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Chile y la Antártica: 70 años después

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Resumen

Mucho ha cambiado la visión que se tiene de la Antártica desde aquel pionero viaje 70 años
atrás del Presidente Gabriel González Videla, con el que estableció un hito en la presencia
chilena en el continente helado.

Texto

Contenidos
Mucho ha cambiado la visión que se tiene de la Antártica desde aquel pionero viaje 70 años
atrás del Presidente Gabriel González Videla, con el que estableció un hito en la presencia
chilena en el continente helado.

En esos tiempos, la presencia chilena en la Antártica era entendida como una forma de
establecer soberanía y como parte de una concepción geopolítica de ese territorio. Sin embargo,
poco después, en diciembre de 1959, se firmaba el Tratado Antártico con 12 países signatarios,
incluido Chile, mediante el cual dicho territorio solo se destinaría a fines pacíficos; también se
prohibía toda actuación de carácter militar, excepto para fines científicos, la que, a su vez, debía
realizarse de manera colaborativa, entre varios otros acuerdos. A medida que se han ido
sumando países al pacto y profundizando sus cláusulas, se ha conformado una visión de la
Antártica muy distinta de la original. Sus 14 millones de kilómetros cuadrados se destinarían a
un experimento inédito en la historia de la humanidad: exclusivamente a la investigación
científica con fines pacíficos sin que ningún país tuviera soberanía sobre él. Este es uno de los
acuerdos de colaboración planetaria más importantes, en el cual Chile tiene un papel crucial
que jugar.

Compartimos con Argentina la mayor cercanía a la Antártica de todos los continentes -menos de
la mitad de la distancia a que se encuentran Australia y Nueva Zelandia, y menos de un tercio
de la de Sudáfrica-, con la ventaja sobre Argentina de que Punta Arenas tiene una
infraestructura científica y universitaria, además de una tradición antártica de décadas, mejor
establecida que las ciudades argentinas más cercanas, como Ushuaia, de manera que está
llamada a convertirse, si es que el país despliega el esfuerzo necesario para lograrlo, en la
"capital científica" de la Antártica.

17 Jun 2018 04:50:32 1/2


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Ello implica una serie de actividades, muchas de las cuales están en curso y otras deben
comenzar a hacerse. Por de pronto, el Instituto Antártico Chileno se ha orientado en los últimos
años fuertemente a la investigación científica, lo que debe seguir profundizándose. La existencia
del Centro de Excelencia en Biomedicina de Magallanes (Cebima), con sede en Punta Arenas;
el Instituto Milenio de Ecología y Biodiversidad, que operará pronto en el Centro de
Investigación Subantártico Cabo de Hornos en Puerto Williams, en construcción; la Reserva de
la Biósfera (marítimo-terrestre) Cabo de Hornos, y el cable submarino de fibra óptica en
construcción de Puerto Montt a Puerto Williams (eventualmente a la Antártica, con proyección
luego al Asia Pacífico) son algunas de las acciones que el país está llevando adelante para
mantener esa preeminencia. Asimismo, sobre el Estrecho de Magallanes, en la Punta Arenosa
(salida norte de la ciudad), se proyecta la construcción del Centro Antártico Internacional,
edificio icónico que le dará a Punta Arenas la visibilidad antártica mundial que simbolizará su
conexión y realzará su carácter de puerta de entrada a la Antártica.

Sin embargo, aún no es posible planificar vuelos diarios desde Punta Arenas a la Antártica. Las
pistas que Chile posee no están en condiciones de recibir aviones en todo momento, lo que es
indispensable para la política antártica recién esbozada. Un absurdo, dados los acotados
esfuerzos económicos que eso implica en comparación con el costo del resto de las iniciativas
mencionadas. Claramente, esos recursos no pueden exigirse únicamente a las Fuerzas
Armadas, que habitan las bases antárticas chilenas, sino que deberían formar parte de una
política antártica científica de Estado, de alcance mucho más profundo, que transforme a nuestro
territorio extremo sur en un atractor de ciencia y tecnología de clase mundial, y de esa manera
impulse nuestra propia ciencia, tecnología y desarrollo a nuevas alturas.

Punta Arenas está llamada a convertirse, si es que el país despliega el esfuerzo necesario para
lograrlo, en la "capital científica" de la Antártica.

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