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CIENCIA MAYOR EN LA

LITURGIA DE LOS YORUBAS

Contenido Científico Del Secreto De Ifá Y


Sus Oráculos

Por

Pérez-Escariz
Título: Ciencia Mayor En La Liturgia De Los Yorubas
© 2017, Pérez-Escariz
© De los textos: Pérez-Escariz
Ilustración de portada: www.escritoyhecho.com
Revisión de estilo: www.escritoyhecho.com
1ª edición
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TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN
VERSO A SUS ORISCHAS*
CIENCIA MAYOR, EN LA TRADICIÓN DE LOS LUCUMÍES O YORUBAS.
EL PUEBLO YORUBA.
¡LOS NEGROS, UNA DE LAS PRIM ERAS RAZAS CIVILIZADAS!
ESOTERISM O YORUBA, UNA PIEZA DE CIENCIA Y ARTE UNIVERSAL
DESCODIFICACIÓN DEL SECRETO DE IFÁ
PROSAS Y NOTAS BREVES SOBRE LOS ORISCHAS
OLORUN2
OBBATALÁ3
ODUDUWÁ4
AGANLLÚ SOLÁ 5
YEM AYÁ6
OCHÚN7
OLÓKUN8
BABALÚ–AYÉ9
OGGÚN10
SCHANGÓ11
OYÁ YANZÁ 12
ELEBGUA13
OSCHOSI14
OBBÁ15
ORISCHA OKO16
OSUN17
ORULA18
ESCHU19
OKÉ20 (DEDICADO A OBBÁ FUN-OKÉ)
OSAÍN21
DADDÁ (OBAÑEÑE)22
YEWÁ23
ORO (OORUN)24
AJÉ SHALUNGA25
IBEYIS (LOS JIM AGUAS)26
GLOSARIO DE TÉRMINOS YORUBAS
BIBLIOGRAFÍA
OTRAS FUENTES:
INTRODUCCIÓN
Al revisar diversos y novedosos descubrimientos, realizados por diferentes
universidades e instituciones científicas de gran prestigio mundial, así; como
los trabajos de Nicolás Teslas, Tolman y Descartes. Y obras como; La Cábala,
El Kibalion, El Zohar y Los Grandes Iniciados de Edouard Schure, entre otras,
a lo que debemos sumar nuestro propio trabajo de investigación científica
sobre el folclore yoruba y las ciencias físicas, llegamos a comprender; que
este antiguo pueblo africano es portador de un sistema de adivinación que
oculta en su simbología litúrgica un patrón de orden y tipo en la naturaleza,
que permite solucionar un gran sueño de la ciencia moderna, demostrar la
unificación de las fuerzas y de todo lo que existe.
Y más allá de su capacidad como modelo científico, también justifica la
existencia “física” del ámbito “espiritual”.
Este conocimiento tan especial, plasmado en el “Secreto de Ifá”, un símbolo
yoruba, parece haber sido olvidado en el convulso pasado de la especie
humana, pero al igual que su fuente nunca se perderá por estar implícito en la
experiencia del Alma, en su capacidad Mental Superior para manifestar tanto
el ámbito etéreo como el “físico”, y a su vez; manifestarse en ellos, para llevar
a cabo el desarrollo de la experiencia espiritual y la humana, que son extremos
espirituales de una misma realidad.
El saber oculto en los símbolos y oráculos yorubas, es comparable con el de
las grandes civilizaciones de Sumeria, Egipto y Mesopotamia, del que
hicieron gala los magos egipcios e iniciados como; Zoroastro, Hermes,
Krishna, Rama, Moisés, Pitágoras, Platón, Buda, Jesús y los Esenios, entre
otros muchos.
Conocimiento, que permite sistematizar cada fenómeno en un patrón único, el
Campo Unificado, cuyos efectos dinámicos producen en la conciencia humana,
tiranizada por los cinco sentidos, la percepción errada de que existe la masa,
la energía, la gravedad, la electricidad, el magnetismo, las fuerzas en general,
etc., como entidades absolutas, cuando el medio real no las contiene. El
Campo muestra, en su sencillez de orden y uso; que las ideas sobre la vida
espiritual tienen bases muy firmes, superiores a las que tratan de apoyar lo que
realmente no existe, ¡la materia!
Los autores.

“Lo que es, está en lo que fue”


José Martí
VERSO A SUS ORISCHAS*

¡Moyugba areo!39, que suba Babá10, que suba.


En las cuatro esquinas, quilos, polvo y hueso.
El sendero que me cuesta y que me suda.
Compromiso pa’después de mi deceso.

Maferefún36 Olofi**, Olóddumare,


Orula, Eshú, Obbatalá y Schangó.
Yemayá preciosa, reina de los mares,
Oshún y Obbá, a la que Oyá engañó.

Elebgua, Oggún, Oshosi, los guerreros,


Osun siempre está cuidando mi cabeza.
Babalú Aye, sus perros falderos.

Orischa Oko; labranza que endereza,


Lo que Olokun inundo con su aguacero.
¡Gracias a ustedes, la vida se progresa!

* Los significados de lo escrito en lengua yoruba, se encuentran en el


glosario de términos yorubas.

** Los datos referidos a los yorubas1 y los conocimientos implícitos en sus


oráculos, tradiciones y deidades, se presentan a partir del siguiente
capítulo.
CIENCIA MAYOR, EN LA TRADICIÓN DE LOS
LUCUMÍES O YORUBAS.
Para mostrar tan magnífica realidad, en esta breve obra se expone una parte
fundamental del portentoso discernimiento sobre el cosmos y la Vida,
implícito en el culto de la religión de los yorubas.

El pueblo yoruba.
Diferentes investigaciones señalan, que los antepasados del pueblo lucumí
emigraron desde el norte de África y que su origen pudo comenzar en Etiopía,
otras destacan; que en el Alto Egipto y hay tesis que señalan, que su éxodo
comenzó desde los territorios de Canaán y el Bajo Egipto, unos 1,000 años
antes de nuestra era, (ANE), alcanzando la región de lo que hoy es Nigeria por
la zona de Nupe.
Este pueblo, después de cruzar el río Níger, comenzó a establecerse en las
sabanas del lugar mientras se expandían hacia el suroeste, facilitado por la
pobre oposición de los nativos de la región, que fueron absorbidos o
expulsados, provocando; que parte de las poblaciones locales emigraran hacia
el territorio de lo que es hoy Dahomey.
La tradición destaca; que entre las primeras ciudades fundada está, Ilé-Ife, que
se configuró como la capital de sus territorios, la que posteriormente fue
encumbrada a ciudad sagrada y el centro de su nuevo resurgimiento.
Consolidados en Ife, se expandieron hacia el norte, fundan-do el antiguo Oyo o
Katunga y hacia el sur fundaron Ijebu, y mientras avanzaban hacia el oeste, en
camino hacia el mar, fueron creando diversos reinados y principados, pero de
todos ellos; el de Oyo fue el más importante, ya que en diferentes momentos
ejerció influencia imperial sobre el resto.
Según un reverendo anglicano, el nigeriano Samuel Johnson, en su “Historia
de los Yorubas”, sus dominios durante el siglo XVIII se extendían desde el
oeste del rio Níger hasta la Costa de Oro. Y a diferencia de reinos más al
norte, como los de Kanen-Bornu y Huasa, que fueron fundados entre los años
100 y 1,000 ANE, el crecimiento de Ifé, Oyo y Benín, no fue influenciado por
el Islam.
Este pueblo, disponía de una industria algo especializada; tanto en el arte de
fundir el hierro como en producir bronce, un avance superior que no
conocieron los mayas y los aztecas. Y en las tradiciones yorubas se puede
apreciar los restos de una religión mucho más antigua que la que compone su
panteón oficial actual; como los contenidos en los ritos de Oro y Oschugbo.
Sin embargo, a pesar de que los yorubas se encontraba en plena Edad del
Hierro, no utilizaban ningún tipo de escritura y sus historias y conocimientos
se transmitían verbal-mente entre la casta sacerdotal.
Este método, donde la memoria es el portador del pasado, provoca
variaciones inevitables, sujetas a los cambios intencionales o no del contador
y con ello, a la dificultad de profundizar en el pasado de este pueblo cuando se
trata de determinar el alcance real de sus conocimientos autóctonos.
La falta de testimonios escritos, no permite precisar exactamente el origen de
los yorubas o lucumíes y la arqueología, ayudada por las tradiciones orales
africanas, no ha podido reconstruir el estado económico y social de sus
ciudades, más atrás del siglo XIII.
A pesar de esta limitación, se sabe que poseían una cultura mucho más
avanzada que sus vecinos regionales, teniendo en cuenta a su complejo sistema
cortesano; con un regente, el Alaáfin, que era asistido por un consejero real o
jefe de estado, el Iba-Osorum.
Durante su mandato, el rey debía compartía el poder con la Oyo Mesi, un
grupo de 7 nobles principales que eran la voz de la nación y protegían los
intereses del reino, con una jerarquía tal, que podían deponer al Alaáfin.
La Oyo Mesi, también se encargaba de la educación del futuro rey, escogido
entre los hijos del Alaáfin anterior.
El gobierno también disponía de funcionarios oficiales y de una institución de
eunucos reales, mientras que el rey con-taba con una guardia personal, los
Ilaris y un ejército con tropas de caballería, donde se destacaba un grupo de
guerreros escogidos desde la nobleza, los Eso o “guardianes del reino”, que
actuaban como los jefes durante la guerra, comandados por un jefe principal,
el Ore Onakákanfó.
Pero, lo más extraordinario de su sociedad se destaca; en sus complejos
ceremoniales de culto religioso, en el desarrollo de un arte escultural muy
refinado, comparable al griego y en la reconocida reputación de su instruida
casta sacerdotal, que manejaban una detallada y extensa liturgia durante el
empleo de sus herméticos sistemas de adivinación y enseñanza.
Estos “hechiceros”, explicaban conocimientos muy profundos, como el
principio de la Unidad Divina del universo y de la trama desde donde surgen y
anidan los universos y en su ilustración a los iniciados en los misterios del
sacerdocio; el culto a los astros, el paso de las almas entre el mundo espiritual
y el material, la adoración y uso medicinal y espiritual de los árboles y plantas
sagradas y los objetos físicos donde materializan el poder oculto de sus
espíritus deidificados.
Cuando los europeos comenzaron a apropiarse del continente africano, ya la
sociedad yoruba estaba en declive, pero aún se evidenciaba; que habían
alcanzado un estado de desarrollo asombroso para esa zona de África, al
encontrarse en el antiguo imperio de Oyo, refinadas obras artesanales y un
idioma con principios del lenguaje más desarrollados que el de otros pueblos
africanos.
La curiosidad de los exploradores, debió de experimentar gran sorpresa,
cuando se percataron; que los ejercicios de adoración de los yorubas parecían
testimoniar una relación directa con pueblos que geográficamente estaban muy
distantes, con los que en apariencia nunca tuvieron contacto.
Además, descubrieron que sus objetos de culto, los Orischas, parecían
corresponder a una fuerza sobrenatural captada por un ser humano y fijada
mediante la voluntad y los rituales en un objeto soporte. Y que sus deidades,
mostraban estrecha relación con los dioses de pueblos “más civilizado” del
mundo antiguo, así:

Changó, con su hacha doble por emblema, rematada con la figura de un


carnero y adorado por un oficio religioso presidido por 13 sacerdotes
principales, les recordaba al dios Ammón del Egipto clásico, un dios con
cabeza de carnero, con un culto oficiado por trece sacerdotes. También
podían compararlo con el colérico Zeus, cuya mascota era Aries, el carnero.
Oggún, que les se asemejó a Marte, el dios de la guerra y del hierro o a
Vulcano.
Obbatalá, lo relacionaron con Osiris; como el gran protector del género
humano.
Olórun, su único dios superior, una deidad muy retirada y poco conocida,
que se asemejaba al concepto que los egipcios tenían del dios Piromi, que el
pueblo desconocía y que solo era comprendido por los altos sacerdotes.
Yemowo o Yeyé-Mowo, “La Madre del Perpetuo Auxilio”, también
Oduduwá; “La Olla Negra Dividida”, u Ogueré; “La Madre Tierra”, que se
relacionan con Isis o la Artemis de Éfeso, como un principio de la fertilidad
femenina.
Olóri-mérin, conectada con la diosa Ator, con sus cuatro caras mirando
hacia los cuatro vientos.
Olókun, el propietario del mar, que se hace acompañar de sirenas y tritones,
afín con el dios Neptuno o con el mitológico Kraken.
Yemallá, la Yeye-ma-ella, la “madre verdaderamente pez”, que según la
simbología tradicional más antigua se le destaca como una mujer con la piel
de color amarillo, lo que nos recuerda al Sol Mujer de los dogones, un
equivalente a Sothis, la estrella diosa de los egipcios, una representación
celeste de Isis, la esposa de Osiris y madre de Horus, la mujer vestida de
Sol, la madre del dios pez Hapi, el dios del rio Nilo, “el escondido” o
Ahmos, “el hijo”.

Con todo, el racismo engreído de los europeos, que aún se profesa muy
fuertemente sobre las culturas africanas, pretendió interpretar las ideas
religiosas y filosóficas de los pueblos que llamaron yorubas, desde el punto de
vista occidental. Sin imaginarse siquiera, que mucho de lo que se atesora
como cultura blanca, tuvo su génesis en la sabiduría de una raza negra, que en
su momento predominó sobre la faz de la Tierra.
Lo que se puede descubrir en las leyendas de los pueblos semitas, surgidos de
la mezcla pacífica de las razas, negra y blanca, de los que han heredado las
sociedades orientales y occidentales, celosas religiones “monoteístas” o
cuando estudiamos las leyendas arias; de hindúes, persas o griegos.
Fácil de comprobar, si se escudriña en las Fábulas de Esopo o en la literatura
antigua de Europa, donde se manifiestan las mismas enseñanzas esotéricas que
se conserva en la liturgia sagrada de los lucumíes, pueblo que parece ser un
reducto involucionado de lo que fue una civilización negra muy antigua y
poderosa, que dominó gran parte de la India, el Cáucaso, el Alto y Bajo
Egipto, Etiopía y que se extendió también por parte del Oriente cercano.
¡Los negros, una de las primeras razas civilizadas!
Es muy conveniente, que no olvidemos; que la raza negra estuvo entre las
primeras que poblaron la Tierra y que sus rastros aún se pueden encontrar
alrededor del mundo. Un hecho que se impone desde el Coloquio del Cairo de
1974, donde se aceptó el origen meridional del poblamiento y civilización de
Khemet (Egipto).
Teniendo en consideración las numerosas mentiras y confusiones históricas,
tanto antiguas como muy modernas, que exponen las imprecisiones actuales de
esta ciencia, podríamos revisar el desarrollo de los ancestros de los yorubas
sin el prisma errado de las tesis vigentes, que imponen que los negros
debieron asimilar sus ideas desde pueblos blancos o mestizos más avanzados
y verla más bien como una tesis cronológica, que permite considerar que en
los lugares donde la raza negra se mezcló pacíficamente con otros pueblos,
incluyendo a los arios, facultó a que estos se convirtieran en los futuros
portadores y transmisores del conocimiento del sacerdocio de una gran
civilización Negra, que aparentemente ya estaba en involución desde hace un
poco más de tres mil años antes de nuestra era, (ANE), cuando comenzó a ser
desestabilizada por pueblos blancos invasores, más salvajes y agresivos, los
que a su vez fueron asimilados por su cultura y secretos herméticos, los que
posteriormente fueron adornados con su manto esotérico particular.
Como los seres humanos tienen la memoria muy corta, lo que es favorecido
por una continua manipulación de la información histórica y las pruebas
científicas, un trastorno muy vigente de nuestros tiempos, es muy conveniente
que se aclare; que los antiguos egipcios y los pueblos del Oriente cercano y
África del Norte, debieron ser en sus orígenes de raza negra, razón que es
apoyada por las numerosas pruebas que se acumulan al respecto, tanto en
restos arqueológicos de estatuas y momias como en escritos históricos
antiguos que no llegaron a ser destruidos, ocultados o desfigurados.
Un escenario que atolondra, tanto a blancos como a negros, porque los
compromete a impugnar una gran parte de las vitales creencias que han
organizado su pasado y su realidad presente.
Por ejemplo, conocemos que los más importantes eruditos griegos y de otras
grandes civilizaciones nacientes del mundo antiguo, hacían viajes de estudio a
Egipto, para a-prender en sus escuelas templos, sobre técnicas de
construcción, ciencias astronómicas, matemáticas, médicas y filosóficas, y
entre estos tenemos, a; Tales de Mileto, considerado el padre de la filosofía y
a otros filósofos milesios, como Pitágoras, que es considerado como el primer
matemático puro; a Heródoto, apreciado como el padre de la Historia; a
Diodoros Sículo, el gran historiador universalista de su tiempo a Epicuro de
Samos, el padre de la Ética; a Platón, que junto con su maestro Sócrates y su
discípulo Aristóteles, son apreciados como los pilares de la filosofía moderna
y a Heráclito de Éfeso, un desarrollador de la filosofía presocrática, surgida
sin ninguna duda de la filosofía hermética de los egipcios, etc., etc.

Como un ejemplo de la grandeza del saber del pueblo egipcio, examinemos


brevemente su Filosofía Hermética, atribuida al dios egipcio Toth y nos
quedaremos asombrados, porque varios milenios antes de que la ciencia lo
estableciera, tenían como base; los Principios del Mentalismo, la
Correspondencia, la Vibración, la Polaridad, del Ritmo, de Causa y Efecto y
de la Generación, seis de los cuales ya han sido redescubiertos por la
“Ciencia Moderna”. No en balde, Newton destacaba; que una de sus fuentes
era la Cábala, que es portadora de la magnífica sabiduría del antiguo Egipto.
De estos Principios, que los podemos encontrar en muchos textos y trabajos
científicos, sin que identifiquen la fuente más antigua desde donde provienen,
el único que aún se mantiene marginado por los sabios materialistas, es el del
Mentalismo, que destaca que Todo es Mente, que el Universo es mental.
No obstante, creemos que no pasará mucho tiempo, para que este rechazado
principio y todos los demás, sean enseñados en nuestros centros universitarios
como las preciadas joyas intelectuales que heredamos desde una antigua
civilización negra, con un pasado muy remoto y enigmático.
Esta realidad, puede ser o no del agrado del lector, pero es una tesis cada vez
más aceptable, a menos que se quiera seguir ocultando o ignorando los hechos,
como viene sucediendo desde hace más de 2,000 años, lo que nos ha llevado a
una práctica histórica totalmente falseada, de la que los occidentales han
sacado una gran ventaja intelectual que también debe ser reconocida para sus
maestros africanos, los verdaderos iniciadores de la cultura mediterránea,
oriental y la de otros muchos pueblos.
Por lo tanto, la sociedad occidental moderna está en deuda con los egipcios y
sus antecesores, hasta que no se les reconozca, sin reservas, el papel tan
excepcional que jugaron en el desarrollo de la sociedad humana.
Gracias a lo cual, la raza blanca, que hace unos 3,500 años correspondía una
de las más salvajes y agresiva de la humanidad, comenzó a ser educada
mientras asimilaban los conocimientos intelectuales y espiritual de los sabios
de Khemet. Momento a partir del cual, naciones menos blanqueadas fueron
empujadas a su decadencia.
Cuando Heródoto describió el origen de los Calcos, un pueblo negro a la
orilla del mar Negro, decía:
“… los colquidianos son de raza egipcia… porque tienen la piel negra y los
cabellos rizados… y solo los colquidianos entre los hombres, así como los
egipcios y los etíopes, practican la circuncisión desde su origen. Y que los
fenicios y sirios de Palestina reconocen, que han aprendido esa costumbre
de los egipcios”.
No solo Heródoto y Diodoro de Sicilia, describen a los egipcios como negros,
diferentes reconstrucciones forenses aplicadas sobre los cráneos de momias
reales, han mostrado que sus apariencias eran la de los negros típicos del
África del Norte, en algunos casos con un perfil un poco más suave, tal como
las caras recreadas para diferentes reinas y reyes egipcios. Como la del rey
Tut, que estaba en el trono durante la época del Éxodo. Muy fácil de
comprobar personalmente; cuando se observa con detenimiento a las estatuas
que aún existen de sus faraones, (de casi todas las dinastías), a pesar de que a
la mayoría le han roto sus narices y a algunas de ellas de forma muy dramática,
tal como le sucedió a la famosa Esfinge, cuando la expedición militar y
“arqueológica” de Napoleón la desfiguró a cañonazos.
Oscura acción que se razona, pero no se disculpa, en relación con un
comentario de Volney, sabio francés que viajó al cercano oriente entre 1783 y
1785, donde narra lo siguiente sobre las características del pueblo egipcio:
“Todos tienen las caras infladas, los ojos prominentes, narices aplastadas y
labios gruesos”.
Y que tuvo la tentación de referir el hecho como una consecuencia del clima,
hasta que vio la Esfinge, cuya apariencia le dio la clave del problema:
“Al ver su cabeza, tan característica del negro en todos sus rasgos, recordé
el notable pasaje de Heródoto”.
En huellas de Kuma, se cita un comentario de Carl Richard Lepsius, al
estudiar “La Tabla de las Naciones”, un documento que fue encontrado en la
tumba de un rey de la dinastía XX, Ramsés III, sobre el año 1160 ANE;
declarando sorprendido:
“¡Allí donde esperaba ver a un egipcio, se nos representa a un negro
auténtico!”
Porque en esta tabla, los egipcios y sus vecinos del sur son representados
como negros africanos.
Todos estos hechos imponen, una insoslayable tarea para la Sociedad Humana;
develar la verdadera realidad histórica del hombre, sin lo cual no podrá
hablar dignamente de sí. Aunque no podemos negar, que para que esto ocurra
en nuestra muy dañada sociedad del siglo XXI, deben realizarse cambios
morales muy radicales, porque aún persiste la costumbre; de que la historia la
escriben “los vencedores” y la repiten los ingenuos, los desinformados y los
pícaros.
Podemos encontrar diversas evidencias en la Biblia, sobre todo en el Viejo
Testamento, por ejemplo; en el capítulo del Génesis, ya que la tradición de los
hebreos nos dice; que antes del 2,500 de nuestra era ocurrió el Gran Diluvio
que destruye a la Humanidad, como un castigo impuesto por Yahvé, ¡porque
los hijos de Dios se unían con las hijas de los hombres!
De tan catastrófico evento, se salva Noé y sus tres hijos; Jafet, Ham y Shen,
con sus correspondientes esposas, porque “Dios” le tenía gran cariño por ser
un hombre justo y portarse bien en todo. Y desde estas cuatro familias,
compuesta de 8 personas, se repuebla la Tierra.
Se considera de forma general, que desde el más joven de los hijos de Noé:
Ham, Cam o Kam, palabra que en hebreo es una referencia a lo caliente, lo
quemado o lo oscuro, se desarrolla una gran raza negra.
Según el Mapa de los Pueblos, la línea familiar a partir de Ham comienza con
sus cuatro hijos; Cush, Mizraim, Put y Canaán, Génesis 10:6, los que
emigrando desde la zona de Mesopotamia llegaron a establecerse sobre el
banco del Nilo y amplias regiones de sus alrededores.
Así; Cush, (Kush o Cus), el hijo mayor de Kam, el padre del bíblico Nemrod,
el primer hombre en ejercer el poder sobre la tierra, se le considera el
patriarca del área de Kush, una zona que sitúan en una o ambas orillas del mar
Rojo, la que alternativamente es relacionada con el Reino de Sudan y con la
antigua Aethiopia. Recordemos, que la esfinge de un faraón cushita, Menes, lo
muestra con los rasgos típicos de la raza negra.
A una de las tribus de este pueblo, perteneció la esposa de Moisés, ya que en
números 12:1 se la describe como una mujer cushita.
Jeremías, también menciona a esta nación en su prédica contra los pecadores
de Jerusalén, en Jeremías 13:23, “Muda el cushita su piel o el leopardo sus
pintas…”, en una implícita relación al color típico de la piel de los hijos de
Cush. Lo que es apoyado en la Septuaginta; donde se traduce a Cush como
Aithiopia, (Etiopía), palabra que en griego es una referencia a “los de rostro
quemado”, pueblo al que los egipcios llamaron los Nehesyw, (los negros). Tal
como lo cita, el Diccionario Bíblico del wiki cristiano; hebreo: Kush, negrura,
cara tostada.
Así tenemos, que uno de los cushitas más importante para el pueblo del
antiguo Israel, fue el profeta negro Sofonías, hijo de Cushi, de la tribu de
Simeón, nacido en Jerusalén, alrededor de los 680 ANE y en la Biblia lo
presentan como hijo de Guedalias, hijo de Amarías, hijo de Ezequías e hijo de
Cushi, es decir; de un oriundo de Cush, Sofonías 1,1.
A Sofonías le corresponde, junto con Jeremía, la reforma religiosa más
trascendente llevada a cabo por el antiguo pueblo hebreo, que permitió
establecer firmemente su unidad de credo nacional, al consolidar a Iahveh o
Yahvé como el único dios, por sobre Baal, (hebreo; Lord), un dios de la
fertilidad y las tormentas, que adoraban los cananeos, que a su vez era
adorado en algunas ciudades israelitas, como en Ahad y Jezebel. Mientras que
en la más ortodoxa Judá, el profeta Jeremías se quejaba, de que:
“En los altares de Jerusalén se quema incienso a Baal, así como en
muchas de sus calles”
Jer. 11:13.
A su vez, Mizrain, el hijo menor de Kam, (probablemente un nombre dual que
se usa en la Biblia 87 veces para referirse al Bajo y Alto Egipto, (Khemet), y
su descendencia, poblaron la zona del Delta del Nilo y desde su tribu se
originan las tribus egipcias y otras no egipcias, mientras que los de Put o Fute,
se cree que fueron a poblar la región de la costa africana de Libia y las tierras
de Somalia.
Canaán y sus hijos fueron los ancestros de los negros hamatitas, de los Hivitas,
Amoritas, Jebusitas, Hititas, Zemoritas, Arvaditas y otros pueblos, que se
fueron asentando en la región de Asia Occidental, a lo largo del mar
Mediterráneo, desde el rio Jordán, abarcando la parte sirio-fenicia del arco
del Creciente Fértil, Jordania, Palestina y sus alrededores, hasta alcanzar el
mar Negro, verlo en Génesis 10. Por lo que; estos sucesores de los nietos de
Noé deben de tener un mismo color de piel, primero porque eran parientes, y
segundo porque no parece que fueran blancos, en base a lo que se sabe de sus
parientes los cushitas, o lo que se sabe de Jebus, el tercer hijo de Canaán y
nieto de Ham, que fue el padre de los jebusitas negros que se asentaron en
Jerusalén.
Para el 2100 ANE, Abraham parte desde Ur, una zona de lo que es ahora Irak
y en su periplo se establece en Canaán, Génesis 12. De tal forma, continua la
mezcla de los pueblos, no olvidemos; que Sara le entregó su esclava egipcia
Agar a Abraham, la que le concibió a su primogénito, Ismael, los que
posteriormente fueron expulsados por los celos de Sara. Tampoco
desatendamos, que en la Tabla de las Naciones, encontrada en la tumba de Seti
I, los libios y sirios se representan menos tostados que los egipcios, pero no
rubios.
Si continuamos con Isaac, el segundo hijo de Abraham, tenemos; que se casó
con Rebeca la hija de Betuel el arameo, engendrando a Esaú y Jacob. Y que el
primero se casa con Juddiz, la hija de Barriel el hitita y el segundo, Jacob,
cuyo nombre es cambiado a Israel posteriormente, tuvo 12 hijos con sus
esposas Raquel y Lia y las esclavas de estas. Con Lia tuvo a Judá,
considerado el padre de los antiguos judíos.
Según génesis 38:2, Judá se casó con Shuah la hija de un cananeo llamado
Sué, con la que tuvo tres hijos, Er, Onán y Sela. Su primogénito Er se casa con
Tamar, procedente de Timna, en la vecindad de Adulam, una ciudad cananita,
pero el destino llevó a que Tamar le pariera jimaguas al propio Israel,
(Jacob), a los que nombró Péres y Zeraj.
José, el hermano de Judá, fue vendido por sus propios hermanos a los
ismaelitas, que luego lo vendieron a los egipcios. Pero a José le fue muy bien
en todo, convirtiéndose en el segundo poder de Egipto y el faraón le entregó
por esposa a Asenat, la hija de Poti Fera un sacerdote del dios sol de los
egipcios, con la que tuvo a Manasés y a Efraím, Génesis 50.
Los estudiosos han establecido; que los israelitas descienden de Shem el
bendecido, varias generaciones después del diluvio, a través de las ramas de
Péleg y Yoctán, hijos de Heber, hasta alcanzar a Abraham, quien fue el abuelo
de Jacob, nombrado también Israel, y que desde sus doce hijos surgen los
antiguos israelitas.
Es interesante notar, que por Yoctán tenemos los nombres de las localidades
de Sebá y Jarilá, las que también se ven entre los hijos de Cush, lo cual parece
inferir; que aunque geográficamente pertenecen al sur, la zona de Cam,
genealógicamente provienen de la estirpe de Shem. Génesis 9-10.
Por lo que los israelitas se encuentran emparentados con esas tribus, desde las
que derivaron diferentes tribus árabes, ya que los hijos de Heber están
integrados por las ramas de Péleg y Yoctán.
Los miembros de la tribu de Judá, fueron llamados los yahaditas, como los
adoradores de Yah o IaH, (el Altísimo), todos con el mismo color que tenían
los egipcios, que también eran descendientes de Noé a través de Mizrain, tal
como se destaca en Génesis y muy remarcado en el versículo 50:11, donde los
cananeos, los descendientes de Canaán, dijeron, “Llanto grande es este de los
egipcios”, es decir; que a pesar de la multitud de judaítas e israelitas reunidos
para el ritual fúnebre de Jacob, los cananeos los identificaron como egipcios,
no como extranjeros blancos.
Los judíos blancos, son desciende del reino de Khazars, que adoptó el
judaísmo como religión alrededor del año 740 DNE, este reino se situaba
alrededor del mar Negro entre el Imperio Bizantino, Bulgaria y Hungría y más
tarde fueron forzados a emigrar al este de Europa, estableciéndose como los
askenazis, de los que descienden la mayoría de los judíos actuales, por lo que
no tienen nada que ver con los descendientes de los hijos de Shem. Ver en la
Enciclopedia Judía de 1973, página 16.
Por su parte, los judíos etíopes destacan en sus tradiciones, que su país ha sido
gobernado por una antigua monarquía de origen israelita, descendientes de
Jacob, y ellos se han llamado a sí mismo “judíos” por cientos de años, mucho
antes que los judíos europeos y es muy probable que puedan ser los
descendientes directos de aquel pueblo, cuyo reino fue destruido por el faraón
egipcio Merneptah, 1224-1204 ADE, un hijo de Ramsés II, de la dinastía XIX,
tal como se lee en una de sus estelas, “Israel ha sido arrasado y su
descendencia no existe”.
En Levítico, donde se describen los rituales de los sacrificios exigidos por
Yahvé, se nota; que son casi idénticos a los realizados por los yorubas. Y lo
mismo sucede sobre las ideas que se describen de la sangre y en la similitud
de ciertas historias y sucesos; como los de la Torre de Babel, el Diluvio, etc.,
tan parecidas a las que aparecen en el tratado de Ifá de los yorubas.
Estos hechos, no nos deben de extrañar, pues si revisamos la leyenda bíblica
de Moisés, comprenderemos; por qué los ritos de sangre a Yah, “El señor”,
son tan parecidos a los africanos.
Moisés, según el relato bíblico, al igual que otros grandes héroes de sus
pueblos, como Sargón de Akkad, Cyrus II de Persia y otra veintena de relatos
folclóricos parecidos, fue salvado en su infancia mientras flotaba en una cesta
y en su caso, acogido en el palacio de Seti por unos 40 años, por lo que su
color de piel tenía que ser idéntico al de los egipcios, si hubiera sido blanco
o con algún aspecto especial que lo identificara con los hebreos, lo habrían
rechazado por extranjero y condenado a morir, según la orden dada por el
faraón de ¡eliminar a todo recién nacido hebreo que fuera varón!
Gracias a su color, fue educado como un príncipe e iniciado en los misterios
del sacerdocio de Egipto. Solamente se separa de su adoptada ciudadanía,
cuando el incidente trágico que tuvo con un egipcio es revelado por otro
hebreo a las autoridades, (Éxodo 2; 14). Y ante el temor de ser detenido sale
de su lugar de nacimiento y se refugia en la tierras de Madián, en el desierto
de Sinaí, en la actual Arabia Saudí, un templo que estaba consagrado a Osiris
y en el cual se veneraba a Aelohim, deidad derivada del desarrollo religioso
monoteísta de la Raza Negra, en los tiempos de su apogeo. Como
descendientes de Abraham y su segunda esposa Keturah, los madianitas eran
parientes lejanos de los hebreos.
Según Édouard Schuré, este templo era administrado por un raguel, “un
vigilante de Dios”, un nubio de nombre Jetro, un cushita, que no dependía del
sacerdocio egipcio, el cual prestaba servicios religiosos; tanto a blancos,
semitas, o negros, que buscaban un conocimiento superior sobre el mundo
material y el espiritual.
Cuando Moisés arriba al lugar, las siete hijas de Jetro lo identifican como el
egipcio, (el negro), que las defendió de los pastores y Jetro le da asilo. Éxodo
2:16-19.
En su exilio de expiación, Moisés se casa con una hija de su protector y
maestro, Séfora, con la que tuvo a su primogénito Gerson, pero este
matrimonio no le gusto a sus hermanos Aarón y Miriam, y obligaron a Moisés
a despedir a su mujer e hijos, los que fueron enviados de vuelta a Jetro.
Durante su vida en el Sinaí, Moisés dispuso de varias décadas para revisar y
verificar la cosmovisión negra de Etiopía y Egipto, mientras disfrutaba de la
compañía de su sabio suegro, que lo inició en los misterios de los Aelohim.
Según la liberación de las últimas traducciones de papiros mágicos y
alquimistas, (entre los que tenemos a los conocidos como de Westcar,
redactados al estilo del Imperio Medio, XII dinastía), en ellos se narran
hechos ocurridos en la cuarta dinastía, en el 2,614 ANE, donde se nombran a
varios magos egipcios, entre los que se destaca Djadjaemonkh, que era
contemporáneo del monarca Khufu, llamado por los griegos Keops.
Según su traductor, S. Sauneron, en uno de los relatos; el faraón manda a
llamar al sabio Djadjaemonkh para pedirle que recuperara un pendiente caído
al río, lo que tenía acongojada a una de las doncellas acompañantes, que lo
había perdido.
El sacerdote se sitúa al borde de la barca y mediante un ritual verbal ordena a
las aguas que se separen, de tal modo, que el fondo del río queda al
descubierto y un criado puede bajar a buscar la prenda. Usando palabras
mágicas, el sacerdote vuelve a unir las paredes de agua y el paseo sigue como
si tal cosa. Lo que parece indicar, como señala la leyenda de Moisés, que él
también se mostró como un mago muy adelantado dentro del sacerdocio
egipcio. No olvidemos, que les tradiciones egipcias también hablan de un
Arca de la Alianza, que era llevado en sus expediciones de guerra.
Después que muere Aarón, su hijo Eleazar se convierte en el tercer sacerdote
de los descendientes de Israel y toma por esposa a la hija de Putiel, para
convertirse en el padre de Fineas, nombre que significa el negro o boca de
bronce.
Y la fusión de razas en aquellos tiempos, podemos seguirla a través de la
tradición de los antiguos hebreos, así tenemos; que Boaz el hijo de Rahab se
casa con la viuda Ruth, hijastra de Naomi. David se casa con una hitita,
Betsabé, la mujer de Urias el hitita, con la que concibió a Salomón, que a su
vez era descendiente de la cananita Tamar. Salomón toma por esposa a la hija
de un faraón, pero en su palacio contaba con 700 mujeres que eran princesas y
300 concubinas, la mayoría extranjeras; moabitas, sidonitas, amonitas,
edonitas e hititas, etc.
Que los negros poblaban toda la Tierra, es un hecho histórico disimuladamente
ignorado, ya que se pueden encontrar descendientes, restos arqueológicos y
testimonios de su presencia alrededor del mundo, tal como se ha descubierto
en Australia, Indonesia, Nueva Zelanda, en Asia y en la India, sobre todo en la
región montañosa llamada Vindhya, donde se encuentran pueblos de piel
negra, conocidos como los; Glondos, Kolas, Bhilas, Aravali, los Meras de los
montes, los Chitasy, Minas y los Paharias.
En América, su presencia se evidencia en Tabasco, Veracruz y Oaxaca, donde
están apareciendo cabezas de piedra de la cultura olmeca con características
negroides, que datan de unos 800 años antes de nuestra era, una época donde
gobernaban los faraones negros provenientes del Sudan.
Incluso, según Hevia; tenemos la existencia de los indios caracoles de Haití,
los Califurnams de las islas Caribe, los Arguahos de Cutara, los Aroras o
Yorubas del Orinoco, los Chaymans de las guyanas, los Maujipas, Porcigis y
Matayas del Brasil, los Nigritas y Chuanas del Istmo de Darién, los Manabis
de Popáyan, los Guara y Jabas de Honduras, los Esteros de la Nueva
California, los indios negros encontrados por los primeros españoles que
pisaron Luisiana y los Ojos de Luna y Albinos descubiertos en Panamá, etc.
En los pueblos semitas y egipcios, (mestizos y negros), se nota; por encima de
la manipulada idolatría popular, la concepción del monoteísmo, el principio
de la unidad de un Dios oculto, absoluto, sin forma e inexplicable, que también
es uno de los dogmas básicos en la iniciación secreta de los sacerdotes
lucumíes o yorubas.
Por el contrario, en los pueblos blancos que permanecieron sin mezcla, se
desarrolló la tendencia al politeísmo, a la mitología y a la personificación de
las divinidades y solo varios milenios después importaron la idea del
monoteísmo y las bases de su conocimiento desde el Norte de África.

Esoterismo yoruba, una pieza de ciencia y arte


universal
Los yorubas, en el desarrollo de sus enseñanzas esotéricas, al igual que lo
hicieron todos los imitadores de los egipcios, utilizan el drama con su
correspondiente nivel de exégesis, donde; con el auxilio de personajes reales
o ficticios, enseñaban a sus adeptos los conocimientos sobre el universo y la
vida espiritual, tan compartimentados siempre por los grupos en el poder.
Por tal motivo, el panteón yoruba, aparentemente no presenta una uniformidad
interpretativa de sus entidades, ya que una misma deidad puede manifestarse
bajo múltiples aspectos, usar diferentes nombres o cambiar de sexo e incluso,
variar en algunas de sus características principales en los relatos de sus
numerosas fábulas o appatakis, donde son utilizados para representan a los
personajes de la historia.
La pérdida del conocimiento, producto de las hecatombes sociales que debió
de sufrir este pueblo, que terminó involucionando, lo llevó en muchos casos; a
creer como reales las historias contadas de forma literal, que necesitaban de
una clave para penetrar en sus significados más profundos. Tal como le pasa a
los cristianos cuando leen a la Biblia de forma literal, su primer nivel de
exégesis, de los cuatro niveles que posee. Por lo que no conocen sus
conocimientos más profundos.
Y en relación con la codificación bíblica, el profesor José Álvarez López, del
Instituto de Estudios Avanzados de Argentina, en su folleto, “La Ciencia y
Dios”, acentúa que el Génesis bíblico, (un libro con una edad desconocida,
donde algunas de sus historias ya habían sido contada por los sumerios y otros
pueblos):
“… se escribió con el objeto de destacar la importancia de los Números
Adimensionales, que se obtienen a partir de las Constantes Atómicas,
expresadas en las Edades de los Patriarcas, los que constituyen la “columna
vertebral” de la Biblia”.
Señalando a su vez, que en el Zohar, los Cabalistas dicen; que Los Números
de la Biblia son el contenido y las palabras el envoltorio, donde subrayan:
“Desgraciado de aquel, que confunde el contenido con el envoltorio”.
Otro tanto pasa con los libros de Ifá de los yorubas, que han sido conservados
gracias al apego que este pueblo tiene con sus tradiciones; en las que
conservan la metodología de sus sistemas de adivinación y los versos de la
liturgia de Ifá, los que poseen un saber extraordinario, que en muchos
aspectos, la ciencia y la religión occidental aún no han sabido aquilatar o lo
desconocen.
Por igual, en los libros de Ifá, son mucho más importantes los “Números” que
las Palabras, por lo tanto, los sacerdotes de Ocha e Ifá, deberían entender que
trabajan con tratados que conservan un conocimiento milenario, vigente por
los siglos, por lo que deberían esforzarse en el estudio profundo de los
escritos de Ifá, apoyados por otras fuentes; como los Principios Herméticos,
los escritos de la Hermandad Blanca, la Cábala, el Zohar y tratados antiguos
de Geometría Sagrada y Numerología, entre otros muchos, para adquirir las
claves que les permita descifrar los secretos contenidos en sus propios textos,
“la esencia básica espiritual” y no tengan que seguir interpretándolos como un
relato literal, una base mitológica de enseñanza que es su primer nivel de
interpretación. Por lo general, un cuento fantástico para introducir ciertos
conocimientos básicos a sus iniciados o a los clientes en una consulta, con
fábulas instructivas, pero que no son el núcleo de la enseñanza superior que en
ellos se oculta.
De otra manera, se convertirán en portadores inocentes del saber que atesoran,
hasta que otros más interesados e instruidos les arrebaten con pleno derecho
este conocimiento. Ya que están limitando los rituales de este culto a la
repetición de las actuaciones y opiniones de otros, que por más años de
sacerdocio no asegura que dominen totalmente la ciencia oculta en sus
escrituras, aunque ejecuten sus oficios sacerdotales con bastante capacidad a
través de los rituales milenarios a los que han tenido acceso.
Quizás, estos venerados maestros, como un gran inconveniente para su
ejercicio religioso, no tuvieron la oportunidad de estudiar las ciencias
naturales, los principios y vehículos científicos que permiten profundizar en la
inmensa sabiduría del antiquísimo culto que practican, lo que les permitiría
unificar en un solo credo a la ciencia de Ifá, poniendo fin a las continuas
desavenencias que existen entre las distintas casas religiosas que practican
este culto.
Entendemos, que algunos lectores no tomen correctamente el sentir de estas
palabras y se escandalicen un poco, aunque hayan intuido desde hace mucho
tiempo, que; debido a un fundamentalismo ciego y a un comercialismo
degenerante, se han petrificado dogmas, historias y mitologías, que fueron
creadas como medios pedagógicos agradables para poder fijar con mayor
facilidad en la mente humana una idea espiritual, compleja y avanzada.
Este problema no es único en la religión yoruba actual, que es una
reminiscencia del conocimiento de una primigenia Raza Negra de gran poder y
conocimiento, lo mismo pasa con otras religiones; como en el Islam, el
Judaísmo, la Hindú, la China, etc., que al igual que la yoruba, son ramas de
un mismo tronco común, pleno de un profundo conocimiento de la Naturaleza
y la Vida, que va mucho más allá del estudio del ilusorio ámbito de lo
material.
Evidencias muy especiales se encuentran en las historias de los sabios de la
época y en los restos arqueológicos que aún no han sido arruinados y sobre
todo; en la lectura de los Libros Sagrados, cuando se deja a un lado su trama
literal, en la búsqueda de los principios universales encerrados en ellos, que
en la mayoría de los casos necesitan de las claves que exponen el profundo
conocimiento que portan.
Por eso es tan necesaria, la investigación multidisciplinaria de la ciencia de
Ifá, con el auxilio de una modernizada capacidad deductiva, que no tiene
absolutamente nada que ver con la Física Cuántica, ni con el Relativismo,
filoso-fías matemáticas muy limitadas, que están destinadas a ser curiosidades
históricas dentro del futuro desarrollo de la Ciencia moderna, porque han sido
incapaces de mostrar el principio constitutivo, el arje o arche que tampoco
supo descubrir Tales de Mileto y sus continuadores, dentro de las magníficas
enseñanzas que obtuvieron en los templos-escuela egipcios.
Tal parece que sus maestros se guardaron siempre la clave principal, la que
les hubiera permitido dar una explicación concluyente al orden básico, el
físico espiritual del que deriva el Universo material y mucho más allá de este,
en el Universo Mental que lo contiene todo y desde el cual deriva todo lo que
creen detectar nuestros limitados sentidos.
No en balde, Platón decía:
“Es el Universo, que es un Dios, al que debemos la facilidad de contar. Y el
estudio de los números sin cuerpo es la más importante de las ciencias”.
Declarando con sus palabras, entre otras cosas, la unidad con Dios de todo lo
manifestado, incluyendo al hombre, en una declaración de monoteísmo en
extremo perfecta, muy superior a las que practicamos en tiempos modernos,
que en el fondo buscan separar al hombre de lo que hemos llamado Dios, un
conocimiento que han tratado de velar durante milenios.
La liturgia de los yorubas, también es una rama de un tronco común de
conocimiento, por lo tanto, sus sacerdotes portan sin saberlo una clave muy
antigua, que muestra el modelo único para todo lo creado. Conocimiento que
es en extremo necesario para el desarrollo espiritual del hombre materialista y
el de su ciencia, aquella que está limitada al mal llamado ámbito material,
cuando la materia es una ilusión, que también es “espiritual”.
Desde hace mucho la Ciencia conoce, que la materia no existe como causa
absoluta y que ninguna cosa depende de ella, ni siquiera las propias
propiedades de las partículas, ¡porque su efecto de solidez,
electromagnetismo, gravedad, masa, etc. corresponde al giro de los pequeños
tornados que la manifiestan! Los que se nos muestran como un vacío absoluto,
aunque el vacío no existe en ninguna parte del Universo ni más allá de este, al
que los antiguos llamaron el TODO, cuando está manifiesto y la Nada, como la
condición donde no muestra manifestación alguna, gradiente que desecha; la
teoría de los universos paralelos y otros sin sentidos de la “ciencia”.
Tal como lo determinó experimentalmente Ernest Rutherford; que un átomo es
un cuerpo “vacío” en más del 99% de su volumen. Por igual, los otros
pequeños torbellinos que lo componen; como electrones, quarks, gluones, etc.,
son idénticos al átomo que integran, en cuanto a cuerpo dinámico y estructura,
con diferencia en la escala, según lo establece el Principio de Semejanza de
Tolman, y por igual; también son un “vacío” total.
Hecho que es en extremo decepcionante para los materialistas, ¡porque no
existe lo que creen que es materia en la Creación, aunque aún siguen forzando
la objetividad de algo que es una abstracción! Y sin embargo; ¡desde hace
milenios, en las escuelas-templos, los sacerdotes enseñaban este importante
conocimiento!
Tal saber; también está atesorado en la liturgia yoruba, como un secreto
olvidado, que al ser expuesto permite dar justificación “física” a la esencia
básica del ámbito que aún llamamos “material” y también a la esencia básica
del ámbito espiritual, y para descubrirlo, en el próximo epígrafe lo haremos un
poco al estilo de los antiguos maestros-magos, a través de su Geometría y
Numerología Sagrada, junto con la aplicación de conocimientos de la Física.

Descodificación Del Secreto De Ifá


Figura 1.- 1a) El Secreto de Ifá. 1b) Mandil de Maestro Mason.

Según Heres Hevia, sobre los Yorubas se escribió un libro, con el título
“Orúnmila Eléri Ikpin” o “Testimonio final de Orúnmila”, que puede
significar; “Solo el cielo sabe los que serán salvados” y aunque el contenido
fue dictado por nigerianos a partir de tradiciones orales nativas conservadas
por milenios, fue editado por occidentales en el siglo XVIII y dentro de este
texto aparece sin explicar la simbología que se traza en la figura 1, bajo el
título; “el Secreto de Ifá”.
La palabra Ifá, es uno de los sobrenombres dado a Orúnmila, el dios de la
adivinación, el dios de La Luna Nueva, que como espíritu sabio es llamado
Atefun.
En la figura 1a, se representa un cuadrado de 8 x 8 = 64 casillas, o 26, que
tiene trazado en su parte interna superior un triángulo, donde se dibujaron tres
palmeras, que representan para los yorubas, uno de los hemiciclos de la
experiencia del Alma, el del ámbito de las formas mudables, aunque la esencia
natural del fenómeno no cambie en ningún momento, concebido a su vez como
el ciclo del cuerpo Humano, que renace, crece y muere.
Además, en esta figura se pintaron cuatro flechas que alargan las diagonales
del cuadrado, las que hemos dibujado con líneas discontinuas para su mejor
observación, lo que divide a la figura en 4 triángulos isósceles, número que es
la base esotérica de sus sistemas de adivinación, tal como lo podemos
verificar en cualquiera de sus instrumentos de consulta, ya sea en el Opkuele
Ifá; 44, en el Ibi-Idajún-Ifá; 44 = 256; en el Tiro de los cocos; 4 o en el
Dilogún; 42 = 16. El mismo hecho también se repite, en los oráculos; egipcios,
chinos, aztecas, hindús, hebreos antiguos, las Cartas del Tarot, etc. Lo que se
puede consultar en el libro; “El Código de Dios la Ciencia en la Magia”.
En el tiro del caracol yoruba, el Dilogún, tenemos; que la tirada que cae con
CUATRO caracoles hacia arriba se conoce como OYO-IROSUN, posible
corrupción de Eyo, caracol y Orisun, con el significado de; fuente, manantial,
origen. De aquí podemos inferir que Eyo-Orisun significa la “fuente o el
origen del caracol”, o sea; el portador del número CUATRO.
Como hecho curioso, al distribuirse los primeros 64 números naturales en el
tablero de ocho por ocho cuadrículas, la suma esotérica de los cuatro anillos
de números, desde adentro hacia afuera, produce la secuencia; 4,3,2,1; cuya
suma esotérica nos da el número 10, que es el número espiritual del cuatro, el
que reduce esotéricamente a Uno, el número que se repite en la suma esotérica
de los números que están en la diagonal que va desde el 64 al uno, lo parece
dividir al cuadrado en dos mitades.
Tabla 1.- Distribución de los primeros 64 números Naturales en el
cuadrado de 8 x 8.

Lo interesante de esta figura yoruba, colmada de geometría sagrada, es que


encierra en su evolución esotérica hasta la expresión de la Razón Dorada, y
que una réplica muy parecida se encuentra en el mandil del Maestro Masón,
que aparentemente es de confección más reciente, según se muestra en la figura
1b.
La única diferencia está, en que cambiaron los símbolos de las palmas por el
“Ojo que todo lo ve”, el Ojo de Horus. Y para los masones este mandil se
origina, desde el cuadrado de 8 x 8 casillas del teorema de Pitágoras, ¡que es
imposible que no fuera conocido mucho antes por los egipcios, que tuvieron
una cultura muy superior a la de sus alumnos griegos!
Como la figura 1a se parece tanto a la figura 1b, ambas podrían estar
relacionadas a través de la codificación del mismo secreto velado.
Relacionando algunos conocimientos de la religión yoruba y otros esotéricos,
matemáticos y físicos, podemos sacar algunas conclusiones desde “El Secreto
de Ifá”.
Observemos; que las 3 palmas parecen estar apuntando al vértice más
importante del triángulo, punto que está a 5 cuadrados de distancia de su base
y a 3 desde el lado o-puesto.
Añadiendo los números involucrados, tenemos:
3 + 5 + 3 = 11, número, que sumado esotéricamente se reduce a: 1 + 1 = 2.
Por igual, si sumamos la distribución de los números, según se muestra en la
tabla 1, se obtiene el 10, que en numerología es el espiritual del número 4, que
reduce esotéricamente a 1.
Esto nos recuerda, los resultados obtenidos con el Principio de Homogeneidad
Variacional, establecido por el Instituto de Ciencias Avanzadas de Argentina,
un corolario del Principio de Semejanza de Tolman, que fue utilizado para
determinar los valores de los Números Adimensionales que se pueden obtener
a partir de las constantes Atómicas.
Estos científicos, observaron con gran sorpresa; que en la data de sus cálculos,
todos los adimensionales de la Física aparecían determinado por un único
número, el 137, que esotéricamente reduce a 2. Destacando; que los
coeficientes numéricos correspondían a las potencias de 2 o a las potencias de
10.
Nota: también el número que corresponde a la palabra Kaballah, es
precisamente el 137.
El número Dos, representa astrológicamente a la Luna Nueva, que es lo
mismo que decir “a Ifá”. Pero también señala a la doble manifestación de las
cosas, al opuesto y su contrario, que son idénticos en las formas.
Esto nos repasa, lo expuesto por Hevia en el “Libro Blanco para la Orden de
los Caballeros de la Luz”, donde destaca que IAO (“aliento de vida”) era el
dios supremo de los fenicios, que entre los caldeos era conocido como Iaos,
muy relacionado con el griego IAHO y que según establecía Diodoro, era el
dios de Moisés.
Y que, en el Diccionario Enciclopédico de la Masonería se destaca; que el ave
Ibis era muy sagrada para los egipcios, la que fue tomada como el símbolo de
su país y que en la Tabla Isiaca se encuentra con frecuencia a la diosa ISIS
representada con una cabeza de Ibis.
Señalándonos también, que Alexandro Moré destaca en; “Misterios Egipcios”,
Librería Armand, París, 1922, que la palabra IaH-U era una referencia “a las
cosas sagradas” en los rituales religiosos de consagración en Ser Sagrado y
que tal palabra se escribía en egipcio como se muestra en la figura 2, un
simbolismo que apunta a la Luna Negra o Nueva durante el equinoccio de
primavera, sobre el 21 de marzo de cada año, que en aquellos tiempos
coincidía con el símbolo zodiacal del Toro.

Figura 2.- Representación de la palabra IaH-U

Hevia señala; que en el idioma hebreo, Vau se puede pronunciar como Ve o


como U, por lo que IaH-U podría pronunciarse como IaH-Ve, muy próximo al
Yah-Ve de las escrituras, por lo que este podría representar a la misma
alegoría astronómica, tal como se practica en el calendario de los católicos
romanos, donde el domingo de pascuas de resurrección debe corresponder con
el que tenga lugar después de la Luna Nueva, sobre el 21 de marzo, o sea; en
el equinoccio de primavera, donde el principio del bien, Jesús, vence al
principio del mal, principio que también se observó en la adoración de Isis,
Adonis, Sommonacodón, Etión, Ormuz, Nohemio, etc.
Según el maestro masón Hevia, para esotéricos y masones, el vértice donde se
sitúan las palmas tiene valores simbólicos muy reveladores, que eran
marcados antiguamente con triángulos, formados por tres puntos y las 3 letras
hebreas, Men, Beth y Nun, cuyos valores numéricos y de orden, reducen por
igual a Dos.
Lo interesante de estas 3 letras, es que tienen el siguiente valor nominal:

M: Agua Primordial, Madre que concibe, Cópula cosmogónica.


B: Casa, sueño creador.
N: Pez, niño, generación, hermafrodita divina, Verbo, Existencia.

Que parece señalar que desde el Todo no manifiesto, la Nada, surge la


existencia como un sueño creador.
Y el siguiente valor simbólico:

M: Misterio, transformación del hombre y de todas las cosas.


B: Ciencia, la imaginación como principio plasmante, la Naturaleza, la
Madre.
N: Propagación, iniciación humana.

Que parece señalar al mismo hecho, pero en un gradiente de condición


diferente, que algunos llaman un plano inferior, la creación del ámbito de
experiencia a partir de la mente del Alma-hombre.
Las mismas letras se relacionan con el cofre esotérico del Tarot, en los
valores nominales y simbólicos de las siguientes cartas:

M: La Muerte.
B: La Puerta del Santuario.
N: La Renovación.
Mostrando en su relación simbólica, el ciclo eterno de con-tracción o muerte,
que lleva al reconocimiento de la unidad con la eterna Verdad o realidad, “lo
más parecido a Dios”, para después resurgir en la expansión a una nueva
experiencia en la ilusión de lo material.
Toda esta codificación, parece aludir a un conocimiento de extrema
importancia para el desarrollo espiritual humano, la existencia de cada cosa a
partir del pensamiento y el movimiento del Alma entre el ámbito “material” y
el espiritual. Idea, que José Martí sentenció con sencillas palabras; “La
muerte es vía, no término”.
El simbolismo yoruba, que parece copiado desde la misma fuente donde los
masones copiaron el suyo, debe estar sugiriendo al mismo hecho, entre otras
alegorías; que después de la muerte sigue la vida, en un ciclo eterno y único.
Creencia que también es considerada en la religión yoruba, la que se cimienta
en tres aspectos básicos del ciclo de la experiencia del Alma en el mundo
material; el nacimiento, Ibí, la vida, Iyé y la muerte, Ati-Ikú.
Para ellos, después de la muerte; el Ser inicia la vida espiritual, Iyé Lébin,
donde enfrentará el Juicio Divino, I dajó ti Olórun, para después retornar en
otras vidas, Atúnwa.
De la misma forma en que lo enseñaban los egipcios en su esoterismo
astronómico, con la regida muerte anual de Osiris y su obligada resurrección
como Horus.
En ambas figuras, las distancias del vértice del triángulo que contiene las
palmas o el “Ojo de Horus”, a los 4 lados del cuadrado de 8 x 8 casillas, se
descubren los números 3, 4 y 5, que son los valores de los lados del triángulo
en la demostración del Teorema de Pitágoras e incluso, por Geomancia,
también podemos encontrar el sagrado 15, el Yah o número del “Señor”, o el
26 del YHVH del Tetragramatón o el número de las caras, lados y vértices de
un cubo, recursos que muestran la expresión esotérica de la “Estrella del
Merkaba”, todos relacionados con el Cubo Divino de la Geometría Sagrada.
Recordemos, que el cubo, uno de los llamados cinco sólidos de Platón, resultó
para los sabios antiguos el esqueleto básico para representar el modelo de la
organización de lo material. Y en “Magia”, corresponde a la representación
geométrica del doble 4, o dos tetraedros embonados, una expresión del
equilibrio perfecto. Donde; el cuadrado era la imagen de la Tierra, como una
consecuencia del espíritu desde el ápice de la pirámide (el número tres o el
ternario); como el movimiento y la resistencia, que lleva a las leyes
invariables de la armonía, tal como fue descubierta para el valor y el intervalo
de los tonos en la música.
Este sólido geométrico, que tiene 6 caras iguales y cuadradas, fue utilizado
como un símbolo esotérico por excelencia, ya que en él; los magos y
alquimistas resumían todos sus conocimientos, empleándose como un medio
de enseñanza, a partir del cual explicaban la Vida Humana y la Espiritual
como una unidad en todas sus manifestaciones.
Para aquellos sabios antiguos, el Cubo era el símbolo del Principio de
Generación, correspondiendo al patrón, la medida y el fin de todas las cosas.
Y cuando dibujaban un cubo, representaban el equivalente geométrico
utilizado por “Dios” durante el acto de la Creación.
Todas las culturas antiguas más importantes, lo consideraban el Cofre de la
Emanación Divina y tal parece, que este concepto fue transmitido de un pueblo
a otro y de una generación a otra, a un punto tal, que su contenido místico aún
está presente en las tradiciones de nuestro mundo moderno, exhibiéndose en
los lugares más insólitos e inimaginables de nuestra sociedad, ya sea en su
figura original o enmascarada en los derivados geométricos que ocultan su
trazo, muy comunes en vitrales, forjados metálicos, pinturas, tallas, anuncios y
en los elementos ornamentales de culturas muy diversas y antiguas. Tales como
los denominados; “La fruta de la vida”, “el huevo de la vida” y “la flor de la
vida”, que el lector puede disfrutar en cualquier sitio de Internet que trate
sobre Geometría Sagrada.
En la figura 3, se representa un cubo constituido por sus 6 planos cuadrados
iguales. Por lo tanto, si conocemos la longitud de uno de sus 12 lados (l),
tendremos que la superficie total será igual a; 6 x l x l, y el volumen a; l x l x l.
Y para cuando el lado de cubo es igual a Uno, el área es igual a Seis y su
volumen igual a Uno. Además; el cubo también tiene 8 vértices y es un
poliedro donde se expresa la “característica Euler” de su superficie,
nombrada así por el matemático suizo Leonhard Euler, quien la describió para
los poliedros en general. Fácil de obtener, mediante la siguiente operación con
sus lados, caras y vértices, a saber; 8 + 6 - 12 = DOS. De donde podemos
notar, que vamos encontrando la base de los números sin cuerpo o sagrados
que organizan los sistemas de adivinación.
Figura 3.- Representación isométrica de un cubo.

En el cuadrado de 64 casillas, mostrado en la figura 1, podemos obrar como lo


hacía Pitágoras, por triangulación, para ello; tracemos a partir del centro de la
base una línea que suba hasta la quinta cuadrícula (o) y desde allí trazamos
líneas rectas hasta los vértices a y b, de esta forma se obtiene una figura
parecida a una (Y), que nos recuerda a la primera letra de YHVH, el elemento
masculino del Tetragrámaton, ver la figura 4.
Las operaciones con este cuadrado de 64 casillas no terminan aquí, las más
importantes eran aquellas que exponían los secretos sagrados más íntimos que
contenía y entre es-tos tenemos; la evolución del cuadrado hacia la
representación de un cubo.
Figura 4.- El Yoh en el cuadrado de 8 x 8 casillas.

Si observamos la figura 4, podemos bajar desde los puntos a y b una línea


reforzada sobre los costados del cuadrado, que tenga cinco cuadrículas de
longitud y desde los nuevos puntos c y d trazamos dos líneas rectas hasta el
punto e, como podemos ver se nos descubre un cubo al que le falta su
“corona” o “piedra fundamental”. Ver la figura 5.
Para completarlo, tendremos que adicionar los dos triángulos que parecen
sobrar en la base y de esta forma completamos la figura de un CUBO,
representado en tres ejes de simetría hexagonal según se muestra en la figura
5.
Es interesante destacar, que de esta forma se logra “relacionar” las 64
cuadrículas del tablero de 8 x 8, con el cubo, ya que ambos se pueden dibujar
en un plano con la misma área aparente de 64 cuadrículas.
El pensamiento de los magos, en la época gloriosa de las matemáticas
secretas, nos asombra por sus conocimientos y ocultismo, ya que en este
“Universo Cúbico” se expresó el valor del 64 o la manifestación divina del 4
al cubo o por mejor decirlo; en la formación de este cubo se incorporó la
combinación de los números 3, 4 y 5, valores de orden en la organización
numérica de la Existencia.

Figura 5.- El cubo en el cuadrado de 8 x 8 casillas.

En el cubo, los sacerdotes representaban geométricamente a la Divinidad


Superior, es decir; al Uno o el Padre-Mente y tal parece que en la misma
figura podían encontrar el valor del DOS o la Madre-Mente, no solo por la
propiedad intrínseca de este poliedro, que elevada al número de caras del
cubo, es decir, DOS a la SEXTA potencia, nos produce el SESENTA Y
CUATRO, sino porque en él se encuentra implícita la Ley de Generación
como la figura de dos Tetraedros Embonados.
Todo este dominio de las matemáticas y las formas, nos asombra aún más,
cuando extraen del Cubo una nueva particularidad; la formación de un
hexágono, que para ellos constituía el símbolo de la espiritualidad humana,
una esquematización de la Madre Divina en el doble triángulo, el de
Fuego/Agua, el aspecto femenino del Gran Arcano Solar.
Para poder ver el hexágono en el cubo observemos la figura 6a, y recorramos
en ella el perímetro de los lados que se ven del cubo, lo que nos descubrirá al
hexágono, según se muestra en la figura 6b, en la que aparece con sus vértices
unidos a un punto central.
Donde, la figura del Hexágono es parte de un Todo, el Cubo en el sistema
hexagonal, al que se le ha “borrado” la Y, el Yod de YHVH, su expresión
masculina. Por lo que al hexágono le corresponde el resto, ¡el HVH, o
HaVaH!, figura que se ha conformado desde los propios elementos del Cubo,
como la representación de la Eva Universal, la Madre Mente Divina desde
donde todo emerge.

Figura 6.- La figura b era conocida como la rosa de Isis y también como la
Estrella de Toth, la que se puede extraer desde el cofre cúbico de 64
casillas. Esta estrella también se codificaba en el Símbolo de Saturno de
los cabalistas y por el cruce de la escuadra y el compás de los masones.

La figura 6a, parece un “capullo sin florecer” y era la representación de la


parte femenina de Dios en su potencial de generación, que al abrir sus seis
pétalos nos descubre la flor que protege de los ojos de los no iniciados, a la
que el esoterismo identificó como “la Rosa”, el símbolo del aspecto femenino
de Dios en su acción de generación infinita. Con estas asombrosas evoluciones
geométricas, podían explicar a los aprendices los dos aspectos dinámicos de
un Todo, que siempre mantiene su continuidad o unidad.
Note, que en el centro de esta Rosa de seis pétalos, se repite nuevamente la
figura de un hexágono, el aspecto femenino del cubo, como la representación
del “Corazón Divino” de la Madre Mente en todo su potencial, dentro de la
marca del Padre Mente, el cubo, mientras se proyecta en la manifestación de la
Creación, el Todo, como aquello que nuestros sentidos pueden observar, que
surge desde lo que denominaron la Nada, otra forma de nombrar al Todo
cuando no muestra manifestación, aquello que no podemos observar con
nuestros sentidos y que resulta la base real de la existencia.
Con “la rosa”, explicaban el doble género de un Todo, que es Único, una
imagen de la Naturaleza, como el aspecto femenino de Dios en el proceso de
la Creación, sin dejar de ser una unidad de Mente en su extensión infinita.
Este esoterismo geométrico, de alegorías y símbolos, era el recurso utilizado
para compartimentar elevados conocimientos espirituales y a su vez; resultaba
una herramienta de enseñanza muy dinámica para la mente humana, de aquellos
que querían escuchar, siempre ajustados a la máxima; “No den lo que es santo
a los cerdos…”.
Y entre esas especiales figuras, la simbología del doble tetraedro, ver la figura
7, o su equivalente, la Estrella de Seis Puntas que popularizaron los
cabalistas, contiene la explicación geométrica del misterio de la Creación, en
cualquiera de las condiciones de existencia, ya sea en la ilusión del ámbito
material, como en la realidad del ámbito espiritual.
Figura 7.- Estrellas Tetraédricas del Merkaba.

Esta figura recrea como modelo, la existencia de una realidad espiritual, que
da respuesta directa a una duda milenaria, la existencia de una Inteligencia
Superior de la cual no estamos separados y por lo tanto; la naturaleza absoluta
de nuestra condición espiritual.
Este hecho, que muchos evitan reconocer porque no lo creen de su agrado, al
sentirse de alguna forma realizados con la satisfacción de sus necesidades y
ambiciones físicas, lo que es reforzado a su vez por la debilidad de nuestra
instrucción espiritual, que ha sido muy maltratada por el descreimiento que
provocan las religiones y el materialismo inmoral de nuestra moderna
programación social.
Sin embargo, por más que ignoremos o neguemos la existencia de nuestra
realidad espiritual absoluta, este conocimiento nunca será destruido, no está en
peligro, porque está infinitamente más allá del ego humano, por ser una
realidad Eterna e Inmutable.
Incluso, aunque ningún ser supusiera de ella, aunque nuestra necesidad de
religarnos con la divinidad que anida en nosotros se reduzca a límites
mínimos, la Existencia como un estrato de condiciones diferentes de una
misma realidad espiritual, seguirá siendo tan real como al principio de los
tiempos, mucho más real y eterna que el mundo que percibimos con nuestros
limitados sentidos, que no es más que una ilusión, un pálido reflejo del mundo
real, que en esencia es plasmático unificado, “espiritual”, porque la materia no
existe en él, aunque aún lo creamos, así estamos de ciegos y atrasados.
Esta maravillosa flor, que se transforma en la estrella de SEIS puntas, es un
emblema muy antiguo en el campo de los secretos y los misterios, pero ya no
lo será más para nosotros.
Su uso estaba muy extendido por todas las grandes civilizaciones antiguas y
fue empleado entre otras cosas para esquematizar el movimiento lunar y
fundamentalmente, para simbolizar la proyección de la Mente Superior en la
manifestación de este y otros incontables universos, por la acción del Gran
Arcano Solar.
Esta “flor Cúbica”, a la que llamaban “la rosa” y que fue consagrada a Isis,
posteriormente se utilizó en la adoración de Afrodita y de Venus, diosas de la
primavera, y el esoterismo de los primeros cristianos la consagró a
Magdalena, la llamada compañera de Jesús y más tarde a la Virgen María,
porque todas resultaban el simbolismo de un principio generador.
Con sus modelos y operaciones matemáticas, los magos antiguos explicaban
las relaciones divinas que se encontraban “ocultas” entre las figuras y números
de los escritos sagrados y con estos métodos enseñaban la correspondencia
esotérica que existía entre; el Tablero de 64 casillas, el Cubo, la Rosa
Hexagonal, la Estrella de Visnú o de seis puntas, el Doble Tetraedro, la Flor
de la Vida, el Yin y el Yang, la conjunción de Júpiter y Saturno, la Cruz y el
YHVH, etc., formas que expresan en su codificación última lo mismo, aquello
que llamaron la divinidad del Cuatro Natural o la Ley manifestada, El
Principio del Género, es decir, DIOS desdoblado en su potencial de
generación y que hoy podemos reconocer como un Campo Dinámico con un
esqueleto programado por la Espiral de Fermat, que en su evolución crea el
cuerpo promedio del Universo y de todo cuanto en él existe, como un único
modelo generacional.
Por las implicaciones espirituales revisadas, es muy fácil de entender, el nivel
de adoración que alcanzó el simbolismo de la Estrella de Seis Puntas para
aquellos sacerdotes iniciados en los misterios, ya que la Rosa Cúbica era el
símbolo del Ser Supremo en el proceso continuo de la generación, la
conjunción de los tetraedros de fuego y agua, la expresión esotérica del doble
cuatro o el 256. Valores que supieron “descubrir”, o les fueron revelados
desde el orden natural, y para mantenerlos protegidos fueron encubiertos en
sus calendarios y sistemas de adivinación.
No podemos achacar toda esta Matemática Sagrada a la imaginación
caprichosa de algún sacerdote extravagante o fascinado con las matemáticas.
Esta estrella nació del conocimiento racional o revelado a aquellos sabios y
resultó a su vez, un símbolo por excelencia para facilitar numerosos
descubrimientos astronómicos, matemáticos y espirituales.
Para comprender esta afirmación, podemos utilizar una de las Leyes
Herméticas, la del “Principio de la Correspondencia”, donde se establece la
absoluta concordancia, relación y comunicación armoniosa entre todos los
planos, (condiciones), de manifestación de la vida en el Universo. Por lo que
podemos inferir, con el auxilio de esta ley, que como sucede en nuestro
microcosmos y en el hombre, así mismo se expresará en el macrocosmos. Ya
que todas las leyes que rigen en un plano, (una estrato de pulsación o
vibración), también se cumplen en los demás, lo que permite su conexión por
simpatía armónica general.
Si nos acercamos a los tiempos modernos, observaremos el cumplimiento de
esta máxima desde el punto de vista científico, ya que sabemos; que los
electrones tienen un halo impenetrable, en condición desalineada, al igual que
los átomos y todo micro o macro corpúsculo, ya sea un planeta, una galaxia o
un universo.
Nada se toca, según la Física Quántica y ya la NASA señala lo mismo para la
Vía Láctea, diciéndonos que poseen un halo como parte de su estructura, sin el
cual no se podrían explicar determinados efectos gravitacionales con sus
galaxias satélites y las galaxias vecinas.
Por otro lado, múltiples investigaciones astrofísicas, también informan del
descubrimiento de estos halos en numerosas de las galaxias estudiadas,
mostrándolos como un patrón de orden y tipo en la Naturaleza, halos que son
una evidencia directa de la presencia de los campos de influencia de estos
cuerpos siderales.
Por ese motivo, muchas veces son capaces de observar lo que llaman un
“hueco negro” en el centro de las galaxias, sin que tal cosa exista
independientemente, porque es parte de la estructura toroide de estas, el cierre
de compresión de sus circuitos. Un hecho elemental en extremo.
Porque todo está estructurado en igual forma, la génesis es la misma sin
importar el tamaño del campo, un principio establecido por el físico más
brillante de todos los tiempos, Nicola Tesla.
Que se siga ignorando un hecho, que ya es innegable, resulta una treta dilatoria
más de los que medran con ocultar el conocimiento, tratando a cualquier costo
de mantener atada a la humanidad a la inexistencia del materialismo, lo que
separa al hombre de su personal divinidad, cuando el hecho es; que somos más
que un cuerpo de “materia”. Tal parece, que aún nos creen indios muy
primitivos y en cualquier momento los veremos asustándonos con los eclipses
solares.
El Tubo toro, según se muestra en la figura 8, nos recuerda a la famosa
“serpiente que se muerde la cola” y una de sus simbolizaciones más
impresionantes es el “Símbolo de Ra” de los egipcios, ver la figura 8b, que
contiene a la estrella de seis puntas, una codificación plana de dos tetraedros
embonados, la “Estrella de Toth”, simbología que representa la dinámica del
doble vórtice de un toroide. Esta figura, también se codifica en el “Ochumare”
de los yorubas y en la “Piedra del Sol” de los Aztecas, entre otras.
La figura 8 nos trae a la mente, al fruto “del árbol del conocimiento del bien y
del mal” del paraíso sumerio, según se describe en las tablillas de barro de La
Biblioteca del rey Asurbanipal y que muy posteriormente se recreó en el
Génesis bíblico, (al igual que el llamado “Diluvio Universal”), que en el libro
de Enoc es citado, como; “El árbol de la sabiduría”. ¡Y vaya que lo es!, pues
una manzana es una excelente codificación de un toro cuerno.
a b

Figura 8.- a) Representación del toroide cuerno, b) El Símbolo de Ra.

Conocedores de la sabiduría del oriente, los griegos representaban a la Vía


Láctea como una serpiente circular a la que llamaban “Ouroboros”, que
significa; “la que se muerde a sí misma”, ¡un tubo toro!, símbolo que fue muy
sagrado en civilizaciones importantes de la antigüedad y no estaban
equivocados.
En la Geometría dinámica del campo toroide, el vector; tanto desde su salida
del punto de origen como en su regreso a él, se va arqueando gradualmente
sobre sí mismo durante el curso de su trayectoria, hasta que comienza a
describir un breve trazo “rectilíneo” dentro del eje de sustentación, no porque
“el espacio” sea curvo, sino; porque curvo es el circuito que describe el
perpetual motion desde sus orígenes para manifestar a los campos.
En el mandil, “El secreto de Ifá”, aún hay numerosos conocimientos
implícitos, pero como su descodificación total no es el objetivo de este
trabajo, no seguiremos profundizando en tan asombroso símbolo yoruba, el
más importante de todos los símbolos de la antigüedad, con un contenido
científico tan impresionante, que mantiene y mantendrá su vigencia más allá de
estos “tiempos modernos”.
Si el lector desea ampliar sus conocimientos sobre su significado científico
espiritual, puede revisar los textos; “El Código de Dios, la ciencia en la
magia” y “Las Áreas Dinámicas el Factor Desconocido” en su segunda edición
o en el mismo texto corregido y ampliado, con el título; “Teoría Dinámica del
Universo”, teoría que unifica a las fuerzas y presenta las evidencias científicas
de la Existencia “Física del Cuerpo Espiritual”.
En esta nueva proposición científica, se expone; “La Teoría de los Halos
Dinámicos Toros”, (THDT), que más allá de explicar la “Unificación de las
Fuerzas” muestra que todo está unificado, hecho que se descubre a través de la
dinámica de la estrella del Merkaba, codificación del modelo único que utiliza
la Naturaleza en todas sus leyes y principios organizativos, tanto espirituales
como “materiales”.
Donde el Principio de Semejanza de Tolman, se presenta como un hecho en la
naturaleza, correspondiéndose totalmente con el paradigma de la proposición
principal de Nicola Tesla, sobre un Universo Dinámico.
Siguiendo con los yorubas, es en extremo impresionante, que el secreto de Ifá
contenga un saber tan especial, que no fue tomado desde la raza blanca, lo que
indica el tremendo conocimiento que portan sin saberlo los sacerdotes de Ifá.
Saber que fue una posesión intelectual de una Raza Negra muy antigua, la que
llegó a poblar y dominar una vasta zona hace más de 6,000 años ANE, en una
época que llaman; “del período predinástico egipcio”.
El erudito senegalés, Dr. Cheikh Anta Diop afirma; que la población egipcia
de la época predinástica era negra y que en la época dinástica se produjo una
infiltración de elementos nómadas blancos.
Las evidencias antropológicas de ese período, según una revisión de la
literatura científica hecha por el Dr. Diop, quien dedicó su vida a refutar
científicamente las opiniones europeas y árabes de la cultura africana pre-
colonial, demuestra que la antigua civilización de Egipto tiene sus orígenes en
el África Negra, ya que la gran mayoría de los esqueletos y cráneos de los
antiguos egipcios indican claramente, que eran de tipo negroide, muy similares
a los Unbios negros de nuestros tiempos y a otros pueblos africanos. Lo que
nos dice; que en esa época los negros no emigraron a Egipto ni al Oriente
Cercano, ya existían en él.
Diop, que invento un método para determinar el nivel de melanina en la piel
humana, cuando realizó pruebas de esta sustancia en las momias egipcias
procedentes de las excavaciones de Marietta, encontró que sus niveles se
correspondían con los de la raza negra.
Por igual, los estudios de las mediciones osteológicas que se habían realizado,
que son unas pruebas muy precisas para determinar las razas humanas, como
las del arqueólogo alemán Karl Richard Lepsius, clasificaban al egipcio
normal como de brazos cortos y tipo físico negroide.
Otro elemento que muestran lo oscuro de su piel, es que los mismos egipcios
se calificaban como; KMT, que significa “los negros”, el término más fuerte
que existe en la lengua faraónica para indicar oscuridad. Diop demostró, que
negro era el epíteto divino utilizado para referirse a sus dioses benevolentes,
mientras que los malos espíritus eran representados en color rojo, una
simbología que dirige a pensar en el hemiciclo de compresión, el “hueco
negro” de enfriamiento y orden, y en el hemiciclo de expansión, “el hueco
blanco”, de calor y “desorden”, de un campo toroide, tal como se muestra en
el Ying y el Yang de los chinos.
Los yorubas, en su entendimiento de la Creación, también señalan; a la
existencia de un Dios Supremo y Absoluto, por encima de cualquier otra
deidad, puro e inefable, Olódu-mare, al que tratan con mucho respeto porque
es el “Obá Orun”, “El Rey del Cielo” o el “Olórun Alabara”, “El Dios
Todopoderoso”.
Este dios es muy superior a su Ori, (el primer orischa, la pre-inteligencia en la
cabeza humana, espiritual y física), a todos los orischas y a sus antepasados.
Para los yorubas, los orischas son dioses menores, que a las órdenes de un
“Arquitecto Principal”, bajaron desde los cielos para organizar el mundo
material, correspondiéndole a cada entidad una parte o aspecto de la
Creación.
Con toda probabilidad, la religión monoteísta más antigua conocida, sea la de
los predecesores de los negros yorubas, que como otras derivadas de la Raza
Negra y más blanqueadas, también cuenta con sus deidades secundarias,
ejemplo vivo lo tenemos en la Biblia; donde los hijos de Dios poseen a las
mujeres de los hombres o en el Salmo de Asaf; 82,6 y 82,7, escrito por o al
estilo del músico principal del rey David, que tenía a su cargo la
responsabilidad del tabernáculo en Jerusalén. Donde el levita Asaf, hijo de
Berechiah, pregona, que el “dios” Yahvé dice:
“Yo dije, vosotros sois dioses y todos vosotros hijos del altísimo; pero como
hombres moriréis. Y como cualquiera de los príncipes caeréis”, o en los
ángeles y demonios que la adorna, y lo mismo ocurre en otros libros sagrados
de orientales y occidentales.
En el caso de los yorubas, asociaron a sus entidades menores con
comportamientos arquetipos y en sus leyendas y metáforas, los orischas
resultan los personajes principales, mezclados con individuos reales o con
figuras míticas.
Personificados como entidades que viven en una condición más sutil que la
humana, pero que son parte de nuestra realidad natural y aunque la ciencia aún
no tenga una explicación sobre el hecho, ¡la Teoría de los Halos Dinámicos
Toros, THDT, si puede explicarlo!
Para ellos, los seres en la condición espiritual, tienen vida, conciencia y
personalidad activa, algo que evidencia la THDT. ¡Para ellos, están aquí con
nosotros!, no en otra dimensión, sino; en otra condición existencial dentro de
una creación única, con la que se puede tener relación directa e inmediata
mediante el uso de determinados tratados esotéricos, tal y como se práctica,
abierta u ocultamente en numerosas religiones blancas “muy respetables”.
Es muy evidente, que no se debe juzgar superficialmente a la religión yoruba y
menos tildarla de primitiva, cuando puede estar sucediendo que “los dioses,
ángeles y demonios” que se adoran actualmente en muchas religiones de
tiempos modernos, resulten una extensión remodelada y blanqueada de los que
fueron adorados por la raza negra, por el culto de aquellos sacerdotes que en
su momento se nombraron como los “Hijos del Dragón”, en base al origen de
su culto religioso.
Y esta base cronológica, se puede encontrar en la correlación esotérica y
numerológica que se presenta entre las cartas del Tarot y el Dilogún u Oráculo
de los Caracoles de los yorubas, que obliga a pensar; que deben de proceder
de la misma fuente, por estar muy estrechamente vinculados.
Del mismo modo que lo están todos los instrumentos de adivinación de las
sociedades antiguas más importantes, ya sean egipcias, hindúes, chinas,
aztecas, mayas, etc., a través de un código numérico, que se comporta como
patrón de orden y tipo en la naturaleza, realidad que se expone en el texto; “El
Código de Dios, la ciencia en la magia”.
Igualmente, los arquetipos de los dioses yorubas están representados en los 22
modelos que representan a los 22 primeros enigmas de las cartas del Tarot o
en los 22 caminos del “Árbol de la Vida”, representaciones esotéricas de
principios absolutos que nuestra voluntad convierte en el acceso a la
sabiduría.
Esta relación numérica “universal”, se puede descubrir en el Opkuele Ifá, un
oráculo yoruba, que utiliza un aparato conformado por una cadena abierta que
une a ocho conchas o cáscaras en línea. Sistema que está formado por “DOS”
ramas que se complementan, compuestas por “CUATRO” cáscaras cada una,
según se representa en la figura 9.
La lectura de este instrumento, se hace siempre de derecha a izquierda y como
cada concha tiene dos caras, existen las posibilidades de que caigan de dos
formas distintas, caras oscuras o caras claras.
Las combinaciones posibles en el tiro del Opkuele, son; 256, que se
corresponden con 256 Oddus o Letras que pueden clasificarse en puras y
mixtas. Los Oddus puros son 16 tipos de tiros que los yorubas llaman Eemelli;
dobles u “Oba”; reyes. Cada Eemelli está compuesto por dos Oddus, que
resultan encontrados en la forma de las figuras de cada rama, dando lugar a 8
pares de contrarios.
En la figura 9, los círculos coloreados representan cáscaras o conchas con sus
caras oscuras hacia arriba, si contáramos el total de cáscaras que caen en esta
posición, en los 16 oddu puros, sumarán 32 y las que tienen su parte clara
hacia arriba sumarán 32. Donde, la suma total de las conchas será de 64, cómo
el número de casillas en “El Secreto de Ifá”.

Figura 9.- Esquema del Opkuele-Ifá, el mensajero de Ifá.

Las personas relacionadas con la numerología griega, china, azteca, etc.,


encontrarán que las potencias del Dos, como el 16, 32, 64, 128 y 256, son muy
familiares, al estar involucrados en diversos hechos astronómicos,
geométricos, matemáticos, biológicos, físicos y adivinatorios.
Además, desde las 16 Letras Puras se manifiestan 240 tiros mixtos, que son
aquellos en que una de sus ramas hay un Oddu puro y en la otra uno distinto a
este. Se debe destacar, que cuando las ramas caen cruzadas entre sí, no se
produce la lectura del Opkuele.
En este oráculo, donde está implícita la vinculación de los misterios yorubas
con las de otros pueblos, podemos revisar los significados de dos de sus oddu
o Letras Puras principales, nombrados; Elli-Ogbe y Ofún:
Elli-Ogbe; el día, la Energía, la Luz, valor Uno.
Ofún; el Creador de todo lo creado o Madre Creadora. Se representa por un
Huevo, (¡campo!), o símbolo secreto de Ifá y su valor es Dos.
Ambos señalan nuevamente, a la divina pareja de los tetraedros embonados, al
agua y al fuego, al origen oscuro del finitesimal del campo y a su hemiciclo de
manifestación expansiva, de irradiación, que en su circuito regresa a morir
donde mismo nació, para luego resurgir como el ave fénix, en un proceso
perenne de generación y degeneración.
El Oddu Ofún, al igual que Elli-Ogbe, son signos grandes, Ofún resulta el
primer Oddu hembra o par dentro de las 16 letras puras. Él es la clave de Ifá y
por lo tanto; la base numérica del principio de la vida y de todas las cosas
existentes, ya sea desde el “inanimado” mundo inorgánico, hasta las complejas
estructuras sociales.
Por su parte, Elli-Ogbe es al fuego, como el Atzilut de los cabalistas, en su
representación del más alto de los Cuatro Mundos, desde el cual formulan la
Creación.
De igual forma, Ofún es al Yetzirah, como la Activa Creadora o Madre
Divina, símbolo de un proceso de continuo cambio, la expresión de
generación, de diferenciación en formas únicas, emoción y ego. Ofún es quien
regula los procesos de nuestra psicología y la vida del ámbito físico y
“espiritual”.
Cuando se revisa el libro del Génesis, tenemos que al primer ser humano,
Adán, se le describe como varón-hembra, posteriormente, Adán es separado
en sus dos géneros y su parte femenina se corporiza en Eva, la primera mujer.
Todo bajo la acción dinámica de Ofún, el primer hemiciclo; no desde un
arbitrario Big Bang, que deja demasiados aspectos sin explicar de la
Creación, sino; desde una recurrencia fractal que organiza lo infinito dentro de
lo finito, en la manifestación dinámica de la Ilusión de la Vida “Material”.
Con un poco de información, es muy fácil notar la equivalencia que existe
entre las simbologías de culturas que parecen diferentes y distantes. Y en este
caso, ambos conceptos son declaraciones similares del Gran Arcano Solar del
hinduismo, que en Egipto se enseñaba como un principio hermético, la Ley del
Género, que ahora podemos nombrar como la gran Cruz Elli-Ogbe/Ofún de los
yorubas, a la que el griego, Heráclito de Éfeso, nombró como “La Ley del
Eterno Retorno”.
Es sorprendente observar, que todo este culto numérico es parte importante en
nuestro mundo moderno, según podemos revisarlo en el lenguaje utilizado en
computación; donde los datos transmitidos, manipulados, almacenados, etc.,
son procesados mediante el uso de impulsos eléctricos generados por
secuencias de dígitos binarios.
Si se utiliza un código de ocho dígitos binarios, tendremos casualmente 256
instrucciones, numeradas desde 00000000 a 11111111. Así, la secuencia para
adicionar dos números podría consistir de una secuencia de ese código de
ocho dígitos o bites, que pueden proveer 256 diferentes bites, cada uno de los
cuales puede representar una letra, un numeral u otro carácter diferente.
Las computadoras pueden diferenciarse por el tamaño de sus “palabras”, el
número de bites en las cuales ellas dividen la información a ser procesada.
Cuanto más larga es la palabra más rápido es el proceso. La mayoría de las
micro-computadoras poseen una longitud de palabra de 8 a 16 bites, mientras
otras usan palabras de 32 bites. Las micro-computadoras poseen por lo
general memorias internas de 64 kilobites o sus múltiplos.
De igual modo, esta vinculación numérica es parte de la necesidad de los
programadores, que cuando quieren conocer el contenido exacto de la
memoria de una computadora, usan el denominado código hexadecimal, que
tiene base 16, representado por los dígitos del 0 al 9, más las letras A, B, C,
D, E y F.
Cada uno de estos dígitos hexadecimales, puede ser representado por
numerales de 4 bites en el sistema binario, porque al igual que el número de
Oddus puros, hay solamente 16 diferentes patrones de numerales binarios de 4
bites, y casualmente 4 x 16 = 64
Es muy probable, que los que “inventaron” el código de computación, lo
copiaran de los sistemas de adivinación, que tuvieron como tronco común; la
sabiduría que poseía una antigua raza negra, sobre el modelo de todo lo
creado.
La ciencia ha despreciado el conocimiento oculto en los oráculos, pero sobre
todo, la que portan los instrumentos de adivinación de los negros yorubas, a
pesar de la información que se tiene sobre el tremendo saber “revelado” que
guardan estos sistemas, que en su momento sirvieron para enseñar a los
iniciados en los misterios el orden y las leyes que rigen la “Vida”, tanto para
la experiencia del Alma en su cuerpo de aspecto superior, el unificado como
una entidad única, el cuerpo espiritual o con el cuerpo material en su aspecto
multi-integrado o cuántico, vestimenta que le permite experimentar en el
ámbito más denso de “la materia”.

Es importante señalar, que la religión de los yorubas o sus variantes, es


practicada por más de 15 millones de personas en Nigeria y otros países
vecinos y esto la hace una de las más populares de África Negra. Además, es
una de las más propagadas en el ámbito mundial, pues la cifra de creyentes
distribuidos por todo el mundo debe ser bastante considerable y por su
número; quizás represente la quinta o sexta en importancia a nivel mundial,
solo superada por la cristiana, la mahometana, la budista y la hindú. Gracias a
que; donde quiera que el lucumí fue llevado como esclavo, allí sembró su
culto milenario.
En América, la religión de los Yorubas fue introducida al comienzo del siglo
XVI, durante la trata de esclavos negros, los descendientes de Kam,
sincretizándose rápidamente con el santoral católico. Lo que le permitió
adquirir carta de supervivencia fuera de su continente de origen. Esta fusión la
convirtió en la segunda religión en importancia en América, especialmente en
la de habla hispana y portuguesa, favorecida por la mayor tolerancia de estos y
por la necesidad esclavista de tener controlados por la fe religiosa a sus
dotaciones de esclavos.
A estos comúnmente se les predicaba la sumisión y aceptación pasiva “del
destino que Dios les había dado”. Quizás le leían muy a menudo, el versículo
que aparece en Colosenses 3:22. “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos
terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres,
sino; con corazón sincero, temiendo a Dios”. ¡Qué apostasía, como si al
verdadero Dios le agradara la esclavitud o la sumisión de un hombre por otro!
En esto han sido muy habilidosos todos los grupos de poder, que utilizando la
válvula de escape religiosa para sus mezquinos intereses, han llenado de
dudas e incredulidad al mundo. Lo que ha permitido el fortalecimiento de
doctrinas ateístas, que analizan las religiones desde el punto de vista que le
imponen actualmente, para decirlo de otra forma más popular, el cuento de los
“astutos” para tratar de adormecer nuestra conciencia (los bobos) y disponer
de nuestras mentes, vidas y bolsillos.
Contabilizar totalmente los adeptos de la religión yoruba es una tarea difícil,
por ser una religión abierta que no exige que se tenga como culto único y en el
mundo occidental se practica de forma muy reservada y paralela con otras
creencias, debido a que muchos no quieren reconocer que van a un “santero”
para que no los tilden de paganos, como acostumbran a sermonear los
“sacerdotes” de otras religiones occidentales y orientales que quieren ignorar
que derivan de un mismo tronco común, de pura raza negra.
En algunos casos, esta religión se practica como culto extremo u ocasional,
ante situaciones a las que no se les encuentra salidas y porque el creyente
busca un recurso “activo”, en una religión dinámica, donde no hay cabida para
el pesimismo y la respuesta “celestial” o del santo, es rápida y directa en la
consulta.
En el próximo epígrafe, versamos en prosa los principios básicos de las más
conocidas divinidades yorubas, mezclando el español con un poco de su
idioma, como un tributo a este pueblo que a pesar de los siglos de penurias y
crueldades a las que fue sometido, fue capaz de conservar para la historia
humana un saber tan impresionante.
Además, para aquellos curiosos que son atraídos por los conocimientos
religiosos de diferentes pueblos, se recopiló una breve reseña de algunos de
los atributos de sus orischas principales, 22 de los cuales, poseen arquetipos
que se asemejan a las cartas del Tarot, los que se relacionan por sincretismo
con el santoral cristiano, conciliación que se justifica más por el animismo de
los yorubas ante los santos de los blancos que los esclavizaron, a los que
consideraron tan poderosos como a los suyos y no por ocultar su veneración
tras otros ropajes celestiales.
PROSAS Y NOTAS BREVES SOBRE LOS ORISCHAS

Olorun2
Señor al que va nuestro eterno camino.
Extensión de Energía y Conciencia.
Omnipotente creador, nada mezquino.
No se asienta, ni se ofrenda en la carencia.

Te modelas, Oloddumare-Olófin,
¡Ai kú Igbo Ikú!6, pertinaz campano.
Contemplativo, desde principio a fin,
sin concierto, no dejas de ser lo humano.

Ondas ocultas, que por el éter fluyen.


Divino toro, inefable, eterno.
El bien y el mal en tu apariencia bullen.

Guardando tu ley, se insiste en comenzar,


con humilde paz, el ciclo del aliento,
de aquel Uno a quien debo regresar.

Olorun, una de las deidades más especiales de los yorubas, su nombre


significa; “El propietario del cielo”, que abarca perfectamente la reflexión, de
lo que los occidentales denominan “Dios”.
Olórun es muy sacro y está por encima de las demás deidades, por lo que
nunca es llamado orischa y en su descenso a la condición “material”, se le
conoce, como; Oloddumare, “El Uno, a quien yo debo regresar”, Olófin; “El
dador de la Ley”, Asófin; “Quien hace la Ley”, Agá-Ogo; “El más alto”,
Oluwa; “El Señor”, Alanu; “Propietario de la gracia”, Elemi; “Propietario del
espíritu y Eléda”; “El Creador”.
Como podemos notar, las interpretaciones del nombre de Olórun poseen un
elevado concepto metafísico, difícil de suponer en los pueblos yorubas que los
europeos encontraron en Nigeria, con atributos muy semejantes a los de Visnú
y a otros dioses muy sacros.
Entre las interpretaciones de la palabra Oloddumare, tenemos a: Oloddu-
Mare-Ere; “El Supremo ser, que brota de la serpiente boa” o “El Supremo Ser
que permanece constante”.
El primero nos recuerda, el uso del emblema del Dragón Sagrado, por los
reyes de la antigua raza negra.
Esta versión, también nos permite asociarla con un conocimiento astronómico,
ateniéndonos; a que los yorubas tenían un calendario “primitivo”, ¡con un
primer mes que se contaba a partir de la constelación de Leo, con un año de
365 días, distribuido en 360 días o 72 semanas de 5 días, al igual que los
egipcios y los otros 5 días lo usaban para celebraciones! Ya que, cuando el sol
en su movimiento aparente entraba al signo zodiacal de Tauro, la constelación
de Leo quedaba hacia el solsticio de verano.
A la vez, la elevación helíaca de Sirio, la antigua Sothis, de la constelación
del Can, señalaba el inicio del verano y el inminente desbordamiento del río
Nilo.
Y como la tradición yoruba testimonia, quizás la raza negra tenía una
apreciación tan exacta del cielo para su calendario, que pudieron haber
observado hace unos cuatro mil años ANE, a la Constelación del Dragón, que
parecía rodear a la bóveda celeste por su parte superior, con su estrella Alpha
como estrella polar en el centro del cielo. Lo que la hacía parecer inmóvil,
mostrándose como el único cuerpo astronómico que “permanece constante”.
Esta constelación fue adorada por los chinos, como el Dragón Celeste y en
pueblos como el egipcio, el hindú y el maya, entre otros; como “La Serpiente o
la Serpiente que se muerde la Cola”, parecida a la figura del Oschumare
yoruba de Dahomey, con un simbolismo muy parecido al “Símbolo de Ra” de
los egipcios, el que está codificado en el mandil yoruba del “Secreto de Ifá”.
Lo que permite pensar, que Olórun pudo haber correspondido a una adoración
astral o a un vínculo especial con esta constelación o que su simbolismo
comprenda un profundo conocimiento, que basa nuestra realidad sobre un
circuito vigoroso y único, la manifestación del Torus cuerno, figura geométrica
que justifica lo que tan increíblemente enseñaban los herméticos egipcios,
“que la fuerza creadora queda encerrada en su propia creación”, el
modelo dinámico absoluto que organiza a cada cosa en el Universo, desde el
microcosmos hasta el macrocosmos, porque; “como es arriba es abajo”.
Independiente de estas interpretaciones, el magnífico Olórun puede ser
considerado como una trinidad o divinidad múltiple; Olorun-Oloddumare-
Olofi, que debe su existencia a sí mismo. Donde Olorun es la Inteligencia o
Mente Suprema; Oloddumare, la Esencia o Espíritu de la Creación, a la que
nos integramos después del paso hacia el mundo espiritual y a Olofi, como “El
gran Arquitecto de la Creación”, el primer responsable ante el Dios Absoluto,
el padre o comandante-jefe de las deidades yorubas, la entidad que posee
todos los secretos para crear. Exponiendo a Olofi, como una figura equivalente
a los Aelohim bíblicos, o más bien al revés.
Por hoy, la tradición folclórica representa a Olofi como un hombre viejo y
cansado. Y aunque en Cuba no se consagra, en la tierra de Ifá es adorado
directamente, donde se le unge un fundamento y se le hacen sacrificios.
Algunos señalan, que Olorun es una deidad solar, lo que parece muy ilógico,
ya que el sol es considerado una deidad femenina, la diosa-sol Oorun. Y
aunque a este astro también se le diviniza como un dador de vida, es muy
insignificante su papel para ser comparado con el elevado concepto que tenían
del dios absoluto, más allá de toda representación, porque Él es; todas las
cosas.
Incluso, en el ñangareo, el ritual donde se informa a Olofi que ha nacido un
nuevo santero, se utiliza a Oorun como testigo y mensajero.

Obbatalá3
Cuando tú vienes papá, cuando tú vienes.
¡Jekúa Baba!31 ¡Eres grandeza, Oxalá!58
Bella es la Tierra papá, porque tú tienes,
misericordia Babá, ¡mi Orischa-Nla!51

Celeste rey, incorruptible y puro,


gozas lo limpio, dispones la justicia.
A todo el mundo, sacas de su apuro,
con tu bondad señor y tus caricias.

De Olorun, la fuente, eres primero,


padre creador de los santos orischas,
por eso riges en todo lo cimero.

Preceptor sagrado, de nuestras cabezas,


nunca das la espalda, brindas manos francas,
ofreciendo a todos... palomas blancas.

Obbatalá, “rey que aparece arriba brillando”, es un orischa mayor muy


especial y su nombre también parece señalar a una entidad astral. En la
tradición yoruba se señala; que es el segundo de los hijos de Olofi y
Oloddumare, quien fue enviado a la Tierra para que creara al ser humano y lo
gobernara como rey, resultando el más viejo de los orischas.
Por esta razón, a Obbatalá también se le llama; Baba; “Padre”, Orischa-Nla;
“orischa grande o el santísimo” y en Brasil se conoce como, Oxalá; “padrote”.
Con su esposa Yeyé Mowo, “madre que socorre”, (o con Oduduwá), tuvo
hijos; Aganllú y Yemallá, los que se casaron y cuando Yemallá pare, origina
16 orischas.
Por lo que Obbatalá, al que la Deidad Suprema dejó a cargo de las cosas del
cielo y de la tierra, es el jefe de los Orischas, pero el padre de la experiencia
Humana.
Según la tradición, Obbatalá representa a la Creación y es el dueño de todos
los materiales blancos, de los pensamientos y los sueños y a él se le dedican
los albinos, minusválidos y personas con defectos mentales.
Amante de la paz, la armonía y lo limpio, no admite desnudez en su presencia
o que se profieran improperios, es rector de la buena conducta y todo el
mundo lo busca como abogado, porque su decisión la respetan todos los
orischas.
Obbatalá representa lo superior y es quien trae la paz y la bondad al mundo,
también controla las funciones sexuales de la reproducción y su número
mágico es el 8 y sus múltiplos y submúltiplos, de los que; el más importante es
el doble cuatro, la pareja natural de la Creación, por eso Obbatalá habla en
todos los Oddun del oráculo del caracol, directa o indirectamente.
El collar de Obbatalá es de cuentas blancas, como símbolo de su pureza, por
eso se correlaciona con la Virgen de las Mercedes, aunque el primero de los
caminos de Obbatalá, Obalofún, se sincretiza con Jesús el Cristo.
Las características de Obbatalá, son semejantes a las de Zeus o a las de
Brahma y en astrología se relaciona con el planeta Júpiter.

Oduduwá4
¿Qué traigo aquí?, dime tú, ¿Qué traigo aquí?
¿Por qué quieres relucir como el cristal?
Si inmutable, solo tienes que decir:
¡Piedra, selva y en el paso; lo animal!

Añoso soplo, que anidas en la noche,


sin reclamo de una forma ni figura.
Utilizas otras deidades como broche
y por ellas se declara tu locura.

Ermitaña, que en su ojo reluciente,


con candados cierra un cofre muy brillante,
donde guarda los secretos de la muerte.

Oduduwá, en tierra rey, veló el itá.


De otro mundo fue que trajo su ritual,
junto a Orula, Obalufún y Obbatalá.

Oduduwá o su contracción, Odudúa, significa; “Creador, fabricador de la


rectitud”.
En la ciudad de Ifé, aparte de la pareja creadora, Obbatalá y Yeye Mowo,
como una dualidad cielo-tierra, existe otra pareja creadora, que parecen
constituir una dualidad tierra-agua; Oduduwá, como orischa masculino y a
Olókun como orischa femenino. Por otro lado, en la mitología yoruba se
cuenta; que Obbatalá y Oduduwá fueron enviados por Oloddumare a la Tierra
o tenían como misión crearla o terminarla, llegando al lugar que llamarían Ilé-
Ife, por lo que Oduduwá fue un creador tan competente como Obbatalá.
En Nigeria, se representa a esta pareja con dos medías calabazas pegadas una
contra la otra, lo que parece indicar al simbolismo de la cópula cosmogónica;
la bóveda celeste, Obbatalá, sobre la Tierra, Oduduwá.
Concepción que puede asociarse con la tradición egipcia, el dios Tierra Seb,
cobijado por la diosa cielo Nut, que engendrarían los seres y las cosas.
Similar al concepto de los antiguos chinos, bajo la forma del Ying y el Yang o
el Yat (el uno) y el Yit (el dos), tan común en todos los pueblos a través de los
tiempos.
Concepto que se consagró en la Cruz, un símbolo de generación, una
representación del miembro masculino atravesando el órgano femenino.
Símbolo de una antigüedad indeterminada, que fue parte indispensable en las
distintas variantes en los rituales de numerosos pueblos, ya sea como la cruz
Tau o la Ansata que portaron los dioses egipcios, babilonios y fenicios o la
suástica de los dioses hindúes, troyanos, etruscos y caldeos, etc. O la Cruz
Latina, que tuvo un uso universal, todos indicando a un doble vórtice toro, la
estructura que organiza a toda manifestación Dimensional.

Estos mitos del cielo y la tierra, como una pareja divina, son frecuentes en
pueblos de África y del mundo en general, y los yorubas representaron a estas
deidades por los órganos de generación del hombre y la mujer, apuntando
hacia un principio hermético establecido desde muy antiguo, el de Generación,
los dos tetraedros embonados, al que los egipcios destacaban como la estrella
de Toth, o por los hindúes como la estrella de Visnú y que los yoruba destacan
como la unión de Obbatalá y Oduduwá.
Oduduwá fue considerada como la patrona del amor más puro, muy parecida a
la Venus que asumieron los griegos. Sus representaciones la muestran sentada,
como madre amorosa, dándole el pecho a su hijo Aganllú, tal como aparece la
Isis egipcia, con Horus en sus brazos o como la católica-romana Virgen María.
Otras tradiciones que trajeron los negros a Cuba, representan en sus historias,
a Oduduwá como un hombre; destacándose, que fue el primer rey de Oyó y
ancestro de otros siete reyes yorubas. Por lo que es un muerto mayor, que
represen-ta los misterios y secretos de la muerte.
Este orischa, es dueño de la soledad y tiene características andróginas y por él
se conoce a “Olofi” y se intuye a “Olórun”.
También la han considerado como un avatar de Obbatalá, donde se presenta
como el más viejo de todos, entidad que no es un orischa de santeros o
sacerdotes menores, solamente de babalawos.
Según las leyendas, fue esta la deidad a la que Olofi encomendó la
terminación del hombre, específicamente la cabeza, en la que solamente
colocó un ojo, el otro se lo puso más tarde Igba-Ibo (otro camino de
Obbatalá), deidad que no se deja ver y que representa el pensamiento divino,
presente en el misterio del güiro que habla, que fue relacionada con “El Ojo
que Todo lo Ve”.
El día de Oduduwá es el jueves, el día del Sagrado Corazón de Jesús y sus
colores son el rojo, el blanco y el negro. En Cuba lo asocian con el nombre de
Jesús y con el Santísimo Sacramento.

Aganllú Solá 5
Viene quien cubre, el desierto con su voz.
Trueno de volcán, inmensa energía.
De Universo y Tierra, rotación feroz.
Schangó con oro, para Aganllú se haría.

Gigante Orión, Aganllú Babadina,


cruzas el Eridanus19 a trancos largos.
Pintado en nueve tintes y arena fina.
La cólera de tus ortos, bate el letargo.

Hombros como murallas, de almodóvar.


Piedra piramidal, puntal inmóvil,
Brazos que al Niño Sol, honran sobrellevar.

Transfiguras al éter, furor sin juego,


desde la activa trama, de fina Nada,
en aire y tierra, en agua y fuego.

Aganllú o Aguinllú; “El más interno retiro del palacio de un rey”. También se
le nombra como Babadina o Padre Candela y su nombre proviene de la
contracción yoruba de Aginjú; desierto, So; voz y Alá; cubrir, “el que cubre el
desierto con su voz”. Es el mayor de los hijos del matrimonio Obbatalá-
Oduduwá y reina entre las divinidades mayores del panteón yoruba,
manteniendo una perfecta comunión con Schangó y Oyá. Se relacionó con su
hermana Yemallá, con la que tuvo a Orungán; “el menospreciado del cielo”, un
orischa menor que es dueño del mediodía y que fue el primer ser consagrado a
Ifá.
Según la tradición, Aganllú personifica la fuerza poderosa que agita a los
cuatro elementos y se representa como un varón entrado en años, fuerte y
brioso o como un guerrero joven que afinca una rodilla en la tierra mientras
sostiene a un niño sobre su hombro derecho, una aparente representación del
sol.
Esta figura, nos recuerda el mito egipcio de Anubis; de Hércules como el
portador del niño Eros; de Hermes con Dionysius; del gigante San Cristóbal,
llamado Cristoferens, con el niño-Dios en sus brazos.
Agganllú Solá es un gigante poderoso, al que se le asigna el interior de la
Tierra, los volcanes, los desiertos, las tierras secas y las cascadas de ríos
turbulentos, que ayuda a cruzar siempre que se le pague por ello. Por eso se le
relaciona con la constelación del Gigante Orión, llamada Aldjabbar por los
árabes o el Atlante que sostenía a la esfera celeste de los griegos.
La figura atribuida a la constelación de Orión, parece tener un pie en alto,
como tratando de atravesar al río celeste, Eridanus y durante los ortos de
Orión y Sirio, el tiempo para la navegación es peligroso debido a la aparición
súbita de tempestades.
Sus atributos son un hacha bipene, roja y blanca, con cuentas de colores
amarillos, rojos y azules, dos cuernos de novillo y dieciséis mates. Su número
mágico es el 9, se le consagra el miércoles y el día 16 de cada mes. Usa
collares de cuentas color cacao y después de cada 9 se alterna con una roja,
otra azul turquesa y otra verde o amarilla. Su sincretismo es con San Cristóbal,
patrono de la Ciudad de La Habana y su día se celebra el 16 de noviembre.

Yemayá6
¡Omío Yemayá, Omoloddé!46, ¡Mamá!
¡Yemayá Lokún Nipa!63, fuerza del mar.
En tu palacio de madera de guamá,
como nadie, adivinas en tu altar.

Reina de Abeokutá1, fuente de vida,


de San Agustín, imagen favorita.
Madre virtuosa, sabia y divertida,
de olas y remolinos, bella Afrodita.

Ibi bayán odu mi25, agua en corrientes,


Tendida cuan larga eras, ¡O Luna Nueva!
matriz de los orischas y todo lo viviente.

Reconozco siempre, lo que por mí hiciste,


abanico de palma real, campana clara:
herramientas del poder, con que venciste.

Yemallá, también llamada Awoyó; el plato de abundancia, o el espejo de agua


marina, es un orischa mayor, tan vieja como Obbatalá, a la que celebran
fiestas; el 7 de septiembre en Cuba y el 2 de febrero en Brasil.
Preside las barras, los bancos, escollos y lugares de bajo calado, con
obstáculos para la navegación, así como de todas las aguas superficiales en
movimiento.
Es la Iya-ti-omi, “la madre del agua”, la madre de todos los hijos de la Tierra,
personificada como una mujer con la piel de color amarillo; lo que la
aproxima a la Isis egipcia, “la mujer vestida de sol”, madre del dios pez Hapi,
la madre verdaderamente pez o madre de pez, con su duplicado en EnKi,
Oannes, en Nommo, etc. En este sentido, se considera que Yemallá nació o
vino desde el mar para crear la vida en el Mundo y que fue la fundadora de Ilé
Ifé.
Cuando la poderosa Yemallá se materializa, se recibe con exclamaciones de
¡Odo-Iya-E!, “Ella, la sufrida madre”. Una leyenda dice, que su hijo Orungán
la violó y que de tal acción nacieron 16 orischas, por lo que su vientre es
símbolo de fertilidad o de la fuerza esplendorosa de la naturaleza.
Según su origen católico, es un santo que nació en África, pues San Agustín,
“El Africano”, por la revelación de un ángel, talló en madera la imagen de la
santa, la que se convirtió en la Virgen de la Regla, patrona y protectora de los
marinos y pescadores del puerto de Cadis, España, a la que festejan durante el
7 de septiembre. En Brasil, se sincretiza con la Virgen María, representándola
como una mujer blanca con vestidos celestes, pero en el candomblé se le
considera negra.
Yemayá es adivina como Orula, de quien tomó con astucia el Opkuele, para
después recibir de este los caracoles. Ella es amiga de las buenas compañías,
del lucimiento, madre virtuosa, instruida, inflexible, pero alegre, pero como
bruja es temible. Sin embargo, al igual que Obbatalá es amorosa, humana,
justa y complaciente.
También se le reconoce como una mujer astuta, cazadora, diestra con las armas
y con un carácter cambiante como el mar y poco formal, características que
están presentes en sus hijos de santo.
Las cuentas de sus collares son de tonos azules, al igual que su ropa y usa un
abanico redondo, tejido de paja, con los adornos que le son propios.
Ochún7
Orischa del amor y la ambarina miel,
amansas Yalodde61, todo lo viviente.
Amas a tus hijos, gestados en tu vientre.
Nunca un santo ha demostrado ser tan fiel.

Gozas lo dulce, en verde aqua y amarillo.


Tu nunca llegas, porque siempre estás presente.
Eres de espejos, brillo de oro reluciente.
Y tu amor forja, la dureza del martillo.

Aziri9, ¿quién puede contra ti maga del agua?


brote vital de otaes y coral, para el sediento,
ostentando pavo real feliz tú hermosa enagua,

cuando bailas alegre o lloras en tu asiento.


Ya nadie sabe amar al mundo y en tu fragua,
encuentro dulce paz y un buen aliento.

Oschún u Ochzún o Aziri, es un orischa mayor, su nombre significa en yoruba,


“espíritu”. Y debe ser así, ya que este espíritu benefactor vibra en toda la
existencia. Ella es la protectora de las gestantes y parturientas.
Oschún es la fuerza de la sangre que corre por nuestro cuerpo, para mantener
rejuvenecidos nuestros deseos por la vida. Es la Yalodde, la reina que se
manifiesta como el aliento del amor sexual, por eso es símbolo de la
seducción, la gracia y la sexualidad femenina, como la diosa hindú, Laksmi.
Ochún aprecia las joyas y los lucimientos, es ágil, astuta, buena bailadora,
alegre y bella entre las bellas. Fiel colaboradora de Obbatalá y la protegida
de Yemallá y Elebgua. Y a pesar de ser la más joven de las orischas, por
medio de sus oficios aplaca los ímpetus destructores de sus hermanos y de
todo ser viviente; aunque también los puede provocar.
Ochún es la dueña de todas las aguas dulces. Su número mágico es el 5, pero
también se consideran sus múltiplos.
Su día es el sábado, donde se luce con su abanico, sus joyas y collares donde
predomina el amarillo, los ámbares, rojos, verdes o esmeraldas, según
corresponda al camino de esta reina. Oschún baila sensualmente y mientras
ronda pide a los presentes oñi (miel), que es símbolo del dulzor de la
existencia. Su sincretismo es con la Virgen de la Caridad del Cobre.

Olókun8
Tienes el secreto, de la vida y muerte,
compulsivo y fuerte, andrógeno pez.
Yemayá es tu fuente y para tu suerte,
Solo usted y Dios saben encontrar su tez.

Se amarró tu ira, en el fondo oscuro.


Inundaste tierras; alguien te ofendió.
Colmas de abundancia y aunque eres duro,
la salud le otorgas a quien la perdió.

A ti te venero, cúbrenos de paz.


Te doy mis respetos desde que entendí.
Y nunca desato, tu emoción voraz.

Contiendas liberas, en Eyo-orisún22


Arcano medular, en baile de antifaz,
infausto entre cauries del Dilogún16.

Olókun, orischa mayor, que no va a la cabeza, ni hombros de nadie. Se


considera la más alta representación después de Oduduwá. Se le atribuyen los
misterios de la vida y la muerte.
Olókun es un dios del mar, muy venerado por los yorubas, que habitan cerca
de las costas como una deidad andrógina, que es mitad pez y mitad humano. En
ocasiones se representa como un varón que vive en un palacio en las
profundidades marinas, acompañado de sirenas y tritones. Tal parece, que nos
hablan de Poseidón y astrológicamente del planeta Neptuno.
Olókun, es un orischa de babalawos y resulta una entidad muy temida y
misteriosa, por su terrible temple. Obbatalá lo tiene encadenado en el fondo
del Océano para que no destruya al mundo y todas las riquezas del mar son
suyas.
En el caracol habla por el 4; Eyorosun (Eyo-Orisun), apocado a Yrozo, que
significa; “Origen del caracol”, es decir, el número 4. En Unle Melli (8,8) y en
Ochakuaribo (los 16 caracoles boca abajo), signo que nadie conoce, que no
tiene ebbó y que presagia todos los osogbos (problemas y tragedias) del
Dilogún.
Su número mágico es el 7 y sus múltiplos. Sus colores son el azul marino, el
negro y el blanco. Originalmente, su collar era de gruesas cuentas de azul
intenso, ensartadas en un hilo de hierro. Viste siempre de negro y raras veces
lo bailan, para hacerlo; el oficiante se pone careta, recurso animista para
acercarse a su espacio místico, manteniéndose a su vez fuera de él. Después
del baile, el danzante tiene que hacer rogación inmediata para no morir.
En el Olokun de Ocha, predomina el elemento agua, como en los caminos de
Yemayá, representando al mar y sus ciclos diarios y mensuales en relación con
la Luna, el aspecto sutil de lo subjetivo, la parte femenina de la mente. Sin
embargo, el Olókun de babalawos no lleva agua, el aire es su medio místico
predominante, donde se desarrollan los ciclos mayores, representando la parte
masculina de la mente, la mente objetiva.

Babalú–Ayé9
¡Jekúa Babalú Ayé32, Agróniga4!
tu campana triangular y de madera,
quita la enfermedad y la peste crónica,
sonando, con misericordia sincera.

Azojuano8, rey de Nupe, en Dahomey,


venerado por nosotros, con amor.
Llevas perros y muletas y en tu ley,
se te cumplen las promesas con fervor.

Por el día, te resguardas tras la hiedra.


Por la noche, en nuestra fe, nos da lo sano,
caminando y arrastrándote en la tierra.

Con tu saco y tus varetas, das la mano,


levantando a quien con fe, en ti se aferra,
devolviéndole la paz al ser humano.

Babalú-Ayé, es un orischa mayor, muy venerado en Cuba. Este calificativo, es


un título que significa “Padre del Mundo”, que se daba a Schanpkuanná, el
dios de las pústulas infecciosas y la viruela, al que no desean nombrar. Los
mensajeros de esta deidad son las moscas, los mosquitos y otros vectores de
enfermedades, al igual que el viento.
Así, Babalú Ayé es la deidad de las epidemias, las enfermedades contagiosas
y de la piel, por lo que es un espíritu, donde se puede incubar lo malo y lo
bueno. Otros títulos eran; Warii Warún y Oba-lo-Aále; “el rey leproso”. Este
orischa no se asienta en las cabezas, solamente se recibe.
La tradición dice; que Babalú-Ayé se esconde de día entre el cundeamor, el
coralillo y la hiedra, hasta que se pone el sol, momento en que sale a realizar
su labor en el mundo. El agua es su tabú, por lo que en sus hierbas nunca se
pone este elemento.
Su color es el morado obispo y se le consagró el viernes como su día. Su
número mágico es el 17. Como atributo, posee un manojo de varetas de palma
de corojo o de coco, atadas en un extremo con tela de saco que está adornada
con curíes y cuentas. Es el dueño de los perros y de los materiales que son
blancos con manchas amarillas.
Sus collares llevan cuentas negras, con cuentas que tengan los colores de Oyá
mezclados y lo mismo con los colores de San Lázaro o rojas, combinadas
según el camino del santo. Sus vestidos son hechos de tela de saco y cuando
baila sus movimientos recuerdan a una persona enferma, que en ocasiones
espanta insectos. Su sincretismo es con San Lázaro, el gran amigo de Jesús el
Nazareno.

Oggún10
Ollo Oggún44, día de Marte; fortaleza.
En la guerra y con el hierro, colosal.
Recio tórax, fuerte brazo, tu realeza,
forja piezas y herramientas, sin igual.

Dueño del finaguo, bien sacrificas,


recibiendo éter nuevo en el altar.
Cual Vulcano herrero, la tierra picas,
patrono de las destrezas, de trabajar.

¡Oke Oggún, Kobú Kobú, Aguanillé43!


Dios del monte, el imán, la metalurgia,
siempre enderezas, lo que yo descarrilé.

Líbrame de las llaves, lazos y penas.


Fiero valor te nombra, franco guerrero.
¡Cuentas de negro verde, rompe cadenas!

Oggún; Ogún quiere decir; medicina y Egún: espíritu, ambos relacionados con
Oggún, también significa, guerrear y su símbolo principal es el machete. Por lo
que se considera, un espíritu del bien, de lucha, de trabajo, de guerra, tal como
el dios Marte o el hacendoso Vulcano, pero de mal hacia sus enemigos.
Según la tradición, es hijo de Obbatalá y Yemu, y hermano de Schangó,
Oschosi, Osun, Eleggua y Dada. Se sincretiza con San Juan Bautista, San
Pedro, con San Miguel o San Rafael Arcángel y en Brasil con San Antonio de
Padua. Su fiesta se le celebra el 23 de abril.
Este orischa mayor, fuerte, astuto y gran cazador, es el arquitecto creador de
los minerales y las montañas, se le considera el dios de las herramientas, con
las que aseguró que sus hermanos divinos pudieran habitar la Tierra y a
nosotros, sus hermanos menores, continuar con tal tarea. Es vigía de los seres
humanos y mensajero directo de Obbatalá y toma el control de los caminos que
abren Eleggua o Eshu.
Por sus atributos, es patrón de todos los que trabajan con metales en sus
manos, como herreros, soldados, cirujanos, etc. Y tiene dotes de curandero, al
conocer los secretos del monte y sus hierbas. Protege la entrada de las casas y
de los templos. Es el dueño de la manigua, los bosques, las llaves, las cadenas
y las cárceles. Sus números mágicos son el 3, el 7 y sus combinaciones. Sus
días, son los martes y miércoles. Usa ropa de color morado, con collares de
cuentas verdes y negras.
Oggún come antes que cualquier otro orischa, ya que por él pasa primero la
sangre en los sacrificios, pues su representación está en el cuchillo consagrado
de la ceremonia “finaguo”; “un poquito a todos”, que es un tributo a Oggún,
aunque en categoría viene detrás de Eleggua y cuando se presenta se le saluda
con Ogunhé. En el Palo Mayombe, Zarabanda es lo mismo que Oggún

Schangó11
Danza guerrero, justicia y tambores.
Fuego, truenos y rayos, tu fuerza viril.
Inmenso y divino, en rojos colores,
Schangó revoltoso, audaz, señoril.

¡Ka Woo Oo, Ka Biyee34, Schangó Alufina60!


Erinlo20, potro moro, ansías montar.
Tú hacha bipene, buen filo imagina.
No hay nada que pueda, tu imagen nublar.

Cortejado Adonis, recio paladín.


Rey del tambor Kosó, disfrutas aluyá,
y del secreto de las hierbas de Osaín.

¡Ira, que ni la miel de Ochún anula!


Si la nariz asomas, el embustero calla,
cuando el tablero lees, augur de Orula.

Schangó, nombre que significa; problemas, orischa mayor, que crea el fuego
para hacer más suave la vida y los trabajos. También es dueño del rayo y el
trueno. Él es la lucha y la acción por la vida, es el baile, la música y la
virilidad y el señor de los tambores ilú-batá. Es el más chiquito entre los
orischas, en cuanto a lo espiritual, pero no en lo material. Representa
numerosas actitudes humanas; trabajador, valiente, amigo, adivino, curandero,
mujeriego, mentiroso, pendenciero y jugador.
Se acompaña de un caballo, Erinlo y usa collar de cuentas rojas y blancas,
símbolos del amor, la sangre y la paz. Su sincretismo católico es con Santa
Bárbara. Teniendo un marcado equivalente con el dios hindú Indra o con el
Apolo griego, el dios luz, que astrológicamente señala al Sol.
El hacha bipene de Schangó, parece indicar al principio de la polaridad, el
dios luz en su doble acción de generación, en su pulso de contracción y
expansión, la forma en que funciona la naturaleza para realizar el trabajo que
permite crear, desde la Unidad a la multiplicidad, aspecto que parece
realizado, en el antes y el después de la Creación.
Schangó y Eleggua son Ocán-nani; “el mismo corazón”, lo prueban los oddun
del caracol, donde Schangó y Eleggua hablan por el 4, 6, 11, 12, donde se
desarrollan las necesidades, las tragedias, los problemas para bien o para mal,
la destrucción y la ruina.
Schangó se le representa con un hacha en la parte superior de su cabeza, el
Oche, símbolo de esta deidad. En Palo se le llama Siete Rayos, Lloasi o
Marufina.
Schangó fue rey, (Obba), de la tierra de Cosó y fue adivino antes que Orula.
Descubrió el misterio de la muerte y entregó Ozun para salvar a la humanidad.

Oyá Yanzá12
Llegas violenta tifón sin sentimientos,
aventando puertas por el camposanto.
Bella centella, espacio sin cimientos.
Llameante flor, ¡Oyá, viene espantando!

Moforibale37 Oyá, tus temporales.


Rondó de remolinos, iruke27 limpiador.
Agitando pañuelos sobre eriales.
Eggun18 en hordas, con soplo vencedor.

Que en tu ewe21 truenen, las secas semillas.


Los vivos y los muertos, saben dónde van.
Leído en el eco de tus nueve manillas.

¡Jekúa Jey Yansa33, que nadie desespere!


Arcoíris… que a Olofi rinde cuentas,
conjurando que la vida degenere.

Oyá, (Oló: dueña; Oya: oscuridad), la dueña de la oscuridad. Es un orischa


mayor, diosa guerrera y espíritu regente del viento que azota en remolinos de
destrucción, también es dueña de las chispas, los relámpagos, los temporales y
la magia.
Es un orischa impetuoso y valiente, amante de la guerra y participa siempre en
las batallas de Changó, acompañada de su ejército de eggun, “espíritus”. Sin
embargo, también es cariñosa y sencilla como una campesina e incondicional
de la verdad y la rectitud.
Oyá es la asistente de Olofi y la primera en saber cuándo sucederá un
nacimiento y cuando un Alma sale de este mundo, como parte de las cuentas
que le lleva a Dios, por lo que a ella se le implora por los enfermos.
Con todos los atributos de la diosa Kali, sin ser la diosa de la muerte, es el
espíritu del cambio, moviéndose desde el caos al orden y de este al caos, en
vórtices de generación y destrucción. Es la diosa que facilita la transición en
el paso de la vida a la muerte, por lo que es uno de los tres pilares de “las
muerteras”, en concierto con Obbá y Yewá, como la portera del cementerio.
Oyá representa al aire, “Aféefe”, que es su mensajero y uno de los cinco
elementos principales que consideran los Yorubas; la luz o éter, el fuego, el
agua, la tierra y el aire.
Su número mágico es el 9, su día el viernes y lleva todos los colores menos el
negro. Se considera que es la principal esposa de Schangó y la diosa del río
Níger, en un par que establece los torbellinos sexuales que armonizan la
contracción y la expansión universal o la creación y la destrucción de las
cosas.
Oyá baila agitando un instrumento de limpieza de color matizado, un iruke, en
una danza frenética, girando siempre a la izquierda en un remolino sin fin, que
reduce lo marchito a sus principios primarios.
A este orischa se le consagra el arcoíris y las frutas de sus colores, que son
pardo, el marrón o el amarillo-tierra. Sus collares se confeccionan con 9
cuentas negras seguidas de 9 blancas, seguidas de una negra y una blanca, lo
que se repite por 9 veces 9 o sus múltiplos.
Tradicionalmente la representan, con una falda de pencas de yagua entretejida,
adornada con flecos de mariwó, más otra falda de 9 pañuelos de colores
diferentes. Su sincretismo es con Santa Teresita de Jesús.

Elebgua13
Portero en la sabana y del monte.
Mensajero fiel de Olofi y gran guerrero.
Destinas tu mirada al horizonte,
garabato es tu poder, sin poner pero.

¡Laroye Elebgua!35, vigor del rojinegro,


la terna de cada mes, trenza tu día.
Al ritmo de tu danza yo me integro.
Tu protección primera, es mi armonía.
La inocencia de ser niño, es el respeto;
tú recibes la mejor ofrenda, ¡Santo!,
Porque a nadie al saludar, le das un veto.

¡Elebgua, en oro52, primero te canto!


Invocando al guerrero de mi puerta,
que las estrellas me vistan con su manto.

Elebguá, Elégba o Légba este último significa; “persona de cualidades


sobresalientes”. Es un orischa mayor y a pesar de ser el más pequeño de sus
hermanos, con un carácter bromista, pícaro y revoltoso, es dueño de las llaves
del destino y le corresponde abrir y cerrar los caminos a la felicidad o a la
desgracia.
Es la personificación del azar y la muerte y algunos señalan que Elebgua tiene
una contraparte o desdoble, al que llaman Eschú, su aspecto más destructivo o
renovador.
La tradición dice que Elebguá es hijo de Obbatalá y Yembó o Yemmú, nombre
del primer camino de Yemayá, al que corresponde la calma del mar y el
nacimiento de todos los orischas. Para algunos, este camino representa a
Odduduwa hembra y es con Yemmú, en el Oddu Osa Melli, donde nace la
corona de Yemayá.
También se dice, que Elebgua es hijo de Okuboro y Añagui, reyes de la región
de Egbá y que su nombre se modificó del original Esú Elégbará; “como el
mensajero y príncipe de los que viven en Egbá”.
En el oráculo de Ifá, Elebgua baja a la Tierra en un solo signo, Ogbeate, sin
embargo; se le señalan numerosos caminos si dejar de representar una unidad
absoluta y como es inseparable de Ifá, está implicado en los 256 tiros de
consulta, ya que Elebgua se erige en la interface entre lo humano y lo divino,
al ser el mensajero entre estas dos condiciones, la ilusión del universo de la
materia y el verdadero universo “espiritual”.
Este Oscha ganó méritos ante Olofin, quien lo eligió como su mensajero,
¿Hermes, Mercurio?, designándolo el más grande en la Tierra y en el Cielo,
por lo que nada puede hacerse sin el permiso del portero del monte y la
sabana.
Eso obliga a nombrarlo y atenderlo primero en toda ceremonia y su asche se
coloca en la entrada de la casa.
Además, es la primera deidad que debe recibir un iniciado, al que se le
entrega dentro del grupo Orischa Odde, donde es la primera representación de
ese fundamento, al que llaman los “Cuatro Guerreros”; Elebgua, Oggún,
Ochosi y Osun.
Su número mágico es el 3, sus días de la semana son el lunes y el martes y
todos los que caigan en 3. Se le celebra el 6 de enero y el 13 de junio. Usa
collares matizados de color rojo y negro, o blanco y negro, representando los
mismos hemiciclos que el Yin y el Yang de los chinos.
Viste con chaquetilla y un pantalón ceñido en la rodilla, con un gran gorro
rojo. Se le atribuyen todo tipo de objetos de juegos infantiles, las llaves,
machetes, garabatos, artes de caza y pesca, oro y plata, palos y bejucos, tarros
de venados y coco secos decorados con pigmentos.
Baila acompañado de un garabato de guayaba, que es su bastón de poder,
brincando y agitándose como un chico, mientras hace muecas y mimos de
juegos infantiles.
Su sincretismo es con el Niño de Atocha, San Antonio de Padua y el Anima
Sola.
Elebgua-Eschu, es el par positivo y negativo, el norte y el sur, la vida y la
muerte, la expansión y compresión que da equilibrio a la existencia. Su
asociación nos recuerda a un conjunto de guerreros que se menciona en el
libro yoruba, “Orúnmila Eléri Pkuín”; El testimonio final de Orúnmila, donde
aparece un dibujo titulado, “Los cuatro guerreros del cielo”, sin ninguna
aclaración posterior. En este dibujo se aprecia, que cuatro orischas presiden la
cruz cardinal de la “Rosa de los Vientos”, ver la figura 8.
Según el profesor Hevia, es muy parecido a la forma en que los chinos
observaban a las estrellas Mao del invierno, Niao de la primavera, Ho del
verano e Hiu del otoño. Que por igual fueron observadas como “estrellas
reales” por los antiguos egipcios, caldeos y babilonios, maestros en
astronomía y astrología, con el fin de precisar épocas importantes en sus
calendarios.
Figura 10.- Los cuatro Guerreros del Cielo”.

Estas estrellas las conocemos hoy como; Fomalhaut, para el invierno;


Aldebaran, para la primavera; Régulus, para el verano y Antares para el
otoño.
Es muy evidente, que los sacerdotes yorubas tenían amplios conocimientos
astronómicos, los que se hacen manifiestos cuando se estudian sus
instrumentos de adivinación, donde se encuentran implícitos diversos ciclos
lunisolares.

Oschosi14
Brujo grande, cazador, fuerte guerrero.
Con Eleggua y Oggún, hermandad de reto.
Pensamiento que se mueve en desespero;
interpretas la justicia con respeto.
Las flechas en tu arco, templanza enorme,
mortal para dar caza, cuando invocas.
En tu bolso y en el gorro, lo uniforme,
¡Oschosi Odde mata!54, ¡No equivocas!

Aseguras el castigo del culpable,


liberando al inocente de su jaula.
Ya que nunca a la mentira, tú te abres.

De sagrado y elevado, tienes aura,


esperando lo que Olofin siempre hable,
entregándome la fe, que me restaura.

Ochosi, derivado de Ossosí; Oso; brujo, Sisé; hacer trabajo y Sí; que
significa: “El que hace trabajo de brujería”, es decir; el brujero.
Es un orischa mayor y la tradición dice que fue rey de Ketú, considerándose
como el patrón de los que tiene problemas con la justicia. Además; es el mejor
de los cazadores, con poderes adivinatorios, y reconocido como gran guerrero
y pescador. Es el espíritu protector de los cazadores, a quienes ayuda a
obtener su presa. Se le dedica un árbol en especial, al que llaman Ológun-
Schesché.
Por su elevado concepto de la justicia, es una entidad que hace más bien que
mal, estando muy relacionado con Oggún, Inle y Yemayá.
Es uno de los primeros orischa que recibe cualquier iniciado y se le considera
hijo de Obbatalá y Yembó, aunque en Nigeria se le considera como hijo de
Oduduwa.
Su número mágico es el 3. Su día es el lunes, miércoles y los cuatro de cada
mes. Sus objetos de poder son el arco, la flecha y una jaula. Se señala que
vive en la cárcel. Usa collares con cuentas azul prusia y de coral alternadas.
También usa colmillos de leopardo, caracoles y matipó verdes.
Posee un baile dinámico, con mímica de caza, por lo que da los gritos de ¡EE,
EEE!, al que se contesta; “Ochosi Odde Mata”. Viste en una combinación de
Elebgua y Oggún, sus hermanos guerreros, con colores lila o morado claro,
con sombrero y bolso de piel de tigre. Su sincretismo es con San Norberto,
San Alberto o Santiago Arcángel.

Obbá15
Inmensa luz, de amor total y buena fe
la que prepara sopa al rey, ¡y con su carne!
Vigilante eterna, del sol se ve,
ingenua orischa, que confió en su sangre.

Lagos, petos y escudos, se te inclinan.


Cantan tus aros de oro, para Oshún.
Si plumas rosas lilas, ya te animan,
no sientes la danza, rondas triste aun.

Diste a todos tus hermanos el saber


y herramientas que trabajan con sus manos.
Recibiste entonces dones, que en tu haber,

le darán la paz y amor, al ser humano;


tu puñal, tu barco, un libro, en tu entender
y la rosa de los vientos cotidianos.

Obbá; Obe: sopa; Oba: rey, “La de la sopa del rey”, es un orischa mayor, con
Yewa y Oyá forman una especie de trinidad que se relaciona con la muerte y el
cementerio. Obbá es la inspiración sutil desde el Alma, sin dejar de ser el
poder, la acción, la fuerza y el gobierno de las cosas o de la existencia. Se
dice que vive en los féretros y que custodia las tumbas.
Es un orischa dulce y femenino, pero guerrera temeraria, el único santo que
pudo derrotarla en batalla fue Oggún, quien fue su discípulo en el arte de
guerrear y en la forja del hierro. Representa el amor fiel y dedicado, el
sacrificio supremo por el ser amado, la fidelidad conyugal y el sufrimiento del
amor reprimido. Encarna la finura y el más elevado gusto estético e
intelectual.
Es dueña de los lagos y las lagunas y se destaca en ella su amor puro por
Schangó, a un punto tal, que para conquistar al dueño de su corazón y por
consejo de Oyá, se cortó una oreja para ofrecérsela en el caldo preferido del
orischa, el kalalú, una especie de sopa de carne de carnero y quimbombó.
Ante tal acción, Schangó la repudiada y Obba entristecida se retira del mundo
y busca la soledad en el cementerio.
Y en la leyenda, a pesar de esta amarga experiencia con su hermana Oyá,
nunca dejó de amarla, ya que Oyá es su “omooroggún”, su inseparable, a la
que enseño el arte de combatir con machetes. Por igual, ejercitó a Changó en
el uso de la espada y en el arte de negociar.
Este santo no tiene hijos varones y tampoco se asienta y no puede ser recibido
por personas jóvenes. Su día es el viernes y sus “elekes”, collares, se
confeccionan con la siguiente secuencia; primero; 8 cuentas rosadas, a
continuación una negra, después 8 lilas, otra negra, 8 amarillas y una negra.
Sus atributos son; un yunque de madera, mortero, vara mágica, puñal, espada,
dos llaves, una en su sopera y otra en la de Oshún, caretas, una rueda dentada,
escudos y corazas, dos manillas torcidas, una oreja y un libro, ya sean hechos
de madera de ácana o de cobre y una mano de caracoles. Este santo no baila,
pero se le dedican dos danzas y cuando baja se cubre con una máscara. Su
sincretismo es con Santa Rita de Casia, Patrona de lo Imposible.

Orischa Oko16
Protector de los cultivos y los arados,
euforias de abejas, ¡nobles mensajeras!
Los secretos quedan en ti muy bien cuidados,
Castidad que se arrastra en las praderas.

Muchos hablan de tu esencia bipolar,


pues de día, eres hombre prestigioso.
Y en la noche, cual ikú27 te ven actuar,
mientras llevas los cadáveres al foso.

Quitas agua y pones sol al decidir,


a donde van todas las cosas de la Tierra.
Tu labranza hizo a Olofi construir,

Arcoíris de la paz, en la posguerra.


Maferefun36 Orischa Oko, por servir,
des balance donde el hombre siempre hierra.

Orischa Oko; orischa mayor, deidad de la tierra, la agricultura y las cosechas,


sobre las que ejerce su acción benéfica junto con Oké y Oggé. Es la Tierra
misma, el espíritu generador que anima a las plantas. Las abejas son sus
mensajeras y es una entidad que vive en los tejados.
Es hijo de Obbatalá y Yembó y la tradición dice que se casó con Olókun y
aunque se separaron siempre están uno al lado del otro, la tierra y el mar.
Es orischa de la fecundidad, patrono de los labradores y árbitros en las
disputas, fundamentalmente entre las mujeres. Es el juez en los pleitos de los
orischas.
Se le reconoce como un hacendoso trabajador, que guarda los secretos como
nadie y a pesar de que los testículos le cuelgan hasta el suelo, es un hombre
casto.
La tradición destaca, que en la noche, como la tierra, devora los cadáveres
que Yewá le entrega y los que Oyá da a Babalú. Pero de día es un varón puro y
perfecto.
Sus días son el lunes, el martes y el 12 de cada mes. Sus colores son el rojo y
el blanco, su día de celebración es el 22 de marzo.
Sus collares son de cuentas rosadas o lilas, con siete cuentas de azul turquesa
pálido o cuentas blancas rayadas en rojo. Este santo no se sube, por lo que no
tiene una coreografía determinada de baile. Su sincretismo es con San Isidro el
Labrador.
Osun17
El espíritu ancestral está contigo,
relación muy especial, con Orunmila,
Ya que eres el bastón del adivino,
copa de metal, akuko7 que ilumina.

Se te debe mucho orí, efún y otí.


Tu actuación es de gran sabiduría.
El malvado no se atreve, frente a ti,
porque solo tu mirar lo destruiría.

Irradiación pura, presto que visitas,


vigilando la cabeza del creyente,
ya que nunca de su lado te le quitas.

Si a mi mente, llegan muchos afluentes,


ni una idea tuya en mí se me marchita,
porque llevan el poder de tu corriente.

Osun u Ozun; quiere decir color o pintura, es un orischa mayor, mensajero de


Obbatalá y de Olofi. Representa la acción del espíritu en la vida material. Es
un auxiliar de Orula, en el que se apoya para tener el poder del conocimiento
trascendente.
Es el vigilante de la cabeza de los creyentes, no es un orischa que se asienta,
solo es de irradiación. Tampoco se monta. Se recibe en el conjunto de “Los
Cuatro Guerreros”, representado en la figura de una copa metálica cerrada,
con un pedestal pesado, coronada con un gallo en su parte superior, aunque
también puede ser una paloma, un perro o un reptil. Dentro de la copa se
coloca una carga mágica durante una ceremonia secreta, que debe realizar un
babalawo.
Aunque representa la vida misma, no habla por letra del caracol.
Su día es el jueves y sus números mágicos son; 8, 16 y 24. Todos los colores
son suyos.
Su sincretismo es con San Juan Bautista o con el bastón de San Francisco.

Orula18
Al crearse el universo, eras testigo,
elegido principal, clarividencia.
Al nacer, estuviste allí conmigo.
Y mi muerte, se decide en tu presencia.

Cuando el dios Obbatalá probó tu mente,


una lengua le ofreciste por manjar.
Cuando entonces te pidió, lo displicente,
otra lengua le volviste a preparar.

Cuando hablas, es tu oráculo supremo.


No hay arreglo, lo que dices letra es.
¡Ignorar, ir con Eschu, al otro extremo!

¡Orula Iboya!53, que yefá62 polvea.


Colores amarillo y verde estreno,
porque quiero que en mi mano se te vea.

Orula, es el dios del oráculo para los yorubas, al que también nombran Ifá u
Orúnmila, apelativo que significa; “Solo en el cielo saben los que serán
salvados”.
Se le considera hijo de padres celestiales, Orokó y Alayerú, pero en Cuba es
hijo de Obbatalá y Yembó.
Orula es un orischa mayor, que representa la sabiduría y la astucia para
imponerse al mal y cuando Olódumare creó al Universo, bajo con él como su
asistente, por eso conoce lo inescrutable de todo lo creado, ya que fue “el
eleri-ipin-ibikeji Olódumare”, “El testigo de la creación y el segundo al
mando de Olódumare”.
Las leyendas yorubas dicen; que el dios Arquitecto, Olofi, le indicó a Ifá que
entregara el secreto del oráculo a los hombres, para que estos se comunicaran
con los dioses convirtiéndose en un benefactor de la humanidad.
Por lo que Ifá se transforma en el primer profeta de la religión yoruba y se
dice que esta labor la realizó con 16 ancestros celestiales, que están
representados en los 16 Melli de Ifá, hace unos 4,500 años antes de Cristo.
Ifá puede significar; “el que marca el tiempo para UD”, asignándosele la Luna
Nueva o ciega, como lo es el propio Ifá, pero en este aspecto no se refiere a un
personaje real. La representación numérica de Ifá es el DOS y le corresponde
el segundo día de la semana, Ollo-Awe; el día del secreto. A Ifá también se le
conoce como Ela; “El salvador” y Agbonregun; “El que todo lo ve”.
Se le considera un dios muy afín al hombre, por permitir conocer el destino y
dar la posibilidad de influenciarlo. A través del até o tablero de adivinación
de Schangó.
Ifá es uno de los dueños de los “Cuatro Vientos” y sus consejos deben ser
seguidos sin ninguna variación, para revertir los trastornos que causa Eschú,
cuando los seres no siguen el orden armonioso de la vida. Ifá también es
adorado como un dios de la fecundidad y se le considera un gran sanador.
Cuando esta deidad actúa como intérprete y mediador ante los dioses, se hace
acompañar de Elegbe (que significa “persona de cualidades sobresalientes”),
a quien se le suele llamar como Elegbara, una contracción de Elegbe-Eschú,
que significa; “El compañero de Eschú”.
Los yorubas consagraban elementos naturales a sus orischas, generalmente
celestiales, así; para ellos, Ifá estaba representado por la Luna Nueva y el
planeta Venus encarna a Eschú.
Los caldeos llamaban a Venus por; Sat-Anas, que significa llevo luz y los
romanos lo nombraban Lux-Fer, con igual significado. De estos nombres,
resulta fácil comprender; que a Eschú se le relacionara con el Ángel Rebelde.
En el sistema de adoración astral de los egipcios, encontramos al dios Toth, el
Dios luna de las primeras dinastías y al igual que Ifá, es dios de la magia y la
sabiduría, con autoridad sobre los demás dioses; para lo que actúa de escriba
e intérprete en su comunicación con los hombres.
A Toth, se representa con cabeza de Ibis, ave considerada como sagrada,
quizás por la singular característica de hacer nidadas de cuatro huevos y
porque su período de incubación promediaba tantos días como la Luna tarda
en completar sus fases, además por la combinación del blanco y negro de sus
plumas, el doble vórtice de un torus.
Toth ejercía su actividad mágica y comunicativa, con el concurso de un mono
cinocéfalo, que posee una cabeza parecida a un perro y por igual, los yorubas
consideraban que Venus es el “perro” de la Luna. La equivalencia entre Ifá y
Toth es tan completa, que no parecen haber surgido de fantasías separadas.
El collar de Ifá es de cuentas verdes y amarillas alternadas, no tiene baile
específico, ya que no se monta, aun-que se ejecutan toques en su honor después
del toque de Oschún, danzando sin ninguna coreografía específica.
Su sincretismo católico, es fundamentalmente con San Francisco de Asís, pero
también se asocia con San José de la Montaña o San Felipe.

Eschu19
Haces balance en lo bueno y lo malo,
ya que en cada crisis debemos aprender.
Mucho se te teme, pues el intervalo,
en que tú apareces parece oscurecer.

Hueco negro, que dispersas lo comido,


por la acción de Orula, que te dividió.
Desde que naciste hablas lo ofrecido,
llevando siempre cuenta de lo que se dio.

Doscientas cincuenta y seis revelaciones,


todas en el ojo, de tu intervención,
apegado al par, premio reprensiones.
Jamás te desentiendes, de mi destino.
¡Oh hijo querido!, rogado a Obbatalá,
acción que me azota hacia el camino.

Eschú; personificación por excelencia del vigilante incorruptible y duro,


siempre dispuesto a tomar medidas drásticas sobre nuestros errores, para
empujarnos a meditar y rectificar en nuestras experiencias, con el fin de que
nos mantengamos en el sendero del destino que nos marcó Ifá. Eschú, es la
reacción a determinadas causas que nosotros mismos creamos en nuestras
vidas.
Eschú es el primer punto de vida que creó Olórun y se señala que sus 201
caminos son hijos de Orúnmila.
Descuidadamente se relaciona con lo malo, los misioneros lo compararon con
el Tifón egipcio o con el demonio; Alosi, que para los negros es “blanco”. Y
aunque Eschú parece representar las tragedias, el comportamiento más egoísta
y licencioso y los trágicos imprevistos de este mundo, es por sobre todo; los
efectos provocados por la proyección más dañina de nuestra mente.
Los yorubas le consagraron a esta entidad, el planeta Venus. En astrología, su
arquetipo es Saturno, su día es el lunes y su número mágico es el 3. Es una
entidad que auxilia a Ifá, por lo que su augurio aparece en las 256 letras del
oráculo. En su culto solo ofician hombres. Su color es el rojo y el negro.

Oké20 (Dedicado a Obbá Fun-Oké)


Subido en la loma, zigurat de Oké.
Guardiero de Ocha, que todo examina.
Sentí la soltura, guiado toqué,
debido a que puedes, cambiar mi rutina.

El orischa fiel, roza mi hombro izquierdo.


En alto lo llevo, le imploro dureza.
Y siempre que puedo, muy bien lo recuerdo,
para que no vea, fallo en mi entereza.
Magistral su pacto, con Orischa-Oko,
que no se distancie, nunca más de Oggé,
no sea que la Tierra se vaya a lo loco.

Tu china pelona, prepara mi afoché2,


y aunque yo no sepa o te ofrezca poco,
tu firme palabra aumenta mi fe.

Oké significa; altura, elevación, grandeza, es un orischa de fundamento, no se


asienta, se recibe sobre el hombro izquierdo, es pilar de Obbatalá y Olofi.
Oké es muy respetado, por ser un fiel cumplidor de un pacto que existe entre
Orischa-Oko y Olódumare, del que se nutren todos los seres que viven sobre
la faz de la Tierra. Sus secretos son profundos y es la fuerza y el sostén de los
orischas y la perfección del Alma que se proyecta desde Olofi y retorna a él.
Oké es hermano de Oschosi e Inlé, pero inseparable de Obbatalá.
A Oké se le implora por la estancia firme de la vida en la Tierra. Lo reciben
los hijos de Yemayá y con él se muele cualquier tipo de afoché, “polvos” y el
machuquillos de hierbas.
Oké es la loma de piedra firme, la cabeza de la Tierra, incambiable a través
de los Ordun; (años). También puede referirse a las montañas o al pedestal del
templo. En esta deidad se asienta la firmeza de la consagración de la Ocha. Y
en los sacrificios recibe aves y animales de cuatro patas.
El otá (piedra) de Oké, es una china pelona, blanca o negra, que se coloca
generalmente en el piso, debajo del canastillero de los santos. Sus números y
su color son los de Obbatalá y se le ofrenda lo mismo que a él.
Su sincretismo es con Santiago Apóstol, primo de Jesús, testigo junto a Juan y
Pedro de la transfiguración de Cristo.
Los yorubas consideran, que las plantas y los tarros de los animales que están
sobre la loma, representan el influjo salvador, principio del nacimiento y guía
de las cosas en la Tierra, al que llaman Oggue. Por eso, los tarros del buey o
el búfalo, son el símbolo de Oggue.
Osaín21
Afamada oreja, que todo lo atiende,
alerta al ruego, de amparo y de vida.
Eficaz tu ciencia, que todo lo entiende,
con salud me sacas de oscura guarida.

Fui animal feroz, pero me curaste.


Esencia de hierbas, bendito seas tú.
Aun sin tus miembros, me evolucionaste,
por tu solo ojo me diste la luz.

Torrente divino, en farmacopea,


con ashé de yerbas, para hacer la Ocha.
Y en tú güiro sabio, juicio que campea.

Lo que purificas, para que yo siembre,


palo de la selva y para lo que sea,
siempre lo trasmito hacia mi simiente.

Osaín; es un orischa mayor, fue una deidad de los mandingas. Es el dueño de


la naturaleza o ella misma. Se representa como un cazador que tiene un solo
ojo, una sola pierna y un solo brazo, con una oreja mayor que la otra. Es
célibe, guardián y consultor, muy relacionado con Oggún. Es la fuerza
espiritual de las plantas, el dios de la farmacología y la medicina. Su
receptáculo es un güiro colgante.
Concede fuerza a la Ocha, porque las hierbas le transmiten el poder y el ánimo
requerido a las piedras de consagración. Todos los objetos del fundamento,
pasan por los humieros de Osaín, para que estén limpios y purificados, por lo
que sin Osaín, no existiera Ocha. Osaín, el más sabio en Egues (hierbas), vive
en la sopera de Schangó.
Con anterioridad se adoraba a Inle como el dios de la medicina.
El curandero osainista, debe conocer profundamente las propiedades curativas
de las hierbas y plantas silvestres, los distintos bichos y gusanos, aves y otros
animales que se usan para Ebbó (lo que se hace): como curar, purificar,
limpiar o consagrar, así como las características personales de estas; desde el
punto de vista animista y antropomórfico, además del tributo que exige Osaín
para que las plantas no pierda su asché (poder).
Sus números mágicos son el 6-7 y el 7-6. Su color es el verde y su día el
viernes. Su sincretismo es con San José o más comúnmente con San Silvestre.

Daddá (Obañeñe)22
Donde quiera nazca un niño, surge Ud.
Al nacer los vegetales, su presencia.
Fue marcada en el trabajo y en la fe,
ya que siempre nos ofrece complacencia.
Cuando tuvo la crianza de Schangó,
el mejor de los cuidados condonaba.
Al crecer el niño, entonces se logró,
ver al rojo rey, que todo adivinaba.

Recorres los caminos, con tu hermano,


brindándole atenciones a la infancia,
dando formas al amor, a cuatro manos.

Cuando el Padre Obbatalá, le dio la instancia,


de que todo fuera puesto a los humanos,
nunca quiso trabajar, sin abundancia.

Daddá, quiere decir; bueno o buena, un calificativo dado a Bañañi u Obañeñe.


Es una de las deidades más útiles para Obbatalá, del cual tiene camino, su
madre es Llembo.
Daddá es el orischa de los recién nacidos y la patrona del vientre. Es una
deidad inclinada a hacer siempre el bien.
Daddá es la corona de los Igüoros (santeros), por lo que están obligados a
hacer el bien desinteresadamente. Siempre está presente en las situaciones
donde se requiera ayuda donde hay desesperación, prisión, dolor o problemas.
Es una deidad que también se asocia a los vegetales, se le considera hembra y
hermana de Schangó. Otros dicen que Dada y Obañeñe son hermanos, otros
que son la misma deidad desdoblada o el Yo grande y el Yo pequeño de los
metafísicos.
No se sube ni se asienta. En su honor se baila en coro, sin una coreografía
especial. Se le representa como una calabaza ornamentada con caracoles y
sobre ella una bola de índigo. Usa collares de 2 cuentas blancas, alternadas
con 2 rojas y cada 8 cuentas un Dilogún.
Su sincretismo es con San Ramón Nonato o con Nuestra Señora del Rosario.
Su día es el domingo y su fiesta se celebra el 31 de agosto.

Yewá23
La canasta y tú, muñeca virginal,
hablan bien de la pureza de tu ser.
Es tu baile, como un claro manantial,
que resbala refrescándome la piel.

Si pudiera levantarme de mi lecho,


te aseguro, que contigo bien bailara.
Pero tengo que aceptar, lo que está hecho;
en la muerte no se puede alzar la cara.

No permites las disputas, ni amoríos.


Frente a ti, se te ofrenda austeridad,
porque haces bien valer tu señorío.

Y tenemos que acatar tu voluntad,


aunque osemos de seguir nuestro albedrío;
en el camposanto está, tu autoridad.

Yewá, es un orischa mayor, vive en el cementerio, entre las tumbas y los


muertos. Niña mimada de Odudúa o de Olofi, con fama de virgen, bella y
casta, fue seducida por el lisonjeo de Schangó, a quien miro arrobada, su
único pecado.
Arrepentida por esta debilidad pidió a su padre que la aislara en algún lugar
donde los que moren, vayan a reposar eternamente. Su padre le hizo entonces,
reina del Ilé Ocú (el cementerio). Se considera la encargada de recibir los
cadáveres de Oyá, los que Babalú-Ayé lleva a Orisha-Oko, para que la tierra
los devore. La moraleja es que no hay nada perfecto y que la vida, como todo
lo relacionado con ella, es efímera.
La consideran una mujer de edad, virgen, sumamente casta, que prohíbe a sus
hijos todo tipo de comercio carnal.
No permite que nadie hable alto, se desnude o tenga sexo o disputas frente a
ella. Sus hijas son siempre personas mayores, vírgenes o mujeres estériles.
Este santo pocas veces se monta y cuando pasa, mimetiza la acción de devanar
o enrollar un cordel, gozando de gran prestigio por sus oráculos.
Vive entre nácares y cauris. Forma una trinidad con Obba y Yansá. Su número
mágico es el 11, su día es el viernes, el día de la expiación. Su color es el
rosado. Usa collares matipós rosados.
Se sincretiza con Nuestra Señora de los Desamparados o con la de
Monserrate.

Oro (Oorun)24
Que tu voz emita el ruido del metal,
cuando eres movido fuerte por el viento,
me recuerda que tan solo soy mortal,
aunque tenga en mí el secreto de tu aliento.

Que tu culto, sea tomado de ejimeres19,


tu tinaja este sellada con cemento
y que siempre un papagú59 te de poderes,
me demuestra lo ideal de tu armamento.

En el monte, son los Igbis26 responsables,


de tener tu orden, siempre en cumplimiento,
persiguiendo y castigando a los culpables.

Poco caso se le hace en el lamento,


a cualquiera que interrumpa, cuando hables,
sobre todo, al convocar el fundamento.

Oro (Oorun), es un culto muy antiguo vinculado con la muerte (Ikú) y algunos
aseguran que fue tomado de los monos rojos, llamados Ejimeres.
El fundamento de este poder o fuerza, consiste en una carga secreta, que es
preparada exclusivamente por babalawos. La cual es colocada en una tinaja
negra, cuya boca se sella con cemento. De esta olla sobresalen 9 o 18 cauríes,
según las características del fundamento, un caracol Cobo y en algunos casos
la cabeza de dos muñecos (Obiní y Okuní), que también son cargados.
Otros de los atributos de Oro, son; un bastón, llamado papagú, que se adorna
con una carabela tallada en el mango, la que lleva cauríes por ojos. Una teja
(ikokó Awadorono Kole Unoricha), un machete y un Eschú de oro montado en
una piedra porosa o de arrecife. Además, en el culto se utiliza un trozo de
metal o una hoja de madera plana, en forma de pez, a la cual se ata una larga
cuerda, antiguamente esta figura se amarraba a un poste. Cuando el viento
soplaba, emitía un sonido agudo, llamado Ejáoro (pez de Oro), representativa
de la voz del fundamento Oro.
En tiempos antiguos, los miembros de la Sociedad Oro, eran los encargados
de ajusticiar a los criminales condenados a muerte en la corte Ogbon.
Este culto aún se mantiene vigente en Cuba y los sacerdotes que quieran ser
Oriaté, deben juramentarse en él.
Ajé Shalunga25
Llega el cuerno de abundancia, desde el cielo,
se derraman bendiciones por doquier.
Aunque al azar escoges sin recelo,
al humano que deseas favorecer.

Y lo mismo pasa así, con la salud,


las virtudes, alegrías y bondades.
El que triunfa en ti, recibe un gran alud,
de energía y de cosas materiales.

Cuando todo nos parece en la miseria,


vienes tú, con la sonrisa y amuletos,
para darnos el sentido de la feria.

Sin embargo, a veces vemos en aprieto,


a un hermano, mientras tú te quedas seria,
permitiendo que se pierda por completo.

Ajé Chalunga, orischa de la salud, de las riquezas y de la suerte. Su emblema


es el símbolo sagrado de la concha. Es una deidad muy apreciada por los
mercaderes, negociantes y tahúres, así como por todas aquellas personas que
buscan dinero activamente. Es el patrón del dinero y como culto animista, le
colocan dinero en conchas para reclamar su favor.
Se le considera venático, lleno de antojos y caprichos a la hora de propiciar
sus favores, que le pueden tocar a cualquiera, sin importar su condición social
o religiosa. Aunque exige una completa confianza en sus poderes.
La deidad regala sus favores arbitrariamente y con frecuencia no es al
primero, sino al último a quien bendice y mejora. Cuando el orischa ha
bendecido a sus adoradores y satisface sus compromisos y deseos, grita ¡Agé
Oh!, lo que indica; que los gastos han sido posibles por su bendición.
Si sus adeptos encontraban una concha grande en el camino, se consideraba
como un signo de buena suerte.

Ibeyis (los jimaguas)26


En lo alto de una palma, oí las risas,
más alegres que jamás había escuchado.
Ciclotímicos14 muchachos, que en mi prisa,
olvidé pagarles por lo consumado.

Esos niños tan bonitos, macho y hembra.


O dos machos o dos hembras, qué más da.
Me salvaron muchas veces mala siembra,
me han librado muchas más, de la maldad.
¡Vengan!, tomen golosinas y juguetes,
nunca dejen de tocar sus tamborcitos
y devuélvanle a Ochún, sus dos aretes.

¡Ibeyi Óro alakúa24, los benditos!


Tengo frutas para ustedes y un banquete.
¡Oyé, Oyé, mojojó57!, los hermanitos.

Los Jimaguas o Ibeyis; palabra que significa; “la acción, movimiento o la


lucha que corta”, son orischas menores, que toman parte de todas las cosas de
este mundo. Mellizos divinos, de gran sabiduría, varón y hembra, hijos de
Schangó y Oschún, aunque criados por Yemayá.
Juguetones, golosos y traviesos, gozan del cariño de todos los orischas. Se
consideran patrón de los niños. Viven en la palma. Su día es el domingo.
No se posesionan de los creyentes, solo juegan con ellos haciéndoles
travesuras inofensivas, se les complace con cantos y bailes. Se utilizan para
reunir a los seres humanos.
Los bellis son entidades guardianas de las casas y a su través se investiga en
el Dilogún. Los que reciben estas entidades, es como si tuvieran un guarda
espada que sale a defenderlo, mucho antes que los demás orischas.
Los yorubas no coronaban orischas a las cabezas de personas jimaguas,
porque para ellos estos ya venían con virtudes que nadie podía mejorar,
entregándoselos después del Itá, en ceremonias donde no se sacrificaban
animales de cuatro patas, a lo que llaman santo lavado.
Su sincretismo es con San Cosme y San Damián, o con San Justa y San Rufina,
su día se celebra el 27 de septiembre.
GLOSARIO DE TÉRMINOS YORUBAS
1.- Abeokuta
La Tierra de Yemayá. Nombre de un rey Lucumí.
Loma que hay en África, que tiene forma de cuchillo.

2.- Afoché
Polvos para curar o embrujar.

3.- ¡Ago Elebgua bukenke!


Forma cariñosa de saludar a Elebguá o pedirle permiso para interactuar con
él.

4.- Agroniga
Nombre de un camino de Babalú Ayé como viejo, achacoso.

5.- Aguanillé
Nombre de Oggún como dueño de los montes.

6.- Ai kú Igbo Ikú


Buena salud, no hay muerte en los montes.

7.- Akuko
Gallo.

8.- Asojuano
El más joven en los caminos de Babalú Ayé.
9.- Aziri
Nombre dado a Ochún.

10.- Baba
Término que significa Padre. Por ejemplo, babalawo: padre de la ley, un
sacerdote de Ifá.

11.- Bara Ala Su Ayú, Ago Ibara


“Adelante Elebguá o Eshú, permiso para interactuar con Ud”.

12.- Canastillero
Es el altar de los Santos, en el siglo XIX era un tipo de escaparate, usado para
colocar los contenedores que guardan los fundamentos.
13.- Cauri
Molusco gasterópodo, conocido como “Cipraea moneta” (dinero caracol), por
su concha fue muy apreciada por los africanos y llegaron a usarlo como
dinero.
Este caracol se usa en la India, su lugar de origen y en África, en el oráculo de
los caracoles.

14.- Ciclotímicos
Una persona bipolar.

15.- Dar de comer al santo


Es lo que alimenta al santo.
Son los sacrificios de animales, ya sean de cuatro patas o de plumas. También
se le ofrecen comidas elaboradas para la deidad, dulces y bebidas.

16.- Dilogún
Oráculo constituido por 16 caracoles.
17.- Efún
Polvo, hecho con cáscara de huevo de paloma blanca. Conocido también como
cascarilla de carbonato de calcio.

18.- Eggun
Espíritu de los muertos.

19.- Ejimeres
Un tipo de mono rojo.

19.- Eridanus
Es una constelación alargada denominada “El Río Celeste” y ubicada
inmediatamente al oeste de la Estrella de magnitud uno, Rigel, de Orión.
Esta constelación fluye hacia el sur, casi hasta el polo sur celestial.
Un observador desde el hemisferio sur, puede seguir fácilmente su curso.

20.- Erinlo
El caballo de Schangó.

21.- Ewe
Vaina del árbol Flamboyán.

22.- Eyo-Orisún
El número 4, “el origen del caracol”, su posible significado puede ser;
problemas que tienen a la cabeza o a la mente adormecida.

23.- Fundamento
El receptáculo u objetos soportes del Orischa, que se guarda en las soperas o
contenedores consagrados a ese efecto.
Estos se colocan en el piso o en el canastillero, según el Santo.

24.- ¡Ibeyi Oro Alakua!


Saludo o canto, a los sagrados Mellizos o Jimaguas.

25.- ¡Ibi bayán odu mi!


¡Me duele el vientre!, grito que emitió Yemayá cuando parió las aguas, los
orischas y todo lo que vive sobre la Tierra.

26.- Igbis
Son los árboles del monte, algunos con energías muy especiales, su uso es un
elemento muy importante en la sociedad oro.

27.- Ikú
La muerte.

28.- Ir a la cabeza de alguien o a sus hombros


Los Orischas pueden ser recibidos en la cabeza o los hombros del creyente,
que es el ritual de “hacer santo”.
Sin embargo, hay orischas “muy fuertes” que no pueden ir a la cabeza porque
afectarían a las personas, por eso se “entregan” en los hombros.

29.- Iruke
Un tipo de escobilla de crin de caballo que se usa en el baile o para limpiar
las malas influencias.

30.- Iworo
Santero.

31.- ¡Jekúa Baba!


¡Te saludo Padre!

32.- ¡Jekúa Babalú Eyé!


¡Te saludo Padre del Mundo!

33.- ¡Jekúa Jey Yansá!


Saludo de recibimiento cuando Oyá se presenta.

34.- Ka Woo Oo, Ka Biyeé


“Que su majestad sea bienvenida”.

35.- Laroyé Elegba


Nombre de un Elegba niño.

36.- Maferefún
Bendiciones.

37.- Moforibale
Rendir honores a un santo o al santo que tenga asentado un santero mayor.

38.- Moyugba orischa


Saludar al santo, reverenciarlo, pedirle permiso.

39.- ¡Moyugba areo!


¡Con licencia de los mayores!

40.- Oddu, Oddun u Odu


Jefe o cabeza de grupo, la letra que habla en una tirada del Opkuele o el
Dilogún.
41.- Oggún Oké
Nombre dado a Oggún, como dueño de las montañas.

42.- Ofi
Aguardiente de caña.

43.- ¡Oké Oggún, Kobe Kobe, Aguanillé!


Oggún, el dueño de las montañas praderas y montes.

44.- Olló Oggún


Día de Oggún.

45.- Oluo
Nombre dado a los babalawos.

46.- ¡Omio Yemayá, Omoloddé!


¡Reina del agua, yo soy tu hijo!

47.- Orí
Manteca de cacao, también es el nombre de un orischa que es el dueño del
pensamiento y las acciones de los seres humanos.

48.- Orí
Sebo, pasas, inteligencia.

49.- Orischa
Objeto de culto, forma en que nombran los yorubas a sus deidades o “Santos”.
50.- Orischa mayor
Su fundamento debe ser adorado dentro de la casa del creyente.

51.- Orischa-Nla
Santísimo.

52.- Oro
Canto ceremonial, accionar, mover, girar, trabajo.

53.- ¡Orula Iboya!


La contracción de ¡Orula Iború boyá!, ¡Orula Te saludo!

54.- ¡Oschosi Odde Mata!


¡Ochosi, el cazador sagrado!

55.- Otá
Piedra que se usa como receptáculo del Orischa según el santo; pueden ser del
monte o del mar.

56.- Otí
Aguardiente.

57.- Oyé, Oyé, mojojo


Forma paternal de saludar a los Jimaguas.

58.- Oxalá
Nombre dado a Obbatalá.

59.- Pápagu
Bastón de madera que representa a los espíritus de los muertos de la casa o
del templo.

60.- Schangó Alufina


Nombre dado a Schangó cuando está en la Ceiba, como compadre de Oggún.

61.- Yalodde
Reina.

62.- Yefá
Polvo de ñame o de colmillo de elefante, usado por el babalawo para
consultar en el tablero de Ifá.

62.- Yemayá Lokún Nipa


Un camino de Yemayá, que tiene la fortaleza del mar.
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Escritos personales, inéditos.
Libretas de santeros y documentos inéditos.
Trabajo de campo en la provincia de Matanz.

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