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QUIEBRA

Una quiebra o bancarrota es una situación jurídica en la que una persona (persona física), empresa o
institución (personas jurídicas) no puede hacer frente a los pagos que debe realizar (pasivo exigible),
porque estos son superiores a sus recursos económicos disponibles (activos). A la persona física o
jurídica que se encuentra en estado de quiebra se le denomina fallido. Cuando el fallido o deudor se
encuentra declarado judicialmente en estado de quiebra, se procede a un juicio de quiebras o
procedimiento concursal, en el cual se examina si el deudor puede atender con su patrimonio a las
obligaciones de pago pendientes.

La palabra bancarrota viene del italiano del siglo XVI banca rotta, literalmente "banca rota", por la
antigua costumbre de la República de Génova de romper las sillas de los prestamistas que caían en
insolvencia financiera.

Es una situación regulada jurídicamente en la que una persona o empresa no puede hacer frente a los
pagos que debe realizar a sus acreedores, dado que estos son mayores que los recursos económicos
que posee.

Aquella persona que se declara en quiebra se denomina "quebrado" o "fallido".

Cuando se declara legalmente una quiebra, la empresa va a concurso de acreedores (o proceso


concursal) donde se examina si el patrimonio del quebrado puede liquidarse con la intención de hacer
frente a sus obligaciones.

La quiebra ofrece a una persona o empresa la oportunidad de empezar de nuevo por perdonar las
deudas que simplemente no pueden ser pagadas al tiempo que ofrece a los acreedores la oportunidad
de obtener alguna medida de reembolso sobre la base de lo que los activos están disponibles.

En teoría, la posibilidad de declararse en quiebra puede beneficiar a la economía global por facilitar
a las personas y las empresas otra oportunidad y dotando a los acreedores con una medida de pago de
la deuda.

CARACTERISTICAS:

Una de las características principales de la quiebra, que la diferencia de otras situaciones como la
suspensión de pagos, es el carácter permanente de la bancarrota.

Las dificultades de pago serán duraderas por lo que es necesario tomar medidas, hablamos de una
insolvencia definitiva.
 Es una situación de insolvencia generalizada, lo que lo diferencia de la mera cesación de
pagos.
 Es una situación de insolvencia permanente en el tiempo.
 Es una situación de insolvencia susceptible de ser apreciada objetivamente a través de hechos
indiciados de quiebra.
 Es una situación de insolvencia de tal magnitud que se torna insalvable para el deudor.

SUJETOS DE LA QUIEBRA

Dentro de este proceso existen dos tipos de sujetos. El activo y el pasivo. Obviamente el primero
está constituido por todos los acreedores del deudor, y dentro de tal expresión caben las acreencias
de cualquier clase, sin distingo ni exclusión alguna.

En lo tocante al sujeto pasivo de la quiebra, es obligatorio examinar varias situaciones. En efecto,


los sujetos pasivos pueden ser distintos: el comerciante individualmente considerado, bien que lo
hubiera sido o que haya fallecido, y las sociedades comerciales.

a. Los comerciantes individualmente considerados.

Cualquier comerciante individual que sobresea en el pago corriente de dos o más de sus
obligaciones mercantiles está en estado de quiebra, debiendo proceder a poner en conocimiento
del órgano jurisdiccional la respectiva cesación de pagos, dentro del término legalmente
establecido. Por comerciante individualmente considerado debe entenderse a la persona natural
que en forma profesional, habitual y permanente se dedica al ejercicio de actividades catalogadas
por la ley como de carácter comercial.

La quiebra en estas personas puede acontecer durante el ejercicio comercial, o ya habiéndose


retirado de tales actividades, e incluso una vez fallecido. La primera situación es apenas obvia,
ya que es durante la práctica del comercio donde se presentan en su gran mayoría eventos de
cesación de pagos que conllevan a la quiebra.

En cuanto a las demás circunstancias, el inicio segundo del artículo 1937 del Código de Comercio
expresamente indica que la muerte del deudor o su retiro del comercio hallándose en cesación de
pagos, no impide la declaración de quiebra, sólo que ésta no podrá pedirse sino dentro del año
siguiente a la muerte o retiro.
b. Las sociedades mercantiles.

Las sociedades comerciales también pueden ser objeto de quiebra. Empero, el inciso tercero del
artículo 1937 del Código de Comercio manda que sólo podrán ser declaradas en quiebra hasta el
vencimiento del año siguiente a la fecha de inscripción de su liquidación en el registro mercantil
de la Cámara de Comercio. " Para la correcta interpretación de esta norma y determinar sus
alcances, es necesario tener presente otras disposiciones del Código, especialmente por cuanto
también existen las sociedades civiles, con respecto a las cuales no procede la quiebra sino el
concurso de acreedores que se tramita como la quiebra (art. 570 del C. de P.C.).

Entre otras normas tenemos el artículo 100, el cual enseña que se tendrán como comerciales, para
todos los efectos legales, las sociedades que se formen para la ejecución de actos y empresas
mercantiles. Si la empresa social comprende actos mercantiles y actos que no tengan esa calidad,
la sociedad será comercial. Agrega el mismo artículo que las sociedades por acciones y las de
responsabilidad limitada se regirán por las normas de las compañías comerciales, cualquiera que
sea su objeto.

PROCEDIMIENTO DE QUIEBRA

El proceso de quiebra está regulado por el Código de Comercio y determina que, tras declararse en
quiebra un empresario, automáticamente se produce la cesión de los pagos a los acreedores. Durante
este periodo, el deudor vende su patrimonio para hacer frente a las ventas, de manera que los
acreedores no pueden llevar a cabo acciones legales individualmente para cobrar las deudas.

 Preliminar obligatorio de la conciliación;


 Acta de no acuerdo;
 Demanda a cargo de uno cualquiera de los acreedores del Ministerio Público o del propio
deudor, de la declaratoria de cesación de pago, apoderando al tribunal de Primera Instancia
del Distrito Judicial del domicilio del deudor;
 Declaratoria de quiebra por sentencia del Tribunal;
 Sentencia.

Finalmente, los bienes del deudor se reparten entre los distintos acreedores hasta que la deuda queda
liquidada.

Está siendo tipificada en los artículos de la ley general del sistema concursal diciendo lo siguiente:

Artículo 99.- Procedimiento judicial de quiebra


99.1 Cuando en los procedimientos de disolución y liquidación se verifique el supuesto previsto en
el Artículo 88.7 el Liquidador deberá solicitar la declaración judicial de quiebra del deudor ante el
Juez Especializado en lo Civil.

99.2 Presentada la demanda el Juez, dentro de los treinta (30) días siguientes de presentada la
solicitud, y previa verificación de la extinción del patrimonio a partir del balance final de liquidación
que deberá adjuntarse en copia, sin más trámite, declarará la quiebra del deudor y la incobrabilidad
de sus deudas.

99.3 El auto que declara la quiebra del deudor, la extinción del patrimonio del deudor y la
incobrabilidad de las deudas, deberá ser publicado en el Diario Oficial El Peruano por dos (2) días
consecutivos.

99.4 Consentida o ejecutoriada la resolución que declara la quiebra, concluirá el procedimiento y el


Juez ordenará su archivo, así como la inscripción de la extinción del patrimonio del deudor, en su
caso, y emitirá los certificados de incobrabilidad para todos los acreedores impagos. Asimismo, la
declaración de la extinción del patrimonio del deudor contenida en dicho auto, deberá ser registrada
por el Liquidador en el Registro Público correspondiente.

99.5 Los certificados de incobrabilidad también podrán ser entregados por la Comisión en aquellos
casos en los que un acreedor manifieste su voluntad de obtenerlos una vez que se acuerde o disponga
la disolución y liquidación del deudor. Dichos certificados generarán los mismos efectos que aquéllos
expedidos por la autoridad judicial en los procedimientos de quiebra. En tal caso, la Comisión emitirá
una resolución que excluya a dicho acreedor del procedimiento concursal.

99.6 La declaración de la incobrabilidad de un crédito frente a una sucursal que es declarada en


quiebra, no impide que el acreedor impago procure por las vías legales pertinentes el cobro de su
crédito frente a la principal constituida en el exterior.

COMENTARIO:

El numeral 99.1 establece que cuando en los procedimientos de disolución y liquidación se verifique
el supuesto de haberse extinguido la totalidad del activo del deudor, se deberá presentar la demanda
de declaración judicial de quiebra del deudor ante el Juez especializado en lo Civil.

La quiebra no es fenómeno económico que interese solo a los acreedores. Se trata de una
manifestación de carácter económico- jurídica, en la que el Estado tiene interés preponderante
fundamental.
El numeral 92.2 señala que luego de presentada la demanda, el juez de la causa dentro de los treinta
(30) días de recibida y declarara mediante auto motivado la quiebra del deudor y la incobrabilidad de
las deudas no canceladas por el liquidador. Por ende, es necesario que verifique la extinción total del
patrimonio a partir del balance final de liquidación.

En el caso de declaración en quiebra, por lo contrario, el fallido queda privado de todo poder sobre
sus bienes, de donde la ley menciona en forma clara el régimen de desapoderamiento y los bienes
desapoderados, con las exclusiones de determinados bienes que la ley enumera en forma expresa.

El numeral 99.3 prescribe que el auto que declara la quiebra del deudor, la extinción del patrimonio
y la incobrabilidad de las deudas, debe ser publicado en el Diario Oficial "El Peruano" por dos (2)
días consecutivos, con lo cual se otorga la publicidad debida al tema falencial.

El numeral 99.4 establece que consentida o ejecutoriada el auto que declara la quiebra concluirá el
procedimiento y el Juez ordenara su archivo, así como la inscripción de la extinción del patrimonio
del deudor, y en su debida oportunidad otorgara los certificados de incobrabilidad a todos los
acreedores impagados. Asimismo, se ordena que dicha declaración sea inscrita por el liquidador en
el Registro Publico correspondiente. Consideramos que debió incluirse en la norma bajo
responsabilidad, pues resulta importante que se otorgue la publicidad registral al asunto de la
extinción de la empresa, sobretodo para efectos tributarios.

El numeral 99.5 señala que los certificados de incobrabilidad podrán ser entregados por la comisión
en aquellos casos que un acreedor manifieste su voluntad de obtenerlos una vez que se acuerde o
disponga la liquidación del deudor. Ello resulta ser expeditivo para los acreedores, a lefectos de no
participar del procedimiento, a sabiendas de no obtener resultados satisfactorios de cobro, con lo cual
la Comisión debe expedir resolución que excluya a dicho acreedor del procedimiento concursal.

El numeral 99.6 prescribe que la declaración de incobrabilidad de un crédito frente a una sucursal que
es declarada en quiebra, no impide que el acreedor impago procure por las vías legales pertinentes el
cobro de su crédito frente a la principal constituida en el extranjero. La finalidad es arribar a
mecanismos que favorezcan la protección del crédito de los acreedores e incentiven una labor
diligente del deudor.

EFECTOS:
 El fallido queda inhabilitado de administrar sus bienes, dicha administración pasa a un tercero
llamado síndico o interventor judicial, hasta su realización, para con el producido satisfacer
a los acreedores;
 Se anota la quiebra y se dispone la inhibición de bienes del fallido de los respectivos registros;
 Las acreencias a plazo pendiente se tornan vencidas e inmediatamente exigibles;
 Se fijan los derechos de los acreedores, es decir, estos no pueden mejorar su situación con
posterioridad a la declaratoria de quiebra;
 Se acumulan todos los juicios pendientes contra el deudor fallido para ante el juez que está
conociendo de la quiebra;
 Los acreedores pierden el derecho de ejecutar individualmente al deudor fallido;
 Se le confiere al deudor fallido el derecho de pedir alimentos a la masa de acreedores.

Siendo está estipulado en la ley concursal, siguiendo:

Artículo 100.- Efectos de la quiebra

100.1 El quebrado, mientras dure ese estado, está impedido de:

a) Constituir sociedades o personas jurídicas, en general, o de formar parte de las ya


constituidas;
b) Ejercer cargos de director, gerente, apoderado o representante de sociedades o personas
jurídicas, en general;
c) Ser tutor o curador, o representante legal de personas naturales;
d) Ser administrador o liquidador de deudores en los procedimientos regulados en la Ley.

100.2 El quebrado no deviene en incapaz por razón de la quiebra, por lo que puede ejercer sus
derechos civiles sin más limitaciones que las señaladas en el párrafo anterior.

100.3 Derogado

100.4 Corresponde al liquidador o a cualquier interesado inscribir la quiebra en el Registro


pertinente.

COMENTARIO:

El numeral 100.1 establece que el quebrado estará impidiendo mientras dure su estado falencial
de realizar las actividades siguientes:

(i) Constituir sociedades o personas jurídicas en general;


(ii) Ejercer cargos de director, gerente, apoderado o representante de sociedades;

(iii) Ser tutor o curador o representante legal de personas naturales;

(iv) Ser administrador o liquidador de deudores.

En verdad, no pareciera demasiado grave la imputación: algo similar han dicho las tratadistas
italianos, al criticar su Código de Comercio de 1865 que, siguiendo los lineamientos de las leyes
francesa y belga de la materia, había omitido este tipo de regulación más casuística y por ello
mismo (no siempre el casuístico es deplorable), más necesaria. La contrucción doctrinaria sobre
las quiebras o bancarrotas había elaborado un conjunto de reglas, acorde con las diversas
situaciones planteadas que procuraban conciliar los intereses de lo ya existente, contrapuesto por
la quiebra.

Tales efectos se orientan a restricciones de índole societaria principalmente (como puede ser la
constitución de sociedades o la asunción de cargos directivos o gerenciales), dejándose a salvo
los derechos civiles del quebrado.

Si bien la normativa vigente va directamente a los casos, es posible enunciar algunos principios
generales en la materia:

a) Cuando se hace referencia a las relaciones jurídicas preexistentes quiere decirse aquellas que,
si bien perfeccionadas entre las partes, aun no se encuentran terminadas, a la fecha de declaración
de quiebra. Quedan pues, excluidas, tanto las relaciones no constituidas, todavía, como aquellas
otras en la que la obligación de una de las partes ha sido cumplida, de tal modo que no queda otra
cosa que una deuda a favor o en contra del fallido.

b) Por si misma considerada, la quiebra no importa la resolución de las relaciones jurídicas


preexistentes; tampoco puede ser considerada como antecedente (o causa, para los casualistas)
para no cumplir. En consecuencia, la relación preexistente se transmite tal cual a la quiebra, sin
sufrir modificaciones en la modalidad como se había constituido interpartes(naturalmente
siempre que ello fuera posible, es decir que no exista una incompatibilidad manifiesta con la
quiebra. Satta aclara que si la misma es inoponible a los acreedores, con mayor razón no puede
ser opuesta, posteriormente, a la quiebra).

c) En esta sistematización de los principios generales orientadores en la materia, los autores están
de acuerdo en decir que posee un carácter substancial a esas relaciones preexistentes, cuyos
efectos se extienden, así, más allá del procedimiento de la quiebra. Conviene tener presente esto
para diferenciarlo de la revocación de los actos perjudiciales a los acreedores.
Hemos de acotar que somos contratarios, a lo que establece el inciso pertinente a negar la figura
de la incapacidad del fallido, puesto que consideramos que al incurrir en mala gestión, debe ser
comprendido como tal, al interior de la figura de incapaz relativo, tal como lo prevé nuestro
ordenamiento sustantivo. Consideramos que pasar por alto el tema, no ayuda a incentivar que el
comerciante proteja el crédito y realice de manera diligente su labor en el mundo negocial.

El numeral 100.2 establece que el quebrado no deviene en incapaz por razón de su estado
falencial, pudiendo ejercer sus derechos civiles, sin más limitaciones que las señaladas en el
numeral precedente.

El numeral 100.3 señala que, al Director del Directorio de la empresa concursada, así como al
titular de esta se le aplican los mismos efectos señalados en el numeral 100.1. Asimismo, el
numeral 100.4 prescribe que corresponde al liquidador o a cualquier interesado inscribir la
quiebra en el Registro Personal, asunto que coincide con lo establecido en el numeral 99.4 de la
presente Ley siendo un acto de mero trámite, pero reiteramos con un grado de responsabilidad
que no se sanciona.

REABILITACION:

Artículo 101.- Rehabilitación del quebrado

101.1 Transcurrido el plazo de cinco (5) años contado desde la fecha de expedición de la resolución
judicial que declara la quiebra, cesará el estado de quiebra, aún cuando los créditos no se hubieran
alcanzado a pagar con los bienes del quebrado, siempre que se acredite que el deudor no ha sido
condenado por los delitos previstos en los artículos 209°, 211°, 212° y/o 213° del Código Penal, así
como que no tiene procedimiento penal abierto por dichos delitos.

101.2. Producido el cese del estado de quiebra, cualquier interesado podrá solicitar la cancelación de
las inscripciones que se hubiesen realizado en el Registro Personal y en los registros correspondientes,
para lo cual bastará con la presentación del certificado expedido por la autoridad competente que
acredite no haber sido condenado por los delitos previstos en los artículos mencionados en el párrafo
anterior, así como que no tiene procedimiento penal abierto por los mismos.

101.3 Cuando el deudor haya sido condenado, el Juez Penal ordenará la inscripción en el Registro
Personal de la resolución consentida o ejecutoriada que establece la responsabilidad penal por dichos
delitos. En este caso, sólo podrá obtenerse la rehabilitación una vez cumplida la pena impuesta.
101.4 El plazo de rehabilitación para los representantes a que se refiere el artículo 101.1 se computa
desde la fecha en que quede firme o consentida la resolución que declara la quiebra de la persona
jurídica que representan.

101.5 En estos casos, también procede la inscripción en los términos del artículo 100.4.

COMENTARIO:

El numeral 101.1 señala que transcurrido un plazo de cinco (5) años contado desde la fecha de
expedición de la resolución judicial de quiebra, culmina el estado falencial del deudor, aun cuando
no se haya cancelado los créditos y siempre que no hay sido condenado por los delitos de quiebra
fraudulenta o connivencia maliciosa previstos en el Código Penal o tener procedimiento penal abierto
por dichos delitos.

El fallido queda inhabilitado desde la fecha de la quiebra.

No se puede olvidar que en esta palabra perdura una nota infamante, caracterizando la quiebra de los
viejos tiempos; aun un tratadista de la talla de Satta se refiere a una "buena conducta especifica"
dirigida a la reparación del daño producido con la quiebra o bancarrota, agregando que el plazo de
cinco años es relativamente breve.

La rehabilitación es automática, no necesita sustanciación y, en definitiva, la resolución jurisdiccional


que se adopte en ese sentido es para tornar operativo el levantamiento y tiene mero carácter
declarativo.

Se limita a reconocer un derecho que el afectado adquirió por imperio de la ley. El efecto de la
resolución jurisdiccional lo es retroactivo al momento en que se adquirió el derecho, con efecto al día
en que se produjo el cese efectivo de la inhabilitación. Es igual que en la prescripción liberatoria: el
juez declara prescripto un derecho, con efecto al día en que la prescripción opero, y se limita a
verificar si no hubo causales interruptoras o suspensivas del plazo.

García Caffaro tomando una cita de Rocco, ubica el enfoque del instituto diferenciándolo, conforme
a dos grandes normativas: por un lado, la germánica, mirando suavemente la incapacidad falencial a
fin de que, terminando el concurso, el fallido fácilmente y con relativa rapidez reintegrarse al
comercio; y por el otro, la corriente latina (nosotros diríamos, precisando un poco, la de influencia
francesa, por la repercusión de sus leyes sobre quiebra), apegada al carácter infamante de la
institución quiebrista, con toda su secuela personal. No debe tomarse al pie de la letra, sin embargo
esta mención generalizante; basta para ello consignar que en la propia Italia su Código de Comercio
de 1882 no establecía el procedimiento de rehabilitación, el que fue posteriormente instituido en su
Ley de Quiebras de 1942.

En consecuencia, como establece el numeral 101.2 a partir de la rehabilitación, el fallido puede


dedicarse a ejercer el comercio por su propia cuenta, sin que los bienes que pese a adquirir en el futuro
deban responder por las deudas de su bancarrota o quiebra; se trata – entendemos- de dos etapas
perfectamente delimitadas.

En efecto, en el ámbito de la quiebra, la rehabilitación puede ser definida como una declaración
judicial en virtud de la cual se habilita de nuevo al quebrado para el ejercicio de aquellas actividades
y derechos para los que había sido inhabilitado como consecuencia de la declaración de quiebra.

Hemos de observar que la Ley incorpora a diferencia de la anterior legislación concursal, la institución
de la rehabilitación del quebrado persona natural, con el objetivo de dotar de seguridad a los negocios
jurídicos de la persona declarada en quiebra ya que a partir de cumplido el plazo correspondiente
desde la expedición de la resolución judicial que declara la quiebra puede cesar dicho estado.

La persona natural que luego de estar sometida a un proceso concursal que desencadeno en la
liquidación de su patrimonio y que luego de extinguido, fue declarada en quiebra, por medio de esta
precisión legal tiene la posibilidad de dejar de estar en la condición permanente de quebrado, es decir,
de incapacidad relativa.

La Ley otorga una excepción, la misma se produce cuando el deudor ha sido condenado por los delitos
tipificados en los artículos 209, 210,211, 212 y 213 de Código Penal, es decir, cuando en un proceso
concursal el deudor, la persona que actúa en su nombre, el administrador o el liquidador oculte bienes,
simule, adquiera deudas, enajenaciones, gastos o perdidas y realice actos de disposición patrimonial
preferentes o no , posponiendo el pago del resto de acreedores, así como los demás delitos tipificados
en los artículos mencionados del Código Penal.

El numeral 101.3 establece que cuando la persona ha sido condenada por el Juez Penal, este ordenara
la inscripción en el Registro Personal de la resolución consentida o ejecutoriada que establece la
responsabilidad penal por dichos delitos. De esta manera la persona condenada no se liberara de la
situación de quebrada y por ende, de la situación de incapaz relativo.

Asimismo, el numeral 101.4 fija como plazo de rehabilitación para los representantes a que se refiere
el numeral 101.1 desde la fecha en que queda firme o consentida la resolución que declara la quiebra
de la persona jurídica que representan, en cuyo caso en observancia con el numeral101.5 procede la
inscripción a cargo del interesado.
Artículo 102.- Quiebra en la Ley General de Sociedades

Cuando se produzca el supuesto previsto en el Artículo 417 de la Ley General de Sociedades, el Juez
competente tramitará la declaración de quiebra del deudor de conformidad con las disposiciones
establecidas en el presente Título, sin que para tal efecto sea necesario que dicho deudor se someta al
Procedimiento Concursal Ordinario previsto en la Ley.

COMENTARIOS:

La figura de quiebra en la Ley General de Sociedades, se enmarca en lo dispuesto en el artículo 417


que establece que los liquidadores de las sociedades sometidas a procesos liquidatorios al amparo de
la Ley General de Sociedades, podrán solicitar al Juez la declaración judicial de quiebra del deudor
de acuerdo a lo establecido en el proceso de quiebra regulado en la presente Ley.

La precisión de la Ley respecto a que puedan utilizarse las normas concursales para iniciar la quiebra,
luego de la extinción del patrimonio de la empresa sometida a una liquidación al amparo de la Ley
General de Sociedades, reduce costos a las partes ya que se ha eliminado el presupuesto que los
liquidadores se encuentren administrando procesos liquidatorios bajo el amparo del cuerpo legal antes
citado, tengan que necesariamente iniciar procesos concursales antes de iniciar el proceso de quiebra.
De esta manera se reduce tiempo y por tanto costos que generarían tener obligatoriamente que pasar
por un proceso concursal antes de llegar a obtener el auto de quiebra en sociedades cuyas
liquidaciones se han visto regidas por la Ley General de Sociedades.

TIPOS DE QUIEBRA

Hay dos tipos principales de quiebra: voluntaria e involuntaria.

Voluntaria

En cualquier institución que no sea una municipal o financiera puede iniciar a nombre propio una
petición de quiebra. La insolvencia no es necesaria para iniciar formalmente la quiebra voluntaria, ni
la compañía tiene que haber incurrido en uno de los actos legales de quiebra.

Involuntaria

La quiebra involuntaria la inicia un extraño, usualmente un acreedor. Se puede iniciar una petición
de quiebra involuntaria contra una empresa si se cumple una de las condiciones siguientes:
 La empresa tiene deudas vencidas por un valor que supera sus capacidades de pago y
responsabilidad con terceros.
 Acreedores que puedan probar que tienen reclamaciones sin pagar agregadas contra la
empresa.
 La empresa ha incurrido en un acto de quiebra dentro de los cuatro meses anteriores a la
iniciación de la petición de quiebra.

Liquidación en la quiebra

Una compañía que legalmente haya sido declarada en quiebra, voluntaria o involuntariamente,
incurriendo en uno de los actos de quiebra, puede que se liquide. La liquidación de una empresa
quebrada ocurre usualmente una vez que los tribunales hayan determinado que la reorganización
no es viable.

Normalmente los acreedores o administradores de la empresa quebrada deben presentar una


petición de reorganización. Si no se presenta una petición de reorganización, si se presenta y se
niega una petición o si se niega el plan de reorganización, la empresa debe liquidarse.

En este caso se deben tener en cuenta los siguientes frente a la liquidación de la empresa cuando
esta entra en un proceso de quiebra como lo son los aspectos de ley, la prioridad de las
reclamaciones y el descargo de la empresa.

Aspectos de ley

Cuando se decreta la quiebra de una empresa, El juez puede designar un árbitro que se haga cargo
de las muchas tareas rutinarias necesarias para administrar la quiebra.

El juez, en quiebras involuntarias, o el árbitro, en quiebras voluntarias, pueden designar custodios


de bienes que se hagan cargo de las propiedades de la empresa quebrada para proteger los
intereses de los acreedores durante el periodo que transcurra entre la presentación de la petición
de quiebra y la designación de un síndico o la denegación de la petición. Es necesario un custodio
de bienes pues transcurre un periodo largo de tiempo entre la petición de quiebra y la designación
de un síndico.

Una vez que se decreta la quiebra de una empresa debe efectuarse una reunión de acreedores en
10 a 30 días a partir de la fecha. La reunión la preside un juez o el árbitro. Los acreedores designan
un síndico que asume no solamente la función del custodio, sino que es responsable de la
liquidación de la empresa, el desembolso de fondos, llevar los registros, examinar las
reclamaciones de los acreedores, suministrar la información que se requiera y preparar los
informes finales de la liquidación.

En esencia, el síndico es responsable por la liquidación de la empresa. A menudo se designan tres


síndicos y/o se forma un comité asesor compuesto de tres o más acreedores, ocasionalmente, el
tribunal convoca reuniones subsecuentes de acreedores, pero para finiquitar los bienes se requiere
solamente una reunión final.

Prioridad de las reclamaciones

Es responsabilidad del síndico, liquidar todos los activos de la empresa y distribuir el producto
líquido entre los tenedores de reclamaciones comparables. Los tribunales han establecido ciertos
procedimientos para determinar si las reclamaciones son comparables.

Al distribuir los fondos de liquidación el síndico debe mantener la prioridad de las reclamaciones
que se especifican en la ley de quiebras. El orden de prioridades es el siguiente:

Los gastos de administración de los bienes en la quiebra

Los salarios que hayan devengado los trabajadores, durante de tres meses inmediatamente
anterior a la iniciación de los procedimientos de la quiebra.

Los impuestos a cargo de la empresa quebrada que se deban legalmente al gobierno o a cualquier
otra subdivisión gubernamental.

Las deudas por servicios recibidos dentro de los tres meses anteriores a la fecha se la quiebra.
Los pagos de arrendamiento se incluyen en esta categoría.

Las reclamaciones de acreedores garantizados que reciben el producto líquido de la venta de los
activos. Si el producto de estos en la liquidación es insuficiente para satisfacer las reclamaciones
garantizadas, los acreedores garantizados se convierten en acreedores generalmente de la suma
sin pagar.

Reclamaciones de acreedores generales y subordinados. Las reclamaciones de acreedores no


garantizados o generales, las reclamaciones sin satisfacer de acreedores garantizados y las
reclamaciones de acreedores subordinado reciben igual tratamiento en su totalidad. Los
acreedores subordinados deben pagar las sumas necesarias (si es el caso) a los acreedores
prioritarios.
Los accionistas preferentes que reciben una suma igual al valor a la par o valor asignado de las
acciones preferentes.

Los accionistas comunes que reciben cualquier remanente de fondos, los cuales se distribuyen
con base en una igualdad por acción. Si se ha clasificado el capital de acciones comunes pueden
existir prioridades.

Por esta lista se puede ver que las reclamaciones de los tenedores de ciertas obligaciones tienen
mayor prioridad que las reclamaciones de los acreedores garantizados.

Se pagan los primeros los gastos de administración de los procedimientos de quiebra, salarios,
impuestos y honorarios por servicios recientes. En seguida los acreedores garantizados reciben el
valor liquidado de participación. En seguida se satisfacen las reclamaciones de acreedores
generales y subordinados, que incluyen las reclamaciones de accionista preferentes y comunes.

Descargo de la empresa

Después que el síndico haya liquidado todos los activos, distribuido el producto líquido para
satisfacer todas las reclamaciones comprobables en el orden adecuado de prioridades y hecho una
contabilidad final, puede ser solicitado el descargo de la empresa quebrada. Esto significa que el
tribunal libera a la empresa de todas las deudas comprobables en la quiebra con excepción de las
que la ley estipule como de responsabilidad del ente frente a terceros.

Por conclusión es importante aclarar que, la Ley Concursal no perdona las deudas. Todo lo
contrario, otorga los mecanismos para favorecer a los acreedores sobre el pago de sus derechos.
Esto, siempre de acuerdo a las posibilidades del fallido, mediante reducciones o un aplazamiento
de cinco años.

BIBLIOGRAFIA

http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoysociedad/article/viewFile/16969/17270

http://www.monografias.com/trabajos97/analisis-quiebra/analisis-quiebra.shtml

http://www.finanzzas.com/%C2%BFque-es-la-quiebra

https://www.gestiopolis.com/tipos-quiebra-empresarial-liquidacion-empresa/

https://debitoor.es/glosario/definicion-quiebra

http://www.monografias.com/trabajos38/la-quiebra/la-quiebra2.shtml
https://www.economiasimple.net/glosario/quiebra

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