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¿POR QUÉ TODOS LOS AÑOS HAY MUERTOS POR

FRÍO?
julio 5, 2013
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FOTO: SALGALÚ, COMUNICACIÓN & RESPONSABILIDAD SOCIAL

Hay sistema de casas calientes que sí funcionan

Sí, aunque en estos tiempos suene absurdo, en el sur del Perú la gente se muere de frío. Un
problema al que volvemos todos los años y que solo en 2012 tuvo como saldo la muerte de
59 niños en Puno y 367 a nivel nacional. Instituciones académicas como la Universidad
Nacional de Ingeniería (UNI) y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) llevan años
trabajando en el desarrollo de casas calientes, esas que trató de implementar
improvisadamente el gobierno de Alan García sin éxito.

ESCRIBE: KETTY CADILLO

“Friaje” es una palabra que forma parte de nuestro vocabulario pero que solo unos pocos saben lo
que realmente significa. Lo más probable es que si no viven por encima de los 3,500 msnm, jamás
lleguen a sentir ese frío que enferma hasta matar, sobre todo a niños y ancianos, que destruye
cultivos y animales que se encuentran a la intemperie, y que se ha convertido en un problema
social y no solo de salud.

Los que sí saben qué es vivir con esas temperaturas son los pobladores de distritos como
Mazocruz, Capazo, Conduriri, Pizacoma y otros del sur de la región Puno. Allá el frío alcanza hasta
-27 ºC −según los últimos reportes del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi)−.
¿Las consecuencias más recientes? La muerte de 367 niños durante 2012, según datos de la
Dirección General de Epidemiología del Ministerio de Salud. Y, este año, solo en Puno, de 20 más,
y de 171 niños menores de cinco años a nivel nacional.

Como señala Salvador Herencia, director de Salgalú, Comunicación & Responsabilidad Social,
entidad que desarrolla un proyecto de Casas Calientes en Carabaya (Puno), esto ya va más allá de
campañas de recojo de ropa para repartir entre los afectados todos los años: “involucra mejorar la
calidad de vida de los pobladores; la tecnología para combatir el problema ya está desarrollada,
ahora todo depende de que se implementen las políticas necesarias”.

UN TECHO CALIENTE

Desde hace algunos años, la Universidad Católica del Perú (PUCP) y la Universidad Nacional de
Ingeniería (UNI) desarrollan modelos de casas calientes para paliar este problema. Una tecnología
que se adapta de manera sencilla al estilo de construcción de las zonas alto andinas. “Hemos de-
sarrollado dos modelos que no necesariamente se deben construir desde cero, sino que se pueden
adaptar en las casas existentes”, señala el ingeniero Rafael Espinoza, director del Centro de
Energías Renovables de la UNI.

El modelo que ha planteado la UNI se basa en la disminución de intercambios de aire: se sella de


manera hermética todo agujero para no dejar que entre aire del exterior; se construyen
invernaderos adosados a las paredes de los dormitorios, cocina y sala; se aíslan los pisos y los
techos con una configuración tipo sándwich (calamina metálica–paja–planchas de fibrocemento); y
se usan tragaluces o claraboyas traslúcidas en los techos; entre otros elementos que permiten
mantener la casa abrigada. Estas técnicas son eficaces y han sido probadas en construcciones
realizadas en Ayacucho, Puno y Apurímac.

Por otra parte, la PUCP, mediante el Grupo de Apoyo al Sector Rural (GRUPO) maneja el proyecto
Casas Calientes, cuya construcción se basa en un muro trombe pintado de negro. Es una
estructura de madera forrada con plástico que se coloca en una de las paredes exteriores de la
vivienda y se conecta con el interior de la casa mediante unos agujeros en la parte superior e
inferior. El muro captura los rayos del sol durante el día y calienta el aire que se encuentra dentro
de la estructura, que luego ingresa a la casa por los agujeros. Así se aumenta la temperatura en el
interior. Para funcionar, esta tecnología requiere que la vivienda esté herméticamente cerrada y el
techo aislado −con malla cubierta con yeso−. Se complementa con la cocina mejorada, que elimina
la contaminación por humo, y es la causante de enfermedades respiratorias y a la vista.

“Nosotros comenzamos con la construcción de estas casas en 2008 en un proyecto financiado por
la Cruz Roja y la Media Luna Roja en Langui, Cusco. Levantamos 30 casas calientes. A partir de
entonces hemos seguido mejorando la técnica y estamos seguros de que su implementación da
resultado ya que lo hemos comprobado en el campo: por ejemplo, en las 50 casas que acabamos
de construir en Tantamaco (Puno), a 4,600 msnm, donde hay -17 ºC, dentro de las casas calientes
hay 10 ºC grados, una diferencia enorme. Sumado a las cocinas mejoradas, esto marca un cambio
importante en la calidad de vida de los pobladores”, señala el economista Carlos Hadzich, gerente
administrativo del GRUPO PUCP y quien lidera este proyecto.

POLÍTICA DE ESTADO

¿Por qué si ya tenemos la tecnología desarrollada, en lugar de repartir frazadas y ropa de abrigo,
que está bien, pero no soluciona el problema de fondo, el Estado, los gobiernos regionales y
municipales, no adoptan la construcción de casas calientes como modelo exclusivo en esta zonas?
“Durante el gobierno de Alan García se implementó un programa con el Servicio Nacional de
Capacitación para la Industria de la Construcción (Sencico), que trató de imitar nuestro modelo
pero fue un fracaso. Ellos copiaron un sistema de construcción desarrollado en Estados Unidos sin
tener en cuenta que funciona solo a cero grados y aquí se llega hasta -24 ºC o menos en algunas
zonas. Se gastaron S/. 15 millones, a pesar de que nosotros advertimos que no funcionaría.
Entonces, cuando uno va a una comunidad y habla del muro trombe, los pobladores dicen que no
funciona, y eso dificulta el trabajo de capacitación y degenera la confianza”, señala Hadzich.

La experiencia parece haber servido pues, según el ingeniero Espinoza, el Ministerio de Vivienda y
Construcción le encargó al Centro de Energías Renovables de la UNI realizar un estudio para la
construcción de este tipo de viviendas en Huancavelica. “Ya tienen los resultados, pero todavía no
existe la certeza de su implementación. Solo leí en un medio de comunicación que el ministro Juan
José Jiménez dijo que en 2014 el Estado peruano iba a promover la construcción masiva de estas
casas”, señala.

Según Carlos Hadzich, cada una de las casas que el GRUPO PUCP construye cuesta alrededor
de S/. 4 mil. “Esto es por la casa y la cocina, la misma que dura unos ocho años. Es importante
aclarar que las cocinas que nosotros hacemos no se asemejan a las que elabora el programa
Sembrando, que son todas iguales, se hacen de cemento y se deterioran rápido. Nosotros usamos
hierro fundido. Es más, ahora mismo, como siempre estamos innovando y mejorando nuestra
técnica, en lugar de usar plástico, que dura un promedio de tres años, estamos poniendo
policarbonato en el muro trombe, que dura entre 10 y 13 años. Es un poco más caro, pero la
inversión en el tiempo vale la pena”.

Es con este nuevo material que se han construido los muros trombe de las 60 casas que ha
inaugurado Salgalú el viernes último en Tantamaco y otros lugares aledaños de Carabaya. Un
avance importante en un proyecto que consta de 120 casas calientes que son construidas en
asociación con el GRUPO PUCP y la Municipalidad de Carabaya. “En esta ocasión hemos
privilegiado a las familias con niños pequeños, jardines de infancia y las casas de los profesores en
localidades que se encuentran encima de los 4,600 msnm”, señala Herencia, quien además
asegura que pretenden replicar el trabajo con otros gobiernos locales que estén interesados. Un
buen comienzo para no volver a ver a niños muriendo de frío.

VIVIENDA MODIFICADA PROPUESTA POR EL CENTRO DE ENERGÍAS RENOVABLES DE LA


UNI
“¿Por qué si ya tenemos la tecnología desarrollada, en lugar de repartir frazadas y
ropa de abrigo, que está bien, pero no soluciona el problema de Fondo, el Estado, los
gobiernos regionales, municipales y no adoptan la construcción de casas calientes

MODELO DE VIVIENDA DEL GRUPO DE APOYO AL SECTOR RURAL DE LA PUCP

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