1. INTRODUCCIÓN
En este capítulo nos centraremos en el proceso que condujo a la transformación de la dispersión del
poder en la Edad Media y a la diferenciación del ámbito político de otras actividades, como la religiosa.
La palabra Estado denomina la forma política que se generaliza en Europa a partir de los siglos XV
y XVI vinculado a la idea y práctica de la soberanía. En realidad la palabra stato aparece por primera vez
en la obra de Maquiavelo (1469) para referirse al nuevo status político surgido en el Renacimiento.
El Estado renacentista difiere de la organización política de la Edad Media, cuyo rasgo característico
era la dispersión del poder político. Hay que tener en cuenta dos matices:
- En primer lugar que los elementos de la modernidad se superponen o conviven con las
instituciones heredadas (en España la consolidación de su Estado fue paralela a su existencia
como Imperio); y
- En segundo lugar que las organizaciones que precedieron al Estado contaban con medios
propios para ejercer el poder (Imperio Romano con administración descentralizada y vasto
ejército).
Hecha esta analogía, existen diferencias sustantivas entre Estado e Imperio, los Estados se
organizan sobre límites territoriales precisos y los Imperios se caracterizan por la ausencia de éstos
debido a su política de expansión territorial. Además los Estados admiten la independencia de otros
Estados soberanos y los Imperios no se consideran entidades que coexistan con igualdad, no reconocen
la independencia fuera de sus dominios.
Un paso intermedio entre poliarquía medieval y el surgimiento del Estado son las monarquías
estamentales hacia el siglo XIII. Por un lado se afianza el poder del rey y por otro los estamentos
(clero, nobleza, representantes de ciudades) se alían formando un regnum. Este regnum abrió la vía para
que las propuestas del rey tuviesen que contar con la aprobación de los estamentos. Por
consecuencia, el poder político se transforma en un dualismo de poder.
Pero el Estado todavía no había llegado a ser una organización con sus medios propios, diferenciado
de la persona del gobernante hasta el s. XVIII con una progresiva institucionalización, que creo un
espacio público, con lo cual los fines del Estado podían presentarse como fines de la sociedad en su
conjunto.
La erosión de los poderes estamentales sobre los que se construye el Estado fue paulatina. El
status de la nobleza pervivió hasta la revolución liberal (fin de la Edad Moderna), en casi toda Europa,
excepto en Inglaterra (P.e. los nobles siguieron siendo juzgados por miembros de su clase). En Europa
predominaba la monarquía pactista, desempeñando los estamentos funciones de gobierno.
Según Naef, los estamentos no fueron un obstáculo para la construcción del Estado, (ya que
actuaron en alianza con la Corona para limitar el poder de la Iglesia antes de la Reforma ). A pesar de
esto, la monarquía absoluta se impone en los países de influencia francesa, pero cada Estado mantiene
sus diferencias: En Francia, la monarquía se impuso a los estamentos, mientras que en Dinamarca,
con monarquía electiva, los estamentos seguían siendo muy influyentes.
Las causas determinantes de que el Estado se impusiese a otras formas de organización política son
de distinta naturaleza: demográficas, culturales, económicas y políticas, y se observan desde
distintos enfoques: el evolucionista defiende que el origen del estado no se debe a una causa
concreta, el marxista lo achaca al modo de producción, y el enfoque histórico-sociológico defiende que
es por causas políticas, sobre todo, la guerra.
Un factor importante en la formación de los Estados fue la Reforma que provoco la secularización
del poder político: los Estados se impusieron al poder universal de la Iglesia, lo que quebró la unidad
de la cristiandad (P.e. en Francia, Luis XI, prohibió que la Inquisición persiguiese herejías sin su
consentimiento, en España se prohibió que los cargos eclesiásticos fueran desempeñados por extranjeros ),
lo que reforzaba el poder de los monarcas.
Las teorías reformistas fundamentaron las relaciones entre autoridad política y hombre cristiano,
dejando la religión como una experiencia íntima e individual. Los reformadores rechazaron la
obediencia al Papa, germinando las iglesias nacionales en las que el rey pasó a ser jefe temporal
(cabeza de la iglesia, con lo cual los reformadores pasaron a reforzar el estado). En realidad la reforma
protestante no rompió la relación entre política y religión, sino que la transformó.
El principal beneficiario de la Reforma fué el Estado, también económicamente, pues la propiedad
de la Iglesia fue parcialmente confiscada, revertiendo en el Estado un alto porcentaje.
La Reforma proporcionó también el reforzamiento de la identidad territorial.
La valoración de los cambios que acabamos de enumerar suscita discrepancias desde distintos
enfoques:
- El enfoque evolucionista: se centra en los cambios sociales en su conjunto, sin prioridad de un
factor sobre otros. Existe un paralelismo entre evolución biológica y evolución de la sociedad.
Es decir, el Estado es consecuencia de la división del trabajo y la especialización que exige
la sociedad moderna. La secularización supuso que la organización política se desvinculase
de la religiosa, de modo que ésta se convirtiera en un asunto privado. También la economía se
separó de la política, dejándose llevar por la dinámica del mercado.
- El enfoque marxista: el surgimiento del Estado es el resultado del modo de producción
capitalista. Herramientas que organizan la coerción (limita) de acuerdo con los intereses de
quienes controlan el proceso de producción. La génesis del Estado tiene naturaleza
económica. Así, el modo de producción esclavista propició el Imperio Romano; en el modo de
producción feudal el campesino estaba vinculado a la tierra, lo que engendró una sociedad
basada en vínculos personales de dependencia; y por último, el modo de producción capitalista
implanta un mercado libre y la propiedad privada, instrumento de la burguesía.
Interpretación marxista revisada por P. Anderson, quien sostuvo que la clase política dominante
de la Edad Moderna era la misma que en la Edad Media, la nobleza. La diferencia es que en
los Estados modernos además de mantener el dominio y los privilegios de la aristocracia,
también beneficiaron los intereses de la clase mercantil.
En defensa del enfoque marxista, es innegable que la construcción de los Estados fue paralela
a la del mercado. La economía mercantil requería unas condiciones que el Estado feudal no
tenía. El Estado facilitó el comercio suprimiendo fronteras comerciales internas,
estableciendo aranceles exteriores, garantizando jurídicamente los contratos mercantiles y la
propiedad privada, creando una única moneda y con la estandarización de los pesos y
medidas. El desarrollo de la economía interna proporcionaba ingresos para mantener el ejército
y la burocracia.
El enfoque histórico-sociológico: hace hincapié en la guerra como un factor esencial. La guerra
como instrumento para la concentración de poder ha tenido mucha aceptación. Algunos autores
contemporáneos como Tilly o Poggi defienden que “la guerra a gran escala y la necesidad de
abastecer y financiar a los ejércitos fue el detonante para la creación de la administración y
del sistema impositivo”, por tanto, de la actividad bélica surge la estructura institucional
estatal, ya que según Tilly, la formación y mantenimiento de las fuerzas armadas fueron los
responsables de instituciones permanentes como tesorerías o servicios de abastecimiento.
Investiga las diferentes vías que recorren los Estados y cómo convergen en un único modelo de
organización. Finalmente, los Estados se imponen allí donde hay una clase capaz de financiar
la guerra y crear ejércitos permanentes.
Poggi mantiene que la guerra no sólo es la responsable del surgimiento de los Estados, sino
de su desarrollo. Quizás podría encontrarse cierta relación entre la ampliación del sufragio y la
participación de las masas en las guerras mundiales, ó entre éstas y las políticas sociales,
pero hay que tener ciertas cautelas, ya que las ciencias sociales no se pueden explicar desde la
monocausalidad.
5. LA TEORÍA POLÍTICA DEL ORIGEN DEL ESTADO
La concentración del poder político fue considerada esencial por los teóricos del Estado y de la
soberanía como medio de garantizar el orden y la seguridad de la comunidad. La construcción del
Estado motivó la elaboración de nuevos conceptos políticos, tales como la relación entre súbditos y
Estado. El concepto de soberanía es central, permitió que el poder se identificase con una institución
y se separase de las personas que lo ejercían (distinción entre la esfera privada del gobernante y los
asuntos del gobierno).
Maquiavelo: La aportación de Maquiavelo fue rupturista con la Teoría Política tradicional porque deja
de sustentarse en fundamentos teológicos (ideas religiosas y morales del medievo), para girar en
torno a la realidad política. En su obra “El Príncipe” hace referencia a errores que deben evitarse, y las
cualidades del gobernante (que ya no es el representante de Dios y cuyo poder dependerá de su
astucia y virtud). Vió la monarquía absoluta de los demás Estados como el asidero para que Italia
superara su fragmentación en pequeños estados, y animó al príncipe Lorenzo de Médicis a comandar
una nueva Italia, aunque no distinguió entre el ámbito público y privado del gobernante.
Bodino: en el contexto de las guerras civiles y religiosas de Francia, observa que sólo el monarca
puede garantizar la paz y el orden social. Su objetivo se dirige a consolidar la autoridad de la
monarquía, para lo cual ve necesario dotarla de un poder excluyente de cualquier voluntad al que
denomina soberanía “como poder absoluto y perpetuo de una República”. El poder es absoluto porque es
único e indivisible; y perpetuo porque se trata de una magistratura permanente (en la frase “el rey ha
muerto, viva el Rey ¡” se expresa que el Estado soberano no desaparece, sino que continua en su
sucesor). La función característica del poder soberano es hacer y anular las leyes, sin necesidad de
consentimiento alguno, por lo que el soberano es la fuente del derecho, y la ley es el instrumento
central para tomar decisiones, pero no puede entrar en conflicto ni con las leyes de Dios ni con la ley
natural, estableciendo un límite al poder soberano, y otro límite serían las leyes que el monarca no
puede derogar, como p.e. las referentes a la sucesión de la corona.
Hobbes: autor del Leviatán. Sostiene que el individuo es un ser antisocial, cuya conducta está
motivada por el egoísmo, (los individuos carecen de leyes en el estado de naturaleza). A partir de esta
premisa, los pactos únicamente pueden mantenerse si existe un gobierno fuerte, pues sólo el temor
al castigo hace que los individuos lleguen a formar una sociedad. El Estado no es natural, es un
artefacto que surge de un contrato de garantía de la seguridad individual, por el que los hombres
renuncian a autogobernarse por sí mismos a favor del Estado soberano. Se le considera el inventor
del Estado, al ser el primero en definirlo como una entidad separada del soberano y de los
gobernados. El poder soberano carece de límites, el soberano no tiene que rendir cuentas más que a
Dios.
Desde un enfoque económico se justificó la necesidad del Estado. Según los mercantilistas, el
Estado debía promover las exportaciones y crear sus propias manufacturas. Los mercantilistas
propugnaron la regulación estatal de la actividad económica y le atribuyeron a la acumulación de
metales preciosos gran importancia, defendiendo que el Estado era un instrumento eficaz para el
mercado.
— Vasallaje
— Poliarquía medieval
— Monarquía estamental
— Monarquía absoluta y origen del Estado
— Tratado de Westfalia
— Reforma y Estado
— Guerra y Estado