia, le amamos y lo queremos invitar a


comer. Pero cuando invitamos a Dios a comer, debemos darnos cuenta de lo que somos.
Tal vez algunos digan: “Yo soy un hijo de Dios”. Si, usted es un hijo de Dios según su
nuevo nacimiento. Pero según su naturaleza caída, todavía es pecado. Aunque usted no
haya pecado hoy ni hecho nada malo, todavía es pecado. Por lo tanto, necesita tomar a
Cristo como su ofrenda por el pecado. Según 29:35 y 36, por siete días, cada día de la
santificación de los sacerdotes, se ofrecía por propiciación un becerro como una ofrenda
por el pecado. Esto indica que a diario debemos ofrecer Cristo a Dios como nuestra
ofrenda por el pecado.

LA OFRENDA POR EL PECADO PARA LA PROPICIACION

El versículo 36 dice: “Cada día ofrecerás el becerro del sacrificio por el pecado, para las
propiciaciones” (lit.). En lugar de propiciación, algunas versiones usan la palabra
expiación. Existe un problema entre nosotros y Dios. Este problema es el pecado, y el
pecado nos separa de Dios. Nos mantiene alejados de El. Pero un sacrificio, Cristo como
la ofrenda por el pecado, ha sido ofrecido a Dios a fin de que nosotros y El tengamos la
expiación. Según el significado de la palabra hebrea, podemos tener paz porque El ha
sido apaciguado. Como la ofrenda por el pecado, el Señor Jesús apaciguó a Dios de parte
nuestra. El nos ha reconciliado con Dios. Como resultado, Dios y nosotros hemos sido
conducidos a la unidad.

El becerro de la ofrenda por el pecado no se comía. Más bien, era una propiciación. No
obstante, las entrañas y la grosura, que se quemaban sobre el altar, podrían
considerarse una especie de comida que se ofrecía a Dios. No quiero asumir de forma
definida que estas partes de la ofrenda por el pecado fueran la comida para Dios. Sin
embargo, no hay duda que las entrañas y la grosura de la ofrenda por el pecado se
quemaban con el propósito de satisfacer a Dios.
Por un lado, la grosura y las entrañas se quemaban como un olor fragante a Dios. Por
otro, la sangre de la ofrenda por el pecado se derramaba alrededor del altar. El olor
fragante era para la satisfacción de Dios, y la sangre era para nuestra satisfacción.
Anteriormente teníamos un problema serio con Dios debido a nuestro pecado. Pero se
ofrecía a Dios una ofrenda por el pecado, y esta ofrenda satisfacía tanto a Dios como a
nosotros. Mediante el olor fragante y la sangre Dios y nosotros somos satisfechos.

Dios es justo y santo. También es un Dios de gloria. Por el contrario, nosotros somos
pecaminosos. A los ojos de Dios en realidad somos pecado. Además, Su justicia,
santidad y gloria automáticamente no exigen algo. Pero nosotros no podemos satisfacer
estas exigencias, estos requisitos. El Señor Jesús cumplió con los requisitos que Dios nos
había impuesto. Lo que El hizo en la cruz satisfizo los requisitos de la justicia, la
santidad y la gloria de Dios. Por ende. la muerte del Señor llegó a ser un olor grato que
sube a Dios para Su satisfacción. Siempre que Dios huele este olor, El puede decir:
“Estoy satisfecho. Ahora tengo paz con el que me presenta esta ofrenda”. Esta es la
satisfacción por el lado de Dios.

Cristo como nuestra ofrenda por el pecado también hace que nosotros seamos
satisfechos. Cuando observamos la sangre de esta ofrenda, tenemos paz. Antes de que
ofreciéramos a Cristo como la ofrenda por el pecado, no teníamos paz. Pero por medio
del derramamiento de la sangre de la ofrenda por el pecado y cuando esta se vierte,
tenemos paz. Por lo tanto, podemos decir: “Oh Dios, gracias que mediante la sangre de
la ofrenda por el pecado ahora tengo paz contigo”. Como resultado, Dios y nosotros
podemos tener comunión, podemos hablar. Esta es la expiación.

La ofrenda por el pecado no es comida de forma directa. No lo es para nosotros, y


tampoco lo es directamente para Dios. La ofrenda por el pecado es un lavamiento,
resuelve el problema entre nosotros y Dios. Nosotros invitamos a Dios a comer, y El es el
invitado. La ofrenda por el pecado resuelve el problema entre el anfitrión, el que invita y
Dios, el invitado.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y DOS

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(10)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46


En el pasado mensaje mencionamos que si queremos ser uno con Dios, debemos ofrecer
la ofrenda por el pecado. Esta ofrenda no es, de forma directa, comida para Dios. Más
bien, resuelve el problema que existe entre nosotros y Dios a fin de que podamos tener
comunión con El.

LA PROPICIACION HECHA SOBRE EL ALTAR

Exodo 29:35 y 36 dicen: “Así pues, harás a Aarón y a sus hijos, conforme a todo lo que
yo te he mandado; por siete días llenarás sus manos. Cada día ofrecerás el becerro del
sacrificio por el pecado, para las expiaciones; y purificarás el altar cuando hagas
expiación por él, y lo ungirás para santificarlo” (lit.). Los siete días que se mencionan en
el versículo 35 representan un periodo de tiempo completo, o sea, toda nuestra vida.
Cada día necesitamos ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Según el
versículo 36, el becerro de la ofrenda por el pecado, era ofrecido como propiciación.
Aquí el énfasis es la propiciación sobre el altar.

El altar se purifica por medio de hacer propiciación sobre él. Debemos recordar que el
altar es una mesa de comedor. Siempre que vamos a servir los alimentos, limpiamos
primero la mesa. Queremos quitar todo el sucio y purificar la mesa. La ofrenda por el
pecado purifica nuestra mesa de comedor, o sea, el altar, haciéndolo un lugar limpio
para comer.

El versículo 36 dice que el altar debía ser ungido a fin de ser santificado. En este
versículo no se menciona nada de la sangre. Pero en todos los escritos de Moisés se
revela el principio de que la santificación es por medio del rociar de la sangre. No queda
duda de que el altar es purificado por la sangre. Sin embargo, aquí, el altar es santificado
por el aceite de la unción. La sangre representa la muerte de Cristo, y el aceite, la unción
del Espíritu. Tenemos la sangre que nos purifica y el Espíritu que nos unge. Podemos
usar nuevamente el ejemplo de la mesa de comedor. Cuando limpiamos la mesa
queremos que esté reluciente. La sangre nos purifica, y el aceite hace que brillemos. Por
lo tanto, necesitamos tanto la sangre que nos purifica como el Espíritu que nos hace
brillar. Este es ser santificado.

Debemos recordar que ser santificado es estar separado y marcado. Todas las demás
mesas tal vez estén sucias y opacas. Están sucias y no brillan. Pero hay una mesa, el
altar, que está purificada y y ungida. Por tanto, está limpia y reluciente. Como resultado,
esta mesa es diferente de todas las otras mesas y está separada de ellas.

El versículo 37 dice: “Por siete días harás expiación por el altar, y lo santificarás, y será
un altar santísimo: cualquiera cosa que tocare el altar, será santificada”. Aquí vemos que
todos los días se debía hacer la propiciación sobre el altar. Después de que el altar había
sido santificado, llegaba a ser más santo. Cualquiera que tocara el altar era santificado.
Esto quiere decir que el altar donde se llevaba a cabo la propiciación y que había sido
ungido con el aceite llegaba a ser más santo. De tal manera que el altar mismo podía
santificar a aquel que lo tocara. Cualquiera que toca el altar es santificado, y cualquier
cosa que se ponga sobre el altar también es santificado. Por ende, cualquier cosa
ofrecida sobre el altar automáticamente era santificada.

Todos los días debemos ofrecer la ofrenda por el pecado. Cuando hacemos esto tenemos
una mesa de comedor que está completamente limpia y ungida. Cualquier cosa que se
coloque sobre esta mesa será santificada.

Todas las mañanas necesitamos ofrecer a Cristo como la ofrenda por el pecado. Esto
propiciará que tengamos un buen día. Por lo general, la gente se saluda con un “buenos
días”. Cuando hablamos de un buen día, no debemos referirnos a un saludo, sino a tener
un buen día por medio de ofrecerle a Dios la ofrenda por el pecado. Si presentamos a
Cristo como la ofrenda por el pecado cada mañana, tendremos un buen día, una mañana
de propiciación. El resultado será que ese buen día santificará todo el día.

En el mensaje anterior usamos el ejemplo de un hombre que invita a Dios a comer.


Cuando ofrecemos Cristo como la ofrenda por el pecado, no existirá ningún problema
entre nosotros, los que invitamos, y Dios, aquel que es invitado. En lugar de problemas,
tendremos la sangre redentora y aceite de unción los cuales representan la propiciación
y la santificación. Ahora hay paz entre el que invita y el invitado, y podemos servirle la
comida a Dios para Su satisfacción.

Necesitamos entender el asunto de la propiciación según el trasfondo de la practica en


los tiempos antiguos. Especialmente entre los judíos, cuando dos grupos tenían algún
problema, era necesaria la propiciación. Luego de que se llevaba a cabo la propiciación,
estos grupos podían comer juntos. Debido a la propiciación podían estar en paz. En paz
podían disfrutar de la comida juntos. Este es un cuadro, un tipo, de la relación entre
Dios y nosotros. A causa de nuestro pecado, tenemos un problema con Dios. El origen
de este problema es Satanás. El introdujo el pecado en nosotros, y esto ha llegado a ser
un problema. Pero Cristo vino como el Cordero de Dios para quitar el pecado. De esta
forma el resolvió el problema y llevó a cabo la propiciación. Por lo tanto, siempre que lo
ofrecemos a Dios como la ofrenda por el pecado, podemos disfrutar lo que El hizo por
nosotros. De esta manera, debido a que El hizo propiciación con Dios de nuestra parte,
ya no tenemos problemas con Dios. Más bien, tenemos paz, y y en paz podemos festejar
con Dios.
EL JUICIO Y EL SUMINISTRO

La guianza que se obtiene a través del pectoral siempre conlleva un juicio. Esto quiere
decir que el hablar del Señor a través del pectoral es en medio de las situaciones
negativas. Si este hablar sucediera sólo en situaciones positivas, no habría necesidad de
juicio, ya que todo sería positivo y justo. Pero debido a que el hablar del Señor se lleva a
cabo en medio de las situaciones negativas, éste es un juicio. El apóstol Pablo estaba
verdaderamente brillando. Bajo el brillo de Pablo, las tinieblas eran expuestas. Pablo
escribió algunas epístolas conforme a la oscuridad, o sea, a la condición negativa, de los
santos en las iglesias. Debido a que Pablo vio algunas áreas oscuras en la iglesia en
Corinto, áreas que eran las letras del juicio de Dios, escribió Corintios como un libro de
juicio. Pero junto con todo el juicio que esta epístola contiene, hay muchas cosas
positivas: las riquezas de Cristo ministradas en los creyentes de Corinto. Esta es la forma
en que Dios habla. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, el hablar de Dios
depende de la situación negativa, pero incluye las riquezas de Cristo como el suministro
para Su pueblo.

LA NECESIDAD DE TENER
UNA EXPERIENCIA ADECUADA DE CRISTO

Si nosotros como la iglesia queremos ser el pectoral del juicio, debemos satisfacer
ciertos requisitos. En primer lugar, necesitamos ser transformados y transparentes.
Luego Cristo como las letras del alfabeto espiritual debe estar grabado dentro de
nosotros de forma clara y definitiva. Esto es tener una experiencia adecuada de Cristo.

Recientemente un hermano testificaba que cuando los hermanos encargados le hablan a


los nuevos creyentes o a los jóvenes acerca de la experiencia de Cristo, se dan cuenta de
ellos mismos no tienen una experiencia de Cristo clara y definitiva. Si no tratamos de
ministrar Cristo a otros, no nos daremos cuenta de cuanto carecemos en cuanto a la
experiencia de Cristo. Cuando tratamos de hablarle a otros acerca de esto, tal vez
encontramos que nosotros mismos estamos muy carentes de experiencia. Tal vez
tengamos muy poco que ministrar a otros en cuanto a la verdadera experiencia de
Cristo. Como aquellos que quieren pastorear a los santos, necesitamos la experiencia de
Cristo. De lo contrario no tendremos el vocabulario espiritual adecuado que se requiere
para ministrar a Cristo. Tal vez queramos ministrar Cristo en otros, pero ¿qué
experiencia de Cristo tenemos? Hasta cierto punto, podemos enseñar acerca de la Biblia,
ya que la hemos leido y estudiado por años, pero cuando se trata de ministrar a Cristo,
estamos carentes. No tenemos lo suficiente de El grabado dentro de nuestro ser. Tal vez
sólo tengamos parte de una letra grabada. Esta es la situación de muchos cristianos en la
actualidad. Por lo tanto, es muy difícil conocer la dirección del Señor por medio del
pectoral.

Debido a que estamos faltos de la transformación, la transparencia y el alumbrar,


necesitamos orar para que lleguemos a ser transparentes, tengamos más de Cristo
grabado dentro de nosotros y experimentemos más del alumbrar. Entonces nos daremos
cuenta de que aún si estamos llenos de Cristo, todavía nos falta algo, ya que nos falta
algo de las riquezas de Cristo. Esto es lo que indica el cuadro maravilloso del pectoral
con el Urim y el Tumim.

RECONOCER NUESTRA NECESIDAD


DE MAS EXPERIENCIA

En el pectoral con el Urim y el Tumim vemos dos tipos de alfabetos. Uno es para el
grabado y el otro es el que completa. Si no estamos llenos de Cristo todavía, lo que
necesitamos es el grabado. Cristo debe ser grabado en nosotros hasta que estemos llenos
de El. Cuando estamos llenos de El nos damos cuenta de que necesitamos ser
completados. Por ende, si no estamos llenos de Cristo, lo necesitamos como el alfabeto
para el grabado. Pero cuando estamos llenos de El, lo necesitamos como el alfabeto que
completa. Los creyentes como el apóstol Pablo, que están llenos de Cristo se dan cuenta
de que aún necesitan de El. Sin embargo, los que están faltos de Cristo no sienten esta
necesidad. Muchos de los cristianos tibios no se dan cuenta de cuanto necesitan a Cristo.
Es cuando tenemos a Cristo grabado dentro de nosotros que nos damos cuenta de que
todavía estamos faltos de El. Entonces buscamos de El para que nos complete.

Indudablemente es la misericordia del Señor que podamos hablar acerca de Cristo


grabado dentro de nosotros y completándonos. No es fácil encontrar cristianos que
hablen acerca de esto. Lo que necesitamos ahora es más experiencia. Solamente por
medio de la experiencia podemos entender lo que es tener a Cristo grabado dentro de
nosotros y que nos complete. Por lo tanto, todos debemos orar en relación con estas
cosas. Espero que toda iglesia local llegue a ser un pectoral conforme al cuadro que
Exodo 28 presenta.

LA EDUCACION ESPIRITUAL APROPIADA

Conozco que debido a diferentes situaciones, muchos jóvenes en China no han recibido
la educación apropiada. Del mismo, muchos cristianos de hoy tampoco han recibido la
educación espiritual apropiada. Muchos predicadores son elocuentes, tiene mucho
conocimiento y están muy aptos, pero son superficiales. Estoy descorazonado por esta
situación. Queridos santos, todos necesitamos más de una educación espiritual genuina.
Los cristianos en este país tal vez tengan una educación secular muy alta, pero en cuanto
a lo espiritual carecen de mucho. Tal vez sepan mucho de ciencia, de las cosas materiales
y de los asuntos de esta vida, pero les falta conocimiento de las cosas espirituales. Pero
espero que los santos en el recobro del Señor adquieran la mejor educación espiritual.
Por lo tanto, los animo a que empleen su tiempo estudiando los mensajes de los
Estudios-vida. Estos mensajes los ayudarán a ser educados espiritualmente.

AL TRAER LOS VIVERES A LAS REUNIONES

En las reuniones de la iglesia debemos tener el contenido apropiado. No debe haber


gritos vacíos, gritos sin contenido ni realidad. No es suficiente que funcionemos en las
reuniones de manera activa o lo que se conoce como manera viviente. Necesitamos tener
un contenido espiritual. Esto requiere que cultivemos y criemos a Cristo diariamente. Si
no cría a Cristo como la vida animal, ¿Cómo obtendrá el becerro o el cordero para
ofrecer a Dios? Si no labra la tierra ni siembra la semilla ni lo riega, ¿cómo obtendrá la
cosecha del trigo? ¿cómo podrá obtener el aceite y el vino? Es absolutamente necesario
que cultivemos a Cristo como la vida vegetal y que lo criemos como la vida animal.

Así como necesitamos criar a Cristo como un becerro para la propiciación, debemos
criarlo como a un cordero para ser la comida que se le ofrece directamente a Dios. Esto
quiere decir que debemos criar a Cristo como un becerro y también como un cordero.
Cuando vamos a las reuniones, debemos llevar a Cristo como un becerro y como un
cordero.

También debemos cultivar a Cristo como el trigo que produce la harina, como las olivas
que producen el aceite y como la vid que produce el vino. Cultivar el trigo es
experimentar a Cristo diariamente como el suministro de vida. El trigo representa a
Cristo en la encarnación, mientras que la cebada lo representa en resurrección (Para un
estudio completo de estos aspectos de Cristo, vea El Cristo todo-inclusivo) Si
experimentamos a Cristo como el suministro de vida, lo cultivaremos como el trigo y la
cebada. Si vivimos a Cristo mediante el Espíritu en nuestro espíritu, lo cultivaremos
como las olivas que producen el aceite. Además, si en nuestra experiencia derramamos
el ser que vive a Cristo, cultivaremos la vida que produce el vino de la libación. Por
tanto, para producir el aceite y el vino necesitamos vivir y morir a diario. Necesitamos
una vida de vivir y morir. Pablo dijo que a diario era puesto a muerte. Día a día el era
conducido a la muerte de Cristo. Esta debe ser también nuestra experiencia.
Diariamente podemos ser conducidos a muerte por los demás, tal vez por nuestros
familiares o por diferentes cosas de nuestro entorno. Si tenemos tal vida, de ser
conducidos a muerte, produciremos el vino de la libación. Espero que esta breve y
simple exposición les brinde algún entendimiento de los víveres espirituales que se
describen en Exodo 29.
Que todos experimentemos las riquezas de Cristo y ganemos la educación espiritual
apropiada a fin de que vivamos una vida en un nivel más elevado, no en el bajo nivel en
que se encuentran los cristianos hoy día. Que cultivemos y criemos a Cristo. Entonces
podremos traer los víveres a las reuniones de la iglesia.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y TRES

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(11)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46

En los mensajes anteriores vimos que en la santificación de Aarón y de sus hijos para
servir a Dios como sacerdotes, habían cuatro puntos importantes. Tres de estos puntos
están relacionados con los sacerdotes y uno se relaciona con Dios. Los tres puntos
relacionados con los sacerdotes son el lavamiento, el ser vestidos y el ser satisfechos. En
cuanto a Dios es el prepara la comida para El y alimentarlo a fin de que sea satisfecho.
Los “víveres” que se usaban en la preparación de la comida para Dios incluyen tres cosas
de la vida animal: un becerro y dos corderos; y tres más de la vida vegetal: la harina, el
aceite y el vino. Sabemos que la harina proviene del trigo, el aceite de las olivas y el vino
de la vid.

LA FUNCION DE LA OFRENDA POR EL PECADO

Ya vimos que el becerro ofrecido como la ofrenda por el pecado no era la comida para
Dios directamente. Más bien, éste era para la expiación, par ala propiciación. Esto
quiere decir que se ofrecía para establecer la paz. A diario necesitamos criar a Cristo
como un becerro para una ofrenda por el pecado. Esto significa que necesitamos
practicar todos los días el ofrecer Cristo a Dios como la ofrenda por el pecado debido a
nuestra naturaleza y ser pecaminosos.

Cuando invitamos a otros a nuestra casa para comer, nos gusta tener todo limpio y
ordenado. Entonces, cuando todo está preparado apropiadamente, nuestros invitados y
nosotros podremos disfrutar de la comida en paz. Esto demuestra la función de Cristo
como nuestra ofrenda por el pecado. Esta ofrenda por el pecado tipificada por el becerro
que se ofrece a Dios en Exodo 29, clarifica la situación entre Dios y nosotros. El
problema básico entre Dios y nosotros es nuestro pecado. Debido a la caída, el pecado
entró en la humanidad y como resultado fuimos constituidos pecado. Por tanto, en
realidad somos pecado. Segunda Corintios 5:21 dice que El fue hecho pecado por
nosotros . Según Romanos 8:3, Cristo, el Hijo de Dios, vino en semejanza de carne de
pecado y en cuanto al pecado. Aún más, este versículo revela que cuando Cristo fue a la
cruz, Dios condenó al pecado en la carne. Por lo tanto, Cristo fue hecho pecado por
nosotros, y Dios condenó al pecado en la carne.

A los ojos de Dios, el pecado, que se origina de Satanás y el cual entró en el hombre, es el
elemento de nuestra naturaleza caída y del viejo yo. De hecho, nosotros mismos somos
pecado. Cristo se hizo pecado y llevó la carne de pecado a la cruz, donde Dios condenó al
pecado en la carne. Por lo tanto, ante Dios, ya el pecado ha sido terminado.

Si lee el Nuevo Testamento con detenimiento, verá que en ninguna parte dice que Cristo
llevó nuestro pecado a la cruz. Más bien, el Nuevo Testamento dice que El llevó nuestros
pecados. Por ejemplo: Hebreos 9:28 dice que Cristo fue “ofrecido una sola vez para
llevar los pecados de muchos”. Primera Pedro 2:24 dice que Cristo “llevó El mismo
nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero”. En cuanto al pecado, el Nuevo
Testamento dice que fue quitado o quitado de en medio. Según Juan 1:29, Juan el
Bautista declaró: “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” Al
hablar de Cristo, Hebreos 9:26 dice: “Se ha manifestado para quitar de en medio el
pecado por el sacrificio de Sí mismo”. Como ya mencionamos, Romanos 8:3 dice que
Dios condenó al pecado. Conforme a estos versículos, ya se ha terminado con el pecado.
Ya fue condenado, quitado y hasta quitado de en medio.

EL PECADO NO FUE ERRADICADO

Al momento de nuestra salvación, arrepentimiento, conversión y regeneración, Dios no


erradicó nuestra naturaleza pecaminosa. Este tipo de salvación estaría en contra de la
economía de Dios. Cuando nos arrepentimos, Dios perdonó nuestros pecados. También
vino a nuestro espíritu para regenerarnos con Su Espíritu. Sin embargo, El no erradicó
el pecado que está en nosotros. Aunque hemos sido perdonados, lavados con la sangre
preciosa de Cristo y regenerados por el Espíritu, aún tenemos la vieja naturaleza, de la
primera creación. Por un lado, somos una nueva creación y tenemos una nueva
naturaleza; por otro lado, todavía estamos en la primera creación con nuestra vieja
naturaleza. Por lo tanto, necesitamos que se nos recuerde que en nuestra vieja
naturaleza, la carne, todavía somos pecaminosos. Necesitamos darnos cuenta de que
somos pecado.

Algunos cristianos se afierran al concepto de la erradicación del pecado o a la doctrina


de la santidad absoluta. Algunos enseñan que una vez un creyente recibe el bautismo del
Espíritu Santo, es completamente santo y ya no puede pecar. Además, por medio de
aceptar tales enseñanzas dan excusas a cosas pecaminosas llamándolas debilidades o
faltas. En algunos casos, este tipo de personas han cometido grandes pecados. Según la
Biblia, somos una nueva creación en Cristo, pero en nuestra naturaleza caída todavía
estamos en la vieja creación. Si, poseemos la vida eterna, la naturaleza divina y el
Espíritu Santo. Esto significa que Dios mismo está en nosotros. Pero, todavía tenemos al
viejo hombre, la vieja creación y la carne. Por lo tanto, en nosotros siempre está
presente la posibilidad de caer en pecado. Necesitamos estar conscientes de que todavía
somos pecaminosos.

Conforme a la tipología en el libro de Exodo, todos los días tenemos que ofrecer Cristo a
Dios como nuestra ofrenda por el pecado. Los siete días que se mencionan en Exodo 29
representan un período de tiempo completo, es decir, toda nuestra vida cristiana. Hasta
que hayamos experimentado la transfiguración, la redención de nuestros cuerpos,
continuamente necesitaremos la ofrenda por el pecado. A diario necesitamos
recordarnos que somos pecado y que necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el
pecado a fin de resolver la situación que existe entre Dios y nosotros.

Cuando usamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, se resuelve el problema
entre Dios y nosotros, y somos limpiados. Ya que Dios esté en paz mediante Cristo como
la ofrenda por el pecado, podemos estar en paz. Ahora en una atmósfera de paz,
podemos servirle la comida a Dios.

LA COMIDA PARA DIOS

Según Exodo 29 la comida para Dios consistía de dos corderos, una ofrenda de harina
compuesta de harina y de aceite y una libación de vino. En la mañana se ofrecía a Dios
un cordero junto con la ofrenda de harina y la libación, y en la tarde, se ofrecía el otro
cordero junto también con la ofrenda de harina y la libación. Estudiemos ahora acerca
de los dos corderos, la harina, el aceite y el vino que se ofrecían a Dios como comida.

OBEDIENTE A DIOS

El cordero tipifica a Cristo como aquel que es obediente a Dios. Cuando el Señor Jesús
estaba en la tierra, El era completamente obediente a Dios. Filipenses 2 dice que el fue
obediente hasta la muerte, y hasta muerte de cruz. La muerte de Cristo en la cruz fue la
máxima expresión de Su obediencia. Según se expresa en Romanos 5:18 y 19, a los ojos
de Dios esa obediencia es considerada como un acto de justicia. “Un solo acto de
justicia” se le atribuyó especialmente por el acto singular de Cristo en el cual fue
obediente a Dios hasta la muerte de cruz.
Como un cordero, Cristo no sólo fue obediente a Dios, sino que también fue manso ante
los hombres. Isaías 53:7 dice: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero
fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no
abrió su boca”. Según la Biblia, el ser manso significa no resistirse ni pelear en contra de
lo que nos acontece. La mansedumbre es una característica de los corderos. A diferencia
de los perros y los gatos que pelean, los corderos no se resisten. Los cuatro evangelios
revelan que Cristo fue obediente y manso también.

UN TESTIMONIO DE NUESTRO DIARIO VIVIR

El cuadro que vemos en Exodo 29 indica que a lo largo del transcurso de nuestra vida
cristiana, debemos ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Luego
necesitamos los dos corderos, la harina, el aceite de oliva y el vino. A fin de ser los
sacerdotes de Dios todos los días debemos ofrecer Cristo a Dios como nuestra ofrenda
por el pecado. Si hacemos esto, en nuestra vida cristiana estaremos criando a Cristo
como un becerro. Cuanto más practicamos el ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por
el pecado, más El crecerá hasta llegar a ser un becerro grande. Después de un tiempo, en
nuestra experiencia Cristo aumentará cada vez más como el becerro para la ofrenda por
el pecado. Que Cristo aumente como la ofrenda por el pecado de esta manera es criar a
Cristo en nuestra “granja”" en nuestro diario vivir.

En las reuniones de la iglesia necesitamos ofrecer Cristo a Dios como nuestra ofrenda
por el pecado. Esto debe ser una demostración, un testimonio de lo que
experimentamos en nuestro diario vivir. Si tratamos de ofrecer Cristo en las reuniones
sin experimentarlo día a día, sería como una presentación teatral. Lo que hacemos en las
reuniones debe ser un testimonio de nuestra vida diaria. Todas las mañanas debemos
ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Esta es una clase de limpieza
espiritual. Luego de limpiarnos de este modo, entonces podemos continuar viviendo a
Cristo durante el resto del día. Por lo tanto, si queremos ofrecer a Cristo como nuestra
ofrenda por el pecado, tenemos que criarlo como se hace con la vida animal.

También debemos criar a Cristo como un cordero y cultivarlo como el trigo, los olivos y
las vides. ¿Cómo podemos criar a Cristo como un cordero en nuestro diario vivir? Por
medio de vivirlo a El como un cordero. Después de que ofrecemos a Cristo como nuestra
ofrenda por el pecado a fin de ser limpiados, nuestro espíritu estará viviente. Entonces
debemos vivir a Cristo tomándolo como un cordero.

VIVIENDO POR CRISTO COMO EL CORDERO


Por lo menos algunos de nosotros podemos testificar que siempre que tomamos a Cristo
como la ofrenda por el pecado en la mañana, inmediatamente sentimos que estamos
limpios, que nuestro espíritu está vivo, y que Cristo como el Espíritu es una realidad
para nosotros. Como resultado, vivimos por El, como el cordero de una manera práctica.
Esto significa que en muchas cosas lo tomamos a El como aquel que es obediente a Dios.
Tenemos a este obediente como la vida que obedece en nosotros, hasta como nuestra
obediencia a Dios, y El vive en nosotros como una vida de obediencia. Antes, no éramos
obedientes ni sumisos a Dios. Pero, mediante la práctica de ofrecer a Cristo como la
ofrenda por el pecado, espontáneamente somos obedientes. De hecho, no somos
nosotros los que obedecemos; es Cristo, el obediente, que vive en nosotros. Por un lado,
Cristo es el becerro de nuestra ofrenda por el pecado; por otro, es también el cordero por
el cual vivimos.

Yo creo que muchos de nosotros podemos testificar que por medio de tomar a Cristo
como nuestra ofrenda por el pecado, estamos siendo más obediente a Dios. Antes,
cuando no obedecíamos en algún asunto, transgredíamos. Esto causaba que
necesitáramos ofrecer a Cristo como una ofrenda por nuestra transgresión. Por ejemplo:
una hermana puede que sea desobediente al ir de compras. Al ir a una tienda, tal vez sea
rebelde y desobediente. Como resultado, hay una pelea entre ella y Dios. En lugar de
tomar la ofrenda por la transgresión de la forma debida, ella trataría más tarde de
simplemente aplicar la sangre del Señor a su situación y tratar de ser limpiada. Pero si
esta hermana ofreciera Cristo a Dios diariamente como su ofrenda por el pecado, su
experiencia sería muy diferente. Espontáneamente, ella será más obediente a Dios. La
mayor parte del tiempo obedecerá y se someterá por su propia cuenta. Esto es criar a
Cristo como un cordero.

Si un hermano y su esposa son obedientes a Dios, ellos no discutirán. Las discusiones


entre esposo y esposa se pueden comparar son los ladridos de los perros. Está claro que
este tipo de discusión no es agradable. Si un hermano toma Cristo a diario como su
ofrenda por el pecado, automáticamente es obediente a Dios y manso. En vez de discutir
con su esposa, estará más dispuesto a darse por vencido. El será manso, no peleará ni se
resistirá. Esto es vivir a Cristo como un cordero.

CRIAR UN REBAÑO DE CORDEROS

Quiero hacer hincapié en el hecho de que si queremos criar a Cristo como un cordero, El
debe ser primero nuestra ofrenda por el pecado. La experiencia me dice que cuando
criamos a Cristo como un becerro para la ofrenda por el pecado, también criamos un
cordero para el holocausto. El ofrecer a Cristo como la ofrenda por el pecado es la
manera para criar a Cristo como un cordero.
Apocalipsis 14:1 dice: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte
de Sión, y con El ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de El y el de Su
Padre escrito en la frente”. Como parte de la descripción de estos ciento cuarenta y
cuatro mil y el Cordero, Apocalipsis 14:4 dice: “Estos son los que siguen al Cordero por
dondequiera que va”. Este es un versículo contundente en cuanto a criar r a Cristo como
un cordero. Los que son fieles en seguir al Cordero donde quiera que va. Seguir a Cristo
como el Cordero es criarlo como tal. Finalmente, criaremos a Cristo como un rebaño de
corderos. Esto no quiere decir, claro está, que hay más de un Cristo. Cristo es sólo uno,
pero podemos tener diferentes experiencias de El. Por lo tanto, en la experiencia
podemos criar a Cristo como un rebaño de corderos.

Entender algún asunto desde el punto de vista doctrinal es una cosa, pero verlo en
nuestra experiencia es muy diferente. En cuanto a Cristo, yo no quiero permanecer
simplemente en la doctrina, sino que anhelo el obtener la experiencia espiritual
apropiada.

Los que se preocupan primordialmente por la doctrina a menudo se oponen a los


creyentes con experiencia. Al final del siglo pasado y a principios de éste, algunos
maestros de la Biblia criticaban a Andrew Murray debido a que le daba énfasis la
experiencia más que la doctrina. Sus libros basados en la experiencia espiritual han sido
de utilidad para miles de cristianos buscadores. Su obra maestra lo fue El Espíritu de
Cristo. Yo he recibido mucha ayuda por medio de este libro, y los animo a no sólo leerlo,
sino también a estudiarlo. Además de la literatura del recobro del Señor, ningún otro
libro ha ayudado a tantos cristianos a conocer a Cristo como el Espíritu vivificante como
El Espíritu de Cristo. No obstante, Andrew Murray fue condenado por algunos maestros
de la Biblia, especialmente por algunos de la Asamblea de Los Hermanos. Además, Jesse
Penn-Lewis también fue fuertemente criticada por los mismos maestros. Hace años, una
librería en la China vendía casi todos los libros del hermano Nee menos El hombre
espiritual. Aquellos que estaban a cargo de esta librería sabían que un capítulo de éste
libro era una traducción de los escritos de la Sra. Penn-Lewis en cuanto a la batalla
espiritual. Pensaba que este libro era impuro ya que contenía tales porciones. Aunque
miles de creyentes han sido ayudados por los escritos de Jesse Penn-Lewis, algunos que
se centran en la doctrina la condenan no sólo de herejía, sino también de brujería.

Cuando hablamos acerca de criar a Cristo como un rebaño de corderos, estamos


hablando de nuestra experiencia de El. Mi interés aquí no es sólo enseñar acerca de la
Biblia. Tomando la Biblia como base, mi deseo es hablar acerca de la experiencia de
Cristo. Por lo tanto, hablando desde el punto de vista de la experiencia, yo diría que
podemos tener a Cristo como un rebaño de corderos.
En la antigüedad, los hijos de Israel traían los primogénitos del rebaño y del ganado al
monte de Sión para ofrecerlos a Dios. Todos estos primogénitos tipifican a Cristo. Ya
mencionamos que Cristo es sólo uno. Pero podemos tener diferentes experiencias de El.
Solamente hay un Cristo, pero las experiencias de Cristo son incontables.

LAS OFRENDAS QUE DIOS COMIA

Hemos visto la manera de criar a Cristo como un becerro para la ofrenda por el pecado y
como los corderos para el holocausto. En Exodo 29 el cordero no era para la
propiciación; sino más bien, era para el holocausto como la comida para Dios. Se le
ofrecía a Dios para que lo comiera. La mayoría de los cristianos nunca han escuchado
que Cristo puede ser ofrecido no sólo como propiciación, sino también como el alimento
para Dios. Aquellos que poseen algún conocimiento teológico tal vez tengan indicios de
esto. No obstante, según la Biblia, algunas de las ofrendas no eran para expiación ni
para la propiciación, sino para que Dios comiera. Esto se ve claramente en Exodo 29. En
este capítulo el becerro se ofrecía como una ofrenda por el pecado; es decir, se ofrecía
como propiciación. Los corderos, sin embargo, se ofrecía a Dios como Su comida. Por
esta razón, Exodo 29 no menciona la sangre de los corderos. La sangre es para la
redención, para la propiciación, y no para expiación; tampoco para comer. Los corderos
se ofrecían como holocausto eran completamente para que Dios comiera.

¿Sabe usted cómo Dios comía Su comida? Dios come con el fuego. Cuando Dios viene a
comer lo que usted le ha preparado, El se lo come con Su santo fuego consumidor. Tal
vez nunca había escuchado que ese fuego es el medio por el cual Dios come Su comida.

Ahora sabemos como criar a Cristo como un becerro para la ofrenda por el pecado y
como un cordero para el holocausto. Se quemaba todo el cordero. Esto significa que era
completamente para Dios. Ninguna parte del cordero del holocausto se le ofrecía a los
sacerdotes. El cordero era por completo la comida para Dios.

Si continuamos la práctica de ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado,


viviremos por Cristo como el cordero, como aquel que es obediente a Dios y manso ante
los hombres. Entonces en las reuniones de la iglesia tendremos a Cristo como muchos
corderos para ofrecerlos a Dios como comida para Su satisfacción.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y CUATRO
LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS
PARA SER LOS SACERDOTES
(12)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46

Exodo 29:38-40 dice: “Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año
cada día, continuamente. Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero
ofrecerás a la caída de la tarde. Además con cada cordero una décima parte de un efa de
flor de harina amasada con la cuarta parte de un hin de aceite de olivas machacadas; y
para la libación , la cuarta parte de un hin de vino”. Conforme a estos versículos, se
debían ofrecer dos corderos de un año cada día, uno en la mañana y el otro en la tarde.
Junto con estos corderos, se debía ofrecer una décima parte de un efa de flor de harina,
una cuarta parte de un hin de aceite y una cuarta parte de un hin de vino.

En tipología, o en figura, un cordero representa a Cristo como aquel que fue obediente a
Dios y manso ante los hombres. Cuando Cristo estuvo en la tierra, El vivió una vida de
obediencia y mansedumbre. Los cuatro Evangelios indican que Cristo en Su humanidad
fue obediente y manso.

Cuando algunos leen a cerca de la mansedumbre de Cristo se preguntan si Cristo fue


manso cuando tomó el látigo y sacó a los cambistas del templo (Jn. 2:15). Debemos
recordar que Cristo es todo-inclusivo. Como un hombre, El es obediente y manso. Pero
El también es el Señor y Amo. Como Amo, era necesario que castigara a Su gente. Tal
vez un padre sea muy noble y manso, pero a veces es necesario que discipline a sus hijos.
Ningún padre debe decir: “Siempre debo ser como un cordero con mis hijos. Por lo
tanto, no los debo disciplinar”. Si ese es el caso el sería como un padre-cordero. Pero en
la Biblia no existe tal cosa. Más bien, la Biblia revela que el padre debe disciplinar y
castigar a sus hijos. Por tanto, que el Señor castigara a Su pueblo no lo contradice de ser
un ser humano manso.

LO QUE PRODUCE LA VIDA


Y EL SUMINISTRO DE VIDA

Consideremos las cosas que pertenecen a la vida vegetal en Exodo 29, a saber, el trigo, el
aceite y el vino. En El Cristo todo-inclusivo mencionamos en detalle que el trigo y la
cebada son dos tipos de Cristo como el suministro de vida. Como la vida vegetal, Cristo
es El que produce la vida. Un grano de trigo es útil para producir y proporcionar
alimento. Cuando un grano de trigo es sembrado en la tierra, éste crece y produce trigo.
Por lo tanto, el trigo representa a Cristo como el productor de vida y también como el
suministro de vida.
En el Evangelio de Juan tenemos una revelación de Cristo como el productor de vida y el
suministro de vida. En Juan 6:41 el Señor Jesús dijo: “Yo soy el pan que descendió del
cielo”. En ese mismo capítulo, el Señor usó cinco panes de cebada y dos peces para
alimentar a la multitud. Aún más, según Juan 12:24, el Señor Jesús era el grano de trigo
que cayó en la tierra y produjo muchos granos: “De cierto, de cierto os digo, que si el
grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”.
En el capítulo seis de Juan tenemos el suminsitro de vida, y en el capítulo doce, la
producción de la vida.

Cuando ofrecemos Cristo a Dios en la mañana como nuestra ofrenda por el pecado,
nuestra situación con Dios es aclarada. También tendremos una conciencia clara, un
espíritu liberado y una atmósfera de paz. Espontáneamente, durante el día Cristo será
nuestro cordero, y le viviremos como tal. Además, también le experimentaremos como
el grano de trigo. A medida que le vivimos, El será nuestro suministro de vida, y también
producirá algo en nosotros que se puede comer. Esta es la manera de cultivar a Cristo
como el trigo.

¿Todavía no sabe cómo cultivar a Cristo como el trigo? La forma de cultivar a Cristo es
viviéndole como su suministro de vida y como aquel que produce la vida dentro de
usted. No hay palabras para describir esta experiencia. Pero si a diario ofrecemos a
Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, obtendremos otras experiencias de Cristo
automáticamente. Al ofrecer Cristo a Dios como nuestra ofrenda por el pecado, es una
prueba contundente de que somos serios con El. Es posible que en el pasado fuéramos
un poco negligentes y no seri con el Señor. Sin embargo, ofrecer Cristo a Dios de esta
forma demuestra que somos serios con el Señor y le vivimos. Anteriormente habíamos
hablado de vivir a Cristo, pero no teníamos la intención de vivirle. Pero desde el
momento en que sinceramente comenzamos a ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda
por el pecado, dimos indicios de que éramos serios con el Señor. Como resultado de
esto, el camino fue aclarado para nosotros, nuestro espíritu fue liberado, y
espontáneamente Cristo, como el Espíritu vivificante, tiene la libertad en nosotros de
moverse y la oportunidad de energizarnos internamente. Entonces será espontáneo que
vivamos a Cristo como un cordero y también como un grano de trigo. De este modo
criamos a Cristo como un cordero, y lo cultivamos como el trigo.

ABUNDANCIA DE VIVERES ESPIRITUALES

Cuanto más criamos y cultivamos a Cristo, más lo tendremos en las reuniones de la


iglesia como la vida animal y vegetal. Entonces tendremos los víveres espirituales en
abundancia, ya que tendremos a Cristo como el becerro para la ofrenda por el pecado,
como el cordero para el holocausto, y como el grano que produce y suministra la vida.
En las reuniones de la iglesia debemos olvidar las prácticas religiosas tradicionales. Ya
no debemos orar de una forma tradicional. Más bien, nuestras oraciones deben ser
transformadas. Esto significa que en nuestras oración debemos mencionar a Cristo
como el becerro de la ofrenda por el pecado, como el cordero del holocausto, y como el
grano para la ofrenda de harina.

En cuanto a Cristo como la vida animal, o sea, el ganado, Dios sólo requiere un becerro y
dos corderos. Sin embargo, necesitamos tener una reserva, un rebaño, de Cristo. Si no
tenemos una reserva de Cristo como la vida animal, ¿cómo podremos continuar
ofreciendo a Cristo como el becerro de la ofrenda por el pecado y como el cordero del
holocausto? Por lo tanto, aunque no podemos criar a muchos Cristos, puesto que Cristo
es sólo uno, en nuestra experiencia podemos criar a Cristo como una manada y como un
rebaño a fin de que tengamos la reserva que nos permite ofrecerlo a Dios
continuamente.

En cuanto a la comida que se le ofrecía a Dios, El no era goloso. El no comía


desmedidamente. Del ganado, de la vida animal, El exigía sólo dos corderos. En cuanto
a la harina, sólo pedía una décima de un efa, lo cual es un gomer. Según Exodo 16, un
gomer era la medida de la porción diaria de maná. Por tanto, en realidad Dios no pedía
demasiado en cuanto a la cantidad. No debemos pensar que Dios comía
desmedidamente. Por el contrario, Dios quiere que se le ofrezca un gomer de harina. Sin
embargo, de todos modos usted debe tener una reserva. No es posible cultivar a Cristo
como el trigo en poco tiempo. Por esta razón, necesitamos una reserva tanto de los
granos como de la harina. Aunque tengamos muchos granos, tal vez no se haya molido
la cantidad suficiente de harina. Entonces encontraremos que no tenemos suficiente
harina para la ofrenda de harina. Necesitamos una reserva, no sólo un grano ni tampoco
un poco de harina.

CRISTO COMO EL ESPIRITU QUE UNGE

El versículo 40 dice que la décima parte de un efa de flor de harina se mezclaba con una
cuarta parte de un hin de aceite. Casi siempre comemos pan con algún tipo de aceite.
Por lo regular le ponemos mantequilla al pan. Del mismo modo, cuando Dios comía la
harina también requería aceite. Ya vimos que la harina, o el trigo, tipifican a Cristo como
el suministro de vida y como el productor de la vida. Pero, ¿qué tipifica el aceite? El
aceite tipifica a Cristo como el aceite que unge. Cristo es el olivo que produce el aceite, el
cual tipifica al Espíritu vivificante.

Recientemente leí en el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento de Kittel una


porción acerca del Cristo histórico y el Cristo pneumático. El Cristo histórico es el que
vivió en la tierra. Pero después de la resurrección el Cristo histórico llegó a ser el Cristo
pneumático. El término el Cristo pneumático no se refiere a un Cristo espiritual; más
bien se refiere a Cristo como el Espíritu, como el pneuma. Algunos escritores
concuerdan al decir que en las Epístolas de Pablo Cristo es idéntico al Espíritu,
especialmente en lo que respecta a la experiencia cristiana. Por lo tanto, no debemos
pensar que es una false doctrina decir que Cristo es el Espíritu vivificante.

Algunos maestros de la Biblia han mencionado que el aceite de oliva es un tipo del
Espíritu Santo de Dios. Sin embargo, este entendimiento es parcialmente correcto. El
aceite de oliva no sólo tipifica al Espíritu Santo de Dios, sino también a Cristo como el
Espíritu. Cristo como el Espíritu no está separado del Espíritu Santo. No, estos son un
solo Espíritu.

En Exodo 29 Cristo es el becerro, Cristo es los corderos, Cristo es la harina, y Cristo es el


aceite de oliva. No sería lógico decir que el becerro, los corderos, la harina, y el vino son
Cristo pero que el aceite es otra cosa. Todas estas cosas son tipos de Cristo.

Muchos maestros de la Biblia tratan de separar al Espíritu Santo y a Cristo. Ellos


insisten en conservar la enseñanza tradicional de que hay tres personas separadas en la
Trinidad. Conforme a esta enseñanza, Cristo el Hijo está separado del Espíritu Santo.
Aquellos que retienen este concepto ignoran la revelación de la Biblia, la cual expresa
tanto en tipos como en palabras, que Cristo es el Espíritu vivificante.

Nuestro interés no es por la teología sistemática tradicional. Sólo nos interesan los datos
de las Escrituras y la realidad espiritual. En Exodo 29 vemos seis clases de víveres: tres
pertenecen a la vida animal y tres a la vegetal. No debemos decir que tres cosas que
pertenecen a la vida animal y dos a la vegetal son tipos de Cristo, pero que la tercera
cosa de la vida vegetal es un tipo del Espíritu Santo y no de Cristo. No, el aceite aquí
tipifica a Cristo como el Espíritu. Según la Biblia, no es una herejía enseñar que Cristo es
el Espíritu. Por el contrario, es uan herejía negarlo.

El becerro, los corderos, la harina, el aceite de oliva y el vino son diferentes aspectos de
Cristo. Si usted analiza su experiencia, se dará cuenta de que cuando ofrece a Cristo
como la ofrenda por el pecado, toda la situación entre usted y Dios es aclarada. Entonces
en usted Cristo será un cordero, obediente a Dios y manso frente a los demás. También
El será la harina que produce y suministra la vida. Al mismo tiempo, El lo ungirá y se
moverá dentro de usted. Cristo mismo es el becerro, el cordero, la harina, el aceite de
oliva y el vino.

LA PRODUCCION DE ACEITE DE OLIVA


¿Cómo producimos el aceite de oliva? En otras palabras, ¿cómo podemos cultivar a
Cristo como el olivo? Lo cultivamos como el olivo y producimos el aceite de olivas por
medio del continuo ejercicio de nuestro espíritu mezclado, nuestro espíritu regenerado
mezclado con el Espíritu Santo, y usándolo. No debemos decir ni hacer nada aparte de
este espíritu. Todo lo que hacemos debe ser en espíritu. Esto es cultivar a Cristo como el
olivo, y esta es la manera de producir el aceite de oliva.

Si practicamos todos estos asuntos, los entenderemos mejor. Necesitamos darnos


cuenta de que el cordero, el trigo y el olivo están creciendo dentro de nosotros. Por un
lado, somos una granja; por otro, somos una finca. En una granja los becerros y los
corderos que se crían comen del pasto. En una finca se cultivan el trigo y el olivo. El
resultado es que tenemos la abundancia del aceite. Cualquiera que vive de esta manera
estará lleno de aceite en su hablar, actitud y actividades.

Sabemos por experiencia que si no vivimos de esta manera estaremos secos, careciendo
del aceite. Por ejemplo: cuando un hermano discute con su esposa, ambos están secos.
No experimentan nada acerca de la unción. Pero si un hermano y su esposa ofrecen a
Cristo como la ofrenda por el pecado, sus palabras y sus actividades estarán llenas de
aceite. Entre ellos habrá un fluir del aceite de oliva.

Para que una máquina funcione necesita aceite. El motor de su automóvil necesita
aceite. A menudo una máquina a la que le falta aceite hace mucho ruido. Lo mismo
sucede con un matrimonio que discute. Las discusiones entre un hermano y su esposa
producen un sonido de sequía. Pero si un hermano tiene suficiente aceite, hasta las
discusiones con su esposa serán reemplazadas con algo dulce y agradable. El aceite hace
que todo esté suave. Tal vez diga: “Pero si estamos llenos del Espíritu, no discutiríamos”.
Eso sería muy bueno. Entonces en lugar de discusiones, habría alabanza y comunión.

Todos necesitamos del aceite de oliva. La manera de obtener el aceite es con el espíritu
mezclado, usar nuestro espíritu, y vivir, andar, hablar y hacerlo todo por el espíritu.
Entonces tendremos el aceite para mezclarlo con la harina para la ofrenda de harina.

LA LIBACION

Ahora hablaremos un poco acerca del vino para la libación. Cuando experimentamos a
Cristo como aquel que produce y suple la vida, lo tenemos como el trigo. Cuando
andamos y actuamos en el espíritu, laborando con el Espíritu, cultivamos las olivas.
Entonces si estamos dispuestos a sacrificar y a derramar lo que hemos experimentado
de Cristo, lo obtendremos como el vino. Esta es la manera de producir el vino.
La cantidad de vino y de aceite es la misma. Ambos son una cuarta parte de un hin. Esto
indica que no podemos derramar nuestra vida para Dios en una medida mayor de lo que
hemos disfrutado de Cristo. Lo que derramamos de nosotros mismos no excede la
medida de nuestro disfrute de Cristo. El aceite es para nuestro disfrute, y el vino se
derrama como libación a Dios. Lo que experimentamos del Espíritu en nuestro espíritu
debe ser derramado. No debemos retener nada para nosotros mismos.

Producir oro es vivir por Cristo, y producir el vino es morir por El. Vivir a Cristo es
cultivarlo como el trigo y el olivo; morir por Cristo es producir vino. Esto es cambiar el
aceite por el vino. Por lo tanto, debemos vivir a Cristo y también morir por El. Vivimos
por El, y para El. Esto es experimentarlo como el trigo y el olivo. Pero también debemos
morir por El. Esto es experimentarlo como el vino. En 1 Corintios 15:31 Pablo dice:
“Cada día muero”. En 2 Corintios 4:10 dice que siempre experimenta la muerte de
Jesús. Nosotros también debemos experimentar esta muerte siempre, en nuestra vida
matrimonial y familiar. Esto es derramar como vino lo que experimentamos y
disfrutamos de Cristo. Este es un vino espiritual y celestial que se derrama ante Dios
para Su placer.

LA COMIDA QUE SATISFACIA A DIOS

Cuando tenemos los corderos, el trigo, el aceite y el vino, tenemos todos los platos de
este banquete. Los podemos obtener mediante el ofrecimiento diario de Cristo como
nuestra ofrenda por el pecado. Si ponemos esto en práctica, tendremos una conciencia
clara y un espíritu libre. Entonces Cristo vivirá en nosotros como el cordero, el trigo, el
olivo y la vid. Por lo tanto, criaremos a Cristo como un cordero, lo cultivaremos como el
trigo, el olivo y la vid. El resultado será el producto de la buena tierra como nuestros
víveres espirituales. Cuando vamos a las reuniones de la iglesia, debemos llevar estos
víveres con nosotros. Esto no significa que debemos llevar todo lo que hemos producido.
Más bien, debemos llevar dos corderos, una décima parte de un efa de harina, una
cuarta parte de un hin de aceite y la misma cantidad de vino. Entonces debemos ofrecer
todo esto a Dios como la comida para Su satisfacción.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y CINCO

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(13)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46


Necesitamos ser impresionados con el significado de los tipos del Antiguo Testamento.
Especialmente, necesitamos un entendimiento apropiado de las ofrendas diarias para la
santificación de los sacerdotes. Durante siete días se ofrecían a diario un becerro para la
ofrenda por el pecado, dos corderos para los holocaustos; uno en la mañana y otro en la
tarde, y con esto una ofrenda de harina y la libación. La ofrenda de harina estaba
compuesta de harina y de aceite. La libación se hacía con el vino que se obtenía de las
uvas. Si analizamos todos estos tipos a la luz de nuestra experiencia, nos daremos
cuenta de que su significado es maravilloso.

LAS DIFERENTES ACTITUDES


EN CUANTO A LA TIPOLOGIA

Algunos maestros cristianos, incluyendo a algunos profesores de seminarios y de


escuelas bíblicas, y otros pastores de las denominaciones, no le prestan mucha atención
a los tipos que se presentan en el Antiguo Testamento. Para muchos el Antiguo
Testamento sólo contiene la historia de los hijos de Israel y que no tiene nada que ver
con nosotros, los creyentes neotestamentarios. Por lo tanto, una de las actitudes es la de
prestar muy poca atención, ninguna a los tipos bíblicos.

Otra actitud es un poco diferente. Esta se caracteriza por pensar que ya que los tipos del
Antiguo Testamento han sido cumplidos en el Nuevo Testamento, por lo cual no
tenemos que prestarles atención. Los que adoptan tal actitud piensan que lo que
tenemos en el Nuevo Testamento es suficiente y que no necesitamos prestar mayor
atención a los tipos del Antiguo Testamento.

La tercera actitud hacía la tipología bíblica se relaciona con la interpretación de estos


tipos. Esta actitud es sostenida por los que creen que hay tipos que merecen nuestra
atención. Sin embargo, ellos dicen que es muy difícil que alguien los pueda interpretar.
Ellos aseguran que algunos los interpretan de una forma y otros de otra. Debido a los
diferentes entendimientos de estos tipos, los que tienen esta actitud nos aconsejan que
es mejor que nos olvidemos de estos y no tratemos de interpretarlos.

No debemos adoptar ninguna de estas actitudes, ya que ninguna es apropiada. La Biblia


dice: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra instrucción se escribieron
a fin de que por medio de la perseverancia y de la consolación de las Escrituras,
tengamos esperanza” (Ro. 15:4). Esto indica claramente que lo que fue escrito en el
Antiguo Testamento es para ayudarnos a nosotros hoy. Además en 1 Corintios 10:6
cuando Pablo se refirió a los hijos de Israel dijo: “Estas cosas sucedieron como ejemplos
para nosotros”. En el versículo 11 de ese mismo capítulo Pablo dijo también: “Y estas
cosas les acontecieron en figura, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a
quienes han alcanzado los fines de los siglos”. Estos versículos sin duda alguna
demuestran que los tipos del Antiguo Testamento son para nuestro beneficio.

Aún más, el escritor del libro de Hebreos cuando habla acerca de algunos tipos del
Antiguo Testamento indica que no tiene el tiempo suficiente para analizarlos
cabalmente. Por ejemplo, luego de hablar del Lugar Santo con el candelero y la mesa, y
del Lugar Santísimo con el arca del pacto, el habla de los querubines de gloria que
cubrían con su sombra el propiciatorio. Luego el dice que de esas cosas “no es hora de
hablar en detalle” (He. 9:5). Esto indica que el autor tenía mucho más que decir acerca
de los tipos, pero que no tenía el tiempo adecuado para ello. Sin embargo al escribir el
libro de Hebreos el estableció un ejemplo a fin de ayudarnos a interpretar los tipos que
aparecen en el Antiguo Testamento. Por medio de leer Hebreos encontramos un modelo
que nos ayuda en nuestro estudio de los tipos del Antiguo Testamento. Debido a que el
Nuevo Testamento nos muestra el valor que tienen estos tipos para nosotros
actualmente, debemos considerar que estas actitudes no son bíblicas y constituyen una
herejía.

Consideremos ahora la cuarta actitud, la cual es en cierta medida conforme a las


Escrituras. Sin embargo, como veremos, este tipo de visión está muy limitada en su
certeza. Esta visión plantea que lo que aparece en el Antiguo Testamento sólo se debe
considerar como un tipo si se identifica como tal explícitamente en el Nuevo
Testamento. Según este entendimiento, si el Nuevo Testamento no indica que algo es un
tipo, no lo debemos considerar como tal. Los que sostienen esta visión en cuanto a la
tipología hacen referencia a las palabras de Pablo acerca de Sara y Agar en Gálatas 4. En
este capítulo Pablo dice claramente que estas dos mujeres son tipos de dos pactos, ellos
alegan que no debemos interpretar nada mencionado en el Antiguo Testamento como
un tipo ni aplicarlo a menos de que aparezca como tal en el Nuevo Testamento. Aún
más, según esta visión, no debemos aplicar ningún asunto perteneciente al Antiguo
Testamento a la persona de Cristo.

Si embargo, los que sostienen esta actitud se permiten ciertas excepciones. Una de las
más imperantes es la de José en Génesis. Muchos maestros de la Biblia, incluyendo a los
que sostienen esta cuarta actitud, admiten que José es un tipo de Cristo. Pero en el
Nuevo Testamento no se menciona que José tipificara a Cristo. No obstante, durante
siglos los maestros de la Biblia lo han considerado como tal.

Cuando joven yo aceptaba esta actitud en cuanto a los tipos del Antiguo Testamento.
También estaba de acuerdo en cuanto a permitir excepciones como la de José. Pero
comencé a preguntarme si podrían haber más excepciones. En todos los casos el
principio sería el mismo. Por un lado, los que sostienen este pensamiento han levantado
una pared que limita sus interpretaciones; por otro, ellos habían abierto una puerta con
una excepción. Entonces ¿por qué no se podrían abrir otras puertas, hasta cien más? Al
considerar este asunto a través de los años, concluyo que esta actitud hacia la tipología
no es muy certera.

También existe una quinta actitud en cuanto a la tipología del Antiguo Testamento. Esta
establece que estos tipos sólo pueden ser aplicados al Nuevo Testamento parcialmente.
Tomemos por ejemplo la historia de los hijos de Israel. Casi todos los maestros
fundamentalistas entienden que la Pascua relatada en Exodo 12 es un tipo de Cristo
quien es nuestra Pascua. Pablo expone esto claramente el 1 Corintios 5:7, donde nos dice
que nuestra Pascua, Cristo, ha sido crucificado por nosotros. Por lo tanto, en cuanto a
este tipo, no hay lugar a dudas. También, aunque no de manera clara y explicita, hay
indicios en el Nuevo Testamento acerca del maná como un tipo, esto es en Juan 6 donde
el maná tipifica a Cristo como nuestra comida diaria. En Juan 6 el Señor Jesús dijo que
El era el pan que descendió del cielo, el pan de vida, el pan vivo, el pan que descendió
para darle vida al mundo. A la luz de esto, los que aplican de manera parcial los tipos del
Antiguo Testamento al Nuevo Testamento concuerdan en que el maná es un tipo de
Cristo. Debido a que Pablo nos dice en 1 Corintios 10 que la roca que seguía a los hijos
de Israel por el desierto es Cristo, un gran número de maestros de la Biblia también
afirman que la roca que fluía agua viva es también un tipo de Cristo. Muchos consideran
el cruce del mar Rojo como un tipo del bautismo (1 Co. 10:1-2). Pocos entienden que el
cruce del río Jordán tiene un significado tipológico. El cruce del río Jordán es
interpretado a menudo como un cuadro de la muerte física de un creyente. Hasta los que
no están de acuerdo con una interpretación tipológica del Antiguo Testamento pueden
considerar el cruce del río Jordán como la muerte de un creyente y su ida al cielo. Se han
compuesto algunos himnos en cuanto a esto. Un himno en particular dice que tarde o
temprano todos los creyentes tienen que pasar por la corrientes frías del río Jordán. Sin
embargo, hay un serio problema con respecto a esta interpretación. Si el cruce del río
Jordán es un tipo de la muerte física, ¿cómo entonces la tierra de Canaán puede
representar al cielo? Canaán, como recordaremos, estaba llena de enemigos con los
cuales debían pelear los hijos de Israel. Si Canaán tipifica al cielo, esto quiere decir que
habrán enemigos en el cielo. Por supuesto este no es el caso. Por lo tanto, esta
interpretación del cruce del río Jordán no es correcta.

Muchos maestros de la Biblia consideran la historia de los hijos de Israel como un tipo.
Pero no interpretan desde un punto de vista tipológico el cautiverio babiblonico y el
regreso de la cautividad. Algunos maestros entre la Asamblea de los Hermanos y tal vez
algunos otros también, han considerado estos dos aspectos como tipos.
Debemos considerar el Antiguo Testamento de la misma forma en que consideramos el
Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento es como un libro de cuadros, y el Nuevo
Testamento es la explicación de éste. Por lo tanto, no debemos tomar sólo la explicación
y dejar a un lado la presentación de los mismos. Tampoco debemos tomar solamente
algunos aspectos o partes de este libro de cuadros. No es adecuado tomar al Antiguo
Testamento como un libro de cuadros sólo por parte. Al contrario, nosotros debemos ser
absolutos. Esto quiere decir que debemos ser absolutos al tomar el Antiguo Testamento
como un libro de cuadros para nosotros hoy.

Por supuesto esto no significa que tomamos el Antiguo Testamento sin tener el
entendimiento apropiado de la dispensación de Dios. Por ejemplo, no debemos tomar la
ley, particularmente los Diez Mandamientos, con el mismo sentido en que estos fueron
dados a los hijos de Israel. En cuanto a esto, los Adventistas del Séptimo Día tienen
problemas acerca del séptimo día. Ellos alegan que la ley en cuanto al sábado todavía se
aplica a los creyentes neotestamentarios. Actualmente, yo no deseo entrar en esta
controversia. Mi meta es exponer que nuestra actitud hacia el Antiguo Testamento es la
manera en que tratamos la impartición de Dios. Por lo tanto, esta debe ser nuestra
actitud y nuestro entendimiento cuando estudiamos los tipos que aparecen en Exodo 29.

UN CUADRO DE CRISTO

Considere el cuadro presentado en este capítulo. Tenemos un carnero para la ofrenda


por el pecado, dos corderos para el holocausto, el aceite y la harina para la ofrenda de
harina y el vino para la libación. A medida que reflexiona acerca de estas cosas, ¿no
tiene la impresión de que éstas están llenas de significado e importancia? Para mi, estos
cuadros tienen mucho significado. Sin embargo, quiero hacer firme mención de que mi
interpretación de estos cuadros, de estos tipos, no es el producto de la imaginación
natural de la mente humana. En Exodo 29 tenemos un cuadro. El becerro de la ofrenda
por el pecado, los dos corderos del holocaustos, la harina el aceite y el vino: todos estos
son parte del cuadro. A menos de que usted tenga algo de conocimiento y experiencia,
no sabrá como interpretar este cuadro. Con certeza una persona que no ha sido salva ni
regenerada y que no tiene el conocimiento apropiado de la Biblia no tiene la manera
para entender este cuadro. El puede que vea el becerro, los corderos, la harina y el vino,
pero no conocerá su significado. No puede hacer más que una lista de estas cosas
mencionadas en Exodo 29. Sin embargo, debido a que estas cosas están descritas en las
Sagradas Escrituras, debemos considerarlas seriamente y darnos cuenta de que este
cuadro presenta algo muy significativo en cuanto a nosotros como los creyentes en
Cristo.
Si hemos experimentado la salvación del Señor y tenemos alguna experiencia de la vida
cristiana y luego leemos Exodo 29, nos daremos cuenta de que el becerro, los corderos,
la harina, el aceite y el vino representan diferentes aspectos del Cristo todo-inclusivo.
Hemos mencionado muchas veces que el becerro tipifica a Cristo como nuestra ofrenda
por el pecado. En este universo nadie aparte de Cristo puede ser nuestra ofrenda por el
pecado. Según Exodo 29, los corderos son para el holocausto. Estos corderos tipifican a
Cristo como nuestro holocausto. Solamente El está calificado para ser el holocausto.

Es más difícil entender el significado de la harina mezclada con el aceite y del vino que
se vertía como libación. La harina fina mezclada con el aceite era la ofrenda de harina.
Esta ofrenda, por supuesto, se podía comer, el vino se bebe. Si somos fieles y
escudriñamos la Palabra, finalmente aprenderemos el significado de la ofrenda de
harina y de la libación. Sin duda alguna, la harina es un cuadro de Cristo como nuestra
comida. Primero El fue un grano de trigo. Luego fue molido para llegar a ser comida.
Además, con la Biblia, el Espíritu Santo y nuestras experiencias, podemos descifrar el
significado de la harina, el aceite y el vino. La Biblia y el Espíritu Santo se pueden
comparar con dos rieles. Podemos viajar sobre estos rieles hasta que lleguemos a
nuestro destino; en este caso, un entendimiento apropiado de los tipos presentados en
Exodo 29. Tampoco hay duda de que la harina representa a Cristo como la vida
productiva la cual llega a ser el suministro de vida como nuestra comida diaria. Como ya
mencionamos, el aceite representa al Espíritu. ¿Pero qué del vino? El vino satisface a
Dios. Este se derramaba para Dios como su bebida.

A medida que estudiamos todos estos asuntos, nos damos cuenta de que están
agrupados de forma muy significativa. Son como piezas de un rompecabezas. Cuando
todas las piezas están armadas, tenemos un cuadro. De igual forma, cuando juntamos
todas las cosas mencionadas en el Antiguo Testamento, podemos ver un cuadro de
Cristo en nuestro espíritu. Lo que se revela en este cuadro va más allá de lo que puede
describirse con palabras. Por ejemplo, al mirar la foto de una persona, nos damos cuenta
de cómo es su cara. Sin embargo, si tratamos de describir su cara con mil palabras, no
tendremos un conocimiento preciso de su apariencia. La cara de una persona sólo puede
ser demostrada por medio de un cuadro, y no con palabras. Uso este ejemplo para
exponer la importancia del estudio de los tipos mencionados en el Antiguo Testamento.
Estos representan cosas que no se pueden presentar con palabras.

Como alguien que ha sido cristiano y ha estudiado la Biblia por más de cincuenta años,
quisiera testificar que si no tuviéramos el Antiguo Testamento; careceríamos de mucho
entendimiento espiritual. No podemos entender las cosas espirituales de manera
adecuada por el simple hecho de leer el Nuevo Testamento. Necesitamos los cuadros
presentados en el Antiguo Testamento tanto como las definiciones, las palabras, del
Nuevo Testamento. Por lo tanto, todos debemos apreciar de forma apropiada al Antiguo
Testamento. Necesitamos ser impresionados con la importancia de los cuadros
mencionados en el Antiguo Testamento a fin de que los apreciemos más. Según mi
entendimiento, la mayoría de los cristianos, incluyéndonos a nosotros, no tienen tal
apreciación por el Antiguo Testamento. Esto se debe primeramente a la influencia de
nuestro trasfondo religioso.

Muchos cristianos ni siquiera usan el Nuevo Testamento de una manera o sentido


espiritual en realidad. Por el contrario, lo usan de forma religiosa, de forma natural,
ética o cultural. Por ejemplo, el Nuevo Testamento nos dice que necesitamos fe. Sin
embargo, algunos toman esto de forma natural y declaran que si tenemos fe,
obtendremos éxito en lo que hagamos. ¿Es esta la clase de fe que se revela en el Nuevo
Testamento? Por supuesto que no. El Nuevo Testamento también nos exhorta a
amarnos unos a otros. Pero este mandamiento puede ser interpretado de forma natural
o religiosa en lugar de genuinamente espiritual. Cuando joven, escuché muchos
sermones en los cuales se usaban versículos de la Biblia como base para que una
persona expresara su opinión desde el punto de vista cultural. Esta práctica es muy
común todavía. Muchas veces, se citan versículos de las Escrituras con algún propósito
usurpador. Pocos saben como usar la Biblia según la mente de Dios.

Incluso si conocemos el Nuevo Testamento conforme a la mente de Dios, todavía


necesitamos el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento no es adecuado por sí solo.
Las palabras no son precisas para que comprendamos la revelación de Dios. Junto con
las descripciones y las definiciones del Nuevo Testamento, necesitamos los tipos, los
cuadros del Antiguo Testamento.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y SEIS

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS


PARA SER LOS SACERDOTES
(14)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46

En el mensaje anterior le dimos énfasis al valor de los tipos que aparecen en el Antiguo
Testamento, y también estudiamos las diferentes actitudes hacia estos tipos. Además de
lo registrado en el Nuevo Testamento, necesitamos los tipos, los cuadros, que aparecen
en el Antiguo Testamento. Especialmente, debemos prestar atención a los tipos de
Cristo presentados en Exodo 29. Si aplicamos este cuadro de Cristo a nuestra
experiencia, disfrutaremos más de Cristo y aprenderemos a cultivar y producir a Cristo a
fin de que podamos ofrecerlo a Dios en las reuniones de la iglesia.

UN CAMBIO RADICAL EN NUESTRO DIARIO VIVIR

Espero que todos lo santos en el recobro del Señor estén dispuestos a desprenderse de
su antiguo trasfondo religioso. Por lo menos hasta cierto punto, este trasfondo les
influye inconsciente o conscientemente. Cuando van a las reuniones, todavía muchos
están bajo la influencia religiosa. Debido a esto, van a las reuniones con el simple
propósito de sentarse junto con la congregación y cantar con ellos. Otros tal vez ofrezcan
una oración o den un testimonio. Por supuesto que esto es un avance. No obstante,
todavía la situación de las reuniones está demasiado bajo la influencia de nuestra
herencia del cristianismo tradicional. Tal vez consideremos esta herencia, esta
influencia, como una cultura antigua de la cual debemos desprendernos.

En estos mensajes acerca de Exodo 29 hemos estado estudiando la santificación de los


creyentes para servir a Dios como sacerdotes. Esto está relacionado con el asunto de
cómo reunirnos. Lo que se revela mediante los tipos que aparecen en Exodo 29 es
completamente diferente de la practica tradicional del cristianismo. Por esta razón, les
exhorto ha que se desprendan de su viejo trasfondo y tomen algo nuevo según el cuadro
que nos presenta Exodo 29.

Al final de Exodo 29 vemos el becerro de la ofrenda por el pecado, los corderos del
holocausto, la harina y el aceite de la ofrenda de harina, y el vino de la libación. A diario
nuestra practica debe ser igual a lo que se revela en estos tipos. Esto quiere decir que en
nuestro diario vivir debemos experimentar a Cristo en todos estos aspectos. Ya no
debemos vivir una vida cristiana de la vieja manera. El Nuevo Testamento pone en claro
lo que es la vida cristiana. Sin embargo, el Nuevo Testamento no nos da los detalles. Los
detalles están presentados en los tipos del Antiguo Testamento. Aquí en Exodo 29
tenemos el cuadro que demuestra que en nuestro diario vivir necesitamos un becerro,
dos corderos, harina, aceite y vino. ¿Dónde está la ofrenda por el pecado en su vida
cristiana? ¿Dónde están los corderos, la harina fina, el aceite, y el vino? Es posible que
en su diario vivir usted no tenga ninguno de estos. Los aspectos de Cristo están
presentados en la Biblia, pero no son parte de su experiencia; no se encuentran en su
vida diaria. Nuestro modo de vivir la vida cristiana, puede estar basada en la ética,
cultura, religión y en nuestro concepto natural. Este no se constituye de los elementos
presentados en Exodo 29. Tal vez somos como los estudiantes de la Biblia, los cuales
estudian los tipos presentados en Exodo 29, pero no viven conforme a ellos. No los
hacen parte de su diario vivir. ¿Cuál es el propósito del becerro, los corderos, la harina,
el aceite y el vino? Por supuesto que no son simplemente parte de la composición de la
Biblia. Son un cuadro de lo que deberíamos experimentar en nuestra vida diaria.

Es posible estar bajo el ministerio del Señor por años sin aplicar la revelación que hemos
recibido a nuestra vida diaria. Si esta es su condición, escuchamos el ministerio, lo
aprendemos, lo leemos, pero no es parte de nuestro vivir. Incluso, es posible que nuestra
vida cristiana provenga de la tradición. Hasta lo que ganamos del ministerio del Señor
no haga más que influenciar nuestra manera tradicional de vivir la vida cristiana. No
nos lleva a un cambio radical, a revolucionar nuestro diario vivir. El cuadro de Exodo 29
debe traer un cambio radical a nuestra vida cristiana. Debe causar que no llevemos
nuestra vida diaria de una manera tradicional.

Podemos usar como ejemplo de lo que queremos decir con tradición algunas practicas
del catolicismo. Conforme a la manera católica, un creyente debe ir a confesarse
regularmente y asistir a misa. Además, cuando las mujeres están en su local de reunión,
deben llevar la cabeza cubierta. También conforme a la tradición católica, algunos
compran velas y las colocan frente a alguna imagen. Esta es la costumbre católica según
la tradición. Aunque usted no siga este tipo de tradición, en principio su forma de vivir
la vida cristiana también puede ser tradicional. Por lo tanto, espero que ha medida que
hablamos acerca de la manera de reunirse y como ser los sacerdotes que le sirven al
Señor, apliquemos estos asuntos de Exodo 29 a nuestro diario vivir. Que todas estas
cosas revolucionen nuestra vida cristiana. En especial, necesitamos ser revolucionados
en nuestra manera de orar.

Puedo testificar que todavía estoy aprendiendo a como tener una vida cristiana
apropiada. Admito que en el pasado estaba fuertemente influenciado por la tradición.
No sabemos cuan metidos estamos en la tradición. Cuando tratamos de salir de la
tradición, descubrimos que es extremadamente difícil salir de ella.

En Exodo 29 el becerro tipifica a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, y los
corderos tipifican a Cristo como nuestro holocausto. Los animo a que practiquen el
ofrecer Cristo a Dios como su ofrenda por el pecado y también como su holocausto.
También los animo a que durante el día disfruten a Cristo como la ofrenda de harina,
como la harina fina mezclada con el aceite, y hasta que lo experimenten como el vino
que es vertido ante Dios como libación.

ORAR DE UNA MANERA ESPONTANEA E INTIMA

Debido a que es un poco difícil entender estos puntos y ponerlos en practica,


permítanme explicar un poco más a lo que me refiero. Yo no digo que debe hacer nada
de una forma legal. El Señor está presente y es viviente, y lo amamos. El está presente en
nosotros y nosotros estamos presentes en El. ¿Es que el Señor no esta vivo y presente?
¿o usted no está vivo y presente? Por ende, tanto usted como el Señor están vivos y
presentes el uno en el otro. Debe haber comunicación espontanea entre usted y el Señor.
a medida que usted y el Señor disfrutan de esta relación, se dará cuenta de que usted
sigue siendo pecaminoso, y le ofrecerá la ofrenda por el pecado.

El vivir en la presencia del Señor nos hace conscientes del hecho de que somos
pecaminosos, hasta de que somos el pecado mismo. Si no tenemos este sentir cuando
estamos en la presencia del Señor, algo debe andar mal. Por supuesto, no puede haber
nada malo en cuanto al Señor. Lo que anda mal debe ser de nuestra parte. Pero si la
situación es normal, probablemente comenzaremos diciendo algo como esto: “Oh Señor,
todavía estoy en la vieja creación, en mi yo, en mi vieja naturaleza, y en mi carne. Señor
te confieso que soy pecaminoso. Gracias, Señor, que moriste por mi en la cruz como mi
ofrenda por el pecado. Señor, ahora en Tu presencia, pongo mi mano sobre Ti y te aplico
como mi ofrenda por el pecado actual”. Esto es tomar a Cristo como la ofrenda por el
pecado de una manera espontanea, y no legalista.

Una oración espontanea en la cual aplicamos a Cristo como nuestra ofrenda por el
pecado es una verdadera alabanza al Señor. Cuando oramos de esta manera, le estamos
rindiendo la más alta apreciación. Este tipo de oración, es diferente de la oración común
conforme a la tradición o a lo habitual. A continuación les doy un ejemplo de una
oración común, una oración que puede ser ofrecida según el hábito: “Señor, soy
pecaminoso. Te agradezco por Tu preciosa sangre que me aplico en este momento”. Este
tipo de oración es sin duda buena, pero la expresión indica que, hasta cierto punto, el
que ora de esta manera se encuentra bajo la influencia de la tradición. Sin embargo, si
aplicamos a Cristo como la ofrenda por el pecado de la manera que presentamos
anteriormente, esto demostrará que no estamos bajo la tradición, sino que el Señor nos
ilumina.

Cuando el Señor y nosotros, como personas vivientes, estamos juntos en comunión, algo
opera dentro de nosotros y nos hace darnos cuenta de que el Señor es nuevo y que
nosotros somos viejos. Entonces tal vez digamos: “Oh Señor, Tu eres tan santo y nuevo,
pero yo soy viejo. Vivo en la vieja creación, y todavía estoy en mi carne y en mi vieja
naturaleza. Soy pecaminoso, hasta soy el pecado mismo. Aunque he sido salvo y
regenerado, todavía soy el pecado”. Este es el conocimiento que se obtiene de forma
espontanea cuando tenemos un contacto íntimo y genuino con el Señor. Esta no es una
oración común y tradicional que se ofrece de una forma legal. Por el contrario, es una
forma íntima de hablar con el Señor. Entonces, podemos decir: “Señor te agradezco que
te hiciste pecado por mi. Cuando moriste en la cruz, condenaste al pecado. Señor, te
agradezco por condenar mi carne”. Este tipo de oración no se basa en la tradición; es
una palabra íntima y cariñosa expresada al Señor bajo Su iluminación. Este tipo de
expresión va de acuerdo con un profundo sentir dentro de nosotros.

A menudo en nuestra practica, la manera en que le hablamos al Señor es muy diferente


a la que usamos cuando hablamos con los miembros de nuestra familia. En lugar de
hablarle a El de una forma íntima, somos formales y hasta a veces nuestro hablar es
simplemente una presentación. No es agradable presentarse ante el Señor de esta
manera. ¿Por qué no tenemos contacto con el Señor de la misma forma viviente,
espontanea e íntima en que lo hacemos con las personas cercanas a nosotros? Cuando
usted ve a su esposa o esposo, usted no le habla de manera formal. Al contrario, le habla
de una forma amorosa y espontanea. De igual modo debemos hablarle al Señor Jesús.

¿Se ha dado cuenta de que en los Evangelios los discípulos no le oraban al Señor de una
forma religiosa ni formal ni tradicional? Más bien, los discípulos oraban por medio de
hablar con el Señor íntima y amorosamente. Debemos aprender de este ejemplo a cesar
nuestra vieja forma de orar y llevar una vida conforme a lo que se presenta en Exodo 29.

ESCUCHAR Y HABLAR

A raíz de mi experiencia he aprendido cuan bueno es el ser íntimo con el Señor y ser uno
con El. A veces no debemos hablar nosotros primero. Debemos permitirle al Señor que
hable primero. Cuando El habla, no debemos ser rápidos en responder. Esto quiere
decir que el Señor y nosotros debemos ser como amigos que se dan tiempo para
escucharse el uno al otro. Supongamos que un amigo lo visite y comience a hablarle de
algunas cosas. Si lo interrumpiese y comenzara a hablar de otros asuntos, esto indicaría
que a usted no le interesa lo que el estaba diciendo. Esta no es la manera en que
conversan los amigos íntimos. La manera apropiada es que su amigo le hable y usted lo
escuche. Entonces, después de un rato, el le dará una oportunidad para que usted hable,
y el lo escuche. Por supuesto que no es adecuado que el sea el único que hable y que una
vez terminara se despidiera y se afuera. El debería darle la oportunidad de hablar. Esto
también se aplica a nuestra relación con el Señor.

Temprano por la mañana, cuando está con el Señor, puede que El comience a hablarle.
A medida que le habla, El lo ilumina, ya que Su hablar es nuestra iluminación. En
ocasiones puede que El lo anime. Y otras, puede que lo amoneste y tal vez hasta lo
discipline. Pero sin importar lo que diga, usted debe escucharlo. Entonces El le dará
tiempo para hablar. Yo estoy casi seguro de que cualquier cosa que usted diga lo hará en
el ámbito de la ofrenda por el pecado. Puede que le conteste así: “Señor, soy pecado,
pero Tu eres mi ofrenda por el pecado. Tu te hiciste pecado por mi, y moriste en la cruz
para condenar al pecado. Cuanto te agradezco que derramaras Tu preciosa sangre como
mi ofrenda por el pecado. Oh Señor ¡Cuánto atesoro esta sangre¡”. El hablarle al Señor
de esta manera hará que usted lo ame mucho más. Usted sentirá que nunca lo había
amado como ahora. Además, usted le dará la más alta apreciación. Todo esto hará que
usted tenga una vida diaria disfrutando del Señor. Especialmente, usted lo disfrutará
como la harina fina que lo alimenta y su suministro de vida. También, usted
espontáneamente andará, actuará y hablará en el espíritu. De este modo usted
disfrutará de Cristo como el aceite de oliva. Entonces usted estará dispuesto a
sacrificarse por el Señor y por otros. Esto es tener una vida que derrama a Cristo como el
vino. Por ende, usted tendrá al becerro, los dos corderos, una cantidad de harina, de
aceite y de vino.

LA MANERA DE REUNIRNOS

Si usted va a la reunión de la iglesia con estos aspectos de Cristo, no irá de una manera
tradicional ni común ni según su trasfondo religioso. No, su manera de ir a las reuniones
y funcionar en las mismas será totalmente diferente. Yo no se lo que hará, pero
espontáneamente usted ofrecerá alabanzas al Señor y testificará de El. La Biblia revela
que cualquier cosa que nos llena finalmente tendrá que ser derramada. Esto quiere decir
que si estamos llenos de Cristo, debemos derramarlo a El en alabanza y testimonio.

Nuestra manera de reunirnos todavía es demasiado formal y tradicional. Por ejemplo,


tal vez pensemos que los testimonios se deben dar al final de la reunión. Según este
concepto, si testificamos al principio de la reunión, quebrantamos las reglas o
regulaciones de la reunión. De hecho, no existe ninguna regla que diga que debemos
testificar al final de la reunión y no al principio. Si existe esta regla, es en las reglas
estipuladas por los mismos santos. Supongamos que vamos a la reunión de la iglesia o
hasta a una reunió del ministerio y testificamos uno tras otro. Puede que hayan tantos
testimonios que no habrá oportunidad para que nadie de el mensaje. Sin embargo, mi
intención al mencionar esto no es presentar una propuesta en cuanto a la manera de
reunirse. Mi carga es mencionar cuan formales, religiosas, naturales y tradicionales
somos. Mi intención es demostrar que todavía estamos bajo la influencia del
cristianismo tradicional. En nuestra practica diaria y en nuestras reuniones necesitamos
desprendernos de tal influencia.

DOS CULTURAS

Quisiera tomar como ejemplo mi experiencia de cambiar la antigua cultura oriental por
la cultura occidental moderna. Como resultado de mucho contacto con los occidentales,
mi familia comenzó a ser influenciada por la cultura occidental. Pero la influencia de la
antigua cultura oriental era tan fuerte que tomó mucho tiempo para que siguiéramos la
manera moderna. Cuando estamos en una situación donde debemos decidir entre dos
culturas, necesitamos ejercer discernimiento para saber cual es la mejor. Desde mi
juventud, comencé a darme cuenta de que la cultura moderna era mejor que la
tradicional. Pero la gran mayoría de los chinos no se dieron cuenta de esto y hasta se
oponían a la cultura moderna. Hoy tenemos dos atmósferas, una más prevaleciente que
la otra. La más prevaleciente es la del cristianismo; la otra es la del recobro del Señor.
Necesitamos el discernimiento apropiado para saber en cual atmósfera debemos estar,
en la del cristianismo o la del recobro del Señor.

EXPERIMENTAR A CRISTO DE UNA FORMA PRACTICA

Cristo está vivo, presente y es real. De hecho y de forma real El es nuestra ofrenda por el
pecado, nuestra ofrenda por la transgresión, y holocausto. El es la harina fina para la
ofrenda de harina la cual se compone de harina mezclada con aceite, lo cual representa
al Espíritu vivificante. El también el vino del cual nos llenamos y el cual derramamos en
libación para el disfrute de Dios. Cristo es todas estas cosas. Pero no sólo necesitamos
una vida que equipare esto, sino que también lo refleje. Nuestro vivir debe ser el reflejo
de tal Cristo.

Si asistimos a la reunión del ministerio semana tras semana y año tras año y no
ponemos en practica estas cosas que escuchamos en los mensajes, entonces este tipo de
reunión se convierte en simplemente una clase bíblica. Todos debemos practicar las
cosas que se revelan de la Palabra. Yo mismo espero recibir misericordia y gracia para
tomar la delantera en esto. Que todos estos asuntos formen parte de nuestra vida diaria
y las hagamos un reflejo de Cristo según el cuadro que nos brindan los tipos del Antiguo
Testamento.

Necesitamos experimentar a Cristo a diario de una manera practica como nuestra


ofrenda por el pecado y por la transgresión. También necesitamos la experiencia de El
como la ofrenda de harina, es decir, como nuestro suministro de vida. Esto quiere decir
que debemos tener la harina fina mezclada con la cantidad adecuada de aceite. No
debemos estar secos; debemos tener el aceite del Espíritu vivificante no sólo derramado
sobre nosotros, sino también mezclado con nosotros. Entonces estaremos
completamente saturados con el aceite el Espíritu. Seguido de esto, necesitamos a Cristo
como el vino que nos llena y nos hace tan felices que le ofrecemos todo por el Señor y lo
entregamos todo por El.

MOLER Y PRESIONAR
La harina fina proviene de los granos que han sido molidos. El moler de los granos es un
cuadro de la obra de la cruz en nuestra experiencia. La disciplina de la cruz es el moler.
Tal vez seamos granos, pero no harina fina. Esto significa que tenemos la experiencia de
Cristo como el grano, pero no la de El como la harina fina, por que no hemos sido
molidos en la experiencia. Necesitamos esta experiencia, esta disciplina de la cruz.

El aceite de oliva proviene de olivas que han sido presionadas. Si no presiona la oliva, no
fluirá el aceite. Sólo puede fluir aceite de olivas que han sido presionadas. Esto también
se aplica a las uvas. A menos de que se machaquen las uvas, no producirán vino. El
presionar de las olivas y el machacar de las uvas son dos ejemplos de la disciplina de la
cruz. Por lo tanto, el moler y el presionar representan la obra de la cruz en nosotros. Si
queremos disfrutar a Cristo como la harina fina, debemos ser conformados a Su muerte.
Necesitamos vivir una vida bajo el moler de la cruz. Aún más, a fin de que fluya el aceite
y el vino, necesitamos vivir bajo la opresión de la cruz.

A medida que consideramos estos asuntos, tal vez sintamos que son difíciles de
entender. Pero si los ponemos en practica en nuestra vida diaria y tenemos un vivir que
es reflejo de este cuadro, experimentamos de forma espontanea el moler de los granos y
la opresión de las olivas y las uvas. Si no estamos bajo la presión de la cruz, no podemos
tener el aceite. No podremos tener una vida rica en el Espíritu vivificante. De igual
modo, si no estamos bajo la opresión de la cruz, no podemos tener el vino para beber, y
mucho menos para ser derramado por el Señor y por los demás. El vino y el aceite
provienen del presionar, y la harina fina del moler.

EL SEÑOR MORA EN MEDIO NUESTRO

Los versículos 42 y 43 dicen: “Esto será el holocausto continuo por vuestras


generaciones, a la puerta del tabernáculo de reunión, delante de Jehová, en el cual me
reuniré con vosotros, para hablaros allí. Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar
será santificado con mi gloria”. Estos versículos indican que si tenemos la vida que se
describe en este capítulo, el Señor se reunirá con nosotros y nos hablará. Según el
versículo 43, El se reunirá no sólo con los sacerdotes, sino con toda la congregación.
Además, todo será santo. Los versículos 44 y 45 dicen: “Y santificaré el tabernáculo de
reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos, para que sean mis
sacerdotes. Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios”. Este también es el
producto, el resultado de la vida que se representa en este capítulo. Finalmente, en el
versículo 46 tenemos la conclusión: “Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que lo
saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Y Jehová su Dios”. El
resultado de experimentar a Cristo según Exodo 29 es que el Señor mora en medio
nuestro.
ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y SIETE

EL ALTAR DE ORO PARA EL INCIENSO


(1)

Lectura bíblica: Ex. 30:1-5; 37:25-28

Después de tantos mensajes acerca del capítulo veintinueve, ahora llegamos a un asunto
maravilloso que aparece en el capítulo treinta: el altar del incienso dorado para el
incienso (30:1-5).

Al estudiar los tipos que aparecen en el Antiguo Testamento, en especial los de Exodo y
Levítico, lo más difícil de ver es como aplicarlos a nuestra vida cristiana cotidiana. No es
tan difícil estudiarlos y entenderlos de una forma doctrinal. Pero aplicar estos tipos de
una manera practica a nuestra vida diaria como cristianos requiere de cierta
experiencia.

ES EL LUGAR DONDE COMIENZA


EL SERVICIO SACERDOTAL

En cuanto al altar del incienso, quisiera preguntarles esto: ¿Por qué el altar del incienso
es una de las últimas cosas que se revelan en el libro de Exodo? Si leemos el capítulo
veinticinco nos damos cuenta de que la primera cosa que se revela es el arca. El relato
continúa con la mesa, el candelero y la edificación del tabernáculo. Mientras leemos los
capítulos veinticinco y veintiséis, nos preguntaremos por qué no se menciona el altar del
incienso es esta sección. Además, el capítulo veintisiete describe el altar de bronce y el
atrio del tabernáculo; el veintiocho habla de las vestiduras sacerdotales; y el veintinueve
se relaciona con la santificación de los sacerdotes. De hecho, Exodo 29 se trata de la
comida de los sacerdotes. Por lo tanto, el capítulo veintiocho habla acerca de la
vestimenta de los sacerdotes, y el veintinueve, de su comida. Después de todo esto en
30:1-5 tenemos la descripción del altar dorado para el incienso. Por ende, el altar del
incienso el último mobiliario del tabernáculo que se revela. Este se describe después de
la revelación del tabernáculo con el resto del mobiliario y la preparación del sacerdocio.
O sea, el altar del incienso es mencionado una vez el tabernáculo junto con el resto del
mobiliario ha sido revelado.

Ya vimos que el altar del incienso se describe después del capítulo concerniente a la
santificación de los sacerdotes. Cuando los sacerdotes están vestidos y comen, son
manos están llenas, y están listos para servirle a Dios. Al final del capítulo veintinueve el
tabernáculo junto con su mobiliario está listo, así como el sacerdocio. En ese momento
es que comienza el servicio santo. Pero, ¿con qué debe comenzar este servicio santo, este
servicio sacerdotal? Tal vez algunos piensen que este servicio sacerdotal debería
comenzar con el altar del holocausto. Sin embargo, según el relato divino que aparece en
Exodo, este servicio comienza con el candelero dorado para el incienso, el cual es el
segundo altar.

En cuanto al tabernáculo, hay dos altares: el altar del holocausto que estaba en el atrio,
el primer altar, y el altar dorado para el incienso que estaba en el Lugar Santo, el
segundo altar. Ante los ojos de Dios, el servicio sacerdotal comienza en el altar del
incienso, el lugar donde se ofrecen las oraciones a Dios. Yo creo que en nuestra vida
cristiana es muy útil que estudiemos por un tiempo la importancia de que el servicio
sacerdotal comience en el altar del incienso.

LA POSICION DEL ALTAR DEL INCIENSO

A fin de que nos impresione la importancia del altar del incienso, les pido que presten
atención al diagrama del tabernáculo que se encuentra en este mensaje. La entrada al
atrio está al este, hacia la salida del sol. El altar del holocausto y el lavacro estaban en el
atrio. El tabernáculo, una estructura que medía treinta codos de largo, diez de ancho y
diez de alto, se dividía en dos partes: el Lugar Santo, el cual medía veinte codos por diez,
y el Lugar Santísimo, que era un cubo que medía diez codos de largo, de ancho y de alto.
La mesa estaba al lado norte del Lugar Santo, y el candelero estaba al sur. El arca, el
punto de enfoque de todo el tabernáculo, estaba en el Lugar Santísimo. Pero, ¿dónde
estaba el altar del incienso? En el Lugar Santo, muy cerca del velo que separaba el Lugar
Santo del Lugar Santísimo.
De hecho existe cierta ambigüedad en las Escrituras en cuanto a la localización del altar
del incienso. Es difícil decir si estaba fuera del velo o dentro de este. En relación con la
localización del altar del incienso, aparentemente hay una discrepancia entre lo que se
menciona en el Antiguo Testamento y lo que se menciona en el Nuevo Testamento.
Exodo 30:6 dice que el altar del incienso estaba “antes del velo”, es decir, fuera del velo.
Esto indica claramente que el altar del incienso se encontraba en el Lugar Santo, el cual
estaba fuera del velo, y no en el Lugar Santísimo, el cual estaba dentro del velo. Pero en
Hebreos 9:4 dice que el Lugar Santísimo contenía el altar del incienso. Por lo tanto,
muchos maestros cristianos y lectores de la Biblia piensan que debe haber ocurrido
algún error. ¡Sin embargo este no es el caso! Conforme a varios puntos la aparente
discrepancia tiene un gran significado espiritual.

En primer lugar, el relato del Antiguo Testamento acerca de la localización del altar del
incienso implica la relación más cercana del altar con el arca del testimonio, sobre el
cual estaba la cubierta del propiciatorio, donde Dios se reunía con su pueblo (Ex. 30:6).
El relato dice que el altar del incienso estaba colocado “antes del arca del testimonio”,
sin hacer mención de la separación del velo que estaba entre ellos (Ex. 40:5).

Segundo, según otra versión, en 1 Reyes 6:22 dice que el altar del incienso “pertenecía al
oráculo”. El “oráculo” aquí significa el lugar donde Dios habla; denota el Lugar
Santísimo, en el cual estaba el arca del testimonio junto con la cubierta del
propiciatorio, donde Dios hablaba a Su pueblo. Por lo tanto, el Antiguo Testamento ya
había indicado que el altar del incienso pertenecía al Lugar Santísimo. (Aunque estaba
en el Lugar Santo, su función se relacionaba con el arca del testimonio dentro del Lugar
Santísimo. En el día de la expiación, tanto el altar del incienso como el la cubierta del
propiciatorio del arca del testimonio se rociaban con la misma sangre para expiación,
Exodo 30:10; Lv. 16:15-16). Por lo tanto, en Exodo 26:35 sólo se menciona que la mesa y
el candelero estaban en el Lugar Santo. No se menciona el altar del incienso.

En tercer lugar, el altar del incienso está relacionado con la oración (Lc. 1:10-11), y en
Hebreos vemos que orar es entrar en el Lugar Santísimo (He. 10:9) e ir al trono de la
gracia, representado por la cubierta del propiciatorio sobre le arca del testimonio que
estaba en el Lugar Santísimo. A menudo nuestras oraciones comienzan en nuestra
mente, la cual es parte de nuestra alma, y que es representada por el Lugar Santo. Pero
nuestras oraciones nos deben llevar a nuestro espíritu, que es representado por el Lugar
Santísimo. Debido a todos estos puntos, el escritor de Hebreos calcula que el altar del
incienso pertenecía al Lugar Santísimo. Hebreos 9:4 no dice que el altar de oro para el
incienso estaba en el Lugar Santísimo, como el candelero y la mesa estaban en el Lugar
Santo en el versículo 2. Lo que dice es que el Lugar Santísimo tenía un altar de oro, ya
que pertenecía al Lugar Santísimo. Este concepto encaja con todo el énfasis del libro de
Hebreos, este es, que debemos pasar del alma (representada por el Lugar Santo) al
espíritu (representado por el Lugar Santísimo).

EL CENTRO DE LA ADMINISTRACION DE DIOS

Según el diagrama del tabernáculo y del atrio, el punto centra era el arca. Sin embargo,
en la practica el centro es el altar del incienso, lo cual indica que la vida intercesora de
Cristo es el centro de la practica divina, de la administración divina. En el universo
existe una cosa la cual puede ser llamada la economía, la administración, la practica
divina. Podemos usar diferentes términos para describir este asunto: economía,
administración, practica, impartición, mover, gobierno. Todas estas cosas pueden
considerarse sinónimos, ya que se refieren a una misma cosa. Esto quiere decir que la
economía de Dios, impartición, administración, gobierno, mover, y practica, todos se
refieren a la misma cosa. Dios no es ocioso; El es un Dios de propósito. El tiene un
propósito, y El se está moviendo, trabajando, actuando, impartiendo, administrando.
Este diagrama del tabernáculo es un cuadro muy preciso y detallado de la
administración de Dios, Su economía, en este universo.

Cuando estudiamos el altar del incienso, estudiamos el asunto más grande en todo el
universo. No hay nada más central que esto. Aunque no somos políticos,
definitivamente somos dignatarios celestiales. Además, estamos estudiando “la política”
universal", es decir, la política de Dios. El arca que estaba en el Lugar Santísimo es la
cede del gobierno, nuestra capital celestial. El altar del incienso se puede considerar
como nuestra cede de gobierno celestial. Esto quiere decir que todo es ejecutado, se
motiva y se lleva a cabo desde este centro divino. La intercesión de Cristo es la cede
gubernamental de Dios. La vida intercesora de Cristo, Su vida de oración, es el centro de
la administración de Dios.

El libro de Apocalipsis trata de la administración de Dios, la ejecución divina. Revela el


trono de Dios y Su administración en el todo el universo. Sin embargo, todo lo
mencionado en Apocalipsis 8 se ejecuta en el altar del incienso, no en el trono.
Apocalipsis 8:3 dice: “Otro Angel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario
de oro; y se le dio mucho incienso para que lo ofreciese junto con las oraciones de todos
los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono”. Sobre este altar se ofrecen
a Dios las oraciones de los santos, y el incienso de Cristo se añade a ellas. Cuando las
oraciones de los santos suben a Dios junto con el incienso de Cristo, Dios ejecuta Su
administración.

LA VIDA DE ORACION DEL CRISTO CORPORATIVO

El centro de la ejecución del gobierno de Dios aquí en la tierra es la vida de oración de


Cristo, según lo indica Apocalipsis 8. Tal vez algunos lectores del capítulo ocho de
Apocalipsis digan: “No podemos ver la oración de Cristo en Apocalipsis 8. Sólo podemos
ver las oraciones de los santos”. Sin embargo, los santos son uno con Cristo. Las
oraciones mencionadas en Apocalipsis 8 ya no son las oraciones de un Cristo individual,
sino que se han convertido en las oraciones de Cristo corporativo. Ciertamente los
santos son uno con Cristo en cuanto al asunto de la ejecución que se da en el altar del
incienso. Por lo tanto, cuando hablamos en este mensaje acerca de la vida de oración de
Cristo, nos referimos a la vida de oración del Cristo corporativo.

Además, debemos tener presente que siempre que oramos en el espíritu, Cristo ora en
nuestra oración. El Nuevo Testamento habla de orar en el nombre del Señor, lo cual, de
hecho es orar en Cristo. Al hacerlo, en realidad es Cristo quien ora. Por ejemplo,
suponga que va al banco para hacer una transacción a nombre de otra persona.
¿Reconocerá el banco su nombre o el de la persona que usted representa? El banco no
prestará atención a su nombre; pero, reconocerá el nombre de quien lo envía.
Realmente, debido a que usted está representado a esa persona, usted es esa persona, ya
que usted está actuando en su nombre. De igual manera, cuando oramos en el nombre
de Cristo, oramos en El, y es el que ora. El ora en nosotros; El ora en nuestra oración. A
los ojos de Dios, las oraciones apropiadas de los santos y de las iglesias son las oraciones
de Cristo y son parte de Su intercesión.

UN LIBRO REPRESENTATIVO
La Biblia es un libro de cuadros. El cuadro presentado en la Biblia corresponde con el
diagrama del tabernáculo y del atrio. La Biblia tiene un libro que puede ser considerado
cono el representante de toda la Biblia. Este libro representativo es el Evangelio de
Juan.

La Biblia comienza con las palabras: “En el principio...” El Evangelio de Juan comienza
de una manera muy similar. Génesis 1:1 nos dice que Dios creó los cielos y la tierra. Al
hablar del Verbo, que estaba con Dios y que era Dios, Juan 1:3 dice: “Todas las cosas por
medio de El llegaron a existir, y sin El nada de cuanto existe ha llegado a la existencia”.
Todo lo que existe ha llegado a la existencia por medio de El. Por ende, en el Evangelio
de Juan tenemos el asunto de la creación.

El Antiguo Testamento dice mucho acerca del tabernáculo. También encontramos el


tabernáculo en el Evangelio de Juan: “El verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre
nosotros” (Jn. 1:14). El relato que aparece en Juan es acerca del tabernáculo. En este
evangelio el Señor Jesús mismo es el tabernáculo de Dios.

Al hablar acerca del Señor Jesús, Juan el Bautista dijo: “¡He aquí el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo!” (Jn. 1:29). Aquí tenemos el altar. En el capítulo tres de Juan
tenemos el lavacro, ya que este capítulo habla acerca del lavamiento que se obtiene por
medio de la regeneración. Debido a que al regeneración es un tipo de lavamiento, Tito
3:5 usa la expresión “lavamiento de la regeneración”. Esta regeneración que nos lava es
el lavacro.

A medida que pasamos del altar en el capítulo 1 de Juan y del lavacro en el capítulo 3,
llegamos a la mesa del pan de la proposición en el capítulo 6. El pan de esta mesa se
menciona en el versículo 33: “Porque el pan de Dios es Aquel que desicende del cielo y
da vida al mundo”.

El candelero se presenta en el capítulo 8. En el versículo 12 el Señor Jesús dice: “Yo soy


la luz del mundo; el que me sigue, jamás andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida”. Por lo tanto, tenemos el tabernáculo, el altar, el lavacro, la mesa y el candelero.

En el Evangelio de Juan, ¿dónde encontramos el arca? El arca está el los capítulos


catorce, quince y dieciséis, estos tres capítulos revelan el Lugar Santísimo. Aquí vemos
que podemos entrar en Dios, al lugar donde Dios está. Estos capítulos también hablan
de la muerte y la resurrección de Cristo. Mediante Su muerte y resurrección Cristo ha
preparado el camino para que entremos al Lugar Santísimo, es decir, para que entremos
en Dios mismo.
El altar del incienso se puede ver en Juan 17. En este capítulo tenemos las oraciones
intercesoras. Los cuatro Evangelios presentan otras ocasiones en las que el Señor Jesús
oró, pero ningún relato de la oración de Cristo es tan preciso, excelente y maravilloso
como el que se encuentra en Juan 17. Todos los santos y todas las iglesia deben aprender
a orar tomando como base Juan 17. La oración presentada en este capítulo es un
modelo, un patrón, de la oración corporativa de Cristo. Por lo tanto, todos debemos
aprender esta oración en el nombre del Señor Jesús. Sin embargo, no me refiero, a que
debemos recitar esta oración. Más bien, debemos aprender a orar en el nombre del
Señor de la misma forma en que El lo hizo. La oración presentada en Juan 17 debe llegar
a ser nuestra oración.

LA EFICACIA DEL ALTAR DEL INCIENSO

Si no fuera por el altar del incienso, nadie se acercaría al altar del holocausto. Nadie se
arrepentirá ni confesaría sus pecados. La oración que se eleva en el altar del incienso es
la que motiva a los pecadores a ir al altar del holocausto. Debido a que alguien hizo esta
oración, un día nos arrepentimos. ¿Por qué se arrepiente uno? Porque el altar del
incienso, la cede del gobierno celestial, le envió un mensaje que lo hizo arrepentirse. Por
lo tanto, sin el altar del incienso, el altar del holocausto no tendría función, y nadie se
arrepentiría.

Tal vez algunos tengan la experiencia del arrepentimiento, pero quizás no hayan sido
regenerados aún. Por lo tanto, se necesita más oración en el altar del incienso. Ya sea
Cristo como la Cabeza o la iglesia como el Cuerpo deben orar así, “Oh Padre, mira a
estas personas. Ellas se han arrepentido, pero no han sido regeneradas. Padre, perdona
sus pecados y regenéralos”. Como resultado de todas estas oraciones, otros serán
motivados a ir al lavacro. Querrán ser sumergidos en el lavacro y dentro del Espíritu.

Hoy en día muchos santos están hambrientos espiritualmente. En Anaheim tenemos la


carga de orar para aquellos que tienen hambre vayan a la mesa de la proposición para
comer de Cristo. Aunque muchos están hambrientos, no están dispuestos a ir a Cristo
para disfrutarle como el suministro de vida. De entre millones de cristianos en al tierra
¿cuántos se alimentan de Cristo en la mesa? La gran mayoría ni siquiera tienen un cesto
pequeño de comida, mucho menos una mesa. A raíz de esto podemos ver que hay mucha
necesidad de oración frente al altar del incienso a fin de que los creyentes sean
motivados a ir a la mesa que se encuentra en el Lugar Santo para disfrutar a Cristo como
su provisión de vida.

Poco a poco más creyentes están tomando el camino del recobro del Señor. El número
todavía es limitado y el progreso es lento, pero es un hecho indiscutible que más
personas del pueblo del Señor están yendo a Su mesa. He recibido muchas cartas de
apreciación por parte de los santos que me dicen cuan nutridos han sido por medio de
los mensajes de Estudios-Vida. No hace mucho me enteré de que hay una iglesia en
Costa Rica. Una carta enviada desde la capital de Costa Rica, San José, me informó que
hay una iglesia en esa ciudad y creyentes buscadores algunas ciudades cercanas. Los
santos en estos lugares aprecian el alimento que reciben de la Palabra. Cristo la Cabeza y
muchas iglesias están orando por esto.

En la cede de gobierno celestial se ofrece oración continuamente, no sólo para que los
creyentes sean nutridos mediante la Palabra, sino para que también sean alumbrados.
Se tiene contacto con la luz después de la mesa de los panes de la proposición. En el
Lugar Santo primero vamos a la mesa para ser nutridos y después vamos al candelero
para ser alumbrados. La secuencia es la misma en el Evangelio de Juan. En Juan 6
tenemos el pan, y en Juan 8 tenemos la luz. Cuando somos alimentados, recibimos la
luz. Sin embargo, si los santos quieren ser alimentados y alumbrados, deben ofrecer
oración en el altar del incienso con este propósito.

Después de ser alimentados y iluminados en el Lugar Santo, debemos entrar en el Lugar


Santísimo a fin de tener contacto a Dios. El recobro del Señor no se concentra en llevar a
cabo una labor; sino en ser el testimonio de Dios. Ciertamente no estamos laborando en
el campo; sino en el Lugar Santísimo como testimonio. No obstante algunas de las
iglesias no han entrado al Lugar Santísimo para tener contacto con el testimonio de
Dios. Más bien, todavía se encuentran en el Lugar Santo junto a la mesa de los panes de
la proposición, por eso necesitan más oración. Me preocupan quienes se detienen en la
mesa y que no han pasado al Lugar Santísimo para tocar el centro del tabernáculo, el
testimonio de Dios. Se necesita más oración al respecto. Tengo la certeza de que este
tipo de oración se está ofreciendo en el altar del incienso.

A medida que el incienso sube y se quema en el altar de oro, se ejecuta la administración


de Dios. Esta ejecución es la respuesta de Dios a las oraciones ofrecidas en dicho altar.

¿Puede explicar por qué está en el recobro del Señor? Pocos han tomado este camino
por amigos o familiares. Al contrario, tal vez algunos de estos le prohibían que fuera a
las reuniones de la iglesia. Aunque algunos trataron de impedirlo, usted tomó este
camino debido al altar del incienso. Por lo tanto, si nos preguntaran que causó que
viniéramos al recobro del Señor o quién nos trajo, deberíamos decir que fuimos
motivados y traídos por el altar del incienso.

Algunos de los que se oponían al recobro del Señor tomaron la decisión de hacer todo lo
posible por destruir el recobro. Pero yo no le temo a lo que elloshagan. Al contrario,
considero la oposición como una confirmación de que estamos en el camino correcto.
¿Por qué surge la oposición? Surge porque somos motivados por la oración que hacemos
en el altar del incienso. De hecho, cuanto más oposición haya, más motivación divina
tendremos. Los opositores están ocupados, pero el Intercesor y los intercesores están
más ocupados. Finalmente, la oración que proviene de la cede de nuestro gobierno
prevalecerá. Este es muy serio ya que se relaciona con el centro de la administración de
Dios.

Si consideramos Juan 17 a la luz de lo que se ha cubierto en este mensaje, nuestra


apreciación por este capítulo aumentaría grandemente. La intercesión en el capítulo
diecisiete de Juan implica la efectividad del altar del holocausto, las riquezas de la mesa
del pan de la proposición, el brillo del candelero, y especialmente el Lugar Santísimo
junto con el arca del testimonio. En Juan 17 se ve el altar del incienso dentro del
tabernáculo, el lugar desde el cual se motivan todas las actividades que se llevan a cabo
en todas las partes del tabernáculo. El altar del incienso causa que la gente vaya al altar
del holocausto, al lavacro, a la mesa del pan de la proposición, al candelero y al arca que
se encuentra dentro del Lugar Santísimo. La oración del Señor Jesús presentada en
Juan 17 es un cuadro maravilloso del altar del incienso.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y OCHO

EL ALTAR DE ORO PARA EL INCIENSO


(2)

Lectura bíblica: Ex. 30:1-5; 37:25-28; Ro. 8:34; He. 7:25

En el mensaje anterior mencionamos que el Evangelio de Juan se puede considerar


como un representante de toda la Biblia. En este evangelio tenemos la creación, el
tabernáculo y las diferentes cosas que se encuentran en el atrio y en el tabernáculo: el
altar del holocausto, el lavacro, la mesa, el candelero, el arca, y el altar del incienso.
Como ya vimos, el último mueble que se revela dentro del tabernáculo, el altar del
incienso, es el centro de operación de Dios en el universo. Es el palacio presidencial
celestial.

También se puede considerar el libro de Romanos como un representante de toda la


Biblia. En los primeros capítulos de Romanos tenemos el altar del holocausto, y en el
capítulo 8 tenemos el arca, ya que este capítulo habla acerca del Lugar Santísimo.
Además, en el capítulo 8, tenemos el altar del incienso, Cristo como el intercesor. El
versículo 34 dice: “¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió; más aun, el
que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede
por nosotros”. Según este versículo, el que murió por nuestros pecados, que ha sido
levantado de entre los muertos, y que ha ascendido a la diestra de Dios en los cielos es el
que intercede por nosotros. Sólo El nos condena, pero en vez de condenarnos, El
intercede por nosotros. ¡Aleluya, El nunca nos condenará! Ahora, después de Su muerte,
resurrección y ascensión, El está intercediendo por nosotros.

LA INTERCESION ES NECESARIA

Si no fuera por la intercesión de Cristo, nadie aceptaría Su muerte, ni experimentaría Su


resurrección, ni sería uno con Su ascensión. A fin de que el hombre sea motivado a
experimentar la muerte, resurrección y ascensión de Cristo, es necesaria Su intercesión
y de la iglesia, pues sin éstas, los pecadores no recibirán la muerte de Cristo. Aún más,
aquellos que recibieran la muerte de Cristo no experimentarían Su resurrección, y
mucho menos la manera de estar con Cristo en ascensión, sentados con El en los lugares
celestiales. Todas estas experiencias dependen de la motivación que se obtienen por
medio de la intercesión de Cristo y la iglesia. Este es el significado del altar del incienso.

La Biblia nos muestra el altar, la cruz de Cristo, y el lavacro, que constituyen la obra
regeneradora el Espíritu Santo. Luego vemos a Cristo como la provisión de vida, como la
luz y en el Lugar Santísimo como el arca. Finalmente, en el libro de Apocalipsis, un libro
de donde Dios ejecuta Su juicio, vemos que la administración divina, la ejecución de la
misma, siempre se llevan a cabo mediante la acción del altar del incienso.

Quienes buscamos al Señor, en Su recobro debemos aprender una cosa: orar tanto de
manera individual como corporativamente. Debemos tener una vida de oración. La
verdadera vida de oración es una vida de intercesión. La oración genuina no es
simplemente orar por nosotros mismos; es el orar continuamente por otros. Orar por
nosotros mismos no es una intercesión, pero orar por los demás sí lo es. Por lo tanto, la
intercesión es la oración que se eleva por el beneficio de otros.

La vida de oración consiste en orar por otros e interceder por ellos. Debemos orar por
las iglesias de toda la tierra y por todos los santos. Debemos orar por los hermanos de
edad, por los jóvenes y por los que se nos oponen. Día tras día debemos orar
principalmente no por nosotros mismos, sino por otros. Necesitamos la vida de
intercesión, la cual se ofrece en el altar del incienso debe aumentar constantemente.

Si estudiamos el diagrama del tabernáculo y el atrio, veremos que el altar del incienso es
el centro. Si estuviese el altar del incienso en el tabernáculo, éste no tendría un centro.
El centro desde el cual se ejecuta la administración de Dios no es el arca, sino el altar del
incienso. Es muy importante que veamos esto.

El diagrama del tabernáculo y el atrio es también el diagrama de nuestro ser tripartito.


El atrio representa el cuerpo; el Lugar Santo, el alma, y el Lugar Santísimo, el espíritu.
¿Dónde ha estado usted este día; en el atrio, en el Lugar Santo o en el Lugar Santísimo?
Algunos santos tal vez hayan estado en el atrio. Cuando perdemos el control o cuando
murmuramos, nos quejamos o chismeamos, estamos en el atrio, es decir, en nuestra
carne. El enojo y las quejas son señales de que estamos en el atrio, en el cuerpo.

Al leer los mensajes de Estudio-vida es posible que seamos alumbrados y entendamos lo


que son el tabernáculo y su mobiliario, sin que ellos afecte nuestra experiencia; tal vez
parezca que nada produzca resultados. La razón es la falta de una vida de oración. Si no
tenemos el centro. el altar del incienso, no tendremos la experiencia de ninguno de los
aspectos del tabernáculo. ¡Debemos tener una vida de oración! Debemos tener el altar
del incienso. La vida de oración nos motiva a experimentar el altar, el lavacro, la mesa,
el candelero y el arca. Si orara aunque fuese un poco, se daría cuenta en su experiencia
que la mesa del pan de la proposición es preciosa, que el candelero es prevaleciente, y
que el arca es atractiva.

Tal vez tengamos mucho conocimiento acerca del mobiliario del tabernáculo y sepamos
cuales muebles se hallan en el Lugar Santo y en el Lugar Santísimo. No obstante, tal vez
no experimentamos ninguno de estos aspectos del tabernáculo. Más bien, seamos como
una maquina sin motor. ¿Cuál es el “motor” en nuestro ser, en nuestro cuerpo, alma y
espíritu? El motor es la vida de oración. Cristo no sólo es el pan, la luz y el arca: también
es el altar del incienso. Esto significa que El es el motivador, el motor. Por lo tanto,
debemos disfrutarle como nuestra oración. Debemos permitirle que ore en nosotros,
dejarlo que nos guié en oración y nos coduzca a disfrutarle como nuestra oración.
Espero que todos comprendamos esto.

Debemos ir al altar, al lavacro, a la mesa, al candelero y al arca en nuestra experiencia.


Según nuestro estudio de la Biblia, después de que vamos al arca que está dentro del
Lugar Santísimo, debemos regresar al altar del incienso. Este no es simplemente un
objeto que encontramos al pasar por el tabernáculo, no se puede comparar con el motor
que hace que todas las cosas funcionen. Por ende, el altar del incienso es un punto
crucial. Una vez tras otra debemos regresar a este punto. Esto quiere decir que a fin de
experimentar cualquier aspecto del atrio o del tabernáculo, debemos orar. Cuando
oramos, todo funciona. Cuando oramos, el altar, el lavacro, la mesa, el candelero y el
arca son efectivos en nuestra experiencia. Sin embargo, cuando los motores se detienen,
todo lo demás se detiene. Cuando los motores están operando, todo lo demás también
opera. Esta es la razón por la cual necesitamos un motor: el Cristo que intercede,
operando dentro de nosotros. Necesitamos tener una vida de oración.

CRISTO ES EL QUE INTERCEDE

El altar del incienso representa a Cristo como el que intercede para mantener la relación
entre Dios y Su pueblo (Ro. 8:34; He. 7:25). Sin es te Cristo que intercede, no existiría
una relación apropiada entre Dios y nosotros. No se podría mantener esta relación. Por
lo tanto, para conservar nuestra relación con Dios, se necesita la oración, no sólo
individualmente de Cristo, sino también corporativamente de Su Cuerpo.

SUS MATERIALES Y DIMENSIONES

Según Exodo 30:1 y 3, el altar del incienso estaba hecho de madera de acacia cubierta de
oro. La madera de acacia representa la humanidad de Cristo, y el oro representa Su
divinidad. Por tanto, el altar del incienso de madera de acacia cubierta de oro, significa
que la humanidad de Cristo posee un carácter firme y una norma elevada con el
propósito de expresar Su divinidad. Nada expresa tanto a Dios como una vida de
intercesión. Tal vida se basa en la humanidad renovada y elevada de Cristo para
expresar a Dios.

Exodo 30:2 nos dice el tamaño del altar del incienso: “Su longitud será de un codo, y su
anchura de un codo; será cuadrado, y su altura dos codos”. El altar del incienso medía
un codo tanto de largo como de ancho. Este era un cuadrado. La altura del mismo era de
dos codos. Esto significa que el altar del incienso eran dos cubos que medían un codo
cada uno. Un cuadrado representa la perfección y un cubo perfección dentro de la
perfección. Aún más, los dos cubos denotan algo que es doble, algo que confirma y da
testimonio. Esto implica que el Cristo que intercede, o nuestra vida de intercesión, es
una confirmación, perfección y testimonio. Además, la altura del altar del incienso era
mayor que la de la mesa de los panes de la proposición y el arca. Esto indica que Cristo
intercede a lo sumo.

TIENE CUATRO CUERNOS

El altar del incienso tiene cuatro cuernos, uno en cada esquina. En la tipología bíblica,
un cuerno representa fuerza. Por tanto, los cuatro cuernos del altar del incienso
representan la fuerza de la intercesión de Cristo. Estos cuernos indican que la
intercesión de Cristo es poderosa en toda la tierra.

En este momento quisiera añadir que el día de expiación, la sangre de la ofrenda por el
pecado se llevaba a través del velo, hasta el Lugar Santísimo, y era rociada sobre la
cubierta propiciatoria del arca. Luego la sangre se rociaba sobre el altar del incienso.
Esto nos demuestra que el altar del incienso no estaba en el pasillo, sino que era un
centro, un punto de viraje. La sangre para la expiación se rociaba sobre el altar del
incienso lo convertía en un punto de cambio eficaz y efectivo.

TIENE UNA CORONA DE ORO

La última parte de 30:3 dice: “Y le harás en derredor una cornisa de oro” (heb.). Esta
corona era una especie de cornisa alrededor del altar. La corona de oro que rodeaba el
altar representa la gloria de la divinidad de Cristo como el poder de Su intercesión que
nos preserva. Nuestra vida de oración tiene el poder de preservar al pueblo de Dios y Su
intereses. Tiene el poder de preservar cualquier cosa que necesite ser preservada.

LOS ANILLOS Y LAS VARAS

Exodo 30:4 dice: “Le harás también dos anillos de oro debajo de su corona, a sus dos
esquinas a ambos lados suyos; para meter las varas con que será llevado”. Los dos
anillos de oro por los cuales se metían las varas representan el mover de la intercesión
de Cristo.

En cuanto a las varas, el versículo 5 dice: “Harás las varas de madera de acacia, y las
cubrirás de oro”. Esto significa que la naturaleza humana de Cristo con la divina es la
fuerza que da movimiento a Su intercesión.

El Espíritu vivificante contiene el elemento de la vida humana de Cristo. Esto lo


representan las varas de madera de acacia cubiertas de oro. Hoy este Espíritu es todo-
inclusivo. Antes de la muerte de Cristo, “no había” el Espíritu (Jn. 7:39) porque Cristo
no había sido glorificado en la resurrección. Mediante la resurrección El llegó a ser el
Espíritu vivificante. Por un lado, El es el Redentor, por otro, es el Espíritu vivificante.
También es el Señor en los cielos.

El Espíritu vivificante incluye la humanidad y la divinidad de Cristo. Ahora el Espíritu se


mueve en la tierra con el propósito de traer la efectividad de la oración de Cristo a la
gente en todos los lugares. Dondequiera que estén los intereses de Cristo, esta oración
está acompañada del Espíritu vivificante. Esto significa que cuando las iglesias y los
santos oran con Cristo, el Espíritu vivificante llevará a cabo lo que se ore, al traer la
intercesión de Cristo a todo lugar en la tierra que se relacione con los intereses de Dios.

Que todos seamos animados a buscar tal vida de intercesión para que podamos disfrutar
a Cristo no sólo como la mesa, el candelero y el arca, sino también como el altar del
incienso. Este altar del incienso es un punto de cambio en nuestra vida cristiana. Motiva
todos los aspectos de la vida cristiana de manera positiva. La oración de intercesión
también motiva a otros a venir a Cristo, al altar del holocausto, al lavacro, a la mesa, al
candelero y al arca que está dentro del Lugar Santísimo. Motivará a muchos santos a
buscar la riquezas de Cristo hasta llegar a la madurez. Por lo tanto, es extremadamente
importante que intercedamos con Cristo ante el altar del incienso.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CUARENTA Y NUEVE

EL ALTAR DE ORO PARA EL INCIENSO


(3)

Lectura bíblica: Ex. 30:6-10; 40:5, 26-27; Sal.. 84:3; 141:2; Ap. 8:3-6; Ex. 30:26-28

Tengo una carga muy grande en cuanto al altar del incienso, ya que algunos de los
puntos relacionados con el mismo son relativamente nuevos para nosotros. Por lo tanto,
nos va a tomar algún tiempo para estudiar a fondo la verdad acerca del altar del
incienso.

Debemos prestar atención al hecho de que el altar del incienso estaba en el centro del
tabernáculo. No estaba afuera del tabernáculo ni en el atrio. Si consulta el diagrama del
tabernáculo y del atrio que aparece en el mensaje ciento cuarenta y siete, verá que el
altar del incienso estaba en el centro del mismo.

EL DIOS ENCARNADO

En cuanto al tabernáculo, Juan 1:14 dice: “Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo
entre nosotros”. Conforme Juan 1:1, el Verbo que se hizo carne es Dios mismo. Así que,
tenemos a Dios, el Verbo y el tabernáculo. Este tabernáculo era Jesús, y El es Dios
mismo. Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo ... y el Verbo era Dios”. El Verbo se
hizo carne, y esta carne es el tabernáculo. Por medio de esto vemos que el tabernáculo es
en realidad el Dios encarnado. En otras palabras, Jesús es el Dios encarnado.

El Dios encarnado esta disponible para que tengamos contacto con El. No solamente
podemos tener contacto con El; también podemos entrar en El. Esto significa que
podemos pasear por el tabernáculo y disfrutar de su contenido.

Al estudiar el tabernáculo presentado en Exodo, nos debe impresionar que éste


representa al Dios encarnado. Dios es invisible, abstracto y misterioso. Sin embargo,
como el tabernáculo, el Dios encarnado, el que es invisible, abstracto y misterioso, se
hace real, práctico y concreto. Se podía tocar, y de una manera muy real, era visible. Por
esta razón, 1 Juan 1:1 dice: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que
hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos
tocante al Verbo de vida”. Aquí vemos que el apóstol Juan tocó al Dios encarnado. Hasta
podríamos decir que se puede entrar en el Dios encarnado. Por lo tanto, El ahora, no
sólo es visible y se puede tocar, sino también se puede entrar en El.

CRISTO COMO LAS OFRENDAS

Cuando el Señor vino como el tabernáculo, también lo hizo como las ofrendas. Juan 1:29
dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” ¿Dónde fue que el
Cordero de Dios quitó el pecado del mundo? El lo hizo en la cruz, la cual es representada
por el altar del holocausto. Como el Cordero de Dios, Cristo es las ofrendas ofrecidas en
el altar. Por tanto, El es tanto el tabernáculo como las ofrendas.

Cristo es Dios encarnado, en el cual podemos entrar, y también El es todas las ofrendas,
las cuales podemos comer. Comer las ofrendas es un asunto muy peculiar, ya que el
resultado de este es nuestra entrada al tabernáculo. Si sólo tenemos el tabernáculo sin
las ofrendas, en especial, la ofrenda por el pecado y por la transgresión, no tendremos la
manera de entrar en Dios. Cristo como las ofrendas nos califica para entrar en el
tabernáculo, es decir, dentro del Dios encarnado. Por esta razón El dice: “Yo soy el
camino, y la realidad, y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí” (Jn. 14:6). Fuera de
Cristo no podemos llegar al Padre. Si no lo tuviéramos como las ofrendas, existiría el
tabernáculo, pero no tendríamos la manera de entrar en él.

¿Usted se considera calificado para entrar en el tabernáculo, para entrar en el Dios


encarnado? Todos somos pecaminosos, inmundos y hemos cometido muchas
transgresiones. Debido a nuestra condición, nos encontramos bajo la condenación de
Dios. Si tratáramos de entrar en el tabernáculo, moriríamos. Entonces, ¿cuál es la
entrada al tabernáculo? ¿Por dónde podemos entrar? La entrada, el camino, es Cristo
como las ofrendas.

Sin el altar del holocausto y las ofrendas, no tendríamos la forma de entrar en el


tabernáculo. Por esta razón el libro de Hebreos habla acerca del camino nuevo que ha
sido consagrado para nosotros: “Así que, hermanos, teniendo firme confianza para
entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, entrada que El inauguró para
nosotros como camino nuevo y vivo a través del velo, esto es, de Su carne” (10:19-20).
La sangre de las ofrendas que se derramaba sobre el altar, abre el camino para que
entremos en el tabernáculo. Esta fue la sangre de Cristo que fue derramada sobre la
cruz. El fue nuestra ofrenda por el pecado y por la transgresión. Debido a que Su sangre
abre el camino, llega a ser el medio por el cual estamos calificados para entrar en Dios.

Además, cuando entramos en el tabernáculo, no debemos estar vacíos. Más bien,


debemos estar llenos. No sólo ofrecemos los sacrificios a Dios, sino que después de
ofrecerlos, podemos comer una porción de los mismos. Por lo tanto, tenemos la sangre
por fuera e internamente la comida, la carne de las ofrendas. La sangre del sacrificio
abre el camino para que entremos en Dios, y la carne nos llena internamente. No
tenemos hambre cuando vamos al tabernáculo, sino que estamos satisfechos.

ORAR EN DIOS Y CON EL DENTRO DE NOSOTROS

El cuadro del tabernáculo representa a Cristo como el Dios encarnado y que está
disponible para que entremos en El. Este Cristo también es todas las ofrendas que nos
califican al abrirnos el camino hacia Dios y al llenarnos internamente. Cuando vamos al
altar del incienso, estamos en Dios y El en nosotros. Puesto que el altar de incienso se
encuentra en el centro del tabernáculo, el cual tipifica al Dios encarnado, estar en dicho
altar significa estar en el Dios encarnado. Además, si estamos en Dios, El también está
en nosotros. En el altar que estaba en el atrio podemos experimentar las ofrendas,
tenemos la sangre que nos lava y la carne que nos llena internamente. Esto nos califica
para entrar en el Dios encarnado, quien mora en nosotros como nuestro alimento y
suministro de vida. Cualquiera que se acerca al altar del incienso es una persona que
está en Dios y que lo contiene. Es uno con Dios y está mezclado con El. ¡Qué maravilla!

Tal vez usted sea un cristiano que no se ha dado cuenta de que orar en el altar del
incienso significa orar en Dios y con El dentro de nosotros. Sin embargo, aquellos que
oran de manera natural puede que estén muy lejos de Dios, y que su oración no posea el
elemento de Dios. Aunque le oran a Dios, están muy lejos de El. Cuando los judíos oran,
puede que estén más cerca de Dios que los gentiles, pero aun están fuera de El. Además,
los cristianos que no han recibido luz ni tienen experiencia o que son indiferentes
pueden orar en el altar del atrio, pero no oren en el altar del incienso que estaba dentro
del tabernáculo. ¿En dónde ora usted? ¿En el altar que se encuentra en el atrio o dentro
del tabernáculo, dentro del Dios encarnado? En nuestra experiencia, cada vez que
oramos debemos estar en Dios y la misma vez El debe estar en nosotros. A medida que
le oramos, debemos estar en El, y El debe orar en nosotros.

Un ejemplo de la experiencia de que Dios ore en nosotros cuando oramos en El y con El


puede ser la energía que recibimos cuando comemos una comida nutritiva. Suponga que
estamos en una reunión del ministerio por la noche, y que antes de la misma yo coma y
me lleno de energía. Cuando hablo en la reunión estoy lleno de energía. Mientras hablo
la comida me da más energías. Del mismo modo, cuando oramos en Dios y con El
dentro de nosotros, El ora en nosotros.

Por un lado, Cristo es el tabernáculo, por otro, El es la comida. Entramos dentro de El,
como tabernáculo. y El entra en nosotros como la comida. Cristo no es una comida
común, sino santa, una comida ofrecida a Dios. Como sacerdotes que entran en el
tabernáculo a orar frente al altar del incienso, nosotros no comemos una comida común.
Comemos una comida santa, que ha sido ofrecida a Dios. No comemos nada que no
haya sido una ofrenda. En otras palabras, no comemos nada que no sea Cristo. Cristo es
nuestra comida, la cual fue ofrecida a Dios primero. ¡Aleluya, podemos estar en el Dios
encarnado, y El es la comida que nos da energías!

OFRECER A CRISTO COMO EL INCIENSO

Conforme a la tipología, no hay indicios de que el altar del incienso fuese un lugar donde
se oraba. Esto es nuestra interpretación. En el altar del incienso se quemaba el incienso,
y esto tipifica orar. ¿Cómo se debe orar frente al altar del incienso? Una vez que estamos
en Dios, El está en nosotros y nos encontramos frente al altar del incienso, debemos
quemar el incienso. ¿Pero qué es el incienso? Cristo es el incienso. Cristo es el
tabernáculo, las ofrendas y también es el incienso. Por lo tanto, quemar el incienso
significa orar a Cristo.

Apocalipsis 8:3y 4 dicen: “Otro Angel vino entonces y se paró ante el altar, con un
incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que lo ofreciese junto con las
oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la
mano del Angel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de
los santos”. Este Angel es Cristo, Aquel que añade Su incienso a las oraciones de los
santos. Este incienso es el que hace que el humo suba y no las oraciones de los santos.
En nuestras oraciones necesitamos a Cristo como el incienso con el cual el humo sube.
El punto aquí es que quemar el incienso en realidad significa orar a Cristo.

Si vemos que quemar el incienso significa orar a Cristo, nos dará vergüenza la manera
en que hemos estado orando. Hemos orado muchas cosas que no son Cristo. En lugar de
quemar a Cristo como el incienso, hemos quemado inciensos extraños. Hemos ofrecido
inciensos extraños, otra cosa que no es Cristo. Sin embrago, no debemos ofrecer como
incienso nada que no sea Cristo. Antes había mucho incienso extraño en nuestras
oraciones; muchas cosas que no eran Cristo.

En el altar del incienso no debemos ofrecer el holocausto ni la ofrenda de harina,


tampoco debemos derramar la libación. Todas estas ofrendas deben ser ofrecidas en el
primer altar, el altar que estaba en el atrio. Sobre el altar del incienso sólo se debe
ofrecer incienso.

Al llegar a la última parte de Exodo 30, debemos ver que el incienso tipifica a Cristo
resucitado y ascendido. Sin embargo, todas las ofrendas, a excepción de la ofrenda
mecida y la ofrenda elevada, son tipos de Cristo como aquel que fue juzgado por Dios y
que murió por nosotros. El Cristo resucita y ascendido es el único que es aceptado por
Dios. Dios lo recibe, y aceptado por El. Por lo tanto, El llega a ser un olor fragante a
Dios. Este olor, como el incienso, debe estar en nuestra oración. Como mencionamos,
esto significa que cuando oramos, debemos orar a Cristo.

Cuando algunos escuchan esto, acerca de quemar a Cristo como el incienso, y acerca de
orar a Cristo, puede que pregunten: “Si me voy de viaje mañana, ¿no debo orar por un
viaje seguro?” Esta pregunta indica que en su oración existe mucho incienso extraño. No
creo que esta persona ore en el altar del incienso que está dentro del tabernáculo.

Sobre el arca del testimonio que estaba en el Lugar Santísimo había una tapa, una
cubierta, llamada la cubierta del propiciatorio. Esa cubierta estaba hecha de oro y se
colocaba en el lugar donde Dios se reunía con Su pueblo. Una versión de la Biblia la
describe como la silla de misericordia. Finalmente esta silla de misericordia que se
menciona en Exodo llega a ser el trono de gracia que se menciona en Hebreos 4. Esto
significa que el trono de la gracia es la cubierta del propiciatorio, la tapa que cubría el
arca del testimonio. Por un lado, con respecto a la propiciación, esta tapa es la cubierta
del propiciatorio. Por otro, y con respecto a la impartición de Dios, es el trono de la
gracia, el lugar donde Dios imparte Su gracia a la gente. Además, según el libro de
Apocalipsis, también es el trono de la autoridad, el trono de la administración divina.
Por lo tanto, una misma cosa es la silla de misericordia, el trono de la gracia, y el trono
de la administración.

En los capítulos dos y tres de Apocalipsis tenemos la iglesia, y los capítulos cuatro y
cinco son un cuadro del trono de Dios. El trono de Apocalipsis 4 y 5 es el trono de la
autoridad, el trono de la administración divina en todo el universo. Por lo tanto, para
todo el universo, este es el trono de la autoridad de Dios, pero para nosotros, es el trono
de la gracia. Es el lugar, la cubierta del propiciatorio, donde podemos tener contacto con
Dios y recibir la gracia.

En el libro de Apocalipsis el altar del incienso está justo al frente del trono de la
autoridad de Dios. Según Apocalipsis 8, Cristo es otro Angel que viene a añadir Su
incienso a las oraciones de los santos. Este incienso sube al trono de la administración
de Dios, y El contesta las oraciones de los santos. Como resultado, baja a la tierra el
fuego para ejecutar los juicios divinos que se relatan en el resto del libro. Este es un
cuadro del altar del incienso como el trono administrativo de Dios, donde El ejecuta Sus
juicios. Es importante que veamos que ejecución de la administración de Dios es
motivada por las oraciones que se le ofrecen a El en el altar del incienso.

ORAR A CRISTO

Suponga que va al altar del incienso para orar. ¿Cómo lo haría? ¿Oraría por un viaje que
está a punto de hacer? ¿por su trabajo? Es lamentable ver que muchos cristianos sólo
oran por cosas como estas. Si no oraran por cosas materiales, no tendrían mucho por
que orar. Tal parece que no saben orar por la economía de Dios. Les parece extraño que
se hable de orar a Cristo. Es como si les hablaran en chino. De hecho, no es extraño orar
a Cristo, más bien, lo es el orar por otras cosas. Es muy normal que los creyentes oren a
Cristo. Si seguimos orando por transportación, casa y trabajos, Dios puede decir: “¿Por
qué oran por tantas cosas extrañas? ¿por qué oran por una casa mejor o un mejor
trabajo? Lo que quiero es oren Cristo”.

Miles y miles de oraciones son ofrecidas a Dios, pero es muy poca la ejecución de Su
propósito. Los cristianos oran una y otra vez, pero hay muy poca impartición del
suministro de gracia por parte de Dios. Hoy en día, ¿quién sabe orar de manera que se
motive la impartición del suministro de vida por parte del trono de la gracia? Muy pocos
creyentes saben orar de esta manera. Y ¿quién sabe orar para motivar la ejecución de la
administración divina por parte del trono de la autoridad? En realidad, muchos de los
que oran no están ni en el atrio, mucho menos en el tabernáculo. Cuando le oran a Dios,
en realidad, está muy lejos de El.

A la luz de los que hemos cubierto en este mensaje, todos debemos ver estos tres asuntos
que cuando oramos, debemos estar en el tabernáculo. Segundo, que cuando estemos a
punto de orar, debemos haber comido el alimento santo y estar satisfechos y tercero,
que debemos ofrecer el incienso a Dios. Esto significa que cuando oramos, debemos
hacerlo en Dios y con El dentro de nosotros como el suministro que da energía, y que
debemos orar con Cristo como el incienso. Entonces quemaremos el incienso para Dios.
Creo que si tenemos esta visión acerca de la oración, nuestra vida de oración será
revolucionada. Que todos veamos esto y tengamos la experiencia de tal revolución.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA

EL ALTAR DE ORO PARA EL INCIENSO


(4)
Lectura bíblica: Ex. 30:6-10; 40:5, 26-27; Sal. 84:3; 141:2; Ap. 8:3-6; Ex. 30:26-28

En el mensaje anterior le dimos énfasis a tres asuntos importantes que se relacionan con
el altar del incienso. En primer lugar, que cuando oramos, debemos hacerlo en el
tabernáculo, el cual tipifica al Dios encarnado. Segundo, para poder orar en el altar del
incienso debemos estar llenos y satisfechos con el alimento santo, es decir, nuestra
porción de las ofrendas. Tercero, que cuando oramos debemos ofrecer el incienso a
Dios. Si tenemos una visión clara de estos asuntos, nuestra vida de oración será
revolucionada. En lugar de preocuparnos en orar por cosas materiales o personales,
oraremos para que se lleve acabo el propósito de Dios, para que se ejecute Su
administración divina, y para que se imparta el suministro de gracia de Dios.

LA ORACION SE RELACIONA
CON CRISTO Y LA IGLESIA

Mateo 6:33 es citado muy a menudo por los cristianos: “Mas buscad primeramente Su
reino y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Esto indica que si buscamos el
reino de Dios y Su justicia; cualquier cosa que necesitemos: comida, ropa, casa, se nos
añadirá. Esto demuestra que no debemos preocuparnos en orar por comida o ropa. Más
bien, debemos orar por el reino de Dios.

¿Qué es el reino de Dios en la actualidad? El reino de Dios es la iglesia. ¿Pero, qué es la


iglesia? La iglesia es Cristo. Por lo tanto, buscar el reino de Dios equivale a buscar a
Cristo y la iglesia.

Según Mateo 6:33 también debemos buscar la justicia de Dios. ¿Qué es la justicia de
Dios? La justicia de Dios es Cristo expresado a través de la iglesia. Por lo tanto, buscar el
reino de Dios y Su justicia equivale a buscar a Cristo y la iglesia. Nuestra oración debe
estar relacionada con el reino de Dios y Su justicia, a saber, con Cristo y la iglesia.

Lo triste es que muchos cristianos saben orar por un mejor empleo, una casa más
grande o por un viaje seguro, pero no saben orar por Cristo y la iglesia. Cuando algunos
oran por la iglesia, no lo hacen por ella en sí, sino por asuntos financieros relacionados
con la misma. Debemos olvidarnos de esta manera de orar y orar por Cristo y la iglesia.
Algunos al escuchar esto dirán: “Esto es muy conflictivo. Tal parece que me está
robando todas mis oraciones. Luego de escuchar acerca de esto no sé como orar. Parece
que de cualquier manera que ora está mal”.

UNA PROHIBICION CONTUNDENTE


Los animo a leer nuevamente esta porción de la Palabra. Debemos quemar el incienso
en el altar de oro. No obstante, existe una prohibición seria: no debemos quemar un
incienso extraño. Solamente el Cristo resucitado y ascendido es aceptable; todo lo demás
está prohibido. No debemos quemar un incienso extraño, y ni siquiera podemos quemar
en el altar del incienso lo que Dios aceptaría en el altar de las ofrendas. Esto significa
que no debemos presentar al Cristo crucificado y juzgado en el altar del incienso. Más
bien, nuestro incienso debe ser el Cristo que resucitó y ascendió. Este Cristo vivo es lo
que debemos presentarle a Dios como incienso en el altar.

Si me preguntaran cómo deben orar, no les diría. Si le dijera cómo hacerlo, y usted lo
hace así, esa clase de oración de todos modos no sería Cristo. Tal vez use las palabras
apropiadas, pero seguirá orando fuera de Dios. No estaría orando en Dios, en el centro
de Su morada. Además, mientras ora, no sentirá una satisfacción interna ni se llenará de
energía. Esto significa que no tiene a Dios orando dentro de usted mientras ora. Cuando
oramos, debemos hacerlo en Dios, y con El dándonos energías. Luego debemos ofrecer
Cristo a Dios y orarle.

UNA CONDICION LAMENTABLE

Si usted se quedara conmigo por algunos días, se daría cuenta de que no estoy contento
todo el tiempo. La condición del cristianismo actual me entristece mucho. Póngase a
pensar en la gente que lo rodea y lo que hacen. ¿Qué sabe acerca de la economía de
Dios? ¡Cuán lamentable es su condición! El Señor Jesús ha retrasado Su venida por casi
dos mil años. Claro, que para El dos mil años son como días. Lo que representa un largo
período de tiempo para nosotros es poco tiempo para El. Para El doscientos cincuenta
años son como seis horas, o sea una cuarta parte de un día. Pedro dijo que con el Señor
mil años son como un día. (2 P. 3:8). En ese mismo capítulo Pedro no menciona el
milenio, sino que habla directamente acerca de los cielos nuevos y la tierra nueva en la
eternidad (2 P. 3:13). Esto indica que ni siquiera mil años son mucho tiempo para el
Señor. Sin embargo, yo pienso que el Señor ha retrasado Su venida por mucho tiempo.

Hoy en día ¿quién está orando para que Dios imparta Su gracia a Su pueblo? ¿quién está
orando de manera que motive al trono de la autoridad de Dios a juzgar esta edad? Cristo
tiene mucho incienso, pero ¿dónde están las oraciones calificadas para recibirlo? ¿puede
Cristo añadir incienso a sus oraciones? Me temo que muy pocas de nuestras oraciones
están calificadas para recibir el incienso de Cristo. Por lo tanto, es muy importante, que
veamos que en relación con nuestra vida de oración, Cristo es el tabernáculo, la comida
que se ofrece y también es el incienso.

COMO SE CONECTAN LOS DOS ALTARES


La unción

Conforme a la Biblia, los dos altares estaban conectados. En Exodo 30:27 y 28 dice que
ambos altares, del incienso y del holocausto, eran ungidos con el aceite santo de la
unción. Después de que el tabernáculo y sus utensilios eran ungidos, se ungían los dos
altares. Exodo 30:26-28 dice: “Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del
testimonio, la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el
altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base”.
Fíjese que la secuencia de estos versículos es el tabernáculo, el arca, la mesa, el
candelero, el altar del incienso y el altar del holocausto. Por lo tanto, la unción conecta a
los dos altares.

La unción representa el mover de Dios. Según el mover de Dios, el altar del incienso y el
altar del holocausto están conectados. La unción es el elemento conectador.

La sangre de la ofrenda por el pecado

Los altares también estaban conectados por la sangre de la ofrenda por el pecado que se
ofrecía como propiciación, en el día de la expiación. El de la expiación, el cual
preferimos traducir como el día de propiciación, se llevaba a cabo una vez al año. Ese día
la ofrenda más importante era la ofrenda por el pecado. Después de que se derramaba la
sangre de esta ofrenda, se llevaba del altar al Lugar Santo y se aplicaba en las cuatro
esquinas del altar del incienso. Parte de esta sangre también se llevaba al Lugar
Santísimo, y el resto se derramaba alrededor del altar que estaba en el atrio. Esta sangre
propiciatoria también conectaba a los dos altares.

El fuego para quemar las ofrendas

Además, los dos altares estaban conectados por el fuego del altar que estaba en el atrio.
Si leemos el Nuevo Testamento cuidadosamente, veremos que no se permitía ninguna
clase de fuego extraño para quemar el incienso. Más bien, el único fuego que se podía
usar era el del altar del holocausto, el cual descendía del cielo. Este no era un fuego
extraño, como lo hubiese sido cualquier otra clase de fuego. El fuego celestial, el fuego
que provenía de Dios, el cual se usaba en el altar del holocausto, también se usaba para
quemar el incienso. Esto nos demuestra que el fuego utilizado para quemar las ofrendas
también conectaba los dos altares.

Del altar del holocausto subía hacia Dios un olor fragante. También del altar del
incienso subía un olor grato. Así que de ambos altares subía un olor fragante que
satisfacía a Dios. Sin embargo, existía una diferencia entre estos. En el altar del
holocausto se quemaba para el juicio, mientras que en el altar del incienso se quemaba
para la aceptación.

Los dos tipos de quemado se reflejan el uno en el otro. Especialmente, la primera clase
de olor fragante, el del altar del holocausto, se refleja en el segundo, en el del altar del
incienso. El olor fragante que subía hacia Dios desde el altar del holocausto se reflejaba
en el olor fragante que le llegaba del incienso. En estas dos clases de olor fragante
tenemos la dulzura de la muerte de Cristo en el altar de las ofrendas y la dulzura de
Cristo en Su resurrección y ascensión en el altar del incienso. El aroma de Cristo en Su
resurrección y en la ascensión sirven para que seamos aceptados. Estos tres elementos:
la unción, la sangre y el fuego, conectan los dos altares.

EL APRECIO QUE EL SALMISTA


TIENE DE LOS DOS ALTARES

Puesto que estos dos altares estaban conectados, el salmista habla de ellos
simultáneamente: “Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga
sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío y Dios mío”. En
poesía el salmista expresa su aprecio por los dos altares. Esto cobra importancia cuando
consideramos que en la morada de Dios había otros muebles y utensilios, tales como el
arca, la mesa y el candelero. Sin embargo, lo que más apreciaba el salmista eran los dos
altares.

El gorrión y la golondrina representan a los seres humanos que son pequeños, débiles e
insignificantes. El Señor Jesús dijo que dos gorriones costaban un asarión, lo que
equivale a un centavo (Mt. 10:29). No obstante, nosotros que somos tan insignificantes
como un gorrión hallamos una casa en los altares del Señor. Además, al igual que las
golondrinas, podemos poner a nuestros hijos en estos altares.

Los que no tienen una comprensión adecuada del Salmo 84 se preguntarán como es
posible que los gorriones y las golondrinas hagan sus nidos en los altares del Señor.
Incluso pensarán que los altares son lugares desolados y descuidados. Sin embargo, el
Salmo 84 está lleno de amor, con una grande apreciación por la morada de Dios,
especialmente, de los dos altares.

Estos dos altares representan la muerte de Cristo y Su intercesión. El altar de las


ofrendas se relaciona con la muerte de Cristo, y el altar del incienso con Su intercesión.
Puedo dar testimonio de que estos dos altares unidos, han llegado a ser muy especiales
para mí. Yo me comparo con un gorrión o con una golondrina que hace su nido y
empolla a sus hijos en ellos.
NUESTRA EXPERIENCIA DE LOS DOS ALTARES

Muchos cristianos sólo han experimentado uno de los altares, el primero, el altar de las
ofrendas que se encontraba en el atrio. Esto quiere decir que tienen la cruz, pero no
tienen el altar del incienso. Nosotros debemos experimentar los dos altares.

Ahora que estamos estudiando acerca del altar del incienso que se describe en el
capítulo treinta de Exodo, quisiera mencionar que esto no es simplemente un estudio
bíblico o enseñanza bíblica. Nuestra vida de oración debe ser en Dios, y con El dentro de
nosotros como nuestro suministro y satisfacción. Si queremos tener una vida de oración
adecuada, también debemos ofrecer Cristo, como incienso, a Dios. Además, es muy
importante que veamos que esta clase de oración está ligada al Cristo crucificado. Los
animo a que le presenten estos puntos al Señor en oración y que le pidan que les
muestre mucho más.

La revelación acerca del altar del incienso me ha ayudado grandemente. En ocasiones ha


dirigido mis oraciones. Pero a veces, debido a lo que me rodea, también he orado de
manera natural.

Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que veamos que la vida de oración
adecuada y sincera se encuentra en Dios y requiere Su presencia en nosotros; ésta es
una con el Cristo resucitado y ascendido como nuestro incienso para Dios; y está ligada
al Cristo crucificado por medio de la sangre, el fuego y el olor fragante. Si tenemos esta
clase de oración, nuestra vida motivará al mover de Dios. Esta clase de oración regula la
impartición de la gracia de Dios y la administración de Su autoridad. Esto significa que
la oración que se ofrece en el altar del incienso regula el universo. Esto tiene gran
importancia. Que nuestros ojos sean abiertos para ver esto.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y UNO

EL ALTAR DE ORO PARA EL INCIENSO


(5)

Lectura bíblica: Ex. 30:6-10, 26-28; 40:5, 26-27; Sal. 84:3; 141:2; Ap. 8:3-6

CRISTO INTERCEDE

En la tipología del Antiguo Testamento, el altar del incienso se menciona en Exodo 30.
Si lo estudiamos de modo superficial notaremos que se relaciona con la oración. Tanto
en el Antiguo Testamento como en el Nuevo el incienso que se ofrecía a Dios representa
nuestra oración. Por lo tanto, cuando leemos la Biblia, podemos ver que el altar de oro
para el incienso debe estar relacionado con la oración.

Si profundizamos en este punto, veremos que el altar del incienso en realidad no se


refiere a nuestra oración, sino a la oración de Cristo, ya que el altar mismo tipifica a la
persona de Cristo, no Su oración; representa al Cristo que ora e intercede.

El Cristo individual después de Su resurrección y más aún, después de Su ascensión,


llegó a ser corporativo. Por lo tanto, ahora ante Dios no sólo intercede el Cristo
individual, sino el Cristo corporativo. Allí está la Cabeza y el Cuerpo intercediendo.
Cristo, la Cabeza intercede en los cielos, y la iglesia , el Cuerpo lo hace desde la tierra.
Así que, el intercesor no es Cristo solo, sino Cristo y Su Cuerpo. Si comprendemos esto,
veremos que el significado del altar del incienso es muy profundo.

UN CONCEPTO PROFUNDO

Si se fijan en el diagrama presentado en el mensaje ciento cuarenta y siete, verá que el


altar del incienso estaba dentro del tabernáculo. Sin embargo, el primer altar, el altar del
holocausto estaba fuera del tabernáculo, en el atrio. La importancia del altar del
incienso es más profunda que la del altar del holocausto. Como ya hemos dicho, el
tabernáculo representa clara y definitivamente a Dios, en el cual podemos entrar.
Además, puesto que el altar del incienso estaba dentro del tabernáculo, todo el que ore
frente al altar del incienso debe estar dentro del tabernáculo. Por lo tanto, el concepto
aquí es más profundo. Esta es la razón por la cual decimos que la importancia del altar
del incienso es profunda. En este mensaje trataremos de estudiar algunos detalles
relacionados con la profunda importancia de este altar.

En el tabernáculo y en el atrio había dos altares: el altar del holocausto y el altar de oro
del incienso. El altar del incienso que estaba dentro del tabernáculo tenía como fin la
oración y el altar del holocausto se usaba para ofrecer los sacrificios.

Suponga que un pecador va ofrecer una ofrenda por el pecado o por la transgresión, al
altar que se encontraba en el atrio. Es obvio que esta persona orará. Sin embargo, esa
clase de oración, la oración que se presenta en el altar que estaba en el atrio, es menos
profunda, ya que esta se ofrece fuera de Dios. Esta no es ofrecida en Dios. Actualmente
muchos cristianos sólo saben orar esta clase de oración. Sólo saben orar tomando la
sangre que Cristo vertió en la cruz como base. Pocos creyentes saben orar la clase de
oración que se ofrece en el altar del incienso.
La condición o requisito principal para orar frente al primer altar es ofrecer a Cristo
como nuestro substituto, ya sea como ofrenda por el pecado o por la transgresión. Esto
significa que oramos por medio de El como aquel que fue crucificado y derramó Su
sangre para nuestra redención. Si nuestra oración no pasa de esto, podemos orarle a
Dios, pero no oramos en El. Orarle a Dios es una cosa, pero orar en El es algo más
profundo. Este es un asunto muy importante que debemos ver.

Espero que en este mensaje veamos algo más profundo relacionado con nuestra
experiencia. No quiero estudiar el altar del incienso de manera doctrinal. Este mensaje
no es simplemente un estudio bíblico de Exodo 30. Por lo tanto, espero que el Señor nos
muestre algo más profundo acerca del altar de oro para el incienso.

Cuando yo era joven, fui a la Iglesia Bautista del Sur, a la Iglesia Presbiteriana china y a
las Asambleas de los Hermanos. Durante esos años, escuché muchas oraciones que
terminaban con las palabras: “en el nombre del Señor Jesús”. Esas oraciones eran
ofrecidas en altar que estaba en el atrio, no en el altar del incienso, ya que los que oran
de esta manera tenían una vida de oración superficial. Ellos no habían entrado en una
vida más profunda o la vida interior. Orar por medio de la sangre de Cristo en la cruz no
es tan profundo como orar en el altar del incienso.

LA SANGRE Y EL FUEGO

El altar del incienso estaba conectado con el altar del holocausto principalmente por la
sangre de la ofrenda por el pecado. Primero, la sangre de la ofrenda por el pecado se
derramaba sobre el altar que estaba en el atrio. Luego se llevaba y se rociaba sobre el
altar del incienso. Lo que sobraba se derramaba sobre la base del altar del holocausto.
Por lo tanto, la sangre redentora unía a los dos altares. Esto indica que la oración que se
ofrece a Dios en el altar del incienso debe basarse en nuestra experiencia del primer
altar. Una vez hemos tenido la experiencia del primer altar, tenemos la base, una norma,
un terreno, para ir a orar al segundo altar.

Los dos altares también estaban conectados por el fuego. El fuego que se usaba en el
altar que estaba en el atrio también se usaba para quemar el incienso en el tabernáculo.
Por ende, los dos altares estaban conectados por la sangre y por el fuego.

La sangre significa que se ha tomado cuidado de nuestro pecado o transgresión. Se ha


quitado el pecado, y se ha restituido la transgresión. La sangre nos da seguridad de esto.
En cuanto a esto, no queda nada por hacer. La sangre ha resuelto el problema del
pecado y de la transgresión.
SOLO CENIZAS

¿Cuál es el significado del fuego? El fuego indica que todo lo que somos debe ser
reducido a cenizas. Debemos ser quemados para que lleguemos a ser cenizas.

Algunos cristianos, especialmente los que pertenecen al recobro del Señor, hablan
mucho acerca de ser naturales. Solamente hay una manera de no ser natural, la cual es
ser quemados. Si usted no ha sido quemado, todavía es natural. Suponga que tiene una
mesa de madera frente a usted. Esta existe en su estado natural. Pero, si la quemamos y
se convierte en cenizas, y ano lo es. Esto es un ejemplo de cuando algo se quema deja de
ser natural.

Yo no me he inventado el hecho de que todos los creyentes deben llegar a ser cenizas.
Este es el deseo del Señor. Tal vez cuando algunos escuchan que el Señor Jesús desea
que seamos cenizas digan: “Cristo es el que debe ser reducido a cenizas. El fuego del
altar lo quema a El, no a mí”. Sin embargo, debemos recordar que según la tipología el
que ofrecía las ofrendas ponía sus manos sobre el sacrificio a fin de identificarse con el
mismo. Esto significa que el sacrificio representa al que lo ofrecía. Cuando Cristo murió
en la cruz, nosotros morimos con El, ya que El nos representaba. No sólo esto, cuando
creemos en El, ponemos nuestras manos sobre El. Por lo tanto, puesto que somos uno
con Cristo quien fue reducido a cenizas, nosotros también llegamos a ser cenizas.

Es posible que algunos digan: “Si nosotros somos quemados, ¿cómo viviremos?” Pablo
nos da la respuestas en Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no
vivo yo, mas vive Cristo en mí”. La muerte de Cristo nos lleva a la resurrección. Ahora
estamos en resurrección, y ya no vivimos nosotros, sino que Cristo vive en nosotros. Sin
embargo, para la mayoría de los cristianos, Gálatas 2:20, es simplemente una doctrina.
Ellos no tienen la experiencia práctica de esto.

En un mensaje anterior mencionamos que con relación a la ofrenda por el pecado vemos
tres cosas: la sangre, las cenizas y el olor fragante que subía hacia Dios. La sangre y las
cenizas se refieren a nosotros, pero el olor fragante satisface a Dios. Gracias al Señor hoy
tenemos la sangre como señal y garantía de que nuestro pecado y transgresión han sido
terminados. Las cenizas también son señal de que hemos sido crucificados y
terminados. Cuando llegamos a ser cenizas ya no somos una persona natural. Más bien,
somos personas que han sido crucificadas, terminadas y quemadas. Ya no somos
hombres naturales, somos un montón de cenizas. No obstante para muchos de nosotros
esto es sólo una doctrina; aún no hemos tenido la experiencia. Por lo tanto, debemos
seguir adelante hasta tener la experiencia de ser reducidos a cenizas.
Es muy triste que muchos cristianos sólo saben acerca de la sangre que fue derramada
en la cruz. Ellos no conocen acerca del fuego. Estos creyentes tienen la sangre, pero no
las cenizas. Ellos permanecen en una condición natural, no son quemados. Sin duda no
han llegado a ser cenizas. ¿Cómo podrían estos creyentes orar en el altar del incienso
que estaba dentro del tabernáculo? Es imposible para ellos.

Cuando creemos en el Señor Jesús y confesamos nuestros pecados a Dios, oramos en el


primer altar de una manera superficial. Puesto que solamente oramos por nosotros
mismos, esta clase de oración no se puede considerar como una oración de intercesión.
Esta era por nuestra situación personal. La intercesión no se puede hacer en el primer
altar, sino en el segundo. Sin embargo, ¿quienes pueden orar en el segundo altar? Para
orar en el segundo altar debemos ser quemados y llegar a ser cenizas; es decir, ya no
podemos ser naturales. Todo aquel que quiera orar en el altar del incienso debe llegar a
ser cenizas.

Si entramos en el tabernáculo, no podemos ir directamente al altar del incienso. Como


ya hemos mencionando, primero vamos a la mesa del pan de la proposición, luego al
candelero, y después de eso vamos al arca del testimonio que está en el Lugar Santísimo.
Entonces estamos listos para interceder en el altar del incienso.

NUESTRA CONDUCTA, VISION Y VIRTUD

Nuestra conducta va en contra de Cristo como vida (el pan de la mesa de la presencia, la
mesa de la proposición). Nuestra visión va en contra de Cristo como luz (el candelero).
Nuestra virtud va en contra de Cristo como el incienso que ofrecemos a Dios (el altar del
incienso). Nuestra conducta, visión y virtud representan nuestro ser natural, el cual va
en contra de Cristo como el testimonio de Dios (el arca). Si somos cenizas, ¿tendremos
nuestra conducta, visión y virtud natural? Claro que no. Un montón de cenizas no tiene
conducta, ni visión, ni virtud, no tiene nada. Reducirse a cenizas es reducirse a nada, a
cero.

Mientras pensemos que somos algo y nos consideremos como algo, no estamos en el
tabernáculo. Más bien, estamos fuera del tabernáculo. ¿Recuerda el significado del
tabernáculo? Este significa al Dios encarnado. Por lo tanto, estar en el tabernáculo
significa estar en Dios. Ahora debemos darnos cuenta de que el requisito para estar en
Dios es que lleguemos a ser nada. Sólo podemos estar en Dios, si llegamos a ser cero,
primero. Por esta razón, quisiera hacer hincapié en el hecho de si seguimos pensando
que somos algo no estamos en Dios. Pero cuando llegamos a ser nada, estamos
calificados para estar en El.
¿Cómo sabemos si todavía somos algo y que aún no hemos llegado a ser nada? Lo
sabemos porque todavía tenemos nuestra conducta, nuestra visión o perspectiva y
nuestras virtudes naturales. Por ejemplo, un hermano puede pensar que es muy amable
y agradable. Otro ejemplo sería que, un esposo piense que es más amable que su esposa.
Sin embargo, una persona que ora en el altar del incienso que está en el tabernáculo no
tiene este concepto de sí misma, sino que ha llegado a ser cenizas. Esto significa que ya
no posee su virtud natural. Su virtud, conducta y visión natural han llegado a ser
cenizas.

Si mantenemos nuestra conducta y comportamiento natural, no disfrutaremos de Cristo


como el suministro de vida. Les aseguro que lo que les digo no es simple doctrina. Esto
lo he aprendido en mi experiencia. La experiencia me dice que siempre que me agarro
de mi conducta natural. No disfruto a Cristo como el suministro de vida.

También he aprendido que si tengo mi propia visión, punto de vista y conocimiento, no


tengo a Cristo como la luz. No lo puedo experimentar como el candelero. Sólo lo puedo
experimentar como tal cuando ya no tengo mi propia visión.

A menudo las preguntas que otras personas nos hacen nos ponen en evidencia en cuanto
a nuestra visión y conocimiento natural. Suponga que usted me preguntara acerca de
algún hermanos o de alguna iglesia. Si pregunta es como una prueba para mí y mi
respuesta le daría a entender si aún tengo mi visión natural. Si yo sostengo mi opinión,
punto de vista y conocimiento natural, Cristo no será mi candelero. Pero, si no mi visión
natural, El llegará a ser mi candelero de manera real en mi experiencia. El será mi luz.
Entonces en lugar de una visión natural, tendré la luz divina. Tendré la luz espiritual, la
cual es Cristo mismo.

Demasiadas ocasiones tenemos opiniones acerca de los hermanos de la iglesia. Sin


embargo, a veces vemos las cosas con Cristo como nuestra luz. Una persona que ora e
intercede en el segundo altar tiene la luz espiritual en lugar de una luz natural.

Además, cualquiera que intercede en el altar del incienso tiene a Cristo como su
incienso. Ya no tiene su virtud natural. Para esta clase de persona, Cristo es todo. Cristo
es su suministro de vida para tener una conducta apropiada, es su luz para tener una
visión adecuada, y es su virtud para que tenga un olor fragante que sube a Dios. Esta
clase de persona puede orar en el altar del incienso.

Nada de lo que oramos en el primer altar, el del holocausto que estaba en el atrio, puede
ser considerado como intercesión. Sin embargo, cuando oramos en el segundo altar esto
se considera una intercesión. En el segundo altar no oramos tanto por nosotros mismos,
sino por la economía de Dios, Su impartición, por Su mover, por Su recobro y por la
iglesias y los santos. Intercedemos de forma espontanea.

Cuando oramos en el primer altar, es muy difícil orar sin estar centrados en nosotros
mismos y nuestra situación. Sin embargo, cuando oramos en el segundo altar, se hace
difícil centrarnos sólo en nosotros mismos. La razón por la cual nuestro yo no se
involucra en la oraciones que se ofrecen en el altar del incienso es que para orar en el
segundo altar requiere que nosotros seamos reducidos a nada primero. En cambio, los
que oran en el primer altar casi siempre claman al Señor por ellos mismos. Ellos claman
para que el Señor tenga misericordia de ellos, y los ayude en sus asuntos. Es muy difícil
poner a un lado nuestra situación personal cuando oramos en el primer altar. La
operación que se hace en este altar está llena de nosotros mismos. Pero cuando llegamos
al segundo altar, hemos pasado por la cruz, la mesa, el candelero y el arca. Puesto a que
hemos tenido la experiencia de la mesa, ya no tenemos nuestra conducta natural. Más
bien, tenemos a Cristo como nuestro suministro. Puesto que hemos ido al candelero, ya
no tenemos una visión natural, sino a Cristo como nuestra luz.

Ahora debemos ver lo que experimentamos cuando vamos al arca. El arca representa a
Cristo como testimonio de Dios, el cual va en contra de nuestro ser natural,
representado por el velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo. Necesitamos
ver que el velo es nuestro ser natural y que este va en contra del arca. Nuestro ser
natural se compone de nuestra conducta, visión y virtud. Este ser natural es el velo que
se opone a Cristo como testimonio de Dios.

¿Se ha dado cuenta de que el velo que cubría el arca iba en contra de la misma y que
representa a nuestro ser natural? Aquí vemos cuatro asuntos: nuestra conducta natural,
nuestra visión natural, nuestra virtud natural, los cuales componen, nuestro ser natural.

Supongamos que un hermanos es todo un caballero. El es muy buen esposo y padre.


Además, tiene una visión natural y mucho conocimiento. También está lleno de virtud.
Muchas personas lo considerarían como un cristiano excepcional, ya que tiene un buen
comportamiento, visión y virtud. Sin embargo, esta clase de cristiano es natural y vive
conforme a su ser natural. Como resultado, el no puede estar dentro del tabernáculo ni
orar frente al altar del incienso. Mientras él continúe considerándose una buena
persona, estará lejos del tabernáculo. Con toda seguridad él no se encuentra en Dios.

Lo antes mencionado ha llegado a ser mi experiencia a través de los años. Yo no hubiese


podido haber dado este mensaje hace treinta años, ya que mi experiencia era limitada.
Lo que aprendí era mayormente doctrinal. Como les he dicho, mi interés no es presentar
el altar del incienso de forma doctrinal, sino que vean que el altar del incienso de una
forma practica.

El significado del altar del incienso es muy profundo. Nos demuestra que si hacemos
oraciones de intercesión en el altar del incienso, nos volvemos cenizas, es decir, somos
anulados. Si somos cenizas, ya no tendremos nuestra forma de ser natural, ni nuestro
punto de vista natural, ni nuestra virtud natural tratando de reemplazar a Cristo como
nuestro suministro de vida, nuestra luz ni nuestro incienso. Esto significa que ya no
seremos naturales. Por lo tanto, ya no tendremos un velo, mas bien, tendremos al arca,
es decir, a Cristo como el testimonio de Dios. Como resultado, estaremos calificados
para interceder en el altar del incienso. Después de haber pasado por todas las
estaciones del tabernáculo, podemos pasar a orar, a interceder, en el altar de oro del
incienso.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y DOS

EL ALTAR DE ORO PARA EL INCIENSO


(6)

Lectura bíblica: Ex. 30:6-10; 40:5, 26-27; Sal. 84:3; 141:2; Ap. 8:3-6

Después de acercarnos al altar del holocausto, a la mesa de la proposición, al candelero y


al arca, llegamos al altar de oro del incienso. Allí, lo único que queremos hacer, nuestro
único interés es orar.

SOMOS UNO CON CRISTO EN LA INTERCESION

¿Qué clase de oración ofrecemos en el altar del incienso? ¿Acaso oramos por nuestros
propios intereses? No, en el altar del incienso ofrecemos oraciones de intercesión?
Siempre que vayamos a orar al altar del incienso, nuestra oración no es personal ni
individual, ya que allí no nos queda ningún interés por nuestro bienestar. Al llegar allí
somos realmente miembros de Cristo, del Cuerpo de Cristo en la practica. Además, en
ese momento cooperamos con Cristo en Su ministerio de intercesión. El intercede de
una manera específica y nosotros cooperamos con El. Esto significa que llevamos a cabo
Su intercesión con nuestras oraciones. ¡Esto es maravilloso! Somos verdaderamente uno
con Cristo.

EL DESTINO DE NUESTRO VIAJE DIVINO


Para llegar al altar del holocausto hay que hacer una parada en el atrio del tabernáculo.
Lo mismo sucede cuando vamos a la mesa, al candelero, la arca y al altar del incienso.
Por ende, en cuanto al tabernáculo y al atrio hay por lo menos 5 paradas. A los ojos de
Dios, la razón por la cual no hay suficientes cristianos que oran en el altar del incienso se
debe a que no han experimentado estas paradas. Como hemos mencionado, puede que
muchos oren en el primer altar, peor pocos interceden en el segundo.

A fin de orar en el segundo altar debemos pasar primero por el altar del holocausto.
Necesitamos una realización de lo que son la sangre y las cenizas. Luego, podemos
continuar con el pan de la mesa, el cual tipifica a Cristo como nuestro suministro de
vida. Después de esto, seguimos hacia el candelero, que representa a Cristo como
nuestra luz. A esto le sigue, el arca, que tipifica a Cristo como el testimonio de Dios. Este
testimonio esta en contraste con nuestro ser natural. Después de que hemos tenido la
experiencia del primer altar, la mesa, el candelero y el arca, podemos llegar al altar del
incienso y permanecer allí.

Una vez llegamos al altar del incienso, debemos permanecer allí mas tiempo que en
ningún otro lugar del atrio o del tabernáculo. Allí debemos orar incesantemente. Este
altar de oro del incienso es el destino de nuestro viaje divino. El viaje comienza en el
altar que estaba en el atrio, luego pasa por la mesa, el candelero y el arca y hace parada
en el altar del incienso. Debido a esta parada debemos detenernos allí a orar.

Donde se encuentra usted cuando ora? Tal vez diga que esta en Dios. Sin embargo, esta
respuesta es muy general. Tiene que decir un lugar especifico. En donde permanece
cuando esta en Dios? en la mesa, en el candelero o en el arca? Ciertamente es positivo
pasar algún tiempo en la mesa, en el candelero y en el arca, pero no debemos tardarnos
en ellos, ya que estos no son nuestro destino. nuestro destino es al altar del incienso.
Puesto que nuestro destino es el altar del incienso, una vez llegamos, debemos
permanecer allí en oración.

Después de que tenga mas experiencias, usted entenderá completamente a lo que me


refiero. Entonces conforma con su experiencia, usted confirmara lo que digo. Podrá
declarar: “Después de pasar por el primer altar, la mesa, el candelero y el altar , me
encuentro en el altar del incienso intercediendo por los intereses de Dios, por las iglesias
y por los santos”. Si permanecemos en altar del incienso en Cristo y con El, tendremos
algo que ascienda a Dios. Esta es nuestra oración.

NUESTRA PERSONA ES EXPUESTA


POR MEDIO DE LA ORACION
Nuestras oraciones nos representan a nosotros mismos, tanto en las oraciones
presentadas en el primer altar con en el segundo. Cualquier cosa que oremos nos
representara. La clase de oración que hagamos dependerá de la clase de persona que
somos, ya que estas exponen nuestra persona. Supongamos que un pillo haga una
oración. Ciertamente esta oración dará indicios de la clase de persona que el es. Cuando
el apóstol Pablo oraba, lo hacia en una manera que lo representaba. De igual manera, la
oración que el Señor Jesús le hizo al Padre demuestra Su persona. Nadie representa una
excepción a esta regla. La manera en que oramos revela lo que somos.

En el primer altar no podemos hacer oraciones de intercesión. Esto se debe a que en el


primer altar todavía no somos la clase de persona que ofrecería oraciones de intercesión.
Todavía necesita tener una experiencia cabal del primer altar y luego pasar a la mesa, al
candelero y al arca. Solo cuando se llega al segundo altar se es la clase de persona que
puede ofrecer oraciones de intercesión. Llegar al altar del incienso indica que hemos
pasado por el primer altar, la mesa, el candelero y el arca y que hemos llegado a nuestro
destino.

INCIENSO EXTRAÑO

Cuando oramos en el altar del incienso, en nuestra oración no debe haber incienso ni
fuego extraños. Si hemos sido avivados por el Señor, debemos darnos cuenta de que
muchos cristianos oran con incienso extraño o con fuego extraño. Dios quiere que al ora
nuestro incienso sea Cristo. Esto significa que debemos orar con Cristo. No debemos
orar con incienso extraño.

¿Conoce lo que es incienso extraño? Incienso extraño equivale a todo lo que oramos que
no sea Cristo o que no se relacione con Cristo. A los ojos de Dios, este tipo de oración es
extraña. Esta representa incienso extraño.

Tal vez al escuchar que ofrecer incienso entraño equivale a orar cualquier cosa que no
sea Cristo mismo, algunos dirán: “Entonces usted dice que no debemos orar por nuestro
matrimonio ni por nuestras familias? Acaso no debemos orar por nuestros asuntos
normales?” Yo no le quiero decir porque tiene que orar. No obstante, si le digo que se
pregunte a si mismo, si las cosas por las cuales ora tiene algo que ver con Cristo. Si
analiza su vida de oración de esta manera, se dar cuenta de donde se encuentra. Se dará
cuenta de que sus oraciones por su matrimonio no tienen nada que ver con Cristo. Por lo
tanto, esas oraciones representan un incienso extraño.

Quisiera aclarar que mi intención no es que oren o no por sus asuntos personales o por
cosas que necesiten. El punto que quiero presentar es que nos preguntemos a nosotros
mismos si nuestras oraciones tienen que ver con Cristo. Esta pregunta es una prueba
que revelara si lo que oramos es verdadero incienso o incienso extraño.

FUEGO EXTRAÑO

Que es el fuego extraño? Conforme con la tipología, el incienso extraños se refiere a


cualquier otro fuego que no sea el del altar del holocausto. El fuego que se usaba en el
altar del holocausto provenía del cielo. Después de que bajaba del cielo, este ardía
continuamente en el altar. El incienso debe ser quemado con fuego del primer altar. Si
se quema con cualquier otro fuego , esto representa fuego extraño.

Tener fuego extraño es ser inspirado por cualquier intención natural que no ha sido
disciplinada por la cruz/ pasado por la cruz. Si vemos esto, nos daremos cuenta de que
la gran mayoría de los cristianos tiene motivaciones naturales al orar. Su inspiración
nunca ha sido tocada la cruz. El resultado de esto que oran con fuego extraño.

Orar algo que no tiene nada que ver con Cristo re presenta incienso extraño y el que
nuestra motivación al orar no haya sido disciplinada por la cruz equivale a tener fuego
extraño. Si vemos la importancia de esto y la seriedad de esto, confesaremos que la
mayoría de nuestras oraciones han sido motivadas de forma natural. También veremos
que muchas de nuestras oraciones no se relaciona con Cristo. Además, nos daremos
cuenta de que nosotros mismos no hemos estado en Dios al orar. Por el contrario,
estabamos fuera de El. Nuestras oraciones son prueba de que estabamos fuera de Dios.
La manera en que oramos demuestra si estamos en Dios o no, ya que estas siempre
demuestran el lugar donde estamos.

ORACIONES NATURALES

Recientemente un hermano me dijo: “Hermano Lee, usted nos ha quitado las mansiones
celestiales al ministrarnos la verdad en cuanto a la economía de Dios. Ahora parecería
que nos esta robando las oraciones”. En cierto sentido todos necesitamos que nos roben,
nos quiten todas nuestras oraciones naturales. Es posible que en el futuro no se
ofrecerán tantas oraciones naturales. Es posible que en cierto sentido habrá menos
oraciones entre nosotros.

Cuando yo era joven, me gustaba mucho un libro de R. A. Torrey acerca de la oración.


Valoraba mucho ese libro, lo leí muchas veces y puse en practica lo que decía. Recibí
mucha ayuda de ese libro. Si no mal recuerdo, decía que si queríamos orar primero
debíamos confesar nuestros pecados. Entonces podríamos orar. Sin embargo, esto solo
representa llegar al primer altar. Después de muchos anos de experiencia, me di cuenta
de que ese libro era muy básico. Luego leí otros libros acerca de la oración , en particular
el libro de Andrew Murray que se titula En la escuela de oración con Cristo, el cual se
puede considerar como el mas profundo de todos los libros acerca de la oración. Sin
embargo, no fue de mucha ayuda para mi espíritu.

En lugar de leer libros acerca de como orar debemos digerir estos mensajes acerca del
altar del incienso. Yo no les puedo decir como deben orar, pero les aseguro que si oran
con respecto a estos mensajes acerca el altar del incienso y los ponen en practica por
algún tiempo, llegara a ser una persona diferente en relación con la oración.

Antes nuestra manera de orar era natural y religiosa. Debo confesar que yo también
oraba de manera natural y religiosa. Cualquiera puede orar y clamar al nombre del
Señor en momentos difíciles , pero donde se encuentra la mayoría de la gente al orar? Lo
mas seguro es que no estén en el atrio del tabernáculo y mucho menos en el tabernáculo
mismo.

EL ANHELO DE DIOS

Dios anhela las oraciones que se originan en el altar del incienso. Como ya
mencionamos, estas son oraciones de intercesión. Cada vez que oramos en el altar del
incienso, nuestras oraciones no son para nosotros mismos, mas bien, son por el plan de
Dios, Su recobro, Su mover y por todas Sus iglesias. Nuestra oración dará indicios de
donde estamos y quien somos.

En estos mensajes hemos abarcado algunos puntos importantes en cuanto a la vida de


oración. Todos debemos poner esta revelación en practica. Si nos damos cuenta de que
no tenemos que orar de manera formal y que no debemos ofrecer oraciones de origen
natural ni religioso, oraremos mas. Una vez llegamos a nuestro destino, es decir, el altar
del incienso debemos ser aquellos que interceden. Todo el día debemos interceder por
los demás y por los intereses del Señor. Esta clase de oración es un incienso fragante a
Dios. Esta oración cumple con el propósito de Dios, satisface Su deseo, y es agradable a
Su corazón. Cuando oramos de esta manera, sabemos que verdaderamente somos uno
con El. Mediante nuestras oración de intercesión somos uno con El en el altar del
incienso.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y TRES

LA PLATA PARA LA PROPICIACION


(1)
Lectura bíblica: Ex. 30:11-16; 38:25-28; Nm. 1:45-46; 2:32

En este mensaje comenzamos con algo nuevo: la plata para la propiciación.


Aparentemente este es un asunto sencillo, sin embargo, no lo es. Para poder entender lo
profundo de la verdad relacionada con la plata para la propiciación debemos ver por qué
esto se menciona en Exodo 30 justo después del relato acerca del altar del incienso.

Para poder entender cualquier documento debemos tomar en consideración el contexto.


Si queremos entender un párrafo, debemos conocer el párrafo anterior y el que le sigue.
No debemos tratar de comprender el párrafo por sí sólo. Debemos seguir este principio
al tratar de entender el significado de la plata para la propiciación.

No es fácil entender en qué se relacionan el altar del incienso y la plata para la


propiciación. Sencillamente podríamos decir que la relación entre ellos indica que el
ministerio de intercesión de Cristo se basa en Su redención. Sin embargo, esta
explicación es aun misteriosa y difícil de entender, ya que puede implicar muchas cosas.
Por tanto, debemos encontrar la relación entre el altar del incienso y la plata para la
propiciación.

INTERROGANTES EN CUANTO A LA PLATA


PARA LA PROPICIACION

También debemos preguntarnos por qué, en ese momento los hijos de Israel
necesitaban un rescate, o por qué necesitaban la plata para la propiciación. ¿Acaso no
habían sido redimidos? Si, por supuesto que ya habían sido redimidos hacía casi un año.
Los hijos de Israel llegaron al monte Sinaí poco después de que fueran redimidos por el
cordero pascual. No es sencillo tratar de explicar por qué los hijos de Israel necesitaban
la plata para la propiciación en Exodo 30 si ya habían sido redimidos.

Poco después de ser salvo, leí un artículo que decía que la plata para la propiciación, el
rescate de plata, tipificaba a la redención de Cristo. Esto es cierto, sin embargo,
representa un entendimiento superficial. La plata para la propiciación se relaciona con
la redención efectuada por Cristo, pero ¿por qué el pueblo redimido de Dios necesitaba
algo más para la redención? Ellos ya habían sido redimidos en Egipto por medio del
cordero pascual, ¿por qué, entonces, en menos de un año necesitaban algo más?

La redención del pueblo de Dios en Egipto fue efectuada por la sangre del cordero
pascual. Se mató el cordero y se aplicó la sangre sobre los postes. Esta fue la manera en
que los hijos de Israel experimentaron la Pascua y fueron redimidos. No obstante, en
Exodo 30 la redención no está relacionada con la sangre; ni tampoco con la vida animal.
Mas bien, en este capítulo se relaciona con la plata, la cual es un mineral.
La vida de Cristo tiene tres elementos fundamentales: la vida animal, la vida vegetal y
los minerales. Cristo es un cordero, por lo cual vemos el elemento de la vida animal.
Cristo también es el trigo, lo que muestra la vida vegetal. Además, Cristo es los
minerales, puesto que en El vemos el oro, la plata y las piedras preciosas.

¿Por qué la redención que se menciona en el capítulo treinta no se relaciona con la


sangre de la vida animal sino con la plata? Es posible que algunos aleguen que la plata
representa el precio que se pagó por la redención. Según su entendimiento, la plata
mencionada en Exodo 30 representa lo preciosa que es la sangre que Cristo derramó por
nuestra redención a los ojos de Dios. Cristo pagó un precio muy alto para redimirnos: Su
propia sangre. A los ojos de Dios, este fue un precio muy valioso, por lo que se
representa por la plata. Sin embargo, debemos ver algo más profundo que esto.

Otra pregunta importante relacionada con la plata de la propiciación es ¿por qué se le


llama ofrendamecida? El versículo 13 dice: “La mitad de un siclo será la ofrenda mecida
a Jehová” (lit.). Los versículos 14 y 15 también hacen referencia a la plata de la
propiciación como la ofrenda mecida.

Me alegra que el texto en hebreo aquí utiliza la palabra ofrenda mecida. La mayoría de
las traducciones usa sólo la palabra “ofrenda”; otras usan la palabra “contribución”.
Refiriéndose a algo que los redimidos tienen que pagarle a Dios. Pero estas versiones no
indican que la ofrenda de la plata para la propiciación era una ofrenda mecida. Darby,
sin embargo, fue fiel y en su traducción de 30:13 utiliza la expresión “la ofrenda mecida
a Jehová”. Además en las notas al margen aparece la palabra “ofrenda mecida” cada vez
que el texto usa “contribución”. Es importante que tengamos una traducción exacta. De
lo contrario, una traducción errónea llegará a ser un velo grueso que nos impedirá la
visión de la verdad contenida en el texto original.

La plata para la propiciación, a saber, el precio pagado por nuestra redención se conoce
de forma definitiva como la ofrenda mecida. ¿Por qué se le llama ofrenda mecida y no
ofrenda por el pecado? Puesto que este asunto se relaciona con nuestra redención, se
debería conocer como la ofrenda por el pecado. Necesitamos entender por qué la plata
para la propiciación era considerada una ofrenda mecida.

El cordero pascual era para todos los hijos de Israel, hombres y mujeres, jóvenes y
viejos. Sin embargo, en el capítulo treinta la plata para la propiciación era sólo para los
hombres mayores de veinte años. En Exodo 30:14 dice: “Todo el que sea contado de
veinte arriba, dará la ofrenda a Jehová”. Las mujeres y los menores de veinte años no
estaban incluidos. Ellos no tenían participación en esto. ¿Por qué la plata para la
propiciación era sólo para los hombres de veinte años arriba? Esta es otra pregunta
importante que debemos contestar.

En Exodo 38:26 se habla acerca de la plata de la propiciación: “Medio siclo por cabeza,
según el siclo del santuario; a todos los que pasaron por el censo, de edad de veinte años
arriba, que fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta”. Conforme a este versículo,
la plata de la propiciación era el rescate que se pagaba por los seiscientos tres mil
quinientos hombres de veinte años arriba. Cuando observamos Números 1:45 y 46
vemos que este era el número de hombres que podían ir a la guerra: “Y todos los
contados de los hijos de Israel por las casas de los padres, de veinte años arriba, todos
los que podían salir a la guerra en Israel, fueron todos los contados seiscientos tres mil
quinientos cincuenta”. Estos versículos revelan que el número de hombres por lo cuales
se pagó el rescate era el mismo que el número de soldados que formaban el ejercito.

Ahora se nos presentan cinco interrogantes relacionadas con la plata de la propiciación.


En primer lugar, ¿cuál era la relación entre el altar del incienso y la plata para la
propiciación? Segundo, ¿por qué los hijos de Israel necesitan algo adicional para ser
redimidos si ya habían sido redimidos en Egipto? Tercero, ¿por qué se le llama a la plata
para la propiciación una ofrenda mecida? Cuarto, ¿por qué después de que los hijos de
Israel fueron redimidos en Egipto por la sangre del cordero pascual, se mencionó en el
monte Sinaí algo relacionado con la redención por medio de la plata, como lo vemos en
el capítulo treinta? Quinto, ¿por qué el cordero pascual cubría todas las personas, pero
la plata para la propiciación era sólo para los hombres de veinte años arriba? Si
encontramos la respuesta a todas estas preguntas, obtendremos un entendimiento
completo de la plata para la propiciación.

UN CENSO MILITAR

Si tenemos una visión panorámica de este asunto conforme a estas cinco interrogantes,
veremos que la plata para la propiciación no redimía a todos los hijos de Israel, éste no
era un rescate para toda la gente común. A diferencia del cordero pascual, éste no era un
rescate que todos pagaran. Hemos hecho hincapié en el hecho de que en Egipto todos
los hijos de Israel, desde el más joven hasta el mayor, tanto hombres como mujeres,
fueron redimidos. Sin embargo, en cuanto a la plata para la propiciación que se
menciona en el capítulo treinta, muchos fueron excluidos. En primer lugar se excluían
todas las mujeres. Además, también se excluían todos los hombres menores de veinte
años. La plata para la propiciación era para los hombres de veinte años arriba, a saber,
para los que podían ir a la guerra.
En Exodo 30:12 dice: “Cuando tomes el número de los hijos de Israel conforme a la
cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes,
para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado”. La palabra hebrea que
se traduce como el número también se refiere a un censo. Sin embargo, aquí no se
refiere a un censo general u ordinario. Más bien, se trata de un censo de los que podían
formar el ejercito. En Números 1:45 y 46 se habla de aquellos que podían ir a la guerra,
pero en Números 2:32 habla de los campamentos: “Estos son los contados de los hijos
de Israel, según las casas de sus padres; todos los contados por campamentos, por sus
ejércitos, seiscientos tres mil quinientos cincuenta”. El número de hombres que se
menciona en el capítulo treinta no sólo podían ir a la guerra, sino que también formaban
parte del campamento, del ejército. Primero se necesitaba saber quién podía ir a la
guerra y segundo, se debía saber quién podía formar parte del ejército. El rescate que se
menciona en Exodo 30 no se relacionaba con la gente común, sin que era un rescate
para el ejército. Por consiguiente, éste no era un censo general, sino un censo militar,
que se relacionaba con el reclutamiento de los hombres para formar el ejército.

LUCHANDO POR LA EXPRESION DE DIOS

A medida que consideramos el tabernáculo con la mesa, el candelero, el arca, el altar del
incienso, y el atrio dónde se encontraban el altar y el lavacro, puede que nos
preguntemos para qué servía todo esto. Es correcto afirmar que el tabernáculo, el atrio y
todos los muebles relacionados con el mismo propiciaban que Dios se acercara a
nosotros a fin de que lo contactemos y entremos en El. También es cierto que todo esto
hace que Cristo sea nuestro disfrute a fin de que lo experimentemos y entremos en Dios
por medio de El y llegar así a ser un pueblo que está en Dios y en el cual está Dios. Sin
embargo, esto en realidad es un entendimiento inicial. ¿Con qué propósito nosotros
estamos en Dios y El en nosotros? Tal vez diga que el propósito es que expresemos a
Dios. Es cierto que estamos en Dios y que El está en nosotros para que El sea expresado,
pero al decir esto aun nos queda algo, que debemos entender.

El libro de Efesios trata de la iglesia como la plenitud del Dios Triuno. Que la iglesia sea
la plenitud del Dios Triuno significa que la iglesia es la expresión de Dios. ¿Cuál es el
último punto presentado en Efesios en cuanto a la iglesia como la expresión de Dios?
Este punto se revela en el capítulo seis y trata de la lucha espiritual. Conforme a Efesios
6, la iglesia debe ser un guerrero que lucha en contra del enemigo de Dios.

Recientemente hemos estado hablando acerca de las reuniones de la iglesia. ¿Por qué
nos reunimos? Es posible que algunos digan que nos reunimos para expresar a Dios. Sin
embargo, existen muchos enemigos, tales como los “cananeos” y los “amalecitas”, que
tratan de evitar que expresemos al Señor. Dios le comisionó a los hijos de Israel a que
entraran a la buena tierra y mataran a los cananeos. Esto demuestra que si queremos
expresar al Señor, debemos pelear en contra de Su enemigo. Por causa de las estrategias
que el enemigo utiliza, se nos hace difícil reunirnos para expresar a Dios. Los cananeos
no están dispuestos a que nosotros expresemos al Señor. Ellos trataran de impedir que
entremos a la buena tierra. Por consiguiente, debemos declarar: “Cananeos, esta tierra
no es de ustedes. Esta tierra es del Señor. Dios le ha dado esta tierra a Su pueblo”. Es
necesario que la iglesia luche en contra de las potestades malignas en el aire.

Como pueblo de Dios, fuimos escogidos por Dios para ser Su posesión. En 1 Pedro 2:9
dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
para posesión de Dios, a fin de anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las
tinieblas a Su luz admirable”. ¿Cómo puede el pueblo escogido de Dios expresarle? Los
hijos de Israel fueron escogidos por Dios para que fueran Su posesión en la tierra y le
expresaran. Pero ¿cómo podían expresar a Dios los israelitas que habían sido redimidos
por el cordero pascual? Para poder expresar a Dios ellos debían ser llevados al monte
Sinaí para que recibieran la educación adecuada de parte del Señor. En el monte Sinaí
los hijos de Israel fueron entrenados por Dios para ser Su expresión.

EN EL ALTAR DEL INCIENSO


SE INTERCEDE POR LOS INTERESES DE DIOS

A fin de que los hijos de Israel expresaran a Dios, ellos tenían que ir al altar que estaba
en el atrio para confesar sus pecados y su pecado. Tenían que ofrecer la ofrenda por el
pecado a causa del pecado en ellos y la ofrenda por la transgresión por sus
transgresiones externas, La sangre de la ofrenda por el pecado y por la transgresión
abrían el camino para que entraran en el tabernáculo.

En el tabernáculo tenemos primero el disfrute de Cristo como el suministro de vida. El


pan que estaba sobre la mesa del pan de la presencia indica que el pueblo de Dios no
debe seguir viviendo por sí mismo. Si no que deben vivir por Cristo quien es su vida y el
suministro de vida. Ellos no debían preocuparse por su buen comportamiento, buena
conducta ni por su carácter natural, ya que a Dios sólo le interesa Cristo. A Dios le
interesa cuánto hemos comido y disfrutado de Cristo. En cuánto hemos vivido a Cristo,
le hemos expresado y cuanto se ha constituido de El en nuestro ser.

Después de la mesa del pan de la presencia, el pueblo de Dios debe pasar al candelero
para ser iluminados. ¿Cuánto ha disfrutado usted de Cristo como la luz? Tenemos que
olvidarnos de nuestro conocimiento, nuestra comprensión y premeditación para
reconocer que necesitamos que Cristo sea nuestra luz. En primer lugar, necesitamos que
Cristo sea nuestro suministro de vida y que sea la luz que nos ilumina. Que Cristo sea
nuestra luz va en contra de nuestra visión y punto de vista natural.

Después de experimentar a Cristo como la luz, debemos continuar hacia el arca del
testimonio que está en el Lugar Santísimo. Sin embargo, allí existe un velo que separa al
Lugar Santísimo del Lugar Santo. Este velo necesita ser quebrado. Si no, no podremos
entrar en el Lugar Santísimo para tener contacto con el arca. Por ende, el arca se
encuentra en oposición del velo.

Como mencionamos en el mensaje anterior, el velo representa nuestro ser natural que
está constituido de nuestra conducta, visión y virtud natural. Estas tres cosas
constituyen nuestro ser natural, el cual es el yo y la carne. Este es el velo que nos separa
de Dios. Este velo debe ser quebrado de arriba a abajo. Una vez se rompe este velo
entramos al Lugar Santísimo para tener contacto con el arca y experimentamos a Cristo
como nuestro testimonio.

Cuando experimentamos a Cristo como nuestro testimonio, estamos calificados para ir


al altar del incienso. El altar del oro para el incienso es nuestro destino y meta. ¿Qué
hacemos en el altar del incienso? En el altar del incienso debemos orar. Sin embargo, en
lugar de orar por nosotros mismos y lo que nos interesa, debemos orar por el mover de
Dios y Sus intereses. Esta clase de oración es una oración de intercesión. Después de que
el pueblo escogido de Dios pasa por la diferentes estaciones del atrio, del Lugar Santo y
del Lugar Santísimo, ellos llegan a su destino, el altar del incienso, para interceder por
los intereses de Dios. ¿Por qué específicamente intercede el pueblo de Dios? Ellos deben
interceder por el mover de Dios.

EL MOVER DE DIOS EN LA TIERRA

El tabernáculo representa la corporificación de Dios en Su pueblo escogido. ¿Cuál es el


propósito de esta corporificación de Dios en el tabernáculo? Esta tiene como propósito
el mover de Dios en la tierra. En cuanto a esto, el principio es el mismo en la actualidad
como en el pasado. Por consiguiente, es crucial que veamos que el tabernáculo y todo lo
relacionado con el, tiene como fin el mover de Dios en la tierra.

Dios tiene muchos enemigos. Los egipcios eran Sus enemigos. Los amalecitas también
eran Sus enemigos. A medida que leemos el Antiguo Testamento, vemos que desde
Egipto hasta Canaán Dios tenía enemigos dondequiera. Hasta Su propio pueblo llegó a
ser Su enemigo. Lo mismo sucede hoy en día. ¿Quién se pone del lado de Dios? Nosotros
también somos enemigos de Dios cuando estamos en nuestro yo.
Por causa de todos los enemigos, Dios no tiene libertad para actuar. Si El quiere
moverse en una dirección, no tiene paso, no tiene el camino libre, ya que Sus enemigos
le bloquean el camino. Entonces si El decide moverse en otra dirección, otros enemigos
trataran de impedírselo. Dios no es bien recibido en ninguna parte. Entonces, ¿Qué debe
hacer? Dios debe luchar a fin de destruir a Sus enemigos. Por esta razón se les dijo a los
hijos de Israel que no tuvieran compasión de los cananeos. Por el contrario, debían
destruirlos por completo.

En el libro de Efesios vemos que la iglesia es la plenitud de Dios. ¿Qué es la plenitud de


Dios? La plenitud de Dios es Su tabernáculo, a saber, la corporificación del Dios Triuno
y Su pueblo escogido. Finalmente, según el libro de Efesios, la iglesia, el pueblo de Dios,
será un guerrero que lucha no contra carne ni sangre, sino contra principados y
potestades en el aire. Por tanto, la revelación de la iglesia en el libro de Efesios
corresponde con el tipo presentado por el tabernáculo en Exodo.

En primer lugar, es necesario que el tabernáculo sea la corporificación de Dios.


Entonces, el pueblo escogido de Dios deber tener la experiencia de todos los aspectos del
tabernáculo hasta llegar a la experiencia del altar del incienso a fin de interceder por los
intereses de Dios y Su mover. Específicamente, el pueblo de Dios debe orar para que se
forme un ejército del Señor, un ejército que luche por el mover de Dios en la tierra. Esta
es la razón por la que se menciona el censo y la plata para la propiciación
inmediatamente después de la descripción del altar del incienso. De hecho, en 30:11-16
se enfatiza más el censo que la plata para el rescate, a saber, la plata para la
propiciación. En el versículo 12 el Señor le dijo a Moisés que contara el número, un
censo de los hijos de Israel. Este número propiciaba la formación de un ejército.

Tenemos que ser impresionados con el hecho de que cuando el pueblo escogido de Dios
llega al altar del incienso, ellos interceden por el mover de Dios. La respuesta a esta
oración de intercesión es la formación del ejército. Si vemos esto, entenderemos la
relación que existe entre el altar del incienso y la plata para la propiciación. En el altar
del incienso oramos por el mover de Dios. Para que esta oración sea contestada, se debe
hacer un censo para saber quienes pueden formar el ejército que luche por el mover de
Dios en la tierra.

En este mensaje hemos comenzado el estudio del significado de la plata para la


propiciación. En el siguiente mensaje, cubriremos asuntos importantes en cuanto a la
plata para la propiciación.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y CUATRO

LA PLATA PARA LA PROPICIACION


(2)

Lectura bíblica: Ex. 30:11-16; 38:25-28; Nm. 1:45-46;

2:32

En el mensaje anterior comenzamos a estudiar el asunto de la plata para la propiciación


que se menciona en 30:11-16. En Exodo 30:12 se habla del número o del censo de los
hijos de Israel y el versículo 16 habla de tomar la plata para la propiciación de los hijos
de Israel y ofrecerla para el servicio de la tienda de reunión. Ya mencionamos que para
poder entender el significado de la plata para la propiciación, debemos hacernos algunas
preguntas importantes. Primero, ¿cuál es la relación entre el altar del incienso y la plata
para la propiciación? Segundo, ¿por qué los hijos de Israel después de haber sido
redimidos necesitaban la plata para la propiciación que se menciona en el capítulo
treinta? Tercero, ¿por qué la propiciación o el rescate que se menciona en Exodo 30
guarda relación con la plata y no con la sangre de un animal, como lo fue la redención
efectuada por medio del cordero pascual? Cuarto, ¿por qué se le llama a la plata para la
propiciación una ofrenda elevada? Quinto, ¿por qué la plata para propiciación era
pagada sólo por los hombres de veinte años arriba y no por todos los hijos de Israel?

LA ORACION Y LA FORMACION DEL EJERCITO

Como respuesta a la primera pregunta vemos que la oración, la intercesión que se hacía
en el altar del incienso era para el mover de Dios y se requería que un ejército luchara
por Sus intereses, y que para que este ejército se formara se necesitaba hacer un censo.
Esto nos explica la relación que existe entre el altar del incienso y la plata para la
propiciación. Ahora entendemos porque se menciona la plata para la propiciación
inmediatamente después de que se describe el altar del incienso. La oración que se hace
en el altar del incienso tiene como resultado el censo de los hijos de Israel para la
formación del ejército que lucha por el mover de Dios en la tierra.

Supongamos que los hijos de Israel no hubiesen formado un ejército. ¿Creen que el
tabernáculo se hubiese podido mover sin un ejército? No, el tabernáculo no se hubiese
podido mover sin un ejército que luchara por los intereses de Dios. Conforme al libro de
Números, el número de los hombres de veinte años arriba equivalía a la formación del
ejército. Más adelante en el mismo libro se hace referencia a los campamentos de las
doce tribus, a saber, el ejército. Esto demuestra que cada tribu era parte del ejército. La
única excepción era la tribu de Leví, la cual se dedicaba al tabernáculo. Las tribus
formaban un ejército con miras al mover de Dios.

En Exodo 30 inmediatamente después del relato acerca del altar del incienso, se nos
habla del censo y de la plata para la propiciación. Para formar el ejército era necesario
llevar a cabo un censo. La oración de intercesión que se origina en el altar del incienso
tiene como propósito el mover de Dios. Sin embargo, ¿cómo puede Dios moverse entre
tantos enemigos? Dios se mueve a través de la lucha. ¿Dónde se encuentra el ejército de
Dios? ¿Dónde están Sus campamentos? Los campamentos deben ser Su pueblo
escogido. Además, sólo los hombres mayores de veinte años estaban calificados para
formar parte del ejército. Esto demuestra que para formar el ejército de Dios, se necesita
un buen número de escogidos que han sido madurados.

En algunos países se reclutan para el ejército los hombres que han cumplido una edad
determinada. Sin embargo, esta clase de reclutamiento no se relaciona con la redención.
Un joven no necesita ser redimido a fin de ser reclutado para el ejército. Pero para
formar el ejército de Dios la situación es totalmente distinta. Par formar el ejército de
Dios se requiere la redención. ¿Usted piensa que un hombre natural está calificado para
formar parte del ejército de Dios? Claro que no. Debido a esto se necesita la plata para el
rescate, la plata para la propiciación, un requisito adicional a la sangre del cordero
pascual.

EL CORDERO PASCUAL
Y LA PLATA PARA LA PROPICIACION

Existe una diferencia fundamental entre el cordero pascual y la plata para la


propiciación. El cordero pascual era dedicado absolutamente para la redención de todo
el pueblo. Sin embargo, la plata para el rescate sólo se aplicaba a la redención de los
hombres que estaban calificados para formar parte del ejército de Dios. Supongamos
que algunos hombres del pueblo escogido de Dios, pero menores de veinte años
hubiesen ofrecido el medio siclo de plata para el rescate. Puesto que eran menores, les
faltaba la madurez, no estaban calificados para pagar la plata por el rescate. Sin
embargo, con relación a la redención efectuada por el cordero pascual la edad no
importaba. Todos los hijos de Israel, sin importar su edad, podían ser redimidos por el
cordero. Incluso un recién nacido podía ser redimido. La diferencia entre quienes
podían ser redimidos por el cordero pascual o por la plata para el rescate ha sido
ignorado por algunos maestros bíblicos.

LA URGENTE NECESIDAD DE MADURAR


Como el pueblo escogido de Dios, en un sentido espiritual, sin importar nuestra edad
todos hemos sido redimidos. Sin embargo, cuál es nuestra edad espiritual conforme a
nuestra madurez. Es posible que su edad espiritual sea de sólo unas semanas o tal vez
algunos años. Para el tiempo de Exodo 30 el número de los hijos de Israel era de por lo
menos dos millones. Pero menos de 603, 550, para ser exactos, cualificaban para estar
en el ejército de Dios. Más de dos terceras partes del pueblo de Dios, eran mujeres u
hombres menores de veinte años que no podían entrar en el censo militar.

La experiencia espiritual en cuanto a si queremos estar en el ejército que lucha por el


mover de Dios, debemos madurar. Necesitamos crecer hasta que tengamos la edad
espiritual de veinte años. La intercesión que se hace en el altar del incienso tiene como
propósito el crecimiento y la madurez para que se pueda formar el ejército. Cuanta más
intercesión se hace en el altar del incienso, más urgente es que el pueblo de Dios crezca.
Tenemos que ver que la necesidad de madurar es imperante. Existe una urgente
necesidad de que más de nosotros crezcamos hasta alcanzar la madurez, y por tanto,
calificar para el ejército de Dios. Sólo cuando se forme este ejército Dios podrá moverse
en la tierra con miras a Su propósito. Sin un ejército formado por los santos maduros,
Dios no tiene la manera de moverse. ¡El pueblo escogido de Dios necesita madurar! Este
es el propósito de la oración de intercesión que se ofrece a Dios desde el altar del
incienso.

Las hermanas no deben desalentarse al ver que sólo los hombres del pueblo de Israel
podían formar parte del ejército de Dios. Desde el punto de vista espiritual un hombre
representa alguien que es fuerte. En la actualidad, espiritualmente hablando, algunas
hermanas pueden ser hombres, y algunos hombres pueden ser mujeres. Ya sea que
somos hombres o mujeres desde el punto de vista espiritual no depende de si somos
hermanos o hermanas; depende de si somos fuertes o débiles en espíritu. Si usted es
fuerte en espíritu, usted es un hombre. Pero si es débil en espíritu, usted es una mujer.
Entre nosotros hay muchas mujeres, es por esto que se requiere de madurez.

LUCHANDO POR EL CRISTO PRECIOSO


QUE ESTA EN ASCENSION

Supongamos que usted es lo suficientemente maduro para ser parte del ejército de Dios.
Puesto que su experiencia espiritual equivale por lo menos a veinte años, usted está
calificado para ser contado entre los que pueden ir a la guerra. ¿Significa esto qué usted
debe entrar en la batalla directamente? Definitivamente no. Si usted trata de luchar
directamente caerá sobre usted mortandad. En Exodo 30:12 dice: “Cuando tomes el
número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el
rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad cuando
los hayas contado”. Para evitar que caiga cualquier mortandad, no debemos ir a luchar
por nuestra cuenta. Debemos declarar: “Nunca iré a luchar por mi cuenta en el ejército
de Dios. Sólo iré en Cristo y por medio de El. Cristo es mi medio siclo de plata para
pagar mi rescate. El es precioso y valioso”. Si queremos luchar en el ejército de Dios,
sólo debemos hacerlo por medio del Cristo precioso.

El Cristo tipificado por la plata del rescate no es el Cristo crucificado, quien murió en la
cruz como la ofrenda por el pecado y por la transgresión. Al contrario, la plata para la
propiciación es una ofrenda elevada, la cual tipifica al Cristo que resucitó y ascendió y
que ahora está en los cielos. Conforme a la tipología de la plata para la propiciación, no
luchamos por el Cristo crucificado, sino por el ascendido. Es posible que nunca haya
considerado este asunto, pero este es el cuadro que se nos presenta.

Además, nuestra experiencia nos muestra que siempre que luchamos por nuestra cuenta
y no por medio de Cristo como la plata para el rescate, sufrimos mortandad, lo cual
implica que en la batalla espiritual pasamos por un desastre. Sin embargo, por lo menos
algunos entre nosotros han tenido la experiencia de luchar espiritualmente no por ellos
mismos, sino por Cristo como la plata para el rescate. Esta lucha es por medio de Cristo
como la ofrenda elevada, el Cristo resucitado y ascendido.

Todos los que han participado en la batalla espiritual saben que esta no se lleva a cabo
en la tierra. Las guerras espirituales se realizan en el aire. Si queremos luchar de esta
manera, tenemos que estar en los lugares celestiales con el Cristo ascendido. Tenemos
que esta en los cielos con Cristo, nuestra ofrenda elevada. Ya habíamos mencionado que
la ofrenda mecida representa al Cristo resucitado y la ofrenda elevada representa al
Cristo ascendido. Por tanto, la ofrenda elevada es superior a la ofrenda mecida, es decir,
que el Cristo ascendido es superior al Cristo resucitado. En la ascensión Cristo venció a
Su enemigo.

Según el relato presentado en Exodo y en Números, para formar el ejército de Dios era
necesario hacer un censo. Cuando Dios cuenta con un ejército, El puede actuar en pro de
Sus intereses en la tierra. No obstante, a medida que luchamos en este ejército por el
mover de Dios, debemos luchar por el Cristo resucitado y ascendido. Nunca debemos
luchar por nuestra propia cuenta.

LA INTERCESION EN EL ALTAR DEL INCIENSO

Si el recobro del Señor quiere progresar, se necesitan santos que tengan la experiencia
de todos los aspectos del atrio y del tabernáculo. Ellos deben ir al altar y disfrutar a
Cristo como su suministro de vida que se encuentra en la mesa del Lugar Santo. Luego
deben pasar a recibir a Cristo como la luz y la experiencia del quebrantamiento de su ser
natural a fin de tener el arca, a saber, Cristo como el testimonio de Dios. Finalmente
deben llegar al altar del incienso con miras al mover de Dios.

Algunos santos en el recobro han tenido esta experiencia. Ellos entienden a lo que me
refiero. Estos santos anhelan permanecer en oración ante el altar del incienso. Incluso si
no tiene mucho tiempo para detenerse a orar, en sus espíritus desean permanecer ante
el altar del incienso y orar: “Señor, invocamos Tu nombre por el bien de tu recobro. Oh
Señor, ve adelante. Señor vemos que existen muchos enemigos Tuyos en toda la tierra.
Señor, ¿dónde está Tu testimonio? Oramos para que Tu testimonio vaya adelante”. Esta
es la oración de intercesión que se ofrece en el altar del incienso.

Después de llegamos al altar del incienso y permanecemos en él por un tiempo, veremos


que no tenemos deseos de orar por cosas materiales, tales como una casa o un carro.
Nuestro único deseo será orar por el mover del Señor. Nos preocuparemos por Su
testimonio en la tierra. Oraremos: “Señor, que Tu recobro avance. Oh Señor, ¿qué ha
sucedido con Tu testimonio en la tierra? Señor ve adelante en Europa y en América del
Sur”. Es posible que nuestra carga por el mover del Señor sea tal que no tengamos
ningún interés por nuestros asuntos personales. Debemos poner todas nuestras
preocupaciones en las manos del Señor, incluso nuestra salud. Sin embargo, si oramos
por nuestros asuntos, o nuestra salud, en nuestro interior esa no debe ser nuestra mayor
preocupación. Nuestra mayor preocupación debe ser el recobro del Señor, Su mover y
Su testimonio.

La oración de intercesión que se hace en el altar del incienso promueve que se lleva a
cabo un censo entre el pueblo de Dios para formar un ejército que luche por el mover de
Dios. Esto significa que esta oración produce la formación del ejército. No piense que
este entendimiento es producto de mi imaginación. Al contrario, se trata de una
descripción clara de todos los asuntos que suceden en el plano espiritual. El resultado de
la oración que se hace en el altar del incienso es que Dios lleva a cabo un censo militar
entre los santos de las iglesias. En todo lugar, El cuenta a Su pueblo. Los que son
contados están calificados para ir a la guerra. Sin embargo, ellos deben darse cuenta de
que no pueden pelear por ellos mismos; necesitan a Cristo ascendido. Necesitan al
Cristo que está sentado en el trono.

LA IGLESIA REPOSA EN LA EXPERIENCIA DE CRISTO COMO LA PLATA


PARA EL RESCATE

Conforme a 38:25, la plata que se recogió de los hombres para el ejército era “cien
talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del santuario”. El versículo
27 dice que los cien talentos se utilizaron para hacer las basas del santuario, del velo:
“hubo además cien talentos de plata para fundir las basas del santuario y las basas del
velo; en cien basas, cien talentos, a talento por basa”. Cada basa pesaba un talento, lo
cual es aproximadamente cien libras. Todo el tabernáculo estaba colocado sobre cien
basas de plata. Además, todas las columnas del tabernáculo tenían capiteles de plata.
Estos capiteles representan la gloria. En Exodo 38:28 dice: “Y de los mil setecientos
setenta y cinco siclos hizo los capiteles de las columnas, y cubrió los capiteles de ellas, y
las ciñó”. Cubrir y ceñir los capiteles era la forma de levantar el tabernáculo y de
conectarlo.

La plata representa a Cristo en los cielos como el precio que debían pagar los que podían
ir a la guerra. Cada iglesia local reposa sobre el Cristo que experimentan los santos que
participan de la guerra. Estos hermanos y hermanas han experimentado al Cristo
resucitado y ascendido a los máximo, y su experiencia ha llegado a ser las basas y los
capiteles de plata junto con la plata que los cubre y los ciñe.

Les puedo asegurar que esto no es simple doctrina. Si estudia la historia de cada iglesia
local, verá que esta es la situación real. Dondequiera que existe una iglesia local, de
seguro, hay unos santos que espiritualmente han alcanzado la edad de veinte años y que
toman a Cristo como la plata para el rescate. Este Cristo no es el Cristo crucificado; si no
el resucitado y ascendido. Estos santos son uno con Cristo y lo experimentan de tal
modo que El llega a ser las basas de su iglesia local. También El llega a ser los capiteles
de las columnas, es decir, la gloria de la iglesia. Además, el Cristo ascendido cubre y ciñe
los capiteles, lo cual es la fuerza y el poder que une a la iglesia.

Esta experiencia del Cristo ascendido como la plata para el rescate tiene como miras el
mover de Dios. Es el producto y el resultado de las oraciones de intercesión que se
ofrecen en el altar del incienso. Por tanto, la plata para el rescate se relaciona
directamente con el altar del incienso.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y CINCO

LA PLATA PARA LA PROPICIACION


(3)

Lectura bíblica: Ex. 30:11-16; 36:25-28; Nm. 1:45-46; 2:32

Sin la plata para la propiciación, no se hubiese podido edificar la morada de Dios.


Además, tampoco hubiese habido la manera de mover dicha morada. La plata para la
propiciación proveía el material para las basas, los capiteles, y para que las columnas
fueran cubiertas y ceñidas. La plata para la propiciación también guardaba relación con
los hombres mayores de veinte años que serían reclutados para el ejército que lucha por
el mover de Dios en la tierra.

MEDIO SICLO SERVIA DE MEMORIAL

Algunos estudiosos de la Biblia mal interpretan el significado de la plata para la


propiciación y afirman que sólo se trata de un tipo de la redención efectuada por Cristo.
Esto parece ser correcto, pero para la etapa inicial de la redención no tenemos que pagar
nada. No obstante, cuando hablamos de Exodo 30, todos los que fueron contados debían
pagar medio siclo de plata.

Más adelante, los hijos de Israel llamaban a este medio siclo el impuesto para el templo.
En Mateo 17:24-27 se hace referencia a esto. El versículo 24 dice: “Cuando llegaron a
Capernaum, se acercaron a Pedro los que cobraban el impuesto para el templo, y le
dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga el impuesto para el templo? Este impuesto era el
medio siclo que se ofrecía para la morada de Dios en 30:12-16. En Mateo 17 vemos que
mil quinientos años después de que se escribiera el libro de Exodo, la ordenanza que se
presentó en 30:12-16 había llegado a ser un estatuto relacionado con el impuesto para el
templo, por cada cabeza. Según el capitulo treinta de Exodo, todos los hombres de
veinte años arriba debían pagar este medio siclo de plata. Obviamente esto implica
mucho más que un tipo de la redención.

El medio siclo de plata que se menciona en Exodo 30 representaba una clase de


impuesto. En principio es algo similar a las declaraciones de rentas. Este impuesto se
utiliza para dos cosas. Primero, Dios usó este impuesto para recolectar la plata que se
necesitaba para edificar el tabernáculo. En Exodo 30:25-28 vemos que la plata recibida
por este impuesto, la plata para la propiciación, se utilizó para fundir las cien basas y los
capiteles de las columnas del tabernáculo y también para cubrirlas y ceñirlas. Segundo,
Dios usó este impuesto para lograr la formación de Su ejército. Por tanto, con el pago del
medio siclo Dios pudo edificar el tabernáculo y pudo formar el ejército.

La plata para la propiciación guarda relación con la redención efectuada por Cristo, pero
no es un tipo de la misma, ya que en este tipo no se menciona la sangre. Puesto que no
se menciona la sangre, la plata no se refiere en realidad a la muerte de Cristo. Más bien,
el Cristo tipificado por la plata para la propiciación es el Cristo levantado, ascendido, no
el Cristo crucificado. Toda la plata que se recogió para formar el ejército era considerada
una ofrenda elevada. En Exodo 30:14 dice: “Todo el que sea contado, de veinte años
arriba, dará la ofrenda elevada a Jehová”. (heb.) La ofrenda elevada representa a Cristo
en ascensión.

Esta ofrenda elevada no se ofrecía a Dios para la redención, sino como un memorial. El
versículo 16 dice: “Y será por memorial a los hijos de Israel delante de Jehová, para
hacer expiación por vuestras personas”. Un memorial es un asunto agradable. Para
Dios, el medio siclo que pagaban los hijos de Israel para ser reclutados en Su ejército era
un memorial.

LA EXPERIENCIA MAS ELEVADA DE CRISTO

Hemos hecho hincapié al hecho de que la plata para la propiciación sólo podía ser
pagada por los hombres de veinte años arriba. Esto indica que en términos espirituales,
todos necesitamos crecer. Si no crecemos ni llegamos a los veinte años, no estamos
calificados para formar parte del ejército que lucha por el mover de Dios en la tierra. En
algunos países los jóvenes temen ser reclutados para el ejército e incluso desearían no
llegar a la edad estipulada para el reclutamiento. Puesto que le temen a la milicia, no
quieren crecer. En la vida espiritual muchos creyentes han estancado su crecimiento.
Aunque son mayores parecen enanos. No han crecido en vida. Tenemos la esperanza de
que en el recobro del Señor no existan enanos y que muchos más puedan declarar que,
espiritualmente, su edad es más de veinte años y que pueden pagar el medio siclo. En
conclusión debemos ser capaces de declarar: “¡Alabado sea el Señor de que en mi vida
espiritual ya no soy un adolescente! He pasado los veinte años y estoy calificado para
pagar el medio siclo y ser reclutado en el ejército de Dios”.

¿Cuál es el significado del medio siclo? ¿Qué tipifica? El medio siclo tipifica al Cristo
encarnado, crucificado, pero no el Cristo resucitado. La plata para la propiciación como
una ofrenda elevada es un tipo del Cristo ascendido.

Si queremos pagar el medio siclo, nuestra experiencia de Cristo debe alcanzar su punto
máximo, máxima experiencia de Cristo. En otras palabras, el medio siclo de plata
representa nuestra experiencia del Cristo y del pago del impuesto para el templo.

El medio siclo de plata representa nuestra experiencia de Cristo como el ascendido.


Cuando estamos en la reunión, debemos estar en los cielos. De los contrario, no
podremos funcionar. Cada vez que no estamos con Cristo en los cielos, no podemos
funcionar adecuadamente en las reuniones, lo cual demuestra que no en el Cristo
ascendido.

LA INTERCESION EN EL ALTAR DEL INCIENSO


Si el recobro del Señor quiere progresar, se necesitan santos que tengan la experiencia
de todos los aspectos del atrio y del tabernáculo. Ellos deben ir al altar y disfrutar a
Cristo como su suministro de vida que se encuentra en la mesa del Lugar Santo. Luego
deben pasar a recibir a Cristo como la luz y la experiencia del quebrantamiento de su ser
natural a fin de tener el arca, a saber, Cristo como el testimonio de Dios. Finalmente
deben llegar al altar del incienso con miras al mover de Dios.

Algunos santos en el recobro han tenido esta experiencia. Ellos entienden a lo que me
refiero. Estos santos anhelan permanecer en oración ante el altar del incienso. Incluso si
no tiene mucho tiempo para detenerse a orar, en sus espíritus desean permanecer ante
el altar del incienso y orar: “Señor, invocamos Tu nombre por el bien de tu recobro. Oh
Señor, ve adelante. Señor vemos que existen muchos enemigos Tuyos en toda la tierra.
Señor, ¿dónde está Tu testimonio? Oramos para que Tu testimonio vaya adelante”. Esta
es la oración de intercesión que se ofrece en el altar del incienso.

Después de llegamos al altar del incienso y permanecemos en él por un tiempo, veremos


que no tenemos deseos de orar por cosas materiales, tales como una casa o un carro.
Nuestro único deseo será orar por el mover del Señor. Nos preocuparemos por Su
testimonio en la tierra. Oraremos: “Señor, que Tu recobro avance. Oh Señor, ¿qué ha
sucedido con Tu testimonio en la tierra? Señor ve adelante en Europa y en América del
Sur”. Es posible que nuestra carga por el mover del Señor sea tal que no tengamos
ningún interés por nuestros asuntos personales. Debemos poner todas nuestras
preocupaciones en las manos del Señor, incluso nuestra salud. Sin embargo, si oramos
por nuestros asuntos, o nuestra salud, en nuestro interior esa no debe ser nuestra mayor
preocupación. Nuestra mayor preocupación debe ser el recobro del Señor, Su mover y
Su testimonio.

La oración de intercesión que se hace en el altar del incienso promueve que se lleva a
cabo un censo entre el pueblo de Dios para formar un ejército que luche por el mover de
Dios. Esto significa que esta oración produce la formación del ejército. No piense que
este entendimiento es producto de mi imaginación. Al contrario, se trata de una
descripción clara de todos los asuntos que suceden en el plano espiritual. El resultado de
la oración que se hace en el altar del incienso es que Dios lleva a cabo un censo militar
entre los santos de las iglesias. En todo lugar, El cuenta a Su pueblo. Los que son
contados están calificados para ir a la guerra. Sin embargo, ellos deben darse cuenta de
que no pueden pelear por ellos mismos; necesitan a Cristo ascendido. Necesitan al
Cristo que está sentado en el trono.

LA IGLESIA REPOSA EN LA EXPERIENCIA DE CRISTO COMO LA PLATA


PARA EL RESCATE
Conforme a 38:25, la plata que se recogió de los hombres para el ejército era “cien
talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del santuario”. El versículo
27 dice que los cien talentos se utilizaron para hacer las basas del santuario, del velo:
“hubo además cien talentos de plata para fundir las basas del santuario y las basas del
velo; en cien basas, cien talentos, a talento por basa”. Cada basa pesaba un talento, lo
cual es aproximadamente cien libras. Todo el tabernáculo estaba colocado sobre cien
basas de plata. Además, todas las columnas del tabernáculo tenían capiteles de plata.
Estos capiteles representan la gloria. En Exodo 38:28 dice: “Y de los mil setecientos
setenta y cinco siclos hizo los capiteles de las columnas, y cubrió los capiteles de ellas, y
las ciñó”. Cubrir y ceñir los capiteles era la forma de levantar el tabernáculo y de
conectarlo.

La plata representa a Cristo en los cielos como el precio que debían pagar los que podían
ir a la guerra. Cada iglesia local reposa sobre el Cristo que experimentan los santos que
participan de la guerra. Estos hermanos y hermanas han experimentado al Cristo
resucitado y ascendido a los máximo, y su experiencia ha llegado a ser las basas y los
capiteles de plata junto con la plata que los cubre y los ciñe.

Les puedo asegurar que esto no es simple doctrina. Si estudia la historia de cada iglesia
local, verá que esta es la situación real. Dondequiera que existe una iglesia local, de
seguro, hay unos santos que espiritualmente han alcanzado la edad de veinte años y que
toman a Cristo como la plata para el rescate. Este Cristo no es el Cristo crucificado; si no
el resucitado y ascendido. Estos santos son uno con Cristo y lo experimentan de tal
modo que El llega a ser las basas de su iglesia local. También El llega a ser los capiteles
de las columnas, es decir, la gloria de la iglesia. Además, el Cristo ascendido cubre y ciñe
los capiteles, lo cual es la fuerza y el poder que une a la iglesia.

Esta experiencia del Cristo ascendido como la plata para el rescate tiene como miras el
mover de Dios. Es el producto y el resultado de las oraciones de intercesión que se
ofrecen en el altar del incienso. Por tanto, la plata para el rescate se relaciona
directamente con el altar del incienso.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y SEIS

EL LAVACRO DE BRONCE

Lectura bíblica: Ex. 30:17-21; 38:3; 40:7, 30-32


En este mensaje estudiaremos acerca del lavacro de bronce que se describe en 30:17-21.
Es posible que no nos demos cuenta de cuán importante es. Sin embargo, es vital que
nos demos cuenta de la importancia del mismo.

EL BRONCE, LA PLATA Y EL ORO

Conforme al relato presentado en Exodo, el lavacro se menciona justo después de la


plata para la propiciación, la cual se menciona después del altar del incienso. Es muy
interesante ver que el altar del incienso está cubierto de oro, que el medio siclo de la
propiciación era la plata y que el lavacro era de bronce. La plata y el bronce son para el
oro. Vamos del bronce a la plata y de la plata pasamos al oro.

En Exodo 30 no se menciona el hierro. Pero en la descripción de la gran imagen que se


menciona en Daniel 2, vemos mencionado el oro, la plata, el bronce, el hierro y el barro.
La imagen que vio Nabucodonosor es su sueño tenía la cabeza de oro, el pecho y los
brazos de plata, el estómago y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies parte
de hierro y parte de barro (Dn. 2:32-33). El edificio de Dios, con Su testimonio, tiene
oro, plata y bronce, sin embargo, no tiene hierro ni barro. El metal más sencillo en el
edificio es el bronce.

Necesitamos ser impresionados con el oro, la plata y el bronce que se mencionan en


Exodo 30. Estos materiales se mencionan a la vez. En Exodo 30 primero se menciona el
altar del incienso cubierto de oro, después vemos muchas piezas de plata y después
vemos el lavacro hecho de bronce.

Es muy fácil estudiar la tipología presentada en el capítulo treinta de Exodo, pero se


requiere mucha experiencia para entenderla y aplicarla. Primero, debemos tocar el
espíritu del escritor. En asuntos relacionados con la tipología esto no es tan fácil de
lograr. Segundo, necesitamos la experiencia suficiente para poder interpretar los tipos.
Seguramente los tipos representados por el bronce, la plata y el oro de Exodo 30 están
todos relacionados entre si.

EL LAVACRO PROPICIABA
EL FUNCIONAMIENTO DEL TABERNACULO

En el altar del incienso se llevaba a cabo la intercesión, la cual tiene como propósito el
mover y la obra de Dios. ¿Qué facilita que el testimonio de Dios, el arca, y también todo
el tabernáculo, la morada de Dios, se mueva en la tierra? ¿Cómo pueden Cristo, quien es
el testimonio de Dios, y la iglesia, la morada de Dios, moverse en la tierra? El arca y el
tabernáculo, Cristo y la iglesia, pueden actuar por medio del ejército.
El tabernáculo es la morada de Dios. Desde la perspectiva de una morada, el
tabernáculo es la morada de Dios. Pero desde otro punto de vista, el tabernáculo es el
campamento del ejército. En Exodo y Números vemos los campamentos del ejército de
Dios. Estos campamentos van a la batalla. El tabernáculo era el campamento central y a
su alrededor las doce tribus de Israel levantaban sus campamentos. Por lo tanto, las
doce tribus acampaban alrededor del campamento de Jehová, el tabernáculo. Cuando
los hijos de Israel viajaban, seis campamentos iban adelante del campamento de Jehová,
y seis le seguían detrás.

El altar del incienso tenía como propósito el mover de Dios y Dios se movía por medio
del ejército. Pero, ¿cómo se formaba el ejército? Se formaba por medio del
reclutamiento de los que estaban calificados. En la actualidad se llevan a cabo
reclutamientos militares en diferentes países. Cuando los hombres llegan a cierta edad
son reclutados para el ejército. Por consiguiente, el requisito para ser reclutado es el
crecimiento. Un niño pequeño no puede ser reclutado, más bien, éste debe ser
alimentado, nutrido y cuidado. Para ser reclutado se debe tener una edad específica.
Como hemos visto, la edad requerida en Exodo 30 era veinte años. Todos los hombres
de veinte años arriba eran contados y debían pagar medio siclo de plata para la
propiciación. Este censo y el pago de la plata promovían el mover de Dios.

La plata para la propiciación también se utilizaba para la construcción del edificio de


Dios. Las cien basas para las columnas del tabernáculo fueron fundidas con esa plata.
Los capiteles de las columnas se hacían con esa plata y también se cubrían y ceñían con
la misma. Esto nos demuestra que la plata para la propiciación se empleaba para
edificar la morada de Dios. Los hombres mayores de veinte años pagaban el rescate y
eran reclutados en el ejército para pelear por el mover de Dios. Pero el medio siclo era
pagado para el edificio de Dios. Todo aquel calificado para pagar el medio siclo podía
formar parte del ejército que pelea por el testimonio de Dios en la tierra. Por
consiguiente, el altar del incienso y la plata para la propiciación estaban dedicadas al
mover de Dios.

El lavacro servía para el funcionamiento del tabernáculo. El altar y el lavacro estaban en


el atrio; la mesa, el candelero y el altar del incienso estaban en el Lugar Santo; y el arca
estaba en el Lugar Santísimo. Sin el ejército, el tabernáculo no se podía mover. Pero sin
el lavacro, no se podía operar nada en el tabernáculo ni en el atrio. Para que todo
funcionara ene l tabernáculo era necesarios que se ofrecieran los sacrificios en el altar.
Estos sacrificios eran el holocausto, la ofrenda de harina, la ofrenda de paz, la ofrenda
por el pecado y la ofrenda por la transgresión. Si no se ofrecían estas ofrendas, no había
manera de que se cumpliera la labor del tabernáculo. Además, era necesario que los
sacerdotes pasaran al Lugar Santo y ordenaran los panes que estaban sobre la mesa y
despabilaran las lámparas, también debían interceder frente al altar del incienso. Todo
esto era parte de la labor que se realizaba en el tabernáculo. Cada vez que el sacerdote se
presentaba ante el altar para hacer una ofrenda a Dios o entrabaal tabernáculo por
alguna razón, primero debía ir al lavacro y lavarse las manos. Si el sacerdote no se
lavaba en el lavacro, no había manera de continuar con la labor del tabernáculo. Sin el
ejército, el tabernáculo y todo su mobiliario estaría estático; no se podía mover. Pero sin
el lavacro, no sucedía nada en el tabernáculo. Si se quitaba el lavacro del atrio, el
tabernáculo y el atrio estarían completos, pero no podría funcionar.

NECESITAMOS LAVARNOS
DEL CONTACTO CON EL MUNDO

El servicio que ejercían los sacerdotes en el atrio y en el tabernáculo dependía de sí se


lavaban en el lavacro. Nadie pasa muchos días sin lavarse las manos. Sin embargo, en
términos espirituales, muchos cristianos, pasan mucho tiempo sin lavarse en el lavacro.
Por ejemplo: es posible que algunas hermanas oren mucho tanto en privado como en las
reuniones. Esto me preocupa. Hermanas, antes de orar, ¿lavan sus manos en el lavacro?
¿Se lavan espiritualmente antes de orar? Tal vez algunas afirmen: “Nosotras confesamos
nuestros pecados, nuestras transgresiones, nuestros fracasos y nuestras faltas. ¿No es
esto un lavamiento?” Si, confesarle al Señor nuestros pecados es una clase de
lavamiento, pero este es el lavamiento de la sangre, no el del agua del lavacro. Si
queremos lavar nuestro, pecado, los pecados, las ofensas y las transgresiones
necesitamos la sangre. También necesitamos la sangre para ser lavados de nuestros
errores, fracasos, defectos y de nuestras faltas. Puesto que todas estas cosas son
pecaminosas, necesitamos que la sangre nos limpie de ellas. Sin embargo, cuando el
Señor lavó los pies de los discípulos, El usó agua. Esa clase de lavamiento no requería de
la sangre. Los pies de los discípulos estaban sucios y debían ser lavados con agua. El
problema no era el pecado, sino de sucio, de corrupción.

Si decimos una mentira o nos enojamos, cometemos una ofensa. Pero si nos
corrompemos por causa de nuestro contacto con el mundo, no hemos hecho nada
pecaminoso. No debemos usar la sangre para limpiarnos de esa clase de sucio. Por
ejemplo, las manos que están sucias por tocar el piso deben ser lavadas con agua. Del
mismo modo, si nos ensuciamos por tocar el mundo, debemos ser lavados con el agua
del lavacro.

Me preocupa que por nuestro trasfondo religioso y la atmósfera que nos rodea, la
mayoría de los cristianos no están conscientes de que están sucios espiritualmente. Es
posible que piensen que estar sucios o corrompidos siempre se relaciona con el pecado.
La Biblia, sin embargo, habla de dos tipos de contaminación: la que proviene del pecado
y la que proviene por el contacto con el mundo. Si mentimos o robamos, pecamos y nos
contaminamos con estas transgresiones. Pero es posible que nos contaminemos por
medio del contacto con el mundo, al tocar las cosas de este mundo.

Yo siempre me lavo las manos antes de comer porque estoy consciente de que en este
mundo hay sucio en todas partes. Nuestras manos pueden ensuciarse con simplemente
tocar nuestra ropa. Siguiendo el mismo principio, fácilmente podemos contaminarnos
espiritualmente al tener contacto con las cosas terrenales. Con sólo vivir y caminar en
esta tierra, nos contaminamos. No es necesario que tengamos contacto con personas
pecaminosas, podemos contaminarnos al relacionarnos con gente buena. Aunque es tan
fácil que nos contaminemos, no nos damos cuenta de la clase de contaminación que
proviene del contacto terrenal. Inconscientemente pensamos que no estamos errados en
nada, puesto que no hemos mentido ni robado. Es posible que hayamos sido buenos,
humildes, honestos y pacientes. Sin embargo, es posible que nos hayamos contaminado
por el simple hecho de ir a restaurante o a una tienda de departamentos.

Hace años visité a algunos santos que vivían en Las Vegas. Algunos me aconsejaron que
visitara un casino simplemente para observar lo que allí ocurría. Yo les dije: “Yo no voy a
esos lugares. Sé que con sola una visita seré contaminado y no podré orar por algún
tiempo”. Cuando nos contaminamos con las cosas de este mundo, no necesitamos que la
sangre nos limpie, sino el agua del lavacro.

Tal vez usted le confiese al Señor sus pecados, fracasos, faltas y derrotas, pero no está
consciente de que necesita ser lavado con el agua del lavacro. El lavamiento del lavacro
nos recuerda que debemos tener cuidado de no ensuciar nuestras manos. Así como
lavarnos las manos con agua y jabón nos recuerda que debemos mantener nuestras
manos limpias, asimismo el lavamiento del lavacro nos recuerda que debemos
mantenernos libre de la contaminación del mundo. Todo aquel no está consciente de
que necesita lavarse con el agua del lavacro, tal vez piensa que no hay nada malo en
visitar lugares mundanos con el simple propósito de ver lo que allí ocurre. Tal vez no
cometan nada pecaminoso, pero serán contaminados. También podemos ser
contaminados al escuchar conversaciones de la gente mundana. Aunque no aportemos
anda a la conversación, con sólo escuchar nos contaminamos. Aunque no cometamos un
pecado, podemos contaminarnos. Puesto que el mundo es un lugar sucio, es muy fácil
que nos contaminemos.

EL RESULTADO DE SERVIR EN EL TABERNACULO


SIN HABERSE LAVADO EN EL LAVACRO
Cuando oramos para ofrecerle algo al Señor, primero tenemos que lavarnos las manos y
los pies en el lavacro. Ir a la reunión y funcionar en la misma en realidad es ir al
tabernáculo y servirle al Señor. Antes de que le sirvamos la Señor en el tabernáculo,
debemos lavarnos. No obstante, en la vida de muchos creyentes y en su servicio parece
que no tienen un lavacro. Cuando ellos van al altar para hacer una ofrenda a Dios, tienen
las manos sucias. Van a las reuniones de la iglesia y sirven sin lavarse las manos en el
lavacro. Esta clase de servicio conlleva muerte. Por esta razón 30:21 dice: “Se lavarán las
manos y los pies para que no mueran”.

Debemos tener cuidado de no tener contacto con Dios a menos que hayamos lavado
nuestras manos primero en el lavacro. Si tratamos de servir a Dios en el tabernáculo con
las manos sucias, moriremos desde un punto de vista espiritual. ¡Cuánta muerte existe
hoy entre los creyentes! Cuanto más sirven, más muerte reciben debido a que sirven con
las manos sucias. Orar y servir con las manos sucias conlleva muerte.

Si no oramos ni servimos en las reuniones, es posible que estemos vivos, pero si oramos
o funcionamos sin el lavamiento del lavacro, atraeremos mortandad hacia nosotros
mismos y la impondremos sobre otros. La muerte es el resultado de nuestra oración o
nuestro servicio sin el lavamiento del lavacro.

LA EXPERIENCIA DEL LAVACRO PRODUCE


EL FUNCIONAMIENTO DE LA MORADA DE DIOS

La plata para la propiciación propiciaba el mover de Dios, y el lavacro propicia el


funcionamiento de la morada de Dios. Sin la plata par la propiciación no se puede
edificar la morada de Dios ni se puede mover. Se necesitaría plata para hacer las basas y
los capiteles y cubrirlos y ceñirlos. No habría suficientes personas en el ejército que
pudieran luchar por el mover de Dios. Siguiendo el mismo principio, sin el lavacro el
tabernáculo no podía funcionar. Aunque tuviéramos la morada de Dios con todo su
mobiliario, no podríamos hacer que todos ellos funcionaran. Sin el lavamiento en el
lavacro nadie está calificado para servir en el tabernáculo. Es lamentable que se le dé
tanto énfasis al altar, a la mesa, al candelero, al arca, y al altar del incienso, pero no al
lavacro. Debemos experimentar el lavacro a fin de que la morada de Dios pueda
funcionar.

LA RELACION ENTRE EL LAVACRO Y EL ALTAR

En el arreglo del tabernáculo el lavacro se encuentra después del altar, pero en función
el lavacro va primero. Cuando los sacerdotes ministraban en el altar, debían lavarse
primero en el lavacro. Y también se lavaban antes de ministrar dentro del tabernáculo.
Esto nos muestra que la función del lavacro se llevaba a cabo antes de la del altar.
También la posición del lavacro indica que este era producto del altar. El altar estaba
cubierto de bronce y el lavacro era de bronce, En tipología el bronce representa el juicio
de Dios. El altar tipifica la cruz de Cristo. En el altar, o la cruz el juicio de Dios era
ejecutado en su máximo expresión. Como resultado del juicio de Dios ejecutado en el
altar, se producía el lavacro. El bronce del altar representa el juicio, pero el bronce del
lavacro, representa el resultado el producto del juicio de Dios, el cual es el poder
limpiador. Esto significa que el poder limpiador del lavacro es producto del juicio de
Dios.

Conforme al Nuevo Testamento, el poder limpiador del lavacro es el Espíritu vivificante.


En Tito 3:5 se habla del lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu
Santo. Este versículo revela que el Espíritu vivificante, el Espíritu de vida, es el poder
que limpia. Por tanto, el lavacro representa el lavamiento que efectúa el Espíritu
vivificante.

El lavacro tipifica el poder que limpia del Espíritu vivificante producido por la muerte de
Cristo. El altar representa la redención de Cristo, y el lavacro representa el lavamiento
del Espíritu vivificante. En el altar vemos la redención de Cristo, y en el lavacro vemos el
lavamiento del Espíritu vivificante. Sin embargo, el Espíritu vivificante no es alguien
aparte de Cristo. El Espíritu es en realidad Cristo mismo. Después de pasar por el juicio
pleno de Dios y entrar en la resurrección, el Cristo crucificado llegó a ser el Espíritu
vivificante que nos lava.

EL BRONCE DEL ALTAR Y DEL LAVACRO

El bronce que se usaba para cubrir el altar provenía de los incensarios de los doscientos
cincuenta rebeldes que fueron juzgados por Dios. Después de que estos fueron juzgados,
el Señor le dijo a Moisés: “Dí a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, que tome los
incensarios de en medio del incienso, y derrame más allá el fuego; porque son
santificados los incensarios de estos que pecaron contra sus almas; y harán de ellos
planchas batidas para cubrir el altar; por cuanto ofrecieron con ellos delante de Jehová,
son santificados, y serán como señal a los hijos de Israel” (Nm. 16:37-38). Esto
demuestra que el bronce para el altar le debe recordar al pueblo de Dios Su juicio contra
los rebeldes. Por tanto, el bronce que cubría el altar llegó a ser un recordatorio del juicio
de Dios contra la rebelión.

El bronce que su uso para el lavacro provenía de los espejos de las mujeres que velaban
a la puerta del tabernáculo de reunión (Ex. 38:8). La palabra hebrea para “velaban” en
38:8 se refiere a las tropas que velaban. Esto nos demuestra que todos los campamentos
de los hijos de Israel eran tropas. Las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de
reunión servían como tropas. Es decir, su servicio también era parte de la milicia. Los
espejos de esas mujeres se utilizaron para fundir el lavacro de bronce. Esto implica que
el lavacro de bronce era como un espejo que reflejaba y exponía. Mientras que el bronce
del altar era un recordatorio del juicio de Dios, el bronce del lavacro era un espejo que
exponía al pueblo de Dios. Esto demuestra que el juicio que Cristo sufrió en la cruz tenía
el poder de exponernos.

A los que se acercaban al lavacro se les exponía su inmundicia. De esta manera se daban
cuenta de que necesitan ser lavados. Recuerdo que hace un tiempo mis hijos no
aceptaban que estaban sucios y que debían lavarse. Yo tomé un espejo y se los puse de
frente. Cuando se miraron en él, se dieron cuenta que estaban sucios y quisieron
limpiarse. Del mismo, el lavacro de bronce es como un espejo que da el reflejo de
nuestra condición y expone nuestro sucio. Por tanto, el bronce del altar nos recuerda el
juicio de Dios, y el bronce del lavacro nos recuerda que estamos sucios y que debemos
lavarnos.

En el lavacro tenemos el bronce, el espejo y el agua. Cuando nos encontramos frente al


lavacro, el bronce debe recordarnos que todo lo pecaminoso, terrenal y carnal fue
juzgado por Dios en la cruz. Sin embargo, aunque confesemos nuestros pecados, tal vez
no nos demos cuenta que aun somos mundanos y carnales. Ante Dios hemos sido
redimidos, pero aun necesitamos ser lavados. Luego de haber sido redimidos con la
sangre en el altar, necesitamos ser lavados con el agua del lavacro.

Actualmente entre los cristianos no se ha hablado mucho acerca de que a pesar de que
es maravilloso ser redimido por la sangre de Cristo, también necesitamos ser lavados
con el Espíritu vivificante. Aunque hemos confesado nuestros pecados, necesitamos
hacer algo con la contaminación, el sucio que proviene del contacto terrenal. También
que acabar con la contaminación que proviene de la vida carnal y de la natural. Por
tanto, debemos ser lavados con el Espíritu vivificante.

EL LAVAMIENTO DEL ESPIRITU VIVIFICANTE

Cada día lo primero que debemos hacer es ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el
pecado y por la transgresión. Por un lado, esto nos llevará a experimentar a Cristo como
nuestro suministro de vida y como la comida que se ofrece a Dios. Por otro, esto nos
ayuda a darnos cuenta de que necesitamos el lavamiento del Espíritu vivificante.

Cuanto más andamos en el Espíritu y vivimos en el espíritu mezclado, más lavados


somos. Cada lavada nos recordará a no ir a ciertos lugares, a no contactar ciertas
personas ni involucrarnos en situaciones que nos contaminen. Aunque no cometamos
un pecado es posible que toquemos algo mundano o natural y por tanto, seamos
contaminados. Si permanecemos en contaminación, no podremos orar, servir al Señor
ni funcionar en las reuniones. Si tratamos de hacerlo sin lavarnos en el lavacro,
experimentaremos muerte.

Yo puedo testificar que esta entendimiento o interpretación del significado del lavacro
va de acuerdo con nuestra experiencia, la cual confirma lo que hemos planteado en
cuanto al lavacro en estos mensajes.

En Exodo 30:18 dice: “Harás también una fuente de bronce, con su base de bronce, para
lavar; y la colocarás entre el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás en ella agua”.
La base del lavacro representa la firmeza. El lavacro se encontraba entre el tabernáculo
de reunión y el altar como una continuación de éste a la entrada del tabernáculo. El agua
que se ponía en el lavacro representa el lavamiento del Espíritu vivificante (véase Ef.
5:26)

El versículo 19 añade: “Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies”. Como
ya mencionamos, este lavamiento representa el lavamiento de toda contaminación del
contacto terrenal (Jn. 13:10).

UN ESTATUTO PERPETUO

Los versículos 20 y 21 dicen: “Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se lavarán


con agua, para que no mueran; y cuando se acerquen al altar para ministrar, para
quemar la ofrenda encendida para Jehová, se lavarán las manos y los pies para que no
mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su descendencia por sus generaciones”.
Los sacerdotes debían lavarse en el lavacro para evitar la muerte. Nosotros necesitamos
el lavamiento del Espíritu vivificante para evitar la muerte espiritual.

Los sacerdotes debían lavarse en el lavacro cuando entraban en el tabernáculo de


reunión o cuando iban al altar para ministrar. Como lo demuestra la última parte del
versículo, este sería un estatuto perpetuo, un principio perpetuo por todas las
generaciones”.

EL ALTAR DE INCIENSO, LA PLATA


PARA LA PROPICIACION Y EL LAVACRO

Según Exodo 30, inmediatamente después del altar de incienso, se encuentra la plata
para el edificio de Dios y Su mover, y luego se encuentra el lavacro de bronce para el
funcionamiento de la morada de Dios. Sin la plata para la propiciación, no habría la
manera de edificar la morada de Dios ni la manera para que esta se moviera. Además,
sin el lavacro de bronce, no habría la manera para que el edificio de Dios funcionara. Sin
el lavacro se paralizaría el edificio de Dios y todo estaría desolado.

Ahora entendemos porque la plata para la propiciación y el lavacro de bronce seguían


inmediatamente al altar de incienso dorado. Para edificar y mover la morada de Dios se
necesita la plata y el bronce se necesita para el funcionamiento de la morada de Dios.
Esto significa que el funcionamiento de la iglesia depende del lavacro de bronce.

Como veremos, en Exodo 30 también tenemos los ingredientes del ungüento y del
incienso. El ungüento y el incienso van a la par con la plata para la propiciación y el
lavacro de bronce. Por consiguiente, luego del altar de incienso tenemos cuatro cosas: la
plata , el bronce, el ungüento y el incienso. Después de que tenemos la plata y el bronce
del lavacro, necesitamos el ungüento que nos unge y necesitamos el incienso que
quemamos para la intercesión.

Los animo a que oren acerca de la plata para la propiciación y el lavacro de bronce y a
que tengan comunión en cuanto a ellos. Se requiere de mucha oración y comunión para
obtener el entendimiento adecuado de estos asuntos.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y SIETE

EL ACEITE DE LA UNCION SANTA


(1)

Lectura bíblica: Ex. 30:22-33; Sal. 133:2; 1 Jn. 2:20, 27

En este mensaje, comenzaremos el estudio del aceite de la unción santa. Este aceite se
compone de cuatro especias mezcladas con aceite. En primer lugar debemos considerar
la posición de este ungüento en el relato divino de Exodo. Debemos averiguar porque se
revela al final del capítulo treinta. Si entendemos la posición del ungüento, entonces
conoceremos la relación que tiene con el tabernáculo.

LA POSICION DEL UNGÜENTO

El libro de Exodo empieza con los sufrimientos del pueblo escogido de Dios y
esclavizado en Egipto. Finalmente los hijos de Israel emprendieron un gran éxodo de su
cautiverio, atravesaron el mar Rojo, fueron al desierto y disfrutaron del suministro de
Dios. Aún cuando estaban en Egipto, disfrutaban de la Pascua. Experimentaron también
la salvación poderosa de Dios, pues Dios los liberó de Egipto y los rescató de la mano
fuerte de Faraón y de su ejército. En el desierto, el pueblo de Dios probó los alimentos
celestiales, a saber, el maná y el agua viva de la roca hendida. La misericordia de Dios les
permitió experimentar muchos milagros.

Los hijos de Israel fueron llevados al monte Sinaí donde permanecieron probablemente
diez meses o más. En el monte Sinaí, recibieron la revelación de Dios pidiéndoles que
erigieran un tabernáculo que sería Su morada en la tierra. Además, este tabernáculo
facilitó la comunión entre Dios y Su pueblo. Por tanto, en el monte Sinaí Dios
proporcionó a Moisés el diseño celestial del tabernáculo.

A partir del capítulo veinticinco de Exodo, vemos una descripción detallada del
tabernáculo con su mobiliario y utensilios. Este relato termina en el capítulo veintisiete.
El capítulo veintiocho habla acerca de los sacerdotes. Primero vemos un relato acerca de
la vestimenta de los sacerdotes, luego en el capítulo veintinueve, Dios revela la clase de
alimentos que ellos debían comer. Ese capítulo muestra cómo los sacerdotes son
santificados y llenos de las riquezas que Dios exige. Por consiguiente, al final de Exodo
29 los sacerdotes están listos.

En el capítulo treinta, vemos primeramente el altar del incienso y luego el censo para la
incorporación divina en el ejército de Dios. En los mensajes anteriores, mencionamos
señalado la razón por la cual la incorporación en el ejército de Dios se menciona después
de la descripción del altar de incienso. La razón es sencilla: el altar de incienso es el
factor que motiva el mover de Dios, el cual requiere un ejército. El ejército debe luchar
por el mover de Dios y permitir así que Dios siga adelante.

Exodo 30 nos presenta también el lavacro que se encontraba cerca de la entrada del
tabernáculo. Antes de entrar en el tabernáculo y servir a Dios, los sacerdotes debían
lavarse las manos y los pies en el lavacro.

Después de la descripción del lavacro, vemos el aceite de la unción santa, el ungüento


compuesto. Este ungüento santificaba a los sacerdotes, al tabernáculo, a todo el
mobiliario y utensilios. En otras palabras, el tabernáculo, el mobiliario, los utensilios y
los sacerdotes debían ser ungidos con este aceite. Antes del capítulo treinta, el tiempo no
era propicio para que Dios hablara del aceite de la unción santa. Ahora podemos
entender por qué el relato de la unción santa se encuentra al final del capítulo treinta.

La revelación de Dios es progresiva. Procede etapa tras etapa y aún sección tras sección.
En Egipto los hijos de Israel disfrutaban del cordero pascual. En el desierto disfrutaban
del maná y del agua de la roca.
UNA VERDAD PROFUNDA

Muchos cristianos saben acerca del cordero pascual, del maná celestial y del agua viva.
Se han escrito muchos himnos acerca de estos asuntos. Sin embargo, muchos cristianos
jamás han leído un libro o escuchado un mensaje acerca del ungüento compuesto.

Hace poco investigué acerca del ungüento compuesto en Exodo 30. En su sinopsis, J. N.
Darby hace un breve comentario sobre el ungüento y el incienso. En sus notas sobre el
Pentateuco, C. H. Mackintosh declara que en el aceite de la unción santa: “discernimos
una de las numerosas gracias del Espíritu Santo, que encontraban toda Su plenitud
divina en Cristo”, pero no menciona estas gracias. C. A. Coates va más a fondo. En
cuanto al ungüento, él usa a menudo la expresión “el Espíritu de Cristo”. Pocos autores
usan esta expresión; la mayoría hablan del Espíritu de Dios, del Espíritu Santo. Además,
Coates habla de “El Espíritu del hombre del beneplácito de Dios” y también el “Espíritu
de otro Hombre, aún el Hombre que está a la diestra de Dios”. Estos indica que Coates
vio que el Espíritu de Cristo no es solamente el Espíritu de Dios, sino también el Espíritu
de otro Hombre. En cuanto a las cuatro especias, Coates afirma que “representan todas
las características de la gracia tan perfectamente mezclada y armonizada en el Espíritu
de Cristo”. Coates vio algo acerca de la mezcla de las especias con el aceite de oliva. El
ungüento se componía de cuatro clases de especias mezcladas con aceite de oliva.

El aceite de la unción santa en Exodo 30 representa ciertamente una de las verdades


más profundas de la Biblia. Me preocupa el hecho de que algunos entre nosotros todavía
no comprendan esta verdad tan profunda. Por tanto, debemos conocer el significado del
ungüento compuesto.

SU SIGNIFICADO

El ungüento compuesto se usaba para ungir el tabernáculo, todo su mobiliario, el altar


con todos sus utensilios, la fuente de bronce con su base, y los sacerdotes (30:26-30).
Este ungüento representa a Dios, quien es Triuno, después de un largo proceso,
haciéndose el Espíritu compuesto todo-inclusivo que alcanza a Su pueblo escogido y
redimido a fin de ser uno con ellos. Los hijos de Israel disfrutaron de la Pascua, del
maná celestial y del agua de la roca. Eso era muy bueno, pero ninguno de estos disfrutes
puede compararse con el disfrute del aceite de la unción santa. Este aceite de la unción
santa significa que ahora el Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu, puede alcanzar a
Su pueblo elegido y regenerado a fin de ser uno con ellos. Eso es mucho más profundo
que la representación que hace el cordero de Salvador y Redentor. Encierra un
significado mucho más substancial que el maná y el agua viva. Este ungüento tipifica al
Dios Triuno, Dios mismo en Su Trinidad Divina, después de un largo proceso por medio
del cual llegó a ser el Espíritu compuesto todo-inclusivo que nos alcanza, que nos une a
El y que se une a nosotros. “¡Qué maravilloso es eso!”

Durante siglos, los cristianos han descuidado este asunto maravilloso del ungüento
compuesto. Con razón no existe ningún himno al respecto. Sin embargo, es fácil
encontrar himnos sobre la Pascua. Por ejemplo, un himno muy conocido declara:
“cuando vea la sangre, pasaré encima de ti”. Se han escrito muchos himnos sobre el
maná y otros más profundos sobre el agua viva, pero ¿dónde se puede encontrar un
himno sobre el ungüento compuesto?

Cuando algunos cristianos nos oigan hablar del ungüento compuesto, dirán: “¿de qué
están hablando? ¿Qué es eso: el Dios Triuno después de un largo proceso se hizo el
Espíritu compuesto todo-inclusivo? ¿Acaso puede Dios el Espíritu ser algo compuesto? y
¿qué quiere decir usted con el Espíritu que nos alcanza? Sabemos que en el día de
Pentecostés, El Espíritu Santo descendió sobre los creyentes, pero el Padre permaneció
en el trono con el Hijo a Su lado. ¿Qué están diciendo acerca del Dios Triuno que nos
alcanza para ser uno con nosotros?” ¿Quién conoce estas cosas hoy en día? y ¿quién
habla de ellas?

Durante años, he sentido la carga de hablar continuamente del Espíritu compuesto. La


repetición de asuntos importantes es un principio bíblico. Las escrituras repiten
continuamente ciertos puntos. Por ejemplo, considere cuantas referencias encontramos
en el Nuevo Testamento sobre la fe en el Señor Jesús. ¿Por qué Dios repite eso tanta
veces? Lo hace porque es sumamente importante. Del mismo modo, no puedo evitar
hablar continuamente del Espíritu compuesto porque es un asunto crucial. Además, me
preocupa la influencia del entorno religioso hoy en día. Debido a esta influencia, muchos
cristianos se preocupan únicamente por cosas superficiales. Conocen al cordero, al
maná celestial y algo del agua viva, pero no prestan atención a un mensaje sobre el
ungüento compuesto de Exodo 30. Les gustan los mensajes que complacen su oído, pero
no quieren oir cosas más profundas y de más peso.

Espero que todos nosotros quedemos profundamente impresionados al ver que la


intención eterna de Dios no consiste en darnos un Redentor, ni suministrarnos el maná
celestial o el agua viva. El deseo eterno de Dios es alcanzarnos como el Espíritu
compuesto todo-inclusivo, el Espíritu que incluye la divinidad, la humanidad, la
encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Todo eso se
mezcla para formar el ungüento compuesto y este ungüento es destinado a ungir el
pueblo escogido y redimido por Dios.
Un ejemplo de la unción es la pintura. Cuando pintamos un objeto determinado, la
pintura lo alcanza y se une con él. Del mismo modo, cuando Dios nos unge consigo
mismo, El nos alcanza y se une con nosotros.

La unción de Dios en nosotros implica algo mucho más complicado que la creación de
los cielos y de la tierra. En la creación, Dios sólo tenía que hablar cuando deseaba algo.
Por ejemplo, Dios dijo: “descúbrase lo seco”, y fue así, pero Dios tuvo que pasar por un
proceso para producir el ungüento, la “pintura” divina. Los elementos de este ungüento
incluyen la divinidad y la humanidad, también la encarnación y el vivir humano de
Cristo.

Dios mismo vivió en esta tierra durante treinta y tres años y medio. ¡Eso es prodigioso!
El Creador todo poderoso vivió como ser humano en una familia pobre en un país
despreciado. Después de treinta y tres años y medio, El murió en la cruz, fue sepultado
en una tumba, y pasó por el Hades. Luego en la resurrección, El se levantó de entre los
muertos y ascendió a los cielos. Todos estos pasos eran necesarios para producir un
ungüento con la mezcla de las especias y del aceite.

Exodo 30 nos enseña que el elemento fundamental del ungüento compuesto es el aceite
de oliva. Este aceite representa al Espíritu de Dios, el Tercero de la Deidad. Hemos visto
que los ingredientes del Espíritu compuesto incluyen la divinidad, la humanidad, la
encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Estos
elementos se han mezclado con el Espíritu divino. Ahora el Espíritu divino no es
solamente un aceite, sino también un ungüento.

Este ungüento maravilloso es incomparable. ¿En qué se comparan el ungüento y el


Cordero? Dios se ha hecho nuestro Salvador y nuestro Redentor. Eso es maravilloso.
Jesús es Jehová nuestro Salvador y aprecio mucho Su salvación. Sin embargo, no
podemos comparar el Cordero con el Dios Triuno procesado como Espíritu compuesto
todo-inclusivo que nos alcanza, que se une con nosotros y que nos une con El. 1
Corintios 6:17 enseña que aquél que se une al Señor un solo Espíritu es con El. ¡Cuán
maravilloso es eso!

Este asunto no nos debe impresionar únicamente en el plan doctrinal. Debemos orar:
Señor, muéstrame la visión del Espíritu todo-inclusivo. Muéstrame que ahora Tú eres el
Espíritu todo-inclusivo compuesto de la divinidad, la humanidad, la encarnación, el
vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Señor, necesito ver que Tu
humanidad elevada, Tu muerte todo-inclusiva, maravillosa y misteriosa, y Tu
resurrección indescriptible se han mezclado en el Espíritu". Si recibimos esta visión,
vamos a orar de este modo: “Señor, Te agradezco que el Espíritu es ahora el Espíritu
compuesto. Este Espíritu todo-inclusivo y vivificante es el Dios Triuno mismo que me
alcanza, me unge, se reúne conmigo y me une con El”.

Este Espíritu todo-inclusivo abarca más que el cordero pascual, el maná, y el agua viva.
De hecho, este Espíritu es lo máximo. Nada puede rebasar el hecho de que el Dios
Triuno pasó por un largo proceso para hacerse el Espíritu vivificante. Ahora no
solamente disfrutamos este Espíritu, sino que ¡somos uno con El!

En este universo, muchos ángeles se rebelaron contra Dios y la humanidad cayó. Ahora
la tierra está en un estado de rebelión contra Dios. Parece que Dios no puede encontrar
ninguna morada en ninguna parte de la tierra, pero sí tiene un pueblo escogido que se
convierte en Su morada. Por tanto, El viene a ellos, se hace uno con ellos y los une con
El. Incluso los convierte en Su morada al entrar en ellos y al morar entre ellos. Además,
ellos pueden servirle, tener comunión, ser uno y morar con El. Esta es la verdadera
santificación: santificar a un pueblo para que sea la morada de Dios en la tierra. Estas
personas son sacerdotes que sirven a Dios, tienen contacto, tienen comunión e incluso
son uno con El.

Dios no podía tener esta morada en Egipto o en el desierto. El tenía que traer a Su
pueblo a Su presencia en el monte Sinaí y mostrarles la revelación celestial acerca del
tabernáculo con su mobiliario y utensilios, la santificación de los sacerdotes y el aceite
de la unción santa. El ungüento usado para ungir el tabernáculo y los sacerdotes
simbolizaba al Dios Triuno que se ha convertido en ungüento compuesto, después de un
proceso, para alcanzar a Su pueblo elegido y redimido.

Después del relato acerca del ungüento en Exodo 30, vemos una descripción del
incienso. El ungüento revela cómo Dios viene para alcanzarnos en Cristo y con El. El
incienso muestra cómo volvemos a Dios en Cristo y con El. Por lo tanto, aquí vemos a
Dios llegando a nosotros en Cristo y con El y nuestro regreso a El del mismo modo. Esto
corresponde a la revelación en el evangelio de Juan. Los capítulos uno a trece de Juan
muestran la venida de Dios en Cristo y con El para alcanzarnos. Luego en los capítulos
catorce a diecisiete, vemos al Señor Jesús mostrándonos el camino para volver a Dios en
Cristo y con El. Primero Dios vino a nosotros en Cristo y con Cristo, y ahora nosotros
volvemos a El del mismo modo. ¡Es una circulación maravillosa y divina! Todos
debemos aprender a participar de la unción y ofrecer Cristo a Dios en el altar del
incienso como incienso dulce que satisface a Dios.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y OCHO
EL ACEITE DE LA UNCION SANTA
(2)

Lectura bíblica: Ex. 30:22-33; Sal. 133:2; 1 Jn. 2:20, 27

En este mensaje, vamos a considerar de una manera detallada el aceite de la unción


santa en Exodo 30:20-33.

SUS INGREDIENTES

Cuatro especias diferentes

El aceite de la unción santa contiene cinco ingredientes, en dos categorías. La primera


categoría incluye cuatro especias: mirra, canela, cálamo y casia. La segunda categoría
consta únicamente de aceite de oliva.

La mirra que fluye

La mirra excelente, con su dulce aroma y amargo sabor, representa la muerte preciosa
de Cristo. En la antigüedad, la mirra se utilizaba para embalsamar. Por tanto, la mirra
está relacionada con la muerte. Juan 19 nos enseña que Nicodemo junto con otras
personas usó mirra para sepultar el cuerpo del Señor Jesús.

La mirra proviene de un árbol aromático que derrama su savia al ser cortado o por
alguna apertura natural o incisión. Esta savia se utilizaba para mitigar los sufrimientos
de la muerte. En la cruz le ofrecieron al Señor Jesús vino mezclado con mirra para
mitigar Sus dolores, pero El se negó a tomarlo. Ciertamente la mirra en Exodo 30
simboliza la muerte del Señor.

La savia aromática de la mirra mitiga el dolor y también sana el cuerpo cuando éste no
produce la secreción adecuada. La mirra tiene la virtud de corregir esta anomalía en el
cuerpo humano. Nuestra vida humana presenta muchas secreciones erróneas, pero la
muerte del Señor en la cruz soluciona este problema.

La canela aromática

La canela aromática representa la dulzura y la eficacia de la muerte de Cristo. La canela


tiene un sabor característico y se usa también para estimular el corazón. Se puede
prescribir canela para estimular un corazón débil.

La mirra representa la muerte preciosa de Cristo y la canela, la eficacia de Su muerte. Si


aplicamos la muerte del Señor a nuestra situación, mitigará nuestros dolores, corregirá
las secreciones anormales y finalmente nos estimulará y nos llenará de gozo y de
felicidad. Puedo testificar con mi propia experiencia. En mi entorno ciertas cosas
negativas me alteran, pero me siento corregido, ajustado, estimulado y alentado cuando
aplico la muerte del Señor.

El cálamo aromático

En Exodo 30, el cálamo es una caña. La raíz hebrea de la palabra mirra significa fluir, y
la del cálamo significa estar de pié. El cálamo crece en lugares pantanosos o lodosos,
pero tiene el poder de brotar. En el orden de las especias, cálamo representa la
resurrección del Señor Jesús de la muerte. El Señor fue sumergido en una situación
pantanosa de muerte, pero El brotó y se levantó en resurrección. Por consiguiente, el
cálamo representa la resurrección preciosa de Cristo.

La casia

La casia es la cuarta especia y representa el poder de la resurrección de Cristo. La casia y


la canela pertenecen a la misma familia. La canela proviene de la parte interna de la
corteza, y la casia, de la parte externa de la corteza. La canela y la casia poseen un aroma
dulce. Además provienen de plantas que a menudo crecen silvestres entre los demás
vegetales.

En la antigüedad se usaba la casia como repelente de insectos y serpientes. Por tanto, la


casia representa el poder, la eficacia de la resurrección de Cristo. La resurrección de
Cristo puede vencer toda clase de circunstancias y ciertamente es repelente. Repele
todos los “insectos” malignos y particularmente la serpiente antigua, el diablo.

La mirra, la canela, el cálamo y la casia pertenecen a la misma categoría: las especias.


Ahora llegamos al aceite de oliva, el único ingrediente de la segunda categoría.

El aceite de oliva

En la Biblia, el aceite de oliva representa al Espíritu de Dios. El aceite de oliva se


produce al prensar las aceitunas. Este aceite representa el fluir del Espíritu de Dios bajo
la presión de la muerte de Cristo.

El aceite de oliva es el ingrediente básico del ungüento que se mezcla con las especias.
Las cuatro especias se mezcaln con el aceite de oliva para hacer el ungüento. Esto indica
que el Espíritu de Dios, representado por el aceite de oliva, dejó de ser un simple aceite
para convertirse en un aceite compuesto con ciertas especias. Juan 7:39 dice: “Esto dijo
del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El; pues aún no había el Espíritu,
porque Jesús no había sido aún glorificado”. Esto significa que antes de la glorificación
del Señor, el Espíritu no estaba todavía compuesto. La mezcla de este Espíritu se
completó después de la resurrección de Cristo.

Las cuatro especias representan


la humanidad creada por Dios, y el aceite
representa la divinidad de la Deidad

Las cuatro especias representan la humanidad en la creación de Dios. La Biblia nos


enseña que el número cuatro representa la obra creadora de Dios. Vemos los cuatro
seres vivientes y los cuatro rincones de la tierra. Además, las cuatro especias son
elementos de dicha creación. Estas especias representan la humanidad del Señor Jesús.
En Su encarnación, el Señor Jesús era Dios y también hombre. Las cuatro especias
representan la humanidad del Señor Jesús en la creación. Por supuesto, a algunos
cristianos no les gusta el uso de la palabra creación con referencia al Señor Jesús. Esto
se debe a la enseñanza herética de Aries, quien enseñaba que Cristo no era más que un
ser creado, y que no era el Dios eterno.

El aceite representa a la divinidad en la Deidad. Hemos visto que el número cuatro


representa las criaturas, mientras que el número uno tipifica a Dios, el único Creador.

En este ungüento compuesto, vemos los números cuatro y uno, el número cuatro
mezclado con el uno. Esto representa a la humanidad mezclada con la divinidad. No
podemos evitar el uso de la palabra “mezclada” con respecto al ungüento compuesto. La
palabra “compuesta” significa en realidad mezclada. Las cuatro especias se mezclaban
con el aceite.

Podemos comparar la mezcla de las especias en el aceite con la mezcla de la harina fina
en la ofrenda (Lv. 2). La ofrenda se preparaba amasando harina fina y mezclánola con
aceite. Esto significa también que tenemos la divinidad y la humanidad en la Persona
misma de Cristo.

He leído unos libros cuyos autores pretendían que el evangelio de Juan fue escrito en un
intento de reconciliar las diferentes opiniones acerca de la persona de Cristo. Algunos
declaraban que Cristo era Dios, y otros que El era solamente un hombre. Otros
afirmaban que Cristo no era Dios, sino la Palabra, el Logos, creado por Dios. Leamos
Juan 1:1 “En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios”.
Vemos claramente que el Verbo, o sea Cristo, es Dios. Juan 1:14 añade: “y el Verbo se
hizo carne”. La Palabra misma, quien es Dios, se hizo carne. En realidad, no me gusta el
uso de las palabras “conciliar” o “reconciliar” refiriéndonos a los escritos de Juan. De
hecho, los escritos del apóstol Juan no son conciliadores, sino todo-inclusivos. Cristo es
todo-inclusivo. Si El fuese sólo Dios sin ser hombre, u hombre sin ser Dios, El no sería
todo-inclusivo. ¡Alabado sea el Señor porque Cristo es Dios y hombre a la vez, hombre y
Dios también! Los escritos de Juan son todo-inclusivos porque Cristo es todo-inclusivo.

Asimismo, el ungüento compuesto es todo-inclusivo. ¿Puede ver usted todolo que


incluye este compuesto? Este compuesto todo-inclusivo incluye el aceite de oliva, la
mirra, la canela, el cálamo y la casia. Esto indica que podemos ver la divinidad, la
humanidad, la muerte todo-inclusiva de Cristo, y su eficacia en el Espíritu compuesto
tipificado por el ungüento. Podemos ver también la resurrección preciosa de Cristo y el
poder de la misma. El Espíritu de Cristo incluye todos estos elementos.

En el Nuevo Testamento, el Espíritu de Cristo es una expresión todo-inclusiva.


Filipenses 1:19 menciona la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Sin
embargo, no vemos ninguna referencia a la abundante suministración del Espíritu de
Dios. Génesis 1 menciona el Espíritu de Dios, pero en sus epístolas Pablo habla del
Espíritu de Cristo y también del Espíritu de Jesucristo.

Quedemos profundamente impresionados por el hecho de que ahora el Espíritu todo-


inclusivo, como ungüento compuesto, es el Dios Triuno procesado que se hizo el
Espíritu todo-inclusivo para llegar a nosotros. Algunos cristianos opinan que esta
manera de considerar al Espíritu es herética. No tendrán la última palabra, pues la
Biblia enseña que ahora vivimos el día del hombre, un día que no está acabado.
Esperemos el día del Señor para que El juzgue. Yo tengo la certeza de que el Señor
respaldará esta manera de ver al Espíritu todo-inclusivo.

El Antiguo Testamento menciona el aceite de oliva, el cual representa el Espíritu de


Dios. Después de la construcción del tabernáculo y la preparación de los sacerdotes, no
sólo vemos el aceite de oliva sino la totalidad del ungüento compuesto. Esto indica que
tenemos el Espíritu de Dios así como el Espíritu de Cristo. Ciertamente, el Señor C. A.
Coates ha visto algo al respecto. El menciona al Espíritu de Cristo y al Espíritu de otro
Hombre en sus comentarios sobre el ungüento de Exodo 30.

Nosotros los creyentes hemos sido ungidos con el ungüento compuesto, con el Espíritu
todo-inclusivo. Salmos 133:2 describe la manera en que el aceite de unción bajaba de la
cabeza de Aarón empapando su barba y luego la falda de sus vestiduras. Esto significa
que todo el Cuerpo está ungido con el Espíritu.

Luego Juan 1:20 y 27 nos muestra que la unción interna nos enseña todas las cosas.
Veamos 1 Juan 2:20 “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las
cosas” (lit. gr.). El versículo 27 dice: “Y en cuanto a vosotros, la unción que vosotros
recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe;
pero como Su unción os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, así
como ella os ha enseñado, permaneced en El”.

Recibir la unción equivale a recibir la pintura divina. Un pintor sabe que conviene pasar
más de una capa de pintura. Al pintar ciertas cosas es conveniente pasar varias capas de
pintura. Al experimentar el Espíritu, debemos ser “pintados” continuamente.
Finalmente podemos acumular centenares de capas. ¡Alabado sea el Señor porque cada
día El nos pinta con Su unción!

Cuando la unción se aplica a nosotros, ésta nos enseña. Dios nos enseña mayormente
por la unción silenciosa. Por ejemplo, usted puede preguntarle algo al Señor, y Su
unción le enseñará algo al respecto. Si decimos: “Señor, dime ¿qué color deseas?”, el
Señor quizá no conteste nada, sino que sacará Su “pincel” para pintar un color
determinado, verde por ejemplo. No le hablará a usted del color verde; le dirá que
prefiere el verde al pintarle a usted en verde. Así nos enseña el Señor.

En 1 Juan 2 vemos que dentro de nosotros la unción nos enseña todas las cosas. A
menudo sabemos que estamos equivocados. Nadie necesita decirnos, pero el mover de
la unción interior nos enseña que estamos equivocados. Creo que todos hemos
experimentado en cierto grado esta enseñanza de la unción.

SU MEDIDA

Quinientos siclos de mirra

Los quinientos siclos de mirra representan una sola unidad de plena responsabilidad.
En la Biblia el número cinco simboliza la responsabilidad. Un buen ejemplo de esto sería
la mano. Nuestra mano tiene cuatro dedos y un pulgar, que le permiten hacer muchas
cosas y tomar responsabilidades.

El numero cinco se compone de cuatro más uno. Repetimos que el número cuatro
representa la criatura, y el número uno tipifica a Dios. Por tanto, el número cinco
representa Dios añadido al hombre a fin de que ejerzamos la responsabilidad.

La Biblia muestra claramente que el número cinco simboliza la responsabilidad. Los


diez mandamientos fueron escritos en dos tablas, de cinco cada una. Las diez vírgenes
de Mateo 25 se dividen en dos grupos de cinco cada uno. En estos dos casos, el número
cinco representa la responsabilidad. Los quinientos siclos de mirra se componen de cien
veces cinco, lo cual representa una unidad completa de plena responsabilidad.
Doscientos cincuenta siclos de canela
y doscientos cincuenta siclos de cálamo

Exodo 30:23 nos enseña que la medida de canela era “la mitad, esto es, doscientos
cincuenta, y de cálamo aromático, doscientos cincuenta”. Doscientos cincuenta siclos
representan media unidad de plena responsabilidad. Los doscientos cincuenta siclos de
canela junto con los doscientos cincuenta siclos de cálamo forman una unidad completa
y representan la partición del segundo de la Trinidad divina a través de la muerte. Dos
de las especias constan en unidades completas y las otras dos forman una unidad
dividida en dos. Eso no es ninguna casualidad. Dios lo dispusó así para indicar que Su
hijo sería partido en la cruz.

Quinientos siclos de casia

Leamos el versículo 24 “de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de
olivas un hin”. Los quinientos siclos de casia representan también una unidad de
completa responsabilidad.

Cuatro especias divididas


en tres unidades de quinientos siclos

Las tres unidades de quinientos siclos cada una, en cuatro especias, representan al Dios
Triuno en resurrección mezclado con la humanidad para llevar la plena responsabilidad.
Puedo testificar que cuando se ministra la Palabra, el Dios Triuno en resurrección se
mezcla con el orador para que lleve la responsabilidad de ministrar la Palabra a Su
pueblo.

SU FUNCION

El aceite de la unción santa, como ungüento compuesto, tiene una función: santificar las
cosas y los hombres de Dios, separándoles de todo lo común y santificándoles para el
servicio de Dios. Exodo 30:26-28 nos enseña que el aceite de unción se usaba para ungir
el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, la mesa y todos sus utensilios, el
candelero y sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto y todos sus
utensilios, la fuente de bronce y su base. El versículo 30 dice: “Ungirás también a Aarón
y a sus hijos, y los consagrarás para que sean Mis sacerdotes”. La unción santificaba y
separaba todo objeto y todo aquel que la recibía. El ungüento se convirtió en una marca
distintiva separaba lo ungido de todo lo común.

El versículo 29 dice: “Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en
ellos, será santificado”. Todo objeto u hombre que recibía la unción era santificado.
Imagine una silla que pintamos de verde con una pintura que no seca nunca. Todo el
que la toque se manchará de pintura. Podemos decir que fuimos pintados con una
pintura divina que no seca jamás. Por tanto, deberíamos afectar todo aquel que nos
toque. Cada cristiano debe influenciar su derredor; debe contagiar. Al tocarnos, usted
debería ser pintado. Algunas personas me han dicho en varias ocasiones: “¡No se
relacione con esa persona! Si lo hace, será influenciado por ella”. Como ministro de
Cristo, mi papel consiste en tener influencia sobre los demás. Si no ejerzo influencia de
esta manera, en vano ministraré la Palabra. Todo ministro eficaz de la Palabra contagia
de algún modo.

POR TODAS LAS GENERACIONES

Exodo 30:31 dice: “Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la
santa unción por vuestras generaciones”. Esto indica que el principio o la norma de Dios
en Su economía divina no sufre cambios. La ordenanza de la unción permanecerá para
siempre. Aún en la eternidad Dios nos ungirá continuamente.

NO SERA DERRAMADO SOBRE CARNE DE HOMBRE

El versículo 32 declara que el aceite de unción santa “no será derramado sobre carne
humana”. En la Biblia, la carne humana se refiere al hombre caído de la vieja creación.
Como creyentes en Cristo, hemos sido regenerados, y esta regeneración nos ha
convertido en nueva creación. Por una parte, nuestro espíritu es regenerado; por otra,
tenemos todavía una carne vieja y caída. El mandamiento de no derramar la unción
sobre carne humana indica que el aceite de la unción no debe ser aplicado a hombres de
la vieja creación. Si vivimos y caminamos según la carne, no disfrutamos al Espíritu de
Cristo. Si deseamos participar y disfrutar de el Espíritu todo-inclusivo, debemos
permanecer en nuestro espíritu.

El Espíritu de Cristo no puede ser derramado sobre nuestra vieja naturaleza, nuestro
viejo hombre. Nuestra carne no está en posición de participar en este ungüento
compuesto. Cuando usted pierde su calma, está en la carne y no puede disfrutar al
Espíritu de Cristo y cuando usted vuelve a su espíritu, percibe inmediatamente la
unción, está consciente de que el Espíritu de Cristo lo está pintando, porque usted se
encuentra en la nueva creación, y no en su vieja naturaleza.

Exodo 30:33 indica que ningún extraño debe recibir la unción. La palabra “extraño”
implica una diferencia entre los sacerdotes y los que no lo son. Los sacerdotes que sirven
en presencia de Dios no actúan según la vieja naturaleza. Por el contrario, viven
conforme a su nueva naturaleza y disfrutan de la unción. No obstante, a los ojos de Dios,
todos los demás son extraños. Podemos decir que la carne, el viejo hombre, es un
extraño. Nosotros los cristianos de hoy, no somos extraños, somos sacerdotes, pero los
incrédulos sí son extraños. Cuando nuestras acciones y nuestro comportamiento reflejan
nuestra carne, estamos en la vieja creación y Dios nos considera como extraños. Puesto
que somos extraños, no podemos disfrutar al Espíritu de Cristo. Debemos permanecer
en nuestro espíritu y vivir, actuar, hablar y relacionarnos con los demás en el espíritu.
Entonces estaremos en la nueva creación como sacerdotes que sirven a Dios y participan
del Espíritu de Cristo.

Si deseamos disfrutar el Espíritu de Cristo, debemos ser sacerdotes en la nueva creación.


No se quede en la carne si no quiere ser un extraño a los ojos de Dios. Los extraños, de
ninguna manera participan del Espíritu todo-inclusivo.

NO HACER OTRO SEMEJANTE

La segunda parte del versículo 32 dice: “ni haréis cosa semejante, conforme a su
composición”. El versículo 33 continua: “Cualquiera que compusiere ungüento
semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de entre su pueblo”. El
mandato de no hacer cosa semejante conforme a su composición significa que no
debemos imitarlo. Los cristianos contemporáneos imitan mucho. Por tanto, debemos
discernir lo que proviene verdaderamente del Espíritu, de lo que es imitación. Por
ejemplo, la humildad de una persona no proviene forzosamente del Espíritu. En China
vi a algunos discípulos de Confucio mucho más humildes que muchos instructores
cristianos, pero esa humildad no tiene nada que ver con el Espíritu de Cristo. Muchos
cristianos intentan ser humildes por la influencia de ciertas enseñanzas. No obstante,
esta humildad no proviene del Espíritu de Cristo. Es más bien una imitación.

Tampoco finga poseer ninguna virtud espiritual por sus propios esfuerzos. Eso
equivaldría a hacer otro ungüento. A los ojos de Dios, eso sería una abominación.

Las enseñanzas bíblicas han influenciado a mucha gente, incluyendo a incrédulos.


Debido a estas enseñanzas muchas personas procuran ser honestas, amables y fieles.
Todo eso constituye una imitación del Espíritu. Procurar comportarse de esta manera
equivale a imitar el ungüento autentico. Nuestra honestidad debe proceder del Espíritu
de Cristo. Del mismo modo, nuestro amor, humildad, paciencia y bondad y de hecho
toda virtud debe provenir del Espíritu que mora en nosotros. Si no procede de Dios
estamos imitando la unción. Por tanto, no deberíamos actuar en nuestra vieja naturaleza
ni imitar a nada que pertenezca al Espíritu de Cristo.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO CINCUENTA Y NUEVE

EL ACEITE DE LA UNCION SANTA


(3)

Lectura bíblica: Ex. 30:22-33

NECESITAMOS UNA EXPERIENCIA ESPIRITUAL

Cuando era joven, oí muchos mensajes acerca del libro de Exodo; algunos acerca del
cordero pascual y del maná, y algo sobre el agua viva, pero no oí nada acerca del Espíritu
compuesto.

Los hijos de Israel se quedaron en el monte Sinaí para recibir la ley y las ordenanzas y
para recibir luego la revelación del tabernáculo. Algunos maestros señalaron que Dios
promulgó la ley como una prueba para Su pueblo. Dios no procuraba que los hijos de
Israel guardasen la ley, pero El se vio obligado en darles la ley debido a la ignorancia de
ellos. Por tanto, Dios probó a los hijos de Israel por medio de la ley. Inmediatamente
después de la promulgación de la ley, Dios reveló el tabernáculo a Moisés. Estos
maestros señalaron que esta revelación es un asunto de gracia. Leamos Juan 1:17 “pues
la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la realidad vinieron por medio de
Jesucristo”. Jesucristo es la realidad del tabernáculo. Con la venida de este tabernáculo,
vino la gracia. Algunos instructores recibieron luz al respecto, pero estaban muy
limitados en su experiencia. No pudieron entender correctamente el ungüento
compuesto de Exodo treinta porque carecían de experiencia.

No se necesita experiencia para enseñar la doctrina del tabernáculo como tipología de


Cristo. La luz objetiva nos permite enseñar esta tipología de manera doctrinal, pero
necesitamos experiencia espiritual para tocar el verdadero significado del ungüento
compuesto en nuestra enseñanza. Por carecer de experiencia, los instructores no
conocían el ungüento compuesto.

Los instructores bíblicos han señalado que el aceite en Exodo treinta, como en todo el
Antiguo Testamento, tipifica al Espíritu de Dios. Algunos enseñaron aún que el aceite
derramado por Jacob sobre la piedra en Génesis 28 representa al Espíritu derramado
sobre el pueblo elegido de Dios. Estos instructores bíblicos han visto el significado del
aceite, pero no del ungüento.

EL UNGÜENTO COMPUESTO
El ungüento de Exodo treinta es un compuesto. En sí, el aceite no es un compuesto, sino
un elemento simple sin ningún otro ingrediente. El ungüento era un compuesto
formado por la mezcla de cuatro especias con el aceite de oliva. Podemos comparar este
ungüento compuesto con una pintura. La pintura es un compuesto que incluye más de
un elemento. Pasa lo mismo con el aceite de unción santa en Exodo 30.

C. A. Coates escribió mucho acerca del Espíritu en Exodo treinta. El dedicó casi tres
páginas al ungüento y al incienso. En esta parte de sus escritos, él usa las expresiones
Espíritu de Cristo o el Espíritu veintiun ocasiones. El no se refiere al Espíritu como al
Espíritu Santo ni como al Espíritu de Dios. En una ocasión, El menciona el Espíritu del
Hombre del beneplácito de Dios. El indica que el Espíritu de Cristo es el Espíritu del
hombre del beneplácito de Dios. Coates menciona también el Espíritu de otro Hombre,
aún el Hombre sentado a la diestra de Dios. C. A. Coates afirma que las cuatro especias
“representan todas las características de la gracia, mezcladas y armonizadas
perfectamente en el Espíritu de Cristo”. Esto indica que Coates vio algo acerca de la
mezcla de las especias con el aceite de oliva. Sin embargo, él no especifica cuales son las
características de la gracia mezcladas en el Espíritu de Cristo. El no recibió ninguna luz
al respecto. El no vio que la mirra representa la muerte toda-inclusiva de Cristo y que la
canela tipifica la eficacia de la muerte de Cristo, tampoco vio que el cálamo, surge y
brota de un medio pantanoso, simbolizando la resurrección de Cristo ni que la casia,
substancia repelente de insectos y serpientes, representa el poder de la resurrección de
Cristo.

Las cuatro especias siguen un orden muy significativo: la mirra, la canela, el cálamo y la
casia. Además, podemos ver aquí tres unidades completas de quinientos siclos. Había
quinientos siclos de mirras y quinientos siclos de casia. Vemos aquí dos unidades
completas, pero había también doscientos cincuenta siclos de canela y otro tanto de
cálamo. Estas dos mitades forman otra unidad completa. Es importante observar que la
segunda unidad es partida en dos. Esto significa que el Segundo de la Trinidad fue
partido en dos en la cruz. Por tanto, vemos símbolos de la muerte y resurrección de
Cristo en los ingredientes del aceite de la unción santa y en sus proporciones. También
vemos en las especias la eficacia de la muerte de Cristo y el poder de Su resurrección.

EL ESPIRITU Y LA UNCION

Leamos Juan 7:39 “esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El;
pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. Esto
significa que antes de la glorificación del Espíritu, el Espíritu compuesto aún no era. El
Espíritu de Dios estuvo presente en Génesis 1, y el Espíritu Santo estuvo involucrado en
el nacimiento de Cristo. Cristo fue concebido por el Espíritu Santo, pero como lo aclara
Andrew Murray en el quinto capítulo del “Espíritu de Cristo”, la expresión “Espíritu
Santo” no aparece en el Antiguo Testamento. La primera mención del Espíritu Santo se
encuentra al principio del Nuevo Testamento cuando Cristo fue concebido. La
concepción de Cristo por el Espíritu Santo significa que Su humanidad es santa, pues
forma parte de la creación de Dios. En griego, el Espíritu que concibió es llamado el
Espíritu, el Santo. El Espíritu Santo estuvo presente en la concepción del Señor Jesús,
pero todavía no había Espíritu antes de la resurrección y glorificación de Cristo. En esta
ocasión se completó la composición del Espíritu.

En sus escritos, Juan usa la expresión “el Espíritu Santo” en muy pocas ocasiones, pero
él habla a menudo del Espíritu, especialmente en el libro de Apocalipsis: “El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias” (Apocalipsis 2:7). Encontramos esta
misma cita en los capítulos dos y tres. Más adelante Apocalipsis 14:13 declara: “si, dice el
Espíritu... ” y Apocalipsis 22:17 declara: “y el Espíritu y la novia dicen: ¡ven!”

En su primera epístola, Juan enfatiza la unción. Leamos 1 Juan 2:20 “Pero vosotros
tenéis la unción del santo, y conocéis todas las cosas” (griego). En 1 Juan 2:27, él
declara: “La unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe; pero como su unción os enseña todas esas cosa, y es
verdadera, y no es mentira, así como ella os ha enseñado, permaneced en El”.
Ciertamente Juan pensaba en el cuadro del aceite de la unción santa de Exodo 30
cuando escribió estos versículos.

¿Conoce usted el significado de la unción? La unción es el mover, la “pintura”, del


Espíritu compuesto. Todos tenemos esta unción, esta pintura, dentro de nosotros.
Además, la unción que hemos recibido nos enseña.

Adoramos al Señor porque en el transcurso de los años, El nos ha aclarado el significado


del Espíritu compuesto. En el pasado, muchos cristianos experimentaron solamente la
Pascua, el maná, y tal vez, el agua viva. En Su experiencia cristiana no alcanzaron
participar del Espíritu compuesto.

EL TABERNACULO Y EL SACERDOCIO

¿Por qué tantos cristianos no pudieron experimentar el ungüento compuesto? La razón


es sencilla: este Espíritu sirve para edificar una casa espiritual y es destinado al
sacerdocio santo. 1 Pedro 2 nos muestra la casa espiritual y el sacerdocio santo. Del
mismo modo, en el libro de Exodo, vemos el tabernáculo y el sacerdocio. Los capítulos
veinticinco a veintisiete revelan el tabernáculo. Esto corresponde a la casa espiritual de 1
Pedro 2. Más adelante vemos al sacerdocio en los capítulos veintiocho y veintinueve. Por
tanto, en el monte Sinaí se prepararon dos asuntos: el tabernáculo y el sacerdocio.
Después de la revelación del tabernáculo y del sacerdocio, sigue la descripción del
ungüento compuesto. Esto indica que el ungüento sirve para la morada de Dios y para el
sacerdocio.

Si no cuidamos el edificio de Dios y Su sacerdocio, no podemos experimentar el Espíritu


compuesto. En el transcurso de los siglos, los cristianos no pudieron ver el asunto del
Espíritu compuesto debido a su carencia de edificación de la casa espiritual. Además,
hizo falta el sacerdocio. El ungüento no servía solamente para la unción individual de los
sacerdotes. Exodo nos enseña que Aarón y sus hijos debían ser ungidos. Esto indica que
la unción estaba destinada al sacerdocio, a un cuerpo de sacerdotes. En el Nuevo
Testamento, la palabra “sacerdocio” traduce dos términos griegos distintos. El primero
de ellos denota el oficio sacerdotal y el otro un cuerpo o un grupo de sacerdotes. En
Exodo no tenemos solamente el oficio de sacerdote, sino también el conjunto
corporativo de sacerdotes, el sacerdocio. Si deseamos la unción del Espíritu compuesto,
debemos tener la morada de Dios y un sacerdocio corporativo.

EL ESPIRITU COMPUESTO
A TRAVES DE LOS SUFRIMIENTOS DE CRISTO

Los cinco elementos del aceite de unción: las cuatro especias y el aceite de oliva, debían
pasar por un proceso que involucraba una presión o un corte. Por ejemplo, las aceitunas
no prensadas no pueden producir aceite de oliva. Del mismo modo, la mirra y la canela
sólo se obtienen si se hace una incisión en la corteza de un árbol. Alguien comentó que
cuando la resina de mirra fluye del árbol, esta resina tiene la apariencia de lágrimas.
Esto denota una experiencia de sufrimientos. La sangre y las lágrimas que salen de
nuestro cuerpo son también señas de sufrimiento. Cuando el árbol de mirra saca su
resina, podemos decir que derrama lágrimas.

Como lo hemos señalado en un mensaje anterior, la canela proviene de la parte interna


de la corteza de un árbol y la casia de la parte externa de la misma. La canela es usada
para estimular el corazón y la casia para repeler insectos y serpientes.

La preparación de las especias provenía de los sufrimientos. Esto indica que el Espíritu
de Dios llegaría a ser el Espíritu de Cristo como ungüento compuesto solamente a través
de los sufrimientos de Cristo. En realidad, el compuesto es sinónimo de sufrimiento. Los
sufrimientos de Cristo permitieron la mezcla de las especias con el aceite para formar el
Espíritu compuesto.
El Señor Jesús sufrió la muerte durante Su vida entera, y no solamente en las seis horas
que estuvo en la cruz. El sufrió desde Su nacimiento. Este sufrimiento es representado
por la mirra. En el pasado hemos señalado que el Señor Jesús llevó una vida crucificada.
Una vida crucificada es una vida de sufrimientos. El Señor Jesús fue crucificado
continuamente. El fue crucificado por Su madre, por Sus hermanos en la carne y por Sus
discípulos. A diario El llevaba una vida de crucifixión. Esto lo representa el
derramamiento de la mirra como lágrimas por las incisiones hechas en el árbol.

Después del nacimiento del Señor Jesús, los magos expresaron Su aprecio por El
ofreciéndole oro, incienso y mirra. Cuando El murió, Nicodemo y José de Arimeteo
mostraron también Su aprecio por el Señor al derramar mirra sobre Su cuerpo cuando
lo sepultaron. Por consiguiente, la mirra estaba presente desde el principio hasta el final
de la vida del Señor en la tierra, desde Su nacimiento hasta Su muerte. Esto nos
demuestra que el Señor llevó una vida de sufrimientos, una vida de lágrimas desde Su
nacimiento hasta Su muerte. El llevó una vida crucificada, una vida de mirra.

EL EXTRACTO DE LA MUERTE DE CRISTO

Debemos aprender a aplicar la mirra a nuestra experiencia. ¿Donde se halla la muerte


de Cristo hoy en día, y cómo podemos aplicarla? La muerte de Cristo se encuentra en el
Espíritu. En nuestro idioma, “Espíritu” puede significar la esencia de una substancia
extraída en forma líquida, particularmente por destilación. Por consiguiente, el extracto
de una sustancia determinada es el Espíritu de la misma. Por ejemplo, las bebidas
alcohólicas a base de extractos de granos son llamadas como espíritus. Del mismo
modo, se podría considerar a los aloes usados con la mirra para ungir el cuerpo del
Señor Jesús en Su sepultura como una clase de espíritu. La presión ejercida sobre una
planta, un grano, o alguna sustancia permite extraer el espíritu de esta substancia.
Podemos aplicar este principio a la muerte del Señor y hacer esta pregunta: ¿cuál es el
extracto de la muerte de Cristo? La respuesta es ésta: el extracto de la muerte del Señor
es un elemento del Espíritu de Cristo. La verdadera esencia o elemento de una sustancia
es su espíritu. Por ejemplo, cuando bebemos té, en realidad bebemos el espíritu, el
extracto del té. La efectividad del té se encuentra en este extracto o espíritu. Del mismo
modo, la efectividad de la muerte de Cristo es uno de los elementos del Espíritu
compuesto.

Jesse Penn-Lewis dio énfasis al Espíritu en sus escritos acerca de la experiencia


subjetiva de la cruz de Cristo. Ella escribió mucho acerca del Espíritu. A. B. Simpson vio
también algo acerca del aspecto subjetivo de la muerte de Cristo, pero El no dio énfasis
al Espíritu como lo hizo Jesse Penn-Lewis en el aspecto de la experiencia subjetiva de la
cruz. La presentación de A. B. Simpson es buena doctrinalmente, pero no nos ayuda en
nuestra experiencia. En cuanto a identificarnos con Cristo en Su muerte, A. B.. Simpson
dio énfasis al hecho de considerarse muerto. El escribió incluso un himno sobre este
asunto.

El hermano Watchman Nee señaló que necesitamos el Espíritu si deseamos


experimentar la muerte de Cristo. El afirmó también que podemos experimentar la
crucifixión de nuestro viejo hombre en Romanos 6 únicamente a través del Espíritu en
Romanos 8. En otras palabras, fuera del Espíritu no podemos experimentar la muerte
de Cristo. El hecho de nuestra identificación con Cristo en Su muerte se encuentra en
Romano 6, pero la experiencia de la misma está en Romanos 8.

EL ESPIRITU DE CRISTO

Romanos 8 describe al Espíritu con cuatro expresiones por lo menos: el Espíritu de vida,
el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo y el Espíritu de Aquél que levantó a Jesús de
entre los muertos. El aspecto más crucial del Espíritu en Romanos 8 no es el Espíritu de
Dios, ni el Espíritu de vida, ni el Espíritu de Aquél que levantó a Cristo de entre los
muertos, sino el Espíritu de Cristo.

El título Cristo incluye la encarnación, el vivir humano, la muerte, la resurrección y la


ascensión. Cristo es el Ungido. Como ungido de Dios, Cristo pasó por el nacimiento, el
vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Ahora el Espíritu de Cristo
contiene el extracto de Su muerte, resurrección y ascensión. Contiene aún el extracto de
Su nacimiento y vivir humano. Por consiguiente, el Espíritu de Cristo es el Espíritu, el
extracto del nacimiento de Cristo, de Su vivir humano, Su muerte, resurrección y
ascensión. Hemos visto que el Espíritu de una substancia es el extracto de la misma.
Podemos aplicar este principio al Espíritu de Cristo y decir que los extractos del
nacimiento, vivir, muerte, resurrección y ascensión de Cristo constituyen ahora todos
los elementos del Espíritu de Cristo y su eficacia.

La experiencia es lo único que nos permite entender el Espíritu de Cristo. Cuando


andamos conforme al Espíritu, tenemos la encarnación de Cristo y Su vivir humano. No
tenemos solamente una imitación de la manera en que vivió Cristo, sino también Su
muerte, resurrección y ascensión.

TOCAR EL ESPIRITU

Fuera del Espíritu de Cristo, no podemos experimentar el hecho de estar sentados


juntamente con Cristo en los lugares celestiales (Ef. 2:5-6). Algunos instructores bíblicos
presentan solamente Efesios 2:5-6 de una manera doctrinal. Pretenden que el estar
sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales es algo posicional y que
deberíamos tomar este hecho simplemente por la fe. No obstante, cuando creemos que
posicionalmente estamos sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales, no
sucede nada. Pablo no enseña así. Según las enseñanzas de Pablo el extracto de la
ascensión de Cristo está incluido en el Espíritu de Cristo. El Espíritu incluye la
experiencia de estar sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales.

La mayoría de los cristianos contemporáneos carecen de experiencia espiritual. Sin


embargo, el Señor sigue adelante en Su recobro. No podemos negar que por Su
misericordia y gracia, hemos aprendido mucho acerca del Espíritu en todos estos años
pasados. Hemos recibido luz doctrinalmente de otros maestros bíblicos. La experiencia
nos ha enseñado que la consideración y la posición por fe no funcionan. Algunos
instructores de la Palabra pretenden que debemos tomar los hechos cumplidos por fe.
Según ellos, no debemos hacer otra cosa que creer en los hechos. Yo he practicado eso, y
no funcionó. Cuanto mas intentaba creer en los hechos, más moría. No experimenté
ningún estímulo divino. Sin embargo, puedo testificar que experimenté el estímulo del
Señor al orar y al tocar el Espíritu.

En los siglos pasados, muchos santos experimentaron al Espíritu, aún cuando no fueron
iluminados en cuanto al Espíritu compuesto. Cuando oraban, eran estimulados por el
Espíritu y experimentaban espontáneamente el elemento de la muerte de Cristo incluido
en el Espíritu. Experimentaron eso porque oraron en el Espíritu. Experimentaron el
extracto de la muerte de Cristo contenido en el Espíritu de Cristo porque estaban en el
Espíritu. No tuvieron ninguna necesidad de considerarse muertos, ni de tomar posición
por fe. Experimentaron la eficacia de la muerte de Cristo por el mero hecho de estar en
el Espíritu.

NO IMITAR AL ESPIRITU

Ahora debemos también experimentar la eficacia de la muerte de Cristo de una manera


práctica. Cuando estamos en el Espíritu experimentando el extracto de la muerte de
Cristo, mueren nuestra carne, nuestro mal genio y nuestra disposición natural. Además,
nuestra bondad natural está aniquilada. Aun llegamos a aborrecer esta bondad natural
porque nos damos cuenta de que proviene de nuestro nacimiento natural. Después de
orar y de tocar al Espíritu, nos damos cuenta de que Dios no quiere nada que provenga
de nuestra vida natural. La bondad natural es una imitación del Espíritu.

Cuando yo estaba en China, me molestaba el hecho de que muchos discípulos de


Confucio tenían un comportamiento más elevado que muchos cristianos. Estos
discípulos de Confucio eran pacientes, amables, simpáticos y serviciales. No obstante, su
buen comportamiento era totalmente natural. No tenía nada que ver con el Espíritu.
La mayoría de los cristianos llevan una vida de imitación. Los incrédulos también
pueden ser amables, humildes, pacientes y serviciales. Esto ciertamente no tiene nada
que ver con el Espíritu. Si nosotros cristianos vivimos de esta manera, imitamos al
ungüento y eso está terminantemente prohibido en Exodo 30. En muchas reuniones
religiosas, enseñan y alientan a los cristianos a llevar una vida de imitación. Les
exhortan a ser amables, agradables y honestos sin Cristo y sin el Espíritu. A los ojos de
Dios, eso es una abominación. Quizá practiquemos lo mismo. Si no vemos el asunto del
Espíritu compuesto, nos pareceremos a aquellos que imitan al Espíritu.

Los discípulos de Confucio practican sus enseñanzas éticas. Afirman que fueron
enseñados por Confucio y lo respetan. Este es un aspecto de la cultura oriental, pero en
el oeste se practica algo muy similar bajo el nombre de Cristo y en el entorno de la
enseñanza bíblica. En ambos casos, la gente se comporta de una manera natural. La
cultura occidental quedó bajo la influencia bíblica, así como la cultura china ha estado
bajo la influencia de las enseñanzas éticas de Confucio. Esto significa que las enseñanzas
de Confucio ejercen una influencia moral en China y que las enseñanzas bíblicas ejercen
una influencia moral en la cultura occidental. Si vivimos conforme a esta influencia, lo
único que lograremos es imitar al Espíritu.

En realidad el vivir según la ética es algo superficial. La gente puede ser paciente, pero
esta paciencia es superficial. Existen flores artificiales y flores naturales, pero estas
últimas son orgánicas, viven y crecen. Estas flores contienen el elemento de vida. Las
flores artificiales quizá tengan el mismo color, la misma forma y apariencia que las
flores naturales, pero carecen del elemento de vida. Algunos cristianos y ciertos
discípulos de Confucio actúan con humildad, paciencia y amabilidad. Exteriormente su
humildad, paciencia y amor parecen idénticos al fruto del Espíritu descrito en Gálatas 5.
Sin embargo, el fruto del Espíritu es orgánico y lleno de vida, pero el buen
comportamiento natural conforme a la ética constituye una obra muerta. No tiene nada
de vida. Los que viven conforme a la ética de Confucio llevan obras muertas. ¿Y qué de
aquellos cristianos que imitan al Espíritu con una vida de bondad natural? En su caso
vemos también un vivir artificial y desprovisto de vida, una imitación del Espíritu
compuesto.

Esta palabra acerca del Espíritu compuesto no es una mera doctrina. No la tomemos
como tal. Por el contrario, debemos asimilarla en nuestra experiencia y aprender a
aplicarla de una manera práctica.

ESTUDIO VIDA DE EXODO


MENSAJE CIENTO SESENTA
EL UNGÜENTO COMPUESTO REPRESENTA
AL ESPIRITU COMPUESTO
(1)

Lectura bíblica: Ex. 30:23-30; Gen. 1:2; Jue. 3:10; Lc. 1:35; Jn. 7:39; Ro. 8:2, 9; Hch.
5:9; 16:6-7; Jn. 14:17; Fil. 1:19; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:18; He. 10:29; Ap. 1:4; Ro. 8:16; 1 P.
1:2; Ap. 2:7; 22:17.

El aceite de la unción santa descrito en Exodo 30:23-30 es un ungüento compuesto. En


las Escrituras, el Espíritu de Dios es tipificado primeramente por el aceite. Este aceite
consta de un solo elemento, una sola entidad sin ningún compuesto ni mezcla. Sin
embargo, en Exodo 30, vemos cuatro especias en la composición del aceite: mirra,
canela, cálamo y acacia. Estas cuatro especias preciosas y aromáticas eran mezcladas
con un aceite. Por tanto, este aceite era un ungüento compuesto.

La Biblia enseña que estas especias tienen mucho que ver con el Señor Jesús. Tanto en
Su nacimiento como en Su sepultura usaron mirra para honrarle. En el Cantar de los
Cantares ciertas especias tienen un significado espiritual con respecto al Señor Jesús o
con aquel que lo busca.

El relato sobre el ungüento compuesto de Exodo 30 es muy significativo. La exhortación


del Señor a Moisés en cuanto al ungüento compuesto encierra algo muy importante.
Esta exhortación vino después de la revelación sobre el tabernáculo, su mobiliario y
utensilios, y el sacerdocio. Esto significa que se mencionaron dos entidades antes de la
descripción del ungüento; la primera es el tabernáculo, la morada de Dios, y la segunda
es el sacerdocio, los siervos de Dios.

LA MORADA DE DIOS Y EL SACERDOCIO

Primera de Pedro 2 habla de la morada de Dios y del sacerdocio. Este capítulo revela que
Dios desea dos cosas. Primero, el Señor Jesús es la Piedra Viva. Nosotros los que nos
acercamos a El, somos también piedras vivas, edificados en casa espiritual y en
sacerdocio santo. Aquí vemos la casa espiritual, la morada de Dios y también el
sacerdocio, el cuerpo de los servidores. En realidad estas dos entidades: la casa
espiritual y el sacerdocio, forman una sola entidad en dos aspectos. Por una parte,
somos la morada de Dios, por otra somos el sacerdocio de Dios. Somos una casa que
Dios puede habitar y un sacerdocio que sirve a Dios. Dios necesita una morada sobre la
tierra que Le exprese y al mismo tiempo, un sacerdocio que Le sirva. Dios desea
expresarse a Sí mismo y ser servido. Por consiguiente, El desea una casa espiritual y un
sacerdocio santo.
La revelación sobre el ungüento compuesto no aparece en el capítulo 1 de Exodo, ni en el
capítulo 29, sino al final del capitulo 30 después de la revelación sobre la morada de
Dios y el sacerdocio. Esto indica que el ungüento compuesto sirve simplemente para
ungir la morada de Dios y Su sacerdocio. Exodo 30:26-28 nos enseña que usaban el
ungüento para ungir el tabernáculo de reunión, el arca, la mesa y sus utensilios, el
candelero y sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto y sus utensilios, la
fuente de bronce y su base. Además, el versículo 30 declara “ ungirás también a Aarón y
a sus hijos y los consagraré para que sean mis sacerdotes.” Estos versículos muestran
claramente que el ungüento compuesto servía exclusivamente para ungir el tabernáculo
y los sacerdotes.

EL DISFRUTE DEL SEÑOR EN EXODO

El libro de Exodo muestra mucho disfrute. Por ejemplo, la Pascua era un disfrute para
los hijos de Israel. Esta fiesta se convirtió finalmente en ordenanza. La primera fiesta del
año era la fiesta de la Pascua. El centro de esta fiesta es el cordero que representa a
Cristo como nuestro Redentor. Esto indica que Cristo es el disfrute inicial del pueblo
elegido de Dios. Aún en Egipto, los hijos de Israel disfrutaban mucho al cordero pascual.
Aplicaban la sangre sobre los marcos de sus puertas y además comían la carne del
cordero. Por tanto, ese cordero servía para su disfrute.

Después de ir al desierto, los hijos de Israel empezaron a disfrutar del maná y del agua
viva que salía de la roca hendida. Por tanto, los hijos de Israel disfrutaban de tres cosas
por lo menos: la Pascua, el maná y el agua viva. Es importante ver que ellos disfrutaban
de todo eso antes de la revelación sobre el tabernáculo y el sacerdocio. Eso significa que
aún sin el tabernáculo y el sacerdocio, podían disfrutar del cordero, del maná y del agua
viva.

Si entendemos claramente la situación de los hijos de Israel, podremos ver donde se


sitúan los cristianos contemporáneos. ¿Dónde se encuentra la mayoría de los cristianos:
antes de la revelación sobre el tabernáculo o después? Indudablemente, la mayoría de
los cristianos se sitúa antes de la revelación sobre el tabernáculo y el sacerdocio. Eso
significa que los cristianos contemporáneos se encuentran sin morada y sin sacerdocio
de Dios. La mayoría de ellos disfrutan del cordero pascual, del maná y del agua viva, y es
todo. En realidad son muy pocos los que disfrutan el agua viva. En mí juventud oí
muchos mensajes sobre el cordero pascual y también sobre el maná, pero no oí tantos
mensajes sobre el agua viva saliendo de la roca hendida.

Debemos preguntarnos donde estamos con respecto al disfrute de Cristo. ¿Tenemos


solamente el disfrute que viene antes de la revelación del tabernáculo y del sacerdocio,
es decir, el disfrute del Cordero, el maná y el agua? ¿Dónde se encuentra usted en
cuanto al disfrute de Cristo? ¿Está usted antes de la revelación del tabernáculo y del
sacerdocio, o después? Esta pregunta es sumamente importante. Si en su disfrute de
Cristo, usted se encuentra antes del tabernáculo o del sacerdocio, entonces no puede
participar del ungüento compuesto. Podremos disfrutar de este ungüento una vez que se
hayan producido la morada de Dios y el cuerpo de los servidores. No está destinado al
disfrute del pueblo de Dios fuera de la morada de Dios y de Su sacerdocio.

Si alguien le pregunta a usted si disfruta a Cristo antes o después del sacerdocio, quizá le
cueste trabajo contestar. Quizá usted tarde en contestar, sin saber si podrá hacerlo o no.
Sin embargo, estoy seguro de que la gran mayoría de nosotros hemos tenido por lo
menos alguna experiencia del ungüento compuesto. En nuestra experiencia, hemos
disfrutado no solamente del aceite sino del ungüento.

El aceite es sencillo, pues contiene un solo elemento, pero el ungüento es rico. Como lo
hemos señalado repetidas veces, se trata de un compuesto producido por la mezcla de
cuatro especias con aceite de oliva. Es sumamente significativo que Exodo 30 presenta
la revelación divina acerca de este ungüento compuesto. Los elementos y la cantidad de
estas especias son muy significativos también. Son cuatro especias, pero en realidad son
tres unidades completas de quinientos siclos cada una.

EL SIGNIFICADO DE LOS NUMEROS TRES Y CINCO

En el relato acerca del ungüento compuesto, vemos los números tres y cinco. La
combinación de los números tres y cinco en la Biblia se relaciona con el edificio de Dios.
El primer edificio de Dios fue el arca de Noé. La descripción del arca menciona en varias
ocasiones los números tres y cinco: “de trescientos codos la longitud del arca, de
cincuenta codos su anchura y de treinta codos su altura” (Gen. 6:15) . Además, el arca
fue hecha con “ piso bajo, segundo y tercero” (Gen. 6:16).

El segundo edificio de Dios fue el tabernáculo. Este constaba de tres secciones: el patio
exterior (el atrio), el lugar Santo y el lugar Santísimo. El número cinco aparece
continuamente en el tabernáculo. Por ejemplo, el tabernáculo fue hecho con diez
cortinas de lino fino. Exodo 26:3 revela que cinco cortinas se unían una con otra, y
pasaba lo mismo con las otras cinco. Además, las cortinas en el atrio eran cuadradas y
medían cinco codos por cinco codos. El altar del holocausto medía también cinco codos
de longitud y de ancho y tres codos de altura. Por lo tanto, vemos los número tres y
cinco en el segundo edificio de Dios.
En la Biblia, el número tres representa al Dios Triuno en resurrección. Como sabemos,
la resurrección se produjo en el tercer día. Por tanto, el Dios Triuno y la resurrección
son representados por el número tres. Como lo hemos mencionado varias veces, en la
Biblia, el número cinco, formado de cuatro más uno representa la responsabilidad. Por
tanto, los números tres y cinco juntos representan al Dios Triuno en resurrección
llevando la responsabilidad para Su pueblo. Eso es destinado al edificio.

DESCIFRAR LA PALABRA

Algunos se quejarán porque afirmamos que los números tres y cinco representan al Dios
Triuno en resurrección llevando la responsabilidad por Su pueblo y que estos números
están relacionados con el edificio de Dios. Esta alegoría de la Palabra les parecerá
demasiado exagerada. No obstante, lo que ellos consideran como alegoría es
simplemente el reconocimiento de lo que revela la Biblia. Podemos comparar esta
alegoría a la lectura y la pronunciación de una palabra. Deletreemos la palabra
“disponibilidad” de esta manera: d-i-s-p-o-n-i-b-i-l-i-d-a-d. Al leer esta palabra,
debemos pronunciarla correctamente y conocer su significado. Podemos comparar este
proceso a lo que hacemos cuando alegorizamos correctamente las Escrituras. El Señor
Jesús y el apóstol Pablo alegorizaron la Biblia, pues reconocieron el significado del
alfabeto espiritual en la palabra. Podemos considerar las cuatro especias de Exodo 30
como letras del alfabeto espiritual. Además, las medidas de las especias también son
letras de este alfabeto. La manera de leer y entender estas letras consiste en
alegorizarlas.

En mi juventud trabajé para una empresa que recibía telegramas cada día. Hace
cincuenta años, el comercio internacional dependía de la comunicación por medio del
telegrama. A veces un telegrama contenía una sola palabra escrita en cifras. Al principio,
no podía descifrar esta clase de telegrama. Finalmente después de estudiar un libro de
códigos explicando el significado de las distintas cifras, pude leer un mensaje escrito en
cifras. A menudo dos letras representaban una frase larga. Entendí que al descifrar un
mensaje, una palabra codificada de diez letras podía representar un mensaje largo.

La mejor manera de estudiar la Biblia consiste en aprender a descifrarla. Descifrar la


Biblia significa simplemente desatar la palabra de Dios. Si no sabemos cómo descifrar la
Biblia, nos pareceremos a una persona que lee un telegrama escrito en cifras y que no
posee las claves para leerlas. Para muchos cristianos contemporáneos, la Biblia se
parece a una palabra escrita en cifras, y que no pueden descifrar. Esta es la situación
superficial en la cual se encuentran los cristianos en cuanto a la revelación santa de
Dios. Casi cada capítulo de la Palabra contiene algo que ellos no pueden descifrar. Por
ejemplo 1 Pedro 1:2 declara que hemos sido escogidos según la presciencia de Dios el
Padre a través de la santificación del Espíritu para la obediencia y el derramamiento de
la sangre de Cristo. ¿Qué significa todo esto? Una persona que ha sido cristiana durante
cuarenta años quizá no entienda este versículo.

VER LA REVELACION
ACERCA DEL UNGÜENTO COMPUESTO

Me preocupa mucho la situación de los cristianos contemporáneos. Por una parte, cada
día estoy muy contento con el Señor. Por otra parte, me entristece mucho la situación de
los creyentes y oro mucho al respecto. A menudo estoy triste aun cuando considero la
situación de todos los santos en las iglesias locales. Son pocos los santos que fueron
introducidos verdaderamente en las profundidades de la revelación de Dios. Muchos
han sido drogados y entorpecidos espiritualmente. Por esta torpeza espiritual, se
conforman con esta condición que no es nada satisfactoria. Además, los que se
encuentran satisfechos con su condición no buscan mucho al Señor. ¡Oh cuanto
debemos atesorar la Palabra del Señor y apreciarla! Debemos buscar particularmente las
profundidades de la revelación divina acerca del ungüento compuesto de Exodo 30.

Durante mas de cincuenta años, he leido libros de otros autores para ver cómo
interpretan la tipología del ungüento compuesto. Los instructores de la asamblea de los
Hermanos prestaron mas atención a este tema que los demás maestros bíblicos. Han
sido prácticamente los únicos en tocar este asunto. Coincidieron en que el aceite
representa el Espíritu de Dios. Algunos relacionaron el ungüento compuesto de Exodo
30 con lo que escribió Juan acerca de la unción en 1 Juan 2:20 y 27. No obstante y a
pesar de la luz que recibieron, no explicaron clara y detalladamente por qué el Espíritu
de Dios debía ser compuesto.

Primero la Biblia usa el aceite para tipificar al Espíritu de Dios, pero Dios proporcionó
una formula para el ungüento compuesto del aceite y de las especias, después de la
revelación sobre el tabernáculo y el sacerdocio. ¿Por qué exige Dios un compuesto en
lugar de aceite puro de un solo elemento, después de que se produjera Su morada y Sus
servidores? ¿Por qué no fue revelado el ungüento compuesto antes de esto? Sentí que
esto era un asunto importante y lo estudié durante años. Así pude tocar las
profundidades de la verdad en la Palabra acerca del Espíritu de Dios. Por Su
misericordia, empecé a entender poco a poco la revelación divina acerca del Espíritu
compuesto.

Inmediatamente después de ser salvo, empecé a buscar la experiencia de morir al


pecado. Conocía Romanos 6 y deseaba ser liberado del cautiverio de la ley del pecado.
Me dijeron que debía considerarme muerto, pero como lo he señalado anteriormente,
esto no funcionó en mi experiencia. Al adquirir más mas experiencia, aprendí que la
energía, la fuerza, y la eficacia de la muerte de Cristo moran en el Espíritu. Luego oí al
hermano Nee enseñar que podemos experimentar el aspecto subjetivo de la muerte de
Cristo solamente por el Espíritu de Romanos 8. Su palabra confirmó lo que descubrí en
mi propia experiencia, y estuve muy contento de saber que sólo podemos experimentar
subjetivamente la muerte de Cristo a través del Espíritu. Me ayudó el hecho de saber
que algo está incluido en, o mezclado con el Espíritu de Dios. Aprendí por experiencia
que la muerte de Cristo presentada en Romanos 6 está implícita o mezclada con el
Espíritu en Romanos 8.

Al profundizar el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, el Señor me mostró que


Exodo 30 presenta un compuesto de aceite y de especias y no solamente aceite de un
solo elemento.

Luego empecé a estudiar las especias. Yo sabía por mis estudios pasados que en
tipología la mirra se refiere a la muerte del Señor. Seguí estudiando las demás especias y
sus proporciones. Empecé a ver aquí tres unidades de quinientos siclos y que la unidad
del medio está partida en dos. Entonces mis ojos se abrieron y vieron que eso representa
al Dios Triuno. La revelación del ungüento compuesto y el Espíritu compuesto vino de
esta manera.

LOS TITULOS DEL ESPIRITU

En el próximos mensaje, vamos a considerar los títulos del Espíritu mencionados en la


Biblia. Uno de estos títulos mencionado en Hebreos 10:29 es el Espíritu de gracia. El
Nuevo Testamento presenta dos asuntos cruciales: la sangre santificadora y el Espíritu
de gracia. En realidad, el Nuevo Testamento se compone de la sangre que nos santifica y
del Espíritu de gracia que nos suministra al Dios Triuno.

La Biblia presenta trece títulos del Espíritu de Dios: el Espíritu de Dios (Ro. 8:9, 14; 1
Co. 2:14); el Espíritu de Jehová, el Espíritu del Señor (Hch. 5:9; 8:39; 2 Co. 3:17); el
Espíritu Santo (Hch. 16:6; Ro. 15:13, 16); el Espíritu de realidad (Jn. 14:17; 15:26; 16:13);
el Espíritu de Jesús (Hch. 16:7); el Espíritu de Cristo (Ro. 8:9); el Espíritu de Jesucristo
(Fil. 1:19); el Espíritu de vida (Ro. 8:2); el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45: 2Cor. 3:6); el
Señor Espíritu (2 Co. 3:18); el Espíritu de gracia (He. 10:29); los siete Espíritus (Ap.
1:4); y el Espíritu (Ro. 8:16, 23, 26, 27; Gá. 3:14; 5:16-18, 22, 25; 1 P. 1:2; Ap. 2:7; 14:13;
22:17). El Espíritu de realidad tiene todos los demás elementos prometidos en Juan
14:17; 15:26 y 16:13. El Espíritu de Jesús posee los elementos de la humanidad, del vivir
humano, y de la crucifixión. El Espíritu de Cristo contiene el elemento de resurrección.
El Espíritu de Jesucristo tiene el suplir abundante de todos los elementos de la
humanidad, vivir humano, crucifixión y resurrección. El Espíritu de vida tiene las
riquezas de la vida divina. El Espíritu vivificante sirve para impartir la vida divina. El
Señor Espíritu posee los elementos de la ascensión y del señorío. El Espíritu de gracia
está destinado a suplirnos con las riquezas divinas para nuestro disfrute. Los siete
Espíritus sirven para la intensificación séptupla. Finalmente el Espíritu incluye todos los
elementos de los títulos anteriores. Por tanto el Espíritu es el Espíritu todo-inclusivo.
Esto significa que el Espíritu es el agregado, la totalidad de todos los aspectos del
Espíritu de Dios.

Debemos alejarnos de la enseñanza tradicional cristiana acerca del Espíritu de Dios y


volver a la revelación divina en la Palabra pura de Dios. ¿Por qué la Biblia nos presenta
la tipología del ungüento compuesto? ¿Por qué la Biblia contiene tantos títulos del
Espíritu? En Génesis 1, el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas, pero
en el último capítulo de la Biblia, vemos que: “el Espíritu y la novia dicen...” (Ap. 22:17).
¿Por qué la revelación divina pasa del Espíritu de Dios en Génesis 1 al Espíritu en
Apocalipsis 22? También debemos conocer la razón por la cual encontramos el Espíritu
de Jehová, el Espíritu Santo, el Espíritu de realidad, el Espíritu de Jesús, el Espíritu de
Cristo, el Espíritu de Jesucristo, el Espíritu de vida, el Espíritu vivificante, el Señor
Espíritu, el Espíritu de gracia y los siete Espíritus entre estos títulos del Espíritu. No
debemos aceptar ciegamente estos asuntos en la Palabra Santa. Debemos profundizar la
revelación divina acerca del Espíritu y entender la tipología del ungüento compuesto y la
manera de aplicar este maravilloso Espíritu compuesto en nuestra experiencia.

ESTUDIO VIDA DE EXODO


MENSAJE CIENTO SESENTA Y UNO

EL UNGÜENTO COMPUESTO REPRESENTA


AL ESPIRITU COMPUESTO
(2)

Lectura bíblica: Ex. 30:23-30; Gn. 1:2; Jue. 3:10; Lc.. 1:35; Jn. 7:39; Ro. 8:2; Hch. 5:9;
l6:6-7; Jn. 14:17; Fil. 1:19; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:18; He. 10:29; Ap. 1:4; Ro. 8:16; 1 P. 1:2;
Ap. 2:7; 22:17.

En este mensaje, estudiaremos los elementos del Espíritu compuesto.

EL ESPIRITU DE DIOS CON EL ELEMENTO


DE LA DIVINIDAD EN LA CREACION
En la creación de Dios, el Espíritu de Dios era activo: “El Espíritu de Dios se movía
sobre la faz de las aguas” (Gn. 1:2b). Algo sustancioso tiene forzosamente un elemento, y
ciertamente el Espíritu de Dios es algo sustancioso. ¿Qué elemento contiene el Espíritu
de Dios? El elemento del Espíritu de Dios es la divinidad de Dios.

En un mensaje anterior dijimos que el espíritu de una sustancia es el extracto de la


misma. Por ejemplo, el espíritu de una uva no es simplemente la uva, sino el extracto de
la misma. Así que podemos decir que el Espíritu de Dios es el extracto de Dios. Este
Espíritu tiene la divinidad, es decir, el elemento de lo que es Dios. Romanos 1:20 dice
que la creación manifiesta el poder eterno y la divinidad de Dios porque la creación vino
a la existencia por el Espíritu de Dios y porque el Espíritu de Dios contiene el elemento
de la divinidad.

EL ESPIRITU DE JEHOVA CON EL ELEMENTO


DE LA TRINIDAD DIVINA EN LA RELACION DE DIOS CON EL HOMBRE

Después de crear al hombre, Dios vino para tomar contacto con él. Jehová es el nombre
de Dios en relación con el hombre. En Génesis 1, vemos únicamente el título Dios, pero
en Génesis 2 tenemos también otro título, Jehová, porque en este capítulo Dios empieza
a tener contacto con el hombre que El creó. Por tanto, Jehová es un titulo usado para el
contacto de Dios con el hombre y denota la relación de Dios con el hombre.

El nombre Jehová proviene del verbo ser o es una forma del mismo. Leamos Exodo 3:14
“Y respondió Dios a Moisés: Yo Soy el que Soy, y dijo: así dirás a los hijos de Israel: Yo
Soy me envió a vosotros”. Jehová es Aquel que era, que es y que ha de ser. “Era” “Es” y
“Será” son varias formas del verbo ser. En realidad, el verbo ser se puede aplicar
solamente a Dios. El es el único que es, que era, y que será, el único que es eterno y que
existe por Si mismo. Nuestra vida es corta. Sin Dios, no podemos seguir existiendo y en
realidad no estamos existiendo ahora, porque el verbo ser no se puede aplicar a
nosotros, sino a Dios únicamente. El verbo ser es el verbo fundamental. Todo lo demás
depende de eso. Por ejemplo, el comer depende del ser, de la existencia. Si yo no
existiera ¿cómo comería? Todos los demás verbos, probablemente millares de ellos,
dependen del verbo ser, un verbo único. Dios es el único que es; el Yo Soy, Aquel que
existe para siempre y por Si mismo.

Dios debe ser Triuno: El Padre, el Hijo y el Espíritu para relacionarse con el hombre.
Exodo 3 nos enseña que Jehová se refiere al Dios Triuno. Lo vemos en Exodo 3:6 donde
Dios declara; “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de
Jacob”. Después de eso Dios dijo a Moisés; “Yo Soy el que Soy y dijo; Así dirás a los hijos
de Israel: Yo Soy me envió a vosotros” (v. 14) El continuó: “ Así dirás a los hijos de
Israel: Jehová el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac , el Dios
de Jacob, me a enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; este es mi
memorial por todos los siglos ”(v.15)". En Exodo 3:14 Dios declara; “Yo Soy me envió a
vosotros” pero en el versículo siguiente, El dice: “Jehová, el Dios de vuestros padres, el
Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob me ha enviado a vosotros”. Esto indica que Jehová
es el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Este titulo: el Dios de Abrahán, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob, implica la Trinidad, los Tres de la Deidad. En nuestro Estudio-
Vida de Génesis, hemos señalado que la mayor parte del libro de Génesis está
relacionado con Dios como el Dios de tres personas: Abrahán, el Padre; Isaac, el hijo; y
Jacob, el que suplanta, el sutil que finalmente fue transformado. El Dios de Abrahán
representa al Padre, el Dios de Isaac al hijo; y el Dios de Jacob, al Espíritu. Jehová, Dios
en Su relación con el hombre es el Dios Triuno. Por tanto, el Espíritu de Jehová es el
Espíritu con el elemento de la Trinidad divina.

El Antiguo Testamento presenta muchos versículos relacionados con el Espíritu de


Jehová: Jue. 3:10; 6:34; 11:29; 13:25; 14:6, 19; 15:14; 1 S. 10:6; 16:13; 14; 2 S. 23:2; 1 R.
18:12; 22:24; 2 R. 2:16; 2 Cr. 18:23; 20:14; Is. 11:2; 63:14; Ez. 11:5; 37:1; Mi. 3:8; Zac.
7:12. En cada contacto con Su pueblo en el Antiguo Testamento, Dios era el Espíritu de
Jehová con el elemento de la Trinidad. En realidad, el Espíritu de Jehová es el extracto
del elemento del Dios Triuno.

EL ESPIRITU SANTO CON EL ELEMENTO DE LA NATURALEZA DIVINA Y


SANTA EN LA ENCARNACION

Antes de la encarnación, no se usaba el titulo “El Espíritu Santo”. No obstante, la Biblia


de Jerusalén confunde en cuanto a Salmos 51:11 e Isaías 63:10-11. Debía haber traducido
“Tu Santo Espíritu” en Salmos 51:11 por “El Espíritu de tu Santidad”, y “Tu Espíritu
Santo” en Isaías 63:10-11 por el “Espíritu de Tu Santidad”. El titulo “Espíritu Santo” es
mencionado por primera vez con respecto a la encarnación de Cristo, en la época en que
el Espíritu vino a Maria para concebir al Señor Jesús.

Lucas 1:35 nos revela que el Angel dijo a María: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el
poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra; por eso también lo santo que nacerá, será
llamado Hijo de Dios”. Las palabras griegas traducidas por “lo santo” pueden ser
traducidas también por “el santo”. Ambas traducciones son correctas. Antes de la
encarnación de Cristo, nadie era santo en naturaleza. Por el contrario, desde Adan todo
hombre era común, ordinario. En el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo no santificó
a nadie con la naturaleza santa de Dios. Por supuesto, ciertas personas y cosas fueron
santas en el sentido de que fueron separadas para Dios. Por ejemplo, Aarón fue
separado para el Señor a fin de servir como sumo sacerdote pero él no llegó a ser santo
con la naturaleza de Dios. El Señor Jesús nació como la única Persona santa en
naturaleza. Su concepción por el Espíritu Santo permitió eso, pues el Espíritu Santo
posee el elemento de la naturaleza divina, la cual es santa. Por tanto, Mateo 1:18 declara
que María “se halló que estaba encinta por obra del Espíritu Santo”. El ángel del Señor
dijo también a José: “No temas recibir a María tu mujer, porque lo engendrado en ella
del Espíritu Santo es” (v. 20).

En el Nuevo Testamento, a veces el original griego tiene “El Espíritu, lo santo”. Esta
expresión indica que el Espíritu es lo santo. Esto revela que el Espíritu de Dios, quien es
el Espíritu de Jehová, es ahora algo más: El Espíritu Santo con la naturaleza Santa de
Dios, para producir una persona santa en naturaleza, así como Dios mismo es santo en
Su naturaleza y no solamente en posición. El Señor Jesús es santo en naturaleza porque
fue concebido por el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo tiene una naturaleza tal que nos convierte a nosotros los creyentes, en
santos con la naturaleza de Dios. Si entendemos eso, conoceremos el significado de la
santificación en el Nuevo Testamento. La santificación neotestamentaria consiste en
santificarnos no solamente en posición sino también en naturaleza, así como Dios es
santo. Por lo tanto, declaramos que el Espíritu Santo contiene el elemento de la
naturaleza divina.

ANTES DE LA RESURRECCION DE CRISTO,


AUN NO HABIA ESPIRITU; NO ESTABA COMPUESTO
DE OTROS ELEMENTOS

Leamos Juan 7:39 “ Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El;
pues aun no había el Espíritu, pues Jesús no había sido aun glorificado”. Este versículo
indica que antes de la resurrección de Cristo, el Espíritu: el Espíritu compuesto de otros
elementos, todavía no era". El Espíritu de Dios existía desde el comienzo mismo, pero el
Espíritu como el Espíritu de Cristo y el Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19) todavía no era
cuando el Señor Jesús pronunció estas palabras, porque El aun no había sido
glorificado. Jesús fue glorificado en Su resurrección (Lc. 24:26). Después de Su
resurrección, el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu de Jesucristo encarnado,
crucificado y resucitado, quien fue soplado en los discípulos por Cristo en la noche de Su
resurrección (Jn. 20:22). Ahora el Espíritu es “otro consolador”, quien es el Espíritu de
realidad prometido por Cristo antes de Su muerte (Jn. 14:16-17). Cuando el Espíritu era
el Espíritu de Dios, El sólo tenía el elemento divino. Cuando El se hizo el Espíritu de
Jesucristo a través de la encarnación, crucifixión, y resurrección de Cristo, El tenía el
elemento divino y también humano, con toda la esencia y realidad de la encarnación,
crucifixión y resurrección de Cristo. Por tanto, El es ahora el Espíritu todo-inclusivo de
Jesucristo.

Desde Génesis 1 hasta Juan 20:22, todavía no había el Espíritu. La expresión “El
Espíritu” es toda-inclusiva porque incluye todos los elementos de los demás títulos del
Espíritu. Como lo veremos, el Espíritu incluye el Espíritu de realidad, el Espíritu de
Jesús, el Espíritu de Cristo, el Espíritu de Jesucristo, el Espíritu de vida, el Espíritu
vivificante, el Señor Espíritu, el Espíritu de gracia y los siete Espíritus. ¡Cuan
maravilloso es esto!

En cuanto al Espíritu, les exhorto a no prestar atención a las enseñanzas tradicionales.


Estas enseñanzas han sido la droga de muchos creyentes. Me drogaron por muchos
años, y le tomó mucho tiempo al Señor para desintoxicarme. Me preocupa el hecho de
que algunos de nosotros, y particularmente los mayores, queden todavía bajo la
influencia de esta droga de las enseñanzas tradicionales. Esta influencia puede
entorpecerle cada vez que usted lee la Biblia. Esta es la razón por la cual usted no recibe
luz cuando estudia la Palabra. Quizá esté todavía bajo la influencia de la tradición y de
su propia comprensión natural.

Debemos abrir la Biblia con una mente sobria, depurada y desintoxicada. Además,
debemos ser pobres en espíritu y puros en corazón. El Señor Jesús declaró que los
pobres en espíritu y los de corazón puro son bienaventurados (Mt. 5:3,8). Debemos
tener un espíritu que no esté lleno ni ocupado por nada, y un corazón puro que busca
únicamente al Señor. Si tenemos esta mente, este espíritu, este corazón cuando leemos
acerca del Espíritu en la Palabra, veremos el significado de todos los títulos del Espíritu
de Dios.

Cada título del Espíritu tiene un significado preciso. Por ejemplo, Hebreos 10:29
menciona el hecho de insultar al Espíritu de gracia. Este versículo no habla de insultar al
Espíritu de Dios. Esto es significativo. El Espíritu de gracia nos permite probar al Dios
Triuno, como nuestro disfrute. Este es el sabor de la gracia. Insultar al Espíritu de gracia
es un insulto muy grave. El libro de Hebreos nos enseña que debemos tomar cuidado de
la sangre santificadora de Jesús y también del Espíritu de gracia, el Espíritu para
nuestro disfrute. Hebreos 10:29 ilustra el hecho de que cada título del Espíritu es
significativo, porque cada uno de ellos señala un elemento particular del Espíritu.

EL ESPIRITU DE REALIDAD

Después de la resurrección del Señor, se cumplió Su promesa acerca del Espíritu que
sería el otro consolador, el Espíritu de realidad. El había declarado que oraría al Padre
para que nos diera otro consolador, que sería el Espíritu de realidad en nosotros. Luego
el Señor prosiguió diciendo que en aquel día nosotros sabríamos que El está en el Padre,
que estamos en El, y que El está en nosotros. El prometió claramente a los discípulos
que no los dejaría huérfanos y que El iría a ellos. De hecho, la venida del Espíritu de
realidad fue la venida de Cristo, pues Cristo es tal Espíritu. En el día de Su resurrección,
el Señor Jesús apareció a los discípulos, sopló sobre ellos, y declaró: “Recibid el Espíritu
Santo” (Jn. 20:22). Esto fue el Espíritu de realidad, el Espíritu que contiene todos los
demás elementos del Espíritu.

No debemos imaginarnos que desde la resurrección de Cristo el Espíritu dejó de ser el


Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor o de Jehová o el Espíritu Santo. No, el Espíritu
sigue siendo el Espíritu de Dios (Ro. 8:9, 14; 1Cor. 2:14), el Espíritu de Jehová, el
Espíritu del Señor (Hch. 5:9; 8:39; 2Cor. 3:17), y el Espíritu Santo (Hch. 16:6; Ro. 15:13,
16). Pero este Espíritu es también el Espíritu de realidad (Jn. 14:17; 15:26; 16:13).

EL ESPIRITU DE JESUS
CON LOS ELEMENTOS DE LA HUMANIDAD,
EL VIVIR HUMANO Y LA CRUCIFIXION

Hechos 16:6 nos enseña que el Espíritu Santo había prohibido a Pablo y a sus
colaboradores que predicaran la palabra en Asia, pero el versículo 7 declara que el
Espíritu de Jesús no permitió que entraran en Betania. En estos dos versículos, primero
vemos el Espíritu Santo y luego el Espíritu de Jesús. Si estudiamos el contexto del
versículo 7, veremos que Pablo estaba sufriendo. Esta fue la razón por la cual el Espíritu
de Jesús lo acompañaba. El Espíritu de Jesús contiene los elementos de la humanidad,
del vivir humano y de la crucifixión. En Hechos 16, Pablo sufría y experimentaba la
muerte de Cristo; por esta razón, el Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor y el Espíritu
Santo en este punto eran el Espíritu de Jesús, el Espíritu de Aquel que se encarnó y vivió
en la tierra como un hombre y murió en la cruz.

EL ESPIRITU DE CRISTO
CON EL ELEMENTO DE LA RESURRECCION

Leamos Romanos 8:9 “Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
El”. Los versículos 9, 10 y 11 de Romanos 8 están centrados en la resurrección de Cristo.
En el versículo 9, el Espíritu de Cristo posee el elemento de la resurrección. Este
Espíritu es el Espíritu de Dios mencionado en el mismo versículo y también el Espíritu
de vida en el versículo 2.
En el Espíritu, tenemos la encarnación, la humanidad, el vivir humano, la muerte y
resurrección de Cristo. Los distintos títulos del Espíritu lo revelan. Si el Espíritu no
contuviera los elementos de la encarnación, del vivir humano y de la crucifixión, ¿por
qué sería llamado el Espíritu de Jesús? Del mismo modo, si el Espíritu no contuviera el
elemento de la resurrección, ¿por qué sería llamado el Espíritu de Cristo? Además, si el
Espíritu no contuviera la vida divina, ¿por qué sería llamado el Espíritu de vida? Los
títulos del Espíritu denotan ciertos hechos. Por tanto, basándonos en los títulos del
Espíritu en el Nuevo Testamento, podemos afirmar que en el Espíritu de Jesús tenemos
la encarnación, la humanidad, el vivir humano, los sufrimientos y la crucifixión, y en el
Espíritu de Cristo tenemos la resurrección, el poder de la misma y la vida divina.

EL ESPIRITU DE JESUCRISTO CON


LA ABUNDANTE SUMINISTRACION DE TODOS
LOS ELEMENTOS DE LA HUMANIDAD,
EL VIVIR HUMANO, LA CRUCIFIXION
Y LA RESURRECCION

En Filipenses 1:19, Pablo habla del Espíritu de Jesucristo: “Porque sé que por vuestra
petición y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación”.
Cuando Pablo escribió estas palabras, él estaba encarcelado. Pero aun así, él pudo
regocijarse por tener la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. El
disfrutaba del Espíritu de Jesús, Aquel que sufrió, y del Espíritu de Cristo, Aquel que
resucitó. Este Espíritu suplió a Pablo, lo apoyó en sus sufrimientos y le permitió
regocijarse. Por tanto, Pablo pudo decir en Filipenses 1:20 y 21 “Conforme a mi anhelo y
esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como
siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte”.

EL ESPIRITU DE VIDA
CON LAS RIQUEZAS DE LA VIDA DIVINA

Leamos Romanos 8:2 “Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús
de la ley del pecado y de la muerte”. En realidad, este versículo no especifica que el
Espíritu de vida contiene los elementos de la vida divina. En el Espíritu de vida tenemos
las riquezas de la vida divina.

El ESPIRITU VIVIFICANTE
CON LA IMPARTICION DE LA VIDA DIVINA

1 Corintios 15:45 declara que Cristo como el último Adan, se hizo un Espíritu vivificante.
Luego 2 Corintios 3:6 declara que “la letra mata, pero el Espíritu vivifica”. Estos
versículos enseñan que el Espíritu es también el Espíritu vivificante. Este es el Espíritu
con la imparticion de la vida divina.
El Espíritu vivificante tiene la capacidad de darnos vida. Ahora tenemos la vida dentro
de nosotros sin la capacidad de impartir esta vida a los demás. Sin embargo, el Espíritu
de vida es también el Espíritu vivificante. Ese titulo indica que El tiene la capacidad de
impartir vida. Por lo tanto, en este titulo del Espíritu queda implícito el elemento de la
imparticion de vida.

El SEÑOR ESPIRITU
CON LOS ELEMENTOS DE LA ASCENSION Y EL SEÑORIO

Leamos 2 Corintios 3:18 “Mas nosotros todos a cara descubierta, mirando y reflejando
como un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen, como por
el Señor Espíritu”. En este versículo, Pablo no menciona el Espíritu de Dios, ni el
Espíritu Santo, ni el Espíritu de vida. El se refiere mas bien al Señor Espíritu. El
elemento del señorío está incluido en ese aspecto del Espíritu. El Señor Jesús llegó a ser
el Señor después de Su ascensión a los cielos. Eso significa que un hombre de Nazaret
llamado Jesús fue hecho Señor de todos. Este señorío se encuentra ahora en el Espíritu.
En el Señor Espíritu, tenemos los elementos de la ascensión y del señorío.

EL ESPIRITU DE GRACIA
CON EL ELEMENTO DEL DISFRUTE DEL DIOS TRIUNO

El Espíritu compuesto es también el Espíritu de gracia (He. 10:29). El Espíritu de gracia


contiene el elemento del disfrute del Dios Triuno. Este Elemento es la gracia.

LOS SIETE ESPIRITUS


CON LA INTENSIFICACION SEPTUPLE

Leamos Apocalipsis 1:4 “Juan, a las siete iglesias que están en Asia: gracia y paz a
vosotros de parte de Aquel que es, que era y que Ha de venir, y de los Siete Espíritus que
están delante de su trono”. El Espíritu no contiene solamente el elemento de imparticion
de vida, sino también El de intensificación. Los siete Espíritus del libro de Apocalipsis
implican el Espíritu con el elemento de intensificación septuple.

El ESPIRITU CON TODOS LOS ELEMENTOS


DE LOS TITULOS: EL ESPIRITU TODO-INCLUSIVO

Cuando juntamos todos los aspectos y elementos del Espíritu, tenemos una totalidad, un
agregado, conocido en el Nuevo Testamento como el Espíritu, (Ro. 8:16, 23, 26, 27: Gá.
3:14; 5:16-18, 22, 25; 1 P. 1:2; Ap. 2:7; 14:13; 22:17). Así como la Biblia es el libro por
excelencia, el Espíritu de Dios ahora es el Espíritu. El Espíritu es todo-inclusivo,
procesado y compuesto. Este Espíritu es el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jehová, el
Espíritu Santo, el Espíritu de realidad, el Espíritu de Jesús, el Espíritu de Cristo, el
Espíritu de Jesucristo, el Espíritu de vida, el Espíritu vivificante, el Señor Espíritu, el
Espíritu de gracia y los siete Espíritus.

Hemos visto que en la época de Juan 7:39, aun no había el Espíritu. Esto fue antes de la
crucifixión y glorificación del Señor Jesús en resurrección, pero ahora nosotros los
creyentes en Cristo podemos cumplir nuestro destino: disfrutar al Espíritu, y este
Espíritu se convertirá en ríos de agua viva corriendo en nuestro interior. Juan 7:38 y 39
enseñan que el Espíritu, el Espíritu todo-inclusivo, se convertirá en ríos de agua viva
corriendo en nuestro interior. Eso significa que en nuestra experiencia, el Espíritu único
se convertirá en muchos ríos de agua viva. Este es el disfrute del Espíritu.

En sus escritos, Juan, Pablo y Pedro hablan del Espíritu. Pablo usa la expresión el
Espíritu mas que cualquier otro titulo del Espíritu. En 1P. 1:2, Pedro no habla de la
santificación del Espíritu Santo sino de la santificación del Espíritu. La razón es sencilla:
el Espíritu Santo no es tan rico como el Espíritu todo-inclusivo. En el libro de
Apocalipsis, Juan no usa los títulos: El Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor, ni el
Espíritu Santo. El usa solamente dos títulos del Espíritu: los siete Espíritus y el Espíritu.
El menciona los siete Espíritus en Apocalipsis 1:4; 4:5; y 5:6. En los capítulos dos y tres,
él menciona repetidas veces el titulo el Espíritu. Lo encontramos también en Apocalipsis
14:13 y por última vez en Apocalipsis 22:17. Leamos este ultimo versículo: “Y el Espíritu
y la novia dicen: ven”. Esto revela que el Espíritu como totalidad del Dios Triuno se ha
hecho uno con la iglesia, la cual está plenamente madura ahora para ser la novia. Por
tanto, el Espíritu y la novia son uno y hablan juntos. ¡Cuan maravilloso es esto!

En cuanto a la predicación anterior del evangelio a Abrahán, Gálatas 3:14 declara: “ Para
que en Cristo Jesús la bendición de Abrahán alcanzara a los gentiles, a fin de que por
medio de la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”. Cuando Dios predicó el evangelio a
Abrahán, El le prometió el Espíritu. Una vez mas, en Gálatas 3:14, no tenemos el
Espíritu de Dios, ni el Espíritu del Señor, ni el Espíritu Santo. En este versículo, vemos
el Espíritu porque el Espíritu era la única bendición de la economía neotestamentaria
que Dios había prometido a Abrahán. Eso significa que Dios predicó a Abrahán el
evangelio del Espíritu.

Hemos señalado que en la Biblia, el Espíritu es la consumación del Dios Triuno después
del proceso que pasó para convertirse en el Espíritu todo-inclusivo, compuesto y
vivificante. Por tanto, el Espíritu es el mismo Dios Triuno. Sin embargo, no es el Dios
Triuno sin el proceso por el cual El pasó. El Espíritu es el Dios Triuno después de pasar
por el proceso de la encarnación, del vivir humano, de la crucifixión, de la resurrección y
la ascensión. Al pasar por este proceso, el Dios Triuno es ahora este Espíritu consumado
como la bendición del Nuevo Testamento. El Espíritu es la bendición de la economía de
Dios. Primero el evangelio con esta bendición fue predicado a nuestro padre Abrahán.
Ahora, como hijos de Abrahán, debemos seguir sus pasos y disfrutar al Espíritu como la
única bendición de la economía neotestamentaria de Dios.

LA FUNCION DEL ESPIRITU COMPUESTO

Después de ver los elementos del Espíritu compuesto, podemos añadir una palabra
acerca de la función de este Espíritu. La función del Espíritu compuesto consiste en
ungir la morada de Dios con su mobiliario y utensilios (Ex. 30:26-29) y ungir al
sacerdocio de Dios (30:30). Esto indica que el Espíritu compuesto sirve para el edificio
de Dios y para Su sacerdocio. Si no somos consagrados al edificio de Dios y al
sacerdocio, no podemos participar del Espíritu compuesto, aun cuando tuviésemos
algún disfrute y participación del Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor y el Espíritu
Santo. Solo los consagrados al edificio de Dios y al sacerdocio de Dios pueden disfrutar
al Espíritu compuesto todo-inclusivo y procesado. Todos los ingredientes, todos los ricos
elementos del Espíritu compuesto son destinados a la casa de Dios y a Su sacerdocio.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SESENTA Y DOS

EL UNGÜENTO COMPUESTO REPRESENTA


AL ESPIRITU COMPUESTO
(3)

Lectura bíblica: Ex. 30:23-30; Gn. 1:2; Jue. 3:10; Lc. 1:35; Jn 7:39; Ro. 8:2, 9; Hch.
5:9; 16:6-7; Jn 14:17; Fil. 1:19; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:18; He. 10:29; Ap. 1:4; Ro. 8:16; 1 P.
1:2; Ap. 2:7; 22:17; 1 P. 4:14

Leamos 1 Pedro 4:14 “si sois vituperados en el nombre de Cristo, sois bienaventurados,
porque el Espíritu de gloria, que es el de Dios, reposa sobre vosotros”. En este versículo,
Pedro menciona el Espíritu de gloria. Hace poco me preguntaron cómo el Espíritu de
gloria está relacionado con otros aspectos del Espíritu. El Espíritu de gloria no tiene una
relación tan estrecha con la naturaleza de Dios como los demás aspectos del Espíritu.
Además, la tipología del ungüento compuesto en Exodo 30 no indica claramente su
relación con la gloria de Dios. Cada una de las cuatro especias mezcladas con el aceite de
oliva constituye un elemento. Estos elementos no están destinados a la expresión, ni a la
gloria.

CONSTITUIDOS DE LA NATURALEZA DE DIOS


Todos los versículos citados arriba, excepto 1 Pedro 4:14 están relacionados con la
naturaleza, la esencia o el elemento del Espíritu procesado, todo-inclusivo y vivificante.
El Espíritu de Dios contiene el elemento de la divinidad, el elemento de lo que es Dios.
El Espíritu de Jehová tiene el elemento de la Trinidad divina, el elemento del Padre, del
Hijo y del Espíritu. El Espíritu Santo posee el elemento de la naturaleza santa y divina.
Este elemento permite que el Espíritu santo nos santifique en naturaleza así como Dios
es santo. Este proceso de santificación empezó con la concepción del Señor Jesús en el
vientre de María. Lucas 1:35 se refiere a El como “lo Santo”. El Señor Jesús es santo en
Su constitución y no solamente en posición porque El fue concebido del Espíritu santo.

Entre el período que va de Adan al nacimiento del Señor Jesús, nadie fue santo en
naturaleza. Muchos fueron santificados al ser separados para Dios, pero ninguno de
ellos fue hecho santo con la naturaleza de Dios. En otras palabras, ninguno de ellos fue
constituido con la naturaleza santa de Dios. Por ejemplo, Aarón no fue constituido con
la naturaleza santa de Dios a pesar de ser santificado en su servicio a Dios. Por lo tanto,
el Espíritu de Dios con el elemento de la divinidad y el Espíritu de Jehová con el
elemento de la Trinidad vinieron como el Espíritu santo, el Espíritu con el elemento de
la naturaleza santa y divina para producir un niño que sería constituido con la
naturaleza santa de Dios. Lucas 1:35 nos enseña que ese niño es llamado “lo Santo” o “el
Santo”. El no fue solamente santo al ser separado para Dios, sino que fue santo en
naturaleza, porque la naturaleza santa y divina había sido constituida dentro de El.

En el Nuevo Testamento, la santificación incluye el hecho de ser constituido con la


naturaleza santa de Dios. En este sentido, la santificación es la continuación de la
encarnación. En la encarnación, el Señor Jesús fue constituido con la naturaleza santa
de Dios. Este proceso de santificación permite que ahora nosotros, los creyentes en
Cristo, seamos también constituidos con la naturaleza de Dios. Si vemos eso, nos
daremos cuenta de que se propagan enseñanzas muy superficiales entre los cristianos
contemporáneos acerca de la santificación, aún más superficiales que el concepto de
santificación que encontramos en el Antiguo Testamento. En realidad, la santificación
neotestamentaria es la encarnación de la naturaleza santa y divina dentro de nuestra
humanidad para hacernos santos en naturaleza, así como Dios mismo es santo.

El título “el Espíritu santo” implica el elemento de la naturaleza santa de Dios. Como lo
hemos señalado en el mensaje anterior, el Antiguo Testamento no usa este título. En
Salmos 51:11, “Tu santo Espíritu” debería ser traducido por “el Espíritu de Tu santidad”,
y en Isaías 63:10 y 11, “Su Espíritu Santo” debería ser traducido por “el Espíritu de Su
santidad”.

EL ESPIRITU DE REALIDAD
Los aspectos del Espíritu como Espíritu de Dios, Espíritu de Jehová y Espíritu santo son
preliminares a la economía neotestamentaria de Dios. La economía neotestamentaria de
Dios empieza con el Espíritu de realidad. Sin el Espíritu de realidad, no podríamos
experimentar ni la divinidad, ni la Trinidad ni la naturaleza santa de Dios, sólo serían
simples palabras. Sin el Espíritu de realidad, no tendríamos la realidad de la divinidad,
de la Trinidad y de la naturaleza santa y divina. La realidad de todos estos asuntos se
encuentra en el Espíritu de realidad.

Mientras el Señor Jesús estaba todavía en la tierra, la realidad aún no había entrado en
el hombre. La realidad estaba presente porque es Cristo mismo, pero estaba solamente
entre los discípulos y todavía no había entrado en ellos. Por tanto, el Señor les dijo a los
discípulos que les era necesario que El marchara. Su partida tenía un propósito: cambiar
de forma, pasar de la forma de carne a la forma del Espíritu. En cuanto se produjo este
cambio, Su realidad llegó a ser la realidad del Espíritu y el Espíritu se hizo el Espíritu de
realidad. Este Espíritu de realidad permanecería en los discípulos. El Señor Jesús
declaró en Juan 14:17 “el Espíritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque
no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y
estará en vosotros”. La realidad permanece ahora en nosotros porque el Espíritu de
realidad entró en nosotros.

EL ESPIRITU DE JESUS

El Espíritu de Jesús es el Espíritu de la encarnación, humanidad, vivir humano y


crucifixión. Es particularmente el aspecto del Espíritu que incluye los sufrimientos del
Señor. Toda la vida del Señor Jesús, desde Su nacimiento hasta Su sepultura, fue una
vida de sufrimientos. El nació en un pesebre, lo cual indica que El iba a llevar una vida
de sufrimientos. Al poco tiempo de nacer, El llegó a ser un refugiado. Eso formaba parte
de Sus sufrimientos. Cuando Su familia volvió a la tierra santa después de huir a Egipto
no pudieron quedarse en Judea. Tuvieron que vivir en Galilea, en la ciudad despreciada
de Nazaret. El título “el Espíritu de Jesús” implica los sufrimientos del Señor en Su vida
humana. El extracto de la vida humana del Señor queda incluida ahora en el Espíritu de
Jesús.

OTROS TITULOS DEL ESPIRITU

El Espíritu es también el Espíritu de Cristo, el Espíritu de Jesucristo, el Espíritu de vida,


el Espíritu vivificante y el Señor Espíritu. El Espíritu de Cristo incluye el elemento, el
extracto de la resurrección de Cristo. El Espíritu de Jesucristo incluye la encarnación, la
humanidad, el vivir humano, los sufrimientos, la crucifixión y la resurrección. El
Espíritu de vida es la realidad de la vida divina. Cristo es vida y también Aquel que da la
vida. El Espíritu es el Espíritu de vida y también el Espíritu vivificante. Como Espíritu
vivificante, el Espíritu tiene la capacidad de impartirnos vida. El título “el Señor
Espíritu” implica la ascensión y el señorío de Cristo. El hombre Jesucristo es ahora
Señor de todo. La realidad de Su señorío se halla en el Espíritu. Cuando tomamos
contacto con el Espíritu, tocamos el elemento de la ascensión y señorío del Señor.

El Señor es también el Espíritu de gracia. Este aspecto del Espíritu está relacionado con
el disfrute del Dios Triuno porque el Dios Triuno mismo es nuestra gracia. Hebreos
10:29 es un versículo muy importante; menciona la sangre santificadora y también el
Espíritu de gracia.

Finalmente en el libro de Apocalipsis, el Espíritu es llamado los siete Espíritus. El título


“los siete Espíritus” indica que el Espíritu ha sido intensificado siete veces. Este Espíritu
intensifica todos los elementos del Espíritu: intensifica la divinidad, la Trinidad, la
encarnación , la crucifixión, el poder de la resurrección, la esencia de la realidad, la
impartición de la vida divina y la gracia, como nuestro disfrute.

Vemos por fin que el Espíritu de Dios es el Espíritu. Como lo hemos señalado, el
Espíritu es la totalidad, el agregado de todos los elementos de todos los títulos del
Espíritu. Por tanto, el Espíritu es el Espíritu todo-inclusivo.

EL ESPIRITU DE GLORIA

En 1 Pedro 4:14, el Espíritu de gloria es el Espíritu de expresión. En su primera epístola,


Pedro se refiere al Espíritu en tres ocasiones solamente. El habla de la santificación del
Espíritu, del Espíritu de Cristo y del Espíritu de gloria (1:2, 11; 4:14). En nuestro estudio-
vida de 1 Pedro, hemos señalado que Pedro tuvo el denuedo de indicar que la función
del Espíritu de Cristo no está solamente con los creyentes neotestamentarios, sino
también con los profetas del Antiguo Testamento.

En la economía de Dios, el hecho es una cosa y otra cosa muy distinta es el


cumplimiento del mismo. Por ejemplo, el cumplimiento de la crucifixión del Señor se
produjo aproximadamente hace mil novecientos años, pero a los ojos de Dios el hecho
de la crucifixión de Cristo existía desde mucho tiempo antes de la encarnación, aún
desde la fundación del mundo. Desde el punto de vista de Dios todo es eterno,
incluyendo la muerte de Cristo. Dios se preocupa más por el hecho que por el
cumplimiento del mismo en el tiempo. Considere el hecho divino de la selección de
Dios. Dios el Padre nos ha escogido desde la fundación del mundo, pero este hecho tenía
que cumplirse en el tiempo.
El breve escrito de Pedro acerca del Espíritu indica que el Espíritu santificador es el
Espíritu de Cristo morando en nosotros. Pedro no menciona la presencia de Cristo en
nosotros. Ninguna de sus epístolas menciona eso. Un solo versículo indica que el
Espíritu de Cristo está en nosotros. Si el Espíritu de Cristo estaba en los profetas del
Antiguo Testamento, ¡con más razón este Espíritu se halla en nosotros!

Por fin, Pedro menciona el Espíritu de gloria. Lo hace en un contexto de sufrimientos y


persecuciones para los santos. Para los santos que sufren, el Espíritu no estaba
solamente en ellos como el elemento divino; estaba también sobre ellos como gloria.
Pasa lo mismo con cualquier martirio auténtico. Ya les he contado el caso de la mujer
joven martirizada en la rebelión de los Boxer en China. Un hombre joven la vio y me
testificó más tarde que ella resplandecía de gloria. El me dijo que su rostro estaba lleno
de luz. Esta luz era el resplandor de la gloria del Señor. Ciertamente la gloria del Señor
estaba sobre ella.

Hace años me hablaron de un misionero martirizado. Este misionero había escrito un


poema en el cual decía que el rostro de cada mártir se parece al de un ángel y que el
corazón de cada mártir es parecido al corazón de un león. Yo añadiría que cada mártir
auténtico tiene el resplandor del Espíritu de gloria. El Espíritu de gloria es el Espíritu
que mora en nosotros, el Espíritu de Cristo y el Espíritu de gracia, convirtiéndose en la
gloria que resplandece sobre los creyentes.

EL ESPIRITU DE SANTIDAD

En Romanos 1:4, Pablo se refiere al Espíritu de santidad: “que fue designado Hijo de
Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”.
Este Espíritu de santidad está en contraste con la carne en Romanos 1:3. En el versículo
3, la carne se refiere a la esencia humana de Cristo y en este versículo, el Espíritu no se
refiere a la Persona del Espíritu santo de Dios, sino a la esencia divina de Cristo, la cual
es “la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9). Esta esencia divina de Cristo es Dios el Espíritu
(Juan 4:24), pertenece a la santidad, y está llena de la naturaleza y cualidad de lo santo.

Los que perseguían a Cristo y se oponía a El lo consideraban como un hombre ordinario.


Por medio del Espíritu de santidad, El fue designado, marcado en resurrección, como el
Hijo de Dios. El es efectivamente un hombre, pero El posee la naturaleza del Hijo de
Dios.

En realidad, la expresión “el Espíritu de santidad” es muy difícil de entender o de


interpretar. Los traductores tuvieron muchas dificultades con la palabra “Espíritu” en
este versículo, pues no sabían si debía llevar mayúscula o minúscula. ¿Se refiere aquí el
Espíritu al Espíritu Santo o al espíritu humano del Señor Jesús? Cuando el Señor murió,
El entregó Su Espíritu a Dios (Lc. 23:46). No podemos definir claramente este asunto
del Espíritu de santidad, pero sí sabemos que Cristo en resurrección fue designado Hijo
de Dios por el Espíritu de santidad.

NO SISTEMATIZAR LA REVELACION DIVINA

Si intentamos sistematizar la revelación divina en la biblia, tendremos problemas.


Resulta difícil analizar nuestra vida humana, y más todavía la naturaleza del Dios
Triuno y el Espíritu. Nosotros, seres humanos, tenemos vida. Poseemos una vida “bios”
y también una vida “psuche”. Cuando morimos, ¿qué clase de vida muere? ¿la vida
“bios” o psuche"? Los ateos pretenden que la vida de una persona termina en su muerte.
Afirman que no queda nada después de la muerte. Consideran a los seres humanos
como animales. El primer ministro de China, Chou En-Lai pidió que incineraran su
cuerpo y que esparcieran sus cenizas desde un avión. El era ateo y creía que no había
nada después de la muerte. Nosotros creemos en el Dios viviente y en la Escrituras.

También creemos de una manera viva en la tricotomía: creemos que el hombre consta
de tres partes: el espíritu, el alma y el cuerpo. Después de ser regenerada, una persona
posee tres vidas: la vida “bios”, la vida “psuche” y un espíritu regenerado con la vida
divina. Por esta razón resulta sumamente difícil definir la vida. Cuando usted habla de la
vida, ¿qué quiere decir? En Lucas 16, el Señor declara que el hombre rico y Lázaro
murieron. Murieron en su “bios”, pero seguían vivos en su alma, en su “psuche”.

Menciono eso para señalar que no estamos de acuerdo con la sistematización teológica.
Es imposible sistematizar las cosas misteriosas de la vida. Cuando consideramos al
Espíritu y particularmente el Espíritu de santidad en Romanos 1:4, no debemos intentar
sistematizar la revelación en la Palabra de Dios. También debemos tener cuidado
cuando consideramos la Trinidad. En lugar de sistematizar la revelación acerca del Dios
Triuno, debemos creer simplemente en lo que declara la biblia acerca de la Trinidad.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SESENTA Y TRES

LOS INGREDIENTES DEL ESPIRITU COMPUESTO TIPIFICADO POR EL


UNGÜENTO COMPUESTO
(1)

Lectura bíblica: Ex. 30:23-30; 1 Jn 2:18-27; 4:1-3, 6; Ro. 8:16; 1 Co. 6:17; Gá. 5:22-24;
Ro. 8:13
Hemos visto que el ungüento compuesto tipifica al Espíritu compuesto. En este mensaje
y en los dos siguientes, empezaremos a considerar los ingredientes del Espíritu
compuesto y luego la función del mismo. Nos centraremos principalmente en la función,
pero debemos ver los ingredientes del Espíritu compuesto si queremos entender Su
función. Eso nos ayudará a entender 1 Juan 2:18-27.

Si leemos detenidamente 1 Juan 2:18-27 a la luz del contexto, veremos que Juan
relaciona la unción con la victoria sobre el Anticristo. El versículo 18 afirma claramente:
“hijitos, ya es la última hora; y según vosotros oísteis que el Anticristo viene, así ahora se
han presentado muchos Anticristos; por esto conocemos que es la última hora”. En el
versículo 19, Juan prosigue y declara que estos Anticristos “salieron de nosotros, pero no
eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con
nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”. En el
versículo siguiente, Juan declara que nosotros los creyentes tenemos “la unción del
Santo”. Esto indica que la palabra de Juan acerca de la unción tiene algo que ver con su
advertencia con respecto al Anticristo.

Juan escribió el evangelio y sus epístolas en una época en que se introducían distintas
herejías sobre la Persona de Cristo. Una de estas herejías pretendía que Cristo era
divino, pero negaba Su humanidad. Según esta herejía, Cristo era Dios pero no era
hombre. Esta herejía estaba relacionada con la humanidad de Cristo. Otra herejía
pretendía que Cristo era humano y no divino, que El era hombre sin ser Dios. Se trataba
de una herejía con respecto a la Deidad de Cristo. Por lo tanto, estas dos escuelas
heréticas representan dos posiciones extremistas.

En su evangelio, Juan declara que el Verbo, que era Dios, se hizo carne (1:1, 14). En Juan
1:14, la palabra “carne” se refiere ciertamente a la humanidad de Cristo. El Verbo es Dios
y este Verbo se hizo carne, hombre. Esto revela que Cristo es Dios y hombre a la vez.
Cada cristiano genuino confiesa que Jesucristo es Dios y hombre a la vez. En el
transcurso de los siglos, numerosos instructores destacados han usado la expresión
“Dios-hombre” para expresar el hecho de que Cristo es Dios y es también hombre. El era
Dios antes de la encarnación y se hizo hombre por medio de la encarnación. Por tanto,
después de Su encarnación, Cristo era Dios y hombre, el Dios-hombre.

1 Juan 2:20 y 27 se refiere a la unción tipificada por el ungüento compuesto de Exodo


30. En estos versículos, la unción toma su fuente en la tipología del aceite de unción en
Exodo 30. El aceite de unción era un ungüento compuesto con muchos elementos. El
elemento básico era el aceite de oliva. Podemos ilustrar de una manera sencilla el
ungüento compuesto con una pintura moderna al oleo. El elemento básico de esta clase
de pintura es el aceite, en el cual se añaden otros ingredientes o elementos. En el mismo
principio, se añadía el elemento básico del aceite de oliva a las cuatro especias para
producir un ungüento compuesto. Este ungüento compuesto era formado por la mezcla
del aceite de oliva con las cuatro especias. Nos ayuda mucho conocer todos los
elementos de este compuesto y lo que significan.

El Espíritu de Cristo es el cumplimiento de la tipología del ungüento compuesto. El


Espíritu de Cristo es el Espíritu compuesto y este Espíritu es el Espíritu todo-inclusivo y
vivificante. Si entendemos los ingredientes de este Espíritu podremos entender la
función del Espíritu compuesto. Como lo veremos, la función del Espíritu consiste en
ungirnos. Esta es la razón por la cual 1 Juan 2:20 y 27 mencionan la unción.

LOS INGREDIENTES DEL ESPIRITU COMPUESTO

Un solo Dios: un solo hin de aceite de oliva

¿Cuáles son los ingredientes, elementos, que constituyen el Espíritu compuesto? El


primer elemento es el Dios único representado por el aceite de oliva y también por la
cantidad de aceite de oliva, un hin. Un hin es una medida hebrea y forma una unidad
completa. En este sentido, podemos comparar un hin a una libra como unidad completa
de dieciséis onzas. Por tanto un hin es una expresión hebrea que representa una unidad
completa. El único hin de aceite de oliva en Exodo 30 representa al único Dios, el
Creador (1 Ti. 1:17; Romanos 16:27; Exodo 30:24).

El único hin de aceite de oliva como base del ungüento compuesto representa al único
Dios como base del Espíritu compuesto. Esto es lógico y significativo. Creemos en Dios y
no en la manera sencilla de los Judíos. Creemos en Dios conforme a la revelación
completa del Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento, Dios dejó de ser solamente
Dios con el elemento sencillo de la divinidad, pues El ha sido mezclado con otros
elementos.

Considere de nuevo la mezcla de las especias con el aceite de oliva para producir el
ungüento compuesto. Al principio, el aceite de oliva constaba de un solo elemento, pero
después de ser mezclado con cuatro especias, dejó de tener un solo elemento. Llegó a ser
un compuesto de cinco elementos. Entre estos cinco elementos, el aceite es la base y las
cuatro especias son los ingredientes del compuesto. Esto indica que en el Antiguo
Testamento, el Espíritu de Dios constaba de un solo elemento, el cual era el Dios único,
el Creador. No obstante, el Nuevo Testamento revela que se produjo un proceso de
mezcla, de compuesto. Y este proceso involucró la encarnación, el vivir humano, la
crucifixión, la resurrección y la ascensión de Cristo. Después de pasar por este proceso
de mezcla, el Espíritu de Dios deja de ser simplemente el Espíritu con un solo elemento.
El es ahora el Espíritu compuesto. Sin embargo, este Espíritu tiene todavía por base al
Dios único. Esta base, el Dios único, es tipificado por el hin de aceite de oliva.

El Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu,


las tres unidades de las cuatro especias

El Espíritu compuesto contiene también el Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu.


Usted quizá se pregunte cómo se puede ver al Dios Triuno tipificado por el ungüento
compuesto. En este ungüento, el Dios Triuno es tipificado por las tres unidades de
medida de las cuatro especias (Ex. 30:23-24). El ungüento compuesto constaba de
quinientos siclos de mirra, doscientos cincuenta siclos de canela y otro tanto de cálamo y
quinientos siclos de casia. Constaba de cuatro especias, pero el total de la medida era
tres unidades de quinientos siclos. ¿Cómo podemos aplicar eso al Dios Triuno? La
primera unidad consta de quinientos siclos de mirra. Sin embargo, la segunda unidad de
quinientos siclos es partida en dos: doscientos cincuenta siclos de canela y doscientos
cincuenta siclos de cálamo. La tercera unidad consta de quinientos siclos de casia.
Observe que la segunda unidad, la del medio, es la única unidad partida en dos. Eso
señala ciertamente al Segundo del Dios Triuno, al Hijo y a Su crucifixión.

La enseñanza bíblica más importante es la Trinidad de la Deidad. En hebreo, la primera


mención de Dios en la biblia es la palabra Elohim (Gn 1:1). El nombre Elohim significa
Dios y está en plural. Esto señala la Trinidad. Además, Génesis 1:26 nos enseña que
cuando Dios estaba a punto de crear al hombre, El se dijo a Si mismo: “hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Este es otro indicio de que
Dios es Triuno. Por supuesto, esto no revela claramente la Trinidad. La Trinidad es
revelada claramente en Mateo 28:19 donde el Señor, después de Su resurrección,
exhortó a Sus discípulos: “por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Vemos aquí un
solo nombre para los tres de la Deidad, para el Padre, el Hijo y el Espíritu.

En Juan 14, 15 y 16, el Señor Jesús reveló la Trinidad de la Deidad a Sus discípulos.
Hasta cierto punto, El definió Su relación con el Padre y con el Espíritu. En Juan 14:8,
Felipe dijo al Señor: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. El Señor parecía
sorprendido con la petición de Felipe y respondió: “¿tanto tiempo hace que estoy con
vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre;
¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (v. 9). El Señor parecía decir a Felipe: “me
has visto todos estos años y todavía quieres que te muestre al Padre? Felipe, si me has
visto a Mi, has visto al Padre”. Luego el Señor prosiguió: “Yo estoy en el Padre, y el
Padre está en Mí” (v. 10). En ese momento, los discípulos deben de haber entendido algo
acerca del Hijo y del Padre.
En Juan 14:16 y 17, el Señor prosiguió y dijo a los discípulos: “y Yo rogaré al Padre, y os
dará otro consolador para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de realidad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque permanece con vosotros, y estará en vosotros”. Más adelante, el Señor les dijo:
“el que me ama, Mi palabra guardará; y mi Padre le amará; y vendremos a él, y haremos
morada con él ” (v. 23). Si Yo estuviera entre los discípulos, le hubiera dicho al Señor:
“¿cómo puedes Tú y el Padre venir a nosotros y hacer morada con nosotros?” En
realidad, el Señor dio la respuesta con esta palabra sobre el Espíritu de realidad que está
en los discípulos, y no solamente entre ellos. El Señor parecía decir aquí: “el Espíritu de
realidad no vendrá solamente para estar entre ustedes, sino también para estar en
ustedes. Cuando El venga y esté en ustedes, esto será Mi propia venida en ustedes. No
les dejaré huérfanos. Vengo a ustedes. Mi venida es Mi regreso. En aquel día, ustedes
sabrán que Yo estoy en Mi Padre, que ustedes están en Mí y que Yo estoy en ustedes. No
se imaginen que el Padre y Yo somos dos. ¡No! Somos uno solo”.

Los discípulos oyeron las palabras de Juan 14 varias semanas antes de oír la exhortación
de Mateo 28:19. En este último versículo, el Señor mandó a Sus discípulos que
bautizaran las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Juan 14 nos
enseña que el Señor ya les había hablado del Padre y del Espíritu. Juan 14 y Mateo 28
nos muestran que antes de la ascensión del Señor, la Trinidad fue plenamente revelada a
los discípulos. En Mateo 28:19, el Padre, el Hijo y el Espíritu son tres, con un solo
nombre. Se exhortó a los discípulos a bautizar a los creyentes en el nombre, y no los
nombres, del Padre, Hijo y Espíritu. Por consiguiente, este versículo revela la Trinidad.

Volvamos al ungüento compuesto con tres unidades de quinientos siclos cada una.
Vemos que la unidad de en medio está partida en dos. Esto representa la muerte del
Señor Jesús en la cruz. La partición de la segunda unidad de quinientos siclos en dos
partes señala la muerte de Cristo. El hecho de que la segunda unidad, representando al
Hijo, fue partida indica claramente que estas tres unidades de quinientos siclos
representan la Trinidad. La primera unidad representa al Padre, la segunda al Hijo,
quien fue partido y muerto en la cruz; y la tercera, al Espíritu. Por tanto, las tres
unidades de medida de las especias representan al Dios Triuno. Necesitamos descifrar el
lenguaje celestial de Exodo 30 para entender correctamente las tres unidades.

El hombre creado por Dios corresponde


a las cuatro especias de la vida vegetal

El siguiente ingrediente del Espíritu compuesto es el hombre, la criatura de Dios. Por


supuesto, esto se refiere a la humanidad de Jesús o al hombre Jesús. Al oir que el
hombre, creado por Dios, es un ingrediente del Espíritu compuesto como lo tipifica el
ungüento compuesto, algunos dirán: “aquí no vemos nada acerca del hombre. ¿Cómo
puede usted afirmar que el hombre como criatura de Dios es un ingrediente del
ungüento compuesto?”. Vemos la respuesta en el hecho de que el hombre es
representado por las cuatro especias de la vida vegetal (Ex. 30:23-24).

En la biblia, el número cuatro representa la creación de Dios. Lo vemos confirmado en


las cuatro criaturas vivientes de Ezequiel y Apocalipsis. Juan menciona claramente las
cuatro criaturas vivientes en Apocalipsis 4. ¿Cuál de ellas lleva la delantera? La que lleva
la delantera entre las cuatro criaturas vivientes tiene el rostro de hombre. Esto indica
que el hombre lleva la delantera en la creación de Dios, lo cual corresponde con Génesis
1. Dios creó al hombre al final, pero lo estableció cabeza sobre la creación. Dios le
confirió al hombre autoridad para dominar sobre todas Sus criaturas. En Exodo 30, el
hombre es representado por las cuatro especias.

Consideremos ahora dos versículos neotestamentarios relacionados con la humanidad


de Cristo. Juan 19:5 relata lo que dijo Pilato poco antes de la crucifixión del Señor: “y
salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡he
aquí el hombre!” Leamos 1 Timoteo 2:5 “porque hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre”. Pablo escribió eso después de la
ascensión del Señor. Su declaración revela que aún después de Su crucifixión,
resurrección y ascensión, el Señor Jesús sigue siendo un hombre.

No obstante, muchos cristianos tienen el concepto de que Cristo era hombre solamente
desde Su encarnación hasta Su sepultura. Se imaginan que El dejó de ser hombre
después de Su resurrección. Quizá usted tenía este concepto antes de entrar en el
recobro del Señor. Quizá otros nunca han considerado seriamente este asunto. Se
quedaron satisfechos con la creencia de que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Salvador y el
Redentor, y que desde Su resurrección, El está en los cielos.

Una vez un hermano graduado de un seminario me dijo que se quedó muy sorprendido
cuando cantó por primera vez los siguientes versos de un himno sobre la exaltación de
Cristo (himno 68):

¡Ved a Jesús sentado en el


cielo!
Cristo el Señor al trono
ascendió,
Como un hombre fue
exaltado,
Con gloria Dios lo coronó.
Naturaleza humana se puso,
Conforme al plan de Dios El
murió.
Resucitado fue con un cuerpo,
Y como hombre ascendió.

¡Ved en el cielo a un hombre


entronado!
De todos es ahora Señor;
Dios con Su gloria lo ha
coronado,
Este es Jesús, el Salvador.

El hermano me dijo que se quedó muy sorprendido con las palabras de este himno por
el hecho de que El Señor sigue siendo un hombre aún después de Su ascensión. El dijo:
“me gradué de un gran seminario, pero jamás oí que el Señor Jesús sigue siendo un
hombre en el trono y que posee todavía la naturaleza humana”.

Debemos entender perfectamente la verdad según la cual Jesucristo es todavía un


hombre. El todavía posee Su naturaleza humana. El no creer en eso sería muy grave. Por
tanto, debemos ver que ahora Jesucristo, nuestro Redentor, es Dios y hombre a la vez.
El fue un hombre desde Su encarnación hasta Su crucifixión. Esta fue la razón por la
cual Pilato declaró: “¡he aquí el hombre! pero aún después de Su resurrección y
ascensión, el Señor sigue siendo un hombre. Por esta razón, Pablo nos explica en 1
Timoteo 2:5 que hubo un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre.

El único Dios, el Dios Triuno y el Hombre, Cristo Jesús, son elementos del Espíritu
compuesto. Consideraremos los demás ingredientes en el próximo mensaje.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SESENTA Y CUATRO

LOS INGREDIENTES DEL ESPIRITU COMPUESTO TIPIFICADO POR EL


UNGÜENTO COMPUESTO
(2)

Lectura bíblica: Ex. 30:23-30; 1 Jn 2:18-27; 4:1-3, 6; Ro. 8:16; 1 Co. 6:17; Gá. 5:22-24;
Ro. 8:13
Hemos visto que los tres primeros ingredientes del Espíritu compuesto tipificado por el
ungüento compuesto son el Dios único, el Dios Triuno y el hombre Jesús representados
respectivamente por el único hin de aceite de oliva, las tres unidades de medida de las
cuatro especias, las cuales pertenecen a la vida vegetal. En este mensaje, seguiremos
considerando los ingredientes del Espíritu compuesto tipificados por el ungüento
compuesto y luego continuaremos con la unción del mismo.

La muerte preciosa de Cristo

La mirra excelente en Exodo 30:23 tipifica la muerte preciosa de Cristo. Esta tipología
muestra que esta muerte preciosa se compone del Espíritu de unción. En Romanos 6:3 y
6, Pablo declara que nosotros los que fuimos bautizados en Cristo Jesús hemos sido
bautizados en Su muerte, y que nuestro viejo hombre ha sido crucificado juntamente
con Cristo. En realidad, la muerte de Cristo en la cual hemos sido bautizados está
incluida en el Espíritu. Sin el Espíritu, la muerte de Cristo sería solamente un hecho
histórico que jamás podríamos experimentar. El Espíritu es el lugar donde compartimos
la muerte de Cristo. Esto forma también parte de la unción del Espíritu.

La dulzura y la eficacia de la muerte de Cristo

En Exodo 30:23, la canela aromática tipifica la dulzura y la eficacia de la muerte de


Cristo, la cual se puede comparar con un antibiótico que mata gérmenes. Una persona
que padece un malestar causado por ciertas bacterias o gérmenes puede tomar una
medicina específica que matará a esos gérmenes. Podemos considerar la eficacia de la
muerte de Cristo como el antibiótico espiritual que mata los “gérmenes” dentro de
nosotros.

Gálatas 5:22-24 indica que la muerte de Cristo funciona como un antibiótico espiritual.
Los versículos 22 y 23 mencionan el fruto del Espíritu. Luego el versículo 24 declara:
“pero los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y
concupiscencias”. Nadie puede crucificarse físicamente. Una persona puede cometer
suicidio de muchas maneras, excepto crucificándose a sí misma. Muchas personas
cuelgan crucifijos. Puesto que la crucifixión no es un acto que podemos cumplir nosotros
mismos, ¿por qué afirma Pablo en Gálatas 5:24 que aquellos que son de Cristo han
crucificado la carne? Si estudiamos correctamente el contexto de este versículo, veremos
que en realidad no podemos crucificarnos solos. Por el contrario, esta crucifixión es
llevada a cabo por el Espíritu. El Espíritu que lleva fruto dentro de nosotros es Aquel
que usamos para crucificarnos. Esto corresponde a Romanos 8:13 “Porque si vivis
conforme a la carne, habréis de morir; mas si por el Espíritu hacéis morir los hábitos del
cuerpo, viviréis”. Por nosotros mismos, no somos capaces de aniquilar las prácticas del
cuerpo. Del mismo modo, no nos podemos crucificar a nosotros mismos. Necesitamos a
alguien nos crucifique. Cristo fue crucificado por unos soldados romanos. Ahora
experimentamos la crucifixión por medio del Espíritu que mora en nosotros.

¿Sabe usted dónde se encuentra la eficacia de la muerte de Cristo? Está en el Espíritu


todo-inclusivo. Este Espíritu incluye el elemento de la eficacia de la muerte maravillosa
de Cristo. Esto significa que la muerte de Cristo mencionada en Romanos 6 se convirtió
en un ingrediente del Espíritu que mora en nosotros y que es mencionado en Romanos
8. Por tanto, la eficacia de la muerte de Cristo como el elemento que mata los gérmenes,
las bacterias dañinas dentro de nosotros es la “medicina” del Espíritu.

Durante años, muchos han citado Romanos 6 y enseñaron que nuestro viejo hombre ha
sido crucificado juntamente con Cristo. Sin embargo, muy pocos han visto la manera
correcta de experimentar nuestra muerte con Cristo como lo describe Romanos 6.
Podremos experimentar nuestra crucifixión con Cristo solo cuando nos demos cuenta de
que la eficacia de la muerte de Cristo ha sido compuesta en el Espíritu todo-inclusivo.
En cuanto vemos que en Romanos 6, la muerte de Cristo fue compuesta en el Espíritu
todo-inclusivo que mora en nosotros, debemos caminar simplemente en este Espíritu.
Esto equivale a tomar la “medicina” del Espíritu que contiene el elemento aniquilador
de la muerte de Cristo. No tenemos ninguna necesidad de intentar matar por nosotros
mismos los gérmenes en nuestro interior. Necesitamos tomar simplemente el
antibiótico, el cual obrará maravillosamente dentro de nosotros para aniquilar todos los
gérmenes. Nuestra experiencia lo testifica. Podemos testificar que cuando caminamos
en el Espíritu, se produce una obra aniquiladora dentro de nosotros.

Podemos experimentar esta obra aniquiladora en nuestro diario vivir. Supongamos que
cierto hermano no se interesa por el Espíritu morador y lo rechaza, luego se disgusta con
su esposa y le dice algunas palabras desagradables. Sin embargo, si este mismo hermano
orara en el Espíritu, viviera en el Espíritu y caminara en el Espíritu, le sería
extremadamente difícil discutir con su esposa. En cuanto abra su boca para contender
con ella, él experimentará el elemento de la muerte de Cristo operando en su interior. Se
le hará imposible discutir con ella. Muchos hermanos casados han experimentado eso.

Yo creo que muchas hermanas han experimentado el “antibiótico” en el Espíritu cuando


van de compras. Si una hermana no ora en el Espíritu, ni vive en el Espíritu, ni camina
en el Espíritu, ella irá de compras sin ninguna restricción interna. Por esta razón,
quisiera alentar a las hermanas a orar mucho y apropiadamente antes de ir de compras,
diciendo: “Señor, vayamos de compras juntos. En las compras no quiero dejarte. Deseo
mas bien que te quedes conmigo”. Si una hermana va de compras con esta actitud,
experimentará la limitación y restricción del Señor. Examinará un objeto determinado y
quizá lo quiera comprar, pero lo devolverá al sentir la restricción del Espíritu. Aún
saldrá de la tienda sin comprar nada por haber prestado atención al Espíritu dentro de
ella. Esta es una experiencia de la eficacia de la dulce muerte del Señor aplicada a
nosotros por el Espíritu todo-inclusivo. Muchos de nosotros podemos testificar que cada
vez que experimentamos eso, sentimos que estamos con el Señor en los cielos.

La resurrección preciosa de Cristo

Exodo 30:23 menciona el cálamo aromático. Este cálamo representa la resurrección


preciosa de Cristo (1 P. 1:3; Ef. 2:6; Col. 3:1). Después de experimentar la dulzura y
eficacia de la muerte de Cristo, somos introducidos en la resurrección. Por ejemplo, si
una hermana aplicara la eficacia de la muerte de Cristo cuando va de compras.
Experimentará espontáneamente la resurrección preciosa de Cristo y estará en ella.

El poder de la resurrección de Cristo

En Exodo 30:24, la casia representa el poder de la resurrección de Cristo. En Filipenses


3:10, Pablo expresa el deseo de conocer el poder de la resurrección de Cristo. En un
mensaje anterior, hemos señalado que la casia tiene una función repelente sobre las
serpientes y los insectos. Del mismo modo, el poder de la resurrección del Señor
funciona también como repelente, pues repele los demonios y todas las cosas negativas.

La mezcla de lo divino con lo humano

La mezcla de lo divino con lo humano es tipificada por la mezcla del aceite de oliva con
las cuatro especias. Ya vimos que el aceite de oliva representa al Dios único y que las
cuatro especias representan al hombre, el cual lleva la delantera en la creación de Dios.
Por tanto, la mezcla de Dios con el hombre es tipificada por la mezcla del aceite con las
especias.

No escuchen a los que dicen que la biblia no enseña la mezcla de lo divino con lo
humano. La Palabra presenta una revelación clara al respecto. En Exodo 30, vemos la
tipología de la mezcla y en el Nuevo Testamento, su cumplimiento. El cumplimiento de
la tipología es la mezcla del Espíritu divino con nuestro espíritu humano regenerado.
Leamos Romanos 8:16 “el Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios”. Aquí vemos la mezcla del Espíritu con nuestro
espíritu. Además, 1 Corintios 6:17 declara: “el que se une al Señor, es un solo espíritu
con El”. Esto comprueba que nuestro espíritu se ha unido y mezclado con el Espíritu.

El poder para llevar responsabilidades


El poder para llevar responsabilidades constituye también un elemento del Espíritu
compuesto. Puedo testificar que poseo el poder de llevar responsabilidades cuando ando
en el Espíritu todo-inclusivo. Hace poco tuve que pasar veintiuna horas en comunión
con ciertos hermanos. Tuvimos seis reuniones largas. No podía limitarme a estar
sentado en estas reuniones; tenía que llevar la responsabilidad de dirigir la comunión.
Mi esposa estaba muy preocupada porque pensaba que me cansaría. Ella sabía que se
avecinaba una conferencia larga y me alentó a que no me cansara. Sin embargo, puedo
testificar que en aquellos días experimenté el Espíritu todo-inclusivo con el elemento de
poder para llevar responsabilidades.

El hecho de que el Espíritu compuesto tipificado por el ungüento compuesto contiene el


elemento de poder para llevar responsabilidades es indicado por los cinco elementos del
ungüento compuesto y la triple cantidad de quinientos siclos de las cuatro especias. En
la biblia, cinco es el número de la responsabilidad (Mt. 25:4, 8). Vemos el número cinco
en los cinco elementos del ungüento compuesto. Como lo hemos señalado en el mensaje
anterior, el número tres representa al Dios Triuno con las tres unidades de quinientos
siclos de las cuatro especias. La unidad del medio está dividida en dos y representa el
quebrantamiento del Señor Jesús en la cruz. Además, el número tres representa la
resurrección. Después de la partición, aparece el cálamo que representa la resurrección.
Por lo tanto, el número tres representa aquí al Dios Triuno en resurrección. Cuando
experimentamos al Espíritu compuesto, el Dios Triuno en resurrección se convierte en
nuestra porción. Este es el poder, la capacidad de llevar responsabilidades.

El elemento de edificación

Los números tres y cinco indican que el elemento de edificación está incluido también
en el Espíritu compuesto. Tenemos aquí tres unidades completas de quinientos siclos
cada una. Por tanto, tenemos el número tres. Vemos el número cinco en el número
quinientos. Además, tenemos los cinco elementos: el aceite de oliva y las cuatro
especias.

El Antiguo Testamento nos muestra que los números tres y cinco están relacionados con
el edificio de Dios. El primer edificio de Dios fue el arca que hizo Noé y el segundo fue el
tabernáculo. En cuanto al arca, Génesis 6:15 declara: “y de esta manera la harás: de
trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos la anchura, y de treinta codos
su altura”. Vemos múltiples de los número tres y cinco en las dimensiones del arca.
Además, Génesis 6:16 declara que el arca fue hecha “piso bajo, segundo y tercero”.

El tabernáculo constaba de tres secciones: el atrio, el lugar Santo y el lugar Santísimo.


Exodo 27:13 enseña que el ancho del atrio por el lado del oriente debía medir cincuenta
codos. Luego los versículos 14 y 15 enseñan que las cortinas a un lado de la entrada
medirían quince codos con tres columnas y tres basas. Además, el versículo 18 declara
que la altura de las cortinas de lino del atrio serían de cinco codos. En realidad, cada
cortina alrededor del atrio medía cinco codos por cinco codos.

Si creemos que todo en la biblia tiene significado, entonces debemos creer que los
números tres y cinco representan algo. Un estudio cuidadoso de la Palabra muestra que
estos números están relacionados con el edificio de Dios. Por consiguiente, el Espíritu
compuesto contiene al Dios Triuno en resurrección mezclado con Su criatura, al hombre
con el poder de llevar responsabilidades y al elemento para el edificio de Dios.

En total tenemos diez ingredientes que nos proporcionan un panorama completo del
Espíritu compuesto. En el Espíritu compuesto, vemos al Dios único, el Dios Triuno, al
Hombre Jesús, a la muerte de Cristo, la eficacia de la misma, la resurrección de Cristo,
el poder de la resurrección de Cristo, la mezcla de la divinidad con la humanidad, el
poder de llevar responsabilidades y el elemento del edificio de Dios. Estos son los
ingredientes del Espíritu compuesto.

LA UNCION DEL ESPIRITU COMPUESTO

Ungir a los creyentes con el Padre y el Hijo

Ahora llegamos a la función o la unción del Espíritu compuesto revelado en 1 Juan 2:18-
27. La función del Espíritu compuesto consiste en ungirnos. En tipología, el tabernáculo
con su mobiliario y los sacerdotes eran ungidos con el ungüento compuesto. Esto indica
que somos ungidos con todos los ingredientes del Espíritu compuesto. Somos ungidos
con Dios, la Trinidad, la humanidad de Jesús, la muerte de Cristo, la eficacia de la
misma, Su resurrección y el poder de la misma, el poder de llevar responsabilidades y el
elemento de edificación.

Primero el Espíritu compuesto unge a los creyentes con el Padre y el Hijo trasmitidos en
el Espíritu de unción. Esto equivale a ser ungidos con el Dios Triuno, pues significa ser
ungidos con el Padre y el Hijo, transmitidos en el Espíritu. Podemos ilustrar eso con el
hecho de pintar una pared con pintura al oleo, una pintura que incluye el aceite como
base junto con otros ingredientes. El Espíritu de Dios es la base, con el Padre y el Hijo
como elementos. Ahora el Espíritu compuesto nos unge con el Dios Triuno. 1 Juan 2:23
y 24 nos enseñan que el Espíritu unge a los creyentes con el Padre y el Hijo.

Ungir a los creyentes con la vida eterna


El Espíritu compuesto unge también a los creyentes con la vida eterna transmitida en el
Espíritu de unción. 1 Juan 2:25 se refiere a eso: “y ésta es la promesa que El mismo nos
hizo, la vida eterna”. Aquí la vida eterna es mencionada con respecto a la unción.

Vacunar a los creyentes contra las enseñanzas heréticas acerca de la


persona de Cristo

La unción del Espíritu compuesto vacuna a los creyentes contra las enseñanzas heréticas
acerca de la Persona de Cristo. Antes de hablar de la unción en 1 Juan 2:20, el apóstol
Juan habla de los Anticristos en el versículo 18 y los vuelve a mencionar en el versículo
19. Además, en el versículo 26, él escribe a los creyentes “sobre los que os desvían”. En 1
Juan 4:3, Juan habla del “espíritu del anticristo”. Todo el contexto de esta epístola nos
muestra que la unción tiene por función vacunar a los creyentes contra las enseñanzas
heréticas.

La unción enseña a los creyentes


a permanecer en el Señor

Finalmente, vemos el hecho de permanecer en el Señor conforme a la enseñanza de la


unción que mora en nosotros. Leamos 1 Juan 2:27 “la unción que vosotros recibisteis de
El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero como Su
unción os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como ella os ha
enseñado, permaneced en El”. En el próximo mensaje, consideraremos los detalles de la
unción del Espíritu compuesto, mencionada en 1 Juan 2:18-27.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SESENTA Y CINCO

LOS INGREDIENTES DEL ESPIRITU COMPUESTO TIPIFICADO POR EL


UNGÜENTO COMPUESTO
(3)

Lectura bíblica: Ex. 30:23-30; 1 Jn. 2:18-27; 4:2-3

En los dos mensajes anteriores, hemos considerado los ingredientes del Espíritu
compuesto y la unción del Espíritu compuesto. Los ingredientes del Espíritu incluyen el
Dios único, el Dios Triuno, la humanidad de Jesús, la muerte preciosa de Cristo, la
dulzura y la eficacia de la misma, la resurrección preciosa de Cristo y su poder, la mezcla
de la divinidad con la humanidad, el poder para llevar responsabilidades y el elemento
de edificación. Hemos visto que la unción del Espíritu compuesto consiste en ungir a los
creyentes con el Padre y el Hijo, transmitidos en el Espíritu que unge y con la vida
eterna transmitida en el Espíritu. La unción del Espíritu compuesto consiste también en
vacunar a los creyentes contra las enseñanzas heréticas acerca de la Persona de Cristo.
Además, los creyentes pueden permanecer en el Señor conforme a la enseñanza de la
unción que mora en ellos. En este mensaje, estudiaremos a fondo la unción del Espíritu
tal como lo revela 1 Juan 2:18-27. Por supuesto, consideraremos esta porción a la luz de
la tipología del ungüento compuesto en Exodo 30:23-30.

ES IMPOSIBLE SEPARAR A JESUS


DE CRISTO O AL HIJO DEL PADRE

Leamos 1 Juan 2:22 “¿quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo?
Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo”. Este versículo fue escrito conforme al
trasfondo de la Primera Epístola de Juan. Si ignoramos totalmente este trasfondo, no
podremos entender correctamente este versículo. Los que negaban que Jesús es el Cristo
hacían a Jesús y a Cristo dos personas separadas. Por tanto, declarar que Jesús no es
Cristo equivale a dividir a Jesús, de Cristo, como si fueran personas distintas. La
existencia de esta enseñanza herética formaba parte del trasfondo del escrito de Juan en
el versículo 22 con respecto a los que negaban que Jesús es el Cristo. La verdad es que
Jesús es el Cristo. Jesús y Cristo es una sola y misma persona. Declarar que Jesús no es
el Cristo constituye una herejía.

El versículo 22 no declara que el anticristo niega a Jesús y a Cristo. Primero, este


versículo declara que el anticristo niega que Jesús es Cristo. El versículo prosigue y
declara que el anticristo niega al Padre y al Hijo. Esto indica que Jesucristo, el Padre y el
Hijo son una sola persona.

Los que intentan separar el Padre del Hijo y el Hijo del Espíritu causan un grave
problema teológico acerca de la Persona de Cristo y la Trinidad. Eso equivale a intentar
sistematizar Jesucristo y el Dios Triuno. Intentar separar Jesucristo, el Padre, el Hijo y
el Espíritu es una equivocación, así como intentar sistematizar la Trinidad. En realidad,
no podemos dividir a Jesucristo, el Padre, el Hijo y el Espíritu porque forman una sola
persona.

Algunos instructores ingenuos tratan de separar al Padre del Hijo y al Hijo del Espíritu.
Estos instructores niegan que el Hijo es el Padre y que el Hijo es el Espíritu. El resultado
de sus esfuerzos por separar al Padre del Hijo y al Hijo del Espíritu es que tienen tres
Dioses.

Del mismo modo que no se puede separar al Padre, al Hijo y al Espíritu, tampoco
podemos separar la divinidad de Cristo de Su humanidad, esto es imposible. Separar la
divinidad de Cristo de Su humanidad equivaldría a separar el cuerpo humano, el alma y
el espíritu de una persona para convertirla en tres entidades separadas y distintas. Si
una persona pudiese ser dividida de esta forma, dejaría de ser una persona íntegra. Esto
ilustra el error grave en que incurren los que dividen y separan el Padre del Hijo y el
Hijo del Espíritu. Este intento da por resultado la herejía del triteismo, es decir la
creencia de que el Padre, el Hijo y el Espíritu son tres Dioses.

En el versículo 23, Juan dice: “todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El
que confiesa al Hijo, tiene también al Padre”. ¿No indica eso que el Padre y el Hijo son
una misma Persona? Este versículo enseña que si negamos al Hijo, no tenemos al Padre
pero si confesamos al Hijo, sí tenemos al Padre.

Los versículos 22 y 23 indican que Jesucristo, el Padre y el Hijo son una sola persona, no
pueden separarse. El error de las enseñanzas heréticas acerca de la Cristología y la
Trinidad consiste en dividir, es decir separar el Hijo del Padre y el Espíritu del Hijo,
pero en estos versículos particularmente, la Biblia une al Padre con el Hijo en un
compuesto. La obra del anticristo consiste en dividir el Padre del Hijo.

DEBEMOS PERMITIR QUE LA REALIDAD


DEL DIOS TRIUNO PERMANEZCA EN NOSOTROS

Leamos el versículo 24 “lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros.
Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros
permaneceréis en el Hijo y en el Padre”. ¿Qué oyeron los creyentes desde el principio?
Oyeron la predicación de los apóstoles acerca de la Trinidad. Por consiguiente, en este
versículo Juan exhorta a los creyentes a permitir que la verdad de la Trinidad misma
permanezca en ellos. Si permitían que esta verdad permaneciera en ellos,
permanecerían en el Hijo y en el Padre. En realidad, lo que oyeron en la predicación de
los apóstoles fue el Padre y el Hijo, y no una mera doctrina. Oyeron la realidad del Padre
y del Hijo.

Juan parecía decir: “les hablamos acerca de la realidad del Padre y del Hijo. Les
enseñamos eso y ustedes lo oyeron y lo recibieron. No recibieron una mera doctrina. Por
el contrario, ustedes recibieron al Dios Triuno, al Padre, al Hijo y al Espíritu”. Pero
¿dónde se encuentra el Espíritu aquí? El Espíritu es la unción mencionada en los
versículos 20 y 27.

LA VIDA ETERNA

Leamos el versículo 25 “y ésta es la promesa que El mismo nos hizo, la vida eterna”.
Durante muchos años, no pude entender este versículo. Usando la lógica, me
preguntaba: “¿qué está diciendo este versículo? Primero, Juan habla de Jesucristo,
luego del Hijo y del Padre. El toca ahora el asunto de la vida eterna. ¿De qué está
hablando Juan? ¿Cuál es el tema de su escrito, Jesucristo, el Padre y el Hijo o la vida
eterna? Me parece que Juan tiene en realidad tres temas”. Al estudiar este versículo de
esta manera, no lo podía entender ni podía reconciliar los varios temas que contiene.
Hace poco llegué a entender que aquí tenemos un compuesto, una mezcla de Jesucristo,
el Padre, el Hijo y la vida eterna. Esta interpretación de esos versículos puede molestar a
los teólogos pero yo creo que si recibimos luz del Señor, veremos que esta interpretación
es correcta. Aquí tenemos la mezcla de Jesucristo, el Padre y el Hijo y la vida eterna.

En el versículo 26, Juan continúa: “os he escrito esto sobre los que os desvían”. En
realidad, la palabra “esto” no se encuentra en este versículo, como lo indica el hecho de
que algunas versiones lo imprimen en itálicos. Por tanto, Juan escribe a los santos que
“esto” no debe desviarlos. ¿A qué se refiere “esto”? Se refiere a Jesucristo, al Padre y al
Hijo y a la vida eterna. Además, “os he escrito” significa en realidad “os estoy
escribiendo”. Por consiguiente, Juan pudo decir: “les estoy escribiendo esto sobre los
que les desvían”. El anticristo y los falsos profetas enseñan que Cristo está separado de
Jesús y que el Hijo está separado del Padre. Esta clase de enseñanza herética distrae y
desvía.

LA UNCION COMPUESTA PERMANECE EN NOSOTROS

Después de escribir a los creyentes sobre los que los desvían, Juan prosigue en el
versículo 27 “y en cuanto a vosotros, la unción que vosotros recibisteis de El permanece
en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero como su unción os
enseña toda las cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como ella os ha enseñado,
permaneced en El”. Ciertamente esta unción que permanece en nosotros es el mover de
una Persona. La unción que permanece en nosotros es una Persona que se mueve y
actúa dentro de nosotros. ¿Quién es esta persona que unge? Debemos recurrir a Exodo
30 para encontrar la respuesta a esta pregunta.

El capítulo 30 de Exodo nos muestra que la unción del tabernáculo y del sacerdocio
constituía la función de un ungüento compuesto. Cuando un sacerdote era ungido con
este ungüento compuesto, el aceite de oliva, la mirra, la canela, el cálamo y la casia se
aplicaban a él. Como mencionamos en los mensajes anteriores, el Espíritu compuesto
tipificado por el ungüento compuesto incluye la eficacia de la muerte de Cristo, el poder
de Su resurrección, la mezcla de la divinidad con la humanidad, el poder para llevar
responsabilidades y el elemento de la edificación. Esta unción compuesta permanece en
nosotros.
El versículo 27 indica que no tenemos necesidad de que nadie nos enseñe porque la
unción permanece en nosotros. No tenemos ninguna necesidad de que nadie nos enseñe
si el Padre está separado del Hijo o si es uno con el Hijo. Si consideramos el contexto,
veremos que la palabra “enseñe” está relacionada con Jesucristo y con el Padre y el Hijo.

LA ENSEÑANZA DE LA UNCION

En el versículo 27, Juan señala también que “Su unción os enseña todas las cosas” ¿qué
quiere decir Juan por “todas las cosas”? Podemos interpretar eso de manera general
como lo he hecho durante muchos años y considerar que se refiere a todas las cosas de
nuestro diario vivir: la manera de vestir, de cortarnos el cabello, de gastar el dinero y
nuestra actitud hacia los demás pero en el sentido riguroso de la palabra, se refiere a
Jesucristo, al Padre, al Hijo y a la vida eterna. La unción que permanece en nosotros nos
enseña todo eso. Por tanto, no debemos prestar atención a las herejías insensatas según
las cuales Jesús no es el Cristo o que el Padre y el Hijo no son uno. No debemos escuchar
los que separan a Cristo del Padre o que niegan que Cristo es el Espíritu.

Fíjese en su experiencia personal. Usted tiene la unción compuesta en su interior. ¿Qué


le dice esta unción? ¿No le dice que Jesucristo, el Padre, el Hijo y la vida eterna están en
usted? Muchos de nosotros podemos afirmar que según nuestra experiencia de la
unción interior, Jesucristo, Dios el Padre, el Hijo, la vida eterna y el Espíritu están
dentro de nosotros. No podemos separarlos. No necesitamos consultar teólogos porque
tenemos la unción compuesta dentro de nosotros. La enseñanza de esta unción nos
declara que Jesucristo, el Padre y el Hijo, la vida eterna y el Espíritu son inseparables y
permanecen en nosotros. No acuda a los teólogos, pastores o instructores bíblicos.
Preste toda sua atención a la enseñanza de la unción compuesta dentro de usted.

PERMANECER EN LA UNCION

En el versículo 27, Juan declara también que la unción es verdadera y no es mentira.


Luego El nos dice: “así como ella os ha enseñado, permaneced en El”. Los traductores
tuvieron muchas dificultades para decidir si el pronombre al final de este versículo
debería ser traducido por “El” o “ella”. En el margen de la versión King James, leemos
“o, ella”. Yo preferiría decir: “así como ella os ha enseñado, permaneced en ella”. En
realidad, la palabra griega significa “ella”, aunque podemos traducirla también por “El”.
¿Por qué prefiero decir “ella” en lugar de “El” en este versículo? La razón es sencilla: este
versículo denota que permanecemos en la unción. La unción es todo-inclusiva, pues se
trata del Espíritu todo-inclusivo que incluye al Padre, al Hijo, Jesucristo, la vida eterna,
la muerte y la resurrección de Cristo, el poder para llevar responsabilidades y el
elemento de edificación.
CRISTO ES EL CREADOR Y UNA CRIATURA

Leamos 1 Juan 4:2 “en esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, es de Dios”. En el versículo 3, Juan prosigue: “y todo
Espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios; y este es el Espíritu del anticristo...”

Jesucristo ha venido en la carne. Esto se refiere a Su encarnación. En cuanto a la


encarnación, la carne en Juan 1:14 denota la humanidad del Señor. Juan 1:1 declara que
el Verbo es Dios. Esto denota la divinidad de Cristo, pero Juan 1:14 afirma que el Verbo
se hizo carne. En este versículo “carne” se refiere a la humanidad de Cristo. El Señor
Jesús tenía un cuerpo, carne, sangre, huesos y piel porque El participó de la humanidad.
Ciertamente todos estos elementos fueron creados por Dios. Por consiguiente, con
respecto a Su humanidad, el Señor Jesús es una criatura. Si el Señor Jesús no hubiera
venido en la carne como criatura, ¿cómo hubiera podido derramar Su sangre por
nuestros pecados en la cruz? La sangre humana es lo único que puede redimir los seres
humanos. Por supuesto, los ángeles no tienen sangre, y aun si la tuviesen, su sangre no
serviría para redimir a los seres humanos. Del mismo modo, Dios el Creador no tiene
sangre. Entonces ¿quién tiene la sangre que puede ser derramada para la redención del
hombre? He aquí la respuesta: como criatura, el hombre tiene sangre. Por esta razón,
afirmamos que el Señor es una criatura en cuanto a Su humanidad, incluyendo todos los
elementos de Su cuerpo físico.

Hace poco un hermano me dijo que un predicador proclamó en una conferencia y dijo:
“algunos alegan que Colosenses 1:15, donde leemos que Cristo es el Primogénito de toda
la creación, significa que Cristo es una criatura. ¡No! Nuestro Cristo es el Creador. ¡El
jamás fue creado!” Si este predicador cree realmente lo que dice, él entra en la categoría
de los que niegan que Cristo ha venido en la carne (ver 1 Juan 4).

Yo conozco las enseñanzas de los que usan Colosenses 1:15 para enseñar la herejía
acerca de la Persona de Cristo. Ario fue condenado en el concilio de Nicea en el año 325
por enseñar que Cristo era un ser creado y no era Dios. El intentó usar Colosenses 1:15
para demostrarlo. Ario aseguró que Cristo fue creado por Dios, pero que El fue creado
antes de las edades y antes de todas las demás cosas creadas. Por tanto, Ario pensaba
que hubo un tiempo en el cual Cristo no existía. La Biblia enseña claramente que “el
Verbo era Dios” (Jn. 1:1), pero Ario aseguraba que el Verbo no es el Dios que existe por
Sí mismo y mantuvo por lo tanto que no se puede comparar la divinidad de Cristo con la
de Dios. ¡Qué herejía más abominable!

La Biblia revela que Cristo es Dios mismo que existe desde el principio por Sí mismo y
que no tiene comienzo. No obstante, Ario afirmaba que hubo un tiempo en el cual Cristo
no existió. ¡Esta clase de enseñanza constituye un grave insulto a la Persona de Cristo!
Ario negaba totalmente la divinidad no creada de Cristo. Con razón, Su enseñanza fue
declarada herejía y rechazada por el concilio general de Nicea. Nosotros también
rechazamos firmemente la enseñanza herética de Ario.

Colosenses 1:15 declara efectivamente que Cristo fue el Primogénito de toda la creación.
Colosenses 1:18 se refiere a El como “el Primogénito de entre los muertos”. Estos
versículos indican que Cristo es el Primogénito de dos maneras distintas: El es el
Primogénito en la primera creación y en resurrección, El es también el Primogénito de
la nueva creación. Dios tiene solamente dos creaciones: la primera creación, la cual es
física y la nueva creación, la cual es espiritual. Cristo es el Primogénito en las dos
creaciones de Dios.

Podemos afirmar que Cristo ha pasado por dos etapas importantes: la encarnación y la
resurrección. Por medio de la encarnación, Cristo participó de la naturaleza creada del
hombre. Cristo llegó a ser un verdadero hombre por medio de la encarnación. Como
hombre, Cristo fue creado. Si negamos que Cristo fue creado con respecto a Su
humanidad, negamos el hecho de que El era un hombre genuino. ¿Entonces quién era
El? ¿un fantasma? ¡No, no, no! Cristo llegó a ser un verdadero hombre con carne y
sangre. En este sentido, El fue creado. En Su carne, El fue el Primogénito de la primera
obra creadora de Dios. Luego en resurrección, El fue hecho el Primogénito de entre los
muertos, es decir el Primogénito de la nueva creación de Dios. Por consiguiente, el
Señor Jesús es Dios, el Creador y El es también un hombre, una criatura. Esta es la
enseñanza acerca de la todo-inclusividad del Señor.

Según la revelación completa de la Biblia, Cristo es el Creador y también la criatura


porque El es Dios y hombre. El es el Dios que crea y también el hombre creado. En Su
calidad de Dios, El es el Creador, el YO SOY sin principio, pero en Su calidad de hombre,
El es creado, el Primogénito con un principio. Debemos ver y conocer estos dos aspectos
de Cristo. Debemos ver que El es Dios y hombre a la vez, que El es el Creador y una
criatura también, que El es el YO SOY y también el Primogénito, que no tiene comienzo
y a la vez tiene un principio. Por una parte, la Biblia enseña que Cristo es el Creador, por
otra que El es una criatura. Esta es la revelación completa y clara de la Palabra de Dios.

A aquellos que creen que Cristo es solamente el Creador y que nunca fue creado, yo les
contestaría: “ustedes insisten en que Cristo es el Creador, y no un criatura. ¿Llegó Cristo
a ser hombre o no? ¿murió en la cruz y derramó Su sangre? ¿cómo hubiera podido
derramar Su sangre si no fuese una criatura? Un fantasma no puede ser crucificado ni
derramar su sangre”.
Este mismo Cristo que está ahora sobre el trono de Dios es todavía un hombre. En 1
Timoteo 2:5, Pablo nos dice que existe un solo mediador entre Dios y los hombres,
Cristo Jesús hombre. Este mediador no es un fantasma; El es un hombre genuino. Un
fantasma jamás podría ser mediador por nosotros. El verdadero mediador debe ser Dios
y hombre; El debe tener la divinidad y también la humanidad.

Podemos ilustrar eso con el ejemplo de la traducción. Un traductor debe conocer por lo
menos dos idiomas para traducir del uno al otro. ¿Cómo podría alguien traducir del
chino al inglés si no supiera inglés? Esta falta de conocimiento del inglés no le permitiría
traducir. Del mismo modo, Cristo debe tener dos naturalezas: la divina y la humana. El
debe ser Dios y hombre a la vez para “traducir” Dios al hombre y el hombre a Dios.

¡Cuán ciegos e ignorantes son muchos instructores contemporáneos! Por ignorancia y


ceguera, condenan la verdad cuando es proclamada. En realidad y en principio, estos
instructores son anticristos según la palabra del apóstol Juan. Si Juan estuviera entre
nosotros hoy en día, El calificaría de falso profeta o falso maestro a todo aquel que
negase que Cristo fue creado en cuanto a Su humanidad. Negar que Cristo ha sido
creado equivale en realidad a negar el hecho de que El ha venido en la carne. Nuestro
Señor Jesucristo es todo-inclusivo. El es Dios y hombre a la vez, el Creador y también
una criatura.

LA VIDA CRISTIANA

La vida cristiana es toda una vida de unción por el Espíritu compuesto. Todo lo
relacionado con la vida cristiana tiene que ver con esta unción. Aquí en la unción del
Espíritu compuesto, tenemos la santidad, la victoria, la luz, el poder y la verdadera
espiritualidad. La vida cristiana es una vida en la unción del Espíritu todo-inclusivo y
vivificante. ¡Oh, que el Señor abra nuestros ojos y veamos que la vida cristiana no es un
asunto de enseñanza, de mejoramiento, de ajuste o de corrección! ¡La vida cristiana
depende totalmente de la unción compuesta!

De hecho, podemos aplicar esta unción a todo nuestro diario vivir. Podemos aplicarla a
nuestra vida familiar, a nuestro trabajo o a nuestra manera de ir de compras. Al
ungirnos, el Espíritu compuesto nos enseña todas las cosas. Por consiguiente, debemos
llevar la vida cristiana según la enseñanza de esta unción compuesta, y nada más. Todos
necesitamos recibir esta visión.

Si recibimos la visión de la unción del Espíritu compuesto, nos daremos cuenta de que la
gran mayoría de los cristianos contemporáneos vive en la religión. Esta religión es muy
distinta de la unción del Espíritu compuesto. En lugar de la enseñanza de la unción, los
cristianos tienen teología, reglas, organización y enseñanzas con respecto al
mejoramiento de su carácter. Muchos cristianos no entienden correctamente esta
porción de la Palabra ni la pueden interpretar correctamente porque los velos religiosos,
naturales y éticos han cubierto sus ojos. ¡Que el Señor nos abra los ojos y veamos lo que
está revelado aquí! ¡Que veamos la unción compuesta para el vivir de la vida cristiana!

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SESENTA Y SEIS

LOS INGREDIENTES DEL ESPIRITU COMPUESTO TIPIFICADO POR EL


UNGÜENTO COMPUESTO
(4)

Lectura bíblica: Ex. 30:23-30; 1 Jn. 2:22-27

En este mensaje, estudiaremos a fondo 1 Juan 2:22-27 con respecto al Espíritu


compuesto, descrito en Exodo 30.

JESUS, CRISTO, EL PADRE Y EL HIJO


SON UNA SOLA PERSONA

1 Juan 2:22 habla de aquel que niega que Jesús es el Cristo y prosigue con el anticristo
que niega el Padre y el Hijo. ¿Por qué este versículo une estos dos asuntos? ¿Por qué
menciona a aquel que niega que Jesús es el Cristo y también aquel que niega el Padre y
el Hijo? He aquí la respuesta: negar que Jesús es el Cristo equivale a negar al Padre y al
Hijo. Pasa lo mismo cuando uno niega al Padre y al Hijo; eso equivale a negar que Jesús
es el Cristo. Esto indica que Jesús es el Cristo y que Cristo es el Padre y el Hijo, y
también que Jesús, Cristo, el Padre y el Hijo son una sola y misma persona. Si negamos
a uno, negamos también a los demás.

El versículo 23 confirma el versículo 22: “todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al
Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre”. Si negamos al Hijo, negamos al
Padre, pero si confesamos al Hijo, tendremos al Padre. Aquí tenemos el mismo asunto,
visto desde varios ángulos. Por una parte, si negamos al Hijo, negamos al Padre, por
otra si confesamos al Hijo, confesamos al Padre. La razón es sencilla: el Hijo y el Padre
son una sola y misma persona, pero no es todo: Jesús, Cristo, el Hijo y el Padre forman
una sola persona.

UNA PERSONA TODO-INCLUSIVA


Leamos 1 Juan 2:25 “y ésta es la promesa que El mismo nos hizo, la vida eterna”. En los
versículos 22, 23 y 25 vemos a Jesús, Cristo, el Hijo, el Padre y la vida eterna. Son una
sola persona todo-inclusiva como el único ungüento compuesto en Exodo 30. ¿Qué es la
vida eterna? La vida eterna es Jesús, Cristo, el Hijo y el Padre. La Persona todo-inclusiva
revelada en estos versículos es la vida eterna.

En la época del apóstol Juan, unas enseñanzas heréticas intentaban separar Jesús de
Cristo y Cristo del Padre. Los instructores heréticos usaban su mente natural y humana
para analizar la Persona todo-inclusiva y divina de Cristo, pero no podían sistematizar
esta Persona. No podían entender cómo Jesús podía ser Cristo o cómo Cristo podía ser
el Padre. Algunos alegaban que Cristo era Dios y no era hombre; que la misma persona
no podía ser Dios y hombre a la vez. Otros decían que Jesús era un hombre y no era
Dios. No obstante, el apóstol Juan escribió: “y el Verbo se hizo carne” (Jn. 1:14). El
Verbo era Dios (Jn. 1:1), y aquí la carne denota la humanidad. Esto significa que según la
palabra de Juan, una sola persona es Dios y también hombre.

Cuando nos enfrentamos con ciertos opositores, debemos hacer cuatro preguntas.
Primero ¿Acaso no es Jesús el Cristo? Segundo ¿No es Cristo el Hijo de Dios? Tercero,
¿No es el Hijo Dios mismo? Cuarto, ¿No es Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu?
Todos los cristianos genuinos aceptan que Jesús es el Cristo, que Cristo es el Hijo de
Dios, que el Hijo de Dios es Dios y que Dios es Triuno. Si estamos de acuerdo con todo
eso seguiremos y proclamaremos que Cristo es el Padre, el Hijo y el Espíritu. Además,
debemos ver que Jesús, Cristo, el Hijo de Dios, Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu
forman una sola persona todo-inclusiva.

Algunos enseñan una Trinidad separada; nosotros enseñamos la todo-inclusividad de la


Trinidad. La enseñanza de ciertas personas acerca de la persona de Cristo y de la
Trinidad se basa en el principio de separación, un intento de separar al Padre, al Hijo y
al Espíritu uno del otro. En realidad, este principio de separación es la fuente de muchas
enseñanzas heréticas acerca de la Persona de Cristo y de la Trinidad divina. Este intento
de separación ha causado graves problemas.

La revelación divina en la Palabra santa no se basa en este principio de separación. Por


el contrario, su fundamento es el principio de inclusividad. La Persona divina es todo-
inclusiva y no puede ser dividida. No obstante, algunas personas han declarado con
convicción que los tres de la Trinidad son tres personas separadas. Este intento de
separar al Padre del Hijo y al Hijo del Espíritu ha desembocado en herejías tanto en el
pasado como en el presente.
En el capítulo dos de su primera epístola, Juan enseña que todo aquel que niega a una
parte de la Persona todo-inclusiva de Cristo es un anticristo. Aquí vemos un principio
que se aplica a muchos instructores contemporáneos. Estos instructores pueden ser
cristianos genuinos y también anticristos, por lo menos parcialmente, en su enseñanza
porque niegan a Cristo en un aspecto particular de su persona todo-inclusiva. Negar a
Cristo de algún modo equivale a ser anticristo, por lo menos hasta cierto grado. Esta es
la razón por la cual Juan considera a los herejes como anticristos. Tales enseñanzas
pertenecían al anticristo porque negaban a Cristo de algún modo o en algún aspecto. Por
ejemplo, la enseñanza de que Cristo es Dios es procristo y no anticristo, pero la
enseñanza de que El es solamente Dios y no hombre es anticristo.

Algunos reconocen que Cristo es el Creador niegan rotundamente que El es también una
criatura con respecto a Su humanidad. Declarar que Cristo es el Creador es algo
procristo, pero negar el hecho de que El es una criatura en Su humanidad es declarar
algo anticristo. Debemos ser procristos de una manera todo-inclusiva y declarar que El
es el Creador y una criatura.

EL DIOS TRIUNO

La Biblia revela que el Hijo es llamado el Padre (Is. 9:6) y que El es el Espíritu (2 Co.
3:17).

Considere la revelación del Dios Triuno en el capítulo 14 de Juan. En el versículo 8,


Felipe le dijo: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Aparentemente el Señor Jesús
quedó sorprendido por la petición de Felipe y contestó: “¿tanto tiempo hace que estoy
con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a Mí ha visto al Padre;
¿cómo, pues, dices: muéstranos el Padre?” (Véase 9) El Señor continuó: “¿No crees que
Yo estoy en el Padre y el Padre está en Mí?” Aquí el Señor parece decir: “Felipe, he
estado contigo tanto tiempo y todavía no me conoces. ¿No te das cuenta de que ves al
Padre cuando me ves a Mí? Yo Soy uno con el Padre. El Padre está en Mí y Yo estoy en el
Padre. Fuera de Mí no existe ninguna persona llamada el Padre”.

Leamos Isaías 9:6 “porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado... y se llamará su
nombre ... Dios fuerte, Padre eterno”. Este versículo enseña que el Hijo que nos es dado
es llamado el Padre eterno o el Padre de la eternidad.

Hace poco un predicador dijo que en Isaías 9:6, el Padre tiene el mismo significado que
el título “padre de la nación” aplicado a Washington y el “padre de la electricidad”
aplicado a Edison. Aun cuando aceptemos esta interpretación, debemos preguntar quien
es el Padre del Hijo. Isaías 9:6 nos enseña que es el Padre de la eternidad. En realidad, el
título “Padre de la eternidad” significa “el Padre eterno”. Algunas versiones lo traducen
así. El Padre de la eternidad significa el Padre que existe siempre, el Padre eterno. La
expresión “de la eternidad” denota Aquel que existe por Sí mismo y para siempre.
¿Quién es este Padre que existe por Sí mismo y para siempre? ¿Acaso existen dos
Padres: el Padre en la Deidad y otro Padre que sería el Hijo en Isaías 9:6? La respuesta
es ésta: el Padre en la Deidad es el Padre de la eternidad, y según Isaías 9:6 el Hijo es
también el Padre de la eternidad. ¡No existen dos Padres divinos! Hay un solo Padre de
la eternidad, el Padre que existe por Sí mismo y para siempre.

Después de aclarar en Juan 14 que el Padre y El son uno, el Señor Jesús siguió hablando
acerca del Espíritu como otro consolador: “y Yo rogaré al Padre, y os dará otro
consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de realidad, al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque
permanece con vosotros y estará en vosotros” (vs. 16-17). En realidad, el otro consolador
es el Señor mismo en otra forma. Primero El fue el consolador en forma de carne. Luego
El se hizo otro consolador como el Espíritu. Este consolador es el Espíritu de realidad.
Juan 14:17 nos revela que el Espíritu de realidad no estará solamente entre los
discípulos sino también dentro de ellos.

El Señor Jesús prosigue en Juan 14:20 “en aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en
Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros”. El día mencionado aquí es el día de la
resurrección del Señor. Aquí el Señor parece decir: “en aquel día conocerán que Yo estoy
en el Padre. Ya no me pedirán que les muestre el Padre. Ustedes se darán cuenta de que
Yo soy el Padre y sabrán también que ustedes están en Mí y que Yo estoy en ustedes
como el Espíritu está en ustedes (v. 17). Esto es posible porque Yo soy también el
Espíritu”.

Si el Señor no fuese el Espíritu, ¿cómo podríamos estar en El, y El en nosotros? Si El no


fuese el Espíritu, no podríamos entrar en El, y El no podría entrar en nosotros. Por esta
razón, el Señor tiene que ser el Espíritu, el pneuma santo, el aire celestial. Por ser el
Espíritu, el pneuma, el aire, El puede estar en nosotros y nosotros en El. Los discípulos
se enteraron de eso en el día de la resurrección de Cristo. En aquel día, supieron que El
estaba en el Padre, que ellos estaban en El y que El estaba en ellos.

Las palabras del Señor en Juan 14 indican que los tres de la Deidad: el Padre, el Hijo y el
Espíritu, son una sola y misma persona. El apóstol Pablo lo confirmó. Leamos 1
Corintios 15:45 “el postrer Adán fue hecho Espíritu vivificante”. Esto significa que el
Señor Jesús, el postrer Adán en la carne, fue hecho Espíritu vivificante. Además, Pablo
declara en 2 Corintios 3:17 “y el Señor es el Espíritu”.
UNGIDOS CON LOS ELEMENTOS
DE LA PERSONA TODO-INCLUSIVA

En 1 Juan 2, vemos que Jesús, Cristo, el Hijo, el Padre y el Espíritu quien es la unción
son una sola y misma persona. Jesús es el Hombre, el Redentor y el Salvador. Cristo es
el Ungido, el Mesías. El es también el Resucitado, el Señor y el Maestro. Con Jesús
tenemos la encarnación, el vivir humano y la crucifixión. Con Cristo tenemos la unción,
la resurrección y la ascensión. Además, el Padre es la fuente de vida, el Hijo es la vida
expresada y el Espíritu es la vida que fluye. Están todos incluidos en la Persona todo-
inclusiva y todos fueron compuestos en un solo ungüento. Esta fue la razón por la cual
pasamos mucho tiempo considerando todos los ingredientes del Espíritu compuesto
como lo tipifica el ungüento compuesto en Exodo 30.

Hemos visto que este ungüento contiene diez ingredientes: el Dios único tipificado por
un solo hin de aceite de oliva; el Dios Triuno, representado por las tres unidades de
medida de las cuatro especias; el Hombre Jesús, criatura de Dios en cuanto a Su
humanidad, tipificada por las cuatro especias de la vida vegetal; la muerte preciosa de
Cristo, tipificada por la mirra líquida; la dulzura y la eficacia de la muerte de Cristo,
representada por la canela aromática; la resurrección preciosa de Cristo, indicada por el
cálamo aromático; el poder de la resurrección de Cristo, representado por la casia
repelente; la mezcla de la divinidad con la humanidad, simbolizada por la mezcla del
aceite de oliva con las cuatro especias; el poder para llevar responsabilidades, que vemos
en los cinco elementos del ungüento compuesto y los tres quinientos siclos de cuatro
especias; y el elemento de edificación que vemos en los números cinco y tres. Todos
estos ingredientes han sido compuestos para producir el Espíritu compuesto, la unción
en 1 Juan 2:20 y 27.

En el capítulo dos de su primera epístola, el apóstol Juan inoculó a los creyentes contra
toda clase de herejías, incluyendo la herejía parcial acerca de la Persona toda-inclusiva
de Cristo. Una herejía parcial es también algo del anticristo. Al inocular a los creyentes
contra la herejía, Juan usó la metáfora del ungüento compuesto en Exodo 30. En sus
escritos, Juan usa muchas metáforas, signos o símbolos procedentes del Antiguo
Testamento. Por ejemplo, en el evangelio de Juan vemos el tabernáculo y el Cordero (Jn.
1:14, 29) y en el libro de Apocalipsis vemos el candelero, el maná escondido, el árbol de
vida y el tabernáculo (Ap. 1:12; 2.7, 17; 2:3; 22:2). Ahora vemos que en 1 Juan 2 él usa
una metáfora única: el ungüento compuesto, un aceite compuesto con cuatro especias,
para describir una Persona todo-inclusiva. El Espíritu nos unge ahora con todos los
elementos de esta Persona. El nos unge con cada parte, aspecto, elemento e ingrediente.
Un ejemplo de esta unción del Espíritu compuestosería pintar una pared. Supongamos
que usted esté pintando una pared con oleo, una pintura compuesta de aceite y de otros
elementos. Al aplicar esta pintura a una pared, se aplican también todos los elementos
contenidos en la pintura. Del mismo modo, podemos afirmar que al ungirnos, el
Espíritu compuesto nos “pinta”. El nos pinta con todos los elementos de esta Persona
todo-inclusiva: el Padre, el Hijo, el Espíritu, el Hombre Jesús, la divinidad y la
humanidad de Cristo y Su encarnación, vivir, muerte, crucifixión, resurrección y
ascensión.

Ya mencionamos lo que incluyen Jesús, Cristo, el Padre, el Hijo y el Espíritu. Jesús


incluye la encarnación, el vivir humano, los sufrimientos humanos y la crucifixión.
Cristo incluye el Ungido, la resurrección, el señorío y la ascensión. El Padre incluye la
fuente de la vida; el Hijo, la expresión de vida y el Espíritu, la impartición de la vida.
Todos estos elementos están incluidos en el Espíritu compuesto que nos unge. Día tras
día, el Espíritu compuesto nos unge con todos estos ingredientes.

En el capítulo dos de 1 Juan, vemos los elementos del Espíritu compuesto: Jesús, Cristo,
el Hijo, el Padre y la vida eterna. estos títulos abarcan algo inmensurable.

La función del Espíritu compuesto consiste en ungirnos. Cuando el ungüento del


Espíritu obra dentro de nosotros, se convierte en unción. La unción ha sido también
compuesta porque el ungüento ha sido compuesto. Usemos nuevamente el ejemplo de
una pared pintada con oleo. No pintamos la pared con aceite solamente, sino con todos
los ingredientes contenidos en esta pintura. Del mismo modo, cuando nos pinta la
pintura divina, somos pintados con todos los ingredientes incluidos en ella. El Espíritu
compuesto nos unge ahora con todos los elementos del ungüento compuesto. ¡Ojalá y
todos nosotros entendamos perfectamente este asunto y lo experimentemos con todas
sus riquezas!

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SESENTA Y SIETE

EL INCIENSO
(1)

Lectura bíblica: Ex. 30:34-38

El final de la sección sobre la revelación del tabernáculo describe dos cosas: el aceite de
unción y el incienso. Creo que en los mensajes anteriores, abarcamos exhaustivamente
el asunto del aceite de unción. Hemos visto que este aceite constituye una tipología fina
y todo-inclusiva de Cristo, el Espíritu todo-inclusivo y vivificante. Como Espíritu
vivificante, Cristo no viene solamente a nosotros por parte de Dios, sino que El es
también el Dios que viene a nosotros. Su venida no procede solamente de Dios sino que
acompaña también a Dios porque Cristo viene como Dios. Finalmente Aquel que viene
ha pasado por la muerte y la resurrección y se ha hecho el Espíritu todo-inclusivo y
vivificante. En este universo existe un tráfico divino que se mueve en dos direcciones. La
primera dirección de este tráfico divino es la venida de Dios a nosotros en Cristo. El
incienso nos da la segunda dirección de este tráfico divino: Cristo va de nosotros a Dios.
Por consiguiente, el aceite de unción es Cristo como Dios que viene a nosotros de parte
de Dios y el incienso es Cristo que va de nosotros a Dios. Es importante que veamos este
tráfico de doble sentido.

Este tráfico tiene mucho que ver con nuestra experiencia espiritual. ¿Sabe usted qué es
nuestra experiencia cristiana? Es Dios que viene a nosotros en Cristo y es nuestra
partida a Dios en Cristo y con Cristo. La venida de Dios a nosotros es un asunto de
unción, y nuestra partida a Dios es un asunto de oración. Este tráfico divino es la
experiencia cristiana adecuada. Nuestra partida a Dios en Cristo requiere
particularmente experiencia.

TRES ESPECIAS AROMATICAS

Sin experiencia espiritual adecuada, no podemos entender la tipología del incienso ni


interpretarla. En realidad, esta tipología es muy extraña, aun más que el aceite de
unción. El incienso es extraño porque sus tres especias: estacte, uña aromática y
gálbano, son raras. Incluso estas palabras no son comunes. Son palabras peculiares
usadas para referirse a cosas inhabituales.

Hace más de veinte años, pasé mucho tiempo estudiando el incienso y sus ingredientes.
Luego di mensajes sobre el incienso en dos ocasiones por lo menos. Algunos de estos
mensajes fueron publicados en el libro “Cómo reunirse”. Leamos Exodo 30:34 “dijo
además Jehová a Moisés: toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y gálbano
aromático e incienso puro; de todo en igual peso”. En este versículo, el Señor se refiere a
las especias aromáticas en dos ocasiones. El estacte, el primero de estas especias, es una
resina usada como mirra pura, una mirra comestible. Hace años leí que esta clase de
mirra puede ser usada como expectorante. Puede curar particularmente la garganta y
reducir el exceso de saliva. Es una medicina . Las dos otras especias, la uña aromática y
el gálbano aromático no son comestibles. De hecho son venenosas. El gálbano tiene un
olor muy desagradable y aún venenoso. No obstante, el Señor indica que se trata
también de una especia aromática. Más adelante veremos cómo este elemento
desagradable y venenoso puede ser aromático.
LA ORACION QUE ASCIENDE A DIOS

La mayoría de los cristianos, incluyendo a aquellos que llevan muchos años en el


recobro del Señor, todavía no saben exactamente cómo orar de manera genuina. Es
posible que no tengamos la experiencia de oración genuina. Le damos gracias al Señor
porque a veces nuestra oración sí es genuina. No obstante, nuestras oraciones en general
no han sido genuinas. Un porcentaje insignificante de nuestras oraciones ha sido
genuino. En general, nuestras oraciones han sido naturales.

El Antiguo y el Nuevo Testamento enseñan que el incienso representa nuestra oración.


En los Salmos, la oración de los santos es comparada al incienso que ofrecen a Dios y
que sube a El (Sal. 141:2) En realidad, el incienso debe ascender en lugar de servir de
ofrenda. A menudo hablamos de una oración ofrecida al Señor. Estrictamente hablando,
esta interpretación no es bíblica. La Biblia enseña que la oración no es una ofrenda, sino
un incienso que asciende a Dios.

Hemos visto que el tabernáculo incluye dos altares: el altar de bronce en el atrio y el
altar de oro en el Lugar Santo. El altar de bronce servía para quemar ofrendas,
sacrificios, sobre él se presentaban las ofrendas a Dios. Por supuesto, algo ascendía
efectivamente a Dios al quemarse las ofrendas sobre el altar de bronce en el patio.

El altar de oro dentro del tabernáculo estaba cerca del arca en el Lugar Santísimo. No se
presentaban ofrendas en este altar de incienso. No se podía presentar holocausto ni
ninguna clase de ofrenda. Este altar servía solamente para quemar incienso a Dios. Por
lo tanto, el incienso quemado en el altar de oro ascendía a Dios. Esta no es una ofrenda,
sino algo que asciende. El incienso que asciende a Dios tipifica nuestra oración.

LA DULZURA DE LA ORACION GENUINA

Dios no quería ver el incienso: lo quería oler. Esto indica que Dios huele nuestra oración
en lugar de verla. ¿A qué huele su oración? Esta pregunta nos puede ayudar a ver que el
incienso constituye una tipología más profunda, una tipología que no podemos entender
simplemente con la doctrina o la enseñanza. Podemos entender esta tipología solamente
con nuestra experiencia.

El ungüento y el incienso son Cristo mismo. La venida de Dios a nosotros es Cristo, y


nuestra oración que asciende a El también es Cristo. La unción proviene de Dios y
pertenece también a Dios, pero en realidad es Dios mismo. Ya dijimos que la unción es
como una pintura. Así como pintamos una pared, Dios nos unge consigo mismo. El nos
“pinta” consigo mismo como pintura divina. Cuando Dios nos unge consigo mismo
como ungüento, El se aplica a nosotros y entra en nosotros. En otras palabras, cuando
Dios nos unge consigo mismo, El es añadido a nosotros. Su elemento divino es añadido
a nuestro ser así como la pintura es añadida a una pared. Esta unción es la venida de
Dios.

Ahora debemos darnos cuenta de que nuestra oración es nuestra partida a Dios en
Cristo. Además, nuestra oración es en realidad un asunto de ir a Dios como Cristo
porque el incienso es Cristo. ¿En qué consiste la oración genuina? La oración genuina es
Cristo. Esta clase de oración, que es en realidad Cristo, es nuestra ida a Dios. No es
simplemente nuestra partida a Dios por medio de Cristo y con Cristo. La unción nos
suministra a Dios para que participemos del elemento divino. El incienso es nuestra ida
a Dios con Cristo en oración para el disfrute de Dios. Dios recibe Su alimento en el altar
del atrio pero lo que satisface a Dios y lo hace feliz es el aroma que asciende del altar del
incienso. Dios no desea solamente el alimento que satisface Su apetito, sino también un
aroma agradable que lo complazca.

Día tras día podemos comer alimentos sanos y nutritivos, pero a veces esta comida
carece de sabor. A menudo la gente no va a un restaurante para disfrutar una comida
nutritiva, sino para saborear una comida de buen sabor. A los niños particularmente les
gusta comer cosas de buen sabor. Dios tiene también un sentido de sabor y de olor. No
se piense que Dios es demasiado majestuoso para disfrutar de un aroma agradable. Dios
no solamente come; El disfruta también de un aroma agradable.

En el altar de bronce, ofrecemos Cristo a Dios como comida. El holocausto, la ofrenda y


el sacrificio por la paz tipifican a Cristo como comida que ingiere Dios. Cuando
ofrecemos Cristo a Dios como sacrificio por la paz, Dios puede comer. No obstante,
debemos recordar que Dios disfruta también el sabor y el olor.

A muy pocos cristianos les interesa oír eso. Los cristianos que buscan sinceramente al
Señor sí tienen el deseo de conocer estas cosas. Si usted no está buscando al Señor, no
tendrá interés por los mensajes sobre el incienso. Estos mensajes no le agradarán. Por el
contrario, a los verdaderos buscadores les gustará ciertamente oir algo acerca del
incienso. Les interesará saber lo que es un olor agradable para Dios. Puedo testificar que
la oración genuina es dulce.

En los dos altares: el altar de bronce y el altar de oro, vemos el alimento y el disfrute de
Dios. El altar del atrio es más grande que el altar del Lugar Santo. El altar del atrio está
hecho de bronce y el altar del Lugar Santo está hecho de oro. Además, el altar del
incienso es más fino que el altar del holocausto en bronce. Sobre el altar de bronce había
mucha madera y por consiguiente, un montón de cenizas. En cambio, en el altar del
incienso ardía solamente una pequeña llama y las cenizas eran muy escasas. Este altar
no sirve para nutrir, sino para aromatizar y satisfacer. El altar del incienso tiene un solo
propósito: que un aroma agradable ascienda a Dios para Su disfrute. Así debería ser
nuestra oración.

En nuestro himnario tenemos un corto himno sobre el tráfico de doble sentido entre
Dios y nosotros y entre nosotros y Dios. Leamos la última estrofa de este himno sobre el
ungüento y el incienso:

Cristo, como la unción,


Es nuestra bendición;
Mas Cristo para Dios,
Incienso es.
Nos trae la santa unción;
A Cristo por porción;
Mas como incienso El
Asciende a Dios.
Cristo el ungüento
Se experimenta,
Luego se quemará
Como el incienso a Dios,
Cristo en la oración,
Precioso para Dios,
Ascenderá.

(Himnos #125)

Este himno expresa muy bien la carga de este mensaje. Mi carga consiste en mostrarles
el tráfico divino y ayudarles a ver que Dios viene a nosotros por medio de Cristo y que
nosotros vamos a Dios en Cristo y por medio de El. De hecho, la venida de Dios es Cristo
y nuestra ida a Dios también debe ser Cristo.

Debemos quedar impresionados con el hecho de que nuestra ida a Dios es nuestra
oración. Quizá usted no piense que nuestra ida a Dios es nuestra oración y que esta
oración debe ser Cristo mismo.

CRISTO ES NECESARIO
PARA LA ADMINISTRACION DE DIOS

En uno de los mensajes sobre el altar del incienso, señalamos que el altar del incienso es
el centro administrativo del plan de Dios. El tabernáculo con el atrio revela el plan de
Dios, la economía de Dios. Este plan, esta economía, es llevada a cabo por medio de una
administración. El altar del incienso es el centro de la administración de Dios, la “cede
de gobierno” divino. Todo lo demás en el tabernáculo y en el atrio sirve para el altar del
incienso. Esto significa que el altar de bronce sirve para el altar de oro. Además, el
candelero, la mesa de los panes de proposición y aun el arca están destinados a altar de
oro, del incienso.

Nuestra experiencia comienza en el altar de holocausto, el altar de bronce en el atrio.


Luego pasamos a la mesa de los panes de proposición, al candelero y al arca. Después de
haber ido al arca, llegamos a este centro administrativo para quemar el incienso. El
incienso que quemamos en este altar es Cristo mismo. Por consiguiente, el incienso que
asciende a Dios es nuestra ida a Dios en Cristo. Este asunto es profundo. Significa que
nuestra partida correcta a Dios es Cristo para la administración de Dios.

La experiencia es lo único que puede dar significado a un asunto tan profundo como el
incienso. Cuando su experiencia alcance este nivel, usted verá que su experiencia es
descrita perfectamente por la tipología del incienso en Exodo 30. Usted va a Dios en
oración y su oración es su ida a Dios. Además, esta ida a Dios es Cristo. Esta es su
oración, una fragancia de olor agradable para Dios. La oración que asciende a El como
fragancia de óleo agradable es la administración de Dios y lleva a cabo el plan de Dios.
Dios no tiene otra posibilidad de llevar a cabo Su economía.

Si persistimos en buscar al Señor, nuestra experiencia finalmente nos permitirá tomar


conciencia de que nuestra oración es simplemente Cristo mismo. Nuestra oración es
Cristo y es también nuestra ida a Dios en Cristo, con El y aun como El mismo. Esta clase
de oración no solamente satisface a Dios con una fragancia de olor agradable sino que
lleva a cabo simultáneamente la administración de Dios.

EL CAMINO AL ALTAR DEL INCIENSO

En el Antiguo Testamento, los sacerdotes debían presentarse forzosamente al altar antes


de iniciar su servicio en el tabernáculo. En ese punto, los sacerdotes tenían dos
necesidades: la sangre purificadora y los alimentos nutritivos. El altar de bronce en el
atrio satisfacía estas dos necesidades de los sacerdotes. La sangre los lavaba de sus
pecados y la carne los nutría. Cuando llegaban a este altar, estaban impuros y vacíos.
Exteriormente, estaban contaminados e interiormente, estaban vacíos. Por tanto,
necesitaban que la sangre derramada sobre el altar los limpiara de su contaminación y
que la carne de las ofrendas satisficiera su hambre.

Después de ser purificados y alimentados en el altar, los sacerdotes podían proseguir.


Esto significa que el suministro del altar de bronce los equipaba y los calificaba para
entrar en el tabernáculo. Podían venir espontáneamente a la mesa de los panes de
proposición y recibir un suministro de vida abundante. Esto indica que debemos comer
continuamente. No comemos una vez por todas. El altar de bronce tiene una clase de
comida y nuestra comida continúa en la mesa de los panes de proposición.

El suministro de vida en la mesa de los panes de proposición llevaba a los sacerdotes al


candelero donde recibían luz. El suministro de vida siempre produce luz. Si no comemos
en la mesa de proposición, estaremos en las tinieblas, pero la comida en esta mesa nos
conduce al candelero. Eso significa que en nuestra experiencia, esta alimentación
produce luz. Muchos de nosotros hemos experimentado esto. Temprano por la mañana,
ofrecemos Cristo como nuestro sacrificio por el pecado y nuestro sacrificio por la ofensa.
Esto sucede en el altar de bronce del patio, donde somos purificados y alimentados. Esto
nos fortalece para seguir disfrutando a Cristo en la mesa de los panes de proposición,
donde lo tomamos a El como nuestro suminsitro de vida. El suministro de vida siempre
nos lleva a la luz. La cantidad de luz que recibimos depende de la cantidad de suministro
que disfrutamos.

La luz que recibimos delante del candelero nos guía hacia el arca. Allí en el arca,
tenemos contacto con Dios y estar en Su nos conduce al altar de oro del incienso, el
lugar donde oramos.

Cuando estamos en presencia de Dios, Su presencia nos lleva al altar del incienso. En
otras palabras, nos lleva a la oración. Todo aquel que entre en la presencia de Dios orará
espontáneamente; nadie puede rechazar la oración. Cuando oramos, ya no estamos en el
arca, sino en el altar del incienso.

Ya mencionamos que el altar del incienso está muy cerca del arca. En cuanto al incienso,
Exodo 30:36 dice: “Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del
testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti”. ¿Qué es el
testimonio? El testimonio es la ley contenida en el arca. Por esta razón, el arca es
llamada el arca del testimonio. El versículo 36 indica que el altar del incienso está
directamente en frente del arca. Un velo separaba el arca del altar del incienso, pero
estaban muy cerca de todos modos. La Biblia relata que a veces el altar del incienso se
encontraba dentro del velo. La cercanía del arca con el altar de incienso indica que la
oración que es Cristo mismo proviene de nuestro contacto con Dios. También podemos
afirmar que es el resultado de estar en presencia de Dios.

Si deseamos entrar en la presencia de Dios, debemos ir primeramente al altar de bronce.


Luego debemos pasar tiempo en la mesa de los panes de proposición y el candelero. El
candelero nos guiará finalmente al arca, donde Dios se reúne con nosotros sobre la
cubierta de propiciación. Allí estaremos en presencia de Dios. Estar en Su presencia
tiene un resultado: la oración que es Cristo ascendiendo a Dios como incienso.

Si su experiencia no ha alcanzado este nivel, esta palabra le parecerá extraña y no


entenderá lo que estoy diciendo. Pero si usted ha experimentado algo, entenderá mi
palabra y se sentirá muy bien al respecto, sabiendo que es verdadera.

UN PANORAMA
DEL TRAFICO EN AMBAS DIRECCIONES

¿Ha prestado atención alguna vez a los cuadros que presenta Exodo 30 acerca del
ungüento y el incienso? Estos cuadros tienen un significado tremendo. Representan un
tráfico en ambas direcciones, la venida y la ida. Como hemos dicho, la unción viene a
nosotros y el incienso va a Dios. Cristo como el Espíritu que viene a nosotros es el
ungüento y Cristo que asciende de nosotros a Dios es el incienso. El ungüento viene
hacia nosotros y el incienso va hacia Dios. El ungüento sirve para nuestro disfrute y el
incienso para el disfrute de Dios. No debemos pensar que el incienso es para nuestro
propio disfrute. Si tratamos de disfrutarlo, seremos cortados. Exodo 30:38 habla
claramente al respecto: “cualquiera que hiciere otro como este para olerlo, será cortado
de entre su pueblo”. El incienso es exclusivamente para Dios. No obstante, existe un
disfrute para nosotros, el cuál es el ungüento, el Espíritu compuesto. Hemos dado
énfasis al hecho de que los sacerdotes y todas las partes del tabernáculo fueron ungidos
con el ungüento. Esta es nuestra porción. El ungüento es Cristo como nuestra porción y
el incienso es la porción de Cristo para Dios.

En nuestra experiencia, no deberíamos tener un tráfico de un solo sentido. Esto significa


que no debemos tener solamente la venida de Cristo a nosotros sino también el regreso
de Cristo a Dios. Necesitamos un tráfico en ambas direcciones: la venida de Dios a
nosotros por medio de Cristo y nuestra ida a Dios por medio de El. Debemos completar
el circuito quemando incienso. Por lo tanto, necesitamos el ungüento de unción y
también el incienso. Dios nos unge con el ungüento y quemamos el incienso para Dios.
En los dos próximos mensajes, estudiaremos detalladamente los elementos del incienso.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SESENTA Y OCHO

EL INCIENSO
(2)

Lectura bíblica: Ex. 30:34-38


En el mensaje anterior, vimos el tráfico en ambas direcciones entre Dios y nosotros,
descrito por el ungüento y el incienso. El ungüento tipifica a Dios que viene a nosotros
en Cristo y por medio de Cristo para nuestro disfrute. El incienso representa nuestra ida
a Dios por medio de Cristo en oración para Su satisfacción. En este mensaje,
empezaremos a considerar los elementos del incienso.

LA COMPOSICION DEL UNGÜENTO Y EL INCIENSO

Vemos los números tres, cuatro y cinco en el aceite de la unción y también en el


incienso. Ambos describen al Dios Triuno y en ellos vemos la divinidad, la humanidad,
la mezcla de la divinidad con la humanidad y la muerte y resurrección de Cristo.

El Dios Triuno

En los mensajes sobre el aceite de la unción, mencionamos que éste consta de cuatro
especias, pero la cantidad de estas especias era tres unidades de quinientos siclos cada
una. La unidad del medio, formada por la canela y el cálamo, se dividía en dos partes de
doscientos cincuenta siclos cada una. Por tanto, el aceite de la unción consta de cuatro
especias, de tres unidades solamente. Estas tres unidades representan al Dios Triuno. Lo
vemos claramente en el hecho de que la unidad del medio representa al Hijo “dividido”
en la cruz. El incienso consta de tres especias en lugar de cuatro. Como veremos, esta
tres especias del incienso representan también al Dios Triuno.

El incienso se preparaba de tres clases de especias: el estate, la uña aromática y el


gálbano, con incienso puro. Los números e ingredientes muestran que son tres en uno,
es decir, tres clases de especias con incienso puro. La construcción gramática del
versículo 34 nos enseña que las tres especias forman un solo grupo, mientras que el
cuarto ingrediente, el incienso puro, forma una categoría por sí solo. Aquí tenemos tres
más uno, es decir cuatro. Tres es el número del Dios Triuno y cuatro el número de la
criatura, el ser humano usado en un sentido positivo. Esto significa que el Dios Triuno
se convierte en ser humano. La divinidad es introducida en la humanidad. Por supuesto,
esto se refiere a Jesucristo. El es Dios mismo haciéndose Hombre; El es la divinidad
introducida en la humanidad.

Estos cuatro ingredientes están mezclados y compuestos en un solo incienso. Por


consiguiente, vemos a Dios mezclado con el hombre, Dios compuesto con el hombre, la
divinidad mezclada y compuesta con la humanidad para producir el incienso.

La vida regeneradora y la vida redentora


Leamos Exodo 30:34 “Dijo además Jehová a Moisés: toma especias aromáticas, estacte
y uña aromática e incienso puro; de todo en igual peso”. La primera especia, el estacte y
la tercera, el gálbano, son gomas producidas por los árboles. La especia del medio, la
uña aromática, es la cáscara de un pequeño animal. El orden de estas tres especias es
muy significativo. La posición de la uña aromática es muy importante; no es la primera
nui la última, sino la del medio.

Como mencionamos repetidas veces en mensajes anteriores, la vida de Cristo contiene


dos factores: la vida regeneradora o productiva, representada por la vida vegetal y la
vida redentora, representada por la vida animal. Podemos ver los dos aspectos de la vida
de Cristo en el evangelio de Juan. Según Juan 12:24, Cristo es el grano de trigo que cae
al suelo, muere y produce mucho fruto. Esta es la vida vegetal, una vida que genera y
produce. Sin embargo, la vida animal sirve para la redención, pues se trata de una vida
que puede ser aniquilada y puede derramar sangre. En Juan 1:29, vemos la vida
redentora de Cristo: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”
Cristo es el Cordero crucificado para nuestra redención. Por tanto, Cristo posee la vida
generadora y también la redentora. Como Cordero de Dios, Cristo posee la vida
representada por la vida animal y como grano de trigo, El posee la vida representada por
la vida vegetal. La vida animal sirve para redimir y la vida vegetal para generar,
producir.

Nuestra redención exigía que el Segundo de la Deidad, en el aspecto de la vida animal


representada por la uña aromática, fuese sacrificado por nosotros. El Señor Jesús fue
este Redentor. Como Segundo de la Deidad, El cumplió la redención por nosotros. Esta
es la razón por la cual la segunda especia, no la primera ni la tercera, posee la vida
animal. Por tanto, la uña aromátic, representa al Segundo de la Trinidad, quien fue
crucificado para nuestra redención. Ni el Padre ni el Espíritu murieron para llevar a
cabo la redención. El Hijo fue el que derramó Su sangre en la cruz para redimirnos. Por
consiguiente, las tres especias con la uña aromática en el medio nos proporcionan otra
descripción del Dios Triuno.

La humanidad

¿Dónde vemos la humanidad representada por los ingredientes del incienso? La


humanidad es indicada por el número cuatro implícito en el versículo 34. Allí tenemos
tres especias y el incienso puro, o sea un total de cuatro ingredientes. Hemos visto que
en la Biblia, el número cuatro representa la criatura, la humanidad. Por lo tanto, los
cuatro ingredientes usados en la composición del incienso representan la humanidad.

La resurrección de Cristo
Podemos ver también la resurrección de Cristo en el incienso. La resurrección de Cristo
es representada en el ungüento por el cálamo y la casia y en el incienso por el incienso
puro. Por lo tanto, vemos la muerte y la resurrección de Cristo en el ungüento y también
en el incienso.

El cuadro de una persona maravillosa

Vemos al Dios Triuno, a la divinidad, humanidad, muerte y resurrección de Cristo en el


ungüento y en el incienso. En ambos, vemos la divinidad mezclada con la humanidad,
también vemos al Dios Triuno en el hombre pasando por la muerte y saliendo en
resurrección. Y en ambos vemos los números tres y cuatro representando la divinidad y
la humanidad. Con el incienso, las tres especias representan la muerte de Cristo para
generar y redimir y el incienso puro representa Su resurrección. Esto significa que en el
incienso vemos un cuadro de la persona maravillosa de Cristo. El incienso es Cristo
mismo con todo el proceso por el cual El ha pasado y con todo lo que El ha cumplido.

Vemos un principio casi idéntico en la composición del aceite de la unción y en el


incienso. No obstante, el aceite de la unción es destinado a la venida de Dios a nosotros
y el incienso a nuestra ida a Dios. En la unción, vemos la Trinidad, la divinidad, la
humanidad y la muerte y resurrección de Cristo. En el incienso, tenemos también la
Trinidad, la divinidad, humanidad, muerte y resurrección de Cristo.

UNGIDOS Y SALADOS

Finalmente vemos el número cinco en el aceite de unción y también en el incienso. En el


ungüento, las cuatro especias se mezclan con aceite de oliva para darnos el número
cinco, pero en el incienso se añade sal a los cuatro elementos, las tres especias y el
incienso puro, para dar el número cinco. En el ungüento, el elemento que mezcla es el
aceite y en el incienso, es la sal. Esto significa que la venida de Dios a nosotros nos unge
y nuestra ida a Dios nos atempera.

¿Por qué abunda el aceite y no la sal en la venida de Dios a nosotros? La razón es


sencilla: con Dios no existe nada impuro. El viene a nosotros desde una fuente pura. Sin
embargo, nuestra fuente está llena de impurezas. Por tanto, nuestra ida a Dios exige la
sal en lugar del aceite. La sal es una substancia pura aun cuando se encuentre en un
lugar sucio. La sal es una de las substancias más puras en la tierra. La mezcla de los
cuatro elementos del incienso con sal indica que nuestra oración debe ser totalmente
salada para matar todos los “gérmenes” y purificarnos. El elemento salado es también el
elemento que mezcla nuestra oración. ¡Alabado sea el Señor porque El no viene a
nosotros con sal! Su venida a nosotros con sal en lugar de aceite sería muy desagradable,
pero le damos gracias porque somos salados, condimentados y atemperados cuando
vamos a Dios.

NECESITAMOS SER SALADOS

En la vida de iglesia actual, todos necesitamos ser salados. De otro modo habría
tensiones y controversia entre nosotros. En especial los ancianos deben ser
particularmente salados. Todo aquel que sirve como anciano debe resignarse a ser
salado. El anciano es parecido al pescado fresco colocado en un envase con mucha sal.
Ser anciano equivale a estar en un envase lleno de sal. Ancianos, tengan la seguridad de
que serán más atemperados.

Hace poco tuvimos una conferencia en Anaheim para los santos de habla chino. Observé
que los servidores necesitaban ser atemperados cuando se preparaban para esta
conferencia. Los que llevaban la delantera entre ellos lo confirmarían voluntariamente.
Debemos ser atemperados porque sin sal no podemos tener el incienso aromático que
asciende a Dios.

Muchos de nosotros podemos testificar que necesitamos ser salados en nuestra vida
matrimonial también. Si usted no se ha casado, se parece a un pedazo de pescado fresco,
pero después de casarse, empezará a ser inmediatamente salado, aun en su luna de miel.
Ser salado es algo muy bueno. Si el pescado no en la vida matrimonial necesitamos ser
atemperados de esta manera. Mientras uno está soltero es como un pescado fresco. Sin
embargo, en cuanto se casa comienza a ser atemperado, es posible que aun durante la
luan de miel. Es muy positivo el ser salado. Si no se condimenta el pescado en pocos días
comienza a oler mal. Pero, si se sazona , éste conserva su buen sabor por largo tiempo.
Del mismo modo, al ser salado en su vida matrimonial usted mantendrá un buen sabor.
Hermanos, ¿quieren ser buenos maridos? Entonces deben ser salados. Hermanas
¿desean ser buenas esposas o agresivas? Las hermanas agresivas no han sido saladas. Si
usted desea ser una esposa agradable, debe ser salada. Si una hermana es salada
durante muchos años en su vida matrimonial, llegará a ser agradable.

Todos debemos ser salados. No podemos ir a Dios sin sal. La sal es la sal del pacto
eterno de Dios. En más de una ocasión, el Antiguo Testamento nos exhorta a recordar la
sal del pacto del Señor (Lv. 2:13; Nm. 18:19). La sal usada en la mezcla del incienso está
relacionada con la sal del pacto de Dios. Este es el punto principal: si queremos
experimentar la vida cristiana de una manera fina, debemos ver que nuestra oración
debe ser totalmente salada.

LA SAL DE LA CRUZ APLICADA A NUESTRA ORACION


¿Cuál es elemento que nos sala? Este elemento es la cruz. La venida de Dios a nosotros
no depende de la operación cotidiana de la cruz. Por el contrario, Su venida se hace
totalmente en el aceite, en el Espíritu. No obstante, nuestra ida a Dios requiere la cruz.
Necesitamos la cruz continuamente. Esta sal representa la cruz de Cristo, Su muerte
aniquiladora. Debemos experimentar la muerte aniquiladora de Cristo en nuestra
oración. Puedo testificar que he adquirido mucha experiencia al respecto. No puedo orar
con una motivación, intención y corazón impuros. Tampoco puedo orar con un espíritu
manchado por algún prejuicio. Si deseo orar, mi espíritu debe estar libre de prejuicios y
mi motivación e intención deben ser puras. Ser puro de esta manera requiere la sal, la
cruz.

Los jóvenes saben que es muy difícil orar si cometen pecados. No obstante, mientras
creamos en el Señor y alcancemos un nivel más elevado en la vida espiritual, nos
daremos cuenta de que el menor prejuicio en nuestra espíritu puede impedir una
oración genuina. El pecado no es lo único que entorpece su oración. El menor prejuicio
en su espíritu puede constituir un impedimento para la oración. Quizá usted pueda orar
con un prejuicio en su espíritu pero en su interior usted se dará cuenta de que de su
oración no va conforme al deseo del Señor. No me atrevo a afirmar que el Señor no
contestará la oración de un espíritu manchado por un prejuicio, pero puedo asegurar
que no es la clase de oración que El anhela.

Sé también que esta oración no tiene un aroma agradable para El. Por el contrario, el
olor de esta clase de oración le resulta muy agresivo. A menudo nuestra oración ha sido
francamente ofensiva y desagradable para el olfato del Señor. Creo que los santos
experimentados pueden confirmar esta palabra con un amén. Saben por experiencia que
la oración procedente de motivos impuros o de prejuicios en nuestro espíritu es agresiva
para el Señor.

EL INCIENSO MEZCLADO CON LA SAL

Ahora debemos entender perfectamente que la venida de Dios a nosotros requiere el


Espíritu, el aceite, pero nuestra ida a Dios necesita la cruz, la sal. El aceite y la sal son
elementos mezcladores. El aceite mezcla el ungüento para que Dios venga a nosotros y
la sal mezcla el incienso para que vayamos a Dios. Nuestra oración debe estar en el
Espíritu. Sin embargo, la biblia describe claramente que la primera necesidad de
nuestra oración es la cruz. ¿Desea orar? Cuando usted está a punto de orar, necesita que
la cruz le sea aplicada. Su ser natural, su manera natural, sus pensamientos naturales,
sus deseos naturales, su preferencia natural, su elección natural, deben ser crucificados.
Usted probablemente no se de cuenta de la cantidad de elementos impuros y sucios que
encierra su ser. Hay impurezas en su mente, en sus emociones y en su voluntad. Puede
haber mucha contaminación en su amor y en su odio. Por consiguiente, su oración
puede reflejar elementos impuros. Esto significa que las impurezas o contaminación
pueden ser expresadas aun en su oración. Podemos comparar la oración de algunas
personas con una erupción volcánica; destapa muchas cosas impuras. Esas personas
sienten que oran a Dios, pero en realidad están sacando muchas impurezas de su ser
interno.

Cuando hablo de nuestra necesidad de ser salados, no estoy diciendo que no


necesitamos el Espíritu en nuestra oración. Sí necesitamos el Espíritu, pero no es
nuestra necesidad prioritaria. Nuestra principal necesidad es la cruz, la sal.
Primordialmente necesitamos el aceite para disfrutar a Dios. Cuando Dios llega a
nosotros para ser nuestro disfrute, El debe ser el aceite, el Espíritu. Por tanto, es
necesario que Dios mismo sea el aceite. De otro modo, no tendríamos ninguna
posibilidad de disfrutarle. Pero necesitamos mucha sal para ir a Dios en oración.
Necesitamos ser completamente salados.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SESENTA Y NUEVE

EL INCIENSO
(3)

Lectura bíblica: Ex. 30:34-38

En el primer mensaje sobre el incienso, consideramos el tráfico en ambas direcciones


entre Dios y nosotros y entre nosotros y Dios. Vimos que el ungüento tipifica la venida
de Dios a nosotros en Cristo y por medio de El y que el incienso tipifica nuestra ida a
Dios en Cristo y por medio de El. En el segundo mensaje sobre el incienso, dijimos que
en el ungüento y en el incienso vemos al Dios Triuno, a la divinidad, la humanidad y la
muerte y resurrección de Cristo. Vemos también que el aceite es imprescindible para
experimentar la venida de Dios a nosotros en Cristo y que la sal es necesaria para
experimentar nuestra ida a Dios en Cristo. Esto significa que nuestras oraciones deben
ser saladas por la muerte eficaz de Cristo. En el mensaje anterior, dimos énfasis a que
nuestras oraciones deben ser purificadas por la sal si queremos ofrecerle a Dios incienso
aromático para Su satisfacción. Ahora continuaremos estudiando los elementos del
incienso.

Las especias aromáticas


El estacte

El estacte es la primera especia aromática en la composición del incienso. La palabra


hebrea traducida por estacte es nataph, la cual significa mirra, una resina de mirra pura.
Por tanto, el estacte es otra clase de mirra y representa la dulce muerte de Cristo.
Debemos recordar que la mirra es también la primera especia en la composición del
ungüento para la unción. Esto indica que la muerte de Cristo es una necesidad
fundamental para la venida de Dios a nosotros y nuestra ida a El. Sin la muerte de
Cristo, no podríamos ir a Dios. Además, Dios tampoco podría venir a nosotros. Esta fue
la razón por la cual el Señor Jesús dijo a los discípulos: “os conviene que Yo me vaya;
porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; más si me voy, os lo enviaré”
(Jn. 16:7). El Señor indicaba que si El no “se hubiese ido” al morir en la cruz para
cumplir en la redención, Dios no tendría ninguna posibilidad de entrar en nosotros.
Cuando el Señor Jesús estaba con los discípulos, Dios estaba presente con ellos, pero
esta venida de Dios a los discípulos era solamente parcial. Mientras el Señor Jesús
estaba con Sus discípulos en la carne, la venida de Dios al hombre se quedó a mitad. El
todavía no tenía la manera de entrar en Sus Discípulos. Por consiguiente, el Señor tenía
que irse, es decir, debía pasar por la muerte para abrir el camino a la entrada de Dios en
el hombre caído.

La raíz de la palabra hebrea traducida por estacte es nataph, que significa gota (Job.
29:22; Cnt. 4:11; ver Lc. 4:22). Ya hemos señalado que la mirra, en la composición del
ungüento de la unción, tiene la apariencia de lágrimas cuando sale del árbol. Ahora
vemos que la raíz de la palabra hebrea traducida por estacte significa gota. Esto es muy
significativo, pues indica que el Señor Jesús sufrió mucho en Su vida humana. El sufrió
cuando caminaba en la tierra experimentando la mirra. Mientras ministraba, de Su
interior brotaban lágrimas. En la cruz, la vida humana del Señor, Su vida del alma se
derramó considerablemente. Por esta razón, la mirra, el estacte, es el primer elemento
del incienso.

La uña aromática

La palabra hebrea traducida por uña aromática es shecheleth. Esta palabra denota la
cáscara de un pequeño animal que vive en los pantanos del mar Rojo; esta cáscara es
medicinal y se usa también como especia. Esto significa que Cristo, con Su vida
redentora, murió por los pecadores.

El Segundo de la Deidad, representado por la uña aromática, debía ,orir para nuestra
redención. La uña aromática crece en los pantanos del mar Rojo, el cual representa al
mundo corrupto. El Señor Jesús llegó a ser un pequeño “animal” que vivió en los
pantanos de este mundo corrupto durante treinta y tres años y medio. Este es el Cristo
que fue crucificado para nuestra redención.

Como dijimos, la vida animal tipifica el aspecto redentor de la vida de Cristo. Por lo
tanto, la uña aromática no indica solamente la muerte de Cristo, sino también el hecho
de que el Señor Jesús posee una vida redentora y que El llevó una vida redentora por
nosotros. Luego Su vida redentora fue dada en la cruz para los pecadores.

El gálbano

La palabra hebrea traducida por gálbano es chelebnah. Esto denota una resina. Como
tercer elemento en la composición del incienso, el gálbano representa la muerte
poderosa de la vida regeneradora de Cristo.

La raíz de la palabra hebrea traducida por gálbano significa grasa y su terminación


significa llanto. La grasa significa que Cristo llevó una vida totalmente consagrada a
Dios. Este es el significado de la grasa del holocausto. Al llevar una vida de total
consagración a Dios, Cristo llora por aquellos que no buscan a Dios. Por una parte, El
llevó una vida totalmente consagrada a Dios y por otra, El llora por aquellos que no se
interesan en Dios.

El olor de la resina gálbano es sumamente fuerte, desagradable. Este olor tiene tres
funciones extrañas. A pesar de ser no ser agradable, fortalece la fragancia de otros
olores. Cuando se añade a otras especias, aumenta la fragancia de éstas.

Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, El ciertamente era agresivo para con los
fariseos y los saduceos. Su reprimenda ofendió considerablemente a los fariseos. Mateo
23:33 revela que El los llamó: “serpientes, cría de víboras”. ¡Cuán firme y agresivo era el
Señor! No obstante, como gálbano, El fortaleció la fragancia de los demás olores.

La mirra es aromática y la uña aromática desprende una aroma agradable cuando es


quemada. Cuanto más se quema, más agradable es su fragancia. Por tanto, la mirra y la
uña aromática tienen un dulce aroma, el cual es más penetrante cuando se añade el olor
del gálbano.

La segunda función del gálbano consistía en fijar y conservar el aroma del incienso. En
otras palabras, fijaba la fragancia del incienso durante más tiempo. Por lo tanto, el
gálbano no fortalece solamente el aroma de las demás especias sino que fija el aroma del
incienso.
Tercero, el gálbano funciona como repelente. Repele y expulsa insectos dañinos y
reptiles venenosos, incluyendo serpientes. En sí, el gálbano es nocivo. Se usa para
repeler y expulsar insectos, reptiles venenosos y serpientes, y particularmente la
“antigua serpiente, el diablo”. El gálbano indica que la muerte de Cristo repele la
serpiente. En cierto sentido, la muerte de Cristo no es agradable, pero fortalece y
preserva verdaderamente los demás elementos y expulsa a la serpiente. Su muerte es
repelente; posee el poder repelente de expulsar a Satanás.

El cuadro de estos versículos nos permite ver que las tres especias representan la muerte
de Cristo. Vemos la muerte de Cristo en la esencia de todos los ingredientes. El Dios
Triuno fijó tabernáculo en la humanidad con el fin de morir por nuestra redención para
producir hijos y arrojar el mal. El Dios Triuno se hizo hombre para generarnos como
hijos, redimirnos de la caída y expulsar todo mal.

Al considerar las tres especias del incienso, quedo nuevamente convencido de que la
Biblia fue verdaderamente inspirada y revelada por Dios. La sabiduría humana no
puede componer tal relato. Sin duda, estas palabras fueron escritas bajo la inspiración y
revelación de Dios.

El incienso puro

El incienso puro es una resina blanca que representa la dulce resurrección de Cristo. La
raíz de la palabra hebrea traducida por incienso puro significa blanco. Además, el
incienso puro proviene de cinco clases de árboles productores de resinas con flores de
cinco pétalos y frutos de cinco lados. Esto representa la responsabilidad en la
resurrección con la Trinidad. Es interesante observar también que las flores de estos
árboles poseen cinco pistilos y cinco estambres. Por consiguiente, vemos continuamente
el número cinco en el árbol que produce incienso puro. Vemos este número en las clases
de árbol, en los cinco pétalos de las flores, en los cinco estambres y cinco pistilos en las
flores y en las frutas de cinco lados. Todo eso guarda relación con el significado del
incienso puro.

Los cuatro elementos básicos


tenían la misma proporción

Según Exodo 30:34, todo debía ser “en igual peso”. Esto significa que los cuatro
elementos básicos deben tener la misma proporción y que todos los atributos de la
muerte y resurrección de Cristo son parejos.

No se debía ver ningún desequilibrio en el incienso. Sin embargo, muchos cristianos


contemporáneos no tienen una experiencia equilibrada. Por ejemplo, algunos creyentes
dan demasiado énfasis a la experiencia de la cruz. No tienen ninguna experiencia de la
resurrección. Por el contrario, siempre están hablando de llevar la cruz. Su templante es
austero. Las reuniones de estos cristianos están llenas de gemidos y carecen de
alabanza. He asistido a reuniones donde la gente pasa la mayor parte de su tiempo
gimiendo. Los participantes de estas reuniones dan énfasis a la muerte del Señor y
descuidan Su resurrección.

Por otro lado, encontramos otros cristianos que parecen estar continuamente en las
alturas. En realidad, eso no es la experiencia de la resurrección de Cristo. Por el
contrario, se trata de su emoción natural. Algunos cristianos pentecostales se
encuentran en esta categoría. A menudo dicen con excitación: “¡alabado sea Jesús!
¡alabado sea Jesús!” Ellos susurran o gimen muy poco.

Uso estos ejemplos para demostrar nuestra necesidad de ser equilibrados en nuestra
experiencia de Cristo. Necesitamos una porción idéntica de la muerte y resurrección del
Señor.

En el último mensaje, enfatizamos el hecho de que somos salados por la muerte de


Cristo. Necesitamos la sal de la cruz del Señor. No obstante, el incienso contiene
incienso puro, lo cual representa la resurrección. Junto con nuestra experiencia de la
muerte de Cristo, necesitamos la experiencia de Su resurrección.

Las tres especias indican que el Señor Jesús llevó una vida generadora, representada por
la vida vegetal y también una vida redentora, tipificada por la vida animal. Las primera y
tercera especias, el estacte y el gálbano, provienen de la vida vegetal. La segunda especia
procede de la vida animal. Las tres especias representan la muerte del Señor. La primera
especia, el estacte, significa que Cristo murió para generar muchos hijos. La segunda
especia, la uña aromática, significa que El murió para redimir los pecadores caídos. La
tercera especia, el gálbano, significa que El murió para expulsar al enemigo. Vemos así
que la muerte de Cristo cumple tres funciones: redimir a los pecadores caídos, producir
hijos de Dios y arrojar a laserpiente antigua, el diablo. ¡Alabado sea el Señor por las
funciones de la generación, redención y expulsión!

En la composición del ungüento de Exodo 30, cada ingrediente tiene su cantidad


específica, pero no es así en el caso del incienso, pues no se menciona ninguna cantidad.
Esto significa que Cristo es inmensurable, ilimitado. Este incienso no tiene medida ni
peso. Este universo no dispone de ningún medio para medir a Cristo. Por esta razón,
Pablo nos enseña en Efesios 3:18 que Cristo es la anchura, la longitud, la altura y la
profundidad. En otras palabras, Cristo es ilimitado. Vemos lo ilimitado de Cristo en el
hecho de que no se menciona ningún peso para el estacte, la uña aromática, el gálbano y
el incienso puro. Vemos simplemente que cada elemento del incienso tiene partes o
porciones iguales.

Sazonado con sal

El versículo 35 dice: “y harás de ello el incienso, un perfume según el arte del


perfumador, bien salado, puro y santo” (hebreo). Como ya vimos, esta sal representa la
eficacia de la muerte de Cristo, que aniquila lo negativo y preserva (Lv. 2:13). La sal
contiene el poder aniquilador de corrupción. En tipología, la sal representa el poder
preservador de la muerte de Cristo y también su poder aniquilador.

Los ingredientes del incienso son mezclados con la sal. El ungüento de la unción es
mezclado con el aceite de oliva, el Espíritu santo, pero el incienso es mezclado con sal, la
cruz de Cristo.

EL INCIENSO MOLIDO Y PUESTO DELANTE DEL TESTIMONIO EN EL


TABERNACULO DE REUNION

Leamos el versículo 36 “y molerás parte del él en polvo fino, y los pondrá delante del
testimonio en el tabernáculo de reunión, donde Yo me mostraré a ti. Os será cosa
santísima”. Los versículos 35 y 36 nos enseñan que el incienso debía ser salado, molido y
quemado. El hecho de moler el incienso y de ponerlo delante del testimonio en el
tabernáculo de reunión representa la mezcla de la dulce muerte de Cristo y Su
resurrección aromática, y la ofrenda de Su muerte y resurrección a Cristo sobre el altar
del incienso como base para la intercesión de Cristo y de Sus miembros.

Nuestras experiencias de Cristo deben ser sazonadas, molidas y finalmente quemadas a


fin de convertirse en dulce aroma para Dios. Al pasar por tal proceso, nuestras
experiencias se convierten en dulce aroma para Dios. Esto significa que no necesitamos
experimentar solamente la esencia de lo que Cristo es y hace; nuestras experiencias de
este Cristo deben ser saladas, molidas y quemadas. Cuando quemamos algo, se reduce a
cenizas. Todo lo que ofrezcamos a Dios, como incienso, será consumido, pero su aroma
le resultará agradable. Podremos ofrecerle a Dios el incienso como aroma de olor
agradable sólo cuando nuestra experiencia de Cristo haya sido salada, molida y
quemada. Primero necesitamos las experiencias genuinas de Cristo con todos los
ingredientes del incienso. Luego necesitamos que este incienso sea salado, molido y
quemado. Vemos así que la experiencia es imprescindible para quemar el incienso.
Debemos tener experiencias de Cristo y estas experiencias deben ser saladas, molidas y
quemadas.

NO ES DESTINADO AL USO HUMANO


Leamos Exodo 30:37 y 38 “este incienso que harás, no os haréis otro según su
composición; te será cosa sagrada para Jehová. Cualquiera que hiciere otro como este
para olerlo, será cortado de entre su pueblo”. En estos versículos, vemos que el incienso
no es destinado al uso humano. El incienso es exclusivamente para el disfrute y la
satisfacción del Señor. ¿Qué significa esto en nuestra experiencia práctica? Esto significa
que no debemos orar con el fin de que otros nos escuchen. A menudo se hacen oraciones
para impresionar a los oyentes. Este es un error grave. El incienso debe ser ofrecido
únicamente a Dios, debe ascender a El para Su disfrute. Esta es la razón por la cual no
debemos orar para los que nos escuchan, sino para la satisfacción del Señor.

En estos tres mensajes sobre el incienso, hemos abarcado muchos temas profundos
relacionados con la experiencia espiritual. Les aliento a que dediquen el tiempo
suficiente a cada uno de estos puntos, en oración y en comunión con los demás.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA

LOS TRABAJADORES DEL TABERNACULO, EL MOBILIARIO, Y LAS


VESTIDURAS SACERDOTALES
(1)

Lectura bíblica: Ex. 31:1-11; 35:10-19, 30-36:2

En este mensaje, comenzaremos nuestro estudio de los trabajadores del tabernáculo, el


mobiliario, y las vestiduras sacerdotales, como los describen Exodo 31:1-11; 35:10-19,
30- 36:2. Aprecio estas porciones de la Palabra. Después de estudiarlas, me doy cuenta
de que ni siquiera el Nuevo Testamento nos presenta un cuadro tan detallado de la
manera de edificar la morada de Dios.

Hoy en día la morada de Dios es la iglesia. La edificación de la iglesia es realmente un


asunto muy importante y un tema sobresaliente en la Biblia. Durante mucho tiempo, a
menudo he hablado con los hermanos que llevan la delantera en Anaheim acerca de la
edificación de la iglesia. Esta es una carga pesada en nuestro corazón, pero no somos
capaces de abundar acerca de la manera de edificar la iglesia en la localidad. Estudié el
libro de Exodo muchas veces, pero no entendía claramente la manera de edificar la
morada de Dios sobre la tierra, tal como lo presenta este libro. Esta es la razón por la
cual aprecio el relato de Exodo acerca de los trabajadores del tabernáculo. Este es el
único relato bíblico que nos detalla la manera en que el pueblo de Dios debe edificar la
morada de Dios sobre la tierra en esta era. Por esta razón, debemos atesorar este relato.
El relato de la edificación de la morada de Dios en Exodo consta de tres secciones: la
primera es Exodo 31:1-11, la segunda, 35:10-19, y la tercera, 35:30—36:2. En este
mensaje y en el siguiente, abarcaremos muchos puntos relacionados con los
trabajadores del tabernáculo, el mobiliario, y las vestiduras sacerdotales en estas
secciones.

EL ARQUITECTO

Exodo 31:2-5 habla del arquitecto del tabernáculo. Pablo usa la palabra arquitecto en 1
Co. 3:10: “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, Yo como sabio arquitecto
puse el fundamento...” Un arquitecto es un lider en el edificio de Dios.

Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur

Leamos Exodo 31:2 “Mira, Yo he llamado por nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de
Hur, de la tribu de Judá.” Bezaleel tipifica al arquitecto en el Antiguo Testamento. El
nombre Bezaleel significa “en la sombra de Dios.” Esto indica que como arquitecto,
Bezaleel se encontraba totalmente bajo la sombra de Dios. Este hombre estaba cubierto
por la sombra de la gracia de Dios. Esto corresponde con lo que dice Pablo en 1 Corintios
3:10, donde él afirma que “él fue hecho sabio arquitecto por la gracia de Dios”.

Cada uno de nosotros necesita la gracia de Dios, que seamos líderes en el edificio de
Dios o trabajadores normales. Debemos estar cubiertos por la sombra de Su gracia. Si
no nos encontramos debajo de esta sombra de la gracia de Dios, muchas cosas nos
perturbarán, pero la sombra de Dios apartará estas cosas lejos de nosotros y nos
mantendrá en una situación y condición tranquila para edificar.

En cuanto a la edificación de la morada de Dios, existe un verdadero conflicto, un


combate severo entre Dios y Su enemigo. Al enemigo no le gusta ver que la edificación
de la morada de Dios siga en buen camino. Por tanto, él hará todo lo posible para
interrumpirla, interferir en ella, frustrarla, atacarla y destruirla. Los hermanos que
llevan la delantera en las iglesias saben que cuidar una iglesia local es problemático
porque el enemigo a menudo provoca problemas y frustraciones. Sabemos que el
enemigo mandó ciertas cosas con el propósito de perjudicar la obra de edificación. Esas
cosas no debían de haber sucedido. No obstante, ocurrieron porque el enemigo las
causó.

Los ancianos deben ver claramente que necesitamos estar bajo la sombra de nuestro
Dios para edificar una iglesia local. Todos deberíamos llamarnos Bezaleel para edificar
la morada de Dios. La sombra de Dios debe cubrirnos.
****El padre de Bezabeel se llamaba Uri, que significa “luz de Jehová.” Este nombre
indica que todos los participantes en la construcción de la morada de Dios deben estar
no solamente cubiertos por la sombre de Dios, sino también llenos de la luz del Señor.

El nombre del abuelo de Bezabeel era Ur. Ur significa libre, noble, blanco. Debemos
estar cubiertos por la sombra de Dios y llenos de luz, y también ser libres y nobles. Los
edificadores de la morada de Dios no son gente inferior. Por el contrario, son personas
nobles que llevan a cabo una obra noble. No existe ninguna obra más noble que la
edificación de la morada de Dios. Además, los constructores de la morada de Dios son
“blancos,” es decir, limpios y puros. Cuando reunimos el significado de los nombres
Bezaleel, Uri, y Hur, vemos qué clase de personas deben ser constructores de la morada
de Dios, y particularmente los ancianos.

Llenos del espíritu de Dios

Exodo 31:3 nos habla de Bezaleel: “Y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en
inteligencia, en ciencia y en todo arte.” Si deseamos edificar la morada de Dios, debemos
ser personas llenas del Espíritu de Dios. No somos capaces de hacer esta obra por
nuestra vida y capacidad naturales y en nuestro hombre natural. Nada natural puede
edificar la morada de Dios. El Espíritu de Dios es lo único que edificará Su propia
morada por medio de. Somos los instrumentos, los medios, pero la verdadera capacidad,
fortaleza y poder deben ser Dios mismo como Espíritu para nosotros.

El versículo 3 enseña que este Espíritu de Dios que nos llena involucra cuatro asuntos:
sabiduría, comprensión, conocimiento, y arte. Resulta difícil explicar la diferencia entre
sabiduría, comprensión y conocimiento. La palabra hebrea traducida por arte significa
también habilidad. Necesitamos habilidad para edificar la morada de Dios. Se requiere
habilidad para hacer aún una pequeña mesa. Este talento, esta habilidad, involucra el
conocimiento, pero el mero conocimiento no es suficiente; necesitamos también la
comprensión y la sabiduría.

Podemos conocer sin comprender. Por ejemplo, las hermanas conocerán perfectamente
los materiales que deban medir para confeccionar ropa o la manera de cortar estos
materiales, pero se requiere comprensión para saber cómo juntar a estos materiales y
hacer de ellos una prenda de vestir. Yo sé algo acerca de los trajes que llevo, pero no
entiendo cómo fueron hechos. Puedo conocer la longitud de mis mangas y la clase de
material que usaron para hacer mis trajes, pero no entiendo cómo un sastre los
confecciona. Eso ilustra la diferencia que existe entre el conocimiento y la comprensión
y el hecho de que podemos tener conocimiento y carecer de comprensión.
Podemos ilustrar la diferencia entre el conocimiento y la comprensión con el asunto de
escuchar los mensajes. Quizá usted conozca todos los versículos mencionados en un
mensaje específico. Puede conocer estos versículos y hasta recitar muchos de ellos, pero
sí usted los reúne, quizá no los entienda. Debe escuchar el ministerio de la palabra si
desea entenderlas. Entonces usted empezará a tener comprensión y también
conocimiento.

Cuando escuchamos un mensaje, primero tenemos el conocimiento de los versículos y


luego la comprensión de lo que significan. Sin embargo, podemos conocer y comprender
estos versículos, sin tener ninguna revelación al respecto. Alguien dirá: “Yo conozco
estos versículos, y los entiendo también, pero no tengo nada que aprender de ellos.”
Mientras un ministro de la palabra le abre la palabra a usted, usted finalmente empieza
a ver lo que revelan estos versículos. Este es un asunto de sabiduría.

Cuando Moisés estaba con el Señor en el monte, Dios le mostró el diseño del
tabernáculo, todo el mobiliario y los utensilios. Moisés aprendió las dimensiones del
arca, de la mesa de los panes de proposición, del altar del incienso, y del altar de bronce.
El también aprendió cuáles materiales debía usar para hacer estas cosas; pero
supongamos que Moisés hubiera dicho a algunos de los hijos de Israel: “Aquí está una
descripción del diseño, las dimensiones, y el material del tabernáculo y de su mobiliario.
Por favor, vaya y haga el tabernáculo y el mobiliario”. Nadie podía llevar a cabo esta
obra sin conocimiento, comprensión y sabiduría.

En una clase de historia, ciertos estudiantes conocerán perfectamente la materia que


necesitan aprender. Pueden dedicar horas al repaso de los capítulos de su libro de
historia, y estudiarlos profundamente. Conocerán la mayor parte de la materia hasta el
punto de recitar casi cada palabra. Si el examen de historia depende de la materia en el
manual, estos estudiantes recibirán una calificación sobresaliente por el conocimiento
que poseen. No obstante, si el Señor les hace otra clase de preguntas, más allá del
manual, estos estudiantes quizá no sepan contestar. Pueden tener un conocimiento
adecuado y carecer de comprensión. Conocerán el material contenido en el manual, sin
entender cómo reunir todo este material y presentar un punto de vista determinado. Por
ejemplo, no sabrán resumir todo el material relacionado con un tema particular. Los
estudiantes que disponen de mucho conocimiento pasarán un examen sin problema
cuando se trate de mera información, pero quizá no les vaya tan bien con un examen
que requiera razonamiento e interpretación. Un estudiante sin comprensión recitará
muchas cosas, sin poder pasar un examen que requiera razonamiento e interpretación.
Esto ilustra también el hecho de que el mero conocimiento no es suficiente; también
necesitamos comprensión.
Como lo hemos señalado, el conocimiento y la comprensión no son apropiados.
Necesitamos también sabiduría. Supongamos que un profesor de historia pida a sus
estudiantes que redacten cómo tratarían un asunto particular si fuesen ministros de
asuntos exteriores de un país determinado. La respuesta a esta pregunta requiere
sabiduría y no solamente comprensión. Quizá estas ilustraciones le pueden ayudar a
usted a ver la diferencia entre conocimiento, comprensión, y sabiduría.

A partir de Exodo 25, vemos la descripción del tabernáculo, de su mobiliario y


utensilios. Primero tenemos el conocimiento del diseño, las dimensiones, y los
materiales involucrados con todos estos asuntos, pero sin comprensión, no podemos
reunir nuestro conocimiento y elaborar una conclusión adecuada. La comprensión es la
capacidad de elaborar conclusiones basándonos en el conocimiento, pero el
conocimiento y la comprensión no son suficientes; necesitamos todavía sabiduría para
erigir el tabernáculo. La sabiduría es necesaria para considerar la parte con la cual
vamos a empezar. Si los obreros del tabernáculo no tuviesen sabiduría, habrían
desperdiciado mucho tiempo antes de encontrar la manera adecuada.

En realidad, cualquier obra requiere cierta sabiduría. El Señor Jesús declaró una vez que
El es el camino (Jn. 14:6), y Pablo afirma que Cristo es nuestra sabiduría (1 Co. 1:30).
Cuando reunimos estos versículos, vemos que la sabiduría y el camino forman una sola
cosa. Por ejemplo, existen varios caminos para conducir un automóvil de una ciudad a
otra. Un conductor sabio tomará el mejor camino. Cada conductor talentoso tiene
sabiduría. Una persona insensata conducirá un automóvil, pero no tendrá la sabiduría
necesaria para tomar el camino adecuado de un lugar a otro. Cuando esa persona se
presenta en un crucero, especialmente en la intersección de tres autopistas, se quedará
confundida y no sabrá qué camino tomar. Tiene conocimiento, pero eso es insuficiente.
El conductor de un automóvil necesita comprensión y también sabiduría. Esta
ilustración sencilla muestra la diferencia entre el conocimiento, la comprensión, y la
sabiduría.

Mi experiencia en la vida de la iglesia me ha enseñado que los ancianos en las iglesias


pueden carecer de conocimiento. Cuando algunas personas oigan eso, se preguntarán
cómo unos ancianos en el recobro del Señor puedan carecer de conocimiento. El
conocimiento es un campo muy extenso. ¿Quién pretendrá conocer todo lo relacionado
con la edificación de la iglesia? Nadie puede poseer este conocimiento completo. Por
ejemplo, Exodo 31:4 y 5 declaran : “ Para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata
y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para
trabajar en toda clase de labor”. ¿Entiende usted lo que significa trabajar el oro, la plata,
y el bronce? ¿Sabe usted cortar piedras y engastarlas? ¿Conoce usted el arte de la
madera? ¿Sabe usted lo que significa trabajar el bordado en azul, en púrpura, en carmesí
y en lino fino? El significado de todas estas cosas tiene mucho que ver con la edificación
de la iglesia hoy en día. Hermanos ancianos, ¿conocen ustedes el verdadero significado
de la santificación? ¿Saben ustedes lo que es la “madera” usada en el edificio de Dios
hoy en día? Quizá ustedes entiendan que la madera representa la humanidad, pero
saben ustedes cómo “tallar” la humanidad ? Muchos ancianos jamás han pensado en
estas cosas. Por tanto no poseen el conocimiento de ellas.

La mayoría de los ancianos tienen cierto grado de conocimiento, pero quizá carezcan de
comprensión. Supongamos que un hermano y una hermana en la iglesia tienen
dificultades en su vida matrimonial, y se pelean continuamente el uno con el otro.
Ustedes ancianos, ¿entienden realmente el problema de ellos? Ustedes conocerán estas
personas, pero ¿entienden realmente el caso de ellos ? Quizá ustedes únicamente sepan
cómo se comportan exteriormente, sin entender las razones que llevaron a la situación
presente y sus causas profundas. Quizá ustedes no entiendan la influencia de su
trasfondo. Esto indica que quizá ustedes sepan lo que está sucediendo entre ellos, sin
entender realmente el caso de ellos.

Algunos ancianos entenderán el problema de esta pareja casada, pero les faltará
sabiduría. Carecerán de la sabiduría necesaria para ayudar a esta pareja a crecer en vida
y ganar más de Cristo.

Los ancianos necesitan conocimiento, comprensión, y sabiduría para edificar la iglesia.


Si todos los ancianos en todas las iglesias tuvieran conocimiento, comprensión, y
sabiduría, pronto la condición de todas las iglesias sería gloriosa. Cada iglesia tendría un
anticipo rico de la Nueva Jerusalén.

En este mensaje, no estoy recurriendo a definiciones del diccionario acerca del


conocimiento, la comprensión, y la sabiduría. Años de experiencia y observación me han
permitido entender la diferencia entre el conocimiento, la comprensión y la sabiduría
aplicadas a la edificación de la iglesia.

Podemos ilustrar la diferencia entre el conocimiento, la comprensión y la sabiduría


usando ejemplos de la vida familiar. El cuidado de los niños es una carga pesada, una
responsabilidad muy seria. Los padres, y particularmente la madre, necesitan
primeramente un conocimiento de la condición y situación de sus hijos. Luego los
padres necesitan comprender el motivo, el deseo, disposición, carácter, medio ambiente
y entorno de sus hijos. La madre y el padre deben considerar todos los factores,
incluyendo la influencia de los parientes y el trasfondo de la familia, lo cual afectará la
crianza de los niños. Luego deben acudir al Señor y pedirle en oración que les conceda
sabiduría. Orarán así: “Señor, conocemos la situación de nuestros hijos. También
entendemos algo acerca de su disposición, carácter, y entorno. Señor, danos la sabiduría
de saber cómo cuidarlos y criarlos”. Si queremos criar adecuadamente a nuestros hijos,
necesitamos el conocimiento, la comprensión, y la sabiduría. Pasa lo mismo con la
edificación de la iglesia. Si queremos que el Señor nos use para edificar a la iglesia,
necesitamos el conocimiento, la comprensión, y la sabiduría.

Ningún escrito humano puede ser comparado con la Biblia. La Biblia es un libro lleno de
sabiduría divina. La Biblia nos enseña que la tarea más noble consiste en edificar la
morada de Dios con todo el mobiliario, tipificando a Cristo y a nuestra experiencia
cristiana. Debemos estar llenos del “Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en
ciencia y en todo arte ” (31:3). Podremos llevar a cabo la tarea noble de edificar la
morada de Dios sólo cuando tengamos conocimiento, comprensión, sabiduría, y arte
apropiados.

Este mensaje no se dirige únicamente a los ancianos, sino a todos los santos de todas las
edades, incluyendo a las hermanas jóvenes. No somos una organización; tampoco
tenemos clero ni laicado. Somos simplemente el pueblo de Dios. Por lo tanto, todos
nosotros nos parecemos a Bezaleel, Aholiab, y a todos los que recibieron sabiduría de
corazón por parte de Dios (v. 6). Todos podemos ser sabios de corazón y participar en la
edificación de la estructura más noble en todo el universo: la morada de Dios .

Este mensaje no es un sermón ni una enseñanza bíblica común. Mi carga consiste en


mostrarles lo que está en el corazón de Dios y lo que El desea de nosotros, en estos
versículos. El Señor anhela una morada sobre la tierra, y El desea que Su pueblo la
edifique, estando llenos del Espíritu en conocimiento, comprensión, sabiduría, y arte.

Espero que Señor obre maravillas en los santos de Su recobro, y particularmente en los
jóvenes. Puedo testificar que ésta es mi esperanza. Hermanas jóvenes, no digan, “ Oh,
no tenemos nada que ver con la edificación de la iglesia. Somos hermanas jóvenes, y
todavía estamos en el colegio. Esta labor les corresponde a los ancianos o a los santos
mayores”. En lugar de verlo de esta manera, todos debemos tomar conciencia de que la
obra noble de edificación de la iglesia nos corresponde a cada uno de nosotros.

Todos debemos atesorar el hablar del Señor acerca de la edificación de Su morada, la


iglesia. Espero que ustedes no tomen ese mensaje a la ligera. ¡Ojalá y todos veamos lo
que está en el corazón de Dios acerca de la tarea noble de edificar Su morada, y que
veamos también nuestra necesidad de estar llenos del Espíritu de Dios en conocimiento,
comprensión, sabiduría, y arte a fin de poder llevar a cabo la obra noble de edificación.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y UNO

LOS TRABAJADORES DEL TABERNACULO, EL MOBILIARIO, Y LAS


VESTIDURAS SACERDOTALES
(2)

Lectura bíblica: Ex. 31:1-11; 35:10-19, 30-36:2

En el mensaje anterior, empezamos a considerar los trabajadores del tabernáculo, el


mobiliario, y las vestiduras sacerdotales. Vimos que en el libro de Exodo, Bezaleel era el
arquitecto, un hombre lleno del Espíritu de Dios en sabiduría, inteligencia,
conocimiento, y en todo arte. Enfatizamos el hecho de que la edificación de la morada de
Dios, la iglesia, es una obra noble que todos los santos deben llevar a cabo. Cada uno de
nosotros debe estar lleno del Espíritu de Dios en conocimiento, inteligencia, sabiduría, y
en todo arte porque esta obra no puede ser llevada a cabo en nuestra vida natural o por
nuestra capacidad natural. En este mensaje, seguimos y vamos a considerar los detalles
relacionados con los trabajadores del tabernáculo, con el mobiliario, y con las vestiduras
sacerdotales.

Para diseñar

Leamos los versículos 4 y 5 “Para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en
bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar
en toda clase de labor”. En la obra de edificación, no usamos ni barro ni ladrillos.
Usamos oro, plata, y bronce. Ya hemos visto que el oro representa la naturaleza de Dios,
la naturaleza divina, que la plata tipifica la redención de Cristo, y que el bronce
representa el juicio justo de Dios. Si deseamos edificar la iglesia, todos los santos deben
saber cómo usar la naturaleza divina como oro, la redención de Cristo como plata, y el
juicio justo de Dios como bronce. La mayoría de los cristianos contemporáneos no
tienen ninguna posibilidad de edificar la morada de Dios, simplemente porque no
conocen el oro, la plata y el bronce, y tampoco saben cómo usar estos materiales. Por la
misericordia del Señor, aún los jóvenes en Su recobro pueden saber cómo usar el oro
divino para la edificación de la iglesia en su localidad. Quizá sepan también cómo usar la
plata y el bronce de una manera práctica para la edificación de la iglesia. Las hermanas
jóvenes deberían usar también estos materiales para edificar la morada de Dios.

El versículo 5 menciona el artificio de piedras para engastarlas. Aquí engastar equivale a


edificar. Por tanto, engastar piedras sirve para la edificación. Tallar piedras para
engastarlas significa ayudar a los santos a ser transformados en piedras y ser ajustados
para caber en el edificio de Dios. Cada uno de nosotros debe saber cómo tallar piedras
para engastarlas.
Muchos obreros cristianos no saben cómo tallar piedras para el edificio de Dios, y me
preocupa también el hecho de que algunos ancianos en las iglesias locales no sepan
cómo tallar piedras para este propósito. No tengo la plena seguridad de que todos los
ancianos de las iglesias locales de este país sepan cómo tallar piedras para engastarlas.
Si todos esos ancianos pudiesen llevar a cabo esta obra, yo estaría muy feliz en el Señor,
pero mi corazón está intranquilo por el hecho de que algunos ancianos no sepan cómo
tallar piedras para la obra del edificio.

Esta palabra acerca de tallar piedras para la edificación ilumina bastante y expone. Es
una palabra de advertencia para todos nosotros. Aún las hermanas jóvenes deberían
saber cómo tallar piedras para engastarlas. Cuando las hermanas jóvenes tienen
comunión una con otra, deberían saber cómo ayudar a los demás a ser transformados y
a caber en el edificio de Dios. Una hermana determinada habrá experimentado mucha
transformación, sin caber todavía en el edificio. Por tanto, necesita ser tallada. Engastar
correctamente unas piedras en la pared requiere siempre una labor de talla. Sin la talla,
las piedras no podían caber en el edificio.

Todos nosotros debemos recordar que no estamos labrando una casa o unos ladrillos;
estamos tallando piedras preciosas, materiales transformados, para la edificación de la
morada de Dios. Creo que la mayoría de los santos podrán entender mi palabra.

En el versículo 5 “el artificio de madera” representa el trato con nuestra humanidad. No


estamos destinados a ser ni ángeles ni espíritus. Dios nos ha diseñado como ser seres
humanos con una humanidad apropiada, representada por la madera. La edificación de
la iglesia requiere que los ancianos, los servidores, y todos los hermanos y hermanas,
incluyendo a los jóvenes, sepan cómo “tallar” la humanidad. Es una manera de expresar
el pensamiento de obrar en la humanidad de los santos para el bien del edificio de Dios.
Todos debemos aprender a tener comunión, en las reuniones, y estar en contacto
espiritual con los santos con el fin de labrar piedras para engastarlas, y tallar madera. El
tallo de las piedras y de la madera sirve para edificar a la iglesia.

Los hermanos y hermanas en las iglesias no deberían delegar la carga de edificar a la


iglesia únicamente a los ancianos. No es justo dejarles toda la carga. Los ancianos no
son magos. No podemos esperar de ellos que lleven a cabo toda la obra de edificación.
Aparentemente casi todos los santos esperan de ellos que lo hagan de todos modos. Esto
es un sueño. Ciertos hermanos proponen que se duplique el número de ancianos en su
localidad. El que propone eso deja demasiada carga sobre los ancianos. Si usted sugiere
que aumentemos el número de ancianos, yo le contestaría a usted que necesita llevar su
parte de la carga como uno de los constructores. No espere que los ancianos hagan toda
la obra de edificación. Si la iglesia en su localidad no está edificada, eso significa que
muchos santos no llevan su parte de la obra de edificación. No culpe a los ancianos.
Tengan la seguridad de que soy totalmente uno con los ancianos. Si ustedes quieren
decir que los ancianos no han cumplido sus responsabilidades, primero deberían
culparse a ustedes mismos por no llevar a cabo su propia responsabilidad. Les
exhortaría a olvidar lo que los ancianos deberían hacer y preocuparse por llevar a cabo
su propia obra de edificación.

Durante varios años, he alentado a los santos a tomar responsabilidades e involucrarse


al máximo en la vida de iglesia. Por ejemplo, si una hermana habla conmigo y se queja
de que el baño de las damas debe ser aseado, la alentaría a que lo limpiara ella misma.
Finalmente, aconsejaron a los santos con quejas a que no viniesen conmigo porque les
pediría solucionar el problema ellos mismos. El punto es éste: todos tenemos una parte
en la obra de edificación de la iglesia.

Para trabajar en toda clase de labor

Aparte de la obra en oro, plata, y bronce, en labrar piedras y en tallar madera, la


edificación de la morada de Dios requiere toda clase de labores, tales como el hilado, el
tejido, el bordado, y el curtido de pieles de animales, etc... Son obras que producen
virtudes más finas del carácter humano, con la humanidad elevada de Cristo, y son
necesarias para edificar a la iglesia como morada de Dios.

EL ASISTENTE DEL ARQUITECTO

El versículo 6 menciona el asistente del arquitecto Bezaleel: “He aquí que Yo he puesto
con él a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribú de Dan”. El nombre Aholiab significa “la
tienda o el tabernáculo de mi padre”, o sea que alguien se preocupa enteramente por el
tabernáculo de Dios. El nombre Ahisamac, el padre de Aholiab, significa un hermano de
fuerza o de apoyo. Este asistente del arquitecto era un hombre destinado al tabernáculo
de Dios, y disponiendo de fuerza y apoyo. No obstante, este asistente del arquitecto
pertenecía a la tribú de Dan, la tribú de extracto inferior. El primer arquitecto, Bezaleel,
pertenecía a la tribú de Judá. Judá era una tribú real, la tribu del Señor Jesús, pero el
segundo arquitecto, Aholiab, procedía de la tribu más baja, la tribú de Dan. Esto indica
que la obra de edificación debe incluir a todos, que procedan de extracto superior o
inferior. Por muy elevado o inferior que usted sea, debe ser incluido en la obra de
edificación, por ser uno de los hijos de Dios.

Vemos el mismo principio en la edificación del templo de Salomón (2 Cr. 2:11-14). El


arquitecto era el rey Salomón, de la tribú de Judá, pero su asistente procedía también de
la tribú de Dan. Su extracto era todavía más inferior que el de Aholiab, porque era hijo
de mujer Danita y de padre Tireo ¡Cuán maravillosa es la Biblia! En cuanto al
levantamiento del tabernáculo y la edificación del templo, el arquitecto pertenecía a la
tribu de Judá, una tribu real, y su asistente precedía de la tribu de Dan, una tribú
inferior. No existe coincidencia aquí. Este arreglo corresponde a la soberanía de Dios.

Exodo 35:34 indica que la tarea principal de Aholiab era enseñar. Sin duda, Aholiab era
un hombre sabio, pero debe haber obtenido la mayoría de su conocimiento,
comprensión y sabiduría, de Bezaleel. Después de recibir todo eso, enseñó a los demás.
Aquí vemos una coordinación hermosa y agradable.

Exodo 35:34 enseña que Bezaleel y Aholiab se dedicaron a enseñar, pero yo creo que la
mayor parte de la enseñanza la llevó Aholiab. Eso indica que la edificación de la iglesia
requiere una enseñanza adecuada. Necesitamos que algunos hermanos sean los Aholiab
de hoy para enseñar a los santos lo que corresponde al edificio de Dios conforme al
conocimiento, comprensión, sabiduría, y talentos recibidos por parte del arquitecto.

Exodo 35:35 declara que Bezaleel y Aholiab estaban llenos de sabiduría de corazón para
hacer toda clase de arte y de invención, y de bordado en azul, en púrpura, en carmesí, en
lino fino. ¿Qué diferencia existe entre el artista o el inventor y el obrero? Creo que el
artista o inventor poseee un don especial, mientras que un obrero hace su tarea con
talento. Los obreros que bordaban, eran probablemente mujeres y trabajaban con el
color azul, que representa los cielos; con el púrpura, que tipifica la realeza de Cristo; con
el carmesí, que tipifica Su redención; y con el lino fino, que simboliza Su humanidad.

Exodo 35:35 menciona también el telar, los que hacen toda labor, e inventan todo
diseño. Vemos así que el edificio de la morada de Dios es un obra fina y detallada. El
hecho de que se usen muchas palabras similares la descripción de los obreros indica que
la obra de edificación de la iglesia es fina, delicada y detallada.

LOS OBREROS

Sabios de corazón

Leamos Exodo 31:6b “ Y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para
que hagan todo lo que te he mandado”. El versículo 36:2 menciona también “todo varón
sabio de corazón, en cuyo corazón había puesto Jehová sabiduría”. Estos versículos
indican que todos los obreros del tabernáculo eran sabios de corazón. Todos recibieron
sabiduría e inteligencia de Dios. Aquí no se menciona el conocimiento. La gente
generalmente tiene conocimiento, pero necesitan además sabiduría y comprensión. Con
sabiduría y comprensión, seremos sabios de corazón.
Animados por el corazón

Exodo 36:2 revela que los obreros se sentían movidos al venir a la obra y trabajar en
ella. Eso significa tener un corazón ardiente por el edificio de Dios. Este corazón
ardiente nos motiva a participar en la edificación de la iglesia. Todos nosotros
necesitamos ese corazón. Esta clase de corazón es un motor interior motivándonos a
llevar a cabo la obra de edificar la morada de Dios.

LO QUE FUE EDIFICADO

Exodo 31:7-11 nos proporciona una lista de lo que fue edificado. Leamos los versículos 7
a 9 “el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, el propiciatorio que está sobre
ella, y todos los utensilios del tabernáculo, la mesa y sus utensilios, el candelero limpio y
todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto y todos sus utensilios, la
fuente y su base; ya hemos visto los detalles de cada uno de estos artículos”. Pueden
consultar los mensajes anteriores al respecto. Es suficiente señalar lo siguiente: el arca
del testimonio es Cristo como testimonio de Dios, la mesa indica que Cristo es el suplir
de vida de los sacerdotes que sirven en el tabernáculo, el candelero de oro indica que
Dios es la luz de vida dentro de la morada de Dios, y el altar de incienso muestra que
Cristo es el intercesor con el cual nos debemos unir para ofrecer a Dios el incienso de
oración con sal. Además, experimentar el altar del holocausto y todos sus utensilios
significa experimentar a Cristo como la totalidad de las ofrendas que dirigimos a Dios,
en la cruz.

Leamos el versículo 10 “los vestidos del servicio, las vestiduras santas para Aarón el
sacerdote, las vestiduras de sus hijos para que ejerzan el sacerdocio”. Este versículo
indica que los obreros confeccionaban también las vestiduras de Aarón y de sus hijos.
Estas vestiduras representan las vestiduras de Cristo y de todos Sus creyentes.
Necesitamos las vestiduras de Cristo y de todos los servidores para edificar a la iglesia.
Una vez más eso nos debe recordar cuánto necesitamos el conocimiento, la
comprensión, y la sabiduría para la obra de edificación de la iglesia.

El versículo 11 concluye: “ el aceite de la unción, y el incienso aromático para el


santuario; harán conforme a todo lo que te he mandado”. El aceite de la unción, que
representa el Espíritu todo-inclusivo y vivificante, es algo muy importante. He
presentado muchos mensajes sobre el aceite de unción desde mi llegada a este país, pero
las enseñanzas erróneas de algunos han tergiversado la verdad acerca del aceite de la
unción. Esta situación persiste, y seguirá por algún tiempo, yo creo. No obstante, la
verdad es la verdad, y el Señor ganará la victoria. La verdad puede ser escondida un
tiempo, pero el velo será finalmente quitado y la verdad descubierta.
Cuanto más hablo del Espíritu todo-inclusivo, más veo confirmado el hecho de que
nuestras enseñanzas acerca del Espíritu corresponden a la revelación divina en la
Palabra pura de Dios. Puedo testificar de eso. Por tanto, seguiremos presentando la
verdad acerca del Espíritu todo-inclusivo, delante del pueblo de Dios. Que nuestros
críticos consideren todas las cosas a la luz de la Palabra. Tengan la seguridad de que
todos nuestros escritos acerca del Espíritu son redactados con cuidado y con
consideración conforme a la Palabra pura de Dios.

Hemos visto que si queremos llevar a cabo la obra de edificación de la morada de Dios,
debemos estar llenos del Espíritu de Dios en conocimiento, inteligencia, sabiduría, y en
toda labor. También debemos aprender a trabajar el oro, plata, bronce, a labrar piedras
para engastarlas, y a tallar madera. La obra de edificación incluye a los que proceden de
un extracto elevado o inferior. Ahora necesitamos ser sabios de corazón, recibir
sabiduría e inteligencia de Dios, y ser movidos por nuestro corazón y llevar a cabo la
obra noble de edificar a la iglesia, la morada de Dios en la tierra hoy en día.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y DOS

LA RELACION DEL SABADO


CON LA ERECCION DEL TABERNACULO

Lectura bíblica: Ex. 31:12-17

Después de un largo relato acerca de la edificación de la morada de Dios, hemos


repetido el mandamiento acerca de la observancia del Sábado, en Exodo 31:12-17. Todos
sabemos que la observancia del día de sábado es uno de los diez mandamientos (el
cuarto). Analicemos por qué este mandamiento específico viene repetido, después de la
plena revelación acerca de la morada de Dios.

El versículo 18, que termina el capítulo treinta y uno, nos revela que el Señor entregó a
Moisés dos tablas del testimonio, tablas de piedra, que El escribió con Su dedo. Este
versículo concluye una larga sección que empezó desde el capítulo veinte. Cuando el
Señor pidió a Moisés que subiera al monte, El le dio primeramente la ley. Luego El le
reveló a Moisés la edificación de Su morada en la tierra. Esta sección presenta el diseño
del tabernáculo, su mobiliario y una plena revelación acerca del sacerdocio, así como un
relato con respecto a los constructores del tabernáculo. Después de todo eso El Señor
repite el requisito de la observancia del Sábado.
Los seis versículos acerca de la observancia del día de sábado se encuentran en Exodo
31:12-17, y están intercalados entre los versículos 11 y 18 de este capítulo. ¿Cuál es la
razón de esta inserción? En este mensaje, debemos ver primeramente la razón por la
que se repite el relato del día de sábado después de la exhortación a erigir el tabernáculo
(véase 20:8-11).

Esta inserción acerca del día de sábado sigue inmediatamente la exhortación a erigir el
tabernáculo. Esto indica que el Señor pide a los constructores, a estos obreros, que
aprendan cómo descansar con El. No debían obrar ni olvidar el descanso con el Señor.
Por consiguiente, al exhortarles a edificar Su morada, El Señor les recordaba que
mientras ellos trabajaban, debían aprender cómo descansar con El. Si sólo sabemos
como trabajar por el Señor sin saber cómo descansar con El, estamos actuando de
manera opuesta al principio divino.

El día de sábado ha sido el tema de muchos debates entre los cristianos, y


particularmente el día en que se debe observar este sábado: ¿el séptimo o el octavo día?
Los adventistas del séptimo día insisten en el hecho de observar el sábado el séptimo
día. En realidad, el principio del Sábado no tiene nada que ver con la observancia de un
día específico. El principio del sábado es éste: cuando trabajamos con El Señor debemos
aprender a descansar con El.

EL SIGNIFICADO DEL SABADO

Algunos piensan que el sábado significa simplemente dejar de trabajar. Este no es el


verdadero significado del sábado en la Biblia. La Biblia enfatiza el hecho de que Dios
descansó en el séptimo día. Leamos Génesis 2:2 “y acabó Dios en el séptimo día la obra
que hizo, y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo”. El libro de Génesis revela
que el sábado es el séptimo día para Dios, pero el primer día para el hombre. En seis
días Dios creó los cielos, la tierra y todo lo que el hombre necesitaba para su existencia a
fin de cumplir el propósito de Dios. El hombre fue creado en el sexto día, después de que
fueron hechas todas las cosas. Esto significa que al salir de la mano creadora de Dios, el
hombre iba a empezar su primer día, el cuál era el séptimo día de Dios. Por tanto, el
séptimo día para Dios fue el primero para el hombre. Esto significa que Dios
consideraba el sábado como un descanso después del trabajo, y que el hombre
empezaría a descansar antes de iniciar su labor. Primero Dios trabajó seis días y luego
descansó el séptimo día, pero el hombre descansó en su primer día y luego empezó a
trabajar.

Dios fue refrescado


Estoy contento de que Exodo 31:17 nos revele que “en el séptimo día, El descansó y fue
refrescado (hebreo)”. Esto indica que el sábado no fue solamente un descanso para Dios
sino también un tiempo de refrigerio. Génesis y Exodo declaran que Dios descansó en el
séptimo día, pero Exodo 31:17 añade las palabras “y fue refrescado” (en el original
hebreo). Esto revela que aún Dios necesita ser refrescado.

Una cosa es descansar y otra cosa más profunda es ser refrescado. Nuestro descanso no
involucra nada particular. Podemos sentarnos o acostarnos, pero el refrigerio requiere
algo de comer o de beber. A menudo nos referimos a los alimentos o a las bebidas como
algo que nos refresca. El punto es éste: si deseamos ser refrescados, necesitamos algo
refrescante. Pasa lo mismo con Dios. Dios necesita que algo lo refresque. ¿Sabe usted lo
que refresca a Dios? ¿Qué puede refrescar a Dios? Quizá usted haya leído Exodo 31
muchas veces sin quedar impresionado por el hecho de que Dios debe ser refrescado.
Puedo testificar que he explicado el libro de Exodo más de una vez, pero hace muy poco
que he visto el significado de la palabra “refrescado” en Exodo 31:17. La Biblia revela que
después de terminar Su obra de creación, Dios descansó y fue refrescado. ¿Sobre qué
descansó Dios? El descansó sobre Su creación. Ilustremos eso y supongamos que un
artesano pase mucho tiempo haciendo una silla muy especial. Cuando se termina un
trabajo, él quizá descanse sobre la silla que El hizo, disfrutándola y meditando al
respecto. A menudo he experimentado esta clase de descanso después de completar mis
escritos. Cuando acabo de escribir algo, a veces miro lo que escribí y lo disfruto. Disfruto
particularmente la luz que recibo del Señor a través de Su palabra. Del mismo modo, las
hermanas que confeccionan su propia ropa disfrutarán de un buen descanso después de
confeccionar una prenda. En el mismo principio, Dios descansó después de crear al
hombre. El pudo contemplar Su obra: los cielos, la tierra, y todas esas cosas vivientes,
particularmente el hombre, y decir: “¡Bien hecho!” Entonces Dios pudo descansar y ser
refrescado.

¿Qué pudo refrescar a Dios? Dios fue refrescado por el hombre. El hombre fue el
refrigerio de Dios. Dios amaba al hombre. El lo creó a Su imagen con un espíritu para
que el hombre pudiese tener comunión con El. Por lo tanto, el hombre fue el refresco de
Dios.

En Génesis 2:18, Dios dijo: “no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea
para él”. Esta palabra tiene un significado en tipología e indica que no era bueno que
Dios estuviera solo. Antes de crear al hombre, Dios podía ser comparado a un soltero.
Algunas personas nos criticarán por aplicar la palabra soltero a nuestro Dios santo, pero
creo que Dios está contento de oir esta palabra que usamos acerca de El. Quizá Dios
diga: “hijo mío, esta palabra toca Mi corazón. Es cierto que Yo era soltero antes de crear
a la humanidad”. La Biblia revela que en la eternidad pasada, Dios era “soltero”, pero en
la eternidad futura, El tendrá una esposa, la nueva Jerusalén, llamada la esposa del
Cordero (Ap. 21:9-10). Por tanto, me atrevo a usar la palabra soltero acerca de Dios
porque la Biblia revela que la nueva Jerusalén es la esposa del Cordero.

Cuando Dios vio al hombre que El creó, El pudo descansar y ser refrescado. El hombre
se parecía a un refrigerio que satisfacía la sed de Dios. Cuando Dios terminó Su obra y
empezó a descansar, El tenía al hombre por compañero. El séptimo día fue un día de
descanso y de refrigerio para Dios. No obstante, el primer día fue un día de descanso y
de refrigerio para el hombre, compañero de Dios. El primer día del hombre fue un día
de disfrute.

Un principio divino

Vemos un principio divino: Dios no pide que trabajemos antes de disfrutar. Primero
Dios nos proporciona el disfrute, y después de disfrutar plenamente Su presencia,
podemos trabajar juntamente con El. Si no sabemos como tener disfrute con Dios y
disfrutarlo a El mismo, no sabremos cómo trabajar con El. No sabremos cómo ser uno
con Dios en Su obra divina.

Enfatizamos el asunto de trabajar con Dios y no trabajar para Dios, con nuestros propios
esfuerzos. Definitivamente debemos trabajar para Dios y aún por Dios, pero la Biblia
revela que el trabajo con Dios no es suficiente. Debemos ser uno con Dios en Su obra.
Esto requiere que lo disfrutemos a El. Si no sabemos cómo disfrutar a Dios y ser llenos
de Dios, no sabremos cómo trabajar con El, cómo ser uno con El en Su trabajo .

Podremos encontrar una buena ilustración de este principio en el Nuevo Testamento. El


ministerio de los apóstoles en el Nuevo Testamento empezó con el disfrute que
recibieron el día de Pentecostés. Los discípulos dejaron de trabajar seis días y luego
disfrutaron al Señor el día de Pentecostés. El Señor les había pedido que esperasen la
venida del Espíritu sobre ellos para llenarlos. Junto con el Espíritu, ¿qué llenó a los
discípulos? Sin duda, estuvieron llenos del disfrute del Señor. Al ver este disfrute,
algunas personas pensaban que estaban embriagados con vino. En realidad estaban
llenos del disfrute del vino celestial. Una vez llenos de este disfrute, empezaron a obrar
con Dios. Esta es la manera de obrar con Dios, en unidad con El. Cuando Pedro se
levantó con los apóstoles para predicar el evangelio y laborar por Dios, todos eran uno
con Dios en Su obra.

El día de Pentecostés era el primer día de la semana. Pentecostés denota el cincuentavo


día después de un período de siete semanas, o de cuarenta y nueve días. Levítico 23 nos
enseña que el día de Pentecostés venía cincuenta días después de la fiesta de las
primicias. Esto significa que Pentecostés era el primer día de la octava semana. Por lo
tanto, en el día de Pentecostés vemos el principio del primer día.

El día de descanso siempre fue el primer día para el hombre. El sábado del Antiguo
Testamento muestra que el día de descanso del hombre era su primer día. Del mismo
modo, el Nuevo Testamento enseña que el octavo día, el día de descanso para el hombre,
era también el primer día.

Según el principio del Antiguo Testamento, el día de descanso del hombre viene después
del fin de la obra de Dios. El hombre no descansa después de terminar su propia obra; él
descansa después del fin de la obra de Dios, y la disfruta. Dios obra, y el hombre
disfruta. El hombre disfruta lo que Dios ha cumplido en Su obra.

En el momento de su creación, el hombre necesitaba respirar aire y beber agua. Dios


había creado la expansión, la atmósfera, en el segundo día porque El sabía que el
hombre no podía vivir sin aire. El también preparó el agua y los alimentos para el
hombre. Esta la razón por la cuál el séptimo día fue un día de descanso para Dios: El
había trabajado durante seis días para que el hombre tuviese todo listo para Su disfrute.
Cuando el hombre salió de la mano creadora de Dios, su primer día fue el séptimo día de
Dios. Por lo tanto, él tenía disfrute con Dios, vivía con Dios, caminaba con Dios y
finalmente estaba listo para trabajar con Dios. Dios lo colocó en el jardín del Edén para
labrarlo y guardarlo (Gn. 2:15). Quizá Adán haya cuidado el jardín seis días más después
de disfrutar el descanso con el Señor en su primer día. El día siguiente, el octavo día,
inició un nuevo ciclo y por lo tanto fue un primer día. En ese día él descansó
nuevamente con Dios. Este ciclo se repetiría con intervalos de descanso y de trabajo.
Dios trabaja y descansa, pero el hombre primero descansa y luego trabaja.

Dios volvió a hablar del sábado después de revelar el tabernáculo y su mobiliario, y


seleccionar a los constructores según criterios específicos. Parece que Dios estaba
diciendo: “No olvides Mi sábado. Aún cuando usted no trabaje por su propia cuenta, y
labore por Dios, no debe usar eso como pretexto para trabajar continuamente. No se
imagine que usted puede obrar continuamente porque edifica Mi morada. No debe ser
así. Aún cuando ustedes laboran por Mi, en la obra de edificación del tabernáculo,
ustedes deben llevar una señal indicando que son Mi pueblo y que me necesitan. Por
tanto deben empezar por disfrutarme, luego podrán trabajar no solamente por Mí, sino
también conmigo en unidad conmigo. Yo seré la fuerza de su trabajo y la energía de su
labor, pero si ustedes trabajan por su propia cuenta, me insultarán. Deben laborar
conmigo, por Mí y en unidad conmigo, en la edificación de Mi morada. Estaré muy
contento si trabajan de esta manera, pero si intentan hacer una buena obra por Mí con
tus propios esfuerzos, dejándome a un lado, me insultarás porque ésta es la señal del
pueblo del diablo. Ustedes son Mi pueblo y deben llevar una señal indicando que me
necesitan como su disfrute, fuerza, y energía. Podrán laborar por Mí cuando Yo sea su
todo. Esta manera de trabajar me honra y Me glorifica. Eso significa que llevarán una
señal indicando que son Mi pueblo”.

Una señal de unidad con Dios

Todos debemos aprender la lección esencial acerca del Sábado. Cuando yo era joven,
argumentaba con los demás acerca del día que debíamos observar como sábado: el
octavo o el séptimo. Ahora puedo afirmar que esta clase de argumento es todo un
desperdicio. El sábado significa que antes de trabajar por Dios, debemos disfrutarle y
llenarnos de El. Después de disfrutar a Dios, y de llenarnos de El, tendremos la
capacidad de obrar por El. Esta obra no la haremos nosotros, sino Dios mismo.
Considere la situación de Pedro en el día de Pentecostés. Cuando Pedro se levantó para
predicar el evangelio, no lo hizo por sí mismo. El predicó por este Dios que lo había
llenado. En su predicación del evangelio, Pedro no estaba vacío. El predicó el evangelio
por el Dios y Espíritu que lo llenaba. Por tanto, Pedro llevaba la señal de colaborador de
Dios, y su predicación del evangelio honraba y glorificaba a Dios.

La gente de este mundo se esfuerzan en sus labores. No llevan ninguna señal indicando
que pertenecen a Dios, ni disfrutan a Dios, no descansan con Dios, ni laboran con Dios.
Nuestra situación es totalmente distinta porque nosotros sí llevamos una señal. ¿Cuál es
la señal que llevamos? Esta es la señal: descansamos con Dios, disfrutamos a Dios; y
primero estamos llenos de Dios y luego laboramos con ese Dios que nos llena.
Laboramos con Dios, y además laboramos en unidad con Dios.

Puedo testificar que cada vez que me levanto para ministrar la palabra, lo único que
pido al Señor es Su unidad conmigo en mi hablar. A menudo oro así: “Señor, en mi
hablar deseo practicar la unidad contigo en el espíritu para que Mi hablar sea Tu hablar.
Señor, habla Tú. Si Tú no vas a ser uno conmigo, no pronunciaré una sola palabra.
Jamás hablaré si no llenas mi ser. Eso sería una blasfemia y un insulto para Ti. Señor,
deseo hablar contigo y también ser uno contigo. Los oyentes deben sentir que Tú eres
uno conmigo en mi hablar. Señor, mi hablar no solamente involucra el hecho de que yo
soy un solo espíritu contigo, sino que Tú también eres un solo espíritu conmigo”. Si
habláramos de esta manera, ¡qué honra y gloria sería para el Señor! Esta es la señal del
sábado. En mi hablar siempre busco llevar una señal mostrando que mi Señor Jesús es
mi sábado. El es mi descanso, mi refrigerio, mi energía, mi fortaleza, y mi todo para
ministrar la Palabra.
En Exodo 31:12-17, se exhorta a los constructores del tabernáculo a iniciar el trabajo
después de descansar con el Señor y de recibir refrigerio. Entonces podían trabajar para
El y con El. Esta obra no iba a continuar indefinidamente; tendrían periodos de seis días
de trabajo y un día de descanso. Cada periodo inicia con un día de descanso, y continúa
con seis días de trabajo. El siguiente periodo inicia nuevamente con un descanso y
continua con el trabajo.

Hemos dado énfasis varios puntos: el sábado es el séptimo día para Dios y el primer día
para el hombre; Dios laboraba para el disfrute y descanso del hombre y el hombre
disfrutaba lo que Dios había cumplido en Su obra, y eso le permitía trabajar con Dios.
En su primer día, el hombre disfrutaba lo que Dios había realizado en los seis días
anteriores. En los seis días siguientes, el hombre laboraba con Dios. Después de trabajar
seis días, el hombre empezó a disfrutar nuevamente lo que Dios había cumplido, y luego
él volvió a trabajar seis días más. Esto se parece a un ciclo. Este ciclo es una señal de que
somos uno con Dios.

Un pacto eterno

La observancia del sábado es también un acuerdo o un pacto. Al observar el sábado,


mostramos que hemos firmado un acuerdo, un contrato, asegurando a Dios que seremos
uno con El. Seremos uno con El disfrutándole primeramente y luego trabajando por El,
con El, y en unidad con El. Este es un pacto eterno. No se aplica a una sola era,
dispensación o generación. Se trata de un acuerdo eterno entre Dios y nosotros.

Un pacto compromete más que un acuerdo, un acuerdo compromete más que una
promesa, y una promesa compromete más que unas palabras. Dios desea que firmemos
un contrato con El, asegurándole que a partir de ahora lo disfrutaremos a El y nos
llenaremos de El antes de obrar por El, con El, y en unidad con El. Cuando firmamos
este contrato con Dios y le damos a Dios la seguridad de que procuraremos observarlo,
no debemos romper el contrato. Si quebrantamos nuestro acuerdo con Dios, El nos
puede llevar a la corte celestial y reprendernos por no respetar nuestro contrato. Es
importante que veamos el punto siguiente: la relación del sábado con la edificación del
tabernáculo es una señal y también un pacto eterno, un pacto que no puede cambiar.
Obrar por el Señor con nuestros propios esfuerzos, sin orarle, sin confiar en El, es algo
muy grave. En realidad, necesitamos confiar en el Señor, y también tomarlo a El y
disfrutarlo a El comiéndole. En el día de Pentecostés, Pedro no solamente confiaba en el
Señor; él estaba lleno del Señor y aún lo bebía. ¿No cree usted que Pedro estaba
bebiendo del Señor y lo comía mientras hablaba? Esto significa que mientras Pedro
predicaba a Jesús, participaba interiormente de El. De hecho, El predicaba lo que había
comido. El testificaba de lo que había disfrutado. Pedro había firmado el acuerdo con El
Señor. Había hecho un pacto con El. Ambas partes, el Señor y Pedro, debían cumplir su
parte del contrato. Si Pedro hubiera respetado su parte comiendo al Señor y el Señor lo
hubiera dejado, el Señor habría quebrantado el contrato. Por el contrario, si el Señor
supliera las necesidades de Pedro, y Pedro se hubiera apartado del Señor, Pedro habría
quebrantado el contrato. El punto crucial es éste: el sábado es una señal, y también un
pacto, un contrato, un acuerdo.

Un asunto de santificación

El sábado nos santifica, nos designa, nos marca. Cuando disfrutamos al Señor y
trabajamos luego con El, por El, en unidad con El, somos santificados espontáneamente.
Llegamos a ser santos, separados de lo que es común.

Sufrir la muerte espiritual

Leamos Exodo 31:14 y 15, “Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a
vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra
alguna en el, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. Seis días se
trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que
trabajase el día de reposo, ciertamente morirá”. Estos versículos afirman claramente que
todo aquél que no guardara el sábado, que no llevara la señal, ni honrara el pacto para
santificarlo, será matado. Esto equivale a sufrir la muerte espiritual. Este principio se
aplica a nuestra experiencia hoy en día. Si yo no hablo en unidad con El Señor, sufriré la
muerte en mi hablar y seré apartado del pueblo de Dios. Ser apartado del pueblo de Dios
significa ser cortado de la comunión. En la vida de iglesia, hacemos muchas cosas sin
disfrutar primeramente al Señor, sin servir con El Señor, o ser uno con El. Esa clase de
servicio hace que suframos la muerte espiritual. Cualquier servicio a la iglesia sin el
disfrute del Señor, y sin la unidad con El trae muerte espiritual. Cuando servimos de
esta manera, nos cortamos de la comunión en el Cuerpo.

EL TABERNACULO Y SU MOBILIARIO
LLEVAN AL SABADO DE DIOS

El tabernáculo y su mobiliario llevan al sábado de Dios. Todas esas cosas conducen al


disfrute de lo que Dios se ha propuesto y ha hecho. Eso significa que el tabernáculo y su
mobiliario nos conducen al descanso. Las ofrendas son destinadas a nuestro descanso.
Si no nos presentamos al altar del holocausto para experimentar a Cristo como las
ofrendas, no tendremos descanso. Por el contrario, seremos acusados y condenados. Del
mismo modo, si no nos presentamos a la mesa de los panes de proposición, tendremos
hambre, y no satisfacción. Esto indica también que no descansamos. Si no llegamos al
candelero, no tendremos ninguna luz, estaremos en tinieblas, y las tinieblas no nos
proporcionarán descanso. En el mismo principio, si no nos presentamos delante del
arca, dentro del velo, y delante del altar del incienso, no descansaremos. Todo lo
relacionado con la morada de Dios tiene un solo propósito: conducirnos al sábado con
su descanso y refrigerio en el Señor. Por tanto, el tabernáculo y su mobiliario nos
conducen al disfrute de lo que Dios ha planeado y ha hecho. ¡Aleluya! en la vida de
iglesia estamos en el tabernáculo, y el tabernáculo nos proporciona el descanso y el
disfrute de lo que Dios ha planeado y ha hecho!

LA OBRA DE EDIFICACION DEL TABERNACULO


EMPIEZA CON EL DISFRUTE DE DIOS

La obra de edificación del tabernáculo y su mobiliario debería empezar con el disfrute de


Dios y seguir por intervalos con refrigerios, disfrutando a Dios. Esto indica que no
laboramos por Dios con nuestras propias fuerzas, sino por el disfrute de El y la unidad
con El. Este es el significado del sábado y es la razón por la cuál el sábado es seguido
inmediatamente por una palabra acerca de la edificación de la morada de Dios en la
tierra. ¡Que todos nosotros veamos este asunto y quedemos impresionados con él!

Este mensaje no es una simple explicación de la Biblia. Yo creo que en este mensaje
hemos visto el verdadero contenido de Exodo 31 acerca del sábado.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y TRES

EL QUEBRANTAMIENTO DE LA LEY

Lectura bíblica: Ex. 31:18-32:8, 15-20

Creo que todos conocemos la historia del quebrantamiento de la ley en Exodo. En este
mensaje, investigaremos los principios implicados en esta historia. En el pasado hemos
señalado que se necesita tocar el espíritu del autor, tal como es expresado en sus
escritos, en nuestro estudio de la Biblia. Ahora quiero añadir que también es importante
descubrir los principios implicados en cualquier porción de la Palabra. Exodo relata
muchos principios fundamentales acerca del becerro de oro. En este mensaje, nos
preocuparemos principalmente por ver los principios relacionados con el culto al
becerro de oro.

La manera de gracia preparada antes del quebrantamiento de la ley de Dios llamó a


Moisés a Su monte para darle las tablas de la ley después de promulgarla y antes de su
quebrantamiento (24-:12). El Señor llamó por primera vez a Moisés al monte Sinaí en
Exodo 19:20. En aquel tiempo el Señor dio a Moisés la ley de los diez mandamientos con
todas las ordenanzas derivadas. Luego en Exodo 24:12, El Señor pidió a Moisés que
volviera al monte. El Señor deseaba entregarle las tablas de la ley. La ley había sido
promulgada, pero Moisés todavía no recibía las tablas de los diez mandamientos. Las
tablas de la ley le fueron dadas en 31:18. “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con El
en el monte Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de
Dios”.

Tanto Exodo 24:12, como 31:18, se refieren a las tablas de la ley que fueron dadas a
Moisés, pero siete capítulos separan estos versículos. Esto indica que el Señor, después
de llamar al Moisés al monte para darle las tablas de la ley, empezó a hablarle de otras
cosas. En los capítulos veinticinco a treinta y uno, el Señor reveló a Moisés el diseño del
tabernáculo y su mobiliario, y El le habló acerca de asuntos relacionados con el
sacerdocio. Hemos visto que el tabernáculo y el sacerdocio representan a Cristo. El
tabernáculo y su mobiliario representan a Cristo, y el sacerdocio con sus vestiduras, y los
alimentos sacerdotales también son tipologías detalladas de Cristo. Si deseamos conocer
a Cristo, debemos estudiar los capítulos veinticinco a treinta y uno de Exodo. Cuando
Dios llamó a Moisés al monte, El deseaba darle a Moisés las tablas de la ley, pero antes
de darle estas tablas, Dios primero le reveló el diseño del tabernáculo e le dio
instrucciones acerca del sacerdocio. Entonces el Señor dio las tablas a Moisés.

El hecho de que Dios mostró a Moisés el tabernáculo y su mobiliario así como el


sacerdocio, antes de darles las tablas de la ley, indica que Dios sabía que el hombre no
iba a guardar la ley que El iba a promulgar. Esto indica también que Dios había
preparado la manera de gracia para que el hombre tomara contacto con El y lo
disfrutara. La manera de gracia es Cristo tipificado por el tabernáculo y el sacerdocio.
Dios preparó a Cristo como la manera de gracia para que el hombre tomara contacto con
Dios y lo disfrutara. Dios sabía que el hombre no podía guardar la ley que El iba a
promulgar; por tanto, El preparó esta manera de gracia. Cristo es nuestro tabernáculo,
las ofrendas, y todos los aspectos del sacerdocio. Los escritos de Juan revelan que Cristo
es el cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas.

Después de mostrarle a Moisés el tabernáculo y el sacerdocio, Dios le dio las dos tablas
de la ley. Dios pudo hacerlo tranquilamente, sabiendo que la ley sería quebrantada. Eso
no perturbó a Dios porque antes del quebrantamiento de la ley, El ya había preparado la
manera de gracia para que el hombre fuese capaz de tomar contacto con Dios y de
disfrutarlo. Por consiguiente, Dios no confiaba en la ley; depositaba Su confianza en
Cristo, quien era la manera preparada de gracia. Dios promulgó la ley, pero El no tenía
ninguna confianza en ella. Dios confiaba y sigue confiando absolutamente en Su Cristo
como el tabernáculo y el sacerdocio.
Creo que Moisés estaba contento de tener las tablas de la ley y él puso su confianza en
ellas. Al descender del monte, él quizás pensaba: “¿ Oh tengo las dos tablas de piedra en
mis manos? En estas tablas se encuentran palabras escritas por el dedo de Dios”. Sin
duda, Moisés atesoró estas tablas que contenían la ley grabada en piedra por Dios
mismo.

Moisés quedó en el monte con Dios durante cuarenta días. En la Biblia cuarenta es el
número de la prueba. Por ejemplo, el Señor Jesús ayunó en el desierto durante cuarenta
días. Probablemente hicieron el becerro de oro después de que Moisés haya pasado
treinta y seis días en el monte, y eso debe de haber ocurrido en los dos o tres últimos
días de la estancia de Moisés en el monte, porque se desesperaron y no pudieron esperar
su regreso. Algunos de ellos habrán dicho: “El hombre que respetamos, que nos sacó de
Egipto y nos llevó a este lugar se ha ido por más de cinco semanas. El subió al monte, y
no sabemos lo que le habrá sucedido. Ya no podemos esperar más”. Quizá el pueblo
haya hecho el becerro de oro al pie del monte en el momento mismo en que Dios
entregaba las tablas a Moisés, el mediador.

EL QUEBRANTAMIENTO DE LA LEY
POR MEDIO DE LA IDOLATRIA

Ahora llegamos al quebrantamiento de la ley (32:1-20). ¿Por qué nosotros seres


humanos no podemos guardar la ley, y la quebrantamos? La respuesta a esta pregunta
involucra un principio importante. Este principio es el siguiente: quebrantamos la ley
porque tenemos ídolos. Cada quien tiene su propio ídolo. No necesitamos intentar
deliberadamente quebrantar la ley de Dios. Mientras tenemos un ídolo, los tres
primeros mandamientos de la ley ya están quebrantados. Los tres primeros
mandamientos están relacionados con el hecho de no adorar otros dioses, de no hacer
imagen grabada, y de no usar el nombre del Señor en vano. Estos mandamientos están
relacionados con Dios. El cuarto mandamiento se refiere al sábado, y los seis últimos
mandamientos involucran nuestra relación con los demás. Todo aquel que tiene un
ídolo quiebra los tres primeros mandamientos.

No podemos guardar la ley porque tenemos ídolos. Si tenemos a Dios y no permitimos


que ningún ídolo lo sustituya, este mismo Dios que disfrutamos se convertirá en nuestra
habilidad de guardar Sus mandamientos. Como resultado, guardaremos la ley de Dios.

Vemos este principio en los escritos de Juan. El evangelio de Juan y su primera epístola
nos exhortan a guardar los mandamientos. Podemos cumplir esta exhortación porque el
Nuevo Testamento nos revela que tenemos al Señor dentro de nosotros como nuestro
disfrute. El Cristo que vive en nosotros y se convierte en nuestro disfrute es nuestra
fuerza para guardar la ley, y además el disfrute de Cristo es en sí la observancia de la ley.
Esto significa que el Cristo que vive en nosotros y se convierte en nuestro disfrute es en
realidad la observancia de los mandamientos. No tenemos ninguna necesidad de
intentar guardar los mandamientos por nosotros mismos. Nuestro disfrute del Cristo
que mora en nosotros se convierte espontáneamente en la observancia de los
mandamientos.

¿Por qué los seres humanos no pueden guardar la ley? La gente no puede guardar la ley
porque tienen ídolos que sustituyen a Dios. Como lo hemos señalado, si tenemos a Dios
y no permitimos que los ídolos lo remplacen, el Dios que tenemos y que disfrutamos
será nuestra fuerza para guardar la ley. De hecho, Dios mismo como disfrute nuestro es
la verdadera observancia de la ley. Si tenemos a Dios dentro de nosotros como nuestro
disfrute, jamás adoraremos otro Dios, jamás nos haremos imagen grabada y tampoco
tomaremos el nombre de Dios en vano. Descansaríamos con Dios y honraríamos a
nuestro padres. Además, no mataríamos ni cometeríamos fornicación, no robaríamos,
no mentiríamos, ni daríamos falso testimonio; no seríamos codiciosos. Guardaríamos
todos los mandamientos de la ley, y esta observancia de la ley sería en realidad la
experiencia del Dios que mora en nosotros y que se convierte en nuestro disfrute. Este
es el primer principio que vemos en el relato del quebrantamiento de la ley en Exodo 31.

El Nuevo Testamento nos muestra que los fariseos, los saduceos, y los escribas
quebrantaban la ley. La quebrantaban porque estaban llenos de ídolos, pero los
discípulos del Señor Jesús podían guardar los mandamientos porque el Señor se había
convertido en el disfrute de ellos. Finalmente, los discípulos, incluyendo Pedro, Juan, y
Jacobo, estaban llenos del Señor Jesús, y El se convirtió en el disfrute de ellos. Como
resultado, ellos observaron espontáneamente los mandamientos.

Antes de recibir la ley, los hijos de Israel ya la habían quebrantado. La quebrantaron


porque tenían un ídolo. No tenían la intención de quebrantar la ley. La quebrantaron
simplemente por el hecho de tener un ídolo. Por consiguiente, el primer principio es el
siguiente: la ley de Dios es quebrantada cada vez que el pueblo tiene ídolos.

EL AUTOEMBELLECIMIENTO
CONDUCE A LA IDOLATRIA

Esta porción de Exodo implica otro principio acerca de la naturaleza del ídolo, o del
principio del ídolo. Vemos este principio en Exodo 32:1-3 “Viendo el pueblo que Moisés
tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón y le dijeron: Levántate,
haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos
sacó de la tierra de Egipto, no sabemos que le haya acontecido. Y Aarón les dijo: apartad
los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos, y de
vuestras hijas y traédmelos. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que
tenían en sus orejas, y lo trajeron a Aarón, y él los tomó de las manos de ellos, y le dio
forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición”.

Vemos aquí la clase de material que usaron para hacer el ídolo. Por supuesto un ídolo
debe ser hecho con algún material. En Exodo 30, el material que usaron para hacer el
becerro era el oro de los zarcillos de las esposas, hijos, e hijas, de los hijos de Israel.
Quizá los únicos en no tener zarcillos de oro eran los hombres mayores. Los hombres
mayores fueron la excepción porque no se preocupaban por su embellecimiento. Puedo
testificar, como hombre mayor, que no tengo ningún interés en embellecerme. No
obstante, los hombres y mujeres jóvenes, y también las mujeres mayores, acostumbran
embellecerse. Por tanto, en Exodo 32, tomaron los zarcillos de oro de las orejas de las
esposas, de los hijos e hijas y los usaron para hacer el ídolo, el becerro de oro.

La gente se pone zarcillos para embellecerse. La cultura actual promueve el


autoembellecimiento. Los hombres y las mujeres gastan mucho dinero comprando
artículos de belleza.

El autoembellecimiento conduce a la idolatría. Esta es la razón por la cuál el Señor dio a


los hijos de Israel un mandamiento relacionado con los atavíos en Exodo 33:5 y 6
“Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: vosotros sois pueblo de
dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora
tus atavíos, para que Yo sepa lo que te he de hacer. Entonces los hijos de Israel se
despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb”. El Señor dio este mandamiento acerca
de los atavíos porque lo aclara el capítulo treinta y dos, el autoembellecimiento conduce
a la idolatría.

Antes de hacer el ídolo del becerro de oro, los hijos de Israel ya tenían ídolos, en una
forma distinta, en forma de autoembellecimiento. Las esposas como los hijos, y las hijas
de los hijos de Israel, llevaban zarcillos de oro en sus orejas para embellecerse a sí
mismos. Vemos aquí el principio según el cual el embellecimiento es la forma preliminar
de la idolatría. Antes de convertirse en becerro, el oro ya existía en la forma idólatra del
autoembellecimiento. A los ojos de Dios, el autoembellecimiento constituye un ídolo.
Esta fue la razón por la cual el Señor mandó en Exodo 33:5-6 que el pueblo no tuviera
ningún atavío. Estos atavíos eran precursores de los ídolos. Antes de tener el ídolo del
becerro de oro, el pueblo ya tenía los ídolos preliminares colgando de sus orejas.
Ahora debemos ser capaces de ver el principio de un ídolo. Este principio es el
autoembellecimiento. Por consiguiente, un ídolo es la expresión final de
embellecimiento de una persona.

En este país, no vemos templos idólatras con imágenes o ídolos. No obstante, los
habitantes de este país tienen otra clase de ídolos: los ídolos de autoembellecimiento.
Embellecerse a sí mismo es algo popular, prevaleciente y extendido entre la gente de los
Estados Unidos. Esto significa que para muchos norteamericanos, el
autoembellecimiento es una forma de idolatría. La gente en los países subdesarrollados
no se preocupan tanto por embellecerse a si mismos, aunque tengan en sus templos
ídolos de madera o de piedra. Por el contrario, los que viven en culturas modernas y
científicas, no tienen esa clase de ídolos, pero sí tienen los ídolos del embellecimiento.
Podemos encontrar estos ídolos casi en todas partes: en las casas, en las escuelas, y en
las oficinas.

¿Sabe usted lo que adoran muchos americanos hoy en día? adoran los ídolos del
embellecimiento. Por ejemplo, antes de ir a trabajar, una mujer joven dedica mucho
tiempo a su embellecimiento. Quizá le cueste más dinero los artículos de
embellecimiento que su propia comida. Mi preocupación es señalar el hecho de que el
embellecimiento conduce a la idolatría. Primero los hijos de Israel llevaban zarcillos de
oro para embellecerse. Luego estos zarcillos de oro fueron usados por Aarón para hacer
el ídolo del becerro de oro.

SATANAS USURPA LOS DONES DE DIOS

La idolatría involucra otro principio: Satanás usurpa lo que Dios nos ha dado para
echarlo a perder. En Exodo 32, los hijos de Israel desperdiciaron mucho del oro que les
proporcionó Dios. Antes de que los hijos de Israel salieran de Egipto, Dios obligó a los
egipcios a entregar su oro y otras cosas preciosas a los hijos de Israel. Este oro debía ser
usado para erigir el tabernáculo. El tabernáculo necesitaba una gran cantidad de oro
para cubrir las tablas derechas. Dios venció a los egipcios, y dio el oro al pueblo de
Israel, pero Satanás vino y usurpó el oro y lo usó para hacer un ídolo, antes de que
usaran este oro para erigir la morada de Dios. En realidad, antes del becerro de oro,
Satanás ya había usurpado el oro de tal modo que lo usaron para hacer zarcillos. Si los
hijos de Israel hubieran amado al Señor a lo sumo, jamás habrían desperdiciado el oro
en zarcillos. Por el contrario, lo hubieran guardado para el uso del Señor.

En el capítulo treinta y cinco, se pide al pueblo que ofrezca oro y otros materiales para
edificar el tabernáculo de Dios. El oro fue el primer material que ofrecieron para la
morada de Dios, pero en el capítulo treinta y dos, se usó una gran cantidad de oro para
hacer un becerro. Obviamente el becerro de oro requería una gran cantidad de oro para
su fabricación, porque su tamaño probablemente era grande.

Dios nos ha dado muchas cosas destinadas a Su culto y glorificación, y no a nuestro


embellecimiento, pero antes de que las usemos para adorar y glorificar a Dios, los
enemigos vienen e intentan usurpar lo que Dios nos ha dado, con el fin de desperdiciarlo
y echarlo a perder. Este es el segundo principio de la idolatría, y constituye una ofensa
para Dios.

LA DURACION DEL DISFRUTE

Vemos otro principio en el hecho de que el pueblo no hizo una imagen de Moisés,
tampoco de un caballo o de otro animal de labor. Hicieron un becerro de oro. Un
becerro no sirve para el trabajo, sino que es destinado al disfrute, y en particular, a la
comida. En el Antiguo y Nuevo Testamento, se usaba un becerro para alimentar a los
huéspedes. En Génesis. 18, Abrahám hizo preparar un becerro para sus huéspedes y en
la parábola de Lucas 15, el padre mandó matar al becerro gordo cuando el hijo pródigo
volvió a casa. Por lo tanto, un becerro representa el disfrute. Los que se embellecían en
Exodo 32 buscaban el disfrute. El disfrute constituía su ídolo. Del mismo modo, mucha
gente adoran ahora a un becerro, es decir, adoran a su disfrute.

Exodo 32:6 confirma esta interpretación del significado del becerro de oro “y al día
siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos y presentaron ofrendas de paz, y se
sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse”. Después de hacer el
becerro de oro, el pueblo comió, bebió , y se regocijó. C. A.. Coates afirma que hacían
deporte. Durante los fines de semana, mucha gente en este país se preocupa únicamente
por comer, beber, y hacer deporte.

El versículo 18 nos muestra que Moisés oyó voz de cantar, y en el versículo 19 declara
que : “vio el becerro y las danzas”. El pueblo comía, bebía, y hacía deporte, y además
bailaba y cantaba. Hicieron todo eso en frente del becerro de oro. Este cuadro indica que
el becerro representa el disfrute y que los hijos de Israel adoraban el objeto de su
disfrute

PRETENDIAN ADORAR AL DIOS VERDADERO

La pretensión es otro principio de idolatría. Todo idólatra pretende adorar al Dios


verdadero. Leamos el versículo 4 “Entonces dijeron: Israel, éstos son tus dioses, que te
sacaron de la tierra de Egipto”. El versículo 5 afirma que cuando Aarón vio eso: “edificó
un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: ¡mañana será fiesta para Jehová!”
y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz
(v. 6). Las ofrendas y la manera de adorar eran adecuadas pero el objeto del culto estaba
equivocado. Los hijos se Israel habían cambiado el objeto de su culto, adorando a un
ídolo en lugar del Dios verdadero. Hicieron becerro en Horeb, se postraron ante una
imagen de fundición. Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come
hierba" (Sal. 106:19-20). Jehová Dios era la gloria de ellos, pero cambiaron su gloria por
un buey que come hierba. Esto se parece a lo que describe Romanos 1:23 “y cambiaron
la gloria de Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre incorruptible, de
aves, de cuadrúpedos y de reptiles”. A pesar de eso, todo idólatra pretende que su ídolo
es el dios verdadero.

EL CULTO MEZCLADO

El culto mezclado es otro principio relacionado con los ídolos. Podemos aplicar este
principio a los cristianos contemporáneos. Muchos cristianos adoran a un becerro, y
están convencidos de que adoran al Señor Jesús o al Dios verdadero. En realidad lo que
ellos adoran es su disfrute . Muchos cristianos contemporáneos centran su culto en la
comida, la bebida, los deportes, el canto y el baile, alrededor de alguna clase de disfrute,
alrededor de un becerro de oro.

En la asamblea de Hermanos, algunos instructores enfocaron muy bien este punto.


Dijeron que el culto al becerro de oro al pie del monte Sinaí era una mezcla, porque
adoraban a un becerro como si fuese Dios, con las ofrendas adecuadas y en la forma
adecuada. Las ofrendas eran apropiadas y el ritual adecuado, pero el objeto del culto
estaba equivocado. Este es el punto que queremos recalcar cuando hablamos de mezcla.

No consideremos únicamente la manera en que los demás adoran. Debemos examinar


nuestra propia adoración. ¿Se trata de un culto puro o de una mezcla? El culto mezclado
está relacionado con el disfrute que procede del autoembellecimiento. Como lo hemos
visto, la idolatría involucra cinco principios: el embellecimiento de sí mismo, el hecho de
que Satanás usurpa los dones de Dios y los echa a perder, el culto a nuestro disfrute, la
pretensión de adorar al Dios verdadero, y la mezcla en el culto.

LAS PERSONAS DOTADAS FABRICAN IDOLOS

Aarón no era un Balaam; él era un sumo sacerdote auténtico, un compañero de lucha de


Moisés. El llevaba la delantera entre el pueblo de Dios, pero aún esta clase de persona
podía hacer un ídolo. No debemos pensar que Aarón podía hacer tal cosa, y nosotros no.
Cualquier líder de la iglesia es capaz de hacer eso. Tiemblo por el temor a hacer esa clase
de ídolos. Todos debemos tener cuidado al respecto, especialmente las personas
capaces, dotadas y muy talentosas.
Exodo 32:4 afirma que Aarón tomó el oro y “le dio forma con buril, e hizo de ello un
becerro de fundición”. No resultaba fácil tomar un montón de oro y darle forma de
becerro. Aarón usó un buril para realizar eso. Hemos visto que el principio fundamental
de un ídolo es el embellecimiento de sí mismo. Si no se embellece a un ídolo, ¿Quién lo
adoraría? El punto importante es éste: se requiere habilidad para dar al oro la forma de
becerro. Ciertas personas poseerán el oro, sin tener la capacidad de moldearlo en
becerro. Sin embargo, todo fabricante de ídolos, como Aarón, es una persona
capacitada, dotada, y muy talentoso. ¿Quién puede saber cuántos fabricantes de ídolos
existe entre los cristianos de hoy? Esos artesanos tienen mucho conocimiento, cultura y
capacidad. Los demás no tienen la capacidad de hacer ídolos, pues no tienen estos
talentos, pero estos artesanos sí tienen la capacidad de moldear oro en ídolos. Saben
hacer ídolos hermosos. A veces me pregunto: “¿qué estás haciendo aquí? ¿Estás
moldeando un ídolo? ¿Estás embelleciendo tu propia obra para que los demás la
adoren”. Tengo miedo de hacer alguna clase de ídolos.

Debemos considerar que el becerro de oro fue hecho por Aarón, el sumo sacerdote de
Dios. Esto es un punto importante. Además, él hizo este becerro en nombre de Jehová y
llevó la delantera en el culto del ídolo, presentando ofrendas a Dios y adorándole.
Cuando Moisés descendió y le preguntó a Aarón lo que había hecho, Aarón dijo una
mentira. Aarón afirmó que él tomó el oro y lo echó en el fuego, y que un becerro salió de
allí. Parece que Aarón decía a Moisés: “No me condenes, Moisés. Sólo eché oro en el
fuego, y salió este becerro”. Por supuesto Aarón hizo el ídolo. El era un típico fabricante
de ídolos.

Abramos los ojos y veamos la situación idólatra que predomina entre muchos cristianos
contemporáneos. “¿Piensa usted que ninguno de los líderes cristianos destacados
fabrica ídolos? ¡Ojalá y ningún líder cristiano fabricara ídolos! Si tal fuese el caso, le
daría sinceras gracias al Señor y lo adoraría por eso. Podría alabar al Señor porque
ningún obrero cristiano fabrica ídolos. No obstante, El Señor sabe que ahora muchos
Aarónes, muchos líderes cristianos capaces, fabrican ídolos. Estos Aarónes no son falsos
profetas ni tampoco verdaderos profetas gentiles como Balaam. Son sacerdotes
auténticos, designados por Dios. No obstante, fabrican ídolos en el nombre del Dios que
ellos sirven, y enseñan a los demás a adorar a estos ídolos con ofrendas que deberían ser
presentadas a Dios, y en una manera que corresponde al culto a Dios. Esta es una
mezcla y es muy sutil.

Si usted habla de este asunto con uno de estos Aarones contemporáneos, él


probablemente diría: “No adoramos a un ídolo, adoramos al Señor. Festejamos con El, y
ofrecemos Sus holocaustos y Sus sacrificios de paz ¿Cómo puede afirmar usted que
adoramos a un ídolo?” Efectivamente, adoran aparentemente a Dios tal como debería de
ser, pero Dios en realidad no es el objeto del culto. Por el contrario, un becerro de oro
reemplaza al Dios verdadero. Originalmente era el oro del autoembellecimiento, pero
ahora el oro ha sido cambiando en forma y ha sido moldeado en becerro.

Por tener un ídolo entre ellos, los hijos de Israel quebrantaron la ley inconsciente e
involuntariamente. Aarón quizá haya dicho que ellos no tenían ninguna intención de
quebrantar la ley. Ninguno de ellos deseaba quebrantar la ley, pero lo hicieron de todos
modos. Cuando Moisés vio esta situación de idolatría entre el pueblo, ardió su ira. No
pudo controlarse y “arrojó las tablas de sus manos y las quebró al pie del monte” (v. 19).
Moisés era el mediador que Dios usó para dar la ley. Cuando él arrojó las tablas de sus
manos, y las quebró, la ley entera fue destruida. En un próximo mensaje, veremos cómo
Moisés aniquiló a los idólatras.

Este mensaje presenta un asunto importante: Dios no dio la ley a los hijos de Israel con
la esperanza de que ellos la guardarían. Cuando Dios promulgó la ley, El deseaba que Su
pueblo se diera cuenta de su incapacidad de observarla. No podían hacer otra cosa que
quebrantar la ley. Al adorar el becerro de oro, quebrantaron la ley de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y CUATRO

EL PRINCIPIO DE LA IDOLATRIA
DEL BECERRO DE ORO

Lectura bíblica: Ex. 32:7-14; 19-29

En el mensaje anterior, mencionamos que debemos encontrar los principios implicados


en el capítulo treinta y dos de Exodo. Antes de proseguir y considerar el asunto del ídolo
y de los idólatras, debemos considerar el principio de la idolatría del becerro de oro.

En Génesis ya se adoraban ídolos, pero el culto al ídolo en Exodo treinta y dos es algo
único. Mas de dos millones de personas fueron rescatadas de las manos del faraón y
sacadas de la tierra de tiranía. Cruzaron el mar rojo y atravesaron el desierto. Estas
personas habían visto los numerosos milagros que cumplió Dios por ellos. Aún cuando
hicieron el ídolo y lo adoraban, todavía recogían el maná que bajaba de los cielos. Se
encontraban en una situación bajo cuidado milagroso de Dios. Sin embargo, hicieron un
ídolo y lo adoraron como si fuese ese Dios que los había sacado de Egipto y los condujo
al monte Sinaí.
Moisés ya había subido al monte una vez y había bajado. Todo el pueblo sabía eso.
Moisés seguramente les habrá dicho algo acerca de la promulgación de la ley de Dios.
Creo que Moisés debe de haberles hablado de los diez mandamientos. Luego Moisés fue
llamado de nuevo al monte y permaneció allí durante cuarenta días. Según el contexto,
el ídolo, el becerro de oro no fue hecho al principio de estos cuarenta días. Como ya lo
hemos mencionado, el becerro de oro fue hecho probablemente hacia el final de esos
cuarenta días.

DOS ESCENAS

En Exodo 32, vemos dos escenas: la primera en el monte y la otra al pie del monte. La
escena del monte era maravillosa. Allí recibió Moisés el diseño del tabernáculo y su
mobiliario. Dios probablemente inscribió la ley en las tablas de piedra con Su dedo
cuando Arón y sus ayudantes hicieron el becerro de oro al pie del monte. En la cumbre
del monte, se inscribía la ley, pero al pie del monte, hacían un ídolo. Esta comparación
es muy significativa.

Podemos comparar la situación del pueblo de Dios hoy en día a la de los hijos de Israel
en el monte Sinaí. El Señor Jesús ha ido a los cielos, donde se encuentra ahora. En los
cielos, el Señor revela el diseño acerca de Su morada en la tierra. En el Antiguo
Testamento Moisés se encontraba en el monte, pero el Nuevo Testamento muestra que
el Señor Jesús está ahora en los cielos. Si usted lee detenidamente el libro de Hebreos,
verá que la experiencia de Moisés en el monte Sinaí era todo una tipología. La revelación
que recibió Moisés acerca del tabernáculo tipificaba la revelación actual acerca de la
morada de Dios. Vemos eso particularmente con el sacerdocio. El sacerdocio revelado a
Moisés tipificaba el sacerdocio neotestamentario revelado por el Señor Jesús en los
cielos.

Mientras Moisés permanecía en el monte, el pueblo de Dios empezó a adorar el ídolo del
becerro de oro. En principio, pasa lo mismo entre los cristianos contemporáneos. ¿Qué
pasa en la tierra entre los cristianos mientras el Señor demora en los cielos? El pueblo
de Dios se hace becerros de oro y los adora. Existe una gran similitud entre la situación
de los hijos de Israel en Exodo 32 y la situación actual del pueblo de Dios. De hecho, la
situación actual es prácticamente una réplica de lo que sucedió en el Antiguo
Testamento.

Moisés recibió una revelación sobre el tabernáculo como morada de Dios y sobre el
sacerdocio para el servicio de Dios. Del mismo modo, después de Su ascensión a los
cielos, el Señor reveló Su morada y Su sacerdocio. En los varios escritos del Nuevo
Testamento, apóstoles como Pablo, Pedro, y Juan trabajaban juntos con el Cristo en los
cielos para revelar el diseño de Dios. Al leer las epístolas del Nuevo testamento,
podemos ver el modelo y el diseño de la morada de Dios y Su sacerdocio. En las
epístolas de Pablo, Pedro y Juan, podemos ver el modelo de tabernáculo, del arca, del
candelero, la mesa de los panes de proposición, el altar del incienso, el altar de bronce,
el lavacro, y todos los utensilios relacionados con la morada de Dios. Además, en todas
estas epístolas, podemos ver también el sacerdocio. Eso fue revelado en los cielos, pero
al pie del monte, los cristianos están haciendo un becerro de oro.

EL CULTO MEZCLADO

Es importante ver que la adoración del becerro de oro en Exodo 32 fue una mezcla.
Adoraban un ídolo como debían adorar a Dios. Esta practica es muy común entre los
cristianos contemporáneos. Los cristianos pueden adorar de una manera apropiada,
pero el verdadero objeto de su adoración puede ser algo que no es Dios mismo. Si
tenemos una visión clara y celestial, nos daremos cuenta de que la mayor parte de la
adoración de los cristianos contemporáneos constituye una mezcla. Adoran algo que
pretende ser Dios como si en realidad fuese Dios mismo.

Después de que Aarón hiciera el becerro de oro, el pueblo dijo: “Israel, éstos son tus
dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto” (Ex. 32:4). El pueblo adoraba al becerro de
oro como si fuese el Dios que los sacó Egipto. ¿No fue eso una mezcla? Además leamos
Exodo 32:5 y 6, : “y viendo esto Aarón, edificó una altar delante del becerro; y pregonó
Aarón y dijo: mañana será fiesta para Jehová y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron
holocaustos, y presentaron ofrendas de paz, y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se
levantó a regocijarse”. Edificaron un altar delante del ídolo, y el pueblo ofreció
holocaustos y sacrificios de paz. Esto indica que adoraban al ídolo tal como debían
adorar a Dios. Esto fue toda una mezcla. En otras palabras, esta adoración no era pura.
Podemos comparar la adoración entre los cristianos contemporáneos con la de los hijos
de Israel en el monte Sinaí. La adoración del becerro de oro por los hijos de Israel es un
cuadro de la adoración impura entre los cristianos contemporáneos.

La adoración del becerro de oro difería de la adoración pagana de los ídolos. El becerro
de oro fue adorado por un pueblo redimido en el nombre del Señor, Su redentor.
Después de hacer el becerro de oro, el pueblo declaró que eso era el Señor que los había
sacado de la tierra de Egipto. Esto indica que adoraban a un ídolo en el nombre de
Jehová su Dios.

Además, adoraban a este ídolo tal como debían adorar a Dios, es decir, en la manera
ordenada por Dios. Ofrecían al ídolo el tipo de ofrenda que debían ofrecer a Dios. Se
trata de una mezcla vergonzosa.
La gente condenaría fácilmente la adoración pagana de los ídolos, pero no es fácil
condenar la expresión actual de la adoración impura que vemos en Exodo 32, una
adoración llena de mezcla. ¿Tiene usted la seguridad de que los supuestos servicios de
adoración en las catedrales y capillas actuales son una adoración pura de Dios? ¿Es
realmente Dios el que adoran? Si Dios no es Aquel que adoran, entonces cuál es el
objeto de adoración? Si la adoración no pertenece a Dios, se trata de una adoración
extraña. Cantarán cánticos a Dios y le dirigirán oraciones, pero en realidad la adoración
es destinada a alguien o algo que no es Dios mismo.

NO USARON LOS DONES DE DIOS


PARA EL PROPOSITO DE DIOS

Veamos cuál es el principio de esta clase de adoración. El principio de la idolatría del


becerro de oro muestra que las riquezas y los tesoros, los dones de Dios, tanto
materiales como espirituales, no fueron usados adecuadamente para el propósito de
Dios. Debemos ser cuidadosos acerca de las cosas materiales y espirituales que
recibimos de Dios, pues quizá no usemos adecuadamente estas bendiciones para el
propósito de Dios. Por ejemplo, supongamos que usted tiene la capacidad de enseñar la
Biblia, y usa esta capacidad para emprender un trabajo. Su capacidad de enseñar la
Biblia es un don de Dios, pero ¿usa usted este don adecuadamente para el propósito de
Dios, o lo usa usted para edificar algo que no es el propósito de Dios? En este ultimo
caso, usted estará haciendo un becerro de oro. Esta no es una postura extremista. Creo
que algún día, en esta era o en la próxima, todos tomaremos conciencia de que en
principio, esto equivale a un becerro de oro, algo que Dios condena. Muchos Aarones
contemporáneos han fabricado numerosos becerros de oro.

Los que poseen el don de predicar el evangelio pueden usar su capacidad para fabricar
un becerro de oro. Un hermano puede ser evangelista. Dios le ha dado verdaderamente
el don de predicar el evangelio, pero este hermano debe preguntarse cuál es su propósito
al ejercer este don. ¿Es su propósito puro? ¿Es genuino?. Estas preguntas merecen seria
consideración.

Debemos examinarnos a nosotros mismos y preguntarnos lo que estamos haciendo y


cuál es nuestro propósito al hacerlo. La mayor tentación de los obreros cristianos
dotados es el trabajo mismo. La obra que estamos haciendo es la mayor tentación en sí.
Si usted estudia la historia de la iglesia y biografías de los diferentes predicadores y
evangelistas, verá que muchos han edificado ídolos. Algunos se han erigido en ídolos, es
decir, se han convertido ellos mismos en ídolos, en becerros de oro. Eso corresponde al
principio de la idolatría del becerro de oro, el principio según el cual no se usa
adecuadamente los dones recibidos de Dios para Su propósito.
EL PUEBLO REDIMIDO POR DIOS HIZO UN IDOLO

El becerro de oro difiere de un ídolo pagano. Resulta difícil describir este becerro de oro.
No deberíamos llamarlo un ídolo cristiano. Podemos decir que el becerro de oro en
Exodo 30 es un ídolo hecho por el pueblo redimido de Dios. Los paganos no hacen ni
adoran a ídolos en forma de becerro de oro. Tuvo que ser el pueblo redimido de Dios,
aquellos que fueron redimidos por la sangre del cordero pascual, que fueron sacados de
Egipto, y que disfrutaron los milagros de Dios, aún cuando hacían el ídolo. Ciertamente
los hijos de Israel no eran paganos. Aún cuando hacían el becerro de oro, comían el
maná que milagrosamente bajaba del cielo. Además, conocían el nombre de Jehová y
sabían cómo adorar Dios con ofrendas. Hicieron un ídolo sin ser paganos.

No se imagine que no existen ídolos entre los cristianos contemporáneos. Los cristianos
no tienen ídolos paganos, pero sí tienen ídolos hechos por cristianos. Los cristianos han
hecho muchos ídolos, particularmente los líderes cristianos, los evangelistas e
instructores bíblicos.

DIVISION, IDOLATRIA Y FORNICACION

Si usted conoce los principios neotestamentarios, se dará cuenta de que estos tres
asuntos están relacionados uno con otro: la división, la idolatría, y la fornicación. La
división acompaña a la idolatría y la idolatría a la fornicación, tanto espiritual como
física. En realidad, la división es una fornicación espiritual.

En cuánto hicieron el becerro de oro, se produjo una división entre los hijos de Israel.
Supongamos que el pueblo redimido de Dios hubiese hecho más de un ídolo en Exodo
32. Se hubiera producido inmediatamente otra división. Diez ídolos causarían diez
divisiones.

Las divisiones entre los cristianos se relacionan con los ídolos edificados en el nombre
del Señor. Supongamos que un grupo de cristianos se reúne para adorar al Señor.
Después de cierto tiempo, algunos hermanos, infelices por la situación de ese grupo,
decide iniciar otra reunión en la misma localidad. Esta es una división que involucra la
idolatría. En 1 Co. 1, Pablo pregunta: “¿está dividido Cristo?” (1 Co.. 1:13). En el mismo
principio podemos preguntar: “¿Está Dios dividido?” Adoramos al mismo Dios, por lo
tanto ¿por qué debemos ser divididos? La división puede indicar, o por lo menos
implicar, que algunos adoran algo que no es el verdadero Dios. Podemos adorar algo o
alguien en nombre de Jehová, sin que eso sea el Señor mismo. Además, podemos adorar
algo que no es Dios, con ofrendas que deben ser ofrecidas a Dios y de una manera
adecuada para la adoración a Dios.
Hemos visto que la división está relacionada con la idolatría. Cuando una persona
comete idolatría, seguirá y cometerá fornicación. Fornicación significa confusión. Si
alguien está confundido acerca de Dios, lo estará también en cuanto al hombre? En la
carta a Tiatira en Apocalipsis 2, vemos la idolatría y también la fornicación. La idolatría
y la fornicación son dos hermanas malignas que siempre van juntas. Si una está
presente, la otra estará presente también.

La principal fuente de división y de fornicación es la idolatría. Aarón hizo un becerro de


oro, y eso causó una división. La división entre los hijos de Israel se debía a la adoración
del becerro de oro.

En principio, el hecho de hacer el becerro de oro fue un abuso de los dones de Dios. Los
hijos de Israel usaron el oro que Dios les había dado milagrosamente, e hicieron el
becerro. Dios sometió milagrosamente a los egipcios, y dio su oro a los hijos de Israel.
Dios deseaba que el oro dado a los hijos de Israel sería empleado para la edificación de
Su tabernáculo. Pero antes de erigir el tabernáculo, el pueblo abusó del oro usándolo
para su autoembellecimiento. Luego usaron este oro para hacer el becerro. Vemos así
que el principio de idolatría involucra el abuso de lo que Dios nos ha dado y el hecho de
no usar Sus dones para Su propósito.

EL IDOLO RELACIONADO CON LA DIVERSION


Y EL ENTRETENIMIENTO

El pueblo abusó también de lo que Dios le había dado y lo usó para su diversión y
entretenimiento. La adoración del becerro de oro fue una clase de diversión y
entretenimiento. Los hijos de Israel se divirtieron con este ídolo. Leamos Exodo. 32:6 “y
se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse”. Cuando Moisés y Josué
bajaron del monte, oyeron los cantos, vieron el becerro y las danzas" (vs 18-19). Esto
suena a diversión y entretenimiento. Esta es una advertencia para nosotros: no debemos
reunirnos con el propósito de divertirnos o entretenernos. Efectivamente tenemos el
disfrute del Señor, pero eso no es una forma de entretenimiento.

Consideren la situación entre los cristianos contemporáneos acerca del deseo de


entretenerse. Es difícil encontrar un servicio de iglesia desprovisto de una forma de
entretenimiento. Se usan varias formas de entretenimiento para atraer a la
muchedumbre. Sin entretenimiento, la gente no se desplaza. Quieren ir donde hay
entretenimiento. Hoy en día muchos adoran alguna clase de becerro de oro para su
entretenimiento.
Debemos tener cuidado de no abusar de los dones materiales o espirituales que nos ha
dado Dios. No debemos usar ninguna de las cosas materiales que nos ha dado Dios, para
nuestra diversión o entretenimiento. Si las usamos de esta manera, tendremos un
becerro de oro. Del mismo modo, no debemos abusar de los dones espirituales, como el
don de la enseñanza, o de la predicación, para nuestra diversión o entretenimiento. Los
que han recibido dones espirituales corren el peligro de abusar de estos dones y edificar
algo para su propio propósito, su propia diversión y entretenimiento. Esto equivale a
hacer un becerro de oro.

Si vemos verdaderamente este principio, nos daremos cuenta de la situación lamentable


y trágica que predomina entre los cristianos contemporáneos. Vemos becerros de oro
casi en todas partes. La gente canta a un becerro de oro, lo alaba, se regocija delante de
él. En la presencia de un becerro de oro, la gente come, bebe, hace deporte, y baila.
Pretenden alabar al Señor, cantar a Dios, y regocijarse delante de El, pero debemos
preguntarnos ¿a quién adoran ¿Jehová Dios, o el dios del becerro de oro?

Yo he orado desesperadamente al Señor en cuanto a esta situación, y a lo que estoy


diciendo al respecto. Tengo la obligación de señalar este principio al pueblo del Señor.
No obstante, no quiero ir a los extremos. No creo que en este mensaje he ido demasiado
lejos al respecto. Debo testificar que en lo profundo de mi espíritu, tengo una visión de
la escena de Exodo 32, en su aplicación actual. También puedo testificar que en el
transcurso de los años, he estado en guardia para no edificar que sirva mi propio
propósito o para mi entretenimiento o diversión. A los ojos de Dios, todo lo que
edificamos para nuestro propósito o entretenimiento constituye un becerro de oro. Este
becerro causará siempre divisiones. Han hecho becerros continuamente, y las divisiones
surgieron del culto a estos becerros de oro. Esta situación se puede repetir entre los
cristianos contemporáneos.

Todos debemos ver la diferencia que existe entre la adoración pura al Señor y un culto
mezclado. Un culto mezclado consiste en adorar un becerro de oro en el nombre del
Señor. En esta clase de adoración, la gente adora a un becerro de la misma manera en
que adorarían al Señor. Hemos visto que eso difiere de la adoración pagana, porque el
culto mezclado es un asunto de adorar a un ídolo en el nombre del Señor y en la manera
en que adorarían al Señor.

MILAGROS HUMANOS

Leamos Exodo 32:21 “Y Moisés dijo a Aarón: ¿qué te ha hecho este pueblo, que has
traído sobre él tan gran pecado?” Aarón intentó justificarse diciendo: “por qué me
dijeron: haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón
que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y yo les
respondí: ¿Quién tiene oro? apartadlo, y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este
becerro” (vs. 23-24). En Génesis Jacob pidió a su familia que se despojaran de sus
zarcillos y que los sepultaran debajo de una encina con el fin de ser puros y subieran a
Betel para construir un altar al verdadero Dios (Gn. 35:2-4). Aarón también pidió al
pueblo que quitaran sus zarcillos, pero con un propósito muy distinto. Arón dijo a
Moisés que él echó el oro en el fuego y que salió un becerro. Quizá Aarón intentaba decir
que el becerro salió por alguna clase de milagro. Aarón quizá quería decir: “Eché el oro
al fuego, y salió milagrosamente este becerro. ¿No fue algo de Dios? ¿Cómo hubiera
podido hacer esto? Fue un milagro”. Este “milagro” fue forjado por las manos de Aarón
y no por Dios.

Los cristianos contemporáneos acostumbran tener milagros humanos. Por ejemplo,


algunos predicadores pretenden que se producen casos de sanidad en sus reuniones. No
obstante, estas sanidades quizá no vengan de la mano de Dios, sino de la mano de estos
mismos predicadores. Hace años, asistí a una reunión y observé muchos casos de
sanidades humanas. En algunos casos, la gente fue sanada momentáneamente. Después
de cierto tiempo, su enfermedad regresaba. Sin embargo, los que dirigen estas reuniones
se jactan de que estas sanidades son genuinas. En realidad tienen un becerro de oro en
sus reuniones. Pretenden que Dios opera milagros cuando en realidad son hechos por
los esfuerzos, la promoción y la publicidad de los hombres. No creo que la
muchedumbre que se reúne alrededor de ciertos predicadores actuales son el resultado
de milagros cumplidos por Dios. No, el becerro de oro no salió milagrosamente del
fuego; fue moldeado por las manos del hombre.

Si entendemos claramente el principio de la idolatría del becerro de oro, tomaremos


cuidado de no echar “oro en el fuego” y no moldear oro con buriles. Tendremos miedo
de no usar nuestra capacidad para hacer un becerro de oro. Esta es la razón por la cual
he tenido comunión a menudo con los que llevan la delantera y con los colaboradores,
diciéndoles que no debemos laborar demasiado. Si algo viene verdaderamente del
Señor, El mismo lo cumplirá. No necesitamos hacer tanto. Si intentamos laborar
demasiado por nosotros mismos, acabaremos haciendo un becerro de oro. Todos
debemos tener cuidado, pues aún en las iglesias locales, podemos hacer becerros de oro.
Todos debemos ver el principio de la idolatría del becerro de oro y guardarnos de ella.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y CINCO

DESTRUYE AL IDOLO Y A LOS IDOLATRAS


Lectura bíblica: Ex. 32:7-14, 19-29

En los mensajes anteriores, hemos considerado el quebrantamiento de la ley y el


principio del ídolo del becerro de oro. Ahora proseguimos y veremos cómo Moisés
destruyó al ídolo y a los idólatras.

LA PETICION DE MOISES POR LOS IDOLATRAS

La palabra de Jehová acerca de los idólatras

Moisés no fue el primero en enterarse de que los hijos de Israel practicaban la idolatría
al pie del monte. Dios le habló al respecto: “anda, desciende, porque tu pueblo que
sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido” (v. 7). Dios dijo claramente a Moisés
que el pueblo se había corrompido.

¿Cree usted que existe grupos de cristianos que no se han corrompido en la tierra hoy en
día? El enemigo de Dios usa los ídolos para corromper a los cristianos. Los ídolos
corrompen. Nada nos puede corromper más que los ídolos. Todo lo que usted ama por
encima de Dios constituye un ídolo, y eso lo corrompe a usted. La corrupción por
idolatría trae muchas cosas pecaminosas. Si amamos algo por encima de Dios, eso se
convertirá en un factor corruptible que nos inducirá a pecar. Por consiguiente, debemos
estar en alerta y no amar a nada por encima de Dios, porque eso se convertiría en ídolo
corruptible.

En cuánto a los idólatras, el Señor prosigue y dice a Moisés: “Pronto se han apartado del
camino que Yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado y le
han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la
tierra de Egipto” (v. 8). Los hijos de Israel estuvieron bajo los tratos de Dios y fueron
entrenados durante un año aproximadamente. Vieron los muchos milagros que cumplió
Dios. Resulta difícil creer que pudieron apartarse tan rápidamente del camino de Dios.

¿Cuál es la situación de los cristianos contemporáneos acerca del camino de Dios? Los
cristianos poseen la Biblia, pero muy pocos toman el camino de Dios. Por el contrario,
muchos se han apartado haciendo un becerro de oro y adorándolo.

El versículo 9 relata lo que el Señor añadió: “Yo he visto a este pueblo, que por cierto es
pueblo de dura cerviz”. Eso significa que el pueblo era terco y que no estaba dispuesto a
someterse o a convencerse de la necesidad de cambiar. Eran duros de cerviz, y además
todo su ser era insumiso. Pasa lo mismo con muchos cristianos contemporáneos. ¿Quien
puede someter a estos cristianos que adoran a un becerro de oro? ¿Quién puede
convencerlos de actuar de otro modo? Si usted intenta hablar con ellos, lo considerarán
como hereje.

En el versículo 10, el Señor declara: “ahora, pues, déjame que se encienda Mi ira en
ellos, y los consuma; y de ti Yo haré una nación grande”. Esto indica que Dios
consideraba destruir a los hijos de Israel. Ciertamente El no habría hablado así con
Moisés para atemorizarlo. Ciertamente el Señor pensaba lo que decía. El pensaba
preservar a Moisés y su familia y hacer de Moisés una nación que cumpliría Su
propósito y Su promesa a los antepasados Abrahán, Isaac, y Jacob.

La intercesión de Moisés

En Exodo 32:11-13, Moisés intercede por los idólatras. Leamos el versículo 11 “Entonces
Moisés apaciguó el rostro de Jehová su Dios y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá
Tu furor contra Tu pueblo, que Tú sacaste de la tierra de Egipto, con gran poder y mano
fuerte?” (Hebreo). La palabra hebrea traducida por “apaciguó” significa ablandar,
intervenir en favor de. El significado literal es hacer que el rostro de una persona
parezca dulce o agradable. Dios tenía una expresión de ira en Su rostro, y Moisés
intentaba apaciguar el rostro de Dios, hacer que Su rostro exprese felicidad. Moisés
procuraba que Dios estuviese en favor de los idólatras. Esta fue la intercesión de Moisés.

Parece que a Moisés no le cautivó la posibilidad de convertirse en gran nación, según la


palabra de Dios. El Señor estaba diciendo que el pueblo se encontraba en una situación
irremediable, que El los consumiría, y que haría de Moisés una gran nación. Si yo
hubiera estado allí, quizá me hubiese tentado esta situación. Nos resulta fácil decir:
“Amén, Señor. Todo el que diga, Señor”, en actitud de Humildad. No obstante, Moisés
no sucumbió a esta clase de pensamiento. Por el contrario, él apaciguó la cara de furor
de Dios en favor de los idólatras.

En el versículo 7, el Señor declara a Moisés que el pueblo es suyo y que él los había
sacado de la tierra de Egipto, pero en el versículo 11, Moisés pregunta al Señor: “¿por
qué se encenderá Tu furor contra Tu pueblo, que Tú sacaste de la tierra de Egipto con
gran poder y con mano fuerte?” Aquí Moisés parece decir: “Señor, Tú afirmas que son
mi pueblo y que yo los saqué de Egipto, pero Señor, éste es Tu pueblo, no el mío. Tú los
sacaste de la tierra de Egipto; yo no lo hice. No tuve la fuerza de hacerlo”. Moisés fue un
verdadero mediador, uno de los primeros abogados, en su intercesión con Dios.

Moisés prosigue : “¿por qué han de hablar los egipcios diciendo: para mal los sacó, para
matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de
tu ira, y arrepiéntete de este mal contra Tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac, y
de Israel tus siervos, a los cuáles has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo
multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra
descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para
siempre” (vs. 12-13). Moisés dijo al Señor que si El consumiera a Su pueblo, los egipcios
lo calumniarían a El. El señor debía cuidar Su nombre y no permitir que los egipcios lo
calumniaran.

Después de decir eso, Moisés instó al Señor a que se arrepintiera, y luego le recordó Su
pacto con Abrahán, Isaac, Israel. Moisés oraba sobre una base firme. El se mantuvo
sobre la palabra fiel de Dios, la promesa incambiable, en forma de pacto con los
antepasados de Moisés. Moisés parecía decir: Señor, si Tú consumes a este pueblo, vas a
quebrantar Tu palabra. Quebrantarás el pacto que hiciste con nuestros antepasados.
Permitirás que los Egipcios te calumnien, y además actuarás en contra de Ti mismo. Tú
eres el Dios de fidelidad, y no puedes olvidar Tus palabras".

El versículo 14 indica que la intervención de Moisés fue eficaz: “entonces Jehová se


arrepintió del mal que dijo qué había que hacer a Su pueblo”. Jamás pensaríamos que
Dios se arrepentiría, pero Moisés era un intercesor muy eficaz. El pudo convencer a Dios
a que se arrepintiera. Dios cambió de parecer y decidió que no consumiría al pueblo. El
rostro del Señor cambió de expresión y pasó del furor a algo placentero.

En lugar de Moisés, habríamos actuado de otro modo. Al oir las palabras de furor del
Señor, habríamos bajado rápidamente al pie del monte para destruir a los idólatras. Sin
embargo Moisés apaciguó al Señor antes de bajar. El arregló este asunto en la corte
celestial. Bajó después para destruir el ídolo y los idólatras.

MOISES DESTRUYE AL IDOLO

En el versículo 20, vemos cómo Moisés destruye con el ídolo del becerro de oro: “y tomó
al becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo,
que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel”. Aarón dijo que el
becerro había salido del fuego (v. 24). Aarón había usado el fuego para moldear el
becerro de oro, y Moisés usó el fuego para destruir el becerro. Después de quemar el
becerro, Moisés lo molió hasta reducirlo a polvo. Luego lo esparció sobre las aguas y
obligó a los hijos de Israel a beberlo. ¿Cuál es el significado de esto? Eso significa que
finalmente los que adoran un ídolo deben beber de este mismo ídolo que adoran.
Podemos comparar eso con el dicho según el cual cosechamos lo que sembramos, o que
comemos el resultado de lo que hacemos.
Por cierto, el agua con polvo de oro no tenía un sabor muy bueno. Un té puede ser
agradable, pero no un agua con oro. A un idólatra, no le agrada beber al ídolo que él
adora. lo podemos confirmar por experiencia. Todo lo que adoramos como ídolo, se
convierte finalmente en el agua que debemos beber. En el pasado, todos teníamos
ídolos, y finalmente los bebimos. Beber ídolos no es ningún disfrute; es un castigo, y eso
es un principio. Los ídolos que adoramos se convertirán siempre en el agua que
debemos beber.

Ningún relato especifica que Dios le pidió a Moisés que quemara el becerro de oro, lo
moliera, lo redujera a polvo, esparciera el polvo sobre el agua, y forzara a los idólatras a
beberlo. No obstante, Moisés actuó así conforme al corazón de Dios, y Dios estaba
complacido con lo que hizo Moisés.

MOISES DESTRUYO A LOS IDOLATRAS

En Exodo 32:21-24, Moisés reprendió a Aarón, quien había moldeado el ídolo. En los
versículos 25 a 29, él destruyó a los adoradores del ídolo. Viendo que el pueblo estaba
desenfrenado, “se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿quién está por
Jehová? júntense conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví” (vs. 25-26).
Moisés llamó a los vencedores. El culto al becerro de oro causó división, pero el llamado
de Moisés no causó ninguna división; produjo una purificación.

Cuando los levitas se reunieron con Moisés, él les dijo: “así ha dicho Jehová, el Dios de
Israel: poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por
el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente” (v. 27).
El versículo 28 declara: “y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y
cayeron del pueblo en aquél día como tres mil hombres”. Eso produjo un resultado: los
hijos de Leví fueron separados de sus hermanos para reemplazar a la nación de Israel en
el sacerdocio de Dios (v. 29; Dt. 33:8-10). Deuteronomio 33:9 lo menciona también:
“quien dijo de su padre y de su madre: nunca los he visto; y no reconoció a sus
hermanos, ni a sus hijos conoció; pues ellos guardaron tus palabras, y cumplieron Tu
pacto.” En otras palabras, los levitas negaron hasta su parentesco con los adoradores del
becerro de oro.

Esta parentela nos representaban a nosotros. Dentro de nosotros, muchos “parientes”


adoran al becerro de oro y debemos “matarlos”. De otro modo, seremos nombrados
entre los que han perdido el sacerdocio.

En Exodo 19, Dios deseaba que toda la nación de Israel fuese una nación sacerdotal, un
reino de sacerdotes. Esto significa que Dios consideraba a cada uno de ellos como
sacerdote. La mayoría de los hijos de Israel perdió el sacerdocio por adorar al becerro de
oro. Entonces el sacerdocio pasó a una sola tribu, la tribu de Leví, porque los levitas
estaban dispuestos a matar a los adoradores del becerro de oro. Al matar a los
adoradores del ídolo, los levitas se separaron de sus hermanos y se calificaron para tener
el sacerdocio de Dios. A partir de ese momento, una sola tribu entre toda la nación
continuó a ser sacerdotes de Dios.

Hoy en día existen millones de cristianos. ¿Son todos ellos sacerdotes de Dios? ¡No! La
mayoría de ellos adora al becerro de oro; se asocian en un culto impuro. Dios desea que
cada creyente en Cristo, cada hijo de Dios, sea un sacerdote. Apocalipsis 1:6 y 5:10 lo
indica claramente. La relación de Dios tiene una meta: todos los creyentes deben ser
sacerdotes de Dios, pero en el transcurso de los siglos, el culto impuro, la adoración del
becerro de oro, ha descalificado a muchísimos cristianos y les ha impedido servir a Dios
como sacerdotes. El culto impuro fue la causa por la cual la mayoría de los creyentes
perdió su sacerdocio. Así como una sola tribu poseía el sacerdocio en el Antiguo
Testamento, existe ahora una minoría que por su fidelidad al Señor mata el culto
impuro y guarda así el sacerdocio.

Puedo testificar que hemos sido fieles al Señor por más de medio siglo. Hemos pasado
por persecuciones, oposición, calumnias, y difamación porque no estábamos dispuestos
a perder nuestro sacerdocio. El Urim y el Tumim nos acompañan, pues tenemos el
sacerdocio. Esa es la razón por la cuál recibimos luz de la Biblia. Cuando abrimos la
Palabra de Dios, recibimos iluminación. Esta es la experiencia del Urim y del Tumim,
los cuales son una gran bendición para los que guardan el sacerdocio de Dios.

Leamos Deuteronomio 33:8 y 9 “y Leví dijo: tu Tumim y tu Urim sean para Tú varón
piadoso, a quien probaste en Masáh con quien contendiste en las aguas de Meriba,
quien dijo de su padre y de su madre: nunca los he visto; y no reconoció a sus hermanos,
ni a sus hijos conoció; pues ellos guardaron tus palabras, y cumplieron tu pacto”. A los
levitas se les concedió el derecho de tener sacerdocio con el Tumim y el Urim porque
eran fieles a Dios y mataron a los adoradores del becerro de oro. El sacerdocio de Dios
depende del Urim y del Tumim. Mas tarde, cuando los levitas dejaron de ser fieles,
perdieron también el Urim y el Tumim. Al perder el Urim y el Tumim, perdieron el
sacerdocio de Dios.

Necesitamos ser puros, y debemos matar el culto impuro, la adoración del becerro de
oro. Este es el punto crucial aquí. Debemos matar el culto impuro entre los cristianos
contemporáneos, por nuestro propio bien y por Dios. Eso nos calificará para ser los
sacerdotes de Dios.
No debemos leer el capítulo treinta y dos de Exodo simplemente como un relato o como
parte de la historia de Israel. Debemos ver los principios contenidos en este capítulo.
Todos estos principios se aplican a nuestra situación actual. Debemos eliminar el
autoembellecimiento, y matar la adoración del becerro de oro y la parte de nuestro ser
que participa en este culto. Así nos preservaremos en la posición del sacerdocio de Dios,
y Dios dispondrá de una minoría de creyentes que cumplan Su propósito. ¡Ojalá y
veamos estos principios para discernir el camino que debemos tomar!

Nuestro camino no es divisivo; es el camino de la purificación. El recobro del Señor es


una purificación y no una división. El recobro depende de un grupo de levitas, fieles a
Dios y preservando su calidad de sacerdotes de Dios. ¡Alabado sea el Señor por el
sacerdocio de Dios y el Urim y el Tumim que hemos recibido de El!

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y SEIS

COMPAÑERO DE DIOS
(1)

Lectura bíblica: Ex. 32:30-33:23

En este mensaje, llegamos al relato de un asunto muy particular, un relato que revela
que Moisés era compañero de Dios (32:30-33:23).

SE NECESITABA UN MEDIADOR

El becerro de oro fue un golpe muy duro para Dios y para Moisés. Antes del becerro,
todo estaba tranquilo. Moisés se encontraba en la cumbre del monte con el Señor, y el
Señor le reveló el diseño del tabernáculo, su mobiliario y utensilios. Sin duda, Dios y
Moisés estaban muy contentos. No obstante, al final de los cuarenta días que Moisés
pasó en el monte con Dios, los hijos de Israel cometieron una maldad al hacer un
becerro de oro y al adorarlo. Así quebrantaron los cuatro primeros mandamientos.

La adoración del becerro de oro causó un problema grave. ¿Qué debería hacer Dios?
¿Podría abandonar a los hijos de Israel? ¿Debía abandonar el propósito por el cual los
sacó de Egipto? Por supuesto Dios no podía hacer eso. Si usted hubiera sacado a más de
dos millones de gente fuera de Egipto, no por sus propias ganas, sino conforme a la
promesa que usted hizo, ¿podría usted abandonarlos? ¡Por supuesto que no! Dios liberó
a los hijos de Israel para cumplir la promesa que El hizo a Abrahán, Isaac y Jacob. Dios
sacó al pueblo de Egipto, lo condujo a través del desierto, y los llevó al monte Sinaí,
donde El les dio entrenamiento. De repente, los hijos de Israel cometieron la maldad de
adorar al becerro de oro. Esto fue una sorpresa, y causó a Dios un grave problema. ¿Qué
debía hacer El? En principio, podemos tener la seguridad de que Dios no abandonaría a
Su pueblo ni a Su proyecto con ellos. Por el contrario, El seguiría con ellos. ¿Pero cómo
podría El seguir adelante con los hijos de Israel en esta situación?

El problema que Dios enfrentó con Su pueblo lo podemos comparar a ciertos problemas
que existen entre marido y esposa ó entre padres e hijos. Una esposa puede causar un
grave problema a su esposo, y los hijos hacer lo mismo con sus padres, pero el marido
no puede abandonar a la esposa, ni los padres a sus hijos. Debe haber una manera para
que sigan adelante juntos. Del mismo modo, Dios tuvo que encontrar la manera de
seguir con Su pueblo. El necesitaba salir del problema que ello causaron.

Dios encontró una salida por medio de Moisés como intermediario, mediador. Esta
posición de intermediario entre Dios y los hijos de Israel requería que Moisés estuviese
íntimamente relacionado con ambas partes. Moisés fue el único en reunir los requisitos
para ser mediador. El no tenía nada que ver con la adoración del becerro de oro. Se
mantuvo alejado de esta maldad y fue preservado en presencia de Dios. Por
consiguiente, él era la única persona pura entre el pueblo de Dios. Además Moisés era
muy allegado a Dios. Como lo veremos, la manera en que Moisés expresa su súplica a
Dios indica que disfrutaba de una relación íntima con El.

Yo creo que en lo profundo de Su corazón, Dios anhelaba que Moisés se presentaba


como mediador entre El y el pueblo. Dios deseaba que Moisés le proporcionara una
salida al problema. Sin un intermediario con capacidad de hablar íntimamente con Dios,
El no hubiera arreglado una solución a este problema. Sin duda, Dios deseaba ser
apaciguado. En Exodo 32:30, Moisés indica que se necesitaba una expiación: “Y
aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran
pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá pueda obtener la expiación de vuestro
pecado” (hebreo).

Los hijos de Israel ofendieron gravemente a Dios. Lo que hicieron era imperdonable. No
se trataba de alguna equivocación; hicieron un ídolo y lo adoraron como si fuese Dios.
Usaron el nombre del Señor en vano. Así ofendieron a Dios a lo sumo, y es como si no le
hubieran dejado a Dios ningún terreno para perdonarlos. Aparentemente Dios se
quedaba sin imposibilidad de intervenir, de perdonar esta ofensa o de decir algo al
pueblo. Aparentemente lo único que El podía hacer era destruir a los hijos de Israel. Por
consiguiente, se necesitaba un intermediario, un mediador, ¡Qué bueno que Moisés
estuvo allí como mediador entre Dios y los hijo de Israel!
CERCANO A DIOS

Ahora quisiera decir a todos los santos, y particularmente a los jóvenes, que servir al
Señor no es un mero asunto de manera o método. Servir al Señor es algo muy personal.
Si deseamos servir al Señor, debemos tener una relación íntima con El. De otro modo,
podremos ser buenos cristianos, sin tocar el corazón de Dios.

Moisés fue un hombre grandemente usado por Dios. En los mensajes anteriores, hemos
visto cómo Moisés fue suscitado y entrenado por Dios. Moisés fue levantado por Dios
durante los cuarenta primeros años de su vida, y él fue entrenado por Dios durante los
siguientes cuarenta años. Cuando Moisés cumplió ochenta años de edad, Dios se
presentó a él, lo llamó y lo usó. Dios le dio la visión de la zarza ardiente (3:2). La zarza
ardía en fuego, y no se consumía. Con esta visión, Dios parecía decir: “Moisés, tú eres
como esta zarza. Procuro usarte, pero no te consumiré, ni te quemaré. Arderé en ti
conforme a lo que Yo soy”.

Cuando Dios llamó a Moisés en Exodo 3, todavía no existía intimidad entre El y Moisés.
Moisés era nuevo para Dios. Podemos comparar la relación de ellos con la de un jefe con
un empleado nuevo. Dios, el patrón, habló a Moisés, el nuevo empleado y le preguntó si
aceptaría el empleo. Sabemos que finalmente Moisés quedó convencido de aceptar el
“trabajo” que el Señor le ofreció.

El período de tiempo que va del llamado de Moisés en Exodo 3, y la conversación que


sostuvo con Dios en Exodo 32 y 33, probablemente no excedió de dos años. En este
período de tiempo, Moisés llegó a ser íntimo con Dios.

Según el relato en Exodo, Moisés pasó un período de cuarenta días a solas con Dios en
dos ocasiones en la cumbre del monte. En la primera vez, Dios le proporcionó a Moisés
el diseño del tabernáculo y del mobiliario. La descripción aparece en seis capítulos, de
Exodo 25 a 30. ¿Cree usted que el contenido de estos seis capítulos ocupó Dios durante
todo este periodo de cuarenta días? Evidentemente eso no fue el caso. ¿Qué estaban
haciendo Dios y Moisés todo este tiempo? Disfrutaron probablemente de una comunión
íntima. Los hijos de Israel quizá hayan intentado encontrarse excusas por hacer el
becerro de oro, por el hecho de que Moisés se fue tanto tiempo. Algunos habrán dicho:
“no hemos oído ni del Señor ni de Moisés durante mucho tiempos. Nos dejaron aquí al
pié del monte, y aquí hemos estado por casi cuarenta días. El Señor y Moisés nos
sacaron de Egipto y nos trajeron a este lugar, pero no sabemos lo que les ha sucedido.
No vemos ni Dios ni Moisés. Por lo tanto, debemos hacer algo nosotros mismos. Por
supuesto, Dios no le dio al pueblo ninguna posibilidad de tener excusas. Del mismo
modo, Moisés no permitió que los hijos de Israel, y en particular Aarón, tuviesen una
excusa. Si a Aarón y a los hijos de Israel, se les hubiera permitido tener excusas,
probablemente habrían regañado a Moisés por haberse ido demasiado tiempo. Habrían
dicho: ”Moisés, ¿dónde has estado? te fuiste demasiado tiempo. ¿Desea el Señor que
seamos Su pueblo; quizá te quiera a ti solamente? Nos parece que Dios y tú nos han
olvidado".

Podemos decir que el Señor y Moisés quedaron juntos tanto tiempo, porque habían
llegado a una intimidad el uno con el otro. Tuvieron un buen tiempo juntos en la cumbre
del monte, pero este tiempo placentero fue un tiempo de prueba para los hijos de Israel.
Más tarde Dios pidió a Moisés que subiera al monte de nuevo, y estuvieron allí cuarenta
días más. Dios y Moisés disfrutaban el estar juntos. Se amaban el uno al otro, y querían
estar juntos.

CONOCE LO QUE ESTA EN EL CORAZON DE DIOS

El relato del libro de Exodo nos presenta muchos detalles acerca de la persona de
Moisés. Vemos que antes de los cuarenta primeros días que Moisés pasó en el monte
con Dios, su relación con Dios todavía no era íntima. Sin embargo, en el incidente del
becerro de oro, vemos que Moisés y Dios conversaron íntimamente. Esto indica el inicio
de la intimidad de Moisés con Dios. Moisés sabía lo que estaba en el corazón de Dios. El
bajó del monte, arrojó las tablas, molió el becerro de oro, y obligó al pueblo a beber el
agua en la cual este polvo había sido rociado. También pidió a un grupo de vencedores
que mataran a los idólatras. Moisés hizo todo eso conforme al corazón de Dios.

Moisés sabía que Dios no deseaba abandonar a los hijos de Israel, pero él sabía también
que Dios necesitaba una manera de solucionar el problema entre El y Su pueblo. Si
leemos detenidamente Exodo 32 y 33, veremos que Moisés estaba seguro de poder
solucionar el problema causada por la ofensa inexcusable del pueblo en contra de Dios.
Pues él sabía que podía apaciguar a Dios en esta situación. En Exodo 32:30, Moisés
parecía decir a los hijos de Israel: “ Ustedes cometieron un pecado tal que parece ser
imperdonable. Lo que ustedes hicieron es realmente imperdonable, pero iré y haré
expiación por ustedes”. Moisés estaba seguro de que se podía hacer una expiación,
porque sabía lo que estaba en el corazón de Dios, por haber estado con El cuarenta días
en la cumbre del monte.

En los cuarenta días de la estancia de Moisés con Dios, él ganó un conocimiento


completo del corazón de Dios, con respecto a los hijos de Israel. Moisés sabía que Dios
tenía un deseo: que Su pueblo fuese Suyo, y que se convirtiera en esposa Suya. Moisés
sabía que el pecado del pueblo al adorar el becerro de oro, no podía cambiar el deseo del
corazón de Dios. Esta ofensa creó un problema extremadamente difícil, pero Moisés
estaba seguro de que Dios la expiaría. El conocía el corazón de Dios y la manera de
acercarse él por el bien de Su pueblo.

Nosotros, los siervos de Dios, debemos conocer también lo que está en el corazón de
Dios. Muchos cristianos contemporáneos dan énfasis el hecho de que debemos tomar la
Palabra de Dios. Por supuesto, debe ser así. No obstante, si Moisés no hubiera hecho
más que tomar la palabra de Dios, no hubiera podido propiciar una reconciliación entre
Dios y el pueblo. El Señor le dijo a Moisés: “ Al que pecare contra mí, a éste raeré Yo de
mi libro” (32:33). Esta era la palabra de Dios, pero ¿era realmente la intención del
corazón de Dios? No, no lo era. La palabra de Dios es una cosa, y otra cosa puede ser el
deseo de Su corazón. Moisés se dio cuenta de que Dios estaba a punto de raer el pueblo.
Sin embargo, Moisés conocía el corazón de Dios y sabía que El no abandonaría a Su
pueblo. Como intermediario entre Dios y los hijos de Israel, Moisés sabía lo que estaba
en el corazón de Dios.

Cuando Moisés se presentó delante de Dios por esta situación, él no oró de forma
religiosa, como nosotros probablemente hubiéramos dicho: “Señor, gracias porque estás
lleno de misericordia”. Exodo 32:31 y 32 nos muestra que Moisés habló íntimamente
con el Señor como un hombre habla con un allegado.

No debemos conformarnos con conocer simplemente la palabra acerca de la economía


de Dios y el terreno de la iglesia. Si usted conoce la palabra acerca de la economía de
Dios y de la iglesia, será un hombre de la palabra, sin ser un hombre conforme al
corazón de Dios. Aparte de conocer la palabra, todos debemos conocer el corazón de
Dios. Es algo que los ancianos necesitan particularmente. Todos los ancianos deben ser
personas conforme al corazón de Dios. En Exodo 32 y 33, vemos en Moisés un hombre
que no es solamente justo en todas sus acciones, sino un hombre que conoce el corazón
de Dios y que actúa conforme al corazón de Dios.

El pecado que cometieron los hijos de Israel al adorar el becerro de oro causaron un
problema no solamente con Dios, sino también con Moisés. Moisés pudo haberse
preguntado: “¿Qué debo hacer al respecto? Esta situación provocará la burla del faraón
y de los egipcios, y se burlarán de Dios también”. No sabemos si Moisés consideró la
situación durante mucho tiempo, o si él ayunó y oró para buscar el favor de Dios. No
vemos ninguna indicación mostrando que Moisés se preguntaba si debía consultar
nuevamente al Señor en cuanto a ese asunto. Por el contrario, vemos que
inmediatamente después de destruir a los idólatras, él declaró a los hijos de Israel que
habían cometido un gran pecado, y que él procuraría la expiación por ellos. Moisés hizo
eso porque él entendía perfectamente la situación de los hijos de Israel y
particularmente el deseo del corazón de Dios. Durante estos cuarenta días en la cumbre
del monte, el Señor seguramente no dejó a Moisés a solas mucho tiempo y de vez en
cuando le comentó algo acerca del tabernáculo y de su mobiliario. Moisés y el Señor
probablemente tuvieron conversaciones largas. Como resultado de su comunión intima
con Dios, Moisés conocía la verdadera situación entre el pueblo y él se sentía seguro de
poder apaciguar al Señor.

MAS QUE AMIGO

En este punto, la Biblia reconoce que Moisés era compañero de Dios. Leamos Exodo
33:11 “y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero”.
La palabra hebrea traducida por “compañero” difiere de “amigo” usado en le caso de
Abrahán en 2 Crónicas 27 e Isaías 41:8. En su calidad de amigo de Dios, Abrahán había
sido separado de los idólatras (Jos. 24:2-3), y él intercedió por Lot (Gn. 18:16-33). El
apóstol Jacobo escribió también que Abrahán era amigo de Dios (Jac 2:23): Abrahán no
solamente fue justificado por Dios, sino que se convirtió en amigo de Dios. Dios
consideraba a Abrahán como un allegado, una persona por la cual sentía afecto. No
obstante, Moisés no era solamente amigo de Dios como Abrahán; era también Su
compañero.

Entre dos personas primero existe amistad y luego compañerismo; por ejemplo, dos
personas se lían de amistad antes de casarse. Luego su amistad llega a ser
compañerismo. Después de casarse, ya no se consideran como amigos, sino
compañeros.

La palabra “compañero” incluye la amistad, pero va mucho más allá, y comprende una
asociación íntima. La palabra hebrea traducida por “compañero” significa asociado. Un
compañero es un socio. Si usted se asocia a otra persona, tienen intereses comunes, una
empresa común en una carrera común. No quiero decir que no existía ningún interés
común entre Abrahán y Dios. Compartían un interés común, pero no se comparaba a lo
que existía entre Dios y Moisés. Dios y Moisés eran socios a lo sumo en una gran
empresa, ambos involucrados en la misma carrera; Moisés y el Señor no eran solamente
amigos íntimos; eran socios, compañeros.

En Génesis 18, Abrahán se comportó como amigo de Dios. Dios vino a visitar a Abrahán;
éste le dio la bienvenida y le preparó una fiesta. Dios no deseaba irse pronto y tardó un
rato con Abrahán. Dios consideraba a Abrahán como Su amigo, y por esta razón no le
podía ocultar lo que estaba a punto de hacer. El le quería revelar a Su querido amigo lo
que estaba en Su corazón. El dijo a Abrahán que iba a destruir Sodoma. Dios le reveló
eso a Abrahán para que éste se acordara de Lot e intercediera por él. Esto significa que
en Su corazón, Dios deseaba infundir en Abrahán la carga de orar por Lot. La intención
de Dios era salvar a Lot. No obstante, al mantener Su principio, Dios sabía que no podía
hacer nada por Lot si nadie intercedería por él. En esta ocasión, Dios necesitaba también
un intermediario.

Hemos visto que Dios y Abrahán eran amigos íntimos. A veces cuando queremos que un
amigo íntimo haga algo por nosotros, no se lo decimos claramente. Por lo contrario
damos pistas y dejamos que él adivine lo que deseamos o lo que necesitamos. Cuando
Dios habló a Abrahán en Génesis 18, El no dijo nada explícitamente acerca de Lot. No
obstante, Abrahán se dio cuenta de lo que estaba en el corazón de Su amigo divino; por
tanto Abrahán oró por Lot, pero en su intercesión, él no mencionó el nombre de Lot. El
oró por él indirectamente. Finalmente Dios salvó a Lot en respuesta a la oración de
Abrahán.

El Génesis 18, las dos partes, el Señor y Abrahán, eran amigos. Ambos tenían el deseo de
hacer algo por Lot. Yo creo que Génesis 18 nos proporciona la base para decir que
Abrahán era el amigo de Dios. Si usted vuelve a leer este capítulo, se dará cuenta de que
relata una conversación entre amigos.

Queremos recalcar algo importante: entre el Señor y Moisés existía algo más que una
simple amistad. La conversación que entretuvieron muestra que no solamente eran
amigos, sino también compañeros, socios. Dios y Moisés se preocupaban por su
“empresa”, y “carrera”. Ambos tenían la sabiduría de evitar comentar la situación de una
manera demasiado directa y detallada. Primero el Señor habló a Moisés acerca del
pueblo y del becerro de oro. Luego dejó la situación a Moisés, y parecía decirle: “Moisés,
te dejo este asunto. Baja al pie del monte y mira lo que se puede hacer”. Contrariamente
a lo que podíamos esperar, el Señor no le dio a Moisés requisitos específicos en cuanto a
moler el becerro y hacer polvo con él, a esparcir el polvo en el agua y forzar a los
idólatras a beber de esta agua. El Señor tampoco le pidió a Moisés que llamara a los
vencedores para matar a los idólatras, que hablara luego al pueblo en nombre del Señor
y volviese a El en la cumbre del monte. El señor simplemente señaló a Moisés lo que el
pueblo estaba haciendo. Puesto que Moisés conocía el corazón de Dios, él complacía a
Dios en todo lo que hizo acerca de la idolatría relacionada con el becerro de oro. Por
ejemplo, el arrojar las tablas sobre las cuales Dios había grabado los mandamientos con
Su propia mano era algo muy grave. Este hecho no ofendió a Dios porque Moisés lo hizo
conforme al corazón de Dios. Moisés sabía que lo estaba haciendo conforme al corazón
de Dios. Como compañero de Dios, Moisés tenía una relación íntima con El y conocía Su
corazón; por consiguiente, todas sus acciones estaban aprobadas por el corazón de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y SIETE

COMPAÑERO DE DIOS
(2)

Lectura bíblica: Ex. 32:30-33:23

En el mensaje anterior, vimos que Moisés era mas que amigo de Dios; era también Su
compañero, Su socio. Moisés y Dios eran socios en una misma empresa. Como
compañero de Dios, Moisés conocía el corazón de Dios y podía conversar íntimamente
con El.

MANIFESTADO ENTRE LOS IDOLATRAS Y POR ELLOS

El hecho de que Moisés era compañero de Dios, fue puesto de manifiesto entre los
idólatras y por ellos. Nosotros los que servimos a los santos en las iglesias, podemos
sacar una lección importante con eso. La lección es ésta: No deberíamos quejarnos
jamás de la situación. Los ancianos no deben decir: “todos los hermanos y hermanas
causan problemas. Eso nos impide seguir adelante. Renunciemos, y Dejemos que otros
sean ancianos. Luego se darán cuenta de cuán amargo resulta ser anciano en esta
localidad”. A veces este pensamiento está en el corazón de los ancianos. A menudo he
oído ancianos hablar de esta manera .

Los ancianos deben entender eso: los tratos que hemos recibido del Señor, lo que hemos
aprendido de El, se manifestarán siempre por las dificultades que enfrentamos con los
santos. Los idólatras pusieron de manifiesto las calificaciones de Moisés como
compañero de Dios. Del mismo modo, los santos problemáticos crearán una
oportunidad para que el Señor manifieste lo que El ha hecho en nosotros. Si los
ancianos se involucran únicamente con hermanos y hermanas positivos, la verdadera
naturaleza de los ancianos no será puesta de manifiesto.

El becerro de oro fue un golpe muy duro para Moisés. ¿Qué debía hacer al respecto?
Esto fue determinado por la clase de persona que él era. La situación maligna que
predominaba entre los hijos de Israel le proporcionó a Moisés la oportunidad de
manifestar su calidad de compañero de Dios.

HIZO EXPIACION POR EL PUEBLO IDOLATRA


Y DURO DE CERVIZ

En Exodo 32:30 Moisés dijo al pueblo: “habéis cometido un gran pecado. Yo voy a subir
ahora donde Jehová; acaso pueda obtener la expiación de vuestro pecado”(hebreo).
Aquí vemos que Moisés estaba dispuesto a conseguir la expiación por el pueblo idólatra
y duro de cerviz. En el sentido humano, eso requería mucha paciencia. En lugar de
Moisés, ¿habría usted estado dispuesto a apaciguar a Dios por el bien de este pueblo
rebelde? Si hubiéramos estado allí, quizá le hubiéramos pedido a Dios que destruyera
este pueblo. El apaciguamiento y la expiación requieren mucha paciencia.

CONVERSO INTIMAMENTE CON DIOS

Moisés buscó la expiación al conversar íntimamente con Dios. Leamos Exodo 32:31
“entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un
gran pecado, porque se hicieron dioses de oro”. Observe que Moisés usa aquí la
expresión neutra “este pueblo”. El no dice al Señor “Tu pueblo”, y tampoco se refiere a
ellos como “mi pueblo”. Dios dijo que fue Moisés el que sacó al pueblo fuera de Egipto
(32:7). Sin embargo, Moisés dijo que era Dios El que los rescató (32:11). Moisés, el
intermediario, el mediador, usa aquí una expresión neutral y no habla ni del pueblo de
Dios ni de su pueblo, sino de “este pueblo”.

La Biblia no especifica si Moisés informó a Dios acerca en la manera en que él trató al


pueblo idólatra. El no le comentó a Dios que hizo polvo con el becerro, que esparció el
polvo en el agua, y obligó al pueblo a beber del agua. Tampoco le dijo al Señor que llamó
algunos a que mataran a los idólatras. Vemos una conversación amistosa e íntima entre
Dios y el Señor. Moisés le dijo simplemente a Dios que el pueblo había cometido un gran
pecado al hacer dioses de oro.

INTERCEDIO ARRIESGANDO SU DESTINO ETERNO

Moisés buscó la expiación por el pueblo, arriesgando su propio destino eterno. En el


versículo 32, él dijo al Señor: “que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu
libro que has escrito”. Observe que Moisés no terminó la primera parte de su
declaración. El dijo simplemente: “que perdones su pecado”. En lugar de Moisés,
nosotros habríamos dicho algo por el estilo : “Ahora, si Tu no perdonas su pecado, no
pasa nada”. No obstante, Moisés dejó el asunto abierto. Algunas traducciones lo
confirman, pues usan una elipsis: “que perdones su pecado...” A veces nos resulta
necesario hablar así a las personas que están a nuestro derredor. Cuando hablamos con
nuestro esposo o esposa, quizá necesitamos decir: “si haces eso ...” No siempre debemos
terminar nuestro pensamiento. Moisés habló de esta manera porque él se dio cuenta que
él no era el Señor. Sólo el Señor es el Señor. Por tanto, Moisés no quería adelantarse y
decir lo que sería el resultado o la consecuencia si el Señor perdonara el pecado de ellos.

La última parte de la declaración de Moisés en el versículo 32, muestra claramente que


él estaba procurando la expiación por el pueblo, arriesgando su propio destino
espiritual. El dijo al Señor: “Y si no, ráeme ahora de Tu libro que has escrito”.
Aparentemente Moisés estaba diciendo: “En cuanto a mi destino, Señor, Te pido raerme
si no vas a perdonar a este pueblo, pero dejo en Tus manos el asunto del destino del
pueblo. Tú eres el único que puede determinar el destino de este pueblo”.

¿Cree usted que las palabras de Moisés en los versículos 31 y 32 son una oración
sencilla? El no oró de una manera común, para los hijos de Israel. Por el contrario, él
conversó íntimamente con Dios en nombre de ellos. Moisés encontró una manera sabia
para apaciguar a Dios en esta situación.

pueblo conforme al corazón de Dios (32:33-33:3). En el versículo 33, el Señor


aparentemente no hizo caso de lo que le pedía Moisés. Exteriormente parecía que el
Señor resistía a la suplica de Moisés, pero interiormente ya la había concedido. Dios
estaba contento de tener ese compañero. Quizá Dios haya pensado: “Estoy contento de
tener un compañero como Moisés. El tiene intimidad conmigo y conoce mi corazón y lo
que Yo deseo. Moisés sabe que Yo deseo perdonar a este pueblo y seguir usándolo. No
obstante, no deseo iniciar esta conversación por ellos, pero Moisés, mi compañero,
aquél que conoce mi corazón, ha empezado esta conversación.

En el versículo 33, Dios dijo a Moisés: “al que pecare contra mí, a éste raeré Yo de Mi
libro”. Se trata de una expresión exterior que defiende el honor de Dios. Las palabras del
Señor en el versículo 34 indican que El había perdonado al pueblo: “Ve, pues, ahora,
lleva a este pueblo adónde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día
del castigo, Yo castigaré en ellos su pecado”. Moisés, el mediador, se dio cuenta de que
esta palabra de Dios indicaba que El había perdonado al pueblo. Moisés había dicho:
“Que perdones ahora su pecado...”. Aparentemente él decía al Señor: “Señor, no
pronunciaré nada más, Tú hablas. Ahora me pides que lleve al pueblo adonde me has
dicho. Está bien”. La versión King James y la traducción de Darby ponen la palabra
ángel en mayúscula en el versículo 34. Estoy de acuerdo con eso, porque indica que este
ángel es Cristo. El Señor prometió a Moisés que Su ángel iría delante de él y que en el
día del castigo, El castigará en ellos su pecado. Por una parte, el pueblo estaba
perdonado, por otra el problema subsistía, y El dijo que trataría con él. A veces pasa lo
mismo en la relación de un padre con sus hijos. Los hijos a veces cometen errores, y el
padre les perdona y les libera. No obstante, él quizá los discipline de alguna manera más
tarde.

El pueblo vistió luto y se purificó

Leamos Exodo 33:1-3 “Jehová dijo a Moisés: anda, sube de aquí, tú y el pueblo que
sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abrahán, Isaac, y Jacob,
diciendo: a tu descendencia, la daré; y Yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al
cananeo, y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo, y al jebuseo, (a la tierra que fluye
leche y miel); pero Yo no subiré en medio de ti porque eres pueblo de dura cerviz, no sea
que te consuma en el camino”. Esto indica que los dos socios, el Señor y Moisés, llegaron
a un acuerdo en su conversación. La primera parte, Dios, aceptó dejar ir a los que lo
ofendieron, pero dijo que tratará con el pueblo más adelante. Cuando Moisés y los hijos
de Israel oyeron eso, sabían que no era una palabra agradable. Leamos el versículo 4 “y
oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos”.

Leamos los versículos 5 y 6 “Porque Jehová había dicho a Moisés: di a los hijos de Israel:
vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te
consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que Yo sepa lo que te he de hacer”.
Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb." Aquí
vemos que Moisés incitó al pueblo a que vistiera luto y se purificara.

Podemos comparar eso con lo que sucedió en Génesis 35:1-4. El Señor le pidió a Jacob
que subiera a Betel e hiciera una altar allí para Dios. Entonces Jacob dijo a su familia y a
todos los que lo acompañaban: “Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y
limpiaos, y mudad vuestros vestidos” (Gn. 35:2). Luego leemos: “Así dieron a Jacob
todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus
orejas” (v. 4). Necesitaban despojarse de sus atavíos para purificarse.

Como lo hemos mencionado en el mensaje anterior, los hijos de Israel llevaban atavíos
para su embellecimiento. Este embellecimiento constituyó la etapa preliminar al ídolo
del becerro de oro. El ídolo vino del embellecimiento, porque se usó el oro de los atavíos
para formar el becerro de oro. Aún después de destrucción del becerro de oro y de la
matanza de tres mil hijos de Israel, el pueblo todavía llevaba atavíos. Cuando oyeron
esta mala noticia, empezaron a entender que ya no podían llevar estos atavíos. Por
consiguiente, vemos que “los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte
Horeb” (v. 6).

En los capítulos treinta y dos y treinta y tres, vemos el resultado de la mediación de


Moisés entre Dios y los hijos de Israel. Primero él apaciguó la ira de Dios por el bien del
pueblo, luego incitó al pueblo a arrepentirse y despojarse de sus atavíos en señal de
arrepentimiento. El pueblo abandonó su embellecimiento. Esta fue la consecuencia de la
expiación que procuró Moisés por el pueblo idólatra y duro de cerviz.

ESTABA CON DIOS EN EL TABERNACULO


FUERA DEL CAMPAMENTO
Veamos Exodo 33:7 “Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del
campamento, y lo llamó el tabernáculo de reunión. Y cualquiera que buscaba a Dios,
salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento”. Los versículos 9 y 10
nos enseñan que la gloria del Señor estaba a la puerta del tabernáculo. En el versículo 11,
leemos que “hablaba Dios a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero”.
Todos los hijos de Israel que deseaban buscar al Señor salían del campamento e iban ir
al tabernáculo de reunión.

Moisés, como persona experimentada, sabía que Dios en Su santidad no podía


permanecer mas entre el pueblo, porque el campamento había caído en la idolatría. Por
lo tanto, Moisés tomó su tabernáculo, que se encontraba anteriormente en el
campamento, y lo levantó fuera del campamento. Esta acción correspondía al corazón
de Dios.

Moisés conocía el corazón de Dios y se daba cuenta de que Dios no podía permanecer en
una situación de idolatría. Esta fue la razón por la cual él trasladó su tienda fuera del
campamento. Esa tienda se convirtió entonces en el tabernáculo de Dios. El tabernáculo
todavía no había sido erguido. Por consiguiente, la tienda de Moisés se convirtió en el
tabernáculo de reunión entre Dios y Su pueblo. “Cuando Moisés entraba en el
tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y
Jehová hablaba con Moisés” (v. 9). Si el pueblo buscaba a Dios, tenía que ir al
tabernáculo de Moisés. El tabernáculo de Moisés fuera del campamento constituía una
tipología. En Hebreos 13:12 y 13, vemos el cumplimiento de esta tipología: “Con lo cuál
también jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la
puerta. Salgamos, pues, a El, fuera del campamento, llevando Su vituperio”. El Señor
Jesús fue crucificado fuera de la ciudad de Jerusalén. El pueblo de Dios rechazaba el
enviado de Dios. El era el hijo de Dios, pero los hijos de Israel lo crucificaron fuera de la
ciudad. Hebreos 13:13 nos insta a salir a Cristo fuera del campamento, el cual representa
la organización humana.

En el siglo pasado, algunos instructores escribieron con denuedo sobre este asunto.
Señalaron que la cristiandad de hoy es un “campamento”, y este campamento ha caído
en la idolatría. El Señor no podía permanecer en este campamento de idolatría. El había
salido del campamento, y por lo tanto, todo aquél que lo buscaba debía salir a El fuera
del campamento. Debemos buscar a Aquel que fue rechazado por la religión idólatra.
Debemos dejar el campamento idólatra e ir al rechazado. Este es el camino estrecho que
debemos seguir.

Debemos preguntarnos si todavía estamos en el “campamento”, o si hemos buscado al


Señor fuera del campamento. Debemos testificar que estamos fuera del campamento y
tener cuidado de no convertirnos nuevamente en un campamento. La idolatría entre el
pueblo de Dios lo convierte en campamento.

Las acciones de Moisés en estos capítulos correspondían con el corazón de Dios. El


procuró la expiación por los hijos de Israel conforme al corazón de Dios, y él movió su
tienda fuera del campamento, conforme también al corazón de Dios. Por lo tanto,
Moisés poseía el terreno para negociar con Dios Su presencia y gloria (33:12-23).

NEGOCIA LA PRESENCIA Y GLORIA DE DIOS

Pues deseaba la presencia de Dios con Su pueblo

En Exodo 33:12-17, vemos que Moisés negociaba la presencia de Dios (Su rostro), pues
deseaba que El acompañara al pueblo que había apartado y fuese el camino que debían
emprender. En los versículos 12 y 13, Moisés dijo al Señor: “Mira: Tú me dices a mí: saca
a este pueblo; y Tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, Tú
dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia a mis ojos. Ahora ,
pues, y he hallado gracia en Tus ojos, Te ruego que me muestres ahora Tu camino, para
que Te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo”. Dios
entendió a Moisés, aún cuando éste no fue muy explícito en su súplica. En el versículo
14, Dios contestó: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”. Entonces Moisés
respondió al Señor: “Si Tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en
qué se conocerá aquí, que he hallado gracia en Tus ojos, yo y Tu pueblo, sino que Tú
andes con nosotros, y que yo y Tu pueblo seamos apartados de todos esos pueblos que
están sobre la faz de la tierra?” (vs. 15-16). Una vez más el Señor accedió a la súplica de
Moisés: “también haré esto que he dicho, por cuanto has hallado gracia en Mis ojos, y te
he conocido por tu nombre” (v. 17)".

Si leemos detenidamente esta porción del capítulo treinta y tres, vemos que la gloria de
Dios es Su presencia, y Su presencia es Su camino. Si tenemos la presencia de Dios,
tenemos Su camino. La presencia de Dios es el “mapa” que nos indica el camino que
debemos tomar. Por ejemplo, cuando Dios llamó a Abrahán, El no le explicó
exactamente donde debía ir, porque la presencia de Dios era en sí la guía de Abrahán.

En Exodo 33:12-17, vemos que Moisés deseaba la presencia de Dios y Su gloria. Dios ya
había sido apaciguado por Moisés, pero había dicho que no los acompañaría, pero
Moisés no estaba muy satisfecho con los términos del acuerdo. Por consiguiente,
después de ganar cierto terreno con el Señor, él procuró ganar más terreno. El lo hizo
preguntando al Señor quién acompañaría al pueblo. Moisés le dijo: “No me dijiste quién
me acompañará”. Finalmente el Señor accedió a la súplica de Moisés y pareció decir: “
Moisés, te daré lo que deseas. Yo sé que tú quieres que Yo te acompañe; está bien, te
acompañaré”.

Deseaba ver la gloria de Dios

Moisés todavía no estaba del todo satisfecho y le dijo al Señor: “Te ruego que me
muestres Tu gloria” (v. 18). Moisés seguramente tenía experiencia y sabía como negociar
con el Señor. Debemos aprender de Moisés la manera adecuada de orar, la cual no tiene
nada que ver el formalismo religioso. Por el contrario, son oraciones en forma de
conversación íntima con Dios.

El Señor respondió a la súplica de Moisés diciendo: “Yo haré pasar todo mi bien delante
de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del
que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: no
podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre y vivirá” (vs. 19-20). Aquí vemos que el
Señor mostraría y proclamaría directamente a Moisés Su bondad, Su nombre, Su Amor
y compasión, pero no mostraría Su rostro, Su gloria. Aquí el Señor parecía decir:
“Moisés, te puedo mostrar Mi Amor, Mi bondad, Mi favor, Mi compasión. También
puedo proclamarte Mi nombre, pero algo no puedo hacer: mostrarte Mi rostro. Moisés,
si vieras mi rostro, morirías. Por lo tanto, y por tu propio bien, no permitiré que veas Mi
rostro”.

Exodo 33:21-23 nos indica lo que el Señor le dijo a Moisés: “He aquí un lugar junto a mí,
y tú estarás sobre la peña; Y cuando pase Mi gloria, Yo te pondré en una hendidura de la
peña; y te cubriré con Mi mano hasta que hayas pasado. Después apartaré Mi mano y
verás Mis espaldas, más no se verá mi rostro”. Cristo es la peña hendida y eterna que
nos es destinada. Podemos ver a Dios solamente en el Cristo crucificado. No puedo
explicar plenamente lo que significa eso. Puedo solamente decir, en términos generales,
que podemos ver a Dios hasta cierto punto en el Cristo hendido. Exodo 33:23, no
muestra que podemos ver Sus espaldas, mas no Su rostro.

En estos versículos, la negociación entre Moisés y Dios había alcanzado su “punto


límite”. Moisés no podía proseguir con sus negociaciones con el Señor. El había decidido
todo lo que podía. El se dio cuenta, por la palabra directa del Señor, que él no vería Su
rostro; vería solamente sus espaldas.

PREGUNTAS DIFICILES

En esta parte de la palabra, existen algunos problemas teológicos insolubles. Primero,


en Exodo 33:2, el Señor dijo que mandaría a su ángel delante del pueblo. Sin lugar a
dudas, este ángel se refiere a Cristo, y Cristo es Dios mismo. Cuando Cristo acompañaba
al pueblo, eso significa que Dios lo acompañaba. Entonces ¿Por qué declara Dios que Su
ángel iría, y que El mismo no iría? Además, después de tanta negociación por parte de
Moisés, ¿por qué dijo Dios que Su presencia los acompañaría? Dios afirmó que tanto el
ángel como Su propia presencia acompañarían al pueblo. El ángel se refiere a Cristo, y la
presencia denota en realidad el rostro de Dios. Por consiguiente, estamos en frente de
un problema: el ángel y la presencia de Dios acompañarían al pueblo, pero Dios mismo
no los acompañaría.

Vemos otro problema relacionado con lo que dijo Dios a Moisés en el versículo 20, en
cuanto a ver Su rostro. El Señor dijo: “no podrás ver Mi rostro; porque no me verá
hombre, y vivirá”. No obstante, el versículo 11 declara: “Y hablaba Dios a Moisés cara a
cara, como habla cualquiera a su compañero”. ¿Cómo explicar esto?

Además, en estos versículos vemos que el rostro de Dios es Su gloria, que Su gloria es Su
presencia, y que Su presencia es Su rostro. ¿Cómo entender todo eso?

Como lo he indicado, no tengo la solución a estos problemas. Sólo puedo hablar según
nuestra comprensión limitada de la naturaleza de Dios. En cierto sentido, podemos
hablar a Dios cara a cara, pero en otro sentido no podemos ver el rostro de Dios. Esto no
es una contradicción, sino un grado o una proporción.

Pasa lo mismo con el ángel de Dios que acompañaba al pueblo. Eso significa que Dios
los acompañaba hasta cierto punto y el hecho de que Su gloria los acompañaría, significa
que Dios mismo los acompañaba hasta cierto punto. En Exodo 14, vemos que una cosa
es el ángel de Dios, y otra cosa es la columna de nube (v. 19). Tanto el ángel de Dios
como la columna de nube abrían el camino. No obstante, los hijos de Israel podían tener
el uno sin el otro. Por supuesto es mucho mejor tener a los dos.

Moisés levantó su tienda del campamento. Después de eso, la gloria de Dios estaba a la
puerta de la tienda, y no dentro del campamento. Esto indica que la presencia de Dios
estaba a la puerta de la tienda de Moisés, y no en el campamento, pero no afirmemos
que Dios no estaba del todo en el campamento con los hijos de Israel. Pasa lo mismo con
nosotros hoy en día. Podemos decir que la gloria de Dios no está presente en una
situación de idolatría entre los cristianos, pero tampoco podemos declarar que Dios no
está absolutamente en estos cristianos. Como lo hemos señalado, este es un asunto de
proporción.

A partir de Exodo 32:30-33:23, aprendemos una lección importante: debemos conocer


el corazón de Dios y ser también personas conforme a Su corazón. Entonces tendremos
Su presencia como la tuvo Moisés. El la tenía a lo sumo, pero los hijos de Israel tenían la
presencia de Dios de una manera limitada, porque se encontraban lejos del corazón de
Dios. Por el contrario, Moisés estaba cerca del corazón de Dios, y actuaba conforme a Su
corazón. Esta fue la razón por la cual él poseía la presencia de Dios a lo sumo. Todos
debemos aprender que sólo una persona como Moisés puede ser compañero de Dios.
Esa clase de persona es la única que puede compartir un interés común con Dios y ser
usada por El a fin de llevar a cabo Su empresa en la tierra.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y OCHO

EL TIEMPO QUE MOISES PASO CON DIOS


(1)

Lectura bíblica: Ex. 34

El capitulo treinta y cuatro de Exodo no es fácil de entender. Después de leer todo este
capítulo, tal vez no entendamos su contenido porque abarca tantos puntos. Por
consiguiente, quisiera empezar este mensaje señalando dos asuntos que nos pueden
ayudar a entender este capítulo.

LOS TIPOS, LAS FIGURAS Y LAS SOMBRAS

El primer asunto que quisiera señalar es éste: nosotros los creyentes neotestamentarios,
debemos darnos cuenta de que el Antiguo Testamento contiene tipos, figuras, y sombras
de las cosas divinas y espirituales reveladas en el Nuevo Testamento. Lo divino y lo
espiritual son algo misterioso , que va más allá de nuestra mente natural. No obstante,
podemos entender estos asuntos divinos, espirituales y misteriosos por las tipologías,
figuras, y sombras en el Antiguo Testamento. De todos modos existe un problema:
podemos leer todas los tipos, figuras y alegorías del Antiguo Testamento y tener
dificultades para ver el significado de estas cosas.

Si queremos conocer el significado de las tipologías del Antiguo Testamento, debemos


entender que este relato en el Antiguo Testamento no es simplemente la historia de un
pueblo antiguo. Este relato se relaciona también con nosotros. Por consiguiente, cuando
leemos el Antiguo Testamento, estamos leyendo algo relacionado con nosotros y no
solamente algo acerca de los hijos de Israel. No deberíamos leer el libro de Exodo como
si fuera une simple historia. Debemos vernos a nosotros mismos en este libro. El libro
de Exodo no relata solamente la historia de un pueblo antiguo; también es nuestra
historia. Es la historia de nuestra vida cristiana presente. Además este libro tipifica
muchas cosas espirituales y divinas relacionadas con nuestra experiencia cristiana. Es
muy importante que nos demos cuenta de eso.

EL RECOBRO DEL PACTO QUEBRANTADO

Segundo, al considerar este capítulo treinta y cuatro de esta manera, debemos ver
también que presenta un pleno recobro del pacto quebrantado. Esta es la razón por la
cual este capítulo repite muchas cosas que vimos anteriormente. El capítulo treinta y
cuatro de Exodo es un capítulo repetitivo, pues repite lo que Dios ha dicho
anteriormente. Casi todo lo que contiene este capítulo es repetitivo.

El pacto que Dios había hecho con Su pueblo durante la primera estancia de Moisés con
El en el monte había sido quebrantado. Las dos tablas del testimonio, las cuales
representaban este pacto, fueron quebrantadas y desechadas. Este pacto no fue
quebrantado por Dios, quien dio la ley, sino que fue quebrantado por Aquel que recibió
las tablas de la ley. Hemos visto que si no hubiera sido por Moisés, el compañero de
Dios, todo se hubiera acabado allí con el quebrantamiento del pacto. La relación especial
que mantenía Dios con Su pueblo hubiera sido gravemente perjudicada.
Afortunadamente este compañero de Dios conocía el corazón de Dios, y él sabía que
Dios no abandonaría jamás Su propósito para con los hijos de Israel. Moisés sabía que
este Dios de propósito tenía una intención muy firme, y que nadie podría impedir la
realización de Su deseo. Podemos retrasar momentáneamente a Dios o frustrarlo, pero
jamás lo pararemos.

Para mantener Su posición, Dios necesitaba un compañero, un mediador entre El y Su


pueblo. Este mediador podía hacer propiciación en el nombre del pueblo y apaciguar la
ira de Dios en esta situación. Ya hemos visto que Moisés se presentó a Dios como
mediador. En esta ocasión, todas las palabras de Moisés estaban relacionadas con lo que
se encontraba en el corazón de Dios. Por esta razón, Dios respondió a la petición de
Moisés y se la concedió.

Dios se apaciguó. Después de eso, el pacto quebrantado necesitaba ser recobrado. Las
tablas que representaban el pacto habían sido quebrantadas. Ahora este pacto
quebrantado debía ser recobrado para normalizar la situación entre Dios y Su pueblo.
Por lo tanto, el capítulo treinta y cuatro está relacionado con el recobro del pacto
quebrantado.

Leamos Exodo 34:1 “y Jehová dijo a Moisés: prepara dos tablas de piedra como las
primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras
que quebraste.” El Señor tenía el terreno para hablar de esta manera a Moisés porque El
había sido apaciguado y porque Moisés había hecho propiciación en nombre del pueblo.
Moisés no fue el autor de la propuesta en Exodo 34:1, fue el Señor. La propiciación que
hizo Moisés por el pueblo tenía mucho significado a los ojos de Dios. Sin esta
propiciación, Dios no hubiera tenido el terreno para recobrar el pacto quebrantado.

En Exodo 34:2, el Señor sigue hablando a Moisés: “Prepárate, pues, para mañana, y
sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante Mí sobre la cumbre del monte.”
Era necesario que Moisés subiera a la cumbre del monte para reunirse con el Señor. El
Señor no podía bajar donde se encontraba Moisés. La cumbre del monte fue el lugar de
reunión para Dios y Moisés. La reunión en la cumbre del monte significaba que Moisés
subía y que Dios bajaba.

SE REUNE A SOLAS CON EL SEÑOR

Leamos los versículos 4 y 5, “y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se
levantó de mañana y subió al monte Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano
las dos tablas de piedra, y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con El,
proclamando el nombre de Jehová.” En estos versículos, vemos que Moisés subió al
monte Sinaí y que el Señor bajó allí. Por lo tanto, para Moisés, se trataba de subir, y para
Dios, eso fue un asunto de bajar.

En el versículo 2, Dios le pidió a Moisés que estuviese listo para la mañana siguiente y
que subiera al monte Sinaí por la mañana. Leamos el versículo 4: “y se levantó de
mañana y subió al monte Sinaí como le mandó Jehová.” Aprecio esta porción que nos
habla de reunirnos con el Señor por la mañana. ¡Cuán maravilloso sería reunirnos así
cada mañana!

Si leemos detenidamente el capítulo treinta y cuatro, veremos que Dios no le pidió


claramente a Moisés que se reuniera con El en la mañana del siguiente día. Dios le pidió
simplemente que él subiera “por la mañana.” Eso debe de referirse a la mañana
siguiente para Moisés, es decir, la mañana del siguiente día.

Reunirnos con el Señor por la mañana no significa solamente reunirnos con El


temprano en el día; significa también que debemos reunirnos con Dios en una situación
llena de luz. Debemos reunirnos con Dios a la salida del sol, no en la puesta del sol. La
entrada del tabernáculo y del templo estaba orientada hacia el oriente, hacia la salida del
sol (27:13-15). La luz debe presidir nuestro camino. Leamos Proverbios 4:18 “ Más la
senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es
perfecto.” Nuestra senda debe orientarse hacia la salida del sol, y no hacia la puesta del
sol.
En Exodo 34:3, el Señor dijo a Moisés: “y no suba hombre contigo, ni parezca alguno en
todo el monte; ni ovejas ni bueyes pazcan delante del monte.” En este versículo, el Señor
le pide a Moisés que no traiga a nadie al monte. A Moisés no se le permitió traer ni a
Josué, ni a Aarón, ni a nadie. El debía presentarse solo ante Señor. Además, él debía
dejar todas las ovejas y los bueyes. Sin duda, él dejaría también atrás todas sus
posesiones. Esto significa que cuando Moisés subió al monte para reunirse con el Señor,
él no se llevaría a nada ni nadie, excepto las tabletas de piedra.

Las prescripciones del Señor en el versículo 3 indican que todos nosotros necesitamos
un tiempo para tomar contacto con El a solas. Todos necesitamos un tiempo para
reunirnos con el Señor en privado. En este tiempo a solas con el Señor, no debemos
traer a nadie ni a nada. Cuando nos presentamos delante del Señor temprano por la
mañana, debemos estar solos. Debemos dejar atrás nuestro esposo o esposa. Algunos
hermanos llevan a sus esposas a dondequiera que van. Esta practica es buena. No
obstante, cuando se trata de reunirse con el Señor en la cumbre del monte, un hermano
debe dejar a su esposa al pie del monte. Cuando nos reunimos con el Señor de esta
manera, debemos olvidarnos de todo y de todos. Olvídese de sus posesiones, de su
educación, de su trabajo, de su futuro. Vaya con el Señor a solas, sin nada ni nadie.

Cuando nos toca reunirnos con el Señor a solas, debemos ser liberados de todas
nuestras necesidades. Moisés no se llevó nada de comer ni de beber; no tenía nada sobre
lo cual podía recostarse. Esto indica que cuando estamos con Dios, no debemos
preocuparnos por la comida, la bebida o el sueño. En realidad, no queda tiempo para
tales cosas. Cuando nos reunimos con el Señor a solas, debemos ser liberados de todo:
de nuestros parientes, posesiones, y aún de nuestras necesidades. En este sentido,
Moisés estaba libre cuando subió a la cumbre del monte para reunirse con el Señor
temprano por la mañana.

Hemos visto que Moisés subió y el Señor bajó para reunirse. Se encontraron en un lugar
neutro: la cumbre del monte. Esto indica que el Señor no le exigía demasiado a Moisés.
Por una parte, El pidió a Moisés que subiera, y por otra, El bajó para reunirse con
Moisés en el monte.

Leamos Exodo 34:29 “y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos
tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de
su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.” La última parte de este
versículo causa un problema a los traductores bíblicos. ¿Deberían traducir “después de
que Dios hubo hablado con Moisés”, o “después de que Moisés hubo hablado con Dios?”
La traducción “después de que Dios hubo hablado con Moisés” indica claramente que el
Señor fue el que habló con Moisés. Sin embargo, la traducción “después que Moisés
hubo hablado con Dios” significa que Moisés fue el que estuvo hablando con el Señor. Yo
prefiero la otra traducción porque el punto central aquí no es el hablar de Moisés, sino el
hablar del Dios. Por consiguiente, el versículo 29 declara que la piel del rostro de Moisés
resplandecía después de que el Señor hubo hablado con él.

De hecho, en este capítulo Moisés casi no habla. Cuando el Señor proclamaba Su


nombre, Moisés probablemente estaba atemorizado. Veamos los versículos 6 y 7 “y
pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y
piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a
millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá
por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los
hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.” Los versículos 8 y 9 revelan que
Moisés inclinó la cabeza y dijo al Señor: “ Si ahora, Señor, he hallado gracia en Tus ojos,
vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y
perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por Tu heredad.” Después de
estas palabras de Moisés, el Señor siguió hablando con él. A Moisés, no le tocaba hablar;
era más bien el tiempo para el hablar de Dios. Moisés fue infundido, no por su hablar
con Dios, sino por el hablar de Dios con él.

Cuando nos reunimos con el Señor a solas temprano por la mañana, no deberíamos
hablar demasiado. Por el contrario, debemos permitir que Dios nos hable. Si hablamos
demasiado en nuestra reunión con el Señor, no seremos avivados. Dios nos aviva por
medio de Su hablar. Si Dios no le habla a usted, esto indica que usted no recibe nada de
El, pero si Dios le habla, usted será avivado por El.

Al principio de este capítulo, el Señor le dijo a Moisés que El “ escribirá sobre esas tablas
las palabras que estaban en las tablas primeras,” pero en lugar de hacer eso, el Señor
primero le habló a Moisés acerca de muchos otros asuntos. Dios escribió efectivamente
sobre las tablas “las palabras del pacto, los diez mandamientos (v. 28), hacia el final de
su larga conversación con Moisés. Esto indica que la intención de Dios no consistía
esencialmente en escribir los diez Mandamientos sobre las dos tablas de piedra. La
carga principal de Dios consistía en hablar con Moisés acerca de lo que abarca este
capítulo desde el versículo 10 hasta el 27. Estos versículos relatan una conversación
larga entre Dios y Moisés, la cual abarca muchos puntos. Estos versículos no hacen
ningún mención a los diez mandamientos. En lugar de Moisés, yo le habría preguntado
a Dios al respecto: ”¿Señor, qué estás haciendo aquí? Me pediste traer dos tablas, y aquí
están. Las tablas están listas para que escribas en ellas. Entonces ¿por qué me hablas de
tantas otras cosas?" Por supuesto, Moisés debía de estar atemorizado en esta ocasión y
no se atrevió a decir nada, ni a preguntarle nada al Señor.
EL SEÑOR PROCLAMA SU NOMBRE

Primero Dios le dio a Moisés una advertencia proclamando Su nombre (v. 6). El hecho
de que Dios proclamó Su nombre significa que El asumía Su posición. El jamás
abandonaría Su posición, y la mantiene proclamando Su identidad. Cuando Moisés oyó
esta proclamación: “se apresuró, y bajó la cabeza hacia el suelo y adoró ” (v. 8).

LA PROMESA DEL SEÑOR

Después de proclamar Su nombre, el Señor prosiguió: “Yo hago pacto delante de todo tu
pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y
verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa
tremenda la que Yo haré contigo. Guarda lo que Yo te mando hoy; he aquí que Yo echo
delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al
jebuseo” (vs. 10-11). Aquí el Señor promete obrar maravillas delante del pueblo, y estas
maravillas se cumplirán con una meta específica: llevar a Su pueblo a la buena tierra.
Todas las acciones de Dios para con los hijos de Israel, cuando les dio el maná o cuando
venció a sus enemigos, tenía un propósito: llevarlos a la buena tierra. La buena tierra
constituía la meta de Dios.

Dios deseaba que Su pueblo entrara en la buena tierra para conseguir finalmente un
templo en la tierra. Este templo iba a ser el testimonio de Dios y estaba destinado a Dios
y también a Su pueblo. Mientras Dios tuviese el templo como su testimonio en la tierra,
la situación con Su pueblo sería buena. Cuando los israelitas tenían una relación
adecuada con el templo del Dios, su condición en el país era favorable. No obstante,
cuando esta relación con el templo de Dios estaba deficiente, ellos se enfrentaban a
graves dificultades. Finalmente perdieron el templo y el país.

Hemos visto que al obrar maravillas por Su pueblo, Dios tenía una meta precisa:
llevarlos a la buena tierra. En tipología, esto indica que Dios hace maravillas por
nosotros y con nosotros, con la intención de llevarnos a Cristo. El Antiguo Testamento
nos muestra que a los hijos de Israel no les resultó fácil entrar en la buena tierra.
Exteriormente estaban frustrados por las circunstancias y los enemigos; interiormente
algunas cosas les frustraban. Esto explica por qué necesitaron cuarenta años para entrar
en la buena tierra. Hoy nos resulta difícil a nosotros entrar en Cristo. Lo he aprendido
por experiencia. Por más de cincuenta años, he laborado en el ministerio con el único
propósito de ayudar a los santos a entrar en Cristo, la buena tierra. ¿Cuántos de
nosotros han entrado en Cristo en su experiencia? Algunos afirmarán que todos estamos
en Cristo. Por supuesto, esto es cierto doctrinal y objetivamente. Pero ¿cuanto de Cristo
está usted disfrutando día tras día?
Las maravillas de Dios sirven para un solo propósito: llevar a Su pueblo a la buena tierra
para la edificación del templo. Dios le dijo a Moisés que él llevaría al pueblo a la buena
tierra. El tomaría cuidado de las necesidades de ellos y vencería a todos los enemigos. El
haría todo lo necesario para llevar a los hijos de Israel a la buena tierra.

UNA ADVERTENCIA ACERCA DE LA IDOLATRIA

Luego el Señor prosiguió y dio una advertencia acerca del tropiezo de la idolatría:
“guardate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que
no sean tropezadero en medio de ti. Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y
cortaréis sus imágenes de Asera. Porque no te has de inclinar a ningún otro Dios, pues
Jehová, cuyo nombre es celoso, Dios celoso es ” (vs. 12-14). En el versículo 17, El Señor
reitera esta advertencia: “ No te harás dioses de fundición.” En estos versículos el Señor
parece decir: “Cuidate del tropiezo de la idolatría en la tierra de Canaán, toda esta tierra
está llena de ídolos. Después de entrar en esta tierra, corres el riesgo de tropezar por la
idolatría pagana.”

Esta advertencia no se dirige solamente a los hijos de Israel; se aplica a nosotros


también. Existen muchos ídolos entre el pueblo de Dios hoy en día. Estos ídolos lo
preocupan y lo mantienen alejado del disfrute de Cristo. Cualquier cosa se puede
convertir en un ídolo para nosotros. Hasta una corbata o su alfiler pueden convertirse en
nuestro ídolo. Muchos cristianos están totalmente absorbidos por cosas, asuntos y
personas que no son Cristo mismo. Me voy a referir al hecho de hablar por teléfono para
ilustrar eso. Algunos santos pretenden que están demasiado ocupados para orar. No
obstante, pasan mucho tiempo hablando por teléfono. El hablar por teléfono se ha
convertido en un ídolo para ellos.

Un ídolo es todo lo que nos aleja del disfrute de Cristo como nuestra buena tierra. Esto
significa que cualquier cosa, asunto o persona que nos preocupe o que nos mantenga
alejados del pleno disfrute de Cristo constituye un ídolo.

La historia del Antiguo Testamento nos muestra que muchas guerras y batallas en las
cuales estuvieron involucrados los hijos de Israel se debían al hecho de que ellos tenían
ídolos. Cada vez que el pueblo de Dios tenía ídolos, los enemigos venían y los atacaban.
Todos deseamos llevar una vida victoriosa hoy en día, una vida santa, y una vida
espiritual. No obstante, muchos cristianos experimentan el fracaso por tener ídolos. En
realidad, si tenemos ídolos, o sea, cosas que nos preocupan y nos mantienen alejados de
Cristo, ya hemos perdido la batalla contra el enemigo. Sencillamente ya no disponemos
de los medios para pelear. Dios no tiene ningún problema en llevarnos al pleno disfrute
de Cristo, pero el pueblo de Dios sigue con el problema de la idolatría. Por lo tanto, al
principio de un capítulo acerca del recobro del pacto quebrantado, Dios declara que El
haría todo lo necesario para llevar a Su pueblo a la buena tierra, pero también señala el
peligro de la idolatría. Dios parece decir: “tengo la plena capacidad de llevarlos a la
buena tierra, pero la idolatría anulará su disfrute de la tierra. Destruirá todo lo que Yo
les daré.”

El Señor ha obrado muchas maravillas por Su pueblo. Sin embargo, la experiencia de los
cristianos testifica que mucho de lo que Dios ha hecho fue anulado o destruido por las
preocupaciones, por la idolatría. ¿Cuántos cristianos disfrutan a Cristo? Muchísimos
cristianos tienen un conocimiento raquítico del disfrute de Cristo. Muchos de nosotros
tienen conocimiento del disfrute de Cristo. Pero una cosa es conocerlo, y otra cosa muy
distinta es tener el disfrute de Cristo.

Muchos de nosotros han estado alejados del disfrute de Cristo por varias clases de
preocupaciones. ¿Por qué pasa usted tanto tiempo hablando por teléfono, y no puede
tomar diez minutos para orar? Usted dispone del tiempo y de la energía para hablar,
pero parece estar desprovisto de tiempo o de energía para orar. Esto indica que el hablar
por teléfono se ha convertido en su ídolo. Otros pasarán mucho tiempo leyendo un
periódico, pero se cansan fácilmente cuando leen la Biblia. Algunos afirman que
sencillamente no sienten ganas de leer la Biblia ni desean hacerlo. Desafortunadamente
esta es la situación de ellos. No tienen el deseo de adorar a Dios, porque su deseo
consiste en adorar un ídolo. De manera espontánea e inconsciente, ellos cuidan a sus
ídolos. ¡Qué situación más terrible y trágica¡.

En Exodo 34:12-17, la advertencia de Dios acerca de la idolatría era en realidad una


repetición de los primeros tres mandamientos. Por el lado positivo, estos mandamientos
están relacionados con Dios; por el lado negativo, están relacionados con la idolatría. La
idolatría involucra el hecho de tener otro Dios. Practicar la idolatría consiste en hacer
una imagen y luego servirla y adorarla. La idolatría incluye también el hecho de tomar el
nombre de Dios en vano.

Más adelante en este capítulo, Dios habló del cuarto mandamiento, respecto a la
observancia del día del sábado. Por lo tanto, este capítulo abarca cada uno de los cuatro
primeros mandamientos, los cuales están relacionados con Dios. No obstante, en esta
palabra de repetición, no se reiteran los seis mandamientos acerca de nuestra relación
con los demás.

Espero que todos quedemos impresionados con el hecho de que el Señor ha prometido
hacer todo lo necesario para llevarnos a buena tierra, al Cristo todo-inclusivo para
nuestro disfrute, pero debemos hacer caso a esta advertencia acerca de la idolatría. Por
una parte, Dios nos introducirá en Cristo, y por otra, El condena la idolatría.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO SETENTA Y NUEVE

EL TIEMPO QUE MOISES PASO CON DIOS


(2)

Lectura bíblica: Ex. 34

Los versículos 18 a 35 de Exodo 34 abarcan tres asuntos importantes: la carga que sentía
Dios por Su pueblo en Su deseo de que festejaran y descansaran con El, las cinco
condiciones para disfrutar al Señor, y la impartición de Dios en Moisés. En este
mensaje, estudiaremos acerca de la carga relacionada con el festejo y el descanso con el
Señor.

FESTEJAR Y DESCANSAR

En el versículo 18, el Señor declara : “la fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete
días comerás pan sin levadura, según te he mandado en el tiempo señalado del mes de
Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto.” Luego en los versículos 21 y 22, El
prosigue y habla de la observancia del sábado, de la fiesta de las semanas y la fiesta de
las primicias de la siega del trigo. En estos versículos, Dios mandó a Su pueblo que
festejaran y descansaran con El. En lugar de Moisés, yo hubiera dicho : “Señor, cuando
me llamaste a subir a la cumbre del monte, me pediste que trajera dos tablas de piedra.
Tú prometiste reinscribir los diez mandamientos en estas tablas, pero ahora no quieres
decir nada acerca de estos mandamientos. Mas bien me estas diciendo que debemos
festejar y descansar contigo.”

Dios no deseaba que Su pueblo procurara guardar los diez mandamientos. El anhelaba
que Su pueblo lo disfrutara a El, que festejaran en El y descansaran con El. Esto va en
contra de nuestro deseo natural de hacer siempre algo por Dios.

Consideremos la parábola del hijo pródigo en Lucas 15. Cuando el hijo pródigo volvió
con su padre, le dijo : “Hazme como a uno de tus jornaleros” (Lc. 15-19). Esto indica que
a su regreso el hijo pródigo deseaba hacer algo por su padre, pero éste no tenía en su
corazón el deseo de escuchar esta clase de hablar. El dijo inmediatamente a los siervos :
“Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y regocigémonos” (v. 23). El padre
deseaba que todos tuviesen una fiesta. Al festejar todos juntos, se regocijarían y
descansarían.

Moisés no sospechaba que Dios no deseaba que Su pueblo guardara Sus mandamientos.
La observancia de los mandamiento debe ser el resultado del festejo y del descanso con
el Señor. Si los hijos de Israel hubieran festejado con el Señor de una manera adecuada y
hubieran descansado continuamente con El, no habrían tenido ningún problema en
observar los diez mandamientos. Podemos aplicar este principio a nosotros hoy en día.
Si festejamos con el Señor a diario y descansamos con El durante el día, todo irá bien en
nuestro diario vivir. No obstante, un hermano puede intentar ser un buen esposo sin
festejar con el Señor ni descansar en El. Del mismo modo, una hermana puede intentar
ser una buena esposa sin disfrutar de este festejo y descanso. Si no festejamos con el
Señor y no descansamos en El, seremos maridos o esposas lamentables. En luego de
intentar cumplir con Efesios 5, deberíamos simplemente festejar con el Señor varias
veces al día. Por la mañana, disfrutaremos de la fiesta de los panes sin levadura; durante
el día, de la fiesta de Pentecostés; y por la tarde, de las fiestas de los tabernáculos. Los
hijos de Israel disfrutaban de estas fiestas cada año, pero nosotros deberíamos
disfrutarlas a diario. Además, deberíamos descansar con el Señor varias veces en el
transcurso del día. Los hijos de Israel observaban el sábado una vez por semana, pero
nosotros deberíamos tener el descanso del sábado muchas veces durante el día. De
hecho, deberíamos descansar cada hora con el Señor. Si festejamos y descansamos con
el Señor de esta manera, ciertamente experimentaremos Efesios 5.

TRES FIESTAS

El Antiguo Testamento nos enseña que Dios mandó que los hijos de Israel observaran
siete fiestas cada año: la Pascua, la fiesta de los panes sin levadura, la fiesta de las
primicias, la fiesta de las semanas (Pentecostés), las fiestas de las trompetas, la fiesta de
la expiación, y la fiesta de los tabernáculos, (llamada también la fiesta de las primicias
de la siega del trigo). La fiesta de los panes sin levadura seguía inmediatamente la fiesta
de la Pascua en el mes de Abib, al principio del año. Abib, el primer mes del año, indica
un nuevo comienzo. La palabra Abib significa “un brote tierno”. La fiesta de la Pascua y
la fiesta de los panes sin levadura eran verdaderamente una sola fiesta. Podemos
afirmar que el primer día era la fiesta de la Pascua y los días siguientes eran la fiesta de
los panes sin levadura. Esto indica que inmediatamente después de disfrutar la Pascua,
debemos purificarnos de toda levadura si queremos observar la fiesta de los panes sin
levadura. Observar la fiesta de los panes sin levadura significa llevar una vida pura, una
vida sin pecado, sin levadura.
La fiesta de las primicias conduce a la fiesta de Pentecostés. Entre las fiestas de los
panes sin levadura y de las primicias de la siega del trigo, hay regocijo por el producto de
la buena tierra durante la fiesta de las primicias. Hacia el fin del año, en la fiesta de las
primicias de la siega del trigo, el pueblo de Dios tenía el pleno disfrute de los productos
de la buena tierra.

Todas esas fiestas mencionadas en Exodo 34 tienen como fin nuestro disfrute. Al
principio, podemos decir que estamos sembrando y cultivando, y luego empezamos a
disfrutar de los productos, pero al final tenemos la plena cosecha para nuestro pleno
disfrute. Las fiestas observadas en el intervalo no eran tan cruciales en cuanto al disfrute
de la buena tierra. He aquí el punto importante: el relato de Exodo 34 indica que Dios
deseaba que Su pueblo tuviese el pleno disfrute de la buena tierra.

Aparte de las fiestas, los hijos de Israel debían observar el sábado cada semana. Por muy
ocupados que estuviesen, debían apartar un día por semana para dejar de trabajar y
descansar con el Señor.

FESTEJAR Y DESCANSAR A DIARIO

En estos versículos de Exodo 34, vemos el festejo y el descanso. Hoy debemos disfrutar
dos cosas. Cada día debemos festejar y descansar. No podemos festejar todo el día, pero
sí podemos disfrutar de una fiesta tres veces al día, por la mañana, a mediodía, y por la
tarde. Además, debemos descansar con el Señor a menudo durante el día. Debemos
festejar con el Señor por lo menos tres veces al día, y descansar con El muchas veces
cada día. Deberíamos hacer una pausa repetidas veces para recordar al Señor y
descansar con El. Supongamos que apartamos un tiempo de pausa cada veinte minutos
para disfrutar de un descanso con el Señor. Si restamos ocho horas para el sueño, eso
nos permitiría descansar con el Señor por lo menos cuarenta y ocho veces durante el día.
¡Que maravilloso sería tener un sábado cada veinte minutos!

El sábado significa apartar un tiempo para recordar al Señor, un tiempo para recordar a
nuestro creador. Si no apartamos un tiempo para el descanso del sábado, eso significa
que nos olvidamos del Señor, pero cada vez que tenemos un sábado, lo recordamos a El.
Ciertamente no nos cuesta mucho trabajo recordar al Señor cada quince o veinte
minutos. Iniciemos esta práctica de recordar al Señor y de descansar en El
continuamente durante el día.

LA FIESTA DE LOS PANES SIN LEVADURA

Como lo hemos señalado, Exodo 34:18 no menciona la fiesta de la Pascua, sino la fiesta
de los panes sin levadura. La razón es sencilla: aquí no se trata de la salvación, sino de
nuestra comunión con Dios. Ya hemos sido salvos, pero ¿cuál es nuestra situación en
cuanto a nuestra comunión con el Señor? Si deseamos mantener comunión con Dios,
debemos eliminar toda levadura de nuestras vidas. Esto significa guardar la fiesta de los
panes sin levadura.

LA FIESTA DE LAS SEMANAS

La segunda fiesta mencionada en el capítulo 34 es la fiesta de las semanas, entre la fiesta


de los panes sin levadura y la fiesta de las primicias de la siega del trigo. La fiesta de las
semanas o Pentecostés es el pleno resultado de la vida de resurrección. Sabemos que la
fiesta de las semanas se observan siete semanas después de la fiesta de las primicias.
Esta es la razón por la cuál afirmo que la fiesta de Pentecostés es el pleno resultado de la
fiesta de las primicias. Las primicias producen Pentecostés. Lo vemos tanto en la
tipología del Antiguo Testamento como en el cumplimiento de la tipología en el Nuevo
Testamento.

Las primicias representan al Cristo resucitado. Cristo fue el primero en levantarse de


entre los muertos como primicias de la resurrección (1 Co.. 15:20). Esto fue tipificado
por las primicias en levítico 23:10-11, ofrendadas a Dios el día después del sábado, el día
de resurrección (Mt. 28:1).

Desde el día de la resurrección de Cristo hasta el día de Pentecostés transcurrieron


exactamente cincuenta días. Después de Su resurrección, el Señor Jesús permaneció con
Sus discípulos durante cuarenta días. Luego El los dejó y ascendió a los cielos. Después
de eso, los discípulos oraron durante diez días. Luego en el día de Pentecostés
(Pentecostés significa cincuenta), cincuenta días después de la resurrección de Cristo, se
produjo un derramamiento del Espíritu Santo. Este derramamiento del Espíritu Santo
fue la plena consecuencia del Cristo resucitado. El Cristo resucitado fue las primicias, la
gravilla de cebada, en el día de resurrección. Entonces este Cristo resucitado se
manifestó plenamente en el día de Pentecostés. Esto significa que el Cristo resucitado se
convirtió en el Espíritu derramado sobre Sus creyentes para el pleno disfrute de ellos.

Cuando considero las fiestas en el Antiguo Testamento y su cumplimiento en el Nuevo,


quedo convencido una vez más de que la Biblia es la palabra de Dios. La Biblia no es un
libro escrito por la mente humana. ¡No! La Biblia es verdaderamente la revelación
divina. Agustín dijo una vez que el Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo y
que el Antiguo está expresado en el Nuevo. Esto está correcto. En cuanto a la tipología
de las fiestas y su cumplimiento, vemos que el Nuevo Testamento y el Antiguo
Testamento corresponden uno con otro.
DISFRUTAR TRES FIESTAS DIARIAS

Debemos desechar toda la levadura, todas las cosas pecaminosas, de nuestro diario vivir
para disfrutar a Cristo. Esto significa que si tenemos la fiesta de los panes sin levadura,
tendremos también la fiesta de Pentecostés para el disfrute de Cristo. Hemos visto que
debemos tomar a Cristo cada día como sacrificio por el pecado y sacrificio por la culpa.
Si aplicamos a Cristo de esta manera cada mañana, desecharemos la levadura de
nuestro diario vivir. Esto nos llevará a un Pentecostés diario, al disfrute diario de Cristo.
Al final del día tendremos un tiempo de primicias de la siega del trigo, un tiempo de
cosecha. Las primicias de la siega del trigo significa cosechar todos los productos a fin de
disfrutar plenamente. Experimentar la fiesta de las primicias de la siega del trigo
consiste en morar con Dios en el pleno disfrute de Cristo. ¡Cuan maravilloso sería tener
una fiesta de las primicias de la siega del trigo cada tarde Terminar el día con la fiesta de
las primicias de la siega del trigo consiste en disfrutar plenamente al Señor mientras
permanecemos con Dios. Esta es la verdadera fiesta de los tabernáculos.

Sin embargo, muchos santos no festejan la fiesta de los panes sin levadura por la
mañana. Tampoco disfrutan de la fiesta de Pentecostés durante el día. El resultado es
éste: al final del día, no han disfrutado la fiesta de las primicias de la siega del trigo, y
tampoco la fiesta de los tabernáculos. A menudo pasa lo mismo con nosotros. Vemos
ahora que debemos festejar y descansar con el Señor a diario. Cada día debemos
disfrutar a Cristo como la fiesta con los panes sin levadura, la fiesta de las semanas, y la
fiesta de las primicias de la siega del trigo, y a diario debemos tener muchos sábados
para recordar al Señor y descansar en El.

DERRIBAR AL ENEMIGO, DISFRUTANDO AL SEÑOR

Consideremos ahora Exodo 34:23 y 24 “Tres veces en el año se presentará todo varón
tuyo delante de Jehová, el Señor, Dios de Israel. Porque Yo arrojaré a las naciones de tu
presencia y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para
presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces en el año.” En estos versículos, vemos
algo crucial indicado por la palabra (porque) al principio del versículo 24. Esta palabra
muestra la razón por la cual debemos disfrutar al Señor como la fiesta de los panes sin
levadura, la fiesta de la semana, y la fiesta de las primicias de la siega del trigo. Los
versículos 23 y 24 enseñan que todo varón debía presentarse tres veces al año delante
del Señor, pues El Señor arrojará a las naciones y ensanchará el territorio de los hijos de
Israel. Las naciones poseían el país, pero el Señor prometió que El los arrojaría, los
echaría fuera. Además, el Señor prometió ensanchar el territorio de los hijos de Israel.
Esto representa el agrandamiento de nuestra capacidad de disfrutar a Cristo.
Algunos hijos de Israel habrán pensado: “Si pasamos siete días en la fiesta de los panes
sin levadura, ningún varón quedará disponible para montar guardia contra el enemigo.
Supongamos que los filisteos ataquen nuestras tierras durante la fiesta ¿Cómo
podremos defendernos?” Aquí el Señor parece decir: “Quédense todos en paz. Si ustedes
suben para festejar conmigo tres veces al año, este festejo mantendrá lejos al enemigo
codicioso ”

Este principio es muy significativo. El hecho de que el Señor arrojará a las naciones y
ensanchará el territorio indica que si descuidamos el disfrute del Señor, los enemigos
vendrán y nos atacarán. Por ejemplo, si usted no disfruta al Señor cada día, puede ser
atacado y vencido por su mal genio. Además, se presentarán muchas cosas más que lo
vencerán a usted. No obstante, si usted cuida del disfrute del Señor, este disfrute
mantendrá lejos de usted toda influencia maligna.

Quisiera llamarles la atención sobre la palabra “codiciada” en el versículo 24. Muchas


cosas negativas quisieran apoderarse de nosotros y poseernos. No obstante, nuestra
falta de comprensión nos induce a esperar que los enemigos quedarán lejos de nosotros,
aún cuando no disfrutemos al Señor, pero la experiencia nos enseña que si no
disfrutamos al Señor, nos atacarán muchos “gérmenes”. Podemos usar nuestro cuerpo
físico como ilustración. Si deseamos tener un cuerpo sano, debemos comer
adecuadamente y llevar una buena dieta. Si usted come sano, muchas “larvas” serán
matadas y muchos gérmenes quedarán alejados de usted. Esto ilustra el hecho de que la
mejor manera de combatir el enemigo consiste en disfrutar al Señor.

Puedo dar testimonio que el disfrute del Señor es el verdadero combate contra el
enemigo. Luchamos acertadamente cuando festejamos. Cada día combato los gérmenes
malignos comiendo sano. No sé cuantos gérmenes han vencido mi dieta sana cada día.
Del mismo modo, debemos disfrutar al Señor cada día festejando con El. Si cuidamos el
disfrute del Señor, los enemigos se mantendrán alejados de nosotros, ¡Esto es
maravilloso!

No debemos temer que el enemigo venga y nos ataque mientras tomemos el tiempo de
disfrutar al Señor. Según la promesa del Señor en Exodo 34:23 y 24, podemos estar en
paz. Si tomamos cuidado de festejar con el Señor, El cuidará de los enemigos codiciosos.
En realidad, nuestro disfrute del Señor alejará al enemigo.

El Señor ha prometido arrojar al enemigo, y ensanchar el territorio de la buena tierra, y


alejar a los enemigos codiciosos lejos de la buena tierra. Esto significa que El anulará
todas nuestras preocupaciones y lo que nos usurpa, ensanchará el territorio de Cristo, y
guardará el disfrute de Cristo.
ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO OCHENTA

EL TIEMPO QUE MOISES PASO CON DIOS


(3)

Lectura bíblica: Ex. 34

En el mensaje anterior, vimos que Exodo 34:18-35 presenta tres asuntos importantes: el
festejo y el descanso con el Señor, cinco condiciones para disfrutar al Señor como
nuestra fiesta, y la impartición de Dios en Moisés por Su hablar. En el mensaje anterior,
consideramos el asunto de festejar y descansar con el Señor. En este mensaje,
proseguimos y vamos a considerar las cinco condiciones que debemos cumplir si
queremos festejar con Dios.

REDIMIR EL PRIMOGENITO
DE UN ASNO CON UN CORDERO

La primera de las cinco condiciones aparece en el versículo 20 “pero redimirás con


cordero el primogénito del asno; y si no lo redimieres, quebrará su cerviz. Redimirás
todo primogénito de sus hijos; y ninguno se presentará delante de mí con las manos
vacías.” Esto significa que nuestro hombre natural debe ser sustituido por Cristo para
que llevemos una vida santificada para Dios. Somos redimidos, pero naturales todavía.
Somos unos “asnos”, animales impuros; no somos corderos. Efectivamente hemos sido
redimidos, pero no somos puros. Por consiguiente, como “asnos”, necesitamos que
nuestro ser natural sea sustituido por Cristo como el Cordero.

En cuanto a la santificación, no somos ovejas ni bueyes; somos asnos. Hemos sido


redimidos, pero nuestro hombre natural sigue impuro a los ojos de Dios. Por lo tanto,
necesitamos que Cristo sea nuestro sustituto a fin de ser santificados para el Señor. El
cordero pascual representa a Cristo como nuestro redentor. Hemos sido redimidos por
medio de El, nuestro sustituto. No obstante, y por ser todavía impuros y naturales, no
podemos ser un sacrificio viviente que satisfaga a Dios. Necesitamos que Cristo sea
nuestro sustituto en santificación. Si usted desea mayor información en cuanto al
primogénito de un asno redimido con un cordero, véase el estudio de Exodo, mensaje
27, página 305-307.

Por muy agradables o muy buenos que seamos, somos todavía naturales. Por una parte,
me gusta reunirme con personas agradables; por otra parte, veo que cuanto más
simpática es una persona, más natural es. Por supuesto, no estoy diciendo que si
queremos ser espirituales, debemos ser rudos, y no simpáticos. Deseo hacer hincapié el
hecho de que aún nuestra simpatía natural debe ser sustituida por Cristo. Debemos
recordar que en nuestra vida natural somos “asnos”. Hemos sido redimidos, pero
todavía somos asnos. Muchos “asnos” se han reunido en la vida de iglesia. Ahora todos
nosotros debemos ser sustituidos por Cristo: si nuestra “vida natural de asno” no es
sustituida por Cristo, eso nos impedirá disfrutar las fiestas y también observar el
sábado. El reemplazo de nuestra vida natural por la vida de Cristo es una condición para
festejar y descansar con el Señor.

NO OFRECER LA SANGRE
DEL SACRIFICIO DEL SEÑOR CON PAN LEUDADO

Vemos la segunda condición en Exodo 34:25a “No ofrecerás cosa leudada junto con la
sangre de Mi sacrificio”. Esto indica que no debemos mezclar la redención de Cristo con
nuestra vida pecaminosa. Jamás deberíamos mezclar la redención de Cristo con una
vida de pecado. No debemos declarar que somos redimidos y luego seguir viviendo en
pecado. Eso equivaldría a ofrecer la sangre del sacrificio del Señor con pan leudado. Una
persona que permanece en el pecado no debería jactarse de haber sido redimida.

Hemos señalado que debemos observar la fiesta de los panes sin levadura. Esto significa
que debemos eliminar todo lo pecaminoso como evidencia de que hemos sido redimidos
por la sangre de Cristo. Cuando un creyente aclara su vida pecaminosa, este es un
testimonio de que él ha sido redimido por Cristo.

Nos resulta fácil entender que no podemos disfrutar a Cristo si seguimos viviendo en el
pecado, proclamando que hemos sido redimidos. Todos hemos sido redimidos por la
sangre de Cristo con el fin de disfrutar a Cristo. No obstante, todavía debemos cumplir
la condición de desechar toda levadura, el requisito de no mezclar la redención de Cristo
con una vida de pecado.

NO DEJAR HASTA LA MAÑANA NADA


DEL SACRIFICIO DE LA FIESTA DE LA PASCUA

La segunda parte del versículo 25 revela la tercera condición para festejar y descansar
con el Señor: “ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la Pascua. ”
¿Qué significa el hecho de no dejar hasta la mañana nada del sacrifico de la fiesta de la
Pascua? Esto significa que debemos disfrutar de las riquezas de Cristo en esta era y no
dejarlas para la próxima era. Debemos disfrutar a Cristo ahora. Debemos disfrutarle
plenamente en la presente era. No podemos agotar el disfrute de Cristo. Podemos
disfrutar a lo sumo una porción particular de El. Toda porción que recibimos de Cristo,
la debemos disfrutar hoy en día. No debemos dejar nada para la siguiente “mañana”, es
decir, no debemos posponer el disfrute de Cristo hasta la era venidera. Disfrute a Cristo
ahora. No espere disfrutarle a El en el futuro.

Algunos santos piensan que pueden esperar cierto tiempo antes de disfrutar a Cristo.
Algunos jóvenes pretenden lo mismo: “todavía soy joven. Voy a disfrutar de las cosas
mundanas durante algún tiempo. Más tarde volveré al disfrute de Cristo. ” No cometan
este error. Si usted pone a un lado el disfrute de Cristo para el futuro, no cumplirá la
tercera condición de festejar con el Señor: el requisito de no dejar hasta la mañana el
sacrificio de la fiesta de la Pascua. No se espere para disfrutar de las riquezas de Cristo.

LLEVAR A LA CASA DE DIOS LAS PRIMICIAS

Leamos Exodo 34:26a “Las primicias de primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de
Jehová, tu Dios.” Vemos ahora otra condición: llevar las primicias de los primeros frutos
a la casa de Dios. Esto significa llevar la experiencia máxima de Cristo a las reuniones de
la iglesia para satisfacer a Dios.

Muchos santos carecen de la experiencia de Cristo. El resultado es éste: no llevan


ningún fruto. Algunos quizá lleven fruto, pero este fruto en general no es las primicias.
Todos debemos tener algunas experiencias máximas de Cristo. No debemos compartir
estas experiencias de Cristo con nadie hasta que llevemos estas personas a las reuniones
de la iglesia para la satisfacción de Dios. Los que poseen una experiencia adecuada
saben lo que significa llevar la máxima experiencia de Cristo a las reuniones de la iglesia
para la satisfacción de Dios.

NO COCER EL CABRITO EN LA LECHE DE SU MADRE

Llegamos ahora a la última condición, la cuál parece muy extraña : “no cocerás el cabrito
en la leche de su madre” (v. 26b). Ustedes quedarán sorprendidos por el significado de
este requisito de no cocer un cabrito en la leche de su madre. Este requisito indica o
tipifica que no debemos hervir a los nuevos creyentes con la leche de la palabra, es decir,
no debemos hervirlos con la palabra de vida, la cual es destinada a nutrirlos (1 P .2:2).

Antes algunas personas probablemente hervían cabritos en la leche materna. Quizá


hayan considerado eso como un plato delicioso. Como lo hemos indicado, no
deberíamos usar la leche de la Palabra para hervir a los nuevos creyentes. Esto equivale
a usar la leche de la palabra, la cual es destinada a nutrir la vida, para matar a los
jóvenes. El punto es éste: la leche de la palabra de Dios sirve para nutrir, pero muchos
cristianos contemporáneos usan la palabra para matar a los creyentes jóvenes. Tengan
mucho cuidado en no usar jamás la palabra para matar a los jóvenes. La palabra sirve
para nutrir a los creyentes. Se puede usar la palabra para nutrir a los santos o para
hervirlos, es decir, matarlos. En el pasado, muchos de nosotros hemos usado la palabra
de Dios para hervir a los santos.

Me tomó mucho tiempo y esfuerzos para aprender por qué estos puntos aparentemente
insignificantes están mencionados en un capítulo tan crucial como Exodo 34, un
capítulo que habla del recobro del pacto quebrantado. ¿Por qué Dios no sustituyó estos
puntos con los cinco últimos mandamientos? Para nosotros estos mandamientos son
mucho más importantes en significado que las cinco condiciones mencionadas en estos
versículos. Sin embargo, Dios no deseaba que Su pueblo guardara sus mandamientos.
Es importante que veamos eso. La intención de Dios era ésta: los hijos de Israel debían
disfrutar a los productos de la buena tierra. Hoy en día Dios desea que disfrutemos a
Cristo. El no desea que seamos buenos, éticos o morales. Por supuesto, eso no significa
que no deberíamos tener ética ni moral. Si disfrutamos a Cristo cada día y descansamos
con El a toda hora, viviremos a Cristo y la vida de Cristo rebasará la norma más elevada
de moralidad. Lo importante aquí es lo que preocupa Dios: que Su pueblo disfrute a
Cristo.

El capítulo 34 es repetitivo. Contiene muchas cosas que vimos anteriormente. El


propósito de este capítulo repetitivo consiste en recobrar el pacto quebrantado. Eso está
relacionado con el disfrute de Cristo representado por las tres fiestas mencionadas aquí:
la fiesta de los panes sin levadura, las fiestas de la semana, y la fiesta de las primicias de
la siega del trigo, y el descanso con el Señor representado por la observancia del sábado.
El festejar y descansar con el Señor requiere la observancia de cinco condiciones.
Primero debemos reemplazar nuestra “vida natural de asno”, nuestra vida natural por
Cristo. No confíe en su “naturaleza de asno.” Por muy buena que parezca ser, todavía
necesita ser sustituida. Segundo, usted desechará toda levadura de su vida. Entonces
disfrutará a Cristo como su porción y ofrecerá a Dios las primicias de la experiencia de
Cristo en las reuniones para satisfacerle la El. Finalmente usted se esmerará en no usar
la palabra de Dios para matar a los nuevos, y los nutrirá con la leche de la palabra. Si
poseemos una experiencia espiritual adecuada, nos daremos cuenta que estas cinco
condiciones son cruciales para nuestro disfrute diario de Cristo.

LA SECUENCIA DE LAS CINCO CONDICIONES

Me gustaría añadir algunas palabras acerca de estas condiciones para que quedemos
profundamente impresionados con ellas, particularmente con la secuencia en la cual
están presentadas. Cada condición es muy significativa, pero además la secuencia de
estas cinco condiciones tiene un sentido muy particular. La primera condición se refiere
a la redención del primogénito de un asno con un cordero. Esto indica que si deseamos
disfrutar al Señor, debemos darnos cuenta de que somos “asnos”, que somos unos
animales lamentables bajo una carga pesada. Además, como asnos somos impuros. En
Levítico 11, el asno se encuentra en las lista de los animales impuros. Hemos visto que el
asno representa aquí nuestra vida natural, nuestro ser natural. No podemos disfrutar al
Señor con nuestro ser natural. Si seguimos siendo animales impuros con una carga
pesada, no podemos disfrutar a Cristo como las fiestas, y no podremos descansar con El.
Por lo tanto, nuestra vida natural debe ser sustituida. El Nuevo Testamento está lleno de
luz al respecto. La vida natural ha sido crucificada en la cruz. Ahora debemos rechazarla
y abandonarla totalmente en nuestra vida cristiana.

La secuencia muestra que la condición siguiente requiere que nosotros, como redimidos,
no mezclemos la sangre redentora con una vida pecaminosa. Si deseamos disfrutar al
Señor, debemos apartarnos de la levadura.

Lógicamente, esta condición viene en segundo lugar, y no en el primer lugar. Sería


ilógico exigir que no se mezclase la sangre redentora con levadura y luego exigir que
nuestra vida natural fuese reemplazada. La secuencia adecuada exige que primero
nuestra vida natural sea sustituida por Cristo. Después de este reemplazo, debemos
aprender a quedar alejados de las cosas pecaminosas. Esto equivale a cumplir la
condición de no mezclar la sangre redentora con levadura.

Veamos la tercera condición: debemos disfrutar de nuestra porción presente de Cristo a


lo sumo y no dejar ninguna parte de ella para la siguiente era. No obstante, muy pocos
cristianos contemporáneos agotan el disfrute de su porción de Cristo. Pocos cristianos,
incluyéndonos a nosotros, disfrutan a Cristo a lo sumo.

Demos un ejemplo de la tercera condición: una madre le pide a su pequeño bebé que
acabe su comida, que limpie su plato. Quizá ella le diga: “yo quiero que comas todo.
Limpia tu plato. Si no terminas lo que tienes, ya no te daré nada de comer”. Algunas
madres son severas con sus hijos al respecto, pero otras son demasiado indulgentes y
permiten rápidamente que sus hijos hagan lo que quieran. Le dan algo de comer a su
hijo, y si no le gusta, le dará otra cosa. Otras madres insistirán para que sus hijos coman
lo que tienen antes de darles otra cosa. Yo creo que eso ilustra perfectamente la manera
en que Dios nos entrena a disfrutar a Cristo hoy en día. El dirá: “Termina lo que ya te he
dado de Cristo. Si no disfrutas la porción que tienes ahora, no te daré nada más. Debes
consumir tu porción de Cristo ahora.”

Veamos la condición siguiente presentada en la secuencia : disfrutaremos plenamente


nuestra porción de Cristo, reservaremos la máxima porción, las primicias, para el
disfrute y satisfacción de Dios. Llevaremos esta porción máxima de nuestro disfrute de
Cristo a la casa de Dios para Su satisfacción.
La última condición exige que no matemos a ningún creyente, especialmente a los
nuevos en la esfera del suplir de vida. La leche en Exodo 34:26 Indica la esfera del suplir
de vida. Mientras disfrutamos a Cristo a lo sumo y ofrecemos a Dios algo de Cristo para
Su satisfacción, debemos tener cuidado y evitar matar a los demás. Jamás deberíamos
hervir un cordero en la leche de su madre.

Estas cinco condiciones describen la experiencia actual del disfrute del Señor. Llegué a
entender estas condiciones a través de mi experiencia en la vida cristiana. Mi
experiencia me ha mostrado que en mi vida natural yo soy un asno y que debo ser
sustituido. Veo también que debo apartarme de la levadura, y ser obediente al requisito
de disfrutar a Cristo hoy en día y tener la máxima experiencia del disfrute del Señor para
satisfacción de Dios, y no cometer ninguna clase de matanza espiritual en la esfera del
suplir de vida. Yo creo que muchos de nosotros podemos testificar que el significado de
estas cinco condiciones corresponde a nuestra experiencia espiritual.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO OCHENTA Y UNO

EL TIEMPO QUE MOISES PASO CON DIOS


(4)

Lectura bíblica : Ex. 34

El capítulo treinta y cuatro de Exodo relata el tiempo que Moisés pasó con Dios y abarca
tres temas importantes: El festejo con el Señor y el descanso con El, las cinco
condiciones para disfrutar al Señor, y la impartición de Dios dentro de Moisés. En los
dos mensajes anteriores, hemos visto las tres fiestas, el sábado, y las cinco condiciones.
En este mensaje, consideremos la impartición de Dios dentro de Moisés, después de una
palabra de introducción y de repaso.

LA CLAVE PARA ENTENDER EXODO 34

Hemos visto que Moisés quebró las dos tablas que contenían los diez mandamientos.
Esto indica que el pacto que Dios hizo con los hijos de Israel fue quebrantado. En los
capítulos veinte al veinticuatro, se selló un pacto con el derramamiento de la sangre del
sacrificio redentor. Podemos afirmar que el sello del pacto era en realidad la firma del
pacto por parte de Dios. Dios firmó el pacto rociándolo con la sangre del sacrificio
redentor. El pacto contenía los diez mandamientos con todas esas ordenanzas. Dios
deseaba un pueblo totalmente comprometido con El. Sin embargo, el incidente del
becerro de oro causó el quebrantamiento del pacto, pero en Su misericordia, Dios vino y
recobró este pacto quebrantado. Esta fue la razón por la cuál Dios le dijo a Moisés que
labrara dos tablas de piedra y que subiera a la cumbre del monte para reunirse con El.
Dios deseaba recobrar el pacto.

Sin duda Moisés esperaba que Dios volvería a dar los diez mandamientos y las
ordenanzas. Probablemente él estaba feliz mientras preparaba las dos tablas de piedra
para ese propósito y las llevaba a la cumbre del monte. No obstante, Dios hizo algo muy
diferente al bajar hacia Moisés. Antes de darle nuevamente los diez mandamientos, Dios
le habló a Moisés conforme al deseo real de Su corazón. La intención de Dios no
consistía simplemente en tener un pueblo que guardara Sus mandamientos y
ordenanzas. Su intención consistía en dispensarse a Sí mismo dentro de Su pueblo
escogido para que recibieran una plena impartición de El y para que lo expresaran.

Desde el comienzo, la ley no ocupaba ningún lugar en la intención original de Dios. En


tipología, la posición de la ley es la de una concubina, representada por Agar. Esto indica
que los ojos de Dios y en Su economía, la ley no ocupa un lugar de honor, así como una
concubina no tiene una posición legal. La Biblia declara que la ley fue algo añadido. No
formaba parte de la intención original de Dios y por lo tanto no ocupa un lugar de
honor. En cierto sentido, Dios fue obligado a promulgar la ley.

Lo que enojó a Dios no fue el hecho de que las dos tablas hayan sido quebradas. Dios
estaba enojado por la idolatría del becerro de oro, y no por las tablas quebradas. Cuando
El se reunió con Moisés en el capítulo 34, al principio El no comentó nada acerca de los
diez mandamientos.

Primero Dios le dijo a Moisés que El haría maravillas para llevar a Su pueblo a la buena
tierra: “y él contestó: He aquí, Yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas
que no han sido hechas en toda la tierra ni en nación alguna, y verá todo el pueblo, en el
cuál estás tú, la obra de Jehová; Porque será cosa tremenda lo que Yo haré contigo.
Guarda lo que Yo te mando hoy; he aquí que Yo he echo de delante de tu presencia al
amorreo, al cananeo, al Heteo, al ferezeo, al heveo, y al jebuseo” (vs. 10-11). Dios quería
hacer milagros con el fin de llevar a Su pueblo a la buena tierra donde podrían
disfrutarlo a él.

Segundo, Dios advirtió al pueblo acerca de la idolatría (vs. 12-17). El Señor dijo : “No te
has de inclinar a ningún otro Dios, pues Jehová, cuyo nombre es celoso, Dios celoso es”
(v. 14). El dijo también: “No te harás dioses de fundición” (v. 17). Dios le dio al pueblo
una advertencia clara que se apartaran de toda clase de idolatría. No debemos permitir
que nada reemplace a Dios. Debemos tomarlo sólo El como nuestro Dios.
Luego el Señor prosigue y le habla a Moisés de festejar con El y descansar con El. En el
versículo 18, Dios dijo: “La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás
pan sin levadura según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque
en el mes de Abib saliste de Egipto” En el versículo 22, El prosigue : “También
celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de las siegas de trigo, y la fiesta de
la cosecha de la salida del año”. En el versículo 21, El Señor le habló a Moisés de la
observancia del sábado: “Seis días trabajarás, mas en el séptimo descansarás; Aún en la
arada y en la siega, descansarás”. Por tanto podemos ver que el Señor le habló a Moisés
acerca de la idolatría, del festejo y del descanso. En esta ocasión El no le dijo nada
acerca de los diez mandamientos ni de las ordenanzas. Por el contrario, El le dijo a
Moisés que los varones debían festejar con El tres veces al año y que cada siete días
debían recordarle a El y descansar con El.

En un mensaje anterior, hemos señalado que las tres fiestas mencionadas en este
capítulo, indican que debemos festejar con el Señor tres veces al día. Además, hemos
visto que el sábado semanal indica que en el transcurso del día, quizá cada quince o
veinte minutos, debemos hacer una pausa y recordar al Señor descansando con El. Un
año como un día terminan un periodo de tiempo. A diario debemos festejar con el Señor
y descansar con El. Tanto el festejo como el descanso están destinados al disfrute del
Señor.

En Exodo 34 el Señor no le habló solamente a Moisés del festejo y del descanso. El


también le encargó cinco asuntos o condiciones que el pueblo de Dios debía cumplir
para disfrutarle a El. Nuestro entendimiento natural considera a cada uno de estos cinco
puntos como algo insignificante. La primera condición es redimir el primogénito de un
asno con un cordero (v. 20), y la última es el hecho de no hervir un cabrito en la leche de
su madre (v. 26),. ¿Por qué el Señor no le habló a Moisés de honrar a los padres o del
mandamiento acerca del homicidio? ¿Por qué tuvo que hablar de cosas como redimir el
primogénito de un asno con el cordero y de no hervir un cabrito en la leche de su
madre?, La razón es sencilla: si no cumplimos estas cinco condiciones, nuestro disfrute
del Señor estará quebrado. Si deseamos mantener nuestro disfrute del Señor festejando
y descansando con El, debemos prestar mucha atención a estos cinco requisitos
aparentemente insignificantes.

Si nos limitamos a estudiar Exodo 34 con nuestra mente, no podremos entender este
capítulo, pero si consideramos este capítulo a la luz de nuestra experiencia espiritual,
veremos que la clave es el disfrute del Señor. Este capítulo revela que debemos disfrutar
al Señor todo el día festejando con El y descansando con El. Además de este disfrute, y
como requisito para mantenerlo, debemos cumplir estas cinco condiciones.
Parece que en Exodo 34, Moisés estaba preocupado por la promulgación de la ley, y no
por el disfrute del Señor ni por Su impartición dentro de El. Si recibimos luz mientras
leemos este capítulo, nos daremos cuenta que no debemos centrar nuestra atención en
los diez mandamientos o en las ordenanzas, porque a Dios le preocupa más el hecho de
que prestemos atención a las fiestas y a los sábados. Debemos centrarnos en los festejos
y descansos repetidos con el Señor. Debemos festejar en El y descansar con El para
disfrutarle plenamente. Entonces El se infundirá en nosotros. Por consiguiente,
estaremos llenos interiormente y resplandeceremos exteriormente.

Sin la clave, nos resultará difícil entender Exodo 34. ¿Quién puede explicar por qué Dios
menciona solamente tres de las siete fiestas en este capítulo ? ¿Por qué tantos
mandamientos y ordenanzas importantes están puestos a un lado, y en su lugar se
mencionan cinco requisitos relacionados con la redención de un asno con un cordero , y
el hecho de no ofrecer la sangre del sacrificio con el pan leudado, o el no dejar hasta la
mañana nada del sacrificio de la fiesta de la Pascua, llevar a la casa de Dios las primicias
de los primeros frutos de la tierra, y no cocer un cabrito en la leche de su madre? La
clave del disfrute del Señor nos permite ver que estos cinco asuntos no son
insignificantes. Por el contrario, son cruciales en cuanto al disfrute del Señor.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO OCHENTA Y UNO

EL TIEMPO QUE MOISES PASO CON DIOS


(4)

Lectura bíblica : Ex. 34

El capítulo treinta y cuatro de Exodo relata el tiempo que Moisés pasó con Dios y abarca
tres temas importantes: El festejo con el Señor y el descanso con El, las cinco
condiciones para disfrutar al Señor, y la impartición de Dios dentro de Moisés. En los
dos mensajes anteriores, hemos visto las tres fiestas, el sábado, y las cinco condiciones.
En este mensaje, consideremos la impartición de Dios dentro de Moisés, después de una
palabra de introducción y de repaso.

LA CLAVE PARA ENTENDER EXODO 34

Hemos visto que Moisés quebró las dos tablas que contenían los diez mandamientos.
Esto indica que el pacto que Dios hizo con los hijos de Israel fue quebrantado. En los
capítulos veinte al veinticuatro, se selló un pacto con el derramamiento de la sangre del
sacrificio redentor. Podemos afirmar que el sello del pacto era en realidad la firma del
pacto por parte de Dios. Dios firmó el pacto rociándolo con la sangre del sacrificio
redentor. El pacto contenía los diez mandamientos con todas esas ordenanzas. Dios
deseaba un pueblo totalmente comprometido con El. Sin embargo, el incidente del
becerro de oro causó el quebrantamiento del pacto, pero en Su misericordia, Dios vino y
recobró este pacto quebrantado. Esta fue la razón por la cuál Dios le dijo a Moisés que
labrara dos tablas de piedra y que subiera a la cumbre del monte para reunirse con El.
Dios deseaba recobrar el pacto.

Sin duda Moisés esperaba que Dios volvería a dar los diez mandamientos y las
ordenanzas. Probablemente él estaba feliz mientras preparaba las dos tablas de piedra
para ese propósito y las llevaba a la cumbre del monte. No obstante, Dios hizo algo muy
diferente al bajar hacia Moisés. Antes de darle nuevamente los diez mandamientos, Dios
le habló a Moisés conforme al deseo real de Su corazón. La intención de Dios no
consistía simplemente en tener un pueblo que guardara Sus mandamientos y
ordenanzas. Su intención consistía en dispensarse a Sí mismo dentro de Su pueblo
escogido para que recibieran una plena impartición de El y para que lo expresaran.

Desde el comienzo, la ley no ocupaba ningún lugar en la intención original de Dios. En


tipología, la posición de la ley es la de una concubina, representada por Agar. Esto indica
que los ojos de Dios y en Su economía, la ley no ocupa un lugar de honor, así como una
concubina no tiene una posición legal. La Biblia declara que la ley fue algo añadido. No
formaba parte de la intención original de Dios y por lo tanto no ocupa un lugar de
honor. En cierto sentido, Dios fue obligado a promulgar la ley.

Lo que enojó a Dios no fue el hecho de que las dos tablas hayan sido quebradas. Dios
estaba enojado por la idolatría del becerro de oro, y no por las tablas quebradas. Cuando
El se reunió con Moisés en el capítulo 34, al principio El no comentó nada acerca de los
diez mandamientos.

Primero Dios le dijo a Moisés que El haría maravillas para llevar a Su pueblo a la buena
tierra: “y él contestó: He aquí, Yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas
que no han sido hechas en toda la tierra ni en nación alguna, y verá todo el pueblo, en el
cuál estás tú, la obra de Jehová; Porque será cosa tremenda lo que Yo haré contigo.
Guarda lo que Yo te mando hoy; he aquí que Yo he echo de delante de tu presencia al
amorreo, al cananeo, al Heteo, al ferezeo, al heveo, y al jebuseo” (vs. 10-11). Dios quería
hacer milagros con el fin de llevar a Su pueblo a la buena tierra donde podrían
disfrutarlo a él.

Segundo, Dios advirtió al pueblo acerca de la idolatría (vs. 12-17). El Señor dijo : “No te
has de inclinar a ningún otro Dios, pues Jehová, cuyo nombre es celoso, Dios celoso es”
(v. 14). El dijo también: “No te harás dioses de fundición” (v. 17). Dios le dio al pueblo
una advertencia clara que se apartaran de toda clase de idolatría. No debemos permitir
que nada reemplace a Dios. Debemos tomarlo sólo El como nuestro Dios.

Luego el Señor prosigue y le habla a Moisés de festejar con El y descansar con El. En el
versículo 18, Dios dijo: “La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás
pan sin levadura según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque
en el mes de Abib saliste de Egipto” En el versículo 22, El prosigue : “También
celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de las siegas de trigo, y la fiesta de
la cosecha de la salida del año”. En el versículo 21, El Señor le habló a Moisés de la
observancia del sábado: “Seis días trabajarás, mas en el séptimo descansarás; Aún en la
arada y en la siega, descansarás”. Por tanto podemos ver que el Señor le habló a Moisés
acerca de la idolatría, del festejo y del descanso. En esta ocasión El no le dijo nada
acerca de los diez mandamientos ni de las ordenanzas. Por el contrario, El le dijo a
Moisés que los varones debían festejar con El tres veces al año y que cada siete días
debían recordarle a El y descansar con El.

En un mensaje anterior, hemos señalado que las tres fiestas mencionadas en este
capítulo, indican que debemos festejar con el Señor tres veces al día. Además, hemos
visto que el sábado semanal indica que en el transcurso del día, quizá cada quince o
veinte minutos, debemos hacer una pausa y recordar al Señor descansando con El. Un
año como un día terminan un periodo de tiempo. A diario debemos festejar con el Señor
y descansar con El. Tanto el festejo como el descanso están destinados al disfrute del
Señor.

En Exodo 34 el Señor no le habló solamente a Moisés del festejo y del descanso. El


también le encargó cinco asuntos o condiciones que el pueblo de Dios debía cumplir
para disfrutarle a El. Nuestro entendimiento natural considera a cada uno de estos cinco
puntos como algo insignificante. La primera condición es redimir el primogénito de un
asno con un cordero (v. 20), y la última es el hecho de no hervir un cabrito en la leche de
su madre (v. 26),. ¿Por qué el Señor no le habló a Moisés de honrar a los padres o del
mandamiento acerca del homicidio? ¿Por qué tuvo que hablar de cosas como redimir el
primogénito de un asno con el cordero y de no hervir un cabrito en la leche de su
madre?, La razón es sencilla: si no cumplimos estas cinco condiciones, nuestro disfrute
del Señor estará quebrado. Si deseamos mantener nuestro disfrute del Señor festejando
y descansando con El, debemos prestar mucha atención a estos cinco requisitos
aparentemente insignificantes.

Si nos limitamos a estudiar Exodo 34 con nuestra mente, no podremos entender este
capítulo, pero si consideramos este capítulo a la luz de nuestra experiencia espiritual,
veremos que la clave es el disfrute del Señor. Este capítulo revela que debemos disfrutar
al Señor todo el día festejando con El y descansando con El. Además de este disfrute, y
como requisito para mantenerlo, debemos cumplir estas cinco condiciones.

Parece que en Exodo 34, Moisés estaba preocupado por la promulgación de la ley, y no
por el disfrute del Señor ni por Su impartición dentro de El. Si recibimos luz mientras
leemos este capítulo, nos daremos cuenta que no debemos centrar nuestra atención en
los diez mandamientos o en las ordenanzas, porque a Dios le preocupa más el hecho de
que prestemos atención a las fiestas y a los sábados. Debemos centrarnos en los festejos
y descansos repetidos con el Señor. Debemos festejar en El y descansar con El para
disfrutarle plenamente. Entonces El se infundirá en nosotros. Por consiguiente,
estaremos llenos interiormente y resplandeceremos exteriormente.

Sin la clave, nos resultará difícil entender Exodo 34. ¿Quién puede explicar por qué Dios
menciona solamente tres de las siete fiestas en este capítulo ? ¿Por qué tantos
mandamientos y ordenanzas importantes están puestos a un lado, y en su lugar se
mencionan cinco requisitos relacionados con la redención de un asno con un cordero , y
el hecho de no ofrecer la sangre del sacrificio con el pan leudado, o el no dejar hasta la
mañana nada del sacrificio de la fiesta de la Pascua, llevar a la casa de Dios las primicias
de los primeros frutos de la tierra, y no cocer un cabrito en la leche de su madre? La
clave del disfrute del Señor nos permite ver que estos cinco asuntos no son
insignificantes. Por el contrario, son cruciales en cuanto al disfrute del Señor.

UNA REPETICION

Ya vimos que Exodo 34 es un esquema breve y una conclusión de los treinta y tres
capítulos anteriores. Toda repetición es muy importante aquí. Si no fuese así, no habría
repetición. Leamos el versículo 27 “Y Jehová dijo a Moisés, escribe estas palabras, pues
al tenor de ellas hago pacto contigo y con Israel (hebreo)”. La palabra hebrea traducida
por “tenor” significa literalmente boca. Por tanto, en el versículo 27, El Señor dice a
Moisés que conforme a la boca de estas palabras El hizo pacto con él y con Israel. Todas
estas palabras son términos, condiciones del pacto que el pueblo debía guardar. ¿Por
qué el versículo 27 declara “conforme a la boca de estas palabras”? El Señor
probablemente quiso decir a Moisés : “estas palabras ya fueron habladas. Ahora deseo
repetirlas. Las hablaré nuevamente con Mi boca”. Este capítulo contiene el hablar, lo
que sale de la boca, de una palabra que ya fue pronunciada una vez. Esta repetición
proporciona los términos por los cuales los hijos de Israel podrán guardar el pacto de
Dios.
Deseo hacer hincapié el hecho de que aquí no se mencionan ni los mandamientos ni las
ordenanzas. Después darnos una advertencia en cuanto a la idolatría, el Señor nos habla
de las fiestas, del sábado, y de las cinco condiciones para disfrutarle a El. Tres fiestas
sirven para nuestro disfrute, el sábado para nuestro descanso, y las cinco condiciones
para nuestra vida diaria. Si cumplimos estas condiciones, festejaremos con Dios y
descansaremos con El en el pleno disfrute y para el cumplimiento de Su propósito.
Además, los siguientes capítulos nos enseñan que se erigirá un tabernáculo, una morada
para Dios.

DIOS SE INFUNDE

Leamos Exodo 34:28 y 29 “Y él estuvo ahí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches;
no comió pan ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez
mandamientos. Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas
del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su
rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.” Vemos que después de
escribir las palabras del pacto sobre las tablas, Dios mandó a Moisés al pie del monte.
Dios deseaba que Su pueblo lo disfrutara a El, pero la intención de Moisés se limitaba en
llevar los mandamientos al pueblo. Creo que Moisés estaba muy feliz al bajar el monte.
El sabía que ya no habría otro becerro de oro. El versículo 29 declara que Moisés no
sabía que la piel de su rostro resplandecía. Dios se había infundido en Moisés, pero
Moisés no se daba cuenta de que su rostro resplandecía. Quizá su corazón estaba lleno
de pensamientos acerca de los diez mandamientos escritos en las dos tablas de piedra y
ni siquiera se preocupó por la impartición de Dios.

Necesitamos la impartición de Dios, pero cuando llegamos a la Biblia, la consideramos


como “tablas” y tomamos cada palabra como si fuese un mandamiento que debemos
cumplir. Tal vez deseemos recibir mandamientos en lugar de recibir la impartición de
Dios. Por ejemplo, durante el avivamiento matutino podemos recibir una palabra viva
de la Biblia, pero esa palabra se puede convertir en mandamiento para nosotros. Quizá
no nos demos cuenta de que Dios no desea darnos una palabra de mandamiento; Dios
desea infundirse a Sí mismo dentro de nuestro ser. A veces podemos salir de un
avivamiento matutino con un rostro resplandeciente debido a la impartición de Dios.
Tal vez no nos sepamos que nuestro rostro resplandece porque nos preocupan más los
mandamientos que la infusión.

EL VELO SOBRE EL ROSTRO DE MOISES

Leamos el versículo 30 “Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí
la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.” Moisés no
sabía que su rostro resplandecía, pero Aarón y los hijos de Israel lo sabían, y este rostro
resplandeciente les atemorizaba. Después de reunirse con ellos, Moisés también se dio
cuenta de que la piel de su rostro resplandecía. Por consiguiente, “cuando acabó Moisés
de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.” (v. 33). Cuando Moisés volvió con
Dios, él se quitó el velo: “cuando venía Moisés delante de Jehová para hablar con El, se
quitaba el velo hasta que salía; y saliendo decía a los hijos de Israel lo que le era
mandado. Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro
era resplandeciente; y volvía a poner el velo en su rostro, hasta que entraba a hablar con
Dios” (vs. 34-35). Esto indica que Moisés conversaba con Dios a cara descubierta. Eso
nos recuerda lo que escribe Pablo en 2.Cor. 3:18 en cuanto al hecho de contemplar al
Señor a cara descubierta y reflejarlo mientras estamos transformados a Su imagen. Eso
es también un asunto de resplandor, porque el resplandor es la apariencia de la imagen
de Dios. Hoy en día debemos quitarnos el velo para contemplar y reflejar al Señor a cara
descubierta. Entonces seremos transformados a Su imagen, y eso será nuestro
resplandor.

Hemos señalado que cuando Moisés se presentó delante de Dios, él quitó el velo, pero
cuando él habló al pueblo, él se puso el velo. Vemos lo contrario con muchos cristianos
hoy en día. Cuando se presentan ante el Señor se ponen el velo, pero cuando hablan con
los demás, se quitan el velo.

En 2 Co. 3:13, Pablo explica por qué Moisés ponía el velo sobre su rostro cuando hablaba
con los hijos de Israel. Pablo declara que Moisés “ponía un velo sobre su rostro, para que
los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que se desvanecía.” Mientras
Moisés declaraba la palabra de Dios a los hijos de Israel, él tenía su rostro descubierto.
Después de hablar, él se ponía el velo sobre su rostro para que no fijaran la vista en el fin
de su ministerio, que se desvanecía. El no quería que ellos contemplaran el fin de la
gloria de su ministerio de la ley. Ver el resplandor desvanecers equivalía a ver el fin de la
ley.

El resplandor que experimentamos ahora no está en la ley, sino en el disfrute de Cristo.


En el Nuevo Testamento no tenemos la observancia de la ley, sino el disfrute de la fiesta.
La enseñanza del Nuevo Testamento está centrada en el disfrute de Cristo. La ley ha sido
reemplazada por el festejo en Cristo. Por consiguiente, no necesitamos un velo, y no
tenemos que temer el fin de la gloria. Podemos guardar la cara descubierta delante del
Señor y de los hombres.

UN LARGO TIEMPO CON DIOS


Debemos recordar que el título de este mensaje es “la estancia de Moisés con Dios.” El
rostro de Moisés resplandecía como resultado del tiempo que estuvo con Dios. Si
deseamos resplandecer con la gloria del Señor, nosotros también debemos pasar una
estancia prolongada con Dios. Leamos Exodo 34:28 “Y él estuvo ahí con Jehová
cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua.” No podemos explicarnos
cómo Moisés pudo durar cuarenta días con el Señor sin comer ni beber. Sin lugar a
dudas, Dios permitió todo eso.

Como lo hemos mencionado anteriormente, si deseamos permanecer con Dios, debemos


olvidar todo lo demás. Cuando el Señor pidió a Moisés que subiera a la cumbre del
monte para reunirse con El , El le dijo : “Y no suba hombre contigo, ni parezca alguno en
todo el monte; ni ovejas ni bueyes pazcan delante del monte” (v. 3). Esto indica que
cuando nos reunimos con Dios, debemos olvidar nuestras posesiones, nuestras
necesidades, y hasta nuestra familia. Además, no debemos centrarnos en nosotros
mismos, sino mas bien permanecer sencillamente en la presencia de Dios.

La Biblia no relata lo que Dios y Moisés hicieron durante cuarenta días. Sabemos que
durante este lapso de tiempo, Dios se infundió en Moisés y lo saturó. Aparentemente
Moisés se dedicó a recibir la iluminación y la impartición de Dios durante estos cuarenta
días. Esto fue glorioso. Algo maravilloso se produjo durante esos cuarenta días: Dios se
infundió en Moisés y lo saturó consigo mismo. Si vemos el significado de eso,
recibiremos mucha ayuda en cuanto a nuestra comunión con el Señor y nuestra vida
cristiana.

LA CLASE DE MENSAJE QUE NOS IMPARTE A DIOS

Si leemos todo el capítulo treinta y cuatro, veremos que Dios se infundió en Moisés por
Su hablar. Si Dios se hubiera limitado a hablar de los diez mandamientos y de las
ordenanzas, no creo que Moisés hubiera recibido mucha impartición. ¿Conoce usted la
clase de hablar que le imparte a Dios? Es el hablar del Señor acerca del disfrute de Si
mismo, Su hablar acerca del festejo y del descanso y las condiciones para disfrutarlo a
El. Esta clase de hablar nos infunde a Dios y nos hace resplandecer.

Puedo testificar que no recibí mucha impartición por estar sentado en reuniones de
estudio bíblico hace muchos años, pero cuando escuché hablar al hermano Nee de la
experiencia del Señor, el Señor se infundió en mí. Muchos de nosotros podemos
testificar que hemos experimentado eso. Se produjo un resplandor dentro de nosotros
debido al hablar del Señor en nosotros.
La ultima parte del versículo 29 debería ser traducido así: “Después que el Señor hubo
hablado con Moisés,” y no “después que Moisés hubo hablado con Dios.” Esto indica que
el resplandor del rostro de Moisés no fue el resultado de su hablar con Dios sino del
hablar de Dios con él. Cuanto más hablamos, más impedimos que el Señor se infunda en
nosotros, y cuanto más El nos habla acerca del disfrute de Sí, más recibimos Su
impartición. Que todos nos parezcamos a Moisés, que el Señor hable. Dejémosle hablar
de las fiestas, del sábado, y de las condiciones para disfrutarle a El. La palabra de Dios
acerca de Su disfrute es siempre una palabra nos infunde.

Le damos las gracias al Señor por el hecho de abrirnos el capítulo 34 de Exodo. Alabado
sea el Señor porque en este capítulo, vemos el festejo y el descanso, las cinco
condiciones para disfrutar al Señor, y la impartición de Dios en nosotros por Su hablar
acerca del disfrute de Sí mismo.

ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO OCHENTA Y DOS

ERIGEN EL TABERNACULO, HACEN SU MOBILIARIO


Y LAS VESTIDURAS SACERDOTALES
(1)

Lectura bíblica: Ex. 35:1-10, 20-35; 36:1-7; 39:32, 42-43.

En este mensaje, vamos a considerar una sección de cinco capítulos, desde Exodo 35 al
39. Estos capítulos relatan la manera en que se levantó el tabernáculo, se hizo su
mobiliario y las vestiduras santas de los sacerdotes. No necesitamos insistir en todos los
detalles relacionados con estas cosas porque ya los hemos visto en mensajes anteriores.
En este mensaje y en el siguiente, consideraremos mas bien ciertos asuntos básicos de
estos capítulos.

UNA PALABRA ACERCA DEL SABADO

Veamos Exodo 35:1-3: “Moisés convocó a toda la congregación de los hijos de Israel y les
dijo: estas son las cosas que Jehová ha mandado que sean hechas: seis días se trabajará
mas el día séptimo será de reposo, día santo para Jehová; cualquiera que en él hiciere
trabajo alguno morirá. No encenderéis fuego en ninguna de vuestras moradas en el día
de reposo.” Esta sección empieza con el sábado. Aparentemente eso no tiene nada que
ver con el hecho de erigir el tabernáculo y hacer su mobiliario y las vestiduras
sacerdotales. Entonces ¿por qué esta sección empieza con una palabra solemne acerca
del sábado? Exodo 35:2 nos enseña que todo aquél que trabajaba el día sábado cometía
una transgresión que se pagaba con la muerte. Todo aquél que no descansara con el
Señor en el sábado cometía una ofensa capital. El versículo 3 ordena que no se cocinara
el sábado.

Parece que estos tres versículos, Exodo 35:1-3 no tienen nada que ver con la erección del
tabernáculo, su mobiliario y las vestiduras sacerdotales. En realidad, existe una relación
importante, pero necesitamos la experiencia espiritual adecuada para entender este
punto de la Palabra.

UN REPASO DEL CAPITULO TREINTA Y CUATRO

Repasemos algunos puntos de los mensajes sobre el capítulo treinta y cuatro para
entender la razón por la cuál se menciona un mandamiento acerca del sábado. Hemos
visto tres asuntos importantes: el festejo y el descanso con el Señor, las cinco
condiciones para disfrutar al Señor, y la impartición de Dios dentro de Moisés.

Las cinco condiciones para disfrutar al Señor

Hemos visto que la primera de las cinco condiciones consistía en redimir un asno con un
cordero y que la última era el requisito de no cocer el cabrito en la leche de su madre.
Cuando leí acerca de esto en mi juventud, no entendía por qué estas cosas se mencionan
en la Biblia. Dios había llamado a Moisés al monte para recobrar el pacto quebrantado.
Si Dios deseaba repasar con Moisés los detalles de la ley, ¿por qué no habló de honrar a
los padres o por qué no presentó el mandamiento relacionado con el homicidio? ¿por
qué habló mas bien de redimir un asno y de no cocer el cabrito en la leche de su madre?
Yo pensaba que estas cosas no eran importantes

La mente humana no puede entender por qué se dieron estas cinco condiciones o lo que
significan. Sin embargo estas condiciones eran requisitos muy importantes para que el
pueblo de Dios disfrutara de las fiestas. Si los hijos de Israel no hubieran cumplido estas
condiciones, habrían perdido el disfrute de las fiestas. Estas condiciones también tienen
mucho significado para nosotros hoy en día en su interpretación espiritual conforme a
nuestra experiencia.

Redimir un asno con un cordero indica que nosotros, como seres caídos e impuros,
somos redimidos por Cristo ¿Desea disfrutar de la fiesta y del descanso con el Señor? Si
tal es el caso, debe recordar que según su viejo hombre, su hombre natural, su carne, y
como descendiente de Adán, usted es un “asno”. Por muy importante que usted sea, a
los ojos de Dios, su hombre natural no deja de ser un asno. Si usted procura disfrutar a
Cristo como su fiesta y su descanso, debe estar consciente de eso. Hemos visto que en
Juan 3:14, el Señor Jesús indicó a Nicodemo que éste era una serpiente. en Exodo 34,
vemos que según la vida natural, todos aquellos que desean disfrutar a Cristo son unos
asnos que necesitan la redención. Levítico 11 declara que el asno es un animal impuro.
Además un asno es un animal de carga. En nuestro hombre natural y según nuestra vida
natural, podemos ser comparados con animales de carg . Somos impuros, y estamos
bajo dura carga. Un asno liberado de su carga debe de morir. Pasa lo mismo con
nosotros, animales impuros de carga; debemos ser reemplazados por Cristo y disfrutarlo
a El y descansar con El.

Exodo 34 menciona una segunda condición: no mezclar levadura con la sangre


redentora. El versículo 25 dice: “No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi
sacrificio”. Debemos desechar toda la levadura en cuanto Cristo haya reemplazado
nuestra persona natural ¿Desea usted disfrutar de la sangre de Cristo? Si es así, no
mezcle la sangre redentora con la levadura de su vida pecaminosa.

Primero nuestro hombre natural debe ser sustituido por Cristo. Pablo declara: “con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20).
Esto significa que el “asno” fue crucificado y que el Cristo que nos sustituye vive ahora
en nosotros. Ahora debemos proseguir y desechar toda levadura. Necesitamos la sangre
redentora, pero no podemos ofrecer esta sangre junto con nuestra vida pecaminosa. Eso
está terminantemente prohibido.

Veamos Exodo 34:25b: “ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la
Pascua”. Aquí vemos la tercera condición para disfrutar a Cristo. Después de haber sido
reemplazados por Cristo y haber desechado toda levadura, debemos agotar la porción
presente de Cristo. Esto significa que hoy mismo debemos disfrutar a Cristo a lo sumo, y
no dejar nada de la porción presente para el futuro. Sin embargo, muchos cristianos no
tienen ningún apetito para disfrutar plenamente a Cristo hoy en día. Los podemos
comparar con niños que no comen toda su cena. Estos creyentes tienen una porción
pero no la disfrutan. El requisito de que el sacrificio de la fiesta de la Pascua no debe
permanecer hasta la mañana, significa que debemos agotar la porción de Cristo que
tenemos para nuestro disfrute hoy. No debemos posponer el disfrute de Cristo hasta
mañana o hasta la siguiente era. Por el contrario, debemos disfrutar plenamente de la
porción de Cristo que hemos recibido hoy.

Encontramos el cuarto requisito para festejar con Cristo y disfrutarle en Exodo 34:26a:
“las primicias de los frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios”. Al disfrutar
de la porción presente de Cristo, debemos traer las primicias, la mejor poción, a la
reunión y ofrecerla a Dios para Su satisfacción. Debemos traer la experiencia más
elevada de Cristo a la casa de Dios, a las reuniones de la iglesia, y ofrecer allí esta
porción a Dios.
Exodo 34:26b; nos presenta la quinta condición: “no cocerás el cabrito en la leche de su
madre”. Una madre produce la vida, y la leche nutre la vida. No debemos producir
jóvenes y matarlos luego. Después de producirlos, debemos consumirlos. Esto significa
que cuando disfrutamos a Cristo, no debemos permitir que nada de muerte entre en la
esfera de la vida que nutre.

Hace poco algunos santos declararon en una reunión: “¡comer a Cristo es la manera!”
Mientras ellos declaraban eso, yo pensaba: “ustedes dicen que comer a Cristo es la
manera, pero ¿lo han comido ustedes?” Efectivamente comer a Cristo es la manera, pero
debemos considerar cuánto hemos comido del Señor nosotros mismos. Algunos
proclaman que comer a Cristo es la manera, pero eso puede ser simplemente un lema. Si
deseamos disfrutar a Cristo, debemos cumplir las cinco condiciones. Debemos ser
sustituidos por Cristo, desechar toda levadura, agotar nuestra porción presente de
Cristo, llevar a la reunión la mejor experiencia de Cristo y ofrecerla a Dios, e impedir que
la muerte entre en la esfera de la vida que nutre.

Tres fiestas

Exodo 34 menciona tres fiestas: la fiesta de los panes sin levadura, la fiestas de las
semanas, las fiestas de las primicias de la siega del trigo. Son las únicas tres fiestas
mencionadas aquí a pesar de que Levítico 23 habla de siete fiestas anuales que
celebraban los hijos de Israel. La primera fiesta anual era la fiesta de la Pascua y la
segunda era la fiesta de los panes sin levadura. En el capítulo acerca de la restauación
del pacto que había sido quebrantado, Dios no menciona todas las fiestas ni la primera
fiesta mencionada es la Pascua. De las siete fiestas anuales, la más importante era la
Pascua, pues representaba la salvación. Sin embargo, en este relato no se menciona la
Pascua. Por el contrario, la primera fiesta mencionada es la fiesta de los panes sin
levadura. Sabemos que la fiesta de los panes sin levadura era en realidad la continuación
de la Pascua. La Pascua duraba un solo día, pero la fiesta de los panes sin levadura
duraba seis días. No obstante, los siete días son llamados fiesta de los panes sin
levadura. Por consiguiente, la fiesta de los panes sin levadura incluye la Pascua.

¿Por qué Exodo 34 menciona la fiesta de los panes sin levadura y no la fiesta de la
Pascua? La razón es sencilla: este relato no está relacionado con la salvación, sino con el
disfrute de Cristo después de la salvación. Este disfrute empieza con los panes sin
levadura ¿Desea disfrutar a Cristo después de su salvación? En ese caso, usted debe
desechar toda levadura. No puede llevar una vida pecaminosa y disfrutar de Cristo al
mismo tiempo. Si deseamos disfrutar de Cristo y descansar con El y con Dios, debemos
aclarar nuestro pasado. Debemos eliminar toda levadura, llevar una vida sin levadura
para poder disfrutar a Cristo.
Leamos Exodo 34:22 “también celebrarás las fiestas de las semanas, las primicias de la
siega de trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año”. La fiesta de las semanas es la
fiesta de Pentecostés, que significa cincuenta días. Pentecostés es el rico resultado de la
cosecha de las primicias. En cuanto al disfrute de Cristo, primero debemos eliminar toda
levadura desechando nuestra vida pecaminosa. Luego entraremos en el rico disfrute de
Cristo como primicias. En 1 Corintios 15 se revela a Cristo como las primicias en
resurrección. Pentecostés sucedió cincuenta días después de la resurrección de Cristo.
Después de resucitar, Cristo permaneció con Sus discípulos cuarenta días. Luego
ascendió al tercer cielo y los discípulos oraron durante diez días. Al término de diez días
vino Pentecostés y Cristo fue derramado sobre los discípulos como el Espíritu. Este
Espíritu es el rico resultado del Cristo resucitado.

Cuando considero las fiestas del Antiguo Testamento y como se reflejan en el Nuevo
Testamento y en nuestra experiencia espiritual, quedo nuevamente convencido de que la
Biblia fue inspirada por Dios.

Después de ser salvos y de aclarar el pasado y eliminar toda levadura, entramos en el


disfrute de las riquezas de Cristo en resurrección. Este es nuestro Pentecostés. Nuestro
Pentecostés no es un asunto de hablar en lenguas. Para nosotros Pentecostés consiste en
entrar en el pleno resultado de Cristo resucitado. Pentecostés es el producto del disfrute
de Cristo como primicias. La fiesta de Pentecostés la disfrutan aquéllos que han sido
salvos y que llevan una vida pura, una vida sin levadura.

En Exodo 34, la última fiesta es la fiesta de las primicias de la siega del trigo, la cual es
también la fiesta de los tabernáculos. En la fiesta de los tabernáculos se traía la cosecha
completa. Esta fiesta representa el disfrute rico, completo y final de todo lo que es
Cristo. Empezamos a disfrutar a Cristo desde la fiesta de los panes sin levadura;
seguimos disfrutando las riquezas del Cristo resucitado, y finalmente llegamos al
disfrute final de Cristo como fiesta de los tabernáculos.

FESTEJAR Y DESCANSAR

El capítulo treinta y cuatro menciona las fiestas en el versículo 18 y 22 y el sábado en el


versículo 21 : “seis días trabajarás mas en el séptimo día descansarás; aún en la arada y
en la siega, descansarás”. El hecho de que se hable del sábado en la palabra acerca de las
fiestas indica que mientras disfrutamos a Cristo descansamos simultáneamente con El.
Nuestro deleite, en nuestro disfrute de Cristo, debe incluir el sábado. Por consiguiente,
el deleite y el descanso están mezclados.
Los hijos de Israel respetaban las fiestas cada año y guardaban el sábado cada semana.
Sin embargo Exodo 34 describe nuestra experiencia cotidiana de Cristo. Deberíamos
celebrar tres fiestas cada día. Por la mañana debemos tener la fiesta de los panes sin
levadura. Cuando tomamos a Cristo como nuestro sacrificio por el pecado y por la
transgresión, desechamos la levadura. Esta es nuestra fiesta de los panes sin levadura.
Luego durante el día debemos disfrutar ricamente a Cristo. Si tenemos este disfrute de
Cristo durante el día, entonces al final de la jornada debemos disfrutar a Cristo a lo
sumo. Además durante el día y tal vez cada 15 ó 20 minutos debemos hacer una breve
pausa y descansar con Cristo. Reconozco que esto no será sencillo al principio, puesto
que no es nuestra costumbre. No obstante, intentemos recordar al Señor durante el día y
descansar con El. Hemos visto que el sábado significa descansar con el Señor en
memoria de El. No olvidemos al Señor durante el día; acordémonos de El y
descansemos con El.

DESCANSAR ANTES DE TRABAJAR

A la luz de lo que acabamos de ver, consideremos ahora Exodo 35:1-3. Cuando Dios
estaba a punto de mandar a Su pueblo que levantara el tabernáculo, hiciera su
mobiliario y las vestiduras sacerdotales, El les pidió que primero guardaran el sábado.
Esto significa que ellos debían descansar antes de trabajar en la erección del
tabernáculo. Esto es conforme a Génesis 2:2 y 3: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra
que hizo, y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo, y bendijo Dios al día séptimo,
y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.
Hemos visto que justo después de ser creado por Dios, el hombre empezó a descansar.
El primer día del hombre fue el séptimo día del Creador. Lo primero que hizo el hombre
después de ser creado por Dios fue descansar con El. Esto indica que antes de poder
hacer algo por Dios, primero debemos descansar con El. Si usted intenta trabajar por
Dios, debe recibir la gracia, disfrutarla y descansar con Dios. Entonces usted podrá
proseguir y hacer algo por Dios No debemos empezar a trabajar por Dios y luego
disfrutar de la gracia y del descanso. Esta manera es según la ley. Según la gracia,
primero disfrutamos de la gracia y luego trabajamos. Primero descansamos con el
Señor, y luego trabajamos para El.

Debemos aplicar este principio a nuestro diario vivir. A menudo oro antes de hacer algo
específico. Por ejemplo, doy un paseo cada día. Antes de salir de paseo, yo oro así:
“Señor, Te doy gracias por la paz que disfruto ahora. Tú sabes que yo acostumbro salir a
dar un paseo. Señor concédeme Tu bendición durante mi paseo.” Si no oro así, quizá no
sienta paz cuando emprendo mi paseo, pues caso no descanso con el Señor antes de
iniciar el paseo.
Podemos aplicar este principio a muchas cosas. Supongamos que usted debe escribir
una carta a sus padres. Antes de escribirla, tome un minuto para descansar con el Señor.
Diga: “Señor, Te doy gracias por poder estar contigo. Señor tengo que escribir una carta
a mis padres. Señor, quédate conmigo mientras escribo esta carta. Me gustaría
descansar contigo y luego escribir esta carta contigo. Señor, Te pido que escribas esta
carta conmigo”. Esto demuestra el principio del descanso con Dios, antes de actuar con
El y por El.

El hecho de descansar con el Señor de esta manera puede afectar aún la manera en que
nos vestimos por la mañana. Si usted descansa con El antes de vestirse, pienso que se
vestirá conforme a la imagen del Señor. Supongamos que un hermano haya comprado
recientemente alguna vestimenta que expresa al mundo. Si él descansa con el Señor
antes de ponerse esta prenda, quizás se dé cuenta de que no debería llevarla.

Puedo testificar que sé de lo que estoy hablando cuando me refiero al descanso con el
Señor. La experiencia me ha enseñado lo que significa descansar con el Señor antes de
emprender algo.

EL SIGNIFICADO DEL DIA DE SABADO

¿Conoce el verdadero significado del sábado? Exodo 20 y Deuteronomio 12 nos enseñan


que el sábado significa recordar al Señor como nuestro Creador y Redentor. Cuando
recordamos Aquél que nos ha creó y redimió, guardamos el sábado. Si estamos
ocupados día y noche, nos olvidaremos del Señor y lo pondremos a un lado. Pero existe
un principio, una regla espiritual, según el cuál debemos recordar al Señor y descansar
con El antes de emprender algo. Descansemos con El, en memoria de El, como nuestro
Creador y Redentor y también como nuestro Salvador, Señor, maestro y vida, ¡Cuantas
bendiciones y luz recibiríamos si practicaramos esto regularmente!

Esta manera de entender la palabra acerca del sábado en Exodo 35:1-3, no proviene
solamente de mí experiencia, sino también de la secuencia de los capítulos 34 y 35.
Cuando Moisés estaba en el monte con el Señor, el Señor le habló acerca de tres fiestas
que el pueblo debía respetar cada año y del sábado que debían guardar cada semana.
Luego Moisés bajó del monte y dijo al pueblo que debían erigir el tabernáculo, hacer su
mobiliario, y las vestiduras sacerdotales. No obstante Moisés no olvidó lo que el Señor le
había dicho. Por consiguiente al exhortar a los hijos de Israel a que construyeran el
tabernáculo para Dios, él pidió que primero descansaran con El y que lo recordaran a El
como Su Creador y Redentor. Esta es la razón por la cuál el relato acerca del
tabernáculo, de su mobiliario y de las vestimentas de los sacerdotes, empieza con una
palabra acerca del sábado.
ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CIENTO OCHENTA Y TRES

ERIGEN EL TABERNACULO, HACEN SU MOBILIARIO


Y LAS VESTIDURAS SACERDOTALES
(2)

Lectura bíblica: Ex. 35:1-10, 20-35; 36:1-7;

Los capítulos 35 al 39 de Exodo relatan la manera en que levantaron el tabernáculo,


hicieron su mobiliario y las vestiduras sacerdotales.

LA OFRENDA DE LOS MATERIALES

En Exodo 35:4-9, 20-29 y 36:3-7, vemos la ofrenda de los materiales. Leamos Exodo
35:4 y 5 “y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: esto es lo
que Jehová ha mandado: tomad de entre vosotros ofrendas para Jehová; todo generoso
de corazón le traerá a Jehová”. Sigue una lista de materiales: oro, plata, bronce, azul,
púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de
tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción,
para el incienso aromático, piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el
pectoral.

Al ofrecer estos materiales, la gente que había sido idólatra ahora era fiel a Dios. Antes
usaban su oro para hacer un ídolo, pero ahora son fieles y ofrecen todo lo que tienen a
Dios para levantar el tabernáculo, Su morada. El capítulo treinta y cinco contiene este
pensamiento acerca de la ofrenda de los materiales. Sin embargo, es algo bastante
superficial. Este mensaje da énfasis al significado espiritual de la ofrenda de los
materiales.

Los materiales ofrendados para hacer el tabernáculo tipifican al Cristo que


experimentamos en diferentes aspectos. Aunque los hijos de Israel consiguieron estos
materiales durante su estancia en Egipto, los llamaron ofrendas elevadas, ofrendas
mecidas y ofrendas voluntarias (35:5, 21-22, 24, 29; 36:3). Algunas traducciones no
especifican si se trataba de ofrendas elevadas, ofrendas mecidas u ofrendas voluntarias.
Se limitan a decir que estas ofrendas eran dádivas o contribuciones. La ofrenda elevada
representa al Cristo ascendido; la ofrenda mecida al Cristo resucitado, y la ofrenda
voluntaria, al Cristo que ofrecemos a Dios, al Dios de nuestro libre albedrío. Dios no nos
obliga a experimentar a Cristo. Experimentar a Cristo y ofrecerlo luego a Dios es un
asunto que depende de nuestro libre albedrío.
En el plan espiritual, todas estas ofrendas son tipologías del Cristo que experimentamos.
A veces experimentamos a Cristo como la realidad de Dios. Esto es el oro. Otras veces
experimentamos a Cristo como nuestro Redentor o como nuestra redención. Esto es la
plata. En otras ocasiones, experimentamos a Cristo como Aquel que fue juzgado por
Dios como nuestro substituto, como el Cristo que toma nuestro lugar en el juicio. Esto es
el bronce. Estos son distintos aspectos del Cristo que experimentamos.

Todos debemos experimentar a Cristo para edificar a la iglesia, la morada de Dios. Si no


experimentamos a Cristo, no tendremos nada que ofrecer a Dios como ofrenda elevada,
ofrenda mecida, u ofrenda voluntaria para edificar Su morada. Suponga que algunos
Israelitas se presentaran con las manos vacías, sin nada que ofrecer para levantar el
tabernáculo. Ellos dirían : “Moisés nos ha hablado acerca de las ofrendas para erigir el
tabernáculo, pero somos miserables y no tenemos nada que ofrecer”. ¡Qué vergüenza
sería eso! Muchos santos se encuentran en esta situación hoy en día. En cuánto a la
experiencia de Cristo, no traen ninguna ofrenda. En cuanto a la edificación de la iglesia,
sus manos están vacías.

Todos debemos poseer alguna riqueza de la experiencia de Cristo. Debemos tener por lo
menos una cadena o un zarcillo (35:22), a Cristo como un broche pequeño que podemos
ofrecer para edificar la iglesia. Tal vez usted se pregunte qué significa esto en nuestra
experiencia práctica. Supongamos que una hermana lleve un pequeño broche. Si ella
experimenta a Cristo al llevar ese broche, esta experiencia, en su significado espiritual,
será finalmente una experiencia de Cristo como broche de oro. Del mismo modo, un
hermano puede experimentar a Cristo incluso en un asunto insignificante como el llevar
un alfiler de corbata. Si un hermano experimenta a Cristo al comprar y llevar un alfiler
de corbata, esto se convertirá en un aspecto de Cristo que él experimenta. Entonces a los
ojos de Dios él tendrá a Cristo como alfiler espiritual de corbata. El punto importante es
éste: no debemos tener nada por nosotros mismos. Todo lo debemos poseer por Cristo y
con Cristo. Si experimentamos a Cristo en algo específico, podremos ofrendar Cristo a
Dios en un aspecto particular con miras a edificar la iglesia, Su morada.

Podemos experimentar a Cristo aún al comprar una corbata o al llevarla. Si


experimentamos a Cristo al llevar una corbata, entonces tendremos a Cristo como
nuestra corbata de oro en nuestra experiencia espiritual.

Un hermano casado puede experimentar a Cristo cuando está a punto de discutir con su
esposa. En ese momento, él debería decir: “Señor, voy a discutir con mi esposa. Señor
no quiero discutir contigo. Si Tú no el medio por el cual discuto con mi esposa, no voy a
discutir con ella”. Si el hermano experimenta a Cristo de esta manera, él ganará a Cristo,
aún en una situación donde él esté a punto de argumentar con su esposa. Esto muestra
cuán práctica debe ser la experiencia de Cristo. Lamentablemente vemos que muchos
cristianos contemporáneos carecen de enseñanza subjetiva acerca de la experiencia
práctica de Cristo en nuestro diario vivir.

Debemos experimentar a Cristo en cada aspecto de nuestro diario vivir, por ejemplo en
la ropa que llevamos, en la manera de cortar nuestro pelo y en nuestras actitudes. En un
asunto importante o significativo, debemos experimentar a Cristo. Debemos tener a
Cristo cuando llevamos zapatos, cuando nos cortamos el pelo, y aún cuando expresamos
nuestras actitudes. Una hermana no debería mostrarse molesta ante su esposo. Mas
bien ella debe decir : “Señor, quiero demostrale a mi esposo que estoy molesta. ¿Lo
harás Tú conmigo? Si Tú no estás conmigo en este asunto, no lo haré”. Antes de
mostrarle su enojo a su esposo, una hermana casada primero debe permanecer en el
Señor y orar al respecto. Al orar así, no lo hará, sino que se mostrará feliz y sonriente.
Uso este ejemplo para mostrarles eso: debemos aplicar esta verdad que consiste en
experimentar a Cristo como los materiales ofrendados a Dios con el fin de edificar Su
morada de una manera práctica. Si somos prácticos en esta verdad, podremos ofrecer
algo de Cristo a Dios para edificar a la iglesia, Su morada hoy en día en la tierra.

LA PREPARACION DE LOS TRABAJADORES

Ya mencionamos que muchos cristianos no tienen nada de Cristo que ofrecer. Aún
cuando tenemos a Cristo en muchos aspectos como los materiales, esto no es el edificio.
El edificio requiere no solamente los materiales sino también trabajadores preparados.
Por consiguiente, el próximo asunto que abarcaremos en estos capítulos es la
preparación de los trabajadores, de las personas dotadas para que funcionen (35:10, 30-
35; 36:1-2; 38:22-23).

Exodo 35 nos enseña que los dos trabajadores principales se llamaban Bezaleel y
Aholiab (vs. 30, 34) Bezaleel pertenecía a la tribu de Judá, una tribu real, y Aholiab a la
tribu de Dan, una tribu inferior. Esto indica que Dios no se preocupa por nuestro nivel
social; no le importa de qué condición somos. En la construcción de Su morada, El
puede suscitar a un hombre de una tribu real y también a un hombre de una tribu
inferior.

Un corazón elevado

Exodo 35:21 dice: “y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquél a quién
en su espíritu le dio voluntad.” Literalmente la palabra hebrea traducida por “estimuló”
significa aquí “elevó”. Yo prefiero esta palabra. Debemos poseer un corazón que nos
eleve siempre. Necesitamos un corazón de aliento, no de desanimo. A menudo me dicen
que un hermano o hermana está desalentado o desilusionado, o indiferente. Si no
tenemos deseos de servir, no somos útiles para el edificio de Dios. Necesitamos un
corazón alentado, aún alentador, un corazón que nos eleve. Cada uno de nosotros
necesita esta clase de corazón elevado. Sin esta clase de corazón ¿quién nos podrá
ayudar?

Llenos del Espíritu de Dios

El versículo 31 habla de Bezaleel “y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en


inteligencia, en ciencia, y en toda arte”. Eso indica que aún cuando fuésemos Bezaleel o
Aholiab, necesitamos el Espíritu de Dios. Se necesitaba el Espíritu de Dios para edificar
el tabernáculo, la morada física de Dios. ¡Con más razón la iglesia tiene esta necesidad
hoy en día!

Dios llenó de Espíritu a todos los que poseían un corazón elevado. Al llenarlos de
Espíritu, les concedió sabiduría, comprensión, conocimiento y talento. Esto demuestra
nuestras necesidades hoy en día. La edificación de la iglesia requiere hermanos y
hermanas llenos del Espíritu de Dios y con un corazón elevado, para recibir sabiduría y
conocimiento. Necesitamos sabiduría, comprensión, conocimiento y talento si queremos
ser ancianos, colaboradores, o aquellos que participan en la edificación de la iglesia.

Después de adquirir alguna experiencia de Cristo como los materiales ofrendados a Dios
para Su edificio, aun necesitamos llevar a cabo la obra de edificación. Se necesitan
muchos trabajadores para ese fin. Todos estos trabajadores deberían poseer un corazón
elevado para que Dios pueda entrar y llenarlos con el Espíritu. Este relato nos muestra
que primero debemos poseer un corazón que nos eleva; luego Dios entrará en nosotros y
nos llenará de Su Espíritu como sabiduría, comprensión, conocimiento, talento y
habilidades nuestras.

ERIGEN EL TABERNACULO
EN UN ORDEN PARTICULAR

Llegamos ahora a la manera en que levantaron el tabernáculo e hicieron su mobiliario


(36:8-38:20). Esta secuencia difiere del orden de la revelación. La secuencia de la
revelación nos enseña que primero tenemos el arca y luego el tabernáculo, la mesa de los
panes, el candelero, el altar de bronce y las vestiduras santas de los sacerdotes. Esta
revelación concuerda con el deseo de Dios. Primero Dios desea el arca del testimonio.
Todo lo que fue revelado acerca del tabernáculo y de su mobiliario es conforme al deseo
del corazón de Dios. No obstante, la secuencia en que erigieron el tabernáculo e hicieron
su mobiliario fue conforme a la necesidad práctica. Esta fue la razón por la cuál
empezaron erigiendo el tabernáculo y luego hicieron el mobiliario como contenido del
tabernáculo.

Consideremos brevemente la secuencia en que fueron hechos el tabernáculo y su


mobiliario. Primero confeccionaron las cortinas y las cubiertas del tabernáculo (36:8-19)
y luego las tablas (36:20-34). Por lo tanto, empezaron por el tejado y las paredes. Luego
vemos el velo interior y el velo para la puerta del tabernáculo (36:35-38). El tabernáculo
quedó terminado con estas cosas. Luego vemos el contenido del tabernáculo: el arca del
testimonio (37:1-9), la mesa de los panes de proposición (37:10-16), el candelero de oro
(37:17-24), y altar del incienso (37:25-28). Cuando tenemos el arca, la mesa, y el
candelero, somos calificados para estar en el altar del incienso y llevar a cabo la obra
intercesora con Cristo. Después del altar de incienso, vemos el aceite santo de la unción
y el incienso puro (37:29), el altar del holocausto (38:1-7) y el lavacro de bronce (38:8).
Por fin vemos el atrio del tabernáculo (38:9-20).

CUENTAN LOS MATERIALES OFRENDADOS

Exodo 38:21-31 nos presenta las cuentas de los materiales ofrendados. El hecho de que
se contaran los materiales indica que todo se llevaba a cabo con orden. Así Moisés y los
que estaban a cargo del tabernáculo sabían perfectamente cuánto oro, plata, y bronce, se
había ofrendado. Moisés pidió a los sacerdotes que contaran las ofrendas. Exodo 38:21
nos muestra que primero los sacerdotes contaban el material para el servicio de los
levitas. Eso significa que se deben destinar todas las ofrendas primeramente al servicio
de la iglesia. Este servicio requiere una contabilidad adecuada y un registro apropiado.
Luego contaba el oro: veintinueve talentos y setecientos treinta siclos. El oro servía para
adornar el interior del tabernáculo y el mobiliario dentro del tabernáculo (38:24). Por
ejemplo, el arca y la mesa estaban cubiertas de oro, y el candelero estaba hecho
exclusivamente de oro. En Exodo 38:25-28 contaban la plata: cien talentos y mil
setecientos setenta y cinco siclos, pagados para la propiciación, por los mayores de
veinte años de edad, para las bases y columnas del tabernáculo. Finalmente, en Exodo
38:29-31, contaban el bronce: setenta talentos y dos mil cuatro cientos siclos para las
bases de la puerta del tabernáculo, el altar de bronce, las bases del atrio del tabernáculo
y su puerta, y todas las estacas del tabernáculo y su atrio alrededor. No se menciona aquí
el bronce usado para hacer el lavacro porque ese bronce provenía de los lentes de las
mujeres que amaban al Señor.

CONFECCIONAN LAS VESTIDURAS SACERDOTALES

En Exodo 39:1-31, confeccionaban las vestiduras sacerdotales. En Exodo 39:2-7, hacían


el efod, la parte central de la vestidura santa. Después confeccionaban el pectoral (39:8-
21), y manto del efod (vs. 22-26). El efod se parecía a un chaleco más que a una
vestidura. Un largo manto se llevaba debajo del efod. Después de confeccionar el manto
exterior, hacían las túnicas interiores que se llevaban dentro del manto. Luego vemos el
turbante del sumo sacerdote, los turbantes de los sacerdotes, y los pantalones y fajas del
sumo sacerdote y de los sacerdotes. Finalmente vemos la lámina de la diadema santa de
oro puro que llevaba el sumo sacerdote (vs. 30-31), una lámina en la cual estaban
inscritas las palabras “Santidad a Jehová”.

Al final del capítulo treinta y nueve, la obra fue terminada y presentaron el conjunto a
Moisés para que lo examinara. Moisés estaba contento y bendijo todo lo que hicieron.
Eso indica que después de acabar todo, vino la bendición. Espero que suceda lo mismo
con la edificación de la iglesia entre nosotros. Espero que algún día presentaremos todas
las cosas al Señor, el Moisés de hoy, y que El estará contento y nos concederá Su
bendición.

ESTUDIO VIDA DE EXODO


MENSAJE CIENTO OCHENTA Y CUATRO

ERIGEN EL TABERNACULO
(1)

Lectura bíblica: Ex. 40:1-38

En este mensaje y en el siguiente concluiremos el Estudio-vida de Exodo, abarcando los


versículos 1 al 38 del capítulo cuarenta.

Exodo presenta la revelación dada por Dios acerca del tabernáculo y su mobiliario y
proporciona instrucciones para hacer el tabernáculo y sus muebles. El capítulo cuarenta
de Exodo presenta dos temas. El primero es el mandamiento de Dios en cuanto a la
manera de erigir el tabernáculo y de colocar el mobiliario y los utensilios. El segundo
muestra que Moisés actuó conforme al mandamiento de Dios. Por supuesto estos dos
relatos son casi iguales. En realidad el libro de Exodo contiene cuatro relatos
relacionados con el tabernáculo, su mobiliario y utensilios. En el mensaje anterior,
recalcamos la razón por la cual la secuencia entre el relato de la revelación del
tabernáculo y su mobiliario, y el relato que presenta instrucciones para erigir el
tabernáculo y hacer su mobiliario es diferente. Quisiera recalcar ahora que en cada uno
de estos cuatro relatos, lo más importante es el arca de testimonio.

DEL LADO DE DIOS Y DE NUESTRO LADO


Hemos visto que la revelación del tabernáculo y su mobiliario empieza con el arca del
testimonio. Dios inicia con el arca del testimonio y prosigue con el patio exterior. No
obstante, en nuestra experiencia empezamos con el altar del holocausto y proseguimos
hasta que alcanzamos el arca. Vemos aquí el contraste que existe entre el punto de vista
de Dios y el nuestro, entre el propósito de Dios y el nuestro. Dios empieza con el arca del
testimonio, y nosotros empezamos con el altar del holocausto.

Si comparamos la epístola a los Romanos con la epístola a los Efesios, veremos también
el contraste que existe entre el lado de Dios y el nuestro, entre Su meta y la nuestra. La
epístola a los Romanos empieza con nosotros, con el hombre caído. Romanos uno
proporciona detalles acerca de lo pecaminoso, y en Romanos tres vemos el altar, pero
Efesios empieza con Dios. Podemos ver la intención de Dios desde el primer capítulo de
Efesios. Esto significa que en Efesios 1 vemos a Cristo como el arca del testimonio.

En cuanto al tabernáculo y su mobiliario, el libro de Exodo no empieza con nuestro lado


para seguir con el lado de Dios. Empieza más bien con el lado de Dios y prosigue al
nuestro.

Dios está en los cielos y nosotros en la tierra. Preguntémonos cómo Dios puede llegar a
nosotros, y no solamente cómo podemos alcanzarlo a El. A Dios no le resulta tan fácil
llegar hasta nosotros. Algunos pensarán que por ser soberano y todopoderoso, Dios
puede hacer todo lo que El desea y nos puede alcanzar fácilmente. Por supuesto, Dios es
soberano y todopoderoso, pero debemos recordar que Dios no ésta fuera de la ley; más
bien, El es un Dios de ley, regulaciones y orden. Por ser un Dios de orden, El no puede
actuar en oposición a Su propia naturaleza. El no hará nada que sea contrario a Su
manera justa. Para alcanzar al hombre, este Dios santo y justo debe actuar de una
manera que corresponda a Su santidad y a Su justicia. Por tanto la justicia de Dios debe
ser respetada y Su santidad honrada para que El baje de los cielos a la tierra, con el fin
de llegar a nosotros. Esto significa que Dios no puede llegar a nosotros de una manera
desordenada. La venida de Dios requiere numerosas etapas, o vueltas, desde el arca en
el lugar Santísimo, hasta el altar en el patio exterior. Podemos comparar estas vueltas
con las vueltas de un automóvil en la carretera. El conductor de un automóvil dará una
vuelta a la derecha y luego a la izquierda, y todas estas vueltas son necesarias para llegar
a su destino. Del mismo modo, el interior del tabernáculo consta de muchas vueltas

DIOS DESEA CONSEGUIR EL ARCA

El libro de Exodo revela que la intención de Dios consiste en conseguir el arca. Aquí se
refiere al arca del testimonio, y eso convierte el tabernáculo en tabernáculo del
testimonio. El arca del testimonio en el tabernáculo del testimonio es lo que Dios desea
conseguir, pero nosotros queremos una sola cosa: nuestra propia salvación. Nos
preocupamos por nuestra salvación sin pensar en el testimonio de Dios. Nuestra
salvación se encuentra en el altar, pero el testimonio de Dios está en el arca. La mayoría
de los cristianos contemporáneos no tienen la menor idea de lo que es el testimonio de
Dios. Se preocupan básicamente por su salvación. Si hablamos con ellos de otros temas
en la Palabra de Dios, nos dirán: “¿Tiene eso algo que ver con mi salvación, esto
determinará si voy a ir a los cielos?” Esto refleja el punto de vista de muchos cristianos.
Los cristianos de hoy no se preocupan mucho del testimonio de Dios.

¿Sabe cual es el tema principal del libro de Apocalipsis, el último libro de la Biblia?
Algunos cristianos contestarán que el libro de Apocalipsis es un libro de profecías que
menciona una bestia saliendo del mar y de otra procediendo de la tierra. Ese no es el
tema principal del Apocalipsis. En el primer capítulo de Apocalipsis, vemos el tema
principal de este libro: El testimonio de Jesús. El tema del último libro de la Biblia es el
testimonio de Jesús.

Apreciemos una vez más este hecho maravilloso: la Biblia es verdaderamente la


revelación divina. La mente humana no es capaz de concebir tal libro.

El último de los sesenta y seis libros bíblicos nos habla del testimonio de Jesús. Este
testimonio es el arca de Dios. Apocalipsis revela que el arca de Dios se consuma
finalmente en un tabernáculo en la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén será el
cumplimiento final de tabernáculo. La Nueva Jerusalén es la meta eterna de Dios.

Al leer el libro de Exodo, debemos prestar toda nuestra atención al significado del arca
del testimonio. Espero que todos los jóvenes vean la importancia del arca del testimonio
en este libro. Al leer y estudiar la Palabra de Dios, no debemos dejar que nuestra mente
natural, nuestra religión o cultura nos controlen. Nuestra preocupación principalmente
no debe ser que recibamos alguna bendición de parte de Dios. Debemos ver que el deseo
de Dios es el arca del testimonio en el tabernáculo de testimonio.

En la revelación del tabernáculo y su mobiliario, primero se menciona el arca. El arca


del testimonio ocupa también un lugar crucial en el hecho de hacer el tabernáculo y su
mobiliario en los dos relatos que mencionan este asunto en el capítulo cuarenta. Hemos
visto que el arca del testimonio representa a Cristo. El arca fue el primer objeto colocado
en el tabernáculo. Por lo tanto, el arca es el objeto central del tabernáculo y de su
mobiliario.

DOS COMIENZOS
En Exodo 40:2 dice: “En el primer día del mes primero harás levantar el tabernáculo, el
tabernáculo de reunión.” Dios le ordenó a Moisés que levantara el tabernáculo el primer
día del primer mes del segundo año. Este es un hecho muy significativo. Sabemos que el
primer mes del primer año era la época de la Pascua. Por lo tanto, transcurrió un año
desde la Pascua hasta la erección del tabernáculo.

En Exodo 12:14, vemos que el pueblo de Dios tuvo dos comienzos. El primer comienzo
fue la Pascua, destinada a la salvación de los hijos de Israel. El segundo comienzo fue la
morada de Dios. Estos dos comienzos son tipologías o signos muy claros. El primer
comienzo consiste en ser salvo, en experimentar la Pascua, en que el juicio de Dios pase
sobre nosotros. Todo cristiano auténtico ha experimentado este comienzo. ¿Pero que
hay del segundo comienzo, el comienzo relacionado con la edificación de la morada de
Dios? Queda patente que muy pocos cristianos están conscientes de la necesidad de
tener este segundo comienzo.

Cuando yo era joven, leí algunos libros acerca de la supuesta segunda bendición. Los
cristianos pentecostales declaran que uno debe experimentar el bautismo del Espíritu
Santo para conseguir esta segunda bendición. Ellos alientan a lo creyentes a buscar esta
segunda bendición. Estos cristianos hacen hicapié en la vida interior yafirman que la
segunda bendición es algo interno. Algunos de sus argumentos son: “Usted debe
experimentar la cruz de Cristo. Si la experimenta, entonces se sentirá lleno de vida. Esta
vida que lo llena en su interior es la segunda bendición.” ¿ Pero alguan vez escuchó
hablar de una segunda bendición, de un segundo Abib, en el segundo año? El primer
mes del calendario santo es llamado el mes de Abib, que significa espigas tiernas, y
representa un comienzo nuevo y fresco en vida.

Todos necesitamos dos comienzos, uno representado por la Pascua en Exodo 12, y el
otro, por la erección del tabernáculo en Exodo 40. Este asunto es muy significativo. El
segundo comienzo no está relacionado con el hecho de hablar en lenguas, ni tampoco
con el hecho de estar lleno interiormente para llevar una vida interior. Tampoco se trata
de la segunda bendición mencionada por algunos cristianos. Estos creeen que recibimos
la segunda bendición al recibir la santidad. A partir del libro de Exodo, vemos que el
segundo comienzo está relacionado con la edificación de la morada de Dios. Cuando
experimentamos la edificación de la morada de Dios de una manera práctica en nuestra
vida cristiana, entonces tenemos el segundo comienzo. ¿Cual es la morada de Dios hoy
en día? La morada de Dios es la iglesia, llamada la casa del Dios viviente (1 Ti 3:15). La
edificación de esta casa es el segundo comienzo, la auténtica segunda bendición, el
comienzo que se produce en el primer día del primer mes del segundo año. ¡Me alegra
tener la certeza de haber experimentado el segundo comienzo! Muchos hermanos que se
reúnen con nosotros también tienen esta certeza. ¡Es toda una bendición! Este segundo
comienzo con la edificación de la morada de Dios es muy superior al hecho de hablar en
lenguas, de estar lleno interiormente, y de la santidad. No se puede comparar ninguna
de estas cosas con la edificación de la morada de Dios, su iglesia.

Al oir eso, algunas personas dirán: “Witness Lee siempre está hablando de la iglesia.
Adondequiera que va, él enfatiza a la iglesia, porque ésta es su carga.” En realidad no
estoy promoviendo mi “carga;” mas bien estoy promoviendo la carga de Dios. ¿Que
vemos al final de Exodo? Vemos la morada de Dios. Vemos el tabernáculo que Dios
ocupa y posee de una manera gloriosa para ser Su expresión. Vemos lo mismo al final de
la Biblia. En los últimos capítulos del libro de Apocalipsis, vemos un tabernáculo, la
Nueva Jerusalén, ocupada y poseída por Dios, de una manera gloriosa para Su
expresión. En Exodo 40:34 vemos que “la gloria de Jehová lleno el tabernáculo,” y en
Apocalipsis veintiuno vemos que la Nueva Jerusalén posee la gloria de Dios (Ap. 21:10-
11). Tanto al final de Exodo como al final de Apocalipsis vemos la gloria de Dios
llenando el tabernáculo, Su morada.

MOISES HIZO LO QUE LE MANDO EL SEÑOR

Veamos Exodo 40:16: “Y Moisés hizo conforme a lo que Jehová le mandó; así lo hizo.”
Vemos repetidas veces la expresión: “Conforme a todo lo que Jehová le mandó (vs. 19,
21, 23, 25, 27, 29 y 32). En mi juventud leí esta porción de la Palabra, y pensé que era
demasiado repetitivo. Me parecía suficiente mencionar hasta el final que Moisés hizo
todo conforme a lo que mandó Dios. No obstante, el hecho de que la expresión
”conforme a lo que Jehová le mandó" se repita, indica algo importante.

El relato del capítulo cuarenta no es muy largo, pero proporciona muchos detalles.
Primero vemos que “Moisés hizo levantar el tabernáculo, y asentó sus basas y colocó sus
tablas, y puso sus barras, e hizo alzar sus columnas” (v. 18). Luego vemos que Moisés
“Levantó la tienda sobre el tabernáculo, y puso la sobrecubierta encima del mismo”. (v.
19). Las cortinas fueron colocadas encima del techo, y la sobrecubierta fue colocada
encima de las cortinas para formar el techo exterior. Por tanto, adentro las cortinas
formaban el techo interior, y afuera la sobrecubierta formaba el techo exterior.

Los versículos 20 y 21 hablan del arca: “Y tomó el testimonio y lo puso dentro del arca, y
colocó las barras en el arca y encima el propiciatorio sobre el arca. Luego metió al arca
en el tabernáculo, y puso el velo extendido, y oculto el arca del testimonio, como Jehová
había mandado a Moisés.” El versículo 20 describe la cubierta del arca como el
propiciatorio. Una versión usa la expresión “ asiento de misericordia.” El Nuevo
Testamento enseña que el propiciatorio es el trono de gracia (He. 4:16), donde Dios se
reúne con Su pueblo. Después de colocar el arca en el tabernáculo, se extendía el velo
para cubrir el arca de testimonio.

SE NECESITA LA REALIDAD

El versículo 22 revela que Moisés puso la mesa en el tabernáculo de reunión, al lado


norte de la cortina, fuera del velo. Luego él puso los panes sobre la mesa. El pan sirve
para nutrir. Al lado opuesto de la mesa, en el lado sur del tabernáculo, Moisés puso el
candelero, y encendió las lamparas delante de Jehová. Después de eso, Moisés puso
también el altar del incienso delante del velo. Entonces, siguiendo lo que el Señor le
había mandado, él quemó sobre el altar incienso aromático. En este altar los sacerdotes
podían orar e interceder por el pueblo de Dios.

En el capítulo 40 de Exodo, se menciona el pan junto con la mesa; las lamparas junto
con el candelero, y el incienso junto con el altar del incienso. Esto indica que no
debemos tener una mesa sin pan, un candelero sin luz, o un altar de incienso sin
incienso. En cuanto la mesa esta se colocaba en el Lugar Santo, y se le ponía pan encima.
Del mismo modo, en cuanto el candelero estaba colocado frente a la mesa, y se
encendían las lamparas. Además, cuando el altar del incienso estaba colocado delante
del velo, se quemaba incienso encima de él. Todo aquel que entraba en el Lugar Santo
podía ver el pan , y la luz y oler el incienso. Esto indica que en el recobro del Señor, no
deberíamos tener cosas exteriores sin la realidad de las mismas. Por ejemplo, el
bautismo debe ser acompañado de la realidad de la muerte y resurrección del Señor, y la
mesa del Señor debe contener la realidad del Cuerpo de Cristo. Sin realidad, sólo
tendremos formalismos vacíos.

TERMINAR LA OBRA

Exodo 40:28 dice: “Puso asimismo la cortina a la entrada del tabernáculo.” Una vez
colocada esta cortina, el tabernáculo estaba terminado. Por consiguiente, el versículo 30
prosigue y menciona el lavacro y el altar del holocausto, y el versículo 33, habla del atrio
que fue erigido alrededor del tabernáculo, del altar y de la cortina colocada a la entrada
del atrio. Luego el versículo 33 concluye con estas palabras : “Así acabó Moisés la obra.”
En ese momento preciso, toda la obra de la erección del tabernáculo y del patio exterior
estaba terminada. En el mensaje siguiente, el último mensaje del estudio-vida de Exodo,
veremos que la nube cubría la tienda de reunión y que la gloria del Señor llenaba el
tabernáculo.

ESTUDIO VIDA DE EXODO


MENSAJE CIENTO OCHENTA Y CINCO
ERIGEN EL TABERNACULO
(2)

Lectura bíblica: Ex. 40

ERIGEN EL TABERNACULO
EN UN ORDEN ESPECIFICO

En Exodo 40:1-16, vemos que el Señor mandó que Moisés erigiera el tabernáculo, y en
los versículos 17 al 33, vemos efectivamente la erección del mismo. El tabernáculo fue
erigido en el orden siguiente: pusieron las tablas (v. 18), las cortinas y la sobrecubierta
(v. 19), el arca del testimonio en el Lugar Santísimo (vs. 20-21a), el velo extendido sobre
el arca del testimonio (v. 21b), la mesa en el Lugar Santo al lado norte de la cortina, y
sobre ella los panes bien acomodados delante de Jehová (vs. 22-23), el candelero en el
Lugar Santo, en frente de la mesa, al lado sur de la cortina y encendieron las lámparas
delante del Señor (vs. 24-25); pusieron también el altar del incienso en el Lugar Santo
delante del velo y quemaron sobre él incienso aromático (vs. 26-27); pusieron asimismo
la cortina a la entrada del tabernáculo (v. 28), el altar del holocausto a la entrada del
tabernáculo y sacrificaron sobre él holocausto y ofrenda (v. 29); colocaron el lavacro
entre el tabernáculo y el altar y lo llenaron de agua para el lavado de manos y pies de los
sacerdotes (vs. 30-32); se erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar (vs. 33a); y
colocaron la cortina a la entrada del atrio (v. 33).

LA NUBE CUBRIO EL TABERNACULO DE REUNION


Y LA GLORIA DE JEHOVA LLENO EL TABERNACULO

Exodo 40:34-38 menciona la gloria del Señor llenando el tabernáculo: “Entonces una
nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo”. Este
versículo presenta dos aspectos; lo que sucedió fuera del tabernáculo de reunión y lo que
se produjo en el interior del mismo. La nube cubrió el tabernáculo de reunión y la gloria
lo llenó. El tabernáculo de reunión y el tabernáculo tenían la misma estructura Para el
hombre era el tabernáculo de reunión, y para Dios era el tabernáculo. Podemos afirmar
que exteriormente era el tabernáculo de reunión e interiormente era el tabernáculo.

En la vida de iglesia hoy en día existe una diferencia entre el tabernáculo de reunión y el
tabernáculo. Podemos llevar une vida de iglesia y desenvolvernos en ella,
permaneciendo en el aspecto exterior, sin tocar la parte interior. Esto significa que la
vida de iglesia puede ser únicamente el tabernáculo de reunión, no el tabernáculo
mismo. Si estudiamos detenidamente el libro de Exodo, vemos que el tabernáculo de
reunión se menciona por primera vez poco tiempo después de que los hijos de Israel
practicaran la idolatría labrando un becerro de oro y adorándolo. Moisés trasladó su
tienda fuera del campamento, y ésta se convirtió en el tabernáculo de reunión.

En la vida de iglesia, podemos reunirnos simplemente alrededor del tabernáculo de


reunión, sin estar en el tabernáculo mismo. En Exodo 40, el tabernáculo de reunión está
cubierto por la nube, pero el tabernáculo está lleno de gloria. Los que se reúnen
únicamente alrededor del tabernáculo de reunión tendrán la nube, pero debemos
disfrutar no solamente la nube sobre el tabernáculo de reunión, sino también la gloria
dentro del tabernáculo.

Por la misericordia del Señor, puedo testificar que al principio estuve bajo la nube pero
ahora estoy dentro del tabernáculo lleno de gloria. Ya no disfruto solamente la nube,
sino también la gloria. ¿Y usted? ¿Disfruta únicamente la nube sobre el tabernáculo de
reunión, o también la gloria dentro del tabernáculo? Algunos santos encantados en la
vida de iglesia y rebosando de alegría quizás se encuentren bajo la nube, sin estar
realmente en la gloria. Estos santos necesitan más experiencia de la vida de iglesia para
entrar en el tabernáculo y ver la gloria adentro.

El tabernáculo de reunión y el tabernáculo

En la Biblia, la palabra “tabernáculo” se refiere a algo profundo acerca de Dios y de Su


testimonio. La expresión “tabernáculo de reunión”, es positiva, pero implica algo menos
profundo que el tabernáculo. El tabernáculo está relacionado con el testimonio de Dios,
y el tabernáculo de reunión se refiere esencialmente a los intereses de Dios en la tierra y
a Su mover. Es importante recordar esta diferencia cuando leemos el Antiguo
Testamento. Recuerde que la palabra “tabernáculo” implica algo directamente
relacionado con el testimonio de Dios y la expresión “tabernáculo de reunión” algo mas
bien exterior y relacionado con los intereses de Dios y Su mover.

Esta diferencia se puede ver en el capítulo 1 de Levítico. En el versículo 1, vemos que el


Señor habló a Moisés desde el tabernáculo de reunión. Tal vez parezca maravilloso que
Dios hablara desde el tabernáculo de reunión. Es cierto: eso es maravilloso. No obstante,
Su hablar en el tabernáculo es todavía más maravilloso.

La relación de la nube con la gloria

Existe una relación muy importante entre la nube y la gloria. Quizá afirmemos que la
nube es la parte externa, el “cascarón”, de la gloria de Dios. Por cascarón, nos referimos
a la cubierta exterior. Si aplicamos la palabra cascaron de esta manera, podemos decir
que una naranja tiene una cáscara, y que la piel es la cáscara del cuerpo humano. La piel
cubre el cuerpo y éste contiene nuestro ser, pero la piel, o sea la cáscara que cubre el
cuerpo humano no es en realidad nuestro ser. Nuestro ser es nuestro espíritu. El que se
encontraba fuera del tabernáculo podía ver la cáscara, y el que entraba en el
tabernáculo, no veía la cáscara, sino la gloria interior del tabernáculo.

Los jóvenes se regocijan en la vida de iglesia y testifican que es maravillosa. A lo mejor


sólo disfrutan de la cáscara de la iglesia. Esto no significa que deben abandonar este
disfrute; por el contrario, deben proseguir y disfrutar la gloria interior del tabernáculo.
Jóvenes, no se desalienten con mi palabra, y no tiren el cascaron porque todavía ustedes
no tienen mucho de la gloria interior.

Creo que muchos santos pueden testificar que en Elden Hall (los Angeles), estábamos en
el “tejado” de la vida de iglesia disfrutando la nube. Algunos dirán que la vida de iglesia
en Anaheim no es tan excitante como la de Elden Hall. Yo estoy de acuerdo, pero
debemos reconocer que ahora estamos disfrutando algo más profundo que en Elden
Hall. No estaremos disfrutando la nube en el tejado, pero estamos aprendiendo a
interceder en el altar del incienso. Todo aquél que intercede en el altar del incienso ya
no está en la nube que cubre el tabernáculo de reunión. Por el contrario, está envuelto
por la gloria que está dentro de la vida de iglesia. Espero que muchos de ustedes vean
esto y lo experimenten.

Algunos santos mayores quizás se sientan molestos o frustrados. Algunos pensarán :


“¿Por qué no tenemos la frescura de antes? ¿Por qué la vida de iglesia no es tan
emocionante?” Es bueno estar emocionado y emocionar también a los demás. No
obstante, son principalmente los jóvenes los que se emocionan y emocionan a otros,
porque disfrutan la nube fuera del tabernáculo de reunión. Los mayores que
experimentan la gloria del tabernáculo no se emocionan fácilmente. Como persona
mayor, puedo testificar que no daré la impresión de estar emocionado, pero sí estoy
encantado de poder interceder en el altar del incienso. ¡Cuanto me gusta disfrutar del
pan en la mesa y quedarme en el altar de oro!

Los que se encuentran en el atrio se reúnen alrededor del altar del holocausto y ven la
nube que cubre el tabernáculo de reunión, pero si quieren ver la gloria, deben entrar en
el tabernáculo. La gloria no está en el tejado, sino dentro del tabernáculo. Cuando
entremos en el tabernáculo, veremos que la gloria se encuentra allí.

SE MUEVEN CON LA MORADA DE DIOS

Exodo 40:36-38 nos revela que la nube de la gloria de Jehová se convirtió en la guía de
los hijos de Israel. Cuando la nube se elevaba encima del tabernáculo, los hijos de Israel
se movían : “Pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se
alzaba.”•El versículo 38 revela que la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo,
y el fuego estaba de noche sobre El, a vista de toda casa de Israel, en todas sus jornadas".

Los cristianos contemporáneos hablan mucho de la voluntad de Dios, de la manera en


que El nos dirige y nos guía. No obstante, la tipología de Exodo 40 nos revela que fuera
de la morada de Dios, no existe ninguna guía ni orientación. La morada de Dios es lo
único que nos dirige. Cuando se movía la nube, todo el pueblo de Israel se movía
también, pero si la nube no se movía, ellos permanecían donde estaban. Esto significa
que los hijos de Israel seguían el tabernáculo con la nube. Nuestra vida cristiana debe
seguir el mover de Dios con Su morada. Exodo 40 demuestra esto perfectamente.

El libro de Números nos muestra que Dios actúa con Su morada en mente. Lo vemos
aún en el asunto de las peleas contra los enemigos: Dios luchaba con Su morada. Su
morada, el tabernáculo, era la mejor arma. Todas las acciones del pueblo de Dios y su
itinerario se relacionaban con la situación de la morada de Dios. Hoy en día debemos
aplicar este principio a la vida de iglesia. Cuando la morada de Dios permanece,
permanecemos con ella, pero cuando se mueve, nos movemos con ella. Además, cuando
la morada de Dios combate, nosotros también combatimos.

Nuestro sentir, nuestras opiniones o puntos de vista no son la verdadera orientación que
necesitamos. Muchos cristianos buscan el conocimiento de la voluntad de Dios o lo que
llaman la orientación de Dios, basándose principalmente en el punto de vista, sentir o
conceptos de ellos. ¿Ha escuchado alguna vez hablar acerca de la orientación del Señor y
de Su voluntad conforme a la iglesia? No se oye mucho al respecto hoy en día. Esto
constituye otro indicio de que la situación entre el pueblo de Dios no es del todo normal.
Esta es la razón por la cual se necesita el recobro del Señor.

El recobro del Señor, basado en la plena revelación de la Palabra de Dios, es muy


distinto de la manera tradicional de la religión. La casa viviente del Dios viviente es
nuestra guía y nos revela si debemos quedarnos o movernos, pelear o trabajar. Debemos
emprender todas estas actividades conforme a la morada de Dios con Su gloria y no
según las opiniones, puntos de vista ni tampoco en la letra muerta de la Biblia. Cuando
tenemos una relación adecuada con la morada de Dios, disfrutamos del descanso, de la
victoria , y de la bendición. Cuando somos uno con la morada de Dios, llena de Su gloria,
tenemos todo lo que necesitamos: la orientación del Señor y Su guía; Su bendición y Su
victoria, y además la justicia y la santidad. Agradecemos al Señor por un panorama tan
vívido en Exodo 40:36-38.

UNA COMPARACION ENTRE GENESIS Y EXODO


Un ataúd y un tabernáculo

Como conclusión de este etudio-vida, me gustaría comparar Génesis con Exodo. Génesis
empieza con la obra creadora de Dios (Gen 1:1) y termina con un ataúd en Egipto, el cuál
contiene un cadáver (Gen 50:26). Exodo empieza con el cautiverio en Egipto (Ex. 1:11) y
termina con el tabernáculo cubierto y lleno de la gloria de Dios en relación con Su
redención (Ex. 40:34-48). La conclusión de Génesis no es gloriosa. Al final de ese libro
vemos un cadáver, en un ataúd en el mundo (Egipto), el hombre que fue creado por Dios
a Su imagen para expresarlo a El y tener dominio. Leamos el último versículo de
Génesis: “y murió José ... y fue puesto un ataúd en Egipto ”. Este versículo muestra la
muerte, la cuál es el resultado del pecado, y también el mundo. Esta es la conclusión de
Génesis.

¡Cuán diferente es la conclusión del libro de Exodo! Exodo no concluye con un cadáver
en un ataúd; termina con un tabernáculo que contiene al Dios glorioso.

Al principio del Exodo, vemos la continuación de la conclusión de Génesis. Hemos visto


que el libro de Génesis concluye con un cadáver en un ataúd en Egipto. Exodo empieza
con el pueblo de Dios esclavizado en Egipto. Al considerar la situación tanto al final de
Génesis como al principio del Exodo, vemos que por una parte estamos muertos, y por
otra, estamos esclavizados por Satanás, tipificado por Faraón. Fuimos usurpados y
esclavizados por Satanás, pero Cristo, nuestra Pascua, nos ha liberado de este cautiverio.
La redención de Cristo nos ha sacado del cautiverio satánico en Egipto y nos ha
introducido en una tierra de libertad (el desierto). En el desierto, Dios nos lleva a un
tabernáculo glorificado. Allí no hay muerte, ni pecado, ni mundo. Por el contrario,
tenemos a Dios con Su presencia y gloria. Ya no estamos muertos ni en el mundo, sino
que formamos parte de un tabernáculo viviente y móvil para cumplir el propósito de
Dios en la tierra.

Un Israel individual y un Israel corporativo

Vemos también otra comparación importante entre los libros de Génesis y Exodo. En
Génesis, vemos a un Israel individual que expresa a Dios y ejerce Su autoridad en Su
nombre. Exodo nos muestra un Israel corporativo que expresa a Dios, esto es más
glorioso que el contenido de Génesis.

El Israel individual de Génesis llevaba la imagen de Dios, lo expresaba a El,


representaba a Dios y ejercía Su autoridad en la tierra. Cuando el Israel individual llegó
a la madurez, su poder rebasaba el de Faraón. Aun Faraón se encontraba bajo su
bendición. El Israel corporativo producido en Exodo llevaba también la imagen de Dios
y ejercía Su autoridad. Debemos reconocer que el Israel corporativo de Exodo es más
glorioso que el Israel individual de Génesis.

Una visión transformadora

Es importante que todos recibamos esta visión. Esta visión, esta revelación,
revolucionará nuestros conceptos, cambiará nuestro diario vivir, y transformará nuestro
ser. Esta visión difiere mucho de una enseñanza presentada desde un punto de vista
humano. Necesitamos una revelación desde el punto de vista de Dios. Creo que si le
presentan esta conclusión en oración al Señor y la consideran delante de El, recibirán
finalmente una visión clara de estos dos libros.

Un bosquejo de Génesis y Exodo

Sería muy útil presentar un breve bosquejo de Génesis y Exodo. En Génesis 1, fuimos
creados por Dios, y en Génesis 3, caímos. Después de Babel, fuimos llamados con
Abrahám y nos convertimos en cruzadores de ríos, en hebreos. A pesar de ser llamados
con Abrahám, morimos y fuimos esclavizados para cumplir el propósito de Satanás en el
mundo, pero con Cristo fuimos salvos. Fuimos llamados a través de Abrahám en
Génesis, pero nuestra salvación vino por medio de Cristo como el cordero pascual en
Exodo.

Después de ser redimidos por el cordero pascual, viajamos por el desierto y


experimentamos a Cristo como el maná celestial y lo disfrutamos a El como el “agua
viva” que salió de la roca hendida. Finalmente fuimos llevados al monte Sinaí, y allí
tenemos la vida de iglesia, tipificada por el vivir de los hijos de Israel alrededor del
tabernáculo de reunión. Aún cuando algunos no hayan entrado en el tabernáculo, todos
estamos reunidos alrededor del tabernáculo de reunión, y todos podemos ver la nube
sobre el tabernáculo de reunión. Allí no hay pecado, muerte, ni mundo tampoco. En este
tabernáculo de reunión tenemos a Dios en Su presencia y gloria. Aquí nos convertimos
en Su morada y El llega a ser nuestra morada. Se trata de una morada mutua. El
tabernáculo de reunión, no es una simple expresión individual, sino un pueblo como
expresión corporativa de Dios. El propósito de Dios consiste en conseguir esta expresión
a través de Su pueblo redimido. Esta expresión es el objetivo, no solamente de la
redención de Dios, sino también de Su propósito eterno. Dios tiene un deseo: poseer un
expresión corporativa de Sí mismo a través de Su pueblo escogido y redimido.

El recobro y el propósito de Dios

El recobro del Señor constituye un asunto muy significativo. Eso nos debe impresionar
profundamente. Estamos en el recobro no solamente por la espiritualidad, la santidad,
la victoria, o la bendición, sino mas bien por el propósito eterno de Dios. Los libros de
Génesis y Exodo culminan con el tabernáculo de Dios, Su morada, llena de gloria. Del
mismo modo, la Biblia entera consumará en la nueva Jerusalén, el tabernáculo eterno, y
lleno de gloria. En la vida de iglesia como morada de Dios, tenemos la orientación y guía
de nuestro Dios. El es uno con nosotros, y somos uno con El. ¡Cuán maravilloso es esto!
Ahora nos encontramos en la posición adecuada para escuchar la Palabra de Dios, Su
hablar, como lo relata Levítico.

Agradecemos al Señor por lo que hemos visto en los libros de Génesis y Exodo. Los
santos que han estado con nosotros durante todos estos años no pueden seguir siendo
los mismos. Estoy convencido de eso. La eternidad revelará lo que el Señor ha hecho en
nosotros para cumplir Su propósito eterno. ¡Alabado sea el Señor por la gloriosa
conclusión de Exodo!

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