La autora hace esta afirmación basándose en que las habilidades de hablar, escuchar,
leer y escribir requieren un objetivo, puesto que utilizamos estas habilidades para
conseguir algo, el autocontrol implica la supervisión de la actividad con el fin de que
se ajusta con los objetivos previstos, lo que permite ir modificando nuestra actuación
cuando sea necesario, mientras leemos podemos ir verificando si nuestros objetivos
se cumplen, si obtenemos la información que buscamos, si comprendemos.
Leer, escribir, hablar y escuchar son habilidades complejas, por lo que hay que
encontrarles sentido y encontrarlas atractivas.