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La psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE)

En la historia del hombre se evidencia, desde los registros más tempranos, su intento
por relacionar el comportamiento humano con el proceso saludenfermedad; las culturas
china, hindú y griega son consistentes en reconocer la salud como resultado de un balance
de sustancias en el cuerpo, conceptualizando fundamentalmente al individuo como una
integralidad, enfatizando la prevención como la meta fundamental del conocimiento médico
y reconociendo que el organismo tiene la habilidad de auto sanarse (1). No obstante, René
Descartes (1641) en su concepto “mente/cuerpo”, enfatizó que había una separación entre
el cuerpo y el alma promoviendo el conocimiento a profundidad de cada uno de los órganos
del cuerpo humano, sus procesos biofísicos y su funcionamiento (2). La evolución de estas
ideologías y observaciones de Rene Descartes, junto con las innovaciones tecnológicas,
permitieron un conocimiento más detallado de cómo se producen las enfermedades, lo cual
contribuyó a que las ciencias de la salud se desarrollaran en términos individualistas y
particularizados, dando lugar al modelo biomédico que conocemos actualmente, el cual
ignora aspectos integrativos del ser humano considerados en culturas milenarias, los cuales
participan en los procesos de enfermedad (3).

El terreno que quedaba por cubrir en el modelo biomédico dio lugar al


cuestionamiento y análisis de científicos y filósofos como Ludwig Von Bertalanffy quien
propone en 1969 la teoría general de los sistemas, la cual expone que no puede concebirse
al hombre dentro de un sistema cerrado, predispuesto por una 3 sola unidad que
comprendiese toda su realidad; no es posible el entendimiento del hombre por el sólo
conocimiento de una de sus partes. En esta propuesta, el hombre debería ser concebido por
diferentes partes que, juntas forman una unidad, pero cada una de éstas en permanente
relación y coordinación con las demás. Esto dio al ser humano una connotación de sistema
abierto, donde, cada uno de los sistemas que lo componen está en constante comunicación
e intercambio con los otros. Es esta pues, la primera aproximación al cambio de paradigma
donde el hombre es más que la suma de sus partes(3).

Posteriormente se plantea la teoria del caos y los sistemas dinámicos por IIya
Prigogine ganador del premio nobel de química en 1977, quien propone que partiendo de un
desorden o cáos se genera un orden; es decir, ante la complejidad de procesamientos e
interacciones que ocurren en los seres humanos, éstos tienen que poner en marcha un sin
numero de respuestas adaptativas para buscar un equilibrio que permita una adecuada
interacción. Dicho lo anterior, es muy necesario disponer de un desorden para poder tomar
los elementos y luego de un procesamiento, generar un orden. En el hombre, cada uno de
sus sistemas dispone de unos elementos que en su procesamiento generan un orden y,
estos a su vez, estan interconectados con los demás sistemas(3).

Edgar Morín (1990), sociólogo y antropólogo francés plantea la articulación entre las
ciencias humanas y las biológicas, buscando el enlace entre lo físico, lo biológico, lo social,
la cultura y demás ramas del conocimiento. Propuso el paradigma de la complejidad dando
apoyo al teorema de los sistemas abiertos. En dicho paradigma, propuso concebir la unidad
de lo múltiple sin olvidar la diversidad al contemplar la unidad; dicho de otro modo, en el ser
humano podemos apreciar su singularidad como especie, pero a su vez, su diversidad en
los elementos que la componen. Como se observa, la teoría de los sistemas abiertos es una
evolución de las teorías anteriores, por tanto, es más desarrollada. No obstante, queda de
manifiesto que para llegar a este desarrollo tuvo que pasarse por las anteriores etapas del
conocimiento, como lo son el modelo biológico puro y la teoría de los sistemas (3).

Además de las teorías filosóficas que dieron el sustento epistemológico a la PNIE,


científicos como, George f. Solomon y Rudolf H. Moosen en la década de los sesenta, en su
artículo “Emociones, Inmunidad y Enfermedad: Una integración Teórica Especulativa”,
discuten sobre la interrelación existente entre las emociones, el estrés, el sistema inmune,
las enfermedades físicas y mentales; acotando el término psicoinmunología, para referirse al
área del conocimiento que estudiaría las interacciones de los sistemas psíquico, inmune,
nervioso y endocrino(4). En la década de los setenta se llevaron a cabo estudios científicos
que comenzaron a evidenciar la relación existente entre dichos sistemas, tales como el
realizado por el psicólogo Robert Ader y el inmunólogo Nicholas Cohen, en el cual
evidenciaron que el sistema inmune podía ser condicionado por estímulos externos al igual
que el sistema neurológico (5),partiendo del hecho que 4 dichos sistemas no son cerrados,
generando entonces todo un cambio de paradigma en lo que se refiere a la acción de estos
sistemas y su intercomunicación; conclusiones que para la época eran toda una revelación
en términos médicos ya que revolucionaban la forma de conceptualizar la relación entre la
mente, el cuerpo, el ambiente y enfermedad (6). Son estos autores quienes acuñan en 1975
el término de psiconeuroinmunología (PNI).

Otros trabajos de investigación, demostraron que situaciones externas como el estrés


puede afectar la respuesta inmune; Levine y Kraften (1968) demostraron que las
experiencias vividas en los primeros años de vida influyen en el sistema inmune años
después y a su vez demostraron los efectos de la inmunosupresión en relación al
aprendizaje (7). Posteriormente, Besedovsky (1975) evidenció la unión entre el sistema
endocrino e inmune con el cerebro en un sistema neuroinmunoendocrino, observando
elevación en los niveles de cortisol ante la exposición a un antígeno con la consecuente
respuesta del sistema inmune (8) y, a su vez, relacionó el efecto de la IL-1 como
responsable de los síntomas de enfermedad o comportamientos de enfermedad (9, 10).

También se ha descrito cómo la interacción neuroinmunoendocrina se afecta bajo


situaciones estresantes, tal es el caso del retardo en la cicatrización de heridas observado
en un grupo de cuidadores de pacientes con enfermedad de Alzheimer (11, 12). A su vez,
otros estudios han relacionado el desequilibrio en la interacción neuroinmunoendocrina con
estrés laboral, resultando en enfermedades cardiovasculares y accidentes
cerebrovasculares (13-15). Los hallazgos científicos descritos anteriormente evidencian la
relación existente en los sistemas psico-neuro-inmuno-endocrino, soportando el desarrollo
de la PNIE como una disciplina científica que estudia, documenta y comprende los
diferentes mecanismos de regulación y control que se establecen en la intercomunicación de
los sistemas psíquico, nervioso, endocrino e inmune de los seres humanos, proponiendo así
un modelo integrador que permite retomar los factores biopsicosociales y la interacción
mente-cuerpo-ambiente en los procesos de salud-enfermedad.

Componentes de la PNIE

Una vez conocidos algunos aspectos sobre el origen de la PNIE, es importante


revisar con más detalle cada uno de sus componentes: psico-neuro-inmunoendocrino con el
objeto de comprender la interacción que se establece entre ellos.
En el aspecto psicológico (psico), se deben tener en cuenta los siguientes circuitos: el
límbico, el paralímbico involucrados en el procesamiento de las 5 emociones y el pineal en
la cronobiología o ritmos biológicos de los seres humanos.

· El circuito límbico es considerado un importante centro de integración del


comportamiento emocional, entre las estructuras que lo conforman se encuentran: El
hipocampo, que es el responsable de la memoria propia y de los instintos; la
amígdala, que se responsabiliza de la autopreservación de la especie, ésta junto con
el tálamo, el hipotálamo y el estriado ventral (núcleos de la base) son especialmente
importantes en la experiencia y la expresión de la emoción(16); el hipotálamo, que es
esencial para la comunicación entre los sistemas endocrino, nervioso e inmune;
recibe la información de todos los sistemas y toma la decisión de redirigir esas
informaciones a diferentes partes del organismo para complementar su
procesamiento o análisis. Además, está en relación con nuestro reloj biológico,
generando las bases fisiológicas de cómo debe comportarse nuestra biología en
asocio con nuestro sistema endocrino y, sistema nervioso vegetativo (compuesto por
el sistema nervioso simpático y parasimpático) entre otros.

· El circuito paralímbico es un circuito valorativo, que da jerarquía e


importancia, da sentimiento a las sensaciones; entre las estructuras que lo conforman
se encuentran: la corteza orbitaria (el “yo” social), corteza prefrontal (función cognitiva
e intelectualización de las vivencias), corteza asociativa (vincula los centros
sensoriales primarios que reciben la señal sensorial con el reconocimiento de la
mismas); cerebelo, considerado un “adaptador” de la conducta, regulando el tono
muscular para una respuesta fina del equilibrio, motora, sensorial y conductual (17).

· El circuito pineal: es el responsable de traducir las señales lumínicas en


químicas permitiendo sincronizar los ritmos biológicos endógenos (ritmo circadiano)
con ritmos externos. Permite unir al hombre con su entorno, prever y anteponerse a
futuros cambios en el ambiente que lo rodea (18).

El Componente neurológico (neuro), se encuentra representado por nuestro sistema


nervioso central (cerebro y médula espinal), y el sistema nervioso periférico (nervios
craneales y espinales, sistema sensitivo, sistema motor somático y sistema motor visceral),
sistemas que se comunican a través de las neuronas, las que a su vez, se comunican entre
sí mediante los contactos funcionales llamados sinapsis, las cuales pueden ser eléctricas o
químicas. Los mediadores de la comunicación en el componente neuro pueden ser iones
(calcio) o neurotransmisores como aminoácidos (glutamato, Gaba, glicina y aspartato),
péptidos (encefalinas, sustancia P, dinorfinas, etc), amínas biógenas (acetilcolina,
serotonina, dopamina, adrenalina, noradrenalina e histamina), gases (óxido nítrico 6 y
monóxido de carbono), para los cuales existen receptores tanto en las neuronas como en
otras células tales como las del sistema inmune.

En el componente neuro, el cerebro interpreta las experiencias como amenazantes o


no y, a su vez, es el que determina la repuesta fisiológica y de comportamiento ante dichas
situaciones, mientras que el sistema nervioso periférico se encarga de mantener el contacto
constante entre el medio externo e interno con el sistema nervioso central y de conducir los
impulsos nerviosos necesarios para estimular los efectores periféricos (músculo liso,
estriado, glándulas, células del componente inmuno) encargados de llevar a cabo las
respuestas determinadas por el cerebro.

El componente inmunológico (inmuno), corresponde al sistema inmune, el cual tiene


como función principal reconocer lo propio de lo extraño, además se caracteriza por ser
capaz de generar memoria y aprendizaje, ya que se encuentra en capacidad de recordar y
responder de forma más intensa a exposiciones repetidas ante el mismo reto antigénico
(sustancia extraña que suscita la respuesta inmune), es decir, se adquiere por medio de la
experiencia. El sistema inmune está conformado por células que patrullan el organismo en
busca de antígenos y se encargan de responder en primera línea en caso de un
enfrentamiento inmunológico tales como los neutrófilos, monocitos; células que vigilan en los
tejidos corporales como los macrófagos y las células dendríticas; y células que determinan
las repuestas fisiológicas ante las sustancias extrañas como los linfocitos T y B.

Los diferentes tipos celulares del componente inmuno se comunican a través de


mediadores solubles protéicos llamados citoquinas para las que se tienen receptores tanto
en las células del sistema inmune como en células del sistema neuro. Las citoquinas se
caracterizan porque son pleiotrópicas, una citoquina puede actuar sobre varios tipos
celulares y tener múltiples efectos biológicos; son redundantes, múltiples citoquinas pueden
desempeñar la misma acción, una citoquina puede estimular o inhibir la producción de otras
y pueden antagonizarse entre sí o producir efectos sinérgicos o aditivos. Las citoquinas
pueden tener dentro de sus diferentes acciones, actividad pro inflamatoria como la
interleuquina 1 (IL-1), la interleuquina 6 (IL-6), el factor de necrosis tumoral alfa (TNFα), y
anti inflamatoria como la interleuquina 10 (IL-10) y el factor transformante del crecimiento
beta (TGFβ).

Tal y como se presenta en el componente neuro en el componente inmuno también


se dan uniones o contactos funcionales (sinapsis) entre las células que lo conforman (19).

El componente endocrinológico (endocrino), corresponde al sistema que coordina la


producción y actividad de las diferentes hormonas (sustancias químicas que pueden ser
amínas biógenas, péptidos, glicopéptidos o lípidos), las cuales regulan 7 el metabolismo y la
cronobiología del organismo gracias a los receptores de estas sustancias que se encuentran
en este componente y en otros sistemas como el inmune. Dentro del componente endocrino
se encuentra el hipotálamo, el cual, como se comentó en un apartado anterior, se localiza en
el sistema nervioso central. El hipotálamo está conformado por una serie de núcleos que
están involucrados directamente en la liberación de hormonas a partir de otra estructura que
hace parte del sistema endocrino, la hipófisis, que al igual que el hipotálamo también se
halla en el sistema nervioso central; la hipófisis es una glándula (conjunto de células cuya
función es liberar hormonas) que regula la actividad de otras glándulas periféricas que
hacen parte del componente endocrino, tales como la tiroides, los ovarios, los testículos, el
páncreas, las glándulas suprarrenales y las glándulas mamarias. Existen otros tejidos del
cuerpo que tienen actividad endocrina como el tracto gastrointestinal, el corazón y el
endotelio vascular, el tejido adiposo y el timo (20).

Los cuatro componentes o sistemas de la PNIE (psico-neuro-inmuno-endocrino) se


encuentran en permanente comunicación e interacción gracias al lenguaje que se establece
entre ellos por medio de los neurotransmisores, citoquinas, hormonas y sus respectivos
receptores. Se ha observado que células del sistema inmune expresan receptores para
neurotransmisores y hormonas, así como también producen dichos mediadores (21-23);
además, se ha evidenciado que células del sistema neuro producen citoquinas y expresan
receptores para dichas moléculas (24, 25), tanto en neuronas como en células endocrinas.
En el esquema siguiente (Fig. 1) se representa la interacción que se establece entre los
cuatro componentes de la PNIE.
Fig. 1 Esquema de la intercomunicación entre los compontes de la PNIE. Todos los sistemas están en permanente relación
gracias a los mediadores que producen y sus respectivos receptores, por lo tanto cualquier cambio en uno de los
componentes o sistemas resultará en la modificación de los demás componentes. Gráfica modificada de: Márquez López-
Mato A. Curso Psiconeuro - Inmuno - Endocrinología. En: Márquez López-Mato A, editor. Introducción a la PNIE; Diciembre;
Curso online. Argentina: IntraMed; 2008.

La interacción de los cuatro componentes de la PNIE puede evidenciarse en


situaciones que sean interpretadas, valoradas y evaluadas por nuestro cerebro como
amenazantes, de riesgo o peligro, en tal caso, el cerebro envía señales neuroquímicas al
hipotálamo para que estimule a la hipófisis por medio del factor liberador de tirotropina
(TRH, del inglés Thyrotropin Release Hormone) y corticotropina (CRH, del inglés
Corticotropin Release Factor), las cuales activan a la glándula hipófisis para que produzca
hormonas como la hormona estimulante de la tiroides (TSH, del inglés Thyrotropin
Stimulating Hormone) y la hormona adrenocorticotropina (ACTH, del inglés
Adrenocorticotropic Hormone ), éstas actuarán sobre las glándulas tiroides y suprarrenales
respectivamente, con el objeto de generar las hormonas tiroideas (con el fin regular el
metabolismo corporal para producir la energía necesaria que permita dar respuesta al reto
externo amenazante) y de sintetizar cortisol (hormona importante en los mecanismos de
respuesta al estrés). Además, el cerebro enviará señales a través del sistema nervioso
periférico, el cual estimulará la producción de adrenalina a partir de las glándulas
suprarrenales, dicha hormona actuará sobre diferentes órganos y células del cuerpo para
prepararlo para huir o enfrentar la amenaza; tanto la TSH como el cortisol y la adrenalina
producen efectos en las células del sistema inmune afectando su respuesta ante retos
antigénicos como las infecciones.

Fig. 2 Eje hipotálamo – hipófisis – adrenal El eje hipotalámico-hipófisis-adrenal es el principal sistema de


respuesta del cuerpo al estrés. Las flechas rojas indican estimulación y las azules inhibición. Ante cualquier
estímulo estresante, el hipotálamo segrega CRH, que se une a los receptores de las células hipofisarias, que
producen / liberan ACTH, la cual es transportada a la glándula adrenal donde se produce / libera el cortisol. La
liberación de cortisol activa el sistema nervioso simpático, que inerva órganos inmunes y regula las respuestas
inflamatorias en todo el cuerpo, además genera retroalimentación negativa al hipotálamo y a la hipófisis
anterior. Las células del sistema inmune producen citoquinas que estimulan al hipotálamo. Este sistema de
retroalimentación negativa parece estar comprometida en pacientes con estrés. Imágenes tomadas de
Neuroanatomía esencial de Netter págs. 156 y 183.

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