Flavia Terigi
El plurigrado o multigrado es una sección escolar que agrupa alumnos que están
cursando distintos grados de su escolaridad primaria en forma simultánea con un
mismo maestro. Se originó como una modalidad organizativa que se consideró
adecuada para aquellos contextos sociales en que la ratio docente/alumno imposibilita
la gradualidad; tal es el caso de las escuelas ubicadas en zonas rurales de nuestro
país, en las que la baja densidad de población hace que el número de niños y niñas en
edad escolar no alcance el mínimo para abrir una sección por cada grado.1
Quizá para el lector se trate de una realidad poco conocida. Sin embargo, el número
de plurigrados en nuestro país es importante: aunque no se cuenta con cifras
actualizadas,2 se sabe que las escuelas con salas agrupadas o plurigrados constituyen
cerca de la mitad de las escuelas primarias de nuestro país (Batiuk, 1998), y casi todas
ellas son escuelas rurales o semirrurales.
Algunas escuelas rurales tienen más de un plurigrado (por ejemplo, un maestro
trabaja con los chicos de primero a tercer grado, y otro con los grados superiores
hasta séptimo), en tanto muchas tienen un plurigrado único, en el que el maestro
1 Ezpeleta ha discutido que el plurigrado sea una modalidad adecuada pensada de manera específica
para las zonas rurales; la considera una extensión de la estructura conocida y disponible para el
medio urbano, resultado de una operación administrativa que, para brindar el servicio escolar en
zonas con población infantil escasa y dispersa, encontró la solución de reducir el personal en
concordancia con la cantidad de alumnos (Ezpeleta, 1992).
2 En el año 2004 se realizó un Censo Nacional de Docentes y Establecimientos Educativos, pero sus
resultados preliminares-aquellos con los que se cuenta a la fecha de la redacción de este trabajo
no contienen procesamientos específicos sobre las escuelas rurales (MEcyr- DÍNIECE, 2005).
Las "otras" primarias y el problema de la enseñanza
trabaja con todos los grados. En ese caso, se trata de escuelas de personal único.
Según el Censo Nacional de Docentes y Establecimientos Educativos realizado en
nuestro país en el año 1994,3 las escuelas de personal único eran 4.243; y constituían
el 22,5% de los establecimientos primarios estatales de educación común. En algunas
provincias, la participación relativa de este tipo de escuelas era mayor, llegando a
representar el 44,3% en La Rioja (Kaplan y otros, 1998).
En estas aulas se desempeñan miles de maestros y maestras de nivel primario. Según
sea la ratio docente/alumno, estos maestros pueden tener todos los grados asignados, o
estar a cargo de algunos grados en forma simultánea. Hay docentes que se
desempeñan exclusivamente como maestros, y hay otros con carga institucional, qué
son a la vez directivos y maestros. Estos dos aspectos de la organización del trabajo
docente en la escuela rural (estar a cargo de algunos o de todos los grados escolares;
tener o no tener funciones directivas), vinculados con los condicionantes
institucionales, impactan en la organización de la enseñanza.
El plurigrado es un contexto didáctico peculiar y poco analizado. A pesar de la
relevancia numérica de los docentes que trabajan en plurigrados (considere el lector
que en las 4.243 escuelas de personal único trabajan otros tantos maestros que tienen
a su cargo un plurigrado que abarca toda la escolaridad primaria), no abundan los
estudios que se ocupen de este formato de organización del trabajo docente. Este
apartado ofrece elementos para contribuir a un mejor conocimiento de su
especificidad, pues propone una aproximación al tipo de decisiones y prácticas por
medio de las cuales los maestros construyen cotidianamente la organización de la
enseñanza en los plurigrados.
Quizá porque se trata de un contexto didáctico poco analizado, suele verse al
plurigrado como un problema. Es cierto que se aparta de la norma de la
escolarización graduada que supone que cada grado tiene al frente un docente que le
es propio; sin embargo, proponemos reconceptualizarlo como una forma específica
de organización de la escolaridad, tan artificial como lo es el grado simple, y por
cierto muy frecuente. Los “problemas” del plurigrado no se deben a su carácter de tal
sino al desarrollo de una historia didáctica y de un imaginario institucional para la
escuela primaria que toman como supuesto de partida la existencia de un docente
para cada grado de la escolaridad, y que transforman el funcionamiento regular de
las aulas urbanas en un “deber ser” del que las aulas de las escuelas rurales no hacen
sino alejarse.
El acercamiento a las escuelas rurales con plurigrados muestra que los maestros
resuelven de alguna forma las particularidades de la enseñanza en estos contextos.
Toman decisiones sobre el agrupamiento de los alumnos, la secuenciación de los
contenidos de enseñanza, el manejo del tiempo, los recursos y materiales, entre otros
aspectos de la organización didáctica de la clase; y lo hacen procurando afrontar los
condicionamientos específicos que plantean estos contextos didácticos. De tal modo,
3Sobre los datos de este Censo se cuenta con procesamientos específicos, como el trabajo de Kaplan y
otros (1998) del que han sido tomados estos datos.
parecería que estamos frente a un saber que de alguna manera los docentes
desarrollan, aun si su biografía escolar y su formación inicial suelen no haber
desempeñado un papel relevante, en cuanto a proveerles un marco de trabajo
específico para el plurigrado. Estamos, entonces, ante una verdadera invención del
hacer.
¿Por qué hablamos de invención del hacer? La gran mayoría de los maestros no ha
abrevado criterios profesionales para el trabajo en plurigrado en su propia
formación. En efecto, en la Argentina son pocos los planes de formación que incluyen
propuestas destinadas de manera específica a preparar a los futuros maestros para
trabajar en plurigrados. Salvo excepciones, los institutos de formación docente están
ubicados en contextos urbanos y raramente proponen instancias de acercamiento a
las escuelas rurales, bajo la forma de prácticas de ensayo, pasantías o simples trabajos
de campo.4 Bajo estas condiciones, la formación inicial difícilmente aporta saberes
específicos para el trabajo docente en el contexto rural, y son numerosos los
testimonios que recogen el extrañamiento y la desinstrumentación que vivencian los
maestros que tienen en las escuelas rurales su primer ámbito de inserción laboral.
Por otro lado, en su gran mayoría los maestros provienen de sectores urbanos, por lo
que es improbable que hayan tenido oportunidad de experimentar el trabajo en
plurigrado en calidad de alumnos y en el curso de su propia educación primaria.17
De este modo, la trayectoria escolar previa de los futuros maestros se ha realizado
mayoritariamente en el contexto de los grados simples, de modo que las estrategias y
criterios para organizar el trabajo del aula que naturalizan se refieren al contexto
didáctico del grado común.
A pesar de las ausencias en la formación, y de la falta de experiencia previa en el
plurigrado, los maestros y maestras argentinos que trabajan en las escuelas primarias
rurales desarrollan su práctica docente, lo que significa que de alguna manera
afrontan el problema de la organización de la enseñanza en este peculiar contexto
didáctico. El problema crucial para enseñar en estas realidades institucionales es el
siguiente: mientras que la escolaridad sigue siendo graduada -y en tal sentido cada
alumno está cursando un grado específico de la escolarización— la organización
institucional agrupa a niños y niñas que cursan grados distintos en una misma
sección escolar. Para quien está a cargo de esa sección, es necesario encontrar un
modo de desarrollar contenidos de grados diferentes, en condiciones de enseñanza
simultánea (tal como la hemos definido antes), teniendo como herramientas un
conjunto de propuestas didácticas construidas en general según la norma graduada
de la escolarización, es decir, preparadas para el grado común.
Podría pensarse que en un contexto que pone en la misma aula a chicos que cursan
grados diferentes tendería a producirse una dilución de la idea misma de grado. Sin
embargo, esto no parece ser así: en el contexto del plurigrado los maestros retienen la
5SLas reformas sobre la formación docente impulsadas en la década del 90 han contribuido a revertir
esta situación, tanto por la inclusión de contenidos específicos en los planes de estudio, como por la
habilitación de programas de postitulación que fueron aprovechados por determinadas instituciones
formadoras para hacer de la enseñanza en la escuela rural un objeto de formación específica.
Las "otras" primarias y el problema de la enseñanza
5 Nuestros estudios revelan otras singularidades del plurigrado de las escuelas rurales que no desa-
rrollaremos aquí, porque hemos puesto el foco en la organización didáctica. Por ejemplo, en las escue-
las rurales es frecuente que en un mismo plurigrado se encuentren hermanos que están cursando
diferentes años de la escolarización. Las relaciones familiares, que juegan un papel específico en la
organización interna de los plurigrados rurales, son controladas en las escuelas urbanas mediante la
asignación de los hermanos a grados diferentes, práctica que queda invisibilizada porque el criterio
principal de distribución es la edad, y que se hace visible en las decisiones que toman las escuelas
cuando se inscriben en ellas hermanos que son mellizos o gemelos.