Baden-Powell nos legó el gran juego del lobatismo y del escultismo, el
gran Adolfo Aristeguieta nos dio su visión de cómo estos nos trasladan de natura a cultura.
El ser humano es un ser natural que logró una cultura y vive en ella, nace en natura y se integra a la cultura.
El lobatismo y el escultismo, como sistemas de educación no formal,
apoyan el desarrollo de los jóvenes reforzando los aprendizajes en cada etapa de su formación.
El hombre es un animal que nace en una manada, la familia, donde tiene
figuras (sus padres, hermanos y vecinos) que le enseñan las normas y valores, así como lo correcto y lo no tan correcto, el lobatismo se apoya en la fantasía para reforzar este aprendizaje a través de la familia feliz, donde la autoridad, el respeto a la normas, el cariño, la experiencia y los valores se presentan a través la fantasía basada en el Libro de las Tierras Vírgenes, de Rudyard Kipling. La familia feliz es la manada y la autoridad, el respeto a las normas, el cariño, la experiencia y los valores se presentan como Akela, Bagueera, Rasksha, Baloo, Hathi y otros personajes; mientras lo “no tan correcto” se presenta como los Bandarlog: el desorden.
La manada refuerza lo que el niño necesita, que es principalmente una
etapa de natura: normas, valores y destrezas primales, como orden, respeto y sociabilidad con la manada. En esta etapa los valores de cultura se limitan a los necesarios para convivir con la manada y no los requeridos para su supervivencia, pues los aspectos relacionados con la seguridad, alimentación, sanidad y movilidad son responsabilidad de los adultos.
Dentro del desarrollo integral como ser humano en la manada es
especialmente importante el desarrollo de la conciencia de si mismo y de lo corporal, sin descuidar los otros aspectos del plan: desarrollo de la mano como instrumento creador y de expresión, la capacidad de agruparse con otros, y el desarrollo de la intuición.
El lobato crece, llega a la pubertad y B-P le ofrece el escultismo para
reforzar su desarrollo, ahora con más énfasis en la cultura (sin descuidar a natura). El joven de la tropa ahora vive su relación con los otros y la fantasía de la familia feliz es sustituida por una aventura que refuerza los valores de trabajo en y para el bien del equipo (la patrulla); las figuras de fantasía son sustituidas por figuras reales que le proporcionan guía y ayuda (dirigentes de tropa). En esta etapa se hace énfasis en el desarrollo del trabajo en equipo y de las destrezas requeridas para su bienestar, principalmente a través de la construcción del “hogar”: el rincón de la patrulla en campamento. En esta etapa el individuo debe aprender y aplicar las destrezas requeridas para su vida diaria, pues los aspectos de alimentación, seguridad, confort, sanidad y movilidad son logrados, principalmente, a través de su trabajo.
Las actividades típicas de la tropa son, principalmente, refuerzo de
destrezas de la cultura: la necesidad de preparar adecuadamente sus alimentos (cocina sus alimentos y el de sus compañeros de equipo), de mantenerse sano (sanidad, ejercicio, resguardo de los elementos, etc.), la división de tareas y la responsabilidad individual (la patrulla y sus cargos), el registro de lo hecho y el conocimiento necesario (orientación, pionerismo, actas de patrulla, etc.), normas y valores.
En la tropa se hace énfasis en el desarrollo y conciencia de la capacidad
de hacer, la capacidad de agruparse y su desarrollo espiritual.
El scout crece y pasa a ser un adolescente mayor, cuando empieza su
última etapa de formación en el escultismo como “receptor de programa”. En el clan el joven desarrolla, principalmente, los aspectos relacionados con la cultura, como son habilidades para desarrollar sus intereses, ser un elemento útil a su comunidad, la protección de ambiente y los valores relacionados con la convivencia en sociedad.
En el clan los jóvenes ya no dependen de un equipo único e invariable,
sino que se agrupan según sus intereses y necesidades, aprendiendo a desempeñarse en diferentes labores y con diferentes personas. En esta etapa el escultismo refuerza principalmente aspectos de cultura, para que entregar a la sociedad un ciudadano útil, con valores orientados al desarrollo de su entorno y consciente de sus responsabilidades.
En esta etapa, el clan, el joven refuerza destrezas como organización y
planificación, comprende su responsabilidad hacia los demás y esta listo para la vida en la sociedad, en la cultura.