Los jóvenes viven entregados a los pecados sexuales, los adultos viven
para sí mismos y los niños observan el degenere de éstos para luego imitar
tan vergonzoso ejemplo.
ATTE
Los Editores
“OJOS CODICI0SOS”
Pero hay algo todavía más serio: supón que yo camino por las calles para ir
a trabajar o para ir a la iglesia o para tomar el camión o el metro, y mis
ojos están codiciando, ¡siempre mirando! ¡Satanás hace alarde de la carne
en todo lugar! ¡Muchos se visten, caminan y actúan como si estuvieran
poseídos por demonios! Son como pornografía caminando, tentando a tus
ojos. Aunque hombres y mujeres son igualmente culpables de tener ojos
“codiciosos”, los hombres son probablemente más susceptibles a ello. Las
esposas tienen cuidado de hacia donde ven, mientras que sus esposos
cristianos voltean sus cabezas y siguen a las mujeres con sus ojos
codiciosos, en los restaurantes ¡y aún en la iglesia! ¡Las esposas observan
los ojos de sus esposos! Nada es más irrespetuoso para una esposa, o más
degradante, que un esposo que codicia con sus ojos, ¡en su presencia!
La pregunta es: ¿por qué un verdadero hijo de Dios pondría sus ojos en tan
inicua obscenidad? Sabemos que la codicia de los ojos es una de las
batallas más grandes que están siendo peleadas por los cristianos hoy en
día. Me tocó ver a un hombre que cargaba su Biblia en la esquina de las
calles 68 y Broadway. Al pasar junto a él una mujer que traía puesta una
mini-falda, cruzó la calle, mirando hacia atrás todo el tiempo, arriesgando
su vida por el tráfico. ¡Qué terrible parecía aquello! La Biblia se veía fuera
de lugar. Esta es una batalla que está siendo peleada por ministros,
licenciados, doctores, políticos, gente de todo tipo de vida y de cada
nacionalidad. Existen miles que dan rienda suelta a esto secretamente, y
quisieran que nunca nadie lo supiera, y otros miles caen en esto sólo de vez
en cuando. Pero esto ejerce dominio sobre ellos y parecen no poder ser
completamente libres.
La Biblia dice que hay algunos “... quienes aún mientras comen con
vosotros... tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar...” (2
Pe. 2:13-14). Ellos vienen a la casa de Dios a comer con nosotros.
Escuchan y disfrutan la Palabra, pero están llenos de lujuria. Esto involucra
tanto a mujeres como a hombres. Ellos pretenden desear a Cristo. Dicen
todas las palabras correctas, pero tienen una cosa predominante en sus
mentes. Ellos están locos por las mujeres y ellas enajenadas por los
hombres, ¡con ojos codiciosos! Yo he tenido a muchos de estos que vienen
a mí por oración, diciendo: “No puedo aguantarlo, algo viene sobre mí. ¡La
lujuria me arrasa! ¡Tiene que ser algo demoníaco!” Un ministro que fue
sorprendido con ocho mujeres en su iglesia me dijo: “Todo comenzó
cuando yo tenía quince años con la empleada doméstica en nuestra casa.
Luego se hizo un hábito y yo no veía nada malo en hacerlo”.
Para todos ustedes que han escapado de los falsos maestros, que han salido
del error y han escapado limpiamente de doctrinas de demonios, que han
escapado de la corrupción de una iglesia o de un líder que era falso, estén
atentos a otra trampa: un seductor retumbante, “espiritual”, y de lenguaje
hipócrita enviado a ti por el diablo, justamente cuando estás más
vulnerable. ¡A todas las mujeres casadas: escuchen este mensaje! Si tú has
despertado espiritualmente y tienes hambre de Dios, si te has vuelto y
ahora no quieres otra cosa más que a Cristo, pero tu matrimonio no es lo
que debiera ser, si hay confusión y problemas, si las cosas se han vuelto
amargas y él no comparte tus anhelos más profundos, si están creciendo
separados: ¡ten cuidado! El diablo va a estar poniendo justo en tu camino a
un hombre que parecerá tan espiritual, tan sabio, tan comprensivo. Este
hombre pareciera que lee tu mente. ¡Él va a hablar como nadie que tú
hayas escuchado jamás! ¡Va a ser altilocuente y agradable a tu vanidad! Tu
esposo va a parecer muy insípido en comparación.
Había un ministro en Canadá que conoció a una “profetisa”. ¡Cómo
profetizaba! Diciéndole que su ministerio sacudiría a las naciones. Ella
podía ver a través de él y entenderlo. Comparada a esta mujer, su esposa
era “materialista y poco espiritual”, decía él. Ellos terminaron en una
aventura con la mujer profetizando todo el tiempo, diciendo: “Así dice el
Señor…” ¡Mientras cometían fornicación! Otro hombre y su esposa que
ahora asisten a la iglesia de “Times Square” habían pertenecido a una
comunidad que hacía mucho énfasis en el pastoreo, en donde a él se le
había dicho que no estaba espiritualmente a tono con ella. El grupo forzó a
la esposa a divorciarse del esposo, y luego le trajeron a otro hombre (un
espectro espiritual), para que se casara con ella.
Hay una escritura que me ha dado proble-mas durante años: “Si tu ojo
derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; pues mejor te es que se
pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno” (Mt. 5:29). Esta es una persona que está bajo el absoluto señorío
de Cristo. Si la carne o el yo estuvieran en el trono, ¿qué nos podría
ofender?, mas debido a que Cristo gobierna en supremacía, entonces los
ojos ofenden, cualquier cosa diferente de Cristo ¡se vuelve ofensiva! Estas
palabras de Jesús nos muestran que tan seriamente toma este asunto de los
ojos codiciosos. Él también menciona el mismo mensaje nuevamente en
Mateo 18. ¡Dos veces en un libro! Si Cristo gobierna y reina en tu corazón,
tú vas a experimentar su contristamiento ¡cada vez que miras
persistentemente a cualquier hombre o mujer, o ves una revista
pornográfica, o te sientas y ves, aunque sea cinco minutos, una película
inmunda, o compras o rentas una película atrevida! ¡Tu espíritu clamará:
“Oh, Señor, ¡te estoy ofendiendo con mis ojos!”.
“Si tu ojo derecho te es ocasión de caer...” ¿Por qué Jesús habla del ojo
derecho? ¿No puede tu ojo izquierdo ver lo mismo? El ojo derecho
representa autoridad. Cristo se sienta a la diestra del Padre. Puesto que
Dios es Espíritu, no puede haber literalmente una mano derecha o
izquierda. Por el contrario, representa la posición soberana de autoridad de
nuestro Señor. De esta manera tu ojo derecho es cualquier pasión que ha
asumido poder o autoridad abrumadora en tu cuerpo. Los pecados del ojo
derecho son aquellos que tienen raíces, aquellos que fácilmente nos
acosan. Este se vuelve el ojo derecho de la carne, el ojo dominante cuando
se cede al pecado como “instrumentos de iniquidad...” (Rom. 6:13).
El peligro para los solteros, así como para los casados es que estas
pasiones y hábitos empiezan a controlar y a tomar poder sobre el cuerpo.
“Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está
fuera del cuerpo, mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues a Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Co. 6:18-20).
¿Puede Dios guardar a los solteros puros? ¿Puede darles ojos puros? “Y
aquel que es poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha
delante de su gloria con gran alegría…” (Jud. 24). A la mujer soltera o
divorciada Dios le dice: “No temas, pues no serás confundida; no te
avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la
vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más
memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su
nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será
llamado. Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó
Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada dijo el Dios
tuyo” (Is. 54:4-6). Para los hombres jóvenes David dice por el Espíritu
Santo: “Mi porción es Jehová” (Sal. 119:57).
“La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu
cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo
está en tinieblas. Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea
tinieblas” (Lc. 11:34-35).
Esto es lo que la Palabra está hablando. Esa cosa perversa que el ojo no
quiere dejar, se convierte en una obsesión. Empieza a tomar control. Todo
el sentido común se va, gente inteligente empieza a hacer cosas tontas y
peligrosas. La mente, cuerpo, alma y espíritu se llenan de perversa
oscuridad.
Una mujer joven me dijo de cómo su amor por un hombre joven la estaba
destruyendo. Ella sentía que estaba perdiendo su mente, siempre
fantaseando acerca de lo que sería su vida con él. Yo hablé con él, y estaba
sorprendido: “Yo en ninguna ocasión le he dado una razón para que piense
que la amo. ¡Nunca hemos salido! Me la he encontrado en dos ocasiones”.
Ella está ahora, al borde del suicidio, obsesionada con él, y él está herido,
porque no fue su culpa. ¡Fue el ojo perverso de ella!
¿Por qué es Cristo tan insistente, tan exigente, en que esta cosa inmunda
sea quitada, terminada y desechada? Porque Él conoce la horrible
confusión y oscuridad que esto trae consigo. Todo lo que tú hagas estará
contaminado con inmundicia. No vas a poder escuchar la voz de Dios. La
luz que tú pienses que hay en ti, será oscuridad. Horribles pensamientos
inicuos entrarán en tu mente. Vas a ser capaz de mentir, hacer trampa,
disimular, ¡llamando a lo malo bueno y pervirtiéndote en todos tus
caminos! Tú dices: “Sí hay algo que domina a mis ojos. Yo tengo mi ojo
en alguien o en algo. Pero no puedo detenerme. No puedo dejarlo”. Jesús
no dijo que sería fácil; pero sí que sería posible. “...mejor te es entrar en la
vida cojo o manco, que ser echado en el fuego eterno” (Mt. 18:8). Esto
puede significar que tú termines acongojado o emocionalmente cojo. ¡Pero
es una de dos, eso o el infierno! Sí, puede ser como si murieras. Algo va a
morir en ti, pero se tiene que ir o arruinará tu alma.