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Siete características de todos los grandes líderes

Una encuesta en línea enumeró todas las cualidades que la


gente espera de los pastores «perfectos»:

Que prediquen exactamente doce minutos y tengan 28


años de edad, pero que hayan estado predicando por lo
menos durante 30 años.

Que trabajen desde las ocho de la mañana hasta la


medianoche todos los días y pero que también sean
guardianes.

Que condenen el pecado con frecuencia, pero que nunca


perturben a nadie.

Que vistan bien, compren buenos libros, conduzcan un


buen automóvil y den generosamente a los pobres pero
que tengan un salario bajo.

Que realicen quince llamadas diarias a las familias de la


iglesia o parroquia, visiten a los confinados en sus hogares
y a quienes están hospitalizados, pero que también se la
pasen todo el tiempo evangelizando a aquellos que no son
de la iglesia, y que siempre estén en la oficina cuando son
necesitados.

¡Ah también que sean muy guapos!

Por supuesto, todos sabemos que no hay un «pastor


perfecto». Sin embargo, abrumado por las altas
expectativas de la gente hacia sus líderes de iglesia,
cuando me pidieron que asumiera el papel de párroco en
HTB en Londres el 1 de julio de 2004, me sentí a la vez
emocionado y un poco sobrecogido por la responsabilidad.
Ese día, escribí esta oración en la margen de mi Biblia en
Un Año: que yo pastorearía a la gente con íntegro corazón
y los dirigiría con la pericia de mis manos (Salmo 78:72). Al
día de hoy, sigo haciendo la misma oración.
En el pasaje de ayer vimos cómo Pablo dijo a los ancianos
de Éfeso: «Tengan cuidado de sí mismos y de todo el
rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como
obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió
con su propia sangre» (Hechos 20:28). El papa Francisco
instó a los líderes espirituales de la iglesia a vivir siendo
«pastores con olor a oveja».

La tarea de un supervisor es pastorear el rebaño de Dios,


siguiendo el ejemplo de Jesús quien afirmó: «Yo soy el
buen pastor» (Juan 10:11). En los pasajes de hoy vemos
siete características de todos los grandes líderes.
Salmos 78:56-72
1. Integridad y habilidad

Un liderazgo sobresaliente es raro. Al mirar el mundo


que nos rodea hoy, vemos que no hay muchos países que
estén siendo liderados correctamente.

Cuando el salmista recapitula la historia hebrea, no halla


en ella mucho liderazgo del bueno. Fue una historia de
rebelión contra Dios: «… infieles; ¡se torcieron igual que un
arco falso!» (v.57, DHH).

Dios estaba buscando un hombre conforme a Su propio


corazón. Lideró al pueblo como un pastor: «A su pueblo lo
guió como a un rebaño; los llevó por el desierto, como a
ovejas, infundiéndoles confianza para que no temieran»
(vv.52-53).

Finalmente encontró a David, un raro ejemplo de gran


liderazgo (aunque no perfecto) en el Antiguo Testamento:
«Eligió a su siervo David, […] para que apacentase a su
pueblo Jacob, a Israel su heredad. Los apacentó con
íntegro corazón; los pastoreó con la pericia de sus manos»
(vv.70-72, RVA-2015).
David tuvo la experiencia de ser literalmente un pastor.
Dios lo «sacó de los apriscos de las ovejas» (v.70) y usó
aquellas habilidades para ser pastor también en el sentido
metafórico como líder y pastor del pueblo de Dios:

• Corazón íntegro

«Integridad» es lo opuesto a la «hipocresía». La


palabra integridad proviene del latín «integer» que
significa «entero». Describe una vida indivisa, una
«totalidad» que viene de cualidades tales como la
honestidad y la consistencia de carácter. Significa
actuar de acuerdo con los valores, las creencias y los
principios que afirmamos mantener.

El cuidado pastoral del pueblo de Dios debe hacerse


con corazón íntegro; esta es la característica más
importante. La gente decía de Jesús: «Sabemos que
eres un hombre íntegro» (Marcos 12:14). Muchos
líderes han reflexionado sobre la importancia de la
integridad en el desempeño de su función:

El ex presidente Eisenhower, Comandante Supremo


de las Fuerzas Aliadas en Europa Occidental durante
la Segunda Guerra Mundial aseguró: «La calidad
suprema del liderazgo es
la integridadincuestionablemente. Sin ella, ningún
éxito verdadero es posible, no importa si es [...] en un
campo de fútbol, en un ejército, o en una oficina».

• Manos con pericia

David era un pastor habilidoso, había aprendido a


proteger al rebaño con su honda y pasó a dirigir al
pueblo de Israel con gran habilidad. Hay habilidades
de liderazgo que deben ser aprendidas.

Adquirimos estas habilidades observando y siguiendo


buenos ejemplos, escuchando la sabiduría de los
demás, haciendo preguntas a los que admiramos,
estudiando junto con nuestros colegas y, sobre todo,
aprendiendo a través de la práctica.

Señor, ayúdanos a ser buenos pastores en cada


área de nuestra vida, liderando bien en nuestras
iglesias, empresas, comunidades y en nuestra
cultura. Ayúdanos a pastorear con corazón
íntegro y dirigir con la pericia de nuestras manos.
Hechos 21:1-26
2. Amor, servicio y sensibilidad

Me encanta cuando los líderes de los 169 países donde se


organiza Alpha, se reúnen en la Semana Global Alpha para
enseñar, ministrar intercediendo y animar. Suelo recordar
este pasaje cada vez que los líderes reportan
detalladamente lo que Dios ha hecho a través de sus
ministerios.

Leemos cómo «después de saludarlos, Pablo les relató


detalladamente lo que Dios había hecho entre los gentiles
por medio de su ministerio. Al oírlo, alabaron a Dios. Luego
le dijeron a Pablo: “Ya ves, hermano, cuántos miles de
judíos han creído”» (vv.19-20).

Vimos ayer que Pablo le pidió a los ancianos de Éfeso: «…


pastorear la iglesia de Dios» y tener «cuidado […] de todo
el rebaño» (20:28). Hoy en día vemos ejemplos en acción
de todo esto:

• Amor

Si amas a la gente, te acercarás lo suficiente hasta


que, parafraseando al papa Francisco, huelas a oveja.
Pablo fue un ejemplo de buen pastor: por todas partes
donde iba, se reunía con los discípulos (21:4,7) y
oraba con ellos (v.5). Los amó tanto que cuando llegó
el momento de partir tuvo que desprenderse de ellos
(v.1).

En su amor por ellos, Pablo les advierte sobre los


lobos feroces (20:29). Pero también les demuestra su
amor al alentarlos y construir su fe. «Pablo les relató
detalladamente lo que Dios había hecho entre los
gentiles por medio de su ministerio» (21:19).

• Servicio

El profeta Ágabo advirtió a Pablo de lo que le


esperaba en Jerusalén. Le rogaron a Pablo que no
fuera a Jerusalén, pero Pablo respondió: «¿Por qué
lloran? ¡Me parten el alma! […]. Por el nombre del
Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino
también a morir en Jerusalén» (v.13).

Jesús estableció el modelo de liderazgo de servicio


(ver por ejemplo Marcos 10:45). Pablo estaba
dispuesto a seguir a Jesús, «el buen pastor [que] da
su vida por las ovejas» (Juan 10:11). Como escribió
Oswald Sanders: «El verdadero liderazgo no se logra
obligando a la gente a servirnos sino ofreciéndonos
nosotros mismos en un servicio desinteresado».

• Sensibilidad

A menudo pensamos en el impulso pionero de Pablo y


su audacia al hablar, lo cual no quita para que también
fuera sensible a la cultura de Jerusalén. Se purificó a
sí mismo y a sus compañeros de acuerdo con las
leyes ceremoniales, para que nada los distrajera de lo
que Dios estaba haciendo (Hechos 21:24-26).

Señor, ayúdanos a tener ese mismo amor y


cuidado por Tu gente. Ayúdanos a protegerlos de
los lobos. Danos el valor de estar dispuestos a
hacer sacrificios por ellos.
2 Reyes 3:1-4:37
3. Compasión y oración

Vemos en este pasaje por qué la imagen del pastor era tan
popular en la Biblia. Había un montón de ovejas alrededor:
«Mesá, rey de Moab, criaba ovejas, y como tributo anual le
entregaba al rey de Israel cien mil ovejas y la lana de cien
mil corderos» (3:4).

Los acontecimientos que leímos tuvieron lugar en el siglo


IX a. C. Jorán reinó de 852 a 841 a. C. En paralelo a las
guerras, claramente se dieron problemas internos e
injusticias dentro de Israel . Vemos un ejemplo de ello en la
forma en que la viuda y sus hijos iban a ser tomados como
esclavos (4:1).

En aquella situación, Eliseo acude al rescate como un buen


pastor que ama y cuida al pueblo. Pregunta: «¿Y qué
puedo hacer por ti?» (v.2). Rescata a aquella viuda de la
terrible maldición de la deuda excesiva y, de paso, de la
esclavitud potencial que está a punto de resultar de
aquello.

Luego Eliseo, aquel «santo hombre de Dios» (v.9), tiene


compasión de la mujer sunamita que no había podido
concebir. Ella descubrió que Dios honra a aquellos que
proveen hospitalidad. Él proclama la palabra del Señor y,
como resultado, ella concibe (vv.15-17).

Eliseo ora al Señor cuando su hijo muere (v.33), le da una


especie de reanimación boca a boca sobrenatural siete
veces y al cabo de ellas, el niño estornuda y revive (vv.34-
35).

Señor, danos la misma compasión por Tu gente,


especialmente por los marginados, los pobres y
los que sufren. Ayúdanos a traer Tu amor y
sanidad. Ayúdanos a ser más como Jesús, «el
buen pastor» (Juan 10:11), que ama su rebaño y
está dispuesto a dar su vida por él.
Pippa Adds

2 Reyes 4:32–35

Dios contesta un llanto desesperado y sincero de corazón.

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