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La lucha revolucionaria en Ecuador

Facundo Lafit
FaHCE- UNLP

Las revoluciones liberales

Al igual que sucediera en todo el continente nuestroamericano, en Ecuador el


programa democrático esgrimido por los próceres independentistas fue
rápidamente abandonado por las elites terratenientes y comerciales que
consolidaron hacia mediados del siglo XIX un régimen profundamente oligárquico
y conservador. Este proceso se intensificó fundamentalmente a partir de los
gobiernos de Gabriel García Moreno (1860-1865 y 1869-1875), que convirtieron a
la Iglesia en aparato del Estado, afirmando la hegemonía de los conservadores,
consolidaron el control cultural del país a través de la religión católica. La
economía fue puesta al servicio de los “señores feudales” de la Sierra
ecuatoriana, mientras las masas populares eran condenadas a sobrevivir
desprovistas de los derechos más elementales. (Paz y Miño Cepeda, 2000)
Es ante este cuadro de injusticias que desde el seno del pueblo ecuatoriano,
acaudillados por algunos militares e intelectuales destacados, comienza a
gestarse la rebelión que desembocará en la llamada Revolución Liberal. Entre los
referentes de esta movilización social se destaca un joven revolucionario
manabita, llamado Eloy Alfaro, que se va convirtiendo de a poco en un afamado
insurgente liberal. Hijo de una familia de pequeños comerciantes, su voluntad,
inteligencia y capacidad de mando le granjearon progresivamente el liderazgo
del liberalismo, primero en su provincia y luego en toda la costa ecuatoriana.
Bajo su mando se van alineando rápidamente las llamadas “montoneras”, actor
fundamental en la lucha contra el gobierno oligárquico.1

1
“Estas fueron probablemente el más importante fenómeno de movilización social del siglo XIX
republicano. Surgidas en el agro costeño a partir de 1825, tuvieron desde su inicio un carácter
reivindicativo y de resistencia popular frente a las violencias cometidas por hacendados o
autoridades del nuevo poder republicano. Su base social estaba en el campesinado montubio,
que incluía a peones de las haciendas, pequeños propietarios y trabajadores sueltos, como los
"desmonteros" y "sembradores", que hacían desmontes o formaban nuevas plantaciones para
venderlos a las haciendas próximas. A partir de la época garciana, el surgimiento de las
montoneras adquirió una connotación plenamente política, de carácter liberal militante, bajo la
Así, para mediados de 1882 los insurgentes se hallaban ya en capacidad de lanzar
desde Esmeraldas una primera campaña militar contra la dictadura de
Veintimilla, que igualmente fracasa. Pero será en 1895, cuando impulsados por el
descrédito en el que se encontraba el gobierno tras la denuncia pública de un
negociado conocido como la “venta de la bandera” 2, los revolucionarios
liberales lanzan una ofensiva general que culmina el 5 de junio de 1895, Eloy
Alfaro derroca en Guayaquil al presidente interino Vicente Lucio Salazar y se
nombra Jefe Supremo. El 17 de enero de 1897 es nombrado Presidente
Constitucional.
Eloy Alfaró gobernó durante dos períodos (1895-1901 y 1906-1911) donde “el
radicalismo triunfante en el poder procuró reflejar los intereses populares que
le habían respaldado, pero al mismo tiempo expresó el ascenso de la oligarquía
costeña y de sus incipientes burguesías. Esta contradicción explica los resultados
del liberalismo: transformó las esferas políticas y jurídicas con la conquista del
laicismo, la secularización de la cultura, la introducción de la legislación civil, la
separación del Estado y la Iglesia, entre los más significativos logros, pero en
materia económica y social no pudo realizar una transformación verdaderamente
profunda, como la que, casi por la misma época, desarrollaría la Revolución
Mexicana de 1910, con amplio apoyo campesino.” (Paz y Miño Cepeda, 2000).
Aún así, tuvo la tendencia a superar las condiciones oprobiosas de trabajo que
ataban a campesinos, montubios e indígenas a la explotación de los hacendados,
creándose además las primeras organizaciones sindicales durante este período.
Después del cese de sus funciones, durante el gobierno de Emilio Estrada
Carmona, Alfaro se convierte en su principal opositor y junto a otros
revolucionarios liberales, comenzaron a organizar una serie de sublevaciones
militares con la firme intención de derrocar al nuevo gobierno. Por tal motivo el

conducción de los mismos hacendados o "caciques" locales, que se lanzaban a la lucha a la cabeza
de sus peones y casi siempre con el rango de "coronel", otorgado por la proclama de sus propios
hombres. Toda la tropa montonera o al menos gran parte de ella andaba a caballo.” Vista en
línea el 3/1/2012, http://www.diariopinion.com/primeraPlana/verArticulo.php?id=801084
2
“Los sucesos se iniciaron a fines de 1894 cuando China y Japón se encontraban envueltos en
guerra, y este último país necesitaba con urgencia adquirir armas para su defensa. Al ser
notificado del conflicto el Ecuador no se declaró ni neutral ni beligerante, no así Chile que adoptó
la neutralidad y, en consecuencia, de acuerdo con las normas de derecho internacional estaba
impedido de vender armas a los países en conflicto; mas, como deseaba vender al Japón el crucero
de guerra “Esmeralda”, se valió para el caso de un medio al parecer inocente y sencillo: la falsa y
doble transferencia del buque “Esmeralda”, figurando como que el Ecuador lo compraba a Chile y
lo vendía luego al Japón.” Efrén Avilés Pino. Vista en línea el 3/1/2012,
www.enciclopediadelecuador.com
caudillo liberal es desterrado a Panamá durante el gobierno interino de Carlos
Freile Zaldumbide. Pero el 4 de enero de 1912 vuelve al país y es encarcelado
por el general Leónidas Plaza. El 28 de enero de 1912, una multitud de
manifestantes fogoneados por placistas y conservadores, ingresan a la cárcel
donde estaban detenidos Alfaro y sus compañeros de causa, y después de un
linchamiento, arrastran los cuerpos de los líderes liberales por las calles de Quito
hasta el parque El Ejido donde finalmente son incinerados.
A partir de aquí y en lo que el historiador ecuatoriano Juan J. Paz y Miño Cepeda
considera como una segunda fase del liberalismo, este “se vuelve “moderado” y,
desde 1916, abiertamente “plutocrático”, pues, desaparecidos Eloy Alfaro y sus
principales lugartenientes en la “hoguera bárbara”, también se perdieron las
orientaciones sociales y populares que quiso impulsar la revolución alfarista. En
la fase plutocrática, el Estado liberal pasó a ser un instrumento de la oligarquía
bancaria guayaquileña y sus aliados económicos. El desencanto frente al
liberalismo se extendió y el proyecto liberal se agotó. Para superarlo, advino la
Revolución Juliana (5 de julio de 1925), que introdujo al Ecuador en el siglo XX
“histórico”, inauguró el papel económico del Estado e institucionalizó la
obligada atención estatal a los trabajadores y sectores populares, iniciando así
la superación del sistema oligárquico-terrateniente.” (Paz y Miño Cepeda, 2011).
La revolución juliana entonces pone freno a la plutocracia reinante recuperando
el interés nacional como rector de las políticas de estado. La Constitución de
1929 fue la primera en garantizar los derechos sociales-laborales, también
introdujo un principio de reforma agraria e inauguró el de la función social de la
propiedad. Estas transformaciones a pesar de no ser estrictamente un cambio
profundo de la estructura social ecuatoriana, alcanzaron para alinear entre los
enemigos de los “gobiernos julianos” a buena parte de la oligarquía serrana, la
banca y la prensa de las grandes ciudades. Como contrapartida serán los
trabajadores, estudiantes y diversos sectores medios los que apoyarán las
transformaciones llevadas adelante. “Viéndolo con perspectiva histórica, las tres
décadas de gobiernos liberales intentaron la promoción capitalista del Ecuador,
algo que resultaba adelantado frente al régimen oligárquico-terrateniente,
tradicional, cerrado y meramente rentista, que continuaba vigente hasta el
triunfo de la Revolución Liberal. El objetivo careció de una clase emprendedora
capaz de sustentarlo, en un medio predominantemente rural y atrasado. La
visión empresarial y “capitalista” no impidió la orientación social que distinguió
al liberalismo radical.” (Paz y Miño Cepeda, 2012).
“La Gloriosa”, revolución del 28 de mayo de 1944, que llevó al poder a Velasco
Ibarra, tuvo su punto más alto en la progresista Constitución de 1945 aprobada
por la Asamblea Nacional. Pero al año siguiente, “la izquierda es apartada y
Velasco Ibarra, quien consideraba a la Constitución como un simple “tratado de
sociología”, logra una Asamblea distinta, que dicta la Constitución de 1946,
ajustada a su medida. En esos mismos años el Partido Comunista auspicia la
fundación de la CTE (Confederación de Trabajadores Ecuatorianos) y de la FEI
(Federación Ecuatoriana de Indios).” (Paz y Miño Cepeda, 2011).

Impacto de la Revolución Cubana.

A fines de los 50 y principios de los 60 se producen una importante serie de


cambios en la formación social ecuatoriana, los cuales están enmarcados en el
proceso de modernización capitalista que vivía la región. No se cuestionaba el
modelo dependiente agroexportador, sino por el contrario lo que sucedía es que
este se complejizaba, integrándose aún más en el sistema capitalista
internacional. Se da un significativo crecimiento del capital mercantil y su
concentración en la burguesía agroexportadora fundamentalmente costeña y una
expansión del sistema de trasporte y comunicación acordes a los requerimientos
del modelo productivo (Moncada, 1991).
Velazco Ibarra por entonces nuevamente presidente del país, a pesar de sus
acuerdos con la oligarquía ecuatoriana, no es considerado de fiar por el imperio
yanqui por su negativa a romper relaciones con el gobierno revolucionario
cubano. Esto precipita su caída en 1961, sucediéndolo su vicepresidente
Arosemena Monroy, el cual tampoco durara mucho en su cargo, en tiempos de
Guerra Fría y Doctrina de Seguridad Nacional
Al igual que sucede en toda Nuestramérica, la revolución cubana produce un
fuerte impacto y abre profundas expectativas en el movimiento popular,
demostrando que era posible encarar con éxito la lucha por el poder, que se
podía “edificar procesos radicales de transformación social que tuvieran a la
vez la huella de lo propio y lo original”(Ronda Chavez, 2000). Y como sucedió
también en otros países latinoamericanos provocó una fuerte conmoción al
interior de los partidos de izquierda, produciéndose escisiones y originándose
renovadas apuestas organizativas que buscaban responder ante el nuevo
escenario que la revolución cubana planteaba, entendiendo que los “viejos
partidos” no tenían la disposición ni estaban en condiciones de hacerlo. Influyó
fundamentalmente en las conciencias más audaces, que a partir de 1959 buscan
reproducir la victoria antillana a lo largo y ancho de Nuestramérica (Prieto Rozos,
2007). Surge entonces el Partido Socialista Revolucionario de Ecuador (PSRE)
como ruptura del ya institucionalizado PS. Por otro lado importantes núcleos de
la Juventud Comunista abrazan los aires renovadores provenientes de la isla y
van encauzarse hacia la Unión Revolucionaria de Jóvenes Ecuatorianos (URJE).
Además, como correlato al cimbronazo experimentado en las filas de la
izquierda, los primeros años de la década del 60 encontrará a un movimiento
popular en pleno ascenso, con el sector campesino tanto serrano como costeño,
como el principal motor de la movilización.
Es en este contexto, con la izquierda debatiendo definir o no una línea
insurreccional como estrategia de poder, que algunos militantes del PC, URJE Y
PSRE ensayan un proyecto guerrillero conocido como las “guerrillas de Toachi”,
que es desbaratado rápidamente en Mayo del 61 tras haber sido detectado por la
CIA. Este acontecimiento profundiza aún más las discusiones al interior de los
partidos de izquierda, tal es así que en 1963 se produce una importante ruptura
en el PC, fundándose así el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML).
Entre 1965-67 varios jóvenes que venían de la experiencia de la URJE conforman
el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, organización clandestina y de corte
“guevarista”. A diferencias de otras experiencias con vocación armada surgidas
del seno de la URJE que tuvieron una efímera existencia (“Vencer o Morir” y
“DOS”), el MIR dejará huella al andar, siendo importante su influencia a fines de
los 60 y principios de los 70 (Ronda Chavez, 2000).
Como podemos observar fue claro el impacto producido por la Revolución
Cubana. La izquierda fue sacudida en sus cimientos, con una tendencia general a
la radicalización política de importantes sectores que la conformaban. Tal estado
de cosas despertó la preocupación de los EEUU y de los sectores dominantes
ecuatorianos, que entendieron que para evitar la propagación del “virus cubano”
era necesario redefinir los mecanismos de dominación y gobernabilidad. En Julio
de 1963 las fuerzas armadas ecuatorianas decretan la salida de Arosemena
Monroy, en ese entonces presidente del país, en un claro alineamiento con lo que
Doctrina de Seguridad Nacional yanqui estaba definiendo para Latinoamérica. La
izquierda pasa a ser perseguida, ilegalizada y la represión se ensaña
fundamentalmente con aquellos grupos con vocación política insurgente. Recién
en 1968 se abrirá un nuevo proceso electoral donde se presenta una vez más
Velazco Ibarra, triunfando por escaso margen e iniciando de esta manera el
quinto velazquismo. Al calor de la resistencia anti-dictatorial y en claro
enfrentamiento con la oligarquía terrateniente fueron surgiendo numerosos
movimientos reivindicativos campesinos e indígenas, que desde el gobierno
velasquista no dudaron en reprimir.
En medio de estos conflictos surge en Ecuador, al igual que sucedía en gran parte
de Nuestramérica, una corriente hacia el interior de la Iglesia que, amparadas en
los preceptos del Concilio Vaticano Segundo y la Conferencia Episcopal de
Medellín, plantea un acercamiento distinto a los sectores más desfavorecidos,
involucrándose decididamente en sus luchas. Surgen entonces agrupamientos de
jóvenes cristianos que levantan la bandera de una “Iglesia de los Pobres”, varios
de ellos de a poco se van acercando al marxismo y a planteos cada vez más
combativos.

Años 70: Modernización capitalista del Ecuador.

A comienzos de los 70 el país entra en una nueva etapa marcada por la


explotación intensiva de los hidrocarburos. Importantes multinacionales como la
Texaco son beneficiarias de generosas concesiones para explotar y “redescubrir”
el petróleo ecuatoriano. Eran necesarias reformas institucionales para garantizar
estabilidad y mayores ganancias a la nueva alianza dominante, conformada por
fracciones de la burguesía local y las trasnacionales petroleras. Las FFAA,
desprestigiadas desde el último golpe, llegan a un acuerdo con Velazco Ibarra y
éste en 1970 proclama su propia dictadura. La entrega descarada de las riquezas
del país a las trasnacionales despierta indignación en numerosos sectores que se
lanzan a la lucha contra el régimen, fundamentalmente trabajadores (el Frente
Unitario de los Trabajadores convoca a una huelga general) y estudiantes
nucleados en sus organizaciones sindicales. La represión gubernamental no se
hace esperar y son varios los dirigentes asesinados durante esta etapa dictatorial.
En 1972 Velazco convoca a elecciones pero ante el posible triunfo de la
candidatura de Assad Bucaram, al que la oligarquía ecuatoriana consideraba
populista, las FFAA dan un nuevo golpe de estado y vuelven a tomar las riendas
del país, en esta ocasión hasta 1979. Durante estos años se produce, vía la
explotación petrolera, la articulación profunda de la economía ecuatoriana con
el capitalismo central debido a la entrada agresiva de capitales provenientes en
su mayoría de Estados Unidos. Ecuador se “moderniza”, surgen sectores de la
economía hasta ese momento inexistentes en el país, todo a costa de una
profundización de los lazos de dependencia con el Imperio del Norte. A la par la
dictadura, fundamentalmente en su segunda etapa de 1976 a 1979, donde asume
un triunvirato militar, va construyendo los mecanismos de dominación que,
digitados desde el departamento de estado norteamericano, buscan desembocar
en un esquema de democracia restringida, que neutralice a los movimientos
políticos y sociales contestatarios y garantice la perdurabilidad del modelo de
saqueo y explotación al pueblo ecuatoriano (Ronda Chavez, 2000).
En 1979, tras 7 años de dictadura, son convocadas elecciones donde triunfa el
candidato de la democracia cristiana Jaime Roldós con una plataforma electoral
declaradamente progresista que evidencia el descontento popular con la política
liberal y cipaya del triunvirato militar. El joven presidente, formado en las filas
de la izquierda, comienza a llevar adelante una política con interesantes rasgos
de autonomía con respecto al Imperio en el plano nacional y nuestroamericano.
Pero a poco de cumplir dos años de mandato fallece junto a su esposa en un
nunca del todo esclarecido accidente de aviación. Una vez más las reformas
económicas y sociales de corte progresistas son desmanteladas. El gobierno de
Hurtado, el vice de Roldós, sucumbe a las presiones del Imperio y la derecha
ecuatoriana, readecuando el papel del Estado a sus intereses. Entre los
elementos más destacados de la oligarquía ecuatoriana empieza a surgir con
fuerza la figura de Febres Cordero, personaje que gravitará de manera
significativa en la política de los 80.

Comienzo de la lucha guerrillera.

Retomando el análisis de las experiencias de lucha que el pueblo ecuatoriano iba


forjando, como pudimos observar la mayoría de los intentos de establecer
destacamentos armados habían fracasado. La única organización que había
sobrevivido a la década de los 70 era el MIR. Justamente este grupo, después de
su 5ta Conferencia de 1978, se fractura debido al incumplimiento de los
objetivos planteados en su fundación. Surgen entonces dos agrupamientos: el
primero que denominaremos MIR-E que nucleaba principalmente a militancia
estudiantil y urbana; y el MIR-M, compuesto por militantes con antecedentes
políticos en organizaciones de masas de la región litoraleña.
Después de unos años de restructuración y consolidación orgánica, en 1982 la
fracción MIR-E realiza una escuela militar bajo la dirección de un revolucionario
colombiano en la provincia de Esmeraldas. Durante la Huelga Nacional de
octubre de aquel año, además de repartir hojas volantes donde se reivindicaba la
figura rebelde de Eloy Alfaro, el grupo efectúa un atentado contra el Banco
Central del Ecuador disparando ráfagas de fusil a las ventanas del edificio
(Terán, 1994). Paralelamente a este proceso, un grupo de jóvenes constituyen un
núcleo de lectura y análisis de la realidad nacional con vocación de construir un
proyecto revolucionario. Entre sus componentes se encontraban Alejandro Andino
– líder inicial del grupo- y Arturo Jarrím, y provenían en su mayoría de militancia
en el Movimiento Revolucionario de Izquierda Cristiana. A finales de 1980 el
grupo elabora un documento titulado “Mientras haya que hacer nada hemos
hecho”, donde se reivindica la figura del General Eloy Alfaro y se planteaba la
necesidad de una revolución popular, democrática y antiimperialista. En enero
de 1983, Arturo Jarrím junto a militancia del M19 colombiano llevan adelante
una recuperación económica al Banco Nacional de Fomento. Jarrím empieza a
marcar con acciones el rumbo que considera debe tomar la militancia
revolucionaria ecuatoriana.
A principios de 1982, tras haber establecido contactos de tipo personal e
informal con buena parte la militancia revolucionaria ecuatoriana, Arturo Jarrín
propone realizar una reunión para la constitución de una Organización
Revolucionaria con carácter nacional. Y es así que en agosto de 1982, con la
participación de representantes de ambas fracciones del MIR, mas individuos con
experiencia previa en la lucha armada pero sin ningún vínculo orgánico para ese
momento (Terán, 2006), se constituye una “coordinadora cuyas tareas
inmediatas fueron la planificación de una conferencia nacional plenaria y la
ejecución de una campaña de pintas con la consigna “1983, Año del Pueblo.
¡Alfaro vive, carajo!” (Terán, 1994).
Después de una intensa campaña de reclutamiento “el 14 de febrero de 1983, en
Esmeraldas, aproximadamente 60 revolucionarios ecuatorianos se reunieron para
fundar el “Frente Revolucionario del Pueblo Eloy Alfaro” (FRPEA). En dicho
evento, conocido posteriormente como la 1ra. Conferencia Nacional de AVC (I-
CN), el FRPEA adoptó una estructura organizativa basada en comandos político-
militares regidos por los principios de “unidad de mando” y “mando único”. Se
estableció como estructura máxima de decisión, -revocable únicamente en las
conferencias plenarias a realizarse cada dos años-, a la Dirección Nacional (DN),
la misma que estuvo compuesta entonces por representantes de los grupos
convocados” (Terán, 1994). Esta nueva organización asume como estrategia la
Guerra Popular Prolongada (GPP), plantea la acumulación de fuerza “en
caliente”, y según manifiesta en una entrevista Pedro Moncada, uno de sus
dirigentes, ir “actuando político-militarmente en cada coyuntura del país,
haciendo política con el respaldo de la fuerza de las armas, sin ocultarse del
pueblo, dándole a conocer nuestro proyecto político” (Terán, 1994).
En un primer momento el frente siguió funcionando como una coordinadora, ya
que cada grupo tenía un funcionamiento bastante autónomo y todavía no se
había construido la homogeneidad y la confianza política necesaria para
funcionar realmente como una organización. Cada uno desarrollaba el trabajo y
las acciones requeridas para sus necesidades particulares de crecimiento. Para
comenzar a darle entidad y visibilidad al FRPEA, Arturo Jarrín y Fausto Basantes,
referente del MIR-E, comenzaron a realizar acciones que “iban desde la
incursión en una fábrica en huelga, pasando por la escritura de grafitis en las
paredes de Quito hasta recuperaciones económicas todavía minúsculas. De esta
forma, para agosto de 1983, se logró consolidar un grupo consistente de futuros
mandos que ingresó al Museo Municipal de Guayaquil para recuperar las espadas
de Eloy Alfaro. Desde ese entonces, y debido a la frase con la cual solían
concluir sus pintas callejeras, la prensa comenzó a referirse a la existencia de un
grupo denominado "Alfaro Vive Carajo". (Terán, 2006)
Continuando con la preparación necesaria para afrontar la guerra a muerte
contra la oligarquía y el imperialismo, Jarrín y una veintena de alfaristas salieron
del país para recibir entrenamiento militar en Libia conjuntamente con
militancia del M19 colombiano.
En el campo de las clases dominantes, hacia el año 83 la derecha ecuatoriana se
reestructuraba y conformaba una alianza de partidos que se denominó “Frente
de Reconstrucción Nacional” y que presentó la candidatura de León Febres
Cordero, aquel ascendente diputado “industrial” que se hizo visible en su
oposición al gobierno de Hurtado. Gracias a una campaña millonaria logra
triunfar en segunda vuelta y asume como presidente el 10 de Agosto de 1984.
Ese día el AVC realizó la toma simultánea de varias radiodifusoras a nivel
nacional como advertencia de su decisión de enfrentar militarmente a la
oligarquía.
El febrecorderismo puede definirse como “un gobierno de empresarios al servicio
consecuente de los mismos, que representó los intereses monopólicos del
comercio intermediario y exportador (de la banca y de la industria), que
garantizó todos los desafueros de la empresa privada, que se sometió a los
designios políticos del imperio, (vivamente expresado aquello de cuando Ecuador
decidió romper relaciones diplomáticas con el gobierno sandinista que regía en
Nicaragua) y que se sujeto a los lineamientos del Fondo Monetario internacional
y a la política condicionada del Banco Mundial, que recomendó la liberalización
total de la economía.” (Ronda Chavez, 2000). Para esto redefinió el papel del
Estado hacia un modelo netamente represivo. Su carácter contrainsurgente tenía
la finalidad de aplastar y desarticular cualquier atisbo de movilización y
organización popular que cuestionara al régimen.

Alfaro Vive Carajo! y Montoneras Patria Libre

El año 85 es quizás el año de mayor actividad del AVC, con un número importante
de operativos. A las respuestas a las políticas neoliberales del gobierno
febrecorderista se le sumaban la construcción de los objetivos estratégicos como
era el Frente Militar Rural, aspecto clave en la concepción de la Guerra Popular y
Prolongada. En ese sentido se realiza la recuperación de un arsenal de armas de
la Policía Nacional, acción que es coronada con éxito relativo ya que una parte
importante del armamento recuperado vuelve a manos de las fuerzas de
seguridad debido a un curioso percance: una vaca cae al pozo descubriendo el
arsenal escondido. El 7 de agosto “comandos alfaristas, en conjunción con
militantes del M19, secuestraron exitosamente a Nahim Isaías Barquet. Sin
embargo minutos después de efectuada la acción, mientras se procedía a la
retirada, fueron detenidos Juan Cuvi y los colombianos Fernando Carmona y José
Guevara” (Terán, 1994). El 31 de Agostola policía descubre el lugar donde tenían
a Isaías y en un operativo que involucró alrededor de dos mil efectivos, la casa es
asaltada y son muertos cuatro guerrilleros y el banqueros (Pereyra, 2011).
En 1985, en una nueva versión del documento “Mientras Haya que Hacer,
Nada Hemos Hecho” atribuida a Arturo Jarrín, Alfaro Vive Carajo sostenía lo
siguiente:
-. “AVC quiere aportar con algo fundamental que las experiencias de los pueblos
de América Latina y de nuestra patria nos han enseñado: la fuerza que dan las
armas”
-. “AVC es una forma de expresión organizada de los objetivos políticos y la
aspiración histórica del pueblo ecuatoriano: democracia, justicia social,
independencia económica, soberanía nacional”
-. “Somos antioligárquicos, antiimperialistas por necesidad histórica; somos
demócratas por vocación de que el pueblo debe ejercer el poder; somos
nacionalistas por mandato de la patria; somos unitarios por convencimiento de
la necesidad de unir todas las fuerzas para derrocar a la oligarquía” (Terán,
2006).
En una entrevista realizada al dirigente, este expone cuales son los principales
objetivos y razones que motivan la lucha de la organización que comanda. A los
de democracia, justicia social, independencia económica y soberanía nacional
antes mencionados el comandante agrega:
“El quinto objetivo, que no será posible lograrlo si previamente no se han
logrado los cuatro objetivos arriba señalados, es la Patria Grande Americana;
nosotros consideramos que la Patria Grande Americana fue un sueño de Simón
Bolívar y un sueño que tiene actualmente plena vigencia y consideramos también
que el discípulo más consecuente, el discípulo que siguió a Bolívar en ese sueño
hasta las últimas consecuencias, fue el general Eloy Alfaro.” 3
Esos cinco objetivos, la Organización considera que para lograrlos es necesario
establecer un gobierno popular y democrático, que surja precisamente de las entrañas
populares y de las entrañas del Ecuador. “Para conformar una nación, AVC intentó
“recuperar” e incorporar en su proceder a aquellos elementos históricos y culturales
considerados por la militancia alfarista como compartidos o asumibles por todo “el
pueblo” sin distinción de clase social u ocupación laboral. Esto implicó, entre otras
cosas, una simbología y un discurso insurgentes que reivindicaban los estándares
patrios, el himno nacional y otros elementos similares por cuya intermediación la patria
se vive y se piensa. Para crear esa nación y mantenerla unificada en la lucha en contra
de la oligarquía, Alfaro Vive no dirigió sus interpelaciones solo a los trabajadores. En su
discurso y en su accionar, se observaba un interés por incorporar a los marginales, los
jóvenes, las mujeres, los negros, los montubios, los indígenas o cualquier otro grupo
periférico en el orden hegemónico. Por ello, en las hojas volantes, en las ruedas de

3
Entrevista a Arturo Jarrín, desde el penal García Moreno. Julio de 1984. p. 2. Vista en línea el
5/1/2012. http://www.cedema.org/ver.php?id=1519
prensa o en cualquier otro dispositivo de comunicación, se introducían expresiones
lingüísticas derivadas del quichua, de las cobas juveniles o de los dialectos regionales.”
(Terán, 2006).

Entre 1984 y 1985 surge una nueva organización insurreccional denominada


“Montoneras Patria Libre” MPL. Sus integrantes habían formado parte de las
discusiones y la coordinación inicial que luego terminó dando vida al AVC, pero
por diferencias que se manifestaron durante ese período tomaron otro rumbo sin
abandonar la convicción de la necesidad de la lucha armada en su país. Su
aparición pública se produce en enero de 1986, definiéndose dentro del
nacionalismo revolucionario, fuertemente críticos a las concepciones
socialdemócratas; y diferenciándose del AVC, reivindican su independencia con
respecto al M19 colombiano. Estaban inspirados en el proceso sandinista
nicaragüense y su ideario bebía de fuentes como el “marxismo práctico, el
cristianismo revolucionario, el bolivarianismo, el alfarismo y la cosmovisión
indígena”. 4 Su principal consigna de propaganda era; “Bolivar, Alfaro y el Che,
la lucha continúa”.
Se proponían el trabajo hacia el interior de los sectores populares a través de la
construcción de diversos frentes: rural, sindical, militar y estudiantil.
Consideraban que el accionar militar debía provenir de un trabajo de masas
previo, que tenía que estar vinculado a la territorialidad, a la ocupación político-
militar. Eso según ellos mismo los diferenciaba del AVC, que a su entender era
básicamente una guerrilla urbana.
Entre las acciones más destacadas del MPL, se puede señalar la ocupación del
Templo de la Libertad y la detención del vocal de Tribunal de Garantías
Constitucionales, por ser un elemento importante en el engranaje dispuesto por
Febres Cordero.
A nivel internacional coordinaba fundamentalmente con las FARC-EP y el ELN
colombiano, recibiendo instrucción militar en sus campamentos; el Frente
sandinista y el MRTA de Perú.

Declive y ocaso de las guerrillas ecuatorianas.

Volviendo al AVC, la construcción del Frente Rural sufre un duro revés cuando en
enero de 1986 es asesinado Fausto Basantes, segundo al mando de la
organización, en una emboscada de las fuerzas represivas producto de una
delación bajo tortura de un guerrillero alfarista apresado días antes por su
implicación en un secuestro. A pesar de estos los preparativos en torno a la
implantación del foco rural continuaron, mediante el aprovisionamiento de
recursos y el desarrollo de un colectivo militante que en ese momento formaba
parte del llamado Batallón América en el valle del Cauca en Colombia. Este era
concebido como “embrión de ejército latinoamericano” y estaba “integrado por
colombianos, peruanos y ecuatorianos, cuya existencia fue dada a conocer
públicamente el 19 de febrero de 1986 mediante la toma de una radiodifusora
en Quito.” (Terán, 1994). Pero desgraciadamente, hacia marzo de ese año, en el
4
Entrevista al compañero Antonio, ex militante de MPL, por Eudald Cortina, CEDEMA, pag 2.
marco de una de aquellas acciones son detenidos un número importante de
combatientes alfaristas, lo que supuso la desarticulación prácticamente total de
la estructura guerrillera urbana y el descubrimiento de varios de los lineamientos
del plan de acción de la organización. Los golpes represivos se empiezan a
suceder cada vez con mayor frecuencia, y es más grave aún cuando la estructura
de contención del AVC no está todavía capacitada para poder soportarlos.
En septiembre de 1986, después de un asalto a un Banco en Quito, el comando
guerrillero es cercado en una casa de seguridad. Y tras “casi casi tres horas de
combate con las fuerzas de seguridad estatales, -salvo Roberto Regalado que
logró romper el cerco y refugiarse en una vivienda particular-, murieron todos
los ocupantes de la casa entre los cuales estaba el máximo responsable de las
estructuras alfaristas en el Batallón América y miembro del Comando Central:
Hammet Vásconez” (Terán, 1994).
Para coronar la crítica situación en la que se encontraba la organización, el 24 de
octubre de ese mismo año en la ciudad de Panamá es detenido Arturo Jarrín,
número 1 del AVC. Trasladado con posterioridad a la capital ecuatoriana, es
encontrado muerto, según las versiones oficiales a raíz de un enfrentamiento con
las fuerzas policiales.
Arturo Jarrín no solo era el líder histórico de AVC sino además el último
integrante del Comando Central. La organización por lo tanto queda
descabezada, con los grupos militantes aislados entre sí y carentes de cualquier
tipo de conducción operativa y estratégica. Para ese tiempo podemos decir que
prácticamente toda la estructura interna se encontraba desmantelada. Pero para
afuera esto sólo se percibió como un silencio de radio, por un período el AVC no
realizó ningún tipo de acción política ni militar.
Paulatinamente se fueron configurando “en torno a diversos „caudillos‟, grupos
con distintas apreciaciones ideológicas, todos reclamándose para sí mismos la
calidad de ser los „verdaderos alfaristas‟, únicos portadores y entendedores del
proyecto de la „Democracia en Armas‟”. Se produce a su vez “el progresivo
desmantelamiento de la estructura militar integrante del Batallón América, sea
por desconocimiento al mando vigente, sea por el retorno al país decidido de
manera individual o grupal, sea por ausencia de disposiciones orgánicas
previamente establecidas.” (Terán, 1994).
El 16 de enero de 1987 es secuestrado el Presidente León Febres Cordero, junto
al ministro de Defensa, al Comandante del Ejército, al Jefe del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas y a otros miembros de la comitiva presidencial
en la base aérea de Taura por miembros del escuadrón que custodiaba la base y
que exigían, a cambio de su liberación, una amnistía para el General Frank
Vargas Pazzos, detenido por encabezar el año anterior un intento de golpe de
estado. Exigencia a la que finalmente el gobierno terminó accediendo, dañando
fuertemente la imagen del gobernante.5
Este suceso sin antecedentes en la historia ecuatoriana significó para la
militancia alfarista una reafirmación de la necesidad de la existencia del Frente

5
Diario El Pais, 17 de enero de 1987, Madrid.
http://elpais.com/diario/1987/01/17/internacional/537836413_850215.html
Rural. La “crisis de gobernabilidad” que ese hecho desnudaba motivó al AVC a
retomar el cumplimiento de sus objetivos estratégicos después de los duros
golpes recibidos. “A efectos de proseguir con la guerra antioligárquica,
inmediatamente, se intentó reconstituir las estructuras organizativas mediante
la reconexión de militantes dispersos y el desarrollo de una reunión de mandos
con miras a la unificación de criterios y al establecimiento de instancias de
dirección con posibilidades de ser aceptadas como legitimas por las facciones
entonces en gestación.” (Terán, 1994).
La crítica situación en que se encontraban propició un acercamiento entre el AVC
y MPL, y es así que para octubre de 1987 dan a conocer públicamente a través de
una conferencia clandestina, la voluntad de proseguir la lucha armada de manera
unitaria. Esto se vio plasmado en la toma simultánea de diez radiodifusoras, pero
no mucho más. Ambas organizaciones se encontraban demasiado castigadas por
la represión para poder desarrollar una actividad más constante de forma
conjunta.
En enero y mayo de 1988 se realizaron las elecciones presidenciales resultando
ganadora en segunda vuelta la candidatura de Rodrigo Borja por la Izquierda
Democrática. Las promesas de combatir a los grupos económicos concentrados
esgrimidas en la campaña fueron rápidamente traicionadas a poco de acceder al
gobierno.
Ese mismo año comienzan a realizarse de forma secreta reuniones entre el
gobierno socialdemócrata y el AVC, que buscaban integrar por medio del
cumplimiento de ciertos acuerdos a la organización al terreno institucional.
No obstante no pareciera haberse logrado un consenso total hacia el interior de
la guerrilla con respecto a la finalidad de estas conversaciones con el gobierno,
lo cual provocó el 24 de noviembre de 1988 la salida de las filas alfaristas de un
importante grupo de militantes, entre ellos el hasta ese momento Comandante
General del AVC. El 7 de marzo de 1989 se hace público el acuerdo entre el
gobierno y el AVC, donde la guerrilla anuncia el cese definitivo de todo tipo de
acciones armadas. Uno de los dirigentes manifiesta que: “la decisión del
movimiento fue adoptada en virtud de que hoy por hoy se abre la posibilidad de
entrar por el camino de las transformaciones hacia el logro de que en el país
impere la justicia social, una verdadera democracia, soberanía y libertad para el
pueblo".6
El 18 de enero de 1991, AVC anunció que entregaría las armas "para concluir con
éxito el proceso de pacificación" iniciado en marzo de 1989, efectivizándose el
26 de febrero de 1991. En ese mismo año, poco después de realizar su primer
Asamblea Nacional, se desintegran las MPL después de sufrir un proceso de
represión y desgaste similar al AVC. Varios de sus militantes seguirán su actividad
política en organizaciones de carácter público, o en otros casos con las armas en
la mano pero formando parte de la guerrilla colombiana.

6
Periódico Hoy. 7 de marzo de 1989, s/p. p. 28
Ecuador en el “Tiempo Nuestroamericano”.

La década del 90 estará marcada por el avance arrollador del neoliberalismo en


la región. En tiempos del Consenso de Washington y del “fin de la historia”,
Ecuador sufrirá la aplicación puntillosa de las recetas del FMI y del Banco
Mundial. Desaparecida la guerrilla, los movimientos sociales, fundamentalmente
pueblos originarios serán los protagonistas de la resistencia popular.
Las rebeliones en Ecuador de 1997, 2000 y 2005 junto la insurrección de Bolivia
con la “Guerra del Agua” en 2002 y 2005, la rebelión peruana que forzó la salida
de Fujimori y el Argentinazo del 2001, entre tantas otras batallas épicas que
encarnaron nuestros pueblos, volvieron a exponer a las grandes masas como
protagonistas indiscutibles de la política, y a las calles como el escenario
principal. En este nuevo contexto nuestroamericano una vez más apareció
aquello de la “lucha de clases, lucha de calles”. De esta manera y no de otra el
neoliberalismo fue derrotado en nuestro continente.
La llegada de Correa al gobierno es parte de es especial tiempo político en
Nuestroamérica. La irrupción de las mayorías populares que resquebrajaron la
hegemonía neoliberal en las movilizaciones de principios de milenio se
empezaban a traducir en la llegada al poder de gobiernos con verdadera voluntad
de expresar un cambio de rumbo, donde es el pueblo organizado quien comienza
a definir su futuro. Entre otras cosas significativas, el gobierno de Correa ha
ordenado el desalojo de la base militar yanqui en Manta, considera ilegítima la
deuda externa, se han incorporado al tratado de comercio Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), lo que significa una alternativa al
saqueo imperialista.
Podemos caracterizar el proceso actual ecuatoriano junto al que viven Venezuela
y Bolivia como una “democracia de masas” en contraposición a los esquemas de
democracias restringidas que continúan atados a lógicas políticas donde, con
diversos matices y elementos contradictorios, se mantiene la proscripción de las
grandes mayorías y el condicionamiento imperial. Ecuador y los países del ALBA
muestran un camino posible y transitable de recuperación de la dignidad
nacional. La larga lucha del pueblo ecuatoriano, desde su independencia,
pasando por la gesta del General Eloy Alfaro y los combatientes revolucionarios
de los años 80, hoy encuentra posibilidades de concretar aquellos sueños de
justicia y libertad en esta auspiciosa nueva hora nuestroamericana.

Bibliografía:

-Moncada, José; “La economía ecuatoriana de los sesenta a los ochenta” en


Nueva Historia del Ecuador, volumen 11, Época republicana V, 1991, Corporación
Editora Nacional, Quito.

-Paz y Miño Cepeda, Juan; “Revolución Liberal ecuatoriana”, El Telégrafo, 12 de


junio de 2000, Ecuador.
-Paz y Miño Cepeda, Juan; “Gobiernos de izquierda”, El Telégrafo, 29 de Agosto
de 2011, Ecuador.

-Paz y Miño Cepeda, Juan; “Eloy Alfaro, liberalismo y bicentenario” El Telégrafo,


8 de enero de 2012, Ecuador.

-Pereyra, Daniel; Del Moncada a Chiapas. Historia de la lucha armada en América


Latina, 2011, Ediciones RyR, Buenos Aires.

-Prieto Rozos, Alberto; Las guerrillas contemporáneas en América Latina, 2007,


Ocean Sur, Bogotá.

-Ronda Chavez, Germán; “La Izquierda Ecuatoriana en el siglo XX”, 2000, ABy
Yala, Quito.

-Terán, Juan Fernando; AVC revelaciones y reflexionas sobre una ¡guerrilla


inconclusa? , 1994, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito.

-Terán Juan Fernando; “¡Alfaro vive carajo! y la lucha por el olvido”, Ecuador
Debate 67, abril 2006, Quito.

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