Facundo Lafit
FaHCE- UNLP
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“Estas fueron probablemente el más importante fenómeno de movilización social del siglo XIX
republicano. Surgidas en el agro costeño a partir de 1825, tuvieron desde su inicio un carácter
reivindicativo y de resistencia popular frente a las violencias cometidas por hacendados o
autoridades del nuevo poder republicano. Su base social estaba en el campesinado montubio,
que incluía a peones de las haciendas, pequeños propietarios y trabajadores sueltos, como los
"desmonteros" y "sembradores", que hacían desmontes o formaban nuevas plantaciones para
venderlos a las haciendas próximas. A partir de la época garciana, el surgimiento de las
montoneras adquirió una connotación plenamente política, de carácter liberal militante, bajo la
Así, para mediados de 1882 los insurgentes se hallaban ya en capacidad de lanzar
desde Esmeraldas una primera campaña militar contra la dictadura de
Veintimilla, que igualmente fracasa. Pero será en 1895, cuando impulsados por el
descrédito en el que se encontraba el gobierno tras la denuncia pública de un
negociado conocido como la “venta de la bandera” 2, los revolucionarios
liberales lanzan una ofensiva general que culmina el 5 de junio de 1895, Eloy
Alfaro derroca en Guayaquil al presidente interino Vicente Lucio Salazar y se
nombra Jefe Supremo. El 17 de enero de 1897 es nombrado Presidente
Constitucional.
Eloy Alfaró gobernó durante dos períodos (1895-1901 y 1906-1911) donde “el
radicalismo triunfante en el poder procuró reflejar los intereses populares que
le habían respaldado, pero al mismo tiempo expresó el ascenso de la oligarquía
costeña y de sus incipientes burguesías. Esta contradicción explica los resultados
del liberalismo: transformó las esferas políticas y jurídicas con la conquista del
laicismo, la secularización de la cultura, la introducción de la legislación civil, la
separación del Estado y la Iglesia, entre los más significativos logros, pero en
materia económica y social no pudo realizar una transformación verdaderamente
profunda, como la que, casi por la misma época, desarrollaría la Revolución
Mexicana de 1910, con amplio apoyo campesino.” (Paz y Miño Cepeda, 2000).
Aún así, tuvo la tendencia a superar las condiciones oprobiosas de trabajo que
ataban a campesinos, montubios e indígenas a la explotación de los hacendados,
creándose además las primeras organizaciones sindicales durante este período.
Después del cese de sus funciones, durante el gobierno de Emilio Estrada
Carmona, Alfaro se convierte en su principal opositor y junto a otros
revolucionarios liberales, comenzaron a organizar una serie de sublevaciones
militares con la firme intención de derrocar al nuevo gobierno. Por tal motivo el
conducción de los mismos hacendados o "caciques" locales, que se lanzaban a la lucha a la cabeza
de sus peones y casi siempre con el rango de "coronel", otorgado por la proclama de sus propios
hombres. Toda la tropa montonera o al menos gran parte de ella andaba a caballo.” Vista en
línea el 3/1/2012, http://www.diariopinion.com/primeraPlana/verArticulo.php?id=801084
2
“Los sucesos se iniciaron a fines de 1894 cuando China y Japón se encontraban envueltos en
guerra, y este último país necesitaba con urgencia adquirir armas para su defensa. Al ser
notificado del conflicto el Ecuador no se declaró ni neutral ni beligerante, no así Chile que adoptó
la neutralidad y, en consecuencia, de acuerdo con las normas de derecho internacional estaba
impedido de vender armas a los países en conflicto; mas, como deseaba vender al Japón el crucero
de guerra “Esmeralda”, se valió para el caso de un medio al parecer inocente y sencillo: la falsa y
doble transferencia del buque “Esmeralda”, figurando como que el Ecuador lo compraba a Chile y
lo vendía luego al Japón.” Efrén Avilés Pino. Vista en línea el 3/1/2012,
www.enciclopediadelecuador.com
caudillo liberal es desterrado a Panamá durante el gobierno interino de Carlos
Freile Zaldumbide. Pero el 4 de enero de 1912 vuelve al país y es encarcelado
por el general Leónidas Plaza. El 28 de enero de 1912, una multitud de
manifestantes fogoneados por placistas y conservadores, ingresan a la cárcel
donde estaban detenidos Alfaro y sus compañeros de causa, y después de un
linchamiento, arrastran los cuerpos de los líderes liberales por las calles de Quito
hasta el parque El Ejido donde finalmente son incinerados.
A partir de aquí y en lo que el historiador ecuatoriano Juan J. Paz y Miño Cepeda
considera como una segunda fase del liberalismo, este “se vuelve “moderado” y,
desde 1916, abiertamente “plutocrático”, pues, desaparecidos Eloy Alfaro y sus
principales lugartenientes en la “hoguera bárbara”, también se perdieron las
orientaciones sociales y populares que quiso impulsar la revolución alfarista. En
la fase plutocrática, el Estado liberal pasó a ser un instrumento de la oligarquía
bancaria guayaquileña y sus aliados económicos. El desencanto frente al
liberalismo se extendió y el proyecto liberal se agotó. Para superarlo, advino la
Revolución Juliana (5 de julio de 1925), que introdujo al Ecuador en el siglo XX
“histórico”, inauguró el papel económico del Estado e institucionalizó la
obligada atención estatal a los trabajadores y sectores populares, iniciando así
la superación del sistema oligárquico-terrateniente.” (Paz y Miño Cepeda, 2011).
La revolución juliana entonces pone freno a la plutocracia reinante recuperando
el interés nacional como rector de las políticas de estado. La Constitución de
1929 fue la primera en garantizar los derechos sociales-laborales, también
introdujo un principio de reforma agraria e inauguró el de la función social de la
propiedad. Estas transformaciones a pesar de no ser estrictamente un cambio
profundo de la estructura social ecuatoriana, alcanzaron para alinear entre los
enemigos de los “gobiernos julianos” a buena parte de la oligarquía serrana, la
banca y la prensa de las grandes ciudades. Como contrapartida serán los
trabajadores, estudiantes y diversos sectores medios los que apoyarán las
transformaciones llevadas adelante. “Viéndolo con perspectiva histórica, las tres
décadas de gobiernos liberales intentaron la promoción capitalista del Ecuador,
algo que resultaba adelantado frente al régimen oligárquico-terrateniente,
tradicional, cerrado y meramente rentista, que continuaba vigente hasta el
triunfo de la Revolución Liberal. El objetivo careció de una clase emprendedora
capaz de sustentarlo, en un medio predominantemente rural y atrasado. La
visión empresarial y “capitalista” no impidió la orientación social que distinguió
al liberalismo radical.” (Paz y Miño Cepeda, 2012).
“La Gloriosa”, revolución del 28 de mayo de 1944, que llevó al poder a Velasco
Ibarra, tuvo su punto más alto en la progresista Constitución de 1945 aprobada
por la Asamblea Nacional. Pero al año siguiente, “la izquierda es apartada y
Velasco Ibarra, quien consideraba a la Constitución como un simple “tratado de
sociología”, logra una Asamblea distinta, que dicta la Constitución de 1946,
ajustada a su medida. En esos mismos años el Partido Comunista auspicia la
fundación de la CTE (Confederación de Trabajadores Ecuatorianos) y de la FEI
(Federación Ecuatoriana de Indios).” (Paz y Miño Cepeda, 2011).
El año 85 es quizás el año de mayor actividad del AVC, con un número importante
de operativos. A las respuestas a las políticas neoliberales del gobierno
febrecorderista se le sumaban la construcción de los objetivos estratégicos como
era el Frente Militar Rural, aspecto clave en la concepción de la Guerra Popular y
Prolongada. En ese sentido se realiza la recuperación de un arsenal de armas de
la Policía Nacional, acción que es coronada con éxito relativo ya que una parte
importante del armamento recuperado vuelve a manos de las fuerzas de
seguridad debido a un curioso percance: una vaca cae al pozo descubriendo el
arsenal escondido. El 7 de agosto “comandos alfaristas, en conjunción con
militantes del M19, secuestraron exitosamente a Nahim Isaías Barquet. Sin
embargo minutos después de efectuada la acción, mientras se procedía a la
retirada, fueron detenidos Juan Cuvi y los colombianos Fernando Carmona y José
Guevara” (Terán, 1994). El 31 de Agostola policía descubre el lugar donde tenían
a Isaías y en un operativo que involucró alrededor de dos mil efectivos, la casa es
asaltada y son muertos cuatro guerrilleros y el banqueros (Pereyra, 2011).
En 1985, en una nueva versión del documento “Mientras Haya que Hacer,
Nada Hemos Hecho” atribuida a Arturo Jarrín, Alfaro Vive Carajo sostenía lo
siguiente:
-. “AVC quiere aportar con algo fundamental que las experiencias de los pueblos
de América Latina y de nuestra patria nos han enseñado: la fuerza que dan las
armas”
-. “AVC es una forma de expresión organizada de los objetivos políticos y la
aspiración histórica del pueblo ecuatoriano: democracia, justicia social,
independencia económica, soberanía nacional”
-. “Somos antioligárquicos, antiimperialistas por necesidad histórica; somos
demócratas por vocación de que el pueblo debe ejercer el poder; somos
nacionalistas por mandato de la patria; somos unitarios por convencimiento de
la necesidad de unir todas las fuerzas para derrocar a la oligarquía” (Terán,
2006).
En una entrevista realizada al dirigente, este expone cuales son los principales
objetivos y razones que motivan la lucha de la organización que comanda. A los
de democracia, justicia social, independencia económica y soberanía nacional
antes mencionados el comandante agrega:
“El quinto objetivo, que no será posible lograrlo si previamente no se han
logrado los cuatro objetivos arriba señalados, es la Patria Grande Americana;
nosotros consideramos que la Patria Grande Americana fue un sueño de Simón
Bolívar y un sueño que tiene actualmente plena vigencia y consideramos también
que el discípulo más consecuente, el discípulo que siguió a Bolívar en ese sueño
hasta las últimas consecuencias, fue el general Eloy Alfaro.” 3
Esos cinco objetivos, la Organización considera que para lograrlos es necesario
establecer un gobierno popular y democrático, que surja precisamente de las entrañas
populares y de las entrañas del Ecuador. “Para conformar una nación, AVC intentó
“recuperar” e incorporar en su proceder a aquellos elementos históricos y culturales
considerados por la militancia alfarista como compartidos o asumibles por todo “el
pueblo” sin distinción de clase social u ocupación laboral. Esto implicó, entre otras
cosas, una simbología y un discurso insurgentes que reivindicaban los estándares
patrios, el himno nacional y otros elementos similares por cuya intermediación la patria
se vive y se piensa. Para crear esa nación y mantenerla unificada en la lucha en contra
de la oligarquía, Alfaro Vive no dirigió sus interpelaciones solo a los trabajadores. En su
discurso y en su accionar, se observaba un interés por incorporar a los marginales, los
jóvenes, las mujeres, los negros, los montubios, los indígenas o cualquier otro grupo
periférico en el orden hegemónico. Por ello, en las hojas volantes, en las ruedas de
3
Entrevista a Arturo Jarrín, desde el penal García Moreno. Julio de 1984. p. 2. Vista en línea el
5/1/2012. http://www.cedema.org/ver.php?id=1519
prensa o en cualquier otro dispositivo de comunicación, se introducían expresiones
lingüísticas derivadas del quichua, de las cobas juveniles o de los dialectos regionales.”
(Terán, 2006).
Volviendo al AVC, la construcción del Frente Rural sufre un duro revés cuando en
enero de 1986 es asesinado Fausto Basantes, segundo al mando de la
organización, en una emboscada de las fuerzas represivas producto de una
delación bajo tortura de un guerrillero alfarista apresado días antes por su
implicación en un secuestro. A pesar de estos los preparativos en torno a la
implantación del foco rural continuaron, mediante el aprovisionamiento de
recursos y el desarrollo de un colectivo militante que en ese momento formaba
parte del llamado Batallón América en el valle del Cauca en Colombia. Este era
concebido como “embrión de ejército latinoamericano” y estaba “integrado por
colombianos, peruanos y ecuatorianos, cuya existencia fue dada a conocer
públicamente el 19 de febrero de 1986 mediante la toma de una radiodifusora
en Quito.” (Terán, 1994). Pero desgraciadamente, hacia marzo de ese año, en el
4
Entrevista al compañero Antonio, ex militante de MPL, por Eudald Cortina, CEDEMA, pag 2.
marco de una de aquellas acciones son detenidos un número importante de
combatientes alfaristas, lo que supuso la desarticulación prácticamente total de
la estructura guerrillera urbana y el descubrimiento de varios de los lineamientos
del plan de acción de la organización. Los golpes represivos se empiezan a
suceder cada vez con mayor frecuencia, y es más grave aún cuando la estructura
de contención del AVC no está todavía capacitada para poder soportarlos.
En septiembre de 1986, después de un asalto a un Banco en Quito, el comando
guerrillero es cercado en una casa de seguridad. Y tras “casi casi tres horas de
combate con las fuerzas de seguridad estatales, -salvo Roberto Regalado que
logró romper el cerco y refugiarse en una vivienda particular-, murieron todos
los ocupantes de la casa entre los cuales estaba el máximo responsable de las
estructuras alfaristas en el Batallón América y miembro del Comando Central:
Hammet Vásconez” (Terán, 1994).
Para coronar la crítica situación en la que se encontraba la organización, el 24 de
octubre de ese mismo año en la ciudad de Panamá es detenido Arturo Jarrín,
número 1 del AVC. Trasladado con posterioridad a la capital ecuatoriana, es
encontrado muerto, según las versiones oficiales a raíz de un enfrentamiento con
las fuerzas policiales.
Arturo Jarrín no solo era el líder histórico de AVC sino además el último
integrante del Comando Central. La organización por lo tanto queda
descabezada, con los grupos militantes aislados entre sí y carentes de cualquier
tipo de conducción operativa y estratégica. Para ese tiempo podemos decir que
prácticamente toda la estructura interna se encontraba desmantelada. Pero para
afuera esto sólo se percibió como un silencio de radio, por un período el AVC no
realizó ningún tipo de acción política ni militar.
Paulatinamente se fueron configurando “en torno a diversos „caudillos‟, grupos
con distintas apreciaciones ideológicas, todos reclamándose para sí mismos la
calidad de ser los „verdaderos alfaristas‟, únicos portadores y entendedores del
proyecto de la „Democracia en Armas‟”. Se produce a su vez “el progresivo
desmantelamiento de la estructura militar integrante del Batallón América, sea
por desconocimiento al mando vigente, sea por el retorno al país decidido de
manera individual o grupal, sea por ausencia de disposiciones orgánicas
previamente establecidas.” (Terán, 1994).
El 16 de enero de 1987 es secuestrado el Presidente León Febres Cordero, junto
al ministro de Defensa, al Comandante del Ejército, al Jefe del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas y a otros miembros de la comitiva presidencial
en la base aérea de Taura por miembros del escuadrón que custodiaba la base y
que exigían, a cambio de su liberación, una amnistía para el General Frank
Vargas Pazzos, detenido por encabezar el año anterior un intento de golpe de
estado. Exigencia a la que finalmente el gobierno terminó accediendo, dañando
fuertemente la imagen del gobernante.5
Este suceso sin antecedentes en la historia ecuatoriana significó para la
militancia alfarista una reafirmación de la necesidad de la existencia del Frente
5
Diario El Pais, 17 de enero de 1987, Madrid.
http://elpais.com/diario/1987/01/17/internacional/537836413_850215.html
Rural. La “crisis de gobernabilidad” que ese hecho desnudaba motivó al AVC a
retomar el cumplimiento de sus objetivos estratégicos después de los duros
golpes recibidos. “A efectos de proseguir con la guerra antioligárquica,
inmediatamente, se intentó reconstituir las estructuras organizativas mediante
la reconexión de militantes dispersos y el desarrollo de una reunión de mandos
con miras a la unificación de criterios y al establecimiento de instancias de
dirección con posibilidades de ser aceptadas como legitimas por las facciones
entonces en gestación.” (Terán, 1994).
La crítica situación en que se encontraban propició un acercamiento entre el AVC
y MPL, y es así que para octubre de 1987 dan a conocer públicamente a través de
una conferencia clandestina, la voluntad de proseguir la lucha armada de manera
unitaria. Esto se vio plasmado en la toma simultánea de diez radiodifusoras, pero
no mucho más. Ambas organizaciones se encontraban demasiado castigadas por
la represión para poder desarrollar una actividad más constante de forma
conjunta.
En enero y mayo de 1988 se realizaron las elecciones presidenciales resultando
ganadora en segunda vuelta la candidatura de Rodrigo Borja por la Izquierda
Democrática. Las promesas de combatir a los grupos económicos concentrados
esgrimidas en la campaña fueron rápidamente traicionadas a poco de acceder al
gobierno.
Ese mismo año comienzan a realizarse de forma secreta reuniones entre el
gobierno socialdemócrata y el AVC, que buscaban integrar por medio del
cumplimiento de ciertos acuerdos a la organización al terreno institucional.
No obstante no pareciera haberse logrado un consenso total hacia el interior de
la guerrilla con respecto a la finalidad de estas conversaciones con el gobierno,
lo cual provocó el 24 de noviembre de 1988 la salida de las filas alfaristas de un
importante grupo de militantes, entre ellos el hasta ese momento Comandante
General del AVC. El 7 de marzo de 1989 se hace público el acuerdo entre el
gobierno y el AVC, donde la guerrilla anuncia el cese definitivo de todo tipo de
acciones armadas. Uno de los dirigentes manifiesta que: “la decisión del
movimiento fue adoptada en virtud de que hoy por hoy se abre la posibilidad de
entrar por el camino de las transformaciones hacia el logro de que en el país
impere la justicia social, una verdadera democracia, soberanía y libertad para el
pueblo".6
El 18 de enero de 1991, AVC anunció que entregaría las armas "para concluir con
éxito el proceso de pacificación" iniciado en marzo de 1989, efectivizándose el
26 de febrero de 1991. En ese mismo año, poco después de realizar su primer
Asamblea Nacional, se desintegran las MPL después de sufrir un proceso de
represión y desgaste similar al AVC. Varios de sus militantes seguirán su actividad
política en organizaciones de carácter público, o en otros casos con las armas en
la mano pero formando parte de la guerrilla colombiana.
6
Periódico Hoy. 7 de marzo de 1989, s/p. p. 28
Ecuador en el “Tiempo Nuestroamericano”.
Bibliografía:
-Ronda Chavez, Germán; “La Izquierda Ecuatoriana en el siglo XX”, 2000, ABy
Yala, Quito.
-Terán Juan Fernando; “¡Alfaro vive carajo! y la lucha por el olvido”, Ecuador
Debate 67, abril 2006, Quito.