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CURSO DE DERECHO PENAL ECONOMICO

ALUMNA: Josselyn Pacco Huanca

- Desarrolle usted los argumentos que fundamenten la responsabilidad penal del imputado
(en el caso la actuación de AP no se habría limitado al ejercicio legítimo de un oficio) o
fundamente la no responsabilidad penal del imputado (el actuar de AP se ajustaría al
ejercicio legítimo de un oficio), según los hechos asumidos en la Casación 374 - 2015
(Caso Aurelio Pastor).

Respecto al delito de tráfico de influencias, Ramiro Salinas Siccha refiere que: «[...] el hecho
punible de tráfico de influencias se verifica o aparece cuando el agente (ya sea funcionario,
servidor público o particular) invocando o teniendo influencias reales o simuladas, ofrece a un
tercero interesado, interceder ante un funcionario o servidor público que esté conociendo, ha de
conocer o haya conocido un caso judicial o administrativo, a cambio de donativo o promesa o
cualquier otra ventaja o beneficio que recibe, hacer dar o prometer para sí o para un
tercero[sic][...]»1. En el presente caso, se advierte que los hechos están circunscritos a que se le
imputa a Aurelio Pastor Valdivieso haber invocado influencias simuladas ante la Alcaldesa de la
Municipalidad Provincial de Tocache, Corina de la Cruz Yupanqui, con el Presidente del Jurado
Nacional de Elecciones del año dos mil doce, Hugo Sivina Hurtado, así como con el Fiscal
Supremo en lo Penal, Pablo Sanchez Velarde; ofreciéndole interceder ante ellos a efectos que el
primero de los nombrados retarde, más allá del plazo legalmente previsto, la emisión de su
pronunciamiento en el proceso de solicitud de vacancia del cargo de Alcaldesa, que venía
conociendo contra la mencionada denunciante, mientras que el segundo emita su dictamen de
manera favorable y rápida en el proceso penal que venía conociendo a raíz del recurso de nulidad
interpuesto por la referida Alcaldesa; haciendo que Corina de Cruz Yupanqui le prometa el pago
de la suma de sesenta mil nuevos soles, bajo el concepto de honararios profesionales, no
habiéndose apersonado como abogado a ninguno de los dos procesos mencionados. Hechos que
fueron materia del Recurso de Casación N°374-2015.

Sin embargo, de este hecho no sería posible inferir en el delito de «Tráfico de influencias», toda
vez que para el citado delito, es necesario que el imputado Aurelio Pastor Valdivieso, teniendo
influencias reales o simuladas, ofrezca ante un tercero interesado interceder ante un funcionario
público que esté conociendo o haya conocido un caso judicial o administrativo a cambio de recibir
un donativo, promesa o cualquier otra ventaja; es decir, que el imputado tendría que haber
ofrecido a un tercero interesado interceder en el proceso judicial de desalojo seguido en el Jurado
Nacional de Elecciones y en la Fiscalía Suprema en lo Penal, a cambio de recibir un donativo u
otra ventaja o beneficio que el tercero interesado le entregue a cambio de las influencias ofrecidas
por los investigados. Como bien anota Ramiro Salinas Siccha [...]“El agente invocando tener
influencias reales o simuladas o evidenciando tenerlas ante un tercero interesado, logra que este
le entregue o prometa entregar en el futuro un beneficio patrimonial o de cualquier otra
naturaleza[sic][...]2; en el presente caso no se advierte el provecho económico percibido o hecho
prometer por el imputado Aurelio Pastor Valdivieso ante un tercero interesado; toda vez, conforme
se advierte de los audios que fueron materia de prueba, el imputado se limitado a ejercer el
patrocinio legal frente a la asesoría que venía ejerciendo a la Alcaldesa de la Municipalidad
Provincial de Tocache, Corina de la Cruz Yupanqui en relación al proceso administrativo que se
venía tramitando en el Jurado Nacional de elecciones sobre su vacancia y en relación al proceso

1 SALINAS SICCHA, Ramiro. “Delitos Contra la administración Pública ”. Tercera Edición. Grijley. Lima, 2014. p. 584.
2 Siccha Salinas, Ramiro. Delitos Contra la Administración Pública. Grijley. Tercera Edición, Lima, 2014, p. 590 y 591.
judicial sobre el recurso de nulidad que se encontraba en la Segunda Fiscalía Suprema en lo
Penal, solicitándole como honorarios la suma de S/60.000.00.

En tal sentido, el imputado habría realizado su función como abogado particular, ya que si bien no
participo directamente en los procesos judiciales antes mencionados; sin embargo, habría
brindado asesoría jurídica señalando los alcances jurídicos de la situación en el proceso
administrativo y judicial, adoptando medidas jurídicas para defender los intereses de su
patrocinada; por lo que, en atención al principio de «Mínima Intervención», dichos hechos no
resultarían trascendentales para el ejercicio de la acción penal, pues existen procedimientos
administrativos que pueden salvaguardar el mismo bien jurídico, más aún si no se ha producido
una lesión significante al bien jurídico protegido; por lo que, no resultaría necesario activar la
persecución penal del Estado; por constituir infracciones administrativas, en relación a las
presuntas faltas cometidas por el incumplimiento al Código de Ética del Colegio de Abogados de
Lima.

Por tanto, se advierte que los cargos atribuidos, no pueden subsumirse en el delito de Tráfico de
Influencias, toda vez que como bien señala Fidel Rojas Vargas: «[...]El núcleo rector se halla
expresado con la frase “invocando influencias (...) recibe, hace dar o prometer (...) con el
ofrecimiento de interceder”[sic][...]»3; por lo que, los hechos sostenidos por el denunciante, no
estarían relacionados a que el imputado Aurelio Pastor Valdivieso haya invocado influencias
simuladas, con la finalidad de interceder ante un funcionario o servidor público que conozca o haya
conocido algún proceso jurisdiccional o administrativo; por cuyo motivo, considero que resulta
razonable la decisión resuelta en la Casación N°374-2015; ya que dicha promesa por el pago de
S/60.000.00 soles seria por los honorarios a realizarse por las labores en ejercicio de la profesión
de Aurelio Pastor Valdivieso; en ese sentido, dicha conducta se ajustaría al ejercicio legítimo de
su oficio como abogado.

3 ROJAS VARGAS, Fidel. “Delitos contra la Administración Pública. Cuarta Edición. Grijley. Lima, 2007. p. 787

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