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. Mi Novela Favorita .

El caballero Carmelo
Abraham Valdelomar Pinto
(Adaptación de Alonso Alegría)
PERSONAJES:
 NARRADOR  JESUSA
 ROBERTO  DON RAMIRO
 PADRE  AMIGO PRIMERO
 ANFILOQUIO  AMIGO SEGUNDO
 MADRE  PÚBLICO UNO
 HÉCTOR  PÚBLICO DOS
 ROSA  APOSTADOR UNO
 HERMANO  APOSTADOR TRES
 GALLERO  APOSTADOR CUATRO
 JUEZ

PRIMER BLOQUE ¡Por fin llegó! ¡Hijito, ay hijito!


VOCES DE NIÑOS JUGANDO EN SEGUNDO PLANO. SE HA IDO ACERCANDO CABALLO DE PASO SOBRE
NARRADOR CALLE EMPREDRADA.
Un día, justo después del desayuno, cuando el sol empezaba ROBERTO
a calentar, desde la reja vimos aparecer, en el fondo de la ¡Hola chicos, qué emoción! Buenos días, madre.
plazoleta… un jinete. Venía en un bellísimo caballo de paso y HERMANO
llevaba un pañuelo al cuello que se agitaba al viento. ¿Te lo puedo llevar de la brida?
(segundo plano) ROBERTO
ANFILOQUIO Claro que sí ¡Hermanitos!
Creo que es… (llamado fuerte y urgente) ¡Mamá! ¡Mamá, HERMANOS
ven! ¡Mamá! ¡Mira una cosa!
(simultáneamente en segundo plano)
NARRADOR (continúa)
¡Hermanito, volviste!
Bajo su montura lucía un pellón sampedrano de sedosa
¿Has venido a quedarte?
cabellera negra y, detrás de su montura, una alforja
rebosante. ¿Qué traes en la alforja?
MADRE MADRE
Qué. Qué. Entra, entra al patio, hijo…
ANFILOQUIO ROBERTO
¡Mira! ¿No es… Buenos días, papá.
MADRE CAMINAN POR LA CALLE DE TIERRA ACOMPAÑANDO AL
CABALLO. COMENTANDO.
Dios mío, es…
NARRADOR
ANFILOQUIO
Entró el viajero al patio empedrado donde la campanilla se
¡Roberto! ¡Es el hermano Roberto!
enredaba en las columnas como venas en un brazo, y bajó
HÉCTOR del caballo en los brazos de todos nosotros.
¡Roberto! ¡Es Roberto! MADRE
NARRADOR (continúa) ¡Hijo! ¡Déjame abrazarte!
El jinete picaba espuelas en dirección a la casa. Le PADRE
reconocimos. Era el hermano mayor que volvía después de
Bienvenido, hijo.
años. Corrimos atropelladamente, gritando:
NARRADOR
JESUSA, HÉCTOR, ANFILOQUIO, ROSA Y
NARRADOR, CON LA MADRE Cómo sonreía mi padre. ¡Y cómo se regocijaba mi madre! Lo
tocaba, le acariciaba su piel tostada, lo encontraba…
(simultáneo con ROBERTO)
MADRE
¡Roberto, Roberto!
Viejo, estás viejo, hijito, ¿cuántos años tienes ya?
¡Hermano!
ROBERTO
¡Roberto, hijo!
Ay, mamá, si sólo han pasado cinco años.
¡Hermanito!
NARRADOR
¡Apura, hermano!
O quizás lo encontraba…
¡Ha vuelto, ya ha vuelto!

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MADRE NARRADOR
Triste, te veo un poco como triste, Robertito… Tres quesos frescos y blancos envueltos por la cintura con
ROBERTO paja de cebada enla quebrada de Humay…
Pero si estoy feliz, mamá, ¡feliz sólo de verte, mamacita! ROBERTO
NARRADOR ¡Y esto es para la golosa de Jesusa…!
Con su ropa empolvada aún, Roberto recorría las JESUSA
habitaciones rodeado de nosotros. (feliz) ¡Mmm! ¡Para mí hermano! ¡Gracias, muchas gracias!
PASEO DE ROBERTO. ABRAZO FUERTE.
FAMILIA NARRADOR
—Este es ahora el cuarto de Rosa. Eran chancacas hechas con cocos, nueces, maní y
—Ven por acá, mira el nuevo cielorraso. almendras…
—¿Te gusta el nuevo color? ROBERTO
—Mi papá la hizo abrir para que entrara aire. Y esto…
—Ven, este va a ser tu cuarto, hijo. ANFILOQUIO
—¿Has visto cuántos patitos hay? ¡Por dónde no habrá viajado!
NARRADOR (continúa) ROBERTO
Fue a su cuarto, pasó al comedor, vio los objetos que se ¡Por todas partes, y esto es para ti, Anfiloquio!
habían comprado durante su ausencia, y llegó al jardín. ANFILOQUIO
ROBERTO (solemne)
¿Y la higuerilla? Gracias, hermano.
NARRADOR NARRADOR
Buscaba entristecido aquel árbol cuya semilla sembrara él Le dio unos frijoles colados en sus hermosas calabacitas,
mismo antes de partir. pintadas encima con un rectángulo de su propio dulce, eran
MADRE de Chincha Baja.
¿La higuerilla? MADRE
PADRE Qué bueno es su hermano mayor, ¿se dan cuenta, chicos?
¡Estás parado debajo, hijo! Así tienen que ser todos ustedes.
ROBERTO ROBERTO
¿Qué? ¿Esta es la higuerilla que yo sembré? Y esto para Héctor.
PADRE HÉCTOR
Esta, hombre, sí, esta. ¡Gracias, hermanito, gracias!
NARRADOR NARRADOR
El árbol había crecido y se mecía, armoniosamente, con la También había traído para la casa unos bizcochuelos de
brisa marina. Mi hermano lo tocó, limpió cariñosamente las yema y de harina de papa, leves, esponjosos, amarillos y
hojas que le rebozaban la cara… dulces, en sus cajas de papel. Y también, para mamá, unos
santitos de piedra de Huamanga, y cajas de manjar blanco, y
PADRE
tejas rellenas y también… pues trajo una traba de gallo con
Ven, Roberto, quiero darte un abrazo. PALMADAS SOBRE los colores rojo y blanco.
ESPALDAS.
ROSA
ROBERTO
Hermano, ¿te vas a quedar a vivir?
Gracias, papá. (conmovido) Vengan, hermanitos, vengan a
ROBERTO
ver lo que les he traído.
Me voy a quedar un tiempo, hermanita, sí me voy a quedar.
NARRADOR
NARRADOR
(en ese entonces) ¿Nos has traído regalos?
¿Y para papá? le preguntamos cuando terminó de repartir.
ROBERTO
ROBERTO
Sí. Les he traído regalos.
Nada…
NARRADOR
NARRADOR
(entonces) ¡Sí! (ahora) Sí. Se ha acordado de nosotros todo
el tiempo. Sobre la mesa del comedor está su alforja llenecita (entonces) Cómo ¿nada para papá? (ahora) Y Roberto sonrió,
de regalos. Y Roberto fue sacando, y fue entregando a cada y llamó al sirviente y le dijo:
uno de nosotros cada cosa. ¡Y qué cosas tan ricas que eran! ROBERTO
ROBERTO ¡Ya puedes traer al Carmelo!
Este quesito es para la mamá. PADRE
MADRE ¿El Carmelo?
Ay, hijito, te acordaste de lo que me gusta, muchas gracias, HÉCTOR
eres tan bueno. ¡Cuál Carmelo!

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. Mi Novela Favorita .
ROBERTO Y efectivamente, en tres meses el Carmelo ganó su primera
Ah, pues, ya van a ver. pelea.
PADRE GALLERA LLENA.
Este Roberto, siempre con sus misterios. JUEZ
NARRADOR ¡Plantó el pico, señores! ¡Gana el Carmelo!
A poco volvió el sirviente con una jaula con un gallo adentro. NARRADOR
ROBERTO Fue en la famosa gallera del puerto de San Andrés y los
¡Para papá! aficionados, por supuesto, apostaron a su contendor. Pero el
Carmelo dio la sorpresa.
NARRADOR
JUEZ
… Dijo mi hermano.
¡Gana el Carmelo, señores!
PADRE
NARRADOR
¿Un gallo, hijo?
Y el Carmelo comenzó a ganar peleas y prestigio saliendo
ROBERTO
rara vez herido y nunca con el honor maltrecho.
Sí, papá. Un gallo fino. Muy fino es, papá.
PELEAS GANADORAS.
PADRE
JUEZ
(conmovido)
Gana el Carmelo, señores… Gana el Carmelo.
Pero hijo, por qué…
NARRADOR (continúa)
ROBERTO
La lista de sus víctimas comenzó a alargarse, y su fama a
Para que mejores la raza, pues, papá. ¡Para que juegues y extenderse, al punto de que, en poco más de un año, era
ganes como antes, como siempre nos has contado! Míralo. difícil encontrar a algún criador del valle dispuesto a enfrentar
¡Mira qué estampa que tiene! cualquiera de sus gallos más valiente y audaces con nuestro
NARRADOR Carmelo. Es que lo estaría mandando a una muerte segura.
El gallo, ya libre, estiró sus cansados miembros, agitó las alas JUEZ
y cantó. El Caballero Carmelo. ¡El vencedor! APLAUSOS.
CANTA EL CARMELO. MÚSICA. PADRE
NARRADOR (continúa) ¡Gracias! MÚSICA. CANTO DEL CARMELO.
Esbelto, magro, musculoso y austero, la afilada cabeza roja NARRADOR
del Carmelo era la de un hidalgo altísimo, caballeroso,
Pasaron así muchos meses, y un buen día… se escapó del
justiciero y prudente. Agallas bermejas, delgada cresta de
corral el Pelado, un gallo sin plumas que parecía uno de
encendido color, ojos vivos y redondos, mirada fiera y
aquellos jóvenes de diecisiete años, flacos y golosos, que
perdonadora, acerado pico agudo… La cola hacía un arco de
caminan por el mundo sin saber por dónde ir. Quizás por eso
plumas tornasoles, su cuerpo de color carmelo avanzaba en mi hermano Anfiloquio le tenía especial cariño y lo
el pecho audaz y duro. Las piernas fuertes, cubiertas de
consideraba de su propiedad. El Pelado era pendenciero y
escamas, parecían las de un armado caballero medieval.
escandaloso y aquel día, mientras en el corral los otros
MÚSICA. CANTA EL CARMELO. animales comían su modesto grano, el Pelado, en pos de
NARRADOR mejores viandas, caminó por el corredor de los geranios,
Mi papá mandó llamar a don Justo, su gallero de confianza, entró al comedor principal y con mucho batir de alas y de
para que le echara una ojeada al Carmelo. un solo salto se había encaramado sobre la mesa tendida,
GALLERO donde ahora caminaba muy orondo, tirando platos al suelo
Don Anfiloquio, dígame, su hijo el joven Roberto... ¿sabe con cada paso que daba.
mucho de gallos? CAEN AL SUELO, SUCESIVAMENTE Y EN SU MOMENTO,
PADRE DOS PLATOS TENDIDOS, DOS
No, no mucho, está todavía muchacho, pero afición sí tiene. HONDOS Y TRES VASOS DE CRISTAL. SE ROMPEN
GALLERO SOBRE PISO DE LOSETA.
Es que este gallo que le ha traído es muy bueno, don ROSA
Anfiloquio. Muybueno. (emergencia, grito) ¡Mamá, Mamá, mira al Pelado!
PADRE MADRE
¿Cree usted? (de lejos) ¡Qué pasa!
GALLERO ROSA
Por supuesto, señor. De lo mejor de Caucato. (igual) ¡Se ha trepado a la mesa del comedor!
PADRE MADRE
Entonces prepárelo para que gane siempre, don Justo. Hace (llegando a la carrera) ¡Llama a tu hermano, llama a
tiempo que no gano una pelea. Anfiloquio! ¡Dios mío, bájalo de ahí!
GALLERO ROSA
No se preocupe, señor: en tres meses se lo tengo listo. ¡Está tirando los platos! ¡Me da miedo, mamá!
NARRADOR MADRE

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¡Anfiloquio, Anfiloquio! ¡Baja a tu gallo de ahí, chico sonso! ANFILOQUIO
¡Tanto que lo quieres a este gallo y mira lo que ha hecho! Qué va a ser lindo.
(llamado) ¡Eulogia! ¡Eulogia, trae la escoba y el recogedor! ROSA
(reniego) Ay, estos gallos me van a sacar todas las canas que Tiene la piel suave y es alegre y simpático.
me faltan, les juro…
JESUSA
NARRADOR
Sí, y sus cuernitos recién le están saliendo, ¿ya?
Que el gallo era culpable… pues de eso no cabía la menor
ROSA
duda. Y en el almuerzo se trató el espinoso tema de suprimir
al Pelado. Además eso de que aplastó al pollo no se sabe bien. Nadie lo
vio hacerlo.
MADRE
ANFILOQUIO
Son dos platos tendidos, dos hondos y tres vasos de los finos
que ha roto ese bandido. Bueno entonces beneficien al puerco, que todo lo enloda y no
sabe más que comer y gritar.
PADRE
HÉCTOR
¿De los finos? Sí, pues. Ese gallo…
No van a matar al puerco, Anfi, porque ese puerco está en la
NARRADOR
casa desde chiquitito, ¿ya?
Y entonces fue que mi padre emitió su sentencia diciendo
ANFILOQUIO
pausadamente:
Entonces hagan un… hagan un… maten a las palomas, pues,
PADRE
todas esas palomas que también ensucian y además traen la
Ese gallo… Nos lo comeremos el domingo. mala suerte.
ANFILOQUIO NARRADOR
¿Qué dijiste, papá? No van a matar palomas, Anfiloquio. Porque las palomas
PADRE tienen sus alas de abanico, pintan todo de blanco, se suben a
(lo más natural) Que nos comeremos al Pelado el domingo, la cornisa a conversar en voz baja, hacen sus nidos con amor
hijo. y cuidado y se sacan el maíz del buche para dárselo a sus
(explica, benévolo) Sí, pues. El domingo… a ese gallo polluelos.
malcriado nos lo comemos. ROSA
Acostúmbrate a la idea, Anfi. Nos comemos al Pelado el
SEGUNDO BLOQUE domingo, ¿no papá?
NARRADOR
NARRADOR El pobre Pelado estaba condenado.
Mi padre había decretado el sacrificio del Pelado para que PADRE
fuera la figura central del almuerzo del domingo. No era la Sí, pues. Ha roto mucha vajilla fina.
primera vez que nos comeríamos un animal conocido y hasta ANFILOQUIO
con nombre propio. Igual, el trance era difícil para mi hermano (casi para sí) No me hacen caso, a mí nadie me hace caso,
Anfiloquio, el dueño y criador del Pelado. qué culpa tiene el Pelado de ser un animal, ni que lo hubiera
ANFILOQUIO hecho a propósito, ni que supiera cuánto cuesta la vajilla
No, pues, papá. No te… no te conviene. fina…
Ese gallo puede dar unas crías muy buenas. NARRADOR
ROBERTO Y mi hermano, viendo ya perdida la defensa del Pelado, y
¿Tú crees? estando su audiencia por terminar, porque ya iban a partir la
ANFILOQUIO sandía, inclinó la cabeza. Dos gruesas lágrimas cayeron
sobre el plato, como un sacrificio, y un sollozo se ahogó en su
Claro. Solo que desde que Roberto trajo al Carmelo, todos
garganta.
miran mal al Pelado. Pero antes… antes era la esperanza del
corral ¿no? El único que mantenía la sangre fina. ¿Por qué no MADRE
matan un pato para el domingo? (casi susurro) Ay, hijo…
MADRE NARRADOR
¿Un pato? Se levantó mi madre, se acercó al muchacho, lo besó en la
ANFILOQUIO frente y le dijo:
Claro, los patos no hacen más que ensuciar el agua. MADRE
JESUSA No llores, hijo. Tu padre bromeaba. No nos comeremos al
Pelado.
Los patos son bien bonitos, a mí me gustan mucho.
ANFILOQUIO
ANFILOQUIO
(muy bajito) Gracias, mamá. MÚSICA.
¿Y el cabrito? Maten al cabrito, que el otro día aplastó a un
pollo. NARRADOR
ROSA Pasaron los días, y los meses se fueron convirtiendo en años.
El Pelado murió de muerte natural, es decir que no nos lo
El cabrito es lindo, mientras que tu pelado es feo.
comimos nunca… y el Carmelo siguió jugándose la vida

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. Mi Novela Favorita .
ganando más y más jugadas, y luego menos, y luego se fue PADRE
retirando de las galleras, intacta su fama de invicto y de El Carmelo, tal como está, liquida a su Ajiseco, don Ramiro.
valiente. Pero una tarde, mi padre, después del almuerzo, nos Con los años también viene la experiencia. Ese gallo está
dio la noticia. invicto de treinta y cuatro peleas, y peleará treinta y cinco,
PADRE don Ramiro, para liquidar a su Ajiseco. Estoy hablando en
He aceptado una apuesta para la jugada de gallos de San serio, don Ramiro.
Andrés, el 28 de julio. DON RAMIRO
ROBERTO ¿El 28 de julio, en San Andrés?
¿Vas a probar un gallito nuevo, papá? PADRE
PADRE En San Andrés el 28, don Ramiro. Hecho.
No. Va a pelear el Carmelo. DON RAMIRO
ROBERTO Hecho.
¿El Carmelo? PLAZA. MÚSICA.
PADRE PADRE
No pude evitarlo. Que no era un gallo de raza me dijeron del Carmelo. Qué
ROBERTO podía yo hacer.
Qué pasó. ROBERTO
PADRE Sólo lo que hiciste, papá. No había otra. ¿Dentro de un mes?
Me dijeron que el Carmelo no era un gallo de raza. NARRADOR
AIRE LIBRE, EN LAS BANCAS DE LA PLAZA DE PISCO. Sí. Dentro de un mes mi padre tocaría al Carmelo con el
DON RAMIRO Ajiseco de don Ramiro. Ese era un gallo vencedor, como el
nuestro, en muchas lides singulares.
No es de raza, pues, don Anfiloquio, se lo digo con todo
respeto. No es de raza. ROSA
AMIGO PRIMERO Pero papá… el Carmelo está ya viejito el pobre.
Oiga qué está diciendo usted, don Ramiro. PADRE
AMIGO SEGUNDO Por eso mismo sabe más que ese otro.
Es la verdad, es la verdad. HÉCTOR
PADRE Pero es que… pero es que no va a poder, papá.
Por favor, don Ramiro, no diga esas cosas usted. NARRADOR
DON RAMIRO El Carmelo iba a entrar en combate, iba a luchar a muerte,
cuerpo a cuerpo, con un gallo más fuerte y más joven. Hacía
Más bien mi Ajiseco sí es un gallo de raza.
ya tres años que estaba en casa, envejeciendo mientras
PADRE crecíamos nosotros. ¿Por qué esa crueldad de hacerlo
¿Y eso usted cómo lo sabe? pelear?
DON RAMIRO ROBERTO
Ha ganado más peleas que su Carmelo. Así es la suerte de los gallos, hermanitos.
AMIGO UNO PADRE
¿Más peleas que el Carmelo? Por favor, don Ramiro, ¡si el El Carmelo siempre ha ganado y por eso mismo sabe mucho,
Carmelo tiene más prestigio que el mismísimo alcalde! hijos. No se preocupen. Va a ganar otra vez.
DON RAMIRO ROBERTO
Pues el Ajiseco es conocido hasta en Lima, mire usted. Me ¿Quieres que traiga al gallero, papá?
han pedido que lo lleve a pelear al coliseo de Sandia, mire PADRE
usted. Sí. Trae a don Justo. Es el mejor. Y conoce bien al Carmelo.
AMIGO UNO ROBERTO
¿Ah sí? ¿Y por qué no lo lleva? Esta tarde hablo con él, papá.
DON RAMIRO NARRADOR
Antes quiero cotejarlo con el Carmelo, pues. Y fue así que comenzó a venir a casa don Justo, el buen
PADRE gallero que siempre había cuidado del Carmelo. Mi mamá —a
¿Ah sí? ¿Eso quiere usted? regañadientes porque no le gustaba nada que tuviera que ver
DON RAMIRO con gallos de pelea—puso al Carmelo a comer una dieta
especial y mi padre dio orden de que limpiaran su jaula dos
Si usted se atreve, don Anfiloquio… veces al día.
PADRE MADRE
No es forma, don Ramiro. ¡Eso sí que me parece totalmente inútil!
AMIGO UNO PADRE
No, no es forma. No es cuestión de atreverse. Es cuestión de Así se prepara un gallo, mujer, tú qué sabes de esto.
edad. El Carmelo ya tiene sus años y como…
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. Mi Novela Favorita .
MADRE Y entonces, en silencio, con una calma trágica sacaron al
Ni sé ni quiero saber nada, Anfiloquio. gallo de su jaula.
Ese gallo va a morir, los chicos van a llorar, y la verdad yo no ROBERTO
le encuentro un por qué ni un para qué a tantísimo sufrimiento Tenga, don Justo.
como causa esa afición. GALLERO
Ay, sufrimiento y nada más que sufrimiento es esto de los Gracias.
gallos de pelea. NARRADOR
NARRADOR El gallero cargó al Carmelo en sus brazos como a un niño. Y
El gallero comenzó a venir dos veces por semana, pero antes se pusieron en camino. Iban por delante mi padre con
de la pelea vino seis días seguidos a preparar al Carmelo. A Roberto… un paso detrás caminaba el gallero con el Carmelo
nosotros ya no nos permitían ni verlo. en brazos y los seguía un criado llevando la cuchilla.
HÉCTOR Cerraban el silencioso cortejo mis dos hermanos mayores,
¡Pero por qué no! ¡Qué le va a pasar, Roberto! Anfiloquio y Héctor. Mi madre, con el rostro serio, los miraba
ROBERTO partir con mis dos hermanas prendidas de sus manos.
Lo distraen. Y se distraen ustedes. Mejor así. (pausa)
ANFILOQUIO Yo los miraba irse sin saber qué hacer. Yo era hijo hombre, y
por tanto podía ir a las peleas de gallos, pero era el hijo
¿Y yo? Yo soy el mayor.
menor, menor que mi hermana Rosa, y eso me tenía en duda.
ROBERTO A lo mejor mi padre me hacía volver. Eso sería terrible. Pero a
Tú tampoco puedes verlo, Anfiloquio. lo mejor yo no quería ir a ver morir al Carmelo. Ya el cortejo
ANFILOQUIO se había ido pero mis hermanas y yo todavía estábamos
Pero puedo ir a la pelea, ¿no? como alelados, mirando el portón de la calle, cuando mi
ROBERTO hermanita Jesusa se soltó de la mano de la mamá, corrió
hacia mí y me dijo un secreto.
Irán los que papá autorice. MÚSICA. CANTO DE GALLO.
ALETEOS. PASOS. CACAREOS. JESUSA
NARRADOR (en voz baja) Anda junto con él… ¡Anda y cuídalo, pobrecito!
Y llegó el día terrible. El 28 de julio, día de la independencia NARRADOR
de la Patria. Nunca más tristes las fiestas. Amaneció nublado Y se llevó la mano a los ojos y se echó a llorar en silencio. Yo
y frío. La mañana pasó con todos en casa pensando en una salí precipitadamente. Se alejaba el cortejo del Carmelo. Tuve
sola cosa. Después del almuerzo vino don Justo, el gallero y, que correr unas cuadras para poder alcanzarlos. Y nos
con cuidado y parsimonia, trajo del corral al patio la jaula pusimos camino al famoso coliseo de gallos de San Andrés.
donde vivía el Carmelo, con el Carmelo dentro. Luego, de una
caja llena de algodones, sacó una media luna de acero con TERCER BLOQUE
unas pequeñas correas. MÚSICA. SONIDO DEL MAR. CACAREO QUEDO.
Era la navaja, la espada del soldado.
PADRE NARRADOR
¿Está bien afilada? La pequeña procesión que llevaba al gallo Carmelo se puso
GALLERO en camino a buen paso al pequeño puerto de San Andrés.
Por supuesto, don Anfiloquio. Mire usted. Quien sale de Pisco, de la plazuela sin nombre, salitrosa y
NARRADOR tranquila, que está vecina a la Estación… si dobla por la calle
El gallero probaba la navaja con la uña, delante de mi padre. del Castillo que se alarga hacia el sur, pues se encuentra con
una plazuela donde queman a Judas el Domingo de Pascua
PADRE de Resurrección. Al lado del poniente extiende el mar su
Está buena. manto verde, y se puede ver su espuma tejiendo complicados
GALLERO encajes al besar la orilla. Caminamos, acompañando al
Es la misma navaja que usa el Carmelo desde chico, don Carmelo, por esa playa.
Anfiloquio. Esta navaja le ha dado sus buenos triunfos a ese ROBERTO
gallito. Es largo el camino, papá. ¿No te vas a cansar?
ROBERTO PADRE
Pues que le dé uno más, don Justo. Que ha de ser el último. Con tal de que no se canse el Carmelo, yo estoy bien…
GALLERO GALLERO
Si pues, ya está viejito. Pero todavía es bueno, joven Roberto. Aquí va bien comodito, don Anfiloquio.
ROBERTO NARRADOR
¿Cree usted que gane? Siguiendo hacia el sur, se va por un camino estrecho y
GALLERO arenoso, con el mar a la derecha, y a la izquierda una
Vamos a ver… angostísima faja, a ratos fértil, a ratos infecunda, detrás de la
NARRADOR cual se extiende el desierto cuya entrada vigilan, de trecho en
trecho, como centinelas, una que otra palmera desmedrada y

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alguna higuera nervuda y enana. Las palmeras se unen en ROBERTO
pequeños grupos, como si fueran peregrinos con miedo de En la gallera de la plaza. ¿Nunca has estado?
cruzar el desierto. NARRADOR
HÉCTOR No. Nunca.
Para allá está San Andrés, ¿no papá? ROBERTO
PADRE Ya era hora.
Sí. Para allá. NARRADOR
ANFILOQUIO De llegar sería ya hora. Qué curioso, no hay nadie por las
Falta un montón. Ya ves, ¡yo te dije que no ibas a aguantar! calles.
CAMINAN EN SILENCIO. ROBERTO
NARRADOR Es mediodía.
Siguiendo el camino, se divisaba, en la borrosa y vibrante NARRADOR
vaguedad marina, el puerto de San Andrés de los (ahora)
Pescadores. Es una aldea que eleva sus casuchas entre la
Al medio día no transitan las personas y nada turba la paz en
rumorosa orilla y el estéril desierto. Allí las palmeras se
aquella aldea, cuyos habitantes no son más numerosos que
multiplican y las higueras le dan a los hogares una sombra
los dátiles de sus veinte palmeras.
plácida y fresca y todas sus flores dan higos que al madurar,
revientan. HÉCTOR
HÉCTOR ¿Esto ya es San Andrés?
Los higos son de verano, ¿no papá? GALLERO
PADRE Sí, niño. Es tito no más es.
Sí, hijo. NARRADOR
CAMINAN EN SILENCIO. Habíamos llegado. Banderas peruanas se agitaban sobre las
casas por el día de la Patria, que allí sabían celebrar con esa
HÉCTOR
gran jugada de gallos en la que estaba por participar nuestro
(serio) Y si se muere el Carmelo, papá… Quién se lo dice a la Carmelo. Irían con sus gallos y a apostar los hacendados y
Jesusa. hombres ricos de todo el valle.
PADRE HÉCTOR
Yo se lo digo, hijo. Yo se lo digo. ¿Por dónde es?
HÉCTOR GALLERO
Va a llorar. Por acá.
ANFILOQUIO PADRE
Ya estaba llorando cuando salimos de la casa. Por allá.
HÉCTOR ANFILOQUIO
Por eso. ¿Don Justo, está bien el Carmelo?
PADRE GALLERO
Así es la vida de los gallos de pelea, pues. Ella tiene que Esperando no más está, joven.
entender eso.
HÉCTOR
HÉCTOR
¿Usted cree que tendrá miedo?
Mi mamá no lo entiende.
GALLERO
ROBERTO
Él sabe dónde estamos yendo. Y quiere llegar rapidito.
Porque nadie le explicó de chica, pues, hermanito. Por eso no
HÉCTOR
le gustan los gallos.
¿Para pelear?
HÉCTOR
PADRE
Ah…
Para ganar, hijo. El Carmelo está yendo a ganar.
CAMINAN EN SILENCIO.
NARRADOR
NARRADOR
Yo espié, a la disimulada, la cara del Carmelo, que miraba
En estas horas del medio día, cuando el aire invita al sueño
todo desde su cuna en los brazos de don Justo. Sí… por la
en la sombra, junto a su bote está un pescador abuelo
forma en que miraba y movía la cabeza hacia todos lados…
remendando una red, y sus toscos dedos anudan el lino que
parecía como que estuviera ansioso por jugarse la vida.
mañana quizás va a enredar al sorprendido pez. Más allá,
una abuela raspa el lomo plateado de los pescados que esta PADRE
madrugada trajo la lancha de su hijo. Saltan al sol, como Aquí es.
chispas, las escamas, y un perro husmea en los despojos. NARRADOR
CAMINAN EN SILENCIO. Una frondosa higuera con sus ramas enarcadas daba acceso
NARRADOR al coliseo de los gallos.
¿Dónde es la pelea? AMIGO DOS

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Buenas tardes, don Anfiloquio. JUEZ
NARRADOR ¡Primera!
Entramos. NARRADOR
AMIGO DOS Salieron por lugares opuestos dos hombres, cada uno con un
Lo estábamos esperando. gallo en los brazos. ¿Dónde estaba nuestro gallo? No me
PADRE atreví a preguntárselo a mi padre, quien conversaba con sus
amigos, evaluando las posibilidades de uno y otro contendor.
Buenas tardes.
EVALUANDO A LOS GALLOS
NARRADOR
(segundo plano)
No había mucha gente aún.
PADRE
AMIGO TRES
Qué piensa usted, amigo.
Tome asiento por aquí, don Anfiloquio.
AMIGO UNO
AMIGO UNO
Creo que el flaco, don Anfiloquio. Lo veo más fuerte.
Don Anfiloquio, buenas tardes.
PADRE
PADRE
Y más joven.
Buenas tardes.
NARRADOR (continúa)
AMIGO UNO
Los dos hombres lanzaron a sus gallos al ruedo con un
Buenas, joven.
singular ademán. Brillaban las cuchillas que tenían amarradas
ROBERTO en sus espolones. Se miraron los adversarios. Eran dos
Buenas tardes, señor. gallos de débil contextura, y uno de ellos cantó. Colérico
PADRE respondió el otro echándose en medio del circo.
(de buen humor) Buenas tardes, buenas tardes. (pausa)
AMIGO UNO Los dos gallos se miraron fijamente, alargaron los cuellos,
Don Ramiro me pidió que le participara sus saludos, don erizadas las plumas, y se acometieron.
Anfiloquio. Y quiere apostar con usted. ALAS, PLUMAS QUE VUELAN, GALLOS ATACÁNDOSE.
PADRE GRITOS DE MUCHEDUMBRE.
Salúdelo de mi parte y pregúntele cuánto quiere apostar, don MUCHEDUMBRE
Alberto. (entre otras voces)
AMIGO UNO ¡Ahí van! ¡Cinco libras al rojo! ¡Aquí las tiene!
Ya vuelvo, entonces, don Anfiloquio. Muchas gracias. NARRADOR
NARRADOR Hubo ruido de alas, plumas que volaron, gritos de la
Se acercaba la hora programada para la primera pelea, y la muchedumbre, y a los pocos segundos de jadeante lucha
gente comenzaba a llegar y sentarse. cayó uno de ellos.
ROBERTO MUCHEDUMBRE SE CALMA.
Te va a querer apostar mucha plata, papá. NARRADOR (continúa)
PADRE La cabecita afilada y roja del gallo perdedor besó el suelo, y
Vamos a ver. se oyó la voz del juez:
NARRADOR JUEZ
Algunos traían botellas de aguardiente, otros—los hombres ¡Ha enterrado el pico, señores!
ricos— sacaban de sus bolsillos grandes habanos que NARRADOR
prendían con mucho alarde. El vencedor batió las alas. Aplaudió la multitud, no sé bien a
GENTE LLEGANDO. (segundo plano) quién ni a qué, y ambos gallos, sangrando, fueron sacados
PÚBLICO UNO del ruedo. La primera jornada había terminado.
Por acá, no demasiado cerca. HÉCTOR
PÚBLICO DOS Ahora viene el Carmelo.
Chico, tráeme una botella de cerveza. ANFILOQUIO
PÚBLICO UNO No, todavía.
¿Quién tiene fósforos? HÉCTOR
NARRADOR (continúa) Vas a ver.
Al frente de nosotros entró y se sentó el juez, en primera fila, NARRADOR
y a nuestra derecha entró y se sentó don Ramiro, el dueño Quién te ha dicho.
del enemigo, el Ajiseco. Un cortés movimiento de cabeza y un HÉCTOR
leve toque al sombrero fue el saludo que le hizo a mi padre, Está en la pizarra al entrar.
quien le correspondió de igual manera. El coliseo ya estaba NARRADOR
casi lleno cuando sonó una campanilla, se acomodaron las
Jura.
gentes y empezó la fiesta.
HÉCTOR

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. Mi Novela Favorita .
Anda míralo, si quieres. PADRE
ROBERTO ¡Suerte al que más la necesite, don Ramiro!
Ahora viene. NARRADOR
NARRADOR Una vez frente al enemigo, el Carmelo agitó las alas y cantó.
Efectivamente. El otro, que en verdad parecía ser un gallo fino de distinguida
JUEZ sangre y alcurnia, hacía cosas tan petulantes como humanas:
miraba con desprecio a nuestro gallo y se paseaba como
¡El Ajiseco y el Carmelo!
dueño de la cancha.
NARRADOR
HÉCTOR
Un rumor de expectación vibró en el coliseo. Sonó la
(susurro) ¿Cuánto dura una pelea?
campanilla del juez y yo empecé a temblar.
ROBERTO
AMIGO UNO
(susurro) Comienza y termina.
Don Ramiro dice que apuesta cien soles, don Anfiloquio.
NARRADOR
PADRE
Se endurecieron los ánimos de los adversarios, los dos gallos
Cien soles será, pues, entonces. Aquí tiene.
llegaron al centro y alargaron sus erizados cuellos, tocándose
AMIGO UNO los picos.
Ya. Voy a participarle, don Anfiloquio. ROBERTO
NARRADOR (susurro para sí) Ese Carmelo sabe lo que hace.
Esos cien soles que había apostado mi padre por nuestro NARRADOR
Carmelo.
El Ajiseco dio la primera embestida. Se entabló la lucha.
¿Eran una muestra de confianza en nuestro gallo o apenas
BATIR DE ALAS SOBRE SILENCIO.
un signo de vanidad o de orgullo?
ORACIÓN POR EL CARMELO:
En medio de la expectación general, salieron don Justo, con
nuestro gallo, y otro hombre con el Ajiseco en los brazos. (susurro inaudible) Dios te salve María, llena eres de Gracia…
ANFILOQUIO NARRADOR
Dios, ahí está. Las gentes presenciaban la singular batalla, mientras yo, para
mis adentros, rogaba a la Virgen que sacara con bien a
HÉCTOR
nuestro viejo paladín.
¿Qué va a pasar?
ROBERTO
ROBERTO
(susurro)
Tranquilos, chicos. Tranquilos.
Pase lo que pase, nada de llorar. Están en la gallera y papá
NARRADOR es el dueño de ese gallo. Se aguantan hasta que lleguen a la
Yo tenía los ojos cerrados. Pero se hizo un profundo silencio casa. ¿Me han escuchado?
que me obligó a abrirlos. Los dos entrenadores se estaban ANFILOQUIO
mirando y los dos gallos se miraban también.
Sí.
HÉCTOR
ROBERTO
Lo van a matar.
Palabra, entonces.
ANFILOQUIO
HÉCTOR Y ANFILOQUIO
Quién a quién.
Palabra.
HÉCTOR
HÉCTOR
No sé.
Ya.
NARRADOR
ROBERTO
(entonces) Quizá no muera nadie.
¿Anfi?
(ahora) Soltaron a los dos rivales sobre la arena. Nuestro
ANFILOQUIO
Carmelo, comparado con el otro, era un gallo viejo y
achacoso. Todos apostaban al enemigo, como augurio de que Ya, está bien, no voy a llorar tampoco.
nuestro gallo iba a morir. ROBERTO
APUESTAS POR EL AJISECO. (segundo plano) ¿Y tú? ¿Vas a llorar?
APOSTADOR UNO NARRADOR
Veinte soles al Ajiseco. (ahora)
APOSTADOR TRES No. No voy a llorar. Porque el Carmelo no se va a morir, ¿ya?
Cinco soles al Carmelo. ¡El Carmelo no se va a morir!
APOSTADOR CUATRO
Cincuenta soles al Ajiseco.
DON RAMIRO
(fuerte)
¡Suerte, don Anfiloquio!

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. Mi Novela Favorita .
El Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y
CUARTO BLOQUE bendito
NARRADOR
GALLERA LLENA. MUCHEDUMBRE. APUESTAS. Por fin, una herida grave hizo caer al Carmelo, jadeante…
CACAREO. CAÍDA DEL CARMELO. (segundo plano)
HÉCTOR
NARRADOR ¡Dios mío!
Se batía el Carmelo con todos sus aires de experto luchador, ANFILOQUIO
acostumbrado a las artes azarosas de la guerra. APUESTAS. ¡Ay, ay Dios, ay Dios…!
NARRADOR (continúa) ROBERTO
Cuidaba poner las patas armadas en el pecho enemigo. Tranquilos, tranquilos.
COMENTARIOS DEL PÚBLICO. NARRADOR (continúa)
HÉCTOR ¡Bravo Ajiseco! comenzaron a gritar sus partidarios, creyendo
El Carmelo nunca pica. ganada la pelea.
ROBERTO FALSO TRIUNFO DEL AJISECO.
No pica porque eso es de cobardes, hermanito, los gallos (segundo plano)
bravos nunca pican. HOMBRES
NARRADOR —¡Bravo,Ajiseco!
El Ajiseco, bravucón y necio, todo quería hacerlo a punta de —¡Vayan sacando su plata!
aletazos y golpes de fuerza. —¡Ganó el Ajiseco!
(pausa) Jadeantes, se detuvieron un segundo. —¡Hace unos años, ese Carmelo era bueno…!
HÉCTOR —¡Siempre supe que no tenía casta!
Está sangrando, mira, mira, está sangrando. —¡Pura pinta es ese Carmelo!
NARRADOR NARRADOR (continúa)
Un hilo de sangre corría por la pierna del Carmelo. Pero el juez, atento a todos los detalles, dijo:
ROBERTO JUEZ
Ni lo siente, tranquilo, ni lo siente. ¡Aún no ha enterrado el pico, señores!
DON RAMIRO NARRADOR
¡Cien soles más, don Anfiloquio! En efecto, se incorporó el Carmelo. LOS CHICOS SIGUEN
PADRE LA PELEA. (segundo plano)
¡Cómo le gusta perder a usted, don Ramiro! HÉCTOR
DON RAMIRO Ahí está
Veremos, veremos. ANFILOQUIO
NARRADOR Levántate, levántate, Carmelito…
Algunos ya felicitaban a don Ramiro. En un nuevo encuentro, ROBERTO
nuestro Carmelo cantó, se acordó de sus tiempos y acometió ¡Ahí está!
con tal furia, que desbarató al Ajiseco de un solo impulso.
ANFILOQUIO
HÉCTOR
No está bien, creo que no está bien.
¡Eso!
HÉCTOR
ANFILOQUIO
Qué va a pasar, Roberto, qué va a pasar.
¡Bravo, eso!
ROBERTO
ROBERTO
Tranquilos, tranquilos
¡Ese es mi gallo!
NARRADOR (continúa)
NARRADOR
Su enemigo, como para humillarlo, se acercó a él, pero sin
¡Bravo! ¡Bravo! (pausa) Pero se recuperó el Ajiseco y hacerle daño. Nació entonces, en medio del dolor de la caída,
entonces la lucha fue cruel e intensa. todo el coraje de los gallos de Caucato. Incorporado el
HÉCTOR Carmelo, como un soldado herido, acometió de frente y en
Roberto, Roberto, van a morir los dos. definitiva sobre su rival, con una estocada mortal.
ROBERTO (presente) ¡Bravo, bravo Carmelo!
Tranquilos, hermanitos, tranquilos. TRIUNFO DEL CARMELO.
NARRADOR ROBERTO
(ahora más fuerte) Dios te salve María, llena eres de Gracia… (grito de júbilo)
CONTINÚA EN SEGUNDO PLANO LA ORACIÓN DEL ¡Eso es! ¡Ese es mi gallo!
NARRADOR. NARRADOR
NARRADOR

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. Mi Novela Favorita .
El Carmelo había triunfado con lo último de sus fuerzas. Se HÉCTOR
quedó de pie un momento, esperando que el Ajiseco plantara Qué le decimos, pues, si se muere el Carmelo.
el pico. Sólo cuando lo vio enterrar la cabeza se dejó caer. PADRE
Había ganado la jugada. Felicitaron a mi padre mientras
No se va a morir, hijo.
resonaba un grito:
HÉCTOR
FELICITACIONES A DON ANFILOQUIO:
¿Seguro?
AMIGO UNO
PADRE
Lindo gallo, lindo gallo, don Anfiloquio. (segundo plano)
Seguro. Lo vamos a salvar, ya vas a ver.
AMIGO DOS
PASOS SOBRE ARENA, SEIS PERSONAS EN SILENCIO.
Felicitaciones por ese gallo, amigo.
ANFILOQUIO
DON RAMIRO
Roberto. Oye, Roberto…
Debo felicitarlo, don Anfiloquio. Pero el algo intervino la
ROBERTO
suerte, creo yo.
Qué.
PADRE
ANFILOQUIO
(contento)
¿El Carmelo tiene hijitos?
En algo, en algo siempre interviene…
ROBERTO
ROBERTO
¿Qué dices?
¡Viva el Carmelo!
ANFILOQUIO
HOMBRES
Que si el Carmelo tiene hijos.
—¡Viva el Carmelo!
ROBERTO
—¡Viva el Carmelo!
Claro que tiene. Varias nidadas tiene.
—¡El mejor gallo de todo Ica!
ANFILOQUIO
—¡Carmelo, Carmelo, Carmelo, Carmelo!
(alivio) Ya.
NARRADOR
ROBERTO
Yo y mis hermanos lo recibimos y lo condujimos a casa,
atravesando por la orilla del mar el pesado camino, y Por qué preguntas eso.
soplando aguardiente bajo las alas del triunfador, que ANFILOQUIO
desfallecía. No, nada, por saber.
PADRE ROBERTO
Vamos, chicos, vamos, vamos, apuren. Qué te pasa.
GALLERO ANFILOQUIO
Sóplele, sóplele bajo el ala, joven. Nada, nada.
SOPLIDO CON AGUARDIENTE. ROBERTO
ROBERTO El Carmelo no se va a morir,¿me escuchas?
No se angustien, chicos, el Carmelo es bravo, el Carmelo va ANFILOQUIO
a morir de viejo. (impaciente)
PASOS SOBRE ARENA, SEIS PERSONAS EN SILENCIO. ¡Ya, ya!
PADRE ROBERTO
Cómo anda. ¿No me crees?
GALLERO ANFILOQUIO
Se va a salvar, don Anfiloquio, este gallo es muy bravo, es (igual) ¡Sí, ya, te creo…!
un gallo de pelea de verdad. NARRADOR
ROBERTO Cuando llegamos a la plazoleta, vimos que la Rosa y la
Lo compré en Caucato, de un criador famoso. Jesusa estaban esperándonos a la puerta de la casa. Habían
GALLERO estado ahí toda la tarde, y en cuanto nos vieron, vinieron a
¿Cómo se llamaba,joven? nuestro encuentro, corriendo en silencio.
ROBERTO DOS NIÑAS CORREN.
Salinas. JESUSA
GALLERO ¿Está… el Carmelito se ha…?
Salinas, sí, buena cría, muy buena raza. ROBERTO
PASOS SOBRE ARENA, EN SILENCIO. SONIDO DE MAR. Está vivo, hermanita.
HÉCTOR OCHO PERSONAS CAMINAN EN SILENCIO SOBRE LA
VEREDA.
Papá. Papá. Qué le decimos a la mamá.
ROSA
PADRE
¿Ganó?
Cómo qué le decimos.

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. Mi Novela Favorita .
PADRE JESUSA
Claro que ganó, Rosita. Por supuesto que ganó. ¿Y si lo agarrabas y lo parabas?
CAMINAN EN SILENCIO NARRADOR
JESUSA (entonces) Le puede hacer mal.
Y por qué no se mueve. JESUSA
GALLERO No parece que me viera, oye…
Está cansado, niña. Fue una pelea muy fuerte. NARRADOR
CAMINAN EN SILENCIO (entonces) Sí te está mirando con su ojito.
NARRADOR MADRE
Mi madre estaba a la puerta. Con un gesto le preguntó a mi Anfiloquio, ¿te das cuentade lo que les has hecho a los
padre cómo le había ido. Y mi padre, con otro gesto, le dijo chicos?
todo. PADRE
MADRE ¡Pero mujer, qué les he hecho!
(resignada) Ay, Dios mío, Dios mío, Dios mío, ¡para qué hizo MADRE
Dios los gallos de pelea! Les vas a dar la pena más grande de sus vidas.
GALLERO PADRE
¿Tendrá usted un poquito de agua caliente, señora? ¡No se va a morir, mujer, por favor!
MADRE MADRE
Por supuesto. (grito) ¡Eulogia…! Se va a morir. Y cuando se muera, no quiero que estés en la
ROSA oficina ni en la plaza conversando con tus amigos. Quiero que
Óyeme. Cómo estuvo. estés aquí en tu casa y que los consueles tú. Rosa se va a
ROBERTO poner mal, y la Jesusita, ni que se diga.
Valiente. Estuvo valiente. Pero casi pierde. PADRE
ROSA Tienen que irse formando en las penas, mujer. La vida trae
¿Casi lo matan? sus penas.
ROBERTO MADRE
Casi. Pero al final… Las trae. No las buscamos. Tú se las has buscado con esa
afición salvaje.
HÉCTOR
PADRE
Al final sacó fuerzas y se tiró sobre ese gallo y le clavó la
navaja en medio del pecho. Ay por favor, mujer…
ROSA PASOS QUE SE ALEJAN.
¿Y ese gallo murió o enterró el pico? MADRE
ANFILOQUIO Pues cuando se muera el Carmelo, tú aquí, en tu casa,
consolando a tus hijos, ¿me escuchas?
Enterró el pico y murió.
PADRE
JESUSA
(de lejos)
(muy afectada)
No se va a morir, mujer, el Carmelo no se va a morir…
No me gusta, no me gusta que mueran los gallos, no me
gusta, yo nunca voy a ir a ver pelear a los gallos. NARRADOR
NARRADOR El segundo día, cuando regresamos del colegio, fuimos yo y
mi hermana a verlo y lo encontramos muy decaído.
Dos días estuvo el Carmelo sometido a toda clase de
cuidados. (entonces) No está bien, Jesusita, el Carmelo no está bien.
MADRE JESUSA
¿Cómo ha amanecido? ¿Se va a morir?
ROBERTO NARRADOR
No sé, mamá. No he ido a verlo todavía. (entonces)
MADRE Quien sabe, hermanita.
(sin cariño) Llévale este maicito. JESUSA
ROBERTO Se va a morir. Pobrecito, se va a morir.
Gracias, mamá. NARRADOR
NARRADOR Le dábamos agua con nuestras manos, lo acariciábamos, le
poníamos en el pico rojo granos de granada. Ni siquiera se
Mi hermana Jesusa y yo lo alimentábamos. Le poníamos el
movía. Pero de pronto el Carmelo se incorporó.
maíz en el pico, pero el pobrecito no podía comer ni
incorporarse. JESUSA
NARRADOR Mira, mira, se está parando.
(entonces) Dale otro granito, Jesusa. NARRADOR

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. Mi Novela Favorita .
(sale corriendo) ¡Papá! ¡Roberto! ¡Héctor! ¡Anfi! ¡El Carmelo No sé por qué tuviste que llevarlo a pelear, papá. ¿No sabías
se ha parado! ¡Vengan, vengan, el Carmelo se ha parado! que podían matarlo?
ROBERTO ANFILOQUIO
¿Qué dices? Sí sabía, Rosa. Pero los gallos de pelea tienen que pelear,
NARRADOR pues…
Vengan, vengan… el Carmelo parece que está mejor… MADRE
NARRADOR Ya está bueno. Conversemos de otra cosa.
Todos vinieron corriendo y se pusieron alrededor del Carmelo. NARRADOR
(pausa) Caía la tarde, y por la ventana del cuarto entraba la Y en silencio, sin decir una sola palabra más, nos pusimos a
luz sangrienta del crepúsculo. El Carmelo se acercó a la comer el biscochuelo. Y ya nunca volvimos a ver al Carmelo.
ventana… miró la luz… agitó súbitamente las alas y estuvo Ni preguntamos tampoco por él. Pero sentimos un gran alivio
largo rato en la contemplación del cielo. —que, sin embargo, ninguno quiso expresar— cuando esa
PADRE noche notamos que, para la cena, Eulogia nos presentaba un
estofado de res. El Carmelo descansaba en paz.
(susurro) Carmelito, bravo, bravo, Carmelito…
(pausa)
NARRADOR
Al día siguiente, en el alba, en la agonía de la sombra
Luego el Carmelo abrió nerviosamente las alas de oro, se
nocturna, no se oyó su canto alegre.
enseñoreó y cantó.
(escucha)
CANTO DEL GALLO.
Lo que sí se oyó, muy a lo lejos, fue un canto de gallo que
NARRADOR
para algunos de nosotros… (pausa, susurro) Ahí está.
Estábamos todos allí. Todos mirando al Carmelo cuando Escuchen. Escuchen.
retrocedió unos pasos… inclinó el tornasolado cuello sobre el
CANTO DE GALLO MUY A LO LEJOS.
pecho… tembló… se desplomó… estiró sus débiles patitas
escamosas y… NARRADOR
JESUSA Ese canto… a algunos de nosotros nos pareció que era el
canto del Carmelo.
Papá. Papá. Me está mirando.
MÚSICA CON CANTO DE GALLO.
NARRADOR
NARRADOR
Sí, mirándonos, mirándonos amoroso, el Carmelo expiró
apaciblemente. Y así pasó por el mundo aquél héroe ignorado, amigo tan
querido de nuestra niñez, el Caballero Carmelo, flor y nata de
TODOS
paladines y último vástago de aquellos gallos de sangre y de
(llamado, a lo lejos, que se acerca) Mamá. raza cuyo prestigio unánime fue el orgullo, por muchos años,
JESUSA de todo el verde y fecundo valle del Caucato.
(llamado que se acerca) Mamá, mamá…
ROSA
(llamado que se acerca)
Mamá, se ha muerto el Carmelo.
HÉCTOR
¡Se ha muerto, se ha muerto el Carmelo, mamá!
NARRADOR
Fin
Mi madre nos tomó de las manos, nos llevó al comedor y nos
sentó a la mesa y sacó del aparador un gran biscochuelo que
había horneado especialmente esa tarde. Llegó mi padre,
lentamente, y se sentó a la cabecera, como siempre. Nos
miró… miró a mi madre… carraspeó y dijo:
PADRE
(carraspea)
Lo siento mucho. Lo siento de verdad, hijos. Era un buen
gallo. Pero era un gallo de pelea y… pues así es la vida.
Tiene su parte de muerte también. Y la vida de los gallos de
pelea… tiene mucho más.
HÉCTOR
Yo creo que no voy a criar gallos, papá.
ROBERTO
Nadie te va a obligar, hermano. Es una cosa de afición.
JESUSA
Yo tampoco voy a criar gallos de pelea.
ROSA

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