Dando sangre
El Maestro le replicó:
Anthony de Mello
a 20:49 4 comentarios:
Cierta Navidad quiso obsequiarle algo a su hijo de cinco años, quien nunca había conocido
más juguetes que los trastos del taller de su padre con los que fantaseaba reinos y aventuras.
Su papá tuvo entonces la idea de fabricarle, con sus propias manos un hermoso calidoscopio
como uno que él tuvo en su niñez.
Por las noches fue recolectando piedras de diversos tipos que trituraba en decenas de partes,
pedazos de espejos, vidrios, metales,... Tras la cena de Nochebuena pudo, finalmente
imaginar a partir de la voz del pequeño, la sonrisa de su hijo al recibir el precioso regalo. El
niño no cabía en sí de la dicha y la emoción que aquella increíble Navidad le había traído de
las manos rugosas de su padre ciego.
Durante los días y las noches siguientes el niño fue a todos los sitios llevando el preciado
regalo, y con él regresó a sus clases en la escuela del pueblo. En el descanso entre clase y
clase, el niño exhibió y compartió lleno de orgullo su juguete con sus compañeros que se
mostraban fascinados con aquella maravilla.
Uno de aquellos pequeños, tal vez el mayor del grupo, finalmente se acercó al hijo del
artesano y le preguntó con mucha intriga: "Oye, que maravilloso caleidoscopio te han
regalado...¿dónde te lo compraron?, no he visto jamás nada igual en el pueblo..." Y el niño,
orgulloso de poder revelar aquella verdad emocionante desde su pequeño corazón, le
contestó: "No, no me lo compraron en ningún sitio... me lo hizo mi papá" A lo que el otro
pequeño replicó con cierto tono incrédulo: "¿Tu padre?...imposible... ¡si tu padre está ciego!"
Rabindranath Tagore
a 11:55 2 comentarios:
Erase una vez........, una niña llamada Ainhoa que vivirá eternamente en nuestros corazones.
Cuentan que cuentan los cuentos, que en una ciudad llamada Jaén el 15 de Enero del 2001
nació una niña, adorada y querida por sus padres, tan felices eran de tenerla junto a ellos que
se olvidaron de que la felicidad es solo transitoria, no sabian que en realidad esa niña que
habia llegado a sus vidas, regalandoles sonrisas, esperanza e ilusión, en realidad era un
Angel. Este Angel se llamaba Ainhoa.
La pequeña Ainhoa luchó valientemente por quedarse junto a sus papás, intentando engañar
al destino,pero los Angeles no tienen esa misión... El destino cruel hizo que este hermoso y
bello Angel, marchase al azul celeste, dejando en la tierra unos papás tristes, impregnados de
todo el Amor que su pequeña les dejo.
Poco a poco el tiempo fue pasando, y sus papas comprendieron que en realidad Ainhoa solo
estaba de paso, llego a sus vidas para enseñarles el valor de la lucha, la dulzura y el amor a la
vida... Ainhoa nunca marchó...realmente esta en cada lugar de la casa, en cada amanecer,
en cada rayo de sol, en la sonrisa de cada niño, esta para siempre en sus corazones.
La lección de Ainhoa, la aprendieron muy bien sus papás, es y será una gran maestra; sus
papás luchan cada dia, intentando aprendiendo a vivir el presente que es donde la vida
realmente ocurre, sin grandes retos pero sabiendo que en cada minuto de sus vidas siempre
estan acompañados de su Angel, protector, de su vida, de Ainhoa.
Ainhoa, voló alto por ser un Angel y si miras al cielo veras siempre una estrella, la mas
brillante, y sus ojos grandes de gran viveza son dos luceros,
Ainhoa eres la estrellita más radiante del cielo y nuestra guía, eres y serás Princesa del Cielo
donde seras por siempre feliz............
P.D.: Para nuestra Princesa del Cielo, dueña de nuestros corazones. Un beso hasta el cielo.
Carlos y Loly, los papás de Ainhoa.
boomp3.com
Ainhoa, princesa del cielo (Blog de Ainhoa)
a 18:57 5 comentarios:
Marketing y actitud
En los Estados Unidos es tradicional que la mayoría de las residencias tengan un bello
césped en el frente. Y para su mantenimiento existen diversos jardineros independientes que
mantienen esos jardines.
Cierto día un Ejecutivo de Marketing, de una gran empresa norteamericana, contrató a uno de
esos jardineros. Cuando llegó a su casa el ejecutivo vio que había contratado a un muchacho
de apenas 13 años de edad. Es claro que el ejecutivo estaba sorprendido.
Cuando el muchacho acabó el mantenimiento solicitó al ejecutivo permiso para usar el
teléfono. El ejecutivo, encantado con la educación del muchacho, accedió a la petición y,
movido por la curiosidad, no pudo dejar de escuchar la conversación. El muchacho había
llamado a una señora y le preguntó:
- ¿Necesita un jardinero, señora?
- No, ya tengo uno, respondió la señora.
- Pero además de podar, también tiro basura.
- Eso también lo hace mi jardinero.
- Limpio y lubrico todas las herramientas después del servicio, dijo el muchacho.
- Eso también lo hace mi jardinero.
- Programo el mantenimiento lo más rápido posible.
- Mi jardinero también me atiende con rapidez.
- Mi precio es de los mejores
- ¡No, gracias! El precio de mi jardinero también es muy bueno.
Cuando el muchacho colgó el teléfono, el ejecutivo le preguntó:
- ¿Perdiste un cliente, verdad?
- No, respondió el muchacho. Yo soy el jardinero de esa señora. Estaba solamente
comprobando que ella esté satisfecha con mis servicios.
Marketing y actitud (Power point)
a 0:17 13 comentarios:
Entonces todos los sabios se reunieron y deliberaron mucho rato sobre la manera de curar el
zar, pero no sabían como hacerlo. A pesar de los pesares, uno de aquellos sabios dijo que él
lo podía hacer.
- Si en la tierra podemos encontrar un hombre feliz - dijo -, que le saquen la camisa y que el
zar se la ponga: se curara.
El zar hizo que le buscaran por el mundo un hombre feliz: unos enviados suyos se
desperdigaron por todo el reino, pero no encontraban ninguno. No había ni uno, de contento:
uno era rico pero estaba enfermo, el otro estaba bueno pero era pobre; otro, rico y con
salud, se quejaba de su mujer; otro, de su hijo. Todo el mundo deseaba una cosa o otra.
Un anochecer, el hijo del zar pasaba por delante de una barraca miserable y oyó a alguien
que decía:
- Gracias a Dios he trabajado bien, he comido bien, me voy a la cama: ¿qué me falta, a mí?
El hijo del zar se alegró mucho; ordenó que entraran enseguida, que cogieran la camisa de
aquel hombre, dándole por anticipado el dinero que quisiera, y que la enviaran al zar. Los
mensajeros enseguida entraron en casa del hombre feliz y le quisieron coger la camisa, pero
aquel hombre era tan pobre que no tenía camisa.
Leon Tolstoi
a 12:11 7 comentarios:
La muñeca de sal
Quería ver el mar a toda costa. Era una muñeca de sal, pero no sabía lo que era el mar.
Un día decidió partir. Era el único modo de poder satisfacer su deseo. Después de un
interminable peregrinar a través de territorios áridos y desolados, llegó a la orilla del mar y
descubrió una cosa inmensa, fascinadora y misteriosa al mismo tiempo. Era el alba, el sol
comenzaba a iluminar el agua encendiendo tímidos reflejos, y la muñeca no llegaba a
entender.
Permaneció allí firme, largo tiempo, como clavada fuertemente sobre tierra, con la boca
abierta. Ante ella, aquella extensión seductora. Se decidió al fin. Preguntó al mar:
-¿Quién eres?
- Soy el mar.
- ¿Y qué es el mar?
- Soy yo.
- No llego a entender, pero lo desearía tanto... Explícame lo que puedo hacer.
- Es muy sencillo: tócame.
Entonces la muñeca cobró ánimos. Dio un paso y avanzó hacia el agua.
Después de dudarlo mucho, tocó levemente con el pie aquella masa imponente. Obtuvo una
extraña sensación. Y, no obstante, tenía la impresión de que comenzaba a comprender algo.
Cuando retiró la pierna, descubrió que los dedos del pie habían desaparecido. Quedó
espantada y protestó:
- ¡Malvado! ¿Qué me has hecho? ¿Dónde han ido a parar mis dedos?
El mar replicó imperturbable:
- ¿Por qué te quejas? Simplemente has ofrecido algo para poder entender. ¿No era eso lo que
pedías?
La otra insistía:
- Sí... Es cierto, no pensaba... Pero...
Reflexionó un poco. Luego avanzó decididamente dentro del agua. Esta, progresivamente, la
iba envolviendo, le arrancaba algo, dolorosamente. A cada paso la muñeca perdía algún
fragmento. Cuanto más avanzaba se sentía disminuida de alguna porción de sí misma, y le
dominaba más la sensación de comprender mejor. Pero no conseguía aún saber del todo lo
que era el mar.
Otra vez repitió la acostumbrada pregunta:
-¿Qué es el mar?
Una última ola se tragó lo que quedaba de ella. Y precisamente en el mismo instante en que
desaparecía, perdida entre las olas que la arrastraban llevándosela no se sabe dónde, la
muñeca exclamó:
¡Soy yo!
a 1:28 12 comentarios:
El poeta y la rosa
El poeta alemán Rilke vivió un tiempo en París. En su trayecto a la universidad, todos los
días, pasaba junto a una amiga francesa, por una calle muy frecuentada.
En una esquina de esta calle estaba siempre una mujer que pedía limosna a los transeúntes.
La mujer se sentaba siempre en el mismo lugar, inmóvil como una estatua, con la mano
extendida y los ojos fijos en el suelo. Rilke nunca le daba nada... mientras que su compañera
solía darle alguna moneda.
Un día, la joven francesa, asombrada, le preguntó al poeta:
- ¿Por qué nunca le das nada a esta pobrecilla?
-Le tendríamos que regalar algo a su corazón, no solo a sus manos -respondió el poeta.
Al día siguiente, Rilke llegó con una espléndida rosa, la puso en la mano de la mujer y se
disponía a continuar el camino.
Entonces sucedió algo inesperado... la mujer alzó su vista, miró al poeta, se levantó como
pudo del suelo, tomó su mano y la besó... luego se fue, estrechando la rosa contra su cuerpo.
Durante una semana nadie la volvió a ver. Pero ocho días después, la anciana apareció de
nuevo sentada en la misma esquina, silenciosa e inmóvil como siempre.
- "¿De qué habrá vivido todos estos días que no recibió nada?"-preguntó la joven francesa.
- "De la rosa" -respondió el poeta.
a 0:15 4 comentarios:
Historia de la vaquita
Un maestro de la sabiduría
paseaba por el bosque con su fiel discípulo cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia muy
pobre y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comenta al aprendiz
sobre la importancia de las visitas, de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje
que tenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar constata la pobreza del sitio. Los habitantes, una pareja y tres hijos, casa
de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Se aproxima al padre de familia
y le pregunta: ¿En este lugar no existen señales de trabajo ni comercio, como hacen el señor
y su familia para sobrevivir aquí.
El señor calmadamente respondió: -”Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da
varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o la cambiamos por
otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso y
derivados para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.”
El sabio agradeció la información, contemplo el lugar por un momento y se fue. En el camino
le ordeno a su fiel discípulo, “busca la vaquita, llévala al precipicio de allá en frente y
empújala al barranco!.”
El joven espantado vio al maestro y lo cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el
medio de subsistencia de aquella familia. Percibía el silencio absoluto del maestro y fue a
cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir.
Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años. Un día, el
joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar para contarle
todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. A medida que se aproximaba al lugar veía todo
muy bonito, con árboles floridos, habitado, niños jugando en el jardín. El joven se sentía
triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno
para sobrevivir. El joven pregunta a un hombre por la familia que vivía allá hace unos cuatro
años, quien respondió que aún seguían viviendo allá. Asombrado el joven entra corriendo a la
casa y reconociendo a la misma familia que visitó hace algunos años con el maestro. Elogia el
lugar y le pregunta al dueño de aquella vaquita “cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar
de vida?”
El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el
precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y
desarrollar habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el cambio que ven tus
ojos ahora.”
a 0:21 6 comentarios:
La mariposa azul
Había una vez un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas
siempre hacían muchas preguntas; alguna de ellas, él sabía responder, otras no.
El pretendía ofrecerles la mejor educación, por tanto mandó a las niñas de vacaciones con un
sabio que vivía en lo alto de una colina. El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin
ni siquiera dudar.I mpacientes las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría
responder.
Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio.
“¿Qué vas a hacer?”-Preguntó la hermana, a lo cual le respondió: “Voy a esconder la mariposa
en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta” “Si él dijese que está muerta,
abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que esta viva la apretaré y la aplastaré. Y así,
cualquiera que sea su respuesta, ¡Será una respuesta equivocada!”.
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando. -“Tengo aquí
una mariposa azul. Dígame, sabio ¿está viva o muerta?”.
Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió: “Depende de ti… Ella está en tus manos.”
Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debes de culpar a nadie cuando
algo falle: somos nosotros los responsables por aquello que conquistamos (o no
conquistamos). Nuestra vida está en nuestras manos. Dios nos la dio, como la mariposa azul…
Nos toca a nosotros escoger que hacer con ella.
Un día mi maestro, que me vio dando excusas después de una explosión de ira, me llevó al
salón y me entregó una hoja de papel lisa y me dijo:- ¡Estrújalo!
Asombrado obedecí e hice con él una bolita.- Ahora -volvió a decirme- déjalo como estaba
antes.
Por supuesto que no pude dejarlo como estaba, por más que traté el papel quedó lleno de
pliegues y arrugas.
El corazón de las personas -me dijo- es como ese papel... La impresión que en ellos dejas,
será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Así aprendí a ser más comprensivo y paciente. Cuando siento ganas de estallar, recuerdo ese
papel arrugado.La impresión que dejamos en los demás es imposible de borrar...Más cuando
lastimamos con nuestras reacciones o con nuestras palabras... Luego queremos enmendar el
error pero ya es tarde.
Alguien dijo alguna vez "Habla cuando tus palabras sean tan suaves como el silencio". Por
impulso, no nos controlamos, y sin pensar, arrojamos en la cara del otro palabras llenas de
odio o rencor y luego cuando pensamos en ello nos arrepentimos. Pero no podemos dar
marcha atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado en el otro.
La marioneta de trapo
Arreglar el mundo
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a
encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba sus días en su laboratorio en busca de
respuesta para sus dudas.
Cierto día, su hijo de seis años invadió su santuario, decidido a ayudarlo a trabajar. El
científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera entretenerlo.
De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que
precisaba. Con unas tijeras, recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta,
se lo entregó a su hijo diciendo: - “Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo
todo roto para que lo repares sin la ayuda de nadie.”
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así.
Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: - "Papá, papá,
ya hice todo, conseguí terminarlo".
Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, hubiera
conseguido componer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó
la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su
sorpresa, el mapa estaba completo.
Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible?¿Cómo el
niño había sido capaz? – “Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, cómo lo lograste?”
– “Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para
recortarlo, ví que del otro lado estaba la figura del hombre. Así, que dí vuelta a los recortes,
y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era.” - “Cuando conseguí arreglar al
hombre, dí vuelta a la hoja y ví que había arreglado al mundo.”
a 0:06 7 comentarios:
El elefante encadenado
Cuando yo era chico me encantaban
los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a
otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza
descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el
elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una
pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos
centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese
animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad,
arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente:¿Qué lo mantiene entonces?¿Por qué no huye?Cuando tenía cinco o seis
años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro,
a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el
elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia:–Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?No recuerdo
haber recibido ninguna respuesta coherente.Con el tiempo me olvidé del misterio del
elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se
habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como
para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una
estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.Cerré los ojos y me imaginé al pequeño
recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse.
Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.La estaca era ciertamente muy fuerte para él.Juraría
que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le
seguía...Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y
se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que
NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió
poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.Jamás... jamás...
intentó poner a prueba su fuerza otra vez...Vamos por el mundo atados a cientos de estacas
que nos restan libertad... condicionados por el recuerdo de «no puedo»...Tu única manera de
saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...
Todos somos un poco como el elefante del circo:vamos por el mundo atados a cientos de
estacas que nos restan libertad.
Vivimos pensando que "no podemos" hacer montones de cosas,simplemente porque una
vez,hace tiempo lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el
elefante,y grabamos en nuestra memoria este mensaje:No puedo,no puedo y nunca podré.
Hemos crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca
más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.
Cuando,a veces,sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas,miramos de reojo la estaca
y pensamos:"No puedo y nunca podré".
Ésto es lo que te pasa,vives condicionado por el recuerdo de una persona que ya no existe en
tí,que no pudo.
Tu única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu
corazón...¡¡¡Todo tu corazón!!!.
Jorge Bucay
Un día un viejo Sheij árabe murió. Aunque era el jefe de su tribu, no era un
hombre rico, toda la riqueza consistía en sus camellos, éstos le habían dado
alimento y leche, le habían transportado por las inmensidades de la arena y
después le habían proporcionado sus pieles, con las que pudo hacer las
tiendas.
El Sheik había tenido tres hijos y ahora tras su muerte, ellos serían los dueños
de los camellos. Pero antes, tendrían que escuchar la lectura de las últimas
voluntades del anciano para ver el modo en el cual el hombre había decidido
repartir los camellos entre sus hijos.
Toda la familia se reunió en la tienda del anciano. Los tres hijos estaban
preparados para escuchar a su tío, que era quien iba a leer las últimas
voluntades de su hermano. El tío leyó en voz alta como habría que repartir el
rebaño de camellos .El mayor de los hijos recibiría la mitad de los camellos,
el segundo recibiría un tercio de ellos y el pequeño recibiría un noveno. El
texto terminaba con estas palabras:”Todo lo que des con amor, volverá a ti”
Los hijos ya sabían como quería el padre que se distribuyeran los camellos,
pero no estaban seguros de cuántos camellos tenía el anciano, de modo que
reunieron rápidamente el rebaño y los contaron. Había 17 camellos ¿Qué
decían las últimas voluntades de su padre sobre como había que repartirlos?
El hijo mayor tenía que recibir la mitad pero...¿Cuántos eran la mitad de 17?
Por mucho que lo intentaron, los hermanos no pudieron calcular cuántos
camellos les tocaban a cada uno, de manera que le preguntaron a los mejores
matemáticos de la tribu. Pero nadie pudo resolver el problema.¿Qué podían
hacer?
Entonces los tres hermanos decidieron acudir a su tío, para ver si les podía
ayudar.El tío pensó en revisar y volver a leer las últimas voluntades de su
hermano...que terminaban con las palabras “Todo lo que des con amor,
volverá a ti”¿Qué significaba esto? LO pensó larga y detenidamente. Al final
una sonrisa le cruzó el rostro.
Ya se lo que tenemos que hacer dijo el tío. Os daré uno de mis camellos para
sumarlo a los de vuestro padre. Eso resolverá el problema.
Los hermanos miraron desconcertados a su tío y se rascaron la cabeza. ¿ De
que modo iba a ayudar el añadir un camello más?
¡Pues si! Ahora habría 18 camellos. El hijo mayor pensó en su parte y calculó
rápidamente la mitad de 18. El mediano pensó en su parte y calculó un tercio
de 18. El hijo pequeño pensó en su parte y calculó un noveno de 18. Los
camellos se podrían dividir ahora según la voluntad de su padre. De los 18
camellos el mayor se quedaría con 9, el mediano con 6 y el pequeño con
2.¿Cuántos camellos sumaban?¡Diecisiete!¿Qué demonios iban a hacer con el
camello que sobraba?
Y no les costó demasiado a los tres hermanos acordar cómo iban a proceder:
le devolverían a su tío el camello que les había dado. El viejo tío estaba
complacido, pero en absoluto sorprendido.
-Sabía que algo volvería a mi “ Todo lo que des con amor, volverá a ti”
Adaptación de un cuento árabe publicado en Valores para pensar de Robert
Fisher.
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Un rey
recibió como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de
cetrería, para que los entrenara.
Pasados unos meses, el maestro le informó al rey que uno de los halcones
estaba perfectamente, pero que al otro no sabía qué le sucedía: no se había
movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero
nadie pudo hacer volar al ave. Encargó, entonces, la misión a miembros de la
corte, pero nada sucedió.
Al día siguiente, a través de la ventana, el monarca pudo observar, que el ave
aún continuaba inmóvil. Entonces, decidió comunicar a su pueblo que
ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.
A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El
rey le dijo a su corte,
"Traedme al autor de ese milagro".
Su corte rápidamente le presentó a un campesino. El rey le preguntó:
- ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?
Intimidado el campesino le dijo al rey:
- Fue fácil mi rey. Sólo corté la rama, y el halcón voló. Se dio cuenta que
tenía alas y se echó a volar.
¿A qué estás agarrado que te impide volar?¿De qué no te puedes soltar?
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Nunca he olvidado esa lección. También aprendí que su nombre era Dorothy.
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Un ratón, mirando
por un agujero en la pared ve a un granjero y a su esposa abriendo un
paquete. Pensó, qué tipo de comida podía haber allí. Quedó aterrorizado
cuando descubrió que era una trampa para ratones. Fue corriendo al patio de
la granja a advertir a todos:
- Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!
La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levantó la cabeza y dijo:
- Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, más
no me perjudica en nada, no me incomoda.
El ratón fue hasta el cordero y le dice:
- Hay una ratonera en la casa, una ratonera!
- Discúlpeme Sr. Ratón, mas no hay nada que yo pueda hacer, solamente
pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones.
El ratón se dirigió entonces a la vaca, y la vaca le dijo:
- Pero acaso, estoy en peligro?....Pienso que no, dijo la vaca.
Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a la
ratonera del granjero. Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una
ratonera atrapando su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que
había atrapado. En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de
una serpiente venenosa. La serpiente veloz picó a la mujer. El granjero la
llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre alta.
Todo el mundo sabe que para reconfortar a alguien con fiebre, nada mejor
que una nutritiva sopa.El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el
ingrediente principal: la gallina. Como la enfermedad de la mujer
continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el
granjero mató el cordero. La mujer no mejoró y acabó muriendo. El granjero
entonces vendio la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.
La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que como
no te afecta, no es tuyo, y no le prestas atención.... piénsalo dos veces.
a 7:58 11 comentarios: