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Entrevista Efedroy

Revistiendo las calles de Oaxaca

El estado de Oaxaca es un mural en sí mismo, donde el arte, la cultura y la política fluctúan de


manera continúa y permanente, y las variaciones de estos flujos circulan por todas sus regiones,
cada una con su esencia particular. El arte de Efedroy no es una excepción dentro de todo este
universo, el cuál combina la cultura mexicana con la cultura pop, dentro de un mecanismo de
protesta artística, las coloridas calles de Oaxaca se ven revestidas con estas intervenciones que le
dan un agregado artístico y cultural.

En entrevista con Vicio, Efedroy nos contó sobre su postura sobre el arte contemporáneo, la
posibilidad de ser comercial y sus planes a futuro.

¿Cómo nace la idea de creación de este tipo de contenidos en Oaxaca y cuál fue el propósito de
darle un giro contemporáneo?

Oaxaca es muy fuerte en cuánto a los medios de aprendizaje cultural y artístico, existen muchas
instituciones culturales como es el CASA, el DIAGO, el MACO o el Álvarez Bravo, la oferta es muy
fuerte en cuanto a los talleres y las oportunidades que tienes a nivel nacional, a Oaxaca se viene a
aprender demasiadas técnicas artísticas, esas es la realidad de Oaxaca.

En lo personal, lo que yo hago parte de una imagen que se pega en una pared (wetpaste) y se
pueden emplear diferentes materiales. Concebir al papel como material hacia la pared fue a partir
de entender a Oaxaca como -ya sabes- patrimonio cultural, cada pared es un lienzo, la paleta de
colores siempre se presta a presentar colores vistosos, muy vívidos, y que yo creo que se apegan a
la corriente del Pop.

Entonces, lo que hago es pegar a los personajes, su fama, lo efímero de este reconocimiento,
también toda la oferta que existe en redes que en un clickazo estás pasando desde un contenido
mexicano hasta uno norteamericano o japonés. Por tanto, mis piezas que se mantengan en las
paredes pero que también posean una caducidad como puede ser la figura de alguien famoso.

Mi identidad cultural se forma a partir de un chavo que es ochentero, quiero decir, lleno de
referencias. Tengo 31 años y son referencias que se te dan desde que eres un niño, México
siempre ha sido muy rico en cuanto a contenido, como cuando te despertabas un domingo en la
mañana para ver anime japonés y en la tarde te podías chutar caricaturas gringas o mexicanas,
súmale que también en el canal 5 podías ver películas de trilogías como “Robocop”, “Pesadilla en
la calle del infierno”, “Chucky”, e incluso muchas chickflicks ochenteras, etc. Y además, por las
noches en alguna reunión familiar te sentabas a consumir filmes del cine de oro mexicano; Pedro
Infante, Jorge Negrete, María Felix.

Esto te genera una amalgama muy rica de imágenes, de experiencias, con las cuales creces con el
factor cultural y se convierte para mí lo que redefine lo cultural que puede ser un mexicano con
todos los matices, sin perder la identidad de quiénes somos. Pero sí se pueden mezclar, jugar con
estos personajes y referencias, jugar a ser el director y preguntarte “¿qué pasaría si…?”.

El mexicano tiende mucho a “tropicalizar” los productos, por ejemplo, “Blame It On The Boogie”
de los Jackson 5 y “Será que no me amas” de Luis Miguel. Entonces, ¿qué hubiera pasado si un día
hubieran tenido que tropicalizar “Volver al futuro”? Pongamos a Luis Miguel de Marty McFly y a
Chabelo como el Doc Emmet Brown; sería un producto fenomenal, y en el imaginativo colectivo
sería muy cagado.

Me encanta y me divierte mucho, encuentro una nueva forma de darle vigencia a los personajes
mexicanos, de los ídolos que tenemos en cuerpo de otros y crear esta unión de culturas que
claramente han permeado al mexicano de 30 años para acá, sin pelearme con ciertos símbolos. En
las calles, porque el mundo habita en las calles, los recuerdos más gratos se dan a raíz de una calle
como las del centro histórico, las periferias, los pueblos a las afueras, el contraste es muy fuerte de
cómo pasa el tiempo y al mismo tiempo el que cambia es el humano.

¿Cómo fue el proyecto para tu intervención en el Centro Cultural San Pablo?

Mariana Sardaín, la directora de este Centro Cultural, me invitó a intervenir el Patio Félix, que es
un espacio increíble arquitectónicamente hablando, el cual resulta majestuoso. Elegí una temática
de muertos y mi entrada fue repensar los personajes y símbolos muy grabados en el mexicano en
cuanto a la tradición del Día de Muertos mezclado con lo oaxaqueño. Contaba con esta foto donde
recrean a Frica Kahlo con el traje de tehuana, metí un personaje como María Félix que del
colectivo es toda una diva, la imaginé como Catrina para personificar el paso del tiempo, sin
embargo, el oro en la imagen, las ropas permanecen de color.

Y algo muy fuerte en todos los mexicanos, el trabajo de José Guadalupe Posada, los grabados su
personificación de La Catrina, el sombrero que todo el mundo identifica, se me hizo algo suficiente
para llenar las dimensiones de este espacio tan bello e importante. Fueron 6.5 metros de alto y
que el equipo de San Pablo me ayudó a la instalación, contemplando tiras de cempasúchil que
nacen desde el suelo, personificando almas a través de sus pequeños pétalos. Fue una imagen
muy grata.

Recabamos todos los elementos mexicanos como tal, no pude mezclar tanto como lo que hago
convencionalmente, pero te das cuenta que lo veían y empezaban a identificar los símbolos dentro
de la pieza.

En el arte contemporáneo existe una discusión sobre las posibilidades comerciales de las piezas, si
vender o no, por ejemplo, Banksy dice que no vende, pero sí tiene una página web, etc. ¿A futuro,
visualizas tu trabajo dentro de una institución o de alguna forma más comercial?

El humano tiende a tener un pedazo de algo que muchas personas valoran, es una condición
humana que siempre ha estado ahí. Es totalmente diferente lo que hago a lo que hace Banksy,
alguna vez lo intenté, uno también tiene inquietudes y nada mejor que las calles para
manifestarlas, por ahí puse algo alusivo a la Guelaguetza aquí en Oaxaca sobre el contraste entre
la pobreza y el desarrollo que es muy nulo, porque sí te están viendo también puedes alzar la voz y
que más personas de te vean.

Sí se ve muy peleado entre llevarlo a galerías pero siento que si Banksy alguna vez lo vendió,
imagínate poner una pieza en Inglaterra y de pronto ya la estaban levantando para venderla al
mejor postor, yo creo que Banksy decidió mejor tratar de vender él mismo sus piezas, porque ya
sabes que la producción cuesta. Tener algo redituable es un poco bonito porque es una chamba al
final de cuentas, por más que sea el gusto y el amor al arte, representa tiempo, inversión, lo es
todo. El tiempo es oro.

Siempre necesitas esa parte recíproca entre producir obras y venderlas. Mi trabajo se debe 100% a
la calle, es el último gran juez, más que arte yo le llamaría una expresión de una inquietud. Las
piezas que hago tratan de encontrar ese germen entre la cultura mexicana y la cultura pop
norteamericana, con elementos muy mexicanos, inspeccionados, una obra un poco más digerible,
un poco más llena de ironía y risas. Puede estar en alguna expo pero su verdadera naturaleza está
en las calles. No dudo que algún día, me llegue esa inquietud para llevarlo a algo más grande pero
por el momento no me veo.

Nada es permanente, yo creo que la única muerte para el artista es no evolucionar en su trabajo.
Sí, tengo un catálogo impresionante para los intercambios entre personajes, diseccionarlos y
combinarlos, sin embargo, no se puede quedar nada más en eso de personajes; mexicanos hay en
todo el mundo y si un día pones a un Pedro Infante con traje de samuraí en Japón para el
restaurante de un mexicano, estaría increíble.

Por ahora pienso en el presente, pero es cuestión no quedarte estancado. Te lo juro que cuando
me piden alguna pieza o algo así, lo hago con toda la intención de pegar en todos lados y la misma
inversión va todo a lo mismo, hasta lo que gano de la chamba, a lo mejor para un pequeño
guardadito de recorrer la República Mexicana y en cada estado tener una de estas piezas y
despertar esta conciencia sobre recordar a tus ídolos de una forma distinta.

¿Cuál es tu opinión sobre los colectivos con una tendencia más política y que siguen vigentes?

Oaxaca siempre ha sido una ciudad socialmente muy activa, de mucha protesta, de muchos
contrastes, que también es muy rica y bonita, con problemáticas sí, junto a cosas como el street
art que resulta como un de los mejores medios para alzar la voz y tener una forma de expresión
que finalmente toma las calles.

No podría darte una opinión clara sobre lo que hacen estos colectivos, porque creo que todo ser
humano tiene derecho a expresarse, todo el mundo tiene derecho a crear. Y ser intolerante en
estos tiempos que vivimos es totalmente impensable.

De profesión soy comunicólogo, y en el país estamos viviendo algo muy fuerte que es el asesinato
de la libertad de expresión, el asesinato de periodistas a nivel nacional por equis variable. Creo
que ahorita el ambiente está muy feo. Mientras tú veas pegado algo en la calle, ya sea de protesta
social o de pop art o lo que sea, yo creo que se mantiene vigente el pensamiento de que todavía
tenemos libertad de pensar, y que no ha sido censurado. Por esa parte, qué chido que todos se
puedan expresar.

¿Qué tan difícil fue plasmar tu trabajo ante la continuidad de estos colectivos?

Hasta el momento no he tenido ningún problema con mis piezas, no lo han querido arrancar ni
nada. Han tenido muy buen tiempo de exposición. Alguna vez sí me taparon alguno con pintura,
que era un diablito y a alguien no le gustó mucho la idea, pienso que fue alguien conservador, tú
sabes, Oaxaca es un lugar muy católico. Pero en general, no he tenido problemas con colectivos.
Habiendo visto toda la atención que recibió tu obre en medios de comunicación y redes sociales
¿Estás pensando otras sedes, mover tu obra a alguna galería, estudio u otras ciudades para ver
qué sale?

Sí vi que lo compartieron muchísimo, volver a revivir las imágenes, ver los comentarios, verlo en
los muros de la gente fue muy padre, ver mis piezas en redes. Fue super grato, y sí, el primer paso
es trabajarlo más aquí, generar un poco más de imágenes. Por lo pronto es llevarlo a Ciudad de
México, a Puebla, llevar una parte a cada estado de la República.

Pero para eso hay que tener un plan, utilizar mis redes para avisar y ver dónde hay espacios, en
qué lugares, etc. O simplemente ir y pegarlo, que la gente lo observe, lo disfrute, que saquen fotos
con la pieza y que se pregunten dónde quedaron esos personajes, darle una hojeada a ese pasado
tan rico que tenemos y a las películas ochenteras que marcaron una tendencia.

También estoy pensando durísimo hacerlo internacional, que haya una invitación para hacerlo en
otro continente, Europa por ejemplo, ahí ya sabes que son súper fervientes, en Inglaterra tienes
Bristol, del lado de Francia tienes las calles de París, Madrid también empieza a verse muy fuerte
en cuestión del street art. Y así, combinar las dos culturas también, que la gente conozca e
investigue de quién se trata el personaje que está en ese muro. Es un proyecto de poder trotar las
distancias para poder pegar esto.

¿Cuál ha sido tu ideología de todo este tiempo?

En primera instancia, es divertirme haciéndolo, pasarla bien. Que la gente se dé cuenta que no
debe estar etiquetada y que te pueden gustar varias cosas a la vez. Por ejemplo, yo soy muy
rockero y ni pedo te pongo banda o ni de pedo me pongas una de reguetón, al contrario, evitar las
etiquetas porque de que te gusten muchas cosas sale lo bonito.

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