procesado en la mente del niño ni brota cuando el madura, sino que es constituido por el niño
a través de sus interacción de sus estructuras mentales con el medio ambiente, más
concretamente, podemos decir que el conocimiento se construye según Piaget (1992) de
manera activa a partir de la acción que el sujeto realiza sobre el objeto de conocimiento
,entendiendo lógicamente a esta, como una acción física y también mental dependiendo de la
estructura cognitiva de conjunto que entre en juego.
Piaget (1997) ha sido uno de los pocos teóricos que ha caracterizado de manera extraordinaria
los diferentes estadios evolutivos cognitivo, identificando las características particulares que
presenta cada uno de ellos .estos estadios resultan fundamentales para el diseño curricular,
pues caracteriza lo que el sujeto puede o no puede aprender en determinada etapa de su
desarrollo permite comprender como se puede favorecer el aprendizaje en cada una de ellas
En este sentido Piaget (1997) distingue los siguientes estadios en el desarrollo cognitivo:
La capacidad general valorada por los tests de inteligencia se designa mediante la letra g en
cursiva: g. Cualquier test mide g, aunque distintos tests pueden también valorar una serie de
capacidades cognitivas tales como la capacidad verbal, la numérica o espacial.
El hecho de que g sea el componente esencial de la inteligencia humana -igual que el alcohol
etílico lo es de una enorme variedad de licores-significa que, en la población, la persona más
inteligente propende a serlo en la mayor parte de las situaciones y la persona menos
inteligente también.
Las curvas de los distintos grupos se solapan, pero suelen diferir por el lugar de la curva en el
que tienden a agruparse sus miembros. El hecho es que determinados grupos presentan
mayores puntuaciones promedio que otros y que ese hecho posee fuertes repercusiones
sociológicas.
Una de las relaciones más llamativas es la observada entre inteligencia y salud o bienestar
físico. En un estudio epidemiológico en el que participaron 20.000 personas, se observó una
correlación de 0.4 entre inteligencia y salud, mientras que la correlación entre el nivel
socioeconómico familiar (SES) y la salud fue de 0.2.
Un alto CI supone una ventaja en la vida, dado que prácticamente todas las actividades
cotidianas requieren algún tipo de razonamiento y de toma de decisiones. Y a la inversa, un
bajo CI supone una desventaja, especialmente en ambientes desorganizados. Por supuesto, un
alto CI no garantiza el éxito en la vida, y tampoco un bajo CI garantiza el fracaso en las
situaciones vitales. Existen muchas excepciones, pero el éxito en nuestra sociedad favorece a
los individuos con CI alto.
Las ventajas prácticas de tener un CI alto aumentan a medida que las situaciones se hacen más
complejas (novedosas, ambiguas, cambiantes, impredecibles o con muchas alternativas de
actuación). Un alto CI es generalmente necesario para mostrar un buen rendimiento en
ocupaciones complejas (las profesiones cualificadas, la gestión); supone una considerable
ventaja en ocupaciones moderadamente complejas (aviones, policía y administración); pero
supone una ventaja algo menor en las situaciones que sólo exigen tomar decisiones simples y
resolver problemas sencillos (trabajos de baja cualificación).
Las diferencias en inteligencia no son, por supuesto, el único factor que influye en el
rendimiento educativo, el entrenamiento o las ocupaciones complejas, pero sí suelen ser el
factor más importante. Cuando ya se ha seleccionado a los individuos, entre personas de alto o
de bajo CI, de modo que difieren menos que la población general, como por ejemplo en la
Universidad, otras influencias ganan importancia. Algunos rasgos de personalidad, talentos,
aptitudes, capacidades físicas o el nivel de experiencia, son relevantes para lograr un
rendimiento óptimo en determinadas ocupaciones, pero tienen una aplicabilidad más reducida
(o desconocida) a distintas tareas y situaciones comparativamente con la inteligencia.
Los individuos difieren en inteligencia por razones tanto ambientales como hereditarias. Las
estimaciones de la influencia de la herencia van desde 0.4 a 0.8 (en una escala de 0 a 1). Esto
implica que, en términos relativos, la genética juega un papel más importante que el ambiente
en la producción de las diferencias de inteligencia, aunque las estimaciones pueden cambiar
en distintos contextos culturales o a través de las generaciones. Desde esta perspectiva, suele
comprenderse mal el hecho de que si todos los ambientes fuesen iguales para todo el mundo,
la influencia de la herencia sería del 100%, dado que todas las diferencias de CI que se
observasen tendrían necesariamente un origen genético. Las variaciones en la estimación
cuantitativa de la influencia de los factores genéticos y ambientales constituyen índices sobre
el impacto de los cambios sociales.
Los estudios de adopción son un método idóneo para separar la relevancia del efecto de los
genes y el ambiente sobre la inteligencia. Uno de los más renombrados es el Proyecto de
Adopción de Colorado, en el que se consideró una serie de niños desde que contaban 1 año de
edad hasta que llegaron a sus 16 años. Se comparó 245 madres que dieron a sus niños en
adopción nada más nacer, los padres adoptivos de las familias que acogieron a esos niños y a
los propios niños adoptados. También se estudiaron 245 padres y sus niños naturales, es decir,
familias de control en las que no había niños adoptados, que se emparejaron con las familias
adoptivas en una serie de características sociodemográficas para que fuesen comparables.
La inteligencia se evaluó en cuatro momentos de la vida de los niños: a los 3 años, entre los 7 y
los 10 años, entre los 12 y los 14 años, y a los 16 años. A esas edades se correlacionó la
inteligencia de los niños con sus padres adoptivos y con sus padres naturales. Asimismo, se
correlacionó la inteligencia de los padres y sus hijos naturales en las familias de control.
Es un factor fundamental en el aprendizaje en general ella realiza las funciones psicológicas
más complejas y difíciles, pero no se puede negar la importancia y la utilidad que tiene nuestra
vida diaria, ya que ella cumple funciones tan elementales como recordar nuestro camino a
casa o hasta suministrarnos recuerdos para la formación de nuevas ideas y soluciones.
En resumen la memoria es el banco donde guardamos nuestros recuerdos como
imagenes, sonido, olores. etc en forma de señales electro quimicas.
FUNCIONAMIENTO DE LA MEMORIA:
1- A NIVEL FISICO: La neuronas que están situadas en el cerebro forman un espacio al que se le
llama sinapsis, las neuronas y sus prolongaciones emiten señales eléctricas para transmitir sus
mensajes, estas señales son transformadas en señales químicas gracias a los
neurotransmisores. La señal química se transforma otra vez en eléctrica y así puede seguir
emitiendo el mensaje, el proceso termina en la corteza cerebral allí las neuronas traducen el
mensaje y produce la sensación correspondiente.
En pocas palabras podríamos decir que la memoria no ocupa un área sino que se halla
distribuida a lo largo y ancho de las capas del cerebro. Miles de millones de células nerviosas
llamadas neuronas forman estas capas, todas las neuronas están conectadas con otros miles
de neuronas. Al aprender la mente codifica cada recuerdo en estas redes neuronales; luego las
neuronas se ramifican para crear nuevos circuitos formando conexiones suplementarias.
Entre los factores que afectan la memoria tenemos: los físicos y los psíquicos
4.2.- EN LO PSÍQUICO:
Es preciso que apartemos de nuestra mente las ideas obsesivas estas suelen alterar nuestra
voluntad y deteriorar nuestra capacidad memorística.
Desde esta perspectiva, la postura más razonable es aquella que asume que el desarrollo es un
complejo proceso de ganancias y pérdidas. Como dicen Baltes, Lindenberger y Staudinger
(1998) la biología no es una buena amiga de la vejez: después de la madurez, el potencial
biológico del organismo declina. Con la edad, el material genético asociado a los mecanismos
genéticos y a la expresión genética resulta menos eficaz y menos capaz de generar o mantener
unos niveles altos de funcionamiento. De aquí se sigue que la necesidad de los recursos que
proporciona la cultura (materiales, sociales, económicos y psicológicos) aumenta con la edad,
en la medida que la persona quiere mantener niveles altos de funcionamiento.
En la infancia, todos los recursos son empleados en el desarrollo, durante la vida adulta los
recursos se emplean en el mantenimiento y flexibilización de lo logrado, mientras que en la
vejez, los recursos se dirigen hacia la negociación y la regulación de las pérdidas. Por supuesto
que crecimiento, mantenimiento, flexibilización y regulación de las pérdidas son importantes
en todas las etapas de la vida, sin embargo, su relativa importancia va cambiando.
Podemos resumir este apartado con la idea de que estos tres elementos (selección,
optimización y compensación) constituyen los procesos fundamentales que rigen los cambios
en la capacidad de adaptación motivados por la edad.