Anda di halaman 1dari 21

Comisión Mixta para el estudio del Código Orgánico Procesal Penal, Código Penal y Código Orgánico de

Justicia Militar

1. ESTADO CONSTITUCIONAL Y ORDEN JURÍDICO PENAL


Venezuela asiste en la actualidad, desde el punto de vista jurídico dentro del contexto mundial, a una
profundización del Estado de Derecho democrático, replanteado en la orientación de la Constitución
vigente desde 1999. Siempre que la política legislativa, demás políticas públicas y praxis del Derecho se
encause en tal dirección, la Constitución puede suponer una importante evolución en el desarrollo del
Estado Constitucional, en el sentido que a éste le otorga el constitucionalismo contemporáneo entendido
como Estado destinado a garantizar la protección y vigencia de los derechos humanos, con el significado
más amplio que éstos suponen conforme a los principios de progresividad, indivisibilidad,
interdependencia e irrenunciabilidad, expresamente regulados en el texto constitucional (artículo 18) y
considerando la complejidad jurídico política que conlleva la progresiva circunscripción del poder
político y del Estado de Derecho a una orientación teleológica claramente garantizadora. Así,
Democracia, Estado Constitucional y las garantías de los derechos humanos, se constituyen en cristales de
un único prisma.

Tal orientación constitucional está expresamente establecida en los artículos 2 y 3 cuando ratifican que
Venezuela se constituye en un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, cuyos fines giran en
torno a los derechos humanos bajo el eje de la dignidad humana.

De tal modo que el Derecho Penal y la legislación supeditada al mismo, debe sujetarse al modelo de
Derecho Penal propio de un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, lo cual supone la
adscripción a los principios, el pensamiento y los aportes del Derecho Penal contemporáneo de signo
garantista. De allí también deriva la responsabilidad que tiene la justicia penal de ofrecer la tutela judicial
efectiva dentro de los límites de las garantías penales de aquellos derechos y bienes jurídicos penalmente
protegidos contra ataques relevantes. Toca al Derecho Penal servir de base para que se pueda establecer
en una ley sistemática llamada Código la regulación del ámbito jurídico penal comprometido con el
modelo de Estado Constitucional que se aspira afianzar.

1.1 PRINCIPIOS DEL DERECHO DE LOS DERECHOS HUMANOS Y TRATADOS


INTERNACIONALES EN EL ÁMBITO PENAL
Una característica del nuevo orden constitucional lo constituye la recepción inmediata de los tratados
internacionales en materia de derechos humanos en el Derecho interno, en tanto se cumpla con el
principio de progresividad (CONSTITUCIÓN, artículo 23). Asimismo, destaca la interrelación con la
comunidad internacional y los procesos cada vez más dinámicos conducidos por organismos
multilaterales, tanto en el ámbito regional como mundial, en los cuales Venezuela ha tenido una
participación relevante, donde se ha venido generando una serie de tratados, pactos, convenciones y otros
instrumentos jurídicos que comprometen al país a adecuar su legislación penal interna en lo relativo a la
tutela penal de los derechos humanos. De esa manera ha surgido el ESTATUTO DE ROMA SOBRE LA
CORTE PENAL INTERNACIONAL, siendo Venezuela el primer país de Iberoamérica y undécimo en el
mundo en ratificarlo.

Por otro lado, la cada vez mayor inserción de Venezuela en el contexto internacional refiere su relación
con los contenidos de tratados y convenios que versan sobre diversos espacios del control penal. En este
sentido, recientemente se ha dictado diversos instrumentos referentes al combate contra el terrorismo
internacional y la CONVENCIÓN DE PALERMO SOBRE DELINCUENCIA ORGANIZADA
TRANSNACIONAL y sus Protocolos recientemente aprobados por Venezuela, los cuales suponen la
adaptación de la legislación nacional, con tradición jurídica autóctona, siempre y cuando se ajuste a los
principios e instituciones del orden constitucional aplicables en materia penal desde la perspectiva
garantista asumida en el Estado democrático.

Asimismo, habrá que proceder en relación con la LEY APROBATORIA DE LA CONVENCIÓN


INTERAMERICANA CONTRA LA CORRUPCIÓN, de la Organización de Estados Americanos (OEA),
publicada el 22 de mayo 1997, en la Gaceta Oficial N° 36.211, fecha de suprema importancia para el país
dada las dificultades que ha enfrentado la justicia penal local para evitar la impunidad en este ámbito, así
como en la normativa internacional vinculada al control internacional de las drogas ilegales
(CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA EL TRÁFICO SOBRE
ESTUPEFACIENTES Y SUSTANCIAS PSICOTRÓPICAS, Viena 1988), entre otros instrumentos, así
como muchas recomendaciones en diferentes materias como la ambiental, por ejemplo, que influyen en
las normas penales de Derecho interno, según se precise combatir nuevas y sofisticadas formas delictivas.
De tal suerte que el desarrollo interno de las directrices propuestas deberá sujetarse al orden
constitucional y adecuarse a la realidad nacional y a los principios del Derecho de los derechos humanos
y del Derecho Penal democrático.

2. EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL: DESCODIFICACIÓN Y EXCESIVA PROLIFERACIÓN


LEGISLATIVA
El desmembramiento y progresivas derogaciones de los contenidos del actual CÓDIGO PENAL, la
excesiva proliferación de leyes penales especiales y de normas penales en leyes de tipo administrativo o
civil, la diseminación de normas equivalentes a las infracciones penales menores (faltas o
contravenciones) en normativas administrativas municipales (ordenanzas) que han golpeado seriamente la
vigencia del Libro de las Faltas, han obrado en contra de la vigencia de la legalidad, entendida como
principio eje de la concepción moderna del Estado de Derecho (CONSTITUCIÓN, artículo 7). Este
fenómeno legislativo ha conducido a la derogación progresiva de la legalidad en el ámbito penal y con
ello, al desmontaje de la seguridad jurídica y todas aquellas garantías que la legalidad conlleva (lex
previa, reserva legal, irretroactividad, tipicidad estricta).

Además, la desarticulada descodificación penal conlleva una severa lesión a los principios de necesidad,
sistematicidad, unidad y sencillez que deben predominar en la legislación penal. Tal proceso afecta
directamente la eficacia de la ley penal, entendida como su vigencia práctica, dado que se traduce en
solapamientos de normas, confusión, desconocimiento de los usuarios (especialmente grave para las
víctimas) y de los operadores del sistema penal, lo cual además entraba la labor de la justicia penal. De
modo que el fin tutelar de bienes jurídicos precisos contra afecciones relevantes que corresponde al
Derecho Penal se desvanece frente a la inseguridad e impunidad que incentiva la descodificación. Es
obvio que ello actúa contra la necesidad de acrecentar la cultura jurídica de signo democrático como parte
del desarrollo del fortalecimiento del Estado Constitucional.

En los hechos, es sobre todo a partir de la década de los ochenta, cuando prolifera la confusa legislación
penal descodificada, sin guardar la necesaria relación de complementariedad con respecto al texto central,
al extremo que la concepción de varias de estas leyes se enfrenta con el sistema de principios del Código
Penal. Por otra parte se ha afectado la armonía y articulación que debe guardar toda la legislación ante las
hipótesis de sucesión de leyes, de modo que las derogatorias que establecen las nuevas leyes respecto de
las anteriores y del propio CÓDIGO PENAL impide saber con certeza cuál norma o cuál hipótesis de la
misma es la vigente y aplicable. A esta situación se ha sumado que incluso, debido a errores de diversa
índole, se ha llegado a despenalizar conductas contra la voluntad del legislador y que, en sano criterio,
deberían permanecer tipificadas penalmente. Esta situación también debe ser corregida o por lo menos
reducida de modo significativo, mediante una política legislativa coherente que rearticule la legislación
penal y le dé coherencia dentro de un sistema jurídico penal proclive al actual desarrollo del Estado de
Derecho como parte de las estrategias jurídicas para lograr paulatinamente el verdadero robustecimiento
del Estado Constitucional garantista.

2.1 EL CÓDIGO PENAL VIGENTE


En Venezuela, la historia del CÓDIGO PENAL vigente responde a una evolución que data de 1863,
cuando se dictó el primer CÓDIGO PENAL, de inspiración española. Éste sólo pudo entrar en vigencia
diez años después en 1873. Posteriormente, en 1897 se dictó un nuevo Código Penal bajo la marcada
influencia del Proyecto italiano de Zanardelli de 1889. Durante principios del siglo XX, y especialmente
durante el período gomecista, se sucedieron varias reformas del Código Penal (1904, 1912), entre las que
destaca la de 1915, por haber sido una reforma debatida jurídicamente y en la cual se plasmaron tanto
instituciones de inspiración española como de la influencia Zanardelli, así como el natural aporte
autóctono. Más tarde, este Código que es básicamente el que ha regido hasta el presente, de corte clásico
y culpabilista, es reformado en 1926 para incluir la promulgada legislación penal para el control de las
armas, entre otros aspectos puntuales. Posterior a esta reforma, se dicta también por razones coyunturales
y sólo refiriendo aspectos específicos, las reformas de 1964 y, finalmente, de 2000.

Adicionalmente, se ha hecho múltiples esfuerzos por reformar integralmente el CÓDIGO PENAL, por lo
que se ha escrito diferentes proyectos y anteproyectos, para los cuales reconocidos juristas han
participado en su elaboración, entre ellos: El Proyecto Chiossone de 1938; el Proyecto Mendoza de 1944;
el Proyecto de la Comisión Codificadora Nacional de 1947; el Proyecto Jiménez de Asúa, Mendoza y
Méndez, de 1948; el Proyecto del Instituto de Codificación y Jurisprudencia de 1955 (Ponencia de Tulio
Chiossone); el Proyecto del Instituto de Codificación y Jurisprudencia de 1961 (Ardila, Tamayo y
Medina); el Anteproyecto de 1967 (Jiménez de Asúa y José Agustín Méndez), el Proyecto de 1969 (J
Ascanio, Otto Marín Gómez y José Miguel Tamayo). En 1974, el Congreso designó una comisión
integrada por José Miguel Tamayo y Jorge Sosa Chacín, para la elaboración de un nuevo proyecto de
Código Penal. En el mes de marzo de 1976, la comisión designada remitió al Congreso el Proyecto de
Ley de Reforma Parcial del Código Penal con la correspondiente Exposición de Motivos (sobre el Libro
Primero del Código Penal). En el año 1983 esta misma comisión, después de diversas revisiones, envió al
Congreso de la República el texto completo, parte general y especial de la reforma del Código Penal .

La última reforma del CÓDIGO PENAL realizada en el año 2000 incluyó el delito de desaparición
forzada de personas, en cumplimiento de un mandato constitucional, e incrementó algunas penas de otros
delitos. Sin embargo, tal modificación sólo se hizo de forma puntual y no resolvió el grave problema
estructural de la legislación penal. Además, se menciona que se deroga el Código Penal de 1915, el cual
ya había sido sustituido por la Ley de Reforma del Código Penal de 1964, con lo cual se ha confundido
todavía más el ya enrarecido y contradictorio ordenamiento jurídico penal.

La concepción del actual ordenamiento constitucional venezolano, dentro del cual se afirma el pleno
desarrollo de las personas, su dignidad, los derechos humanos y su garantía como fundamento y fines de
su existencia, como estructura política y jurídica, rebasa los contenidos del Código Penal vigente.
Asimismo, el nuevo texto constitucional reconoce el principio de sistematicidad de las leyes llamadas
códigos (CONSTITUCIÓN, artículo 202), lo cual refuerza el valor de certeza que debe tener la
codificación penal.

Los Códigos son, luego de la Constitución, las leyes más importantes de una República. En ellos se
condensa lo fundamental de las normas de convivencia de una sociedad, garantía de los valores incluidos
en la formulación del Estado de Derecho que comparten los ciudadanos en una democracia, lo cual
asegura la cohesión social, cuyo fundamento es el respeto de los derechos humanos. Un CÓDIGO
PENAL es el compendio de las conductas que por afectar gravemente los bienes jurídicos penalmente
tutelados, esa sociedad rechaza y el Estado prohíbe. Por esa razón, además de otras igualmente
importantes, es imprescindible que Venezuela cuente con un ordenamiento penal que tutele con certeza
los bienes jurídicos penalmente protegidos, establezca claramente los principios rectores de todo el
ordenamiento jurídico penal al cual debe sujetarse toda la normativa penal y fortalezca así las bases que le
dan sentido como Estado Constitucional.

El principio de legalidad penal (nullun crimen, nulla poena, nulla mensura sine lege praevia, scripta,
stricta, publica et certa) obliga a que ningún delito, falta, pena o medida de seguridad pueda establecerse
sino mediante una ley formal previa que sea escrita, de estricta interpretación y aplicación, excluyente de
la analogía, que sea pública y conocida por todos, de forma inequívoca, lo cual conduce a un juicio justo.
En tal sentido, la potestad punitiva, que es la única forma de violencia que la CONSTITUCIÓN y las
leyes permiten, excepcionalmente y como ultima ratio al Estado contra los ciudadanos que violen las
leyes penales, sólo se puede ejercer en estricto acatamiento de las normas y principios del Estado de
Derecho, expresados en los instrumentos sustantivos y adjetivos utilizados para alcanzar la Justicia.
El nuevo ordenamiento constitucional venezolano se basa en el apego, respeto y garantía de los derechos
humanos. Asimismo, establece una serie de valores, principios y normas que deben ser considerados con
la finalidad de especificar los tipos delictivos que establecerá un nuevo CÓDIGO PENAL que supere las
insuficiencias del vigente y la incoherencia del resto de la legislación punitiva.

Los códigos penales modernos, tanto adjetivo como sustantivo, tienen una raíz común: la Constitución,
ley suprema de una República democrática. Por eso es vital que un nuevo CÓDIGO PENAL desarrolle
los valores, principios y normas constitucionales, debido a que en ellos están contenidos los bienes
jurídicos que las normas penales deben tutelar ante ataques graves.

2.2 LA CODIFICACIÓN PENAL

Un propósito fundamental que debe lograr un nuevo CÓDIGO PENAL es restablecer la seguridad
jurídica, considerada ésta como garantía cierta y precisa de los derechos humanos, mediante el rescate de
los principios de unidad, simplicidad, sistematicidad, exclusividad, exhaustividad, lógica, racionalidad y
proporcionalidad que sólo puede brindar una ley penal correctamente codificada. Ello es esencial si se
quiere alcanzar el desideratum de un pueblo informado y educado en sus deberes y derechos, que
conozcan las diferencias entre lo permitido y lo prohibido, de lo legítimo y lo delictivo. Todo ello
constituye la esencia del contrato social y fija las normas básicas que permiten la convivencia humana.

Además, una de las garantías fundamentales que establece la CONSTITUCIÓN en su artículo 30 y el


artículo 23 del CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAl es el acceso expedito y gratuito a la justicia
de las víctimas de delitos y abusos de poder. Sin embargo, esto se ve entorpecido por la excesiva
proliferación de delitos, así como por la desinformación reinante, por lo que una víctima desconoce cuál
es la norma penal que tutela el derecho que le ha sido violado. De esa forma, se incumple con el deber
constitucional de proteger integralmente a las víctimas y se dificulta enormemente la posibilidad de la
justa indemnización.

Una sola ley, llamada CÓDIGO PENAL, debe ser autosuficiente para contener el catálogo de tipos
penales vigentes en el país. Para lograr ese cometido es necesario que en el CÓDIGO PENAL, y sólo en
su letra, se tipifiquen los delitos, especificados de forma clara y en el lenguaje apropiado para que sean
conocidos y comprendidos por cualquier ciudadano. Con ese propósito, se llenarán los principios de
necesidad, unidad, claridad y exclusividad. Consustanciado con lo anterior, se deberá cumplir con el
principio de sistematicidad, lo cual obliga a establecer un orden lógico y coherente, conforme lo exija el
conjunto de bienes jurídicos a tutelar, derivados de la CONSTITUCIÓN y de los tratados internacionales
que eventualmente se asuman para tal fin. La proporción de las penas y la forma de estructurar las
medidas de seguridad debe contribuir a la eficacia de la ley, bajo el norte constitucional de lograr el
respeto de los derechos humanos.

La actualización de los delitos que se haga necesaria en un futuro, bien porque haya que despenalizar una
conducta, atenuar o agravar una pena, incluir o excluir alguna medida de seguridad y otros, deberá
hacerse mediante incorporaciones o derogaciones sucesivas al texto del CÓDIGO PENAL. Tales
modificaciones serán editadas y publicadas anualmente, evitando nuevas leyes penales dispersas o
contradictorias. De esa forma se podrá cumplir con los principios de certeza, sistematicidad, racionalidad,
lógica y exhaustividad, manteniendo la incolumidad y simplicidad del sistema jurídico penal.

3. APROXIMACIÓN AL PANORAMA DE LA REALIDAD DEL SISTEMA PENAL VENEZOLANO


Hace ya un largo tiempo que en gran parte del mundo se cuestiona el funcionamiento de los sistemas
penales. La historia ha contado los abusos del aparato penal, los horrores de la cárcel y la constante
violación de derechos humanos y de garantías procesales. Es usual en la literatura de las ciencias penales
aludir a la crisis de los sistemas penales y de las manifestaciones que ella comporta. Toda esta crisis
deviene en una multiplicación de la violencia punitiva del Estado, toda vez que la doctrina penal ha
afirmado el monopolio estatal de la violencia punitiva institucionalizada, la cual se ha desbordado,
situación ante la cual deja de ser legítima y se tergiversa al convertirse en un poderoso ejercicio de
autoritarismo, arbitrariedad y lesión de derechos humanos.

Actualmente, se ha opinado que tal crisis está vinculada a la expansión del sistema penal, al abuso de las
normas punitivas, a la utilización irracional del Derecho Penal como medio de primera mano y no como
ultima ratio. La expansión del sistema penal se ha vinculado a la expansión del Derecho Penal como
sistema de ideas que le sustenta, mediante la ampliación de las normas penales, la agravación de las
existentes o la creación o manipulación de nuevos bienes jurídicos . Este fenómeno se asocia con el
llamado doctrinalmente Derecho Penal Simbólico.

De modo que Venezuela no es el único país que ha padecido tal crisis. Por todo lo anterior, el eterno
problema teórico de los científicos sociales que atienden el área, es precisamente explicar y ensayar
propuestas que minimicen el impacto funcional del sistema, de tal modo que pueda lograr sus cometidos
sin retrasar los logros de la civilización en términos de democratización de la sociedad (desarrollo de los
derechos humanos). Lo que ocurre es que en el contexto venezolano, esta crisis estructural tiene una
especial connotación y gravedad, pues se inserta y multiplica dentro de un contexto social caracterizado,
desde otrora, por el resquebrajamiento del Estado de Derecho como garantizador de los derechos
humanos.

A su vez, la tendencia expansionista del sistema penal encuentra su aparente justificación básicamente en
la complejización de la cuestión penal y en la percepción del crecimiento cuantitativo y cualitativo de lo
delictivo.

Durante la última década, en Venezuela la percepción de la inseguridad personal ha cobrado una especial
connotación, cuyas raíces se remontan a décadas pasadas. Sabido es que fundamentalmente en los años
noventa, el país y particularmente Caracas, han mostrado datos sobre violencia delictiva sin precedentes.
Por ejemplo, en 1997 el promedio de homicidios diarios cometidos en Venezuela fue de 6,7 mientras que
en 1994 alcanzó los 12, 9 diarios . Al efecto, BRICEÑO LEÓN tomando los ya significativos datos de
1994-95, ubica a Venezuela en comparación con otros países de Latinoamérica en un nivel medio junto a
Brasil y México con una tasa entre 20 y 25 homicidios por cien mil habitantes . Por su parte, el Informe
de 1999 de la Agenda Nacional de Seguridad (anterior Congreso de la República) reportaba 25,12
homicidios por cien mil habitantes y lo comparan con Colombia (32,44), Sudáfrica (35,2), Brasil (30,18)
y Rusia (30,07) y con el promedio mundial de 9,09 . Según otra fuente, a finales de 1999 Venezuela se
ubica en (25,12), sólo superada por Rusia (30, 07), Brasil (30,18), México (32,44), Sudáfrica (35,22) y
Colombia (71,47) dentro de un elenco de 50 países . Aún cuando no se cuenta con estudios definitivos,
hoy en Venezuela se puede inferir que la tasa de homicidios ronda alrededor de 35 homicidios por cien
mil habitantes.

Sin embargo, no se puede afirmar a ciencia cierta que la especial atención que se le presta a la inseguridad
personal y a la violencia delictiva se deba a un significativo repunte del fenómeno, superior a las alzas
estadísticas, de por sí, bastante preocupantes, presentadas durante toda la década de los noventa. No
obstante, sí es característico del momento actual que la preocupación por la situación de inseguridad,
además de estar unida tanto a datos reales (crecientes durante toda la década de los noventa), como a la
percepción que sobre la misma se puede observar (sentimiento de inseguridad), está también vinculada al
particular contexto que vive el país.

A todo esto se une la otra cara de la moneda: la víctima y su debida protección constitucional y por ende,
jurídico penal. De acuerdo con el CENTRO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA PREVENCIÓN
INTERNACIONAL DEL DELITO, más del 50 por ciento de las víctimas consultadas en el ámbito
mundial están descontentas con la forma en que las trata la policía, y muchas de ellas quedan gravemente
traumatizadas por los sistemas de justicia penal. Según el oficial principal de ese Centro, JAN VAN DIJK:
“Si los sistemas de justicia penal en el mundo fuesen empresas privadas, todos ellos terminarían cerrando
porque la mitad de sus principales clientes –es decir, las víctimas de delitos– están insatisfechas con sus
servicios” .
En el contexto venezolano la situación es particularmente preocupante, debido a la desarticulación y falta
de coordinación entre los organismos de la justicia penal, a lo cual se suma la excesiva y anárquica
legislación penal. De acuerdo con un estudio realizado por el PROGRAMA DE LAS NACIONES
UNIDAS PARA EL DESARROLLO (PNUD), el grado de confianza en la justicia no superaba el 0,8 por
ciento .

3.1 ¿QUÉ SISTEMA PENAL TIENE VENEZUELA?


Desde hace más de veinte años la crisis estructural del sistema penal comenzó a clamar con urgencia la
adopción de políticas públicas y legislativas que palearan los enormes costos de orden social, humano,
económico, entre otros, que el funcionamiento del aparato penal venía incrementando: homicidios por
cada cien mil habitantes, violencia carcelaria, colapso de la administración de justicia, ineficacia y desvío
de la función policial, resquebrajamiento del Estado de Derecho, entre otros.

3.1.1 LOS OCHENTA


Históricamente marca un paso dentro de la línea de la respuesta oficial, la implantación en 1980 de la
LEY DE SOMETIMIENTO A JUICIO Y SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA PENA que siguiendo
tendencias mundiales sobre el uso de medios alternativos a la privación de libertad pretendía abordar
parte del problema carcelario, los razonables cuestionamientos a la privación de libertad durante el
proceso y la lesión a garantías procesales y derechos humanos que mostraba la situación de la justicia
penal. En ese contexto, sólo durante la década de los ochenta se dictaron más de cien mil medidas , lo que
permite suponer el impacto liberador que tuvo, con todo y sus fallas, la adopción de esa legislación.

No obstante, la política policial predominante de esa época fue la práctica de operativos policiales
“extraordinarios” que se convirtieron en ordinarios y sobre todo, en una inconveniente práctica policial
que ponía en tela de juicio los necesarios avances que dentro de un Estado de Derecho exige el proceso de
democratización. Asimismo, dentro de esta equivocada política jugó papel estratégico la declarada
inconstitucional y abolida LEY SOBRE VAGOS Y MALEANTES, clara reminiscencia de los modelos
autoritarios.

Asimismo en el área penal, la política legislativa de los ochenta se caracterizó por la promulgación de la
legislación antidrogas (1984) y como consecuencia de ello y de las directrices internacionales sobre la
materia, se instauró un importante área de control represivo que saturó las cárceles de una nueva
población reclusa por “drogas” (20 por ciento), contribuyó con la congestión judicial y complicó la
actividad policial .

Las dificultades estructurales del sistema penal ayudan a entender porqué en los ochenta y aún hoy,
persisten como lastres, propuestas y ensayos de políticas públicas desarticuladas y contradictorias. En esta
línea, no es la primera vez que las políticas de seguridad ciudadana se afanan y agotan en medidas
coyunturales, inmediatistas y espasmódicas. Este es un defecto del sistema que debe ser advertido para el
futuro y que particularmente ha sido considerado en acciones como el diseño de la política legislativa que
anima la formulación de un nuevo Código Penal, pues se propone una contribución a la implantación de
una cultura jurídica democrática guiada por el marco del Estado Constitucional proyectado en la
CONSTITUCIÓN de 1999.

3.1.2 LOS NOVENTA


Durante los noventa la crisis del sistema penal se anegaba en sus graves fallas y consecuencias, mientras
se disparan las tasas de delitos y aún de un modo más preocupante: la violencia delictiva. Ello debido a
múltiples factores que la investigación científica ha explicado tomando en cuenta desde el acentuado y
relativamente reciente empobrecimiento de la población venezolana (no la pobreza en sí); y unida a ello,
la frustración de muchas de sus expectativas ante la sociedad de consumo que asocia el éxito con la
riqueza material y el poder, obtenidos en ocasiones por personajes públicos mediante las mil caras de la
corrupción; la banalización de la violencia en los medios de comunicación, el acceso a las armas de
fuego, la composición arquitectónica de urbanismo y servicios en los barrios y sobre todo: la ausencia de
medios institucionales de intervención en los conflictos sociales que ha devenido en una enorme
impunidad .

A principios de los noventa las dificultades del sistema penal claramente visibles en la constante
desproporción entre procesados y condenados, el hacinamiento, la violencia y las pésimas condiciones
carcelarias, el retardo procesal y la violación de garantías procesales, la impunidad, la inseguridad
personal, el abuso y desvíos de la función policial, contribuyeron a la adopción de medidas legislativas
que minimizaran el impacto contra los derechos humanos sustitución de la LEY DE SOMETIMIENTO
A JUICIO Y SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA PENAL POR LA LEY SOBRE BENEFICIOS EN
EL PROCESO PENAL (1993); promulgación de la LEY SOBRE LIBERTAD BAJO FIANZA (1992) y la
LEY DE REDENCIÓN JUDICIAL DE LA PENAL POR EL TRABAJO Y EL ESTUDIO (1992) e
incluso, se comenzó a instaurar la justicia de paz. Paralelamente, y a tono con la tendencia hemisférica,
se adelantaban labores para abordar la reforma judicial dentro del marco general de la reforma del Estado
para la cual, desde mediados de los ochenta, el Estado venezolano comenzó a incluirla dentro de su
agenda política y la COPRE se dispuso a desarrollar diversas propuestas.

En la segunda mitad de los noventa se le da prioridad a la reforma procesal penal. Este proceso contó con
la mejor coyuntura, pues respondía a una tendencia internacional desarrollada ampliamente en América
Latina y en concreto en Venezuela, avalada por la percepción generalizada del colapso de la
administración de justicia, la violación de derechos humanos —sobre todo en el espacio carcelario— y la
necesidad de fortalecer el Estado de Derecho de cara a la seguridad jurídica y a las garantías exigidas para
estimular la inversión extranjera. Esta reforma procesal penal supuso un cambio radical de las estructuras
procesales del viejo sistema inquisitivo, escrito y secreto, cuyo fracaso quedó demostrado por la
dramática situación de la administración de justicia y su sustitución por un sistema garantista: acusatorio,
contradictorio y oral que tiende a beneficiar al debido proceso (principio de presunción de inocencia,
juzgamiento en libertad, derechos de la víctima, entre otros) y, en consecuencia, al mejoramiento de la
justicia penal.

Tomando en cuenta la evolución legislativa en el área, se observa que la reforma procesal ha significado
el timón o aspecto medular de un proceso de transformación de la justicia penal que implica, no sólo
reformas legales, sino una transformación global del sistema de justicia. Esta nueva legislación, en abril
de 1998, entra primero en vigencia anticipada, para luego en julio de 1999 entrar en pleno vigor.
Asimismo, tras dos años de desarrollo, la ASAMBLEA NACIONAL ha adelantado sendas reformas
parciales de su texto a fin de adecuar algunas de sus instituciones a exigencias concretas.

La reforma procesal se inaugura en medio de un ambiente de transformación del Estado y


particularmente, de la justicia. De modo que dentro del marco de labores de la inicialmente electa
ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE se encamina una serie de acciones radicales dirigidas
hacia el sector justicia.

Si se atiende a la situación de la prisión, durante los noventa Venezuela no tuvo un alto índice de
encarcelamiento (1997: 116 por cien mil habitantes, perfectamente equiparable a la de España y menor
que la de Estados Unidos). Sin embargo, es vista ante la comunidad nacional e internacional como un país
cuyas cárceles presentan sobradas dificultades. Entre las fallas que tradicionalmente se han observado, se
habla de la inversión de la proporción entre procesados y condenados, del atropello a los derechos y
garantías, de la violencia carcelaria y de las pésimas condiciones de encierro y de carencias de políticas
post penitenciarias. Tras la reforma procesal penal, el descongestionamiento carcelario, se ha ubicado la
tasa de encarcelamiento en 80 por cien mil habitantes aproximadamente , así mismo se ha nivelado la
desproporción entre condenados y procesados. No obstante, la crisis del sistema carcelario continúa.

3.2 ACLARANDO EL PANORAMA: PERCEPCIÓN DE LA INSEGURIDAD DE CARA A LA


REALIDAD
Se ha observado una agudización de la percepción sobre la anomia social y la sensación reinante de un
incremento del número de víctimas de delitos e ilícitos de todo tipo, especialmente los violentos, así como
de la dificultad que se observa respecto de la solución judicial apropiada de los mismos, traducida en
impunidad, lo cual genera un considerable perjuicio a la convivencia social, expresada en altos grados de
tensiones y conflictividad.

Sin embargo y aun reconociendo en buena medida parte de esta lamentable realidad, es fundamental tener
en cuenta la distancia entre la percepción de lo delictivo y su realidad, pues ello permite un tratamiento
más ponderado de la legislación penal . Esto implica que el nuevo CÓDIGO PENAL se encamina dentro
de un ambiente de racionalidad y no en la “cultura de la emergencia”, es decir, en aquellos criterios que
permitan negar las garantías, congelar el Estado de Derecho y crear mayor violencia institucional y por
ende, multiplicar el fenómeno delictivo ante cuyo lamentable panorama la principal perdedora pasa a ser
la sociedad, particularizada en la propia víctima y protegida tanto individual como colectivamente en el
sentido básico de la CONSTITUCIÓN. Esa actitud inmediatista que ha formado parte de la cultura de la
emergencia y que tanto daño hace al proceso de democratización, debe ser prevenida por conllevar
diversos efectos que no sólo han demostrado ineficacia, sino que además agravan la situación, porque
entre otras cosas, desvían la atención y esfuerzos institucionales, aumentando la violencia del sistema y
alterando la violencia delictiva.

El recurso a las soluciones “mágicas” propuesto en ocasiones por instancias políticas oficiales, incluso
hasta de manera inconsciente, conlleva a la promulgación de leyes que implican una alta carga simbólica
(función explícita que la ley proclama) pero cuya función real se agota en el efecto tranquilizador y
disuasivo que coyunturalmente infunde en la comunidad, con lo que a la larga la seguridad jurídica se
resquebraja así como la satisfacción de las expectativas que la población tiene sobre el Estado de
Derecho. Por ello, esta propuesta legislativa evita tal modo de proceder mediante leyes efectistas, pues
entiende las dificultades en que se encuentra el sistema penal y sus órganos de decisión para atender
adecuadamente un fenómeno como el criminal. De modo que se asume la reconstrucción de la legislación
penal bajo la sujeción al orden constitucional, lo cual brindará un instrumento legal confiable y seguro
con proyección de futuro.

La consolidación de un Estado Constitucional tiene que ver con el establecimiento de una cultura jurídica
democrática que guíe las acciones y múltiples reformas para mejorar la administración de justicia. De
frente a esta visión, uno de los asuntos que más ha incidido en los elevados índices de delitos y de
violencia delictiva presentes durante toda la década ha sido la tremenda impunidad en todos los ámbitos,
es decir, desde las cúpulas de poder hacia toda la sociedad, así como la crisis de la administración de
justicia y de todo el sistema penal. A ello se ha sumado una perniciosa práctica que ya comienza a
manifestarse mediante el incremento de la violencia plasmada en formas primitivas de autodefensa, como
lo sucedido en algunos casos de los llamados “linchamientos”. Pero esto no se enfrenta con medidas
efectistas, ni simbólicas, ni con respuestas cargadas de mayor violencia institucional que supongan la
expansión del control penal o la abrogación de garantías.

Las dificultades que por décadas ha enfrentado el sistema penal venezolano se pueden inferir incluso de
las declaraciones de altos funcionarios oficiales en las cuales se evidencia que tras el actual proceso de
implantación de la reciente reforma procesal penal se ha detectado la presencia de un gran número de
casos sin resolución judicial que datan de muchos años , lo cual permite conjeturar acerca del
cumplimiento por parte del Estado con relación a la debida atención de los procesos penales sometidos a
su intervención y la influencia que ello podría haber tenido respecto de la indeseable impunidad.

La concepción del nuevo CÓDIGO PENAL excluye soluciones efectistas que manipulen a una población
agobiada por diversas dificultades, entre ellas la inseguridad o el sentimiento que de la misma se tenga. El
único ámbito de lo jurídico que, dentro de un contexto democrático, está llamado a relegitimar la
actividad punitiva del Estado es el Derecho Penal. Ello supone un sistema de principios e instituciones
garantistas, tanto en cuanto a las normas rectoras como en relación con el catálogo de delitos y de faltas,
éstas últimas de sobrada importancia a la hora de salvaguardar la reserva legal y de brindarle a la sociedad
un instrumento que permita el control de las infracciones penales de menor gravedad, pero siempre
mediante mecanismos legales cónsonos con el orden constitucional y no derivados de ámbitos
administrativos o locales que lo que hacen es desarticular más el sistema penal, generar inseguridad
jurídica, propiciar la lesión de derechos humanos e incentivar un confuso y arbitrario desempeño policial.
De ahí la importancia del desarrollo de un nuevo LIBRO DE LAS FALTAS O CONTRAVENCIONES en
el CÓDIGO PENAL.

Para incidir en ese proceso de relegitimación es conveniente que se erija una nueva legislación penal
integradora, pero esta propuesta advierte que ello no puede abordarse con criterios de emergencia o sólo
para incluir uno que otro nuevo tipo penal, como se ha hecho en el pasado, sino que debe ocupar el
espacio que le corresponde en el tratamiento de múltiples acciones punibles, así como en cuanto al
Derecho Policial respecta, en relación con las acciones que pudieran ser calificadas como faltas o
contravenciones para canalizar dicha actividad. Cierto es que la policía necesita todo el apoyo para
mejorar su elevada función y este apoyo sólo es posible democratizándola. Parte de ese proceso supone
circunscribirle un ámbito jurídico penal de actuación en lo que respecta a las faltas o contravenciones.
También será función fundamental para el sistema penal, reorganizar la función policial mediante la
legislación especializada y desarrollar el Derecho Policial para mejorar su actividad.

El progresivo establecimiento real de un Estado Social y Democrático de Derecho y de Justicia, dispone


que el CÓDIGO PENAL traduzca en su ámbito, en tanto le sea pertinente, las diversas garantías penales y
procesales, así como los diversos mecanismos de protección de los derechos humanos, proyectados desde
la Constitución vigente. Abordar esta misión con responsabilidad es un paso decisivo para allanar con
mayor vigor el camino que conduzca hacia la indispensable democratización del sistema penal; esto
supone extender e innovar mecanismos institucionales de intervención en los conflictos penales que sean
oportunos, sinceros y accesibles dentro de una cultura que estimule la tolerancia, la responsabilidad y el
resarcimiento dentro del marco de la protección por los derechos humanos en general, y de la víctima en
particular, con el fin de aliviar la impunidad, cerrándole el paso al autoritarismo y la arbitrariedad,
mediante mecanismos civilizados de abordaje de los conflictos.

4. CONTENIDO FUNDAMENTAL DEL CÓDIGO PENAL


La sujeción al Estado Constitucional planteada como eje del nuevo CÓDIGO PENAL supone la
suscripción de los principios penales consecuentes con este postulado.

Al efecto, los principios de legalidad, Derecho Penal de acto, culpabilidad, bien jurídico e insignificancia,
subsidiariedad y proporcionalidad constituyen las líneas maestras de la reforma penal y a ellos debe
sujetarse todo el ordenamiento jurídico penal conforme a la preeminencia de su aplicación.

Dentro de esta orientación y a tono con las necesidades de adaptación a la realidad venezolana y de
actualización al pensamiento penal contemporáneo de carácter democrático, la reforma pretende, sin
supeditarse a tendencias debatibles dentro de las diversas soluciones que aporta la teoría del delito,
abordar normativamente los problemas que se plantean actualmente en el Derecho Penal con soluciones
normativas actuales, mediante el aporte de la Doctrina Penal contemporánea y del Derecho Comparado,
especialmente en cuanto a la legislación de mayor actualidad promulgada dentro del ámbito del llamado
sistema franco o germano continental, en especial los códigos penales recientes colombiano, francés y
español, así como reconsiderando el valioso aporte que significó el Código Penal Tipo, el cual aun
perdura debido al enjundioso trabajo de distinguidos juristas que representó, su influencia en la
legislación de América Central y del Sur y su adscripción a los valores democráticos y garantistas.

Cabe señalar de modo específico algunas de las áreas de regulación e instituciones generales que serán
atendidas en el nuevo CÓDIGO PENAL, entre ellas destaca la importancia que dentro de la reforma penal
tendrá la regulación actualizada de los delitos culposos también llamados genéricamente imprudentes; de
la responsabilidad corporativa; cuestiones atinentes a los actuales problemas que plantea el tema de la
validez espacial y la extradición; la responsabilidad civil y el resarcimiento de la víctima; la prescripción;
atender problemas referentes a las causas que excluyen la responsabilidad penal, la participación criminal
y el concurso de delito; así como y de modo fundamental, la consagración de un sistema de penas y de
medidas de seguridad (éstas últimas para inimputables), actualmente inexistente, y acorde con las
concepciones penológicas contemporáneas. Asimismo, será de enorme relevancia la estructuración del
LIBRO DE LAS FALTAS O CONTRAVENCIONES, mediante el cual se pretende desarrollar un ámbito
jurídico penal de tratamiento de la ilicitud penal de menor gravedad, evitando así la dispersión de
regulaciones de carácter administrativo lesivas de la legalidad.

En el devenir de los delitos in specie, éstos se circunscribirán a la sistematización conforme a los bienes
jurídicos penalmente tutelados en una escala de valores acorde con la concepción contemporánea del
Estado Constitucional, por lo que se anteponen los atentados contra los derechos humanos y contra la
integridad física, psíquica y moral de las personas, para luego abordar progresivamente las demás
provincias penales sobre la base de tal postura constitucional de protección de los derechos.

5. DECLARACIÓN
1. Considerando que existe un mandato de la ASAMBLEA NACIONAL que debe ser cumplido por la
COMISIÓN MIXTA Y LA SUBCOMISIÓN DEL CÓDIGO PENAL con la finalidad de realizar los
estudios necesarios para elaborar un nuevo instrumento sustantivo, iniciativa que se asume luego de haber
concluido la reforma parcial del CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL y continuar con el estudio
y redacción de un nuevo CÓDIGO ORGÁNICO DE JUSTICIA MILITAR, tarea que corresponde a otra
Subcomisión;

2. En conocimiento de los límites de las leyes y del Estado frente a realidades sociales que requieren de
una profunda maduración humana, cultural, educativa y ética, con el consecuente incremento de la
igualdad de oportunidades sociales y económicas que permitan el desarrollo individual y colectivo, todo
ello factores esenciales para una mejor calidad de vida, condición que facilita la prevención del delito,
reducción de la conflictividad y alivio de las tensiones sociales;

3. Alarmados por el clima de inseguridad jurídica reinante que se manifiesta por el grado de
desconocimiento que tiene la población acerca de cuántos y cuáles delitos están vigentes en Venezuela,
debido a la excesiva proliferación legislativa, expresada en la descodificación, al creciente número de
tipos y normas penales establecidos en leyes especiales y colaterales sin posibilidad de aplicarlas
apropiadamente, debido a las complicaciones operativas y hasta doctrinarias derivadas de su falta de
sistematicidad y coherencia, a lo cual debe agregarse las deficiencias de técnica legislativa, lo que, lejos
de brindar la eficacia necesaria contribuye con la impunidad; a lo que se suma que tal proliferación de
tipos penales, contribuye a entrabar la función de los diversos órganos de la justicia penal pues la
dispersión legal a menudo, deroga, solapa y contradice normas, al extremo de dificultar el establecimiento
de cuál delito está vigente, facilitar el error y es propiciar la arbitrariedad y el abuso, en perjuicio de las
víctimas y del Estado de Derecho;

4. En vista de que resulta necesario definir apropiadamente los tipos penales en un único instrumento
codificado y sistematizado, lo que debió hacerse hace mucho tiempo, inclusive previamente a la reforma
procesal, como una fórmula para evitar la impunidad e inseguridad jurídica. No obstante que la reforma
del CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL ha proporcionado procesalmente a las víctimas de
delitos el reconocimiento y ejercicio justo de sus derechos, sin perjuicio de los derechos de los imputados;
así como también se ha mantenido incólumes los principios rectores, lo cual ha facilitado las labores de
los organismos públicos de investigación penal y de enjuiciamiento, en favor de la disminución de la
impunidad y de fortalecer la confianza de los ciudadanos en los órganos de administración de justicia;

5. Conscientes de la necesidad de adaptar las normas penales vigentes al nuevo ordenamiento


constitucional venezolano, a las realidades de un mundo actual, globalizado y cambiante, en lo
concerniente a la definición de una política criminal racional y humana, en procura de la correcta tutela
penal de los bienes jurídicos contra ataques relevantes, así como el desarrollo de la legislación penal
conforme a los principios, los derechos humanos, las garantías y las nuevas instituciones establecidas en
la CONSTITUCIÓN, todo lo cual define el conjunto de los fundamentos filosóficos que deben servir de
sustento a un nuevo CÓDIGO PENAL;
6. Obligados por los compromisos contraídos internacionalmente al ratificar ante la ORGANIZACIÓN
DE LAS NACIONES UNIDAS y aprobar entre otros, mediante la respectiva Ley, el ESTATUTO DE
ROMA DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL el cual compromete a la República a tipificar el
genocidio, crímenes de lesa humanidad, así como por la inserción de Venezuela en el contexto
internacional de protección de los derechos humanos y en relación con el artículo 23 constitucional que
señala la importancia de los tratados internacionales sobre derechos humanos en el ámbito interno.

7. Tomando en cuenta el contenido de otros tratados y documentos internacionales que proponen tipificar
delitos particulares, los cuales deben ser desarrollados con sujeción al orden constitucional venezolano, a
los principios del Derecho Penal de legalidad, Derecho Penal de acto, culpabilidad, subsidiariedad, bien
jurídico e insignificancia y proporcionalidad, a la doctrina de los derechos humanos y a la realidad
nacional, con las adaptaciones que deben hacerse al resto del ordenamiento jurídico, para evitar
contradicciones e inconsistencias;

8. Consternados por el alto grado de desconfianza que siente la población, especialmente las víctimas de
delitos, respecto de la justicia penal, debido en considerable medida, a la crisis del sistema penal, la que
es ocasionada, en parte, por las insuficiencias e incoherencia de la política legislativa.

9. Conscientes de las consecuencias que trae la desproporción e incoherencia de las diversas penas
establecidas en la dispersa legislación penal, lo que origina desconcierto, sentimientos de discriminación
en la población y falta de la más elemental certeza jurídica;

10. En cuenta de la necesidad de desarrollar un sistema de penas y medidas de seguridad conforme a


criterios actualizados, basado en una gama de posibilidades distintas a la privación de la libertad para los
casos que lo requieran, así como adecuado al principio de proporcionalidad de la intervención punitiva,
con la finalidad de que su cumplimiento efectivo procure el logro de los propósitos de humanización,
establecidos constitucionalmente, lo cual pasa por una redefinición conceptual y estructural del sistema
penitenciario y post penitenciario para garantizar los derechos humanos;

11. Conscientes de la necesidad de adecuar la legislación penal venezolana a los desafíos que representan
los avances tecnológicos en diversas áreas, las telecomunicaciones y en general, la tecnología de la
información, entre muchos nuevos conocimientos, los cuales deben ser protegidos, sin menoscabo de que
se sancione también a quien abuse de esos nuevos instrumentos en perjuicio de las personas y sus bienes;

12. Estimulados por lo que representa históricamente el hecho de que Venezuela, en la CONSTITUCIÓN
de 1864, fue el primer país del mundo en eliminar la pena de muerte y la cadena perpetua, dando paso a la
aplicación de penas humanitarias, limitadas y de mínima intervención estatal;

En definitiva, el desafío que representa elaborar el nuevo CÓDIGO PENAL de Venezuela, sin desconocer
los aportes del Derecho Comparado y aprovechando la experiencia acumulada con la aplicación de la
legislación penal vigente, es una oportunidad única para sentar las bases de una sociedad de ciudadanos
libres en democracia, dentro de un contexto mundial cambiante y dinámico.

Las exigencias de un Estado Social, Democrático, de Derecho y de Justicia, centrado en los derechos
humanos, tal como lo establece la CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA, hace impostergable la misión de abordar la tarea de una reforma seria y profunda del
ordenamiento jurídico penal. Toca a la ASAMBLEA NACIONAL cumplirla de la manera más razonable
y oportuna, a fin de saldar ese compromiso tantas veces postergado.

En tal sentido, se impone realizar las consultas en todos los ámbitos posibles que permitan pulsar las
necesidades del país, tal como lo manda la Constitución, dentro del proceso de formación de las leyes.

Para finalizar, la SUBCOMISIÓN DEL CÓDIGO PENAL y el EQUIPO TÉCNICO, con el respaldo de la
COMISIÓN MIXTA PARA EL ESTUDIO DEL CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL, EL
CÓDIGO PENAL Y EL CÓDIGO ORGÁNICO DE JUSTICIA MILITAR, en cumplimiento del mandato
emanado de la ASAMBLEA NACIONAL en sesión Plenaria, informa a la comunidad jurídica, en
particular, a la población nacional y a las organizaciones no gubernamentales, en general, que desarrollará
una extensa y profunda consulta a los fines de poder cumplir con su tarea, en un plazo no mayor dos años.
En tal sentido, se invita a todos los interesados a participar activamente en la formulación de ideas y
propuestas que sirvan a este propósito.

I . TIEMPOS PRIMITIVOS.
No se sabe con exactitud como se desarrollaba la conducta social de los pueblos primitivos que mostraban
el mas grande retraso material y cultural. Para la escuela sociológica francesa la conducta social se regía
por un animismo mágico, lleno de prohibiciones irracionales cuya desobediencia constituye el tabú. El
violador del tabú privaba al conglomerado de la protección divina por lo cual debía purificarse mediante
la expiación. La sanción penal estaba muy ligada a la religión, a las costumbre, a la magia y a la moral,
que al mismo tiempo eran las fuentes de donde emanaban los delitos. Las practicas penales mas conocidas
de esta época son: La venganza privada y colectiva, la expulsión de la paz, la composición y el Talión.

A. Período de la Venganza. No existía proporcionalidad ni limitación en la reacción y se cometían los mas


terribles excesos con el agresor. La venganza podía ser privada o colectiva. La venganza privada, se
caracteriza por que la reacción frente a la ofensa no sólo era del ofendido sino que de todo el grupo al que
pertenecía. Había dos formas de venganza privada: la de sangre y la colectiva. En la venganza de sangre,
la familia reaccionaba contra el infractor, mientras que en la venganza colectiva, lo hacia la colectividad
toda. En este caso el grupo social al cual pertenece el ofendido atacaba el grupo social del ofensor. Asume
la forma de un combate de tribu con tribu.

B. La expulsión de la paz o abandono noxal. Como la venganza colectiva tenía un carácter aniquilador –
sin medida ni proporción alguna – el interés de la tribu del trasgresor de no quedar sujeta a la venganza
colectiva, la lleva a expeler de su seno al hechor, dejándolo entregado a la violenta reacción punitiva de la
otra parte. Esta expulsión también se utilizaba en contra de los miembros de la misma tribu que habían
afectado a otro miembro de ella. Esta medida era gravísima ya que el abandonado quedaba sin protección
alguna y expuesto a toda clase de violencias y ataques.

C. La composición. Al evolucionar este período se empiezan a reglamentar los mecanismos de venganza


para evitar sus graves consecuencias. Así se habla de las penas compensadas, buscando limitar la
venganza para equilibrarla con la acción delincuente. La composición, que viene de componere ( arreglar
o conciliar), es una forma de acuerdo de paz que consiste en la entrega o prestación de especies que hace
el transgresor a la tribu que lo expulsó para recobrar su protección, o que se paga a la tribu ofendida para
que cese su venganza, o la que se da al ofendido para reparar el daño. El pago podía ser en dinero o en
especies. En el caso del homicidio la prestación se le entregaba a los familiares de la víctima. Esta
compensación se ofrecía por el hechor, siendo una obligación ofrecerla y por parte del ofendido a
aceptarla, renunciando a la venganza.

D. El Talión. Frente a esa clase de hechos tan devastadores para el grupo social gradualmente se va
produciendo la intervención de la autoridad frente a los hechos que perturban la paz. Aparece la ley del
Talión que se expresa con la conocida frase bíblica “ojo por ojo diente por diente”. Esta impone una cierta
proporcionalidad entre el daño causado y el mal que se produce al delincuente. La pena es similar a la
acción, no pudiendo inferirse al hechor un mal más grave que el causado por él a la víctima.
Posteriormente la venganza privada comienza a desaparecer gradualmente.

II. LA ANTIGUEDAD.
En la antigüedad, a medida que en los países se organiza un poder público fuerte, éste asume la represión
del delito. Sin embargo, en la Edad Media, como consecuencia de las invasiones de los bárbaros y del
debilitamiento del poder público en la época feudal, la venganza privada reaparece.
A. ANTIGUO ORIENTE. En esta época la legislación penal se confunde con preceptos religiosos que se
encuentran contenidos en libros sagrados los que consideran a los delitos como una ofensa a Dios. Sus
normas se rigen por los principios de la venganza, moderadas por la ley de talión, siendo en todo caso, las
penas extremadamente crueles.

Una excepción a esta realidad la constituye el Código del rey Hanmurabi que gobernó Babilonia dos mil
años antes de nuestra era. Sus disposiciones estan contenidas en un piedra que se conserva en el Museo de
Louvre y entre ellas destaca el rechazo a la venganza y admite ampliamente la ley de talión.

Pero es el Código de Manú, del siglo XII antes de Cristo, el que constituye el mas completo ordenamiento
de disposiciones penales del antiguo Oriente. En el resalta la importancia que se le concede a lo subjetivo
del delito, distinguiendo los delitos imprudentes de los intencionales y considerando los motivos que
impulsaron al delincuente a cometer el hecho.

B. GRECIA ANTIGUA. La legislación Griega se considera un puente entre el Derecho Oriental y el


Occidental. La legislación mas importante en ésta época es la que existía en Atenas, el mas importante de
los Estados de la Antigua Grecia. En ella hay una separación entre su legislación penal y sus creencias y
prácticas religiosas. La responsabilidad penal que en un comienzo fue colectiva, ya que recaía en toda la
familia, fue reconociendo gradualmente como estrictamente personal. Si bien Dracon introdujo leyes tan
severas que prácticamente no había culpa, por pequeña que fuera, que no tuviera una pena. Mas tarde
Solon las derogó terminando con una severidad casi inhumana. En realidad no es mucho mas lo que se
sabe mucho más de la legislación penal Griega.

C. ROMA. El derecho Romano aceptó la venganza, la expulsión de la paz, la ley de talión y la


composición.
La traición, el parricidio (muerte del paterfamilias) y el homicidio intencional fueron las primeras figuras
punibles contempladas en su legislación y la reacción social, para su castigo, pasa a ser una expresión de
la autoridad del Estado. Mas tarde se agregan los delitos de incendio, perjurio, hurto y hechicería entre
otros.

En verdad el desarrollo de la legislación penal en Roma no se compara con la perfección que alcanzó el
desarrollo del Derecho Privado.

D. DERECHO GERMANICO. El pueblo germánico consideró a la mayoría de los delitos como un


asunto de interés privado que obligaba a la venganza de sangre. Sin embargo, éste podía concluir con la
compensación o reparación. A muy pocos delitos se les dio el carácter de ofensa pública, entre ellos la
traición y el perjurio, los que se castigaban con la expulsión de la paz.

E. EDAD MEDIA. Por el debilitamiento de sus instituciones públicas, los países europeos muestran una
legislación desorganizada y confusa, cuyos rasgos mas sobresalientes muestran elementos de la
legislación romana, germánica y canónica. Como características generales destaca la crueldad excesiva de
las penas, la desigualdad en su aplicación, la que dependía de la condición social de los individuos, la
utilización del tormento para obtener la confesión, y la ordalía para decidir las contiendas judiciales.

F. PERIODO HUMANITARIO O DE RACIONALIZACION DE LAS PENAS.


En el S. 16., bajo la influencia del cristianismo se trató de humanizar ciertas penas y especialmente evitar
la aplicación del tormento. Si bien, se mantiene la pena de muerte para ciertos delitos y también la tortura
para la confesión, por otra parte tratan de establecer penas proporcionales al delito y se establecen
medidas para humanizar el derecho penal. Por eje: el derecho de asilo en las Iglesias.

DESARROLLO DE LAS TEORIAS PENALES.


A. LOS REFORMADORES. La crueldad del sistema punitivo y la inhumana aplicación del tormento
como medio de investigación de los delitos desde hacía muchos años venía despertando las protestas de
los medios mas cultos de la época, de la Iglesia Católica y del Derecho Canónico a la que se sumaron
pensadores y religiosos que hicieron oír su voz en favor de la moderación de los castigos.

En este período aparece uno de los más grandes reformadores de la ciencia penal Cesar de Beccaria quien
publica, en el año 1764 su obra ” El delito y las penas “, abogando en ella, entre otros, por los siguientes
principios:
a. La legalidad de los delitos y de las penas. Sostiene que el derecho de castigar debe reconocer como
límites la justicia y la utilidad social.
b. Aboga por las penas ciertas. Tanto el juez como el acusado, debe conocer la pena correspondiente al
respectivo delito.
c. Impulsa la abolición de la pena de muerte o, en su defecto, su aplicación solo para determinados delitos
graves.
d. Sostiene que el fin de la sanción no es martirizar al culpable sino que defender a la sociedad. Luego, la
pena tiene un fin correctivo y ejemplarizador.

Otro de los grandes reformadores fue el inglés JHON HOWARD quien se preocupa de las penas y de las
cárceles, de la higiene de las mismas, de la diferenciación de la disciplina entre procesados y condenados.
El propicia en el Siglo 18 la llamada Reforma Penitenciaria.

B. PERIODO DEL DERECHO PENAL DE TIPO CIENTIFICO O PERIODO CONTEMPORANEO


En este período se puede hablar propiamente de un derecho penal. Se reconoce como principio
fundamental el de la legalidad de las penas, de los delitos y de los tribunales y se caracteriza por la
irrupción de la ciencia en el ámbito penal.

El mayor exponente de este período es FRANCESCO CARRARA, estimado por algunos como el mas
grande de los penalistas de todos los tiempos. Profesor de Derecho Civil, Derecho Natural y Derecho
Penal, adquirió un enorme prestigio por sus ideas, las que se difundieron por todo el mundo. Todas sus
enseñanzas sobre Derecho Penal se encuentran contenidas en su monumental obra ” Programa del Curso
de Derecho Criminal” en 9 tomos. En ella sienta las bases de completas de un Derecho Penal teórico sin
ceñirse a ninguna legislación positiva vigente a esa fecha. Toda su teoría del derecho, del delito y de la
pena tiene un fundamento estrictamente jurídico.

La responsabilidad penal se basa en el libre albedrío y la imputabilidad moral del hombre.

El delito es un ente jurídico y no un ente de hecho. Su esencia consiste en la violación de un derecho.

La pena se justifica como defensa del derecho y su medida depende de la importancia del derecho que
protege.

Otro de los grandes clásicos es Enrique Pessina quien considera que con la pena se reafirma el Derecho
negado por el delito.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PROCESAL PENAL

I.- SISTEMA ACUSATORIO, INQUISITIVO Y MIXTO


A.- SISTEMA ACUSATORIO
La primitiva concepción del Juicio Criminal exigía un acusador, prevalecía el interes privado, el del
ofendido; posteriormente evoluciona y esta persona era cualquiera del pueblo, procedimiento que a su vez
evoluciona por introducir la publicidad y la oralidad.

La decadencia de este sistema radica básicamente en que para que funcione se requiere que se dé en un
pueblo eminentemente educado en las virtudes ciudadanas y que en la realidad este sistema no consulta
los intereses de la defensa social y el inadecuado ritmo de la vida contemporánea corrompida por la baja
política y donde están ausentas las virtudes cívicas.

A.1.- CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO ACUSATORIO


El juez no es un representante del Estado ni un juez elegido por el pueblo. El juez es el pueblo mismo, o
una parte de él, si este es muy numeroso para intervenir en el juicio. La acción corresponde a la sociedad,
mediante la acusación que es libre y cuyo ejercicio se confiere no sólo al ofendido y a los parientes, sino a
cada ciudadano.
El juez no funda su sentencia. Se limita a pronunciar un sí o no. El juez por tanto, no da justificación ni
motiva sus fallos, debido a su poder soberano no tenía porque rendir cuentas ante nadie y por otro lado
por su falta de capacidad intelectual y técnica para motivar sentencias.
Los fallos eran inapelables. El veredicto sólo es susceptible de recurso de casación por un tribunal que
únicamente tiene facultad de examinar si se han observado las normas de rito o si la ley ha sido aplicada.
Es como un duelo entre el acusador y el acusado en que el juez permanece inactivo. La etapa
contradictoria del juicio se realiza con igualdad absoluta de derechos y poderes entre acusador y acusado.
Si no existe acusación no podía haber juicio, es decir, en estos casos no había acusaciones de oficio.
En el proceso se juzga el valor formal de la prueba, la cual incumbe al acusador y el juez sólo evalúa la
forma y en ello se basa para expedir su resolución. La presentación de las pruebas constituye una carga
exclusiva de las partes.
La libertad personal del acusado es respetada hasta el instante en que se dicte la sentencia condenatoria.
La libertad personal del acusado es respetada
El veredicto se fundamenta en el libre convencimiento.

B.- SISTEMA INQUISITIVO

El tipo inquisitorio nace desde el momento en que aparecen las primeras pesquisas de oficio y esto ocurre
cuando desaparece la venganza y cuando el Estado, velando por su conservación, comprende la necesidad
de reprimir poco a poco ciertos delitos y así es como nació en Roma y en las monarquías cristianas del
siglo XII, lo cual origina el desuso del sistema acusatorio que se practicó hasta el siglo XIII.

Bajo la influencia de la Inquisición recibió el proceso penal hondas modificaciones que lo transformaron
por completo. Es así que en algunos países como España, el sistema inquisitivo floreció gracias al
compromiso de algunos reyes con la iglesia católica, como sucedió con la instalación del tribunal de la
Santa Inquisición.

En este sistema el Juez, es el que por denuncia, por quejas, por rumores, inicia el procedimiento de oficio,
se dedica a buscar las pruebas, examina a los testigos, todo lo guarda en secreto. No hay acusado, la
persona es detenida y colocada en un calabozo. Dura hasta la aparición de la Revolución Francesa, cuya
influencia se extiende por todo Europa, con el espíritu renovador de los libertarios, que generó una
conciencia crítica frente a todo lo que venía de la vieja sociedad feudal. El nuevo modelo proponía en
lugar de la escritura y el secreto de los procedimientos, de la negación de la defensa y de los jueces
delegados del poder imperial, la publicidad y oralidad en los debates, la libertad de defensa y el
juzgamiento de los jurados, lo cual generó la extinción de este sistema netamente inquisitorio para
aparecer el denominado sistema inquisitivo reformado o sistema mixto.

B.1.- CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA INQUISITIVO


En este sistema el juzgador es un técnico.
Durante el curso del proceso, el acusado es segregado de la sociedad, mediante la institución denominada
prisión preventiva.
El juzgador es un funcionario designado por autoridad pública
El juzgador representa al Estado y es superior a las partes.
Aunque el ofendido se desistiera, el proceso debe continuar hasta su término.
El juez tiene iniciativa propia y poderes discrecionales para investigar. La prueba, en cuanto a su
ubicación, recepción y valoración, es facultad exclusiva del juez.
Se otorga un valor a la confesión del reo, llamada la reina de las pruebas.
El juez no llega a una condena si no ha obtenido una completa confesión, la cual más de una vez se
cumplió utilizando los métodos de la tortura.
No existe conflicto entre las partes, sino que obedece a una indagación técnica por lo que esta decisión es
susceptible de apelación.
Todos los actos eran secretos y escritos.
El acusado no conoce el proceso hasta que la investigación no este afinada
El juez no esta sujeto a recusación de las partes.
La decisión no se adopta sobre la base del convencimiento moral, sino de conformidad con el sistema de
pruebas legales.

C.- SISTEMA MIXTO :

Debido a los inconvenientes y ventajas de los procesos acusatorios e inquisitorio y a modo de una
combinación entre ambos ha nacido la forma mixta. Tuvo su origen en Francia.

La Asamblea Constituyente ideó una nueva forma y dividió el proceso en dos fases: una secreta que
comprendía la instrucción y otra pública que comprendía el oral.

Esta forma cobra realidad con el Código de Instrucción Criminal de 1808 y de allí se difundió a todas las
legislaciones modernas más o menos modificadas, pero manteniendo siempre el principio básico de la
combinación de las dos formas tradicionales.

El proceso mixto comprende dos períodos, en el primero tiene una mayor influencia inquisitoria y el
segundo cuando aparece el con el decreto de envío.

C.1.- CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA MIXTO

A.- PRIMER PERIODO


Instrucción escrita.
Absoluto secreto.
Encarcelación preventiva y segregación del inculpado
Dirección de la investigación al arbitrio del juez, con mayor o menor subordinación al Ministerio Público.
Intervalo arbitrario entre los actos.
Procedimiento siempre analítico.
Decisión secreta o sin defensa o con defensa escrita, en lo relacionado del envío del procesado al juicio o
sobre su excarcelación provisoria.

B.- SEGUNDO PERIODO


Desde aquél momento nace la publicidad.
Se emite por el Ministerio Público el libelo de acusación contra el reo, quien de "inquisito" pasó a ser
"acusato".
Cesa el análisis y comienza la síntesis.
Se intima un juicio que debía hacerse a la vista del público.
Se da libre comunicación al justiciable y al defensor.
Se da noticia de los testimonios de los cuales se valdrá la acusación en el nuevo proceso.
El proceso entero se repite en audiencia pública y los actos del proceso escrito no son valederos si no se
producen en el proceso oral. En otra palabras, el proceso tiene dos fases: una que comienza con la fase
preparatoria o de instrucción, le sigue el juicio o procedimiento principal, cuyo eje central es el debate y
la inmediación entre el tribunal y el acusado.
Siempre en la audiencia pública, en presencia del pueblo del acusado y de su defensor, el acusador debe
reproducir y sostener la acusación; el acusado sus descargos y el defensor exponer sus razones.
Debe leerse la sentencia en público.
Todo debe seguirse sin interrupción, esto es, sin desviación a otros actos.
II.- CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PROCESAL PENAL A TRAVES DE LA HISTORIA
CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PENAL Y PROCESAL GRIEGO

En la época antigua correspondiente a la de los griegos, y con la aparición de las ciudades estado, se
empieza a diferenciar al proceso civil del penal y a determinar algunas características del derecho penal y
también del derecho procesal que aún se mantenían unidas.
Los ciudadanos tomaban parte del proceso penal.
El proceso penal era de carácter oral.
El proceso penal era público.
Se distinguían los delitos públicos y privados.
La acusación de los delitos públicos correspondía a todos los ciudadanos.
La acusación de los delitos privados correspondía al ofendido o sus parientes.
La tortura era un medio ordinario de prueba.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PENAL Y PROCESAL ROMANO


Distinción entre el derecho penal público del privado; el primero estaba reservado al pater familias en
razón al amplio concepto de patria potestad y el segundo al cognitio que se hacía ante un magistrado con
un trámite previo ante él.
La sentencia podía ser objeto de apelación ante los comicios centuriados.
En el derecho penal público, el juez actuaba de oficio y con amplios poderes, representando a la
comunidad sin que estuviera reglamentado el procedimiento.

Cabe destacar que en el último siglo de la República surgió la Accusattio, por no ofrecer la cognitio
suficientes garantías, especialmente para las mujeres y los no ciudadanos, y que se caracterizó por:
El juicio era presidido por un pretor.
Intervenían en el proceso un jurado.
El procedimiento era acusatorio.
Las partes podían defenderse solas o por medio de advocatus.
El jurado votaba absolviendo, condenando o en blanco.
El magistrado imponía la pena.
Aparecen las primeras garantías para el acusado como las de ser oído, la publicidad y la posibilidad de ser
defendido por terceras personas.
Las sentencias eran orales.

Durante el Imperio tuvo las siguientes características:


El procedimiento pasa a ser inquisitivo y secreto.
Se podía aplicar el tormento al acusado.
Los poderes del juez eran cada vez mayores e invadieron a los del acusador privado y aún a los testigos.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PENAL Y PROCESAL GERMANO


Las principales características de esta etapa fueron:
La divinidad designaba al que debía considerase culpable.
Se utilizan medios de tortura como el agua hirviente, el hierro, el fuego, etc. hasta el siglo XVI.
Poco a poco se procedió de oficio aun con aquellos delitos que afectaban únicamente a algunos
particulares y que en principio sólo podían perseguirse a instancia privada.
El procedimiento acusatorio se vincula a la venganza privada y es formalista, pública y oral.
Se admitía la compensación.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PENAL Y PROCESAL ESPAÑOL


Entre sus características predominantes destacan:
La instrucción era secreta.
Juicio oral e instancia única
No había publicidad.
El acusado podía evitar el tormento mediante el juramento.
No había juicios de Dios.
El procedimiento es acusatorio durante la reconquista e inquisitorio en el derecho de influencia
musulmán.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PENAL Y PROCESAL ECLESIÁSTICO


Se caracterizó por el sistema inquisitivo. Sus características fueron:
Se impuso la independencia del juez.
Se establece la acusación de oficio.
Se encomendó la tarea de acusar de oficio a un funcionario especial denominado promotor.
Se substituye la acción del ofendido y de sus familiares por el promotor.
Se limita la actividad del ofendido y de sus familiares a un determinado número de delitos.

IV.- CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PROCESAL PENAL

Porque regula la actividad jurisdiccional del Estado, la intervención estatal para mantener la convivencia
social resolviendo los conflictos entre particulares.

La inevitable mediación del Estado en la efectiva realización de la justicia por intermedio de los órganos
establecidos para tal efecto.

Además es público porque estructura los órganos estatales en sus funciones de solución de conflictos.

La relación jurídica procesal está determinada por normas de carácter público revestida de garantías
constitucionales; su institucionalización se realiza a través de órganos públicos, que forman parte de uno
de los poderes del Estado.

Por otra parte y como ya se indicó, este carácter público se acentúa en la medida en que aplica el Derecho
Penal, derecho público por excelencia.
Tiene carácter público:

Es de característica instrumental debido a que sirve para que se pueda tutelar los derechos no sólo de los
ciudadanos, sino también de todos los integrantes de una comunidad organizada.

Debido a que constituye el medio de actuar del derecho sustantivo, las normas y principios de derecho
procesal cumplen una función reguladora de la actividad dirigida a la realización jurisdiccional del
derecho sustantivo.

No obstante, que el derecho procesal no se limita a ser solamente un medio, pues si así fuera se estaría
desconociendo el fin propio que tiene, cual es de garantizar la realización del orden jurídico.

En doctrina no sólo las normas procesales tienen naturaleza instrumental, sino también las sustantivas,
como es el caso de los artículos referentes a la aplicación de la pena, la reparación civil, la denuncia de
parte, etc.

Es instrumental :
El Derecho Procesal penal es autónomo porque tiene individualidad propia. Como se sabe, el Derecho
Procesal penal es el conjunto de normas que tienen por objeto organizar los Tribunales y Salas Penales y
regular la actividad dirigida a la actuación jurisdiccional del Derecho Penal material.

En el pasado, el derecho procesal era considerado dependiente del derecho sustantivo. Así, el derecho
procesal civil fue considerado un apéndice del derecho civil y el proceso penal como un capítulo del
derecho penal.
En la actualidad el derecho procesal es considerado como una rama independiente del derecho sustantivo.
El derecho procesal penal, a su vez, se rige por los principios rectores exclusivos, apunta a fines
específicos y posee un objeto de conocimiento propio.

La autonomía del derecho procesal penal se da tanto a nivel legislativo, científico y académico.

La autonomía legislativa del derecho procesal penal es resultado del largo proceso de separación del
derecho penal del material, como consecuencia de la implantación del sistema de legislación codificada,
que separa en dos Códigos diferentes el derecho material y el derecho procesal y que luego divide a
ambos en ramas principales civil y penal.

El derecho procesal penal adquirió autonomía científica y su independencia frente a la ley penal material,
mediante la formulación de sus propios principios, el desarrollo de una teoría también propia, y de la
determinación de su campo u objeto de estudio. Su diferenciación en relación con el derecho procesal
civil se da a partir de los diferentes bienes jurídicos que tutela.
Es autónomo :
Porque forma parte del universo del conocimiento jurídico, es una rama especial del Derecho.
Es una disciplina jurídica particular :
Está constituido por un conjunto coherente y perfectible de formas de pensamiento, esto es, por concepto
de juicios, razonamientos y teorías de índole jurídico procesal penal. Sobre todo porque le importa un
conocimiento racional y lógico.

Estos conceptos, juicios razonamientos y teorías son de naturaleza subjetiva y objetiva a la vez: parten del
conocimiento sensorial de a realidad, para así elevarse a lo abstracto; y en ese nivel ejercer la práctica
jurídico – procesal penal.

La práctica de todo lo anteriormente dicho, permite excluir todos aquellos factores negativos, como son:
la vaguedad, la inexactitud, la superficialidad; así poder tener un debido conocimiento y aplicación del
Derecho Procesal Penal.
Es de índole científica :
Porque constituye un conocimiento ordenado y orientado a obtener la verdad sobre su objeto de estudio
para una mejor realización de su finalidad apela al empleo oportuno y riguroso de los métodos de la
actividad cognoscitiva: observación, comparación, análisis, síntesis, inducción, deducción,
experimentación, etc.
Se funda en un conocimiento metódico :
Porque indaga e identifica la causalidad de su existencia como disciplina particular e inquiere sobre su
propio objeto y finalidad. Su contenido es un cúmulo de conocimientos tanto de índole causal explicativo
como de orden deóntico de lo que es y para lo que es el Derecho procesal Penal y también de nivel crítico
sobre la aplicación práctica de la disciplina que permite impulsar el perfeccionamiento de dichos
conocimientos; así mismo predecir sucesos y avances inherentes y complementarios a la disciplina. Por
ejemplo, adecuadamente la práctica procesal penal(la conducción de un procedimiento penal), también
permite predecir, con grado probable, las consecuencias procesales de una innovación propuesta o
aprobada y servir de orientación lúcida para formular alternativas innovadoras en materia de normatividad
procesal penal.
Contiene un conocimiento explicativo informativo y predicativo:

El Derecho Procesal penal es una disciplina con una terminología propia para poder tener una mayor
claridad y precisión en la comunicación dentro de esta disciplina. Esta terminología tiene conceptos muy
propios y se incrementar constantemente.

La terminología propia de la que goza el Derecho procesal Penal es una consecuencia de su calidad de
disciplina jurídica especial, sin embargo, esto no quiere decir que el derecho procesal Penal deje de lado
la terminología jurídica general y básica.
La terminología propia tienen lugar siempre desde e punto de vista conceptual, ya que en muchos casos la
misma palabra es utilizada en diversas ramas del derecho, pero conceptualmente puede denotar y/o
connotar algo especial desde el punto de vista procesal penal.
Es disciplina con terminología propia :
La cual se refiere a la constitución de una compleja unidad de conocimientos en conexión lógica entre sí,
tales como la coherencia de juicios jurídicos, las teorías, los principios procesales penales, la norma
coherencia de las normas jurídicos procesales penales, etc.
Está conformado por un conjunto sistemático de conocimientos:
Porque las bondades y defectos del Derecho Procesal Penal son evaluables desde la perspectiva del
desarrollo del Estado y del Derecho como medio ineludible para la aplicación del derecho penal. Esta
evaluación que se da del Derecho Procesal penal permite su auto desarrollo teórico en función directa de
la causalidad, finalidad, vigencia y evolución histórica del estado y del derecho en general; por lo tanto
constituye un sistema de conocimiento verificable y evaluable.

Pro ejemplo para proceder a una reforma del sistema procesal penal se deberá tomar en cuenta las
necesidades, la idiosincrasia de la sociedad en su conjunto para tener un resultado coherente con la
realidad.
Es un sistema de conocimiento verificable :
Ya que el conocimiento sistemático y la aplicación consciente del derecho procesal penal durante la
actividad jurisdiccional son las únicas condiciones que permitirán un óptimo tratamiento riguroso de los
problemas inherentes a la iniciación, desarrollo y culminación del proceso penal concreto. "Una actividad
sin conocimiento científico constituye una mera rutina, y a su vez, una actividad práctica sin actualización
científica deviene en un rezago anquilosado de conocimientos científicos. Por el contrario, un
conocimiento meramente teórico, sin concreción, sin verificación práctica, es sólo una hipótesis.
Conduce a la tecnificación :
Pues los fundamentos teóricos y las normas positivas de naturaleza procesal penal están destinadas a
regular el inicio, desarrollo y culminación del procedimiento penal respecto del acto imputado como
delito, y finalmente, decidir la aplicación del Derecho Penal o la no aplicabilidad. Esta característica se
sustenta en el principio procesal penal que dice : MULLA POEMA SINE PRAVEIA JUDITIO
Es disciplina de índole realizadora (sus normas son de carácter operativo) :
Ya que se cumple por medio de un órgano público y se inicia de oficio por intermedio del Juez o
Ministerio Público, quien en el ejercicio de sus funciones debe proceder a formular la denuncia, sin que
por ello se recorte el derecho de las personas que puedan hacerlo directamente.

Iniciando la acción el fin perseguido es la implantación de una sentencia, que sólo el Estado en su función
jurisdiccional lo puede realizar, sin que tenga que hacer ninguna otra declaración de voluntad.
Es de carácter oficial :
Ya que producida la denuncia o iniciando el proceso no puede ser modificado, suspendido o revocado. No
procede por ende en el Proceso Penal, el desistimiento, la transacción, o perdón; la acción continua hasta
su terminación, y solo se extinguirá cuando la Ley lo permita como es la sentencia, el sobreseimiento,
muerte del imputado o por declaración de alguna de las excepciones establecidas por Ley.

Dado el carácter público del fin que persigue no es posible que por un acto unipersonal se pueda revocar o
suspender y la acción esta encomendada al Estado; sin embargo en nuestra ley se permite que en algunos
casos, la persona interesada pueda desistirse, siendo estas las excepciones a la regla antes que a la norma.
Tiene carácter de irretractable :
Ya que el Estado no puede renunciar a su potestad soberana, pues el que tiene el poder de la tutela jurídica
aplica la sanción por medio del órgano jurisdiccional, en forma indiscriminada, sin tener en cuenta
diferencia de persona alguna. Al lado del Ministerio Público admite un acusado particular o querellante y
uno o varios acusados y admite también a personas secundarias, como el responsable civil.
Es de carácter obligatorio :
Es disciplina correlativa con el Derecho Penal :
Ya que existe vinculación especial entre en derecho procesal penal y el derecho penal, El uno necesita del
otro. Suprimiendo uno de ellos no se justificaría la existencia del sobreviviente. Ambas disciplinas son
autónomas. Ambas forman parte de un todo que e del Derecho como totalidad. Pero la aplicación del
Derecho Penal no se podría dar din antes haberse aplicado el Derecho Procesal Penal, la demostración
está en que sin la puesta en acción recíproca del Derecho Procesal Penal y del Derecho Penal no es
posible concretar el poder punitivo.

CONCLUSIONES

Estas últimas características devienen de conclusiones que han podido extraerse a través de la evolución
del derecho, pasando por la división del derecho penal y el civil para llegar finalmente a la evolución del
moderno Derecho Procesal Penal con las influencias propias de cada sistema que influenció las diferentes
épocas de la historia y que se fue perfeccionando hasta lograrse una plena identificación de esta disciplina
en la actualidad.

Anda mungkin juga menyukai