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Maestría en Educación

Asignatura: Ámbito para la gestión educativa

ANÁLISIS A LA REFORMA EDUCATIVA

Profesor: Mtro. Ángel Gabriel López Arens

Alumno: Elizabeth Ramírez Cruz

e-mail: race_1808@hotmail.com

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 25 de octubre del 2015


El tema educativo ha sido, al menos en la historia de México, un terreno fértil para grandes
debates entre las principales fuerzas políticas del país y sus representantes más significativos. Es
natural que así haya sido en la medida que la educación es, esencialmente, un problema político
que tiene que ver, nada menos, que con la formación de conciencias. Por supuesto que ahora, al
menos en forma aparente, se deja de lado este último aspecto y la preocupación central está en lo
que llaman calidad educativa, aunque casi nunca se aborde en el debate público lo que esto
significa o se hace referencia a generalidades y ello ha conducido a una serie de confusiones como
ahora sucede con la llamada: reforma educativa que aquí se aborda con sentido crítico.

Contenido de la “reforma educativa” actual

Ahora bien, ¿en qué consiste la llamada reforma educativa, ahora ya elevada a rango
Constitucional, que partió de la actual administración federal? Como es del conocimiento general,
hasta hoy, se fundamenta en reformas y adiciones a los artículos, tercero y setenta y tres de la
Constitución General de la República. El contenido es:

Primero: adición al párrafo tercero del Artículo 3º.: “…el ingreso al servicio docente y la promoción
a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que
imparta el Estado, se llevará a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad
de los conocimientos y capacidades que correspondan. La ley reglamentaria de este artículo fijará
los términos para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio.
Serán nulos todos los ingresos y promociones que no sean otorgados conforme a la ley.

Segundo: Se adiciona, una fracción novena del Artículo 3º. “El Instituto Nacional para la Evaluación
de la Educación será un organismo público autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio
propio. Corresponderá al Instituto evaluar el desempeño y resultados del sistema educativo
nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. Para ello deberá:

“a) Diseñar y realizar las mediciones que correspondan a componentes, procesos o resultados del
sistema;

“b) Expedir los lineamientos a los que se sujetarán las autoridades educativas federal y locales
para llevar a cabo las funciones de evaluación que les corresponden, y

“c) Generar y difundir información y, con base en ésta, emitir directrices que sean relevantes para
contribuir a las decisiones tendientes a mejorar la calidad de la educación y su equidad, como
factor esencial en búsqueda de la igualdad social.”

Continúan seis párrafos donde se especifican los mecanismos de funcionamiento del Instituto.

Tercero. Se adiciona en la fracción XXV del artículo 73 Constitucional, la facultad del Congreso para
“…asegurar el cumplimiento de los fines de la educación y su mejora continua en un marco de
inclusión y diversidad.”
Como puede observarse, la llamada reforma educativa, al menos hasta hoy (habría que esperar las
modificaciones y reformas a la actual Ley General de Educación), se limita a una reforma al marco
constitucional para el ingreso, promoción y permanencia del personal docente en educación
básica y media superior. Por otro lado, el Instituto Nacional para la Evaluación será un organismo
público autónomo que le corresponderá la evaluación del sistema educativo nacional en los
mismos niveles educativos y, finalmente, se le otorga al Congreso Nacional la facultad de asegurar
el cumplimiento de los fines de la educación.

No se puede negar la importancia de estas reformas y adiciones pues están destinadas,


esencialmente, a mejorar el desempeño de uno de los actores fundamentales del proceso
educativo: el docente, a partir de la contratación de los candidatos más idóneos para esa labor y a
establecer un organismo de evaluación. Sin embargo, no se sabe qué medidas se pondrán en
práctica para la formación y actualización de los maestros y si éstas efectivamente contribuirán a
mejorar su desempeño, porque la experiencia indica que no necesariamente las reformas a la
educación normal o los programas para el mejoramiento profesional de los maestros en servicio,
han servido para elevar la calidad educativa en el país. Por otro lado, habría que ver si
efectivamente un examen de oposición es garantía para que se integren los mejores aspirantes,
sólo hay que asomarse a lo que pasa con este procedimiento en educación superior. Pero
admitiendo sin conceder que estas modificaciones constitucionales cumplan con su cometido, sólo
se trata de dos aspectos de todos los que tiene que ver con el fenómeno educativo.

Los retos actuales de la educación son muy complicados y se debería actuar en consecuencia. Sólo
algunos ejemplos: ¿Cómo trabajar con niños provenientes de familias en las que prevalece el
hambre? (situación que reconoce el actual gobierno); ¿a los maestros se les prepara y se les rodea
de las condiciones materiales para atender a los niños con capacidades diferentes que deben ser
admitidos en escuelas oficiales como uno de los principios de la educación incluyente? ¿Cómo
exigirle al maestro un desempeño aceptable en los entornos donde predomina la exclusión social y
en los últimos años con alto grado de violencia? ¿Realmente existe en determinados sectores
sociales una preocupación de los padres por el desempeño escolar de sus hijos? ¿Los métodos y
didácticas que las autoridades educativas disponen aplicar, son realmente los adecuados? ¿La
educación con base en las competencias es efectivamente la más adecuada o simplemente es la
moda como muchas que ha habido? ¿Continuará exigiéndose la pesada carga de documentación
que el profesor de grupo debe entregar a las autoridades educativas (las directoras y directores de
educación preescolar y primaria se pasan todo el día atendiendo la documentación que les
solicitan las autoridades y se les distrae de la dirección pedagógica que deberían realmente
cubrir)? ¿A las escuelas de educación media básica y media superior se les dotará de laboratorios y
materiales necesarios para su desempeño? ¿Se cubrirán con prontitud las faltas de maestros que
luego hay en algunas secundarias (porque los directores no saben qué hacer con grupos que pasan
meses sin ser atendidos en alguna o algunas materias)? ¿Se podrá exigir una educación de calidad
con grupos de 50 alumnos que son comunes en educación básica y media superior? ¿Los medios
de comunicación masiva, especialmente las televisoras, se comprometerán a colaborar mediante
su programación con una educación de calidad o continuarán únicamente empeñados en las
ganancias con programas para la distracción donde se promueve la violencia y valores de una
sociedad consumista? Lo que es peor, la televisión opera a todas horas en sentido contrario a una
educación de calidad. ¿Se procurará, ahora sí, atender el mejoramiento de la infraestructura
escolar (Existen escuelas donde escasea el agua, por ejemplo, y los directores tienen que gestionar
ante las autoridades el envío de pipas o bien comprarla)?

Es decir, el fenómeno educativo es muy complejo y una reforma educativa debe atender, al
menos, un conjunto muy variado de acciones. Entendemos que tampoco es fácil una reforma
sistémica, pero entonces las acciones y las propuestas deben ubicarse en su justa dimensión y
evitar, como hasta hoy se ha hecho, una especie de linchamiento en contra de los profesores de
educación básica, en los medios de comunicación masiva, especialmente, por el duopolio
televisivo que ha hecho del escándalo, su negocio. Entre los docentes como entre cualquier grupo
de profesionistas o trabajadores existen personas entregadas a su trabajo con buenos resultados y
hay quienes viven su desempeño laboral como un castigo y únicamente lo hacen por el salario que
perciben. Este último grupo es nocivo en cualquier ámbito de la actividad humana. Por
observación empírica, el autor de esta líneas, puede afirmar que existen maestros que terminada
su educación normal jamás vuelven a leer un libro y si lo hacen es por el simple interés de pasar
sus exámenes de carrera magisterial, pues al promoverse obtienen un mejor salario y, por el
contrario, existen profesores realmente entregados a su profesión.

Por otro lado, la creación de El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación como un
organismo público autónomo se toma como la panacea porque ahora está de moda la
ciudadanización de determinados organismos. Sin embargo, la integración de la Junta de Gobierno
de este Instituto, con toda seguridad estará sujeta a negociación política entre los diversos actores
interesados en influir en el sistema educativo nacional, tal como acontece con los consejeros del
Instituto Federal Electoral (IFE), que son seleccionados, previa negociación entre los partidos
políticos de mayor peso.

Conclusión

La propuesta de reforma y adiciones en la redacción de algunos artículos de la Constitución (3º y


73) es positiva pero limitada. No constituye una reforma educativa en la medida que sólo aborda
aspectos laborales, como son: la contratación, promoción y permanencia en el trabajo de los
profesores de educación básica y media superior; la creación de un organismo autónomo que
tendrá funciones de evaluación, además de señalar las acciones que deben aplicarse para elevar la
calidad de la educación; finalmente, se le otorga al Congreso la facultad de vigilar el cumplimiento
de los objetivos generales de la educación pública. Es limitada porque al fenómeno educativo debe
contemplársele como un sistema y su entorno. La modificación de algunos aspectos aislados
puede ser conveniente, pero dentro de un plan que, en el futuro inmediato, se vayan
incorporando otros. Sin embargo, las propuestas actuales se nos presentan como: la gran reforma.

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