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EL RELATO FANTÁSTICO:
FORMA MIXTA DE CASO Y ADIVINANZA *

lRENE BESSIERE

POLIVALENCIA DEL RELATO FANTÁSTICO

No hay que ocultar las dificultades que existen al tratar


de lo fantástico, aunque éstas se derivan muy a menudo de
presupuestos metodológicos o conceptuales. La prudencia
misma resulta a veces excesiva: «Toda síntesis -señala J.
Bellemin-Noel- sobre lo que llamamos lo fantástico es actual-
mente prematura, puesto que las investigaciones siguen en
curso. Vamos a intentar plantear el problema, hallar su
lugar» l. La dificultad parece residir en una disociación y
en una doble generalización de los caracteres revelables
del relato fantástico: «lo fantástico es una forma de narrar,
lo fantástico está estructurado como el fantasma-S, Esta pro-
posición teórica separa el fondo y la forma. reduce la orga-
nización del relato a un rasgo no específico, la vacilación, y
relaciona el imaginario fantástico con el inconsciente según
una asimilación insuficientem~nte pertinente. La debilidad
de esta formalización, narrativa y simbólica, parece el pre-
cio necesario pagado para excluir toda referencia al con-
tenido semántico de lo fantástico -lo sobrenatural e lo extra-
natural- y para ignorar su arraigo cultural. De forma inversa,
todo análisis del texto fantástico según una serie temática se

* Título original: «Le récit lantastique: forme rnixte du GIS el de la d('\~-


neuc-. publicado en irene Bcssi,'rc, [", rrrit [antnstiqur, [-f,!)()aiqur de ¡'in-
renain, París. Libruirie Larousse, 1974, págs. 9-~8 (cap. 1). Traducción de
David Roas, Texto traducido y reproducido con la alltn.-il.aciún de la auto-
1';'':' d<.'la l.il'''":lir;'' !.::r()lI::~:~·.

, .lean Ikllt'lllin-Nod, «Notes xru 1•. ralll;L~li'lllt' (Iexlcs de Thé0i'llii"


Cauticr)". l.ittératur», H (dicit'lllhn' de 1')7:!), pág.:\. Cilado por !"Iradllc-
ciún incluida en la pn'sct1{(' anloiogía, piíg. ¡Oi.
- ibidrm
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reduce a una enumeración de imágenes, tenidas ya sea por inferiores contra los poderes superiores. Sin embargo, esta
fantasías del artista, ya sea por los signos de un «surreal» investigación semántica, indefinida como lo es el número
manifiesto. La crítica evita en raras ocasiones el punto de siempre abierto de las obras, no da razón suficiente de lo fan-
vista unitario y falaz entre, por un lado, la disolución de la tástico porque lo relaciona con componentes externos (mito-
problemática del relato fantástico en la de una narratología logra, religión, creencias colectivas), y aunque éste los uti-
y una expresión del subconsciente, y, por otro, la confusión liza, no se reduce a ellos. El relato fantástico es SG propio
de lo fantástico literario con un fantástico natural u objeti- motor, como todo relato literario; la descripción semántica
vo. ....• ,_. no debe asimilarlo ni a testimonios o a meditaciones sobre
Todo estudio del relato fantástico es sintético no por la los hechos extranaturales, ni al discurso del subconscien-
evocación o la intuición de una ley artística (o de alguna te: está dominado interiormente por una dialéctica de cons-
regulación anormal del universo o de la psique humana), titución de la realidad y de desrealización propia del pro-
sino por una perspectiva polivalente. El relato fantástico yecto creador del autor,
provoca la incertidumbre, en el examen intelectual, por-
que utiliza datos contradictorios reunidos según una cohe-
rencia y una complementariedad propias. No define una UNA RAZÓN PARADÓJICA
cualidad actual de objetos o seres existentes, como tampo-
co constituye una categoría o un género literario, pero supo- Las referencias teológicas, esotéricas, filosóficas o psi-
ne una lógica narrativa a la vez formal y temática que, sor- copatológicas del relato fantástico no deben llevar a enga-
prendente o arbitraria para el lector, refleja, bajo el aparente ño, puestc que no atestiguan la existencia de la inmanencia
juego de la invención pura, las metamorfosis culturales de de algún estado extranatural, ni son simnles artificios narra-
la razón y del imaginario colectivo. La síntesis no nace aquí tivos destinados a encerrar al protagonista y al lector en
del inventario vasto y diverso de los textos, sino de la orga- una especie de paradoja caya irresolución tendría enton-
nización, por contraste y pe!" tensión, de los elementos y ces más de agudeza o de ironía, lo que impediría valorar
de las implicaciones heterogéneas que crean el atractivo la angustia. El relato fantástico utiliza los marcos sociológi-
del relato fantástico y su unidad. Lo fantástico no es más cos y las formas del entendimiento que detínen los dominios
que una de las vías de la imaginación, CUyd fenomenología de 10 natural y lo ccbrenatural, de lo trivial y lo extraño, no
semántica nace a la vez de la mitología, de lo religioso, de para inferir alguna certeza metafisica sino para organizar
la psicología normal y patológica, por lo que, de ese modo, la confrontación de los elementos de una civilización rdd-
no se distingue de las manifestaciones aberrantes de lo ima- tivos d los tenórnenos que escapan a la economía de lo real
ginario o de sus expresiones codificadas en la tradición y de lo «surreal», cuya cono-pelón varía según las épocas. Se
popular. corresponde con la formulación estética de los debates inte-
Lo fantástico puede ser tra~ado así como la descripción lectuales de un periodo, relativos a la relación del sujeto
de ciertas actitudes mentales. Ese es el criterio implícito en con lo suprasensible o con lo sensible; y presupone una per-
la distinción propuesta porJoseph H. Retinger3 entre cueu- cepción esencialmente relativa de las convicciones y de las
to de hadas y cuento fantástico: el primero representaría ideologías del momento, aplicadas por el autor. La ficción
el alma sometida a los poderes benéficos superiores: el fantástica fabrica, nsi, otro mundo con palabras. pensa-
"e~'iinn0 -l:~ 0("1 .-;e,- .-':l~hlr~":'h~·~
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universo elaborado en la (rama del relato se lee entre lí-


:1 joseph H. Retiuger, lr ron!r [autnstique dans le romantisme [mnaus; neas, en el juego de las illl.igent's y de las nC'·llci<ls. de la
p~:;.:;;, Crasset, 190H. lúgica y de I(F ~~f"'dos,contradictorios y comúurneute reci-
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DMNANZA 87

bi~~. Ni mostrado ni probado, sino solamente designado, tionamiento cultural, gobierna formas de narración parti-
t:~'!1{ede su propia improbabilidad algún indicio de posi- culares, ligadas siempre a los elementos y al argumento de
blh<'ad imaginaria, pero, lejos de perseguir ninguna ver- las discusiones -fechadas históricamente- sobre ei estatu-
da.;j -ya sea ésta la de la psique oculta y secreta-, toma su to del sujeto y de lo real. No contradice las leyes del realis-
O)¡¡,f!>tencia de su propia falsedad. «Lo fantástico -sigue mo literario, pero muestra que esas leyes se convierten en
tÍII )~ndo J. rsellemin Noél-, y es aquí donde utiliza de la las de un irrealismo cuando la actualidad es tenida como
flll "1'<1 más retorcida 1:: literatura en sí misma, finge jugar el totalmente problemática.
!:wW> de la verosimilización para que nos adhiramos a su
la/lfiisticidad", cuando manipula lo falso verosímil para
~jau'rnos aceptar lo que es más verídico, lo inaudito y lo AUTONOMÍA DEL RELATO FANTÁ.5TICO
l/la.,dibk»4. Extraña proposición que hace de los subter-
fIlKj/~ de la verbalización literaria el enfoque de alguna cer- En este sentido, el relato fantástico es el lugar donde se
"'/,a, la de una aventura exrralingüística del sujeto y de! ejercita perfectamente la labor del lenguaje, tal como ésta ha
1S1:~IJf'~tro del yo bajo la diferencia del mí5• La interpreta- sido definida por el crítico alemán André Jolies6. El discur-
( I{I/I psicoanalítica de lo fantástico se une así a la interpre-
so cultiva, fabrica y evoca. Toda descripción es una confir-
la('~(m extra-terrestre -a la manera de Jacques Bergier- o mación, una reconstrucción de lo real, y, como evocación, la
('a~l religiosa. Lejos de esas tentaciones de lo irracional, es llamada de otra realidad. La totalidad de esta vía supone el
'.11'1, "~"rio considerar que el relato fantástico no se especifica conocimiento y la interpretación de lo actual. Extrae su pro-
~"II'»rnente por su inverosimilitud, de por sí inasequible e pia validez y cohesión no del paso del caos al cosmos, de lo
IIld"linible, sino por la yuxtaposición y las contradicciones inconexo al orden, sino de la diversidad y de la exclusión
d.' "'~ diversus verosímiles, es decir, las vacilaciones y las recíproca de las creencias, de la diferencia de los niveles del
'I!p'"ras de las convenciones colectivas sometidas a ex a- universo en su confusión y equívoco. Para ser verdadera-
1111',.Instala la sinrazón en la medida misma en que con- mente creadora, la poética del relato fantástico supone el
111'11"el orden y el desorden, que el hombre adivina en io registro de los datos objetivos (religión, filosofía, esoteris-
11:11111,,1 Yen lo sobrenatural, bajo el signo de una raciona- mo, magia) y ~1.1deconstrucción, no mediante una argu-
lid,,,: Iormal. También se nutre inevitablemente de los rea- mentación intelectual-tendríamos entonces una simple dis-
li,t, .1,. ló cotidiano, cuvos contrastes muestra y conduce la .cusión conceptual, ya sea ésta irónica o paródica, a la manera
del Comte de Gabalis (1670), de Montfaucon de Villars-, sino
d. ," I ¡pción hasta lo absurdo, hasta el punto 'en el cual los
mediante su definición como un conjunto de SIstemas de
1'le '1'lOS límites, que el hombre y la naturaleza asignan tra-
signos repentinamente no aptos para exp;-,~saI' y transfor-
d ••lc'll;dmente al universo, 110 circunscriben ningúndorni-
mar, en el registro de la regulación y del orden, el aconte-
111 •• Il.tlura: u sobrenatural, porque, invenciones del hombre,
cimiento situado en el núcleo del drama fantástico. No exis-
~••tl 1dalivos y arbitrarios. Las apariencias y los fantasmas
te un lenguaje fantástico en sí mismo. Según las épocas, el
~"II e 1resultado de un esfuerzo de racionalización. Lo fan-
relato fantástico se ice como el reverso del discurso teoló-
1.1',11, ", ('11el relato, nace del diálogo del sujeto COIl sus pro-
gico, iluminista, espiritualista o psicopatológico, y no existe
1'1.1',e "'encias V sus inconsecuencias. Símbolo de un cues-
más '1'le por ese discurso gue descompone desde el in t,,_
qnr. :\..)¡ ...
:¡:~"l.l)I~!l i~1li·~!(,p/j~,I:H' '.:!~~.¡"(:(.: :;al:::}": ~:.':. ~:;!Ji;!~:
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l· ~~dh·nllll-Noel. up. at., l.hlg. "'::L Cu.uh . por la 1Iclduccioll
y se oponen, el rei.uo rautástico pare-
.111 111(.:1111-

01,1 '." lo. presente antología. pág .., 139-I-lO.


bólica se ernparcntau
, 1 •• e'l ori¡.:inal: "la saisie du je SOIlS la ditlérencc du moi . ~;"Ia dd 1fa'
d\!\ lIt¡ ti Andr{' joli("s, lonnrs snnplr», París. Scni], !~'72.
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EL RElATO FANTÁSTICO: FORMA MIXTA DE CASO Y.illIVINANZA 89

ce el negativosimétrico del relato milagroso e iniciático, dei zaquiana y «nouveau roman» revelan unos presupuestos
relato del deseo y de la locura; así, podríamos tener a Sade intelectuales idénticos y una misma problemática; sólo varía
pur uu autor fantástico. Esa deconstrucción y esa inversión la apreciación del poder y del deber del sujeto. El aconte-
conllevan que, a diferencia de la narración maravillosa, ilu- cimiento es considerado en relación a la condición del indi-
minista u onírica, no podamos referir lo fantástico al uni- viduo. El relato fantástica invierte esta perspectiva: dejando
verso, puesto que priva a lossímbolos tomados de los domi- un amplio espacio a lo insoluble y a lo insólito, presenta a
nios religiosos y cognitivos de toda significación fija. Los un personaje a menudo pasivo, porque examina la manera
hechos relatados son concebibles únicamente en y por el en que las cosas suceden en el universo y extrae las conse-
relato. Los del cuento de hadas no pueden, ciertamente, cuencias para una definición del estatuto del sujeto.
pertenecer materialmente a la vida cotidiana, pero perma- Orientado hacia la verdad del acontecimiento y no hacia
necen inseparables de ésta mediante ei apólogo final. Los del la de la actuación, esta interrogación para ser plena debe
relata iluminista o de apariciones religiosas se inscriben en referirse a lo que es ir reductible a todo marco cognitivo o
un sistema de creencias que les proporciona una situación religioso. La novela realista coloca el mundo bajo el doble
de realidad. El relato fantástico re~oge y cultiva las imágenes signo de la necesidad y de la facticidad; hay una economía
y los lenguajes que, en un área sociocultural, parecen nor- de lo real y de la historia; y una libertad del personaje La
males y necesarios para fabricar lo absolutamente original, narración fantástica generaliza la facticidad del universo,
lo arbitrario. Lo extraño no existe más que por la evocación .entendido como lo natural y lo sobrenatural. Es por eso
y la confirmación de lo que es comúnmente admitido; lo queel relato de lo absurdo, basado en el juego de la facti-
fantástico, por la evocación y la perversión de las opiniones cidad y de la necesidad, puede devenir, como en la obra de
recibidas relativas a lo real y lo anormal. Kafka, fantástico, Se entiende entonces que un estudio o
una definición de lo fantástico no deben inicialmente pri-
vilegiar el examen de la condición del sujeto: en La meta-
NOVELA, CUENTO Y RELATO FANTÁSTICO: morfosis, la pregunta que se hace D.O es «¿En qué me he con-
ACTUACIÓN y ACONTECI~¡iEl'<'TO vertido?», sino «¿Qué me ha pasado?». Nótese que la
conciencia de sí mismo del hombre-insecto permanece
De ese modo, el relato fantástico escapa a las lógicas del intacta y que sólo iuporta el enigma del acontecimiento.
cuento/ y de la narración de los realia (novela corta e nove- Lo ominoso no es el yo sino la circunstancia, indicio del
la), En esta última, la interrogación del protagonista sobre trastorno del mundo, Falto de esta lógica específica, el rela-
lo real y los acontecimientos no se separa de la cuestión to puede desembocar eu lo pseudofantástico, Así sucede
sobre la identidad (¿quién soy?) y de un juicio sobre el con «El hombre de la arena», de Hoffrnann, donde las peri-
poder personal y el valor (¿qué debo hacer y qué puedo pecias conciernen y definen al protagonista porqup no son
hacer?); el tema de la acción o de la actuación prevalece y consideradas en sí mismas, y se encuentran org:~!1izadas
explica que la exploración y la coriquista de lo real sean según la estructura de un fantasma", Este texto se convierte
inevitablemente una oportunidad para el conocimiento de
sí mismo, Interioridad y exterioridad se comunican nece- ~ A diferencia del español. 'lue los subsume bajo un mismo término
sariarnente. Novela realista y novela psicológica, novela h"i- «{r;lnt;lsma)~). ('1 f'r.lI1Ct!S distingue "! cre «Iantasrnc- y -Iarnóme». El pri-
I

nu-ro tal (I"l' ~c hace- : •.':crl'lln .•.~~l:llIi::•.....


en el lL:':~O) IH"'h 11.~.~.
al l)~icfl;l-
;. Bcssicre se refiere, evidentemente, al cuento popular ("con!.e"), que n.ilisis (' identifica a aquellos productos inconscientes de la illla~in;¡cióll
confronta cun el -récir- o cuento literario (lo que en cspaúo] se sude mediante los c!lales ci i':g-o trat;\ de escapar de la ¡-¡'alida" (en ocasiones,
denoruinar «rcl.uo»). Nora del traductor. sur-k- se" traducido t.unbu-n como «Iantasía»): el sq~llllc!O h,«:•. rderencia
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90 lRENE BESSI[RE EL RELATO FANTÁSTICO: FOR,\1.-\ "nXTA DE CASG Y ADIVINANZA 91

en una especie de alegoría por eljuego coherente yescogi- exigencias de la moral ingenua, el universo que experimen-
do de los símbolos, la fábula del aprendizaje del mundo y del tamos ingenuamente como inmoral. Podemos decir que la
descubrimiento de sí mismo. Un cierto número de objetos mentalidad del cuento ejerce su acción en los dos sentidas:
por una parte, toma y comprende el universo como una rea-
y de situaciones son investidos del poder de expresar el suje-
lidad que rechaza, y que no corresponde a su ética del acon-
to; la ilusión y la «surrealidad» posible aparecen corno los
tecimiento; por otra parte, propone y adopta otro universo
medios de atenuar el artificio de un relato donde lo insóli- que satisface todas las exigencias de la moral ingenua",
to absoluto resulta una creación humana (es fruto de la
obsesión de Nataniel y del arte de Spalanzani). El centro El no realismo del cuento, su componente maravilloso
temático es la actuación y no el acontecimiento, la identi- resultan del paso de la actuación al acontecimiento, que
dad personal y no la economía del universo. La imposibili- permite definir los marcos socio-cognitivos como universal-
dad (un ser inanimado vive o parece vivir) no suscita la cues- mente válidos y situarlos fuera de las presiones y de las meta-
tión fundamental de la obra fantástica: eso es o HO es, pero morfosis de la historia. La intemporalidad del relato no es
parece una cualidad de lo real, uno de sus caracteres que otra que la qUé queremos conceder a la ideología, y la apa-
definen, en verdad, el poder y la conciencia del individuo. rente invención de lo maravilloso, el indicio de una regula-
Lo fantástico no es pues necesariamente el relato de la '.
¡,"l,

. ción que debe escapar "l la ruina y a los fracasos del mundo
subjetividad. Histórica y tipológicamente, éste no se com- concreto. El cuento maravilloso, en la medida misma en que
prende más que por oposición al cuento. El cuento se pre- es no realista, refleja y abole el desorden de lo cotidiano, o,
senta como separado de la actualidad porque es el relato al menos, lo que está en desorden para un cierto pensa-
del deber ser, de la antic~pación concebida como espera y miento. Nosotrus modificaremos la proposición de André
definición de la norma. Esa es su paradoja: su falta de rea- Jolles, "de esta forma lo maravilloso no es maravilloso sino natu-
lidad parece tanto más clara cuanto que evoca o presupone Hi!:, definiendo lo maravilloso como sociocultural y como el
los juicios y las exigencias de la moral religiosa o social del medio de aniquilar simbólicamente el orden nuevo y la ile-
momento en su forma ingenua, que se hace pasar por la galidad actual. En este sentido, lo maravilloso es menos extra-
expresión del derecho absoluto: ño o insólito de lo que parece; redime el rebelde universo
real y lovuelve conforme a lo que espera el sujeto, entendido
En ese sentido, el cuento se OpC\T1f:! radicalmente al ar,,~:. a la vez corno el representante del hombre universal y de la
tecimiento real l;,: y como lo observamos habitualmente en el comunidad, El Objeto de esa espera -la satisfacción de las
universo. Es muy poco frecuente- que el rumbo de las cosas
exigencias morales- no es en sí mismo maravilloso, pero
responda a las exigencias de la moral ingenua, que- sea «justo»:
sólo puede obtenerse en contra de los defectos del mundo
el cuento se opone plJPSa un universo ue la «realidad». Sin
cotidiano. El cuento muestra una actitud mágica: a fin de
embargo, ese universo de la realidad no es aquél en el que
reconocemos a las cosas el ser como cualidad universalmente excluir lo que arruina el orden tenido por natural, sitúa ~'se
válida, es el universo en el que el acontecimiento contradice las orden natural bajo el signo del prodigio.

al sentido tradicional de b palabra: aparición sobrenatural (it" una persona


UNIVERSALID.,\D DE 1.0 M.\R.\\'ll.l.OSO, SINGULARIDAD
muerta. Así, el ••Iaruasme» pertenecería al orden del sueño, de lo "pura-
mente psíquico», mientras que el « fantóme» es una especie de alucinación: DE 1 o FANT.\STICO
los sentidos ••creen» percibir realmente :1 e,,: personaje (se producr-. nor
t:''.l,r~, ·!tU ::i,,'t,t,,i';lI! (:, ~ Se ;~::,~!,:.,h;f":!! (l,.!i.l PCllT;)Óon: 1:1¡111••t-;~n parte !):llddl'j~l.~.i.ll· · ~!~' ·l ("I.:~·"to lJ.H)OCld·
... fIn;! fll!'cic.·HI (l,,'
del cerehro y pone en marcha los úrg-.lI1ossensoriales, frente a la percepción lo real». Utiliza ~,!universo' de los fantasmas y de b 110 roinci-
normal donde son los órg-anos físicos los que informan al cerebro), Nota del
traductor. \1 Andréjolk-s. alJ. cit .. págs. 190-191.
92 IR.ENE BESSI f:RF EL RELATO FANTÁSTICO: FORMA MIXTA DE CASO y ADIVINANZA. 93

dencia del acontecimiento con la realidad evidente, no para lar, que tome prestado de éste temas y figuras, no contradice
romper nuestros VÍnculos con dicha realidad, sino para ase- ni el principio de distanciamiento ni el de orden. El recha-
gurar (tranquilizar) nuestro dominio y la validez de los zo o la desaprobación de la actualidad instalan la obra en la
medios (moral, leyes de la conducta y de! conocimiento) ruptura; la afirmación del orden debe procurar un medio
.',
de nuestra dominación práctica. La imposibilidad de los de reconocimiento. Los seres sobrenaturales, ogros y hadas
hechos narrados, unida a la indeterminación espacio-tem- madrinas, impiden la identificación del lector, del oyente
poral -todo sucede en un lugar yen un tiempo lejanos-, con el relato; pero, a la vez, el cuento maravilloso, aunque
indica que ninguno de los personajes es verdaderamente extraña, no sorprende, porque dichos seres son familiares,
activo y que el acontecimiento es de orden moral. Lo coti- porque se modelan y se organizan según una tipología cul-
diano se simboliza siguiendo una doble dirección, la de la tural. Lo insólito no es lo extraño. Lo maravilloso es el len-
tragedia y la de la tranquilidad; ogros y hadas madrinas se guaje de la comunidad en el cual ésta se encuentra para
oponen según las disposiciones de la mentalidad colectiva, comprender que, sin ser ilegítimo, no expresa lo cotidia-
según la exigencia del bien. La separación aparentemente no. Representa, en definitiva, la emancipación de la repre-
radical entre el universo del cuento y el universo de los rea- sentación literaria de! mundo real, y la adhesión del lector
lia, la metamorfosis que presenta siempre una secesión de a lo representado, donde las cosas terminan siempre por
lo cotidiano en sus aspectos concretos -la calabaza se con- suceder como deben hacerlo.
vierte en carroza y los ratones en caballos-, no son los El relato fantástico surge del cuento maravilloso, cuyo
medios de la invención sino de la reconstitución del orden. marco sobrenatural y cuya interrogación sobre el aconte-
Quien dice cuento, dice apólogo y, en consecuencia, pará- ¡ ;. cimiento conserva. Aunque, sin embargo, ambos presen-
bola. Lo maravilloso se manifiesta como el instrumento de tan notables diferencias. L<:. no realidad del cuento es una
la distancia pedagógica y del derecho. Para fundir la lec- forma de situar los valores que expresa bajo e! signo de lo

l'
ción y la imagen. es necesario rechazar el presente. La pará- absoluto. En él, el mal y el bien se objetivizan. El que poda-
bola, advierte Brecht, es ia forma artística más astuta, pues- mos enumerar los motivos de los cuentos a través de las
to que propone, mediante el recurso de la imaginería, unas diversas literaturas prueba que la ideología que encierra lo
verdades que, de otro modo, no tendrían valor alguno. El maravilloso toma la máscara de la universalidad: ser tonto,
cuento rechaza la realidad presente en el exotismo de lo ir vestido con harapos, ser un monstruo o un ogro son las
maravilloso. a fin de juzgarla mejor. Supone un rigor que no [iguras del mal y de la injusticia; ser un hada madrina, casar-
sufre la ambigüedad de lo fantástico, y, mediante su juego se con un príncipe, las de la justicia. Lo maravilloso no cues-
con las apariencias, constituye lo escrito como el lugar de la tiona la esencia misma de la ley que rige el acontecimiento,
verdad y lo real como e! de la mentira. La relación entre pero la expone. Es por ello que L¡2r1esiempre una función
lo evidente -la zapatilla, los harapos de CendriJlon- ;' lo y un valor de ejemplo o de ilustración. Manteniendo las
insólito es siempre legible: la de la ética. El corte con la metamorfosis y los genios benéficos o maléficos, el relato tan-
actualidad debe ser tanto más limpio cuanto que esta actua- tástico tiene como motor el problema de la naturaleza, de
lidad no tiene lugar en el universo «mor al», Lo maravillo- la ley, de 1" norma. La no realidad plantea siempre la pre-
so se impone porque niega él presente, concebido como gunta sobre el acontecimiento, pero dicho acontecimiento
accidental. La imaginación lo asimila a la salud del mundo, es un atentado contra el orden del bien, del mal, de lo natu-
,. cc·~ft1nde lo re·.~! ~O'~ L: ("::!·~~ín~!"r1;l(1.: .:'lS \j~J¡\.;.\J .., (! c ' 1" rul. r1e In ,·~,h~'~:!1at'.!:al,
rIf' 1" <ncied;,d. Así ,:,"11(' lo maravi-

I
concreto no subsisten en t" ruento más que como indi, acion lioso es el lugar de iv unive r-ul lo tanlá,,\il.o es el 'le lo SIl1-
de la necesaria rnración. Que el cuento maravilloso (en sus ~\Ilal- en el sentido jurídico. Todo acontecimiento, en este
formas literarias, cultas) se sumerja en el illl<lg-ill,II'jO pOpl!- tipo de relatos, es una excepción. Lo maravilloso exhibe la
- "

94 IRL'IE BESSIERE EL RELATO FANTÁSTICO: FORMA MIJ:ITA DE CASO Y ADIVINANZA 95

norma; lo fantástico expone cómo esa norma se manifies- zalidad. No debemos considerar trivial que e! relato fa n-
ta, se realiza, o cómo no puede ni materializarse ni mani- I t cistico se constituya muchas veces a partir de! pacto demo-
festarse. Desde e! punto de vista de la lógica y de la razón, níaco y, por lo menos en Francia, en el momento en que los
se trata de un problema de derecho, es decir, de juicio: es procesos de brujería o de posesión son rarísimos. Allí donde

I
necesario valorar el hecho y la norma, El acontecimiento el poder judicial se dedicaba a dilucidar, la obra literaria
exu aíio provoca una interrogación sobre la validez de la trata de mostrar que la balanza de la leyes la de la incerti-
ley. Y nada ilustra mejor ese deslizamiento de lo general al dumbre. Como caso, el acontecimiento fantástico impone
caso particular, de lo maravilloso a lo fantástico que la uti- el decidirse, pero no contiene el medio de la decisión, pues-
lización del pacto demoníaco. El cuento diabólico, en su
forma tradicional, presenta una taxonomía de la tentaciún,
la caída, las artimañas y las apariencias del maligno; todo en
él está fijado. A menudo parece una prolongación del tra-
I
!
to que permanece incalificable. Lo fantástico generaliza la
lógica de una vía de expresión que pertenece propiamen-
te a la moral y al derecho, a las creencias religiosas, por-
que, en sus comienzos, se confunde (;011 el examen de la
tado de demonología, con el cual comparte la certeza de la validez de la palabra sagrada o del absoluto mora1.
existencia de Satán y de sus diversas manifestaciones en lo El relato fantástico, pariente del cuento, se presenta
cotidiano. Lo natural y lo sobrenatural, el bien y el mal como un anti-cuento. Al deber ser de lo maravilloso, impo-
están determinados. Ese mismo pacto demoníaco da ori- ne la indeterminación. La no-realidad del cuento hace evi-
gen a la narración fantástica cuando se construye sobre una dente la norma en el mundo cotidiano o en el mundo supe-
inadecuación del acontecimiento con la norma, y a la inver- rior; la no-realidad de lo fantástico extrae de la unión de
sa. Así, El diablo enamorado (1772), de Cazotte, puede leer- esos dos mundos, tal como es definida en la tradición popu-
se como un cuento diabólico ortodoxo si privilegiamos, en lar y por los clérigos de la Iglesia, el argumento que anula
el equilibrio de la estructura y en la interpretación, la con- toda legalidad. Invierte las relaciones del texto y del lector.
clusión que hace referencia explícita a los libros de exor- Como recurso distanciador, sustituye lo maravilloso por lo
cismo de los siglos XVI Y XVII. Si examinamos detalladamente extraño y lo «surreal», siempre próximos PuC~() que obli-
la obra, lo sobrenatural ortodoxo no se constituye nunca gan a una decisión. Hace de toda legalidad un asunto indi-
de forma definitiva porque todo se encuentra bajo el signo vidual porque ninguna legalidad fisica o religiosa es satis-
de ia inadecuación. Ninguna norma basta para concluir factoria.
con certeza que Biondetta es el diablo, pero tampoco hay Asimismo, lo inverosímil del relato fantástico se corres-
ninguna para atestiguar que no lo es. Si Aivare escoge una ponde con la no observ-ción del «principio formal Jel res-
de las dos soluciones corre inevitablemente el riesgo de peto a la norrnav'", que rige lo verosímil: 1;"1 imposibili-tad
equivocarse. El juego de cohereric:a y de incoherencia no de la explicación no es más que el desarrollo narrativo de
puede conducirle más que a la aserción de esas mismas pro- la inevitable ruptura entre la conducta, el acontecimiento
babilidades, al enunciado de argumentos que finalmente particular y la máxima general o la norma. Esta ruptura,
no definen e! acontecimiento. Lo fantástico supone la medi- extendida a la evocación de los dominios de lo natural y lo
da de! hecho según las norma" internas y externas, e! equi- sobrenatural, excluye el relato fantástico de los campos de
librio constantemente mantenido entre evaluaciones con- la excentricidad y de la simple fantasía. El demonio del
trarias. Constituye la lengua especial del universo de la razonamiento no es aquí e! medio de restablecer la conri-
va lorar ion , dnllde 1,1 amhivúerlari m.irr:» la ;i"n('~ibi!irlad
, ' I 111:~d~lr,(:, , nelh ¡" s:~!~"lile e' .!c l-om!1:~!-r-l <~v: ncio l.:·":..Ii'C
de LOti,1'l~erUOII. oe c,,¡¡llIllde, :;;)" dlu, UH' id intt'rrugacioH

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sobre la norma, mi c n tras fjlle lo maravilloso parece un tu (;("~II"<I Cenelt". «Vraisemhlabh- el motivarion- -. Communiaüums, I I
manual de la legalidad y también, en consccur-nria, de ~:!ile- ( IlHiR). pá~, 1,
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IRENE BESSIÉRI:: EL RELATO FANTÁSTICO: FOR-\iA MIXTA DE CASO ': ADIVINANZA 97

105 presupuestos de toda verosimilitud, de revelar que la Ficciones de Borges, que, por eso mismo, no son exactamente
originalidad absoluta es necesariamente el fin de una ser- fantásticas. Éste se dedica a hacer del caso el lugar de las
vidumbre. Asimila la exhibición de toda coherencia a lo probabilidades mismas, las cuales no pueden, ,,'1 con se-
arbitrario de un discurso colectivamente admitido. El relc cuencia, privilegiar la referencia a una norma particular:
to fantástico, que.convierte el caso en su objeto narrativo, todas las normas son equivalentes, concurrentes, no jerar-
trata de io verosímil por medio del tema de la falsedad, en quizadas, no hay diversos grados de verosimilitud como en
sí mismo inseparable de la multiplicidad de los verosímiles el enigma, sino una multiplicidad de verosímiles que, por su
empleados (lo natural y lo sobrenatural, tesis física, tesis coexistencia, dibujan lo improbable. El caso puede dar ori-
gen a la narración enmarcada o laberíntica; toda solución
religiosa) y contradictorios. Esta elección de la falsedad dis- . , propuesta, necesariamente insuficiente con respecto a un
tingue a lo fantástico, como procedimiento narrativo, del
rasgo del objeto considerado, conlleva la formulación de
simple misterio, del simple enigma. En él hay inverosimili-
una nueva ~regunta. Genera lo fantástico cuando no puede
tud, pero también verdad: la solución indica claramente
dar cuenta de la totalidad del campo considerado más que
que el acontecimiento que parece escapar a una verosimi-
mediante verosímiles antinómicos, que pierden, de ese
litud de primer grado se subsume bajo una verosimilitud
modo, toda validez. La diferencia entre los dos tipos de
de segundo grado, la cual, a su vez, recubre lo verosímil de
argumento no es tanto lógica como de grado: el primero
primer grado. La inverosimilitud no es más que aparente,
considera inadecuados los códigos sociocognitivos, pero
para resolverla basta con hacer explícito el código de lo
certifica su valor operativo, es discursivo; el segundo utiliza
verosímil primero, es decir, con poner de manifiesto el fun-
términos similares, pero se atiene a la inadecuación absoluta
damento. La explicación del enigma se confunde con ese
porque toda determinación de una solución vuelve a excluir
movimiento de regresión que se detiene con el descubri-
un elemento del problema. La vacilación entre sobrenatu-
miento de la causa. Lo fantástico rechaza esa regresión; la
ral y extraño, propuesta por Todorov, no es más que la arti-
sucesión de las explicaciones no conduce jamás a una expli- culación narrativa de esta vía. La solución de una ficción
cación, toda propuesta de solución requiere su propia expli- de Borges remite a la ausencia de las soluciones posibles
citación, a falta de ia cual acaba en lo inverosímil. El relato mediante las cuales ésta habría podido ser escogida, y que
fantástico es, según la sugerencia de Henry James en Otra la determinan implícitamente. En el relato fantástico, la
truelca de tuerca. !~primera vuelta de un lw uillo sin Iin. imnosibilidad de la solución se deriva de la presencia de la
Es« carácter suspensivo de la narración corresponde "-un m¡nifestación de todas las soluciones posibles.
tratamiento específico del caso. Éste hace «una pregunta Esta imposibilidad de la solución no es otra que la de la
sin querer dar la respuesta, nos impone Id. obligación de solución libremente escogida. El relato fantástico excluye la
decidir pero sin contener la pro~ia decisión; es el lugar del forma de la decisión porque superpone a la problemática
esfuerzo pero no su rcsultado» l. El caso no deja de estar del caso la de la adivinanza. La entidad tenebrosa que ator-
constituido más que por una decisión positiva del sujeto de menta el relato se presenta como objeto de desciframiento;
resolvcrlo. La casuística se dedica a normalizar este tipo de la cuestión citada parece tener por antecedente un saber,
decixión que está, por definición, fuera de la norma. Sin una determinación, fuera del alcance del actor, pero que
emhar~(), la decisión, valiéndose de una norma parcial res- éste debe ser capaz de reconocer, de expresar. En este sen-
pecto al problema ~lanteado, no hace sino suscitar otros tido. toda inrerrozación el' lo fanr.isrir-o está próvima él COI1-

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~-:1~()'\.'1':1; .. ~ 1;, logiré.t L~~ !~~
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...rI~te! ar!~llIJI\..II •..~; de i;'."- ve. ¡ir:.~· el¡ rL"f.lll~sL:. Este l~';l¡dcic L ;I(ii':::lall/a C"l:l en el
e entro de Fathek (1787), de Wiliiarn BeckJord. Las inscri p-
cienes cambiantes dei sable, así como Giaour, represcuran
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I
EL RElATO FANTÁSTICO: FORMA MIXTA DE CASO Y ADMNAl'>:ZA 99
IlU:NE BESSIERE
98
fundamentalmente poético porque invalida la pertinencia
esta cuestión cuya solución no tiene importancia puesto
de toda denominación intelectual, recoge, sin embargo, la
que el interrogador (Giaour) la posee, pero cuya resolu-
obsesión de una legalidad que, a falta de ser natural, puede
ción es esencial: se trata de inducir al cuestionado :;¡ for_
ser sobrenatural. Forma mixta de caso y adivinanza, se cons-
mular la respuesta, a fin de que pruebe su poder y su dig-
truye sobre la dialéctica de la norma que, indicio de otro
nidad. Lo fantástico, inseparable de la escritura cifrada,
orden~ n~ es necesariamente la de una armonía, y cuyas
remite a la evidencia de lo anormal absoluto y a la búsque-
plescflpclOnes suponen otros tantos problemas. Se burla
da del secreto de Ebiis. El diablo enamorado presenta una
de la realidad en la medida en que identifica Ío singular
dualidad semejante, que representa el terna de la adivinanza
con la ruptura de la identidad, y la manifestación de lo insó-
bajo el de la iniciación y el del caso mediante la identidad
lito con la de una heterogeneidad, siempre percibida como
cambiante de Biondetta, Todo el equívoco fantástico se ins-
organizada, como portadora de una lógica secreta o des-
tala entre la ausencia de la determinación (acontecimien-
conocida. Alimentado con el escepticismo y el relativismo de
tos múltiples e incoherente,s) y su presencia ligada a la solu-
la creencia, muestra el rechazo de un orden que es siem-
ción de la adivinanza. Esta provoca una especie de
pre una mutilación del mundo y del yo, y la espera de una
in~onsecuencia: Alvare invoca al diablo, pero olvida que él
autoridad que legitime y explique todo orden, todo el orden.
mismo ha creado su «desgracia». El Manuscrito encontrado
~l~ el evocar nuestra actualidad bajo el signo del acon-
en Zaragoza]'l organiza la adivinanza sobre los planos de lo
tecirruento y no bajo el de la actuación, es reconocer lo
cotidiano y de lo sobrenatural: víctima de una maquinación
extraño de dicha actualidad, sugerir que la actuación no
político-policíacs o diabólica, Alphonse es puesto a prue-
tiene pertinencia en el mundo de la alienación. Convertir
ba a fin de que manifieste su sabiduría. Esta novela fantás-
esa distancia entre el sujeto y el mundo en el lugar de una
tic~ se presenta, así, como novela de aprendizaje, y evoca
legalidad diferente es, a la vez, plantear que la norma coti-
la nr¡agen del padre, origen de la autoridad y del conoci-
diana se nos ha hecho extraña y, en consecuencia, recono-
miento, a la que el hijo debe permanecer fiel. Así como el
cer nuestra dependencia, pero también -como forma de
caso rec~a~a la libertad del sujeto, el enigma impone el
la adivinanza- plantear que estamos siempre preparados
reconocirmento de una necesidad. El relato fantástico es
para admitir, para aceptar, para penetrar en esa legalidad
falsamente deliberativo.
para li~ar_nos a ~o qu~ fo10S domina, a lo que se nos escapa:
La ambigüedad ideológica del relato fantástico, como forma
d.el caso, expresa nuestra miseria y nuestra perplejidad esen-
C·-SO y ADfVINANZA: PERPLEJIDAD INEVITABI.E
ciales, lo arbitrario de toda razón y de toda realidad, pero
Y RECONOCIMIENTO DEL ORDEN
s,!giere la tentación constante de alcanzar el orden supe-
rror, Una ambigüedad casi filosófica que, prefiriendo el
Ambivalente, contradictorio, ambiguo, el relato fantástico
acontecimiento a la actuación, evoca la eternidad en la his-
es esencialmente. paradójico. Se constituye sobre el reco-
toria y la precariedad de toda creencia, que se alimenta de
nocimiento de la alteridad absoluta, a la cual presupone
la incredulidad, per" puede suscitar en el lector, mediante
una racionalidad original, «otra" justamente. Más que de
la angustia, una religiosidad, una espiritualidad, una adhe-
la derrota de la razón, extrae su argumento de la alianza
sión difusa a un más allá. Se trata de un discurso cuya extra-
de la razón con lo que ésta habitualmente rechaza. Discurso
ñez<l nace de su confusión- un di~, urso de lo ilegal. pe,·o
~i!.h. :...:s.l.. jlf':"!'iO un .;;,..,Clll~"" (!'.~~:t ilo.."). ~:..' tl(c,,,,(.·nta corno
.lca'l i'l .:)cki .. dUlIllSnill',IIIH'; ti .)IlIfLgo,\Se, iex«. 1~;::(1(Jy pl"t'~l'lllado
lIll juego, pero repone el sentido perdido, el objeto con el
por Rc~~..':-Caillois. Purrs, Callimard, 195H r traducción (,spctll0Ia: Munusoit»
t'1tCOl!{r:uio rn Zlir(J.!~(1:Il. Madrid, !V;~~:./a. !~)961.
que: 110 se sabe qué hacer, sobre otro tablero. {:ni;· caso y adi-
, , ,
EL RELATO FANTÁSTICO: FOR.\!A MIXTA DE CASO Y ADMNANZA 101
100 lRENE BESSIÉRE

vinanza es pasar de la ineficacia de un código (razón, con- estadio de síntoma, regreso de lo que es reprimido: el esta-
venciones sociocognitivas) a la eficacia de otro que aún no dio de sociedad" 13. Cuando esta ideología crea la falta, ya
nos pertenece, el de nuestros maestros. Por esta razón, el no permite imponer una lectura de lo real; y produce enton-
relato fantástico une la incertidumbre con la convicción de ces unas obras que, utilizando de forma manifiesta lo irreal
que un saber es posible: sólo es necesario ser capaz de adqui- yel símbolo, la sitúan alrededor de lo real y, por eso mismo,
rido. El caso existe por la incapacidad del protagonista de la preservan y le otorgan un poder de expresión.
resolver la adivinanza. Esta duplicidad del relato fantástico se revela también
en su estatuto literario. En una sociedad laica y liberal, no
jerarquizada, diferentes tipos de textos abarcan los diver-
MODERNIDAD DEL RELATO FANTÁSfICO sos aspectos de la realidad y tienen un valor semejante. El
libro se descompone en los libros. La insistencia actual sobre
Esta dualidad de caso y adivinanza no es extraña a la la especificidad de lo literario cor responde a una repartición
moda contemporánea de lo fantástico y a sus duplicidades sintagmática de los textos. Una obra literaria no expresa
ideológicas. Esas obras fantásticas que llenan nuestras libre- otra cosa que su literariedad, Se limita a su 5;gnificación
rías aparecen como el indicio de una liberación de la ima- lingüística, en el mismo sentido que un tratado científico o
ginación, como una de las mejores manifestaciones de la jurídico. Además, no informa, no representa, no formula
contracultura. La literatura marginal obtiene carta de exis- explícitamente una ideología. Se convierte, entonces, como
tencia, pues la forma del caso es recibida como el medio de lo sugiere Robbe-Grillet, más que en un ejercicio de lo ima-
rechazar nuestra legalidad burguesa (jurídica, científica, ginario, en un simple juego, el de los signos y el del lector.
moral). Basta con examinar los títulos y el índice de una El relato fantástico, mediante su propio argumento, exhibe
revista, Horizons du.jantastique, para concluir que fantástico su literariedad, la reducción extrema de la función tiel texto,
es sinónimo de raro (cf. las comparaciones intelectuales y su naturaleza de objeto verbal. Desde esta perspectiva, su
«atrevidas»: Nietzsche y lo, ciencia ficción; las pretensiones cien- moda podría compararse a la de lOS juegos de salón, los
rúficas: Julio Verne; n.utopsia de unfracaso). El relato fantástico juegos radiofónicos, el yo-yo o el ajedrez, según el momen-
[se convierte en el discurso colectivo más amplio y más dis- to. En una cultura donde se tiende hacia la especialización
[paratado, donde se concentra todo lo que no puede decir- de los textos, a cada función cultural lp corresponde '!!1
·Ise en la literatura oficial. Reúne los asuntos más diversos. género, un tipo de texto adecuado: el relato fantástico pare-
\'Lugar de los fantasmas comunes, se construye sobre una ce la máquina perfecta para narrar y para producir efectos
vasta carencia colectiva. Pero esta imaginación no es tan «estéticos». Su ambigúed.«l, ~!l~ incerudun.bres calculadas,
libre como parece. La obsesión del mito o de lo simbólico no su utilización del miedo y de lo desconocido, de datos sub-
es más que la expresión de una oscura exigencia de orden conscientes y del erotismo, lo convierten en UD;] organiza-
permanente. Por no ser eficazmente conservador en la his- ción lúdica. Para adaptar una fórmula que Robbe-Grillet
toria, lo es en lo' imaginario: la ilegalidad es el manto de aplica a la escritura ya la lectura, podríamos caracterizarlo
otra legalidad. Los temas de los superhombrcs, de los vie- como el medio artificial para entregarse al principio del
jns antepasados, de los seres procedentes de otros mundos, placer. El relato se afirma como pura gratuidad: la ruptura
de los monstruos, traducen el miedo y el alejamiento de la de la cansalidad y la antinomia, que practica casi de forma
autoridad, pero también la fascinación que ésta ejerce y la (,Oll:,~an~~ rfpfid~!! e! f'(1tT'I!" .i- ~c:l i;hprLt~: (Iel I(Ocior, C''..!~.~
r¡t:~ :~l¡:,c¡ia:1(\ 1!~~i"~!tn .·Xi~~~i~~·Id' L..:uijioao del
f\h~"'~!:(~nc;;~
iudividuo autónomo ) él recncuentro de un maestro legíti- 1:\ Cérard Stein, «Dracula ou la circulation du sanf>'. l.ittéralWl',8 (diciem-
mo. En el relato fantástico, la ideología dominante «pasa al bre (k 1972), pág. 99.
, ._-~

[RENE BESSIF.RE
102 EL RELATO FA."''TÁSTICO: FORMA MIXTA DE CASO Y A.DIVINANZA 103

lectura deviene una intervención en el libro, una manera de la mesa serán al mismo tiempo la creación de reglas, la crea-
instituir un orden personal, provisional y, a la vez, tan incier- ción de un juego y el ejercicio de vuestra libertad. así como
to como las proposiciones del autor, de la narración. El también la destrucción de las reglas, p::t!"::t dej:rr de nuevo el
relato fantástico marca el límite de la lectura individual, campo libre al hombre que vendrá después!".
privada, sin justificación ni función colectiva explícita.
Confirma la soledad del lector, circunscribe su libertad al Se trata más bien de la duplicidad de una forma q~e
dominio de lo imaginario, y consuma la ruptura de la litera- provoca la intervención del lector a fin de hacerle prisionero
tura con lo real. En relación al conjunto de la cultura, pare- -mediante los efectos estéticos, de orden claramente emo-
ce totalmente insignificante; debe ser tratado ccrno el indi- cional- de las obsesiones colectivas y de los marcos socio-
cio de comportamientos intelectuales y estéticos atomizados, " cognirivos, Es por eso que no nos parece posible concluir,
,'
múltiples e inconexos; su lectura deviene ejercicio de la como hace Todorov, con la disolución de lo fantástico en la
separación, de la diferencia. Constituye la forma literaria creación y las técnicas literarias contemporáneas:
adaptada a la multitud solitaria.
Sin embargo, este relato introduce en su narración los En lo fantástico, el acontecimiento extraño o sobrenatu-
elementos más significativos de la cultura, aquellos que ral es percibido sobre el fondo de lo que se considera normal
componen la psique colectiva: lo sobrenatural y lo «surreal» y natural; la transgresión de las leyes de la naturaleza nos hacía
tomar mayor conciencia de ello. En Kafka, el acontecimiento
son los medios para diseñar las imágenes religiosas, cientí-
sobrenatural nos provoca vacilación pues el mundo descrito
ficas o, más aún, las del poder, de la autoridad, de la debi-
es completamente extraño, tan anormal como el aconteci-
lidad del sujeto. Los temas recurrentes de la iniciación, del
miento mismo al que sirve de fondo. Encontramos, así, inver-
libro sagrado, de la escritura, del secreto, revelan que el
tido el problema de la literatura fantástica -Iiteratura que pos-
relato fantástico imita, refleja los libros de inspiración reli- tula la existencia de lo real, lo natural, lo normal, para luego
giosa que tenían una función global y colectiva: expresar ponerlo en duda-, que Kafka ha logrado superar. Trata lo irra-
la verdad de la sociedad en su historia y en la eternidad, lo cional como si formara parte del juego: m mundo entero obe-
cotidiano y lo divino. Beckford y Lovecraft testimonian esto. dece a una lógica onírica, cuando no pesadillesca, que nada
vocación de expresar la totalidad mediante lo inconexo, lo tiene que ver con lo «real»15.
incoherente y lo singular. La libertad del lector no signifi-
ca la liberación de la imaginación, sino una paradójica obli- No debemos asimilar lo fantástico y io irracional, De
gación de encontrar la representación de lo '1UL determina Cazotte a Lovecraft, el relato fantástico es el del orden,
la actualidad. E¡ espanto y la inquietud ligados a lo f~ntás- puesto que no describe lo ilegal para rechazar la norma
tico. imponen el concluir qu-: éste se dedica a trazar los sino para confirmarla. "La función de lo sobrenatural con-
límites del individuo, según las circunstancias culturales. s.ste en sustraer el texto a la acción de la ley y, por ello
La iniciativa que .supone la lectura debe conducir a la evi- mismo, transgrediría», advierte Todorov'"; pero eso supone
dencia de que toda palabra recoge y manifiesta las prohi- ignorar la ambigüedad del recurso de lo sobrenatural que
biciones y los deberes. sociales; es necesario obedecer a la
madre, concluye Cazotte. El relato fantástico no tiene como 1-1 Alain Robbe-Crrllet, intervención en el coloquio de Cerisv-Ia-Salle,
objetivo ser un juego con el lenguaje ni motivo de ind»- Nouueau Roman: hier el aujourd'hui, U.e.E., 10/1~. 1972, L l , P;I!!;. 12il.
1" T. Todorov, lnt rodudmn 11 111 fiUrml1l.re [antnstinur. Parrs, Senil. 1970. P;-If!.
pendencia. según el proyecto de la novela CUII((''''''r0r;tne:c¡'
::--:1 !!..rac..llUT'ÚIlC~¡ .::~ftl; .. !..': ,!:,,.ri!lllfllflll~.;I·¡lll, •• /jill(l.'ill(I. ~~lI,-, ••.JS \:., ..,

·tlempo COI1It:mp"r'\ll(:CJ, l'I7:!; 1;lIl1hi,:n en México. l'rr-mi.i Editor», !~)H().


Con el lenguaje, por el contrario. no hay reglas definiti-
P<trci¡.!.hllcntc n'prodlJcido ('11 Lt prC:-iCnlC anloIog-l;1 l.
vas: la organización del juego en vuestra mano. la batalla sobre !ji Tudorov, (;/). rit., p(l~_ Hi/.
\1Ij .,
w

104 IRENE BESSrERE

representa el posible deseo libre y, a la vez, lo inscribe en la


ley.Narración siempre doble, lo fantástico instaura lo extra-
ño para efectuar mejor su censura. No debemos confundir
su modernidad literaria y su función social: la innovación
estética no es necesariamente portadora de una mutación
11
ideológica. La forma mixta de caso y adivinanza recuerda el PERSPECTIVAS
inevitable deber de decidir y la obligada conciencia de una SOBRE LO FANTÁSTICO
oscura prescripción que compete a cada uno descifrar.

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II

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