Básicamente, que los delitos de mera actividad carecen del resultado que define a
los delitos de resultado. Semejante distinción es una cuestión eminentemente
teórica, si bien, como se verá posteriormente, tiene innumerables consecuencias
prácticas.
Hasta aquí existe acuerdo, si bien, cuando se pregunta sobre la naturaleza de ese
resultado la respuesta se complica porque a pesar de que la definición de los delitos
de mera actividad permanezca inalterada, va cambiando el concepto de resultado
que, al multiplicarse, complica la identificación de cuál es el que define como propios
a los delitos de resultado y del que carecen los de mera actividad. (Sanchez, 2000)
En este trabajo veremos más a fondo estas dos formas de delitos y ejemplos de
ellos.
Delitos de Mera Actividad y de Resultados
El hecho ilícito es aquel que es típico y antijurídico. Viola una norma de forma no
autorizada. Pero la ilicitud no es solo una antijuricidad de manera formal, sino que
también lo es de manera material y vinculada a la función que se le asigna a la
norma penal y a la formalidad del Derecho Penal en el Estado social y democrático
de derecho.
Por lo tanto, el fundamento del injusto penal está constituido por el desvalor de
acción u omisión, es decir, lo esencial del injusto penal está en la realización de la
acción prohibida u omisión mandada, mostrar una peligrosidad objetiva para
lesionar o poner en peligro un bien jurídico que el Derecho Penal quiere proteger.
Los delitos de resultado son aquellos cuya conducta típica exige la producción de
un resultado separable espacio-temporalmente de la acción.
Los delitos de mera actividad, sin embargo, no admiten esa distinción espacio-
temporal entre acción y resultado sino que la consumación del delito se produce
coetáneamente a la realización de una acción prohibida. A esta categoría
pertenecen en general aquellos delitos que protegen bienes jurídicos intangibles o
no materializables en un objeto y en los que, por tanto, es difícil distinguir un
resultado material de menoscabo del mismo. Igualmente pertenecen a los delitos
de mera actividad, los delitos propios de omisión, cuya realización exige únicamente
la omisión de la conducta descrita en el tipo, con independencia del resultado que
pueda seguir a la omisión.
El concepto de acción
La Causalidad
A parte de las referidas situaciones objetivas, para que el reproche penal sea válido,
es necesario tomar en cuenta la intención del autor, su grado de imputabilidad al
momento de cometer el hecho, las eximentes de responsabilidad, etc., en suma,
la “imputación subjetiva” del resultado.
Esta teoría, nacida a mediados del siglo XIX, tuvo gran importancia en
la ciencia del Derecho Penal porque contribuyó a dotar de una mayor
seriedad al análisis de la causalidad. Sin embargo, fue superada como
consecuencia de sus propias limitaciones.
Los delitos de mera actividad son aquellos para cuya consumación basta el mero
hecho de realizar la conducta típica o de realizar la conducta penalmente exigida,
de forma que no es preciso que, además, se genere un resultado distinto y
separable espacio-temporalmente de dicha conducta activa o pasiva, En otras
palabras, el delito se realiza con la mera ejecución de la acción, sin que sea
necesario un resultado separado de dicha acción.
Por ello mismo, porque dichas teorías vienen a explicar la relación existente entre
el comportamiento humano y el resultado producido por ella, parece lógico que no
existan problemas causales en los delitos de mera actividad, en la medida en que
éstos carecen del resultado que se relaciona causalmente con la acción en los
delitos de resultado.
Injurias
Falso testimonio
Delitos de Resultado
En los delitos de resultado resulta necesario que la lesión o la puesta en peligro del
bien jurídico sea imputada al autor, lo que a su vez exige la concurrencia de dos
presupuestos:
Tradicionalmente se viene exigiendo que la acción sea causa del
resultado (relación de causalidad).
1. Delitos Instantáneos
2. Delitos Permanentes
3. Delitos de Estado.
Instantáneo: Aquel en que la vulneración jurídica realizada en el
momento de consumación se extingue con esta. La acción
coincide con la consumación. El agente no tiene ningún poder para
prolongarlo ni para hacerlo cesar.
Otros
Por otra parte, todos los delitos (ya sean de mera actividad o de resultado material)
contienen un desvalor de resultado, que se identifica con la lesión o puesta en
peligro del bien jurídico que es protegido en el tipo correspondiente. Para afirmar la
existencia de un injusto penal, ese desvalor de resultado debe ser objetivamente
imputable al comportamiento del sujeto.
La necesaria comprobación de la relación de causalidad
Ordeig, G. (1990).
Sanchez, A. (2000).