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LATINOAMERICA: EL ORDEN NEOCOLONIAL

26 julio, 2017 Sin categoría

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, en el marco de la 2ª fase de la Revolución Industrial, los
Estados latinoamericanos se insertaron en el mercado mundial como proveedores de materias
primas y compradores de productos industriales. Esta relación desigual establecia un vínculo de
dependencia económica respecto de los grandes centros industriales, llamado pacto neocolonial
(Nuevo pacto colonial con referencia al colonialismo del siglo XVI). A continuación, una síntesis de
un texto del historiador argentino Tulio Halperin Donghi.

En 1880, el avance en casi toda Hispanoamérica de una economía primaria y exportadora significa
la sustitución finalmente consumada del pacto colonial impuesto por las metrópolis ibéricas por
uno nuevo… el crecimiento será aún más rápido que antes, pero estará acompañado de crisis de
identidad creciente… el orden neocolonial… nace por lo menos con los signos ya visibles de un
agotamiento que llegará muy pronto.

Al mismo tiempo que se afirma, el nuevo pacto colonial comienza a modificarse a favor de las
metrópolis. La distribución de tareas entre ellas y las clases altas locales (que había comenzado
por asignar a esas últimas en casi todos los casos la producción primaria y a las primeras la
comercialización) aún allí donde se mantiene adquiere un sentido nuevo, gracias a la organización
cada vez menos libre de los mercados, facilitada por las transformaciones técnicas pero vinculada
sobre todo con la de las estructuras financieras. Pero esa misma distribución de tareas no siempre
se mantiene… no sólo los ferrocarriles, también frigoríficos, silos de cereales e ingenios de azúcar
pasan a ser, en medida variable según las regiones, enclaves de la economía metropolitana en
tierras marginales.

En ciertas áreas, ya hacia 1910, la alianza entre los intereses metropolitanos y las clases altas
locales ha sido reemplazada por una hegemonía no compartida de los primeros.
Se revela una tendencia más general: el debilitamiento de las clases altas terratenientes… frente a
los emisarios de las economías metropolitanas, este debilitamiento va acompañado de otro
proceso, por el cual las clases altas ven surgir a su lado clases medias –predominantemente
urbanas… y en algunas zonas más limitadas deben enfrentar también las exigencias de sectores de
trabajadores incorporados a formas de actividad económica modernizadas. Este último proceso –
que se da sobre todo allí donde la economía local es más vigorosa y, por tanto, las clases altas se
defienden mejor contra las presiones metropolitanas- tiene su correlato político en un comienzo
de democratización: mientras en México se da revolucionariamente, en Argentina, Uruguay y Chile
se manifiesta a través del acceso al poder de nuevos sectores mediante el sufragio universal.

América Latina pasa cada vez más decididamente, de ser zona reservada a la influencia británica, a
constituirse en teatro de la lucha entre influencias viejas y nuevas… esa lucha se da sobre una
Latinoamérica que ha agregado a su dependencia mercantil una cada vez más estricta
dependencia financiera. El tránsito del intervencionismo europeo a la tutela norteamericana se
consuma en el conflicto venezolano… a principios del S. XX, el Estado y los particulares
venezolanos son deudores insolventes de acreedores alemanes e ingleses… y una fuerza naval
tripartita (Italia se suma a la alianza) bloquea en 1902 los puertos venezolanos.

Como reacción surgen: la doctrina Drago, en la que el canciller argentino proclamaba que el uso de
la fuerza militar era inaplicable a las relaciones entre deudores y acreedores, y el llamado corolario
Roosevelt a la doctrina Monroe, a través del cual EE-UU sostenía que en caso de que la escasa
voluntad de ordenar sus finanzas hiciese a un estado latinoamericano deudor crónico,
correspondía a EE-UU, y sólo a ellos, persuadirlo mediante el uso de la fuerza a adoptar las
reformas necesarias. Los latinoamericanos demostraban entender muy mal las tendencias
dominantes en la nueva potencia hegemónica.

Contenidos [hide]

1 La institucionalización de sus relaciones con Latinoamérica, culminaría sólo en la 2da postguerra


en la formación de la O. E. A., con carácter de pacto regional en el marco de las Naciones Unidas…
un sistema internacional que desfiguraba meticulosamente las relaciones efectivas de poder:
suponía, en efecto, la igualdad de todos los estados que lo integraban y, por añadidura, la
indefectible coincidencia de sus intereses.

2 El movimiento panamericano… se desarrolla bajo la doble inspiración de las necesidades


estratégicas y del acrecido potencial económico estadounidense. El movimiento, difundido en EE-
UU en pleno triunfo de la política proteccionista con que se identifica el partido republicano, tiene
por primer inspirador a Blaine: en ese fin de siglo el proyecto de unificación aduanera de as
Américas y el de ferrocarril panamericano tenían un decidido aire de época; eran la réplica, en el
clima de afirmación de los imperialismos… se revelaba menos capaz que esos modelos de arraigar
en la realidad: el ascendiente de la economía norteamericana se daba sólo en zonas restringidas
de Latinoamérica; en estás el influjo de las nuevas y viejas metrópolis económicas europeas era
demasiado grande para que fuese fácil barrerlo en beneficio de un indisputado predominio
estadounidense.

3 Los intereses norteamericanos, militarmente tenían su núcleo en el Caribe y Centroamérica…


Roosevelt justificaba esa concentración al decir que sólo en el Caribe y en Centroamérica el
desarrollo real de las naciones latinoamericanas era tan lento que éstas seguían necesitando
tutela. Los grandes países del sur –Brasil, Argentina, Chile- estaban, en cambio, en condiciones de
ejercer en los hechos su soberanía, y nada tenían que temer de los avances norteamericanos.

4 De la última década del siglo XIX es la aparición de un movimiento obrero urbano en México,
buenos Aires, Santiago; de esa misma década la formación de los primeros movimientos políticos
que recusan la dirección de la elite tradicional; es el caso del radicalismo argentino y el partido
demócrata peruano; y también la mutación profunda que José Batle y Ordoñez introduce en el
partido colorado de Uruguay.

5 Durante esta etapa la movilización política de sectores populares sólo se dará de modo masivo
en México durante ciertas etapas de la revolución comenzada en 1910. En otras partes queda
reducida a sectores predominantemente urbanos de economía modernizada; la consecuencia es
que los movimientos políticos que quieren ser expresión de sectores populares cuentan a menudo
con una base numéricamente más reducida que los de clase media.

5.1 HISTORIA AMERICANA 3

La institucionalización de sus relaciones con Latinoamérica, culminaría sólo en la 2da postguerra


en la formación de la O. E. A., con carácter de pacto regional en el marco de las Naciones Unidas…
un sistema internacional que desfiguraba meticulosamente las relaciones efectivas de poder:
suponía, en efecto, la igualdad de todos los estados que lo integraban y, por añadidura, la
indefectible coincidencia de sus intereses.

El movimiento panamericano… se desarrolla bajo la doble inspiración de las necesidades


estratégicas y del acrecido potencial económico estadounidense. El movimiento, difundido en EE-
UU en pleno triunfo de la política proteccionista con que se identifica el partido republicano, tiene
por primer inspirador a Blaine: en ese fin de siglo el proyecto de unificación aduanera de as
Américas y el de ferrocarril panamericano tenían un decidido aire de época; eran la réplica, en el
clima de afirmación de los imperialismos… se revelaba menos capaz que esos modelos de arraigar
en la realidad: el ascendiente de la economía norteamericana se daba sólo en zonas restringidas
de Latinoamérica; en estás el influjo de las nuevas y viejas metrópolis económicas europeas era
demasiado grande para que fuese fácil barrerlo en beneficio de un indisputado predominio
estadounidense.
El proyecto panamericano iba a encontrar, por otra parte, una resistencia abierta y eficaz
capitaneada pro Argentina (ligada comercial y financieramente a G. B.). De todos modos, aún
Argentina iba a participar en la creación de la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas…
en 1910, en Bs. As, esa oficina se transformó en Unión Panamericana. Sin embargo, las tendencias
a crear un ordenamiento regional se debilitaron… se orientaban hacia los organismos mundiales
en embrión, en especial el tribunal internacional de La Haya… La disgregación europea (1914)
tendió a debilitar esta orientación, redescubriéndose ahora la importancia de tender una barrera
entre Latinoamérica y los conflictos europeos.

En la reunión de Santiago de Chile (1923), Uruguay (posición filoestadounidense) propició lo que


llamaba la internacionalización de la doctrina Monroe; EE-UU, vuelto al aislacionismo, se rehuyó a
apoyar la propuesta garantía multilateral de la independencia e integridad de todos los Estados
americanos, dirigida en el proyecto no sólo contra amenazas extracontinentales.

Esa tendencia sólo iba a invertirse más adelante, cuando a las consecuencias de las olas de
inversiones norteamericanas de la década del 20 se sumaran las de las crisis mundial de la década
siguiente para dejar en pie sólo ruinas aisladas del anterior orden económico centrado en Europa y
aumentar la dependencia latinoamericana.

Ese sistema volvería a ser, como cuando Blaine lo proyectó, un instrumento esencial de la política
latinoamericana de EE-UU, cuando éste –en medio de tensiones que llevarían a la 2º guerra
mundial- creyese oportuno agregar a su propia gravitación internacional la del sistema
latinoamericano… la expansión política tuvo su comienzo en la guerra hispanoamericana en que
desembocó en 1898 la 2º guerra de independencia de Cuba… El Tratado de París dejó a EE-UU
dueño de Puerto Rico y dominante en la nueva Cuba independiente… El paso siguiente –la
creación de Panamá sobre el territorio ístmico perteneciente a Colombia- causó más inmediata
alarma.

Los intereses norteamericanos, militarmente tenían su núcleo en el Caribe y Centroamérica…


Roosevelt justificaba esa concentración al decir que sólo en el Caribe y en Centroamérica el
desarrollo real de las naciones latinoamericanas era tan lento que éstas seguían necesitando
tutela. Los grandes países del sur –Brasil, Argentina, Chile- estaban, en cambio, en condiciones de
ejercer en los hechos su soberanía, y nada tenían que temer de los avances norteamericanos.
Estos países… desde comienzos del siglo XX, produjeron un acercamiento que iba a llevar a la
formación de una suerte de alianza informal (ABC).

La 1º guerra mundial, sin embargo, al poner en crisis la totalidad del orden internacional en el que
el ABC quería integrarse, puso fin a la tentativa… El fin de la era del ferrocarril, significaba la
pérdida para Inglaterra de un instrumento de dominación mercantil y financiera muy valioso. EE-
UU se beneficiaba ahora con los triunfos del transporte automotor , que sin necesidad de
inversiones de capital comparables a las que habían marcado el comienzo de la red ferroviaria, le
aseguraba nuevos mercados.

Las inversiones norteamericanas… iban a dirigirse no sólo hacia las industrias extractivas o de
mínima elaboración orientadas hacia el mercado metropolitano, sino también hacia otras dirigidas
al mercado local o, en todo caso, no al estadounidense.

La expansión norteamericana… tendía a avanzar sobre sectores de actividad económica que en la


etapa anterior habían permanecido reservados a los sectores dominantes locales… Frente a EE-UU
las viejas naciones hegemónicas emprenden una cautelosa retirada. .. Otras son las influencias
externas evocadas contra el avance norteamericano. Frente a él, la conciencia de la originalidad
hispánica y católica de Latinoamérica se hace más viva… al avance cultural norteamericano se
opondrá no sólo una resistencia revolucionaria, sino también una conservadora… sólo las brutales
opciones que la guerra fría impone luego de la 2º guerra mundial transformarán esta oposición
conservadora en apoyo fervoroso.

De la última década del siglo XIX es la aparición de un movimiento obrero urbano en México,
buenos Aires, Santiago; de esa misma década la formación de los primeros movimientos políticos
que recusan la dirección de la elite tradicional; es el caso del radicalismo argentino y el partido
demócrata peruano; y también la mutación profunda que José Batle y Ordoñez introduce en el
partido colorado de Uruguay.

Durante esta etapa la movilización política de sectores populares sólo se dará de modo masivo en
México durante ciertas etapas de la revolución comenzada en 1910. En otras partes queda
reducida a sectores predominantemente urbanos de economía modernizada; la consecuencia es
que los movimientos políticos que quieren ser expresión de sectores populares cuentan a menudo
con una base numéricamente más reducida que los de clase media.
Unos y otros se oponen, antes que al lazo colonial de nuevo estilo que está en la base del orden
latinoamericano, a la situación privilegiada que dentro de ese orden se ha reservado lo que se
llama oligarquía. La lucha contra esa oligarquía… va desde el tradicionalismo católico hasta
posiciones revolucionarias de inspiración socialista… su acción es más coherente que su ideología.

El eclectismo ideológico y la ambigüedad política del movimiento de reforma universitaria (doble


inspiración de la revolución rusa y la mexicana) reflejan muy bien el clima –esperanzado y
desorientado a la vez- de la década que se extiende del fin de la primera guerra mundial. Ese clima
responde a cambios en el orden mundial derivados sobre todo de la crisis de Europa como centro
de poder y modelo de civilización, que en el primer aspecto se refleja en la afirmación de la
hegemonía económica y financiera de los EE-UU sobre A. Latina (no sólo sobre Centroamérica) y
en el segundo consagra el fin del monopolio de legitimidad ideológica de que había gozado desde
la independencia el constitucionalismo liberal; primero el comunismo y bien pronto el fascismo
son propuestos como alternativas para esa solución liberal-constitucional que tan mal se había
aclimatado en A. Latina.

En A. Latina el derrumbe del orden de preguerra se refleja no tanto a través de la afirmación de


fuerzas nuevas como del agotamiento cada vez más evidente de las soluciones que han dominado
hasta la víspera. Los éxitos y los fracasos de la economía exportadora se suman para plasmar
realidades sociales demasiado complejas para que sea fácil contenerlas en el marco político
heredado de la preguerra.

La ampliación de las bases sociales del estado aparece como una necesidad urgente; mientras la
democratización, que promete satisfacerla en el marco liberal-constitucional avanza en Uruguay y
Argentina, en Perú y Chile esa misma ampliación es intentada en un marco autoritario y en México
en uno revolucionario. Pero esas nuevas formas políticas no adquirirán el mismo vigor que en el
pasado ostentaron el liberalismo constitucional o el progresismo autoritario; no sólo están
marcadas por la desorientación… sufren todavía las consecuencias de la menor seguridad en el
rumbo de avance económico-social que caracteriza también a Latinoamérica durante esos años.

La crisis de 1930 impondrá un brusco anticlímax a medio siglo de expansión; pero éste ha estado
hecho de ciclos locales, simultáneos o sucesivos, que en más de un caso se habían clausurado ya
antes de finalizar la etapa.
Entre los ciclos agrícolas, el del café transforma, a partir del último tercio del siglo XIX, las zonas
intertropicales de mediana altura, desde San Pablo hasta Colombia, Venezuela, A. Central y
México… En Brasil, el café avanza constantemente sobre tierras nuevas, cuya fertilidad agota… es
ese el precio de una economía agrícola que dispone de tierras más abundantes que los hombres y
los capitales.

En la expansión cafetera hispanoamericana no faltarán diferenciaciones vinculadas sobre todo con


el régimen de la tierra: explotaciones medias a cargo de propietarios… grandes haciendas…
utilizando trabajadores no propietarios… otro rasgo común: la debilidad de los productores frente
a los sectores que intervienen en la comercialización, y realizan lucrativas especulaciones
utilizando las oscilaciones del precio. Los comercializadores realizan avances decisivos durante las
crisis de superproducción: los precios en los centros productores caen vertiginosamente; en los de
consumo son mejor defendidos gracias a una contención en las ventas que sólo la disponibilidad
de vastos recursos financieros por los comercializadores hace posible.

Las crisis se suceden: la de 1896, la de 1906, la de 1913… sólo en Brasil los terratenientes locales
logran, gracias a su dominio del aparato político, crear un sistema de defensa contra las amenazas
de sobreproducción (también, sin embargo, los comercializadores y bancas se beneficiarán). El
sistema, adoptado en 1906, consiste en financiar compras destinadas a constituir stocks, que sólo
gradualmente serán lanzados al mercado… si la operación salva a los productores de un derrumbe
vertical de precios, logra la estabilización de esos precios sólo a nivel bajo; los stocks acumulados
se venderán, por tanto, con altas ganancias, que irán a los banqueros que han dado apoyo
financiero al sistema. Mucho más riesgosa es la ambiciosa estabilización comenzada en 1924…
intenta eliminar las consecuencias de una sobreproducción permanente y que se hace cada vez
más grave. El Instituto del Café, creado en Sâo Paulo, organiza la compra de la totalidad de la
producción brasileña; mantiene los precios altos sólo a costa de acumular reservas crecientes,
condenadas a crecer porque esos mismos precios estimulan la expansión de cultivos.

La experiencia brasileña del café es en más de un aspecto un anticipo del futuro: un sector
terrateniente se dedica aquí a la organización del mercado para sus productos, dejando de lado en
este punto la fe en el liberalismo económico del que por otra parte no abjura formalmente.

La expansión argentina y la uruguaya, apoyadas en la lana, la carne y el cereal, son tan rápidas
como la del Brasil cafetero, en 1938 las exportaciones argentinas se sitúan al mismo nivel que las
brasileñas. Este crecimiento es consecuencia de la expansión del cereal… vertiginosa luego de la
crisis de 1890.
Santa Fe y el sur de Córdoba… son ahora el teatro de la expansión cerealera, hecha posible gracias
al impulso inmigratorio que ha acumulado en la etapa anterior una fuerza de trabajo que ya no
encuentra empleo en las ciudades… se adaptan a un régimen de la tierra en que triunfa el
arrendamiento para dejar luego paso a la medianería… los viejos terratenientes comparten el
predominio con nuevos propietarios, en parte de origen inmigratorio. Ya en la primera década del
S. XX el comercio cerealero es dominado por un oligopolio formado por muy escasas firmas
exportadoras… y son al cabo los terratenientes quienes deben sacrificar una parte de sus lucros
para mantener el ritmo de producción, accediendo a las demandas de arrendatarios y medieros…
porque en la Pampa del cereal, el sector terrateniente es más débil.

La Pampa ganadera (Bs. As.) está firmemente dominada por una clase terrateniente acostumbrada
a mantener celosamente sus vínculos con el poder político nacional… en 1914, la gran provincia
ganadera será también la primera productora de cereales en Argentina; junto con la expansión del
cereal mediante la difusión del régimen de arrendamiento que no afecta el monopolio de la tierra
por los grandes propietarios… se da la transformación de la explotación del ganado, inducido por
la disminución de la demanda externa de lana y la difusión del frigorífico.

Las inversiones más importantes corren a cargo del Estado y del capital extranjero: la red de
ferrocarriles… el puerto artificial de Bs. As. Y el de La Plata- Ensenada, un sistema de canales… los
frigoríficos.

La consecuencia es también aquí una posición de predominio para transportistas y


comercializadores, que son emisarios locales de las economías metropolitanas… hasta la 1º guerra
mundial la competencia entre frigoríficos ingleses y americanos garantiza una etapa de altos
precios; la guerra misma… fomenta la exportación ganadera… sólo la primera etapa de la
posguerra enfrenta a amplios sectores ganaderos con las consecuencias de la entrega de la
comercialización y el transporte a intereses metropolitanos: los norteamericanos victoriosos
dictan su ley al mercado y los precios bajan.

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