Anda di halaman 1dari 3

Escalante, Pablo. (1990).

“Mesoamérica, Aridamérica y Oasisamérica” en Linda Manzanilla y


Leonardo López Luján (coord.) Atlas Histórico de Mesoamérica. México. Larousse. Pp. 11-14.

MESOAMÉRICA, ARIDAMÉRICA Y OASISAMÉRICA.

A partir de los múltiples estudios que se han realizado sobre el México Antiguo, han surgido diferentes
proposiciones de criterios taxonómicos y cuerpos conceptuales que pretenden diferenciar zonas y grupos para
construir una adecuada perspectiva de análisis. Desde los años cuarenta se ha ido extendiendo el uso de tres
conceptos básicos para delimitar y caracterizar grandes áreas culturales identificables en el complejo
panorama del México Antiguo: Mesoamérica, Aridamérica y Oasisamérica. Debe señalarse que dichos
conceptos son meras herramientas metodológicas para el análisis: sería un error suponer que designan
universos cerrados y completamente distintos entre sí. Cuanto más se avanza en el estudio de nuestra historia
antigua resultan más claros los contactos entre las diferentes áreas, a la vez que se identifican numerosos
elementos comunes, sobre todo en el caso de Mesoamérica y Oasisamérica. Por otra parte, dentro de las
grandes áreas coexistieron infinidad de pueblos con características peculiares, por más que compartieran un
sustrato de rasgos culturales afines.

Mesoamérica:

De las tres áreas, la de mayor complejidad es Mesoamérica; también es la más densamente poblada y la más
extensa. Ocupa casi la totalidad de las costas continentales, el centro y sur de nuestro país y buena parte de
Centroamérica. Esta zona, a diferencia de la del norte, es naturalmente propicia para la agricultura. Cuenta
con una gran variedad de suelos y climas, y la mayor parte de ella recibe una precipitación pluvial anual lo
suficientemente intensa como para mantener vivos los sistemas hidrológicos que la recorren. Y en su caso de
eventuales catástrofes climáticas, algunas zonas, como la de la Costa del Golfo tienen tierras con una riqueza
capaz de suplir las deficiencias de otras regiones.
Desde el año 2000 a. C. aproximadamente, Mesoamérica comienza a alojar grupos de agriculturas
sedentarios. Después del surgimiento de estos primeros focos culturales – fundamentalmente en el Altiplano
Central y en el Golfo de México – se dará un desarrollo ininterrumpido de diferentes culturas en todo el
territorio Mesoaméricano: culturas relacionadas entre sí y herederas continuas de los avances anteriores.
Algunos rasgos comunes a todas ellas son los siguientes: el conocimiento y utilización de una basta gama de
técnicas para la producción agrícola, fabricación de terrazas y obras hidráulicas de diversa índole, uso del
bastón plantador o huitzoctli y el azadón de madera o huictlí; cultivo de maíz, fríjol, calabaza, chile, chía y
tomate; preparación de tortillas de maíz con [pág. 11] cal; trabajo del algodón; edificación de complejos
urbanos y plataformas piramidales escalonadas, uso de estuco para el recubrimiento de superficies
arquitectónicas y trazo de patios en forma de I para el juego de pelota.
También es un rasgo compartido por los diversos grupos mesoamericanos (sin él no habría surgido muchos
de los elementos arriba mencionados) la producción de un amplio excedente regular. Esto dio origen a
fenómenos sociales relevantes, como el surgimiento de un extracto diligente de organizadores de la
producción, desligados de los medios de producción directos y mantenidos mediante un sistema de
tributación. La existencia de grandes centros urbanos, la multiplicación y complicación de las funciones
religiosas, y la progresiva militarización de los señoríos, fueron factores que agudizaron la estratificación. La
capa más numerosa, la de los tributarios, tuvo que mantener una sociedad llena de gastos. La contradicción
entre tributarios y tributados fue profunda. Paralelamente surgió y se consolido una extensa red comercial y
una capa de comerciantes prósperos, rodeados de riquezas y algunos privilegios, pero sin las prerrogativas y
el status de la nobleza.

1
Aridamérica

Muy distintas eran las cosas en el norte del país. Muchos grupos habitaban la inmensa zona de climas áridos
y semiáridos que comprende total o parcialmente los actuales estados de Baja California (Norte y Sur),
Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Aguascalientes,
Guanajuato, Querétaro, y San Luis Potosí. Estos grupos tenían por actividades fundamentales la caza de
animales como la liebre, el venado y algunas aves y la recolección de frutas planta y raíces. Aquellos que
estaban cerca de la costa se dedicaban además a la pesca. Desplazándose de un lugar a otro, formaban ciclos,
y sólo se detenían cuando hallaban zonas con recursos abundantes; en ella formaban pequeños campamentos
que levantaban después de unas cuantas semanas.
Los bienes producidos por los grupos aridamericanos eran escasos. No contaban con mayor ajuar que las
pieles con las que se abrigaban, algunos cestos y redes para transportar y guardar alimentos (para cargas a las
criaturas), y sus utensilios de trabajo: el arco, la flecha, palos arrojadizos y puntas de piedra. Su forma de
organización, por bandas, y sus creencias míticas y prácticas rituales no cristalizaron nunca en instituciones
complejas, pues las condiciones de su vida material no lo permitían.
Frecuentemente los grupos aridamericanos se enfrentaban entre sí, buscando zonas exclusivas para la caza o
tratando de arrebatarse la comida. Pero también se enfrentaban a sus vecinos sedentarios.
Hubo incursiones de grupos nómadas a los establecimientos más norteños de Mesoamérica, y fueron
frecuentes a las aldeas oasisamericanas.

Oasisamérica

Como una mancha verde en medio del desierto, Oasisamérica se localiza en la zona noreste y noroeste de los
estados de Sonora y Chihuahua respectivamente extendiéndose también a los estados norteamericanos de
Arizona y Nuevo México.
En Oasisamérica hay la humedad natural suficiente para cultivar la tierra, generada por un conjunto de rios
medianos que descienden de la Sierra Madre Occidental. La sedentarización se dio más tardíamente que en
Mesoamérica, y de hecho nunca se dejaron de practicar la caza y la recolección como actividades
complementarias importantes, aunque se sembraba maíz, fríjol, calabaza, chile y tomate, y se había
domesticado el guajolote, al igual que en Mesoamérica.
Los grupos Oasisaméricanos acudieron también a diferentes técnicas auxiliares para hacer producir la tierra:
hicieron terrazas y se valieron de canales y depósitos para regular el abastecimiento de agua [pág. 14].
Construyeron y habitaron pequeños núcleos urbanos donde alternaban construcciones semisubterráneas
(algunas con fines rituales) y edificios, de hasta cuatro pisos, construidos con adobe y soportes de madera y
piedra. Su actividad artesanal especialmente en el renglón de la cerámica y la talla de piedra, fue intensa y de
gran calidad. Sus prácticas religiosas, así como las de gobierno, fueron más o menos complejas. Sin embargo
no parece haberse llegado nunca a un proceso de estratificación similar al mesoamericano. Las sociedades
Oasisaméricanas eran prácticamente igualitarias.
Estas tres grandes áreas culturales – ya se dijo anteriormente – no constituyen universos cerrados, ni sus
límites son absolutamente fijos. Yacimientos arqueológicos y fuentes escritas demuestran que en varias
ocasiones tuvo lugar una cierta convivencia entre grupos mesoamericanos y cazadores recolectores de
Aridamérica. Además, se conoce que la frontera norteña de Mesoamérica tuvo variaciones con el paso del
tiempo. Unos cinco siglos antes de la conquista española, zonas que en el siglo XVI albergaban solo a grupos
de cazadores recolectores habían sido habitadas por agricultores sedentarios con un patrón cultural
típicamente mesoamericano.

2
Incluso los pueblos de Oasisamérica, relativamente alejados, tenían contacto con los mesoamericanos. La
presencia en Oasisamérica de diversos objetos artesanales de origen mesoamericano, y de otro rasgos como
el culto a la serpiente emplumada y el juego de pelota, ha permitido trazar las viejas rutas de migración y
comercio. Sabemos que la gente de Paquimé (o Casas Grandes), en el actual estado de Chihuahua, usaba
cascabeles de cobre trabajados en la costa del Pacífico, y por dar otro ejemplo que en él Altiplano Central de
México se trabajaba abundante turquesa traída de Sonora y Chihuahua.
Si bien la rede de rutas era muy superior dentro de los propios límites mesoamericanos, también entre las
diferentes áreas existía un contacto sistemático. En largas jornadas a pie, grupos de diferentes orígenes tejían
una red que cubría la totalidad de nuestro actual territorio y aún más [pág. 16].

BIBLIOGRAFÍA

Kirchhoff, Paul. (1943). “Los recolectores-cazadores del norte de México”, El norte de México y el sur de
Estados Unidos. México, Sociedad Mexicana de Antropología.
Kirchhoff, Paul. (1967). “Mesoamérica. Sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales”,
suplemento de la revista Tlatoani, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, Sociedad de
Alumnos.
Piña Chan, Román. (1967). Una visión del México Prehispánico. México, Instituto de Investigaciones
Históricas, UNAM.

Anda mungkin juga menyukai