3° Historia
Hay tres rupturas del orden político: la guerra de los 100 años, guerras de religión
y la Fronda. A continuación se desarrollarán algunos eventos y efectos de cada
hecho.
Guerra de los 100 años. Resultado: emancipación fiscal y militar del reino. Guerra
ganada por abandono de sistema señorial, se pasó a un ejército fijo y pago. Taille
Royale (1439): primer impuesto de alcance general impuesto por la monarquía, en
el siglo siguiente el impuesto se afianzó pero la nobleza quedó exenta (esto pasaría
a ser la definición legal de nobleza). Todavía no suficiente: había poder local y la
aristocracia lo mantenía a fuerza de espada, no hay administración civil de ámbito
nacional.
Guerras de Religión. Concordato de Bolonia con el papado consiguió que los reyes
sean los que nombraran las autoridades eclesiásticas.
Siguiendo con la respuesta anterior, las crisis de Fronda se dieron entre los años
1648 y 1653 y Luis XIV las vivió siendo niño. En esos años se sublevó la ciudad tras
el arresto de uno de los líderes de los parlamentarios, quienes organizaron las
revueltas. El origen del malestar estaba en la mala administración y la suba de
impuestos. La familia real tuvo que huir pero terminaron siendo victoriosos
gracias al apoyo militar del príncipe Condé, quien terminó exigiendo honores por
los servicios prestados. Se le termina arrestando, lo que hace que ahora la nobleza
se subleve. Este hecho pudo tener que ver con la distancia que el Rey Sol tomaría
desde el gobierno hacia la nobleza y la plebe, centralizando el poder en su persona
y creando un aparato de comunicación que lo efectivice.
Antes de su gobierno, desde su nacimiento, Luis XIV estuvo rodeado de signos que
lo hacían especial, nació cuando ya se pensaba imposible un heredero y por eso se
le apodó “diosdado”. Apenas murió su padre, cuando él tenía cinco años, se lo
empezó a pintar con manto real y demás agregados que lo alejaban de la imagen
infantil que correspondía a su edad.
Su coronación, el sacre, generaba una vinculación con los primeros reyes y con
Dios en sí mismo, pero Luis XIV dijo en sus memorias que esa celebración
simplemente declaraba que era rey, no lo hacía rey. Sí admitió que la coronación
hacía de su realeza algo más sagrado, signo de esto es la ceremonia del toque real
que realizó después de su coronación. Se creía que los reyes tenían un poder
curativo, y Luis tocó a más de 3.000 personas en esa ceremonia.
Las visitas reales fueron otra ocasión en la que los parlements tuvieron una
participación secundaria y periférica al rey. La de París, posterior a la boda real, en
1660, estuvo centrada en el rey. El presidente del Parlement de París solo se acercó
para hacer una profunda reverencia y se retiró. Esa fue toda su actuación. Es otra
señal que centra el poder absoluto en la corona. La visita siguió con un recorrido a
caballo por la ciudad en la que se presentaban obras de arte dedicadas al rey,
señalándolo como rey pacificador, por el fin del conflicto que había significado la
boda real.
Bibliografía