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Enrique Cárdenas Sifre 13 de Abril de 2018

CIPO 3035
Prof. Miguel Rivera

La Junta de Control Fiscal y las elecciones 2016

El Estado Libre Asociado de Puerto Rico fue la condición o el estatus político nacional con
el que se nos conoce desde el 1952 a través de la Ley 600 del Congreso de los EEUU.
Independientemente nos posicionemos a favor o en contra de este estatus, lo cierto es que nos daba
la administración del presupuesto del país al gobierno que las y los puertorriqueños escogieran
mediante las urnas. Esta condición permitió en cierta medida diseñar un algún tipo de dirección en
las políticas públicas del país, construyendo infraestructura y atendiendo las necesidades básicas
de la gente que en aquel entonces profundizaba el camino del campo a la cuidad, junto con su
industrialización. Mucho a llovido de allá para acá y nuestro proyecto de país no continuó su idea
de futuro, comenzando a caer en la reacción inmediata de cómo vamos cuadrando el presupuesto
del país año tras año, incurriendo en el incremento de la deuda pública constitucional, incluso
creando deuda extra-constitucional. No estamos buscando dar una explicación a ¿quién tuvo la
culpa de o desarrollar o continuar un proyecto de país? Sí le queremos dar importancia a cómo a
falta de este proyecto nos encontramos a la deriva de lo que se decida por encima de nuestra
voluntad política, en este contexto, a través de la Junta de Control Fiscal (JCF). Cuerpo que nos
elimina la única posibilidad legal de dirigir nuestro país.

Para finales del cuatrienio gubernamental de Alejandro García Padilla, entramos en dos
impagos de deuda. La capacidad económica del país no permitía cumplir con estas obligaciones
generales y al mismo tiempo satisfacer las necesidades presupuestarias del máximo empleador del
país, el gobierno junto con sus corporaciones y demás necesidades. Las discusiones y consignas
que se levantaban alrededor del país eran sobre si paga o no pagar una deuda que muchos
consideramos impagable. Se comenzaba a discutir nuevamente la falta de un proyecto de país
desde que se perdieron las famosas 936, que a pesar no ser una construcción real de la economía
nos permitían una liquidez de dinero en nuestras arcas. Es a este punto que puedo establecer la
primera relación con la teoría de ciclos de la vida democrática. Mientras nuestra discusión
comenzaba a trascender lo coyuntural del momento, el impago de la deuda, se nos impone un
asunto en la agenda del país (agenda settiing), la creación de un organismo de control directo
desde la metrópolis que nos obliga a girar la discusión nuevamente a la cuestión nacional de hace
sesenta o cien años atrás.

Amparada en la sección 3 del artículo 4 de la Constitución de Estados Unidos que otorga


al Congreso el poder sobre los territorios, es que se escribió el Acta PROMESA. Acta que crea la
JCF, cuerpo que fue creado para asegurar el cobro de la deuda pública de Puerto Rico que asciende
a unos setenta y tres billones de dólares sin incluir los interés y otros sistemas del gobierno. Para
lograr esta tarea se le asignó la capacidad de controlar el presupuesto del país por encima de
cualquiera de los poderes de gobierno, ejecutivo, legislativo y judicial. Cada esfuerzo de trabajar
un plan económico o fiscal, tiene que pasar por la aprobación de la JCF y al gobierno de PR sólo
le resta acatar las decisiones y los ajustes que esta exija.

Las elecciones 2016 en PR van a girar discursivamente alrededor de cómo los candidatos
junto con sus plataformas y partidos van a trabajar o enfrentar las decisiones que tome la JCF. Por
ende la segunda etapa del ciclo de vida democrática, la formulación de las políticas, va a estar
delimitado por la lista de soluciones e instrumentos que entienda pertinente la JCF. Una junta que
contiene elementos, personas, que fueron parte de la mismas emisiones de bonos que nos llevaron
a las calificaciones “chatarras” de hoy día. Si alguna lista de soluciones va a tener este cuerpo serán
las soluciones que respondan a sus intereses y a quienes representan. En lo que compete a las
elecciones ya vemos como dos de las etapas del ciclo democrático se ven afectadas.

La tercera etapa de este ciclo viene a ser la legitimidad que consiga este cuerpo y sus
políticas públicas. Utilizando la frase popular de “poner la casa en orden” y con la excusa de que
venían a eliminar la corrupción, la JCF fue impulsando su agenda privatizadora como solución a
los problemas estructurales del país. Interesantemente hablando de problemas como “gigantismo
gubernamental” sin realizar estudios científicos que identificaran estos problemas. Que mejor para
la JCF que el candidato y partido que gana las elecciones, Ricardo Rosselló, sea el que se propone
trabajar mano a mano con este cuerpo para lograr los objetivos impuestos lo mas rápido posible.
Con toda una plataforma privatizadora y de reducción de derechos civiles y laborales, la JCF se
legitimaba ante la gran mayoría del país. Las elecciones 2016 en este sentido ya no respondían a
los intereses de un posible proyecto de país, si no nuevamente en satisfacer el proyecto político
económico del extranjero y sus cómplices en la isla.

Para asegurar la implementación de estas políticas públicas ya mencionamos que la


victoria del PNP era un paso adelante, pero no sería el único. La JCF comenzaría a impulsar la
contratación de personas que impulsen e implementes sus políticas. Se refuerzan con una figura
como la de Natalie Jaresko, ucraniana encargada del proceso de austeridad por el que pasó su país
y que fue impuesto por la Troika. Julia Keleher secretaria de educación que implementa la reforma
educativa de carácter privatizador a través de las escuelas, negocios, “Chárter”. Entre otras redes
de trabajo que responden a la implementación de estas políticas.

Lo que corresponde a las etapas finales de un sano ciclo de vida democrática son totalmente
obviadas por la JCF. El cuerpo responde a unos objetivos del corto plazo que evaden los procesos
de evaluación y mantenimiento de las políticas públicas. Esto se evidencia mas ahora que vamos
para el segundo paquete de medidas austeras sin la mínima evaluación de cómo se efectuaron las
del año pasado.
A un año y cinco meses de las elecciones 2016, se hace cada vez mas evidente el poder de
la JCF. El pasado 29 de marzo de 2018, en una carta vía electrónica dirigida al gobernador, la junta
expone que el plan fiscal de la UPR no cumple con las exigencias del cuerpo y que las políticas de
austeridad deben ser mas agresivas y que sin estas no iban aprobarle el presupuesto. Sin estudios
ni investigaciones el cuerpo propone aumentos de matrícula, cierre de programas y recintos,
aumento en la carga académica para el personal docente mientras se les reduce beneficios
económicos y cientos de posibles despidos tras un “reacomodo” de la corporación. De el gobierno
no acceder a estos cambios se procedería a un proceso judicial que muy probablemente termine a
favor del poder, embargando y vendiendo lo poco que nos queda.

Concluyo que las elecciones 2016 no tienen injerencia sobre las políticas públicas del país
y si algún sector desea participar de estas debe ser como parte de una estrategia de presión y
negociación que coloque el asunto de Puerto Rico en el ámbito internacional como ocurrió con
Argentina en el 2001. Mientras las elecciones sean para aparentar que las y los puertorriqueños
nos gobernamos, el ciclo de vida democrático será una mentira.

Referencias:

1) Cairney, P. (2012) Understanding public policy: theories and issues. Chapter 2. Palgrave
Macmillan, New York.
2) Domhoff, G. (2012) The Class-Domination Theory of Power. En Who Rules America?
Obtenido en https://whorulesamerica.ucsc.edu/power/class_domination.html
3) Junta de Control Fiscal (2018) Carta electrónica enviada al gobernador Ricardo Rosselló
con fecha de 29 de marzo.
4) Rivera, A. & Santana, L. (200?) Los ciclos de la vida política democrática: una visión
amplia para comprender y enfrentar limitaciones y retrocesos en las democracias del siglo
XXI.

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