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MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL EN EL PROCESO PENAL PERUANO Y

PROBLEMAS EN SU APLICACIÓN REAL

JORGE WALTHER ATTO VALDIVIEZO

CURSO FMI
2010
ÍNDICE

INTRODUCCION……………………………………………………………….....….. 4

I. MARCO TEÓRICO: LAS MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL


I. CONCEPTO Y NOTAS CARACTERÍSTICAS……………………………......... 6
II. NATURALEZA Y FINALIDAD……………………………………………….... 7
III. MODELOS DE COERCIÓN PERSONAL…………………………………........ 8
A) El modelo garantista……………………………………………………… 8
B) El modelo eficientista…………………………………………………….. 8
C) El modelo preventivista radical………………………………..…………. 9
D) Una visión al sistema peruano……………………………………………. 9
IV. PRINCIPIOS……………………………………………………………………… 10
1. Principio de proporcionalidad…………………………………………….. 11
2. Principio de legalidad…………………………………………………….. 12
3. Principio de razonabilidad………………………………………………... 12
4. Principio de presunción de inocencia…………………………………….. 13
5. Principio específicos en materia de coerción personal…………………… 14
5.1 Excepcionalidad……………………………………………………… 14
5.2 Provisionalidad……………………………………………………….. 14
5.3 Variabilidad

II. LAS MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL EN EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL


PENAL
1. Comparecencia…………………………………………………………… 15
a. Comparecencia simple……………………………………………….. 15
b. Comparecencia restrictiva……………………………………………. 16
2. Detención……………………………………………………………….... 16
a. Detención policial………………………………………………….… 16
b. Detención preliminar judicial………………………………………... 18
3. Impedimento de salida del país………………………………………..…. 19
4. Detención domiciliaria…………………………………………………… 19
5. Prisión preventiva……………………………………………………….. 20

III. PROBLEMAS DE LAS MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL


I. APLICACIÓN DE LAS MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL PERDIENDO
DE VISTA SU NATURALEZA………………………………………………... 21
II. VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES PRODUCTO DE
UNA MALA INTERPRETACIÓN DE LOS PRESUPUESTOS MATERIALES Y
LOS PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES QUE RIGEN LA COERCIÓN…. 23
III. REGULACIÓN DE LA PRISION PREVENTIVA EN EL NUEVO CÓDIGO
PROCESAL PENAL Y PROBLEMAS EN SU APLICACIÓN……………….. 27
A. Noción de la prisión preventiva………………………………………… 27
B. Presupuestos materiales y formales…………………………………….. 28
C. Forma en que deben ser observados los principios constitucionales…… 30
D. Duración de la prisión preventiva……………………………………… 32

IV. PROBLEMAS EN LA MOTIVACIÓN DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES


QUE OTORGAN MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL………………... 33

IV. ANÁLISIS DE AUDIENCIA DE REQUERIMIENTO DE PRISIÓN PREVENTIVA...38

V. CONCLUSIONES…………………………………………………………………. 43

VI. BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………….…….. 44
INTRODUCCION

El art. 1° de la Constitución Política del Perú proclama que “la defensa de persona
humana y el respeto a su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”; asimismo el
art. 44° del mismo texto constitucional, señala como deberes primordiales del Estado, entre otros,
“garantizar la plena vigencia de los derechos humanos y promover el bienestar general que se
fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la nación”.
En este contexto podemos afirmar que
Tal cometido no es algo utópico como propio de los libros de Homero en la literatura
antigua, sino que
Para alcanzar ésto se necesita, además de su reconocimiento expreso en la Constitución,
que los derechos humanos sean respetados y observados por los poderes del Estado allí donde les
compete; es decir; tanto por el poder Ejecutivo que al momento de dictar la política del Estado,
tiene el deber de promoverlos y garantizarlos; como por el Legislativo al dictar leyes que regulan
las limitaciones a la libertad, es decir leyes de carácter penal (tanto de corte sustantivo o
procesal); y finalmente por el Judicial, en cuanto a que los derechos humanos no sean vulnerados
al momento de la aplicación de las leyes penales en los casos concretos y de una manera más
importante en los procesos penales.
Hago ésta precisión en cuanto al proceso penal, porque es aquí donde se puede observar
de forma más nítida el poder del Estado para mermar el derecho de libertad de los ciudadanos con
el fin de administrar justicia. Esta injerencia del Estado sobre la esfera de libertad de los
ciudadanos en un proceso penal se puede dar, en mi opinión, en dos circunstancias:
1. Cuando hay de por medio una sentencia condenatoria contra un ciudadano por la
realización de algún hecho punible, es decir cuando el proceso ya ha finalizado siendo
el acusado declarado culpable.
2. Cuando no habiendo una sentencia condenatoria, se dicta una medida de coerción
personal, con el fin de asegurar la viabilidad del proceso, es decir, cuando hay peligro
de una obstrucción a la justicia o para asegurar el cumplimiento de la sentencia.
El objeto del presente estudio lo constituye la segunda situación, esto es, en las medidas
de coerción procesal de carácter personal de las cuales se agencian los jueces y fiscales para
asegurar la administración de justicia cuando existen determinados presupuestos como el peligro
procesal o los indicios de culpabilidad de una persona en la comisión de un hecho ilícito.
En este orden de ideas las medidas de coerción personal se han convertido en una
herramienta indispensable para conseguir una buena administración de justicia penal. Sin
embargo, su uso no debe ser de forma arbitraria e ilimitada, sino que se deben aplicar cuando sea
estrictamente necesario para la consecución de los fines del proceso penal, puesto que su
aplicación supone una merma del derecho fundamental de la persona humana a la libertad sin que
el proceso haya terminado, es decir, no se tiene una certeza en sentido estricto que vincule al
acusado o imputado con la comisión del hecho ilícito.
Por lo tanto, la aplicación de estas medidas no puede darse fuera del marco constitucional,
esto es, debe respetar los derechos y principios contenidos en la misma pero, como ya dije antes,
este respeto debe hacerse de modo real y efectivo.
Ya entrados en el tema creo que no es ocioso señalar como es que voy a estructurar mi
trabajo para una mejor comprensión del tema, el cual, lo he dividido en tres partes.
En primer lugar, considero necesario hacer un breve marco teórico de las medidas de la
coerción personal, definición y señalar su finalidad, lo cual es muy importante para efectos del
presente estudio, pues en la medida que entendamos para qué han sido creadas podemos ver si su
aplicación real está o no ajustada a derecho. Dentro de este marco teórico también he creído
conveniente hacer referencia a los modelos de coerción personal que señala actualmente la
doctrina, pues sólo si conocemos todos podemos darnos cuenta si es que el que acoge el Perú es
el que más se ajusta al respeto del derecho de libertad de las personas. Además, he querido hacer
unas precisiones sobre los principios que se deben observar al momento de imponer una medida
de coerción personal, pues éstos constituyen un límite en su aplicación y por ello es necesario
tenerlos muy claros. Por último, hacer mención de las principales clases de medidas de coerción
personal para tener una idea clara de qué formas los jueces pueden interferir en la libertad de los
ciudadanos.
La segunda parte del presente trabajo son los problemas que pueden suscitarse en la
aplicación de las medidas de coerción personal tales como: La aplicación de las medidas de
coerción personal perdiendo de vista su naturaleza, la vulneración de los derechos fundamentales
producto de una mala interpretación de los presupuestos materiales y los principios
constitucionales que rigen la coerción, los problemas en la aplicación de la prisión preventiva en
el nuevo código procesal penal, ya que esta es la medida de coerción que afecta en mayor grado
la libertad de los personas y por último, algunas cuestiones respecto a la motivación de las
resoluciones judiciales que otorgan medidas de coerción personal. Es necesario tener en cuenta
que los problemas que plantea la coerción personal tienen su origen en la concepción que tienen
los agentes de la administración de justicia de las medidas de coerción personal.
Finalmente, he considerado un análisis de la casuística piurana, algunos casos de la que he
recogido de la asistencia a algunas audiencias realizadas en la sede de la Corte Superior de
Justicia de Piura, para conocer cómo se están aplicando estas medidas en la realidad más próxima
a nosotros, el distrito judicial de Piura.
Presentado ya el tema me parece importante resaltar que la coerción personal es una
figura jurídica de especial trascendencia para el proceso penal, porque aunque sólo es de carácter
excepcional, es decir, sólo se aplicara cuando se compruebe la concurrencia de determinados
supuestos los jueces deberían tener una singular precaución al considerar su procedencia en los
casos concretos.
I
MARCO TEÓRICO
BREVES CONSIDERACIONES EN TORNO A LA COERCIÓN PERSONAL

I. CONCEPTO, Y NOTAS CARACTERÍSTICAS


Las medidas de coerción personal, también llamadas por la doctrina medidas cautelares
personales, son instrumentos de naturaleza procesal de los cuales se puede agenciar el juez de
manera excepcional, esto es ante la confluencia de determinados presupuestos, para alcanzar los
fines del proceso penal y garantizar la justicia.
Estos instrumentos consisten en actos por los cuales el juez restringe el derecho de
libertad del imputado para lograr la eficacia de otro derecho constitucional: el debido proceso, en
el cual estaría el fundamento de su aplicación1. De esta forma, las medidas de coerción personal
se constituyen como una injerencia legítima en los derechos fundamentales en cuanto estén
orientadas a garantizar la justicia; es por esto que se les denomina “medidas de coerción”, pues
con este término se hace referencia a la posibilidad ser impuestas por la fuerza incluso en contra
de la voluntad de quien se ve sometido a ellas.
En este orden de ideas, es importante señalar lo que afirma el DR. CACERES JULCA “al
momento de aplicar la coerción personal el juez encuentra en conflicto dos derechos
fundamentales: la libertad y el proceso penal o juicio previo; por tal motivo ante esta disputa será
necesario hacer una ponderación de derechos, siempre dentro del marco constitucional y con los
límites establecidos para esa discrecionalidad”2.
Es importante señalar algunas de las más importantes características de las medidas de
coerción personal.
En primer lugar, y de especial relevancia, su carácter instrumental, en la medida que éstas
no son un fin en sí mismas sino que contribuyen a los fines del proceso penal, es decir, a
garantizar la eficacia del mismo y la efectiva realización de la sentencia.
En segundo lugar, como propio de las medidas cautelares, podemos encontrar las
características de provisionalidad y temporalidad. La primera de ellas, en el sentido que sólo
pueden ser efectivas mientras no desaparezcan los presupuestos de hecho que las motivaron, de lo
contrario el juez puede dejarlas sin efecto o revocarlas. La temporalidad se exige de tal forma que
no pueden extenderse en el tiempo más de lo estrictamente necesario y siempre que esté
pendiente un proceso penal en razón de que con ellas se afectan derechos fundamentales, de lo
contrario se corre el riesgo de que tenga un carácter de pena anticipada.
_________________
1 Artículo 139.- Principios de la Administración de Justicia. Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional. Ninguna persona puede ser desviada de la
jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni
juzgada por órganos jurisdiccionales de excepción ni por comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera sea
su denominación 10. El principio de no ser penado sin proceso judicial.
2 CACERES JULCA, Roberto. Medidas de coerción procesal, sus exigencias constitucionales, procesales y su
aplicación jurisprudencial. Lima: Idemsa, 2006, p. 14.
Finalmente, cabe indicar que estas medidas, son de carácter excepcional pues la regla
general que opera en el proceso penal es la libertad del ciudadano hasta que éste no llegue a su
término con una sentencia condenatoria y con éstas se restringe esa libertad.

II. NATURALEZA Y FINALIDAD DE LA COERCIÓN PERSONAL


Como es de común opinión dentro de la doctrina la naturaleza de las medidas de coerción,
al igual que la naturaleza de las medidas cautelares civiles, es únicamente procesal, pues como se
dijo, sirven para garantizar la eficacia del proceso y la consecución de la justicia. De esta forma,
como lo señalé en el apartado anterior, a propósito del carácter provisional de las medidas de
coerción, se debe evitar que éstas sean usadas como una pena anticipada, ni tampoco como una
medida de seguridad, pues este no es su naturaleza. Como aval de ésta concepción es bueno
recordar la sentencia recaída en el caso Thayron Loza Munárriz3
Además, es muy importante tener en cuenta que tampoco pueden ser usadas, sin que
medien los presupuestos necesarios para su aplicación, por la sola razón de ser un medio para
tranquilizar una histeria social, producida en casos mediáticos en los que existe un sentimiento de
venganza de la sociedad en contra el acusado, ejemplo: caso Laura Bozzo. También, puede
ocurrir que se olvide la naturaleza de las medidas de coerción personal en razón de criterios como
la reincidencia de imputaciones al procesado, sin que se observe, en el caso concreto, un
verdadero peligro de evasión de la justicia. De estos supuestos me ocuparé más adelante.
En cuanto a la finalidad, creo que llegados a este punto nos es fácil deducirla. En primer
lugar hay que señalar que nuestro código procesal penal en su art. 253° inc. 3 señala como fines
de las medidas de coerción personal, “(…) el prevenir, según los casos los riesgos de fuga, de
ocultamiento de bienes o de insolvencia sobrevenida, así como para impedir la obstaculización de
la averiguación de la verdad y evitar el peligro de reiteración delictiva”. Asimismo, el código
procesal penal de la República Dominicana en el primer párrafo de su art. 222° señala que las
medidas de coerción personal se dan para asegurar la presencia del imputado en el
procedimiento4.
De la lectura de estos textos normativos se puede colegir que la finalidad de la coerción
penal es evitar la obstrucción de la justicia ya sea por la falta de concurrencia del imputado o
acusado al proceso, lo cual degeneraría además en detrimento de su derecho a la defensa y por
tanto al debido proceso o por un incorrecto proceder de éste, como por ejemplo una obstrucción
en la actividad probatoria. Además en la medida que en el proceso penal peruano rige como regla
general la presunción de inocencia y por ende la libertad del ciudadano hasta que no haya una
sentencia condenatoria, cabe la posibilidad (cuando se compruebe el peligro procesal) de que éste
evada la acción de la justicia, en tal sentido a través de las medidas de coerción se garantiza la
realización de una eventual sentencia condenatoria, pero no hay que olvidar que sólo serán
legítimas si se dan dentro de un marco constitucional y siempre que existan los presupuestos para
su aplicación.
__________________
3 EXP. N. º 0298-2003-HC/TC del 21 de agosto de 2003, F. J. 3
4 Código procesal del la República Dominicana. Art. 222° Principio general. Toda persona tiene derecho a la
libertad y a la seguridad personal. Las medidas de coerción tienen carácter excepcional y sólo pueden ser
impuestas mediante resolución judicial motivada y escrita, por el tiempo absolutamente indispensable y a los
fines de asegurar la presencia del imputado en el procedimiento.
Ahora bien, basándome en el DR. ASCENCIO MELLADO, puedo decir que cuando la
finalidad que se le asigna a la imposición de una medida de coerción en un caso concreto es
diferente a aquella que le es consustancial, esta medida de coerción pierde su naturaleza,
generándose así una institución confusa e incompatible con un estado de derecho5.

III. MODELOS DE COERCIÓN PERSONAL


Siguiendo al DR. ARSENIO ORÉ GUARDIA6, podemos distinguir 3 modelos de
coerción personal en razón a la relevancia y por ende a la protección que el Estado da a los
derechos humanos, y en especial a la libertad, dentro una sociedad. Estos son el modelo
garantista, eficientista y preventivista radical.

A) El modelo garantista o liberal


El modelo garantista, tiene en el DR. LUIGUI FERRAJOLI7 a su más importante figura.
Este modelo gira en torno a la idea de que el Ius Puniendi estatal no debe ser considerado de
forma ilimitada, sino que debe ser conceptuado y aplicado dentro de un marco de racionalidad, de
acuerdo con los principios de legalidad y proporcionalidad. Por lo tanto, al momento de hacer uso
de su poder punitivo, el Estado debe respetar y hacer efectivos los derechos fundamentales de las
personas.
Las normas más importantes en lo referido al modelo garantista son la Convención
Americana de Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que
la cuales recogen un conjunto de derechos y garantías procesales que se convierten en límite del
poder de injerencia del Estado.
Entonces, en este sentido, podemos señalar 2 conclusiones del modelo garantista:
a) Sostiene que el poder punitivo del Estado no es absoluto sino limitado;
b) Reconoce y garantiza la efectiva realización de los derechos fundamentales y en
especial del derecho a la libertad

B) El modelo eficientista
Es un modelo estricto, en el cual impera la noción del principio e autoridad, aun por
encima de los derechos fundamentales, y en especial el derecho a la libertad. Ahora, este modelo
considera al ius puniendi como absoluto, es decir, no tiene límites.
En este modelo, pueden ocurrir problemas en los que se desvirtúa la naturaleza y finalidad
de las medidas de coerción personal; como por ejemplo, cuando en los casos de importante
envergadura social, los llamados casos mediáticos, se vulneran derechos fundamentales como a la
libertad y a la presunción de inocencia bajo el pretexto de la alarma social, por la simple
concepción de que el Estado ostenta un absoluto poder punitivo carente de límites.
__________________
5 ASENCIO MELLADO, José María. Derecho Procesal Penal. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2004, p. 204.
6 ORE GUARDIA, Arsenio. Las medidas cautelares personales [en línea]. Lima: Instituto Nacional de Ciencia
Procesal Penal, 2008 – [ref. de 28 de Mayo del 2009] . Disponible en internet: <www.incipp.gob.pe/artículos>
7 FERRAJOLI, Luigi. Derecho y Razón: Teoría del garantismo penal. Madrid: Trota, 2000, p. 852.
El eficientismo se caracteriza porque aquí hay una inversión de valores, pues aquí el
principio de la presunción de inocencia y el derecho de libertad se convierten en la excepción
siendo desplazados por el principio de autoridad, en el cual fácilmente las medidas de coerción
personal se pueden convertir en un anticipo de pena.
No obstante lo dicho, los países en los que rige este modelo, generalmente recogen en sus
legislaciones la noción de algunos límites, pero sólo formalmente ya que en el plano real estos no
existen ya que en cualquier momento si la autoridad (ya que en este modelo no sólo los jueces
pueden aplicar medidas de coerción sino también por ejemplo la policía) lo decide pueden ser
obviados, es decir, cumplen una función decorativa.

C) El modelo preventivista radical


Este modelo supone ir más allá del modelo eficientista. En el preventivismo radical
impera la noción de los valores del orden público y la seguridad ciudadana, los cuales deben ser
conseguidos “a como dé lugar”, incluso por encima de los derechos fundamentales.
Se denominada “preventismo” porque consiste en que el Estado y en especial el sistema
penal debe buscar la prevención del delito y por tanto debe actuar lo más temprano posible ante el
mínimo indicio de su comisión, aunque para esto se tengan que imponer unas medidas de
coerción personal sin tener la suficiente convicción de la existencia de los presupuestos
materiales y constitucionales para su aplicación.
En este sentido hay que resaltar el gran peligro que supone la adopción de un modelo así
y sobre todo al momento de imponer una medida de coerción personal ya que, al igual que en el
modelo anterior, se perderían la naturaleza y finalidad de éstas que no son otras que naturaleza
procesal y el fin de evitar la obstrucción de la justicia.
En este sentido, nuevamente volvemos al problema anterior: el hecho de que por presión
social en los casos de gran coyuntura se adopten las medidas de coerción personal sin los
respectivos presupuestos vulnerándose así los derechos fundamentales como la presunción de
inocencia y la libertad. Sin embargo, en este modelo tal vulneración se dará en un grado mayor
que en el modelo eficientista pues no sólo no será necesario comprobar la existencia de los
presupuestos materiales para optar por la coerción sino que además en el preventismo radical será
válido adoptar estas medidas antes de la comisión de un delito por el sólo riesgo de que se altere
el orden público y la seguridad ciudadana, así el Estado desplegará toda su maquinaria penal, ante
el primer indicio, para repeler el intento de comisión del delito.

Una visión al sistema peruano


Como advertí en la introducción, la importancia de revisar los tres modelos de coerción
que recoge la doctrina está en ver ahora cuál de ellos se recoge en el sistema penal peruano.
En primer lugar, debemos hacer referencia al aspecto formal. Nuestra Constitución
Política contiene una gama de artículos en donde se reconocen los valores de la dignidad humana,
el derecho a la libertad y seguridad personales, el derecho a la presunción de inocencia y además
se señala que el Perú es un Estado democrático y que tiene como deber primordial el respeto de
los derechos humanos8. Según estos postulados podemos afirmar que el sistema peruano se
adhiere al modelo garantista o liberal.
En segundo lugar, debemos analizar el plano material, es decir la verdadera práctica
jurisdiccional. Así por ejemplo, hay casos en los que las medidas de coerción (como la prisión
preventiva) se han prolongado de forma innecesaria y excesiva o casos mediáticos de gran
resonancia como el caso del recordado estilista Marco Antonio o de la cantante Abencia Meza o
los casos de terrorismo, en donde en su mayoría se aplicó una medida de coerción personal de
forma más célere simplemente por la conmoción social que éstos causaban. Teniendo en cuenta
estas afirmaciones, vemos entonces que la compatibilidad del modelo garantista con el sistema
procesal penal peruano ya no es tan clara, sino que se puede decir que nos encontramos ante un
sistema mixto: formalmente garantista pero en algunos casos materialmente eficientista.
Finalmente no me queda sino decir que para que el sistema procesal penal peruano sea
realmente consecuente con el modelo garantista (lo cual es lo ideal en un Estado democrático de
derecho) en la práctica, los legisladores y lo jueces al momento de regular y aplicar,
respectivamente, las medidas de coerción personal deben dar un efectivo cumplimiento a los
derechos fundamentales de la persona, esto es, que sólo se opte por la coerción de manera
excepcional como última medida y cuando se compruebe que concurren los presupuestos
establecidos para su aplicación, y no basen su imposición en la autoridad de quien las impone ni
en la seguridad ciudadana.

IV. PRINCIPIOS QUE RIGEN LA MATERIA DE COERCIÓN PERSONAL


Como ya ha quedado establecido con lo dicho anteriormente, al aplicar una medida
coercitiva se limitan algunos derechos fundamentales, en especial el de libertad, por lo tanto es
menester que las autoridades, esto es, los legisladores al regularlas, los fiscales al solicitarlas y
los jueces al concederlas, tengan en cuenta los principios constitucionales que inspiran el derecho
procesal penal.
Estos principios son ideales de justicia que los jueces deben tener en cuenta al momento
de conceder una medida de coerción personal y es que se encuentran íntimamente vinculados al
proceso de análisis del juez al evaluar si la medida es aplicable o no al caso concreto. Como lo
afirma el Dr. Cáceres Julca éstos tiene 2 fines: a) permitir una interpretación de la norma
favorable a los derechos fundamentales y b) permitirle al justiciable ejercer su derecho a la
defensa controlando las razones de la imposición de una medida de coerción a través de los
medios impugnatorios previstos9.
En este sentido, vuelvo a decir que al momento de hacer la ponderación de derechos de la
que habla el Dr. Cáceres Julca es necesario que el juez tenga en cuenta tales principios que, en
esa medida, se van configurando como unos límites a la discrecionalidad del juez al momento de
utilizar la coerción personal.
__________________
8 Artículo 1°: reconoce a la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad como el fin supremo de la
sociedad y del Estado. Artículo 2° inciso 24: reconoce el derecho a la libertad y seguridad personales. Artículo 2°
inciso 24 literal “e”: establece la presunción de inocencia. Artículo 43°: recoge la cláusula de Estado
democrático. Artículo 44°: establece como deber primordial del Estado garantizar la plena vigencia de los
derechos.
9 CACERES JULCA, Roberto. Las medidas cautelares en el nuevo código procesal penal. Lima: Jurista Editores
2009, p. 36.
He creído conveniente, tratar de forma breve algunos de los principios más importantes en
materia procesal penal, los cuales están incluidos expresa o implícitamente (cuando se deriven de
otros principios o derechos fundamentales) en la constitución.

1. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
La proporcionalidad o prohibición de exceso es la regla por la cual debe hacer una
congruencia entre la magnitud de la medida restrictiva de derechos y el grado de probabilidad de
obstrucción a la justicia, esto es, la probabilidad de peligro procesal.
El principio de proporcionalidad se encuentra recogido en la Constitución en el art. 200°
último párrafo cuando señala a propósito de las acciones garantías constitucionales que “el
órgano jurisdiccional examinará la razonabilidad y proporcionalidad del acto restrictivo”.
Asimismo, el art. 253° inciso 2 del nuevo código procesal penal lo recoge expresamente cuando
dice a propósito de las medidas de coerción personal al decir que éstas se impondrán con respeto
al principio de proporcionalidad10.
Como lo afirma el tribunal constitucional, el principio de proporcionalidad impide las
restricciones desproporcionadas y arbitrarias sobre los derechos fundamentales, límite que se
exige por la prohibición de infringir el contenido esencial de los mismos11. En consecuencia la
proporcionalidad se erige como una técnica para garantizar el respeto a los derechos
fundamentales. Así, ante la situación de conflicto entre dos derechos a la que debe enfrentarse el
juez, éste debe emplear la proporcionalidad para determinar cuál de ellos debe preferirse sobre el
otro.
Otra de las aplicaciones prácticas del principio de proporcionalidad está en la elección de
entre todas las medidas de coerción posibles en el caso concreto, aquella que, sin desconocer los
derechos fundamentales, sea la más adecuada para proteger los fines del proceso, es decir que de
existir, en un caso concreto, dos o más medidas que garantizan que se evite el peligro procesal, se
deberá optar por la menos gravosa de los derechos. Por lo tanto, se critican las privaciones de la
libertad que resultan inapropiadas para un determinado fin, cuando hay otras medidas menos
dañosas y que resultan eficaces para los fines del proceso. Por otro lado, también se debe aplicar
la regla de la proporcionalidad en cuanto al plazo de duración de una medida de coerción
personal.
Dentro del principio de proporcionalidad la doctrina reconoce la existencia de tres
subprincipios entrelazados entre sí los cuales se configuran como reglas de decisión para el juez,
estos son:
- Subprincipio de idoneidad.- por el cual se debe evaluar la elección de la medida que sea
más efectiva para proteger los fines del proceso penal asegurando la presencia del
imputado o acusado al proceso sin desconocer el contenido esencial de los derechos
fundamentales que se quieren limitar; es decir, será “idónea” la medida que sin dejar de
__________________
10 ARTÍCULO 253º Principios y finalidad.- 2. La restricción de un derecho fundamental requiere expresa
autorización legal, y se impondrá con respeto al principio de proporcionalidad y siempre que, en la medida y
exigencia necesaria, existan suficientes elementos de convicción.
11 EXP. N. ° 0731 2004 HC /TC. Lima 16 abril 2004
ser eficaz para conseguir la no obstrucción de la justicia, transgrede en menor intensidad
los derechos fundamentales.
- Subprincipio de necesidad.- por el cual para imponer una medida de coerción personal
primero se deben agotar todas las demás posibilidades con las cuales se podrían asegurar
igualmente los fines del proceso (como por ejemplo medidas cautelares de carácter real);
es decir, será ilegítima (por violar el subprincipio de necesidad parte del principio de
proporcionalidad y por tanto inconstitucional) toda medida de coerción que haya sido
impuesta existiendo otras medidas igualmente eficaces pero menos gravosas a los
derechos fundamentales.
- Subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto.- es la valoración y ponderación
propiamente dicha, es decir, el análisis mental que hace el juez de los presupuestos
materiales y constitucionales al momento de imponer una medida de coerción personal.
En conclusión, una medida que limita un derecho fundamental, será proporcionada si
observa estas tres reglas, es decir si es idónea, necesaria y equilibrada.

2. PRINCIPIO DE LEGALIDAD
El literal b del numeral 24 del art. 2 de nuestra Carta Magna reconoce el principio de
legalidad, según el cual, no están permitidas las restricciones a la libertad personal salvo en los
casos establecidos por la ley.
El principio de legalidad ha sido definido por la doctrina como el respeto a las formas
preestablecidas en la norma12. En materia de coerción procesal, tiene dos manifestaciones:
En primer lugar, implica que la imposición de una medida de coerción será válida cuando
se encuentre previamente autorizada por una norma con rango de ley, la cual debe a su vez
respetar los criterios constitucionales y en especial los derechos fundamentales de la persona
(sino sería inconstitucional). En este contexto, al juez penal no le está permitido imponer medidas
de coerción “nuevas”, esto es, que no estén tasadas por la ley sino que debe elegir de las
existentes la que sea más eficaz para los fines del proceso y de ser posible la menos gravosa para
los derechos fundamentales.
En segundo lugar, el principio de legalidad también está orientado a que se cumplan los
presupuestos materiales contemplados en la ley para cada medida y que son los únicos por los
cuales se justifica la limitación de los derechos fundamentales. Aquí cabe también resaltar que
este principio opera respecto de cuestiones como el plazo y las modalidades en que se pueden dar
las medidas de coerción personal, éstos no serán otros que los regulados por ley, por ejemplo el
tiempo por el cual se impongan no debe estar fuera de los márgenes previstos en la norma.
Además, la imposición de una medida de coerción debe darse con estricta sujeción al
procedimiento establecido en la ley.

3. PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD
El principio de razonabilidad exige que el juez al momento de analizar los hechos y
__________________
12 CACERES JULCA, Roberto. Las medidas cautelares en el nuevo código procesal penal. Lima: Jurista Editores,
2009, p. 77.
circunstancias que motiven la aplicación una medida limitativa de derechos encuentre una
justificación lógica para aplicarla. De esta manera, el juicio de razonabilidad se encuentra
íntimamente vinculado a la coerción personal en tanto que aquí existe una situación de conflicto
de intereses en la que el juez debe realizar una exigente labor de ponderación y valoración que
implica una buena cuota de discrecionalidad que debe realizarse de acuerdo a las reglas de
razonamiento lógico-jurídico para no convertirse en arbitraria.
En ese sentido, el principio de razonabilidad se infringirá cuando el juez al momento de
aplicar una medida coercitiva ésta no cumpla con el fin para el que fue creada o no busque
ninguna finalidad jurídicamente importante. En este sentido nuestro Tribunal Constitucional
considera que “(…) el principio de razonabilidad exige que la medida restrictiva justifique la
necesidad de preservar, proteger o promover un fin constitucionalmente relevante la que en
efecto justifica una intervención estatal en el seno de los derechos fundamentales”13.
La razonabilidad debe ser aplicada no sólo al momento de conceder la medida sino
también para mantenerla. Su observancia evitará que la discrecionalidad del juez se convierta en
arbitrariedad ya que éste deberá valorar, en el caso concreto, todos los elementos de hecho (que
se cumplan los presupuestos materiales) y de derecho (estar acorde con los principios
constitucionales) para justificar su imposición.

4. PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA


El principio de presunción de inocencia se encuentra reconocido en la Constitución en el
art. 2 numeral 24 literal e14, y en el código procesal penal en el art. II del título preliminar15.
La presunción de inocencia es una exigencia de la propia dignidad humana ya que
comporta la regla de que nadie toda persona goza de una posición jurídica por la cual debe ser
tratada como inocente hasta que no haya llegado a término un proceso penal que determine su
culpabilidad. Así el juez no debe realizar sus funciones considerando previamente que el
imputado es culpable de los delitos que se le imputan, sino que éste debe ser tratado como
inocente desde que es investigado hasta que se emita una sentencia firme.
En virtud de que la presunción de inocencia se configura como un derecho fundamental
de la persona al imputado se le exime de la carga de probar su inocencia, así la carga de la prueba
está a cargo de la parte acusadora, por lo que cualquier duda en los hechos favorece al imputado.
Esta carga, en materia de coerción, comprende una mínima actividad probatoria que acredite el
indicio de que el imputado ha cometido un delito, presupuesto necesario para la aplicación de una
medida de coerción. Esta convicción se podría asimilar al concepto del fumus boni iuris
(apariencia del buen derecho) en materia cautelar.
__________________
13 EXP. N° 2235-2004-AA/TC. LIMA 2005
14 Artículo 2°.- Derechos fundamentales de la persona. Toda persona tiene derecho: 24. A la libertad y a la
seguridad personales. En consecuencia: e. Toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado
judicialmente su responsabilidad.
15 Artículo II. Presunción de inocencia.- 1. Toda persona imputada de la comisión de un hecho punible es
considerada inocente, y debe ser tratada como tal, mientras no se demuestre lo contrario y se haya declarado su
responsabilidad mediante sentencia firme debidamente motivada. Para estos efectos, se requiere de una suficiente
actividad probatoria de cargo, obtenida y actuada con las debidas garantías procesales. En caso de duda sobre la
responsabilidad penal debe resolverse a favor del imputado.
En este contexto, es válido señalar que al aplicar una medida coercitiva no existe un grado
de certeza absoluto (que acabe con la presunción de inocencia) sino sólo una convicción
suficiente que vincule al imputado con la comisión del delito, de allí que la justificación de la
imposición de una medida que limite el derecho de presunción de inocencia será únicamente
procesal, evitar actuaciones que impidan que el proceso penal llegue a término y por tanto se
evada la justicia. En este sentido, una medida de coerción personal vulnerará el principio de
presunción de inocencia cuando ésta sea impuesta desconociendo su naturaleza procesal, es decir
cuando no se adecue a los fines del proceso.

5. PRINCIPIOS ESPECÍFICOS EN MATERIA DE COERCIÓN PERSONAL


La aplicación de las medidas de coerción personal, en cuanto medidas cautelares que son,
debe darse en atención a los principios que rigen este tipo de medidas, estos son:

5.1. EXCEPCIONALIDAD
La excepcionalidad es una consecuencia del principio de presunción de inocencia ya que,
según éste, el imputado debe ser tratado como inocente hasta que haya una sentencia firme que
demuestre lo contrario, en ese sentido se exige que las medidas de coerción sean de carácter
excepcional pues únicamente deben ser impuestas en situaciones especiales ante la concurrencia
de determinados presupuestos materiales, por tal motivo deben concebirse como último recurso
para garantizar los fines del proceso, cuando ya no quede otra opción. En este sentido, el art. 9°
inciso 3 del Pacto internacional de derechos civiles y políticos dice, a propósito de la prisión
preventiva, sensu contrario, que esta medida debe ser la excepción y la libertad la regla general.

5.2. PROVISIONALIDAD
El principio de provisionalidad exige que las medidas de coerción sean impuestas de
forma temporal, es decir sólo por el tiempo necesario para que se dé toda la actividad procesal
(actividad probatoria y de juicio) para que el proceso termine con una sentencia fundada en
derecho y se alcance la justicia. En este sentido, la provisionalidad se constituye en garantía para
el imputado pues hace que se eviten las dilaciones indebidas, es decir, que evita que la
imposición de estas medidas se prolongue más allá de lo necesario para cumplir con los fines del
proceso.

5.3. VARIABILIDAD
Las medidas de coerción se imponen teniendo en cuenta que en las circunstancias
concretas del caso confluyan los presupuestos establecidos para su concesión, por lo tanto, es
lógico que al alterarse éstos, la medida se cambie bien por otra más limitativa de derechos (si las
circunstancias que hagan pronosticar el peligro procesal empeoran) o por otra menos limitativa de
derechos cuando cambien, en beneficio del imputado, los presupuestos que fueron determinantes
para la imposición de la medida más restrictiva), a esto se le conoce como el carácter variable de
las medidas de coerción. Nuestro Tribunal Constitucional así lo ha reconocido al señalar: “las
medidas coercitivas (…) estarán siempre en función a la estabilidad o cambio de los presupuestos
que posibilitaron su adopción inicial; por lo que es plenamente posible que alterado el estado
sustancial de los presupuestos fácticos respecto de los cuales se adoptó la medida, la misma sea
variada” 16.

II
LAS MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL EN EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL
PENAL FORMAS DE MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL

1. COMPARECENCIA
a) COMPARECENCIA SIMPLE
Es la medida de coerción personal que afecta en menor grado el derecho de libertad de las
personas. Su imposición es dispuesta por el juez y tiene como objetivo amarrar al imputado a su
jurisdicción, de tal manera que éste se presente cada vez que le sea requerido. Se define como la
orden de presentarse ante la autoridad fiscal o judicial cada vez que le sea requerido.
Debe aplicarse, como toda medida limitativa de derechos, teniendo en cuenta los
principios constitucionales que rigen la actividad probatoria como por ejemplo el principio de
proporcionalidad en el sentido de que el juez deberá preferir la comparecencia a las demás
medidas de coerción siempre que, en el caso concreto, ésta sea suficiente para cumplir con la
sujeción del imputado al proceso, en otras palabras siempre que sea proporcional a los fines del
proceso.
La comparecencia simple se encuentra recogida en los arts. 268° y 291° del código
procesal penal17. Así haciendo una interpretación sistemática de los mismos podemos determinar
sus presupuestos, estos serían:
1. Que no concurran los presupuestos necesarios para la imposición de la prisión preventiva,
regla que incluye la necesidad de que para aplicar la comparecencia es necesario que el
hecho punible tenga como consecuencia jurídica una sanción leve (menor de 4 años).
2. Que exista una suficiencia probatoria, esto es, un grado mínimo de convicción
debidamente acreditado que haga vincular al imputado con la comisión del delito.
3. Que exista un mínimo peligro procesal, es decir que el riesgo de frustración de la justicia
sea casi inexistente ya sea por la condición del imputado o por la actitud que haya tomado
éste en el proceso por ejemplo su colaboración eficaz, contribución al esclarecimiento de
los hechos, etc.
__________________
16 EXP. N° 1196-2005-PHC/TC. Lima 17 de marzo de 2005
17 Artículo 286° Presupuestos.- 1. El Juez de la Investigación Preparatoria dictará mandato de comparecencia
simple si el Fiscal no solicita prisión preventiva al término del plazo previsto en el artículo 266°. 2. También lo
hará cuando, de mediar requerimiento Fiscal, no concurran los presupuestos materiales previstos en el artículo
268°. Artículo 291º Comparecencia simple.- 1. El Juez prescindirá de las restricciones previstas en el artículo
288º, cuando el hecho punible denunciado esté penado con una sanción leve o los actos de investigación
aportados no lo justifiquen. 2. La infracción de la comparecencia, en los casos en que el imputado sea citado para
su declaración o para otra diligencia, determinará la orden de ser conducido compulsivamente por la Policía.
b) COMPARECENCIA RESTRICTIVA
La comparecencia con restricciones supone una mayor limitación en la libertad del
imputado que la comparecencia simple ya que ésta implica el cumplimiento de unos deberes de
conducta que el juez impone al imputado para garantizar su presencia en el proceso. El DR.
SANCHEZ VELARDE define a la comparecencia restrictiva como “una medida dispuesta por el
órgano jurisdiccional que contiene la afectación de derecho y libertades personales sin llegar a
constituir una verdadera privación de la libertad de manera efectiva. (…) el imputado goza del
derecho a la libertad pero está sujeto a los mandamientos que el juez dicta, es decir, el imputado
mantiene su libertad ambulatoria pero de forma limitada o restringida. Del cumplimiento de las
reglas de conducta impuestas dependerá que se mantenga la comparecencia, en caso contrario, se
adoptará una medida coercitiva más severa, la detención”18.
Las restricciones a la libertad propias de esta medida de coerción son las establecidas en
el art. 288° del código procesal penal19.
La comparecencia restrictiva, lo mismo que todas las medidas de coerción personal debe
de aplicarse en atención a los principios constitucionales cuando la simple comparecencia resulte
ineficaz para conminar al imputado al proceso. Prueba de ello es el art. 287° del código procesal
penal20 que en su inciso 1 señala que “Se impondrán las restricciones previstas en el artículo
167°, siempre que el peligro de fuga o de obstaculización de la averiguación de la verdad pueda
razonablemente evitarse” haciendo referencia al cumplimiento del principio de razonabilidad y en
su inciso 2 dice que “el Juez podrá imponer una de las restricciones o combinar varias de ellas,
según resulte adecuada al caso”, confirmando la observancia del principio de proporcionalidad
(subprincipio de adecuación).

2. LA DETENCIÓN
a) DETENCIÓN POLICIAL
La detención policial es la medida por la cual un funcionario de la policía nacional del
Perú priva a un individuo de su libertad de tránsito ambulatorio (o de circulación) por encontrarlo
en el preciso momento en que está cometiendo un delito, es decir en un estado de flagrancia, de
modo que este sujeto es trasladado a un lugar (que puede ser una comisaría, carceleta, etc.) de
donde se le impide salir por un espacio de tiempo previsto en la ley.
__________________
18 SANCHEZ VELARDE, Pablo. Manual de derecho procesal penal. Lima: Idemsa, 2004, p. 743.
19 Artículo 288° Las restricciones.- Las restricciones que el Juez puede imponer son las siguientes: 1. La obligación
de someterse al cuidado y vigilancia de una persona o institución determinada, quién informará periódicamente
en los plazos designados. 2. La obligación de no ausentarse de la localidad en que reside, de no concurrir a
determinados lugares, o de presentarse a la autoridad en los días que se le fijen. 3. La prohibición de comunicarse
con personas determinadas, siempre que no afecte el derecho de defensa. 4. La prestación de una caución
económica, si las posibilidades del imputado lo permiten. La caución podrá ser sustituida por una fianza personal
idónea y suficiente.
20 Artículo 287° La comparecencia restrictiva.- 1. Se impondrán las restricciones previstas en el artículo 167°,
siempre que el peligro de fuga o de obstaculización de la averiguación de la verdad pueda razonablemente
evitarse. También podrá utilizarse, alternativamente, alguna técnica o sistema electrónico o computarizado que
permita controlar no se excedan las restricciones impuestas a la libertad personal. 2. El Juez podrá imponer una
de las restricciones o combinar varias de ellas, según resulte adecuada al caso, y ordenará las medidas necesarias
para garantizar el cumplimiento de las restricciones impuestas al imputado.
El art. 259° del código procesal penal regula la detención policial21. De la lectura de éste
artículo podemos colegir que esta medida no se da dentro de un proceso judicial, sino ante una
situación fáctica, esto es, la flagrancia delictiva, por tanto no es impuesta por el órgano
jurisdiccional sino por la policía (que tiene el deber de dar aviso al ministerio público). Las
situaciones de flagrancia delictiva de acuerdo pueden ser:
- Flagrancia.- Es la situación en la cual se encuentra a un sujeto en el preciso momento en
que está ejecutando la comisión de un delito o se le encuentra inmediatamente después de
perpetrarlo con pruebas de tal comisión, esto es objetos, huellas o instrumentos para
llevarlo a cabo.
- Cuasi flagrancia.- Se da cuando transcurrido un breve tiempo después de la comisión del
delito, el investigado ya ha dejado el lugar, pero no lo han perdido de vista sino que es
perseguido tendiendo como referencia la identificación plena ya sea por la propia víctima
o por un tercero que permite diferenciarlo de otras personas.
- Presunción de flagrancia.- Se da cuando a un sujeto se le encuentra dentro de las 24 horas
posteriores a la comisión del delito con objetos que hacen presumir tal hecho. Esta
presunción necesita la existencia de datos (indicios, objetos, etc.) que hagan posible la
vinculación del sujeto con la comisión del hecho delictivo.
El plazo establecido en la norma para esta medida se encuentra en el art. 264° del código
procesal penal siendo de 24 horas y 15 días en los delitos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito
de drogas, cumplido el plazo el fiscal decidirá si deja en libertad al detenido o si solicita al juez
de investigación preparatoria la imposición de otra medida de coerción. Por lo tanto, aquí es
necesario tener en consideración los principios rectores de la coerción y en especial el principio
de proporcionalidad al establecer el plazo de esta medida.
El fundamento de la aplicación de esta medida responde a dos necesidades. Por un lado el
cese de la situación delictiva en salvaguarda de la seguridad e integridad de la víctima y por otro
la protección de la labor de investigación ya que si no se procede de inmediato el delincuente
puede desaparecer las pruebas de su incriminación.
No obstante lo dicho, la detención policial debe ser razonable, proporcional y necesaria, y
su imposición se debe dar observando los principios constitucionales y debe respetar los derechos
fundamentales de la persona humana, En este sentido un derecho importante, que no se debe
dejar de lado en este caso, es el derecho a la defensa en atención a que el art. 263° prevé como un
deber de la policía el informar al detenido los motivos de su detención así como señalarle sus
derechos22.
__________________
21 Artículo 259° Detención Policial.- 1. La Policía detendrá, sin mandato judicial, a quien sorprenda en flagrante
delito. 2. Existe flagrancia cuando la realización del hecho punible es actual y, en esa circunstancia, el autor es
descubierto, o cuando es perseguido y capturado inmediatamente de haber realizado el acto punible o cuando es
sorprendido con objetos o huellas que revelen que acaba de ejecutarlo. 3. Si se tratare de una falta o de un delito
sancionado con una pena no mayor de dos años de privación de libertad, luego de los interrogatorios de
identificación y demás actos de investigación urgentes, podrá ordenarse una medida menos restrictiva o su
libertad.
22 Artículo 263° Deberes de la policía.- 1. La Policía que ha efectuado la detención en flagrante delito o en los casos
de arresto ciudadano, informará al detenido el delito que se le atribuye y comunicará inmediatamente el hecho al
Ministerio Público. También informará al Juez de la Investigación Preparatoria tratándose de los delitos de
terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas. 3. En todos los casos, la Policía advertirá al detenido o arrestado
que le asiste los derechos previstos en el artículo 71°. De esa diligencia se levantará un acta.
b) DETENCIÓN PRELIMINAR JUDICIAL
Es una medida dispuesta por el juez de la investigación preparatoria a solicitud del fiscal
de la investigación preliminar que implica la privación del derecho a la libertad de tránsito
ambulatorio del imputado por razones relacionadas con la investigación del proceso. En ese
sentido, tiene una naturaleza precautelar porque se da para asegurar la presencia del imputado en
la primera fase de la investigación y no en la fase decisoria del proceso, por eso es de breve
duración. De este criterio es la Corte Suprema cuando señala que “(…) su función es tanto para
asegurar la persona del imputado como para garantizar la futura aplicación del ius puniendi
mediante la realización inmediata de los actos de investigación urgentes e inaplazables”22
La detención preliminar se encuentra regulada en el art. 261° del código procesal penal, el
cual prevé los casos en los que procede la detención preliminar, estos son 3: 1) Cuando no se
presente un supuesto de flagrancia, pero existan razones para considerar al imputado como autor
del delito (cuya pena privativa de libertad debe ser superior a cuatro años) y, del análisis de las
circunstancias se pueda prever el peligro de fuga; 2) Cuando el sorprendido en flagrante delito se
escape a la detención y 3) Cuando el detenido que fugara de un centro de detención preliminar23.
Asimismo, este artículo recoge el procedimiento formal que se debe seguir en la aplicación de
esta medida24. El plazo de la detención es el previsto en el art. 264°. De la lectura de estos
artículos podemos señalar por lo menos como los siguientes presupuestos:
1) Que haya una determinación suficiente de las circunstancias del caso para vincular al
imputado con la realización del hecho delictivo y que éste tenga una pena superior a
los 4 años de privación de libertad.
2) Que exista un riesgo de entorpecimiento de la acción de la justicia (que se puede dar
por el riesgo de fuga o por que desaparezcan objetos que puedan servir de prueba de la
comisión de un delito.
Finalmente, no es ocioso señalar que la imposición d la detención preliminar judicial, lo
mismo que las demás medidas, debe observar los principios constitucionales en materia de
coerción tales como el de proporcionalidad en la resolución que ordena la detención ya que ésta
debe valorar las circunstancias del caso concreto de modo que concurran los presupuestos y
circunstancias necesarias para dictar la detención y que con ésta se logre impedir el riesgo de
peligro procesal.
__________________
22 Casación Penal N° 01-2007- Huaura. Sala Penal Permanente. Lima, 26 de julio 2007.
23 El Dr. Cáceres Julca define estas tres situaciones: “a) Falta de flagrancia.- cuando no es sorprendido en el
momento de estar ejecutando la conducta delictiva pero ha sido identificado como el presunto autor de un hecho
punible. b) El sorprendido en flagrancia se escapa a la detención.- se trata del caso del delincuente que
sorprendido cometiendo el hecho delictivo la autoridad policial inicia una persecución que resulta infructuosa al
rehuir a la acción de la justicia. c) El detenido se fugara de un centro de detención preliminar.- Se trata del caso
del imputado ya detenido, que utilizando artilugios o bajo la complicidad de terceros se escapa del centro de
detención”. 12 (CACERES JULCA, Roberto. “Las medidas cautelares en el nuevo código procesal penal”.
Jurista. Lima 2009, p. 129)
24 Artículo 261° Detención Preliminar Judicial.- 2. En los supuestos anteriores, para cursar la orden de detención se
requiere que el imputado se encuentre debidamente individualizado con los siguientes datos: nombres y apellidos
completos, edad, sexo, lugar, y fecha de nacimiento. 3. La orden de detención deberá ser puesta en conocimiento
de la Policía a la brevedad posible, de manera escrita bajo cargo, quien la ejecutará de inmediato. Cuando se
presenten circunstancias extraordinarias podrá ordenarse el cumplimiento de detención por correo electrónico,
facsímil, telefónicamente u otro medio de comunicación válido que garantice la veracidad del mandato judicial.
En todos estos casos la comunicación deberá contener los datos de identidad personal del requerido conforme a lo
b) IMPEDIMENTO DE SALIDA
Por esta medida el juez a solicitud del fiscal dicta una orden mediante la cual se restringe
la libertad de tránsito de una persona limitando su circulación a una localidad determinada con la
finalidad de hacerlo comparecer efectivamente al proceso. La doctrina la entiende como una
modalidad de la comparecencia con restricciones. Se encuentra regulado en el art. 295° del
código procesal penal25.
Es importante que esta medida se dé siempre de acuerdo al principio de razonabilidad, es
decir, cuando de la valoración de las circunstancias del caso concreto se infiera que el imputado
tratará de eludir la justicia alejándose del un territorio determinado cuando la situación en el
proceso le sea desfavorable. En cuanto al principio de proporcionalidad, éste se tendrá por
observado cuando haya una correspondencia entre la medida y el grado de probabilidad de que el
imputado salga del país para evadir la acción de la justicia, esto es, que sea idónea, necesaria y
equilibrada para repeler el peligro de fuga del país. Este último principio es muy importante en lo
que respecta al plazo de duración de la detención preliminar judicial, éste se encuentra regulado
en el art. 296° del código procesal penal26. Además el art. 295° del mismo código recoge el
subprincipio de necesidad cuando señala que el fiscal podrá solicitar al juez el impedimento de
salida del país cuando sea indispensable para la indagación de la verdad.
Los presupuestos materiales para la imposición de esta medida serían los propios de todas
las medidas de coerción personal: apariencia del derecho, esto es, la existencia de un grado de
convicción de que el imputado ha cometido un delito (sancionado con una pena privativa de
libertad mayor a tres años) y el riesgo de elusión de la justicia.

c) DETENCIÓN DOMICILIARIA
La detención domiciliaria es una modalidad de comparecencia con restricciones que se
constituye como una medida alternativa a la prisión preventiva en los casos previstos en la
norma. Por la detención domiciliaria se restringe en gran medida la libertad de tránsito de una
persona ya que ésta se limita a un espacio determinado que en este caso vendría a ser su
domicilio o el lugar que designe el juez bajo la vigilancia de quien decida el juez. En tal sentido,
es la segunda medida de coerción que más afecta a la libertad del imputado después de la prisión
preventiva.
__________________
indicado en el numeral dos. 4. Las requisitorias cursadas a la autoridad policial tendrán una vigencia de seis
meses. Vencido este plazo caducarán automáticamente bajo responsabilidad, salvo que fuesen renovadas. La
vigencia de la requisitoria para los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas no caducarán hasta la
efectiva detención de los requisitoriados.
25 Artículo 295º Solicitud del Fiscal.- 1. Cuando durante la investigación de un delito sancionado con pena privativa
de libertad mayor de tres años resulte indispensable para la indagación de la verdad, el Fiscal podrá solicitar al
Juez expida contra el imputado orden de impedimento de salida del país o de la localidad donde domicilia o del
lugar que se le fije. Igual petición puede formular respecto del que es considerado testigo importante. 2. El
requerimiento será fundamentado y precisará el nombre completo y demás datos necesarios de la persona
afectada, e indicará la duración de la medida.
26 Artículo 296º Resolución y audiencia.- 1. La resolución judicial también contendrá los requisitos previstos en el
artículo anterior. Rige lo dispuesto en los numerales 2) y 3) del artículo 279°. 2. La medida no puede durar más
de cuatro meses. La prolongación de la medida sólo procede tratándose de imputados y hasta por un plazo igual,
procederá en los supuestos y bajo trámite previsto en el artículo 274º. 3. En el caso de testigos importantes, la
medida se levantará luego de realizada la declaración o actuación procesal que la determinó. En todo caso, no
Por aplicación del principio de legalidad, para que se dicte la detención domiciliaria es
necesario que se trate de los casos del art. 290° del código procesal penal27. Al ver estos
supuestos se nota que éstos son de carácter personal pues reflejan una condición del imputado
(por ejemplo, edad avanzada, enfermedad grave, estado de gestación, etc.)
Además, por cuanto esta medida es alternativa a la prisión preventiva (numeral 1), es
lógico que concurran los mismos presupuestos materiales previstos para ésta, es decir los del art.
268° del mismo cuerpo legal. El plazo establecido para esta medida es el mismo que el de la
prisión preventiva.
Como toda medida de coerción personal, es indispensable que en su aplicación se tengan
presente los principios constitucionales en materia de coerción, tales como el principio de
razonabilidad, el cual está reconocido en el mismo art. 290°, el cual establece que la detención
domiciliaria “(…) está condicionada a que el peligro de fuga o de obstaculización de la justicia
pueda razonablemente evitarse con su imposición”, es decir que el juez debe valorar, de acuerdo
a las reglas de la lógica y de la sana crítica, las circunstancias fácticas del caso para ver si
realmente su imposición evita la obstaculización de la justicia. Con respecto al principio de
proporcionalidad, este se tendrá por respetado cuando la medida sea adecuada para conseguir los
fines del proceso y además cuando sea necesaria, esto es, que no haya una solución más efectiva.
Finalmente, es necesario señalar que no toda imposición de detención domiciliaria afecta
en igual grado a la libertad del imputado; por ejemplo, en algunos casos se da la detención
domiciliaria con la autorización de acudir al centro de trabajo o estudio y otras en la que no existe
tal autorización. En ese orden, es necesario que el juez examine y valore a fondo todas las
circunstancias del caso concreto para determinar la forma de detención que más se ajuste a los
fines del proceso, es decir, en este extremo también se requiere observar los principios de
razonabilidad y proporcionalidad.

d) PRISIÓN PREVENTIVA
La prisión preventiva, también llamada detención preventiva o prisión provisional, es la
medida de coerción personal que limita en mayor grado los derechos fundamentales del
imputado, ya que mediante ésta se priva a una persona de su derecho de libertad por un espacio
largo de tiempo sin una sentencia firme que declare su culpabilidad. Dada la importancia de esta
medida de coerción, la trataré posteriormente, en un apartado individual.
__________________
puede durar más de treinta días. 4. El Juez resolverá de conformidad con lo dispuesto en los numerales 2) y 3) del
artículo 279°. Para lo dispuesto en el recurso de apelación rige lo dispuesto en el numeral 2) del artículo 278°.
27 Artículo 290º Detención domiciliaria.- 1. Se impondrá detención domiciliaria cuando, pese a corresponder prisión
preventiva, el imputado: a) Es mayor de 65 años de edad; b) Adolece de una enfermedad grave o incurable; c)
Sufre grave incapacidad física permanente que afecte sensiblemente su capacidad de desplazamiento; d) Es una
madre gestante. 2. En todos los motivos previstos en el numeral anterior, la medida de detención domiciliaria está
condicionada a que el peligro de fuga o de obstaculización pueda evitarse razonablemente con su imposición. 3.
La detención domiciliaria debe cumplirse en el domicilio del imputado o en otro que el Juez designe y sea
adecuado a esos efectos, bajo custodia de la autoridad policial o de una institución -pública o privada- o de
tercera persona designada para tal efecto. Cuando sea necesario, se impondrá límites o prohibiciones a la facultad
del imputado de comunicarse con personas diversas de aquellas que habitan con él o que lo asisten. El control de
la observancia de las obligaciones impuestas corresponde al Ministerio Público y a la autoridad policial. Se podrá
acumular a la detención domiciliaria una caución. 4. El plazo de
III
PROBLEMAS EN LA APLICACIÓN REAL DE LAS MEDIDAS DE COERCIÓN
PERSONAL

I. APLICACIÓN DE LAS MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL PERDIENDO DE


VISTA SU NATURALEZA
Como se estableció a propósito de los modelos de coerción personal, la Constitución
peruana acoge el modelo garantista, el más respetuoso de los derechos del imputado. Sin
embargo, en la práctica, la actividad judicial muchas veces no es consecuente este modelo,
convirtiéndolo así en un sistema mixto, esto es, de un lado sería garantista por su reconocimiento
en la Constitución pero por otro sería eficientista porque en la práctica estos postulados
constitucionales no se cumplen. Esto comporta un problema de especial relevancia pues si en la
práctica se da un modelo diferente al que pregona la Constitución, con su sólida declaración de
principios, ello significaría que la mayor parte de la actividad de los jueces sería inconstitucional
y por tanto, el sistema de administración de justicia sería un caos.
La incongruencia entre la concepción y la aplicación de las medidas de coerción se
produce en gran medida porque los jueces y fiscales al momento de evaluar la imposición y el
requerimiento de una medida de coerción, respectivamente, se olvidan de la verdadera naturaleza
y finalidad de la coerción personal las cuales son estrictamente procesales, en tanto que su única
justificación sería el conseguir los fines del proceso penal. En este orden de ideas cabe resaltar el
hecho de que si los fines de las medidas de coerción extralimitan a los que son propios de su
naturaleza procesal, tal medida pasará a convertirse en otra cosa como por ejemplo una pena
anticipada, provocando así un desencaje de tales imposiciones con los valores que inspira el
modelo garantista de la coerción personal y el de todo el sistema procesal en general.
Los problemas se originan porque los jueces no cumplen a cabalidad su labor reflexiva
cuando muchas veces actúan por inercia o costumbre de acuerdo a fines eminentemente penales
desconociendo la naturaleza y finalidad procesal de la coerción. Así son frecuentes los mandatos
de detención que obedecen a criterios ajenos a los procesales. Un claro ejemplo de esto es el caso
Eduardo Calmell Del Solar, en donde se prolongó la prisión preventiva hasta por 60 meses
desconociéndose absolutamente la finalidad de ésta medida, haciéndola más equiparable a una
pena anticipada28.

El problema de los denominados “casos mediáticos”


Un gravísimo problema que se presenta en la práctica judicial de nuestros días y que
atenta contra la naturaleza y finalidad procesal de la coerción personal es el hecho de que
muchas, los jueces imponen estas medidas con el pretexto de una alarma social por la gran
trascendencia del caso, es decir, el curso de los procesos se da por un interés mediático
generalmente influenciado por la prensa.
__________________
duración de detención domiciliaria es el mismo que el fijado para la prisión preventiva. Rige, en lo pertinente, lo
dispuesto en los artículos 273° al 277°.
28 EXP. N. º 290-2002-HC/TC, de 4 de junio de 2003, F. J. 6.
Es obvio que en estos casos, lamentablemente, algunos jueces condicionan su actividad a
las exigencias y expectativas de los medios de comunicación por la influencia negativa mediática
que ésta genera pidiendo detenciones prolongadas sin reparar en la proporcionalidad,
razonabilidad y necesidad de la medida cuya imposición hacen ver como una aspiración y deseo
de la sociedad. Se crean de esta manera juicios paralelos que realiza la prensa, quien saca sus
conclusiones de un análisis de los hechos poco razonable y no jurídico, ya que ignora la
verdadera naturaleza y finalidad de la coerción.
Vemos a diario en la televisión, radio o en los periódicos cómo algunos periodistas juzgan
a los ciudadanos atribuyéndoles responsabilidad en la comisión de un hecho delictivo, como si
fueran jueces o fiscales. De otro lado, cuestionan la actuación de los magistrados cuándo éstos no
responden a sus exigencias, cosa que trae como consecuencia que los jueces cambien sus
decisiones por miedo a ser tildados de corruptos y por tanto a no ser ratificados posteriormente
por el Consejo Nacional de la Magistratura.
Si la actuación de los funcionarios de la administración de justicia se encuentra
condicionada a las exigencias de los medios de comunicación se producen consecuencias
gravísimas para el sistema de administración de justicia de un Estado como:
La idea de que en el proceso penal se desconocen los derechos de la víctima y la
seguridad de la sociedad por ser demasiado indulgentes con el procesado a quien sí se le
reconocen una gran cantidad de derechos y que por esta razón y que por esta razón fracasa
cualquier intento de lucha contra la delincuencia.
Un ejemplo claro de esta insatisfacción popular la encuentro en una entrevista realizada
por el diario “Correo” a la Coordinadora Regional de Juntas Vecinales de Seguridad Ciudadana,
quien señala que “una persona que ha cometido un delito y no lo han cogido en flagrancia, lo
sueltan porque tiene domicilio y trabajo conocido. Más se preocupan de los derechos humanos
del delincuente, lo sueltan y luego ya en la calle sale a hacer lo mismo (…) somos las víctimas
del nuevo código procesal penal”29.
Considero que a esta idea no es del todo cierta. Si bien es cierto, la seguridad ciudadana y
el afán de justicia de la víctima de un delito son intereses importantísimos en un proceso penal, y
en ese sentido los delitos cometidos no pueden quedar impunes; también lo es que la imposición
de las medida de coerción no constituyen penas anticipadas y por tanto, el resarcimiento a la
sociedad no puede darse mediante su aplicación sino que se dará posteriormente cuando el
proceso halla legado a su fin con una sentencia condenatoria para el procesado. El problema de la
concepción anterior es que desconoce el respeto al derecho de libertad de los imputados ante la
coyuntura de inseguridad ciudadana.
Por otro lado, también se produce una vulneración al derecho de presunción de inocencia,
consecuencia del cambio de percepción de los jueces ya que éstos olvidan su deber de garantizar
la defensa de los derechos fundamentales y asumen una función persecutoria, es llevan a cabo el
proceso penal con la idea preconcebida de que el procesado es culpable.
Por último genera una intromisión de la prensa en las funciones judiciales olvidándose el
principio de separación de poderes establecido en la Constitución y por tanto quebrándose la
noción de Estado de Derecho.
__________________
29 Diario “Correo”, de 31 de Mayo del 2010, p. 2
Los medios de comunicación, en su condición de informantes, deben contribuir a formar
una conciencia social basada en criterios positivos, y no acrecentando la alarma social llevados
por sentimientos de venganza o de reprochabilidad irrazonable e ilimitada.

El problema en los casos de terrorismo


Otro supuesto en el cual se desvirtúa la naturaleza de las medidas de coerción es la
situación de emergencia que se vive en un Estado a consecuencia de la tensión causada por
atentados terroristas; situación presente en la realidad peruana pocos años atrás.
Aquí se imponen de forma excesiva y desmedida medidas de coerción como respuesta a la
tensión ocasionada de manera imprevista que afecta en gran medida el orden público y genera
gran alarma social y un amargo sabor de inseguridad ciudadana.
Ahora bien, es cierto que estos atentados son atroces, dignos de toda reprochabilidad e
indignación por parte de la comunidad y a cuyos autores debe caerle todo el peso de la ley en
atención a la gravedad del delito, para reparar la calma social y alcanzar una justicia real; en esto
estoy completamente de acuerdo. Sin embargo, creo que es preciso tener claro la naturaleza
procesal de las medidas de coerción y además tener claro sus presupuestos materiales, uno de los
cuales es la existencia de una convicción de que el imputado ha cometido el hecho punible, en tal
sentido, no se deben imponer las medidas de coerción en base a simples indicios o sospechas de
que la persona es miembro de una organización terrorista porque de ser así el derecho a la
libertad y a la presunción de inocencia se convertiría en una utopía. En consecuencia se debe
verificar y probar, por lo menos, la vinculación del procesado con el hecho terrorista aunque,
aunque no sea una certeza absoluta.
Resulta ilustrativo recordar la película peruana del director Francisco Lombardi titulada
“En la boca del lobo” (1988), en la cual se intentó retratar esta realidad. Casi al final de este
largometraje se dio la detención de toda una comunidad campesina (incluidas mujeres y niños)
por los propios militares del ejército peruano bajo el pretexto de que los terroristas responsables
de los constantes atentados que se daban en aquel pueblo tenían que estar necesariamente entre
los habitantes de la comunidad, es decir, ni siquiera se había individualizado a los presuntos
responsables ni mucho menos podía vincularse a los mismos con la comisión de estos atentados.
Ello suponía un gran atropello a los derechos fundamentales de estos pobladores.
Para finalizar, no me queda más que señalar la necesidad de que los órganos
funcionariales del Estado al momento de evaluar la imposición de una medida de coerción
personal hagan que su dictado sea congruente con los principios constitucionales y con el respeto
de los derechos fundamentales de las personas.

II. CUANDO LA MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL SE CONVIERTEN EN


UNA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
Al ver las medidas de coerción personal previstas en nuestro código procesal penal, es
claro que cada una de ellas tiene presupuestos materiales propios necesarios para su aplicación.
Sin embargo, hay dos requisitos indispensables al momento de aplicar toda medida de coerción,
los cuales se constituyen, en ese sentido, como presupuestos materiales generales cuya presencia
debe analizar y comprobar el juez antes de imponer este tipo de medidas limitativas de derechos,
pues, de lo contrario la injerencia del Estado en la libertad de un ciudadano se vuelve ilegítima ya
que vulnera un derecho fundamental de la persona sin tener un fin lícito. Estos presupuestos
generales son:
a) La apariencia del derecho o fumus boni iuris que en el ámbito procesal penal se denomina
fumus comissi delicti (apariencia de la comisión de un delito).- Este primer presupuesto
material supone que en el caso concreto, esto es del análisis de los hechos, se colija
razonablemente una realidad jurídica en la que es posible vincular al imputado con la
comisión de un hecho punible como autor o partícipe, para lo cual es necesario que exista
una imputación formal que explique a través del relato detallado de los hechos los cargos
que se imputan. Esta apariencia de la comisión de un delito exige que se acredite tal
imputación mediante medios probatorios que causen convicción en el juez, la cual se
exigirá en mayor o menor grado dependiendo de la medida de que se trate (por ejemplo,
no es igual el grado de convicción que debe haber en la comparecencia como en la prisión
preventiva).
b) El peligro procesal.- Implica una deducción a la que se llega del análisis de una serie de
circunstancias concretas del caso (por ejemplo, la disposición del imputado para con el
proceso) por la cual se entiende que el procesado tratará de eludir la acción de la justicia,
Este peligro procesal puede manifestarse de dos maneras, mediante la fuga del procesado
o mediante el entorpecimiento de la actividad probatoria, por parte del mismo.
- Peligro de fuga.- Esto se refiere al posible riesgo de que el imputado no se someterá al
proceso penal porque huirá o desaparecerá de su residencia habitual cuando el curso
del mismo le sea desfavorable, impidiendo de esta manera la buena marcha del proceso
penal y por ende el cumplimiento de una eventual sentencia condenatoria, por ello, la
necesidad de la medida de coerción será para asegurar su presencia en el proceso. El
art. 269° del código procesal penal da los criterios que se deben tomar en cuenta para
valorar el peligro de fuga30.
- El peligro de obstaculización de la actividad probatoria.- Éste se entiende como la
actuación del imputado (o de terceros vinculados a él) encaminada a dificultar la
búsqueda y obtención de medios probatorios que podrían ser incorporados al proceso
penal. El art 270° del código adjetivo señala las formas por las cuales se puede dar el
entorpecimiento de la actividad probatoria31.
Cabe resaltar que el cumplimiento de los presupuestos materiales debe estar presente a lo
largo de toda la permanencia de la medida, en tal sentido, el juez de oficio debe evaluar si se
mantienen dichos presupuestos porque cabe la posibilidad de que por el curso de las
investigaciones o de circunstancias sobrevenidas éstos desaparezcan, al no proceder de este modo
se genera la vulneración los derechos del imputado.
_____________________

30 Artículo 269º Peligro de fuga.- Para calificar el peligro de fuga, el Juez tendrá en cuenta: 1. El arraigo en el país
del imputado, determinado por el domicilio, residencia habitual, asiento de la familia y de sus negocios o trabajo
y las facilidades para abandonar definitivamente el país o permanecer oculto; 2. La gravedad de la pena que se
espera como resultado del procedimiento; 3. La importancia del daño resarcible y la actitud que el imputado
adopta, voluntariamente, frente a él; 4. El comportamiento del imputado durante el procedimiento o en otro
procedimiento anterior, en la medida que indique su voluntad de someterse a la persecución penal.
Ahora bien, estos presupuestos se recogen en la norma procesal, por tanto, estas normas
deben ser interpretadas de forma razonable, es decir, respetando los derechos fundamentales de la
persona recogidos en la Constitución, por lo tanto, toda interpretación maliciosa o restrictiva debe
ser rechazada.
Es importante señalar que para aplicar una medida de coerción personal es necesario que
aunado a la concurrencia de los presupuestos materiales, el juez valore si no existe una medida
menos aflictiva a la libertad del imputado que igualmente asegure los fines del proceso. Esta
valoración no se da a menudo en la práctica judicial lo cual constituye un problema en la
administración real de justicia, ya que se trata de medidas impuestas a personas que todavía no
han recibido una sentencia condenatoria en su contra. Además esta valoración es exigencia de los
principios de necesidad y de proporcionalidad reconocidos en la constitución, por lo tanto, su
inobservancia comporta una inobservancia de la propia constitución.
En tal sentido hay que entender que aparte de la comprobación de la existencia de los
presupuestos materiales, es necesario que el juez al conceder una medida de coerción, por
imperio de la Constitución, observe los principios y derechos que influyen en la valoración de las
mismas, constituyéndose éstos como límites a la discrecionalidad del juez, ya que al estar expresa
o implícitamente reconocidos en la Constitución son directamente aplicables sin limitación
alguna, pues la Constitución es ley suprema. Ésta exigencia está ratificada por el art. 253° del
código procesal penal32.
En la actualidad, en nuestro país, la práctica judicial se ha apartado del esquema
constitucional de respeto a los principios y derechos de la persona. Algunos magistrados olvidan
su rol en la aplicación de las medidas ya que no hacen una adecuada ponderación de los intereses
en juego de acuerdo al análisis completo de los presupuestos materiales y de los principios
constitucionales necesarios para este tipo de medidas.
Así por ejemplo, a veces se imponen medidas de coerción sin necesidad. Hay que
considerar que toda imposición de una medida de coerción personal, por poco lesiva que parezca,
implica una invasión a la libertad personal del imputado.
Otro error en el que incurren los jueces es el hecho de que interpretan de manera
inadecuada lo que significa el peligro procesal cuando para determinar éste se basan más en
aspectos penales, (como la reincidencia del imputado, la gravedad de la pena) que en aspectos
procesales. En este punto, se cuestionan las resoluciones en las que se deja ver que el juez
determinó la existencia de peligro procesal por el hecho de que el imputado tuvo o tiene otros
procesos en su contra, a pesar de saber que éste ha prestado su efectiva colaboración en todas las
diligencias y su comportamiento frente al proceso penal es la mejor disposición para que se
esclarezcan los hechos y por tanto desaparezcan los cargos que se le imputan.
__________________
31 Artículo 270º Peligro de obstaculización.- Para calificar el peligro de obstaculización se tendrá en cuenta el riesgo
razonable de que el imputado: 1. Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará elementos de prueba. 2.
Influirá para que coimputados, testigos o peritos informen falsamente o se comporten de manera desleal o
reticente. 3. Inducirá a otros a realizar tales comportamientos.
32 Artículo 253º Principios y finalidad.- 1. Los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución y los
Tratados relativos a Derechos Humanos ratificados por el Perú, sólo podrán ser restringidos, en el marco del
proceso penal, si la Ley lo permite y con las garantías previstas en ella. 2. La restricción de un derecho
fundamental requiere expresa autorización legal, y se impondrá con respeto al principio de proporcionalidad y
Esto supone una violación al derecho fundamental de presunción de inocencia del
imputado.
Por último, otro problema importante en el que se incurre deriva de la inobservancia del
principio de proporcionalidad cuando los jueces imponen medidas que generan un mayor
problema para el imputado en razón de sus circunstancias personales habiendo otras que
igualmente lograrían asegurar los fines del proceso.
Así, por ejemplo, cuando se impone el impedimento de salida del país sin necesidad real
alguna y pudiéndose imponer la comparecencia que también cumpliría con los fines del proceso
en el caso concreto, siendo de conocimiento que el imputado trabaja en el extranjero o que su
trabajo implica viajes fuera del país. Otro ejemplo de esto, es el hecho de que tras haberse
vencido el tiempo de duración de la prisión preventiva, sin existir peligro procesal, el juez la
sustituye por la detención domiciliaria con prohibición de las salidas para trabajar pudiendo
imponer nuevamente la medida de comparecencia en razón de que del análisis del caso se colige
que puede ser suficiente para asegurar los fines procesales, incluso sabiendo que el imputado es
el sustento de su hogar y requiere su libertad de tránsito para poder trabajar.
Ahora bien, los problemas anteriores pueden ser subsanados si los jueces al analizar la
imposición de medidas de coerción tienen claro el grado de limitación de la libertad que cada una
de éstas ocasionarían en los imputados, así como la real necesidad de su aplicación para controlar
el peligro procesal y la proporcionalidad en su elección y en la determinación de las modalidades
en que deben aplicarse (como la duración de la medida).
En concreto, el juez será congruente con los principios constitucionales y los derechos
fundamentales cuando evalúe:
- La concurrencia de los presupuestos materiales necesarios para la imposición de cada
medida en particular, los cuales deben estar debidamente acreditados.
- Todas las medidas de coerción que podrían cumplir el mismo fin y de ellas escoger la
menos lesiva.
- Las probabilidades materiales que tiene el imputado de frustrar la buena marcha del
proceso y de las investigaciones en el mismo y en consecuencia establecer el grado de
control que se le debe dar al mismo, lo cual servirá para escoger la medida que mejor
controle este riesgo.
- Que la imposición de una medida de coerción debe darse teniendo presente los
principios constitucionales.
En todo caso corresponde al juez hacer un análisis minucioso de todas las circunstancias
del caso concreto para evaluar, sin dejar de lado la observancia de los principios constitucionales
y el respeto a los derechos fundamentales, qué medida de coerción se adapta al caso.
__________________
siempre que, en la medida y exigencia necesaria, existan suficientes elementos de convicción. 3. La restricción de un
derecho fundamental sólo tendrá lugar cuando fuere indispensable, en la medida y por el tiempo estrictamente
necesario, para prevenir, según los casos, los riesgos de fuga, de ocultamiento de bienes o de insolvencia
sobrevenida, así como para impedir la obstaculización de la averiguación de la verdad y evitar el peligro de
reiteración delictiva.
III. REGULACIÓN DE LA PRISION PREVENTIVA EN EL NUEVO CÓDIGO
PROCESAL PENAL Y PROBLEMAS EN SU APLICACIÓN

A) NOCIÓN DE PRISIÓN PREVENTIVA


La prisión preventiva es la medida de coerción más gravosa al derecho fundamental a la
libertad del procesado pues mediante su aplicación se restringe temporalmente su libertad de
tránsito a un espacio muy reducido, el penal o cárcel, por un período largo de tiempo con el fin de
evitar que, con su actuación, el procesado provoque una obstaculización en el esclarecimiento de
los hechos e impida que el proceso penal llegue a buen término y así garantizar una efectiva
administración de justicia. Es impuesta por el juez a solicitud del fiscal del Ministerio Público.
Una definición más precisa de la prisión preventiva la encontramos en una sentencia de la
Corte Suprema: “la prisión preventiva (…) es una medida coercitiva personal estrictamente
jurisdiccional, que se adopta a instancia del Ministerio Público y en el seno de un proceso penal
debidamente incoado, siempre que resulte absolutamente imprescindible, que persigue conjugar
un peligro de fuga o un riesgo de ocultación o destrucción de las fuentes de prueba (no se le
puede atribuir el papel de instrumento de la investigación penal ni tiene fin punitivo). Está
sometida, en comparación con la detención, y prevista para un periodo de tiempo más lato, a
requisitos más exigentes- cuyo eje es la probabilidad positiva de la responsabilidad del imputado,
la comisión del delito por él- tanto desde la intensidad de la imputación necesaria para dictarla
cuanto desde la propia configuración y valoración de los peligros q la justifican –sometida con
mas rigurosidad formal y material a los principios de necesidad y motivación”33.
De la lectura del texto anterior podemos colegir que cuando ésta dice que “la prisión
preventiva debe darse dentro de un proceso debidamente incoado” hace referencia a la naturaleza
de la prisión preventiva que no puede ser otra que la propia de las medidas de coerción, es decir,
netamente procesal, en consecuencia, nunca puede imponerse como una pena anticipada o una
medida de seguridad pues recordemos que aún no hay una sentencia firme de por medio y por lo
tanto imponerla como tal sería ir directamente en contra del principio de presunción de inocencia
del procesado.
Esta concepción ha sido ratificada por el Tribunal Constitucional, el cual ha señalado a
propósito de la prisión preventiva que “(…) no se trata de una medida punitiva, por lo que,
mediante ella, no se adelanta opinión respecto a la culpabilidad del imputado en el ilícito que es
materia de acusación, por cuanto ello implicaría quebrantar el principio constitucional de
presunción de inocencia. Se trata de una medida cautelar cuyo objeto es regular la eficiencia
plena de la labor jurisdiccional”34.
Ahora bien; si bien es cierto que existen semejanzas entre la pena privativa de la libertad y
la medida de prisión preventiva como por ejemplo que ambas acarrean el mismo grado de
privación de la libertad a un individuo; no es menos cierto que la prisión preventiva no es una
pena pues además de sus diferentes presupuestos (ya que en la pena se exige el dictado de una
sentencia firme que declare la culpabilidad del procesado y en la prisión preventiva lo que se
necesita para su imposición es la concurrencia de los presupuestos señalados en el art. 268° del
__________________
33 Casación Penal N° 01-2007-Huaura. Sala Penal Permanente. Lima, 26 de julio de 2007.
34 EXP. Nº 1567-2002-HC/TC, de 5 de agosto del 2002.
código procesal penal), la diferencia radica especialmente en su naturaleza y finalidad, así como
lo señala el Tribunal Constitucional, la pena tiene un fin retributivo y resocializador y la prisión
preventiva tiene un fin estrictamente procesal, asegurar la presencia del imputado en el proceso35.

B) PRESUPUESTOS MATERIALES Y FORMALES PARA LA IMPOSICIÓN DE LA


PRISIÓN PREVENTIVA
Los presupuestos materiales para la imposición de la prisión preventiva se encuentran
regulados en el art. 268° del código procesal penal36, los cuales deben presentarse de forma
concurrente o simultánea de lo contrario no habría justificación para imponerla. Estos son:
1. Que existan graves y fundados elementos de convicción para vincular al imputado
con la realización del hecho punible.
2. Que el delito que se le imputa tenga una pena privativa de libertad superior a los 4
años.
3. Que existan pruebas de un peligro procesal ya sea a través del peligro de fuga o de
obstaculización de la justicia.
El primer presupuesto, existencia de elementos de convicción que vinculen al imputado
con el hecho punible, no se refiere tanto a una pluralidad de elementos como a la contundencia de
éstos, es decir, que para que se dicte el mandato de prisión preventiva se requiere como lo indica
la norma que los elementos de convicción sean “graves y fundados” lo cual supone un grado de
convicción mayor que en las demás medidas de coerción, casi equiparable a la certeza, esto es, un
conocimiento razonable sobre la atribución de los hechos investigados al procesado. En otras
palabras, la probabilidad de que el procesado haya cometido el delito debe ser muy alta, si bien
no hay un grado de certeza absoluta, si hay una verosimilitud del derecho. Además esta exigencia
implica que se acrediten los hechos mediante medios probatorios idóneos, capaces de crear tal
grado de convicción en el juez.
Considero que los jueces al momento de sopesar este primer presupuesto deben valorar si
los medios de prueba que acreditan la existencia de elementos de convicción que vinculen al
imputado como realizador del delito le producen el grado de convicción requerido para imponer
la prisión preventiva, de no ser así, deben rechazar su requerimiento y si es posible sustituirlo por
una medida donde el grado de conocimiento sea menor. De la misma manera, creo que esta
exigencia alcanza también a los fiscales del Ministerio Público, quienes al momento de hacer su
requerimiento de prisión preventiva deben valorar el grado de convicción que le producen los
medios de prueba obtenidos de sus investigaciones y de no ser así deben requerir una medida de
coerción menos gravosa de la libertad del procesado.
__________________
35 “Empero, más allá de los distintos presupuestos materiales que justifican el dictado, de un lado, de una detención
provisional y de otro, una pena privativa de libertad; lo cierto es que los efectos personales generados por el
dictado de una u otra son sustancialmente análogos. No sólo resulta que ambas son cumplidas en un
establecimiento penitenciario, sino que en los hechos, producen el mismo grado de limitación de la libertad
personal, la misma sensación de encierro, la misma aflicción psicomática que conlleva la separación del núcleo
familiar, la imposibilidad de desempeñar el empleo, y, en general, el brusco quiebre que representa el tránsito de
una vida desarrollada fuera de las paredes de un penal, a una sometida al ferreo régimen disciplinario propio de
cada centro de reclusión. Tal como afirma Klaus Tiedemann, siguiendo al Tribunal Constitucional Federal
Alemán, “(...) la prisión preventiva es un mal, pero no es una pena, pues se trata de un mal a través del cual no se
realiza el elemento normativo del reproche de la culpabilidad, ni a su través se ha de realizar retribución alguna
Con respecto al presupuesto de peligro procesal, éste comporta un análisis del juez basado
en dos cosas. Por un lado, en los elementos objetivos del caso tales como los medios de prueba
actuados por los cuales se acredite, por ejemplo, que el imputado no pruebe tener un arraigo
familiar o laboral o que no acredite un domicilio fijo, etc. Este primer análisis por sí solo no
puede ser suficiente para que se configure el peligro procesal sino que el juez debe realizar un
segundo estudio basado en la personalidad del imputado, esto es, sus antecedentes, actuación si
es o no maliciosa (respecto del ofrecimiento de medios probatorios) o si es poco colaborativa y
hasta indiferente respecto del proceso penal, el contexto social en el que se desenvuelve, etc. El
juez al examinar estas dos cosas podrá determinar razonablemente si efectivamente (como lo
argumenta el fiscal) se cumple con el requisito de peligro procesal, esto es, que el procesado
tratará de truncar el esclarecimiento de los hechos, e intentará evadir la acción de la justicia
mediante su fuga o por otras causas por ejemplo el entorpecimiento probatorio.
Es necesario señalar que el numeral 2 del artículo 268° del código procesal penal
establece como presupuesto, “la existencia de razonables elementos de convicción acerca de la
pertenencia del imputado a una organización delictiva o su reintegración a la misma” y el mismo
artículo hace necesaria la concurrencia de este presupuesto con los dos primeros. En base a esto,
se puede considerar que este presupuesto reemplaza al peligro procesal ya que es justamente la
pertenencia a una organización delictiva lo que hace suponer concretamente un peligro de fuga
del procesado en razón de la ayuda o facilidades para su huída que podría brindarle la
organización delictiva a la cual pertenece. No obstante, considero que el juez debe realizar un
análisis minucioso de cada caso concreto para advertir la presencia del peligro procesal que la
pertenencia a una organización delictiva genere puesto que no será el mismo en todos los casos.
Llegados a este tramo hay que resaltar el riesgo que ocasiona en una correcta
administración de justicia el hecho de aceptar como causal de peligro procesal para la imposición
de prisión preventiva la reincidencia o reiteración de imputaciones contra el procesado ya sea que
hayan sido sentenciadas de forma condenatoria o que estén todavía pendientes pues esto desvirtúa
la naturaleza y el fin estrictamente procesales de la prisión preventiva ya que la reincidencia es
una institución con efectos penales, esto es, como una agravante para la imposición de la pena;
por tanto, considerar a la reincidencia como un supuesto de peligro procesal haría de la prisión
preventiva una pena anticipada.
__________________
(BverfGE 19, 342); sin embargo, el efecto fáctico de la pena se manifiesta en el hecho de que el tiempo de la
prisión preventiva se abona al cumplimiento de la condena cuando ésta ha tenido lugar (§51 StGE)”.
(Constitución y Derecho Penal. Lima: Palestra, 2003, p. 32”. EXP. 0019-2005-PI/TC. Lima, 21 de julio de 2005.
36 Artículo 268º Presupuestos materiales.- 1. El Juez, a solicitud del Ministerio Público, podrá dictar mandato de
prisión preventiva, si atendiendo a los primeros recaudos sea posible determinar la concurrencia de los siguientes
presupuestos: a) Que existen fundados y graves elementos de convicción para estimar razonablemente la
comisión de un delito que vincule al imputado como autor o partícipe del mismo. b) Que la sanción a imponerse
sea superior a cuatro años de pena privativa de libertad; y c) Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras
circunstancias del caso particular, permita colegir razonablemente que tratará de eludir la acción de la justicia
(peligro de fuga) u obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de obstaculización). 2. También será
presupuesto material para dictar mandato de prisión preventiva, sin perjuicio de la concurrencia de los
presupuestos establecidos en los literales a) y b) del numeral anterior, la existencia de razonables elementos de
convicción acerca de la pertenencia del imputado a una organización delictiva o su reintegración a la misma, y
sea del caso advertir que podrá utilizar los medios que ella le brinde para facilitar su fuga o la de otros imputados
o para obstaculizar la averiguación de la verdad.
Por otro lado, es necesario observar las formalidades previstas para dictar el mandato de
prisión preventiva, reguladas en el art. 271° del código procesal penal. Así, es necesario en
primer lugar, un requerimiento formal del fiscal, debidamente motivado, con lo cual se pone
implícitamente en su cabeza la carga de probar que en el caso concreto se cumplen con los
presupuestos materiales. En segundo lugar, el juez de investigación preparatoria debe resolver
este requerimiento en una audiencia pública con la presencia obligatoria del fiscal, del imputado
y su defensa, dentro de las 48 horas siguientes a la presentación del requerimiento de la prisión
preventiva. Finalmente señalar que la resolución que impone la prisión preventiva debe estar
debidamente motivada de acuerdo a los fundamentos de hecho y de derecho que el juez considere
pertinentes para este efecto.

C) FORMA EN QUE DEBEN SER OBSERVADOS LOS PRINCIPIOS


CONSTITUCIONALES EN LA IMPOSICIÓN DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
Como ya se dijo, la prisión preventiva ocasiona un gran sacrificio del derecho a la libertad
del imputado, en tal sentido, constituye un importante deber del juez, al valorar su aplicación,
además de ver la concurrencia de los presupuestos materiales, el examinar que la aplicación de
esta medida sea acorde a los principios constitucionales que rigen la coerción personal. Estos son:

a) Principio de proporcionalidad
Por este principio se exige, en primer lugar, como lo afirma el DR. CÁCERES JULCA
“(…) que los procesados reciban trato de inocentes o, como mínimo, que no reciban peor trato
que los condenados”37. Para que el principio de proporcionalidad se tenga observado es necesario
que se observen a su vez los tres subprincipios dentro de éste.
En primer lugar, es necesario ver la idoneidad de la medida a imponerse, es decir ver si
ésta en todos sus aspectos (como por ejemplo la duración o la intensidad, etc.) es la adecuada
para garantizar los fines del proceso penal asegurando la presencia del imputado en el mismo.
En segundo lugar, reviste especial importancia el subprincipio de necesidad, ya que al
tratarse de la medida más gravosa para la libertad del imputado deberá imponerse cuando sea
absolutamente indispensable, es decir, cuando sea la única medida capaz de cumplir con la
función de asegurar la presencia del imputado en el proceso y evitar la sustracción de la acción de
la justicia. Así se debe comprobar que mediante la aplicación de otras medidas de coerción
menos lesivas al derecho a la libertad no se llegará a cumplir con el fin procesal requerido.
Un verdadero problema con respecto a esta cuestión es el hecho de que en la práctica
judicial se impone la prisión preventiva aun habiendo otras alternativas menos lesivas al derecho
de libertad que también cumplen con el fin requerido en el caso concreto; considero que los
jueces al hacer esto se olvidan del subprincipio de necesidad y el de excepcionalidad de las
medidas de coerción penal, lo cual debe superarse haciendo una evaluación de los efectos que
traería el imponer otras medidas de coerción personal, antes de imponer la prisión preventiva.
__________________
37 CACERES JULCA, Roberto. Las medidas cautelares en el nuevo código procesal penal. Lima: Jurista Editores,
2009, p. 173
Igualmente, hay que evaluar el subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto; lo
cual implica que en el caso concreto se haga una ponderación de los intereses en conflicto para
decidir en qué modo y medida se va a limitar la libertad de un individuo en atención a las
necesidades y fines del caso en concreto.
Por último, también es exigencia del principio de proporcionalidad la duración temporal
de ésta así como también el hecho de que se prohíba su aplicación en casos poco graves.

b) Principio de legalidad
Por respeto a este principio, la prisión preventiva sólo se aplicará si concurren los
presupuestos materiales previstos en el art. 268° del código procesal penal y su trámite se hará
conforme a lo establecido en el art. 271° del mismo código38.
A esto hay que añadir que por el principio de legalidad la prisión preventiva, sólo podrá
darse dentro de un proceso penal nunca en circunstancias diferentes, ni en procesos de otra clase.
Además, la legalidad de la prisión preventiva alcanza a su desarrollo y modalidades, los cuales
deben estar a lo regulado por el código adjetivo. En este punto hay que determinar que la
interpretación de la norma que regula la aplicación de la prisión provisional debe ser una
interpretación teleológica, esto es en base a los fines de este tipo de medidas, por lo tanto
cualquier interpretación maliciosa debe ser rechazada y cualquier duda en el contenido de una
norma debe interpretarse a favor del imputado.

c) Principio de razonabilidad
La razonabilidad implica que el juez haga un juicio de valor de los elementos del caso
para determinar cuál de los dos intereses en conflicto (por un lado, la libertad del procesado
todavía presunto inocente; y por otro, la garantía que supone un proceso penal en la medida que
garantiza la correcta administración de justicia) es el que ha de prevalecer sobre el otro, puesto
que razonablemente (esto es, de acuerdo a las reglas del razonamiento lógico y jurídico), del
análisis de toda la información disponible, se ha llegado a esa conclusión. En tal sentido, si la
decisión adoptada en el caso concreto no es consecuencia de un razonamiento adecuado, ésta será
arbitraria aunque en ella se cumplan los presupuestos materiales para la prisión preventiva.
__________________
38 Artículo 271° Audiencia y resolución.- 1. El Juez de la Investigación Preparatoria, dentro de las cuarenta y ocho
horas siguientes al requerimiento del Ministerio Público realizará la audiencia para determinar la procedencia de
la prisión preventiva. La audiencia se celebrará con la concurrencia obligatoria del Fiscal, del imputado y su
defensor. El defensor del imputado que no asista será reemplazado por el defensor de oficio. 2. Rige en lo
pertinente, para el trámite de la audiencia lo dispuesto en el artículo 8°, pero la resolución debe ser pronunciada
en la audiencia sin necesidad de postergación alguna. El Juez de la Investigación Preparatoria incurre en
responsabilidad funcional si no realiza la audiencia dentro del plazo legal. El Fiscal y el abogado defensor serán
sancionados disciplinariamente si por su causa se frustra la audiencia. Si el imputado se niega por cualquier
motivo a estar presente en la audiencia, será representado por su abogado o el defensor del oficio, según sea el
caso. En este último supuesto deberá ser notificado con la resolución que se expida dentro de las cuarenta y ocho
horas siguientes a la conclusión de la audiencia. 3. El auto de prisión preventiva será especialmente motivado,
con expresión sucinta de la imputación, de los fundamentos de hecho y de derecho que lo sustente, y la
invocación de las citas legales correspondientes. 4. El Juez de la Investigación Preparatoria, si no considera
fundado el requerimiento de prisión preventiva optará por la medida de comparecencia restrictiva o simple según
el caso.
d) Principio de presunción de inocencia
Como ya lo señalé, la aplicación de las medidas de coerción debe darse de forma
excepcional y aún más cuando se trata de la más lesiva de la libertad del procesado. Esto supone
que la libertad de la persona debe ser la regla y la restricción de la misma la excepción, puesto
que toda persona debe ser considerada inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Una consecuencia de este principio es la prohibición de que se aplique la prisión
preventiva como un anticipo de la pena puesto que ésta se aplica a los sujetos culpables, esto es,
cuyo proceso ya llego a término con una sentencia firme condenatoria, lo cual no es el caso de la
prisión preventiva donde todavía no hay tal sentencia y por lo tanto la presunción de inocencia
está intacta.

D) DURACIÓN DE LA PRISIÓN PREVENTIVA


La duración de la prisión preventiva es un tema controvertido y en el cual se incurre, no
pocas veces, en una desproporcionalidad cuando se imponen por períodos de tiempo excesivos e
ilimitados. Por tanto, una primera afirmación respecto al tiempo que debe durar la prisión
preventiva es que al determinarlo es de especial importancia observar el principio de
proporcionalidad. Esto implica establecer un plazo razonable acorde al desenvolvimiento del
proceso para garantizar no sólo la buena marcha del mismo y el cumplimiento de la sentencia
sino también el derecho a la defensa del mismo imputado.
Los márgenes de la duración de la prisión preventiva se encuentran regulados en la norma
procesal penal. El art. 272° del código adjetivo39 establece que el plazo máximo permanencia del
procesado es de 9 meses para procesos comunes, y 18 meses cuando se trate de procesos
complejos.
Este límite de tiempo se ha regulado con la finalidad de proteger la libertad del imputado,
es decir, que esta no se extienda por un período de tiempo mayor, salvo algunas excepciones, lo
cual supondría una mayor aflicción a la libertad del mismo. Dentro de este plazo razonable, el
fiscal debe probar la responsabilidad del procesado, de no ser así éste debe ser puesto en libertad.
Con respecto al límite de 18 meses para procesos complejos, hay que establecer que se
entiende por éstos. Así, para determinar la complejidad de un proceso se toman en cuenta
elementos como la gravedad del delito, la pluralidad de agraviados o de imputados, la dificultad
en la investigación y otras circunstancias propias de cada caso en concreto que lo hagan diferente
a los procesos comunes.
Por otro lado, de acuerdo a lo previsto en el art. 273° del código procesal penal 40,
cumplido el plazo establecido para la prisión preventiva sin que se haya dictado sentencia, el
órgano jurisdiccional debe dejar en libertad al procesado o en todo caso sustituir la medida por
una o unas menos gravosas a la libertad del imputado que igualmente cumplan con sujetar al
imputado al proceso o una tercera opción es prolongar a instancia del fiscal el plazo de prisión
preventiva.
__________________
39 Artículo 272º Duración.- 1. La prisión preventiva no durará más de nueve meses. 2. Tratándose de procesos
complejos, el plazo límite de la prisión preventiva no durará más de dieciocho meses.
40 Artículo 273º Libertad del imputado.- Al vencimiento del plazo, sin haberse dictado sentencia de primera
instancia, el Juez de oficio o a solicitud de las partes decretará la inmediata libertad del imputado, sin perjuicio de
Ahora bien, con respecto a la prolongación de la prisión preventiva ésta se permite cuando
dentro del proceso sobrevengan circunstancias que supongan una especial dificultad para la
investigación y esclarecimiento de los hechos cuya consecuencia sea el riesgo de que el imputado
pudiera sustraerse a la acción de justicia. Así, el art. 274° en su numeral 1 permite que el fiscal
solicite, antes del vencimiento del plazo de duración de la prisión preventiva, la prolongación de
la misma hasta por un plazo máximo de 18 meses41. En este punto, es necesario señalar que para
que se prolongue la medida de prisión, las circunstancias sobrevenidas en el caso que dificultan
las investigaciones deben ser producto de un actuar del imputado, en tal sentido, no puede
prolongarse por una dilación indebida que sea producto de una mala labor del órgano fiscal ya
que esto supone una vulneración al derecho al debido proceso del justiciable y al principio de
celeridad procesal, sobre todo cuando se trata de la libertad e un ser humano.
Para finalizar, es necesario recordar la formalidad del acto de prolongación de la prisión
preventiva, la cual será solicitada por el fiscal de la investigación preparatoria en un
requerimiento debidamente motivado, con conocimiento de la parte defensiva y será resuelto por
el juez en una audiencia pública dentro del plazo de tres días.

IV. PROBLEMAS EN LA MOTIVACIÓN DE LAS RESOLUCIONES QUE IMPONEN


MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL
La motivación de las resoluciones judiciales es un principio constitucional y una garantía
procesal. Se constituye como un derecho procesal del justiciable y un deber del órgano judicial en
tanto por este principio se le exige al juez que en sus resoluciones explique y detalle las razones
que ha tenido para tomar una determinación en el caso concreto.
Este deber de los jueces está regulado en el art. 139° inc. 5 de la Constitución en el cual se
reconoce a la motivación de las resoluciones judiciales como un principio de la función
jurisdiccional. Además está vinculada íntimamente con el derecho al debido proceso y a la tutela
judicial efectiva, consagrado en el art. 139° numeral 3 de la constitución42. Asimismo, el art. 12°
de la Ley Orgánica del Poder Judicial reconoce la motivación de resoluciones y la impone, bajo
responsabilidad, como un deber para el juez43.
La importancia de la motivación de las resoluciones judiciales radica en que las partes de
un proceso conozcan los fundamentos en los que se basa el juez para dar su decisión y de esta
manera puedan constatar si la misma es acorde a derecho o si es una decisión arbitraria carente de
motivos y dictada en base a la sola discrecionalidad del juez. Además al poder examinar los
motivos y considerarlos inadecuados, si lo creen pertinente podrían hacer uso de los medios
impugnativos establecidos en la ley.
__________________
dictar concurrentemente las medidas necesarias para asegurar su presencia en las diligencias judiciales, incluso
las restricciones a que se refieren los numerales 2) al 4) del artículo 288º.
41 Artículo 274º Prolongación de la prisión preventiva.- 1. Cuando concurran circunstancias que importen una
especial dificultad o prolongación de la investigación, y que el imputado pudiera sustraerse a la acción de la
justicia, la prisión preventiva podrá prolongarse por un plazo no mayor al fijado en el numeral 2 del artículo 272°.
El Fiscal debe solicitarla al Juez antes de su vencimiento. 2. El Juez de la Investigación Preparatoria se
pronunciará previa realización de una audiencia, dentro del tercer día de presentado el requerimiento. Ésta se
llevará a cabo con la asistencia del Ministerio Público, del imputado y su defensor. Una vez escuchados los
Ahora bien, esta motivación debe ser coherente con los hechos y fundamentos de derecho
expuestos por las partes en el caso. Debe ser lógica, lo cual implica un juicio racional acorde con
las reglas de la experiencia y de la sana crítica. Y además debe realizarse acorde con los
principios constitucionales, en especial con el principio de razonabilidad que implica que la
decisión del juez sea consecuencia de un juicio de valor de todos los elementos del caso.
El Tribunal Constitucional respalda esta afirmación cuando señala que “el derecho de
motivación implica que en los considerandos de la resolución debe quedar perfectamente claro el
razonamiento lógico jurídico por el cual se llega a una determinada conclusión. En ella deben
constar los fundamentos de hecho y de derecho que de manera suficiente y razonada lleven al
fallo”44.
Las medidas de coerción personal, como ya ha quedado establecido en estas líneas, son
una injerencia legítima en los derechos fundamentales porque pretenden resguardar la eficiencia
del proceso. No obstante, las resoluciones que imponen este tipo de medidas deben estar
justificadas por razones adecuadas y suficientes, incompatibles con la idea de arbitrariedad, es
decir, razones que estén objetivamente basadas en derecho y que tengan presente la naturaleza y
el fin procesales de este tipo de medidas. En otras palabras, la imposición de una medida de
coerción debe estar debidamente motivada, lo cual importa un análisis minucioso del caso con
observancia de los principios que rigen la coerción personal
Así, el deber de motivación se constituye como requisito para la validez de la injerencia
del Estado en el derecho de libertad del procesado, requisito exigido por el principio de
proporcionalidad, en la medida que, el incumplimiento del deber de motivación nos lleva a
presumir que el juzgador no ha realizado la necesaria ponderación de los derechos enfrentados en
el requerimiento de una medida de coerción personal, por lo cual ante esta falta de motivación, si
se concede la medida podría tildarse de desproporcionada.
En este sentido, cuando se trata de resoluciones que tiene por objeto una medida de
coerción personal se exige la mención expresa del razonamiento lógico y jurídico del juez de
todos los requisitos necesarios para la imposición, sustitución o revocación de estas medidas.
__________________
asistentes y a la vista de los autos, decidirá en ese mismo acto o dentro de las setenta y dos horas siguientes, bajo
responsabilidad. 3. La resolución que se pronuncie sobre el requerimiento de prolongación de la prisión
preventiva podrá ser objeto de recurso de apelación. El procedimiento que se seguirá será el previsto en el
numeral 2) del artículo 278°. 4. Una vez condenado el imputado, la prisión preventiva podrá prolongarse hasta la
mitad de la pena impuesta, cuando ésta hubiera sido recurrida.
42 Artículo 139.- Principios de la Administración de Justicia Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional. Ninguna persona puede ser desviada de la
jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni
juzgada por órganos jurisdiccionales de excepción ni por comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera sea
su denominación. 5. La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los
decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se
sustentan.
43 Artículo 12.- Motivación de Resoluciones. Todas las resoluciones, con exclusión de las de mero trámite, son
motivadas, bajo responsabilidad, con expresión de los fundamentos en que se sustentan, pudiendo éstos
reproducirse en todo o en parte sólo en segunda instancia, al absolver el grado.
44 EXP. N. ° 6712-2005-PHC/TC, de 20 de enero de 2006.
Es decir, el juez debe verificar la concurrencia de los presupuestos materiales necesarios
para la imposición de cada medida (en especial el presupuesto de peligro procesal) y valorar la
necesidad de la medida de acuerdo a los principios constitucionales en materia procesal, y sobre
todo teniendo presente la naturaleza procesal de la coerción y su finalidad de evitar la obstrucción
de la justicia.
El Tribunal Constitucional, a propósito de la motivación de la detención preventiva ha
señalado que dos son las características que ésta debe tener. En primer lugar, tiene que ser
“suficiente”, esto es, debe expresar, por sí misma, las condiciones de hecho y de derecho que
sirven para dictarla o mantenerla. En segundo lugar, debe ser “razonada”, es decir que en ella se
observe la ponderación judicial en torno a la concurrencia de los aspectos que justifican la
adopción de la medida cautelar, pues de otra forma no podría evaluarse si es arbitraria o
injustificada45.
El juez al decidir sobre la aplicación de una medida de coerción, se enfrenta al conflicto
de dos pretensiones: por un lado, la del Ministerio Público que busca limitar el derecho
fundamental a la libertad del procesado con el fin de garantizar el correcto desenvolvimiento del
proceso y por otro, la de la parte defensiva que busca evitar los efectos lesivos que una medida de
coerción causaría sobre el imputado.
En ese sentido, será el juez quien deberá decidir cuál pretensión se condice con la
valoración de los fundamentos de hecho y de derecho que haga del caso concreto, es decir que
para otorgar una de las dos pretensiones el juez debe valorar todos los elementos del proceso,
estos son:
 Los hechos que se le imputan al procesado, es decir analizar si en las situaciones
fácticas del caso concurren los presupuestos materiales necesarios para cada medida de
coerción. Aquí debe hacerse; por un lado, el análisis de los hechos vinculados a la
existencia de indicios de la comisión de un delito y por otro, el análisis de los hechos
vinculados a la existencia del peligro procesal sea como peligro de obstrucción de la
justicia o como peligro de fuga.
 Las razones por las cuales es necesario imponer una medida de coerción personal
teniendo clara su naturaleza y finalidad, es decir, analizar si la medida de coerción que
se pretende imponer es adecuada o no para alcanzar el fin legítimo de garantizar el
debido proceso, para lo cual es importante observar los principios constitucionales en
materia de coerción personal.
 El marco legal y constitucional en el que se basa cada pretensión.
Ahora bien, en la práctica judicial de nuestros días vemos que no en pocos casos se
incumple con el deber de motivar adecuadamente las resoluciones judiciales, cuestión que es por
demás inaceptable en especial cuando se trata de resoluciones que imponen medidas de coerción
personal. Como si esto fuera poco, en donde se vulnera de forma más frecuente este principio
constitucional es en la motivación de las resoluciones que versan sobre la medida de prisión
preventiva, medida que es la más gravosa a la libertad del procesado y, mientras no haya una
sentencia firme condenatoria, todavía presunto inocente.
__________________
45 EXP. N. º 1084-2005-HC/TC, de 5 de enero de 2006, F.J. 15 y 16.
Los problemas en la motivación se dan por varios motivos.
En primer lugar, cuando se trata de argumentos tautológicos, aparentes o insuficientes por
ejemplo, cuando se habla en términos tan generales que no toman en cuenta al caso concreto y
podrían adaptarse a cualquier circunstancia.
Como afirma el DR. CACERES JULCA, una motivación defectuosa será “(…) una
motivación que se sustenta en afirmaciones dogmáticas. Es decir, en opiniones carentes de
sustentación objetiva, cuando exista una fundamentación por remisión, cuando la resolución
adolezca de congruencia, cuando no se presentan los presupuestos materiales y constitucionales
que fundamentan su dictado”46
En segundo lugar, otro supuesto de mal motivación se da cuando se argumenta mediante
la remisión a textos normativos, por ejemplo, en el caso de una resolución que impone prisión
preventiva, si se motiva diciendo que se cumplen los presupuestos materiales del art. 268° del
código procesal penal pero no se explica en qué consisten ni cómo es que tienen cumplimiento en
el caso concreto; o incluso cuando se hace una transcripción de artículos de determinadas normas.
Un último problema en el que se incurre al motivar una resolución judicial es el hecho de
que al hacerlo sólo se remite a las sentencias del Tribunal Constitucional o a la jurisprudencia de
la Corte Suprema o argumentando con el texto mismo de libros de algunos autores expertos en el
tema. Si bien la jurisprudencia y la doctrina son valiosos medios para adoptar una decisión, éstos
no deben sustituir a una verdadera motivación.
Es preciso señalar que si bien el principio de la motivación que recoge la constitución en
el art. 139 inc. 5 dice resoluciones judiciales, es necesario hacer una interpretación teleológica de
esta norma para extender el requisito de la motivación a las acusaciones y dictámenes del
Ministerio Público, pues como señala el DR. ORE GUARDIA “(…) un debido ejercicio de la
acción penal también debería estar adecuadamente motivado. No hay que perder de vista que
precisamente son denuncias y acusaciones indebidas o insuficientemente motivadas las que
originan procesos que muchas veces son archivados después de una onerosa carga para el Estado
y de muchas aflicciones para los sujetos procesales”47. A esto hay que añadir que el Ministerio
Público, en su calidad de titular de la acción penal, es el primer organismo llamado a ver la
necesidad de imponer una medida de coerción en atención al posible entorpecimiento de la
justicia y las razones de esa necesidad deben estar presentes en la motivación de sus resoluciones
de lo contrario se podría sospechar su arbitrariedad y la vulneración de los derechos del
procesado por cuanto éstos quedan en un estado de indefensión de los cargos que se le imputan.
Identificados los problemas que se presentan en las motivaciones de las resoluciones
judiciales es importante determinar qué sanción deben recibir estas resoluciones. Es decir, hay
que determinar cómo deben proceder los jueces superiores y los del tribunal constitucional (a
quien se haya recurrido por medio de un habeas corpus contra una resolución que impone una
medida de coerción) ante el examen de una resolución que no está motivada. Es preciso que estos
jueces declararen la nulidad de la resolución.
__________________
46 CACERES JULCA, Roberto. Las medidas cautelares en el nuevo código procesal penal. Lima: Jurista Editores,
2009, p. 74
47 ORE GUARDIA, Arsenio. Las medidas cautelares personales [en línea]. Lima: Instituto Nacional de Ciencia
Procesal Penal, 2008 – [ref. de 28 de Mayo del 2009] . Disponible en internet: <www.incipp.gob.pe/artículos>
p.31.
La Corte Suprema en casación distingue entre la falta de motivación y la defectuosa
motivación, ambas como vicios causantes de la nulidad de la resolución que los contenga48.
Así, la falta de motivación se da cuando una resolución judicial (que no sea de mero
trámite) carece de parte considerativa, es decir, carece del enunciado de las razones por las cuales
se ha llegado al fallo, en consecuencia se trata de una resolución arbitraria que de acuerdo al art.
122° del Código Procesal Civil49 será nula y en virtud del art. 139,5 inconstitucional.
Por otro lado, si el vicio es por causa de una motivación defectuosa (motivación aparente
o insuficiente), cualquiera de los vicios genera nulidad se debe declarar también la nulidad de
estas resoluciones.
No obstante lo dicho, los criterios sobre esta cuestión no han sido uniformes en la práctica
jurisprudencial de nuestro país. Un primer criterio es el adoptado por el Tribunal Constitucional,
el mismo que en una sentencia en materia cautelar, pese a advertir una deficiente motivación, no
la declaró nula sino que se ordenó al órgano judicial emplazado que corrigiera su error y diera
una nueva sentencia debidamente motivada50.
Otro criterio es el asumido por el mismo tribunal cuando declaró fundada una demanda de
habeas corpus y declaró nulo el auto de apertura de instrucción que contenía el mandato de
detención impuesto a los demandantes en base a la inexistencia las razones de la imputación que
causaba indefensión, en virtud de lo cual se suspendieron las órdenes de captura en contra todos
los procesados. En esta sentencia se estableció que la infracción del deber de motivación trae
como consecuencia la anulación del auto que impone la medida de coerción51.
Finalmente es bueno recordar que la motivación de las resoluciones (y en especial las que
imponen una medida de coerción personal) es una garantía del debido proceso y un derecho de
especial importancia para el procesado por poco aflictiva que parezca la medida que se impone.
Es decir, todas las resoluciones que impongan medidas de coerción requieren necesariamente una
fundamentación de lo contrario deben ser sancionadas con nulidad pues no es posible mantener
una medida que ha sido impuesta por una resolución que vulnera un derecho constitucional del
procesado. Los jueces y fiscales deben cumplir con su deber constitucional de motivar
adecuadamente sus resoluciones y no haciendo argumentaciones deficientes como en los
problemas anteriores, en especial cuando se trata de resoluciones que imponen medidas que
afectan un derecho fundamental de la persona, la libertad; es decir, no se puede dejar de explicar
los motivos por las cuales se restringe este derecho.
____________________
48 Casación N° 86-01-Santa-Chimbote. El peruano 01 de Octubre del 2002.
49 Artículo 122° del Código Procesal Civil: Contenido y suscripción de las resoluciones.- “Las resoluciones
contienen 3. La relación correlativamente enumerada de los fundamentos de hecho y los respectivos de derecho
que sustentan la decisión, la que se sujeta al mérito de lo actuado y al derecho… La resolución que no cumpliera
con los requisitos antes señalados será nula.
50 EXP. N. ° 1753-2003-HC/TC, de 4 de febrero de 2005.
51 EXP. N. ° 8125-2005-PHC/TC, de 25 de enero de 2006.
IV
AUDIENCIA PÚBLICA DE REQUERIMIENTO DE PRISIÓN PREVENTIVA

Expediente: 02602-2010-5-2001-JR-PE-01
Juzgado: Primer Juzgado de Investigación Preparatoria del distrito judicial de Piura
Imputado: César Alexander Goycochea Valdiviezo
Agraviada: Mercedes Nataly Silva Cruz
Delito: Robo Agravado (ART.189° código penal)
Fecha: 28 de mayo de 2010

I. PARTICIPANTES EN LA AUDIENCIA
 FISCAL: Dr. Carlos Raúl Solar Guevara, Fiscal Adjunto Provincial de la Primera
Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Piura
 IMPUTADO: César Alexander Goycochea Valdiviezo, de 26 años de edad, nacido el
14 de enero de 1983, nació en Piura, domicilia con sus padres su esposa y sus tres
hijos, en 18 de Mayo Mz. S Lt. 12 – Piura, hace siete años. Es mototaxista, viene
alquilando una moto al Sr. Hildebrando Ruesta hace medio año, de la cual no recuerda
la placa. Percibe veinticinco nuevos soles diarios. Tiene instrucción secundaria
completa. Se resalta que el imputado no presenta Documento nacional de identidad, ni
recuerda el número. Además tiene un proceso pendiente por el delito de robo agravado.
 ABOGADO DEFENSOR PÚBLICO PENAL: DR. Luís Cruz Mendoza.

II. HECHOS
El día 25 de mayo del 2010, aproximadamente a las 4.30 de la tarde, en circunstancias que
la agraviada se desplazaba por casino militar de la ciudad de Piura, un sujeto le arrebató el bolso
que llevaba en el hombro, haciéndola caer fuertemente al piso. La agraviada corrió detrás de él y
a unos metros lo alcanza dándose un forcejeo que terminó con el arrebato definitivo del objeto.
Seguidamente, el individuo con intención de huir subió a una mototaxi que era conducida por
otro sujeto y que en su interior se encontraba un tercer individuo (el imputado en esta audiencia)
quien ayudó a subir al que arrebató el bolso de la agraviada. Serenazgo se percata de los hechos y
empieza a perseguir a la mototaxi e interviene al imputado. Serenazgo da aviso al Escuadrón
Verde, quienes persiguen a los sujetos y se dan cuenta que ingresan a un domicilio, siendo que al
querer intervenir en dicho domicilio las personas dueñas de dicha casa no los dejaron ingresar. El
bolso contenía una billetera con veinte nuevos soles, un celular, documentos personales y un polo
La participación concreta del imputado en la comisión del hecho delictivo fue la de
ayudar a quien arrebató el bolso de la víctima.

III. DESARROLLO DE LA AUDIENCIA

 FUNDAMENTOS DEL FISCAL DEL REQUERIMIENTO DE PRISIÓN


PREVENTIVA
Se cumplen los presupuestos materiales para la imposición de prisión preventiva del art.
268° del código procesal penal de la siguiente manera:
a) Primer presupuesto: “Que existan graves y fundados elementos de convicción para estimar
razonablemente la comisión de un delito que vincule al imputado como autor o partícipe del
mismo”; lo cual se acredita según el fiscal con la declaración policial de la agraviada y su
ampliación en el Ministerio Público, el acta de intervención policial, el acta de reconocimiento
físico personal realizada por la agraviada al imputado, el acta de reconocimiento de la
mototaxi de placa MCG-46680, vehículo en el cual los sujetos se dieron a la fuga; el
certificado médico legal N° 005163-L, practicado a la agraviada por la cual se reconoce que
tiene una lesión traumática externa reciente.
b) Segundo presupuesto: “Que la sanción a imponerse sea superior a cuatro años de pena
privativa de libertad”; lo cual sí se cumple en el presente caso ya que los hechos se subsumen
dentro del tipo penal de robo agravado de acuerdo al art. 189° inciso 4, pues de da con el
concurso de dos o más personas, cuya pena va de 12 a 20 años de privación de libertad.
c) Tercer presupuesto: “Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras circunstancias
del caso particular, permita colegir razonablemente que tratará de eludir la acción de la
justicia (peligro de fuga) u obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de
obstaculización)”. El fiscal considera que si hay peligro procesal en su variante de peligro de
fuga en razón a lo siguiente:
 Que el imputado no ha presentado su documento nacional de identidad y no ha presentado
un documento que acredite un domicilio fijo, vinculo familiar (esposa, hijos, etc.).
 Que el delito que se imputa tiene una pena privativa de libertad alta (de 12 a 20 años) lo
cual hace presumir que pueda fugarse para no cumplir tal pena.
 Que el procesado tiene un proceso pendiente por el delito de robo agravado.

 FUNDAMENTOS DEL ABOGADO DEFENSOR:


a) Con respecto al delito
1.- Manifiesta que los hechos deben encuadrarse dentro del tipo penal de Hurto, ya que la
señorita manifiesta que le han arrebatado el bolso y jurídica y doctrinariamente el arrebato
está dentro del Hurto, para el robo se requiere la violencia o la amenaza, una violencia que
va contra la persona no contra la cosa, circunstancias que no se dan en este caso, ya que se
ha tenido violencia contra la cosa.
2. Además refiere que su defendido ha tenido una participación irrelevante en la comisión
del hecho delictivo que se habría cometido igualmente sin la presencia del imputado.
3. Que la comisión del delito quedó en grado de tentativa, pues, para que se dé la
consumación se requiere que el agente tenga la disponibilidad del bien y la agraviada
recupera sus bienes.
b) Con respecto al primer presupuesto material,
1.- El abogado refiere que el elemento de convicción de la declaración policial de la
agraviada es contradictorio porque no es posible reconocer a una persona en una moto
cerrada a unos metros de distancia. Además, ella da unas características del sujeto que no se
condicen con las del imputado por ejemplo, el hecho de que ella refiere que el sujeto tenía
el pelo rizado y el imputado no lo tiene y el hecho de que ella dice que la ropa del imputado
tenía determinados símbolos que en realidad, en el reconocimiento físico del mismo, se ve
que no tenía.
2.- Falta el acta de intervención del personal del Serenazgo, que son los que intervinieron
al imputado y por lo tanto el acta de intervención policial no es suficiente.
3.- Que su patrocinado ha sido encontrado fuera del domicilio al que llegó la mototaxi y
por lo tanto no hay forma de determinar que él participó en el hecho delictivo, puesto que
nadie dio aviso al personal del Serenazgo de la realización del hecho delictivo.
4.- Con respecto al acta de intervención del mototaxi, refiere que no es relevante
pronunciarse sobre este elemento porque su patrocinado no fue encontrado en el mismo
c) Con respecto al peligro procesal:
1.- No tiene un número de documento nacional de identidad pero sí tiene una ficha de la
Reniec, si tiene domicilio fijo el mismo que declara, si tiene un arraigo laboral, lo cual
queda demostrado con el contrato de alquiler de mototaxi, una constancia de trabajo del
presidente de la asociación de mototaxistas sol de Piura para la cual el trabaja, una partida
de nacimiento de su menor hija.
2.- No tiene medios económicos para fugarse.
Solicita que se cambie el requerimiento de prisión preventiva y se dicte la medida de una
comparecencia simple.

RÉPLICA DEL FISCAL:


1.- Si hay violencia porque la agraviada cae al suelo producto del forcejeo, lo cual está
acreditado por el certificado médico.
2.- Con respecto al cuestionamiento del acta de reconocimiento, en el cual la defensa dice que
hay una contradicción de la agraviada, el fiscal argumenta que eso es producto de los nervios
teniendo en cuenta que se trata de una joven de 19 años.
3.- Con respecto al hecho de que no hay un acta de intervención del personal del serenazgo,
refiere que está requerida la declaración de los efectivos que participaron en el delito para las
posteriores investigaciones del caso que no se ha hecho hasta el momento por el plazo breve
de la diligencia de prisión preventiva.
4.- Con respecto al peligro procesal, refiere que el hecho de que el imputado tenga una ficha
Reniec no es suficiente porque el buen ciudadano siempre porta su documento nacional de
identidad y al menos se sabe el número. Además refiere que la presentación de una partida de
nacimiento no es suficiente para acreditar su arraigo familiar. También dice que no se le puede
dar credibilidad a la constancia de trabajo y al contrato de alquiler de la mototaxi pues no se
trata de copias legalizadas, sino de copias simples.

RÉPLICA DEL ABOGADO DEFENSOR:


1.- Cuestiona cómo es que la agraviada logró individualizar al imputado si éste nunca bajo de
la mototaxi.
RESOLUCIÓN
FUNDAMENTOS:
1.- Que aquí se está viendo el tema de si el imputado debe hacer frente al proceso en
libertad o en prisión, por eso no resulta relevante para estos efectos tratar de si se subsume
la conducta en robo o hurto.
2.- Si se cumple el primer requisito de existencia de graves y fundados elementos de
convicción porque el delito existe, está la investigación y que el imputado ha sido
reconocido.
3.- Si existe el requisito de la pena mayor de 4 años porque se trata de robo agravado.
4.- El requisito de peligro procesal se cumple en virtud de que el imputado no ha
presentado su DNI, además no tiene arraigo familiar porque la partida de nacimiento no lo
prueba. Con respecto a su domicilio no se dice con precisión donde vive porque primero
dijo que vivía en el AA.HH. dos de mayo y luego en la partida de su menor hija sale otra
dirección. Su arraigo laboral no se ha probado porque la constancia no es un documento, le
faltan sellos, etc. Además no tiene los datos del propietario de la moto y ese contrato
tampoco es suficiente porque no es formal.
5.- Añadiendo a todo también se basa el peligro procesal en la gravedad de la pena en caso
de ser sancionado, a las circunstancias como ha ocurrido el hecho que en la actualidad se ve
mucho y causa una gran inseguridad ciudadana y además de ello el hecho de que el
imputado tiene otro proceso pendiente.
FALLO:
Se declara fundado el Requerimiento de prisión preventiva solicitado por el Ministerio
Publico contra Cesar Alexander Goycochea Valdiviezo, a quien se viene investigando por el
presunto delito de Robo Agravado, en agravio de Mercedes Nataly Silva Cruz, y dicha
prisión preventiva se le impone por el plazo de seis meses, conforme así lo ha solicitado El
Ministerio Publico, dándose inmediato ingreso al Establecimiento Penitencia de Río Seco al
imputado por el plazo que se ha concedido la prisión preventiva.

ANÁLISIS DEL CASO


En el presente caso considero que el juez olvida el grado de vulneración del derecho
fundamental a la libertad que tiene la prisión preventiva pues no cumple con analizar a cabalidad
las circunstancias del caso. Consecuencia de ello es que considere que se cumple el primer
presupuesto, la existencia de elementos de convicción para vincular al imputado con la comisión
de un hecho delictivo, ya que, en el caso concreto hay muchas posturas con respecto a los hechos
que derivan de los medios probatorios dados, por lo tanto, creo que no existe el alto grado de
convicción necesario en la medida de prisión preventiva (graves y fundados elementos de
convicción), sino sólo una convicción menor propia de otras medidas de coerción pero nunca de
la prisión preventiva.
Al evaluar el peligro procesal, el juez termina diciendo que unos criterio para determinar
éste lo son la gravedad de la pena y el hecho de que al imputado se le está procesando por otro
delito. En este punto considero innecesaria y hasta errónea esta afirmación pues como se ha visto
la coerción personal tiene una naturaleza eminentemente procesal, lo cual se desvirtúa al
catalogar como peligro procesal la gravedad de la pena o la reiteración de imputaciones contra el
procesado, instituciones más de naturaleza penal.
Considero que se desvirtúa también la naturaleza de la coerción cuando el juez hace
referencia a las circunstancias en que se han desarrollado los hechos, lo cual constituye una
modalidad de robo imperante en nuestra sociedad y esto causa una gran inseguridad ciudadana.
Como ya dijimos, los jueces no pueden basarse en estas cuestiones para acreditar el peligro
procesal porque hacerlo supondría que el sistema de justicia se desvirtué por el sometimiento de
la discrecionalidad de los jueces a las exigencias de la alarma social, en desmedro de los derechos
fundamentales de la persona.
En atención a estos fundamentos considero que hubiera sido mejor imponer otra medida
de coerción como la comparecencia con restricciones porque la convicción de la comisión del
delito no es de un grado alto como para imponer la prisión preventiva. Además, en atención al
principio de proporcionalidad, considero que la comparecencia con restricciones cumple
igualmente el fin se asegurar la presencia del imputado al proceso y además le da la oportunidad
de seguir realizando sus labores necesarias para el sustento de su familia.
V
CONCLUSIONES

1.- Las medidas de coerción personal tienen una naturaleza procesal y en tal sentido deben
ser aplicadas únicamente para satisfacer los fines del proceso penal mediante el aseguramiento de
la presencia del procesado en el mismo.
2.- De los tres modelos de coerción reconocidos en la doctrina, el único que reconoce y
respeta los derechos fundamentales de las personas es el modelo garantista, el mismo que recoge
nuestra Constitución. Sin embargo, es necesario que los jueces en su actuación sean consecuentes
con este modelo respetando los derechos fundamentales de las personas.
3.- Es necesario que al momento de aplicar las medidas de coerción personal, los jueces
tengan presente los principios constitucionales, los cuales constituyen un límite al ius puniendi
del Estado.
4.- La regulación de las diferentes medidas de coerción personal en nuestro nuevo código
procesal penal, en su característica de garantista, es respetuoso de los derechos fundamentales;
sin embargo es menester que los agentes de justicia hagan una interpretación teleológica estas
normas, es decir que hagan una interpretación que sea lo menos restrictiva posible para los
derechos del procesado.
5.- Los jueces y fiscales al momento de valorar la imposición de una medida de coerción
personal no lo deben hacer olvidando la naturaleza procesal de éstas. En ese sentido, se critican
las imposiciones basadas en factores ajenos a los procesales, en los cuales, se concibe a las
medidas de coerción como una pena anticipada.
6.- La alarma social causada por los delitos de gran envergadura no puede ser motivo de
influencia en los jueces al momento de imponer una medida de coerción personal porque de lo
contrario se desvirtuaría su naturaleza procesal.
7.- En las situaciones de emergencia social como la causada por el terrorismo no se puede
imponer medidas de coerción personal sin acreditar la vinculación del procesado con el hecho
delictivo, por el pretexto de que todos son sospechosos porque ello atentaría contra el principio
de presunción de inocencia.
8.- La prisión preventiva conlleva graves consecuencias para el detenido, por lo tanto,
únicamente son admisibles como causal de su imposición el peligro de fuga y de obstaculización,
por tanto se excluyen criterios como la reiteración delictiva del imputado y los vínculos
familiares o profesionales de éste.
9.- La prisión preventiva se diferencia de la pena privativa de la libertad en cuanto a los
fines que se persiguen por una y por otra, por tanto, al igual que todas las medidas de coerción,
no puede ser impuesta desconociendo su carácter excepcional porque hacerlo sería convertirla en
una anticipada. En tal sentido, no puede ser considerada como regla, sino como excepción.
10.-La motivación de las resoluciones judiciales y de los requerimientos fiscales
constituye un derecho del imputado, necesario para ejercer su derecho a la defensa y en tal
sentido, se torna en un deber de los agentes de justicia quienes deben cumplir a cabalidad con
este deber constitucional. En tal sentido se critican las motivaciones defectuosas como las
motivaciones aparentes o mediante la utilización de argumentos tautológicos.
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