Anda di halaman 1dari 12

DISPOSITIVO DE ESTIMULACIÓN DE LA COGNICION CORPORIZADA

YOUNDONG: LA TABLA DEL MOVIMIENTO

Margarita Campos
Carlos Herrera
Andrea Hube
Daniella Mejías
1.- INTRODUCCIÓN:

En 1989 la Asamblea Nacional para las Naciones Unidas aprobó la Convención de


los derechos del niño en la cual se estipula que la infancia es un espacio separado
de la edad adulta y reconoce que lo que resulta apropiado para los adultos puede
no ser adecuado para la infancia. Esta etapa del desarrollo se sitúa entre el
nacimiento y la adolescencia según la Real Academia Española (RAE). Durante las
últimas décadas, la infancia viene siendo reconocida como un periodo crucial en el
proceso de desarrollo del ser humano y sin lugar a dudas, una de las razones por
la cual toma cada vez más importancia, está directamente relacionada con las
investigaciones y descubrimientos en desarrollo infantil temprano, que van dando
luces, entre otros sucesos, sobre el maravilloso proceso de crecimiento y desarrollo
cerebral que ocurre en los primeros años de vida.

El niño o niña a esta edad esta ad portas de una de las podas neuronales más
significativa, la adolescencia, en donde surge una restructuración, mediante la cual,
se fortalecen aquellas conexiones que se usan con más frecuencia y se eliminan
aquellas que no se utilizan, es en esta etapa que maduran diferentes etapas del
cerebro, especialmente la corteza prefrontal. (Blakemore, 2005)

El entorno, las experiencias variadas, ricas en contenido y las relaciones


interpersonales, constituyen elementos que influyen directamente en la formación
de esas nuevas conexiones, por lo tanto es necesario potenciar áreas que serán
claves para el desarrollo de un adulto sano y socialmente adaptado.

Esta etapa coincide con la escolarización o ingreso del niño en la escuela, en donde
las exigencias del aprendizaje escolar trabajan y estimulan no solo el desarrollo de
sus funciones cognoscitivas: la percepción, memoria y el razonamiento, sino
también los aprendizajes que permiten la convivencia con otros seres humanos de
su misma edad y por lo tanto, la necesidad del desarrollo del trabajo colaborativo
entre pares. A través de los juegos colaborativos el niño estudia, desarrolla y
adquiere múltiples capacidades que le ayudarán en la vida como el sentido del
deber, el respeto al derecho ajeno, el amor propio entre otros.

En un informe de Jacques Delors para la UNESCO “La educación encierra un


tesoro” (1996) ya se señala el aprender a vivir juntos como uno de los cuatro pilares
de la educación. En este informe se subraya que gracias al trabajo cooperativo
“disminuyen los conflictos entre los individuos y recomienda que los programas de
educación reserven tiempo para educar en la cooperación desde edades
tempranas”. (Margulis, 2011).

En coherencia con ello, nuestro dispositivo se enfoca en la potenciación del trabajo


colaborativo entre pares y el desarrollo de la tolerancia a la frustración, ambos
conceptos importantes para los procesos de socialización y la adquisición de
capacidades de relación con otros seres humanos. Del mismo modo el dispositivo
potencia la memoria visual del niño o niña, importante para la activación más
eficiente del proceso de aprendizaje y el desarrollo de la lectoescritura. Puesto que
la percepción y memoria visual son procesos cognitivos que preceden el
aprendizaje de la lectura (Pino y Bravo, 2005).

En conjunto con lo anterior el niño o niña en esta etapa aprende a través del
movimiento de modo tal que la capacidad de comprensión está arraigada en el
cuerpo y se experimenta dentro de un dominio de acción consensual y de historia
cultural (Varela y cols., 1997 citados en Jul y Sandoval, 2017) por lo anterior, los
aprendizajes en los cuales se involucra la corporeidad completa del sujeto, son los
más significativos. Es por ello que nuestro dispositivo estimula y potencia la
psicomotricidad del niño o niña, incluyendo variados los aspectos de ella, desde la
lateralidad, hasta el desarrollo del conceptos y nociones del tiempo y espacio.

En consecuencia, se propone un dispositivo dirigido a niños y niñas entre los 7 y los


9 años, en función de la estimulación del desarrollo de la psicomotricidad en el
marco de la cognición corporizada y memoria visual, además de procesos
socioafectivos como el trabajo colaborativo y la tolerancia a la frustración.
Consiste en un juego didáctico basado en el tangram chino llamado YUNDONG
BIAO (tabla de movimiento)

Fundamentación teórica

Dado que el dispositivo YUNGDONG BIAO se enmarca en la estimulación y


potenciación de diversos procesos cognitivos (memoria visual, psicomotricidad), en
conjunto con procesos de índole socioafectivo, como lo son el trabajo colaborativo
entre pares y la tolerancia a la frustración, se hace necesario realizar una
conceptualización teórica de dichos procesos, los cuales serán los parámetros o
ejes transversales sobre los cuales descansa el corpus de nuestro dispositivo.

En primer lugar, en relación a los procesos cognitivos cabe señalar que según Rivas
“La cognición entraña procesos de adquisición, transformación, organización,
retención, recuperación y uso de la información. Activamente, el sujeto extrae
información del entorno, que procesa y usa en la adquisición de nuevos
conocimientos y en la acción” (Rivas, 2008), esto implica que el ser humano es
capaz de procesar la información de su entorno, adaptarla, memorizarla y modelarla
a través de nuestro cerebro, para lograr aprender e integrarse a su medio. Por ende,
al ser capacidades cerebrales del ser humano están sujetas a la calidad, pertinencia
y eficacia con las que el medio entrega estos aprendizajes. Es así como la
potenciación y estimulación de estos procesos cognitivos cerebrales a temprana
edad constituyen una tarea evidentemente primordial a ejecutar por la educación.

Dentro de los procesos cognitivos más importantes para el desarrollo del


aprendizaje en el niño o niña está la memoria. La memoria se define como “la
capacidad de retener y de evocar eventos del pasado, mediante procesos
neurobiológicos de almacenamiento y de recuperación de la información, básica en
el aprendizaje y en el pensamiento”. (Etchepareborda, 2005). Según este autor la
memoria va evolucionando a través del desarrollo del ser humano desde la infancia,
en donde es de carácter sensitiva y se guardan sensaciones captadas por los
sentidos y emociones. Pasando más adelante a una memoria de la conducta, en
donde se ensayan movimientos, los cuales por repetición y experiencias se van
grabando en la memoria, hasta llegar a la memoria del conocimiento, o capacidad
de almacenaje de datos y evocación asertiva de los mismos. La memoria, según
este autor, está compuesta por tres procesos básicos sucesivos, estos son:
Codificación de la información, proceso en el cual se adquiere y prepara la
información para logar almacenar, esta información puede ser una imagen, un
sonido, una experiencia o emoción. En esta etapa se produce el ordenamiento de
la información, su categorización o nominación, esto requiere tanto como de una
metodología como de estructuras intelectuales que ayuden a la persona a clasificar
los datos. El almacenamiento es un sistema complejo y dinámico que cambia con
las experiencias a las que el sujeto es expuesto. (Etchepareborda, 2005, p1). Para
que ello ocurra, es necesario que la atención, la concentración y el estado emocional
del niño o niña se vean facilitados por el entorno.
En relación a esta condicionalidad para el almacenaje Alarcon, Mazzotti y Nicolini
(2005) enfatizan que este almacenamiento de este material guardado en el sistema
de memoria, debe ser almacenado adecuadamente, sino no podrá ser evocado
posteriormente.
Loa anterior revela que la Evocación o recuperación de la información, ya
procesada y almacenada, es el proceso por el cual traemos de vuelta la información.
Si ésta ha sido bien almacenada y clasificada será más accesible de localizarla y
utilizarla en el momento en que se requiere.
Según las neurociencias en relación a la conducta y las estructuras y a las
estructuras cerebrales implicadas en la memoria, se han establecido tres sistemas
de memoria: la implícita (MI), la explícita (ME) y la de trabajo (MT). (Morgado, 2005)
Según Morgado la Memoria implícita, también llamada procedimental, es la
información que nos permite practicar hábitos cognitivos y motores. Es la memoria
a la que solemos recurrir más frecuentemente. Su principal lugar de
almacenamiento radica en estructuras subcorticales, como el neoestriado (caudado
y putamen). En humanos también se ha demostrado el importante papel de la
amígdala en el procesamiento de la MI ligada a estímulos emocionales. (Morgado,
2005).
Según este autor, la memoria explícita o ME es el almacenamiento cerebral de
hechos (memoria semántica) y eventos (memoria episódica). Se expresa
conscientemente y es fácil de declarar verbalmente o por escrito, lo que le ha valido
también, el nombre de memoria declarativa. Su adquisición se relaciona con el
sistema hipocampal y otras estructuras del lóbulo temporal medial del cerebro, pero
su almacenamiento definitivo parece radicar en diferentes áreas de la corteza
cerebral. (Morgado, 2005). Esto implica a grandes rasgos, que la ME resulta del
aprendizaje relacional, una forma de aprendizaje complejo que consiste en analizar,
comparar y contrastar diferentes tipos de información. Un buen ejemplo es el
aprendizaje que nos permite orientarnos en un espacio nuevo basándonos en
información ya existente.
Finalmente, la memoria de trabajo MT o funcional es un mecanismo de
almacenamiento temporal que permite retener a la vez algunos datos de información
en la mente, compararlos, contrastarlos, o en su lugar, relacionarlos entre sí.
(Badeley citado en Morgado, 2005). Se le responsabiliza del almacenamiento a
corto plazo, a la vez que manipula la información necesaria para los procesos
cognitivos de alta complejidad.
En definitiva, dependiendo de los autores la memoria puede ser vista desde diversas
posiciones desde las que enfatizan sus etapas o las que se basan en los sistemas
y recursos de la misma. Esto claramente enmarcado en las teorías del
procesamiento de la información (TPI) en donde se concibe el cerebro como un
procesador computacional, en el cual ingresa la información (input) se procesa y es
enviado al exterior (output) evidenciándose como un aprendizaje. Esto claramente
deja de lado el papel del cuerpo en el aprendizaje, siendo este nada más que el
captador sensitivo de los estímulos del ambiente. Esto deja al ser humano como un
mero captador pasivo del aprendizaje.
En contraposición a esto, siguiendo un enfoque post-cognitivista que aborda la
necesidad de dar al cuerpo la importancia que merece en torno al desarrollo del
aprendizaje, se encuentra la cognición corporizada que nos muestra al cuerpo como
un participe activo de la acción en el cual este se adapta a esta, sin necesidad de
que medie la conciencia para ello. En este sentido cuando realizamos una acción
todo el cuerpo se reacomoda en función de este acto, a pesar de no tener conciencia
de cada uno de esos movimientos. Este aporte cambia la visión de que nuestra
acción en el mundo no se explica como que la voluntad es el motor que dirige el
cuerpo, como se pensaría desde un modelo cartesiano. (Jul y Sandoval, 2017).Es
asi como adquiere importancia la psicomotricidad, ya no entendida como un proceso
de educación corporal, sin al cuerpo como un participe activo del aprendizaje.

El ser humano al nacer se conecta primordialmente mediante su corporalidad. Este


modo de apropiarse de la realidad a través de los sentidos va aportando
progresivamente a la construcción del esquema corporal, el cual se define como la
forma en que el cuerpo va integrando activamente sus movimientos en relación al
tiempo y el espacio, permitiendo ajustarse al mundo gracias a la retroalimentación
dada por las terminaciones nerviosas sensoriales y órganos sensoriales: la
propiocepción. (Jul y Sandoval, 2017p 11-12). En efecto tal y como lo explican Jul y
Sandoval, las primeras representaciones mentales se realizan a través de la
exploración de la corporalidad, en donde el bebe, va apropiándose de su mundo a
través de su cuerpo y va desarrollando su propiocepción.

La acción y la cinestesia van siendo coordinadas por el ser humano sin necesesidad
de intervención de otros adecuándose al ritmo, tiempo y finalidades de cada cual,
de manera que el mundo que se va configurando en torno a el mismo, es coherente
al carácter y calidad de sus interacciones. El muro que se transforma en una gran
montaña para nuestro escalador vuelve al ser muro cuando el profesor impone un
ritmo, una intención, un tiempo y un espacio. El mundo de acciones de las personas
es justamente en donde reside la percepción, la percepción consiste en la
constitución de un mundo de acciones (Maturana, 1992 citado en Moreno 2014).
El desarrollo de la acción y el movimiento entonces no puede separase del
desarrollo del aprendizaje. Sino que uno promueve al otro. La actividad mental se
encuentra encarnada en las acciones que se llevan a cabo con y a través del cuerpo
(Lozano, 2014, citado en Jul y Sandoval, 2017).

El movimiento ha sido el fin orientador de las actividades didácticas escolares de la


educación física actual, de modo que se le ha llamado la educación del
movimiento o más recientemente la educación a través del movimiento. (Moreno,
2014). Esto refleja un cambio de paradigma acerca de la importancia de la
estimulación de la psicomotricidad en la educación de niños y niñas. En este sentido
existen en Chile diversos programas de estimulación temprana de psicomotricidad
en educación inicial, de índole más bien privado. Quedando en este sentido al debe
la educación inicial pública. Sin embargo, existen iniciativas como la que se ejecuta
actualmente en el Jardín Infantil El Nido de lo Barnechea, que con aportaciones de
la Junji y la fundación Educacional Barnechea, entrega estimulación temprana
totalmente gratuita, basada principalmente en la estimulación psicomotriz temprana,
a niños y niñas vulnerables de esa comuna. Estableciéndose como un modelo a
seguir en la educación pública inicial en Chile.

El aprendizaje en resumen no es solo la recepción de la información y su


procesamiento, sino mas bien el cómo el cuerpo asimila, conecta y trasmite en
acciones estos aprendizajes.

Pero estas acciones que el aprendizaje logra ejecutar, no son solitarias, no vivimos
aislados del otro, sino en interacciones sociales constantes, desde nuestra
concepción hasta nuestra muerte. Es así que el aprendizaje se da en un contexto
social. En este sentido el avance de las neurociencias ha permitido explicar en parte
el porqué de nuestra necesidad de socializar, como ejemplo el descubrimiento de
las neuronas espejo nos ha permitido explicar cómo se transmite el aprendizaje de
la cultura a través de la imitación y como se desarrollan ciertos procesos
socioafectivos propios del ser humano como la empatía. Procesos necesarios para
que el aprendizaje se logre efectivamente. Es así como en el contexto escolar el
trabajo cooperativo entre pares implica que la enseñanza debería estructurar las
actividades en el aula de forma que estimularan las interacciones sociales.
(Gazzaniga, 2014). Para Gazzaniga la cooperación consiste en trabajar para
alcanzar objetivos comunes y debe diferenciarse de colaborar pues la
cooperatividad implica un grado mas de compromiso con el otro, puesto que agrega
un componente emocional que hace que las relaciones entre miembros del grupo
sean más cercanas y humanas y no se restrinjan únicamente a alcanzar los
objetivos propuestos.

Es así como escáneres cerebrales demuestran que cuando los alumnos participan
en actividades cooperativas bien diseñadas, sus cerebros liberan más dopamina,
un neurotransmisor que es beneficioso tanto en lo cognitivo como en lo emocional
porque “favorece el almacenamiento de información en la memoria a largo plazo
(facilita su transmisión entre el sistema límbico y el lóbulo frontal) y reduce la
ansiedad”. (Willis, 2007 citado por Gazzaniga, 2014).

El trabajo cooperativo entonces ayuda a tolerar la frustración producto de la


ansiedad y frustración que provoca el trabajo unitario en el aula. Esta ansiedad y
baja tolerancia a la frustración se va desarrollando a través del tiempo dependiendo
de si las necesidades del niño o niña son atendidas o no. En este sentido el ser
humano a medida que crece va percibiendo que no siempre puede tener sus deseos
satisfechos de inmediato y va aprendiendo a tolerar y aceptar cierta molestia o
demora en la realización de sus deseos como algo inevitable. (Muñoz, 2005). Es
decir el ser humano aprende a tolerar la frustración a la vez que va adquiriendo
mayor autonomía y mayor capacidad para manipular el ambiente, contribuyendo así
a la satisfacción de sus deseos por sí mismo.

La capacidad para tolerar la frustración tiene implicaciones transcendentales en el


aprendizaje. En esencia, el proceso de enseñanza aprendizaje enfrenta a los niños
y niñas a situaciones estresantes que les generan ansiedad y frustración, puesto
que la adquisición de una habilidad requiere de ciertos pasos individuales y
desconocidos. A su vez en gran medida, la educación moderna genera altos índices
de competitividad y exitismo. Un niño necesita una base sólida de seguridad
emocional para tomar los riesgos necesarios para cumplir con los pasos requeridos
para aprender una materia nueva o desarrollar destrezas.(Haiman, 2013).

Cuando un estudiante confía en que se le prestará la atención requerida y el afecto


necesarios para satisfacer estas necesidades innatas generará estabilidad
emocional. Haiman establece que la estabilidad que se desarrolla con el tiempo
infunde un sentimiento interno de seguridad. Al no sentirse amenazados por
sentimientos de carencia, los niños desarrollan una flexibilidad emocional que da
como resultado la tolerancia exitosa de las experiencias nuevas y diferentes”
.(Haiman, 2013). Según esto propone que un estudiante seguro en que sus pares
y adultos le entregarán atención, cuidados, respeto y afecto se arriesga, puesto que
se siente validado por el resto, reafirmando un autoconcepto y autoestima positivos,
logrando sentirse motivado a aprender y estos aprendizajes serán de mejor calidad.
Es así como el aprendizaje cooperativo beneficia aprendizajes mas significativos
para los alumnos, pues por medio de este se crean lazos sociales que reforzaran
su autoestima y su motivación a aprender.

En síntesis, el aprendizaje en esta etapa crucial del desarrollo debe ser una
preparación para aprendizajes de carácter superior y es por ello que debe realizarse
de la forma mas significativa para el o ella, desde la cognición corporizada, en donde
asimilara de manera kinestésica lo que ha de aprender de su entorno para que luego
sea mas expedita la recuperación de estos conocimientos en la etapa de
pensamiento formal y post formal. Pero estos conocimientos no se refieren al ámbito
estrictamente académico, sino también al conocimiento de cómo funcionan las
relaciones humanas, que gracias al trabajo colaborativo con otros a la socialización
de conocimientos y al disfrute de la socialización en si, otorgan herramientas
invaluables para que el niño o niña de hoy se conviertan en el adulto íntegro del
mañana.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alarcón, R. D., Mazzotti, G., & Sánchez, H. N. (2005). Psiquiatría. El Manual


Moderno.(149-150).
Blakemore, S.J ; (2012).Frith,. Cómo aprende el cerebro: las claves para la
educación. Ariel. Rescatado de
https://bondideapuntes.files.wordpress.com/2015/11/blakemore-s-frith-u-2007-
cc3b3mo-aprende-el-cerebro-las-claves-para-la-educacic3b3n-madrid-ariel.pdf
Etchepareborda, M. C., & Abad-Mas, L. (2005). Memoria de trabajo en los
procesos básicos del aprendizaje. Rev Neurol, 40(Supl 1), S79-S83.(1-3)
Gazzaniga M.(2014) El cerebro social, cooperación en el aula. Rescatado de
https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2014/10/23/el-cerebro-social-
cooperacion-en-el-aula/ el 29 de octubre de 2017.
Haiman P. (2013) The Brown University Child and Adolescent Behavior Letter,
febrero de 2000, 16(2); Revista Mundo Padres. Abril de 2013, Edicion No. 13, 6-7.
Jul y Sandoval (2017) Cuerpo y Representación en La Evolución de Las Ciencias
Cognitivas (1-23)
Moreno Molina, Bastián Andrés. (2014). Acción y cognición: una educación física
de la acción presente. Educación Física y Ciencia, 16(2), 00. Recuperado en 29 de
octubre de 2017, de
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2314-
25612014000200004&lng=es&tlng=es
Morgado, I. (2005). Psicobiología del aprendizaje y la memoria: fundamentos y
avances recientes. Rev Neurol, 40(5), 289-297.
Muñoz, A. (2005). La baja tolerancia a la frustración. Extraído el 29 de octubre de
2017 de http://www.cat-barcelona.com/pdf/filosofia/BTF.pdf
Pino, M., & Bravo, L. (2005). La memoria visual como predictor del aprendizaje de
la lectura. Psykhe (Santiago), 14(1), 47-53.
Rivas Navarro, M. (2008). Procesos cognitivos y aprendizaje significativo.
Comunidad de Madrid. Consejería de Educación. Viceconsejería de Organización
Educativa. ( 71-73)

Anda mungkin juga menyukai