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EL ANÁLISIS TRANSACCIONAL

El Análisis Transaccional es una teoría de la personalidad y de las relaciones humanas con


una filosofía propia que, en la actualidad, se aplica para la psicoterapia, el crecimiento y el
cambio personal u organizacional en numerosos campos.
Teoría
1. Los Orígenes:
El Dr. Eric Berne (1910-1970), médico psiquiatra, fue el fundador, principal creador
e innovador del Análisis Transaccional. Elaboró su modelo a partir de sus
observaciones en la psicoterapia de grupo a principios de los años cincuenta. En su
elaboración reconoce la influencia de sus maestros Paul Federn y Erik Erikson, con
quienes se psicoanalizó. Siempre fue respetuoso con las teorías psicoanalíticas en
las que se formó. Se rodeó de un equipo de colegas y organizó regularmente unos
seminarios en San Francisco, California, para compartir sus experiencias como
terapeutas de grupo y con vistas a desarrollar un modelo de "psiquiatría social"
basada en el estudio de las interacciones entre las personas, que llamó Análisis
Transaccional. Esta investigación continuó gracias a la ITAA (Asociación Internacional
de Análisis Transaccional) fundada por el mismo E. Berne y ha permitido profundizar
ciertos conceptos del Análisis Transaccional o aportar desarrollos diferentes dentro
de la teoría.
Tres estados del ego en el análisis transaccional
Berne define 3 estados del yo denominados Adulto, Padre y Niño. Todos poseemos
estos 3 estados y cada uno de ellos cumple con una función.
Si están equilibrados estaremos ante una persona emocionalmente sana y estable.
Si alguno de ellos desequilibra al resto, nuestra comunicación y nuestras relaciones
pueden verse perjudicadas.

Cada individuo muestra un determinado estado del Ego, ya sea Padre, Adulto o Niño.
Además, cada individuo tendrá unas características particulares que influirán en la
rapidez o lentitud del cambio. Es decir, una persona pasará de sentir, hablar y actuar
como Niño a mostrar, en cuestión de segundos, pautas de Padre o Adulto. Y
viceversa. Otros, sin embargo, se mantendrán mucho más tiempo en un
determinado Estado.

Un estado del Ego es un sistema de sentimientos acompañado por un conjunto


relacionado de pautas de conducta. Esto puede clasificarse en las siguientes
categorías:
1. El estado Exteropsíquico: el Ego Padre.
 Representa los principios morales
 Autoridad
 Tradiciones.

Conjunto de pensamientos, sentimientos y conductas aprendidas de


nuestros padres y otras personas importantes.

Si la persona se encuentra en el estado Padre, va a pensar, sentir y actuar


como aquella persona que tuvo de autoridad cuando era infante, ya sea: por
su padre, abuelo, tío o hermanos mayores.

- Se divide en:

Padre Crítico:

Es la figura de las creencias y los límites, de los prejuicios y los


valores inamovibles. El padre crítico establece hábitos y
formas de actuar desde el “siempre se ha hecho así”.

Padre Nutricio:

Es la figura de la protección, del ayudador. En su versión


positiva, es el que te acompaña, ayuda, protege, pero en su
versión negativa su sobreprotección puede ahogar y no te
permite crecer ni desarrollarte por ti mismo.

2. El estado Neopsíquico: el Ego Adulto.

 Representa razón
 Madurez
 Equilibrio mental y emocional
 Autonomía

Se refiere a dirigir las respuestas en el “aquí y ahora” que no están


influenciados por nuestro pasado. Esto tiende a ser la parte más racional de
nuestra personalidad.

Si la persona se encuentra en el estado Adulto, de acuerdo con las


capacidades que la persona ha desarrollado a lo largo de su vida, los
conocimientos y las experiencias que ha acumulado tiene una estabilidad
emocional y esta estabilidad emocional le permite tener conciencia de sus
acciones y del contexto en el que se encuentra. También puede pensar en las
consecuencias que tienen determinadas acciones, además de modular sus
comportamientos.

- No se divide porque es el estado de la lógica racional, de la reflexión.


Estamos en el Estado del Yo Adulto cuando somos capaces de
pararnos a ver cuál es la mejor opción, establecemos objetivos
o resolvemos problemas.

3. El estado Arqueopsíquico: el Ego Niño.


 Capacidad para jugar
 Buen humor
 Flexibilidad
 Energía
 Creatividad
 Emociones
 Espontaneidad

Conjunto de pensamientos, sentimientos y conductas aprendidas de nuestra


infancia.

Si la persona se encuentra en el estado Niño, los sentimientos, las emociones


y las acciones son muy parecidas a lo que él vivía de niño. Se caracteriza por
su intensidad, por su volubilidad emocional, pensamiento predominante
centrado en lo inmediato, lo específico y un comportamiento impulsivo.

Se divide en:

Niño natural: Es nuestro estado más emocional, divertido, curioso. Espontáneo


independientemente de lo que le rodee. En este estado del Yo no nos adaptamos
a la autoridad. En su parte más negativa puede ser egoísta o maleducado.

Niño adaptado sumiso: Queremos complacer y ser “buenos niños”. en la


parte más positiva de este estado están las ganas de agradar, de evitar
enfrentamientos. Sin embargo, en su parte más negativa está la falta de
asertividad, no saber decir “no” a lo que no nos conviene.
Niño adaptado rebelde: Nos rebelamos ante la autoridad, es la actitud de
llevar la contraria, de pasar de todo. En su aspecto positivo puede
ser el luchador por una causa justa en contra de la mayoría, en su parte
negativa se opondrá a todo y a todos, pudiendo ser destructivo.

2. Patologías: Contaminaciones y exclusiones


El Análisis Transaccional sostiene que las personas tienen la misma estructura.
Únicamente se diferencian: En el contenido de cada uno de esos estados: "cintas
grabadas", "volúmenes en la biblioteca del cerebro", etc. En la actividad que
desarrollan para lograr sus objetivos: "funcionamiento de las cintas", predominio de
un estado sobre otro, etc.

2.1 Contaminación
Recordemos que, para Berne, el diagrama de la personalidad está estructurado
con una separación clara entre los tres estados. Cuando los círculos están
solapados, hay una contaminación del Adulto. Es decir, la contaminación es la
intromisión de un estado emocional en otro.

 La contaminación del Adulto por el Padre es el prejuicio.


El Adulto acepta sin crítica y tiene por verdaderos los datos del Padre. ¿Qué
hacer con el prejuicio? No solo hay que centrarse en el contenido, sino en la
relación. Así, Harris propone que la disolución del prejuicio se da en dos
puntos: El primero, delimitar las fronteras o límites precisos entre Padre y
Adulto, poniendo al día los datos del Padre; esta labor va dirigida a que se
abra una duda en la seguridad de las certezas aparentemente
incuestionables. El segundo, perder el miedo a estar en desacuerdo con los
datos del Padre. Esta actividad se centra en la banda de los sentimientos.

 La contaminación del Adulto por el Niño admite ilusiones, supersticiones,


fantasías y, en caso extremo, alucinaciones. La persona ve el mundo lleno de
amenazas porque sufrió traumas en su niñez.
Las alucinaciones son grabaciones de experiencias externas en las que el
Niño vio cómo le privaban de estima- desprecios, risas, ofensas, rechazos que
vuelven a activarse, aunque no existan estímulos exteriores que
fundamenten tal activación.

 Doble contaminación
Puede darse asimismo una doble contaminación, cuando el Adulto queda a
expensas de los estados Padre y Niño, justificando de esta forma sus
prejuicios y supersticiones. En distinta medida todas las personas
experimentan contaminaciones en ciertos momentos de su vida.

2.2 Exclusión
Lo que caracteriza a la exclusión es la actitud estereotipada y predecible que se
mantiene constante en medio de cualquier situación amenazante. Es decir,
algunas personas permanecen funcionando casi exclusivamente desde un solo
estado emocional de su yo y los otros dos estados se mantienen más o menos
excluidos.

 Bloqueo del Niño con Padre excluyente.


Cuando el Adulto está contaminado por el Padre y el Niño está bloqueado,
nos encontramos con una persona a la que rigen y absorben los deberes que
le internalizó el Padre, es excesivamente metódica o insensible. Se ha
acostumbrado a recibir satisfacciones de sí misma, de lo que realiza, y no de
lo que los demás la reconocen. No ha aprendido a divertirse y, en su vida
familiar, puede tener serios problemas.
La solución está en tomar conciencia de las relaciones con otras personas.
Igualmente, ha de convencerse de que todas las personas necesitan
divertirse, sin considerarlo una pérdida de tiempo.

 Bloqueo del Padre con Niño excluyente


Cuando el Adulto contaminado por el Niño tiene un Padre bloqueado, nos
hallamos ante una persona que, por la brutalidad o permisividad de sus
padres reales ha llegado a dejarlos de lado de una forma total. Excluye el lado
negativo y también el positivo. El individuo puede llegar a perder toda clase
de apoyaturas morales, ser excesivamente bromista y no tomar algo en serio.
Se convierte en un manipulador y es capaz de llegar a todo, incluso al
homicidio, con tal de lograr sus fines. Carece de sentimiento de culpa,
remordimiento, vergüenza, etc.

 Bloqueo del Adulto


La pérdida del sentido de la realidad, falta de razonamiento y toma de
decisiones inadecuada ocurre cuando el Adulto ya no puede actuar o ha
decidido dejar de hacerlo. Sobreviene la psicosis. Para solucionar este
bloqueo, se debe enseñar a la persona a distinguir los tres estados del ego
para que pueda tener posibilidad racional de elección.

 Bloqueo periódico del Adulto


Es el caso de las crisis maníacodepresivas que se apoderan del sujeto y le
hacen perder periódicamente el sentido de la realidad. La raíz de estas
situaciones se encuentra en el comportamiento zigzagueante de sus padres,
que interrumpieron la formación del proceso causa-efecto respecto a la
aprobación o rechazo.

3. Clases de transacciones
3.1. Transacciones complementarias
Un tipo de transacción complementaria puede definirse como los mensajes
enviados o recibidos por el mismo estado del ego de cada uno de los
participantes. Los mensajes de la persona A son enviados por el mismo estado
del ego que el de la persona B. Y los mensajes de B se envían a través del mismo
estado del ego que el de A.
La figura 1 muestra la comunicación entre dos estados del ego iguales.
El adulto se comunica con el adulto, el padre con el padre y el niño con el niño.
En otro tipo de transacciones complementarias, cada persona se encuentra en
un estado del ego distinto, pero se envían mensajes al estado de la otra persona.

Un ejemplo típico es el del niño que se dirige al padre y el padre que responde
al niño.
A: Vamos a comprar el sofá.
B: Ya sabes que no podemos; casi no nos llega para el alquiler.
Las transacciones complementarias pueden prolongarse de manera indefinida
porque no crean conflictos. Por ejemplo, cuando dos personas se dirigen al
padre que llevan dentro cada una de ellas, suelen estar de acuerdo.
A: Los trabajadores de hoy en día son pésimos.
B: Es verdad, son un desastre.
Cuando dos personas se dirigen mutuamente al ego de niño, también hay
consenso.
A: Odio tener que irme directo a casa después del trabajo los viernes por la
noche.
B: Es un rollo, nos perdemos lo mejor.
3.2. Transacciones cruzadas
Las transacciones cruzadas se producen cuando se dirige a un estado del ego en
el que la otra persona no se encuentra. Algunas transacciones cruzadas
provocan conflictos y otras los resuelven. La figura 3 muestra cómo las
transacciones cruzadas pueden dar lugar a un conflicto.

En la figura 3, A se dirige al niño B de manera punitiva, mientras que el padre B


ataca al niño A. Podría ser algo así:
A: ¿Por qué no dejas de llevar comida a la habitación?
B: ¿Por qué no preparas una cena como es debido para que no tengas que estar
picoteando toda la noche?
Tanto A como B utilizan sus voces de padre punitivo para atacar al niño
vulnerable de su interlocutor. El resultado es que el niño de cada uno de ellos
se siente herido y aumenta la hostilidad.
La figura 4 muestra al niño A quejándose ante el padre B; el niño B se queja ante
el padre A.

El episodio podría transcurrir más o menos así:


A: Odio las películas francesas. ¿Por qué tenemos que ir siempre a ver películas
francesas?
B: Si no te gustan, no veo razón para volver a ir al cine contigo nunca más.
La figura 5 muestra transacciones cruzadas que pueden sortear el conflicto.

En la figura 5, el padre A se dirige de manera punitiva al niño B. Sin embargo, el


adulto B responde al adulto A para cortar el conflicto. La conversación podría
transcurrir así:
A: ¿Por qué no dejas de perder el tiempo con esas comedias y lees un buen
libro?
B: Esta noche prefiero ver la tele.
La figura 6 muestra al niño A lloriqueando ante el padre B. Éste, sin embargo, se
niega a entrar en un conflicto y utiliza una comunicación de adulto a adulto.

La conversación podría discurrir así:


A: ¿Por qué siempre tengo que sacar yo la basura? ¿Por qué no lo haces tú?
Odio sacar la basura.
B: Cada uno tiene una tarea. Me gustaría que sacases la basura lo antes posible.

3.3. Transacciones ulteriores


Una tercera clase de transacciones forman la base de 10 que Eric Berne
denominó «juegos». En las transacciones ulteriores hay más de dos estados del
ego implicados a la vez. Por ejemplo, cuando la comunicación es de adulto a
adulto, podrían producirse mensajes ulteriores y, en ocasiones, no verbales,
entre adulto y niño (véase la figura 7).

El vendedor A dice: «Éste es mejor, pero no puede permitírselo». El cliente B, que


busca coche, añade: «Entonces me quedo con éste». La transacción se produce
en el nivel de adulto, pero el vendedor lanza un mensaje al niño del cliente: «No
puede permitírselo». Y el niño responde: «Claro que puedo».
Puede estar al tanto de las transacciones ulteriores haciéndose estas preguntas:
«¿Qué estoy intentando que haga esta persona? ¿Qué sentimiento encubierto
estoy tratando de expresar?». El juego Now I’ve Got You, You Son Of a Bitch (Ya
te tengo, hijo de puta) es un ejemplo de que la necesidad oculta de expresar
hostilidad puede convertirse en una oportunidad para una transacción ulterior.
Durante una discusión por un acuerdo que el adulto B no ha respetado, el adulto
A dice: «Te has equivocado». El adulto B responde: «Supongo que tienes razón».
Sin embargo, también se produce una comunicación ulterior entre padre e hijo.
El padre de la persona A dice: «Esperaba que la fastidiases». El niño B dice:
«Supongo que ahora tendré mi merecido». Y el padre A responde: «Sí, y te voy a
machacar». La transacción ulterior avanza mientras la comunicación adulta
parece centrada en resolver el conflicto.

4. Procedimiento para analizar la transacción

a) Averiguar quién -Padre, Adulto, Niño- está dirigiendo el estímulo transaccional.


b) Averiguar qué Estado del Ego -Padre, Adulto, Niño- está activado en la respuesta
transaccional.
c) Visualizar en diagramas, por medio de flechas, las relaciones que se establecen
entre los dos sistemas actuantes.
d) Concretar en reglas el carácter de tales relaciones.
En el siguiente diagrama podemos apreciar la representación gráfica que Eric Berne
ideó para mostrar los nuevos vectores posibles que pueden darse entre dos
sistemas.

Cuando queramos analizar una determinada transacción entre dos sistemas


humanos, hemos de tener presentes las claves no verbales y las expresiones
verbales, y visualizar con diagramas y flechas el carácter de la transacción. Al fin y al
cabo, lo que conocemos positivamente es el lenguaje que se emplea y las
expresiones no verbales relacionados. Con tales datos podemos empezar a trabajar.
El tono de voz y los gestos pueden hacer que las mismas palabras signifiquen
transacciones diferentes. Las reglas en las que se concreta el carácter de tales
relaciones son dos, y como puede comprobarse, muy fáciles de entender. «La
primera regla de comunicación es que la comunicación procederá suavemente en
tanto en cuanto las transacciones sean complementarias; y su corolario es que en
tanto las transacciones sean complementarias, la comunicación puede, en principio,
proceder indefinidamente». Un aspecto muy importante señalado por Berne es que
la primera regla se refiere esencialmente a la dirección de los vectores,
prescindiendo de la naturaleza y contenido de la relación.

Posiciones vitales en el Análisis Transaccional


Según el análisis transaccional tenemos cuatro posiciones vitales posibles:
1. Si yo estoy mal, tú estás bien
En el primer año de vida, el niño acumula una serie de sensaciones que le hacen
sentirse mal. A pesar de ello, también disfruta de buenos momentos en donde se ve
atendido por sus padres. El recuerdo de esta incomodidad, indefensión e
inferioridad que vive el infante es el que puede pervivir en el adulto. A lo largo de su
vida, el individuo puede seguir repitiendo esta postura psicológica que le llevará a
un estado de postración interior y de desesperación.
2. Si yo estoy mal, tú estás mal
A partir del primer año, cuando el niño empieza a andar se origina esta posición. En
ese momento, el niño puede moverse y buscar nuevos estímulos por sí mismo, lo
que conlleva a una reducción de las atenciones y caricias que obtuvo en el primer
año. Además, hay tropiezos, caídas y los padres reprenden con mayor frecuencia e
intensidad, por lo cual, el niño empieza a sentir que no solo él está mal, sino que
también lo están los demás. Esta posición implica mayor dificultad en
la terapia puesto que no solo se ve mal a sí mismo sino al terapeuta.
3. Si yo estoy bien, tú estás mal
Esta postura surge en el transcurso del segundo y tercer año de vida. El niño que
empieza a ser reprendido por sus padres busca una compensación que viene dada
por caricias que él mismo se produce. Esta forma de auto compensación es una clara
postura de supervivencia (Ustedes me dañan, pero yo puedo sobrevivir al daño), lo
que genera un rechazo hacia otros que puede producir una psicología criminal. Esta
postura es propia del jefe o del padre arrogante, en quienes predomina la fuerza y
el desprecio por lo ajeno.
4. Si yo estoy bien, tú estás bien
Las tres posturas anteriores son inconscientes porque fueron adquiridas a una edad
muy temprana, sin embargo, esta cuarta posición es una decisión consciente en
donde nuestra concepción de lo que es bueno no se limita a las propias experiencias
personales, pues ya somos capaces de trascenderlas. Esta postura es una muestra
de autoestima que permite que los demás no sean percibidos como temibles o
rivales y genera que el individuo se sienta bien.
En este sentido, cabe concluir que, a partir de la clasificación del AT en cuanto a las cuatro
posiciones vitales del individuo, ninguna persona “normal” vive exclusivamente en una de
ellas. Lo normal es que vivamos en una mezcla de las cuatro.
Las metas del Análisis Transaccional:
1. La meta del Análisis Transaccional es la autonomía que se define por:
 La consciencia o capacidad de distinguir la realidad de la fantasía interna
proyectada sobre lo que pasa o lo que sucede.
 La espontaneidad o capacidad de expresar los propios pensamientos,
sentimientos y necesidades y de actuar en consecuencia, viviendo para sí.
 La intimidad o capacidad de abrirse al otro, estar próximo, cercano y ser auténtico
con el otro con reciprocidad.
 La ética o capacidad de elegir actuar en cada contexto respetando los propios
valores asumidos.
2. El Análisis Transaccional es un modelo decisional que permite:
 Comprender como entramos en relación con los otros, lo que buscamos en
nuestras relaciones y cuáles son nuestras raíces ocultas que nos hacen reaccionar
de manera repetitiva.
 Sentir y tomar conciencia de qué es lo que pasa en nosotros y por tanto de que
necesitamos, deseamos y de cuáles son nuestras metas.
 Actuar y tomar la iniciativa para poner en marcha los cambios personales,
relacionales u organizacionales. Utilizar los Permisos, Protecciones y la Potencia
necesarios para alcanzar nuestro desarrollo y evolución.
Principios de aplicación del Análisis Transaccional:
La práctica profesional se basa en dos principios:
1. La comunicación profesional - cliente ha de ser clara, directa y oportuna o
pertinente a la situación.
2. El Análisis Transaccional es un método contractual
Es decir existe un contrato con el terapeuta y con la otra persona que quiere realizar
un cambio. Este contrato es importante porque:
 Orienta y guía el trabajo con Análisis Transaccional.
 Supone un objetivo que el cliente desea alcanzar, una meta de cambio.
 Implica un análisis cooperativo entre ambos de la situación a resolver y de las
posibles opciones y alternativas.
 Entraña una responsabilidad de los dos, terapeuta y cliente, pero diferenciada.
 Supone un compromiso en las dos direcciones.
Los campos de aplicación:
El Análisis Transaccional se utiliza principalmente en:
1. Psicoterapia: individual, de pareja, de familia, en grupo.
2. Orientación (Counselling): personal, familiar, relacional, vocacional, etc.
3. Empresa y organizaciones: consultoría, desarrollo organizacional, cultura
organizacional, trabajo en equipo, dirección de personas, comunicación, etc.
4. Trabajo social: exploración de recursos, apoyo y orientación social, integración y
marginación, reinserción social, etc.
5. Relación de ayuda: asistencial, clínica, familiar, voluntariados, etc.
6. Pedagogía: educación, reeducación, orientación e integración escolar, desarrollo
humano, etc.
7. Formación: de padres, profesores, educadores, profesionales, vendedores,
consumidores, amas de casa, adolescentes, parejas, dirigentes, etc.
Técnicas basadas en el análisis transaccional

La meta terapéutica para el Análisis Transaccional, es dejar el guión psicológico que


decidimos en la infancia en situaciones de intensidad emocional, y que tenía como función
comprender el mundo y sobrevivir, el cual puede que aún estemos siguiendo de forma
inconsciente. Al dejar el guión, dejamos también de jugar los juegos psicológicos que lo
refuerzan, pudiendo entonces usar integradoramente nuestra capacidad de pensar, sentir
y actuar al servicio de un vivir saludable.

1. La Terapia de Redecisión

La Psicoterapia de Redecisión es una de las aplicaciones del Análisis Transaccional que


integra en su desarrollo esta teoría con las técnicas de la Psicoterapia Gestalt, con la
Psicoterapia Existencial y con algunas de las técnicas de Modificación de Conducta.

La terapia de redecisión es un método de terapia breve. En esta terapia el cliente


experimenta la parte niño de su Self, disfruta de sus cualidades infantiles, y crea escenas
en la fantasía en las que él puede, de manera segura a abandonar las decisiones
constrictivas que hizo en la infancia. De esta manera rehace la escena en la forma en la
que la quiere hacer.
Cuando hacemos el primer contacto con un paciente escuchamos y buscamos una serie
de conexiones:
 ¿Cuál es la principal queja?
 ¿Qué se estaba haciendo este paciente a sí mismo cuando decidió buscar asistencia?

Luego de esto se pasa a hacer el contrato como en toda terapia, pero específicamente
en la terapia basada en el análisis transaccional, el paciente hace contrato con el mismo
mas no con el terapeuta.

El terapeuta juega un papel importante, pues va guiar en base a pautas como:

 Cuando escucha al paciente, se le pide que se mantenga en el tiempo presente.


 Cuando da información sobre su pasado se le dices que imagine que está en esa
escena en este momento y que la cuente como si estuviera ocurriendo ahora
mismo.
 Cuando quiere hablar sobre alguien se le pide que imagine que esa persona está en
la sala de terapia y que se imagine hablando con ella justo aquí (silla vacía).
De esta manera, mantenemos nuestra terapia enfocada en el aquí y ahora. Estando en la
escena más que hablando de ella el paciente conecta el recuerdo con el afecto y puede
abordar más directamente sus luchas internas, sus tensiones.

Así mismo es importante durante la terapia la estimulación de la autonomía en el paciente,


para la cual se le pide afirmar su autonomía donde quiere que renuencia a ella. Por ejemplo:

- Puede que diga “Me vino un pensamiento”. ¿De qué manera puede un pensamiento
“venir”? ¿Quién fabrica el pensamiento? Por lo tanto le pedimos decir esto de otra
manera, asumiendo sus propios pensamientos.
- Si empieza una frase con “ello” de manera impersonal, como cuando habla de estar
ansioso o deprimido y dice, “Me vino encima” “Se me puso”, lo que es a la vez imposible
y una evasiva, le pedimos que empiece la frase de otra manera con “Yo”. “Yo me
asusto” y “Yo me entristezco y me deprimo a mí mismo” son frases que asumen lo que
el paciente es realmente se está haciendo.
- Le pedimos al paciente que sea consciente de que es responsable de sus propios
sentimientos. Le enseñamos que él se pone ansioso. No hay nubes emocionales
incontrolables que descienden sobre nosotros, aunque podemos hablar como si las
hubiera. Enseñamos que cada persona se hace sentir a sí mismo y que nadie hace sentir
a otra persona.
- La gente no “le hace sentirse enfadado”; él elige sentirse enfadado en respuesta a los
estímulos de otra persona.

Esta es una de las ideas más importantes de la terapia de la redecisión. La noción de que
estamos al cargo de nuestros propios sentimientos está en contra de toda nuestra
literatura, nuestras canciones y nuestra educación.
Por otro lado, la terapia también está interesada en los puntos de atasco del cliente los
cuales en terapia gestalt se denominan “impases”. El interés está en cómo esos impases
están relacionados con el pasado reciente y con el pasado arcaico, y cómo es posible
ayudarles a resolver esos impases.
Muchos de estos impases pueden estar relacionados con decisiones tempranas que se
mantienen todavía fuera de su conciencia.

La mayor pare de la buena terapia se centra en ayudar al paciente a zanjar una serie de
impases que tienen su origen en mensajes que recibió en la infancia y en decisiones
tomadas sobre esos mensajes.
Cuando un paciente trabaja sobre sus impases ofrecemos explicaciones cognitivas para
comprender como sus patrones de pensamiento, sentimiento y comportamiento encajan
juntos y afectan a su vida en el presente. Los gestaltistas puros no dan este feedback
cognitivo, los Analistas Transaccionales puros a penas se permiten el trabajo altamente
emocional que conduce a zanjar el impase. Las investigaciones de Lieberman, Yalom y Miles
indican la importancia de combinar ambos el afecto y la cognición. Dicen que los terapeutas
que dan el máximo de feedback cognitivo con una estimulación afectiva moderada
consiguen los mejores resultados.
A continuación se presentan algunas técnicas que en conjunto a la redecision llevan una
terapia de análisis al alcance de los mejores resultados.

 Técnica de tres sillas


Se le presenta al paciente tres sillas, la consigna consistirá en que el individuo debe ir
sentándose en cada una de las tres sillas presentadas, las cuales representan los
estados del yo. Se considera necesario fijarse en el lenguaje no verbal del individuo.
Mediante esta, se trata de hacer evidente el diálogo interno para así comprender al
paciente y se comprenda a sí mismo. Mediante esto se puede llegar a producir la
descontaminación, lo que permite que el cliente entienda en qué consiste su conflicto.
 Análisis de la regresión
Profundización en el estado Yo niño. El terapeuta propone cinco años den edad y le
pide al paciente que elija una (antes de los ocho). Observación en directo de uno de los
estados del Yo, para revivirlo y modificarlo.
 Entrevista al padre
Profundización en el Yo Padre mediante la prolongación del diálogo gestáltico de las
dos sillas. Permite introducir contenidos afectivos en los procesos cognitivos que se
están analizando. Clarificación del estado niño del padre y abandono de los síntomas
destinados a cuidar los sentimientos parentales.
 Dramatización de la escena clave del guion
Rastrear la infancia del paciente y detectar la escena traumática que dio lugar a una
decisión tomada desde el estado Niño. Toma de conciencia de lo que está pasando y
utilización de la misma para suscitar el cambio terapéutico
La capacidad de fantasía como la creatividad se sitúa en el “pequeño profesor”. La
fantasía sirve fundamentalmente para la exploración del guion de vida.
En el trabajo de redecisión el cliente y el terapeuta ponen en marcha una escena como
si fuera una escena del teatro. La escena puede ser:
- una escena presente
- una escena reciente
- una escena antigua
- una escena imaginaría, o
- una combinación de escenas.
La escena presente

Es la que está ocurriendo en el momento, en el un grupo de terapia. El protagonista


puede tomar conciencia de una autolimitación decidida en su infancia que influye en
su relación con alguien presente en el grupo y puede actuar de una manera diferente
a como se ve constreñido por su decisión temprana, tomando así una redecisión en el
presente.
El grupo puede ser usado también en el presente para crear una escena diferente en la
que uno de los miembros pueda actuar de la forma en que quiere, fuera de su decisión
temprana.
Puede también usarse una escena presenté en un impasse tercer grado, cuando una
persona, sin crear una escena específica, simplemente expresar las partes opuestas del
Self.
A veces puede usarse la escena presente para trabajar con clientes con queja somática
en el momento en que la se experimentan, poniendo en la silla de enfrente a la dolencia
y dialogando con ella.

La escena reciente.
A veces el cliente decide traer al presente una escena reciente y trabajar en ella.
Normalmente se usan las escenas presentes o recientes para la clarificación y la
resolución de problemas más que para la redecisión. En tales escenas la persona está
siendo de su edad actual y por lo tanto usa más fácilmente su estado de yo Adulto.

Escenas antiguas.

Para la mayor parte de los clientes la redecisión es más fácil en escenas antiguas porque
en ellas, ellos son niños en esas escenas. No tienen problemas de permanecer en el
estado de yo Niño. La redecisión se experimenta más poderosa cuando los
protagonistas fantaseados son las personas que le dieron el mandato original.
Y con un cliente que oye en su cabeza ‘no chilles a la gente’, podemos encontrar la
escena para la redecisión diciéndole al cliente: “Sé un niño pequeño y escucha las
palabras, no chilles a la gente” o “¿quién te decía que no chillaras a la gente? Elige una
escena” o “Retén tu aliento, como lo estás haciendo, y escúchate a ti mismo hablando
delicadamente. Estas intimidado y dejas que alguien haga lo que quieran. ¿Cuál es la
escena cuando tú eras pequeño?” o “quién te dio esa orden cuando eras niño?
Cualquiera que sea la escena que elija el cliente el propósito del trabajo sería
experimentarse rechazando el mandato que previamente había aceptado.

La fórmula es sencilla. Se trata de que el cliente encuentre una escena de la infancia en


la que tenga el mismo problema que en el presente. Para algunas personas puede ser
suficiente con decir: “Cierra los ojos y vuelve atrás en el tiempo. ¿Cómo encajan tus
problemas de hoy con los de tu infancia? Elige una escena.”
Podemos usar el ajuste de cuentas del juego: el sentimiento parásito más la frase
acerca de sí mismo y de los otros. Podemos pedirle que cierre los ojos que repita lo que
siente más las frases y que vaya a la infancia y elija una escena que encaje.
Hay infinitas escenas disponibles para el cliente. Lo que importa es que elija una que
encaje en el mandato-decisión del cliente de modo que sea la apropiada para llegar a
una redecisión específica.

 Trabajo en grupo

Encontramos que el proceso que tiene lugar en un grupo de personas que conviven es
mucho más efectivo que para el cambio los grupos de terapia continuos que se reúnen
una o dos horas semanales o dos veces a la semana.
Trabajamos en grupo por muchas razones:
- El apoyo y estímulo que los participantes se dan unos a otros.
- El grupo puede ser usado por el paciente para experimentar ser diferente.
- El grupo de terapia permite al terapeuta parar el trabajo cuando eso es bueno para
el paciente. Si un paciente zanja un impase importante en los primeros minutos del
trabajo, nos gusta dejarle que saboree los sentimientos de victoria antes de
empezar un nuevo trozo de trabajo. Esto es más difícil de hacer si restan 40
minutos de sesión individual. En un grupo podemos seguir trabajando con otra
persona mientras el paciente disfruta su victoria.
- Otra ventaja del grupo de terapia es el uso del tiempo por otros miembros del
grupo mientras un paciente está trabajando. Cada uno recuerda algo similar o
diferente de su vida y puede hacer trabajo silencioso y hacer también resoluciones
silenciosas. Cuando un paciente zanja un asunto para sí mismo, otros son animados
por el cambio y se vuelven más confiados de que ellos pueden también efectuar
cambios para sí mismos.
- El espíritu del grupo es completamente diferente del entorno individual… para
nosotros la terapia en grupo es más efectiva y más divertida, lo que para nosotros
es extremadamente importante.
REFERENCIAS

 Durán (2017). Análisis Transaccional de Eric Berne: una revisión crítica de su


dimensión política como dispositivo de control. Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo, Morelia, Michoacán (México).
 Naranjo (2011). Una revisión de la teoría de Análisis Transaccional y
posibles aplicaciones en la educación desde Orientación. Universidad de
Costa Rica. Revista Educación 35(1), 69-94, ISSN: 0379-7082.
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 http://www.cepericberne.com/analisis-transaccional.html

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