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Los hijos bastardos de la educación

Educación, una palabra que rimbombante suena a los cuatro vientos, que parece más
utopía que realidad, una palabra aguda que no nos dice mucho sobre quienes somos o
que queremos. La humanidad ha de ser la única especie conocida en la tierra capaz de
instruirse o de extraer su mundo y desmenuzarlo para integrarlo a las nuevas
generaciones. La educación es la clave para el desarrollo, dice la ONU, pero la educación
está sujeta a múltiples factores que nada tienen que ver con la utopía creada a propósito
para hacerla inalcanzable.

La cultura es lo que nos vuelve humanos, eso está claro para quienes estudian de forma
superficial a la humanidad. Y es la cultura la que determina todo, desde lo sutil como el
arte hasta lo complejo como las formas de pensamiento y acción. Desde hace siglos, la
educación ha tenido distintos rostros, lenguas y matices. Cada civilización humana le ha
dado una importancia según su sistema y la conveniencia de los líderes a los cuales está
sujeta.

La educación también es blanco de ataques, de chivo expiatorio y de control. Así hemos


visto a la educación ser usada como fin político y teológico, cuanto conocimiento se ha
perdido a causa del fanatismo. Aquel que se atreva y ose hacer lo contrario ha de arder
en el infierno, piensa y pecarás, sosegate y serás recompensado… Los gobiernos
también hacen uso de ella para mancillarla, han derramado sangre joven que nadie está
dispuesto a vengar, la sangre de inocentes, pecadores y santos tiene un fin último que es
la implantación de un dogma.

Es así como la extrema derecha y el etnocentrismo hizo de las juventudes una especie de
robot, una generación del silencio que murió ahogada en balas y bombas. Y de manera
semejante la educación ha servido de excusa para subyugar, atacar, silenciar y borrar
todo rastro de lo que no se quiere, borrar el pasado es intentar a toda costa el negar de la
existencia de una generación, haciendo desaparecer su obra y su legado. La educación
no es más que juventudes sosegadas, quietas, domadas, voces que se silencian, batallas
que se pierden y esperanzas que se extinguen.

La educación no ha dejado más que bastardos abandonados en el mundo, en las


realidades donde no se puede aplicar lo visto en papel y tinta. Un mundo que cierra sus
puertas a los necesitados, los miserables y los faltos de memoria y raíces. Desde las
Américas hasta Australia, no existe lugar libre en la tierra que no esté plagado de
educación, educación ¿para qué? ¿Para quién? Que es la educación sino la forma más
descara de un sistema que se corrompe y se pervierte a sí mismo. ¿Educación? No me
hagas reír, ¿y luego qué? ¡Los cerdos vuelan!

Nuestra memoria es patética, no somos capaces de recordar nuestra historia, repetimos


de forma cíclica los mismo errores que nos sumen en el olvido y la cotidianeidad. Faltos
de memoria, de coraje y de esperanza, viviendo en un mundo que se rompe y se
consume a sí mismo. Donde no existe marcha atrás.
La educación es la compañera del ser humano desde sus albores, la historia humana
siempre nos ha hecho reflexionar sobre el pasado del hombre y tratar de predecir su
futuro, mucho me apena que el futuro humano no es muy alentador para las generaciones
venideras, lo que hemos hecho no tiene perdón alguno, hemos dejado a la deriva a
muchos de nuestros semejantes. En un mundo que no perdona, que no es misericordioso,
un mundo hecho a la imagen y semejanza del hombre. Todo tiene un origen. Y el origen
del problema de la humanidad es la educación.

Siempre hemos visto a la educación como una guía preciosa y alegórica, pero lo cierto es
que dicha educación es relativa, puede ser usada para el bien y para el mal y nuestra raza
la ha usado para las peores hazañas en su historia. Tan sólo basta mirar a tu alrededor
para ver que la educación ha fallado, personas robando, secuestrando, extorsionando,
jóvenes que parten a la guerra a matar a sus semejantes. Un mundo de maravillas sin
duda. La aclamada educación está condicionada al capricho de los líderes e instituciones
que más que ayudar a las juventudes, las ha preparado para una vida donde lo aprendido
jamás será usado, un lugar donde eres un número, una muestra o un porcentaje.

Lo que llamamos educación está muy lejos de la realidad, es más bien un bello cuento de
hadas. El contexto del mundo es demasiado complejo para la educación, creemos que la
educación es sólo conocimiento general y buenos modales, con ello se cree que se educó
a un individuo. La educación debe ser más humana y menos voluble. La mayoría de las
personas jamás usarán en su vida una ecuación diferencial, ni tampoco les servirá la
filosofía si creen que Aristóteles era astrónomo. La educación debe mostrarnos la realidad
tal y como es, debe enseñarnos a encararla, a superarla e intentar a toda costa vivir con
ella.

Una película logra remarcar lo que la educación debe tener por prioridad: la naturaleza
humana. No podemos elegir el lugar de nuestro nacimiento pero si podemos elegir
nuestro camino, lo mismo debe hacer la educación, brindar a todos por igual un camino
que lleve a las juventudes a desenvolverse de la mejor manera posible. La película lleva
por título “Escritores de la libertad”, un grupo de jóvenes excluidos por su etnia y su
capacidad intelectual que mostrará al mundo que la educación no les ha servido de
mucho, hasta que una profesora les enseña no para una vida académica, sino, para la
vida misma. En donde el amor a la profesión y un golpe de realidad nos lleva a reflexionar
sobre los principales aspectos que hacen de la educación algo real y aquellos que la
mitifican y la idolatran.

Hasta cierto punto la educación es elitista, es segmentaria y clasista, si tienes aptitudes


para lo académico eres bienvenido, sino, mejor ni te aparezcas. Una clara muestra de la
mala interpretación del papel de la misma. La película nos enseña que si encaras tu
realidad puedes educarte y si te educas puedes tener acceso al mundo real y al
conocimiento de la humanidad, de forma contraría, sólo te dan información que no sirve
de nada si tu contexto no está en sintonía con ella. Y este es el caso de millones de
personas en el mundo entero.
Es verdad que no podemos cambiar de golpe la realidad de nuestra existencia, tampoco
podemos salvar al mundo como si fuéramos súper héroes de Hollywood, pero lo que
podemos hacer son pequeñas contribuciones con nuestra profesión, trabajar lo mejor
posible para mostrar que todo se puede lograr si tienes el coraje para hacerlo, quizá con
ello, la humanidad cambie. Aun hay que creer en el hombre, debemos confiar en la
humanidad si queremos que nuestra estirpe siga existiendo en este planeta a la par de
Cronos.

A continuación he de mostrar los siguientes puntos a modo de consejo para tratar de


aplicar en nuestra vida diaria y con los futuros alumnos, aquellas mentes que serán
determinantes en nuestra historia:

 Inspira a tu gente.
 Confía en ellos.
 Muéstrales la realidad
 Escúchalos y entiéndelos.
 Edúcales para la vida.
 Explota su creatividad
 Muéstrales para que son buenos.
 Dales a conocer el pasado para que tengan un futuro.
 Dales las herramientas para enfrentar a la vida misma.
 Permite que se expresen libremente.

A modo de conclusión:

Hemos aprendido que la palabra educación va mucho más allá de la escuela y el


conocimiento general, también ya sabemos que la mayoría de los conocimientos jamás
los aplicaremos en la vida diaria sino se hilan a una realidad e incluso que la educación
está sujeta a múltiples intereses que están fuera de nuestras manos, sin embargo hemos
aprendido también que la educación puede darse siempre y cuando se crea en los
alumnos, mostrarles la realidad e intentar lidiar con ella. Es difícil, no lo voy a negar, pero
no imposible.

La humanidad ha logrado tanto a causa de la inspiración y el coraje para realizarlo, del


mismo modo debemos luchar para que la educación llegue a ser el complemento a la vida
humana y no solo un bello sueño que no se alcanza. El camino será difícil, estará minado
con la envidia y la avaricia de muchos, se intentará a toda costa sabotear tu trabajo,
pocos creerán en ti, pero si estás dispuesto a encarar todo ello por amor a tu profesión y
la esperanza de un mundo mejor, en hora buena, el camino es tuyo. ¿Y tú? ¿Qué piensas
hacer por el futuro de país?

No hay árbol que no haya sido movido por el viento. Proverbio hindú.
Colegio de Estudios Universitarios Stratford

Profesor: José Manuel Gómez

Alumno: José Alberto Mejía Pérez

Materia: Psicopedagogía

Ensayo: “Los hijos bastardos de las educación”

Idiomas VIII

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