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“AÑO DEL DIALOGO Y LA RECONCILIACIÓN NACIONAL”

APELLIDOS Y NOMBRES
RENGIFO MACEDO ELLIS BELÉN

FACULTAD
ORATORIA FORENSE

CICLO
VII

DOCENTE
ELIZABET CAMPOS BARRETO

TEMA
TÉCNICAS DE EXPRESIÓN DEL ABOGADO
EN EL PROCESO

PUCALLPA- PERÚ
2018
CONTENIDO

TÉCNICAS DE LITIGACIÓN ORAL ....................................................................... 3

EL LENGUAJE DE LOS ABOGADOS...................................................................... 8

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………...12

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TÉCNICAS DE LITIGACIÓN ORAL

Son técnicas que pueden ser utilizados ya sea para acusar o defender dentro de
un proceso penal, Como señala Fontanet Maldonado, cada destreza de litigación
tiene sus particularidades y un determinado grado de dificultad. Por ello se dice
no existen formulas infalibles que puedan ser utilizadas para lograr una defensa
eficaz, dependerá de algunas particularidades de cada caso, del nivel de
preparación del abogado defensor y del grado de organización,
seriedad, responsabilidad y objetividad de cómo ha estructurado la defensa
técnica,
En el proceso judicial en el modelo acusatorio predomina la oralidad, es decir
el juzgador deber tomar el conocimiento de los hechos oralmente para toma de
decisiones, ya sea para absolver o condenar. En otras palabras podemos decir
las partes deben probar su teoría del caso oralmente ante el juzgador, utilizando
técnicas de litigación oral, esto quiere decir las partes deben provocar
convicción oralmente y no procurar aspirar a probar la verdad de los hechos
alegados. Las partes deben procurar que la información vertida dentro del
proceso penal debe ser pertinente y de calidad, para que el juzgador tome
decisión adecuadamente.
Tal como menciona Rafael Blanco Suarez, de lo que no cabe duda es que el
abogado litigante es un narrador, que recurre ante el tribunal para contarle de
manera más persuasiva la historia de su cliente, de modo que se ofrezca una
opción razonable al juez como para que la repita al momento de resolver la
controversia.

La expresión oral es el conjunto de técnicas que determinan las pautas generales


que deben seguirse para comunicarse oralmente con efectividad. Saber
expresarse oralmente ha sido desde la antigüedad una de las actividades
centrales de la vida en sociedad. Por eso, debemos aprender cómo expresarnos
con propiedad en público.

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Se debe tener en cuenta que la expresión oral en determinadas circunstancias es
más amplia que el habla, ya que requiere de elementos paralingüísticos para
completar su significación final.

FACTORES.

Para lograr nuestro objetivo de conseguir una buena comunicación debemos


tener en cuenta una serie de factores.

CLARIDAD.

PRESICIÓN.

OBJETIVIDAD.

OPORTUNO.

INTERESANTE.

CLARIDAD:

Los mensajes debes ser claros, fácilmente decodificados e inequívocos.

PRESICIÓN:

La información transmitida en el mensaje debe ser precisa y completa.

OBJETIVIDAD:

Información transmitida por el emisor debe ser veraz, auténtica, lo más


imparcial posible, es decir, objetiva.
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OPORTUNO:

El mensaje debe transmitirse en el momento preciso, es decir, aquel en el cual


surge el efecto adecuado para el fin que se desea conseguir.

INTERESANTE:

El mensaje ha de ser atractivo para el receptor consiguiendo de esta manera una


mayor motivación e implicación del mismo.

ASPECTOS IMPORTANTES.

Entre los aspectos que deben observarse con mucha atención, están los
siguientes:

VOZ:

La imagen auditiva tiene un gran impacto para el auditorio. A través de la voz


se pueden transmitir sentimientos y actitudes.

La voz empleada correctamente nos ayuda a mantener la atención del público y


a enfatizar aquellos puntos que nos interese destacar. Cualidades de la voz que
debemos cuidar especialmente.

POSTURA:
Es necesario que el orador establezca una cercanía con su auditorio. por eso,
debe evitarse la rigidez y reflejar serenidad y dinamismo.

MIRADA:
De todos los componentes no verbales, la mirada es la más importante. el
contacto ocular y la dirección de la mirada son esenciales para que la audiencia

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se sienta acogida. es importante mirar al destinatario/a. delante de un auditorio
lo mejor es pasear la vista por todo él, de forma pausada. de esta manera
podemos ir comprobando el impacto de la explicación y el grado de atención
que despierta.

DEBEMOS EVITAR LAS MIRADAS CORTAS E INQUIETAS.

DICCIÓN:

Como se dijo anteriormente, el hablante debe tener un buen dominio del idioma.
tal conocimiento involucra un adecuado dominio de la pronunciación de las
palabras, la cual es necesaria para la comprensión del mensaje.

ESTRUCTURA DEL MENSAJE:

Es forzoso planear con anterioridad lo que se va a decir. un buen orador no


puede llegar a improvisar. El mensaje debe estar bien elaborado.

VOCABULARIO:

Al hablar, debe utilizarse un léxico que el receptor pueda entender.

CUERPO:

Es importante, sobre todo, no mantener los brazos pegados al cuerpo o cruzados.

FLUIDEZ:

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Es utilizar las palabras de manera espontánea, natural y continua, como fluye el
agua.

VOLUMEN:

Es la mayor o menor intensidad que un hablante imprime a su voz al transmitir


un mensaje ante un auditorio.

RITMO:

Es la armonía y acentuación grata y cadenciosa del lenguaje, que resulta de la


combinación y sucesión de las palabras, frases y cláusulas que seleccionamos y
que se expresan respetando los signos de puntuación. Cuanto más cuidado se
tenga en la organización, combinación y sucesión de las palabras, más
armonioso será la expresión oral.

EMOTIVIDAD:

Consiste en proyectar, por medio de nuestras palabras, la pasión y el calor


necesario para convencer, sensibilizar o persuadir a un auditorio.

Movimientos corporales y gesticulación:


la persona que expresa una idea por medio del lenguaje oral se apoya en
movimientos corporales y la gesticulación o expresión facial, y los relaciona
con la situación de comunicación, ya sea para reforzarla, contradecirla o
sustituirla.

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EL LENGUAJE DE LOS ABOGADOS

El lenguaje de los abogados se conoce como “estilo jurídico”. El estilo es la


manera propia de cada uno de expresar sus pensamientos por la escritura o la
palabra . Específicamente en los abogados, el estilo jurídico, hablado o escrito,
tiene un carácter propio como consecuencia del sentido práctico del Derecho.

Téngase presente, que tal como señala Albalat, el estilo es “una creación de
formas por las ideas y una creación de ideas por la forma”, entonces con más
razón, si las ideas del abogado deben plasmarse con forma en su palabras, el
estilo cobra una importancia sustancial, en tanto “en la pluma del abogado las
palabras son acción” , porque la intervención de sus palabras impulsan el
proceso judicial, movilizan la decisión judicial y además de alguna manera,
crean una realidad propia que se da en el procedimiento.

Ossorio , supo decir que el abogado es un escritor, y seguidamente amplió la


idea, sosteniendo que en el abogado hay por lo menos tres clases de escritores:
el historiador, el novelista y el dialéctico.

El citado Ossorio, estableció cuatro condiciones que debe cumplir el estilo


jurídico: veracidad, claridad, brevedad y amenidad. Me voy a permitir
desarrollar las propuestas, desde mi punto de vista.

En cuanto a la veracidad,- sin entrar en el problema de la verdad- es mi posición,


que las afirmaciones del abogado deben ser “verosímiles”, es decir creíbles,
con grandes chances de probabilidad. Y deben cumplir la condición de ser

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confirmadas por las pruebas ofrecidas. Porque los abogados no conocemos
cómo sucedieron exactamente los hechos sino que sabemos por lo que nos
cuenta el cliente, lo mismo que el juez, que conoce por lo que le dicen y prueban
los abogados. Es que en definitiva, la posición que el abogado expresa mediante
sus palabras, “parten de una situación real y particular, la base la constituyen
una serie de hechos de los que se trata de extraer cierto grado de certidumbre,
construyendo algunas hipótesis que sean lo más razonables y correctas posibles
a la luz de las posibles normas jurídicas aplicables al caso ”.

En cuanto a la claridad en el lenguaje del abogado, tiene relevancia la


ordenación del discurso (cuestión a la que dedicaré un próximo artículo). Baste
por decir ahora, que el abogado debe ser ordenado en la forma de expresar sus
ideas, debe expresarlas sin enredos, con precisión y pulcritud sin divagues
innecesarios que debilitarán, sin lugar a dudas, sus afirmaciones. El abogado,
debe escribir o hablar para que el juez y el adversario procesal, lo entiendan; el
primero se beneficiará resolviendo sobre un asunto bien planteado, y el segundo
podrá conocer con precisión los argumentos sobre los que tendrá que versar su
refutación.

En tanto la brevedad como condición en el estilo jurídico, la misma hace a


la simplicidad del discurso y permite presentar un sistema coherente de
explicaciones que abarque un extenso dominio de hechos. La brevedad y la
precisión de los abogados son bien recibidos por los jueces. En efecto, señala
Ossorio respecto de éstos, que “hartos están de escuchar historias que no les
importan, líos de familia, enredos de sucesiones, complicaciones de
cuentas….por consiguiente, el arte del abogado consiste en plantear las cosas
con tal sencillez que el juez se sienta atraído a leer aun sin ganas.”

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El estilo jurídico será breve y conciso cuando el abogado logre “encerrar un
pensamiento en el menor números de palabras posibles… Lo que quita a un
estilo su fuerza y efecto es la difusión…se trata de no tener un estilo flojo. La
elocuencia no está en la cantidad de cosas que se dicen, sino en la intensidad”.

La libertad de expresión, al igual que la libertad de información, es un


instrumento imprescindible que deben hacer uso los abogados de libre ejercicio
profesional en toda sociedad de democracia realmente participativa.

Con la posibilidad de expresar libremente sus opiniones, juicios de valor,


críticas frente a los poderes públicos, ante los jueces, se supone un auténtico test
de eficacia del correcto funcionamiento de cualquier sistema social. Pero su uso
ha de ser respetuoso con los derechos de los sujetos aludidos, en la medida en
que son también intereses jurídicamente protegibles. La libertad de expresión
de un Abogado en defensa de su cliente, cuyos procesos concluyen con La
Sentencia.
Así, la libertad de expresión en el ejercicio de la defensa frente al derecho,
honor, la sentencia llega a la conclusión de que las expresiones “se produjeron
en el ejercicio de sus funciones de abogado, en defensa de un tercero ante un
tribunal”, cuyas expresiones no son lo suficientemente graves como para
constituir un delito de injurias.
Se recuerda que la libertad de expresión del abogado en el ejercicio de la
actividad de defensa, es una manifestación cualificada porque se encuentra
vinculada con carácter inescindible a los derechos de defensa de la parte y al
adecuado funcionamiento de los órganos jurisdiccionales. Por ello, se ampara
la “mayor beligerancia en los argumentos” e incluso ”términos excesivamente

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enérgicos”, pero siempre en atención a su funcionalidad, para el logro de las
finalidades que justifican su privilegiado régimen, y con gran respeto debido a
las demás partes presentes en el procedimiento, y a la autoridad e imparcialidad
del Poder Judicial. “La libertad de expresión del Abogado no legitima así ni el
insulto ni la descalificación”.
La Corte Europea de Derechos Humanos, ha analizado el equilibrio entre el
derecho a la libertad de expresión de un abogado y el derecho al honor del juez,
en el marco de un procedimiento judicial. En el supuesto enjuiciado, un abogado
español había hecho manifestaciones agresivas en un recurso interpuesto contra
una resolución judicial contraria a los intereses de su cliente. En su escrito, el
abogado acusaba al juez de primera instancia de “distorsionar la realidad,
mintiendo sin vacilar y de emitir una resolución deshonesta que contiene
información falsa y maliciosa”.
El juez afectado trasladó estas afirmaciones al fiscal jefe de Fuerteventura, que
se querelló contra el abogado en defensa del honor del juez, entendiendo que
semejantes manifestaciones eran innecesarias en el contexto del proceso y se
realizaban de mala fe, excediendo el ámbito del derecho a la defensa.

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BIBLIOGRAFÍA

FONTANET MALDONADO. JULIO E. "PRINCIPIOS Y "TÉCNICAS DE


LA PRÁCTICA FORENSE". 2DA. ED. JURÍDICA EDITORES.

ALBALAT, ANTOINE. EDITORIAL ATLÁNTIDA (1949).

SUÁREZ, CARINA. CÓMO PLANTER, RESOLVER Y ARGUMENTAR


UN CASO. ED.GARCÍA ALONSO.( 2011)

OSSORIO, ÁNGEL. EL ALMA DE LA TOGA. VALLETTA EDICIONES.


(1997)

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