Parece como si fuera necesario distinguir dos partes en la variabilidad de las conductas. Por una parte, las variaciones de la conducta son previsibles cuando se conoce la situación, el momento o la persona. Por otra parte, estas variaciones de las conductas son imprevisibles a partir de las informaciones de las que dispone el observador. En la vida actuamos como si las conductas fuesen la resultante de estas categorías de variaciones: las primeras nos procuran un conocimiento general útil aunque quede desmentido por las segundas. La posición del problema fundamentalmente no varia cuando se pasa de la observación corriente a la observación científica de las conductas. El psicólogo utiliza el método estadístico porque permite tratar con más eficacia las observaciones que presentan a la vez variaciones previsibles e imprevisibles. Para el psicólogo es muy importante distinguir estas dos categorías de fuentes. El problema que se le plantea consiste en general en saber si cierto cambio sistemático que introdujo en las condiciones de la experiencia, una determinada comparación entre grupos de sujetos sistemáticamente distintos que ha diferenciado en el curso de la encuesta, introducen o no una variación previsible en las conductas observadas. Puede suponer esto una hipótesis, pero el objetivo de la experiencia de la encuesta consiste justamente en saber si esta hipótesis es compatible con los hechos observados. Para saber si es así, es psicólogo deberá separar y comparar las dos partes que se han distinguido más arriba en la variabilidad de las conductas que estudia: 1. Las variaciones que son imprevisibles. Porque no están asociadas a ninguna fuente de variación sistemática. Las variaciones imprevisibles se atribuyen así a un conjunto de fuentes fortuitas de variación para el experimentador o el encuestador. 2. Las variaciones que son previsibles porque están asociadas a fuentes sistemáticas de variación. Es evidente que, si las variaciones así previstas no son mayores que las variaciones imprevisibles, el psicólogo comprobara que no se verifica su hipótesis sobre el efecto de las fuentes sistemáticas de variación que había querido introducir en la experiencia o en la encuesta. Se ve la gran importancia de la comparación entre la amplitud de las variaciones previsibles y la amplitud de las variaciones imprevisibles: esta comparación permite interpretar los resultados de la experiencia o de la encuesta e identificar algunas fuentes sistemáticas de variación. Ahora bien, esta comparación importante solo puede hacerse si el psicólogo dispone de series de observaciones. Si no se dispusiese más que de una medida practicada en las condiciones de la primera experiencia y de una medida practicada en las condiciones de la segunda experiencia, no se podría saber si el cambio sistematico en las condiciones produce un efecto sobre la conducta observada: estas dos medidas pueden variar fortuitamente, del mismo modo que lo hacen dos medidas practicadas en las mismas condiciones. Por esta razón en la psicología cientifica deben repetirse siempre las observaciones. Para conseguir esto el psicologo podría practicar varias observaciones sobre el mismo sujeto o practicar una observación sobre varios sujetos. Frecuentemente se utiliza la estadística para analizar estas series de observaciones y es presiso para que el analisis estadístico tenga sentido, que las series de observaciones se hayan reunido de manera coherente, según una cierta planificación previa. Hasta aquí hemos examinado observaciones afectadas por una única fuente sistematica de variación. De hecho, en muchas experiencias o encuestas, las observaciones vienen afectadas por varias fuentes sistemáticas de variación que actúan a la vez. Cuando el experimentador o el encuestador hace la hipótesis, de que varias fuentes sistemáticas de variación producen efectos sobre sus observaciones, comienza en general por verificar si cada una de ellas tiene efectivamente un efecto no nulo y significativo. Seguidamente el experimentador o el encuestador podrá intentar averiguar cuáles son las fuentes de variación más importantes, es decir, las que contribuyen más a las variaciones de las observaciones. Esta indicación será a menudo muy importante para él puesto que es quien debe explicar el fenómeno y a veces sacar consecuencias prácticas de todo ello. Apenas es posible evaluar intuitivamente la importancia relativa de dos fuentes de variación. Es necesario emplear métodos de análisis estadísticos para evaluar de manera más segura y precisa el “peso” de una fuente de variación. Este peso se refiere siempre al del conjunto de las otras fuentes.