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UNIVERSIDAD RICARDO PALMA

FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

HISTORIA Y TEORÍA DE LA ARQUITECTURA III

GRUPO 03

ANÁLISIS HISTÓRICO Y ARQUITECTÓNICO DEL CONVENTO

FRANCISCANO DE LIMA

CARLOS CUADROS, BRIGITTE CARMEN 201310181

MARTEL ORIHUELA, RODRIGO MIGUEL 201310165

RUELAS FLORES, AITANA 201310156

LIMA, 30 DE JUNIO 2016

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A LA IZQUIERDA: BRIGITTE CARLOS CUADROS

AL CENTRO: RODRIGO MARTEL ORIHUELA

A LA DERECHA: AITANA RUELAS FLORES

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ÍNDICE

1. HISTORIA GENERAL DEL CONVENTO.

2. EL PATIO Y EL CLAUSTRO, DIFERENCIAS.

3. ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO.

3.1. PORTADA

3.2. ANTE PORTERÍA Y PORTERÍA.

3.3. CLAUSTRO Y PATIO PRINCIPAL.

3.4. SALA CAPITULAR.

3.5. LAS TRES ESCALERAS.

3.5.1. ESCALERA PRINCIPAL

3.5.2. ESCALERAS SECUNDARIAS

3.6. REFECTORIO.

3.7. ANTESACRISTÍA Y SACRISTÍA.

4. CONCLUSIONES FINALES

5. BIBLIOGRAFÍA

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Recopilación de bibliografía

Filtrar información
• Reconocimiento e identificación de espacios

Visita al lugar de estudio

Lectura de la bibliografía
• Cruce de fuentes

Análisis de las fuentes y


elementos solicitados

Redacción del texto

Unión de partes

Revisión y lectura grupal


• Correción

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1. HISTORIA GENERAL DEL CONVENTO

La formación administrativa de la ciudad virreinal de Lima, inicia con el gobierno de Pizarro,

quién ordenó la ciudad junto a la audiencia, el cabildo y los primeros Vecinos. En la segunda mitad

del siglo XVI, se empezaron a establecer en el centro de la ciudad las iglesias conventuales de los

órdenes más importantes. Ninguna iglesia, monasterio o convento podía construirse sin la

aprobación del patronato Real, pero se omitió esta restricción debido al ardua labor de

evangelización que los órdenes debían ejercer en Latinoamérica. Es por eso que, La real Cédula

de 9 de abril en 1557, autorizó la fundación de los conventos a las órdenes de Dominicos,

Agustinos y Franciscanos.

Inicialmente, cuando el Márquez Pizarro repartió los Solares en 1535, se les otorgó l a los

Franciscanos un Solar Junto a los Dominicos. Se señaló la locación del convento San Francisco,

donde actualmente es el convento Santo Domingo. Pero como no podían estar dos conventos

cerca, cuando los padres del Orden franciscano llegaron a la ciudad, se determinó entonces “el

terreno que colindaba con la Barranca del rio, las casas de Alvino Días el conquistador, la cuadra

de la carnicería y la cuadra que mira al oriente del Marques Pizarro” (Cobo, B. 1982 pg. 262). La

construcción del convento san francisco se inicia entonces, en el año 1546, bajo la dirección del

Padre Santa Ana. Los primeros que participan en la construcción fueron Cristóbal Burgos,

Francisco de Godoy y Antonio Picado.

Diez años después, con el virrey marques de Cañete, se extendió el terreno del convento,

añadiéndole la huerta del Marques de Pizarro ubicadas al costado del rio. La edificación de la

iglesia y el claustro se vieron favorecidos debido a que el Virrey le tenía una gran devoción a este

orden. En ese entonces se convirtió en el más extenso gracias al anexo de la huerta del Marques

Pizarro, logrando tener 16 solares, es decir, 4 manzanas.

En el libro de Cobo, Se realiza una descripción las características que tenía el convento en

ese entonces:

“El claustro principal del convento es muy grande y el más antiguo de esta ciudad, como lo

muestra su fábrica que, aunque fuerte uno tiene la hermosura y primor que lo que ahora se

edifica: fuera de él hay dos o tres patios, un muy grande noviciado y enfermería muy bien
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dispuesta con su patio y oficinas aparte. La escalera principal para subir de la portería al coro y

corredores altos se ha labrado este año pasado de 1625, muy costosamente y con gran

arquitectura y majestad, es la más bella y grandiosa e hay en la ciudad.” (Cobo, B. 1982, pg. 263)

Esta descripción, nos permite conocer que el convento de San Francisco estaba compuesto

por dos patios aparte del principal, pero se omitirá la evolución histórica de estos espacios porque

que las referencias de estos lugares son escasas. Por el contrario, la descripción sobre el claustro

principal es limitada porque se basa en su “hermosura y grandeza” en vez de ofrecernos una

descripción del desarrollo arquitectónico del claustro principal.

En cambio, en el Libro de Bernales, podemos encontrar más información sobre del claustro

principal del convento en esta primera etapa. El claustro se construyó bajo la dirección de Fr.

Domingo de Azpeitia y los Maestros de cantería Francisco Beltrán de Alzate y Alonso de Morales.

El claustro está compuesto por 88 pilares elaborados con piedra de Panamá que sostienen arcos

de medio punto además de arcos arbotantes para sostener los estribos exteriores. Los pilares son

de base de capitel, y soportan arcos de medio punto y arcos arbotantes para los estribos

exteriores.

En el siglo XVI, la ciudad de lima naturalmente creció como muchas ciudades

latinoamericanas. A pesar que por órdenes del rey Felipe II se le fueron acortando los privilegios a

las órdenes religiosas, en el virreinato limeño se hizo caso omiso a esta solicitud, y las

congregaciones dominicas, franciscanas y agustinas, continuaron imponiendo su arquitectura

eclesiástica.

La construcción del convento San francisco se concluyó en el siglo XVI, sin embargo, en el

siglo XVI se realizaron reformas por el arquitecto Fraile Fray Miguel Huerta. En 1620 se colocaron

azulejos en las paredes, denominados “Fray Juan Gómez”. Además, en esta etapa se le adicionó

al claustro la escalera principal, el cual tiene una cúpula semi-esférica no ochavada de madera, la

que se inauguró en 1625. En 1643 se colocaron azulejos en la portería, donados por Pedro

Jiménez Menacho. Gracias a estas reformas arquitectónicas y decorativas, de Huerta el convento

alcanzó su máximo esplendor. No obstante, los movimientos sísmicos de 1655 y de 1656

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ocasionaron graves desastres en el templo de San Francisco y en consecuencia en el claustro,

razón por la cual, el convento y el claustro tuvieron que pasar por una etapa de reconstrucción.

Luego de estos movimientos sísmicos, las interpretaciones sobre el proceso de reconstrucción

del convento y el templo San Francisco se convierten en un problema histórico.

El primer enfoque, y más antiguo, basado en las interpretaciones el padre Gento Sanz, estudia

la evolución del Convento San Francisco de manera sistemática, basándose en las noticas de

cronistas: Fray Diego Córdova y Salinas (1651) y Fray Fernando Rodríguez Tena (1773). Sin

embargo, no se llega a cuestionar los vacíos históricos que estas le proporcionaban. Este

enfoque, se deja llevar por la admiración a las construcciones de la orden franciscana, pero no

analiza su proceso evolutivo.

A partir de la tesis del padre Gento, se han desarrollado interpretaciones posteriores, con el

mismo enfoque sistemático. El principal es el de Wethey, cuyo texto fue considerado como un

texto epistemológico principal para entendiendo del desarrollo de la arquitectura virreinal en el

último tercio del siglo XVII. No obstante, la visión de Wethey se puede considerar estática, debido

a que concluye que no ha surgido cambio hasta el presente luego de que se finalizó la

reconstrucción por el padre Cervela del conjunto arquitectónico, afirmación que genera varios

vacíos y cuestionamientos. Wethey asume como cierta la tesis del padre Gento, sin embargo, no

ha investigado como estuvo conformada la arquitectura en el siglo XVII ni analiza cual fue el

proceso evolutivo en el último tercio del siglo XVII. La tesis de Wethey fue asumida como cierta

por otros historiadores como Rodríguez Camilloni y Bernales.

Por el contrario, Antonio San Cristóbal Sebastián en el Libro Nueva visión de San Francisco de

Lima, cuestiona la visión estática asumida décadas anteriores bajo la influencia del padre Gento y

Wethey, y presenta una posición más crítica con respecto a la evolución arquitectónica luego de

los acontecimientos sísmicos. Su postura se basa en los vacíos o incongruencias históricas que

no se analizaron por los historiadores sistemáticos. Este planteamiento también es tratado

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complementariamente en el libro Arquitectura Virreinal Religiosa de Lima y Manuel Escobar, el

Alarife de Lima.

De este modo, se pueden determinar 3 acontecimientos históricos, que definen la evolución de

la arquitectura del convento: Los movimientos sísmicos de 1656 y 1687 y el cambio de sistema

constructivo en del segundo cuerpo del claustro principal.

Luego del terremoto de 1656, el conjunto de San Francisco sufrió graves daños. A pesar de

ello el claustro no sufrió muchos daños. Los cronistas Córdova y Salinas describen que las

arquerías claustrales soportadas por los pilares no se dañaron hasta 1687. Los encargados de la

reconstrucción del conjunto fueron El arquitecto Vasconcelos junto con su Alarife Manuel Escobar.

Durante los periodos comprendidos por 1652- 1662 y 1669-1674 bajo la dirección del Padre

Cervela. Las reconstrucciones finalizaron en 1676.

Pero en 1687, el terremoto nuevamente afecto las estructurar del conjunto, y esta vez debilitó

en mayor grado las estructuras del claustro. El cronista Diego Fernández Montano lo describe de

la siguiente manera:

"y el claustro principal con algunas desencajaduras las oficinas interiores y claustros de la

misma suerte, aunque las celdas están rajadas las paredes de manera que amenazan ruina"

(Angula 1939 pp. 31).

Luego de este terremoto se decide cambiar de sistema estructural de construcción. Pues se

empleaban sistemas demasiado pesados, que colapsaron en los sismos. Este cambio se ve

evidenciado en la construcción de las bóvedas y claustros, en los cuales se empleó trabajos más

flexibles con la quincha, madera y yeso. De acuerdo a los historiadores sistemáticos, se le

atribuye creación de este sistema constructivo al arquitecto Vasconcelos, asumiendo que el

edificio de San Francisco era el primer edificio construido con este sistema, sin embargo, para Los

historiadores posteriores es una falacia porque se han encontrado edificaciones donde se emplea

previamente este sistema.

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En el caso del claustro, se cambiaron los pilares de piedra por quincha, y se cambió la

apariencia se ornamental, añadiéndole elementos propios del estilo barroco, tales como veneras

frontales y almohadillados en el friso.

No se sabe cuándo exactamente se realizó este cambio en el segundo cuerpo del claustro,

puesto que no hay fuentes escritas establezcan una fecha exacta. Lo cual ocasionó un problema

de cronología, sobre todo para los historiadores sistemáticos, como Rodríguez Camilloni, quien

atribuye la construcción con quincha a Vasconcelos:

"Al decidirse la reconstrucción de la iglesia de San Francisco en 1657, tuvo que rehacerse

junto con ella el segundo piso del claustro mayor. Esta circunstancia permitió la aplicación del

sistema de quincha a este sector del convento, acomodando perfectamente el nuevo diseño de las

arquerías que se atribuye al mismo Vasconcelos, con arcos de medio punto y ventanas ovales”

(Rodríguez 1994: 398).

La fuente histórica más útil es el grabado de Pedro Nolazco, sobre el patio del claustro. A

partir del grabado, se determinan dos fechas de cuando se remplazó el sistema. La primera,

durante la primera parte de los trabajos entre 1652 y 1662, la segunda, durante el periodo del

padre Cervela, entre 1669 y 1674. Empero, ¿era necesario cambiar el sistema de piedra durante

este periodo si es que las galerías superiores no habían sufrido graves daños? La respuesta es

que no. De esta manera podemos deducir que las obras en quincha se empezaron en 1988.

Al igual que la estructura de piedra, la galería contaba con 88 pilares distribuidos en el mismo

lugar. La estructura es de 1988 y no de antes como pretenden los historiadores sistemáticos. Las

estructuras de los pilares se iniciaron 20 años después de la muerte de Vasconcelos. Por lo cual

no se le puede atribuir este descubrimiento de este sistema.

En el primer tercio del siglo XVIII, se realizaron modificaciones a los espacios del convento. Se

incorporó la nueva sacristía, la segunda cúpula a la escalera del convento, y se construyeron

retablos salomónicos para la sala capitular, la sacristía y la enfermería.

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Finalmente, la iglesia sufrió modificaciones en la segunda mitad del siglo XVIII debido a las

intervenciones neoclásicas. Los cuales consistieron en la simplificación de los retablos barrocos

del conjunto Franciscano.

2. EL PATIO Y EL CLAUSTRO, DIFERENCIAS

Uno de los grandes aportes de la arquitectura colonial en el Perú es el recorrido y

distribución a nivel espacial de las tipologías más representativas de la época, como son los

complejos conventuales (siempre anexos a una iglesia) y las casas patio, que aparecieron en

muchos ámbitos geográficos en el Perú. En ambos casos particulares, existe un elemento

protagonista que define cómo la organización espacial tan particular de aquellas edificaciones que

marcaron la pauta en el territorio peruano, durante la época de la colonia: el claustro y el patio.

Al escuchar ambas denominaciones, podemos caer en el error de que ambas, por ser

espacios no techados, rodeados en todos sus lados, y ser espacios principales y organizadores

espaciales, describen un mismo espacio. Para el mejor entendimiento de ambas denominaciones

es necesario definir ambos términos y de ese modo poder empezar a hacer las respectivas

diferenciaciones. Según la RAE un claustro es: “Galería que cerca el patio principal de una iglesia

o convento.”, y un patio es: “Espacio cerrado con paredes o galerías, que en las casas y otros

edificios se suele dejar al descubierto.”

Teniendo como premisa las definiciones literales y generales de ambos espacios se tiene

un punto de partida para diferenciar los mismos, ya de manera arquitectónica. Desde el inicio, la

RAE hace ya un hincapié en la definición de lo que es un claustro y a qué tipología arquitectónica

pertenece, señalando que está ceñida estrictamente al ámbito conventual religioso. Otra

afirmación de la misma, es que este espacio no techado de enorme preponderancia en el

recorrido espacial, tiene que estar, en sus cuatro lados, rodeado por galerías.

Los patios, por otro lado, no están tipológicamente limitados, puede que estos los

encontremos tanto en edificaciones religiosas como en todo tipo de edificaciones civiles; pero la

más reconocida en la época virreinal es la casa patio ya que era este espacio el que repartía a

todos los demás. Un patio entonces, es aquel espacio no techado, que se encuentra rodeado en

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sus cuatro lados, ya sea por galerías, paredes u otras edificaciones. Pero, de todas maneras,

existe la posibilidad de que este mismo espacio pueda estar rodeado en sus cuatro lados por

galerías; ¿se convierte entonces, en algún tipo de claustro? Pues no, recordando lo mencionado

anteriormente, los claustros tienen exclusividad tipológica: la conventual religiosa.

Y más allá de eso un patio tiene una ubicación privilegiada dentro del recorrido de la

edificación, siendo este el espacio principal; pero en el caso del patio, no necesariamente tiene

que cumplir un rol preponderante, pudiendo estar ubicado en cualquier parte del recorrido

arquitectónico.

3. ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO

3.1. PORTADA

La portada del Convento de San Francisco frente al gran atrio en escuadra se encuentra

perpendicular a la portada de la Iglesia. Está portada presenta dos cuerpos claramente

diferenciados entre sí tanto por el estilo como por la distribución. Esta diferencia se debe a que

varias partes del segundo cuerpo fueron dañadas por el terremoto de 1687 que posteriormente

serían reconstruidas, pero no con el diseño original. Esto se sabe debido a grabados existentes

como los del mercedario Pedro Nolasco y las del Fray Juan Benavides, ambos fueron realizados

antes del terremoto, en los que se aprecia características en el segundo cuerpo que difieren al

diseño que hoy en día podemos apreciar.

La portada presenta dos cuerpos y tres calles. En el primer cuerpo existen cuatro

entrecalles unitarias conformadas por pilastras de poca expansión volumétrica; en las calles

laterales existen dos vanos constituidos por un arco carpanel apoyado sobre pilastras; mientras

que la calle central existe un arco trilobulado también apoyado sobre pilastras que constituyen el

vano principal por el que se ingresa al Convento. El entablamento es abierto, pues el friso y

cornisa se ven interrumpidos por el arco trilobulado antes mencionado mientras que la cornisa es

interrumpida por una ménsula que conforma un balcón en la parte central del segundo cuerpo.

Todo este primer cuerpo presenta una ornamentación de estilo toscano.

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En el segundo cuerpo también existen tres calles, sin embargo, estas se encuentran de

manera independiente una de la otra, pues entre ellas existe un vacío donde solo se aprecia el

muro. Es decir, existen seis entrecalles que no siguen los ejes del primer cuerpo, en su lugar

aparecen cuatro pináculos que rematan el primer cuerpo. Las entrecalles son pilastras de poca

expansión volumétrica que presentan cartelas a modo de capiteles. A los costados de estas existe

una sucesión de orlas. En las calles laterales se encuentran vanos ovales y en la calle central un

vano con un arco de medio punto con un balcón y una ménsula mencionado líneas arriba. La calle

presenta entablamentos y frontones independientes; los entablamentos laterales son corridos y los

frontones son lineales, triangulares y cerrados; el entablamento de la calle central también es

corrido a diferencia del frontón que es curvo y abierto, en el tímpano aparece el remate que a su

vez presenta un entablamento curvo corrido, definido por un arco escarzano sobre el que,

finalmente, se posa una torrecilla. El ornamento de este cuerpo es de estilo barroco.

3.2 ANTE PORTERÍA Y PORTERÍA

El ingreso al Convento de San Francisco se realiza atravesando la portada que se

encuentra perpendicular al ingreso de la Iglesia de San Francisco. A cruzar el umbral de dicha

portada nos recibe la Ante portería.

Este espacio, en planta, está definido por cuatro paredes que conforman un rectángulo,

dichas paredes se encuentran decoradas por un zócalo de azulejos. Presenta tres vanos en

paredes distintas que permiten la circulación; el primer vano y el de mayor longitud es por el cual

ingresamos, en esta misma pared, en los lados laterales de la puerta, se encuentran otros dos

vanos en forma de arcos carpaneles que permiten la iluminación del espacio; el segundo vano se

encuentra en la pared paralela a la primera, este dirige a un espacio más reducido; el último vano

dirige a un espacio posterior denominado Portería, este vano está conformado por un arco de

medio punto apoyado sobre pilastras, a su vez, todo ello se encuentra enmarcado por una

pequeña portada de un cuerpo conformada por pilastras y entablamento.

Finalmente, la cobertura de la Ante portería es un techo tipo alfarje de caoba, es decir,

techo plano de madera conformado por vigas transversales de mayor sección denominadas “vigas
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madres” de las que se anclan once viguetas, de menor sección, que corren de manera

longitudinal. Entre ambas forman una trama ortogonal sobre la finalmente se posa el techo plano.

Atravesando el último vano mencionadas líneas arriba encontramos otro espacio conocido

como Portería. Cabe señalar que dicho vano difiere en ambos espacios por el arco utilizado,

mientras que en la Ante portería era un arco de medio punto, en la Portería es un arco escarzano.

Este espacio, en planta, también es de forma rectangular, de mismo ancho que la Ante

portería, pero de menor largo. La portería, antiguamente servía como una sala de espera y

recepción para amigos y familiares, el uso en la actualidad no difiere mucho pues allí esperan los

visitantes al museo. La Portería se conecta básicamente a dos espacios, a la Ante portería y al

Vestíbulo, a este último se conecta a través de dos vanos, uno directamente y otro a un pasadizo

corto que dirige al Vestíbulo.

En una de las paredes existen dos vanos más pequeños y elevados, uno al costado del otro

que sirven para iluminar el espacio. Como zócalo también se encuentran azulejos. En la parte

superior de las paredes existe un entablamento de pocas molduras hecho en madera caoba. La

cobertura de este espacio también es de tipo alfarje, sin embargo, a diferencia del techo de la

Ante portería aparecen una serie de “vigas madre” apoyadas sobre ménsulas que van adosadas

al entablamento y las viguetas van apoyadas sobre dichas vigas, formando una trama con relieve.

3.3. CLAUSTRO Y PATIO PRINCIPAL

Como en la mayoría de edificaciones conventuales religiosas de importancia, existe la

presencia de un espacio no techado que, no solo es el espacio principal, sino que actúa como

organizador espacial del edificio, a este se le denomina claustro. Sabemos ya, que para que tenga

la denominación de claustro, tiene que ser un patio, con cuatro galerías que lo rodean y estar

necesariamente dentro de una edificación religiosa. En el caso del convento de San Francisco,

edificación religiosa de primer orden en la ciudad de Lima, se dan tales condiciones que hacen

que ese importantísimo patio sea llamado claustro. El análisis arquitectónico de este elemento

contempla la diferenciación clara de los dos cuerpos o niveles del mismo, los cuales tienen

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características independientes, que permiten diferenciarlos claramente, por lo que serán

analizados por separado.

Para entender mejor el contexto en el cual esta edificación fue realizada es necesario

saber un poco de la historia y cronología de este espacio tan importante en este complejo

conventual, esta inicia poco después de instaurado el Virreinato del Perú, teniendo como su sede

principal la ciudad de Lima. En el año de 1574, cuando como virrey se encontraba Francisco de

Toledo, se inicia con la construcción del claustro de San Francisco, en la que se contempló tan

solo erigir un solo cuerpo sencillo, hasta que después de casi 60 años es derruido para construir

un nuevo claustro, que ya tuvo los dos cuerpos que conserva en la actualidad en el año de 1630.

El Claustro, a través del paso del tiempo sufrió una seria de modificaciones en la

conformación de las galerías que lo rodean, no solo en la cantidad de arcos que lo componen sino

también en la forma, pero las características iniciales en la forma de la planta del mismo se

mantienen desde el día de su concepción hasta la actualidad. El claustro principal tiene, visto en

planta, una forma cuadrada, rodeado de galerías en sus cuatro lados. Las galerías, constituidas

en dos cuerpos diferentes, están soportadas estructuralmente por pilares de sección cuadrada,

cosa que no ha cambiado hasta ahora.

Todas las galerías se encuentran cercadas por un zócalo de altura considerable que evita

que todas las perforaciones generadas por los arcos de medio punto sean utilizados como

ingresos al patio, tan solo las entradas al mismo carecen de zócalo. Cabe resaltar que estos

ingresos, presentes en el medio de las cuatro galerías, tienen una fragmentación en la continuidad

lineal leída en planta ya que, para definir justamente esta transición entre la galería y el patio, se

extrude un cuerpo que actúa como umbral entre el interior y el exterior del claustro.

Estas galerías en la actualidad están conformadas en cada lado de once arcos de medio

punto (según historiadores antes eran nueve), pero que en encuentro de cada tramo o crujía

existen arcos carpaneles en las esquinas interiores de las galerías, que permiten una mejor

transición a nivel estético entre cada elemento pero que termina siendo un par de arbotantes que

ayuda estructuralmente a le edificación.

Es necesario hacer la incidencia en la contraposición que existe en los dos cuerpos del

claustro, ya que el primero se caracteriza por tener un lenguaje sobrio renacentista, el cual
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contrasta, pero no se divorcia del lenguaje barroco del segundo cuerpo. Este lenguaje

renacentista está marcado por el decoro que existe en sus componentes, Las arquerías a simple

vista, pareciera que fuesen un par, cada uno rectangular, que se juntan formando un pilar

cuadrado recubierto de un almohadillado rectangular, sin embargo, esta percepción cambia,

cuando en la imposta existe una moldura o cornisa que hace cambiar de percepción y unifica la

composición. Luego de esta se dibuja el arco de medio punto, en el que se divisan claramente sus

componentes (dovelas y clave) que a su vez están enmarcados por una archivolta de yeso pintada

de rojo y albanegas grabadas sobre las que se consolida el entablamento. El arquitrabe del mismo

está conformado por cuatro molduras corridas y del mismo color que el resto de la composición

sin marcar ningún tipo de distinción, seguido por un friso sin decoración adicional y finalmente,

para terminar con el primer cuerpo, la cornisa con molduras.

Las cuatro galerías tienen techumbres de madera de cedro de estilo mudéjar con diseños

variados dentro de cada encasetonado con geometría cuadrada u octogonal.

“Las arquerías en el segundo cuerpo del claustro principal del

Convento de San Francisco son una de las más bellas realizaciones del

barroco limeño. (…) Han sido vinculadas estas galerías superiores

franciscanas con los artífices don Constantino de Vasconcelos y Manuel de

Escobar, sin aportar ninguna prueba documental que lo avale “1. (San

Cristóbal, Antonio, pg. 67).

Resulta claro y evidente, que los dos cuerpos fueron hechos en espacios temporales

distintos, debido a los diferentes estilos que manejan, pero que de ninguna manera se encuentran

divorciados uno del otro. La transición del primer cuerpo al segundo se encuentra enmarcada por

un zócalo corrido que hace la vez de baranda y presenta extrusiones en cada columna,

acentuando de este modo este elemento estructural de importante belleza y aporte al barroco

limeño. Este zócalo se encuentra rematado por molduras que definen el término del mismo y el

1
“Nueva visión de San Francisco de Lima”. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos – Banco Central de Reserva del Perú,
2006, pg. 67.
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inicio de la columna como tal, la cual ya se encuentra anunciada por la extrusión mencionada

anteriormente.

Es en este elemento tanto estructural como estético que se genera uno de los mayores

aportes del estilo barroco limeño de la época. La esbeltez de los arcos es mayor debido a que la

carga es mucho menor en el segundo nivel. Las columnas agrupadas de a dos mantienen el eje

estructural del primer cuerpo y por cada columna inferior, se transforman en dos superiores, se

sigue manteniendo la sección cuadrada

Las mismas, se encuentran separadas por una perforación ovalada, que le brinda ligereza

y una menor masividad a la columna, generando de este modo un aporte significativo a nivel

estético. Cada columna se encuentra ornamentada mediante un ligero trampantojo extruido, pero

acentuado por el color rojo del fondo.

Las columnas rematan en capiteles que hacen referencia al orden toscano, pero sin tomar

literalmente las condicionantes generando transgresiones, propias del aporte barroco, mediante la

utilización de molduras corridas de planta cuadrada. Estos capiteles a su vez conforman la

imposta del arco de medio punto que se erige encima, tanto en la perforación mayor como en el

vano generado por el óvalo. Generando de este modo una arquería corrida a lo largo de la galería

con un intercalado en la dimensión de los arcos. La diferencia es que en ambos casos el ápice se

encuentra a alturas diferenciadas marcadas por la flecha que maneja cada una. Se genera en el

más pequeño, una venera, en el que se trabaja un ornamento utilizando también un ligero

trampantojo extruido. En la rosca del arco del mismo también se aplica el trampantojo a nivel

ornamental. Sobre el este se encuentra la archivolta la cual esta remarcada y acentuada por el

color rojo. Coronando y rematando sobre la venera se encuentra una cartela que termina de

generar el extraordinario aporte de este segundo cuerpo, pero que también sube hasta el friso del

entablamento. En los arcos de medio punto se trabaja de igual modo el trampantojo en la rosca,

coronado por la archivolta acentuada en rojo.

A medida que se asciende el trabajo ornamental alcanza un mayor detalle y desarrollo; en

el arquitrabe existen molduras que generan la debida transición de un elemento arquitectónico a

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otro, sobre este se trabaja un friso en relieve de estilo mudéjar, sobre el que al final remata la

cornisa con molduras, pero ya a menor detalle ornamental.

La techumbre del segundo cuerpo de la galería del claustro principal está menos trabajada

que la del primero, pero presenta una rítmica y sencilla colocación de viguetas de madera que

soportan la cobertura final.

Lo interesante de este segundo cuerpo es que posee una doble galería para que el tránsito

y repartición a otros espacios sea indirecto y no se tenga que utilizar de manera forzada la galería

que da al claustro, esta segunda galería está marcada por una sucesión de columnas de madera

color verde de orden toscano que sostienen a su vez una enorme viga madre que ayuda a

sustentar la cobertura y los siguientes entrepisos.

3.4 SALA CAPITULAR

La Sala Capitular del Convento de San Francisco fue el espacio donde se realizaban las

reuniones comunitarias entre los frailes para debatir y tomar decisiones. Históricamente esta sala

es representativa porque fue allí donde el clero firmó el Acta de Independencia.

Este espacio se encuentra en la esquina noroeste del convento, y se llega hasta él

recorriendo una de las cuatro galerías del claustro principal. La Sala se encuentra delimitada por

cuatro paredes que conforman un rectángulo de largo casi igual al doble de ancho, es decir, es un

espacio claramente alargado y de un alto considerable. La Sala Capitular presenta un único vano

de ingreso hacia la galería y otros tres vanos rectangulares que se encuentran en la parte alta de

la pared longitudinal opuesta a la del ingreso, los mismos que sirven para iluminar.

A lo largo de todo el espacio se aprecia la sillería de madera labrada muy característica de

las salas capitulares en la época del virreinato. Mientras que en los muros de menor longitud se

aprecian retablos que ornamentan el espacio.

En la transición de los muros al techo se aprecia unas molduras corridas que se cortan por

tramos por la presencia de los vanos y que a su vez presenta relieves que deja ver el capitel de

las columnas, están no se dejan ver, es decir, se encuentran en el mismo plano que es muro y se

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esconden a través del estuco. Sobre dichas columnas se posan los arcos que amarran la

cobertura del espacio. Esta cobertura, cuya llamativa ornamentación está dada por una pintura, es

una bóveda corrida sobre arcos deprimidos.

3.5. LAS TRES ESCALERAS

3.5.1. ESCALERA PRINCIPAL

La forma de la planta del espacio que contiene la escalera es cuadrada. Con respecto a la

escalera, es una escalera de tres tramos. Los dos tramos de los extremos conforman los primeros

pasos de la escalera y el tramo del medio, los tramos superiores.

La función de las escaleras en el convento era de comunicar los espacios del 1 nivel con el

segundo nivel. En el primer cuerpo, se encontraban los espacios de uso colectivo y comunitario

mientras que, en el segundo cuerpo, estaban los espacios privados, que eran las viviendas de los

frailes. Cada una de estas escaleras está ubicada alrededor del claustro, pero en diferentes

zonas, por lo cual cumplen diferentes funciones y responden a un análisis de circulación diferente.

Todas las escaleras se conectan en el segundo nivel con la galería del segundo cuerpo del

claustro principal. En el caso de la escalera principal ingreso, y la monumental. Conectada con la

portería, la ante portería y el vestíbulo principal del convento y por el segundo nivel comunica con

el coro dela iglesia y la biblioteca. Esta ubicación estratégica porque vincula ambientes del

convento y con los de la iglesia.

Con respecto al análisis de las elevaciones, los muros de la escalera principal, son de

adobe, cubiertos por yesería y pintados de rojo y blanco. El estilo decorativo característico en los

muros de la escalera es el almohadillado de planchas, proveniente de la arquitectura mudéjar.

Consiste en superponer paneles lisos o planchas de poco grosor a los muros, generando

mediante la alternancia de estos elementos, una segunda superficie ornamental. Para estos

muros, se intercala cada nivel de hilada. Los vanos del muro se encuentran en la parte superior y

están orientados hacia la calle.

Con respecto a la escalera, es una escalera de madera con balaustres verticales de estilo

satélite, por cada balaustre principal y 20 secundarios.

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Para el diseño de las coberturas, se tuvo bastante influencia la arquitectura Mudéjar y del

renacimiento isabelino. Se trata de una cúpula de madera con casquete rebajado, esta fue

construida desde 1725, 25 años después del terremoto de 1687, la técnica de reconstrucción de la

bóveda fue mediante cerchas recubiertas por cañas y yeso. A esta estructura se le adhieren

listones de madera que forman adornos de lacería mudéjar en forma de estrella.

3.5.2. ESCALERAS SECUNDARIAS

La escalera de la Sala Clementina, al igual que la escalera principal la contiene un espacio

cuadrado. Sin embargo, se diferencian por que la escalera posee una forma diferente, es una

escalera de forma cuadrada, de 4 tramos, con descansos a escuadra en los extremos.

La escalera de la antesacristía, que a diferencia de las otras, no hay un espacio exclusivo

para esta escalera, si no que se encuentra en la antesacristía. Además, Se trata de una escalera

lineal.

La escalera de la Sala Clementina, es de uso más doméstica, puesto a que está ubicada

en la zona superior del claustro principal, más alejado de los ingresos y circulaciones principales.

En el primer nivel, se comunica con el refectorio, la pinacoteca y la sala Clementina, construida en

honor al Papa Clemente X. Mientras que en el segundo nivel se comunicaba directamente con las

habitaciones para los frailes, Las cuales actualmente sirven como salas de exposición.

En cambio, la escalera de la sacristía, En el primer nivel, se relaciona directamente con la

sacristía, y en segundo nivel se comunica con la galería del claustro.

Con respecto a las elevaciones, la escalera de la Clementina, tiene muros de adobe

revestidos de yesería y pintura blanca. En la parte superior, cada muro posee 3 nichos tetra

lobulados con forma de rosetón contorneados con molduras; en el caso del muro próximo a la

galería del claustro, los nichos se convierten en vanos de la misma forma tetrabular. En la parte

superior, decorado con molduras que distinguen la línea de arranque de la bóveda. La escalera de

madera con balaustres de madera.

La escalera de la antesacristía, en cambio no tiene muros que definan la contengan, ya

que forma parte de la ante sacristía. En la parte superior de la escalera se puede observar un arco
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rebajado, el cual presenta almohadillado en casa dovela. La escalera al igual que las anteriores,

es de madera y presenta balaustres verticales

La escalera Clementina tiene una bóveda de rincón de Claustro. El diseño de esta bóveda

consiste en que el origen de los arcos estructurales surge desde las aristas ya que estos están

girados 45°. En la parte superior, posee una linterna superior que provee de iluminación cenital al

ambiente. Además, esta bóveda está decorada con murales de frailes de la orden franciscana

3.6 REFECTORIO

El Refectorio del Convento de San Francisco es uno de los espacios más amplios del

convento debido al uso que tenía antiguamente, pues era utilizado por los franciscanos como

comedor. El Refectorio ocupa casi todo el largo de lo que ocupa una de las galerías del claustro,

se ubica en el lado que se encuentra frente al ingreso al claustro.

Es un espacio, en planta, de forma rectangular muy alargado que presenta dos vanos de

ingresos, ninguno de estos conecta directamente a las galerías, pues para ingresar desde allí se

debe atravesar un pequeño espacio conocido como “Sala Clementina”. El otro vano conecta a un

pasadizo denominado “Pasaje Montero” que conduce a la Sacristía.

En los muros del Refectorio hay ocho vanos distribuidos en los muros laterales que

permiten iluminar el espacio tanto por la galería adyacente como por el pasaje. Estos vanos están

conformados en la parte interior por arcos escarzanos.

En la transición del muro al techo aparece un entablamento de madera que casi no se deja

ver debido a las ménsulas adosadas que sostienen grandes vigas transversales que conforman la

cobertura del espacio. Dicha cobertura es un techo de madera, similar al techo de alfarje de la

Portería. Este está conformado por una sucesión de vigas transversales de mayor sección

conocidas como “vigas madre” que se apoyan sobre ménsulas ornamentadas con forma de

volutas. Sobre todas estas vigas se apoyan viguetas de menor sección que corren de manera

longitudinal.

20
3.7. ANTESACRISTÍA Y SACRISTÍA

Uno de los espacios más importantes dentro del programa de un recinto conventual, es la

sacristía, ya que es el espacio sagrado donde los sacerdotes se revisten y donde guardan los

objetos de culto utilizados en el rito de la Eucaristía. Además, tiene un nexo directo con la iglesia,

lo que le da a este espacio una categoría de primer nivel dentro del organigrama del convento.

La importancia de este espacio es tal, que en el caso del convento de San Francisco,

existe un espacio previo que le antecede, este espacio lleva el nombre de antesacristía.

La antesacristía, en el caso de San Francisco tiene la planta de forma cuadrada, y como se

mencionó anteriormente, es el umbral que antecede a la sacristía. A nivel de organización

espacial, la antesacristía es el nexo entre el pasaje Montero, contiguo al Refectorio y la sacristía,

por tanto, también un paso obligado si se quiere llegar a la iglesia. A nivel funcional se limita a ser

un umbral y espacio previo.

La planta cuadrada se transforma hasta llegar a la cúpula de forma octogonal. Las

paredes, recubiertas y pintadas de color azul añil, no tienen mayores ornamentos, y rematan, cada

una en un arco carpanel perteneciente a la pechina que viene en la parte superior, soportando la

cúpula octogonal. En el encuentro entre las esquinas de los muros y el inicio de la pechina

decorada al estilo mudéjar, podemos observar cartelas, que no soportan ningún tipo de carga más

que la de su propio peso, pero que sirven para resolver ese encuentro complicado. Sobre las

pechinas se encuentran una serie de cartelas que anuncian previamente por donde pasarán los

arcos fajones que conforman la cúpula octogonal con cuñas. Sobre estos, se encuentra una

cornisa que ayuda a definir el fin de la pechina, para que así se dé el inicio de la cúpula en sí.

Los arcos fajones están completamente ornamentados al estilo mudéjar, y las cuñas que

se forman en su interior mantienen el mismo lenguaje, pero los lunetos sobre los que se apoya la

cuña mantienen un leguaje limpio y contrastante con el resto de la cúpula.

La cúpula remata en una linterna, soportada por columnas con cartelas por capiteles, para

que de ese modo se forme una cupulina que cubre la misma y cierra el espacio de la antesacristía

como cobertura.

La portada de la sacristía forma parte de una de las elevaciones de la antesacristía, pero

es un elemento de tanta importancia como el espacio mismo. Esta portada de estilo barroco está
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compuesta por dos cuerpos asimétricos (formando una cuadrícula incompleta) y una calle central.

La base de esta portada se diferencia del reto por la utilización del material de piedra del que

nacen dos columnas que sostienen parte del cuerpo superior, ambas referentes al estilo toscano

pero con las trasgresiones propias del barroco como la moldura en la parte media inferior de la

misma, conformando estas las entrecalles de la portada. El ingreso a la sacristía está definido por

un arco de medio sostenido por dos en el que el trabajo del almohadillado está presente desde el

inicio de las columnas que soportan el arco, hasta la diferenciación de las dovelas y la clave del

mismo. La imposta del arco está determinada por un capitel toscano de sección cuadrada. En el

ápice del arco se divisa una cartela que remata e indica el fin de este elemento arquitectónico.

Las enjutas superiores al arco están ornamentadas con motivos florales, recordando el

horror al vacío del que goza el barroco. Sobre este arco se erige el segundo cuerpo de la calle

central sobre el que podemos rescatar une hornacina que guarece una escultura de San

Francisco, Esta hornacina esta soportada por una ménsula. Al costado de la misma podemos

observar unas pilastras adosadas, y ornamentadas con cartelas en ambos casos. Para los

frontones de ambos cuerpos se trabaja el concepto de la fragmentación, ya que los entablamentos

tampoco son corridos.

“Cuenta la iglesia de San Francisco con una de las más esbeltas y bellas

sacristías de los conventos limeños. Su amplio salón rectangular está

circundado internamente en parte de su perímetro interno por los respaldares

de los tableros tallados que se alzan al fondo de la gran cajonería adecuada

al servicio de la comunidad franciscana numerosa en frailes conventuales. Se

cubre con bóvedas de medio cañón con lunetos, similares a las de la iglesia y

al igual que ellas labradas con maderas, cañas y yeso.” 2

Uno de los espacios más importantes de todo el complejo conventual es la sacristía. Este

gran espacio principal con más de doble altura tiene forma rectangular visto en planta y se

2
“Nueva visión de San Francisco de Lima”. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos – Banco Central de Reserva del Perú,
2006, pg. 171-172.
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comunica con otros menores anexos a él como el lavatorio, y el preparatorio eucarístico. Tiene

conexión directa con la iglesia, lo que lo hace un lugar de suma importancia.

Este espacio tiene grandes obras de arte como la sillería y bellas esculturas que

enriquecen el espacio, pero a nivel arquitectónico, las cuatro paredes, no presentan mayores

ornamentos, y se encuentran recubiertas y pintadas del conocido color azul añil. Luego prosigue el

entablamento abierto del mismo, el cual está enteramente ornamentado con motivos mudéjares.

Este entablamento tiene ménsulas en toda su extensión que anuncian el inicio de otro elemento

arquitectónico superior como son el caso de las cuñas con lunetos en la bóveda de cañón y

también los arcos fajones que sustentan la estructura. Este entablamento presenta al final una

cornisa corrida que determina el término del mismo.

Es entonces que se alza el último elemento, la bóveda de cañón con cuñas y arcos fajones

en toda su extensión. Las cuñas tienen vanos que permiten una iluminación cenital óptima. Y al

término de la bóveda en el luneto mayor, podemos observar una hornacina. El decoro de todos

estos elementos tiene motivos mudéjares, patrón que se logra observar en todo el complejo

conventual.

4. CONCLUSIONES FINALES

El convento San Francisco, ha evolucionado drásticamente desde el inicio de su

construcción en 1557 hasta la actualidad, no solo por las diferentes corrientes arquitectónicas que

se han manifestado progresivamente en la historia de la arquitectura, sino porque a diferencia de

otros conjuntos fue afectado por 4 movimientos sísmicos lo en el siglo XVII, los cuales dieron pie a

radicales modificaciones estilísticas (convertir el convento al estilo barroco) como constructivas

(cambio de sistema constructivo a quincha). Por lo que el convento San Francisco no se puede

analizar de manera estática, como se venido haciendo debido a la fuerte influencia de la corriente

sistemática basada en el padre Gento y las investigaciones de Wethey, quienes no se omiten

varias contradicciones históricas. En cambio se debe considerar estas incongruencias históricas

para involucrarse mejor con la evolución.

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La diferencia entre patio y claustro, más allá de la necesidad de tener los cuatro lados

enmarcados por galerías se resume en la tipología que abarca ese patio, tiene que ser de ámbito

conventual religioso para poder recibir esa denominación

La portada del convento no es muy convencional debido a las características que difieren

bastante entre el primer y el segundo cuerpo. Estos cambios no fueron propuestos al momento de

diseñar la fachada, sino que dichas características aparecieron en tiempos diferentes debido a la

reconstrucción del segundo cuerpo. Esta es una muestra de que la arquitectura del convento no

fue estática en el tiempo desde su construcción inicial.

Tanto la anteportería como la portería han cumplido su rol adecuadamente debido a su

posición en el conjunto. La portada le confiere el carácter a la anteportería. Ambos espacios se

diferencian sobre todo por el techo, pues el de la portería presenta más detalles que le otorgan

cierta jerarquía sobre el otro.

El claustro del convento de San Francisco es un elemento de aporte importantísimo

perteneciente al barroco limeño debido a las manifestaciones en las galerías que componen el

mismo por la disposición de sus elementos arquitectónicos ornamentales y la utilización de formas

no convencionales como el óvalo como vano en las arquerías superiores. También por el rol

protagónico que cumple dentro del recorrido conventual, siendo el espacio organizador del cual se

distribuyen los demás espacios en el convento. Otro de los aportes importantes es la techumbre

del primer cuerpo de la galería, siendo impresionante el nivel de detalle de tipo mudéjar alcanzado

en madera.

La Sala Capitular por sí misma podría ser un espacio como cualquier otro, sin embargo lo

que le otorga cierta distinción es la cobertura amarrada a través de los arcos deprimidos que no se

utilizan en el resto de la edificación. Es una cobertura sobria para la función que debió cumplir

dicho espacio inicialmente.

El Refectorio del convento es un espacio que por la circulación que presenta fue un tanto

privado pues no se encuentra directamente conectado a la circulación principal que sería la

galería. También esa forma longitudinal permitía que las sillas se ubiquen alrededor y todos

pudiesen verse entre sí.

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La antesacristía representa un umbral, que prepara al usuario para ingresar a la sacristía,

el aporte de la portada barroca del mismo, es sumamente rescatable ya que utiliza elementos y

conceptos propios del estilo, como la fragmentación y yuxtaposición de los elementos.

La sacristía por su parte adornada también con motivos mudéjares aporta

arquitectónicamente en cuanto a la bóveda de cañón la cual empleada una serie de cuñas que

enriquecen el espacio.

Las escaleras son espacios de circulación que en el convento comunican el área servicios

comunitarios del primer nivel, con el área doméstica o privada del Segundo nivel.

5. BIBLIOGRAFÍA

 AMORÓS, SAMUEL. “Proyecto de Revaloración del Claustro de la Bomba en el Convento de

San Agustín de Lima, Tomo 1”. Lima: Tesis para optar el título profesional de Arquitecto,

Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Ricardo Palma, 1993

 COBO, BERNABÉ. “Del convento del Santísimo nombre de Jesús de la Orden de San

Francisco”. Historia de la fundación de Lima, Libro Tercero, capítulo IV, p. 262-264. Lima:

Imprenta Liberal, 1882. Disponible en:

https://archive.org/details/historiadelafun00cobogoog [Consulta 04-04-2016].

 BERNALES, JORGE. “Lima, la ciudad y sus monumentos”. Sevilla: Escuela de Estudios

Hispano Americanos, 1972.

 SAN CRISTÓBAL, ANTONIO. “Nueva visión de San Francisco de Lima”. Lima: Instituto

Francés de Estudios Andinos – Banco Central de Reserva del Perú, 2006. Disponible en:

http://books.openedition.org/ifea/1127?lang=es

 “Arquitectura Virreinal Religiosa de Lima”. Lima: Universidad Católica Sedes Sapientiae,

2011. Disponible en: http://goo.gl/mRROPa

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