12 Sermones
Misioneros
No hay misión sin comunión
IMPRESO EN EL PERÚ
PRINTED IN PERU
Contenido
Introducción............................................................................................................................. 5
Enero
La Gran Comisión de Jesús....................................................................................................... 7
Febrero
La Misión de Cristo................................................................................................................. 14
Marzo
Las bendiciones de la Biblia.................................................................................................... 20
Abril
Ve a tu Grupo Pequeño.......................................................................................................... 24
Mayo
¡La Noche Viene!.................................................................................................................... 30
Junio
Hoy ha Venido la Salvación a esta Casa.................................................................................. 35
Julio
Venciendo la Muerte.............................................................................................................. 39
Agosto
¡Multiplique Esperanza!......................................................................................................... 43
Setiembre
Alimento para el Alma............................................................................................................ 49
Octubre
Hoy es tu Oportunidad........................................................................................................... 52
Noviembre
Divino Amor, la Demora del Advenimiento y la Misión de la Iglesia...................................... 57
Diciembre
Vendrá como le habéis visto ir al Cielo................................................................................... 63
HISTORIA DE LA BARCA
SALUDO
INTRODUCCIÓN
Una barca abandonada, vacía… Muda y testiga de las vidas transformadas de sus
antiguos tripulantes.
• La vida en la barca había sido una vida tan limitada… De visión tan corta, tan
rutinaria… tan predecible… sin desafíos y sin futuro…
Son las experiencias de servicio… las que realmente abrirán los horizontes de nuestras
vidas.
• Un día, la iglesia también se quedará sin nosotros… vacía… sola… y ojalá también
como mudo testigo de nuestras vidas transformadas.
• La barca de Pedro tiene muchas historias… si la barca hablara, imagino que nos
podría contar lo siguiente:
“Recuerdo el día en que me echaron encima tal cantidad de peces, que pensé que
me hundiría”.
“En la quietud de la noche anterior, los discípulos habían tirado la red, pero no habían
logrado atrapar ni un solo pez.
• “La claridad del día llegó y cesaron sus intentos, mis ocupantes tristes y fracasa-
dos se dirigieron a la orilla, era de esperar que en sus hogares les esperaban sus
familias con ansias de comer los ricos peces”, pero triste sería la noticia.
“Llegó Jesús”.
“Habló un rato, y luego les dijo que navegaran mar adentro. Pensé que quería
dar un paseo, así que me sentí muy privilegiado de llevar al Maestro. Ya en mar
adentro, cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Boga mar adentro, y echad
vuestras redes para pescar”. (San Lucas 5:4)
Pedro no quería. Sabía muy bien que no era hora de pescar… Allí me di cuenta
que Jesús no era pescador…
“Decían que era muy buen carpintero… De todas maneras, escuché decir a Pe-
dro: “En tu nombre echaré la red”.
“Ese día, Jesús quería enseñarles a sus discípulos el poder de SU PALABRA, que
era capaz aun de congregar a los peces. Además, les quería asegurar que, en su
servicio, él se hace responsable de los recursos”.
• “Boga mar adentro”. Intenta una vez más, confía en mi nombre una vez más, son
las palabras que nos quiere decir boga mar adentro.
• La Iglesia tiene que ir más adentro, no debe quedarse en la superficialidad, es
adentro donde suceden los milagros, y no en la orilla donde se quedan los espec-
tadores.
• En medio del gran conflicto cósmico entre el bien y el mal… En la confusión de
voces de todos los tonos… vayamos a la Palabra de Jesús.
Sus historias… sus enseñanzas, sus doctrinas… Su Palabra es “Viva y eficaz y más
penetrante que una espada de dos filos”.
Su Palabra, que “permanece para siempre”.
Sí, podemos hablar de miles de libros, miles de revistas, bases de datos ilimitadas.
Pero si queremos comprender la verdad de las realidades, apropiémonos del poder
de la Palabra de Jesús que, como medio para fortalecer el intelecto, es mejor que
cualquier otro libro, y mejor que todos los libros juntos.
• La barca nos sigue hablando: “Recuerdo la noche en que Pedro entró empapa-
do… había querido caminar en el mar… ¡qué ocurrente! Y se tiró al agua. ¡Hubie-
ran visto el espectáculo! Cómo gritaba, alzaba las manos”.
“A lo lejos se veían las dos siluetas, llevadas de arriba abajo por la fuerza de las
olas, y por el impulso del aire, que movía sus túnicas como las velas de una em-
barcación… Luego, ya no vi a Pedro… Hasta que apareció tosiendo y tiritando,
tomado de la mano de Jesús quien, al llegar, firmemente lo tomó en sus brazos
y lo puso a salvo”.
“Cuando Pedro puso sus pies en mi piso, sentí el agua fría, y lo escuché decir: “Si no
hubiera sido por Jesús, estaría perdido”.
• Mientras la barca nos confía sus recuerdos, pienso en nosotros. En ustedes, que-
ridos hermanos, quienes en la iglesia han comenzado a asimilar las lecciones de
su preparación como discípulos.
En medio del gran conflicto cósmico entre el bien y el mal… Haciendo frente a los
desafíos que nosotros mismos hemos pedido, sabemos que la única manera de man-
tenerse es tomarnos de la mano de Cristo.
Por supuesto, que no será por nuestra capacidad. No somos mejores que los demás.
No somos los más importantes.
• Al llegar a la patria celestial, nosotros también, como Pedro, diremos: “Si no hu-
biera sido por Jesús, estaríamos perdidos”.
Es por Jesús, queridos hermanos. Es por Jesús… En ningún otro hay salvación, por-
que no hay otro nombre debajo del cielo en que podamos ser salvos.
“Los discípulos lo vieron y se abalanzaron sobre él. Lo despertaron con grandes gri-
tos… desesperados”.
“Tenían tanto miedo que hasta le reclamaron. ¿No te das cuenta que estamos por
perecer en medio de esta tormenta?... ¡Sálvanos!”.
“Entonces, bondadosamente, les reclamó a sus discípulos: ¿Por qué tienen miedo? Y
yo pensé… ¿Cómo que por qué?”.
• “Ese día Jesús quiso enseñar, a sus discípulos, la seguridad que proporciona
su compañía”.
En medio del gran conflicto cósmico, entre el bien y el mal… Seremos víctimas de
grandes crisis, muy por encima de nuestras capacidades y de nuestra experiencia.
Uno nunca sabe cuándo vendrá una crisis: Una llamada telefónica… Un aviso… Los
resultados de un análisis… La visita al médico…
Algunos de ustedes, este día, pueden estar pasando por grandes crisis: financie-
ras, personales, laborales o familiares que amenazan con hundir sus más caras
aspiraciones.
Los desafíos se levantan como olas gigantescas, de las cuales parece imposible es-
capar…Pero no tienen por qué atemorizarse… A lo mejor tristeza… Pero no temor.
“Un día los vi irse… Lo último que escuché de Jesús fue que los haría pescadores de
hombres…”.
• En medio del gran conflicto cósmico, entre el bien y el mal… Dios quiere que su
preparación en esta barca desemboque en su determinación firme de seguir las
huellas de Jesús.
“Juan Napoli pescaba salmones en un lugar que distaba 45 kilómetros del puente
Golden Gate de San Francisco, California. Temprano en la tarde había llenado su em-
barcación, por lo que inició el viaje de regreso al hogar.
A poco más de tres kilómetros de la bahía, que se abría detrás del puente, el pes-
cador Napoli vio alarmado cientos de cabezas humanas que subían y bajaban con
las olas. Alcanzó a ver también parte del barco que acababa de hundirse en aguas
poco profundas. Se le llenaron los ojos de lágrimas al ver tanta gente que luchaba
por mantenerse a flote. DEBO SALVAR A TANTA GENTE COMO PUEDA, pensó para
sí, y se puso a trabajar.
El suyo era el único barco que había en los alrededores. Por todos lados había
náufragos que le rogaban que los salvara, por los que Napoli trabajó con tanta
rapidez como pudo. Arrojó al mar los salmones que había pescado –los cuales
valían unos tres mil dólares- para hacer lugar para más gente. Al cabo de seis ho-
ras de trabajo había rescatado a 54 personas. Como todavía quedaba gente en el
agua, el pescador les arrojó una cuerda, de la que se aferraron otras 16 personas
que él remolcó hasta el puerto.
V. LLAMADO
Cuántos de ustedes, en esta mañana, quieren ser pescadores de hombres. Hagamos
una oración para que Cristo, por medio de su Espíritu Santo, nos transforme y sal-
gamos a terminar la obra que Él nos encomendó. Vamos a leer San Mateo 28:18-20:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos
a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíri-
tu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Oración.
La Misión de Cristo
SALUDO
Buenos días apreciada iglesia, hoy es sábado y sé que no-
sotros hemos venido con la disposición de aprender y de
obedecer la palabra de Dios.
INTRODUCCIÓN
Vamos a abrir nuestras biblias en el evangelio de San Lu-
cas, en el capítulo 4 y leeremos el versículo 16: Y Jesús
fue a Nazaret donde se había criado;… conforme a su
costumbre, el día sábado fue a la sinagoga, y se levantó
a leer. Le dieron el libro del profeta Isaías; y al abrirlo,
halló el lugar donde está escrito: “El Espíritu del Señor
está sobre mí, por cuanto me ungió para dar buenas nue-
vas a los pobres, me envió a sanar a los quebrantados de
corazón, a pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos
vista; a dar libertad a los oprimidos, y a predicar el año
favorable del Señor”.
I. HECHOS Y NO PALABRAS
Pareciera que estas palabras de Jesús suenan como los
conocidos discursos políticos los cuales casi ya estamos
acostumbrados, todo promesas.
En realidad, era el discurso de un líder espiritual que ini-
ciaba su ministerio. Era el inicio de la campaña misionera
de Jesús en Galilea, al norte de Palestina. Y para tan im-
portante acto, escogió la ciudad donde había sido criado:
Nazaret.
• Pero la historia ha demostrado que Jesús sí cumple sus promesas y que su misión,
abrazada por sus seguidores y compartida con los demás, produce la verdadera
libertad. Porque llena el corazón del hombre con la generosidad que lo impulsa a
atender las necesidades de todos los que lo rodean.
• Ese día, en Nazaret, el público, al cual fueron dirigidas estas palabras, estaba más
allá de los que escuchaban sentados en la sinagoga.
• Las palabras de Jesús se elevaron, adquiriendo una dimensión universal y un tono
divino. Eran una declaración de guerra. Apenas habían pasado unos días desde
que Satanás se había hecho presente en el desierto y, en esa ocasión en forma
personal, se había aparecido para engañarlo. No llegó con la fruta del Edén… se
había presentado con la artimaña del pan… y de las piedras… Leamos, allí mis-
mo, en el capítulo cuatro de San Lucas, ahora los versículos 1 al 4: Jesús, lleno del
Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cua-
renta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados
los cuales, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta
piedra que se convierta en pan.
• Frente a frente, y después de un intercambio, Jesús le había ordenado: “Ahora
vete de aquí”. Y el enemigo no se había atrevido a desobedecer…
Por eso, la misión de Cristo es una tarea descomunal para los esfuerzos humanos,
está por encima de todos los conocimientos, las habilidades y las actitudes profesio-
nales, y no hay preparación universitaria que nos capacite para cumplida. La misión
de Cristo se cumple en medio de un conflicto cósmico entre el bien y el mal. Un con-
flicto cósmico en medio del cual el ejército del mal se levanta con una ola de maldad
que parece envolvernos y que amenaza con tragarnos:
• Lo único que puede contrarrestar, a esta ola de maldad, es la misión de Cristo. Cual-
quier otro esfuerzo es en vano. Cualquier otro esfuerzo es apenas una medicina para
cubrir los síntomas. No se conformen con un éxito efímero, volátil y engañoso. Solo
la misión de Cristo trae, al corazón del hombre, la verdadera libertad.
• Después de la declaración de guerra esa mañana, en la sinagoga de Nazaret, Sa-
tanás hizo un despliegue de su poder. En otra sinagoga, ahora de Capernaum,
un pobre hombre, poseído por el demonio, ilustra muy bien las confusiones que
llegan a desquiciar la mente de los seres humanos.
• Se pueden intentar muchas técnicas psiquiátricas… muchas terapias. Pero lo único que
puede realmente liberar a los hombres, del poder de Satanás, es la presencia de Cristo.
Veamos el versículo 35: “Y Jesús le reprendió diciendo: cállate, y sal de él. Entonces
el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno”.
Fiebres altas, niños graves, enfermedades incurables, muertes, lágrimas. Hay que
difundir la fama de Cristo. Es lo que necesitan en muchos hogares, lo que necesita
desesperadamente en muchos hospitales. Porque Jesús es la resurrección y la vida.
¿Se imaginan a unos demonios levantando la mano para decir: “Oye, por lo menos
déjanos decir algo, aunque sea expresar nuestra última voluntad…”.
Difundir la fama de Jesús. Eso es lo que necesitan las multitudes. Ya estamos cansa-
dos de tantas noticias alarmantes que solo difunden las hazañas de Satanás.
Hay veces que los noticieros no dan una sola noticia buena. Solo chismes, rumores,
pleitos, crímenes, asaltos, robos, desolación. Debemos asumir el compromiso de
cambiar las noticias. Difundir la fama de Cristo.
Es lo que el mundo necesita. Difundamos su fama. Les he contado otras veces la his-
toria de José Damián. Pero no me puedo resistir a contarla de nuevo. La historia de
José Damián, un joven sacerdote católico de Bélgica que nació en el año de 1840. Un
poco después de su ordenación oyó que había cientos de leprosos en una bella isla
José Damián se ofreció como voluntario. Cuando llegó a la isla de Molokai, y vio
la situación de los leprosos, con los rostros, manos y pies desfigurados, no pudo
soportar el espectáculo y se dio vuelta para no ver. Se fue a vivir a una chocita
solo, donde preparaba su propia comida, se lavaba la ropa y realizaba por sí mis-
mo los demás quehaceres. Le repugnaba ver esa condición, diríamos monstruosa
de los leprosos y, además, no quería contagiarse. Por eso prohibió a los leprosos
que se acercaran a su choza. Él iba a la capilla los domingos, predicaba y volvía a
su choza.
Pero, un día, José se dio cuenta de que sus palabras no surtían efecto, y que no era
suficiente predicar. Comprendió que el amor de Cristo debía demostrarse con ac-
ciones, y no con palabras meramente. Entonces decidió mezclarse con los leprosos.
Les ayudó a construir sus propias chozas, y a cavar pozos para que tuvieran agua en
abundancia; les proveyó ropa y comida y les lavó y vendó las heridas. Verdadera-
mente, José se convirtió en uno de ellos. Pero como resultado, José Damián murió
leproso. Sin embargo, antes de su muerte, tuvo el gozo de ver que toda la gente del
lugar, había aceptado a Jesús”.
Difundir la fama de Jesús en sus hogares, en los hospitales en medio del tráfico deses-
perado, en las ciudades, en las montañas, en los valles, en las aldeas, en los lugares más
apartados y también usando las telecomunicaciones de las grandes ciudades.
Esta es la misión de Cristo y solo en ese camino hay verdadero éxito. La misión de
Cristo es descomunal, es imposible para nosotros. No podríamos de ninguna manera
hacerle frente a Satanás, pero Jesús no solo le hizo frente, sino que lo derrotó con-
tundentemente.
Este es un llamado personal e intransferible. Usted no puede pagar para que otro
lo haga, porque no podrá ir otro en su lugar al cielo. El llamado es suyo, la misión
Que Dios te bendiga querido hermano por estar comprometido con Jesús, cumplien-
do la misión de la Iglesia.
Las bendiciones de
la Biblia
SALUDO:
INTRODUCIÓN
• Elena de White, al respecto, dice: “La Palabra de Dios debe destacarse por sus propios
méritos eternos, ser aceptada como la Palabra de Dios y ser obedecida como su voz,
que declara su voluntad a la gente. La voluntad y la voz del hombre finito no deben ser
interpretadas como la voz de Dios” (Consejos para los maestros, 514).
• La historia bíblica enfatiza que todos los que han leído la Biblia han sido hallados
más sabios y más honestos. La Biblia habla de Daniel: “Y en todo asunto de sabi-
duría y conocimiento que el rey les consultó, los encontró diez veces superiores a
todos los magos y encantadores que había en todo su reino” (Dan. 1: 20).
• La perfección no tiene que ver con impecabilidad o inefabilidad del hombre, sino
con el vivo y ardiente deseo de hacer la voluntad de Dios.
• El salmista David lo expresó así. “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
y tu ley está en medio de mi corazón”. (Sal. 40:8).
• Ahora meditemos en las bendiciones que se adquiere al tener la Lección de Es-
cuela Sabática.
1. Debo tener mi “Maná Espiritual” porque así como el cuerpo humano necesita
cada día del pan material así también, al obtener el “MANÁ ESPIRITUAL”,
tendré la oportunidad de alimentarme espiritualmente y resistir a los ataques
de Satanás. (Jeremías 15:16).
2. Debo tener mi “Maná ESPIRITUAL” porque, a través del estudio sistemático de la
Biblia, no solamente voy a profundizar mi conocimiento de Dios, sino que voy a
desarrollar mi intimidad profunda con Dios en la primera hora del día.
b. Razones de prioridad
3. Debo tener mi “maná Espiritual” porque es una muestra que estoy colocando
a Dios en primer lugar y, como resultado de ello, el Señor añadirá, en mi vida,
las cosas que me faltan ( Mateo 6:33, Ex 20.1-6).
c. Razones de preparación
d. Razones misioneras.
e. Razones de unidad.
III CONCLUSIÓN
IV LLAMADO
• Cuántos de ustedes agradecen a Dios por ser parte de la Escuela Sabática y, ade-
más, ser la única Iglesia que estudia la Biblia de manera sistemática.
• Desean renovar su compromiso de mantener una viva comunión con Dios, cada
mañana, a través del estudio de su Palabra.
• Se comprometen a ahorrar y el próximo año todos, completamente todos: niños,
jóvenes y adultos tengamos nuestra Lección de Escuela Sabática.
• Que Dios nos ayude a vivir y a estar en su presencia.
• Vamos a orar….
Ve a tu Grupo Pequeño
INTRODUCCIÓN
I. CONSTRUYE TU REALIDAD
Cuando Él organizó su grupo, de doce apóstoles, no estuvieron disponibles el teólo-
go Nicodemo, ni el senador José de Arimatea, ni el joven rico, Jesús llevó adelante
su proyecto con los pescadores Pedro, Santiago y Juan; con el publicano Leví Mateo
y con otros como ellos. Sin embargo, aunque la sociedad consideró que ellos eran
“hombres sin letras y del vulgo” (Hechos 4:13), evangelizaron todo el mundo conoci-
do. (Colosenses 1:23)
Recuerda que Dios no detiene su obra. Cuando es necesario Él llama, capacita y usa a
las personas humildes que están dispuestas a trabajar (1 Corintios 1:26-29) “No son las
capacidades que poseéis hoy o las que tendréis en lo futuro las que os darán éxito. Es lo
que el Señor puede hacer por vosotros”. Necesitamos tener una confianza mucho me-
nor en lo que el hombre puede hacer y una confianza mucho mayor en lo que Dios puede
hacer por cada alma que cree”. Él anhela que extendáis hacia Él la mano de la fe. Anhela
que esperéis grandes cosas de él. Anhela daros inteligencia, así en las cosas materiales
como en las espirituales. Él puede aguzar el intelecto. Puede impartir tacto y habilidad.
Emplead vuestros talentos en el trabajo; pedid a Dios sabiduría y os será dada.
fuente de vida. El que recibe llega a ser un dador. La gracia de Cristo en el alma
es como un manantial en el desierto, cuyas aguas surgen para refrescar a todos,
y da a quienes están por perecer avidez de beber el agua de la vida”. Ese principio
de crecimiento por multiplicación del modelo reproductor les dio a los cristianos el
poder de sobrevivir al circo romano y a la inquisición. Lo mejor de este método es
que cualquiera lo puede usar. Veamos cómo lo aplicaron Jesús y Pablo.
2. Jesús los entrenó mediante el método del modelo reproductor: El Maestro los
integró a su grupo pequeño y los llevó con él para que observaran cómo hacía su
trabajo (San Mateo 4:23-5:2; 9:9-38). El entrenamiento se prolongó hasta pocas
horas antes de la cruz, cuando les dijo que la grandeza de un hombre se mide
por su capacidad de servir. ”¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis
Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues bien, si yo, el Señor y el Maes-
tro, lavé vuestros pies, también vosotros debéis lavaros los pies los unos a los
otros. Porque ejemplo os he dado, para que así como yo os hice, vosotros tam-
bién hagáis” (San Juan 13:12-15).
3. Periódicamente el maestro evaluaba, junto con sus discípulos, lo que ellos habían
hecho: Y les hacía sacar sus conclusiones (San Mateo 9:37-38). Si tenemos en cuenta
que la mayoría de los adultos adopta las ideas que aprende a partir de su propia ex-
periencia, podríamos pensar que Jesús adoptó un modelo pedagógico inteligente.
Poco después Jesús envió a setenta laicos con la misma misión encomendada
a los apóstoles, y les dio las mismas instrucciones, aunque más detalladas (San
Lucas 10).
Finalmente Jesús se fue, pero antes de hacerlo les dijo: “Como el padre me
envió, así también yo os envío” (San Juan 20:21). Había llegado el momento
en el cual ellos estaban capacitados para reproducirse en los nuevos creyen-
tes, los cuales seguirían creciendo por multiplicación, hasta la segunda veni-
da de Cristo (San Mateo 24:14; 18:18-20).
Recientemente una iglesia decidió construir un templo, por lo cual determinó dividir
la congregación temporalmente en cuatro grupos, los cuales se reunían en cuatro
casas diferentes y en sectores diferentes de la ciudad, mientras terminaban la edi-
ficación. Los líderes se sorprendieron, pues cuando se unificaron nuevamente para
ocupar el edificio nuevo, el templo era casi insuficiente, puesto que cada uno de los
cuatro grupos creció, mientras funcionaban en las casas, más de lo que había crecido
por años mientras estaban unificados.
Los grupos pequeños bien dirigidos y convertidos, en un estilo de vida, crecen mu-
cho más y mejor.
III. CONCLUSIÓN
El mayor milagro, del día del Pentecostés, no fueron los 3000 bautizados como co-
múnmente hemos destacado, con una mentalidad superficial. El principal milagro
consistió en que los 3000 “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la co-
munión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hechos 2:42).
Una de las razones fueron los “Hogares iglesias”. Este “estilo de vida” de la Iglesia
primitiva fue lo que sostuvo a la Iglesia en los días de persecución. Hoy nuevamente
se está recuperando, pero en algunos ámbitos solo ha entrado como un plan o un
método más y no “como un estilo de vida cristiana” que nunca debe ser abandona-
do. Elena de White dice:
• “La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha sido
presentada por Uno que no puede errar”. Si hay muchos miembros en la iglesia,
organícense en pequeños grupos para trabajar no solo por los miembros de la
iglesia, sino a favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o
tres que conocen la verdad, organícense en su grupo de obreros. (Joyas de los
Testimonios tomo 3 página 84).
Un hombre sacó pasaje para viajar a una diligencia. Había boletos de primera, se-
gunda y tercera clase. Pero cuando fue al coche, vio que todos estaban sentados
juntos, sin ninguna diferencia. Partió hacia la diligencia y al rato llegó al pie de una
colina. El coche se detuvo, y el cochero gritó: “Pasajeros de primera, permanezcan
sentados. Pasajeros de segunda, salgan y caminen. Pasajeros de tercera, vayan atrás
y empujen”.
En la iglesia no tenemos lugar para los de primera clase ni para los de segunda clase,
solo para los de tercera clase.
Cuántos de ustedes, con la ayuda de Dios y del Espíritu Santo, quisiéramos formar un
grupo pequeño en nuestro hogar, o integrarnos a un grupo pequeño ya formado para
así terminar la obra de la predicación. Podrían ponerse de pie y prometer al Señor
Jesús y decir como Isaías: “HEME AQUÍ ENVÍAME A MÍ”.
SALUDO
Propósito del Sermón
INTRODUCCIÓN
No vayamos tan lejos, hoy en día hay zonas rurales donde no cuentan con energía
eléctrica y, cuando son las 5:30 de la tarde y la noche se acerca, hacen previsiones
de leña, de agua, las ovejas son traídas al corral, todos se alistan para que, cuando la
noche llegue, no les falte nada.
Si estaban de camino a algún lugar, tenían que caminar lo más rápido posible y llegar
antes que la noche llegue porque, en el camino, podía pasar cualquier incidente.
Es en este contexto donde Jesús hace un paralelismo, del día que vivía, con los días
finales que le tocará vivir a este mundo.
A. LA OBRA DE JESÚS
a. Una obra con sangre. “…el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (San Mateo 20:28).
b. Nuestro rescate fue hecho a prueba de traición, de dolor de bofetadas y sangre. Casi
siempre es la manera cómo los hombres pagamos a Jesús. Siempre la indiferencia.
c. Jesús descendió de la cruz muerto y sin sangre, aparentemente derrotado por sus
detractores, sin embargo, es en su muerte donde nosotros encontramos la vida.
d. Esa bendita obra que Jesús hizo, en favor de nosotros, terminará el día que tú
y yo prediquemos a toda nación, tribu y lengua, cumpliendo el mandato de San
Marcos 16:15,16.
e. La obra de Jesús consistió en deshacer las obras del diablo, “En cambio el que
practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto
se manifestó el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. (1 Juan 3:8).
a. El tiempo siempre fue y será el peor enemigo del hombre, desde la caída de la
humanidad, cuando perdimos el don de vivir eternamente.
b. Jesús sabía y tenía que luchar contra la brevedad del tiempo, porque Satanás
sabe que le queda poco tiempo y ha descendido como león rugiente (Apocalipsis
22:12).
c. En este gran conflicto, los segundos y los minutos cuentan, Jesús nuestro capi-
tán sabe que tiene que actuar con brevedad y deshacer las obras del diablo (1
Juan 3:8).
d. Jesús dijo: “Yo Soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último…” (Apocalipsis 1:8).
Jesús, siendo eterno, no puede ser solo un espectador. Jesús actúa en función a
la humanidad inmortal que perece en los estragos de la muerte.
e. Mientras más tiempo tiene Satanás, mayor será el sufrimiento de la humanidad.
f. Mientras Jesús estaba en la tierra, tenía que hacer todo lo necesario para cumplir
su ministerio de salvación a favor de la humanidad.
g. Mientras todavía la noche llega, Jesús hizo y sigue haciendo su ministerio a favor
de nosotros.
a. La Iglesia y, de manera personal, cada uno de nosotros debemos hacer todos los
esfuerzos para predicar el evangelio de salvación.
b. Ninguno de nosotros debemos ser indiferentes al llamado de Dios.
c. Si hubo una gran necesidad en la que tenemos que unirnos hombres y mujeres,
jóvenes y niños, es hoy.
d. “El secreto del éxito en la obra de Dios se hallará en el trabajo armonioso de
nuestro pueblo. Debe haber acción concentrada. Todo miembro del cuerpo
de Cristo debe desempeñar su parte en la causa de Dios, de acuerdo con la
capacidad que Dios le ha dado. Debemos avanzar juntos para vencer obstruc-
ciones y dificultades hombro con hombro y corazón con corazón” ( R y H, 02-
12-1980).
e. “La obra de Dios, en esta tierra, no podrá nunca terminar antes que los hombres
y mujeres, abarcados por el total de miembros de nuestra iglesia, aúnen sus es-
fuerzos con los de los pastores y dirigentes de Iglesia” (SC,87).
V. CONCLUSIÓN
Las agujas del reloj, del tiempo del fin, señalan que la noche viene; todo indica que el
sol del tiempo del fin está por ocultarse. Queda poco tiempo y muchos de nosotros
todavía no hemos desarrollado un curso bíblico con nuestros vecinos o parientes.
Y la buena obra que Jesús inició debemos terminarla; ninguna otra Iglesia lo hará, so-
mos nosotros los llamados a predicar de Cristo crucificado, resucitado y que pronto
veremos venir en las nubes de los cielos.
VI. LLAMADO
¿Cuántos de los presentes comprendieron que la noche está por llegar? Si ustedes
entendieron el mensaje de esta mañana, les invito para que se comprometan, no
conmigo, no con el pastor, no con el anciano, pero sí con nuestro Jesús, pensando en
su sangre derramada en la cruz.
AMÉN…
PROPÓSITO:
INTRODUCCIÓN
tatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de
pasar por allí. (V. 2 - 4)
“Zaqueo era judío, pero detestado por sus compatriotas. Su posición y fortuna
eran el premio de una profesión que ellos aborrecían y a la cual consideraban como
sinónimo de injusticia y extorsión. Sin embargo, el acaudalado funcionario de
aduana no era del todo el endurecido hombre de mundo que parecía ser. Bajo su
apariencia de mundanalidad y orgullo, había un corazón susceptible a las influen-
cias divinas” (DTG 547).
En este jefe de los publicanos se había despertado un anhelo de vivir una vida mejor.
El arrepentimiento y la reforma de la vida eran posibles aún para él. Sentía un
intenso anhelo de ver a Jesús y de aprender más perfectamente del Maestro el
camino de la vida.
Cuando llegó el gran momento, el chasco de Zaqueo fue grande, este pequeño co-
brador de impuestos se perdía en la multitud. El corazón de Zaqueo anhelaba ver el
rostro del maestro, pero sus ojos no lograban ubicarlo.
La sierva del Señor expresó lo siguiente: “Muchos leen las Escrituras sin comprender
su verdadero sentido. En todo el mundo, hay hombres y mujeres que miran fija-
mente al cielo. Oraciones, lágrimas e interrogantes brotan de las almas anhelosas
de luz en súplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo. Muchos están en el
umbral del reino esperando únicamente ser incorporados en él”. Los hechos de los
apóstoles, 90.
Había algo que Zaqueo no sabía que, aunque él no lograba ver a Jesús, el Señor
ya lo había visto a él y que, aunque él no podía encontrar al maestro, Jesús sí lo
encontraría a él.
Por encima del clamor de los sacerdotes y rabinos, y las voces de bienvenida de la
multitud, el inexpresado deseo del principal de los publicanos habló al corazón de
Jesús. Repentinamente, bajó el sicómoro, un grupo se detuvo, la compañía que iba
delante y la que iba atrás hicieron alto, y Jesús miró arriba, con aquella mirada que
parecía leer el alma, entonces el maestro, con voz amable, le pidió que bajara del
árbol para ir juntos a su propia casa.
Jesús sabía todo esto, y fue a la casa del recaudador de impuestos, con el propósito
específico de instruirlo en el camino del reino” DTG 509-510.
La vida de Zaqueo cambió radicalmente solo porque Cristo decidió detener su viaje
para ir a la casa de este jefe de los publicanos. De igual modo, Dios desea utilizarte,
querido hermano o hermana, para obrar el milagro de la transformación de aquellas
personas que, como Zaqueo, están esperando una oportunidad para escuchar sobre
Jesús. Ha llegado el momento de ir a las casas de nuestros vecinos, amigos o parien-
tes para presentarles el evangelio de Jesucristo.
Fíjese en lo que dice el Espíritu de Profecía: “La verdad triunfará gloriosamente. Co-
miencen las iglesias a llevar a cabo la obra que el Señor les ha encomendado: la obra de
abrir las Escrituras ante los que viven en tinieblas. Hermanos y hermanas, en vuestro
vecindario hay almas que se convertirían si alguien trabajara juiciosamente por ellos.
Hay que trabajar con empeño en favor de los que no comprenden la Palabra. …verán
que los campos están maduros para realizar el trabajo…” El evangelismo, 89.
Hoy nos toca imitar el ejemplo de Jesús, tú puedes ser un instrumento de salvación
en las manos de Dios, ahora iremos a las casas de nuestros vecinos, amigos o parien-
tes y les diremos: “Hoy ha venido la salvación a esta casa” y les invitaremos a estudiar
la Palabra de Dios.
Los pasos que vamos a seguir, para cumplir con el cometido que Jesús nos dejó, son
sencillos:
1. Aquí, en el templo, vamos a orar por las personas con quienes deseamos estudiar
la Biblia, pueden ser familiares, amigos o algún vecino.
2. Luego iremos a visitar a esas personas, les saludaremos y les diremos que hemos
venido a orar por ellos.
IV. LLAMADO:
¿Cuántos hermanos y hermanas desean ir a visitar a sus vecinos, amigos o familiares para
invitarles a estudiar la Biblia?, pasen aquí adelante para orar juntos por esas personas.
Después de unos minutos de oración personal, yo realizaré una oración final. Pida a
Dios por las personas con quienes desea estudiar la Biblia.
AMÉN
Venciendo la Muerte
Introducción
Después, cuando ella se calmó un poco, ya estábamos volando, la miré y ella sonrió
y yo le dije:
- Nadie podrá detener a los hijos de Dios en las tumbas. Estas se abrirán y los
hijos de Dios resucitarán. Por esta razón Ud. no tiene que tener miedo a la
muerte.
- Si alguien me pregunta: ¿Ud quiere morir ahora? Claro que no quiero morir,
pero si me pregunta si tengo miedo de la muerte, no le tengo miedo.
- San Juan dice, en Apocalipsis, que para aquellos que creen en Jesús, la muer-
te hasta es una victoria. Esta primera muerte es circunstancial. Mañana Ud. o
yo podemos morir en un accidente de tránsito o con un cáncer, esta muerte
es un sueño. Jesús es la victoria sobre la muerte.
- Cuando Jesús estuvo en esta tierra, Lázaro había muerto y las hermanas de
Lázaro mandaron emisarios, pero Jesús demoró y después dijo a sus discí-
pulos, vamos a despertarlo. Pero, ¿cómo despertar a Lázaro, si él estaba
muerto?
- Jesús dijo: ¡No está muerto, está durmiendo! Sabe ¿por qué? Porque, para
Jesús, esta muerte es tan solo un sueño.
- Cuando toque el ángel la trompeta, todos aquellos que murieron en Cristo
resucitarán del sueño. Abrirán los ojos y verán a Jesús regresando en gloria
y majestad.
- Por eso, mi hermano, no importa si la muerte arrancó a un ser querido de tu
vida. No importa si el recuerdo todavía duele. Ten confianza en la palabra
de Dios. El enemigo está con los días contados y la muerte también.
- En el mensaje de hoy, hay una lección mucho más profunda que simple-
mente la resurrección del cuerpo físico. Aquí también está implícito el men-
saje de la resurrección de la vida espiritual.
- Un día un padre decía llorando:
Pastor, mi hijo está muerto, simplemente muerto en la vida espiritual. No
tengo la mínima esperanza que vuelva a Jesús.
- Le contesté que, en el nombre de Jesucristo, quien tuvo poder para resu-
citar a Lázaro, al hijo de la viuda de Naín y que tuvo poder para resucitarse
a si mismo, tiene poder para resucitar a su hijo, no importando cuán lejos
esté de Dios y de la iglesia.
- Ahora no piense en su hijo, ni en su esposo, ni en su esposa, piense en Ud.
mismo. Por ventura, Ud. en este momento ¿está sufriendo de muerte es-
piritual? ¿Se siente un cadáver?
- Un día un joven me dijo:
- Pastor: Yo me siento como si fuera un cadáver dentro de la iglesia. No ten-
go más alegría, no tengo más paz, no tengo más deseos de alabar a Dios.
- Cuando conocí a Cristo, con toda alegría me levantaba el sábado para ir a la
iglesia, pero hace tiempo que soy un cadáver en mi vida espiritual.
II. CONCLUSIÓN
Entonces, clame a Jesús donde se encuentra.
Él tocará su vida. Ese Jesús, quien tuvo poder para vencer la muerte física, tiene po-
der para vencer la muerte espiritual.
- Un teólogo dijo que en ocasión que Jesús resucitó a Lázaro, Él dijo: Lázaro,
sal fuera. El teólogo dijo que si Jesús no hubiera dicho Lázaro, sal fuera, sino
simplemente ¡sal fuera!, todos los muertos del mundo habrían resucitado.
- Esto porque el poder de Jesús es grande, así que se limitó a decir: ¡Lázaro,
sal fuera!
En este momento, Jesús no dice Lázaro, sal fuera, Jesús dice: ¡Marita, Ro-
berto, Carlos, Rosa, Maggie, Raquel, Flor, Otoniel, Samuel… sal fuera, en-
trégame tu vida, ábreme tu corazón!
- Cuando Jesús entre en su corazón, Él no solamente entrará llevando vida,
sino llevando todas las bendiciones.
Mi hermano y mi amigo, depositemos nuestra confianza en Jesús, Él viene
pronto, por eso gritemos con todas nuestras fuerzas ¡La Esperanza es Jesús!
¡Multiplique Esperanza!
Texto: Génesis 28:3
2. Con Noé: “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad, y multiplicaos,
y llenad la tierra”. Génesis 9:1.
3. Con Abraham, al enviarlo como su testigo a una tierra extraña: “Y haré de ti una nación
grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”. Génesis 12:2.
4. Con los discípulos de Jesús:” Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que per-
manece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada
podéis hacer”. Juan 15:5.
5. Con la iglesia primitiva: “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípu-
los se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdo-
tes obedecían a la fe”. Hechos 6:7.
6. En la predicación del evangelio a los gentiles: “[…] por la palabra verdadera del
evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto
y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de
Dios en verdad”. Colosenses 1:5,6.
Un cristiano que crece y se multiplica es un cristiano que tiene hambre de Dios, que
busca su Palabra, que da libertad al Espíritu Santo.
Las cosas necesitan generarse dentro de nosotros por fe. Usted es por fuera lo que
es por dentro, nada más ni nada menos. Vea ese estudio sobre la lectura de la Biblia
entre los adventistas en el mundo:
1 Reyes 19:9-13 cuenta la historia de Elías cuando se escondió dentro de una caverna
en situación depresiva, y pidió la muerte. Dios lo encaró con la pregunta: ¿Qué haces
aquí Elías? El Señor quería que Elías creciera en su ministerio, por eso lo llamó fuera
de la caverna. Necesitamos salir de la caverna para crecer y ver las maravillas espiri-
tuales de Dios.
Esa es una invitación para una experiencia espiritual. Elías necesitaba ver el cuadro
de una manera diferente:
2. Evangelizadora
El apóstol Pablo, al escribir a los hermanos de Roma, dice: “¿Y cómo creerán en aquel
de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predica-
rán si no fueren enviados?” Romanos 10:14-15.
Un cristiano que no evangeliza y que no alcanza a las personas para Cristo no puede
considerarse su discípulo.
“[…] el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de
mí nada podéis hacer”. Juan 15:4-5
Son raras las excepciones de personas que llegaron a la iglesia porque pasaban fren-
te a ella y sintieron deseos de entrar a la iglesia, lo normal es ver que las personas
llegan a la iglesia por la influencia de alguien.
¿Cuánto estamos influenciando en la vida de las personas que nos rodean? Necesita-
mos devolver a los creyentes su sacerdocio. Evangelismo es contar la mejor historia
que conocemos sobre Dios. Evangelismo es contar nuestra propia historia.
3. Eclesiástica
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis
todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis per-
fectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer”. 1 Corintios 1:10.
Tiene que ver con el estado de los creyentes en la iglesia. Una iglesia que tiene en
vista el crecimiento y la multiplicación, necesita tener unidad.
Unidad no es simplemente juntar personas. Vea lo que dice EGW sobre la unidad
que los apóstoles deberían experimentar para cumplir la misión: “A fin de realizar
con éxito la obra a la cual habían sido llamados, estos hombres, de diferentes ca-
Se trata de una unión con propósito, no es aquella en que las personas están juntas,
pero no saben el por qué. Ilustración: Un grupo de personas estaba haciendo un pozo
y uno le decía al otro: Yo cavo, tú cavas, él cava, nosotros cavamos, vosotros caváis,
ellos cavan. No es lindo pero es profundo.
La Biblia es enfática en cuestión de unidad. Este énfasis tiene dos razones de ser: la
primera es que la misión que Jesús dio a la Iglesia solo puede alcanzarse a través de
la unidad; la segunda, como consecuencia de la primera, es que en el reino de Dios
no hay espacio para el individualismo.
Sin unidad en el cuerpo, se pierde el foco y la obra de Dios se perjudica. No hay cre-
cimiento.
Ese tipo de unidad no se consigue solo con un culto semanal. Necesitamos más que
eso. Como creyentes en Cristo necesitamos relaciones más intensas, necesitamos
vivir en comunidades que garanticen el pastoreo, el discipulado y el crecimiento en
amor. Pertenecer a un grupo pequeño de creyentes que se preocupan unos por otros
no es una opción, sino una necesidad.
PROPÓSITO:
INTRODUCCIÓN
IV. CONCLUSIÓN
Resumen
El alimento espiritual es importante porque previene muchas enfermedades, ade-
más, porque facilita nuestro desarrollo espiritual, y nos mantiene con energía y vigor
para vivir la vida cristiana en plenitud.
V. LLAMADO
Querido hermano, querida hermana, el mejor método para estudiar la Biblia, en
forma sistemática y sencilla, son las matinales y las guías de estudio de la Escuela
Sabática. La mejor decisión, que usted puede tomar, es asegurar el alimento es-
piritual tanto para usted como para cada miembro de su familia, mediante la sus-
cripción de dichos materiales. Suscríbase ahora mismo e ingrese al plan de ahorro
para este año.
Hoy es tu Oportunidad
INTRODUCCIÓN
1. Saludo:
2. Era la última vez que Cristo pasaría por Jericó, una gran muchedumbre lo acompañaba.
4. Sintió que era su oportunidad, quizás la única que tendría para conocer a Jesús.
6. Zaqueo sabía muy bien que era un pecador, se sentía miserable y vacío, pensó tal
vez que Cristo no quería conocerlo. Pero dejó de lado sus temores, problemas y
prejuicios, lo más importante en ese momento era conocer al Salvador.
7. Corrió y subió de prisa a un sicómoro que estaba junto al camino por donde pasa-
ría Cristo, lo vio venir, cada vez más se acercaba y, por fin, conocería a Jesús.
Aplicación
9. Cristo quiere pasar por tu vida ahora, tal vez sea la única oportunidad que tengas,
deja tus problemas de lado y corre al encuentro de Jesús.
10. No dejes pasar esta oportunidad. Este encuentro salvó la vida de Zaqueo, lo mis-
mo quiere Cristo para ti.
11. Cita: P.V.G.M., 188 “Hay quienes han tenido escasas oportunidades y han tran-
sitado por los caminos del error porque no conocían ningún camino mejor, a los
cuales les llegarán los rayos de luz. Como vinieron a Zaqueo las palabras de Cris-
to, hoy es necesario que pose en tu casa”.
5. Cita: D.T.G., 510 “Cuando Cristo es recibido como Salvador personal, la salvación
viene al alma. Zaqueo no había recibido a Jesús meramente como un forastero,
sino como al que moraba en el templo del alma”.
7. Zaqueo no solo abrió las puertas de su corazón a Jesús, sino también las
puertas de su hogar, quería que su familia reciba también a Cristo como
Salvador.
Aplicación:
8. No basta solo conocer a Jesús, es necesario aceptarlo y recibirlo con gozo, la me-
jor oportunidad que tienes es hoy.
9. Él quiere morar en tu vida, acéptalo así como estás, recuerda que Zaqueo lo hizo
así también.
11. Así como a Zaqueo, Jesús hoy te dice: “Es necesario que hoy me aceptes en tu
vida y en tu hogar, solo yo transformaré tu vida, acéptame por favor”.
3. Ilustración: El borracho que nadie pensaba que podría cambiar (lo llamaban igle-
sia abandonada porque decían que no tenía “cura”), se convirtió en una conferen-
cia porque su vida fue transformada por el poder de Dios.
4. Lo que antes era de mucha importancia para él, dejó de ser importante. Lo que
consideraba de mucho valor, ya no valía nada.
8. Jesús vio que la conversión de Zaqueo fue genuina y confirmó la salvación para él
y para su casa.
9. Las palabras de Jesús: “...él también es hijo de Abraham” sonaron como dulces
notas en los oídos de Zaqueo.
Aplicación
10. Cristo también quiere transformar tu vida, solo él puede cambiar lo que necesita
ser mudado dentro de ti.
11. Deja de luchar solito, y permite que Jesús realice lo que para ti es imposible. No
pierdas esta oportunidad.
12. El resultado será increíble, tu vida tendrá sentido y alegría. Lo que te parecía im-
posible de cambiar, Cristo lo hará en forma milagrosa.
13. Perderás placer por las cosas pecaminosas, Jesús te dará nuevas motivaciones y
deseos, dándote un nuevo corazón.
IV. CONCLUSIÓN
1. Resumen: Cita: P.V.G.M., 69.
“Toda la cultura y la educación que el mundo puede dar, no podrán convertir a
una criatura degradada por el pecado en un hijo del cielo. La energía renovadora
debe venir de Dios”.
V. LLAMADO
1. Persuasión: La historia de Zaqueo no es fábula ni producto de la imaginación, es
un hecho real. Porque así como Jesús transformó la vida de ese hombre, trans-
formó también mi vida. Un día lo conocí, y lo acepté abriendo mi corazón para él,
como resultado fue una transformación maravillosa, lo mismo puede acontecer
contigo si lo aceptas hoy. Hoy es tu oportunidad.
INTRODUCCIÓN
Saludo:
Motivación:
Un caluroso día de verano, un niño de trece años estaba
sentado en un barril de madera en los frescos pasillos de
una vieja tienda de Vermont. A las dos en punto, el viejo
reloj del abuelo, colgado en la pared, empezó a repicar.
Pero el mecanismo se apiñó y el reloj continuó golpeando.
En su decimonoveno golpe el joven se levantó de repente
y corriendo hacia la calle empezó a gritar, “¡Nunca había
sido tan tarde!” “¡Nunca había sido tan tarde ni para los
estudiantes de la profecía bíblica!”.
Texto Clave:
2 Pedro 3:11-13
Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas ¡cómo
no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de
vivir, esperando y apresurando la venida del día de Dios,
en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los
elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros
esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra
nueva, en los cuales mora la justicia.
Proposición:
En su segunda epístola, el apóstol Pedro insta a la prepa-
ración del corazón para la venida de Cristo (2 Pedro 3:11-13). El apóstol hace énfasis
en tres puntos significativos: (1) cómo vives afecta lo que crees y lo que crees afecta
cómo vives, (2) la demora del advenimiento no ha ocurrido debido a alguna falla por
parte de Dios y (3) es posible apresurar el advenimiento.
h. Piense en ello de esta forma: Nos vemos unos a otros y seguido decimos: “¿Cómo
va tu día?” “Mi día está bien”. ¿Cómo estuvo el día de Dios hoy? Dios fue a 10
000 funerales hoy y aun más, irá a otros 10 000 mañana. Y él ama a cada uno de
aquella gente más de lo que tú puedas posiblemente amar a tu hijo o hija. El co-
razón de amor de Dios sufre con cada persona postrada en un hospital muriendo
de cáncer. En una forma que nunca podré entender, Jesús en su ministerio del
Santuario, carga con nuestras aflicciones.
i. Dios lleva la pena de cada mujer cuyo esposo se ha ido con otra. Dios lleva la
agonía de cada mujer quien ha sido golpeada hasta que sus ojos se amorataron
y su nariz sangró, porque su marido es un alcohólico y la golpea. Dios lleva el
dolor de cada pareja cuyo hijo nació muerto. Dios lleva el dolor, en una forma
que yo no puedo entender, de cada joven que choca violentamente con el vidrio
de su auto destrozado. Y el advenimiento se demora, porque Él prefiere seguir
sufriendo que cortar la salvación de alguno que pudiera ser salvo. La demora del
advenimiento nos afecta, pero piense cómo afecta a Dios.
j. En el gran Día de Gracias, cuando Dios venga, se sentará a la mesa y verá tu lugar
y mi lugar. Y si esa silla está vacía, habrá un vacío en su corazón que es siempre
indescriptible. La demora del advenimiento no es porque Dios aumentó el tiem-
po, es porque está alcanzando a la gente. La demora del advenimiento es porque
Jesús, en su amor, prefiere sufrir como el intercesor de la humanidad y experi-
mentar el dolor corporal que, el pecado cósmico y universal, trae que tener que
perder gente que pudo haber sido salvada.
k. Cuando el período de prueba termine, no terminará porque la misericordia de
Dios haya finalizado. El fin del período de prueba es más bien la declaración por
parte de Dios que si la puerta del Santuario permaneciera abierta, no habría nin-
guna diferencia porque cada persona está completamente lista para la cosecha.
l. El que es justo, sea justo todavía; el que es injusto, sea injusto todavía (Apocalip-
sis 22:11). La puerta del período de prueba no se cerrará hasta que todos hayan
hecho su última, irrevocable y completa decisión. El advenimiento se demora no
porque las promesas de Dios hayan fallado, sino porque su amor es implacable,
su misericordia alcanza para salvar a los hombres y mujeres.
speu,dontaj
(verb participle present active accusative masculine 2nd person plural)
y viene rápidamente, como un ladrón, viendo que toda la naturaleza será disuel-
ta, ¿Qué tipo de personas debemos ser? Pedro dice: “Lo que crees impacta tu
vida. Esperando y apresurando”.
c. ¿Es posible apresurar el advenimiento? Es posible, pero viene un punto en la his-
toria cuando los eventos catacísmicos se despliegan. Así que, cada semilla llega a
la cosecha y el carácter se desarrolla rápidamente en una hora de crisis. Por tanto,
aunque la Iglesia pueda apresurar el advenimiento, la Iglesia no puede demorarlo.
Dios es soberano. Y últimamente Dios toma el control. Hay un punto en los días de
Noé cuando el carácter fue completamente desarrollado.
d. Aquellos quienes estuvieron del lado de Dios permanecieron así; y quienes no lo
estuvieron, permanecieron en la oposición. Y la puerta del arca que había estado
abierta fue cerrada. Esa acción no indicó un cese de la misericordia de Dios sino
que cada semilla había sido cosechada. Cada ser humano ha hecho su decisión
irrevocable y final.
e. ¿Qué puede hacer la Iglesia para apresurar la venida de Dios? Las Escrituras
muestran tres cosas.
IV. CONCLUSIÓN
ORACIÓN
a. En la oración del Señor somos instruidos para orar “Venga tu reino” (San Lucas
11:2). ¿Estás orando de rodillas todos los días para que venga el reino de Jesús?
El libro de Apocalipsis termina con la oración de Juan “Ven (rápidamente), Señor
Jesús” (Apocalipsis 22:20). ¿Por qué orar por un rápido regreso de nuestro Señor?
Eso por lo cual oras, más deseas. Eso por lo cual oras, (bajo el Espíritu Santo) crea
en ti un deseo de cumplimiento. Mientras estamos de rodillas, abriendo nuestros
corazones ante Dios, se desarrolla una reorientación de nuestras prioridades, y
somos alzados de la niebla de este mundo.
ARREPENTIMIENTO
PRIORIDADES REORDENADAS
c. Pedro dice: reordena tus prioridades para que puedas salir de un mundo perdido
e ir con Jesucristo, (“apresurandoos para la venida de Dios”). El mismo Maestro
dice: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio
a todos los gentiles: entonces vendrá el fin”. (San Mateo 24:14)
d. Los eventos en tiempos recientes, de Europa del Este, no son meramente even-
tos fortuitos en la historia secular, sino son parte de un plan divino que indica que
este es el tiempo de la Iglesia para establecerse en la complacencia de Laodicea.
e. En una forma maravillosa, Dios ha abierto puertas en el mundo. Y él abrirá puer-
tas en tu vida. ¿Hay alguien por quien estés orando? ¿Hay alguien en tu comuni-
dad que te preocupa su alma? Necesito estar relacionado con ganar almas, no
solo por el alma de otras personas, sino por la mía.
f. Sin un involucramiento, sin la testificación el crecimiento de mi propio espíritu
está atrofiado. Sin esto, mi propia vida espiritual está desbaratada. Sin eso, la
vida se vuelve egoísta.
g. Dios te está guiando a ti y a mí a una santidad del fin del tiempo. Nos está guian-
do a una profunda oración, a un profundo arrepentimiento y profunda preocupa-
ción por las almas y a reordenar nuestras prioridades.
I. EMOCIONES ENCONTRADAS
La Palabra de Dios dice:
él se iba, he aquí que se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los
cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este
mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto
ir al cielo”(Hechos 1:9).
Viene del verbo griego (Mirar, ver). Mientras que los apóstoles miraban al cielo,
mientras que ellos todavía podían ver, hasta donde sus ojos les ayudaban a ver, sin
perder de vista cómo iba ascendiendo Jesús.
Cuánto esfuerzo habrán realizado los apóstoles para no perder de vista a Jesús, pero
la vista humana tiene limitaciones, pero más grande son las limitaciones que el peca-
do ha puesto entre Dios y la humanidad.
Viene del verbo griego “mirar” V.10 (poner la mirada hacia delante, una mirada recta
y una mirada fija).
No podemos pasar por alto esta hermosa descripción que hace el Espíritu de Pro-
fecía:“Cristo vino a la tierra como Dios revestido de humanidad. Ascendió a los
cielos como el Rey de los santos. Su ascensión fue digna de su elevado carácter.
Fue como quien es poderoso en batalla, un vencedor, que llevó cautiva a la cauti-
vidad. Fue escoltado por la hueste celestial, entre exclamaciones y aclamaciones
de alabanza y cánticos celestiales... Todo el cielo se unió en su recepción” (MS,
134, 1897).
Seguramente que cada uno de los apóstoles, al ver a su maestro ascendiendo a los
cielos, tuvieron emociones encontradas. Jesús, ahora se ve imponente, rodeado de
su escolta real, de ese inmenso grupo de ángeles que descendieron para acompa-
ñarle en su ascensión. Jesús envió a dos de sus ángeles para que pudieran consolar a
los apóstoles, darles ánimo y recordarles las promesas maravillosas de su Maestro,
y estos ángeles les mencionaron lo que acabamos de leer: “Este mismo Jesús que
habéis visto ir al cielo, así vendrá, tal como lo habéis visto ir al cielo”.
Esta expresión nos hace ver que Cristo siempre será el mismo porque es el gran “yo soy”.
Qué privilegio de los apóstoles de ver a Jesús ir a los cielos; pero sobre todo tener la
seguridad que ese mismo Jesús vendría.
El mismo Jesús a quien los discípulos habían conocido íntimamente, durante los tres
años y medio, acababa de ascender. Aunque había resucitado y ascendido al cielo,
como el Hijo de Dios, aún retenía su naturaleza humana.
Según esa promesa, la venida de Jesús deberá ser: (1) personal: “este mismo Jesús
(DTG 771-772); (2) visible: “como le habéis visto ir”; (3) acompañado de nubes: “una
nube... lo ocultó”; (4) segura: “así vendrá”. Esta sencilla aunque solemne promesa, de
los consejeros angélicos, le imprime a la doctrina de la segunda venida de Cristo una
completa certeza, asegurada por la realidad de la ascención. Todo -acontecimiento
y promesa- es verdad, o ninguno de los dos lo es. Sin la segunda venida de Cristo,
toda la obra anterior del plan de redención sería tan vana como lo sería la siembra y
el cultivo sin la cosecha.
¿Cómo será ese momento glorioso cuando Jesús vuelva a encontrarse con sus após-
toles? ¿Cómo será cuando Él pueda ver nuevamente a aquellos con quienes caminó
por diferentes lugares de Galilea, Samaria y Judea?; esos lugares que como testigos
mudos guardaron cada uno de sus pasos, sus milagros, sus predicciones y las cura-
ciones impresionantes. Pero también será el encuentro grande con nosotros, que
hemos conocido el mensaje de Dios y con aquellos que conocieron la verdad y espe-
ran su venida. ¡Será un encuentro maravilloso! Pero también me pregunto: ¿Quién
tendrá el mayor deseo de participar de ese encuentro? ¿Es Jesús quien tiene el mayor
deseo de vernos o nosotros de verle a Él?
¿Cómo será el momento glorioso de la venida de Jesús? Aun la mente más grande,
los más inteligentes o los mejores pintores, no pueden describir o pintar cómo serán
las escenas de la venida de Jesús. Pero nosotros encontramos en la palabra de Dios
esa promesa, Jesús vendrá, y él dijo: voy a preparar lugar para ustedes, y cuando el
Señor haya preparado ese lugar, él dijo: voy a retornar para llevarles también a uste-
des y esa promesa se quedó fija en la mente de los apóstoles.
V. CONCLUSIÓN
Esta bendita esperanza también debe ser de nosotros, de predicar a tiempo y fuera
de tiempo, como miembros de la Iglesia que quieren ver a Jesús muy pronto, antes
prediquemos el mensaje que amamos.
Que la misma fortaleza que recibieron los apóstoles, en el monte de los Olivos, nos
anime a cada uno de nosotros.
Cada vez que ante nuestros ojos aparezcan nubes negras, y no veamos claro los cie-
los, recordemos las palabras de los ángeles de Dios: Vendrá como le habéis visto ir.
Amén.