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DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS

PROGRAMA PARA EL 30 DE NOVIEMBRE DEL 2017


Preludio
Sublime gracia (Repique de campanas)

¡Buenas noches hermanos! Que DIOS les bendiga más y más. Es bueno
poder contar con la presencia de todos ustedes en esta tercera cena de
acción de gracias que DIOS me ha permitido celebrar. Ha sido el
SEÑOR quien ha dado Su bendición para realizar esta cena y quiero
que con un corazón indiscutiblemente agradecido, le demos una fuerte
ronda de aplausos al que es digno de recibir toda adoración.

Llamado a la adoración
“Con seguridad puedo decir, basado en la autoridad de lo que está
revelado en la Palabra de Dios, que cualquier hombre o mujer sobre
esta tierra, que se aburra y se aletargue por la alabanza, no está
preparado para el cielo”

A. W. Tozer

Un verdadero seguidor del SEÑOR respira la bondad de DIOS y


exhala adoración. Necesitamos desesperadamente adorar porque sin
tal disciplina, podemos olvidar que tenemos un gran DIOS a la par de
cada uno de nosotros y eventualmente, caer en dudas, temores e
incertidumbres. Definitivamente no es un retrato de lo que el SEÑOR
dijo al hablar de una vida en abundancia. Necesitamos adorar porque
sin tal disciplina, podemos olvidar nuestro llamado y comenzar a vivir
en un espíritu de ansiedad, envueltos en afanes y preocupaciones.
Necesitamos adorar porque sin tal disciplina, podemos perder el
sentido del asombro y la gratitud, marchando a través de la vida con
anteojeras equinas, ignorando el majestuoso lienzo de Su revelación
general. Necesitamos adorar porque nuestra tendencia natural se
inclina soberbiamente hacia mi autosuficiencia y terca independencia,
dejando de lado la gracia de vivir en el ESPÍRITU y por el ESPÍRITU.
Sin embargo, la adoración a la que estamos llamados en nuestra nueva
naturaleza, es demasiado importante como para dejarla a nuestras

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preferencias personales, a nuestros caprichos carnales o a burdas
estrategias de mercadeo. El corazón de la adoración debería ser
deleitar a DIOS, al reconocer Su ser, Sus obras y Sus perfecciones. Por
lo tanto, nuestra adoración debe estar basada, en cada uno de sus
puntos, por la verdad de la Palabra de Dios, buscando acuciosamente
lo que al SEÑOR verdaderamente le agrada.

Por ello, leamos al unísono, con ánimo y fervor, lo que DIOS mismo
inspiró al salmista en el salmo 111:

1. ¡Aleluya! Daré gracias al SEÑOR con todo mi corazón, en la


compañía de los rectos y en la congregación.

2. Grandes son las obras del SEÑOR, buscadas por todos los
que se deleitan en ellas.

3. Esplendor y majestad es su obra, y su justicia permanece


para siempre.

4. Ha hecho sus maravillas para ser recordadas; clemente y


compasivo es el SEÑOR.

5. Ha dado alimento a los que le temen; recordará su pacto para


siempre.

6. Ha hecho conocer a su pueblo el poder de sus obras, al darle


la heredad de las naciones.

7. Las obras de sus manos son verdad y justicia, fieles todos


sus preceptos.

8. Son afirmados para siempre jamás, ejecutados con verdad y


rectitud.

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9. Él ha enviado redención a su pueblo, ha ordenado su pacto
para siempre; santo y temible es su nombre.

10.El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR; buen


entendimiento tienen todos los que practican sus
mandamientos; su alabanza permanece para siempre.

Y junto a la Palabra de Dios, la música merece su reconocimiento, pues


el don del lenguaje combinado con el don de la melodía, fueron dados
al ser humano para que proclamara las verdades innegociables de la
Palabra de Dios a través de la música. Por ello, con el mismo ímpetu
con el que leímos el salmo anterior, unamos nuestras voces para dar la
gloria a quien gloria se merece.

A ti la gloria

Oh gran SEÑOR, me asombra Tu grandeza.

Con solo hablar sostienes la creación.

Harás cumplir siempre todos Tus planes

Para traer la gloria para Ti…

A Ti la gloria, gloria.

Alzamos nuestras voces para adorar

A Ti la gloria, gloria.

Daremos solo a Ti adoración.

Con gran poder Tú mueves las estrellas,

El viento, el mar y todo lo que hay.

En mi andar, los gozos y tristezas

Orquestas Tú para dar gloria a Ti…

A Ti la gloria, gloria.
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Alzamos nuestras voces para adorar

A Ti la gloria, gloria.

Daremos solo a Ti adoración.

Son altos y profundos Tus caminos.

Bueno eres Tú y de esto cantaré,

Que por amor Tu hijo entregaste.

Confío en Ti y espero en Ti, mi rey.

A Ti la gloria, gloria.

Alzamos nuestras voces para adorar

A Ti la gloria, gloria.

Daremos solo a Ti adoración.

Oración de invocación
“Tú nunca te apartas de nosotros y aun así, tenemos dificultad en
regresar hacia Ti. Ven, SEÑOR, avívanos y llámanos de vuelta.
Enciéndenos y toma control de nosotros. Sé nuestro fuego”

San Agustín de Hipona

Venimos ante Ti para darte la gloria, honra y honor que solo Tú


mereces, acercándonos confiadamente ante el trono de tu gracia, no
por méritos propios, sino que reconociendo la obra redentora de
nuestro SEÑOR Jesucristo.

Digno eres de ser alabado, pues Tú eres la fuente que verdaderamente


sacia nuestra sed. DIOS, Tú eres la fuente de todas y cada una de
nuestras bendiciones y te damos las gracias por ello.

Te agradecemos por la oportunidad de permitirnos reunir en este lugar


y poner Tu nombre como nuestro baluarte.

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Te pedimos que Tu mano de bendición esté sobre esta reunión.
Pedimos igualmente, SEÑOR, que guíes y dirijas nuestra adoración
para que esté verdaderamente llena de sabiduría, productividad,
reverencia y amor, tanto para Ti como para todos los hermanos. Que
rijas nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes para poder
retratar tu carácter a los demás.

Gracias por lo que has hecho, lo que sigues haciendo y lo que harás en
esta reunión para alcanzar Tu divino propósito. Oramos en el poderoso
nombre que está sobre todo nombre, el nombre de Jesús. Amén

Nombre sobre todo


Alfa. Omega. El que era, es y quien vendrá.

Quien vive y reina, y el cielo adora sin cesar.

Tu nombre y gloria es la canción que rodea el trono hoy.

Se escucha…

Santo, Santo, Todopoderoso.

Digno es Él de adoración.

Al Cordero que crucificado fue sea la gloria.

Su nombre sobre todo es.

Sobre todo es.

Sus ojos como fuego, y su rostro brilla como el sol.

Su voz es poderosa, ruge como las olas del mar.

Y al mirarte cae todo ser, ante Tu gran majestad

Y cantan…

Santo, Santo, Todopoderoso.

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Digno es Él de adoración.

Al Cordero que crucificado fue sea la gloria.

Su nombre sobre todo es.

Sobre todo es.

Con Tu sangre has comprado, gente de toda lengua y nación.

Toda rodilla se doblará y toda lengua Te confesará SEÑOR.

Has vencido la muerte y la maldad, y en victoria reinarás

Por siempre…

Santo, Santo, Todopoderoso.

Digno es Él de adoración.

Al Cordero que crucificado fue sea la gloria.

Su nombre sobre todo es.

Sobre todo es.

Nombre sobre todo es.

Nombre sobre todo es.

Oración de confesión
“La confesión de nuestro mal obrar, es el principio de nuestro buen
obrar”

San Agustín

Bendito eres Tú DIOS y SEÑOR nuestro, nuestro eterno Padre por


siempre y para siempre. Tuya es la grandeza, el poder y la gloria, la
victoria y la majestad; porque todo cuanto habita los cielos y la tierra es
tuyo. Tuyo es el reino y eres exaltado como la cabeza que gobierna
soberanamente sobre todo. Tanto el honor como las riquezas vienen de

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Ti y en tu mano habitan el poder y el imperio. Es Tu mano la que
fortalece y engrandece.

Tuya es la gloria SEÑOR, pero nuestra es la afrenta, porque sabemos


y reconocemos que hemos pecado contra Ti y contra los hermanos.
Estás lleno de gracia y compasión, pero nosotros nos hemos vestido
de iniquidad. Tu amor todo lo soporta, pero nosotros tendemos a
alejarnos de tus caminos. Con amor eterno nos has amado, pero no te
hemos amado con corazones puros ni te hemos servido con manos
limpias. Tú atiendes y provees para cada una de nuestras
necesidades, pero nosotros hemos endurecido nuestros corazones y
hemos cerrado nuestras manos mientras miramos las necesidades de
quienes nos rodean. Somos egoístas y hemos guardado nuestro amor
para nosotros mismos. Hemos portado Tu nombre en vano, pues
llamándonos Tus seguidores, no hablamos de Tu verdad en amor.
No hemos procurado presentarnos ante Ti como obreros aprobados
que no tienen de que avergonzarse y que usan bien la Palabra de
Verdad. Descartamos la gracia de la oración constante. Sé
misericordioso para con nosotros, pues con la sangre de Jesucristo hs
cubierto todas nuestras fallas, errores y tropiezos, apartando de
nosotros la culpa y el pecado. Perdónanos y aviva en nosotros el
corazón que pusiste al hacernos nacer de nuevo, un corazón que con
determinación y firme voluntad, te glorifique y te disfrute para
siempre. Ten piedad de nosotros conforme a la multitud de tus
bondades. Ten piedad.

Ten piedad de mí
Soy culpable de mi transgresión.

He pecado contra Ti, SEÑOR.

Y Tú eres siempre justo al hablar.

La muerte es mi sentencia, es la verdad.

¿Si contarás nuestra iniquidad, quién permanecerá?


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Mi esperanza está en Ti, SEÑOR.

En Ti sé que hay perdón…

Ten piedad de mí, un pecador.

Hoy confieso mi necesidad de gracia y de perdón.

Ten piedad de mí, un pecador.

En Ti hay gran misericordia y abundante redención.

Ten piedad de mí, oh SEÑOR.

Mis pecados Cristo los llevó.

Por su rectitud yo vengo hoy.

Me acerco sin vergüenza, ni temor

Pues ya no hay para mi condenación.

Y Tu ESPÍRITU me habla a mí.

Tu hijo siempre soy.

Me recibes como a Jesús.

Mi Padre, aquí estoy…

Ten piedad de mí, un pecador.

Hoy confieso mi necesidad de gracia y de perdón.

Ten piedad de mí, un pecador.

En Ti hay gran misericordia y abundante redención.

Ten piedad de mí, oh SEÑOR.

Aleluya, por Su sangre

Aleluya, por Su sangre

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Aleluya, por Su sangre

Aleluya, por Su sangre

Aleluya, por Su sangre

Aleluya, por Su sangre

Seguridad del perdón


Agradezcamos al SEÑOR, pues cuando nos alejamos de Su hermosa
santidad, Él nos llama a no privarnos de su amor, protección y
provisión. Su Palabra ha dicho que donde abundó el pecado,
sobreabundó la gracia y es que la voz del pecado y la acusación son
fuertes, pero la voz del perdón es aun más fuerte.

El perdón es uno de las más grandes bendiciones que DIOS nos ha


querido brindar. Por ello, alabemos a DIOS, confesando junto a Su
Palabra, la verdad de lo que Él ha inspirado en 1 Pedro 1: 3 – 9

3. Bendito sea el DIOS y Padre de nuestro SEÑOR Jesucristo,


quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo
a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de
entre los muertos,

4. Para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que


no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros,

5. Que sois protegidos por el poder de DIOS mediante la fe,


para la salvación que está preparada para ser revelada en el
último tiempo.

6. En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un


poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas
pruebas,

7. Para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que
perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en
alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;
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8. A quien sin haberle visto, le amáis, y a quien ahora no veis,
pero creéis en Él, y os regocijáis grandemente con gozo inefable
y lleno de gloria,

9. Obteniendo como resultado de vuestra fe, la salvación de


vuestras almas.

Y todo esto, de acuerdo a buena, agradable y perfecta voluntad,


conforme a Su decreto divino, para cumplir Su perfecto plan en la obra
redentora del SEÑOR Jesucristo en aquella cruz.

La gloria de la cruz
¿Cómo es que Su perfecto plan,

Mi pecado perdonó,

Cuando al morir, mi culpa el

Cordero la llevó?

¿Cuán sabio y soberano DIOS

Su gloria mostrará,

Cuando en Su trono el pecador

Se regocijará?...

Oh, la gloria de la cruz.

Tu HIJO enviaste a morir.

Mi vida dejaré atrás

Para conocer

La gloria de… La gloria de la cruz.

Que rectitud Él reveló

Librando al pecador

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Y al culpable perdonó.

Sus manchas Él lavó.

Tu sacrificio propició

La ira del SEÑOR.

Y por Tu muerte y expiación

Hoy tengo redención…

Oh, la gloria de la cruz.

Tu HIJO enviaste a morir.

Mi vida dejaré atrás

Para conocer

La gloria de… La gloria de la cruz.

Que gracia para aquellos que

Habrían de creer.

Amor inagotable que

No puedo comprender.

La gracia que me perdonó

Tu hijo ahora soy

Amado por la eternidad

Por lo que hiciste, oh DIOS…

Oh, la gloria de la cruz.

Tu HIJO enviaste a morir.

Mi vida dejaré atrás

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Para conocer

La gloria de… La gloria de la cruz.

Oh, la gloria de la cruz.

Tu HIJO enviaste a morir.

Mi vida dejaré atrás

Para conocer

La gloria de… La gloria de la cruz.

Confesión de fe
Al sumergirnos en un espíritu de genuino agradecimiento por cada
una de las bendiciones que DIOS ha derramado en nuestras vidas,
agradezcamos también por la unidad de la fe.

Y es que para un verdadero hijo de Dios, el vínculo invisible que une a


todos los creyentes junto a Cristo, es mucho más tierno, precioso y
duradero. Mientras reconocemos y nos damos cuenta que todos
habitamos en una esfera de vida abundante en Él, aprendemos a ver a
cada creyente como nuestra sangre y carne, en un sentido
infinitamente más alto que cualquier otro tipo de relación humana.
Esta es la única forma en que Cristo ha hecho posible que los
discípulos permanezcan juntos: El vínculo de la fe.

Todos los otros planes para promover la unidad de la Iglesia han


fracasado. Sin embargo, gracias a la misericordia de DIOS, nosotros
permanecemos en el fundamento de la enseñanza de Cristo y Sus
apóstoles, de modo que si alguien llegase a cuestionar la razón de
nuestra fe, diciéndonos: ¿Cuál es su única esperanza en la vida o en la
muerte? Nosotros confiadamente responderíamos que:

No somos nuestros, sino que pertenecemos en cuerpo y alma,


tanto en la vida como en la muerte, a DIOS y a nuestro
SALVADOR Jesucristo.
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Muestra a Cristo
Prepara, oh DIOS, mi corazón

Para recibir.

Rompe el duro suelo en mí.

Ayúdame a creer.

Tu Palabra siembra en mí.

Su fruto haz crecer.

Haz que pueda escuchar.

Guíame en Tu verdad…

Muestra a Cristo, muestra a Cristo.

Revela, oh DIOS, Tu gloria

A través de Tu verdad,

Hasta que todos confiesen: “Cristo es SEÑOR”

Viva luz es Tu verdad,

En mi oscuridad,

Me guarda en la tentación.

Sabiduría me da.

Manjar a los hambrientos,

Y a esclavos, libertad.

Riqueza al alma pobre es.

Ven, háblame SEÑOR…

Muestra a Cristo, muestra a Cristo.

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Revela, oh DIOS, Tu gloria

A través de Tu verdad,

Hasta que todos confiesen: “Cristo es SEÑOR”

¿Dónde más iré, DIOS?

¿Dónde más iré?

Tienes Palabras de Vida Eterna.

¿Dónde más iré, DIOS?

¿Dónde más iré?

Tienes Palabras de Vida Eterna.

¿Dónde más iré, DIOS?

¿Dónde más iré?

Tienes Palabras de Vida Eterna.

¿Dónde más iré, DIOS?

¿Dónde más iré?

Tienes Palabras de Vida Eterna.

Muestra a Cristo, muestra a Cristo

Muestra a Cristo, muestra a Cristo

Revela, oh DIOS, Tu gloria

A través de Tu verdad,

Hasta que todos confiesen: “Cristo es SEÑOR”

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Mensaje
Romanos 14: 7 – 8

Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno


muere para sí mismo; pues si vivimos, para el SEÑOR vivimos,
y si morimos, para el SEÑOR morimos; por tanto, ya sea que
vivamos o muramos, del SEÑOR somos.

“Si nosotros, entonces, no somos nuestros, sino del SEÑOR, está claro
cuál es el error del que debemos huir y hacia donde debemos dirigir
todos los actos de nuestra vida. No somos nuestros: No dejemos que
nuestra razón o que nuestra voluntad influyan en nuestros planes y
andanzas. No somos nuestros: No establezcamos como nuestra meta el
alcanzar lo que nos resulte conveniente… No somos nuestros, así que,
tanto como podamos, olvidémonos de nosotros mismos y de todo lo
que decimos que es nuestro. Por el contrario, somos de DIOS: vivamos
y muramos por Él. Somos de Dios: que Su sabiduría y Su voluntad
reine en nuestras acciones. Somos de Dios: que todas las partes de
nuestra vida se esfuercen por llegar a Su plenitud, como la única meta
legítima y digna de ser alcanzada. ¡Cuánto se ha beneficiado el hombre
que habiéndosele enseñado que no es suyo propio, se ha apartado del
reino y del dominio de su propio inteligencia y se ha puesto bajo el
dominio y reino de DIOS. Como consejero personal, nuestro interés
egocéntrico, es la peste que más efectivamente conduce a nuestra
destrucción. Siendo esto así, el único refugio de salvación es ser sabio
en nada y no codiciar nada a través de nosotros mismos, sino que
sigamos solamente la guía del SEÑOR”

Juan Calvino

En algún punto de sus escritos, Juan Calvino delinea la esencia de lo


que significa vivir la vida cristiana. El dice que podría hacernos una
lista de todos los mandamientos que deberíamos de estar observando o
una lista de todos los rasgos de carácter que deberíamos estar
exhibiendo. Pero en lugar de eso, él reduce todo eso en la motivación

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básica y en los principios básicos de lo que significa vivir la vida
cristiana.

La motivación básica es que DIOS envió a Su HIJO a salvarnos por


gracia y a adoptarnos como miembros de Su familia. Así que ahora, a
causa de esa gracia, en nuestra gratitud, nosotros queremos imitar al
Padre. Queremos esa semejanza que solo viene con el parentesco.
Queremos imitar al HIJO. Queremos agradar al Padre.

Entonces, el principio básico es este: No se supone que vivamos


nuestras vidas para agradarnos a nosotros mismos. No debemos vivir
nuestras vidas, como si nos perteneciéramos únicamente a nosotros
mismos, a nuestros deleites y placeres, y esto significa mucho. En
primera instancia significa que no depende de nosotros declarar lo que
es bueno o es malo (especialmente en esta sociedad posmodernista en
donde los absolutos son vistos con desprecio y cada institución
sagrada se somete al arbitrio de los relativos personales de cada
individuo), sino que reconocemos que el Derecho a determinar la
calidad de algo recae por completo en la Palabra de Dios. Por otra
parte, también significa que dejamos de ponernos a nosotros mismos
en primer lugar, y en su lugar ponemos a DIOS y al prójimo. También
significa que no hay una sola parte de nuestro ser que sea inmune a
rendir cuentas, una adoración del 99.99999999999999% es simplemente
inaceptable. Debemos entregarnos por completo, en alma y cuerpo,
visible e invisible, confiando en DIOS en las duras y en las maduras, a
través de las buenas y malas experiencias, en la vida y en la muerte.

Y ¿Cómo se relaciona la motivación básica con el principio básico de la


vida cristiana? La conclusión lógica es esta: dado que hemos sido
salvados por gracia, no somos nuestros.

Una mujer dijo una vez: “Si supiera que fui salvada por mi obrar… si
supiera que contribuí de alguna forma a mi salvación, entonces DIOS
no podría pedirme nada, porque yo misma habría dado mi
indispensable aporte. Pero como soy salva por gracia, por medio de la
fe, y esto no de mí, pues es don de DIOS, entonces no hay nada que Él

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me pida que yo no deba darle”. Esto es cierto, no somos nuestros, sino
que hemos sido comprados con precio de sangre, por Su amor. Jesús se
entregó completamente por nosotros, entonces ahora, entreguémonos
completamente por Él y disfrutemos verdaderamente Su amor.

Oración pastoral
SEÑOR, permite que Cristo sea nuestra esperanza, no solo con
palabras, sino en ESPÍRITU y VERDAD. Que en vida o en muerte, nos
depositemos en tu misericordioso y paternal cuidado, pues Tú nos
amas porque somos tuyos. No tenemos ningún bien aparte de Tu amor
y no podríamos pedir mayor dádiva que pertenecerte únicamente a Ti,
consagrados y siendo preservados por Tu poder y por Tu amor. Amén.

El amor de Cristo
Profundo es el amor de Cristo

Más que el infierno y la maldad.

Dejó Su trono y Su gloria

Para traernos hacia Él.

Más ancho es el amor de Cristo

Que el foso que nos separó.

Me alcanzó en mis tinieblas.

Solo en Él hay salvación…

Más profundo que el mar,

Más allá del cielo está.

Tu amor me bastará.

Más fuerte es el amor de Cristo

Que mi enemigo más feroz,


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Me sostiene en la tormenta,

Las aguas no me cubrirán.

Me guiará el amor de Cristo

En el más hondo valle aquí.

Me pastoreará por siempre

Y me guarda junto a Él…

Más profundo que el mar,

Más allá del cielo está.

Tu amor me bastará.

Más fuerte que la tempestad.

Venció el pecado y la maldad.

Tu amor me bastará.

Más dulce es el amor de Cristo

Mientras más cerca estoy del fin.

Disfrutaré Su amor por siempre.

Ante Su trono estaré.

Me llenará el amor de Cristo

Al Su rostro contemplar.

Yo le amaré por siempre.

Su alabanza cantaré

Su alabanza cantaré

Su alabanza cantaré

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Su alabanza cantaré

Más profundo que el mar,

Más allá del cielo está.

Tu amor me bastará.

Más fuerte que la tempestad.

Venció el pecado y la maldad.

Tu amor me bastará.

Me bastará

Tu amor, Jesús.

Suficiente es para mí

Bendición final
Y que el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro
Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno,
os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando Él
en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a
quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Hebreos 13: 20 – 21

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