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LUIS F.

AGUILAR VILLANUEVA

La primera tendencia asiste al análisis de costo-beneficio y costo-eficiencia,


con la meta de producir recomendaciones normativas del criterio de
racionalidad en contraste con la segunda tendencia conformada por el conjunto
de politólogos que, con referencia a las teorías pluralistas,(neo)corporativistas,
de élites y clases, piensan que el análisis es sólo un elemento de entre los
muchos que intervienen en el proceso de elaboración de una política y la ven
como un proceso de aprendizaje colectivo para aumentar la capacidad de
resolver problemas por parte de una comunidad.
El concepto teórico de política

No hay una política general ni una estructura de poder total, que cubra sin
excepción a la sociedad entera, y en eso Lowi clasifica a las políticas conforme
a los impactos de costos y beneficios que los grupos de interés esperan de
ellas.
 Regulatorias: es un liderazgo edificado en la capacidad de sumar
fuerzas que compartan y defiendan los mismos intereses del grupo
orientado a lograr la realización de conductas deseadas o la no
realización de conductas indeseadas.
 Distributivas: aquellas cuestiones no rivales (como los servicios de
salud, educación y seguridad) susceptibles de ser tratadas con recursos
públicos siempre divisibles.
 Redistributivas: cuando se trata de políticas que recaudan de algunos
para entregar a otros, en particular, por su condición de pobreza o
vulnerabilidad. Los programas sociales son parte de las políticas
redistributivas.
 Constituyentes: cuando modifican la organización misma del Estado.

La política es en últimas instancias las políticas, la visión de Lowi que ve en la


elaboración de cada política la contienda de las fuerzas sociales va a ser
concluida por Graham, con su óptica de la construcción, de analizar la política
desde el modelo racional, considerando a decisores y operadores como
actores que se comportan racionalmente maximizando valores y minimizando
los costos después de haber examinado toda la información pertinente y
construido las opciones relevantes.

El análisis y la decisión de las políticas

Después de la Segunda Guerra Mundial, fue casi espontaneo y lógico llamar


análisis de políticas a la propuesta de mejorar las decisiones mediante una
estrategia de solución de problemas que derivan de criterios racionales de
eficiencia técnica y económica. Es el esquema de acción racional respecto de
fines (weber), la racionalidad maximizadora del hombre económico (Simon), la
racionalidad formal del cálculo (Marcouse) o sinóptica- omni comprehensiva
(Lindblom).
Lindblom considera que los ciudadanos resuelven con mayor frecuencia sus
problemas a través de libres cooperaciones y competiciones más que a través
de una sistémica intervención fiscal y regulatoria del Estado, es decir el análisis
racional de las políticas se incorpora a las estrategias de acción colectiva que
la sociedad emprende para ajustar gradualmente los objetivos.
Las ideas de Lindblom dieron pie a dos corrientes, por un lado, la dialéctica del
análisis de Majone, y por el otro lado a la interacción social de Wildavsky.
Según Majone, el análisis de políticas pueda o no cumplir satisfactoriamente
las condiciones del modelo de decisión racional respecto de fines, debe ofrecer
un análisis post decisional, ofreciendo a la política su base doctrinal y
aumentando el consenso respondiendo a las críticas. El criterio de racionalidad
en la formulación de las políticas no puede operar jacobinamente en abstracto,
sin tomar seriamente en consideración las restricciones legales, políticas,
administrativas, tecnológicas, cognoscitivas, tal vez culturales, además de las
pesadas limitaciones fiscales y económicas, que son inherentes a la hechura
de la política.
De Wildavsky, quien pertenece a la segunda generación de analistas menos
optimistas por las promesas exaltadas y las esperanzas frustradas de los
programas de reformas sociales de los años 70, el análisis no puede ser ni
exclusiva ni primordialmente un trabajo teórico y técnico que parta siempre
según el mismo esquema y produzca en serie el mismo resultado, sino que
debe contribuir a una visión teórico-técnica, pero en comunicación con la
ciudadanía.
Se trata normalmente de una tensión que se manifiesta en la alternativa:
"aceptar lo que la gente piensa que quiere o decidir intervenir para que quieran
lo que nosotros pensamos que deberían querer".

MANUEL TAMAYO SÁEZ

Las políticas públicas se pueden entender como un proceso que se inicia


cuando un gobierno o un directivo público detectan la existencia de un
problema que, por su importancia, merece su atención y termina con la
evaluación de los resultados que han tenido las acciones iniciadas para
eliminar, mitigar o variar ese problema.
El proceso o ciclo de construcción de las políticas públicas comprende las
siguientes fases:

 Identificación y definición del problema.


 Formulación de las alternativas de solución.
 Adopción de una alternativa.
 Implantación de la alternativa seleccionada.
 Evaluación de los resultados obtenidos y en su caso reformulación.
Hay dos posiciones, la perspectiva del responsable de la política en cualquiera
de sus fases (directivo o policy maker, en las organizaciones públicas) y la del
analista de políticas públicas, quien enriquece el universo de información que
se pone a disposición de los directivos para que puedan tener un criterio de
decisión en cualquiera de las fases.
La definición de problema hay que anticiparla para poder controlar sus efectos
y es ante todo una cuestión política, porque indica a quién se tiene en cuenta y
hasta qué punto, a quien favorece y a quien no, marcando el posterior
desarrollo de la misma, al reducir el ámbito de posibles alternativas a
considerar.
Al conjunto de problemas que preocupan a una sociedad en un momento
determinado se le denomina agenda sistémica, de esa agenda, se extraen
algunos temas y se confecciona la agenda institucional.
En muchas ocasiones los problemas entran en la agenda institucional y poco
después desaparecen de ella o no reciben atención hasta que pasa un largo
periodo de tiempo.
La disipación e incubación de temas se debe a múltiples causas: la
desaparición del problema, la pérdida de interés de los directivos, la búsqueda
ineficaz de recursos para afrontarlo o la entrada de nuevos problemas más
graves.
Los medios de comunicación, los deseos de crecer de las organizaciones
públicas, el comportamiento y las actitudes de los decisores y la competencia
política ayudan a paliar esos sesgos.

La Formulación de las políticas Públicas

El decisor público debe tener en cuenta en el momento de la formulación no


sólo la racionalidad, los valores de eficacia y eficiencia económica de una
política desde el punto de vista técnico, sino también la viabilidad y legitimidad
política, el valor de la sensibilidad democrática.

La implantación de las políticas públicas

El modelo bottom - up: el problema de la implantación para este modelo no es


el ajuste fiel a la decisión inicial, tal y como fue formulada en el modelo Top-
Down (de arriba – abajo) sino la adaptación de la decisión inicial a las
características locales y al contexto en el que se produce.
Desde este punto de vista, parece razonable que la implantación no sea un
mundo perfecto de administradores que cumplen objetivamente las decisiones
de sus superiores, sino un campo de negociación política en la que actores con
la misma legitimidad (un ministro, un presidente regional y un alcaide)
establecen las condiciones iniciales para implantar la política y su compromiso
con el desarrollo de esta.
La fase de evaluación

El análisis de los resultados desarrolla una revisión del estado del problema
que puede dar lugar a una nueva política, a la continuación de la existente o a
la terminación de esta.
CARLES RAMIÓ MATAS

La estructura de producción de bienestar en las sociedades desarrolladas


occidentales tiene cuatro ejes fundamentales, por un lado, está la provisión
pública de bienestar (Sector público); por otro, la producción de bienestar por
las familias (Sector Familia); y, en tercer lugar, la provisión y producción de
bienestar que corresponde al mercado (Sector Mercado).
El primer modelo piensa en un Estado muy desfamiliarizado y basado en la
ciudadanía, y en el que la provisión estatal tiene una amplitud de carácter
universal, éste Estado de bienestar se denomina socialdemócrata, y en un
plano más operativo se puede destacar como característica básica que la
financiación corre a cargo de los fondos del mismo cubiertos con impuestos
generales con una tendencia muy progresiva, que son administrados por los
gobiernos centrales y locales, en el que la presión fiscal es elevada pero la
cuantía y la profundidad de la prestación directa de servicios públicos (no
únicamente transferencias) es muy alta. El segundo modelo es el continental
europeo (también denominado conservador, naturalmente no es igualitario en
su estado puro, pero pretende favorecer la equidad.El tercer gran modelo es el
llamado residual, que sigue, sobre todo, los Estados Unidos, pero también
otros países de tradición anglosajona (como el Reino Unido a partir de las
reformas conservadoras durante las dos décadas pasadas). De base
individualista, con un Estado que tiene sólo un papel asistencial menor con la
responsabilidad de cada ciudadano de procurarse su propio bienestar, sin
implementar política alguna de emancipación (desfamiliarización) relevante, es
el mercado que está en la base de la estructura de producción de bienestar con
una desmercantilización prácticamente inexistente.
En definitiva, el problema se localiza en que instrumentos ventajosos en el
modelo anglosajón, fallan desgraciadamente en la mayoría de las
administraciones públicas latinas.
La introducción de valores neoempresariales de la mano de la Nueva Gestión
Pública es muy negativa, porque la nueva cultura organizativa barre todos los
valores (positivos y negativos) poco articulados que existían previamente.
En esta situación, los políticos se comportan como empresarios, los
responsables administrativos como directivos o gerentes, y el personal trabaja
perdiendo de vista valores como la equidad, la igualdad, la ciudadanía etc.
En la mayoría de los países latinos no es nada evidente, a diferencia de los
países anglosajones, que estemos experimentando la transformación de un
modelo burocrático hacia un modelo post-burocrático ya que hasta la
actualidad nunca hemos disfrutado de unas administraciones verdaderamente
burocráticas que respeten los parámetros weberianos.

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