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Curso virtual

Pedagogía Científica de María Montessori

~ Pedagogía Científica y Desarrollo


humano parte I ~
Clase 2

Marzo 2017

Prof. y Guía Montessori: Fernández Paula A

www.facebook.com/groups/balavatM
¡Buenas, buenas para todas!

Nos reúne la segunda clase. Con muuuucha información, ¡pero con videos e
imágenes para hacerlo más claro e interesante!!!
Como la primera clase, luego de la lectura nos vemos en el grupo. Si alguien no
lee la clase entera por falta de tiempo u otro motivo también puede sumarse
al debate sobre lo leído, la clase les va a quedar, pero el momento de compartir
la experiencia tal vez no ;)

Empecemos…
¿Qué es la “Pedagogía Científica” que desarrolló M. Montessori?

Ya vimos un poco en la clase I. Cada ciencia tiene un método y el trabajo de


Montessori es un método aplicado a la Pedagogía, y no un método en sí mismo,
va más allá y contempla la vida. Hago está aclaración porque recordarán que
fue mal traducido en los E.E. U.U cuando María presenta su trabajo y le
responden que es un nombre muy largo. Quisiera que indaguemos y analicemos
un poco los conceptos para profundizar de qué se trata este enfoque.

Si nos remontamos al origen de la palabra PEDAGOGIA, encontramos que su


significado viene del griego PAIDION que significa NIÑO, y AGOGOS, que significa
GUIA. <<Guía del niño>>, ese niño que forma y autoconstruye al hombre que
será luego, pero mientras es niño logra independencia, y forma a ese hombre,
necesita ser guiado y acompañado en su crecimiento y desarrollo de sus
potencialidades. Se manifiesta el carácter y se constituye la personalidad.
Veamos, qué es por su parte, CIENTIFICA. Científica viene del latín, Scientia,
significa conocimientos. Tiene un objeto de estudio y se funda en observaciones
experimentales. Se establecen criterios para ordenar y clasificar dichas
observaciones y se crea un método de investigación. Teniendo en cuenta esta
definición y acercamiento al concepto podemos decir que el trabajo de la
doctora se aproxima bastante a una ciencia, más allá que en su época, en
verdad en ninguna, se le ha dado ese valor, quizás por su errónea denominación
o traducción en los E.E.U.U, quizás por la revolución que generó en el ámbito
social, cultural, educativo, quizás porque tantos descubrimientos venían de la
mano de una mujer, figura desacreditada para aquellos años. El trabajo de
investigación de María Montessori se ha desarrollado través de una herramienta
fundante, la observación, condimento primordial que le ha dado carácter
científico a un método aplicado a la pedagogía, a la educación. Es un
conocimiento científico aplicado a las necesidades humanas, es desarrollo del
alma y de la inteligencia. “Solo estudiando al niño se puede reformar la
escuela” M M. Esto se logra a partir de conocer al niño; un modo de conocerlo
es observarlo, confiar en él y seguir su desarrollo natural a su propio ritmo. Es
una pedagogía científica con una mirada más profunda sobre la infancia, en la
cual el adulto guía y acompaña al niño en su llegada, descubrimiento y
conocimiento de un mundo maravilloso que es, a la vez, complejo y desafiante.
Este trabajo, acerca de la educación de los niños, con más de cien años de
existencia, desarrollo, resultados y críticas, continúa hoy vigente e invita a cada
individualidad a ser protagonista de sus propios aprendizajes.

Antes de seguir avanzando y teniendo en cuenta el tema global que nos reúne,
<la educación de los niños> me gustaría transmitir la línea sobre la que defino
y adhiero, desde esta pedagogía, a una mirada de educación, o la inversa, elegir
una propuesta pedagógica que se adecúe a una definición de educación como
la siguiente: considero que educar es promover el crecimiento del educando.
Desarrollar, provocar desde las propias potencialidades psíquicas y cognitivas,
el intelecto. Educar es hacer protagonista al individuo de su propio proceso de
aprendizaje.
Educación, etimológicamente hablando tiene significados como, conducir,
guiar, llevar dentro y sacar. Si relacionamos esto con la definición anterior
encontramos algo en común: en todas esas frases está involucrado el aprendiz
como participante activo y la noción de salir de su interior al mundo exterior.
Si observamos el recorrido de M. Montessori por el desarrollo del niño, sus
investigaciones y la creación de una propuesta educativa, encontramos que
siempre se refiere al niño y a su desarrollo. Todo está dentro de él, solo debe
manifestarse. Antes de comenzar a analizar dicho desarrollo, quiero que
observen también ideas o definiciones de educar para otros referentes:

~ Pitágoras (Filósofo, 569 a. C) “Educar, es templar el alma para las dificultades


de la vida”
~ Jean Rousseau (precursor de M.M, pedagogo 1712): “Asignad a los niños más
libertad y menos imperio, dejadles hacer más por sí mismos y exigir menos de
los demás” para este pedagogo la educación tenía que ver con instaurar en la
infancia el propósito de la libertad, mediante la actividad, el movimiento, el
trabajo, permítanme agregar: por la propia experiencia y no por lo que digan
los demás.
~ Isaac Asimov (Escritor y bioquímico, 1920) “El autoeducación es, lo creo
firmemente, el único tipo de educación que existe”

Este enfoque nos invita a aprender de un modo distinto al que muchos hemos
transitado en nuestra trayectoria educativa y académica; y si nos encontramos
en este camino es porque elegimos un proceso de transformación, desaprender
para aprehender, ya que lo anterior no nos sienta bien. El trabajo de María
Montessori nos invita a investigar, cuestionar, elegir en qué profundizar y qué
destacarnos; cada individuo puede ser el único que dictará que es lo que va
aprender, porque es su vocación, necesidad e interés y de esta manera estará
siguiendo el desarrollo natural de sus potencialidades. Los adultos, familia o
educadores debemos guiar y acompañar al niño en su necesidad y no en la
nuestra. Sin ser un obstáculo. Esperando, listos para servir cuando los niños nos
necesiten. El infante aprende más del medio que de los adultos, sean estos
padres, maestros, cuidadores. Para poder acompañar necesitamos conocer al
niño, su mente, su desarrollo, y la manera en que estos aprenden, ya que
debemos tener claro que el niño es un ser separado y diferente del adulto.
Quienes respetamos y creemos en el niño sabemos que no es un adulto en menor
tamaño, ni que alguien débil aún no alcanza a la supuesta fuerza del más
grande, y mucho menos una tabula rasa como se creía épocas atrás o aún siguen
sosteniendo otras líneas pedagógicas. Varias cosas diferencian al niño del
adulto. Una importante es el tipo de mente que este tiene. Como ya sabemos
y experimentamos desde que tenemos conciencia, para poder recordar algo
necesitamos memoria, de lo contrario no tendríamos donde fijar aquello que
deseamos recordar. Ahora bien, el infante no tiene memoria, no nace con ella
va a construirla luego. Para las diferentes conquistas que va alcanzando el niño
hace falta un tipo de mente diferente a la de los adultos, y es eso un detalle
importante en su desarrollo, mientras que los adultos adquirimos información
y conocimientos a través de la inteligencia, los niños lo absorben a través de su
vida psíquica. El niño vive una transformación, las impresiones se sumergen en
su mente y forman parte de ella, se encarnan, propiamente dicho, en la mente
del niño, y esto sucede a partir de las cosas que el niño ve y toma del ambiente.
A este tipo de mente María Montessori denominó Mente Absorbente, el niño
nace con potencialidades que luego en un proceso creativo se van a despertar.
El niño toma todo inconscientemente de su ambiente, no es selectivo sino hasta
que logra conquistar su conciencia, pero dicha conquista cuesta mucho, con
ella cada nueva adquisición de ahora en adelante costara trabajo y esfuerzo,
ya que dejamos de absorberlo mientras vamos viviendo. Debemos detenernos y
dejar al niño detenerse ante el interés o la necesidad y dedicarnos a ello, así
podrá adquirirlo, aprenderlo. Por eso debemos saber que el niño aprende sin
esfuerzo y los adultos con esfuerzo, para el niño de los cero a los seis años es
el periodo de mayor absorción y todo lo absorbido quedar en la mente del niño,
no se borrará, aunque sea información que el niño no utilice. En esa etapa de
cero a seis (0-6), el niño ama lo que ve, tiene una pasión inconsciente por el
ambiente, se vuelve parte de él. No solamente absorbe objetos, sino que
cuando decimos que lo absorbe todo, es todo, vínculos, valores, cultura,
actitudes y formas de comunicación, sentimientos, emociones, buenos y malos
actos, absorbe el lenguaje verbal y si se habla más de un idioma en su entorno
también lo absorberá, más aún si lo necesita. Absorbe también sentimientos no
abiertos como el rechazo. movimientos y gestos.

Esta mente absorbente del niño, déjenme contarles, tiene algunas


características, etapas y elementos. Vamos a ver de qué se trata.
 Es NO-SELECTIVA
Absorbe igual que una esponja, todo, y el niño lo absorber no solo visualmente
sino con todos sus sentidos a la vez. Un niño puede no comprender el significado
de una palabra, pero sentir el aprecio o rechazo de un mensaje o de la persona
que lo dijo.

 Absorbe como una cámara fotográfica


La mente del niño absorbe todo el presente, todos los detalles. Cuando es
revelada en el cuarto oscuro (mente del niño) algunos ajustes se realizan por
él. Aun cuando dos niños atraviesan la misma experiencia, podrán absorber y
vivenciar de modo distinto, lo cual se debe a las condiciones genéticas (jumping
genes).

Esta mente del infante tiene dos etapas.

0-3 años, es inconsciente.

Aquí el niño no sabe que está aprendiendo y sigue su guía interno, es un período
de creación de las facultades mentales, potencialidades. En este período el
adulto no puede influir directamente sobre el niño, porque éste sigue un guía
interno, el cual es tan fuerte que no le permite “obedecer” a algo que viene
dado desde el exterior, y es necesario que así suceda para que el desarrollo
natural del niño continúe de manera saludable. En esta etapa el niño percibe
muchas impresiones a través de los sentidos, absorbe todo lo que está en su
ambiente con todas sus cualidades y características.

3-6 años, segunda etapa.

En esta etapa las facultades creadas se desarrollan, la mente del niño comienza
a ser cada vez más consciente, desarrollando la memoria, la comprensión y el
razonamiento. Se desarrolla la voluntad y el niño se interesa por poner orden
al caos. Ahora si habrá más posibilidad de que el adulto pueda comenzar a
influir paulatinamente. El niño tiene la necesidad de imitar. Ahora el niño se
vuelve más consciente y comienza a realizar clasificaciones de aquello que
absorbió. El niño re-descubre el mundo. Estos re-descubrimientos pueden
lograrse si se le permite utilizar sus manos y concentrarse, ya que el trabajo,
las actividades permiten ordenarse. Ordenar todas las impresiones de la mente
manifiesta a un niño ordenado en el ambiente exterior y con los demás.

Si nos detenemos a observar a un niño de tres años, veremos que siempre juega
con algo, manipula objetos, elabora con sus manos. Así, por medio del trabajo
se vuelve consciente y constituye al hombre, a través de las manos, instrumento
de la inteligencia humana. Por esto es que los adultos en esta línea pedagógica
humanista, no enseñamos, sino que ayudamos a la mente infantil en el trabajo
de su desarrollo. Hay que saber ser esa ayuda, y no obstaculizar, ya que de ese
modo disminuiremos las posibilidades de perfeccionamiento de su obra
creativa. Interactuar con su ambiente para conocerse a sí mismo y saber qué
lugar ocupa en el universo, es lo que el niño necesita. Cuando invitamos a un
niño a que nos ayude a hacer algo, o queremos mostrarle como hacer cierta
acción, observará unos segundos y luego nos dirá, “yo, quiero hacerlo ahora”
ese es el deseo imperioso de cualquier niño de entre 0 y 6 años. Tienen un
impulso natural que les grita, les llama y pide hacerlo por sí mismos, tener su
propia experiencia. Impedir esto, decir que no, que ellos no pueden es un gran
obstáculo para el desarrollo. El infante no aprende porque alguien le dio una
lección oral, más bien aprende porque lo experimentó él mismo, se equivocó y
volvió a intentar. En este mismo período o plano del desarrollo, de 0 a 6 años,
llamado infancia hay, además del deseo imperioso, una pregunta, “¿qué es
esto?” Los niños necesitan saberlo todo, cuando digo saberlo todo no me refiero
a una respuesta amplia con una explicación inentendible, más bien quiero decir
una respuesta sencilla, enfocada y breve que ofrezca la información que se
busca, comprensible para un niño pequeño.

Sobre los elementos de la mente absorbente tenemos que enumerar los


siguientes:
La Horme
En este primer plano del desarrollo el niño siente el impulso de conquista del
ambiente, el cual lo atrae, absorbiendo en un primer momento todo de él,
absorbe el mundo y luego vendrá el momento de analizarlo. Este impulso que
lo guía hacia la conquista del ambiente y hacia todo su desarrollo natural
evolutivo, es un impulso vital que Sir Percy Nunn denominó Horme y que María
Montessori toma y utiliza para presentarnos este primer período de constitución
del ser. La Horme, en una energía que se crea cuando nacemos y desaparece
solo y únicamente con la muerte, ya que proviene de un plan cósmico que cada
ser tiene y sigue; a través de este impulso es como descubrirá y evolucionara
en este plan.

Otro de los elementos que forman la M.A es la Mneme. Es la memoria


inconsciente, allí se almacenan todas las experiencias. Así como Sir Percy Nunn
la denominó como memoria natural superior, podemos relacionarla con el
inconsciente colectivo de que nos habla Jung, en el cual encontramos
experiencias de antepasados o vidas pasadas, experiencias intrauterinas y las
experiencias vividas. La Mneme se conecta con el universo ya que es una
memoria de evolución cósmica que conecta a los seres humanos. Todas las
experiencias de un individuo se guardan en ella; luego de los tres años se
desarrolla un sistema de almacenamiento consciente, la memoria.

Un elemento más de esta mente absorbente es el Maestro Interno. Este


maestro nace con el niño, es parte de la misma evolución cósmica y desaparece
conforme el niño va creciendo. Dicho maestro interno protege al niño y lo lleva
hacia todo lo que necesita aprender para así satisfacer a su naturaleza humana.
Este maestro interno, que guía al niño en su comienzo es “empujado” por el
primer elemento, la horme, el impulso para manifestarse. La diferencia entre
ambos es que el maestro interno desaparece conforme el niño crece, el
impulso, perdura en palabras de Montessori. Si me permiten mi interpretación
el maestro interno, para quienes lo reconocemos y enriquecemos, perdura en
nosotros en una forma de intuición. Esa sensación no racional, que solemos
tener al momento de tomar una decisión, por ejemplo. Lo que me gusta
denominar como intuición o susurro del alma.

Nebulae
Son energías creadoras que llevan al niño a absorber su ambiente, creadoras
porque le permiten formar el lenguaje, el orden, la razón, la memoria, la
voluntad, el movimiento, características del ser humano. Solo desarrollan en
contacto con el ambiente y si no se estimulan se pueden perder o adquirir luego,
pero con más dificultad. Podemos representar esta nebulae, pensando en redes
neuronales. Después del nacimiento estas nebulosas proporcionan al niño la
capacidad de absorber los modelos del ambiente y esto es igual de valido para
todas las funciones mentales. Por ejemplo, si la nebulosa del lenguaje no
funcionara o estuviera latente el desarrollo del lenguaje no se produciría, y así
funciona para cada facultad del ser humano.

El último elemento de la mente absorbente son los períodos sensitivos. Son


sensibilidades internas que guían la mente y solo duran un determinado tiempo
y luego desaparecen. A través de ellos el niño va a desarrollar ciertas
habilidades. Si estamos atentos y observamos al niño en su accionar por el
ambiente notaremos que pone atención a ciertos aspectos del ambiente en cada
momento. Si bien se desarrollan en paralelo unos con otros cada cual tiene un
tiempo de mayor intensidad. Los mismos son: del lenguaje, del orden,
refinamiento de los sentidos, refinamiento del movimiento. Luego
desarrollaremos cada uno con sus particularidades.

Las neurociencias también nos aportan conocimientos sobre el tema;


consideran que el niño nace con esa nébula, pero no con todas las conexiones,
y para que estas conexiones se desarrollen se requiere de experiencias
terrestres.

A los nueve meses el niño tiene solamente algunas conexiones neuronales.

A los dos años, observamos muchísimas experiencias y conexiones neuronales.


A los cuatro años, cuando ha ocurrido el pasaje de la memoria inconsciente a
la consciencia, el infante se queda únicamente con lo que necesita, lo demás
el cerebro lo despoja, es un modo de economizar y ordenar el caos que se crea
luego de tantas absorciones, e información. De este modo podrá ordenar y
clasificar todas las impresiones que tomó del ambiente, ya que las redes
neurológicas que forma la mente absorbente permanecen toda la vida. Ahora si
es un momento en que los intereses han de cambiar, ya que algunas necesidades
pudieron cesar; esto nos demuestra que cuando un niño reitera
incansablemente un trabajo no es porque sí, sino porque hay una necesidad o
interés que satisfacer, es un proceso interno y hará los trabajos para sí mismo.
Conforme vaya creciendo y se dé dicho pasaje de la memoria inconsciente a la
consciencia podrá hacer lo que necesita en favor del ambiente. He observado
niños de 2 ½ o 3 años que pueden limpiar una mesa dos, tres y cuatro veces si
es necesario, niños que cada día lavan el mismo vidrio. Ya a partir de los 4, 4
½ años solo va a barrer migas del suelo, pero no limpiara reiteradas veces la
misma cosa. Entre más enriquecedor es el ambiente que ofrecemos a un niño,
con trabajos e interacciones que porten un propósito inteligente, mayor
conexión de redes neurológicas desarrollarán. Hay tiempos fértiles en los que
el cerebro está listo para hacer conexiones a un nivel óptimo, ventanas de
oportunidad, lo que María Montessori llamó periodos sensibles. En ese momento
específico debemos detectar cuál es la sensibilidad que tiene “sed de
experiencias” y brindar al niño el mayor desarrollo posible, las propuestas
desafiantes que alimenten esa sed de trabajo, de orden, de lenguaje o
refinamientos. Estas sensibilidades interiores del desarrollo del niño son las que
guían en la elección de lo necesario en el ambiente multiforme y en las
situaciones favorables a su desarrollo; y guían convirtiendo al niño en sensible
únicamente para ciertas cosas e indiferente para otras. Cuando el niño se
encuentra en un período sensitivo es como si emanara del mismo una luz divina
que iluminara únicamente ciertos objetos y en ellos se concentra el universo
para ese niño. Esto se produce gracias a que existe en el niño una facultad
especial y única, la de aprovechar esos períodos para su crecimiento. El niño
efectúa en este tiempo sus adquisiciones psíquicas y lo hace a través de la
relación que establece con el ambiente.

Los períodos sensitivos poseen algunas características;

Son universales, permiten a todos los niños y niñas adquirir una cierta habilidad,
cualidad o capacidad aparentemente sin esfuerzo, tal y como ya vimos.

Son selectivos, se presentan como un intenso interés por algo que existe y se
desarrolla en el ambiente.

Solo ocurren entre los 0 y 6 años, aparecen por un corto y determinado tiempo,
y no se repiten jamás. Desaparecen se haya cumplido o no la necesidad o la
función establecida.

Si un período se pierde la habilidad puede ser adquirida con un mayor esfuerzo,


pero no será totalmente absorbida en su mente. En esta relación entre el niño
y su ambiente, durante un período sensible ciertos grupos de neuronas se
vuelven más activas que otras, y es ese el momento ideal para introducir la
actividad deseada para que así se formen las conexiones y redes neurológicas
apropiadas. El niño inconscientemente elige del ambiente aquello que es
necesario para su desarrollo y crecimiento.

 Adquisición del lenguaje

Paulatinamente el oído comienza a escuchar y distinguir entre los muchos y


confusos sonidos del caos. Distingue y escucha una deliciosa música que llena
su universo y que no es más que la voz humana. Y son esos sonidos de la voz
humana los que el niño comienza a absorber entre todos los demás. Una
particularidad del lenguaje es que es absorbido sin importar su dificultad y esto
ayuda a desarrollar el órgano auditivo. Por lo tanto, si los sensores auditivos no
reciben experiencias enriquecedoras durante el periodo sensitivo del lenguaje
los centros vocales y del lenguaje no se desarrollarán completamente.
El desarrollo del lenguaje demuestra un perfeccionamiento de la facultad de
comprender, acompañado de una utilización cada vez más extensa de los
músculos que producen el sonido y la palabra. La explosión del lenguaje sucede
a los dos años. La explosión de la escritura y la lectura aparecen
aproximadamente entre los tres y medio y cuatro y medio años. Ambos
lenguajes, el escrito y el hablado se desarrollan paralelamente. Es un verdadero
secreto que una vez descubierto no hace más que aumentar. No solo participa
la mente, también la mano. Una vez establecido un alfabeto el lenguaje escrito
debe derivarse lógicamente del mismo, como una consecuencia natural, para
lo cual es preciso que la mano sepa trazar los signos correspondientes.

 Orden

Existe un período sensitivo importante y misterioso que hace al niño sensible al


orden. Dicha sensibilidad existe bajo dos aspectos: uno externo, en cuanto a
las relaciones entre el niño y el ambiente; y otro interno que le da sentido a las
partes del cuerpo que actúan en los movimientos y sus posiciones, lo que
llamaríamos “orientación interior” esta orientación permite al hombre darse
cuenta de las diversas posiciones de su cuerpo y que regula una memoria
espacial: la memoria muscular.

Este período sensible se presenta al final del primer año y dura hasta el
segundo. Dado que los niños viven rodeados e invadidos de objetos grandes o
pequeños en relación al adulto y que este los moviliza a favor suyo, el niño solo
lo vivirá como obstáculos de su período sensible y puede crearse en él un estado
anormal; llorar sin poder consolarlos, o llorar sin razón aparente. Los niños
pequeños demuestran un amor característico por el orden. Los niños al año y
medio de edad y hasta los dos años demuestran la necesidad de orden en las
cosas externas. El desorden los trastorna, altera, les hace sufrir un llanto
desesperado. Ellos observan el desorden que no pueden ver los adultos o niños
mayores. El desorden toca al ser humano en esa edad y luego comienza a
desaparecer. Si no existe el ambiente preparado y el niño solo se encuentra
entre adultos que desconocen del tema esta sensibilidad puede convertirse en
“fastidios y caprichos”.

A los dos años el niño ya entra en un estado de calma, comienza un periodo


activo y tranquilo de aplicación. En un ambiente Montessori cuando un objeto
esta fuera de lugar son los niños más pequeños los que lo notan y lo devuelven
a su lugar. El orden constituye un estímulo excitante, un reclamo activo y, en
realidad, es más que esto: es una necesidad que representa un goce efectivo
en la vida. El orden de las cosas significa conocer la colocación de los objetos
en el ambiente, recordar el lugar correspondiente a cada uno. El amor al orden
de los niños, no es, como nosotros lo entendemos, con palabras frías. Si el
hombre conociera únicamente los objetos y desconociera la relación entre los
mismo se encontraría en un caos sin salida. En la conducta de los niños en un
ambiente preparado se evidencia un tipo de orden de la naturaleza. El orden
no es bondad, pero quizá es el camino para llegar a ella, ya que antes de llegar
a ser un buen ser humano es necesario entrar en el orden de las leyes de la
naturaleza. El orden y constancia son vitales.

 Refinamiento de los sentidos

“No existe nada en el intelecto que no haya pasado a través de los sentidos”.

Los sentidos son órganos que están diseñados para recibir imágenes y
sensaciones del mundo externo. Están al servicio de la inteligencia, de allí que
se educan y se refinan. El orden y la organización son factores básicos en su
desarrollo. La educación de los sentidos es importantísima desde lo biológico y
desde lo social. Podemos ayudar al niño entre los 2 y 6 años ya que es el período
de desarrollo de los sentidos, de formación del niño. Ayuda también a la
formación del lenguaje antes de que éste se haya desarrollado por completo.
Con la educación de los sentidos es posible descubrir y corregir defectos que
pasan todavía inadvertidos en la escuela hasta que llega el momento en que se
manifiestan de un modo evidente y como una irreparable inadaptabilidad al
ambiente. (hipersensibilidad, problemas de visión, auditivos). La educación de
los sentidos formando hombres observadores no solo prepara para la adaptación
a la vida civilizada moderna sino también directamente para la vida práctica.
Pero luego el niño vuelve a tropezar en la ejecución de su trabajo ya que le
falta algo importante; el perfeccionamiento de sus sensaciones.

 Refinamiento del movimiento.

Tenemos que considerar el movimiento desde un nuevo punto de vista. La


educación física lo desarrolla, pero sin reconocer su conexión con la
inteligencia. ¿Por qué debemos realizar esta conexión?

Los nervios comunican energía y movimiento a los músculos. El movimiento es


la meta final del sistema nervioso: sin movimiento no se puede hablar de
individuo, por tanto, sin músculos sería imposible la expresión escrita u oral, si
quiera los pensamientos. El movimiento es factor indispensable para la
construcción de la conciencia, de la inteligencia, que se alimenta y vive de
experiencias obtenidas del ambiente exterior; incluso las ideas abstractas
provienen del contacto con la realidad que se expresa a través del movimiento.
Las ideas más abstractas como las de espacio o tiempo se conciben gracias al
movimiento, este es el factor que liga el espíritu al mundo. El órgano del
movimiento representa lo más complicado del género humano y es una
expresión de su vitalidad. Lo que permite comprender mejor la importancia del
movimiento es el conocimiento de la conexión directa que existe entre las
funciones motrices y la voluntad.

El movimiento forma parte del sistema nervioso y no puede dejarse a un lado.


El resultado es que como el niño debe desarrollarse tanto física como
mentalmente debemos incluir en su educación ejercicios físicos, juegos,
destrezas dado que no podemos separar dos facultades que la naturaleza ha
dispuesto unidas. Mente y actividad son dos partes del mismo ciclo. Si las
separamos rompemos el ciclo de relaciones y las acciones del hombre quedan
separadas del cerebro. El verdadero fin del movimiento es servir a toda la vida
y la economía espiritual y universal del mundo. Sostenemos que es un ciclo ya
que el niño que no tiene ocasión de ejercer una actividad sensorial tiene un
desarrollo inferior de la mente. Ahora bien, los músculos cuya actividad
depende directamente del cerebro se denominan músculos voluntarios, esto
significa que son movidos por la voluntad del individuo y la voluntad es una las
mayores expresiones de la psique. El número de músculos del ser humano es
tan grande que le permite hacer cualquier tipo de movimiento, y por ello es
que no se le llama ejercicios de movimiento sino coordinaciones de movimiento.
Dicha coordinación no se encuentra realizada cuando un niño nace, debe ser
creada y construida. A través del movimiento vemos cómo se desarrolla el
trabajo del individuo, ya que este es la expresión de la vida psíquica; quien no
trabaja o proporciona actividad se halla en grave peligro.

En algunas formas de educación se concibe el desarrollo del movimiento para


determinada finalidad de la vida social: “que un niño escriba bien porque será
maestro” “que otro niño domine bien la pala porque será constructor” este tipo
de aprendizajes limitados y directos no sirven para la verdadera función del
movimiento. El concepto que aquí quiero transmitir y que desarrolla la Dra.
Montessori, es que el niño desarrolle la coordinación de los movimientos
necesarios para su vida psíquica, para que despierte y manifieste su
personalidad.

Filosofía del movimiento, es lo que distingue la vida de las cosas inanimadas.


La vida se mueve según unas finalidades y según unas leyes. Trabajo y
movimiento son una sola cosa. El niño desarrolla la mano y el equilibrio los
cuales le son vitales para funcionar, trabajar, expresarse. Perfecciona esto
imitando a los adultos y repitiendo incansablemente las actividades. El
movimiento es condición sine qua non de la vida; la educación no puede
concebirse como moderadora y menos aún como entorpecedora del
movimiento, sino como una ayuda para emplear bien las energías y dejarlas
desarrollarse.
Toda acción compleja tiene momentos sucesivos muy diferentes entre sí, un
acto sigue a otro. Procurar conocer y ejecutar exacta y separadamente estos
actos es el análisis de movimiento. El análisis de los movimientos va unido a su
economía: no ejecutar ningún movimiento superfluo es el grado supremo de la
perfección; y de ello, como consecuencia el movimiento estético, la actitud o
la postura artística. Parece que son complicadas y difíciles estas cosas que se
han de aprender, pero hay una edad en que los ejercicios de movimiento
resultan interesantísimos, apasionantes, y es la edad infantil.

Cómo vimos antes, los elementos que hacen al desarrollo humano en los niños
según la médica y educadora María Montessori en su teoría, duran un
determinado tiempo y luego desaparecen, mente absorbente y períodos
sensitivos. Existe un tercer elemento que son las Tendencias Humanas, estas
nos acompañan hasta el último día de la vida. Les dejo un esquema para
visualizar y las desarrollaremos en la próxima clase.

¡Gracias por el esfuerzo de llegar hasta aquí!

~ Paula ~

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