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Excedente cognitivo, el segundo

libro de Clay Shirky


ENE 7 DOLORS REIG

Hablábamos de este libro hace un año. Es por ello que me hace especial ilusión
dejaros este primer capítulo, en primicia para los lectores de El caparazón. Estará a
la venta en 10 de enero en Deusto (Grupo PLaneta), la misma editorial en la que
saldrá, un par de meses después, el libro en el que llevo trabajando la mayor parte
del año. Pero de ese hablaremos en otro momento.

Ahora quería dejar, además del primer capítulo, enlace a los dos artículos que lo
resumían:

 Más sordos, más inteligentes: nuevas tecnologías y nueva cultura en el nuevo libro de Shirky
 ¿Dónde está el ratón? algunas claves sobre participación en los social media

Recordemos, además, algunos párrafos:

Cuenta Shirly en Cognitive Surplus (ahora Excedente cognitivo),


su reciente y último libro, la anécdota de una niña que, a medio
visionado de una película, se levanta y empieza a buscar detrás del
televisor tradicional. Me contaba mi abuelo, cómo no era un
comportamiento extraño en los principios de la televisión el de
buscar detrás del aparato los personajes, las personas que creíamos
ocultas tras las pantallas.
No es extraño así que los divertidos padres de la criatura
preguntaran qué andaba buscando. Hoy ha cambiado la respuesta:
“Busco el ratón”, la interacción, elementos que acompañan
invariablemente las pantallas de hoy.
Comento a menudo en presentaciones cómo son inmensamente
más deseables (porque hacen más feliz al individuo) los medios
interactivos que aquellos, como la televisión tradicional,
relacionados mil veces en múltiples estudios con el aislamiento, la
construcción de “castillos de arena” sociales y la infelicidad.
Vivimos una explosión similar de medios digitales enlazando a
mil millones de personas en una misma red, despertando un
excedente cognitivo aletargado de tres trillones de horas al año
de tiempo libre, que la población “educada” podrá dedicar a
cosas más importantes que ver la televisión. Los 100 millones
de horas de pensamiento humano que crearon wikipedia son los
que gastan los americanos cada fin de semana viendo anuncios en
televisión.

Por último, una cita textual del autor:

Sería tentador pensar en Ushahidi, en PatientsLikeMe sin aquellos


contenidos que no son tan geniales, como hubiera sido fantástico
que la imprenta hubiera inundado el mundo de journals científicos
y no de novelas eróticas. Pero no es así como funcionan los
medios. Más libertad para crear implica más libertad, también,
para crear contenidos “basura”, así como libertad para ser
pacientes, indulgentes en la experimentación, el error que llevará a
cosas realmente buenas. Nos toca experimentar con un nuevo
medio con algunas características que lo hacen sumamente
atractivo: es social, barato y ubicuo. Y cambia el panorama hacia
la distribución de la libertad de prensa, la libertad de mezcla sin
más cortapisas que la propia libertad de expresión.
[Libros que
nos inspiran]
‘Excedente
cognitivo’ de
Clay Shirky

En Harry Potter y la cámara secreta, el segundo tomo de la


célebre saga de J. K. Rowling, alguien amenaza a Harry con
“robarle” los recuerdos, como si fueran artículos de propiedad
mental. Esta idea no sólo es un invento del mundo de la
magia: en el mundo real, la idea de que los recuerdos son
propiedades casi físicas forma parte del paradigma
cultural vigente.
Y también que las ideas son sujetos de propiedad. Que
son sujetos de propiedad comercial. Que puede y debe
controlarse su abundancia, creando una escasez artificial, a fin
de que sus autores se ganen la vida con ellas. Y, también, que
una idea tiene generalmente un autor. Por ejemplo, los
inventos individuales no existen, y generalmente se están a
punto de descubrir en otros puntos del mundo justo cuando se
descubren en algún lugar.

Evocando al profesor Jorge Cortell, las ideas no son de


nadie, no son propiedad, si acaso son suidad, es decir, son en
sí mismas, como los hijos tampoco son propiedad de sus
padres. Las ideas corren solas, se mezclan, generan otras y,
sobre todo, colonizan mentes para propiciar muchas
más ideas que más tarde correrán igual de libres.

Obtener beneficios de ese proceso ha sido un invento


relativamente reciente, y quizá ha dado sus frutos en un
tiempo en que vender soportes con las copias de esas ideas
plasmadas en ellos eran rentable. Ahora, cuando las ideas
son convertibles en bits, y por tanto pueden ser
distribuidas y copiadas con un coste marginal próximo a
cero, el modelo de negocio debe cambiar.

Frente a este revolucionario cambio de paradigma mental (así


como económico, sociológico y hasta filosófico, si me apuráis),
es normal que la mayor parte de la población, sobre todo los
que están involucrados en el statuo quo reinante, se resistan
no ya solo a este cambio, sino a plantearse
intelectualmente sus implicaciones.
Afortunadamente, ya existe suficiente masa crítica de
intelectuales, abogados, expertos en nuevas tecnologías,
economistas y psicólogos que proponen que el cambio de
paradigma mental que se avecina no sólo es inminente, sino
que resulta de todo punto inevitable (a no ser que se
forme una suerte de Gestapo que persiga legalmente el
desarrollo de Internet… algo que, vista la nueva Ley Lasalle,
en España, o la Hadopi, en Francia, no es tan descabellado
que ocurra algún día)

A este grupo pertenece indudablemente Clay Shirky, aunque


su libro, Excedente cognitivo, si bien no trata explícitamente
de los derechos de autor o el libre acceso a la cultura, plantea
una teoría que indirectamente implica el cambio de paradigma
mental antes mencionado; esto es: que el hecho de que las
personas se hayan dedicado este último siglo a consumir
cultura de una forma pasiva (generalmente viendo
televisión) es un hecho que nada tiene que ver con la
naturaleza humana sino con una circunstancia tecnológica
muy concreta que se ha producido mayormente en el siglo XX.
Dicha circunstancia es que la televisión se recibía en
todos los hogares, y que la gente, en su tiempo libre (cada
vez mayor habida cuenta de las conquistas sociales recientes),
lo dedicaba en gran parte a ese consumo. La televisión hacía
feliz a la gente porque era la mejor forma de consumir
contenidos ininterrumpidamente y de forma relativamente
gratuita. Pero no era lo que realmente hacía feliz a la gente.

Lo que siempre ha hecho feliz a la gente es compartir


historias, contarse chismes, colaborar en proyectos, jugar
juntos. Eso es lo que ha ocurrido siempre. Hasta la llegada
de la televisión, que nos volvió acomodaticios y nos aisló de
nuestras relaciones sociales (de hecho, no existe ningún
estudio serio que sugiera que los contenidos televisivos
violentos influyan negativamente en el telespectador… pero
hay una fuerte correlación entre comportamientos violentos,
incívicos y asociales en los telespectadores que consumen
mucha televisión… con independencia del programa que vean:
se sospecha que ello se debe a que todas las horas que el
telespectador consume televisión, son horas que no dedica a
relacionarse con los demás).

La teoría de Shirky pudiera parecer estrambótica o


aventurada, pero consigue presentar todos los datos que la
confirman de un modo que resultan difícilmente rebatibles. Y
con otros análisis que añaden más carne al asador: que la
gente no hace mejor su trabajo cuando le pagan por él, la
gente hace mejor su trabajo si su trabajo le gusta,
independientemente de que se le pague por él. Y la
gente, además, hace mucho mejor su trabajo si dicho trabajo
se lleva a cabo alrededor de otras personas que pueden
evaluarlo continuamente.

Con el advenimiento de Internet, la gente empezó a desplazar


parte de las horas que consumía televisión en consumir
contenidos de la Red. Sin embargo, Internet no es
unidireccional: permite que los contenidos se comenten, se
puntúen, se discutan en foros. Es decir, permite que la
gente se relacione, como siempre lo ha hecho, pero de una
forma más global y poderosa. Y lo más importante: favorece
que la gente cree nuevos contenidos para que los demás los
juzguen o los complementen, sin importarles sin ganarán
dinero con ello (después de todo, el crétido, la admiración o la
reputación pueden ser tan poderosas como el dinero).

El ejemplo paradigmático de esta nueva generación de


personas que empiezan a dedicar más tiempo a Youtube y
menos a la televisión es Wikipedia. Una enciclopedia
colaborativa, gratuita, que no paga a sus colaboradores, que se
ha convertido en una dura competidora de la Enciclopedia
Británica. Lo más apasionante es que para redactar
Wikipedia se usó sólo el 1 % de las horas que los
telespectadores estadounidenses pasan viendo la
televisión en un año. Es decir: con el tiempo que los
telespectadores estadounidenses pasan ante el televisor
durante un año podrían concebirse miles de Wikipedias, o
equivalentes.

Soy perfectamente consciente de que tales ideas resultan


contraintuitivas, pero dadle una oportunidad a Excedente
cognitivo. Y si finalmente no quedáis convencidos, no
importa: os garantizo que vuestras neuronas recibirán una
buena sacudida.

Como apunte anecdótico, cabe decir que Clay


Shirky argumenta y escribe con una claridad expositiva y una
capacidad de hibridar conocimientos procedentes de
disciplinas muy diversas que recuerdan poderosamente
a Chris Anderson, del que ya os hablé cuando reseñé Gratis.
Por eso no es de extrañar que en la contraportada del libro,
Anderson escriba una pequeña impresión sobre Excedente
cognitivo:

En este libro encontrará las claves para cambiar su manera


de pensar acerca de las nuevas formas de comunicación
social.

Podéis leer un artículo que publicamos por aquí inspirado en


el libro: Nos sobra más tiempo que nunca o por qué el arte no
se acaba aunque el autor no cobre ni un céntimo por él, así
como una TedTalk de Shirky:

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