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Ciencia Ergo Sum

Universidad Autónoma del Estado de México


ergo_sum@uaemex.mx
ISSN: 1405-0269
MÉXICO

2004
María Luisa Bacarlett Pérez
MIRKO DRAZEN GRMEK Y EL CONCEPTO DE PATOCENOSIS. EL CASO DE LA
GRECIA ANTIGUA
Ciencia Ergo Sum, noviembre, año/vol. 11, número 003
Universidad Autónoma del Estado de México
Toluca, México
pp. 284-295
Mirko Drazen Grmek
y el concepto de patocenosis.
El caso de la Grecia antigua
María Luisa Bacarlett Pérez*

Recepción: 27 de agosto de 2003 Resumen. A través del concepto de ‘patocenosis’, Mirko Drazen Grmek, médico y filósofo
Aceptación: 31 de mayo de 2004
croata radicado desde 1962 en Francia, dedicó buena parte de su obra –la cual giró
* Facultad de Humanidades, Universidad fundamentalmente alrededor de la historia y la filosofía de la medicina– a indagar acerca de la
Autónoma del Estado de México.
Correo electrónico: cioran6472@yahoo.com
realidad mórbida del mundo griego antiguo, así como sobre los diversos sistemas de explicación
y tratamiento de las enfermedades ahí desarrollados. Los resultados de dicha indagación arrojan
un nuevo panorama donde las enfermedades, lejos de actuar aisladamente, configuran una
realidad de intercambios y de determinación mutua.
Palabras clave: patocenosis, enfermedad, Grecia antigua, paludismo, paleopatología.

Mirko Drazen Grmek and the Concept of Pathocenosis: The Case of Ancient Greek
Abstract. Mirko Drazen Grmek (a doctor and philosopher born in Croatia, living in France
since 1962, who conducts research in the history and philosophy of medicine) has investigated,
through the concept of ‘pathocenosis’, the morbid reality of the ancient Greek world, as well as
its systems for explanation and treatment of diseases. The results of his inquiry throw a new
light on illnesses, indicating that they do not operate in isolation but as part of a system of
correspondences and reciprocal determination.
Key words: pathocenosis, illness, ancient Greek, malaria, paleo-pathology.

Introducción Nacido en la actual República de la riqueza de sus fuentes y por su apa-


Croacia en 1924, Grmek deja tras de rente heterodoxia? La dificultad de
La desaparición del escenario de la sí una obra que plantea variadas e in- hacer frente a tales cuestiones radica
discusión histórica e historiográfica en teresantes interrogantes, dos de las cua- sobre todo en que el propio Grmek
medicina de Mirko Drazen Grmek, en les resultan centrales para catalogar el omitió hablar de sus simpatías teóri-
el año 2000, deja inconclusos varios conjunto de su trabajo: ¿a qué corrien- cas o de sus tendencias historiográficas
debates que la nutrida obra del médi- te histórica e historiográfica pertene- de manera explícita; a lo mucho po-
co e historiador abrió a través de múlti- ció?, ¿qué presupuestos teóricos y qué demos encontrar ciertos atisbos que
ples propuestas que quedaron expresa- perspectivas históricas se esconden de- terminan diciéndonos poco. Quizá por
das en libros, artículos y conferencias. trás de estos trabajos que resaltan por ello y antes de abordar esta primera

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0 5ACARLETT d A u,t óM.
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5 -0 PATOCENOSIS ...
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dificultad, valdría acercarse a sus inte-
reses temáticos y a su trayecto biográ- Una enfermedad no existe sino dentro de una idea general de lo

fico e intelectual, que dibujan en bue- mórbido que da a todas sus expresiones concretas un aire de unidad.
na medida la naturaleza de su obra.
De ahí precisamente emerge el concepto de patocenosis.
Después de obtener el doctorado en
medicina en 1958 en la ciudad croata
de Zagreb, Grmek se trasladó a París
donde obtuvo otro doctorado, esta vez aire de unidad. De ahí precisamente France, trabajo que quedó plasmado
en literatura y humanidades. Una vez en emerge el concepto de patocenosis que, en Catalogue des manuscrits de Claude
Francia trabajó como profesor de ma- más que indicar la existencia de enfer- Bernard de 1967. Más tarde, en 1973,
nera permanente, desde 1971, en la Sor- medades aisladas, comprende lo mór- publicó lo que fue su tesis doctoral
bona, y dirigió la Escuela Práctica de bido como sistema dinámico donde la titulada Raisonnement expérimental et
Altos Estudios de París. En su tierra na- manifestación de una enfermedad de- recherches toxicologiques chez Claude
tal fundó el Instituto de Historia de la pende de la presencia y distribución Bernard. En 1983 sacó a la luz un con-
Medicina de Zagreb. Su obra se resu- del conjunto de enfermedades que le junto de artículos y conferencias he-
me al final de su vida en cerca de 300 son contemporáneas y propias de una chos de manera separada, pero que
artículos científicos y 30 libros del mis- población y un espacio determinado. tenían en común una búsqueda siste-
mo talante, así como en haber sido me- A partir del concepto de patocenosis mática y multidisciplinaria sobre la vi-
recedor del nombramiento Médico del la obra de Grmek despliega su parti- da y el impacto de las enfermedades
Siglo por la revista Eureka y de la Or- cular propuesta. en el seno de las primeras sociedades
den de Caballero de la Legión Francesa Sin duda el trabajo de Mirko D. occidentales, concretamente aquellas
(Duffin, 2000). Grmek tuvo como centro de interés la que confluyeron en la Grecia clásica.
Compaginando una aguda educa- medicina y el mundo antiguos, concre- Con el título de Les maladies à l’aube de
ción humanista y una sólida formación tamente el de la Grecia clásica; pero la civilisation occidentale. Recherches sur la
científica como médico, la obra de no menos importante fue su interés réalité pathologique dans le monde grec
Grmek resulta de la hibridación de dos por la medicina y la biología del siglo historique, archaïque et classique, Grmek
intereses nunca ajenos entre sí, de ahí XVII y del XIX, concretamente sus tra- constituyó una manera ciertamente ori-
su tendencia a ver en la medicina, más bajos en torno a los cambios sufridos ginal de enfrentar la realidad patológi-
que una ciencia sistemática, una acti- en las incipientes ciencias de la vida ca de una civilización compleja en su
vidad humanística directamente rela- del siglo XVII –lo que comprende la lla- estudio, debido a la precariedad de sus
cionada con la realidad individual y mada Revolución Científica–; mientras fuentes de información.
afectiva del ser humano, con lo que su que del siglo XIX dedicó numerosos En la misma línea de interés apa-
actividad como historiador, más que estudios a la obra de Claude Bernard y recerán años más tarde dos obras que
versar sobre la medicina, intenta ser al método experimental. Sin embargo, intentan llenar algunas lagunas que
un esclarecimiento de la enfermedad su interés por hacer historia de la me- abría este primer trabajo sobre el mun-
misma, sobre sus formas de aparición dicina es un intento más amplio por do antiguo: Le chaudrón de Medée: l’
en la escena concreta de la historia aprehender su curso y sus avatares a expérimentation sur le vivant dans l’antiquité,
humana y de las formas en que hom- lo largo de toda la historia de Occiden- de 1997, y Les maladies dans l’art antique
bres y mujeres concretas, pertenecien- te, desde los inicios de las primeras civi- un año después. Paralelamente a esta
tes a ciertas culturas y estilos de vida, lizaciones mediterráneas hasta eventos trilogía que hace gala de una erudición
hacen frente a dicho encuentro. tan recientes como el surgimiento del exhaustiva y de un uso intenso de in-
Paradójicamente, no han sido pocos sida. Así, a partir de esta pluralidad de formación de tipo arqueológico y pa-
los que han visto en su obra una cierta intereses, Grmek legó una obra am- leontológico, con el fin de desentrañar
forma de platonismo al dar a la en- plia en la que queda reflejado este ca- la realidad patológica de un determi-
fermedad una realidad no de cosa rácter polifacético. nado grupo humano, existen otros tra-
en sí, sino de idea, por lo que una en- Al inicio, Grmek reunió el primer bajos cuya principal preocupación es
fermedad no existe sino dentro de una catálogo completo de los cursos y ma- el análisis de textos con miras a ubicar
idea general de lo mórbido que da nuscritos realizados por Claude Ber- el pensamiento médico en su contexto
a todas sus expresiones concretas un nard en su estancia en el Collège de histórico, cultural y científico; tal sería

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el caso de La première revolution biologique, obras dedicadas al mundo antiguo vuel- Habría que preguntarse qué com-
en 1990, así como de la edición de una ven a contener una gran cantidad de prende Grmek por “reconstrucción
obra colectiva en tres volúmenes con supuestos y propuestas epistemológi- racional”. La posición que lo lleva a
el título Storia del pensiero medico occidentale, cas a partir de las cuales el autor esgri- reconocer que una historia no pre-
que se publicó en Italia en 1993, y que me sus argumentos. Desde esta forma sentista es imposible, y que una histo-
abarca desde la medicina antigua y me- de hacer historia de la medicina, don- ria contextual siempre termina desvir-
dieval, pasando por el renacimiento y de conjuga una modalidad empírica de tuando lo científico de la ciencia, se apo-
el inicio del ochocientos, hasta la edad obtención de datos y otra más cerca- ya sin duda en su cercanía con cier-
romántica y el siglo XX. na a la historia de las ideas, Grmek ha tas tesis de Gaston Bachelard (1972),
A ello hay que agregar el gran inte- desplegado un estilo que resulta cierta- en particular aquella que concibe un
rés que Grmek expresó siempre por mente difícil de ser encasillado en una desarrollo racional de la ciencia a lo
el trabajo de Claude Bernard, de cuya corriente histórica precisa. largo de su historia o, lo que es lo mis-
obra fue reconocido especialista, y al En la introducción al primer vo- mo, una ciencia que avanza en tanto
que dedicará dos libros más: Claude lumen de Storia del pensiero medico occi- es más racional. Así, por ejemplo, cuan-
Bernard et la méthode expérimentale (1991) dentale, Grmek expresa su rechazo por do en La première révolution biologique se
y Le legs de Claude Bernard, en 1997. Fi- una historia meramente presentista, pregunta ¿por qué antes de Harvey na-
nalmente, la publicación de Histoire du que mira el pasado con los parámetros die reparó en la circulación de la san-
sida: début et origine d’une pandémie actuelle del presente, pero no se muestra total- gre? Su respuesta está marcada por un
(1990b) significará uno de los primeros mente convencido por un estilo pura- tinte claramente bachelardiano: a causa
intentos serios por hacer una cronolo- mente contextualista a la manera de de ciertos “obstáculos epistemológicos”.
gía y un análisis de la nueva enferme- Kuhn. Si bien reconoce que la historia
dad a la luz del concepto de patocenosis. debe estudiar el pasado intentando to- Los obstáculos epistemológicos con-
mar parte de la ciencia y la mentalidad sistían a la vez en la insuficiencia de
1. Algunos reparos metodológicos del tiempo en cuestión, a la vez decla- métodos de investigación científica y en
ra que “una historia totalmente no pre- el gran valor predictivo que conservaba
Como podrá verse, la obra de Grmek sentista es imposible” y que la perspec- el método galénico. De un lado, el obs-
gira alrededor de ciertos focos de inte- tiva constructivista, que pretende re- táculo más importante era la muy estre-
rés más o menos constantes. Por un la- ducir a la ciencia a su mero contexto cha utilización del método experimen-
do, los trabajos sobre el mundo anti- social, da como resultado “una histo- tal y la ausencia cuasitotal, en el domi-
guo se distinguen por contener un análi- ria de la medicina sin medicina”. Así, si nio biomédico, de un razonamiento
sis no sólo de teorías médicas, sino so- una historia totalmente objetiva de la cuantitativo y de mediciones precisas.
bre todo de estudios de campo arqueo- medicina está lejos de ser posible, el Del otro lado, una masa considerable de
lógicos y paleopatológicos. En cam- historiador debe comprometerse, por conocimientos anatomo-fisiológicos
bio, en otra vertiente, destacan obras de- lo menos, a hacer explícitos los supues- había sido pacientemente acumulada
dicadas al análisis de textos y de teorías tos teóricos a partir de los cuales inter- durante siglos y astutamente ordenada
médicas y biológicas en tanto formas preta el pasado, con el fin de hacer lo en un sistema relativamente simple, sin
de pensamiento inserto en una deter- más racionalmente posible su recons- falla lógica y con pocas dificultades de
minada cultura política y científica, con trucción histórica. orden empírico (Grmek, 1990a: 91-92).
lo cual Grmek se acerca más a la his-
toria de las ideas. En esta última mo- Lo histórico se encuentra en la necesidad La influencia de Bachelard no es la
dalidad de hacer historia de la medi- de interpretar el documento, de seguir las única ni la central. Grmek pertenece a
cina, la obra de Grmek contiene mu- trazas del pasado en el presente, sobre la una generación de historiadores de
chos elementos epistemológicos que base de una teoría histórica, de la misma la ciencia que igualmente recibieron
hacen de sus trabajos una fuente tanto manera en que un “hecho experimental” grandes influencias de autores como
de información histórica como un lu- es interpretado desde una teoría científi- Georges Canguilhem, de quien toma
gar de debate filosófico respecto a la ca. La historia no es un espacio objetivo el interés por el estudio de los acon-
consistencia y a la estructura de las teo- de algo que realmente ha ocurrido en el tecimientos mórbidos como decisivos
rías y los conceptos. Con todo, la divi- pasado, sino una reconstrucción racional para configurar la realidad social de una
sión no es así de tajante; de hecho, las del pasado (Grmek, 1993: XXVIII). cultura, así como en la reconstrucción

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histórica del discurso médico de cada
época. De igual manera, retoma la cer- Procesos y no estados es lo que Grmek exige a todo historiador de las

teza que esgrime el propio Canguilhem ciencias que pretenda hacer ciencia y no mera opinión, porque es
de que la ciencia, lejos de ser un pro-
en el proceso donde el error, los avatares, los sesgos, los fracasos y
ducto racional y teleológicamente pla-
neado, es una empresa impregnada de también los éxitos muestran una cara más real del quehacer científico.

un espíritu de aventura y cruzada por


el error y la rectificación.
mayor racionalidad; por tanto, aquello toria de las ciencias ser una ciencia en
La historia de las ciencias se ejerce so- que los médicos de antaño no veían lugar de una simple opinión.
bre objetos secundarios, no naturales, era producto de aquello que su siste- A condición de que estudiemos un
culturales […]. El objeto del discurso ma nosológico no les permitía mirar. proceso y no un estado, a condición de
histórico es, en efecto, la historicidad Hay por tanto una realidad de la en- que no juzguemos el pasado por eso
del discurso científico, en tanto que esta fermedad que se considera fundamen- que podría tener de caduco en nuestra
historicidad representa la efectuación tal, a partir de la cual se despliegan las propia verdad del momento (Grmek,
de un proyecto interiormente normado, diversas interpretaciones y los diferen- 1991: 11).
pero atravesado por accidentes, retar- tes sistemas nosológicos; sin embargo,
dado y modificado por obstáculos, in- esta realidad de la enfermedad es consi- Aceptando este sesgo inevitable de
terrumpido por crisis; es decir, por mo- derada desde una perspectiva concreta, la investigación histórica –que no po-
mentos de enjuiciamiento y de verdad la del historiador en un momento dado demos escapar de los presupuestos que
(Canguilhem, 1994: 117). y con un bagaje conceptual determina- conforman nuestro pensamiento– la
do. Así, la historia que propone Grmek garantía para realizar una reconstruc-
Otro contemporáneo de Grmek re- se presenta como una tensión constan- ción racional del pasado radica en nues-
presenta muy bien este espíritu crítico te entre los esfuerzos del historiador por tra capacidad de evitar toda teleología
y cauto que invade a la historia de la asir la mentalidad de la época estudia- que dibuje caminos predeterminados
ciencia en dicho momento. Jacques da, al mismo tiempo que acepta el ses- del pasado hacia el presente, lo que deja
Roger, en su monumental historia acer- go de su propia estructura conceptual, a la historia como la colección de mo-
ca de las ciencias de la vida en los si- con lo que la lectura hecha del pasado mentos detenidos en el tiempo, de imá-
glos XVII y XVIII, no deja de advertir desde el presente siempre dará resulta- genes estáticas sin más sentido que el
sobre los riesgos que corre el historia- dos probables, afirmaciones posibles. que les da la actualidad; más aún, lo
dor al mirar al pasado sin deshacerse que Grmek propone es mirar en el pa-
del todo de su mirada presente. En la medida en que es un discurso ac- sado diversos procesos con su propia
tual sobre el pasado, la historia escapa lógica y su propio desarrollo. Procesos
La práctica de la ciencia moderna pue- mal a la necesidad de escribir en la len- y no estados es lo que Grmek exige a
de, muchas veces, ayudar a la compren- gua y con la mentalidad del tiempo pre- todo historiador de las ciencias que pre-
sión del pasado de la ciencia, pero siem- sente. De la misma forma, el historiador tenda hacer ciencia y no mera opinión,
pre se tiene el riesgo de interpretar este no puede simplemente olvidar lo que ya porque es en el proceso donde el error,
pasado a la luz de una situación moder- sabe. La proyección del presente sobre los avatares, los sesgos, los fracasos y
na y en función de un ideal mítico el pasado sería inevitable, más vale en- también los éxitos muestran una cara
(Roger, 1993: XXII). tonces no negarla, no esconderse de este más real del quehacer científico. Los
fantasma contradictorio que es la histo- estados estáticos, las fotografías, tienen
Si bien Grmek reconoce la función ria absolutamente objetiva que progre- la capacidad de hacernos recordar los
interpretativa del historiador, al mismo sa del pasado hacia un presente aún no grandes momentos de la ciencia, sus
tiempo le demanda, al igual que Can- conocido. Más vale reflexionar de en- preciosas coincidencias o el gran chis-
guilhem y Roger, un punto de mira ra- trada sobre las modalidades que permi- pazo de la imaginación; los procesos
cional; a la vez que toma en cuenta las ten a la retroacción del presente un re- nos acercan al tortuoso y azaroso ca-
particularidades de la época en cues- sultado benéfico. Elemento inevitable mino del descubrimiento y de la inven-
tión, también ve en la ciencia una em- del discurso histórico, una cierta forma ción, a la falta de personalidades todo-
presa racional, encaminada hacia una de subjetividad no debe impedir a la his- poderosas y a la realidad dinámica de

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pensamientos e influencias que se cru- pasado; de ahí también el propio con- ver una relación de causa-efecto entre
zan y retroalimentan. cepto de patocenosis que implica la comer alubias y caer enfermo.
reconsideración de la enfermedad Aquí Grmek se acerca a las tesis cen-
Nosotros compartimos con Popper y como fenómeno dinámico, multide- trales del constructivismo kuhniano:
Kuhn un interés por los procesos diná- terminado y complejo. recortamos el mundo a partir del apa-
micos a través de los cuales se adquieren rato teórico desde el cual lo miramos.
los conocimientos científicos nuevos, 2. Una ruptura nosológica: Así, aquello que nos separa de Hipó-
problema que nos apasiona más que el la medicina hipocrática crates no es un cambio meramente no-
análisis lógico de los conocimientos cien- y la medicina moderna minal de las enfermedades, sino de los
tíficos adquiridos. Como estos autores, sistemas de referencias nosológicas: la
nosotros nos apegamos más a eso que Si algo distingue al análisis que rea- representación de la realidad a partir
puede llamarse la “embriología” del co- liza Grmek en sus obras dedicadas a de un sistema nosológico que atribuye
nocimiento científico que a la “anato- la realidad mórbida del mundo antiguo un rol preponderante a los fluidos del
mía” del saber constituido (Grmek, es el tono constante de precaución me- organismo se encuentra hoy reempla-
1994: 15). todológica que utiliza para declarar zada por una definición que atribuye
que, con todo, lo dicho siempre es in- solidez y localización a las lesiones. El
Con base en estos matices metodoló- terpretación. Quizá el elemento que cambio fundamental entre ambos siste-
gicos la propuesta de hacer historia salva la propuesta de Grmek de un mas nosológicos ocurre a partir de que
de la ciencia de Grmek toma cuerpo. presentismo no declarado es su con- la enfermedad es apreciada desde un
De ahí quizá también la imposibili- vencimiento de que, a pesar de que la punto de vista puramente anatómico.
dad de ubicarlo de manera cómoda ciencia avanza en racionalidad, nues- Aquí es interesante la cercanía que
en alguno de los casilleros del con- tra forma de ver hoy las cosas nos hay entre la propuesta de Grmek y la
textualismo o del presentismo históri- permite iluminar ciertos aspectos an- que desarrolla Michel Foucault en
co, porque si bien, por un lado, admi- tes oscuros y dejar en la sombra otros Naissance de la clinique (1963). En este
te la necesidad de acercarse lo más que antes eran visibles. libro, su autor también reconoce que
fielmente posible al pasado, por otro el quiebre epistemológico entre la me-
reconoce que este acercamiento siem- Hay obstáculos epistemológicos que dicina antigua y la moderna radica en
pre tendrá el sesgo de la mirada pre- impiden el crecimiento libre del saber una concepción del cuerpo diferente,
sente. En este sentido, todo acerca- constituido. La ciencia permite la pene- a saber, que en la antigüedad era una
miento retrospectivo a la enfermedad tración de la mirada en ciertas direccio- entidad transparente, sin volumen ni
siempre será un acercamiento parcial, nes, al precio de enceguecernos en otras opacidad, cruzada por humores que
si no imposible. (Grmek, 1994: 351). en su invisibilidad dibujaban caminos
prescritos por un cuadro nosológico
El diagnóstico retrospectivo de enfer- Así, en el caso del favismo, Grmek que tenía preponderancia por sobre la
medades antiguas, a partir de testimo- piensa que hay suficientes indicios his- experiencia empírica; mientras que la
nios escritos, es una empresa delicada y tóricos en diversos textos literarios y medicina moderna surge ahí donde el
difícil, siempre hipotética, muchas ve- científicos, lo mismo que estadísticos y cuerpo adquiere opacidad y volumen,
ces problemática y, quizá, imposible epidemiológicos, para pensar que la lo que da a la enfermedad una reali-
(Grmek, 1995: 69). reacción tóxica producida por la inges- dad física y una localización concreta
tión de alubias era un cuadro patológi- en la lesión. En ambos puntos de vista,
Un acercamiento racional al pa- co que ya existía en tiempos de Pitágo- el de Grmek y de Foucault, las cons-
sado requiere, mínimamente, una mi- ras, quien expresamente prohibía con- trucciones nosológicas de cada medi-
rada dinámica, una mirada atenta a sumirlas; sin embargo, al enfrentarse a cina, la antigua y la moderna, depen-
los procesos más que a los estados; y la ausencia de algún testimonio que re- den no sólo de un arsenal teórico que
cuando se reconocen procesos es ne- lacionara el shock tóxico con la inges- permitía nombrar y diferenciar las en-
cesario, a la vez, admitir la comple- tión de alubias, encuentra que esta fal- fermedades entre sí, sino de toda una
jidad de los mismos. De ahí la ten- ta de sensibilidad se debió precisamen- concepción cultural y social del cuer-
dencia de Grmek de utilizar más de te a una ceguera producida por el pro- po y de las prácticas que se despren-
una herramienta para el análisis del pio marco conceptual que les impedía den de estas concepciones: prácticas y

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concepciones que pueden ser influidas de concebir la enfermedad de dos cul-
La nosología no sólo se define
por hechos aparentemente tan lejanos turas alejadas por más de veinte siglos
como el clima, la geografía y la organi- desde un punto puramente de historia y un número no menor de
zación social. teórico, sino también como realizaciones teóricas y concepciones
Un ejemplo interesante de la forma de la realidad. En este sentido, su tra-
producto de una dinámica
como la estructura nosológica de una bajo se presenta, en buena medida,
cultura puede ser afectada por facto- práctica y social condicionada como una labor de traducción entre
res externos es el caso mismo de la igualmente por la cultura dos paradigmas distintos, traducción
medicina hipocrática. Según Grmek, la que no aspira a ser completa ni a ser
y por factores biológicos,
idea de ‘días críticos’ o ‘crisis’ como suficiente, pero que pretende, por lo
criterio numérico que permitía deter- climáticos y geográficos. menos, asir la realidad mórbida del
minar los días más vulnerables para el mundo antiguo desde diversos frentes:
enfermo, después de los cuales podía la arqueología, la paleopatología, la
esperarse su recuperación o su pro- can la existencia de ciertas enfermeda- literatura, la filología, etcétera.
bable muerte, fue concebible en una des que desde la nosología particular
cultura donde por su posición geográ- de cada medicina eran invisibles o in- Leyendo un texto médico antiguo, el
fica el paludismo era una enfermedad diferentes. Por ejemplo, hay suficien- lector moderno puede difícilmente im-
endémica. Ahora bien, este padecimien- tes indicios osteoarqueológicos para pedir transportar su contenido a su pro-
to tendría la peculiaridad de evolucio- sospechar que el escorbuto fue una en- pio mundo conceptual. Él “traduce” en
nar de manera más o menos regular, fermedad conocida por los médicos de el sentido fuerte del término: él busca
lo que propiciaba fiebres que apare- la antigüedad; sin embargo, su acceder por el análisis del testimonio
cen con cierta periodicidad casi igual sintomatología no es descrita en nin- antiguo a la comprensión de la realidad
para cada enfermo. Grmek propone gún texto literario ni médico, lo que lle- patológica que se esconde detrás de las
que la nosología hipocrática se cons- va a Grmek a sospechar que esta era palabras (Grmek, 1995: 64).
truye en parte basada en el cuadro pa- una patología invisible para los mé-
lúdico y toma su esquema evolutivo dicos de entonces a partir de su pro- Otro ejemplo interesante es el de la
como paradigma para las demás en- pio esquema nosológico. Otro ejem- pus, palabra proveniente del griego
fermedades. plo interesante es el de la tuberculosis, sêpsis; designa a la vez descomposición
afección que no aparece como tal en pútrida, deterioro de humores y coc-
Una parte de la medicina hipocrática los textos hipocráticos, pero que des- ción o maduración que permite al orga-
(por ejemplo, la teoría de los días críti- de una lectura actual se dibuja a partir nismo evacuar las materias nocivas, con
cos) no se explica más que por la pre- de la descripción de diversos síntomas lo que la aparición de la pus no indica-
ponderancia del paludismo en la pato- que el médico antiguo no considera- ba necesariamente una nefasta degra-
cenosis de la Grecia clásica (Grmek, ba conectados, en los que no veía un dación, antes bien, podía ser vista como
1994: 399). principio común, sino una coexisten- el producto de una cocción de mate-
cia eventual. rias peligrosas para el cuerpo dispues-
La nosología no sólo se define desde tas a ser evacuadas, por ello no tenía
un punto puramente teórico, sino tam- Los médicos de la antigüedad no podían forzosamente un carácter negativo. De
bién como producto de una dinámica concebir esta unidad, ya que ella está hecho, Grmek resalta que existía toda
práctica y social condicionada igualmen- fundada en las características anatomo- una construcción de gradientes del co-
te por la cultura y por factores biológi- patológicas de la lesión microbiana es- lor de la pus que permitían distinguir,
cos, climáticos y geográficos. En este pecífica. En los tiempos antiguos, la tu- a ojos del médico hipocrático, entre una
sentido, asir las diferencias nosológicas berculosis no era conocida más que como benigna y otra indeseable. Si lo que se
entre la medicina antigua y la moderna esparcida en una multitud de afecciones desechaba era considerado como no-
requiere el acercamiento, a partir de autónomas (Grmek, 1994: 287). civo para el cuerpo, el médico no po-
distintos puntos de vista, a la realidad día más que complacerse de esta eva-
de la enfermedad en cada cultura, por- La obra de Grmek abunda en ejem- cuación de líquido viscoso.
que detrás de silencios o metáforas plos de esta bifurcación nosológica Finalmente, un último caso resulta
pueden encontrarse atisbos que indi- entre dos formas de hacer medicina y interesante para representar este quie-

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fermedad en el mundo antiguo de la
Consciente de la distancia nosológica que separa la concepción de la
del mundo moderno, Grmek trata de
enfermedad en el mundo antiguo de la del mundo moderno, salvarla apelando a un análisis multi-
Grmek trata de salvarla apelando a una análisis multidisciplinario que disciplinario que intenta llenar los va-
cíos de sentido y los cambios de para-
intenta llenar los vacíos de sentido y los cambios de paradigma.
digma. De ahí quizá la importancia del
concepto de patocenosis que, inten-
tando rescatar la realidad mórbida de
bre nosológico que introduce proble- que se escondió a la mirada del médico la manera más fielmente posible, reco-
mas de interpretación para el historia- hipocrático tanto por su rareza como noce los múltiples sentidos e influen-
dor de la medicina enfrentado al análi- por la falta de una unidad nosológica cias que una enfermedad recibe no sólo
sis de un sistema nosológico pasado a que reuniera todos los síntomas en una de las otras enfermedades contempo-
la luz de uno más moderno. Es el caso sola entidad mórbida. Curiosamente, en ráneas, sino también de los aspectos
de la lepra. El término lépra aparece en plena Edad Media el término da un culturales, geográficos, climáticos y so-
más de uno de los tratados del Corpus vuelco, en el ámbito popular comienza ciales que, de una u otra forma, intervi-
Hippocraticum, en el tratado primero a llamarse a la enfermedad ‘elefantia- nieron en la dinámica mórbida de una
sobre la enfermedad, al lado de la ar- sis’ o ‘lepra’ indistintamente, confusión población en un momento dado.
tritis y de otros padecimientos consi- que será recogida por los practicantes
derados como alteraciones de la salud de la medicina y que terminará dejan- 3. El concepto de patocenosis.
sin consecuencias graves y que no do a la enfermedad el nombre de ‘le- Una aplicación en el mundo
entrañan la muerte. A razón de revisar pra’, mientras que el término ‘elefan- antiguo
el término en otros tratados del hábeas, tiasis’ será reutilizado para designar una
Grmek encuentra que su significación enfermedad diferente. De inicio, la patocenosis es concebida
es totalmente distinta a la de nuestra Ahora bien, la necesaria precaución como “un conjunto de estados patoló-
actual ‘lepra’: designaba prácticamente a la hora de enfrentarse a términos gicos presentes en el seno de una po-
cualquier tipo de alteración de la piel y que presuponemos tienen el mismo blación determinada en un momento
de las mucosas, toda forma de der- sentido de ahora es importante en un dado, sistema que tiene propiedades
matosis provocada por humores en sentido inverso; es decir, cuando nos estructurales particulares y que debe
desequilibrio, lo que indica una verda- encontramos con términos antiguos ser estudiado determinando sus pará-
dera ausencia de unidad nosológica del que aparentemente no nos dicen nada metros nosológicos cualitativa y cuan-
concepto. Sin embargo, el autor apun- porque nos parecen encerrados en titativamente” (Grmek, 1994). En este
ta que existen testimonios osteoarqueo- interpretaciones mágicas o religiosas, sentido, la patocenosis implica deter-
lógicos para sustentar la idea de que la y por ende poco interesantes para minar qué enfermedades interactúan
lepra existió en tiempos de la Grecia nuestra investigación, pueden darnos formando un sistema más o menos ais-
antigua, si bien de manera esporádica la sorpresa de que detrás de ciertas lado de influencia mutua, al tiempo que
y considerada más bien una enfer- metáforas, aparentemente carentes de puede ser delimitado nosológicamente
medad exótica. Pero si la lepra fue co- sentido para nosotros, en realidad se a través de acercamientos tanto cuan-
nocida, aunque sea esporádicamente, esconden observaciones verdaderas y titativos como cualitativos. Las enfer-
por los médicos griegos, ¿con qué tér- centrales para una interpretación ob- medades son, vistas así, como un siste-
mino fue designada? A partir del siglo I jetiva de las enfermedades. Tal sería ma que se aprehende en dos niveles,
a. C. aparece en diversos textos médi- el caso, de nuevo, del favismo. La con- uno de talante más empírico y que será
cos y literarios una enfermedad que signa pitagórica ‘abstenerse de las alu- revelado por investigaciones de tipo ar-
parece encajar con la sintomatología de bias’ no sólo indica una prohibición queológico, paleopatológico, geográfi-
la lepra actual: la elefantiasis es resalta- de tipo religiosa o mágica; es muy pro- co y estadístico; y otro de carácter más
da por Plinio el Viejo como una enfer- bable que detrás de este críptico man- documental, que implica la delimitación
medad nueva, y Plutarco, en diversas dato se escondieran consideraciones conceptual, filológica y semántica de
obras, la califica también como de en- de orden higiénico. aquellas construcciones literarias y cien-
tera novedad. Así, la lepra tal y como Consciente de la distancia nosológica tíficas que en su momento trataron de
hoy la conocemos fue una enfermedad que separa la concepción de la en- dotar a la enfermedad de cierto senti-

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do. De ahí el carácter multidisciplina- civilización que se instaló en el Medi- para la cual las nuevas poblaciones no
rio de este trabajo; el encuentro de la terráneo oriental antes de nuestra era, estaban preparadas. El hecho de que
filología, el análisis literario, el repaso habría que determinar las caracterís- buena parte de las poblaciones del Me-
de términos técnicos, la enumeración ticas demográficas y geográficas más diterráneo oriental inauguraran esta nue-
de hallazgos arqueológicos óseos y ar- generales de la dinámica mórbida que va forma de vida implicó la instalación
tísticos, el recurso a la paleopatología y aquí nos preocupa, su continuidad y de un polo común de enfermedades in-
a la paleodemografía intenta dibujar el sus rupturas antes y a lo largo del pe- fecciosas que el paso del tiempo no ha-
carácter complejo y multidireccional de riodo en cuestión. ría más que reforzar.
la patocenosis, ella misma considerada Un evento capital que conforma la En este suelo común la patocenosis
un fenómeno con múltiples expresio- patocenosis del mundo griego es la rup- dibujó su marca propia en la dinámica
nes e implicaciones. tura ocurrida en el neolítico. El paso de las poblaciones del mundo griego
En segundo lugar, la patocenosis de una vida nómada a una vida seden- antiguo. Quizá aquella enfermedad al-
pone un acento importante al carácter taria sustentada en la agricultura trajo rededor de la cual gira la patocenosis
dinámico y comunicativo de las enfer- visibles consecuencias positivas como de ese lado del Mediterráneo es el pa-
medades en un lugar y en un momen- negativas para la calidad y la forma de ludismo. Grmek constata la profunda
to dados. vida de las poblaciones. Por principio, ligazón existente entre esta endemia y
el descubrimiento de la agricultura y la otras taras como el favismo y las ane-
La frecuencia y la distribución de cada domesticación de animales debió me- mias hereditarias. En el caso del favis-
enfermedad dependen, más que de jorar la alimentación y ayudar a elevar mo, derivado de una incapacidad he-
los diversos factores endógenos y eco- la tasa demográfica. Pero debido a este reditaria para sintetizar ciertas enzimas
lógicos, de la frecuencia y de la distribu- crecimiento comenzaron a aparecer (G6PD), se ha comprobado que en la
ción de todas las otras enfermedades fenómenos de hacinamiento y de es- actualidad es una deficiencia que exis-
(Grmek, 1994:15). casez de alimentos. A su vez, una con- te únicamente en la región de lo que
centración cada vez mayor de indivi- antes fueron territorios griegos, y que
El movimiento de este sistema lleva, duos en los poblados debió traer como su aparición en otras partes del globo
entonces, a considerar a la patocenosis consecuencia un deterioro en las con- se explica por la migración de pobla-
como una especie de equilibrio diná- diciones sanitarias y de salud, hecho ción nativa. La interdicción de comer
mico, determinado por los límites geo- recrudecido por la cohabitación cerca- alubias pudo responder a que el favis-
gráficos, ecológicos y demográficos de na con animales domesticados. Esta mo era una tara más o menos conoci-
la población en cuestión. De esta ma- misma situación debió acarrear proble- da en tiempos de Hipócrates y pudo
nera, dentro de una patocenosis las en- mas de aprovisionamiento de agua haberse encontrado muy extendida
fermedades pueden entrar en tres ti- potable y desalojo de desechos orgáni- entre la población. Su extensión pudo
pos de relaciones fundamentalmente: cos, a la vez que incrementó las opor- haber estado conectada, y esta es la
simbiosis, antagonismo o indiferencia. tunidades de implantación de enferme- hipótesis de Grmek, a la endemia pa-
Sin embargo, una interrogación salta a dades endémicas e infecciosas, en bue- lúdica. ¿De qué manera? A partir de
la vista: si la patocenosis implica un na medida también producto de la ins- diversas investigaciones se ha encontra-
equilibrio dinámico de todas aquellas talación de estos caseríos cerca de ríos, do que el déficit de G6PD puede actuar
enfermedades que conviven en un lu- lagos o aguas estancadas. Seguido de como protección a la exposición de la
gar y en una población determinada, este crecimiento demográfico, debió infestación paludeana. Los resultados no
¿no resulta ambicioso tratar de cono- ocurrir también una complejización de son concluyentes, pero Grmek anima a
cer cada uno de los integrantes de es- la estratificación social, lo que se tradu- contemplar esta especie de ‘polimor-
te sistema? Para Grmek, un recuento jo en la instauración de oficios más o fismo equilibrado’ como un ejemplo de
exhaustivo de todo el sistema mórbido menos fijos, vulnerables a ciertas enfer- patocenosis, la relación de equilibrio
de una población en un momento dado medades específicas de cada labor. En entre dos enfermedades que parecen no
es poco probable, de ahí la necesidad suma, una fijación demasiado estricta tener conexión alguna.
de fijar la atención en aquellas enfer- tanto al lugar como a ciertas activida- Algo parecido pasa con ciertas for-
medades que dominan en una situa- des y formas de vida se resolvió en una mas de anemia hereditaria, como la
ción histórica concreta. Al mismo tiem- ruptura de la patocenosis anterior y la talasemia y la drepanocitosis. Ambas
po, si el interés de nuestro autor es la implantación de otra dinámica mórbida tienen la particularidad de dejar lesio-

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americano (de las regiones tropicales)
Grmek encuentra que a la luz de los datos osteoarqueológicos y documentales,
se habría bifurcado para dar lugar al
existen pruebas de la existencia de ciertas enfermedades y traumatismos trepanoma de la sífilis venérea y en-
concretos que dibujarían buena parte de la patocenosis del mundo griego.
démica. En tiempos más recientes, este
trepanoma original habría producido
en África el pian (Grmek jamás acla-
ra cómo pasó de América a África),
nes visibles en la superficie ósea del que Grmek califica de probable: la que permaneció anclado en regiones
cráneo, que pueden ser observadas en desaparición de la lepra en Occiden- calientes y húmedas sin jamás pene-
restos óseos de gran antigüedad y que te en el siglo XV pudo estar ligada al trar en el Mediterráneo. Sería la sífilis
se conocen con el nombre de ‘hiperos- auge de la tuberculosis. Dicha hipóte- venérea y endémica originaria de
teosis porosa’. Grmek encuentra que sis podría reforzarse tomando en cuen- América la que logra salir del conti-
ambas formas de anemia están tam- ta otros factores como los cambios so- nente e invadir el globo a partir del
bién en directa relación con la endemia ciales, demográficos y económicos de descubrimiento del Nuevo Mundo.
paludiana. la época (urbanización masiva, mayor
densidad demográfica, miseria). Sin 4. Características generales de la
Las zonas geográficas en las cuales las embargo, tal relación de antagonismo población en la Grecia antigua
talasemias son frecuentes y aquellas don- por competencia inmunológica sigue
de pueden observarse tasas elevadas de explicando medianamente la retirada de A partir de los datos obtenidos gra-
drepanocitosis, tomadas ambas en la lepra. cias a las investigaciones arqueológicas,
conjunto, se superponen de manera La sífilis representa un tercer caso paleontológicas y paleodemográficas es
asombrosa a las partes en las que en el de patocenosis. Sin duda este es uno posible reconstruir un panorama más
mundo antiguo, o en los tiempos histó- de los temas más debatidos, sobre o menos fiel a la realidad demográfica
ricos, reinaba el paludismo (Grmek, todo en lo que se refiere al origen de y mórbida de las poblaciones que inte-
1994: 383). la enfermedad. De inicio, vale decir graron la Grecia arcaica y clásica.
que la sífilis es producida por un Después del cambio radical que sig-
Dicha relación es también de poli- trepanoma que no presenta ninguna nificó la llegada del neolítico, una rup-
morfismo equilibrado: la talasemia y la diferencia morfológica con otros tres tura con la patocenosis anterior, las
drepanocitosis pudieron actuar como que causan enfermedades diferentes: condiciones de salud se vieron ame-
factores de impaludación en la zona la sífilis endémica de transmisión no nazadas en un principio por el creci-
en cuestión. De nuevo, la patocenosis venérea, el pian y el mal del pinto. Así, miento poblacional, el hacinamien-
dibuja una realidad mórbida compleja existe un verdadero debate por esta- to, el incremento de focos infeccio-
hecha de relaciones de equilibrio o de blecer si las cuatro enfermedades son sos, etcétera, pero la Edad de Bronce
indiferencia entre diversas enferme- la expresión diferenciada de un mis- media y reciente (entre 1900 y 1200
dades que a su vez se encuentran in- mo trepanoma o son cuatro enferme- a. C.) se caracterizaron por una me-
fluidas por la geografía, el clima y los dades diferentes cuyas diferencias mi- jora del bienestar somático de las po-
hábitos de cada población. crobiológicas no han logrado estable- blaciones de la región. Con la llegada
Otro ejemplo de este complejo pa- cerse. Grmek opta por considerar que de la Edad de Hierro esta mejora pre-
norama es la relación entre la lepra y las cuatro enfermedades tienen su ori- sentó una detención importante; sin
la tuberculosis. Ambas son producto de gen en un trepanoma común, y que la embargo, rápidamente las condicio-
microbacterias muy parecidas entre sí, sífilis venérea y la endémica son pro- nes volvieron a mejorar, alrededor del
lo que hace pensar en un origen bacilar ducto del mismo. Según él, debido a año 800 a. C., para llegar a un pun-
común. La cercanía de ambas enfer- que no se ha encontrado ninguna osa- to máximo en el estado de bienestar
medades ha arrojado relaciones de menta antigua proveniente del Medi- de la población: la frecuencia de le-
competencia interesantes. En primer terráneo con marcas de sífilis y a que siones crónicas disminuyó, la morta-
lugar, se ha encontrado que la infec- su existencia ha sido constatada en lidad infantil también y el promedio
ción por tuberculosis desarrolla anti- buena cantidad de restos óseos huma- de vida alcanzó niveles que no vol-
cuerpos contra la lepra, no así en el nos precolombinos en América, el tre- vieron a verse hasta el siglo XX. Es,
sentido inverso. Esto apoya una tesis panoma del mal del pinto de origen pues, algunas generaciones anteriores

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a lo que se llama la época clásica cuan- tiempos de Pericles e Hipócrates, el 171.8 y 156.6 para hombres y mu-
do la Grecia antigua presentó los me- número total de habitantes de Gre- jeres respectivamente en el curso de
jores índices de bienestar. Valga como cia sobrepasa los tres millones, de los la época helenista; después de enton-
mero dato interesante mencionar que cuales dos millones pertenecían al ces, la talla experimentó una peque-
Nietzsche defendió la tesis, concreta- continente, unos 800 mil al Palopo- ña baja. En lo que respecta a la cali-
mente en Die Gerburt der Tragödie. Oder: neso y cerca de 400 mil a las islas, dad alimenticia, se establece que el
Griechentum und Pessimismus (El nacimien- con una densidad poblacional pro- mayor sedentarismo y crecimiento ur-
to de la tragedia o Grecia y el pesimismo) medio de 36 habitantes por kilóme- bano se tradujo en una reducción de
en 1871, de que el esplendor de la tro cuadrado. Entre los siglos IV y II la variedad de alimentos, lo que dio
Grecia antigua como cultura no per- a. C., la población griega permaneció origen a enfermedades de tipo caren-
teneció a la época clásica, cuando flo- más o menos estacionaria, pero cam- cial (baja de proteínas, vitaminas y cier-
reció la filosofía socrática y platónica, bió su distribución y composición: tos minerales); este esquema cam-
sino al periodo anterior, a aquel de la población esclava aumentó en re- bia de manera significativa en relación
los filósofos presocráticos. lación con los hombres libres, el cam- con el estado de la dentadura de los
po se despobló y aumentó la pobla- habitantes de la Grecia antigua. Co-
Al alba del periodo clásico, los habitan- ción de los centros urbanos. A par- mo el sedentarismo implicó también
tes [de la Grecia antigua] gozaban de un tir del siglo II a. C. la caída demográfi- un cambio de dieta, que consistió en
estado de salud excepcional, pero esta ca se disparó. consumir alimentos mejor cocidos y
situación no duraría demasiado. El cam- Respecto a la media de vida, a pe- menos duros, la dentadura de los grie-
bio sobreviene en el siglo V antes de Cris- sar de los cambios importantes que gos no se deteriora con la urbani-
to. No es un cambio brutal, pero ello no sucedieron desde el Neolítico pasan- zación, al contrario, mejoró en rela-
impide que sea profundo e inexorable. do por la Edad de Bronce y la Gre- ción con épocas pasadas.
El esfuerzo de la medicina científica, cia clásica, las características demo- En lo que se refiere a la paleopa-
ligada al nombre de Hipócrates, no de- gráficas permanecieron más o menos tología y a pesar de la necesaria reser-
tendrá esta declinación; desde el punto constantes: sobremortalidad feme- va que implica reconocer la ruptu-
de vista de la salud pública su impacto nina, rareza de enfermedades seniles, ra nosológica entre el esquema griego
no será más que psicológico (Grmek, prolongación del promedio de vida antiguo y el nuestro, Grmek encuen-
1994: 141). hasta la época clásica y su declinación tra que a la luz de los datos osteoar-
después. Entre el Neolítico y la época queológicos y documentales, existen
En la Edad de Bronce el pueblo grie- clásica, la vida media de la población pruebas de la existencia de ciertas en-
go alcanzó sus mayores tasas de de- se extiendió ocho años para los hom- fermedades y traumatismos concre-
sarrollo. De inicios del neolítico al bres y cuatro para las mujeres. Des- tos que dibujarían buena parte de la
fin de la Edad de Bronce el crecimien- pués del siglo V, la caída demográ- patocenosis del mundo griego. Res-
to demográfico fue casi exponencial. fica será irreversible y no volverá a pecto a los traumatismos, se ha en-
Así, tomando en cuenta cinco pobla- tener la misma magnitud sino has- contrado que la mayor parte se en-
ciones griegas: Creta, Mesenia, Ci- ta el siglo XIX de nuestra era. Final- cuentra en la cabeza y en el antebra-
clades, Laconia y Macedonia central, mente, la edad máxima de vida, des- zo, que a su vez muestran haber sido
en la Edad de Bronce antigua, media pués de revisar restos óseos e inscrip- producto de un conflicto o de una
y reciente, la densidad de población ciones de tipo funerario, no será ma- acción intencional, y son más nume-
varió en la primera población de la yor a los 112 años. rosas en hombres. Este cuadro coin-
siguiente manera: 9, 26 y 31; en la Los datos sobre talla, calidad alimen- cide en parte con la investigación,
segunda: 8, 46 y 63; en la tercera: 14, ticia y paleoodontología dan nuevas comentada por Grmek, de un cua-
8 y 12; en la cuarta: 7, 5 y 8, y en la pistas sobre la realidad demográfica dro de H. Frölich, quien haciendo
última: 2.5, 2.5 y 4.5, todo respectiva- de la Grecia antigua. La talla en el una lista de lesiones y de ar mas
mente (habitantes por kilómetro cua- Neolítico era de 166-167 cm en los lesionantes en La Iliada, llega a la con-
drado). De hecho, del siglo IX al si- hombres y 153-156 en las mujeres, clusión de que la mayor parte de las
glo V a. C., la población del Medite- mientras que poco antes de la época heridas en esta obra ocurren en el
rráneo oriental creció sin cesar, de tal clásica alcanzó los 169.8 en hombres tronco y en la cabeza a partir del uso
manera que en este último siglo, en y 156.3 en mujeres, y llegó a ser de de la espada y la lanza principalmen-

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Tratados hipocráticos que mencionan la
La obra de Grmek puede servir de guía para posteriores investigaciones
curvación rígida de la columna verte-
en otros ámbitos, incluso de aquellos no tan alejados en el tiempo, bral por efecto de la vejez, pero nada
en los que sea necesario asir la complejidad biológica
está comprobado.
Esta es, pues, a grandes rasgos, la
y patológica de una determinada población en un espacio
realidad mórbida de la Grecia anti-
ecológico preciso y en una etapa concreta. gua a la luz de las investigaciones os-
teoarqueológicas, paleopatológicas,
paleodemográficas, literarias, etimo-
lógicas y médicas que Grmek realiza
te. En relación con la trepanación, era condiciones climáticas. Sería princi- en obras como Les maladies au l’aube
una práctica conocida en la región palmente la carencia de vitamina A, de la civilization occidentale. Este cuadro
desde el Neolítico y en la época clási- D y C lo que ocasionó seguramente mórbido debe leerse a la luz del con-
ca se efectuaba con carácter tanto mé- la presencia de raquitismo y de escor- cepto de patocenosis; es decir, como
dico como mágico, hecho que no sólo buto en las osamentas analizadas; sin un conjunto de enfermedades que
se confirma en los restos óseos estu- embargo, se sabe que el primero no interactúan entre sí y causan una es-
diados sino en el mismo tratado se convirtió en una afección común pecie de equilibrio dinámico donde
hipocrático De las heridas de la cabeza. hasta bien entrada la Edad Media. algunas resultan centrales y otras pe-
Sobre las malformaciones congé- Respecto a la gota, después de los ras- riféricas. En el caso del mundo grie-
nitas, es común encontrar columnas gos que la enfermedad deja en los go el paludismo, a ojos de Grmek, ju-
vertebrales con sacralización de la quin- restos óseos, puede explicarse por el gó el rol principal al determinar la in-
ta vértebra lumbar. Casos más aisla- clima griego y ciertos hábitos alimen- cidencia y la distribución de los de-
dos han arrojado la existencia de espi- ticios. A este cuadro habría que agre- más padecimientos.
na bífida o de occipitalización de la gar la presencia de anomalías cromo-
primera vértebra cervical. En el caso sómicas y de perturbaciones endo- Conclusiones
del cáncer, se constata su existencia, crinianas como el gigantismo, el ena-
pero su incidencia dista mucho de ser nismo, el mongolismo, el hermafro- El trabajo realizado por Mirko Dra-
parecida a la del mundo moderno. dismo y la hidrocefalia. zen Grmek en torno a la patocenosis
Finalmente, Grmek da un amplio de la civilización que surgió en el
La rareza de la enfermedad cancerosa espacio a las enfermedades reumáti- Mediterráneo oriental hace más de
en las poblaciones antiguas en compara- cas, principalmente a la artrosis y a su dos mil años representa, muy proba-
ción con las sociedades actuales se ex- variante la espondilartrosis. Casos es- blemente, uno de los más agudos es-
plica, en parte, por las diferencias en la pectaculares se encuentran en mayor tudios contemporáneos por abordar
duración media de vida, por la contami- cantidad en el neolítico y en la Edad la realidad de la enfermedad en el
nación química y por la cantidad y natu- de Bronce media, sin embargo, la si- mundo griego arcaico y clásico, no
raleza de las radiaciones oncógeneas tuación comienza a mejorar en los al- sólo por la pluralidad de vías por las
(Grmek, 1994: 113). bores de la época clásica. La expli- que la enfermedad es abordada, sino
cación radica quizá en la mejora de las sobre todo por la claridad de las he-
En cuanto a las enfermedades me- condiciones de vida y en el abandono rramientas metodológicas que pone al
tabólicas, el Mediterráneo oriental se de formas de trabajo pesadas y des- servicio de la historia de las ciencias.
caracterizó por la incidencia de dos gastantes. La espondilartritis anquilo- Reconocer, de inicio, la ruptura epis-
padecimientos: las anemias heredita- sante, si bien muchos antropólogos temológica subyacente entre la medi-
rias y la gota. De las primeras se ha coinciden en que es una enfermedad cina moderna y la medicina hipo-
podido ver cómo Grmek intenta en- que acompaña a la humanidad desde crática implica hacer frente a la pre-
tablar una relación estrecha entre sus comienzos y que puede tomarse cariedad de todo acercamiento a un
ellas y el paludismo. A la par se tie- como el ancestro de la poliartritis pasado del que estamos separados, no
nen atisbos para suponer la existen- reumatoide, no ha podido constatarse sólo por siglos, sino por un sinnúme-
cia de avitaminosis, producto tanto sobre los restos óseos de la Grecia an- ro de representaciones y concepcio-
del tipo de alimentación como de las tigua; no obstante, hay atisbos en los nes del mundo. Este reconocimiento

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resguarda, a su vez, una muestra de Para el mundo griego antiguo el palu- ya que la comprensión de la patoce-
humildad epistemológica: no podemos dismo fue la enfermedad primaria que nosis del Mediterráneo oriental antiguo
arrasar del todo con nuestros presu- de una u otra forma determinó la dis- sigue siendo un dato clave para com-
puestos y prejuicios a través de los tribución y la incidencia de muchas prender la patocenosis del mundo
cuales contemplamos el pasado, pero otras enfermedades, en particular, del actual en su totalidad. La Grecia anti-
podemos intentar acercarnos a él ra- favismo y las anemias hereditarias. Sin gua no sólo resulta ser la cuna de la
cionalmente a partir de una represen- embargo, y haciendo caso al llamado civilización occidental, también es
tación diferente de su forma, no más a la cautela del propio Grmek, la re- la cuna de buena parte la dinámica
como estado, sino como proceso, construcción realizada, a pesar de sus- mórbida que hasta hoy Occidente vi-
como dinámica que dibuja los quie- tentarse en diversos estudios de cam- ve y padece.
bres, el devenir, los obstáculos y las po y documentales, no pretende arro- Desde otro punto de vista, la obra
particularidades de cada uno de los jar resultados permanentes; quizá a lo de Grmek puede servir de guía para
episodios que conforman la historia. que aspira es a dibujar el cuadro en el posteriores investigaciones en otros
De ahí la importancia del concepto que muy probablemente se desarro- ámbitos, incluso de aquellos no ne-
de patocenosis, que tiene como prin- lló la enfermedad en el Mediterráneo cesariamente tan alejados en el tiem-
cipal objetivo representar la realidad oriental. Este cuadro tuvo sin duda po, en los que sea necesario asir la
biológica y patológica de una época incidencia en los discursos de la épo- complejidad biológica y patológica
en sentido dinámico, por lo que le con- ca sobre la enfermedad y de los que de una determinada población en un
fiere a la enfermedad una estructura de una u otra forma la medicina mo- espacio ecológico preciso y en una
móvil y de interacción constante con derna es heredera. etapa concreta. La aparición de Histoire
las demás. Esto hace que la incidencia Finalmente, la importancia de la in- du Sida. Début et origine de une pandémie
y la forma de cada padecimiento que- vestigación grmekiana no termina sien- actuelle (1990b) es el ejemplo de cómo
den determinadas a su vez por el res- do tan sólo un conjunto de informa- el concepto de patocenosis puede
to de enfermedades entre las que se ción apta para acrecentar nuestra cul- resultar de gran utilidad al enfrentar
establecen equilibrios dinámicos, rup- tura general sobre datos poco cono- fenómenos mórbidos tan recientes
turas, competencias, simbiosis, anta- cidos del mundo griego, antes bien, como el origen y la expansión del sida
gonismos o, incluso, la indiferencia. es un trabajo de actualidad innegable, en el mundo actual.

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