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EL PRINCIPIO DE LA COMUNIDAD DE LA PRUEBA.

La prueba en Derecho, es la actividad necesaria que implica demostrar la verdad de un hecho,


su existencia o contenido según los medios establecidos por la ley.

Esto fundamentos de la prueba en el proceso penal resultan de la constitución, los tratados


internacionales y del propio Código, sin desmedro de la doctrina y el derecho comparado,
como fuentes accesorias. Cuáles son los principios del juicio penal; l aprueba es una parte
esencial del juicio, en consecuencia este tema no está desconectado del otro, de modo que la
prueba debe ajustarse tanto a esas pautas generales, como también a las que contiene el
Código Procesal. No obstante, el tema de las pruebas exige un enfoque más específico para
una mayor comprensión en su individualidad. Veamos; Legalidad de la Prueba. Art 7, 166,
230, 299, 323 del CPP). Las pruebas deben corresponderse con los preceptos legales; es una
aplicación del principio general de la legalidad. Con este principio comienza el capítulo de
los medios de prueba, el artículo 166 dice con respecto a este, que los elementos de prueba
solo pueden ser disposiciones del Código Procesal Penal. Comunidad e Interés público en la
función de la prueba. (Artículo 6 de Código Procesal Penal) pese a que los presentan como
dos principios, pudieran fundirse en uno solo. Comunidad implica que las pruebas no son
exclusivas de quien la promueve, sino que esos medios probatorios pertenecen al proceso y a
todas las partes envueltas, toda vez que dicha pruebas se orientan a un propósito común, que
es la búsqueda de la verdad de los hechos, a los fines de que el juez forje su convicción. En
tanto que el carácter de interés público significa que al igual que la acción penal, la prueba
interesa al bien común. Contradicción de pruebas. (Artículos 3, 320, 323 CPP). Es una
aplicación de la regla de la contradicción en el proceso penal. En lo que respecta a la prueba,
la parte contra quien se esgrime un medio de prueba tiene el derecho a contraponer otros
medios, y a tacar, como un medio de defensa, la prueba en su contra. Igualdad para presentar
la prueba. (Artículos 11, 12, 230, 294, 297, 299, 330 CPP). Cada uno de los actores
procesales tiene guales derechos a ofrecer, promover y presentar su prueba de conformidad
con la ley, lo que deriva del principio constitucional y procesal de la igualdad. El juez tiene el
deber de allanar todos los obstáculos que impidan la vigencia o debiliten esa igualdad.
Inmediación de la prueba. (Artículos 3, 172, 332, 333 CPP). Los medios de prueba se le
someten al juez de modo que no se difieran a espacios y tiempos ajenos a su percepción
directa. Es una aplicación, al régimen probatorio, del principio de inmediación del proceso
penal. Necesidad de la prueba. (Artículos 5, 172, 333 del CPP). La acreditación de los hechos
que aprecia el juez del juicio se funda en las pruebas que las partes le aportaron en el proceso
y en ningún caso en el conocimiento personal o privado que tuviere de los hechos ni en una
interpretación subjetiva. Publicidad de la prueba. (Artículos 3, 290, 298, 308 del CPP). La
discusión, presentación, examen y contradicción de las pruebas al igual que la ponderación,
debe acaecer en público salvo las reservas que contiene la ley en atención a intereses
jurídicos especialmente protegidos, de modo que sea del conocimiento tanto de las partes
como de la comunidad.

EL PRINCIPIO DE COMUNIDAD DE LAS PRUEBAS O ADQUISICIÓN


PROCESAL Y SU APLICACIÓN EN EL PROCESO PENAL DOMINICANO.

Partiendo del principio jurídico universal el cual presupone que “Todo aquel que alega un
hecho en justicia debe de probarlo”, se extrae la obligación y necesidad del litigante de
sustentar sus respectivas pretensiones, en pruebas que logren persuadir al juez de que las
mismas son ciertas y por tanto las haga suya al momento de dar su decisión. Según el maestro
Javier Piña y Palacios en sus cátedras de “Teoría y Estudio de la Prueba” dirigida a sus
alumnos de primera generación de criminalística 1973-1975, los fines del proceso penal son:

“descubrir la verdad; determinar si el hecho es o no delito; si una persona es o no responsable


y si esa persona es culpable, determinar que pena le es aplicable que lo readapte y reeduque”.
(Citado por Montiel Sosa, Juventino, Manual de Criminalística 3, editora Limusa, pág. 19).

Para poder concretarse los fines del proceso penal, es obligatorio que el juez encuentre
pruebas en las cuales poder sustentar su decisión, y esas pruebas quienes están llamados a
suministrárselas al juzgador, son las partes en aplicación del principio de separación de
funciones, pieza angular de todo proceso penal de corte acusatorio adversarial como el
nuestro, sin constituir esto alguna violación al principio de presunción de inocencia, en donde
siempre le corresponde a la acusación destruir el mismo, pero si el imputado decide como
estrategia de defensa hacer uso de una defensa positiva o de coartada, tiene el deber de ofertar
pruebas que demuestren y den por ciertas esa historia que narra total o parcialmente diferente
a la de la acusación.
El principio de la comunidad de las pruebas o adquisición procesal, viene a hacer posible los
fines del proceso penal, ya que muchas veces sin la producción y valoración objetiva de la
totalidad de las pruebas ofertadas por las partes y admitidas en el auto de apertura a juicio, es
imposible dar por establecido los mismos, en vista de que para concretar dichos fines, es
necesario la presencia de elementos de pruebas que den por cierta su existencia. Dicho
principio hace referencia a que: “Cuando un elemento de prueba se incorpora al
procedimiento, tornando cierto o probable, positiva o negativamente un hecho o circunstancia
determinados, se desvincula por completo del sujeto que ofreció su producción y del interés
concreto que condujo su incorporación.” (Julio B. J. Maier, Año 2002, Derecho Procesal
Penal, Tomo I, Segunda Edición, Buenos Aires, Argentina, Pagina 876). Para el jurista
colombiano Jairo Parra Quijano, este principio consiste en que: “No importa quién aporte una
prueba o por iniciativa de quién se practique, la prueba es literalmente 'expropiada para el
proceso' y se pierde cualquier disponibilidad que sobre ella se haya podido tener.” (Jairo
Parra Quijano, Año 2006, Manual de Derecho Probatorio, Decima Quinta Edición, Bogota,
Colombia, Librería del Profesional LTDA, Pág. 75.) Por consiguiente, no es posible que los
litigantes hagan uso de una frase muy socorrida, como “mis pruebas”, en vista de que una vez
las mismas son practicadas en juicio, el proceso las hace suya sin importar que parte las
ofrezca, para lograr materializar unos de los fines del proceso que es el descubrimiento de la
verdad histórica, es decir que si el Ministerio Publico ofertó una prueba para probar la
participación del imputado en el hecho y el resultado de la valoración luego de practicada
esta, fue la no participación del imputado en el hecho, los jueces están en el deber de asumirla
como prueba a descargo, sin importar el interés probatorio que tenia la parte que la ofertó, por
tanto el conocimiento adquirido a través de un medio de prueba luego de practicado es
propiedad de todas las partes en el proceso. Es muy común escuchar a los abogados litigantes
en el fragor del juicio, invocar en su provecho el principio de comunidad de las pruebas o de
adquisición procesal, con la finalidad de hacer suyas las pruebas ofertadas por algunas de las
partes, aún les sean contrarias a sus intereses, a los fines de robustecer sus pretensiones,
sustentar alguna estrategia que le sea útil a sus medios de defensa o muchas veces para lograr
establecer alguna contradicción con otro medio de prueba ya producido en el juicio, que le
pudiera ser desfavorable y beneficiarse de dicha situación. El caso más común y que a diario
nos toca vivir, se materializa en la practica, cuando un testigo ofertado en la acusación y
admitido como tal en el auto de apertura a juicio, por alguna razón, el mismo no comparece al
juicio no obstante haber sido legalmente citado y no se prueba la justa causa, pero a la
acusación no le es imprescindible para probar su teoría de caso la audición de dicho testigo,
porque tiene otros medios de pruebas que pueden establecer las situaciones fácticas que se
probarían con el testigo que no compareció estando legalmente citado, por lo que el órgano
acusador que propuso el testigo procede a desistir en audiencia del mismo previo a su
audición, pero la defensa invocando el principio de comunidad de las pruebas o adquisición
procesal, se opone al desistimiento invocado por el Fiscal y solicita, la suspensión del juicio
para conducir al mencionado testigo, bajo el argumento de que es útil para su estrategia de
defensa la audición del mismo. Muchos tribunales sustentándose en el referido principio,
proceden acoger el pedimento de la defensa, y suspenden el juicio para conducir al testigo no
compareciente y complacer a la defensa con su audición.

Para todos es sabido, que el principio de comunidad de las pruebas o adquisición procesal, no
encuentra sustento en nuestra normativa procesal penal, en vista de que ha sido una creación
de la doctrina, y que los tribunales a través de decisiones constantes han hecho suyo el
criterio de aplicación de este principio, en aras de concretar y hacer efectivos los fines del
proceso penal y el sagrado derecho de defensa. Por tanto, es necesario establecer con
parámetros claros, a partir de que etapa puede aplicarse el principio de comunidad de las
pruebas o adquisición procesal y en que momento procesal puede una parte que ha ofertado
un medio de prueba, desistir del mismo o aferrarse en dicho principio para hacer suya una
prueba ofertada por algunas de las partes. Para poder responder estas interrogantes, cabe
destacar que a nivel doctrinal no existe un criterio unitario en cuanto establecer a partir de
que momento aplica el principio de comunidad de las pruebas, no así con la etapa en que
debe aplicarse, dejando claro ambos sectores de la doctrina que es en la etapa de juicio, donde
dicho principio puede ser invocado.

Algunos doctrinarios sostienen, que el mismo aplica una vez a sido ofertada la prueba y
admitida para el juicio, es decir que en la etapa intermedia o audiencia preliminar el mismo
no puede ser aplicado, sino cuando las pruebas ofertadas se admiten en el auto de apertura a
juicio, mientras que otros sostienen que el mismo aplica una vez practicada la prueba en el
juicio. Esta claro que la aplicación de este principio se materializa, solo en la etapa de juicio,
pero hay que fijar y establecer en que momento procesal durante el juicio, procede su
aplicación. Partiendo del criterio de que el principio de comunidad de las pruebas aplica
desde que la parte oferta la prueba y es admitida para el juicio, se debe entender que dicha
oferta se concreta desde el momento en que se deposita en la secretaria del juzgado de la
instrucción correspondiente el acto conclusivo de lugar, es decir, para el Ministerio Publico
cuando presenta la acusación, para la victima constituida en querellante y actor civil, cuando
presenta el escrito de adhesión a la acusación publica o su acusación alternativa o subsidiaria
con su concretización de pretensiones civiles, y para la defensa cuando presente su escrito de
objeción a la acusación del Ministerio Publico, en donde si decide hacer una defensa positiva
o de coartada, tendrá que ofertar las pruebas que sustentan esa historia de lo ocurrido total o
parcialmente diferente a la del Ministerio Publico, pero no solo es suficiente la oferta de la
prueba para invocar el principio de comunidad de las pruebas, sino que es necesario que
dicha prueba sea admitida en el auto de apertura a juicio, momento en el cual aplica según
este sector doctrinal el principio de comunidad de las pruebas.

Con la evacuación por parte del juez de la instrucción del auto de apertura a juicio, es obvio
que uno de los efectos que produce el mismo, es el desapoderamiento del tribunal y el
apoderamiento del tribunal de juicio para su futura celebración, por ende el principio de
comunidad de las pruebas o adquisición procesal no puede invocarse en la audiencia
preliminar, sino que el escenario para invocar y aplicar el mismo es el juicio. Sobre la base de
lo anteriormente expuesto, la renuncia de manera unilateral que realice una parte en la
audiencia preliminar de una prueba que haya ofertado, puede efectuarse sin mayores
contratiempos. El maestro Julio B. J. Maier plantea sobre el particular: “Ante la confirmación
del principio se comprende por sí mismo que la renuncia resulta absolutamente imposible una
vez realizado el medio de prueba e incorporado, por lo tanto, su resultado al procedimiento.

Pero al menos para el procedimiento penal, rige también la regla que impide la renuncia
unilateral en un momento anterior: cuando el medio de prueba ha sido ofrecido y admitido
por el tribunal, caso en el cual solo el acuerdo de todos los intervinientes y del tribunal puede
evitar la practica del medio de prueba”. (Julio B. J. Maier, Año 2002, Derecho Procesal
Penal, Tomo I, Segunda Edición, Buenos Aires, Argentina, Pagina 877). El Subrayado es
nuestro. Esta claro que la oferta de la prueba se materializa en la etapa intermedia y que la
admisión de la prueba se concreta en el auto de apertura a juicio que dicta el juez de la
instrucción una vez conocida la audiencia preliminar, en el cual se hacen constar las pruebas
que dicho juez admite para que sean producidas y valoradas en el juicio. El segundo criterio
presupone que, el momento en donde aplica el principio de comunidad de las pruebas o
adquisición procesal, es cuando la prueba es practicada en el juicio, entendiéndose por prueba
practicada cuando la misma es producida en el plenario en presencia de los jueces y las
partes, es decir cuando se escuchó un testigo, cuando se incorporó por lectura un documento,
etc. Sobre ese particular se pronuncia el maestro Jairo Parra Quijano, al establecer: “En
aplicación de este principio no se puede desistir de la prueba practicada; no se puede estar tan
sólo a lo favorable de la declaración de un testigo, ya que ésta afecta conjuntamente a las
partes, tanto en lo favorable como en lo desfavorable. En otras palabras, este principio
consiste en sustraer las pruebas de la disposición de las partes, para ser adquiridas
objetivamente para el proceso. Cuando la prueba no se haya practicado puede ser
desistida…” (Parra Quijano, Jairo, Ob. Cit. Pág. 75). El subrayado es nuestro.

A modo de conclusión, entiendo de manera particular que la prueba, sí puede ser desistida
unilateralmente por la parte proponente, si la misma no ha sido practicada en el juicio, aún
sea ofertada por las partes y posteriormente admitida en el auto de apertura a juicio por el
juez de la instrucción, por ende la aplicación del principio de comunidad de las pruebas opera
una vez practicada la prueba, en donde las partes no pueden renunciar a lo que de ellas se
pueda extraer al momento de la valoración de la misma sea o no favorable a sus intereses,
pero antes de su producción o práctica, sí se puede desistir de la misma de manera unilateral,
tomando en consideración los cimientos sobre los cuales descansa el proceso acusatorio
adversarial y además ser lo mas cónsono con el sistema anglosajón, punto de referencia
obligado al momento de abordar este tema, en donde el juez es un tercero imparcial, que en
virtud del principio de separación de funciones su rol principal es juzgar, y las partes tienen la
obligación de desplegar durante la etapa preparatoria o de investigación todas las diligencias
que entiendan de lugar a los fines de probar sus respectivas teoría del caso con las pruebas
que recolecten durante la misma. Por tanto, por ejemplo, si la defensa entiende que una
prueba del Ministerio Publico o del querellante le es útil, más que invocar el principio de
comunidad de las pruebas en un momento anterior a la práctica de la misma en juicio, lo que
debe hacer es ofertar durante la etapa intermedia conforme el art. 299 del Código Procesal
Penal y dentro de los 5 días de notificado de la acusación, el medio de prueba que posee una
de las partes y que entiende le es útil a los fines de probar su teoría de caso, por el contrario si
no lo hizo, solo puede invocar el principio de comunidad de las pruebas una vez practicada
dicha prueba en juicio y podrá extraer de ella cuestiones que le favorezcan, de lo contrario y
antes de la práctica de la prueba en juicio, entiendo no opera dicho principio y por tanto las
pruebas siguen siendo de las partes y por ende estas pueden desistir unilateralmente de la
misma si así lo entienden pertinente.

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