Son ejecutados consciente y libremente, es decir, en un nivel racional. Son originados en la parte típicamente
humana del hombre, es decir, en sus facultades específicas, como son la inteligencia y la voluntad. Estos son el
objeto material de la Ética y son los que pueden ser juzgados como buenos o malos desde el punto de vista de la
Moral.
Son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del hombre; es decir, los que realiza con conocimiento y
voluntad. En ellos interviene primero el entendimiento (que conoce el objeto) y luego la voluntad (que lo busca
o lo rechaza). En estos casos el hombre es dueño y responsable de sus actos. Sólo en los actos humanos puede
darse valoración moral.
La categoría singular del hombre, que le distingue y eleva por encima de los otros seres de la creación visible,
radica en que está dotado de inteligencia y voluntad, con libertad armonizada con la de sus semejantes, para
tomar decisiones. Las expresiones cotidianas racionales del hombre caen en el concepto de acto humano. El
pensar y el razonar son actos propios del hombre y están sometidos a una coacción de la voluntad determinada
por su conciencia moral. Esta es el tribunal interior que juzga el bien y el mal.
Se denominan actos humanos a todas las acciones que realiza una persona en forma voluntaria y en los que
interviene la voluntad (capacidad de decidir sobre la realización del acto), la razón (realización del acto
basándose en la inteligencia) y la conciencia (conocimiento responsable y personal sobre el acto).
Se trata de una serie de actos que se originan en la parte más humana del hombre basándose en sus cualidades y
facultades específicas como la inteligencia, libertad y voluntad. Se puede decir que los actos humanos
manifiestan la riqueza o carencia de moral, ya que, pueden ser juzgados como buenos o malos en atención a los
criterios o normas socialmente aceptados.
En efecto, los actos humanos son la manifestación de los valores y virtudes de la persona, por lo tanto, si la
persona posee valores positivos sus actos serán considerados positivos y si la persona posee valores negativos
(antivalores o desvalores) sus actos serán juzgados como negativos.
Por ejemplo: Conversar, dibujar, bailar y mentir son ejemplos de actos humanos.
Las costumbres pueden ser particulares de un individuo o pueden ser compartidas por un grupo social o
colectividad; asimismo, una misma costumbre puede encontrarse en distintas partes del mundo o ser particular
de una región específica.
Las costumbres se relacionan estrechamente con el carácter propio y distintivo de un individuo o colectividad.
Dichas acciones constantes nos hablan de su forma de ser, de su temperamento, de su cultura, de su forma de
pensar, etc.