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2018

ARTÍCULO “COMPETITIVIDAD EN
MÉXICO”

LUCIO LASTRA
UPAEP
19/06/2018
INTRODUCCIÓN

El término competitividad se utiliza con frecuencia en distintos ámbitos de la


economía y de la vida cotidiana, siendo más común en las empresas, aunque,
también, se habla de industrias, países, estados, ciudades, regiones e, incluso, de
personas competitivas. Pareciera obvio que este concepto tan recurrente tuviera
una acepción más o menos definida; sin embargo, debido a su naturaleza abstracta,
no existe un consenso claro en su definición.

En la jerga económica, el uso (o abuso) del término es cada vez más frecuente, y
ha dado lugar a conflictos en el modo de aplicación y el objeto de estudio. De
manera general, la competitividad es una forma de abordar el desempeño
económico relativo de las unidades de análisis en un sentido.

Es útil para identificar unidades que están rezagadas, pero no provee las razones
de este atraso Por ello, es conveniente tener en mente una distinción fundamental
entre medición y explicación de la competitividad; la primera implica el uso de
indicadores e índices que cuantifican el desempeño económico relativo de las
unidades de análisis, es meramente descriptivo; por su parte, la segunda radica en
el estudio de las variables que la determinan, es decir, los factores o ventajas
competitivas de la unidad de análisis en cuestión.

A nivel nacional, el concepto de competitividad se refiere a las empresas que


exportan productos y compiten en el mercado internacional. En el mercado interno,
una empresa es competitiva cuando cuenta con herramientas que le ofrecen una
ventaja frente a sus competidores. Cuando más empresas compiten, su esfuerzo es
mayor, por esta razón implementan planes de innovación, mejoran la eficiencia de
sus procesos, producen a un costo menor y venden a mayores volúmenes. Por otro
lado, deben ofrecer precios bajos y una mejora continua en la calidad de bienes y
servicios.

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I. Concepto de Competitividad

La competitividad de una empresa puede ser entendida de diversas formas, pero


en definitiva se trata de vencer a la competencia del sector, utilizando para ello
herramientas comerciales y empresariales que permitan adquirir una posición
dominante para el negocio en dicho mercado.

II. Eficiencia Empresarial

Ahora bien, no hay que perder de vista que cualquier empresa competitiva
deberá ofrecer calidad, fiabilidad, rapidez y flexibilidad a la vez que rentabilidad.

En este rubro, ¿cuáles son las cualidades necesarias para favorecer un ambiente
competitivo en la empresa? Dichas capacidades se desarrollan entorno a
la elaboración de estrategias, implantando nuevos métodos y modelos sobre
innovación, mejoras continuas, procedimientos, organización y recursos, físicos y
financieros.

La competitividad es uno de los conceptos más constantemente estudiados. Como


señaló Hall, (1987), “la competitividad despierta un interés floreciente en grupos
variopintos: los políticos pretenden mejorarla, los legisladores debaten sobre ella,
los editores publican sobre ella, los consultores viven de implantarla, y los
economistas intentan explicarla y medirla”.

Si bien el término competitividad nació ligado al ámbito microeconómico de la


empresa, muy frecuentemente se utiliza no referido a la realidad empresarial, sino
al comportamiento comparado de una economía nacional en su conjunto, o de sus
industrias y sectores (Arriaga, Conde y Estrada, 1996). Para Fernández (1995), este
hecho es debido a que “mejorar el conocimiento sobre el comportamiento de las
empresas nunca ha sido prioridad de los economistas”. La consecuencia directa es
que cuando se han tenido que identificar las bases de la competitividad, se ha
dirigido la atención hacia niveles superiores, como los países y regiones, o las
industrias.

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Concepto competitividad. Matices. La Asociación Española de Contabilidad y
Administración (AECA, 2010) define competitividad como la capacidad de una
organización para obtener y mantener sistemáticamente unas ventajas
comparativas que le permiten alcanzar, sostener y mejorar una determinada
posición en el entorno socioeconómico en que actúa.

La Organización para la Competitividad y Desarrollo Económico (OECD, 2010) la


define como el grado en que bajo condiciones de libre mercado, un país puede
producir bienes y servicios, que superen el examen de la competencia internacional,
y que permite mantener el crecimiento sostenido de la renta nacional.

Como matices principales tenemos:


1. Concepto ambiguo por la multiplicidad de factores.
2. Se puede aplicar a cualquier organización.
3. Se requiere un esfuerzo permanente del equipo directivo.
4. Obstáculos de los agentes

La competitividad es una referencia de la capacidad de respuesta y de anticipación


de la organización ante las demandas y necesidades del entorno. Los colectivos
son: accionistas, directivos, empleados y acreedores.

Evaluación competitividad de la organización Como indicadores más


representativos tenemos:

1. Posicionamiento en el sector
2.Innovación tecnológica y métodos de gestión.
3. Eficiencia en los costes de fabricación y utilización de los RRHH.

Afirmaba Porter (1980), que la competitividad está determinada por la


productividad, definida como el valor del producto generado por una unidad de
trabajo o de capital. Para hablar de competitividad, continúa Porter, habría que irse
a la empresa, y al sector, e identificar cuáles son los factores que determinan que

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las empresas generen valor añadido y que ese valor se venda en el mercado, y si
realmente esos factores son sostenibles en el mediano y largo plazo.

En México se requiere un uso más eficiente de los recursos. El impulso del capital
humano mediante la educación de calidad es vital. La inversión en tecnología, la
reducción de los costos de producción y una competencia más equilibrada son
factores necesarios para crecer

En el año 2017 México se situó el lugar 51 derivados de factores como el crimen y


violencia, burocracia e ineficiencia gubernamental, tasas impositivas y acceso al
financiamiento.

III. Etapas de la Competitividad

Las etapas de evolución de la competitividad son cuatro, cada una de ellas tiene
un nombre específico y una serie de características que las distinguen es así
como se tiene:

Etapa I. Incipiente Muy bajo nivel de competitividad

Etapa II. Aceptable Regular nivel de competitividad

Etapa III. Superior Buen nivel de competitividad

Etapa IV. Sobresaliente Muy alto nivel de competitividad

Etapa I. Incipiente.

La empresa es altamente vulnerable a los cambios del medio ambiente como


funciona de manera autodefinida, actúa según las presiones del mercado o bien a
capricho y estado de humor de sus dueños, la aplicación de los principios de
competitividad es prácticamente nula y tiene poco control sobre su destino,
reaccionando más bien por intuición a los cambios del medio ambiente y por ende
se desorienta y se desconcierta con todo lo que sucede, tanto interna como
externamente.

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Etapa II. Aceptable.

Se han subsanado los principales puntos de vulnerabilidad contándose con los


cimientos adecuados para hacer un buen papel ante los ojos del público consumidor
y la competencia. Los principios de competitividad se aplican aceptablemente, y
aunque no se dominan totalmente, es claro que para seguir compitiendo se requiere
fortalecerlos, el equipo directivo se hace responsable del futuro de su organización
y dirige su destino hacia donde visualiza lo que mejor le conviene, representando
esto una gran ventaja para la empresa.

Etapa III. Superior.

La empresa comienza a ocupar posiciones de liderazgo y se caracteriza por el grado


de innovación que mantiene dentro de su mercado. Domina los principios de
competitividad, se mantiene despierta y reacciona de manera inmediata a cualquier
cambio del medio ambiente. Aunque de manera equilibrada pone atención a los diez
principios de competitividad, da mayor énfasis al de cultura organizacional para
lograr homogeneizar el pensamiento, sentimiento y accionar de todo su personal.

Etapa IV. Sobresaliente.

La empresa que se encuentra en esta etapa es considerada como visionaria, por la


generación de tecnología directiva a un ritmo acelerado, sirviendo de benchmark al
resto de la industria, pues ella es la que va generando los cambios y las demás se
van adaptando a ellos. En esta etapa, la organización vive en una amenaza
constante por parte de los competidores de las etapas anteriores, pues tratan de
encontrarle debilidades y huecos en el mercado. Los principios de Competitividad
se aplican con alta eficiencia y todos los miembros de la empresa tienen una real
convicción de ellos. Están en la posibilidad de compartir su tecnología directiva con
otras empresas, sean o no del giro o de la industria en la que compiten. La empresa
muestra disposición por compartir los resultados y las formas para alcanzar su
posición actual.

IV. Ventaja Competitiva

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Las ventajas competitivas de México, que nos distinguen del resto del mundo son
Su relativa juventud que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares del INEGI
para 2015, el 52.8% de la población tiene 29 años de edad o menos, el 27% tiene
entre 30 y 49 años y el 20.2% tiene 50 años o más, con lo cual los mexicanos en
edad de trabajar es hoy mayor a la población dependiente (niños y adultos
mayores), esta situación, a la que se le llama "bono demográfico" seguirá presente
en nuestro país por lo menos hasta el año 2023, según los cálculos de la Comisión
Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). "México tiene la mejor
pirámide demográfica comparado con todos los países grandes del mundo para los
próximos 20 años, lo que hoy es una ventaja.

Su ubicación geográfica ya que le da México ventajas estratégicas tanto


comerciales como políticas, pero los avances en medios de transporte y en
comunicaciones lo han convertido en una nación que está "alejada de prácticamente
todos los conflictos mundiales. Además, le permite ofrecer bajos costos para el
transporte de carga, mayor velocidad de entrega de mercancías con menos
interrupciones en su suministro y en el mismo huso horario entre fabricantes y
consumidores. Los dos Océanos que bañan sus tierras no sólo lo conectan con
Asia, África y Europa, sino que le da acceso a riquezas que se encuentran en los
mares, como el petróleo. Las amplias costas favorecen el tránsito turístico y el
comercio, así como sus fronteras terrestres con Estados Unidos y con Centro
América.

Y también un clima benigno por la diversidad climática de México le hace ser una
verdadera potencia agropecuaria. "Uno de los sectores que se ha beneficiado de la
apertura comercial de los últimos años es el sector agropecuario", dijo De la Calle.
Hoy la actividad del sector agroalimentario tiene un crecimiento promedio de 4.3%,
por encima del 2% al que crece el grueso de la economía mexicana. La actividad
agropecuaria se convirtió en abril de 2016 en la tercera mayor generadora de
divisas, sólo después de la industria automotriz y la electrónica. Con una aportación

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de 4,185 millones de dólares a las exportaciones, el agro supera ya a los ingresos
por petróleo.

V. Ventaja Comparativa

La ventaja comparativa es aquella ventaja que goza un país o estado sobre otro, en
cuanto al costo de producir. Por lo general es una ventaja natural del país, es decir,
no ha hecho nada en extraordinario para obtener dicha ventaja; es decir produce un
país u organización, en comparación con otro y menor costo.

En este punto tenemos que México es el séptimo productor mundial de vehículos y


el cuarto exportador de vehículos ligeros del mundo, por lo que el sector representa
el 3% del PIB total. Además, el país alcanzó un nivel histórico de producción con
3.4 millones de unidades en 2016, y se espera una producción de 4.9 millones de
unidades en 2020.

Y En cuanto a la industria de autopartes, México cuenta con más de 2,500


empresas, en 19 estados, dedicadas a la manufactura de autopartes, que emplean
a 830,000 personas. Además, la tasa media de crecimiento anual entre 2009 a 2016
fue del 13%.

Cada país en cuestión se especializará en aquello en lo que sea más eficiente, al


tiempo que importará el resto de productos en los que son más ineficaces en
términos de producción. Aunque un país no tenga ventaja absoluta al producir algún
bien, podrá especializarse en aquellas mercancías en las que encuentre una ventaja
comparativa mayor y poder participar finalmente en el mercado internacional. Se
trata entonces de la idea básica de que los países eligen especializarse para poder
comerciar en actividades donde tiene cierta ventaja y no en lo que hacer mejor en
comparación con los demás. Por lo tanto, la diferencia con la teoría de la ventaja
absoluta radica en que no se produce lo que al país le cuesta menos, sino aquel
con menores costes comparativos.

Según la teoría de la ventaja comparativa, dicha ventaja procederá del coste de


oportunidad al que se enfrente en la producción de cada bien. En otras palabras y

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aplicando un ejemplo sencillo, para producir plátanos debe sacrificar menos dejando
de lado la producción de manzanas. Formalmente, el país produce un bien y lo
exporta porque tiene un coste relativo menor al de otro país ya que prescinde de la
producción de menor cantidad de bien.

Siguiendo este patrón de conducta el comercio tiene lugar y hay países


importadores y exportadores que funcionan bajo la idea de eficiencia. Un esquema
muy simple pero que se convirtió rápidamente en uno de los pilares fundamentales
en el estudio del comercio internacional.

CONCLUSIÓN

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En un mundo tan globalizado y competitivo, que ha coincidido con un crecimiento
espectacular de la economía española, el uso del factor trabajo se ha gestionado
de tal manera que se ha primado la cantidad sobre la calidad y así se explica que
la productividad esté estancada, que los costes laborales unitarios sigan creciendo,
que la economía tenga tendencia a hacer servir más trabajo que capital y que, en
definitiva, se pierdan posiciones competitivas. No deja de ser curioso que el sector
que ha presentado mejores resultados en eficiencia y competitividad, la industria,
sea al mismo tiempo el que menos ha crecido. Se observa una relación importante
entre la competitividad y la inversión. Recientemente la tasa de crecimiento de la
inversión en México ha disminuido, esto gracias a la crisis mundial y al problema del
narcotráfico y la delincuencia organizada, esto impide el crecimiento óptimo del PIB
y por lo tanto se generan los problemas económicos ya mencionados.

Pero qué tenemos que hacer para mejorar la competitividad, primero fortalecer las
instituciones, erradicar la corrupción, la burocracia, la dificultad para ser contratado
o despedido y sobre todo la dificultad para empezar un negocio. En segundo lugar
mejorar la infraestructura nacional, es decir, fomentar la inversión con carreteras,
aeropuertos, vías de tren y redes de telecomunicaciones, de esta manera las
empresas reducirán sus costos de manera significativa. En tercer lugar es
indispensable mantener la estabilidad financiera con inflación baja, reducir tasa de
desempleo y que los salarios aumenten más que la inflación. En último lugar, pero
no menos importante, mejorar los sistemas de salud y educación, este tema es
fundamental para los inversionistas, ya que en el largo plazo y con expectativas de
crecimiento constantes las empresas necesitarán más gente y mejor preparada.

Nosotros como personas normales podemos hacer muchas cosas para mejorar la
competitividad, posiblemente no lo veamos reflejado en dos o tres años, pero si le
diéramos la posibilidad al gobierno de invertir (nosotros pagando impuestos, ellos
usándolo bien) podríamos dejar de ser un país en vías de desarrollo y pasar a un
país desarrollado.

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BIBLIOGRAFÍA

PORTER E., Michael "LA VENTAJA COMPETITIVA DE LAS NACIONES"; Ed.

Vergara; Buenos Aires; 1991.

"VENTAJA COMPETITIVA"; CECSA; México, 1987.

"ESTRATEGIA COMPETITIVA"; Ed. Continental; México, 1995.

ZIMAN, John "LA FUERZA DEL CONOCIMIENTO"; Alianza Editorial.

MINC, Alain "EL DESAFÍO DEL FUTURO"; Grijalbo.

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