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MOLINA PERU

Transcripción de DEBERES Y DERECHOS DEL ABOGADO PARA


CONSIGO MISMO
DEBERES Y DERECHOS DEL ABOGADO PARA CONSIGO MISMO
Veracidad, Coherencia y autenticidad
Fundamento de acuerdo al Código Iberoamericano de Ética Judicial
Un derecho fundamental de la población a tener acceso a una justicia independiente,
imparcial, transparente, responsable, eficiente, eficaz y equitativa
Profesionalidad conocimiento de la profesión y de los asuntos

Formación científica y orgánica; profesionales críticos, reflexivos y éticos, que tengan un


rol de liderazgo, pertinentes a la realidad nacional y el escenario mundial; con capacidad
intelectual para la investigación, la fortaleza de espíritu, conciencia y personalidad, para el
uso del Derecho como un instrumento de regulación y ordenación de la conducta humana.
Formación integral y permanente
Experto mucho más competitivo y completo que el abogado tradicional, ya que debe ser un
profesional altamente especializado, con un elevado nivel de compromiso y una
metodología de trabajo exigente, a fin de prestar un servicio de calidad a la sociedad.

La práctica no puede limitarse a la transmisión de conocimientos y de técnicas de trabajo,


sino que tiene que también tiene que versar en el desarrollo conjunto de las aptitudes y
actitudes personales, sin las cuales no puede entenderse un ejercicio profesional de calidad.

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La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia

El Derecho
Comprende normas, principios y valores de índole jurídica, y valores y principios éticos-
morales.

Fines entrelazados entre sí como la justicia, el orden, la seguridad, la libertad, la paz y el


bien común que, finalmente, se concretan en servir al perfeccionamiento y realización del
hombre en toda su plenitud e integridad.

Partícipes: Jueces, Fiscales, Defensores Públicos y Abogados.

Misión de los Abogados


Devolverle a la sociedad la confianza en el sistema de justicia;
Ir auto delineando conductas ético-morales a fin de que nuestro actuar siempre sea integro y
transparente.
Práxis del Abogado
Como profesionales debemos crecer cada día, siendo más eficientes, competitivos y
honestos en el ejercicio de nuestra carrera.

Necesitamos: una formación integral que recibimos en las Facultades de Derecho, pero es
necesario que los Colegios Profesionales precisen los lineamientos generales de la ética
judicial, la cual debe incluir derechos y deberes de los profesionales del derecho.

Los códigos de ética son necesarios, a fin de que los profesionales del derecho tengan una
base o fundamento a partir del cual puedan tomar elementos esenciales que puedan
incorporar a su práctica diaria, es decir, tengan un conocimiento amplio y diversificado de
la carrera, y cuenten con una formación sólida en valores y principios éticos profesionales.

La Ética Judicial
Se aplica desde una lógica ponderativa que busca un punto razonable de equilibrio entre
unos y otros valores, a fin de ser ser fieles y leales a los principios éticos-morales propios
de su carrera, ser auténticos y veraces con nosotros mismos, concibir hábitos beneficiosos,
facilitadores de los respectivos comportamientos y fuente de una más sólida confianza
ciudadana.

La elección de una profesión corresponde y debe responder a una vocación, de manera que
se ostente un espíritu de servicio a los demás y el deseo de contribuir a realizar la justicia y
los demás valores del Derecho.

En el abogado recae, que por sus conocimientos y su vocación, la responsabilidad de que el


derecho avance hacia formas cada vez más elevadas de justicia.
GUARDIAN Y CENTINELA DE QUE LAS TRANSFORMACIONES Y LOS CAMBIOS
SE AJUSTEN A LAS NORMAS DE LA JUSTICIA Y LA MORAL
CÓDIGOS ÉTICOS DE ECUADOR, MÉXICO Y ARGENTINA
Recoger las situaciones cambiantes; estar atento a las nuevas necesidades; a las nuevas
convicciones; a los nuevos datos morales y sociales que se despiertan en la conciencia
colectiva y a las aspiraciones de los hombres, para convertirlas en normas jurídicas.
Conocimientos no sólo teóricos-prácticos que son parte de la profesión, sino también de
aquellos carácteres ético-morales que dignifican la práctica diaria de la carrera
Prácticas empleadas conlleven a que el abogado pueda realizar una práctica honesta, real y
transparente de su carrera, accionar que genera un sentimiento de satisfacción personal por
haber cumplido su trabajo de acuerdo con las normas jurídicas y valores morales.
Uso abusivo de técnicas, a fin de emplear situaciones dilatorias que sólo tiendan a
entorpecer el proceso, tal situación que es totalmente antiética, contraria a los principios y
valores de la formación del abogado, dando lugar a que la constitución del profesional del
derecho resulte resquebraja y distorsionada, circunstancia que provocará que la integridad
del profesional del derecho desaparezca, y aquel efectúe cualquier tipo de acciones
antimorales y antiéticas que acabarán con la conciencia profesional y la conciencia social
del abogado.
El conocimiento de la profesión de la abogacía no sólo se circunscribe al conocimiento de
normas y valores, sino que además deviene en un sentido competencia de cómo se debe
ejercer tales prácticas en el vivir diario, sobretodo, porque un abogado debe saber
planificarse bien; su actitud debe ser siempre la misma y no caer en los extremos de euforia
o desilusión por cuestiones personales o laborales, y al mismo tiempo mostrarse cercano,
natural y colaborador.
El derecho es el instrumento del abogado, éste debe estudiarlo y conocerlo; estar al tanto de
los cambios y modificaciones de las leyes; de la jurisprudencia y de los avances de la
doctrina. De manera que el abogado actúe con ciencia y conciencia; si descuida su
preparación, estará faltando gravamente a sus obligaciones.

En este sentido, también se debe indicar que el abogado debe tener un buen conocimiento
del idioma, la cultura y las realidades sociales de la colectividad en que se mueve.

El abogado debe ser tenaz y diligente en la defensa de los asuntos que se le confían;
descuidar el manejo de un negocio o el impulso de una causa devendría en quebrantar las
normas morales del abogado.
Los referidos factores contribuyen a cimentar una reputación de capacidad ético-profesional
del abogado, misma que deviene en ser un factor de gran relevancia que no sólo se refleja al
momento de establecer los emolumentos que se recibirá por haber realizado un trabajo
diligente y correcto, sino que aquel prestigio deviene en que el profesional del derecho
siente una satisfacción consigo mismo, un sentimiento que elevará la autoestima del
abogado, la cual provoca que el mismo siga teniendo esa emoción de poner en práctica su
profesión cada día.
Códigos de Ética
El Derecho es un dogmatismo que está en constantes cambio, pues aquel debe responder a
las nuevas necesidades de la sociedad, de manera que aquella sabiduría está de forma
constante especializándose.

El hecho de que el profesional del derecho se encuentre acreditado con una titulación de
tercer nivel.

Constante y permanente dedicación del profesional del derecho a los nuevos cambios,
técnicas y procedimientos de esta ciencia del Derecho.

La Formación
El profesional del derecho debe actualizarse cada día, a fin de que este profesional pueda
enfrentarse a los retos de su carrera con todo el conocimiento y herramientas posibles para
poder ofertar un servicio de calidad con toda la responsabilidad y prudencia que su actuar
demanda, es decir, se sienta capacitado con todos los conocimientos y valores posibles para
poder representar y patrocinar las causas que sean sometidas a su conocimiento.
El capacitarse y especializarse más, devendrá en el hecho de que el profesional del derecho
adquirirá más conocimientos y experiencia ético-moral que le permitirán en el ejercicio de
su carrera aquel profesional resulte más eficiente y competitivo consigo mismo.
Las cualidades de eficiente y competitivo expresan que el profesional del derecho no sólo
debe conformarse con calificaciones promedio, con un solo título, con el hecho de ser
siempre un asistente o un funcionario público; sino que debe estar en constante formación
académica, sin olvidar nutrir sus actitudes éticas morales; es así que aquel siempre debe
aspirar a sobresalir de entre sus colegas; tales cambios devendrán en que aquel profesional
desarrollará sus actitudes y aptitudes personales y laborales, las cuales le permitirán
efectuar un trabajo de acuerdo a las expectativas por él cultivadas, circunstancia que
propenderá a un crecimiento profesional acorde a las expectativas y anhelos del abogado.
NIVEL SUBJETIVO

El nivel de valores deontológicos de un Abogado será siempre importante para su


desarrollo, cualidades personales son imprescindibles para su ejercicio: la moral, la ética, la
honradez, la sinceridad, la inteligencia, el carácter, la presencia personal, la etiqueta, la
cortesía, la prudencia, la pericia, la disciplina, son algunos de los valores que
necesariamente se debe tener. Importa mucho también que el Abogado tenga vocación de
servicio, proyección social, comprensión del ser humano y ciertas dotes de sacrificio

NIVEL OBJETIVO
Sólida formación y rendimiento académico: Hace más de diez años, no importaba mucho
para lograr una plaza de trabajo, el rendimiento académico en la vida universitaria –
bastaba con el título – y otras consideraciones, luego eran mejor considerados los
estudiantes del tercio superior del salón, luego los del quintil superior. Hoy se toman en
cuentan los primeros lugares para el ingreso a las practicas, para el trabajo o para ser
incorporados en los estudios jurídicos que han alcanzado un nombre. Para ingresar a un
post-grado o maestría que tenga un prestigio ganado se requiere notas altas o más en toda la
vida universitaria.
Sujeto siempre a una conducta moral impuesta por el mismo, debe dar una imagen de
seguridad, sinceridad y confianza, manteniendo siempre un proceder integrado enfocando
su actuar en procedimientos lícitos.

Veracidad: el abogado debe evitar de manera escrupulosa, toda alteración de la verdad,


debe actuar con probidad, una conducta recta y buena fe, además, de evitar siempre la
mentira.

La veracidad es una virtud que en el abogado debe constituir una norma de conducta
cotidiana de aquel, para que aquel defienda su integridad y formación ética-profesional, a
fin de que aquel sienta respeto por su persona y por la actividad que realiza cada día para
que se enorgullezca de la forma correcta y próvida con la que realiza su praxis diaria.

El valor de la honestidad, obrar honestamente, obrar con probidad y buena fe en el ámbito


de su profesión, lo cual implica que el abogado no debe realizar actos dolosos; afirmar o
negar con falsedad; hacer citas inexactas, mutiladas o maliciosas; ni realizar acto alguno
que estorbe la buena y expedita administración de la justicia.
El abogado debe ser sincero consigo mismo en el ejercicio de su profesión, ya que tal
profesional ha adquirido un compromiso no sólo con la sociedad sino también consigo
mismo, el cual versa en el respeto a su profesión, premisa que implica que jamás debe
incurrir en actos ilícitos contrarias a las normas jurídicas y valores éticos-morales, puesto
que aquellas lo único que provocan es una desmoralización y resquebrajamiento del
ejercicio profesional de la abogacía, lo cual provoca que el abogado no sólo que perderá los
escrúpulos en su actuar, sino que aquella cuestión repercutirá en que el prestigio de aquel
profesional se verá afectado por las críticas que ser realicen en el medio de la abogacía.
La práctica diaria deber versar ante todo bajo la vigilancia y respecto de los valores ético-
morales propios de su profesión, “Defender diligentemente con estricta sujeción a las
normas jurídicas y morales”.

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