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Audiencia intermedia del SPA

Agotada la fase de investigación dentro del proceso penal, el fiscal se enfrenta a varias vertientes sobre
las cuales vuelca su juicio de valor respecto al caso particular. Encontrándose ante un proceso bien
construido y con fortaleza probatoria, se inclinará por avanzar hacia una formal acusación.

En este escenario el fiscal concreta los presupuestos formales que demanda nuestro Código Procesal
Penal, haciéndolo de conocimiento de los intervinientes y con ello allana o prepara el camino para el
eventual juicio; de allí el nombre de audiencia preparatoria. Debe consignar la acusación del fiscal en lo
medular, la individualización del o los acusados, los hechos jurídicamente relevantes, enumerar los
elementos de prueba, sean testimoniales, documentales o periciales resaltando su pertinencia o utilidad
en el debate del juicio oral, la participación criminal, pena solicitada, cerrando con la solicitud de apertura
de juicio oral.

Alejándonos de sus estructuras formales, lo que de inicio pareció un ejercicio pacífico, en la práctica se ha
elevado a estadios casuísticos de profunda riqueza para el litigante en el contexto del sistema adversarial
de corte acusatorio que ya rige en todo nuestro territorio.

La importancia de esta fase procesal se evidencia al ser el momento oportuno para mostrar los elementos
probatorios que pretendemos utilizar en el juicio oral y solicitar la exclusión de los del oponente o
contrario.

Por otro lado concentra el debate sobre los posibles vicios en los que se ha podido incurrir en el curso del
procedimiento y que han debido advertirse en fases anteriores y al no ser convalidadas por la parte que
la alega, al tiempo que se discuten entre otros, temas procesales como impedimentos y recusaciones y
convenciones probatorias.

El carácter concentrado, oral, contradictorio y de economía procesal sobre el cual descansa el sistema
penal acusatorio, da la posibilidad de ahorrar argumentación o debate sobre aquellos elementos sobre
los cuales no hay contradicción, es decir los litigantes los aceptan como ciertos, dando paso a las llamadas
convenciones probatorias.

Una vez las pruebas han sido decantadas en la audiencia intermedia, serán practicadas en la fase de juicio
oral, con total inmediación del tribunal de Juicio, situación impensable en el antiguo sistema mixto
inquisitivo que fue abandonado en reciente data en el primer distrito judicial.

Bien pudiéramos afirmar que a estas alturas se consolida nuestra teoría del caso, trilogía compuesta por
el cuadro fáctico (hechos), teoría jurídica (derecho) y cuadro probatorio (pruebas).

Consolida nuestra visión del proceso desde la perspectiva de cada litigante.

Es una forma de reconstruir bajo nuestra óptica, qué pasó, cómo pasó, quien intervino, dónde y cuándo.

Esta construcción se le muestra al juez y se devela materialmente en el juicio oral, sin embargo se anticipa
en fase intermedia. Además es la coyuntura procesal para que la víctima convertida en querellante, bien
se adhiera a la acusación del fiscal o presente acusación autónoma, pudiendo ejercitar acción resarcitoria.

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