Por
Pérez-Escariz
Título: Ciencia Mayor En La Liturgia De Los Yorubas
© 2017, Pérez-Escariz
© De los textos: Pérez-Escariz
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Revisión de estilo: www.escritoyhecho.com
1ª edición
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TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN
VERSO A SUS ORISCHAS*
CIENCIA MAYOR, EN LA TRADICIÓN DE LOS LUCUMÍES O YORUBAS.
EL PUEBLO YORUBA.
¡LOS NEGROS, UNA DE LAS PRIM ERAS RAZAS CIVILIZADAS!
ESOTERISM O YORUBA, UNA PIEZA DE CIENCIA Y ARTE UNIVERSAL
DESCODIFICACIÓN DEL SECRETO DE IFÁ
PROSAS Y NOTAS BREVES SOBRE LOS ORISCHAS
OLORUN2
OBBATALÁ3
ODUDUWÁ4
AGANLLÚ SOLÁ 5
YEM AYÁ6
OCHÚN7
OLÓKUN8
BABALÚ–AYÉ9
OGGÚN10
SCHANGÓ11
OYÁ YANZÁ 12
ELEBGUA13
OSCHOSI14
OBBÁ15
ORISCHA OKO16
OSUN17
ORULA18
ESCHU19
OKÉ20 (DEDICADO A OBBÁ FUN-OKÉ)
OSAÍN21
DADDÁ (OBAÑEÑE)22
YEWÁ23
ORO (OORUN)24
AJÉ SHALUNGA25
IBEYIS (LOS JIM AGUAS)26
GLOSARIO DE TÉRMINOS YORUBAS
BIBLIOGRAFÍA
OTRAS FUENTES:
INTRODUCCIÓN
Al revisar diversos y novedosos descubrimientos, realizados por diferentes
universidades e instituciones científicas de gran prestigio mundial, así; como
los trabajos de Nicolás Teslas, Tolman y Descartes. Y obras como; La Cábala,
El Kibalion, El Zohar y Los Grandes Iniciados de Edouard Schure, entre otras,
a lo que debemos sumar nuestro propio trabajo de investigación científica
sobre el folclore yoruba y las ciencias físicas, llegamos a comprender; que
este antiguo pueblo africano es portador de un sistema de adivinación que
oculta en su simbología litúrgica un patrón de orden y tipo en la naturaleza,
que permite solucionar un gran sueño de la ciencia moderna, demostrar la
unificación de las fuerzas y de todo lo que existe.
Y más allá de su capacidad como modelo científico, también justifica la
existencia “física” del ámbito “espiritual”.
Este conocimiento tan especial, plasmado en el “Secreto de Ifá”, un símbolo
yoruba, parece haber sido olvidado en el convulso pasado de la especie
humana, pero al igual que su fuente nunca se perderá por estar implícito en la
experiencia del Alma, en su capacidad Mental Superior para manifestar tanto
el ámbito etéreo como el “físico”, y a su vez; manifestarse en ellos, para llevar
a cabo el desarrollo de la experiencia espiritual y la humana, que son extremos
espirituales de una misma realidad.
El saber oculto en los símbolos y oráculos yorubas, es comparable con el de
las grandes civilizaciones de Sumeria, Egipto y Mesopotamia, del que
hicieron gala los magos egipcios e iniciados como; Zoroastro, Hermes,
Krishna, Rama, Moisés, Pitágoras, Platón, Buda, Jesús y los Esenios, entre
otros muchos.
Conocimiento, que permite sistematizar cada fenómeno en un patrón único, el
Campo Unificado, cuyos efectos dinámicos producen en la conciencia humana,
tiranizada por los cinco sentidos, la percepción errada de que existe la masa,
la energía, la gravedad, la electricidad, el magnetismo, las fuerzas en general,
etc., como entidades absolutas, cuando el medio real no las contiene. El
Campo muestra, en su sencillez de orden y uso; que las ideas sobre la vida
espiritual tienen bases muy firmes, superiores a las que tratan de apoyar lo que
realmente no existe, ¡la materia!
Los autores.
El pueblo yoruba.
Diferentes investigaciones señalan, que los antepasados del pueblo lucumí
emigraron desde el norte de África y que su origen pudo comenzar en Etiopía,
otras destacan; que en el Alto Egipto y hay tesis que señalan, que su éxodo
comenzó desde los territorios de Canaán y el Bajo Egipto, unos 1,000 años
antes de nuestra era, (ANE), alcanzando la región de lo que hoy es Nigeria por
la zona de Nupe.
Este pueblo, después de cruzar el río Níger, comenzó a establecerse en las
sabanas del lugar mientras se expandían hacia el suroeste, facilitado por la
pobre oposición de los nativos de la región, que fueron absorbidos o
expulsados, provocando; que parte de las poblaciones locales emigraran hacia
el territorio de lo que es hoy Dahomey.
La tradición destaca; que entre las primeras ciudades fundada está, Ilé-Ife, que
se configuró como la capital de sus territorios, la que posteriormente fue
encumbrada a ciudad sagrada y el centro de su nuevo resurgimiento.
Consolidados en Ife, se expandieron hacia el norte, fundan-do el antiguo Oyo o
Katunga y hacia el sur fundaron Ijebu, y mientras avanzaban hacia el oeste, en
camino hacia el mar, fueron creando diversos reinados y principados, pero de
todos ellos; el de Oyo fue el más importante, ya que en diferentes momentos
ejerció influencia imperial sobre el resto.
Según un reverendo anglicano, el nigeriano Samuel Johnson, en su “Historia
de los Yorubas”, sus dominios durante el siglo XVIII se extendían desde el
oeste del rio Níger hasta la Costa de Oro. Y a diferencia de reinos más al
norte, como los de Kanen-Bornu y Huasa, que fueron fundados entre los años
100 y 1,000 ANE, el crecimiento de Ifé, Oyo y Benín, no fue influenciado por
el Islam.
Este pueblo, disponía de una industria algo especializada; tanto en el arte de
fundir el hierro como en producir bronce, un avance superior que no
conocieron los mayas y los aztecas. Y en las tradiciones yorubas se puede
apreciar los restos de una religión mucho más antigua que la que compone su
panteón oficial actual; como los contenidos en los ritos de Oro y Oschugbo.
Sin embargo, a pesar de que los yorubas se encontraba en plena Edad del
Hierro, no utilizaban ningún tipo de escritura y sus historias y conocimientos
se transmitían verbal-mente entre la casta sacerdotal.
Este método, donde la memoria es el portador del pasado, provoca
variaciones inevitables, sujetas a los cambios intencionales o no del contador
y con ello, a la dificultad de profundizar en el pasado de este pueblo cuando se
trata de determinar el alcance real de sus conocimientos autóctonos.
La falta de testimonios escritos, no permite precisar exactamente el origen de
los yorubas o lucumíes y la arqueología, ayudada por las tradiciones orales
africanas, no ha podido reconstruir el estado económico y social de sus
ciudades, más atrás del siglo XIII.
A pesar de esta limitación, se sabe que poseían una cultura mucho más
avanzada que sus vecinos regionales, teniendo en cuenta a su complejo sistema
cortesano; con un regente, el Alaáfin, que era asistido por un consejero real o
jefe de estado, el Iba-Osorum.
Durante su mandato, el rey debía compartía el poder con la Oyo Mesi, un
grupo de 7 nobles principales que eran la voz de la nación y protegían los
intereses del reino, con una jerarquía tal, que podían deponer al Alaáfin.
La Oyo Mesi, también se encargaba de la educación del futuro rey, escogido
entre los hijos del Alaáfin anterior.
El gobierno también disponía de funcionarios oficiales y de una institución de
eunucos reales, mientras que el rey con-taba con una guardia personal, los
Ilaris y un ejército con tropas de caballería, donde se destacaba un grupo de
guerreros escogidos desde la nobleza, los Eso o “guardianes del reino”, que
actuaban como los jefes durante la guerra, comandados por un jefe principal,
el Ore Onakákanfó.
Pero, lo más extraordinario de su sociedad se destaca; en sus complejos
ceremoniales de culto religioso, en el desarrollo de un arte escultural muy
refinado, comparable al griego y en la reconocida reputación de su instruida
casta sacerdotal, que manejaban una detallada y extensa liturgia durante el
empleo de sus herméticos sistemas de adivinación y enseñanza.
Estos “hechiceros”, explicaban conocimientos muy profundos, como el
principio de la Unidad Divina del universo y de la trama desde donde surgen y
anidan los universos y en su ilustración a los iniciados en los misterios del
sacerdocio; el culto a los astros, el paso de las almas entre el mundo espiritual
y el material, la adoración y uso medicinal y espiritual de los árboles y plantas
sagradas y los objetos físicos donde materializan el poder oculto de sus
espíritus deidificados.
Cuando los europeos comenzaron a apropiarse del continente africano, ya la
sociedad yoruba estaba en declive, pero aún se evidenciaba; que habían
alcanzado un estado de desarrollo asombroso para esa zona de África, al
encontrarse en el antiguo imperio de Oyo, refinadas obras artesanales y un
idioma con principios del lenguaje más desarrollados que el de otros pueblos
africanos.
La curiosidad de los exploradores, debió de experimentar gran sorpresa,
cuando se percataron; que los ejercicios de adoración de los yorubas parecían
testimoniar una relación directa con pueblos que geográficamente estaban muy
distantes, con los que en apariencia nunca tuvieron contacto.
Además, descubrieron que sus objetos de culto, los Orischas, parecían
corresponder a una fuerza sobrenatural captada por un ser humano y fijada
mediante la voluntad y los rituales en un objeto soporte. Y que sus deidades,
mostraban estrecha relación con los dioses de pueblos “más civilizado” del
mundo antiguo, así:
Con todo, el racismo engreído de los europeos, que aún se profesa muy
fuertemente sobre las culturas africanas, pretendió interpretar las ideas
religiosas y filosóficas de los pueblos que llamaron yorubas, desde el punto de
vista occidental. Sin imaginarse siquiera, que mucho de lo que se atesora
como cultura blanca, tuvo su génesis en la sabiduría de una raza negra, que en
su momento predominó sobre la faz de la Tierra.
Lo que se puede descubrir en las leyendas de los pueblos semitas, surgidos de
la mezcla pacífica de las razas, negra y blanca, de los que han heredado las
sociedades orientales y occidentales, celosas religiones “monoteístas” o
cuando estudiamos las leyendas arias; de hindúes, persas o griegos.
Fácil de comprobar, si se escudriña en las Fábulas de Esopo o en la literatura
antigua de Europa, donde se manifiestan las mismas enseñanzas esotéricas que
se conserva en la liturgia sagrada de los lucumíes, pueblo que parece ser un
reducto involucionado de lo que fue una civilización negra muy antigua y
poderosa, que dominó gran parte de la India, el Cáucaso, el Alto y Bajo
Egipto, Etiopía y que se extendió también por parte del Oriente cercano.
¡Los negros, una de las primeras razas civilizadas!
Es muy conveniente, que no olvidemos; que la raza negra estuvo entre las
primeras que poblaron la Tierra y que sus rastros aún se pueden encontrar
alrededor del mundo. Un hecho que se impone desde el Coloquio del Cairo de
1974, donde se aceptó el origen meridional del poblamiento y civilización de
Khemet (Egipto).
Teniendo en consideración las numerosas mentiras y confusiones históricas,
tanto antiguas como muy modernas, que exponen las imprecisiones actuales de
esta ciencia, podríamos revisar el desarrollo de los ancestros de los yorubas
sin el prisma errado de las tesis vigentes, que imponen que los negros
debieron asimilar sus ideas desde pueblos blancos o mestizos más avanzados
y verla más bien como una tesis cronológica, que permite considerar que en
los lugares donde la raza negra se mezcló pacíficamente con otros pueblos,
incluyendo a los arios, facultó a que estos se convirtieran en los futuros
portadores y transmisores del conocimiento del sacerdocio de una gran
civilización Negra, que aparentemente ya estaba en involución desde hace un
poco más de tres mil años antes de nuestra era, (ANE), cuando comenzó a ser
desestabilizada por pueblos blancos invasores, más salvajes y agresivos, los
que a su vez fueron asimilados por su cultura y secretos herméticos, los que
posteriormente fueron adornados con su manto esotérico particular.
Como los seres humanos tienen la memoria muy corta, lo que es favorecido
por una continua manipulación de la información histórica y las pruebas
científicas, un trastorno muy vigente de nuestros tiempos, es muy conveniente
que se aclare; que los antiguos egipcios y los pueblos del Oriente cercano y
África del Norte, debieron ser en sus orígenes de raza negra, razón que es
apoyada por las numerosas pruebas que se acumulan al respecto, tanto en
restos arqueológicos de estatuas y momias como en escritos históricos
antiguos que no llegaron a ser destruidos, ocultados o desfigurados.
Un escenario que atolondra, tanto a blancos como a negros, porque los
compromete a impugnar una gran parte de las vitales creencias que han
organizado su pasado y su realidad presente.
Por ejemplo, conocemos que los más importantes eruditos griegos y de otras
grandes civilizaciones nacientes del mundo antiguo, hacían viajes de estudio a
Egipto, para a-prender en sus escuelas templos, sobre técnicas de
construcción, ciencias astronómicas, matemáticas, médicas y filosóficas, y
entre estos tenemos, a; Tales de Mileto, considerado el padre de la filosofía y
a otros filósofos milesios, como Pitágoras, que es considerado como el primer
matemático puro; a Heródoto, apreciado como el padre de la Historia; a
Diodoros Sículo, el gran historiador universalista de su tiempo a Epicuro de
Samos, el padre de la Ética; a Platón, que junto con su maestro Sócrates y su
discípulo Aristóteles, son apreciados como los pilares de la filosofía moderna
y a Heráclito de Éfeso, un desarrollador de la filosofía presocrática, surgida
sin ninguna duda de la filosofía hermética de los egipcios, etc., etc.
Según Heres Hevia, sobre los Yorubas se escribió un libro, con el título
“Orúnmila Eléri Ikpin” o “Testimonio final de Orúnmila”, que puede
significar; “Solo el cielo sabe los que serán salvados” y aunque el contenido
fue dictado por nigerianos a partir de tradiciones orales nativas conservadas
por milenios, fue editado por occidentales en el siglo XVIII y dentro de este
texto aparece sin explicar la simbología que se traza en la figura 1, bajo el
título; “el Secreto de Ifá”.
La palabra Ifá, es uno de los sobrenombres dado a Orúnmila, el dios de la
adivinación, el dios de La Luna Nueva, que como espíritu sabio es llamado
Atefun.
En la figura 1a, se representa un cuadrado de 8 x 8 = 64 casillas, o 26, que
tiene trazado en su parte interna superior un triángulo, donde se dibujaron tres
palmeras, que representan para los yorubas, uno de los hemiciclos de la
experiencia del Alma, el del ámbito de las formas mudables, aunque la esencia
natural del fenómeno no cambie en ningún momento, concebido a su vez como
el ciclo del cuerpo Humano, que renace, crece y muere.
Además, en esta figura se pintaron cuatro flechas que alargan las diagonales
del cuadrado, las que hemos dibujado con líneas discontinuas para su mejor
observación, lo que divide a la figura en 4 triángulos isósceles, número que es
la base esotérica de sus sistemas de adivinación, tal como lo podemos
verificar en cualquiera de sus instrumentos de consulta, ya sea en el Opkuele
Ifá; 44, en el Ibi-Idajún-Ifá; 44 = 256; en el Tiro de los cocos; 4 o en el
Dilogún; 42 = 16. El mismo hecho también se repite, en los oráculos; egipcios,
chinos, aztecas, hindús, hebreos antiguos, las Cartas del Tarot, etc. Lo que se
puede consultar en el libro; “El Código de Dios la Ciencia en la Magia”.
En el tiro del caracol yoruba, el Dilogún, tenemos; que la tirada que cae con
CUATRO caracoles hacia arriba se conoce como OYO-IROSUN, posible
corrupción de Eyo, caracol y Orisun, con el significado de; fuente, manantial,
origen. De aquí podemos inferir que Eyo-Orisun significa la “fuente o el
origen del caracol”, o sea; el portador del número CUATRO.
Como hecho curioso, al distribuirse los primeros 64 números naturales en el
tablero de ocho por ocho cuadrículas, la suma esotérica de los cuatro anillos
de números, desde adentro hacia afuera, produce la secuencia; 4,3,2,1; cuya
suma esotérica nos da el número 10, que es el número espiritual del cuatro, el
que reduce esotéricamente a Uno, el número que se repite en la suma esotérica
de los números que están en la diagonal que va desde el 64 al uno, lo parece
dividir al cuadrado en dos mitades.
Tabla 1.- Distribución de los primeros 64 números Naturales en el
cuadrado de 8 x 8.
M: La Muerte.
B: La Puerta del Santuario.
N: La Renovación.
Mostrando en su relación simbólica, el ciclo eterno de con-tracción o muerte,
que lleva al reconocimiento de la unidad con la eterna Verdad o realidad, “lo
más parecido a Dios”, para después resurgir en la expansión a una nueva
experiencia en la ilusión de lo material.
Toda esta codificación, parece aludir a un conocimiento de extrema
importancia para el desarrollo espiritual humano, la existencia de cada cosa a
partir del pensamiento y el movimiento del Alma entre el ámbito “material” y
el espiritual. Idea, que José Martí sentenció con sencillas palabras; “La
muerte es vía, no término”.
El simbolismo yoruba, que parece copiado desde la misma fuente donde los
masones copiaron el suyo, debe estar sugiriendo al mismo hecho, entre otras
alegorías; que después de la muerte sigue la vida, en un ciclo eterno y único.
Creencia que también es considerada en la religión yoruba, la que se cimienta
en tres aspectos básicos del ciclo de la experiencia del Alma en el mundo
material; el nacimiento, Ibí, la vida, Iyé y la muerte, Ati-Ikú.
Para ellos, después de la muerte; el Ser inicia la vida espiritual, Iyé Lébin,
donde enfrentará el Juicio Divino, I dajó ti Olórun, para después retornar en
otras vidas, Atúnwa.
De la misma forma en que lo enseñaban los egipcios en su esoterismo
astronómico, con la regida muerte anual de Osiris y su obligada resurrección
como Horus.
En ambas figuras, las distancias del vértice del triángulo que contiene las
palmas o el “Ojo de Horus”, a los 4 lados del cuadrado de 8 x 8 casillas, se
descubren los números 3, 4 y 5, que son los valores de los lados del triángulo
en la demostración del Teorema de Pitágoras e incluso, por Geomancia,
también podemos encontrar el sagrado 15, el Yah o número del “Señor”, o el
26 del YHVH del Tetragramatón o el número de las caras, lados y vértices de
un cubo, recursos que muestran la expresión esotérica de la “Estrella del
Merkaba”, todos relacionados con el Cubo Divino de la Geometría Sagrada.
Recordemos, que el cubo, uno de los llamados cinco sólidos de Platón, resultó
para los sabios antiguos el esqueleto básico para representar el modelo de la
organización de lo material. Y en “Magia”, corresponde a la representación
geométrica del doble 4, o dos tetraedros embonados, una expresión del
equilibrio perfecto. Donde; el cuadrado era la imagen de la Tierra, como una
consecuencia del espíritu desde el ápice de la pirámide (el número tres o el
ternario); como el movimiento y la resistencia, que lleva a las leyes
invariables de la armonía, tal como fue descubierta para el valor y el intervalo
de los tonos en la música.
Este sólido geométrico, que tiene 6 caras iguales y cuadradas, fue utilizado
como un símbolo esotérico por excelencia, ya que en él; los magos y
alquimistas resumían todos sus conocimientos, empleándose como un medio
de enseñanza, a partir del cual explicaban la Vida Humana y la Espiritual
como una unidad en todas sus manifestaciones.
Para aquellos sabios antiguos, el Cubo era el símbolo del Principio de
Generación, correspondiendo al patrón, la medida y el fin de todas las cosas.
Y cuando dibujaban un cubo, representaban el equivalente geométrico
utilizado por “Dios” durante el acto de la Creación.
Todas las culturas antiguas más importantes, lo consideraban el Cofre de la
Emanación Divina y tal parece, que este concepto fue transmitido de un pueblo
a otro y de una generación a otra, a un punto tal, que su contenido místico aún
está presente en las tradiciones de nuestro mundo moderno, exhibiéndose en
los lugares más insólitos e inimaginables de nuestra sociedad, ya sea en su
figura original o enmascarada en los derivados geométricos que ocultan su
trazo, muy comunes en vitrales, forjados metálicos, pinturas, tallas, anuncios y
en los elementos ornamentales de culturas muy diversas y antiguas. Tales como
los denominados; “La fruta de la vida”, “el huevo de la vida” y “la flor de la
vida”, que el lector puede disfrutar en cualquier sitio de Internet que trate
sobre Geometría Sagrada.
En la figura 3, se representa un cubo constituido por sus 6 planos cuadrados
iguales. Por lo tanto, si conocemos la longitud de uno de sus 12 lados (l),
tendremos que la superficie total será igual a; 6 x l x l, y el volumen a; l x l x l.
Y para cuando el lado de cubo es igual a Uno, el área es igual a Seis y su
volumen igual a Uno. Además; el cubo también tiene 8 vértices y es un
poliedro donde se expresa la “característica Euler” de su superficie,
nombrada así por el matemático suizo Leonhard Euler, quien la describió para
los poliedros en general. Fácil de obtener, mediante la siguiente operación con
sus lados, caras y vértices, a saber; 8 + 6 - 12 = DOS. De donde podemos
notar, que vamos encontrando la base de los números sin cuerpo o sagrados
que organizan los sistemas de adivinación.
Figura 3.- Representación isométrica de un cubo.
Figura 6.- La figura b era conocida como la rosa de Isis y también como la
Estrella de Toth, la que se puede extraer desde el cofre cúbico de 64
casillas. Esta estrella también se codificaba en el Símbolo de Saturno de
los cabalistas y por el cruce de la escuadra y el compás de los masones.
Esta figura recrea como modelo, la existencia de una realidad espiritual, que
da respuesta directa a una duda milenaria, la existencia de una Inteligencia
Superior de la cual no estamos separados y por lo tanto; la naturaleza absoluta
de nuestra condición espiritual.
Este hecho, que muchos evitan reconocer porque no lo creen de su agrado, al
sentirse de alguna forma realizados con la satisfacción de sus necesidades y
ambiciones físicas, lo que es reforzado a su vez por la debilidad de nuestra
instrucción espiritual, que ha sido muy maltratada por el descreimiento que
provocan las religiones y el materialismo inmoral de nuestra moderna
programación social.
Sin embargo, por más que ignoremos o neguemos la existencia de nuestra
realidad espiritual absoluta, este conocimiento nunca será destruido, no está en
peligro, porque está infinitamente más allá del ego humano, por ser una
realidad Eterna e Inmutable.
Incluso, aunque ningún ser supusiera de ella, aunque nuestra necesidad de
religarnos con la divinidad que anida en nosotros se reduzca a límites
mínimos, la Existencia como un estrato de condiciones diferentes de una
misma realidad espiritual, seguirá siendo tan real como al principio de los
tiempos, mucho más real y eterna que el mundo que percibimos con nuestros
limitados sentidos, que no es más que una ilusión, un pálido reflejo del mundo
real, que en esencia es plasmático unificado, “espiritual”, porque la materia no
existe en él, aunque aún lo creamos, así estamos de ciegos y atrasados.
Esta maravillosa flor, que se transforma en la estrella de SEIS puntas, es un
emblema muy antiguo en el campo de los secretos y los misterios, pero ya no
lo será más para nosotros.
Su uso estaba muy extendido por todas las grandes civilizaciones antiguas y
fue empleado entre otras cosas para esquematizar el movimiento lunar y
fundamentalmente, para simbolizar la proyección de la Mente Superior en la
manifestación de este y otros incontables universos, por la acción del Gran
Arcano Solar.
Esta “flor Cúbica”, a la que llamaban “la rosa” y que fue consagrada a Isis,
posteriormente se utilizó en la adoración de Afrodita y de Venus, diosas de la
primavera, y el esoterismo de los primeros cristianos la consagró a
Magdalena, la llamada compañera de Jesús y más tarde a la Virgen María,
porque todas resultaban el simbolismo de un principio generador.
Con sus modelos y operaciones matemáticas, los magos antiguos explicaban
las relaciones divinas que se encontraban “ocultas” entre las figuras y números
de los escritos sagrados y con estos métodos enseñaban la correspondencia
esotérica que existía entre; el Tablero de 64 casillas, el Cubo, la Rosa
Hexagonal, la Estrella de Visnú o de seis puntas, el Doble Tetraedro, la Flor
de la Vida, el Yin y el Yang, la conjunción de Júpiter y Saturno, la Cruz y el
YHVH, etc., formas que expresan en su codificación última lo mismo, aquello
que llamaron la divinidad del Cuatro Natural o la Ley manifestada, El
Principio del Género, es decir, DIOS desdoblado en su potencial de
generación y que hoy podemos reconocer como un Campo Dinámico con un
esqueleto programado por la Espiral de Fermat, que en su evolución crea el
cuerpo promedio del Universo y de todo cuanto en él existe, como un único
modelo generacional.
Por las implicaciones espirituales revisadas, es muy fácil de entender, el nivel
de adoración que alcanzó el simbolismo de la Estrella de Seis Puntas para
aquellos sacerdotes iniciados en los misterios, ya que la Rosa Cúbica era el
símbolo del Ser Supremo en el proceso continuo de la generación, la
conjunción de los tetraedros de fuego y agua, la expresión esotérica del doble
cuatro o el 256. Valores que supieron “descubrir”, o les fueron revelados
desde el orden natural, y para mantenerlos protegidos fueron encubiertos en
sus calendarios y sistemas de adivinación.
No podemos achacar toda esta Matemática Sagrada a la imaginación
caprichosa de algún sacerdote extravagante o fascinado con las matemáticas.
Esta estrella nació del conocimiento racional o revelado a aquellos sabios y
resultó a su vez, un símbolo por excelencia para facilitar numerosos
descubrimientos astronómicos, matemáticos y espirituales.
Para comprender esta afirmación, podemos utilizar una de las Leyes
Herméticas, la del “Principio de la Correspondencia”, donde se establece la
absoluta concordancia, relación y comunicación armoniosa entre todos los
planos, (condiciones), de manifestación de la vida en el Universo. Por lo que
podemos inferir, con el auxilio de esta ley, que como sucede en nuestro
microcosmos y en el hombre, así mismo se expresará en el macrocosmos. Ya
que todas las leyes que rigen en un plano, (una estrato de pulsación o
vibración), también se cumplen en los demás, lo que permite su conexión por
simpatía armónica general.
Si nos acercamos a los tiempos modernos, observaremos el cumplimiento de
esta máxima desde el punto de vista científico, ya que sabemos; que los
electrones tienen un halo impenetrable, en condición desalineada, al igual que
los átomos y todo micro o macro corpúsculo, ya sea un planeta, una galaxia o
un universo.
Nada se toca, según la Física Quántica y ya la NASA señala lo mismo para la
Vía Láctea, diciéndonos que poseen un halo como parte de su estructura, sin el
cual no se podrían explicar determinados efectos gravitacionales con sus
galaxias satélites y las galaxias vecinas.
Por otro lado, múltiples investigaciones astrofísicas, también informan del
descubrimiento de estos halos en numerosas de las galaxias estudiadas,
mostrándolos como un patrón de orden y tipo en la Naturaleza, halos que son
una evidencia directa de la presencia de los campos de influencia de estos
cuerpos siderales.
Por ese motivo, muchas veces son capaces de observar lo que llaman un
“hueco negro” en el centro de las galaxias, sin que tal cosa exista
independientemente, porque es parte de la estructura toroide de estas, el cierre
de compresión de sus circuitos. Un hecho elemental en extremo.
Porque todo está estructurado en igual forma, la génesis es la misma sin
importar el tamaño del campo, un principio establecido por el físico más
brillante de todos los tiempos, Nicola Tesla.
Que se siga ignorando un hecho, que ya es innegable, resulta una treta dilatoria
más de los que medran con ocultar el conocimiento, tratando a cualquier costo
de mantener atada a la humanidad a la inexistencia del materialismo, lo que
separa al hombre de su personal divinidad, cuando el hecho es; que somos más
que un cuerpo de “materia”. Tal parece, que aún nos creen indios muy
primitivos y en cualquier momento los veremos asustándonos con los eclipses
solares.
El Tubo toro, según se muestra en la figura 8, nos recuerda a la famosa
“serpiente que se muerde la cola” y una de sus simbolizaciones más
impresionantes es el “Símbolo de Ra” de los egipcios, ver la figura 8b, que
contiene a la estrella de seis puntas, una codificación plana de dos tetraedros
embonados, la “Estrella de Toth”, simbología que representa la dinámica del
doble vórtice de un toroide. Esta figura, también se codifica en el “Ochumare”
de los yorubas y en la “Piedra del Sol” de los Aztecas, entre otras.
La figura 8 nos trae a la mente, al fruto “del árbol del conocimiento del bien y
del mal” del paraíso sumerio, según se describe en las tablillas de barro de La
Biblioteca del rey Asurbanipal y que muy posteriormente se recreó en el
Génesis bíblico, (al igual que el llamado “Diluvio Universal”), que en el libro
de Enoc es citado, como; “El árbol de la sabiduría”. ¡Y vaya que lo es!, pues
una manzana es una excelente codificación de un toro cuerno.
a b
Olorun2
Señor al que va nuestro eterno camino.
Extensión de Energía y Conciencia.
Omnipotente creador, nada mezquino.
No se asienta, ni se ofrenda en la carencia.
Te modelas, Oloddumare-Olófin,
¡Ai kú Igbo Ikú!6, pertinaz campano.
Contemplativo, desde principio a fin,
sin concierto, no dejas de ser lo humano.
Obbatalá3
Cuando tú vienes papá, cuando tú vienes.
¡Jekúa Baba!31 ¡Eres grandeza, Oxalá!58
Bella es la Tierra papá, porque tú tienes,
misericordia Babá, ¡mi Orischa-Nla!51
Oduduwá4
¿Qué traigo aquí?, dime tú, ¿Qué traigo aquí?
¿Por qué quieres relucir como el cristal?
Si inmutable, solo tienes que decir:
¡Piedra, selva y en el paso; lo animal!
Estos mitos del cielo y la tierra, como una pareja divina, son frecuentes en
pueblos de África y del mundo en general, y los yorubas representaron a estas
deidades por los órganos de generación del hombre y la mujer, apuntando
hacia un principio hermético establecido desde muy antiguo, el de Generación,
los dos tetraedros embonados, al que los egipcios destacaban como la estrella
de Toth, o por los hindúes como la estrella de Visnú y que los yoruba destacan
como la unión de Obbatalá y Oduduwá.
Oduduwá fue considerada como la patrona del amor más puro, muy parecida a
la Venus que asumieron los griegos. Sus representaciones la muestran sentada,
como madre amorosa, dándole el pecho a su hijo Aganllú, tal como aparece la
Isis egipcia, con Horus en sus brazos o como la católica-romana Virgen María.
Otras tradiciones que trajeron los negros a Cuba, representan en sus historias,
a Oduduwá como un hombre; destacándose, que fue el primer rey de Oyó y
ancestro de otros siete reyes yorubas. Por lo que es un muerto mayor, que
represen-ta los misterios y secretos de la muerte.
Este orischa, es dueño de la soledad y tiene características andróginas y por él
se conoce a “Olofi” y se intuye a “Olórun”.
También la han considerado como un avatar de Obbatalá, donde se presenta
como el más viejo de todos, entidad que no es un orischa de santeros o
sacerdotes menores, solamente de babalawos.
Según las leyendas, fue esta la deidad a la que Olofi encomendó la
terminación del hombre, específicamente la cabeza, en la que solamente
colocó un ojo, el otro se lo puso más tarde Igba-Ibo (otro camino de
Obbatalá), deidad que no se deja ver y que representa el pensamiento divino,
presente en el misterio del güiro que habla, que fue relacionada con “El Ojo
que Todo lo Ve”.
El día de Oduduwá es el jueves, el día del Sagrado Corazón de Jesús y sus
colores son el rojo, el blanco y el negro. En Cuba lo asocian con el nombre de
Jesús y con el Santísimo Sacramento.
Aganllú Solá 5
Viene quien cubre, el desierto con su voz.
Trueno de volcán, inmensa energía.
De Universo y Tierra, rotación feroz.
Schangó con oro, para Aganllú se haría.
Aganllú o Aguinllú; “El más interno retiro del palacio de un rey”. También se
le nombra como Babadina o Padre Candela y su nombre proviene de la
contracción yoruba de Aginjú; desierto, So; voz y Alá; cubrir, “el que cubre el
desierto con su voz”. Es el mayor de los hijos del matrimonio Obbatalá-
Oduduwá y reina entre las divinidades mayores del panteón yoruba,
manteniendo una perfecta comunión con Schangó y Oyá. Se relacionó con su
hermana Yemallá, con la que tuvo a Orungán; “el menospreciado del cielo”, un
orischa menor que es dueño del mediodía y que fue el primer ser consagrado a
Ifá.
Según la tradición, Aganllú personifica la fuerza poderosa que agita a los
cuatro elementos y se representa como un varón entrado en años, fuerte y
brioso o como un guerrero joven que afinca una rodilla en la tierra mientras
sostiene a un niño sobre su hombro derecho, una aparente representación del
sol.
Esta figura, nos recuerda el mito egipcio de Anubis; de Hércules como el
portador del niño Eros; de Hermes con Dionysius; del gigante San Cristóbal,
llamado Cristoferens, con el niño-Dios en sus brazos.
Agganllú Solá es un gigante poderoso, al que se le asigna el interior de la
Tierra, los volcanes, los desiertos, las tierras secas y las cascadas de ríos
turbulentos, que ayuda a cruzar siempre que se le pague por ello. Por eso se le
relaciona con la constelación del Gigante Orión, llamada Aldjabbar por los
árabes o el Atlante que sostenía a la esfera celeste de los griegos.
La figura atribuida a la constelación de Orión, parece tener un pie en alto,
como tratando de atravesar al río celeste, Eridanus y durante los ortos de
Orión y Sirio, el tiempo para la navegación es peligroso debido a la aparición
súbita de tempestades.
Sus atributos son un hacha bipene, roja y blanca, con cuentas de colores
amarillos, rojos y azules, dos cuernos de novillo y dieciséis mates. Su número
mágico es el 9, se le consagra el miércoles y el día 16 de cada mes. Usa
collares de cuentas color cacao y después de cada 9 se alterna con una roja,
otra azul turquesa y otra verde o amarilla. Su sincretismo es con San Cristóbal,
patrono de la Ciudad de La Habana y su día se celebra el 16 de noviembre.
Yemayá6
¡Omío Yemayá, Omoloddé!46, ¡Mamá!
¡Yemayá Lokún Nipa!63, fuerza del mar.
En tu palacio de madera de guamá,
como nadie, adivinas en tu altar.
Olókun8
Tienes el secreto, de la vida y muerte,
compulsivo y fuerte, andrógeno pez.
Yemayá es tu fuente y para tu suerte,
Solo usted y Dios saben encontrar su tez.
Babalú–Ayé9
¡Jekúa Babalú Ayé32, Agróniga4!
tu campana triangular y de madera,
quita la enfermedad y la peste crónica,
sonando, con misericordia sincera.
Oggún10
Ollo Oggún44, día de Marte; fortaleza.
En la guerra y con el hierro, colosal.
Recio tórax, fuerte brazo, tu realeza,
forja piezas y herramientas, sin igual.
Oggún; Ogún quiere decir; medicina y Egún: espíritu, ambos relacionados con
Oggún, también significa, guerrear y su símbolo principal es el machete. Por lo
que se considera, un espíritu del bien, de lucha, de trabajo, de guerra, tal como
el dios Marte o el hacendoso Vulcano, pero de mal hacia sus enemigos.
Según la tradición, es hijo de Obbatalá y Yemu, y hermano de Schangó,
Oschosi, Osun, Eleggua y Dada. Se sincretiza con San Juan Bautista, San
Pedro, con San Miguel o San Rafael Arcángel y en Brasil con San Antonio de
Padua. Su fiesta se le celebra el 23 de abril.
Este orischa mayor, fuerte, astuto y gran cazador, es el arquitecto creador de
los minerales y las montañas, se le considera el dios de las herramientas, con
las que aseguró que sus hermanos divinos pudieran habitar la Tierra y a
nosotros, sus hermanos menores, continuar con tal tarea. Es vigía de los seres
humanos y mensajero directo de Obbatalá y toma el control de los caminos que
abren Eleggua o Eshu.
Por sus atributos, es patrón de todos los que trabajan con metales en sus
manos, como herreros, soldados, cirujanos, etc. Y tiene dotes de curandero, al
conocer los secretos del monte y sus hierbas. Protege la entrada de las casas y
de los templos. Es el dueño de la manigua, los bosques, las llaves, las cadenas
y las cárceles. Sus números mágicos son el 3, el 7 y sus combinaciones. Sus
días, son los martes y miércoles. Usa ropa de color morado, con collares de
cuentas verdes y negras.
Oggún come antes que cualquier otro orischa, ya que por él pasa primero la
sangre en los sacrificios, pues su representación está en el cuchillo consagrado
de la ceremonia “finaguo”; “un poquito a todos”, que es un tributo a Oggún,
aunque en categoría viene detrás de Eleggua y cuando se presenta se le saluda
con Ogunhé. En el Palo Mayombe, Zarabanda es lo mismo que Oggún
Schangó11
Danza guerrero, justicia y tambores.
Fuego, truenos y rayos, tu fuerza viril.
Inmenso y divino, en rojos colores,
Schangó revoltoso, audaz, señoril.
Schangó, nombre que significa; problemas, orischa mayor, que crea el fuego
para hacer más suave la vida y los trabajos. También es dueño del rayo y el
trueno. Él es la lucha y la acción por la vida, es el baile, la música y la
virilidad y el señor de los tambores ilú-batá. Es el más chiquito entre los
orischas, en cuanto a lo espiritual, pero no en lo material. Representa
numerosas actitudes humanas; trabajador, valiente, amigo, adivino, curandero,
mujeriego, mentiroso, pendenciero y jugador.
Se acompaña de un caballo, Erinlo y usa collar de cuentas rojas y blancas,
símbolos del amor, la sangre y la paz. Su sincretismo católico es con Santa
Bárbara. Teniendo un marcado equivalente con el dios hindú Indra o con el
Apolo griego, el dios luz, que astrológicamente señala al Sol.
El hacha bipene de Schangó, parece indicar al principio de la polaridad, el
dios luz en su doble acción de generación, en su pulso de contracción y
expansión, la forma en que funciona la naturaleza para realizar el trabajo que
permite crear, desde la Unidad a la multiplicidad, aspecto que parece
realizado, en el antes y el después de la Creación.
Schangó y Eleggua son Ocán-nani; “el mismo corazón”, lo prueban los oddun
del caracol, donde Schangó y Eleggua hablan por el 4, 6, 11, 12, donde se
desarrollan las necesidades, las tragedias, los problemas para bien o para mal,
la destrucción y la ruina.
Schangó se le representa con un hacha en la parte superior de su cabeza, el
Oche, símbolo de esta deidad. En Palo se le llama Siete Rayos, Lloasi o
Marufina.
Schangó fue rey, (Obba), de la tierra de Cosó y fue adivino antes que Orula.
Descubrió el misterio de la muerte y entregó Ozun para salvar a la humanidad.
Oyá Yanzá12
Llegas violenta tifón sin sentimientos,
aventando puertas por el camposanto.
Bella centella, espacio sin cimientos.
Llameante flor, ¡Oyá, viene espantando!
Elebgua13
Portero en la sabana y del monte.
Mensajero fiel de Olofi y gran guerrero.
Destinas tu mirada al horizonte,
garabato es tu poder, sin poner pero.
Oschosi14
Brujo grande, cazador, fuerte guerrero.
Con Eleggua y Oggún, hermandad de reto.
Pensamiento que se mueve en desespero;
interpretas la justicia con respeto.
Las flechas en tu arco, templanza enorme,
mortal para dar caza, cuando invocas.
En tu bolso y en el gorro, lo uniforme,
¡Oschosi Odde mata!54, ¡No equivocas!
Ochosi, derivado de Ossosí; Oso; brujo, Sisé; hacer trabajo y Sí; que
significa: “El que hace trabajo de brujería”, es decir; el brujero.
Es un orischa mayor y la tradición dice que fue rey de Ketú, considerándose
como el patrón de los que tiene problemas con la justicia. Además; es el mejor
de los cazadores, con poderes adivinatorios, y reconocido como gran guerrero
y pescador. Es el espíritu protector de los cazadores, a quienes ayuda a
obtener su presa. Se le dedica un árbol en especial, al que llaman Ológun-
Schesché.
Por su elevado concepto de la justicia, es una entidad que hace más bien que
mal, estando muy relacionado con Oggún, Inle y Yemayá.
Es uno de los primeros orischa que recibe cualquier iniciado y se le considera
hijo de Obbatalá y Yembó, aunque en Nigeria se le considera como hijo de
Oduduwa.
Su número mágico es el 3. Su día es el lunes, miércoles y los cuatro de cada
mes. Sus objetos de poder son el arco, la flecha y una jaula. Se señala que
vive en la cárcel. Usa collares con cuentas azul prusia y de coral alternadas.
También usa colmillos de leopardo, caracoles y matipó verdes.
Posee un baile dinámico, con mímica de caza, por lo que da los gritos de ¡EE,
EEE!, al que se contesta; “Ochosi Odde Mata”. Viste en una combinación de
Elebgua y Oggún, sus hermanos guerreros, con colores lila o morado claro,
con sombrero y bolso de piel de tigre. Su sincretismo es con San Norberto,
San Alberto o Santiago Arcángel.
Obbá15
Inmensa luz, de amor total y buena fe
la que prepara sopa al rey, ¡y con su carne!
Vigilante eterna, del sol se ve,
ingenua orischa, que confió en su sangre.
Obbá; Obe: sopa; Oba: rey, “La de la sopa del rey”, es un orischa mayor, con
Yewa y Oyá forman una especie de trinidad que se relaciona con la muerte y el
cementerio. Obbá es la inspiración sutil desde el Alma, sin dejar de ser el
poder, la acción, la fuerza y el gobierno de las cosas o de la existencia. Se
dice que vive en los féretros y que custodia las tumbas.
Es un orischa dulce y femenino, pero guerrera temeraria, el único santo que
pudo derrotarla en batalla fue Oggún, quien fue su discípulo en el arte de
guerrear y en la forja del hierro. Representa el amor fiel y dedicado, el
sacrificio supremo por el ser amado, la fidelidad conyugal y el sufrimiento del
amor reprimido. Encarna la finura y el más elevado gusto estético e
intelectual.
Es dueña de los lagos y las lagunas y se destaca en ella su amor puro por
Schangó, a un punto tal, que para conquistar al dueño de su corazón y por
consejo de Oyá, se cortó una oreja para ofrecérsela en el caldo preferido del
orischa, el kalalú, una especie de sopa de carne de carnero y quimbombó.
Ante tal acción, Schangó la repudiada y Obba entristecida se retira del mundo
y busca la soledad en el cementerio.
Y en la leyenda, a pesar de esta amarga experiencia con su hermana Oyá,
nunca dejó de amarla, ya que Oyá es su “omooroggún”, su inseparable, a la
que enseño el arte de combatir con machetes. Por igual, ejercitó a Changó en
el uso de la espada y en el arte de negociar.
Este santo no tiene hijos varones y tampoco se asienta y no puede ser recibido
por personas jóvenes. Su día es el viernes y sus “elekes”, collares, se
confeccionan con la siguiente secuencia; primero; 8 cuentas rosadas, a
continuación una negra, después 8 lilas, otra negra, 8 amarillas y una negra.
Sus atributos son; un yunque de madera, mortero, vara mágica, puñal, espada,
dos llaves, una en su sopera y otra en la de Oshún, caretas, una rueda dentada,
escudos y corazas, dos manillas torcidas, una oreja y un libro, ya sean hechos
de madera de ácana o de cobre y una mano de caracoles. Este santo no baila,
pero se le dedican dos danzas y cuando baja se cubre con una máscara. Su
sincretismo es con Santa Rita de Casia, Patrona de lo Imposible.
Orischa Oko16
Protector de los cultivos y los arados,
euforias de abejas, ¡nobles mensajeras!
Los secretos quedan en ti muy bien cuidados,
Castidad que se arrastra en las praderas.
Orula18
Al crearse el universo, eras testigo,
elegido principal, clarividencia.
Al nacer, estuviste allí conmigo.
Y mi muerte, se decide en tu presencia.
Orula, es el dios del oráculo para los yorubas, al que también nombran Ifá u
Orúnmila, apelativo que significa; “Solo en el cielo saben los que serán
salvados”.
Se le considera hijo de padres celestiales, Orokó y Alayerú, pero en Cuba es
hijo de Obbatalá y Yembó.
Orula es un orischa mayor, que representa la sabiduría y la astucia para
imponerse al mal y cuando Olódumare creó al Universo, bajo con él como su
asistente, por eso conoce lo inescrutable de todo lo creado, ya que fue “el
eleri-ipin-ibikeji Olódumare”, “El testigo de la creación y el segundo al
mando de Olódumare”.
Las leyendas yorubas dicen; que el dios Arquitecto, Olofi, le indicó a Ifá que
entregara el secreto del oráculo a los hombres, para que estos se comunicaran
con los dioses convirtiéndose en un benefactor de la humanidad.
Por lo que Ifá se transforma en el primer profeta de la religión yoruba y se
dice que esta labor la realizó con 16 ancestros celestiales, que están
representados en los 16 Melli de Ifá, hace unos 4,500 años antes de Cristo.
Ifá puede significar; “el que marca el tiempo para UD”, asignándosele la Luna
Nueva o ciega, como lo es el propio Ifá, pero en este aspecto no se refiere a un
personaje real. La representación numérica de Ifá es el DOS y le corresponde
el segundo día de la semana, Ollo-Awe; el día del secreto. A Ifá también se le
conoce como Ela; “El salvador” y Agbonregun; “El que todo lo ve”.
Se le considera un dios muy afín al hombre, por permitir conocer el destino y
dar la posibilidad de influenciarlo. A través del até o tablero de adivinación
de Schangó.
Ifá es uno de los dueños de los “Cuatro Vientos” y sus consejos deben ser
seguidos sin ninguna variación, para revertir los trastornos que causa Eschú,
cuando los seres no siguen el orden armonioso de la vida. Ifá también es
adorado como un dios de la fecundidad y se le considera un gran sanador.
Cuando esta deidad actúa como intérprete y mediador ante los dioses, se hace
acompañar de Elegbe (que significa “persona de cualidades sobresalientes”),
a quien se le suele llamar como Elegbara, una contracción de Elegbe-Eschú,
que significa; “El compañero de Eschú”.
Los yorubas consagraban elementos naturales a sus orischas, generalmente
celestiales, así; para ellos, Ifá estaba representado por la Luna Nueva y el
planeta Venus encarna a Eschú.
Los caldeos llamaban a Venus por; Sat-Anas, que significa llevo luz y los
romanos lo nombraban Lux-Fer, con igual significado. De estos nombres,
resulta fácil comprender; que a Eschú se le relacionara con el Ángel Rebelde.
En el sistema de adoración astral de los egipcios, encontramos al dios Toth, el
Dios luna de las primeras dinastías y al igual que Ifá, es dios de la magia y la
sabiduría, con autoridad sobre los demás dioses; para lo que actúa de escriba
e intérprete en su comunicación con los hombres.
A Toth, se representa con cabeza de Ibis, ave considerada como sagrada,
quizás por la singular característica de hacer nidadas de cuatro huevos y
porque su período de incubación promediaba tantos días como la Luna tarda
en completar sus fases, además por la combinación del blanco y negro de sus
plumas, el doble vórtice de un torus.
Toth ejercía su actividad mágica y comunicativa, con el concurso de un mono
cinocéfalo, que posee una cabeza parecida a un perro y por igual, los yorubas
consideraban que Venus es el “perro” de la Luna. La equivalencia entre Ifá y
Toth es tan completa, que no parecen haber surgido de fantasías separadas.
El collar de Ifá es de cuentas verdes y amarillas alternadas, no tiene baile
específico, ya que no se monta, aun-que se ejecutan toques en su honor después
del toque de Oschún, danzando sin ninguna coreografía específica.
Su sincretismo católico, es fundamentalmente con San Francisco de Asís, pero
también se asocia con San José de la Montaña o San Felipe.
Eschu19
Haces balance en lo bueno y lo malo,
ya que en cada crisis debemos aprender.
Mucho se te teme, pues el intervalo,
en que tú apareces parece oscurecer.
Daddá (Obañeñe)22
Donde quiera nazca un niño, surge Ud.
Al nacer los vegetales, su presencia.
Fue marcada en el trabajo y en la fe,
ya que siempre nos ofrece complacencia.
Cuando tuvo la crianza de Schangó,
el mejor de los cuidados condonaba.
Al crecer el niño, entonces se logró,
ver al rojo rey, que todo adivinaba.
Yewá23
La canasta y tú, muñeca virginal,
hablan bien de la pureza de tu ser.
Es tu baile, como un claro manantial,
que resbala refrescándome la piel.
Oro (Oorun)24
Que tu voz emita el ruido del metal,
cuando eres movido fuerte por el viento,
me recuerda que tan solo soy mortal,
aunque tenga en mí el secreto de tu aliento.
Oro (Oorun), es un culto muy antiguo vinculado con la muerte (Ikú) y algunos
aseguran que fue tomado de los monos rojos, llamados Ejimeres.
El fundamento de este poder o fuerza, consiste en una carga secreta, que es
preparada exclusivamente por babalawos. La cual es colocada en una tinaja
negra, cuya boca se sella con cemento. De esta olla sobresalen 9 o 18 cauríes,
según las características del fundamento, un caracol Cobo y en algunos casos
la cabeza de dos muñecos (Obiní y Okuní), que también son cargados.
Otros de los atributos de Oro, son; un bastón, llamado papagú, que se adorna
con una carabela tallada en el mango, la que lleva cauríes por ojos. Una teja
(ikokó Awadorono Kole Unoricha), un machete y un Eschú de oro montado en
una piedra porosa o de arrecife. Además, en el culto se utiliza un trozo de
metal o una hoja de madera plana, en forma de pez, a la cual se ata una larga
cuerda, antiguamente esta figura se amarraba a un poste. Cuando el viento
soplaba, emitía un sonido agudo, llamado Ejáoro (pez de Oro), representativa
de la voz del fundamento Oro.
En tiempos antiguos, los miembros de la Sociedad Oro, eran los encargados
de ajusticiar a los criminales condenados a muerte en la corte Ogbon.
Este culto aún se mantiene vigente en Cuba y los sacerdotes que quieran ser
Oriaté, deben juramentarse en él.
Ajé Shalunga25
Llega el cuerno de abundancia, desde el cielo,
se derraman bendiciones por doquier.
Aunque al azar escoges sin recelo,
al humano que deseas favorecer.
2.- Afoché
Polvos para curar o embrujar.
4.- Agroniga
Nombre de un camino de Babalú Ayé como viejo, achacoso.
5.- Aguanillé
Nombre de Oggún como dueño de los montes.
7.- Akuko
Gallo.
8.- Asojuano
El más joven en los caminos de Babalú Ayé.
9.- Aziri
Nombre dado a Ochún.
10.- Baba
Término que significa Padre. Por ejemplo, babalawo: padre de la ley, un
sacerdote de Ifá.
12.- Canastillero
Es el altar de los Santos, en el siglo XIX era un tipo de escaparate, usado para
colocar los contenedores que guardan los fundamentos.
13.- Cauri
Molusco gasterópodo, conocido como “Cipraea moneta” (dinero caracol), por
su concha fue muy apreciada por los africanos y llegaron a usarlo como
dinero.
Este caracol se usa en la India, su lugar de origen y en África, en el oráculo de
los caracoles.
14.- Ciclotímicos
Una persona bipolar.
16.- Dilogún
Oráculo constituido por 16 caracoles.
17.- Efún
Polvo, hecho con cáscara de huevo de paloma blanca. Conocido también como
cascarilla de carbonato de calcio.
18.- Eggun
Espíritu de los muertos.
19.- Ejimeres
Un tipo de mono rojo.
19.- Eridanus
Es una constelación alargada denominada “El Río Celeste” y ubicada
inmediatamente al oeste de la Estrella de magnitud uno, Rigel, de Orión.
Esta constelación fluye hacia el sur, casi hasta el polo sur celestial.
Un observador desde el hemisferio sur, puede seguir fácilmente su curso.
20.- Erinlo
El caballo de Schangó.
21.- Ewe
Vaina del árbol Flamboyán.
22.- Eyo-Orisún
El número 4, “el origen del caracol”, su posible significado puede ser;
problemas que tienen a la cabeza o a la mente adormecida.
23.- Fundamento
El receptáculo u objetos soportes del Orischa, que se guarda en las soperas o
contenedores consagrados a ese efecto.
Estos se colocan en el piso o en el canastillero, según el Santo.
26.- Igbis
Son los árboles del monte, algunos con energías muy especiales, su uso es un
elemento muy importante en la sociedad oro.
27.- Ikú
La muerte.
29.- Iruke
Un tipo de escobilla de crin de caballo que se usa en el baile o para limpiar
las malas influencias.
30.- Iworo
Santero.
36.- Maferefún
Bendiciones.
37.- Moforibale
Rendir honores a un santo o al santo que tenga asentado un santero mayor.
42.- Ofi
Aguardiente de caña.
45.- Oluo
Nombre dado a los babalawos.
47.- Orí
Manteca de cacao, también es el nombre de un orischa que es el dueño del
pensamiento y las acciones de los seres humanos.
48.- Orí
Sebo, pasas, inteligencia.
49.- Orischa
Objeto de culto, forma en que nombran los yorubas a sus deidades o “Santos”.
50.- Orischa mayor
Su fundamento debe ser adorado dentro de la casa del creyente.
51.- Orischa-Nla
Santísimo.
52.- Oro
Canto ceremonial, accionar, mover, girar, trabajo.
55.- Otá
Piedra que se usa como receptáculo del Orischa según el santo; pueden ser del
monte o del mar.
56.- Otí
Aguardiente.
58.- Oxalá
Nombre dado a Obbatalá.
59.- Pápagu
Bastón de madera que representa a los espíritus de los muertos de la casa o
del templo.
61.- Yalodde
Reina.
62.- Yefá
Polvo de ñame o de colmillo de elefante, usado por el babalawo para
consultar en el tablero de Ifá.
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Otras fuentes: