CURSO FMI
2010
ÍNDICE
INTRODUCCION……………………………………………………………….....….. 4
V. CONCLUSIONES…………………………………………………………………. 43
VI. BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………….…….. 44
INTRODUCCION
El art. 1° de la Constitución Política del Perú proclama que “la defensa de persona
humana y el respeto a su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”; asimismo el
art. 44° del mismo texto constitucional, señala como deberes primordiales del Estado, entre otros,
“garantizar la plena vigencia de los derechos humanos y promover el bienestar general que se
fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la nación”.
En este contexto podemos afirmar que
Tal cometido no es algo utópico como propio de los libros de Homero en la literatura
antigua, sino que
Para alcanzar ésto se necesita, además de su reconocimiento expreso en la Constitución,
que los derechos humanos sean respetados y observados por los poderes del Estado allí donde les
compete; es decir; tanto por el poder Ejecutivo que al momento de dictar la política del Estado,
tiene el deber de promoverlos y garantizarlos; como por el Legislativo al dictar leyes que regulan
las limitaciones a la libertad, es decir leyes de carácter penal (tanto de corte sustantivo o
procesal); y finalmente por el Judicial, en cuanto a que los derechos humanos no sean vulnerados
al momento de la aplicación de las leyes penales en los casos concretos y de una manera más
importante en los procesos penales.
Hago ésta precisión en cuanto al proceso penal, porque es aquí donde se puede observar
de forma más nítida el poder del Estado para mermar el derecho de libertad de los ciudadanos con
el fin de administrar justicia. Esta injerencia del Estado sobre la esfera de libertad de los
ciudadanos en un proceso penal se puede dar, en mi opinión, en dos circunstancias:
1. Cuando hay de por medio una sentencia condenatoria contra un ciudadano por la
realización de algún hecho punible, es decir cuando el proceso ya ha finalizado siendo
el acusado declarado culpable.
2. Cuando no habiendo una sentencia condenatoria, se dicta una medida de coerción
personal, con el fin de asegurar la viabilidad del proceso, es decir, cuando hay peligro
de una obstrucción a la justicia o para asegurar el cumplimiento de la sentencia.
El objeto del presente estudio lo constituye la segunda situación, esto es, en las medidas
de coerción procesal de carácter personal de las cuales se agencian los jueces y fiscales para
asegurar la administración de justicia cuando existen determinados presupuestos como el peligro
procesal o los indicios de culpabilidad de una persona en la comisión de un hecho ilícito.
En este orden de ideas las medidas de coerción personal se han convertido en una
herramienta indispensable para conseguir una buena administración de justicia penal. Sin
embargo, su uso no debe ser de forma arbitraria e ilimitada, sino que se deben aplicar cuando sea
estrictamente necesario para la consecución de los fines del proceso penal, puesto que su
aplicación supone una merma del derecho fundamental de la persona humana a la libertad sin que
el proceso haya terminado, es decir, no se tiene una certeza en sentido estricto que vincule al
acusado o imputado con la comisión del hecho ilícito.
Por lo tanto, la aplicación de estas medidas no puede darse fuera del marco constitucional,
esto es, debe respetar los derechos y principios contenidos en la misma pero, como ya dije antes,
este respeto debe hacerse de modo real y efectivo.
Ya entrados en el tema creo que no es ocioso señalar como es que voy a estructurar mi
trabajo para una mejor comprensión del tema, el cual, lo he dividido en tres partes.
En primer lugar, considero necesario hacer un breve marco teórico de las medidas de la
coerción personal, definición y señalar su finalidad, lo cual es muy importante para efectos del
presente estudio, pues en la medida que entendamos para qué han sido creadas podemos ver si su
aplicación real está o no ajustada a derecho. Dentro de este marco teórico también he creído
conveniente hacer referencia a los modelos de coerción personal que señala actualmente la
doctrina, pues sólo si conocemos todos podemos darnos cuenta si es que el que acoge el Perú es
el que más se ajusta al respeto del derecho de libertad de las personas. Además, he querido hacer
unas precisiones sobre los principios que se deben observar al momento de imponer una medida
de coerción personal, pues éstos constituyen un límite en su aplicación y por ello es necesario
tenerlos muy claros. Por último, hacer mención de las principales clases de medidas de coerción
personal para tener una idea clara de qué formas los jueces pueden interferir en la libertad de los
ciudadanos.
La segunda parte del presente trabajo son los problemas que pueden suscitarse en la
aplicación de las medidas de coerción personal tales como: La aplicación de las medidas de
coerción personal perdiendo de vista su naturaleza, la vulneración de los derechos fundamentales
producto de una mala interpretación de los presupuestos materiales y los principios
constitucionales que rigen la coerción, los problemas en la aplicación de la prisión preventiva en
el nuevo código procesal penal, ya que esta es la medida de coerción que afecta en mayor grado
la libertad de los personas y por último, algunas cuestiones respecto a la motivación de las
resoluciones judiciales que otorgan medidas de coerción personal. Es necesario tener en cuenta
que los problemas que plantea la coerción personal tienen su origen en la concepción que tienen
los agentes de la administración de justicia de las medidas de coerción personal.
Finalmente, he considerado un análisis de la casuística piurana, algunos casos de la que he
recogido de la asistencia a algunas audiencias realizadas en la sede de la Corte Superior de
Justicia de Piura, para conocer cómo se están aplicando estas medidas en la realidad más próxima
a nosotros, el distrito judicial de Piura.
Presentado ya el tema me parece importante resaltar que la coerción personal es una
figura jurídica de especial trascendencia para el proceso penal, porque aunque sólo es de carácter
excepcional, es decir, sólo se aplicara cuando se compruebe la concurrencia de determinados
supuestos los jueces deberían tener una singular precaución al considerar su procedencia en los
casos concretos.
I
MARCO TEÓRICO
BREVES CONSIDERACIONES EN TORNO A LA COERCIÓN PERSONAL
B) El modelo eficientista
Es un modelo estricto, en el cual impera la noción del principio e autoridad, aun por
encima de los derechos fundamentales, y en especial el derecho a la libertad. Ahora, este modelo
considera al ius puniendi como absoluto, es decir, no tiene límites.
En este modelo, pueden ocurrir problemas en los que se desvirtúa la naturaleza y finalidad
de las medidas de coerción personal; como por ejemplo, cuando en los casos de importante
envergadura social, los llamados casos mediáticos, se vulneran derechos fundamentales como a la
libertad y a la presunción de inocencia bajo el pretexto de la alarma social, por la simple
concepción de que el Estado ostenta un absoluto poder punitivo carente de límites.
__________________
5 ASENCIO MELLADO, José María. Derecho Procesal Penal. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2004, p. 204.
6 ORE GUARDIA, Arsenio. Las medidas cautelares personales [en línea]. Lima: Instituto Nacional de Ciencia
Procesal Penal, 2008 – [ref. de 28 de Mayo del 2009] . Disponible en internet: <www.incipp.gob.pe/artículos>
7 FERRAJOLI, Luigi. Derecho y Razón: Teoría del garantismo penal. Madrid: Trota, 2000, p. 852.
El eficientismo se caracteriza porque aquí hay una inversión de valores, pues aquí el
principio de la presunción de inocencia y el derecho de libertad se convierten en la excepción
siendo desplazados por el principio de autoridad, en el cual fácilmente las medidas de coerción
personal se pueden convertir en un anticipo de pena.
No obstante lo dicho, los países en los que rige este modelo, generalmente recogen en sus
legislaciones la noción de algunos límites, pero sólo formalmente ya que en el plano real estos no
existen ya que en cualquier momento si la autoridad (ya que en este modelo no sólo los jueces
pueden aplicar medidas de coerción sino también por ejemplo la policía) lo decide pueden ser
obviados, es decir, cumplen una función decorativa.
1. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
La proporcionalidad o prohibición de exceso es la regla por la cual debe hacer una
congruencia entre la magnitud de la medida restrictiva de derechos y el grado de probabilidad de
obstrucción a la justicia, esto es, la probabilidad de peligro procesal.
El principio de proporcionalidad se encuentra recogido en la Constitución en el art. 200°
último párrafo cuando señala a propósito de las acciones garantías constitucionales que “el
órgano jurisdiccional examinará la razonabilidad y proporcionalidad del acto restrictivo”.
Asimismo, el art. 253° inciso 2 del nuevo código procesal penal lo recoge expresamente cuando
dice a propósito de las medidas de coerción personal al decir que éstas se impondrán con respeto
al principio de proporcionalidad10.
Como lo afirma el tribunal constitucional, el principio de proporcionalidad impide las
restricciones desproporcionadas y arbitrarias sobre los derechos fundamentales, límite que se
exige por la prohibición de infringir el contenido esencial de los mismos11. En consecuencia la
proporcionalidad se erige como una técnica para garantizar el respeto a los derechos
fundamentales. Así, ante la situación de conflicto entre dos derechos a la que debe enfrentarse el
juez, éste debe emplear la proporcionalidad para determinar cuál de ellos debe preferirse sobre el
otro.
Otra de las aplicaciones prácticas del principio de proporcionalidad está en la elección de
entre todas las medidas de coerción posibles en el caso concreto, aquella que, sin desconocer los
derechos fundamentales, sea la más adecuada para proteger los fines del proceso, es decir que de
existir, en un caso concreto, dos o más medidas que garantizan que se evite el peligro procesal, se
deberá optar por la menos gravosa de los derechos. Por lo tanto, se critican las privaciones de la
libertad que resultan inapropiadas para un determinado fin, cuando hay otras medidas menos
dañosas y que resultan eficaces para los fines del proceso. Por otro lado, también se debe aplicar
la regla de la proporcionalidad en cuanto al plazo de duración de una medida de coerción
personal.
Dentro del principio de proporcionalidad la doctrina reconoce la existencia de tres
subprincipios entrelazados entre sí los cuales se configuran como reglas de decisión para el juez,
estos son:
- Subprincipio de idoneidad.- por el cual se debe evaluar la elección de la medida que sea
más efectiva para proteger los fines del proceso penal asegurando la presencia del
imputado o acusado al proceso sin desconocer el contenido esencial de los derechos
fundamentales que se quieren limitar; es decir, será “idónea” la medida que sin dejar de
__________________
10 ARTÍCULO 253º Principios y finalidad.- 2. La restricción de un derecho fundamental requiere expresa
autorización legal, y se impondrá con respeto al principio de proporcionalidad y siempre que, en la medida y
exigencia necesaria, existan suficientes elementos de convicción.
11 EXP. N. ° 0731 2004 HC /TC. Lima 16 abril 2004
ser eficaz para conseguir la no obstrucción de la justicia, transgrede en menor intensidad
los derechos fundamentales.
- Subprincipio de necesidad.- por el cual para imponer una medida de coerción personal
primero se deben agotar todas las demás posibilidades con las cuales se podrían asegurar
igualmente los fines del proceso (como por ejemplo medidas cautelares de carácter real);
es decir, será ilegítima (por violar el subprincipio de necesidad parte del principio de
proporcionalidad y por tanto inconstitucional) toda medida de coerción que haya sido
impuesta existiendo otras medidas igualmente eficaces pero menos gravosas a los
derechos fundamentales.
- Subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto.- es la valoración y ponderación
propiamente dicha, es decir, el análisis mental que hace el juez de los presupuestos
materiales y constitucionales al momento de imponer una medida de coerción personal.
En conclusión, una medida que limita un derecho fundamental, será proporcionada si
observa estas tres reglas, es decir si es idónea, necesaria y equilibrada.
2. PRINCIPIO DE LEGALIDAD
El literal b del numeral 24 del art. 2 de nuestra Carta Magna reconoce el principio de
legalidad, según el cual, no están permitidas las restricciones a la libertad personal salvo en los
casos establecidos por la ley.
El principio de legalidad ha sido definido por la doctrina como el respeto a las formas
preestablecidas en la norma12. En materia de coerción procesal, tiene dos manifestaciones:
En primer lugar, implica que la imposición de una medida de coerción será válida cuando
se encuentre previamente autorizada por una norma con rango de ley, la cual debe a su vez
respetar los criterios constitucionales y en especial los derechos fundamentales de la persona
(sino sería inconstitucional). En este contexto, al juez penal no le está permitido imponer medidas
de coerción “nuevas”, esto es, que no estén tasadas por la ley sino que debe elegir de las
existentes la que sea más eficaz para los fines del proceso y de ser posible la menos gravosa para
los derechos fundamentales.
En segundo lugar, el principio de legalidad también está orientado a que se cumplan los
presupuestos materiales contemplados en la ley para cada medida y que son los únicos por los
cuales se justifica la limitación de los derechos fundamentales. Aquí cabe también resaltar que
este principio opera respecto de cuestiones como el plazo y las modalidades en que se pueden dar
las medidas de coerción personal, éstos no serán otros que los regulados por ley, por ejemplo el
tiempo por el cual se impongan no debe estar fuera de los márgenes previstos en la norma.
Además, la imposición de una medida de coerción debe darse con estricta sujeción al
procedimiento establecido en la ley.
3. PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD
El principio de razonabilidad exige que el juez al momento de analizar los hechos y
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12 CACERES JULCA, Roberto. Las medidas cautelares en el nuevo código procesal penal. Lima: Jurista Editores,
2009, p. 77.
circunstancias que motiven la aplicación una medida limitativa de derechos encuentre una
justificación lógica para aplicarla. De esta manera, el juicio de razonabilidad se encuentra
íntimamente vinculado a la coerción personal en tanto que aquí existe una situación de conflicto
de intereses en la que el juez debe realizar una exigente labor de ponderación y valoración que
implica una buena cuota de discrecionalidad que debe realizarse de acuerdo a las reglas de
razonamiento lógico-jurídico para no convertirse en arbitraria.
En ese sentido, el principio de razonabilidad se infringirá cuando el juez al momento de
aplicar una medida coercitiva ésta no cumpla con el fin para el que fue creada o no busque
ninguna finalidad jurídicamente importante. En este sentido nuestro Tribunal Constitucional
considera que “(…) el principio de razonabilidad exige que la medida restrictiva justifique la
necesidad de preservar, proteger o promover un fin constitucionalmente relevante la que en
efecto justifica una intervención estatal en el seno de los derechos fundamentales”13.
La razonabilidad debe ser aplicada no sólo al momento de conceder la medida sino
también para mantenerla. Su observancia evitará que la discrecionalidad del juez se convierta en
arbitrariedad ya que éste deberá valorar, en el caso concreto, todos los elementos de hecho (que
se cumplan los presupuestos materiales) y de derecho (estar acorde con los principios
constitucionales) para justificar su imposición.
5.1. EXCEPCIONALIDAD
La excepcionalidad es una consecuencia del principio de presunción de inocencia ya que,
según éste, el imputado debe ser tratado como inocente hasta que haya una sentencia firme que
demuestre lo contrario, en ese sentido se exige que las medidas de coerción sean de carácter
excepcional pues únicamente deben ser impuestas en situaciones especiales ante la concurrencia
de determinados presupuestos materiales, por tal motivo deben concebirse como último recurso
para garantizar los fines del proceso, cuando ya no quede otra opción. En este sentido, el art. 9°
inciso 3 del Pacto internacional de derechos civiles y políticos dice, a propósito de la prisión
preventiva, sensu contrario, que esta medida debe ser la excepción y la libertad la regla general.
5.2. PROVISIONALIDAD
El principio de provisionalidad exige que las medidas de coerción sean impuestas de
forma temporal, es decir sólo por el tiempo necesario para que se dé toda la actividad procesal
(actividad probatoria y de juicio) para que el proceso termine con una sentencia fundada en
derecho y se alcance la justicia. En este sentido, la provisionalidad se constituye en garantía para
el imputado pues hace que se eviten las dilaciones indebidas, es decir, que evita que la
imposición de estas medidas se prolongue más allá de lo necesario para cumplir con los fines del
proceso.
5.3. VARIABILIDAD
Las medidas de coerción se imponen teniendo en cuenta que en las circunstancias
concretas del caso confluyan los presupuestos establecidos para su concesión, por lo tanto, es
lógico que al alterarse éstos, la medida se cambie bien por otra más limitativa de derechos (si las
circunstancias que hagan pronosticar el peligro procesal empeoran) o por otra menos limitativa de
derechos cuando cambien, en beneficio del imputado, los presupuestos que fueron determinantes
para la imposición de la medida más restrictiva), a esto se le conoce como el carácter variable de
las medidas de coerción. Nuestro Tribunal Constitucional así lo ha reconocido al señalar: “las
medidas coercitivas (…) estarán siempre en función a la estabilidad o cambio de los presupuestos
que posibilitaron su adopción inicial; por lo que es plenamente posible que alterado el estado
sustancial de los presupuestos fácticos respecto de los cuales se adoptó la medida, la misma sea
variada” 16.
II
LAS MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL EN EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL
PENAL FORMAS DE MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONAL
1. COMPARECENCIA
a) COMPARECENCIA SIMPLE
Es la medida de coerción personal que afecta en menor grado el derecho de libertad de las
personas. Su imposición es dispuesta por el juez y tiene como objetivo amarrar al imputado a su
jurisdicción, de tal manera que éste se presente cada vez que le sea requerido. Se define como la
orden de presentarse ante la autoridad fiscal o judicial cada vez que le sea requerido.
Debe aplicarse, como toda medida limitativa de derechos, teniendo en cuenta los
principios constitucionales que rigen la actividad probatoria como por ejemplo el principio de
proporcionalidad en el sentido de que el juez deberá preferir la comparecencia a las demás
medidas de coerción siempre que, en el caso concreto, ésta sea suficiente para cumplir con la
sujeción del imputado al proceso, en otras palabras siempre que sea proporcional a los fines del
proceso.
La comparecencia simple se encuentra recogida en los arts. 268° y 291° del código
procesal penal17. Así haciendo una interpretación sistemática de los mismos podemos determinar
sus presupuestos, estos serían:
1. Que no concurran los presupuestos necesarios para la imposición de la prisión preventiva,
regla que incluye la necesidad de que para aplicar la comparecencia es necesario que el
hecho punible tenga como consecuencia jurídica una sanción leve (menor de 4 años).
2. Que exista una suficiencia probatoria, esto es, un grado mínimo de convicción
debidamente acreditado que haga vincular al imputado con la comisión del delito.
3. Que exista un mínimo peligro procesal, es decir que el riesgo de frustración de la justicia
sea casi inexistente ya sea por la condición del imputado o por la actitud que haya tomado
éste en el proceso por ejemplo su colaboración eficaz, contribución al esclarecimiento de
los hechos, etc.
__________________
16 EXP. N° 1196-2005-PHC/TC. Lima 17 de marzo de 2005
17 Artículo 286° Presupuestos.- 1. El Juez de la Investigación Preparatoria dictará mandato de comparecencia
simple si el Fiscal no solicita prisión preventiva al término del plazo previsto en el artículo 266°. 2. También lo
hará cuando, de mediar requerimiento Fiscal, no concurran los presupuestos materiales previstos en el artículo
268°. Artículo 291º Comparecencia simple.- 1. El Juez prescindirá de las restricciones previstas en el artículo
288º, cuando el hecho punible denunciado esté penado con una sanción leve o los actos de investigación
aportados no lo justifiquen. 2. La infracción de la comparecencia, en los casos en que el imputado sea citado para
su declaración o para otra diligencia, determinará la orden de ser conducido compulsivamente por la Policía.
b) COMPARECENCIA RESTRICTIVA
La comparecencia con restricciones supone una mayor limitación en la libertad del
imputado que la comparecencia simple ya que ésta implica el cumplimiento de unos deberes de
conducta que el juez impone al imputado para garantizar su presencia en el proceso. El DR.
SANCHEZ VELARDE define a la comparecencia restrictiva como “una medida dispuesta por el
órgano jurisdiccional que contiene la afectación de derecho y libertades personales sin llegar a
constituir una verdadera privación de la libertad de manera efectiva. (…) el imputado goza del
derecho a la libertad pero está sujeto a los mandamientos que el juez dicta, es decir, el imputado
mantiene su libertad ambulatoria pero de forma limitada o restringida. Del cumplimiento de las
reglas de conducta impuestas dependerá que se mantenga la comparecencia, en caso contrario, se
adoptará una medida coercitiva más severa, la detención”18.
Las restricciones a la libertad propias de esta medida de coerción son las establecidas en
el art. 288° del código procesal penal19.
La comparecencia restrictiva, lo mismo que todas las medidas de coerción personal debe
de aplicarse en atención a los principios constitucionales cuando la simple comparecencia resulte
ineficaz para conminar al imputado al proceso. Prueba de ello es el art. 287° del código procesal
penal20 que en su inciso 1 señala que “Se impondrán las restricciones previstas en el artículo
167°, siempre que el peligro de fuga o de obstaculización de la averiguación de la verdad pueda
razonablemente evitarse” haciendo referencia al cumplimiento del principio de razonabilidad y en
su inciso 2 dice que “el Juez podrá imponer una de las restricciones o combinar varias de ellas,
según resulte adecuada al caso”, confirmando la observancia del principio de proporcionalidad
(subprincipio de adecuación).
2. LA DETENCIÓN
a) DETENCIÓN POLICIAL
La detención policial es la medida por la cual un funcionario de la policía nacional del
Perú priva a un individuo de su libertad de tránsito ambulatorio (o de circulación) por encontrarlo
en el preciso momento en que está cometiendo un delito, es decir en un estado de flagrancia, de
modo que este sujeto es trasladado a un lugar (que puede ser una comisaría, carceleta, etc.) de
donde se le impide salir por un espacio de tiempo previsto en la ley.
__________________
18 SANCHEZ VELARDE, Pablo. Manual de derecho procesal penal. Lima: Idemsa, 2004, p. 743.
19 Artículo 288° Las restricciones.- Las restricciones que el Juez puede imponer son las siguientes: 1. La obligación
de someterse al cuidado y vigilancia de una persona o institución determinada, quién informará periódicamente
en los plazos designados. 2. La obligación de no ausentarse de la localidad en que reside, de no concurrir a
determinados lugares, o de presentarse a la autoridad en los días que se le fijen. 3. La prohibición de comunicarse
con personas determinadas, siempre que no afecte el derecho de defensa. 4. La prestación de una caución
económica, si las posibilidades del imputado lo permiten. La caución podrá ser sustituida por una fianza personal
idónea y suficiente.
20 Artículo 287° La comparecencia restrictiva.- 1. Se impondrán las restricciones previstas en el artículo 167°,
siempre que el peligro de fuga o de obstaculización de la averiguación de la verdad pueda razonablemente
evitarse. También podrá utilizarse, alternativamente, alguna técnica o sistema electrónico o computarizado que
permita controlar no se excedan las restricciones impuestas a la libertad personal. 2. El Juez podrá imponer una
de las restricciones o combinar varias de ellas, según resulte adecuada al caso, y ordenará las medidas necesarias
para garantizar el cumplimiento de las restricciones impuestas al imputado.
El art. 259° del código procesal penal regula la detención policial21. De la lectura de éste
artículo podemos colegir que esta medida no se da dentro de un proceso judicial, sino ante una
situación fáctica, esto es, la flagrancia delictiva, por tanto no es impuesta por el órgano
jurisdiccional sino por la policía (que tiene el deber de dar aviso al ministerio público). Las
situaciones de flagrancia delictiva de acuerdo pueden ser:
- Flagrancia.- Es la situación en la cual se encuentra a un sujeto en el preciso momento en
que está ejecutando la comisión de un delito o se le encuentra inmediatamente después de
perpetrarlo con pruebas de tal comisión, esto es objetos, huellas o instrumentos para
llevarlo a cabo.
- Cuasi flagrancia.- Se da cuando transcurrido un breve tiempo después de la comisión del
delito, el investigado ya ha dejado el lugar, pero no lo han perdido de vista sino que es
perseguido tendiendo como referencia la identificación plena ya sea por la propia víctima
o por un tercero que permite diferenciarlo de otras personas.
- Presunción de flagrancia.- Se da cuando a un sujeto se le encuentra dentro de las 24 horas
posteriores a la comisión del delito con objetos que hacen presumir tal hecho. Esta
presunción necesita la existencia de datos (indicios, objetos, etc.) que hagan posible la
vinculación del sujeto con la comisión del hecho delictivo.
El plazo establecido en la norma para esta medida se encuentra en el art. 264° del código
procesal penal siendo de 24 horas y 15 días en los delitos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito
de drogas, cumplido el plazo el fiscal decidirá si deja en libertad al detenido o si solicita al juez
de investigación preparatoria la imposición de otra medida de coerción. Por lo tanto, aquí es
necesario tener en consideración los principios rectores de la coerción y en especial el principio
de proporcionalidad al establecer el plazo de esta medida.
El fundamento de la aplicación de esta medida responde a dos necesidades. Por un lado el
cese de la situación delictiva en salvaguarda de la seguridad e integridad de la víctima y por otro
la protección de la labor de investigación ya que si no se procede de inmediato el delincuente
puede desaparecer las pruebas de su incriminación.
No obstante lo dicho, la detención policial debe ser razonable, proporcional y necesaria, y
su imposición se debe dar observando los principios constitucionales y debe respetar los derechos
fundamentales de la persona humana, En este sentido un derecho importante, que no se debe
dejar de lado en este caso, es el derecho a la defensa en atención a que el art. 263° prevé como un
deber de la policía el informar al detenido los motivos de su detención así como señalarle sus
derechos22.
__________________
21 Artículo 259° Detención Policial.- 1. La Policía detendrá, sin mandato judicial, a quien sorprenda en flagrante
delito. 2. Existe flagrancia cuando la realización del hecho punible es actual y, en esa circunstancia, el autor es
descubierto, o cuando es perseguido y capturado inmediatamente de haber realizado el acto punible o cuando es
sorprendido con objetos o huellas que revelen que acaba de ejecutarlo. 3. Si se tratare de una falta o de un delito
sancionado con una pena no mayor de dos años de privación de libertad, luego de los interrogatorios de
identificación y demás actos de investigación urgentes, podrá ordenarse una medida menos restrictiva o su
libertad.
22 Artículo 263° Deberes de la policía.- 1. La Policía que ha efectuado la detención en flagrante delito o en los casos
de arresto ciudadano, informará al detenido el delito que se le atribuye y comunicará inmediatamente el hecho al
Ministerio Público. También informará al Juez de la Investigación Preparatoria tratándose de los delitos de
terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas. 3. En todos los casos, la Policía advertirá al detenido o arrestado
que le asiste los derechos previstos en el artículo 71°. De esa diligencia se levantará un acta.
b) DETENCIÓN PRELIMINAR JUDICIAL
Es una medida dispuesta por el juez de la investigación preparatoria a solicitud del fiscal
de la investigación preliminar que implica la privación del derecho a la libertad de tránsito
ambulatorio del imputado por razones relacionadas con la investigación del proceso. En ese
sentido, tiene una naturaleza precautelar porque se da para asegurar la presencia del imputado en
la primera fase de la investigación y no en la fase decisoria del proceso, por eso es de breve
duración. De este criterio es la Corte Suprema cuando señala que “(…) su función es tanto para
asegurar la persona del imputado como para garantizar la futura aplicación del ius puniendi
mediante la realización inmediata de los actos de investigación urgentes e inaplazables”22
La detención preliminar se encuentra regulada en el art. 261° del código procesal penal, el
cual prevé los casos en los que procede la detención preliminar, estos son 3: 1) Cuando no se
presente un supuesto de flagrancia, pero existan razones para considerar al imputado como autor
del delito (cuya pena privativa de libertad debe ser superior a cuatro años) y, del análisis de las
circunstancias se pueda prever el peligro de fuga; 2) Cuando el sorprendido en flagrante delito se
escape a la detención y 3) Cuando el detenido que fugara de un centro de detención preliminar23.
Asimismo, este artículo recoge el procedimiento formal que se debe seguir en la aplicación de
esta medida24. El plazo de la detención es el previsto en el art. 264°. De la lectura de estos
artículos podemos señalar por lo menos como los siguientes presupuestos:
1) Que haya una determinación suficiente de las circunstancias del caso para vincular al
imputado con la realización del hecho delictivo y que éste tenga una pena superior a
los 4 años de privación de libertad.
2) Que exista un riesgo de entorpecimiento de la acción de la justicia (que se puede dar
por el riesgo de fuga o por que desaparezcan objetos que puedan servir de prueba de la
comisión de un delito.
Finalmente, no es ocioso señalar que la imposición d la detención preliminar judicial, lo
mismo que las demás medidas, debe observar los principios constitucionales en materia de
coerción tales como el de proporcionalidad en la resolución que ordena la detención ya que ésta
debe valorar las circunstancias del caso concreto de modo que concurran los presupuestos y
circunstancias necesarias para dictar la detención y que con ésta se logre impedir el riesgo de
peligro procesal.
__________________
22 Casación Penal N° 01-2007- Huaura. Sala Penal Permanente. Lima, 26 de julio 2007.
23 El Dr. Cáceres Julca define estas tres situaciones: “a) Falta de flagrancia.- cuando no es sorprendido en el
momento de estar ejecutando la conducta delictiva pero ha sido identificado como el presunto autor de un hecho
punible. b) El sorprendido en flagrancia se escapa a la detención.- se trata del caso del delincuente que
sorprendido cometiendo el hecho delictivo la autoridad policial inicia una persecución que resulta infructuosa al
rehuir a la acción de la justicia. c) El detenido se fugara de un centro de detención preliminar.- Se trata del caso
del imputado ya detenido, que utilizando artilugios o bajo la complicidad de terceros se escapa del centro de
detención”. 12 (CACERES JULCA, Roberto. “Las medidas cautelares en el nuevo código procesal penal”.
Jurista. Lima 2009, p. 129)
24 Artículo 261° Detención Preliminar Judicial.- 2. En los supuestos anteriores, para cursar la orden de detención se
requiere que el imputado se encuentre debidamente individualizado con los siguientes datos: nombres y apellidos
completos, edad, sexo, lugar, y fecha de nacimiento. 3. La orden de detención deberá ser puesta en conocimiento
de la Policía a la brevedad posible, de manera escrita bajo cargo, quien la ejecutará de inmediato. Cuando se
presenten circunstancias extraordinarias podrá ordenarse el cumplimiento de detención por correo electrónico,
facsímil, telefónicamente u otro medio de comunicación válido que garantice la veracidad del mandato judicial.
En todos estos casos la comunicación deberá contener los datos de identidad personal del requerido conforme a lo
b) IMPEDIMENTO DE SALIDA
Por esta medida el juez a solicitud del fiscal dicta una orden mediante la cual se restringe
la libertad de tránsito de una persona limitando su circulación a una localidad determinada con la
finalidad de hacerlo comparecer efectivamente al proceso. La doctrina la entiende como una
modalidad de la comparecencia con restricciones. Se encuentra regulado en el art. 295° del
código procesal penal25.
Es importante que esta medida se dé siempre de acuerdo al principio de razonabilidad, es
decir, cuando de la valoración de las circunstancias del caso concreto se infiera que el imputado
tratará de eludir la justicia alejándose del un territorio determinado cuando la situación en el
proceso le sea desfavorable. En cuanto al principio de proporcionalidad, éste se tendrá por
observado cuando haya una correspondencia entre la medida y el grado de probabilidad de que el
imputado salga del país para evadir la acción de la justicia, esto es, que sea idónea, necesaria y
equilibrada para repeler el peligro de fuga del país. Este último principio es muy importante en lo
que respecta al plazo de duración de la detención preliminar judicial, éste se encuentra regulado
en el art. 296° del código procesal penal26. Además el art. 295° del mismo código recoge el
subprincipio de necesidad cuando señala que el fiscal podrá solicitar al juez el impedimento de
salida del país cuando sea indispensable para la indagación de la verdad.
Los presupuestos materiales para la imposición de esta medida serían los propios de todas
las medidas de coerción personal: apariencia del derecho, esto es, la existencia de un grado de
convicción de que el imputado ha cometido un delito (sancionado con una pena privativa de
libertad mayor a tres años) y el riesgo de elusión de la justicia.
c) DETENCIÓN DOMICILIARIA
La detención domiciliaria es una modalidad de comparecencia con restricciones que se
constituye como una medida alternativa a la prisión preventiva en los casos previstos en la
norma. Por la detención domiciliaria se restringe en gran medida la libertad de tránsito de una
persona ya que ésta se limita a un espacio determinado que en este caso vendría a ser su
domicilio o el lugar que designe el juez bajo la vigilancia de quien decida el juez. En tal sentido,
es la segunda medida de coerción que más afecta a la libertad del imputado después de la prisión
preventiva.
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indicado en el numeral dos. 4. Las requisitorias cursadas a la autoridad policial tendrán una vigencia de seis
meses. Vencido este plazo caducarán automáticamente bajo responsabilidad, salvo que fuesen renovadas. La
vigencia de la requisitoria para los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas no caducarán hasta la
efectiva detención de los requisitoriados.
25 Artículo 295º Solicitud del Fiscal.- 1. Cuando durante la investigación de un delito sancionado con pena privativa
de libertad mayor de tres años resulte indispensable para la indagación de la verdad, el Fiscal podrá solicitar al
Juez expida contra el imputado orden de impedimento de salida del país o de la localidad donde domicilia o del
lugar que se le fije. Igual petición puede formular respecto del que es considerado testigo importante. 2. El
requerimiento será fundamentado y precisará el nombre completo y demás datos necesarios de la persona
afectada, e indicará la duración de la medida.
26 Artículo 296º Resolución y audiencia.- 1. La resolución judicial también contendrá los requisitos previstos en el
artículo anterior. Rige lo dispuesto en los numerales 2) y 3) del artículo 279°. 2. La medida no puede durar más
de cuatro meses. La prolongación de la medida sólo procede tratándose de imputados y hasta por un plazo igual,
procederá en los supuestos y bajo trámite previsto en el artículo 274º. 3. En el caso de testigos importantes, la
medida se levantará luego de realizada la declaración o actuación procesal que la determinó. En todo caso, no
Por aplicación del principio de legalidad, para que se dicte la detención domiciliaria es
necesario que se trate de los casos del art. 290° del código procesal penal27. Al ver estos
supuestos se nota que éstos son de carácter personal pues reflejan una condición del imputado
(por ejemplo, edad avanzada, enfermedad grave, estado de gestación, etc.)
Además, por cuanto esta medida es alternativa a la prisión preventiva (numeral 1), es
lógico que concurran los mismos presupuestos materiales previstos para ésta, es decir los del art.
268° del mismo cuerpo legal. El plazo establecido para esta medida es el mismo que el de la
prisión preventiva.
Como toda medida de coerción personal, es indispensable que en su aplicación se tengan
presente los principios constitucionales en materia de coerción, tales como el principio de
razonabilidad, el cual está reconocido en el mismo art. 290°, el cual establece que la detención
domiciliaria “(…) está condicionada a que el peligro de fuga o de obstaculización de la justicia
pueda razonablemente evitarse con su imposición”, es decir que el juez debe valorar, de acuerdo
a las reglas de la lógica y de la sana crítica, las circunstancias fácticas del caso para ver si
realmente su imposición evita la obstaculización de la justicia. Con respecto al principio de
proporcionalidad, este se tendrá por respetado cuando la medida sea adecuada para conseguir los
fines del proceso y además cuando sea necesaria, esto es, que no haya una solución más efectiva.
Finalmente, es necesario señalar que no toda imposición de detención domiciliaria afecta
en igual grado a la libertad del imputado; por ejemplo, en algunos casos se da la detención
domiciliaria con la autorización de acudir al centro de trabajo o estudio y otras en la que no existe
tal autorización. En ese orden, es necesario que el juez examine y valore a fondo todas las
circunstancias del caso concreto para determinar la forma de detención que más se ajuste a los
fines del proceso, es decir, en este extremo también se requiere observar los principios de
razonabilidad y proporcionalidad.
d) PRISIÓN PREVENTIVA
La prisión preventiva, también llamada detención preventiva o prisión provisional, es la
medida de coerción personal que limita en mayor grado los derechos fundamentales del
imputado, ya que mediante ésta se priva a una persona de su derecho de libertad por un espacio
largo de tiempo sin una sentencia firme que declare su culpabilidad. Dada la importancia de esta
medida de coerción, la trataré posteriormente, en un apartado individual.
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puede durar más de treinta días. 4. El Juez resolverá de conformidad con lo dispuesto en los numerales 2) y 3) del
artículo 279°. Para lo dispuesto en el recurso de apelación rige lo dispuesto en el numeral 2) del artículo 278°.
27 Artículo 290º Detención domiciliaria.- 1. Se impondrá detención domiciliaria cuando, pese a corresponder prisión
preventiva, el imputado: a) Es mayor de 65 años de edad; b) Adolece de una enfermedad grave o incurable; c)
Sufre grave incapacidad física permanente que afecte sensiblemente su capacidad de desplazamiento; d) Es una
madre gestante. 2. En todos los motivos previstos en el numeral anterior, la medida de detención domiciliaria está
condicionada a que el peligro de fuga o de obstaculización pueda evitarse razonablemente con su imposición. 3.
La detención domiciliaria debe cumplirse en el domicilio del imputado o en otro que el Juez designe y sea
adecuado a esos efectos, bajo custodia de la autoridad policial o de una institución -pública o privada- o de
tercera persona designada para tal efecto. Cuando sea necesario, se impondrá límites o prohibiciones a la facultad
del imputado de comunicarse con personas diversas de aquellas que habitan con él o que lo asisten. El control de
la observancia de las obligaciones impuestas corresponde al Ministerio Público y a la autoridad policial. Se podrá
acumular a la detención domiciliaria una caución. 4. El plazo de
III
PROBLEMAS EN LA APLICACIÓN REAL DE LAS MEDIDAS DE COERCIÓN
PERSONAL
30 Artículo 269º Peligro de fuga.- Para calificar el peligro de fuga, el Juez tendrá en cuenta: 1. El arraigo en el país
del imputado, determinado por el domicilio, residencia habitual, asiento de la familia y de sus negocios o trabajo
y las facilidades para abandonar definitivamente el país o permanecer oculto; 2. La gravedad de la pena que se
espera como resultado del procedimiento; 3. La importancia del daño resarcible y la actitud que el imputado
adopta, voluntariamente, frente a él; 4. El comportamiento del imputado durante el procedimiento o en otro
procedimiento anterior, en la medida que indique su voluntad de someterse a la persecución penal.
Ahora bien, estos presupuestos se recogen en la norma procesal, por tanto, estas normas
deben ser interpretadas de forma razonable, es decir, respetando los derechos fundamentales de la
persona recogidos en la Constitución, por lo tanto, toda interpretación maliciosa o restrictiva debe
ser rechazada.
Es importante señalar que para aplicar una medida de coerción personal es necesario que
aunado a la concurrencia de los presupuestos materiales, el juez valore si no existe una medida
menos aflictiva a la libertad del imputado que igualmente asegure los fines del proceso. Esta
valoración no se da a menudo en la práctica judicial lo cual constituye un problema en la
administración real de justicia, ya que se trata de medidas impuestas a personas que todavía no
han recibido una sentencia condenatoria en su contra. Además esta valoración es exigencia de los
principios de necesidad y de proporcionalidad reconocidos en la constitución, por lo tanto, su
inobservancia comporta una inobservancia de la propia constitución.
En tal sentido hay que entender que aparte de la comprobación de la existencia de los
presupuestos materiales, es necesario que el juez al conceder una medida de coerción, por
imperio de la Constitución, observe los principios y derechos que influyen en la valoración de las
mismas, constituyéndose éstos como límites a la discrecionalidad del juez, ya que al estar expresa
o implícitamente reconocidos en la Constitución son directamente aplicables sin limitación
alguna, pues la Constitución es ley suprema. Ésta exigencia está ratificada por el art. 253° del
código procesal penal32.
En la actualidad, en nuestro país, la práctica judicial se ha apartado del esquema
constitucional de respeto a los principios y derechos de la persona. Algunos magistrados olvidan
su rol en la aplicación de las medidas ya que no hacen una adecuada ponderación de los intereses
en juego de acuerdo al análisis completo de los presupuestos materiales y de los principios
constitucionales necesarios para este tipo de medidas.
Así por ejemplo, a veces se imponen medidas de coerción sin necesidad. Hay que
considerar que toda imposición de una medida de coerción personal, por poco lesiva que parezca,
implica una invasión a la libertad personal del imputado.
Otro error en el que incurren los jueces es el hecho de que interpretan de manera
inadecuada lo que significa el peligro procesal cuando para determinar éste se basan más en
aspectos penales, (como la reincidencia del imputado, la gravedad de la pena) que en aspectos
procesales. En este punto, se cuestionan las resoluciones en las que se deja ver que el juez
determinó la existencia de peligro procesal por el hecho de que el imputado tuvo o tiene otros
procesos en su contra, a pesar de saber que éste ha prestado su efectiva colaboración en todas las
diligencias y su comportamiento frente al proceso penal es la mejor disposición para que se
esclarezcan los hechos y por tanto desaparezcan los cargos que se le imputan.
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31 Artículo 270º Peligro de obstaculización.- Para calificar el peligro de obstaculización se tendrá en cuenta el riesgo
razonable de que el imputado: 1. Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará elementos de prueba. 2.
Influirá para que coimputados, testigos o peritos informen falsamente o se comporten de manera desleal o
reticente. 3. Inducirá a otros a realizar tales comportamientos.
32 Artículo 253º Principios y finalidad.- 1. Los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución y los
Tratados relativos a Derechos Humanos ratificados por el Perú, sólo podrán ser restringidos, en el marco del
proceso penal, si la Ley lo permite y con las garantías previstas en ella. 2. La restricción de un derecho
fundamental requiere expresa autorización legal, y se impondrá con respeto al principio de proporcionalidad y
Esto supone una violación al derecho fundamental de presunción de inocencia del
imputado.
Por último, otro problema importante en el que se incurre deriva de la inobservancia del
principio de proporcionalidad cuando los jueces imponen medidas que generan un mayor
problema para el imputado en razón de sus circunstancias personales habiendo otras que
igualmente lograrían asegurar los fines del proceso.
Así, por ejemplo, cuando se impone el impedimento de salida del país sin necesidad real
alguna y pudiéndose imponer la comparecencia que también cumpliría con los fines del proceso
en el caso concreto, siendo de conocimiento que el imputado trabaja en el extranjero o que su
trabajo implica viajes fuera del país. Otro ejemplo de esto, es el hecho de que tras haberse
vencido el tiempo de duración de la prisión preventiva, sin existir peligro procesal, el juez la
sustituye por la detención domiciliaria con prohibición de las salidas para trabajar pudiendo
imponer nuevamente la medida de comparecencia en razón de que del análisis del caso se colige
que puede ser suficiente para asegurar los fines procesales, incluso sabiendo que el imputado es
el sustento de su hogar y requiere su libertad de tránsito para poder trabajar.
Ahora bien, los problemas anteriores pueden ser subsanados si los jueces al analizar la
imposición de medidas de coerción tienen claro el grado de limitación de la libertad que cada una
de éstas ocasionarían en los imputados, así como la real necesidad de su aplicación para controlar
el peligro procesal y la proporcionalidad en su elección y en la determinación de las modalidades
en que deben aplicarse (como la duración de la medida).
En concreto, el juez será congruente con los principios constitucionales y los derechos
fundamentales cuando evalúe:
- La concurrencia de los presupuestos materiales necesarios para la imposición de cada
medida en particular, los cuales deben estar debidamente acreditados.
- Todas las medidas de coerción que podrían cumplir el mismo fin y de ellas escoger la
menos lesiva.
- Las probabilidades materiales que tiene el imputado de frustrar la buena marcha del
proceso y de las investigaciones en el mismo y en consecuencia establecer el grado de
control que se le debe dar al mismo, lo cual servirá para escoger la medida que mejor
controle este riesgo.
- Que la imposición de una medida de coerción debe darse teniendo presente los
principios constitucionales.
En todo caso corresponde al juez hacer un análisis minucioso de todas las circunstancias
del caso concreto para evaluar, sin dejar de lado la observancia de los principios constitucionales
y el respeto a los derechos fundamentales, qué medida de coerción se adapta al caso.
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siempre que, en la medida y exigencia necesaria, existan suficientes elementos de convicción. 3. La restricción de un
derecho fundamental sólo tendrá lugar cuando fuere indispensable, en la medida y por el tiempo estrictamente
necesario, para prevenir, según los casos, los riesgos de fuga, de ocultamiento de bienes o de insolvencia
sobrevenida, así como para impedir la obstaculización de la averiguación de la verdad y evitar el peligro de
reiteración delictiva.
III. REGULACIÓN DE LA PRISION PREVENTIVA EN EL NUEVO CÓDIGO
PROCESAL PENAL Y PROBLEMAS EN SU APLICACIÓN
a) Principio de proporcionalidad
Por este principio se exige, en primer lugar, como lo afirma el DR. CÁCERES JULCA
“(…) que los procesados reciban trato de inocentes o, como mínimo, que no reciban peor trato
que los condenados”37. Para que el principio de proporcionalidad se tenga observado es necesario
que se observen a su vez los tres subprincipios dentro de éste.
En primer lugar, es necesario ver la idoneidad de la medida a imponerse, es decir ver si
ésta en todos sus aspectos (como por ejemplo la duración o la intensidad, etc.) es la adecuada
para garantizar los fines del proceso penal asegurando la presencia del imputado en el mismo.
En segundo lugar, reviste especial importancia el subprincipio de necesidad, ya que al
tratarse de la medida más gravosa para la libertad del imputado deberá imponerse cuando sea
absolutamente indispensable, es decir, cuando sea la única medida capaz de cumplir con la
función de asegurar la presencia del imputado en el proceso y evitar la sustracción de la acción de
la justicia. Así se debe comprobar que mediante la aplicación de otras medidas de coerción
menos lesivas al derecho a la libertad no se llegará a cumplir con el fin procesal requerido.
Un verdadero problema con respecto a esta cuestión es el hecho de que en la práctica
judicial se impone la prisión preventiva aun habiendo otras alternativas menos lesivas al derecho
de libertad que también cumplen con el fin requerido en el caso concreto; considero que los
jueces al hacer esto se olvidan del subprincipio de necesidad y el de excepcionalidad de las
medidas de coerción penal, lo cual debe superarse haciendo una evaluación de los efectos que
traería el imponer otras medidas de coerción personal, antes de imponer la prisión preventiva.
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37 CACERES JULCA, Roberto. Las medidas cautelares en el nuevo código procesal penal. Lima: Jurista Editores,
2009, p. 173
Igualmente, hay que evaluar el subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto; lo
cual implica que en el caso concreto se haga una ponderación de los intereses en conflicto para
decidir en qué modo y medida se va a limitar la libertad de un individuo en atención a las
necesidades y fines del caso en concreto.
Por último, también es exigencia del principio de proporcionalidad la duración temporal
de ésta así como también el hecho de que se prohíba su aplicación en casos poco graves.
b) Principio de legalidad
Por respeto a este principio, la prisión preventiva sólo se aplicará si concurren los
presupuestos materiales previstos en el art. 268° del código procesal penal y su trámite se hará
conforme a lo establecido en el art. 271° del mismo código38.
A esto hay que añadir que por el principio de legalidad la prisión preventiva, sólo podrá
darse dentro de un proceso penal nunca en circunstancias diferentes, ni en procesos de otra clase.
Además, la legalidad de la prisión preventiva alcanza a su desarrollo y modalidades, los cuales
deben estar a lo regulado por el código adjetivo. En este punto hay que determinar que la
interpretación de la norma que regula la aplicación de la prisión provisional debe ser una
interpretación teleológica, esto es en base a los fines de este tipo de medidas, por lo tanto
cualquier interpretación maliciosa debe ser rechazada y cualquier duda en el contenido de una
norma debe interpretarse a favor del imputado.
c) Principio de razonabilidad
La razonabilidad implica que el juez haga un juicio de valor de los elementos del caso
para determinar cuál de los dos intereses en conflicto (por un lado, la libertad del procesado
todavía presunto inocente; y por otro, la garantía que supone un proceso penal en la medida que
garantiza la correcta administración de justicia) es el que ha de prevalecer sobre el otro, puesto
que razonablemente (esto es, de acuerdo a las reglas del razonamiento lógico y jurídico), del
análisis de toda la información disponible, se ha llegado a esa conclusión. En tal sentido, si la
decisión adoptada en el caso concreto no es consecuencia de un razonamiento adecuado, ésta será
arbitraria aunque en ella se cumplan los presupuestos materiales para la prisión preventiva.
__________________
38 Artículo 271° Audiencia y resolución.- 1. El Juez de la Investigación Preparatoria, dentro de las cuarenta y ocho
horas siguientes al requerimiento del Ministerio Público realizará la audiencia para determinar la procedencia de
la prisión preventiva. La audiencia se celebrará con la concurrencia obligatoria del Fiscal, del imputado y su
defensor. El defensor del imputado que no asista será reemplazado por el defensor de oficio. 2. Rige en lo
pertinente, para el trámite de la audiencia lo dispuesto en el artículo 8°, pero la resolución debe ser pronunciada
en la audiencia sin necesidad de postergación alguna. El Juez de la Investigación Preparatoria incurre en
responsabilidad funcional si no realiza la audiencia dentro del plazo legal. El Fiscal y el abogado defensor serán
sancionados disciplinariamente si por su causa se frustra la audiencia. Si el imputado se niega por cualquier
motivo a estar presente en la audiencia, será representado por su abogado o el defensor del oficio, según sea el
caso. En este último supuesto deberá ser notificado con la resolución que se expida dentro de las cuarenta y ocho
horas siguientes a la conclusión de la audiencia. 3. El auto de prisión preventiva será especialmente motivado,
con expresión sucinta de la imputación, de los fundamentos de hecho y de derecho que lo sustente, y la
invocación de las citas legales correspondientes. 4. El Juez de la Investigación Preparatoria, si no considera
fundado el requerimiento de prisión preventiva optará por la medida de comparecencia restrictiva o simple según
el caso.
d) Principio de presunción de inocencia
Como ya lo señalé, la aplicación de las medidas de coerción debe darse de forma
excepcional y aún más cuando se trata de la más lesiva de la libertad del procesado. Esto supone
que la libertad de la persona debe ser la regla y la restricción de la misma la excepción, puesto
que toda persona debe ser considerada inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Una consecuencia de este principio es la prohibición de que se aplique la prisión
preventiva como un anticipo de la pena puesto que ésta se aplica a los sujetos culpables, esto es,
cuyo proceso ya llego a término con una sentencia firme condenatoria, lo cual no es el caso de la
prisión preventiva donde todavía no hay tal sentencia y por lo tanto la presunción de inocencia
está intacta.
Expediente: 02602-2010-5-2001-JR-PE-01
Juzgado: Primer Juzgado de Investigación Preparatoria del distrito judicial de Piura
Imputado: César Alexander Goycochea Valdiviezo
Agraviada: Mercedes Nataly Silva Cruz
Delito: Robo Agravado (ART.189° código penal)
Fecha: 28 de mayo de 2010
I. PARTICIPANTES EN LA AUDIENCIA
FISCAL: Dr. Carlos Raúl Solar Guevara, Fiscal Adjunto Provincial de la Primera
Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Piura
IMPUTADO: César Alexander Goycochea Valdiviezo, de 26 años de edad, nacido el
14 de enero de 1983, nació en Piura, domicilia con sus padres su esposa y sus tres
hijos, en 18 de Mayo Mz. S Lt. 12 – Piura, hace siete años. Es mototaxista, viene
alquilando una moto al Sr. Hildebrando Ruesta hace medio año, de la cual no recuerda
la placa. Percibe veinticinco nuevos soles diarios. Tiene instrucción secundaria
completa. Se resalta que el imputado no presenta Documento nacional de identidad, ni
recuerda el número. Además tiene un proceso pendiente por el delito de robo agravado.
ABOGADO DEFENSOR PÚBLICO PENAL: DR. Luís Cruz Mendoza.
II. HECHOS
El día 25 de mayo del 2010, aproximadamente a las 4.30 de la tarde, en circunstancias que
la agraviada se desplazaba por casino militar de la ciudad de Piura, un sujeto le arrebató el bolso
que llevaba en el hombro, haciéndola caer fuertemente al piso. La agraviada corrió detrás de él y
a unos metros lo alcanza dándose un forcejeo que terminó con el arrebato definitivo del objeto.
Seguidamente, el individuo con intención de huir subió a una mototaxi que era conducida por
otro sujeto y que en su interior se encontraba un tercer individuo (el imputado en esta audiencia)
quien ayudó a subir al que arrebató el bolso de la agraviada. Serenazgo se percata de los hechos y
empieza a perseguir a la mototaxi e interviene al imputado. Serenazgo da aviso al Escuadrón
Verde, quienes persiguen a los sujetos y se dan cuenta que ingresan a un domicilio, siendo que al
querer intervenir en dicho domicilio las personas dueñas de dicha casa no los dejaron ingresar. El
bolso contenía una billetera con veinte nuevos soles, un celular, documentos personales y un polo
La participación concreta del imputado en la comisión del hecho delictivo fue la de
ayudar a quien arrebató el bolso de la víctima.
1.- Las medidas de coerción personal tienen una naturaleza procesal y en tal sentido deben
ser aplicadas únicamente para satisfacer los fines del proceso penal mediante el aseguramiento de
la presencia del procesado en el mismo.
2.- De los tres modelos de coerción reconocidos en la doctrina, el único que reconoce y
respeta los derechos fundamentales de las personas es el modelo garantista, el mismo que recoge
nuestra Constitución. Sin embargo, es necesario que los jueces en su actuación sean consecuentes
con este modelo respetando los derechos fundamentales de las personas.
3.- Es necesario que al momento de aplicar las medidas de coerción personal, los jueces
tengan presente los principios constitucionales, los cuales constituyen un límite al ius puniendi
del Estado.
4.- La regulación de las diferentes medidas de coerción personal en nuestro nuevo código
procesal penal, en su característica de garantista, es respetuoso de los derechos fundamentales;
sin embargo es menester que los agentes de justicia hagan una interpretación teleológica estas
normas, es decir que hagan una interpretación que sea lo menos restrictiva posible para los
derechos del procesado.
5.- Los jueces y fiscales al momento de valorar la imposición de una medida de coerción
personal no lo deben hacer olvidando la naturaleza procesal de éstas. En ese sentido, se critican
las imposiciones basadas en factores ajenos a los procesales, en los cuales, se concibe a las
medidas de coerción como una pena anticipada.
6.- La alarma social causada por los delitos de gran envergadura no puede ser motivo de
influencia en los jueces al momento de imponer una medida de coerción personal porque de lo
contrario se desvirtuaría su naturaleza procesal.
7.- En las situaciones de emergencia social como la causada por el terrorismo no se puede
imponer medidas de coerción personal sin acreditar la vinculación del procesado con el hecho
delictivo, por el pretexto de que todos son sospechosos porque ello atentaría contra el principio
de presunción de inocencia.
8.- La prisión preventiva conlleva graves consecuencias para el detenido, por lo tanto,
únicamente son admisibles como causal de su imposición el peligro de fuga y de obstaculización,
por tanto se excluyen criterios como la reiteración delictiva del imputado y los vínculos
familiares o profesionales de éste.
9.- La prisión preventiva se diferencia de la pena privativa de la libertad en cuanto a los
fines que se persiguen por una y por otra, por tanto, al igual que todas las medidas de coerción,
no puede ser impuesta desconociendo su carácter excepcional porque hacerlo sería convertirla en
una anticipada. En tal sentido, no puede ser considerada como regla, sino como excepción.
10.-La motivación de las resoluciones judiciales y de los requerimientos fiscales
constituye un derecho del imputado, necesario para ejercer su derecho a la defensa y en tal
sentido, se torna en un deber de los agentes de justicia quienes deben cumplir a cabalidad con
este deber constitucional. En tal sentido se critican las motivaciones defectuosas como las
motivaciones aparentes o mediante la utilización de argumentos tautológicos.
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