Un acelerador lineal, muchas veces llamado linac por las primeras sílabas de su nombre en
inglés (linear accelerator) es un dispositivo eléctrico para la aceleración de partículas que
posean carga eléctrica, tales como los electrones, positrones, protones o iones. La aceleración
se produce por incrementos, al atravesar las partículas una secuencia de campos eléctricos
alternos.1
El concepto teórico del acelerador lineal usando un campo oscilatorio de radiofrecuencias fue
concebido en 1924 por el físico sueco Gustaf Ising. Influenciado por esta idea, el ingeniero
noruego Rolf Widerøe construyó el primero, con el que pudo acelerar iones de potasio hasta
una energía de 50 000 eV. La aparición de generadores más potentes de radiofrecuencias,
desarrollados para los radares durante la Segunda Guerra Mundial supuso un avance
importante en el diseño de los aceleradores lineales, al posibilitar la aceleración de partículas
más ligeras, como los protones y electrones. En 1946 Luis Álvarez diseñó un acelerador de
875 m de longitud emplazado en una cavidad resonante, capaz de acelerar protones hasta
alcanzar una energía de 800 MeV. El acelerador lineal de mayor longitud, con 3.2 km, se
encuentra en el Laboratorio Nacional de Aceleradores SLAC, California.1 2
Índice
1 Desarrollo del acelerador lineal
o 1.1 Componentes
2 Ventajas y desventajas del acelerador lineal
3 Aplicaciones de los aceleradores lineales
4 Véase también
5 Referencias
6 Enlaces externos
Este tipo de acelerador se compone de un número variable de tubos cilíndricos. Los tubos
alternos están conectados entre sí, de tal modo que se aplique una diferencia de potencial
oscilante entre los dos conjuntos de tubos. Debido a esta diferencia de potencial, las partículas
cargadas experimentan una aceleración en el espacio entre los tubos; una vez que penetran en
el tubo, este actúa como una caja de Faraday, aislándolas del campo eléctrico oscilante hasta
que emergen en el otro extremo, donde experimentan un nuevo empuje. El tiempo que tardan
las partículas en atravesar el tubo debe ser constante para mantenerse sincronizado con el
período de oscilación del campo eléctrico. Como la velocidad de las partículas se incrementa
a medida que viajan a lo largo del acelerador, los tubos deben tener mayor longitud a mayor
distancia de la fuente.1 Los primeros aceleradores de este tipo funcionaban bien con partículas
pesadas como iones, pero eran incapaces de impartir altas energías a partículas subatómicas
como protones o electrones. Debido a su poca masa, estas partículas alcanzan una velocidad
cercana a la de la luz y se requiere un campo oscilante a frecuencias del orden de
gigaherzios.3 Los klistrones, aparatos inventados en 1937 y capaces de generar estas
radiofrecuencias se empezaron a emplear para usos no militares al finalizar la Segunda Guerra
Mundial. Al mismo tiempo, Luis Álvarez, junto con otros colaboradores de la Universidad de
California, propuso emplazar el acelerador en una cavidad resonante para confinar el campo
electromagnético y limitar las pérdidas por radiación.2 Este diseño, con algunas
modificaciones, se suele usar para aceleradores de protones.6
Componentes
Klistrón
El haz atraviesa el acelerador una vez, lo que evita efectos de resonancia destructiva.
El haz viaja en línea recta, por lo cual no se producen pérdidas de energía por
radiación sincrotrón.
No se precisa de dispositivos complicados para inyectar y extraer el haz.
Puede producir haces pulsados u operar a onda continua.
La principal desventaja del acelerador lineal es que, para conseguir alcanzar altas energías, es
necesario aumentar el número de elementos de aceleración, con el consiguiente incremento en
los costos de construcción. En contraste, en los aceleradores circulares, las partículas
atraviesan la cavidad de radiofrecuencias un número indefinido de veces.16
Vista aérea del acelerador lineal de Stanford. Este acelerador, utilizado durante años para
experimentos de física de partículas, es el inyector de electrones para el láser de electrones
libres LCLS.